La obra narrativa del escritor galés Arthur Machen (1863 ...

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LaobranarrativadelescritorgalésArthurMachen(1863-1947)giraentornoalasensación de que bajo las apariencias de las cosas late un poderoso e inmensomundo invisible. Si en sus cuentos de horror sobrenatural nos adentramagistralmente en un mundo cotidiano amenazado por fuerzas insospechadas ymaléficas, la cualidad fantástica deUn fragmento de vida, publicado por primeravezen1906yolvidadodespués,gravitaentornoalpaulatinoyprodigiosocambiode conciencia del protagonista y su nueva percepción delmundo circundante. LairrupcióndeelementosmisteriososenlavidacotidianadeDarnell,aplastadaporlarutina y la precariedad, desemboca en la vivencia de su protagonista con unarealidad traspasada por símbolos. Un fragmento de vida trata sobre todo deldescubrimientodenuestrosancestrosysussecretos,delanecesidaddetrascenderla identidad individual y restablecer el contacto con los dioses. En todas estascuestionespodemossospecharlasíntimasaspiracionesdeaquelescritorsolitarioyanónimoqueeraporentoncesArthurMachen.

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ArthurMachen

Unfragmentodevida

ePUBv1.0chungalitos04.06.12

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Títulooriginal:AfragmentoflifeArthurMachen,1906.Traducción:RafaelLLopisSiruela,2005

Correccióndeerratas:GONZÁLEZePubbasev2.0

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I

EN elmomento de despertar,EdwardDarnell estaba soñando con un bosquearcaicoyunlímpidomanantialquesealzabaennieblasyvaporesbajouncalorquevolvíatrémuloelpaisaje;y,alabrirlosojos,vioquelahabitaciónestabainundadadesolyquelaluzcentelleabaenlosmueblesnuevosreciénbarnizados.Sediolavueltayvioquesumujernoestabaenlacama.Aúnconfusoymaravilladoporelensueño,queseledemorabaenelrecuerdo,selevantótambiényempezóavestirseaprisa,puessehabíadespertadounpocotardeyelautobúspasabaporsuesquinaalas9.15.Eraunhombrealtoydelgado,decabelloyojososcurosy,apesardelarutinadelaCity,depasarseeldíacontandocuponesydelostrabajosaburridosymecánicos que llevaba ejerciendo desde hacia diez años, todavía conservaba unavagaaureoladegraciasilvestre,comosirealmentehubieranacidoenaquelbosquearcaico y se hubiera criado junto a la fuente quemanaba entremusgos verdes yrocasumbrías.

Eldesayunoestabapreparadoenlahabitacióntraseradelaplantabaja,cuyasampliasventanasdabanaljardín;y,antesdesentarsefrentealtocinofrito,dioasuesposaunbesoserioyrespetuoso.Ella teníacabelloyojoscastañosy,aunquesuhermoso rostro resultaba grave y sereno, cualquiera hubiera convenido en queperfectamentepodríahaberestadoesperandoasuesposobajolosárbolesantiguosobañándoseenlapozaexcavadaenlarocaporlasaguas.

Teníanmucho de que hablarmientras se servían el café, comían tocino y laestúpidacriadademiradainexpresivayrostrodesaseadotraíaunhuevoaDarnell.Llevaban casados un año y hasta entonces se habían llevado maravillosamente.Estandojuntos,raravezhabíanpermanecidocalladosmásdeunahora;pero,desdehacía unas semanas, el regalo de la tía Marian les proporcionaba un tema deconversación que parecía inextinguible. De soltera, la Sra. Darnell había sido laSrta.MaryReynolds,hijadeunsubastadoryagentedefincasdeNottingHill,yla

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tíaMarianeraunahermanadesumadreque,ajuiciodelafamilia,habíaperdidocategoríasocialalcasarseconuncomerciantedecarbonesdeTurnhamGreen.AMarianlehabíahechosufrirmuchoestaactitudylosReynoldstuvieronocasióndearrepentirsedegranpartedelascosasquehabíandicho,cuandoelcomerciantedecarbones ahorró un dinero y lo invirtió en negocios de solares y construccionescerca de Crouch End, obteniendo grandes beneficios al parecer. Nadie habíasupuesto al tal Nixon capaz de hacer grandes cosas; pero el caso es que él y suesposa llevabanyavariosañosviviendoenunacasahermosísima,enBarnet,conventanas demedio punto y un parque con prados y arboleda. Ambas familias setratabanpoco,pueslasituacióndelSr.Reynoldsnoerademasiadopróspera.LatíaMarianysumaridohabíansidoinvitados,porsupuesto,alabodadeMary,perosehabíanlimitadoaenviarlesunbonitojuegodecucharillasdeplatayunanotitaenlaque se disculpaban por no poder asistir a la ceremonia. Se temía, pues, que nocupieraesperarnadamásdeellos.Sinembargo,eldíadelcumpleañosdeMary,sutíalehabíaescritounacartamuycariñosaenlaqueincluíaunchequedecienlibrasde parte de Robert y de ella. Desde que recibieran este dinero, los Darnell sededicaban a deliberar sobre la formamás juiciosa de emplearlo. La Sra.DarnellhabíapropuestoinvertirtodalasumaenvaloresdelGobierno,peroelSr.Darnellhabíaseñaladoquelosintereseseranincreíblementebajosy,trasnobrevesdebates,había logrado persuadir a su esposa de que colocaran noventa libras en unasociedadmineraqueestabadandoelcincoporciento.Enestoquedarondeacuerdo,perolasrestantesdiezlibras,quelaSra.Darnellinsistíaenguardarcomoreserva,habían dado origen a peroratas y argumentaciones tan interminables como lasdisputasdecolegio.

Al principio, el Sr. Darnell había propuesto que amueblaran la habitaciónvacía.Lacasa teníacuatrodormitorios:eldeellos,unopequeñopara lacriada,yotrosdosquedabanaljardín,unodeloscualessehabíautilizadoparaalmacenarcajas,cuerdas,númerosdescabaladosdeQuietDaysydelSundayEvenings,ademásdealgunostrajesviejosdelSr.Darnell,cuidadosamenteempaquetadosyguardados,puesnosabíaquéhacerconellos.Lahabitaciónrestanteestabaabsolutamentevacía,desierta.Unsábadoporlatardeenqueregresabaacasaenautobús,dándolevueltasal difícil problema de qué hacer con las diez libras, se acordó de repente de laindecorosa vacuidad de aquella estancia y se le ocurrió la brillante idea deamueblarlaconeldinerode tíaMarian.Duranteel restodel trayectomantuvosuspensamientosocupados en tandeliciosaperspectiva; pero cuando llegó a casanodijonadaasumujer,puesdeseabamadurarlaidea.Loqueledijofuequeteníaalgoimportantequehaceryseveíaobligadoasalirdenuevoalacalle,peroqueestaríade regreso sin falta para tomar el té a las seis ymedia.Mary, por su parte, teníatrabajocaseroatrasado,ynoleimportóquedarsesola.LarealidadesqueDarnell,entusiasmadoconlaideadeamueblareldormitoriovacío,deseabaconsultarconsu

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amigo Wilson, que vivía en Fulham y que a menudo le había dado prudentesconsejossobredóndeinvertirfondosconmayoresbeneficios.Wilsonteníaqueverconunnegociode importacióndevinosdeBurdeosy loúnicoquepreocupabaaDarnelleraquesuamigonoestuvieraencasa.

Perotodolesalióbien.CogióuntranvíaquerecorríaGoldhawkRoad,anduvoapieel restodelcaminoy se llevóunaalegríacuandovioaWilsonenel jardíndelanterodesucasa,ocupadoenarreglarunmacizodeflores.

—¡Haceunsigloquenoteveía!—exclamóalegrementealoír la llamadadeDarnell en la cancela—. Pasa. ¡Ah, se me olvidaba! —añadió al ver a Darnellluchandoconelpicaportesinpoderentrar—.Nopuedesabrir;no teheenseñadocómosehace.

EraundíacalurosodejunioyWilsonibavestidoconloquesehabíapuestoatodaprisanadamásllegardelaCity.Llevabaunsombrerodepajaencajadosobreun pañuelo limpio que le protegía la parte posterior del cuello, una chaqueta deNorfolkyunospantalonesbombachos.

—Fíjate—dijomientrashacíapasaraDarnell—,miraenquéconsisteeltruco.Notienesquegirarelpicaporte.Primerohayqueempujarloconfuerzayluegosetira de él. Me lo inventé yo y lo voy a patentar. Impide que se te cuelen tiposindeseableseneljardín,yestoesimportanteenunbarriocomoéste.AhorayanomeimportadejarsolaalaSra.Wilson;peroantesnotepuedesfigurarlossustosylalataqueledaban.

—¿Y qué sucede cuando vienen visitantes? —preguntó Darnell—. ¿Cómoentran?

—Ah, se lo advertimos.Además—añadió vagamente—siempre hay alguienencasamirando.LaSra.Wilsonestácasisiempreasomadaalaventana.Ahorahasalido;ha idoavisitar aunosamigos.Creoquehoyeseldía enque reciben losBennett. Es primer sábado, ¿no? Conoces a J. W. Bennett, ¿verdad? Está en laCámara y creo que le va muy bien. El otro día me propuso un asunto muyinteresante.

Caminaronhacialapuertadelacasa.—Pero, hablando de otra cosa—siguióWilson—, ¿por qué vas vestido de

negro?Debespasarcalor.Mírameamí.Heestadotrabajandoeneljardínyfíjate:mesientomásfrescoqueunalechuga.¿Aquenosabesdóndemehecompradoesaropa?Casinadieloadivina.¿Dóndetefigurasquelahecomprado?

—EnelWestEnd,supongo—dijoDarnell,quedeseabamostrarsecortés.—Esoesloquesefiguratodoelmundo.Estámuybiencortada.Bueno,telo

diré, pero no vayas por ahí contándoselo a todo el mundo. A mí me lo dijoconfidencialmente Jameson. Ya le conoces: «Jim-Jams», uno que tiene negocioschinosen39Eastbrook.YmedijoquenoqueríaqueseenteraratodalaCity.PeroveteaJennings,enOldWall,ydiquevasdemiparte.Teatenderánbien.¿Ycuánto

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tecreesquecuesta?—Notengoni idea—contestóDarnell,queensuvidasehabíacompradoun

trajeasí.—Bueno,perohazuncálculoaojo.DarnellcontemplógravementeaWilson.La chaqueta le colgaba como un saco. Los bombachos le calan

lamentablementeporencimadelaspantorrillasyelpelillodeltejidoestabaapuntodedesaparecer.

—Treslibras,supongo.Porlomenos—dijoporfin.—Bueno,elotrodíaselopreguntéaDenchydijocuatrocondiez,yesoque

supadretieneungrannegociodetejidosenConduitStreet.Peronomecostómásque35chelinescon6peniques.Yalamedida.Miraquécorte.

Darnellsemostróasombradoporlobajodelprecio.—Y,porcierto—prosiguióWilson, señalandosus flamantesbotasmarrones

—,¿yasabesadondehayqueiracomprarelcalzado?¡Hombre,yocreíaqueestoyalosabíatodoelmundo!Sólohayunsitio:Mr.Bill,enGunningStreet:9con6.

