La larga guerra del siglo XX 031

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7 Primera Guerra Mundial 31 La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989 El armisticio confirmó la absoluta derrota de una Alemania agotada JAVIER GARCÍA ANDRÉS A l inicio del otoño de 1918, los Imperios Centrales estaban a punto de su descomposición. La larga campaña de bloqueo naval aliado y las necesidades de la econo- mía de guerra dieron lugar al desabas- tecimiento y el hambre, lo que, junto con el hartazgo por la terrible contien- da y el influjo de las ideas de la Revolu- ción Rusa, habían provocado un fuerte descontento social. Militarmente la si- tuación era todavía peor: si las tropas alemanas se habían agotado en el tre- mendo esfuerzo de cuatro ofensivas consecutivas durante la Kaiserschla- cht, los ejércitos de sus aliados no se encontraban en mejor estado. Derrota en oriente. En oriente, el Impe- rio Otomano se derrumbaba bajo los golpes británicos por todo el Levante, mientras la revolución árabe minaba sus últimas fuerzas, lo que obligó a Ankara a rendirse el 30 de octubre. Un día antes, en los Balcanes, lo había hecho el Reino de Bulgaria, derrota- do por el ejército combinado de varias naciones aliadas que se integraban en el frente de Salónica. La salida de Bulgaria de la guerra supuso dejar totalmente expuesto el flanco sur del Imperio Austrohúnga- ro, que en aquellos momentos debía no sólo hacer frente a la exitosa ofen- siva italo-aliada de Vittorio-Venetto, sino que intentaba en vano contener el influjo de las enormes y continuas tensiones nacionalistas que agitaban prácticamente a todas las naciona- lidades del Imperio. En medio de las derrotas militares empezaron a surgir las declaraciones unilaterales de independencia: Checoslovaquia, Hungría… El 4 de noviembre, el Impe- rio Austrohúngaro no sólo estaba ya fuera de la guerra, sino que, disuelto, pasaba a la historia. Agotamiento alemán. En el frente occidental, el ejército alemán, como hemos dicho, había quedado muy debilitado tras los combates de pri- mavera-verano. Aunque el volumen de bajas era muy similar en ambos bandos (alrededor de un millón en cada uno de ellos), para Alemania esas pérdidas resultaban irreempla- zables, sobre todo teniendo en cuen- ta que un porcentaje muy alto de las mismas se había producido entre sus mejores unidades, las tropas de asalto, que habían llevado el peso de las su- cesivas ofensivas de la Kaiserschlacht. El Alto Mando germano no sólo debía afrontar la propia incapacidad para llevar a cabo operaciones ofensivas, sino que, como se vió tras los contra- ataques aliados, a duras penas podía mantener posiciones defensivas. Reforzamiento aliado. Por el contrario, en el bando aliado la situación mejo- raba a medida que pasaba el tiempo. La confianza en la victoria final y la moral eran altísimas después del éxi- to de la Segunda Batalla del Marne y de las contraofensivas sucesivas que fueron empujando hacia el norte al ejército germano, que sólo unas se- manas antes parecía incontenible. No sólo afluían reemplazos al frente y se organizaban nuevas tropas de to- das partes de la metrópoli, colonias y dominios franceses y británicos, sino que ya se podía contar con todo el po- der de unas fuerzas estadounidenses que se reforzaban continuamente con nuevas unidades expedicionarias lle- gadas desde el otro lado del Atlántico. Y a ello había de añadirse, además, todo el poderío industrial de las de- mocracias occidentales trabajando sin tregua, ya que no sufrían, como sus oponentes, las escaseces de un em- bargo: más aviones, más tanques, más cañones, más munición, más barcos… Por otra parte, se habían desa- rrollado nuevas formas de lucha: ofensivas continuadas, pero cortas y con objetivos limitados, uso masi- vo de la aviación y de los tanques… Por último, la unificación del man- do en torno al general Foch también resultó un factor crítico y los conti- nuos y coordinados ataques aliados rompieron las líneas de trincheras y fortificaciones germanas. Armisticio. Aunque todavía se man- tenía en territorio conquistado, la derrota definitiva del ejército alemán era sólo cuestión de tiempo; así lo re- conocían sus altos mandos, Hinden- burg y Ludendorff, convencidos ya, no sólo de que no se podía ganar la gue- rra, sino de que ni siquiera se podía mantener una línea defensiva sólida que garantizase una posición fuerte en unas posibles conversaciones de paz: abandonada por sus aliados —que habían sucumbido uno tras otro— y con parte de sus tropas, sobre todo las de la marina, amotinadas y en medio de un levantamiento popular, el 7 de noviembre comenzaron las negocia- ciones para solicitar el armisticio. El día 11, a las 11 de la mañana, entraba en vigor. La derrota alemana y de sus aliados era total e incuestionable. Tropas alemanas, en Armentieres, distrito de Lille, en junio de 1918 ABC !! El precio de la guerra era incal- culable, nunca se había visto un vo- lumen tal de devastación y destruc- ción, de pérdidas de vidas humanas y daños económicos. Tras cuatro años de sangría ininterrumpida, Europa podía y debía aspirar a la paz… Y sin embargo no fue así, los primeros años de la posguerra trajeron nuevos con- Sólo una pausa llena de guerras menores El ultimo y titánico esfuerzo germano había fracasado. Con sus aliados rendidos, las sublevaciones internas terminaron de minar al hasta entonces incontenible imperio flictos entre nuevas naciones y otras que resurgían. Y también la atroz Guerra Civil Rusa. Aún tendría que pasar tiempo para que se apagase el sonido de los cañones. Todos pensa- ban que quizás de forma definitiva, pero la realidad era que sólo se esta- ba produciendo una breve pausa en la Larga Guerra del siglo XX. ABC (Madrid) - 11/02/2014, Página 43 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.