Paseando, dieron varias vueltas al jardín, y Wilson señaló los macizos yarriates.Apenasteníanfloresperoselasveíacuidadasconesmero.

—Éstas songlasgownias, se reproducenpor tubérculo—dijo, señalandounahilera rígida de plantas que parecían un tanto desmedradas—; y ésas sonesquintáceas; ésta la he plantado hace poco: es una moldavica semperfloridaandersonii;yéstaesunaprattsia.

—¿Cuándodanlaflor?—preguntóDarnell.—Casi todas a finales de agosto o primeros de septiembre —contestó

secamenteWilson.Estabaunpocomolestoconsigomismoporhaberhabladotantode sus plantas; por su parte, el visitante apenas pudo impedir que le invadieranvagos recuerdos de antiguos jardines silvestres, llenos de aromas bajo cercasgrises,ylafraganciadelasulmariasjuntoalarroyo.

—Quería hacerte una consulta sobre muebles —dijo por fin Darnell—. Yasabes que tenemos una habitación vacía y estoy pensando poner en ella algunascosas.Todavíanohedecididoexactamentequé,perocreoquemepodrásaconsejar.

—Venamimadriguera—dijoWilson—.No,poraquí,porlapartetrasera.Yenseñó a Darnell otro ingenioso artificio mediante el cual, con sólo rozar elpicaportedelapuertalateral,sedisparabaviolentamenteuntimbreagudísimoenlacasa. Pero Wilson lo empuñó tan enérgicamente que el timbre sonó como unaalarmaenloquecidaylacriada,queestabaeneldormitorioprobándoseropadesuseñora, se asomóde un salto a la ventana y a continuación le dio una especie deataquedebailehistérico.Eldomingosiguienteporlamañanaseencontrarontrozosde escayola encimade lamesadel cuartode estar yWilson escribióuna carta alFulhamChronicleatribuyendoelhechoa«algúnfenómenodeíndolesísmica».

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Peroenaquelmomentoaúnignorabalasconsecuenciasdesuinvento,porloque condujo solemnemente a su visitante hacia la parte posterior de la casa.Allíhabíaun rectángulode césped, que empezaba a adquirir cierto color amarillento,sobre un fondo de arbustos. En medio del césped había un niño de pie. Tendríanueveodiezaños,estabasoloyposeíaciertadistinción.

—El mayor—dijo Wilson—. Havelock. Hola, Lockie, ¿qué haces? ¿Dóndeestántuhermanoytuhermana?

Elmuchachonoeranadatímido.Parecíadeseosodeexplicarelcursodelosacontecimientos.

—Estoy jugando a que soy Dios —dijo con interesante franqueza—. Y hemandado a Fergus y a Janet al Infierno, que es ahí en los arbustos. Y ya nuncavolveránasalir.Yseestánquemandoparasiemprejamás.

—¿Qué te parece? —dijo Wilson con admiración—. No está mal para unchiquillodenueveaños,¿eh?Enlaescueladominicalsehablamuchodeél.Perovamosamimadriguera.

Lamadriguera era una habitación añadida a la fachada posterior de la casa.Habíasidoconcebidacomococinatraseraylavadero,peroWilsonhabíatapadolascañeríasconvisillosdemuselinayelfregaderoconplanchasdemaderaparaquelesirvieradebancodecarpintero.

—Cómodo,¿verdad?—dijo,empujandohaciaDarnellunadelasdossillasdemimbre.—Ésteesmisitiodepensar,¿sabes?Esmuytranquilo.Vamosaver,¿quemedecíasdemuebles?¿Quieresamueblarlahabitaciónportodoloalto?

—No,enabsoluto.Alrevés.Enrealidadnosésitendremosbastantedinero.Lahabitaciónvacíatienetresporcuatrometrosyunaventanaquedaaponiente.Creoque, sipudiéramos, quedaríamás alegre amueblada.Además, es agradable poderinvitaraalguien;porejemplo,anuestratía,laSra.Nixon.Peroestáacostumbradaavivirenambientesbonitosyelegantes.

—¿Ycuántotepiensasgastar?—Bueno,puesnocreoquedebamosgastarnosmuchomásdediezlibras.No

essuficiente,¿verdad?Wilson se levantó y cerró la puerta de la cocina trasera con un gesto

impresionante.—Mira—dijo—.Mealegrodequehayasacudidoprimeroamí.Ahoradime:

¿adóndehabíaspensadoirtúacomprarlosmuebles?—Bueno, pues… yo había pensado ir a Hampstead Road —dijo Darnell,

titubeando.—Estaba seguro de queme lo ibas a decir. Pero ahora te pregunto yo: ¿qué

ventajastienenesastiendascarasdelWestEnd?Allínocreasquepagasmásporquetedanmejorcalidad,sinoporellujodecomprarenunsitiodemoda.

—Sin embargo, he visto cosasmuy bonitas en Samuel‘s. En esas tiendas de

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lujolosartículosestánmuybienacabados.Estuvimosallícuandonoscasamos.—Exactamente,ypagasteisundiezporcientomásdelonecesario.Esoestirar

eldinero.¿Ycuántodicesquetequieresgastar?Diezlibras.Puesyopuedodecirtedóndeconseguirundormitorioprecioso,conunacabadoperfecto,porseislibrasdiez. ¿Qué te parece? Loza incluida, fíjate; y una alfombra de colores vivos tecostará sólo quince chelines seis peniques.Mira: cualquier sábadopor la tarde tevasaDick’s,enSevenSistersRoad,dicesquevasdemiparteypreguntasporelSr.Johnston.Eldormitorioesdecolorceniza.Lollaman«Isabelino».Seislibrascondiez, loza incluida,yunadesusalfombras«Oriente»de trespor tresmetros,porquinceyseis.Dick’s.

Wilson se extendió con cierta elocuencia sobre el tema delmobiliario.Hizoconstarque los tiemposhabíancambiadoyqueel recargadoestiloantiguoestabacompletamentepasadodemoda.

—Yanoescomoaquellos tiempos—dijo—enque lagentecomprabacosaspara que duraran cientos de años. Mira, justo antes de que mi esposa y yo noscasáramos, se murió un tío mío del norte y me dejó sus muebles. Precisamenteestabayopensandoentoncesenamueblarlacasaymedijequelacosameveníadeperilla.Peroteaseguroquenoencontréniunsoloartículoquemeapetecieraparami casa.Todo erade caoba, oscuro, deslucido, estanteríasy escritorios enormes,mesasysillascongarrasen laspatas.Comoledijeamiesposa(oquepronto losería), «lo que queremos no es exactamente instalar una cámara de horrores,¿verdad?». Conque lo vendí todo por lo que me dieron. Debo confesar que megustanlashabitacionesalegres.

Darnell observó que había oído decir que a los artistas les gustaban losmueblesantiguos.

—¡Oh,sí,ya!El«culto impurode losgirasoles»,¿eh?¿LeísteaquelartículodelDailyPost?Yoodiotodaesaporquería.Mepareceunacosamalsana,¿sabes?,yno creo que le guste al pueblo inglés. Pero, hablando de rarezas, aquí tengo unacosaquevalebastantedinero.

RebuscóenciertopolvorientoreceptáculoquehabíaenunrincónymostróaDarnell una pequeña biblia carcomida, a la que faltaban los cinco primeroscapítulosdelGénesisylaúltimahojadelApocalipsis.Estabafechadaen1753.

—Ami juicio,valedinero—dijoWilson—.Miracómoestácomidapor losgusanos.Yyavesqueestá«incompleta»,comodicen.Yahabrásobservadoque,enlassubastas,algunosdeloslibrosmásvaliososestán«incompletos».

PocodespuésterminólaentrevistayDarnell regresóacasapara tomarel té.Estaba seriamente decidido a seguir el consejo de Wilson, y después del técomunicóaMarylaideaqueselehabíaocurridoyloqueWilsonlehabíadichodeDick’s.

Cuandohubooído todos losdetalles,Mary se sintió atraídapor el plan.Los

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precioslellamaronlaatenciónporlomoderados.Ambosespososestabansentados,cadaunoaunladodelaparrilladelhogar(queestabaocultatrasunbonitobiombodecartónpintadoconpaisajes)yellateníalamejillaapoyadaenlamano.Susbellosojos oscuros parecían perdidos en ensoñaciones, como si contemplase visionesextrañas,peroenrealidadestabapensandoenelplandeDarnell.

—Sería muy bonito en muchos sentidos—dijo, al fin—. Pero tenemos quepensarlobien.Loquetemoesquealalarganoscuestemuchomásdediezlibras.Hayque tenermuchas cosas en cuenta. Por ejemplo, la cama. Si compramos unacamacorriente,sinapliquesdebronce,lahabitaciónresultaríapobretona.Yluegoestálaropadecama,elcolchón,lasmantas,lassábanas,lacolcha,quetodocuestadinero.

Maryvolvióaperderseensusensoñaciones,calculandoelcostedetodoloqueiban a necesitar, mientras Darnell la miraba con ansiedad, acompañándolamentalmente en sus cálculos e intentando adivinar las conclusiones a que ellallegaría.Duranteunmomento,losdelicadoscoloresdelrostrofemenino,lagraciadesusformasyelcabellocastañoquelecaíaenrizossobreelcuello,parecieroninsinuar un lenguaje que sumarido aún no había aprendido; peroMary volvió ahablar:

—Me temo que las ropas de cama van a costar mucho. Aunque Dick’s seamuchomás barato que Boon’s o que Samuel’s. Y además, querido, tenemos queponer algunos adornos encima de la chimenea. El otro día vi unos jarroncitos yvasos muy bonitos a once con tres enWilkin & Dodd’s. Necesitaríamos por lomenosseis.Ytambiénnoshacefaltauncentrodemesa.Yavescómosubelacuenta.

Darnell no respondió. Veía que las conclusiones a que llegaba su esposa seoponíanasuproyectoy,aunqueestabamuyilusionadoconél,nopodíanegarlosargumentosqueellaaducía.

—Loquenosgastaríamosseacercaríamásalasdocelibrasquealasdiez—siguióMary—.Habríaquepintarelsueloalrededordelaalfombra(detresportresmetros,¿verdad?)ynecesitaríamosun trozode linóleoparadebajodel lavabo.Ylasparedesvanaquedarmuyvacíassinoponemosalgúncuadro.

—Yahepensadoenloscuadros—dijoDarnellconcalor.Enloqueaellosserefería, almenos, se sentía seguro—.TenemosEldíadeDerby yLa estación deferrocarrilreciénenmarcados,queestánapoyadosenunrincóndelcuartotrastero.Quizá esténunpocopasadosdemoda, pero enundormitoriono importa. ¿Ynopodríamosponeralgunasfotografías?HevistoenlaCityunmarcomuybonito,deroblenatural,dondecabríamediadocenadefotos,yvalíaunchelínseis.PodríamosponerahíatuhermanoJamesyalatíaMarian,yatuabuela,enesafotoenqueestádeluto,yotrasquesaquemosdelálbum.Yademástenemoseseantiguoretratodefamiliaqueestáenelbaúl.Lopodríamosponerencimadelachimenea.

—¿Quieresdecirese retratode tubisabuelo,eldelmarcodorado?Peroestá

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demasiado pasado de moda, ¿no crees? Tiene una pinta rarísima, con la pelucaempolvada.Amímeparecequenopegaenesahabitación.

Darnell se detuvo a pensar un momento. El retrato representaba, de cinturapara arriba, a un joven caballero, vestido según la moda de 1750, y recordóvagamente algunas viejas historias que su padre le había contado de aquelantepasado.Eranhistoriasdebosquesypraderas,desenderosluminososhundidosenlaespesuraydelosolvidadoscamposdeloeste.

—No—dijo por fin—, supongo que está bastante pasado demoda. Pero hevistoenlaCityalgunosgrabadosmuybonitos,yaenmarcadosybaratos.

—Sí, pero la cuenta sigue subiendo. Bueno, tendremos que pensar bien lascosas,comodicestúsiempre.Tenemosqueandarnosconcuidado.

La criada entró con la cena: una lata de galletas y un vaso de leche para laseñora y una modesta pinta de cerveza para el señor, con un poco de queso ymantequilla.Despuésdecenar,Edwardsefumódospipasdetabacoconmelazaysefueron a acostar. Primero se fueMary y su esposo la siguió un cuarto de horadespués, según ritual establecidodesde sus primerosdías dematrimonio.Darnellcerrólaspuertasprincipalytrasera,cortóelgasenelcontadory,cuandosubióalpisodearriba,seencontróasuesposayaenlacama,conelrostrovueltohacialaalmohada.

Alentrarenlahabitación,ellavolvióahablarle.—Vaa ser imposible compraruna camapresentablepormenosdeuna libra

once,ylassábanasbuenasestánmuycarasentodaspartes.Élsequitó las ropasysedeslizósuavementeentre lassábanas,colocando la

palmatoriaenlamesilla.Laspersianasestabancompletamentebajadas,comoeraderigor,peroeraunanochedejunioy,traslosmurosdelacasa,másalládelmundogris, yermo y desolado de Shepherd's Bush, se había alzado una enorme lunadorada,flotandoentrevelosmágicosdenubesporencimadelacolina;ylatierraestababañadaporunaluzmaravillosa,entreelrojocrepúsculoquesedemorabaenlamontañayaquellagloriadivinaqueresplandecíasobrelosbosquesdesdelacimadelacolina.Darnellcreyóverenlahabitaciónalgúnreflejodeestaluzembrujada;parecíaniluminadaslasparedespálidasylablancacamaylacaradesuesposaquedescansabasobrelaalmohada,entrecabelloscastaños.Afinandoeloído,casillegóaoírelcantodelrascóndecampo,laextrañanotadelchotacabrasocultoenlapazdelaespesuradondecrecenloshelechosy,comoelecodeunacanciónmágica,lamelodía del ruiseñor que se pasaba toda la noche cantando en el aliso, junto alarroyo.Nadahabíaquepudieradecir,perodeslizólentamenteelbrazopordebajodelcuellodesuesposayjugóconlosbuclesdelcabellocastaño.Ellanosemovió.Siguió respirando suavemente, contemplando el techo vacío con sus bellos ojos,absorta también sin duda en pensamientos que no podía pronunciar. Besóobedientemente a su marido cuando él se lo pidió, tartamudeando y tras cierta

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vacilación.Estabancasidormidos,enrealidadDarnellestabaempezandoasoñar,cuando

ellaledijosuavemente:—Metemoquerido,quenuncanospodremospermitireselujo.Yéloyóestaspalabrasatravésdelmurmullodelaguaquegoteabadelaroca

grisycaía,formandoondascirculares,enlasaguasclarasyquietasdelapoza.El domingo por lamañana siempre se prestaba al ocio. Ni siquiera habrían

desayunadosilaSra.Darnell,queposeíaelinstintodelamadecasa,nosehubieradespertadoypercatadodequehacíaunsolespléndidoynoseoíaunruidoentodalacasa.Permanecióunoscincominutosenlacama,juntoasuesposodormido,yescuchó atentamente por si oía a Alice haciendo sus faenas en el piso bajo. Undoradotubodesolpenetraba,resplandeciente,poralgunaaberturadelapersianayhacíabrillarsucabelleracastañaesparcidaporlaalmohada.PaseólamiradaporlaestanciaylafijóenlacómodaDuchesse,enlalozapolicromadadellavaboyenlosdos fotograbados —El encuentro y La despedida— que, enmarcados en roble,colgabande lapared.Mientrasescuchabasiseoían lospasosde lacriada,seguíamedio soñando y en su mente se deslizó la tenue sombra del fantasma de unaimagen, y vagamente, en el instante fugaz de un ensueño, se vio en otromundodistinto donde el éxtasis era como un vino y ella paseaba indolente por un valleprofundo y feliz sobre el que, por encima de los árboles, se alzaba siempre unaenorme luna roja. Pensó entonces en Hampstead, que para ella simbolizaba elmundoqueseextendíamásalládelasparedes,yelrecuerdodelcampolallevóaldelasvacacionesyluegovolvióaacordarsedeAlice.Noseoíaniunruidoenlacasa.Ajuzgarporelsilencioreinantepodríahabersidomedianochesi,derepente,nosehubieraoídoelgritodeunvendedordeperiódicosdominicalesquevoceabasumercancía en la esquina de Edna Road. E inmediatamente se oyeron el ruidometálicoylavozestentóreaqueanunciabanlapresenciadellecheroconsuscubosdelatón.

LaSra.Darnellseincorporóy,completamentedespiertaya,escuchóconmásatenciónaún.Lacriadadebíaestarprofundamentedormidayhabíaquedespertarla,pues, si no, toda la casa iría retrasada y Edward aborrecía las prisas y lasdiscusiones domésticas, sobre todo en domingo, después de haberse pasado todauna interminable semana trabajando en la City. Lanzó una mirada cariñosa a sumarido,queseguíadormido,selevantódelacamasinhacerruidoysepusolabataparaavisaralamuchacha.

El cuarto de la criada era pequeño y mal ventilado, la noche había sidocalurosa y la Sra.Darnell se detuvo un instante en la puerta, preguntándose si lajovenqueyacíaenellechoerarealmentelatiznadasirvientaqueseafanabadíatrasdíaporlacasaoinclusolacriaturaextrañamenteacicaladayvestidademoradoqueaparecía los domingos a servir el té, que ese día lo servían antes, con el rostro

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resplandecienteporqueaquéllaerasu«tardelibre».Aliceteníaelcabellonegroylatezdeun tonopálidocasioliváceo.Estabadormida,con lacabezaapoyadaenunbrazo,yalaSra.Darnelllerecordóuncuriosograbado,tituladoBacantefatigada,quehabíavistohacíamuchotiempoenunescaparatedeUpperStreet,enIslington.Sonóuntimbreroncoyesoqueríadecirqueeranlasochomenoscinco,ytodosinhacer.

Tocósuavementealajovenenelhombroylesonriócuandoabriólosojosy,despertando sobresaltada, se incorporó en la cama, llena de súbita confusión. LaSra.Darnell regresóasualcobaysevistió lentamentemientrassumaridoseguíadurmiendo. En el último momento, cuando se hubo abrochado el corpiño colorcereza,ledespertóyledijoque,sinosevestíaaprisa,selequemaríaeltocino.

Durante el desayunovolvieron a hablar una vezmás de si amueblar o no lahabitación vacía. La Sra. Darnell admitió que la seguía atrayendo el proyecto deamueblarla, pero no lograba imaginarse cómo podrían hacerlo por diez libras.Comoeranpersonasprudentes, noquerían recurrir a sus ahorros.Edward estabamuy bien pagado, pues (contando las horas extraordinarias que hacía durantealgunas semanas cuando había mucho trabajo) ganaba ciento cuarenta librasanuales,yMaryhabíaheredadodeunancianotíosuyo,ypadrino,trescientaslibrasquehabíansidojuiciosamenteinvertidasenhipotecasalcuatroymedioporciento.Sus ingresos totales,pues,contandoel regalode la tíaMarian,habíansidocientocincuentayocholibrasanualesynoteníandeudas,yaqueDarnellhabíacompradolosmueblespara lacasacondineroquehabía idoahorrandodurante loscincooseis años anteriores. En sus primeros años de vivir en la City, sus ingresoslógicamentehabíansidoinferiores,yalprincipiohabíavividogenerosamente,sinahorraruncéntimo.Legustabanlosteatrosylosmusic-hallsyapenaspasabaunasemanasinqueacudiera(enplatea)aunouotrodetaleslocales.Avecescomprabafotografías de actrices que le gustaban. Cuando se comprometió con Mary, lasquemósolemnemente;recordabamuybienaquellanocheenqueelcorazónlehabíarebosado de gozo y entusiasmo; y también que, cuando regresó de la City a lanochesiguiente,lapatronaselehabíaquejadodelosuciaqueteníalaparrilladelhogar.Encualquiercaso,eldinerogastadoerayairrecuperable,unosdiezodocechelines,segúncreíarecordar,ylemolestópensarque,silohubieraahorrado,yalefaltaríapocoparapodercomprarunaalfombra«Oriente»debrillantescolores.Tambiénhabíaincurridoenotrosgastosdurantesujuventud:comprabacigarrosdetres e incluso cuatro peniques, estos últimos rara vez, pero los primeros confrecuencia,avecesporunidadesyavecesenpaquetesdedocepormediacorona.Enciertaocasión,duranteseissemanaslehabíaobsesionadounapipadeespuma;elestanquerolahabíasacadodeuncajón,conmuchomisterio,mientrasélcomprabaun paquete de Lone Star. También habían sido gastos inútiles estos tabacosamericanos; sus Lone Star, Long Jude, Old Hank, Sultry Clime y demásmarcas

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costaban entre un chelín y uno con seis cada paquete de dos onzas,mientras queahora compraba un tabaco excelente, mezclado con melaza, por tres peniques ymediolaonza.Peroelastutocomerciante,queyaleteníafichadocomocompradordeartículoscarosyfantasiosos,sonrióconairemisteriosoy,abriendoelestuche,expuso la pipa de espuma de mar ante los deslumbrados ojos de Darnell. Lacazoleta tenía esculpidos una cabeza y un torso femeninos, y la boquilla era deámbarfinísimo.Sólocostabaveintechelinesconseis—dijoelvendedor—y,segúndeclaró, sólo el ámbar ya valía más. Explicó que le daba reparo tener la pipaexpuestaa lavistade todoelmundoyestabadispuestoavenderlapormenosdelpreciodecoste.Darnellresistiódemomento,perolapipalehabíaseducidoy,porfin, la compró. Durante algún tiempo disfrutó enseñándosela a los jóvenes de laoficina,peronotirababienydejódeusarlapocoantesdecasarse,yaque,por laíndoledelafiguratallada,lehabríasidoimposibleutilizarlapipaenpresenciadesuesposa.Enotraocasión,duranteunasvacacionesenHastings,sehabíacompradoun bastón de bambú absolutamente inútil que le había costado siete chelines, yrecordó conpena las noches innumerables en que, despreciando el sencillo fileteque le ofrecía su patrona, se había ido a flâner por los restaurantes italianos deUpperStreet, Islington(élvivíaa lasazónenHolloway),ysehabíaregaladoconmanjaresdelicadosycostosos,comochuletasconguisantes,carnea labrasaconsalsa de tomate, solomillo con patatas, terminando casi siempre con una pequeñacuñadequesodeGruyerequelecostabadospeniques.Unanoche,parafestejarquele acababan de subir el sueldo, se había bebido la cuarta parte de una botella deChianti,aloquehabíaañadidoluegolasenormidadesdeunacopadeBenedictine,caféycigarrillos, todo locual,másseispeniquesdepropina,habíaaumentado lacuenta,queyaresultabaonerosa,acuatrochelines,envezdelchelínquelehabríacostadoensupensiónunacenasuficienteysana.Sí,podríarecordarmuchosmásejemplos de las insensateces que había cometido, y se había arrepentidomuchasvecesdelavidaquehabíallevado,pues,sihubieratenidomássentidocomún,ahorapodríaestarganandocincooseislibrasmásalaño.