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7 Primera Guerra Mundial 31La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989

Elarmisticio confirmó laabsolutaderrotadeunaAlemaniaagotada

JAVIER GARCÍA ANDRÉS

A l inicio del otoño de 1918, losImperios Centrales estaban apunto de su descomposición.

La larga campaña de bloqueo navalaliado y las necesidades de la econo-mía de guerra dieron lugar al desabas-tecimiento y el hambre, lo que, juntocon el hartazgopor la terrible contien-da y el influjode las ideas de laRevolu-ciónRusa, habíanprovocadoun fuertedescontento social.Militarmente la si-tuación era todavía peor: si las tropasalemanas se habían agotado en el tre-mendo esfuerzo de cuatro ofensivasconsecutivas durante la Kaiserschla-cht, los ejércitos de sus aliados no seencontraban enmejor estado.

Derrota en oriente.Enoriente, el Impe-rio Otomano se derrumbaba bajo losgolpes británicos por todo el Levante,mientras la revolución árabe minabasus últimas fuerzas, lo que obligó aAnkara a rendirse el 30 de octubre.Un día antes, en los Balcanes, lo habíahecho el Reino de Bulgaria, derrota-do por el ejército combinado de variasnaciones aliadas que se integraban enel frente de Salónica.La salida de Bulgaria de la guerra

supuso dejar totalmente expuesto elflanco sur del Imperio Austrohúnga-ro, que en aquellos momentos debíano sólo hacer frente a la exitosa ofen-siva italo-aliada de Vittorio-Venetto,sino que intentaba en vano contenerel influjo de las enormes y continuastensiones nacionalistas que agitabanprácticamente a todas las naciona-lidades del Imperio. En medio delas derrotas militares empezaron asurgir las declaraciones unilateralesde independencia: Checoslovaquia,Hungría… El 4 de noviembre, el Impe-rio Austrohúngaro no sólo estaba yafuera de la guerra, sino que, disuelto,pasaba a la historia.