Y el asunto de la habitación vacía volvía a despertar dolorosamente estosremordimientos. Estaba convencido —erróneamente, por otra parte— de queaquellas cinco libras que podía haber ahorrado le habrían proporcionado unmargensuficienteparahacereldesembolsoquepretendía.Perosedabacuentadeque, en las condiciones actuales, no debía retirar ningún dinero de los escasosfondosqueteníaahorrados.Larentadelpisoascendíaa35libras,alasquehabíaque añadir otras diez libras de impuestos y tasas, con lo que el alojamiento leconsumía casi la cuarta parte de sus ingresos.Mary hacía verdaderos equilibriospara que los gastos caseros no ascendieran demasiado, pero la carne era cara ysospechaba que la criada cortaba subrepticiamente lonchas del asado paracomérselas en su cuarto, con pan y miel, a altas horas de la noche, ya que la

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muchacha poseía apetitos desordenados y excéntricos. El Sr. Darnell ya no ibajamásarestaurantes,nibaratosnicaros;sellevabalacomidaalaoficinay,porlatarde,alregresaracasa,hacíaconsuesposaunamerienda-cenaabasedechuletasounfileteocarnefríadelaquehabíasobradoeldomingo.LaSra.Darnellcomíaamediodía pan con mermelada y leche; pero, pese a esta rigurosa economía, lesresultaba muy difícil vivir con arreglo a sus posibilidades y ahorrar paracontingencias futuras. Habían decidido mantener esta forma de vida durante tresaños,comomínimo,pueslalunademielenWalton-on-the-Nazeleshabíacostadomuchodinero;yasíeracomo,conciertafaltadelógica,habíandecididoapartarlasfamosasdiezlibras,yaquenoibanairdeveraneo,paragastárselasenalgoútil.

Y fue precisamente este requisito de utilidad el que terminó de hundir elproyectodeDarnell.Unayotravezhabíancalculadoloquelescostaríanlacamaylas sábanas,el linóleoy losadornos,ycuando,yaagotados,habíanobtenidounacifraqueascendíaa«muypocomásdediezlibras»,Marydijoderepente:

—Pero,despuésdetodo,Edward,notenemosningunanecesidaddeamueblarlahabitación.Quierodecirquenoesnecesario.Además,silaamueblamos,vamosametemosengastosinterminables.Lagenteseenteraráyquerráquelainvitemos.YasabesquetenemosfamiliaenelcampoyestoyseguradequeporlomenoslosMailingnoslanzaránalgunaindirecta.

Darnell vio que el argumento era sólido y cedió. Pero se quedó muydesilusionado.

—Perohabríasidobonito,¿verdad?—suspiró.—No te preocupes, querido —dijo Mary, viéndole derrotado—. Ya se nos

ocurriráotroplanqueseaigualdebonitoyademásútil.Aunque tenía tres añosmenos que él, muchas veces le hablaba con un tono

maternal.—Yahora—añadió—tengoquearreglarmeparairalaiglesia:¿Vienes?Darnell dijo que no. Solía acompañar a su esposa al servicio matinal, pero

aqueldíasentíaamarguraenelcorazónypreferíaquedarsealasombradelagranmoreraquecrecíaenelcentrodesujardincillo,reliquiadelosgrandespradosqueantaño se habían extendido, verdes y suaves, por donde ahora bullían calleslúgubresdeunlaberintosinesperanza.

Así,pues,Marysefuecalladaysola.LaiglesiadeSanPablosealzabaenunacalle próxima y su estilo gótico moderno habría dejado perplejo a cualquiercurioso investigador.Desde un punto de vista formal, por supuesto, no le faltabanada. La decoración era de tipo geométrico y la tracería de las ventanas parecíacorrecta. La nave central, las laterales y el espacioso presbiterio estabanrazonablementeproporcionados;y,paraserexactos,elúnicodetallevisiblementediscordanteeralasustitucióndelaltoenrejadohabitualporunabarandillauntantoridículaconpuertasdehierro.Sinembargo,tambiénpodíaargüirsequeéstanoera

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sinounaadaptacióndelaideatradicionalalasnecesidadesmodernas.Entodocaso,habría resultado muy difícil explicar por qué todo el edificio, desde el mismomortero que unía las piedras hasta los góticos faroles de gas, constituía unacomplicada y misteriosa blasfemia. Los cánticos se entonaban en si bemol, loshimnoserananglicanosyelsermónconsistíaenelevangeliodeldía,ampliadoytraducidoalinglés,másmodernoyágil,delpredicador.YMarysaliódelaiglesia.

Despuésdecenar(unaexcelentepiezadecorderoaustralianoadquiridaenlosWorldWideStoresdeHammersmith),sesentaronunratoeneljardín,parcialmenteocultosporlamoreradelavistadelosvecinos.EdwardfumótabacoconmelazayMarylecontemplóplácidayafectuosamente.

—Nuncamecuentasnadadetuscompañerosdeoficina—dijoellaalcabo—.Algunossonmuyagradables,¿verdad?

—Oh,sí,muydecentes.Unodeestosdíasmevendréconalgunoacasa.Recordó, con una punzada de dolor, que tendría que comprarwhisky.No se

podíaobsequiarauninvitadoconcervezacorrientedediezpeniqueselgalón.—¿Cómo son? —inquirió Mary—. Ya podían haberte hecho un regalo de

bodas.—Sí, no sé…La verdad es que nunca nosmetemos en esas cosas. Pero son

personas muy decentes. Mira: está Harvey, «el impertinente Harvey», como lellamana sus espaldas.Leencantamontar enbicicleta.El añopasadocorrió en lacarrerade lasdosmillas,paraaficionados.Y lahabríaganado sihubierapodidoentrenarsemejor.

»LuegoestáJames,queestáchifladoporloscaballos.Notegustaría.Siempremedalaimpresióndequehueleacuadra.

—¡Quéespanto!—exclamólaSra.Darnell,bajandolavistaypensandoquesumaridoeraunpocodemasiadogrosero.

—El que te resultaría muy divertido es Dickenson —prosiguió Darnell—.Siempre está haciendo chistes. Pero es un terrible embustero. Cuando nos cuentaalgo,nuncasabemossiesverdadono.Elotrodíanosjuróquehabíavistoaunodelos administradores comprando caracoles en un tenderete ambulante, junto alPuentedeLondres,yJones,queacababadellegar,selocreyóapiesjuntillas.

Darnellrióalrecordarlaescena.—Puesesonoesnadaencomparacióncon loquenoscontóde lamujerde

Salter—prosiguió—.Saltereseldirector,yasabes.Dickensonvivecercadeél,enNotting Hill, y una mañana vino contando que había visto a la Sra. Salter enPortobelloRoad,conmediasrojasybailandoalsondeunorganillo.

—Esunpocogrosero,¿noteparece?—intervinolaSra.Darnell—.Amínomehacegracia.

—Bueno,ya,peroentrehombresesdiferente.ElquealomejortegustabaesWallis;esungranfotógrafo.Muchasvecesnosenseñafotosdesushijos.Elotro

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díanosenseñóunadesuniñadetresaños,metiditaenelbaño.Lepreguntécómoseríacuandotuvieraveintitrés.

LaSra.Darnellbajólavistaynodijonada.Duranteunosminutosreinóelsilencioentreellos,mientrasDarnellfumabasu

pipa.—Digo, Mary —habló por fin—, que qué te parecería si cogiésemos un

huéspeddepago.—¡Unhuésped!Nuncasemehabríaocurrido.¿Ydóndelemeteríamos?—Puesestabapensandoenlahabitaciónvacía.Deestemodonopodríashacer

ningunaobjeciónamiplan,¿noteparece?HaymuchosempleadosdelaCityquecogenhuéspedesysacanalgúndinero.Meatrevoadecirquepodríamosaumentarnuestrosingresosendiezlibrasanuales.Redgrave,elcajero,dicequevalelapenavivirenunacasagrandeparapodertenerhuéspedes.Ellostienenhastauncampodetenisyunsalóndebillar.

Maryreflexionógravemente,conmiradaensoñadora.—No creo que podamos—dijo al fin—; sería muy complicado en muchos

sentidos—titubeó durante un momento—. Y no me gustaría tener a un hombrejovenencasa.¡Estanpequeñaytenemosunmalacomodo!

Seruborizólevemente,yEdward,queyaestabaunpococontrariado,lamiróconunanhelosingular,comounestudiosoexaminaunjeroglíficoenigmáticosinsaber si va a resultar absolutamente maravilloso o completamente vulgar. En lacasita de al lado, los niños jugaban en el jardín, chillando, riendo, llorando,peleándose y corriendo de un lado para otro. De pronto se oyó una voz clara yagradableenunaventanadelpisodearriba.

—¡Enid!¡Charles!¡Subidinmediatamenteamihabitación!Sehizounsilencioinstantáneo.Losniñossehabíancalladoenseco.—ParecequelaSra.Parkersesabeimponerasushijos—dijoMary—.Alice

mehablódeelloelotrodía.HabíaestadocharlandoconlacriadadelaSra.Parker.Yoescuchéloquedijoperonolecontesténada,porquecreoquenoconvienedarpiealoscotilleosdelascriadas;siempreloexagerantodo.Ymeatrevoadecirquealosniñosmuchasveceshayquecorregirlos.

Losniñosseguíancallados,comoparalizadosporunterrorblanco.Darnell creyó oír un grito extraño procedente de la casa, pero no estaba

seguro.Sevolvióhaciaelotrolado,dondeunhombrecorriente,deciertaedad,conbigotecanoso,paseabadearribaabajoporsupropiojardín.ObservandoelvecinoqueelSr.DarnelllomirabayqueenesemomentolaSra.Darnelltambiénledirigíalavista, saludómuycortésmentea ambos levantando sugorra a cuadros.Darnellquedósorprendidoalverquesuesposaseruborizabaintensamente.

—Sayce y yo vamos muchas veces a la City en el mismo autobús —dijoDarnell—,yúltimamentehemoscoincididodosotresvecesenasientoscontiguos.

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Creoqueesviajantedeunacasadeartículosdecuero,deBermondsey.Mehadadolaimpresióndequeesunhombreagradable.¿Nosonelloslosquetienenesacriadatanguapa?

—Alice me ha hablado de ella… y de los Sayce —dijo la Sra. Darnell—.Parecequenotienenmuybuenafamaenelvecindario.Perometengoqueiraversiestáelté.Aliceestarádeseandoirse.

Darnelllavioalejarsehacialacasa.Comprendíasóloamedias;peropodíaverelencantodesufigura,ladeliciadesusrizoscastañosapiñadosentomoalcuello,yvolvióasentirsecomounarqueólogoanteel jeroglíficoenigmático.Nohabríapodidoexpresarsusemociones,perosepreguntósialgunavezllegaríaaencontrarla llaveyalgo ledijoque,paraqueellahablara,él teníaquedespegar los labiosprimero. Mary había entrado en la casa por la puerta de la cocina, que habíaquedado abierta, y la oyó decir a la criada que el agua estaba «hirviendo a todohervir».Sesintióasombrado,casiindignadoconsigomismo;peroelsonidodelaspalabrashabíallegadoasusoídoscomounamúsicaextrañayevocadora,contonoscomo de otra esfera, distinta y maravillosa. Y, sin embargo, él era su marido yllevabancasadoscasiunaño;pero,apesardetodo,siemprequeellahablaba,teníaélqueatenderalsentidodeloquedecía,esforzándose,paranocreersequeeraunacriaturamágica,conocedoradesecretosdeinconmensurablefelicidad.

Miróporentre lashojasde lamorera.ElSr.Saycehabíadesaparecidode lavista,peroaúnquedabaelhumoazuladodesucigarroflotandolentamenteporelaireensombrecido.Sepreguntóporquésuesposahabríareaccionadoasícuandoélmencionó el nombre de Sayce y se estrujaba elmeollo intentando averiguar quépodíafallarenelhogardeunpersonajetanrespetable,cuandoMaryaparecióenlaventanadelcomedoryledijoqueentraraatomarelté.Allevantarlavista,ellalesonrióyEdwardsepusoapresuradamenteenpieyentróenlacasa,diciéndosequeacasoseestabavolviendounpocoraro,tanextrañoseranlasoscurasemocionesylosimpulsos,aúnmásoscuros,quesealzabandesdesusprofundidades.

Aliceeratodapúrpurabrillanteeintensoperfumecuandoentróconlateteraylajarritadelaguacaliente.ParecequelavisitaqueacababadeefectuaralacocinahabíainspiradoalaSra.Darnellunnuevoplanparadarútilempleoalasfamosasdiezlibras.Elhornosiemprelehabíadadoproblemasy,aveces,cuandoentrabaenlacocinayseencontrabaconelfuego«rugiendo—comodecíaella—hastaarribade la chimenea», era inútil reprender a la criada por malgastar carbón. Aliceadmitíasinningunadificultadqueeraabsurdoencenderunfuegotanenormesóloparaasarun trozodevacaodecorderoyhervirpatatasycoles;peroenseguidademostrabaalaSra.Darnellquelaculpaeradelhorno,queestabamalhechoy«noseponecaliente».Cuandoloquecocinabannoeramásqueunfileteounachuleta,pasaba igual;elcalorparecía irsechimeneaarribao invadir toda lahabitación,yMary había hablado varias veces a sumarido del espantoso despilfarro que ello

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suponía,habidacuentadequeelcarbónmásbaratoqueencontrabannuncacostabamenosde18chelineslatonelada.ElSr.Darnellhabíaescritounavezalcasero,queeraconstructor,elcualhabíarespondidoconunacartallenadefaltasgramaticalesperoperfectamenteofensiva,enlaquedefendíalasexcelenciasdelhornoyechabatodaslasculpasa«suqueridaesposa»,conlocualademásdejabaimplícitoquelosDarnell carecían de servidumbre y que la Sra. Darnell en persona hacía todo eltrabajodoméstico.

La cocina, pues, constituía una fuente continua de incomodidades y gastos.Alicedecíatodaslasmañanasquelehabíacostadounesfuerzoímproboencenderelfuegoyque, unavez encendido, parecía«como si se fuera todopor la chimeneaarriba».Hacíaunaspocasnoches,laSra.Darnellhabíahabladoseriamenteconsumarido al respecto; había ordenado aAlice pesar el carbón que había necesitadoparacocinarunaempanada,queesloqueteníandecena.Deduciendoloquehabíasobradodespuésdehechalaempanada,resultaba,alparecer,queeldichosoguisohabíaconsumidocasieldobledecombustibledelonormal.

—¿Recuerdasloquetedijedelacocinalaotranoche?—dijolaSra.Darnellmientras le servía el té. Consideró que este modo de introducir el tema erasuficiente, pues, aunque sumarido era hombremuy afable, sospechabaquedebíaestar un poco dolido por haberse opuesto ella a su proyecto de amueblar lahabitaciónvacía.

—¿Lacocina?—dijoDarnell.Estuvounosmomentoscalladomientrasuntabamermeladaeintentabarecordar—.No,nomeacuerdo.¿Quénochefue?

—Elmartes,¿noteacuerdas?Tuvistehorasextraordinariasyllegastebastantetarde.

Mary hizo una breve pausa, ruborizándose ligeramente; y luego empezó arecapitularlasfechoríasdelacocinayeldesaforadogastodecarbónenquehabíaincurridolapreparacióndelaempanada.

—¡Ah,yarecuerdo!Fuelanochequemeparecióoírunruiseñor(sedicequehayruiseñoresenBedfordPark)yelcieloestabaazulprofundo,maravilloso.

RecordóquehabíavueltopaseandoacasadesdelaparadadelautobúsverdeenUxbridgeRoadStationyque,apesardelashumeanteschimeneasdeActon,flotabamisteriosamenteenelaireundelicadoaromadebosquesycamposyverano.Hastaseimaginóqueolíaalasrosasrojassilvestresquecrecenenlossetos.Alllegaralaverja de su casa, vio a Mary en la puerta con una luz en la mano, dándole labienvenida; él la abrazó violentamente y le susurró algo al oído, besando superfumado cabello. Al momento se había sentido avergonzado y temeroso dehaberlaasustadoconsu impensadaacción.Ellaparecióconfusay trémula,peroacontinuaciónlecontóquehabíanpesadoelcarbón.

—Sí,ahorarecuerdo—repitió—.Quélata,¿verdad?Mefastidiatirareldineroasí.

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—Puesaverquétepareceloquetevoyadecir.¿Ysicompráramosunacocinanueva, buena, con el dinero de la tía? Ahorraríamos mucho y la comida sabríamuchomejor.

Darnelllepasólamermeladayconfesóquelaideaerabrillante.—Muchomejorquelamía—dijocontodafranqueza—.Mealegrodequese

te haya ocurrido. Pero tenemos que estudiarla; no hay que comprar a toda prisa.Haymuchosmodelos.

Ambos habían visto cocinas que parecían artificios milagrosos, él por losalrededoresdelaCity,ellaenOxfordStreetyRegentStreetcuandoibaaldentista.Hablarondel asuntomientras tomaban el té y, luego, dandopaseos ymáspaseosporeljardín,alfrescordelatardecer.

—Dicenqueen laNewcastlepuedesquemarde todo,hastacarbóndecok—dijoMary.

—Pero laGlowganó lamedalla de oro en laExposicióndeParís—repusoEdward.

—¿YquémedicesdelaEutopiaKitchener?¿LahasvistofuncionarenOxfordStreet?—dijoMary—.Dicenquetieneunsistemadeventilacióndelhornoqueesúnico.

—ElotrodíaestuveenFleetStreet—contestóEdward—yestuvemirandolasBlissPatentStoves.Son lasque consumenmenos carbóndelmercado; almenos,esodicenlosfabricantes.

Lerodeósuavementelacinturaconelbrazo.Ellanopareciórechazarle,perolesusurróenvozbaja:

—Me parece que la Sra. Parker está asomada a la ventana —y le apartólentamenteelbrazo.

—Peroyahablaremosdeello—dijoEdward—.Nohayprisa.Yopuedoentrarenlas tiendasdelaCityytúenlasdeOxfordStreet,RegentStreetyPiccadilly,yluegocomparamosloquehemosvisto.

AMaryleagradómuchoelbuentalantedesumarido.Habíasidomuyamableporsupartenosacarfaltasalplanqueleacababadeexponer.«¡Québienseportaconmigo!», pensó, y así mismo solía decírselo a su hermano, que no sentíademasiadasimpatíaporDarnell.SesentaronmuyjuntosbajolamorerayMarylepermitió que le cogiera la mano, y, al sentir sus dedos tímidos y vacilantestocándolaenlassombras,losoprimiósuavemente,y,mientrasélleacariciabalasmanos,sintióelalientodeEdwardenelcuelloyoyósuvozapasionadaytrémulasusurrando«Vidamía,vidamía»,mientrassuslabioslerozabanlamejilla.Maryseestremeciólevementeyesperó.Edwardlabesódulcementeenlamejillayretirólamano,ycuandohablóestabasinaliento:

—Másvalequenosmetamosencasa—dijo—.Haymuchahumedadypuedescogerunresfriado.

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Lesllegóunaráfagadevientocálidoyaromático.ÉlhubieradeseadopedirleaMaryque se quedara con él toda la noche en el jardín, bajo el árbol, para poderhablarenvozbajitaeíntima,paraqueelperfumedesuscabellosloembriagarayparasentirelrocedesuvestidoenlostobillos.Peronosupoencontrarlaspalabrasy además era absurdo, y ella era tan dulce que habría hecho lo que él le hubierapedido,pormuydisparatadoquefuera,sóloporquese lohabíapedidoél.Noeramerecedor de besarla en la boca, pero se inclinó y besó su corpiño de seda, yvolvióadarsecuentadequeellaseestremecía,ysesintióavergonzado,temiendohaberlaasustado.

Entraron,juntosydespacito,enlacasayDarnellencendiólaluzdegasdelasalita donde siempre pasaban la tarde del domingo. La Sra. Darnell se sentía unpoco fatigada y se tumbó en el sofá, yDarnell se sentó en una butaca que habíaenfrente.Duranteunratopermanecieronensilencio,perodeprontoDarnelldijo:

—¿QuéesloquepasaconlosSayce?Mehadadolaimpresióndequevesalgoraroenellos.Sucriadaparecemuytranquila.

—Oh, que yo sepa no hay que prestar oídos a los comadreos de laservidumbre.Nosiempredicenlaverdad.

—TelocontóAlice,¿verdad?—Sí.Meestuvohablandoelotrodíadespuésdecomer,queestuveenlacocina.—¿Yquétecontó?—Oh, prefiero no decírtelo, Edward. No es agradable. Regañé a Alice por

habérmelocontado.Darnellselevantó,cogióunasillapequeñayfrágilysesentójuntoalsofá.—Cuéntamelo—repitió con extraña perversidad. No es que le importara lo

que había sucedido en casa de los vecinos, pero recordaba el rubor que habíacubiertolasmejillasdesuesposahacíaunrato,yahoralamiróalosojos.