Agotamiento alemán. En el frenteoccidental, el ejército alemán, comohemos dicho, había quedado muydebilitado tras los combates de pri-mavera-verano. Aunque el volumende bajas era muy similar en ambosbandos (alrededor de un millón encada uno de ellos), para Alemaniaesas pérdidas resultaban irreempla-zables, sobre todo teniendo en cuen-ta que un porcentaje muy alto de las

mismas se había producido entre susmejores unidades, las tropas de asalto,que habían llevado el peso de las su-cesivas ofensivas de laKaiserschlacht.El AltoMando germano no sólo debíaafrontar la propia incapacidad parallevar a cabo operaciones ofensivas,sino que, como se vió tras los contra-ataques aliados, a duras penas podíamantener posiciones defensivas.

Reforzamiento aliado.Por el contrario,en el bando aliado la situación mejo-raba a medida que pasaba el tiempo.La confianza en la victoria final y lamoral eran altísimas después del éxi-to de la Segunda Batalla del Marne yde las contraofensivas sucesivas quefueron empujando hacia el norte alejército germano, que sólo unas se-manas antes parecía incontenible.No sólo afluían reemplazos al frentey se organizaban nuevas tropas de to-das partes de la metrópoli, colonias ydominios franceses y británicos, sinoque ya se podía contar con todo el po-der de unas fuerzas estadounidensesque se reforzaban continuamente connuevas unidades expedicionarias lle-gadas desde el otro lado del Atlántico.Y a ello había de añadirse, además,

todo el poderío industrial de las de-mocracias occidentales trabajando sintregua, ya que no sufrían, como susoponentes, las escaseces de un em-bargo:más aviones,más tanques,máscañones,másmunición,más barcos…Por otra parte, se habían desa-

rrollado nuevas formas de lucha:ofensivas continuadas, pero cortasy con objetivos limitados, uso masi-vo de la aviación y de los tanques…Por último, la unificación del man-do en torno al general Foch tambiénresultó un factor crítico y los conti-nuos y coordinados ataques aliadosrompieron las líneas de trincheras yfortificaciones germanas.

Armisticio. Aunque todavía se man-tenía en territorio conquistado, laderrota definitiva del ejército alemánera sólo cuestión de tiempo; así lo re-conocían sus altos mandos, Hinden-burg y Ludendorff, convencidos ya, nosólo de que no se podía ganar la gue-rra, sino de que ni siquiera se podíamantener una línea defensiva sólidaque garantizase una posición fuerteen unas posibles conversaciones depaz: abandonadapor sus aliados—quehabían sucumbido uno tras otro— ycon parte de sus tropas, sobre todo lasde la marina, amotinadas y en mediode un levantamiento popular, el 7 denoviembre comenzaron las negocia-ciones para solicitar el armisticio. Eldía 11, a las 11 de la mañana, entrabaen vigor. La derrota alemana y de susaliados era total e incuestionable.

Tropas alemanas, enArmentieres, distrito deLille, en juniode 1918 ABC

nn El precio de la guerra era incal-culable, nunca se había visto un vo-lumen tal de devastación y destruc-ción, depérdidasde vidashumanas ydaños económicos. Tras cuatro añosde sangría ininterrumpida, Europapodía y debía aspirar a la paz… Y sinembargono fueasí, losprimerosañosde la posguerra trajeron nuevos con-

Sólo unapausa llenade guerrasmenores

El ultimo y titánico esfuerzogermano había fracasado.Con sus aliados rendidos,las sublevaciones internasterminaron deminar al hastaentonces incontenible imperio

flictos entre nuevas naciones y otrasque resurgían. Y también la atrozGuerra Civil Rusa. Aún tendría quepasar tiempo para que se apagase elsonido de los cañones. Todos pensa-ban que quizás de forma definitiva,pero la realidad era que sólo se esta-ba produciendo una breve pausa enla Larga Guerra del siglo XX.

ABC (Madrid) - 11/02/2014, Página 43Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposicióncomo resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.