—Oh,enrealidadnopuedocontártelo,querido.Medaríamuchavergüenza.—Peroeresmimujer.—Sí,perodaigual.Alasmujeresnonosgustahablardeesascosas.Darnellagachólacabeza.Elcorazónlelatíafuertemente;pusolaorejajuntoa

labocadeMaryydijo:—Cuéntameloaloído.Dulcemente Mary atrajo aún más su cabeza hacia sí. Las mejillas le ardían

cuandosusurró:—Dice Alice que… en el piso de arriba… sólo tienen… una habitación

amueblada.Selodijolapropiacriada.Conungestoinconsciente,oprimiólacabezadeEdwardcontrasuseno,yél,a

su vez, inclinaba la cabeza de ella para aproximar sus rojos labios a los suyos,cuandounsonidoviolentorompióelsilenciodelacasa.SeirguieronambosylaSra.Darnellacudiópresurosaaabrirlapuerta.

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—EsAlice—dijo—.Siempretanpuntual.Acabandedarlasdiez.Darnellhizoungestodefastidio.Sabíaquehabíaestadoapuntodedespegar

los labios.ElbonitopañuelodeMary,delicadamenteperfumadoconun frasquitoquelehabíaregaladounacompañeradecolegio,yacíaenelsueloyéllorecogió,lobesóyseloguardó.

El asuntode la cocina lesmantuvoocupadosduranteelmesde junioygranpartedejulio.LaSra.DarnellaprovechótodaslasoportunidadesdeiralWestEndeinvestigar las características de las últimas marcas de cocinas, sopesandogravemente sus ventajas y escuchando todas las explicaciones que le daban losvendedores.Porsuparte,Darnell,comodecíaél,mantenía«losojosbienabiertos»en la City. Acumularon una amplia información sobre el tema, pues trajeroninfinidaddefolletosilustrados,yporlasnocheseradivertidomirarlosgrabados.Asícontemplaron,conreverenciaeinterés,dibujosdeenormescocinasdiseñadasparahoteles e institucionespúblicas,poderosasmáquinasprovistasdenumerososhornos,cadaunodeloscualesestabadestinadoaunusodistinto,ydemaravillosasparrillasybateríasdeaccesoriosqueparecíaninvestiralcocineroconcasitodaladignidad de un jefe de máquinas. Pero cuando, en uno de los folletos, seencontraronconimágenesdeunascocinascomodejuguete,paracasitasdecampo,que costaban cuatro libras o incluso tres libras diez, se mostraron despectivos,desde la superioridadde los artefactosdeochoodiez librasquehabíandecididocomprar,unavezrealizadaunaconcienzudacribadelasdiversasmarcas.

Durantemuchotiempo,laRavenfuelafavoritadeMary.Prometíaelmáximoahorroconlamáximaeficacia,ymuchasveceshabíanestadoapuntodeencargarla.Pero laGlowparecía igualmente seductora y sólo costaba ocho libras con cincochelines frente a las nueve libras siete chelines y seis peniques de la Raven. Y,aunqueestaúltimacasaeraproveedoradelasCocinasReales,laGlowseufanabadeposeermástestimoniosfavorablesdepotentadoscontinentales.

El debate parecía interminable y había durado un día tras otro hasta aquellamañanaenqueDarnellsoñaraconelbosqueantiguoylosmanantialesdelosquesealzabaunaneblinavaporosabajoelcalordelsol.Mientrassevestía,tuvounaideayselacomunicóaMary,mientrasdesayunabaatodaprisa,inquietoporelrecuerdodequeelautobúsdelaCitypasabaporlaesquinadesucallealas9.15.

—Aquítengounaideaquemejoratuplan—dijotriunfalmente—.Miraesto—yarrojóunfolletosobrelamesa.

Serió.—Estaideaderrotaalatuya.Endefinitiva,elgastoprincipaleselcarbón.La

cocina,no;por lomenos,noes laverdaderacausantedelperjuicio.Eselcarbón,que esmuycaro.Yahoramira esas cocinas.Sondepetróleo.No sonde carbón,sino del combustible más barato del mundo: de petróleo. Y por dos libras diezpuedestenerunacocinaquetesirvaparatodoloquenecesites.

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—Dameelfolleto—dijoMary—yyahablaremosestanoche,cuandovuelvas.¿Tevasya?

Darnelllanzóunamiradaangustiadaalreloj.—Adiós—yambossebesaronseriayrespetuosamente.PerolosojosdeMary

le hicieron recordar aquellos solitariosmanantiales ocultos en la espesura de losbosquesancestrales.

Así,díatrasdía,seguíaviviendoenesemundogrisyfantasmal,análogoalamuerte, que de algún modo ha conseguido que le llamemos vida la mayoría denosotros.ADarnell laverdaderavida lehabríaparecido locuraycuando, algunavez, vagas imágenes y sombras de su esplendor cruzaban por su camino, él seasustabayse refugiaba,comoélmismohabríadicho,en la sensata«realidad»delos incidentes e intereses comunes y usuales. El absurdo resultaba tal vez másllamativo,porque,ensucaso,la«realidad»eracosadecocinasydeahorrarunospocos chelines; pero la verdad es que el disparate habría sidomayor si hubieratenidoqueverconcuadrasdecarreras,yatesdevaporymuchosmilesdelibras.

PeroasíseguíaDarnellundíatrasotro,tomandolamuerteporvida,lalocuraporcordurayafantasmasvagosyerrabundosporseresreales.Estabasinceramentepersuadidodequeéleraunempleadode laCityquevivíaenShepherd‘sBush.Yhabía olvidado los misterios y esplendores del reino que era suyo por legítimaherencia.

II

LaCityhabíaestadodurantetodoeldíaenvueltaenunbochornoagobiantey,cuandoDarnellregresabaacasa,vioquelanieblacubríatodaslaspartesbajasdelterreno, enroscándoseenespiralespor losalrededoresdeBedfordPark, al sur,yascendíaporeloeste,demodoquelatorredelaiglesiadeActonparecíaemergerdeunlagogris.Enlasplazoletasylosjardinesquesedivisabandesdeelfatigosoylentoautobús,lahierbaseveíaquemadaysecaporelsol.LapraderadeShepherd’sBush Green era un desierto miserable, pardo y pisoteado, bordeado de choposmonótonoscuyashojaspendíaninmóvilesenunairequeparecíavaporcalienteyparado.Lospeatonescaminabanfatigosamente,yelvahodefinaldeverano,unidoalhumode los tejares, lehacíaaDarnell respiraraboqueadas,comosiestuvierainhalandoelairesucioyvenenosodeunahabitacióndeenfermos.

Sólohizounabreveincursiónenelcorderofríoqueadornabalamesadeltéyconfesóquesesentíaagotadoporelcalorylostrabajosdeldía.

—Yo también he tenido un díamuy cansado—dijoMary—.Alice ha estado

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muyraraymuydifíciltodoeldíayhetenidoquehablarseriamenteconella.Comosabes, creoque las tardes libresde losdomingos le sientanmuymal a esachica.¿Perocómolovoyaevitar?

—¿Tienealgúnnovio?—Naturalmente;esundependientedeultramarinosdeGoldhawkRoad;trabaja

en una tienda que se llamaWilkin’s. Fui allí varias veces a comprar, cuando nosvinimosaviviraquí,peronoquedésatisfecha.

—¿Yquéhacentodalatarde?Porquetienendesdelascincohastalasdiez,¿noesasí?

—Sí, desde las cinco, o a veces desde las cinco ymedia si el agua tarda enhervir.Puescreoquesuelenpasear.ÉllahallevadounaodosvecesalCityTemple,y hace dos domingos estuvieron paseando de arriba abajo por Oxford Street yluegosesentaronenelparque.Peroparecequeeldomingopasadofueronatomarel téconlamadredeél,enPutney.Megustaríapoderdecirleaesaseñora loquepiensodeella.

—¿Porqué?¿Quéhizo?¿Tratómalalachica?—Noexactamente.Yaantes,variasveceshablaestadomuyantipáticaconella.

ElprimerdíaqueelmuchachollevóaAliceaquelaconociera,quefueenmarzo,lachicaacabó llorando;me locontóellamisma.Dijoquedesde luegonoqueríavolveraveralaSra.Murryentodasuvida.YoledijeaAliceque,sinomehabíaexageradolascosas,meparecíanormalquenoquisieravolverlaaver.

—¿Quépasó?¿Porquéacabóllorando?—Puesparecequelabuenaseñora,queporciertoviveenunacasitaminúscula

en una callejuela de Putney, se mostró ante ella tan orgullosa e imponente queapenas se dignó dirigirle la palabra. Se había llevado a una chiquilla de algunafamilia vecina y se las había arregladopara disfrazarla de doncella, y diceAlicequenohabíanadamásridículoenelmundoqueaquellacríaabriendolapuertatodavestidadenegroconunacofiayundelantalblancos;y,comodecíaAlice,nosabíanigirarelpicaporte.George(queasísellamaelnovio)habíadichoaAlicequelacasa eramuypequeña, peroque la cocina eramuyacogedora, aunquemodestayanticuada.Pero,envezdeirallídirectamenteysentarse,juntoaunbuenfuego,enlosviejosbancos traídosdelpueblo, lacría lespidiósusnombres(¿hasoídounacosaigualentuvida?)ylesintrodujoenunasalitadiminutayastrosa,dondeestabala Sra.Murry sentada «como una duquesa» junto a una chimenea llena de papelrojo,ylahabitaciónestabacomoelhielo.YlaviejasemostrótanmajestuosaqueapenascondescendióahablarconAlice.

—Tuvoquehabersidomuydesagradable.—Oh, la pobre chica pasó un ratomalísimo. La vieja la saludó así: «Es un

placer,Srta.Dill, conozco tanpocaspersonasqueestén sirviendo…».Alice imitamuybienlosdenguesquehacealhablar,peroamínomesale.Yluegosepusoa

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hablardesufamiliaydequehabíantrabajadotierraspropiasdesdehacequinientosaños.¡Quégente!GeorgeyalehabíacontadoaAlicequehabíantenidounacasitaconjardínyunpardetierrasennoséquépueblodeEssex,peroaquellaseñorasepresentaba como si perteneciera a la aristocracia rural. Presumía de que el Dr.Nosecuántos,elRector,ibaavisitarlos¡tanamenudo!,ydequeDonFulanoteníamuchointerésenverlos,¡comosinofueranavisitarlosporsimplecaridad!DecíaAlicequebastantehizoconnoreírseenlapropiacaradelaSra.Murry,porqueelchicolehabíahabladomuchodelacasitadelpueblo,ydequeerapequeñísima,ydelo bien que se había portado con ellos elDonFulano demarras, que se la habíacompradocuandomurióelviejoMurryyGeorgeeraunniñoysumadrenopodíasacaralafamiliaadelante.Sinembargo,aquellatontaseñorasiguióerrequeerre,comosueledecirse,yelmuchachosefuesintiendocadavezmásincómodo,sobretodocuando laviejasepusoadecirquedebíaunocasarseconunapersonade lamismaclase socialyqueellahabía conocidoa chicos jóvenesmuydesgraciadosporhabersecasadoconunamujerdeclase inferior,y aldecirlo lanzabamiradassignificativas a Alice. Y entonces pasó una cosa muy divertida. Alice habíaobservado que George llevaba un rato mirando a su alrededor como intrigado,comosinoacabaradecomprender algo,y al finalnopudomásypreguntóa sumadre si había compradoobjetos de adorno a las vecinas, pues, los dos florerosverdesdecristaltallado,recordabahaberlosvistoenlachimeneadelaSra.Ellis,ylasfloresdeceraenladelaSra.Turvey.Parecíadispuestoaseguirhablando,perosumadrelelanzóunamiradaasesinaytiróvarioslibrosdeuncodazoyéltuvoqueagacharse a recogerlos; pero Alice se dio cuenta de que la vieja había pedidoprestadasesascosasalasvecinas,igualqueleshabíadichoqueledejaranalaniñaquehacíade criada,para aparentarmásde loquees.Y luego tomaronel té (quedice Alice que era agua de brujas) y unas rebanadas finísimas de pan conmantequilla,yunospastelesextranjerosmalísimosdeunatiendasuizaquehayallíyque,segúnAlice,teníanlacremaagriaylamantequillarancia.YdespuésvolviólaSra.MurryapresumirdefamiliayaridiculizaraAlice,hastaquelachicasehartóysefue,muyenfadada,perotambiéndeprimidísima.Noesextraño,¿verdad?

—Desdeluegonoparecehabersidounaveladamuyagradable—dijoDarnell,mirando ensoñadoramente a su mujer. No había prestado demasiada atención altemadel relato,pero leencantabaoír suvoz,que le sonabaaensalmoyevocabaanteélimágenesdeunmundomágico.

—¿Ysiemprehaestadoasílamadredelchico?—volvióahablarDarnelltrasunalargapausa,deseosodequecontinuaselamúsica.

—Siempre,hastahacebienpoco,hastaeldomingopasado,para ser exactos.Como es natural, Alice habló inmediatamente conGeorge y, como chica sensataquees,ledijoquenoleparecíapropioqueunmatrimoniovivieraconlamadredelmarido, «sobre todo», siguió diciendo, «porque buena cuenta me doy de que tu

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madre no se ha encaprichado precisamente conmigo». Como es costumbre, él lecontestóqueerancosasdesumadre,quenolohabíahechoparaofenderla,etcétera,peroAliceestuvomuchotiemposiniravisitarlaycreoqueaélledioaentenderque acaso tuviera que llegar a elegir entre sumadre y ella. Y así estuvieron lascosasdurantelaprimaverayelverano,yentonces,justoantesdelasvacacionesdeagosto del Banco,George volvió a hablar conAlice y le dijo que había sufridomuchocon todosaquellosdisgustosyque loúnicoquequeríaesquesumadreyellasellevaranbien,yquesumadreesqueestabaunpocochapadaalaantiguaytenía rarezas, pero que a él siempre le hablabamuy bien de ella cuando estabansolos.ElcasoesqueAliceaccedióasalirconellosellunes,quehabíandecididoiraHamptonCourt,lachicasiempreestabahablandodeHamptonCourt,quenohabíaestadonuncaallíyteníaganasdeconocerlo.¿Recuerdasquedíatanbuenohizo?

—Déjamerecordar—dijoDarnell,soñador—.Ah,sí,yarecuerdo.Mepaséeldíaalasombradelamoreraycomimosallí.Fuecomounaexcursióncampestre.Las orugas nos dieron bastante la lata, pero lo pasémuy bien.—Su oído seguíahechizado,maravilladoporlamelodíagraveyangélica,comodecánticoancestralde un mundo recién hecho en que todo lenguaje era música y toda palabrasacramentodepoder,nodirigidaalamentesinoalalma.Serecostóenelrespaldoydijo:

—Bueno,¿yquélespasódespués?—Notelovasacreer,peroesamalvadaviejasecomportópeorquenunca.Se

reunieronenKewBridge,comohabíanconvenido,y,nosingrandesdificultades,consiguieron billetes para uno de esos carricoches yAlice creía que se lo iba apasar demaravilla. Pero nada de eso.Apenas se habían saludado cuando la viejaSra.MurryempezóahablardeKewGardens,dequedebíanestarpreciosos,ydequeerapreferibleirallíenvezdeaHampton,porqueademásnosegastaríannada:no teníanmásquemolestarseencruzarelpuente.Después,mientrasesperabanelcarricoche,siguiódiciendoquesiemprehabíaoídoqueenHamptonnohabíanadaquever,exceptounmontóndecuadrosviejosyhorribles,algunosdeloscualesnodeberíaverlosningunamujerdecente, ymuchomenosuna joven, y loqueno seexplicaba es cómo la Reina permitía que se exhibieran tales inmundicias que lesmetíanalaschicastodaclasedemalasideasenlacabeza,queyadeporsílateníanbastante hueca; y, al decir esto,miraba aAlice de unamanera tan aviesa, lamuymaligna,que,segúnmecontó,lahabríaabofeteadosinohubierasidounaancianayademásmadre de George. Bueno, pues luego se puso otra vez a hablar de KewGardensydijoquequépreciososeranlosinvernaderos,queteníanpalmerasytodaclasedeplantasmaravillosasyunnenúfardeltamañodeunamesitapequeña,yqueademás se veían unas vistas preciosas del río. Según Alice, George estuvo muybien. Al principio se le vio desconcertado, porque su madre le había prometidoestartodolomásamablequepudiera;peroluego,sinenfadarseperoconfirmeza,

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dijo:«Bueno,madre,ya iremosotrodía aKewGardens,porquehoyAlice sehahecholailusióndeiraHamptonyamítambiénmeapeteceir».LaúnicarespuestadelaSra.Murryfuedarunresoplidoymiraralachicaconverdaderoodio,yenesemomentollegóelcarricocheytuvieronquelucharparaconseguirasiento.LaSra.MurrysepasótodoelviajehastaHamptonCourtgruñendoenvozbaja.Alicenooyótodoloquedecía,perodevezencuandoentendíafrasescomo«Quépenaser vieja cuando los hijos salen malos», «Honrarás a tu padre y a tu madre»,«Quédateenelarmario,dijeronelamadecasaalzapatoviejoyelmalhijoasumadre»,y«Yotedilecheytúamílaespalda».Alicepensóquedebíanserrefranes(exceptoelMandamiento,claro),puesGeorgesiempre ledecíaquesumadreeramuyantigua;perodicequeerantantísimos,ytodoscontraellayGeorge,queahoracreequelaSra.Murrydebíahabérselosidoinventandosobrelamarcha.Dicequeesmuypropiodeella,puesademásdeantiguatienemuymalaideayhablamásqueuncarniceroen sábadopor lanoche.Bueno,por fin llegaronaHamptonyAlicepensóqueel lugar legustaría, talvez,yquepodían inclusopasarlobien.Pero laviejanoparódegruñirenvozbaja,yhastaenvozalta,demodoquelagentelesmiraba y una señora dijo, para que la oyeran: «También llegarán ellos a viejosalgúndía».Alicesepusoenfadadísima,pues,comodijo,noestabanhaciendonadamalo. Cuando la llevaron a la avenida de castaños de Bushey Park, dijo que erademasiado largayrectayquesólodemirarlasemareaba,ydijoque losciervos(yasabeslobonitosqueson)estabanflacosytristes,yqueloúnicoqueleshacíafalta era una buena artesa de pienso. Decía que les notaba triste la mirada,seguramente porque los guardas los maltrataban. Y así todo; dijo que en losjardines delmercado deHammersmith y deGunnersbury había vistomacizos deflores más bonitos, y cuando la llevaron al lago sombreado por los árboles,protestóavocesdeque,conlocansadaqueestaba,lallevaranaverunvulgarcanalquenoteníanisiquieraunabarcazaparaalegrarunpocoelpanorama.YasísiguiódalequeledastodoeldíayAlicemedijoquediograciasaDioscuandovolvióacasayseviolibredeella.¿Noteparecequefueterribleparalapobrechica?

—Desdeluegoquesí.¿Peroquésucedióeldomingopasado?—Estoeslomásextrañodetodo.MedicuentadequeestamañanaAliceestaba

unpocorara;tardómásdelonormalenfregarlascosasdeldesayuno,ycuandolepregunté que cuándo estaría dispuesta para ayudarme a lavar, me contestó conbrusquedad;y enunmomentoque entré a la cocina ano recuerdoqué, la vi queestabahaciendo lascosasdemuymal talante.Conque lepreguntéqué lepasabayentoncesmelocontótodo.ApenaspudedarcréditoamisoídoscuandomurmuróquelaSra.Murrycreíaqueellapodíaestarmuchomejorcolocadadeloqueestaba;peroyolehicetodaclasedepreguntashastasonsacárselotodo.Parecementiralotontasyvacíasquesonestaschicas.Ledijequeeraunaauténticaveleta.Puesresultaque,locreasono,cuandoAlicefueavisitarlalaotranoche,seencontróconquela

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horrible vieja era una persona distinta. Por qué, no lo sé, pero así era.Dijo a lachicaqueeramuyguapa,queteníamuybuenafigura,queandabamuybien,yqueellaconocíaamuchaschicasmenoslistasyguapasqueellaqueganabanveinticincoo treinta libras anuales,y conbuenas familias.Pareceque laSra.Murryentró entoda clase de detalles e hizo complicados cálculos de lo que podía ahorrar si secolocaba con «una familia decente que no fuera roñosa y no lo tuviera todoguardado bajo llave», y luego se puso a decir, con toda su hipocresía, que teníamuchoafectoaAliceyquepodríamorirenpazsabiendoquesuGeorgeseríamuyfelizconunabuenaesposacomoella,yqueconunbuensueldopodríaahorrarparaponercasaentrelosdos,yterminódiciendo:«Y,sihacescasodelosconsejosdeunavieja,nopasarámuchotiempoantesdequeoigascampanasdeboda».

—Ya veo —dijo Darnell—; y el resultado, supongo, es que la chica estácompletamentedescontenta,¿no?

—Sí. ¡Es tan joven y tan tonta!Hablé con ella y le recordé lo antipática quehabíasidolaSra.Murryyledijeque,sicambiabadecasa,alomejorencontrabaotrapeor.Entodocaso,creoquelaheconvencidodequedebepensarlascosasconcalma.¿Túsabesquépasa,Edward?Yotengounasospecha.Creoqueesamalignavieja intentaqueAlicesevayadenuestracasaparapoderledecirasuhijoqueesuna chica tornadiza; supongo que se inventará alguno de sus estúpidos refranes,como«lamujertornadizatevaadarmuchosdisgustosenlavida»oalgoparecido.¡Quéviejamáshorrible!

—¡Vaya, vaya!—dijoDarnell—. Espero que se quede, por tu bien. ¡Menudacomplicaciónparatiponerteahoraabuscarotracriada!

Volvióallenarlapipayfumóplácidamente.Sesentíavivificado,despuésdelvacíoydelesfuerzocotidianos.Laventanaestabaabiertadeparenparyporellaentró al fin un soplo de brisa destilada por la noche de los pocos árboles quetodavíaseguíanverdesenaquelvalleárido.LamúsicaqueDarnellhabíaescuchadocasienéxtasis,yahoralabrisa,queinclusoenaquelbarriotristeysecoportabalapalabradelosbosques,evocaronelensueñoantesusojos,ymeditósobrevivenciasquesuslabioseranincapacesdeexpresar.

—Desdeluego,debeserunaviejamalísima—dijoporfin.—¿La Sra. Murry? Ya lo creo que lo es. ¡Una vieja malvada! ¡Mira que

pretenderquelachicasevayadeunacasabuenadondeesfeliz!—Sí, ¡y además no gustarle Hampton Court! Ahí es donde más se le ve la

maldad.—Yesprecioso,¿verdad?—Nuncaolvidarélaprimeravezquelovi.Fuealpocodeempezaratrabajar

enlaCity,todavíanollevabaunaño.Tuvelasvacacionesenjulioyganabatanpocoquenopodíasoñarenirmealaplayanicosaparecida.Recuerdoqueunodemiscompañerosquería queme fuese con él a recorrer a pie el condadodeKent.Me

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habría gustado, pero no tenía dinero ni para eso. ¿Y sabes lo que hice?EntoncesvivíayoenGreatCollegeStreetyelprimerdíadevacacionesmequedéenlacamahastadespuésdelahoradecomerymepasétodalatardeenunabutacafumandoenpipa. Acababa de comprar una nueva clase de tabaco, que me había costado unchelín y cuatro peniques el paquete de dos onzas, mucho más de lo que podíapermitirme,perodisfrutéenormemente.Hacíauncalorhorrible,ycuandocerrélaventana y bajé la persiana el calor aumentó aún más; a las cinco la habitaciónparecíaunhorno.Peroestaba tanagustodeno tenerque ir a laCity,quenomeimportaba,ymedediquéahojearunviejolibromuyextrañoquehabíapertenecidoamipobrepadre.Muchasdelascosasquedecíanolasentendía,peromegustaban.Dealgúnmodosentíaqueencajaban,aunquenoséconqué,yasíestuve,leyendoyfumando, hasta la hora del té. Entonces salí a dar un paseo, pensando que mesentaríabientomarunpocoelaireantesdeacostarme;ymelancéavagabundearporlascalles,sinsaberpordóndeiba,torciendoaunladouotrosegúnelcaprichodelmomento.Debíandarmillasymillas,ylamayorparteencírculo,comodicenquepasaenAustraliacuandounosepierdeenlamanigua.Yestoysegurodequeniportodoeldinerodelmundopodríarecorrerotravezelmismoitinerario.Bueno,pues el casoesqueyo seguíapor las calles cuandocayó la tardey los farolerosfueron encendiendo los faroles. Fue una noche maravillosa. Me gustaría quehubierasestadoallíconmigo,queridamía.

—Yoentonceseracasiunaniña.—Sí, claro. Bueno, pues fue una noche maravillosa. Recuerdo que estuve

paseando por una callejuela de casas grises con albardillas y jambas de estuco;muchasdelascasasteníanunaplacadebronceenlapuertayenunadeellasponía:«Artífice deCajas deConchas yCaracoles».Me gustó, porque a vecesme habíapreguntadodedóndesaldríanesascajasycosasquecompraunoenlospueblosdela costa. En la calle había algunos chiquillos jugando y en una tabernita de laesquinacantabanvarioshombres.Semeocurriómirarhaciaarribaymedicuentadequeel cielo sehabíapuestodeuncolormaravilloso.Después lohevistomásveces,perocreoquenuncahavueltoaestarexactamentecomoaquellanoche.Eraun azul oscuro pero luminoso, casi violeta, como dicen que se ve el cielo en elextranjero.Yonosésiseríaporelcolordelcielooporqué,peroelcasoesquemesentí extraño, distinto; todo parecía transformado de un modo que no lograbacomprender. En aquel tiempo conocía yo a un anciano caballero que había sidoamigodemipobrepadre,yqueahorayahamuerto,haceunoscincoañosomás,ylecontéloquehabíasentidoaquellanoche.Élmemiróydijoalgosobreelpaísdelas hadas. No sé qué quería decir y me temo que yo no me supe explicar conpropiedad.Pero,¿sabes?,duranteunosinstantessentíqueaquelmíserocallejónerabellísimoyquelasvocesdelosniñosyloshombresdelatabernaarmonizabanconelcieloyformabanpartedeél. ¡Yaconoceselviejodichodeque,cuandounoes

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feliz, va como «andando por el aire»! Bueno, pues así me sentía yo, aunque noexactamentecomosi fueracaminandoporelaire, sinomásbiencomosi lacallefuera de terciopelo o tuviera una alfombra suavísima. Y entonces (supongo queseríanfantasíasmías)pareciócomosielairesehubieraperfumado,comosiolieraaincienso,ylarespiraciónsemevolvióanhelante,comocuandoestáunoexcitadoporalgo.Nuncaenmivida,niantesnidespués,hesentidosensacionestanextrañas.

Darnell hizo una pausa y miró a su esposa. Estaba absorta en sus palabras.Teníaloslabiosentreabiertosylamiradaatentaymaravillada.

—Espero no estar aburriéndote, querida, con esta historia sobre nada. Haspasadoundíadepreocupacionesconestaestúpidacriadayalomejorprefieresirtealacama.

—Oh,no,Edward,porfavor.Noestoynadacansada.Meencantaoírtehablarasí.Sigue,porfavor.

—Bueno, pues después de caminar un poco más, esa extraña sensación fuedesapareciendo. He dicho «un pocomás», y realmente yo creía que sólo habíanpasadounoscincominutos,perocuandoentréenaquelcallejónacababademiraralreloj,ycuandolovolvíamirareranlasonce.Debírecorrerunasochomillas.Nopodíadarcréditoamispropiosojosypenséqueelrelojsehabíavueltoloco;peromástardecomprobéquemarchabaperfectamente.Nopudecomprenderloquemehabíasucedido,ysigosincomprenderlo;teaseguroquepasóeltiempoquehabríatardado en subir por la acera de la derecha de Edna Road y bajar por la de laizquierda.Peroallímetenías,enplenocampo,conunabrisafrescaqueveníadeunbosqueyelaire llenode suaves susurrosynotasmusicalesde lospájarosen losarbustos y el murmullo cantarín de un arroyo que cruzaba por debajo de lacarretera.Enelpuenteestabayocuandosaquéelrelojyencendíunacerillaparaverlahoray,depronto,medicuentadeloextrañaquehabíasidoaquellatarde.Yaves,todohabía sidomuydistintode loque llevabahaciendodurantemivida,y sobretodoel añoantes,ymeparecía comosiyono fueseelhombreque ibaa laCitytodaslasmañanasyregresabaporlatardedespuésdehaberescritounmontóndecartasaburridísimas.Eracomosi,depronto,mehubieranmetidodeunempujónenotromundo.Bueno,pueselcasoesquemelasarregléparaencontrarelcaminodevueltay,mientrasandaba, toméunadecisióndefinitivasobre lasvacacionesymedije:«VoyahacerunviajeapiecomoFerrars,sóloqueelmíoseráporLondresyalrededores».Cuandolleguéacasayateníaultimadoslosdetallesdelplan.¡Eranlascuatro de la mañana, había salido el sol y la calle estaba tan quieta y silenciosacomounbosqueamedianoche!

—Me parece que tuviste una idea magnífica. ¿E hiciste ese viaje? ¿TecomprasteunplanodeLondres?

—Síquehiceelviaje.Peronomecompréningúnplano;nomeapetecíanadaverlotodoahíenelpapel,delineado,medidoyconnombres.Lohabríaestropeado

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todo. Lo que yo quería era sentirme donde nunca nadie había estado antes. Quétontería, ¿verdad? ¡Como si pudiera haber un sitio así en Londres, ni en todaInglaterra!

—Yasé loquequieresdecir.Querías sentirte comosi estuvieras explorandounaregióndesconocida.¿Verdadquesí?

—Exacto.Esoes.Además,noqueríacomprarningúnplano.Yomehiceuno.—¿Quéquieresdecir?¿Quehicisteunmapadememoria?—Yatelocontarédespués.¿Peroteinteresaverdaderamentequetecuentemi

granviaje?—Claro que sí; debe haber sido maravilloso. Yo diría que es una idea

originalísima.—Amímeentusiasmaba,ylodeexplorarunaregióndesconocidaqueacabas

dedecir,mehacerecordarloquesentíaentonces.Deniñomeencantabanloslibrosdeviajes,comoatodoslosniños,supongo,ydemarinosqueperdíanelrumboyaparecíanpor latitudespordondenuncaanteshabíanavegadobarcoalguno,ydeexploradores que descubrían ciudades maravillosas en países lejanos; y durantetodomisegundodíadevacacionesmesentíexactamenteigualquecuandoleíaesoslibros. Me levanté muy tarde. Estaba cansadísimo de todas las millas que habíaandado; pero, después de desayunar, encendí la pipa y volví a pasar un ratomaravilloso. Era una tontería, ¿verdad?, como si pudiera haber algo exótico ofantásticoenLondres.

—¿Yporquéno?—Pues…no sé;perodespuéshepensadomuchasvecesqueyoentoncesera

tonto.De cualquiermodo,me pasé un díamaravilloso, urdiendo planes, jugandocomounniñoaquenosabíadóndeibaaaparecerniquémepodíaocurrir.Ymedabaungustoenormepensarquenadie sabíanadadeaquello,queeraunsecretosólomío,yque,vieraloqueviera,noselocontaríaanadie.Conloslibrossiemprehabía tenido lamisma sensación.Disfrutabamuchísimo leyéndolos, desde luego,pero me parecía que, si yo hubiera sido explorador, habría guardado misdescubrimientosensecreto.SiyohubierasidoColón,ysimehubierasidoposible,habría descubierto América yo solo y nunca se lo habría contado a nadie.¡Imagínate quémaravilla, ir por la propia ciudad, pasear, hablar con la gente, ydurantetodoel tiemposaberqueconocesunmundoinmensoqueseextiendemásalládelosmaresyquenadiesospechaniqueexiste!¡Cómomehabríagustado!

»Puesasíexactamentemesentíaconelviajequeibaahacer.Decidíquenadiesabríaunapalabradeello,yporesonoselohecontadoanadiehastaeldíadelafecha.

—¿Peroamísímelovasacontar?—Túeresdiferente.Pero creoqueni siquiera a ti podré contártelo todo;no

porquenoquiera,sinoporqueesimposibledescribirmuchascosasdelasquevi.

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—¿De lascosasqueviste?¿EntoncesvisteverdaderamenteenLondrescosasextrañasyfantásticas?

—Bueno,síyno.Todoloquevi,ocasitodo,sigueallíylohancontempladocientos de miles de personas. Luego descubrí que mis compañeros de oficinaconocían muchos de los sitios. Y también leí después un libro que se llamabaLondresyalrededores.Peronoséporqué,elcasoesquenimiscompañerosnilosautores del libro parecían haber visto lo que yo vi. Por eso no seguí leyendo ellibro; parecía como si quitase vida y alma a todos los sitios, dejándolos secos yestúpidoscomopájarosdisecadosenunmuseo.

»Mepasétodoeldíapensandoenloqueibaahacerymeacostétempranoparaestar descansado. En realidad, sabía increíblemente poco de Londres, aunquemehabíapasadolavidaenlaciudad,salvoalgunasemanaaisladadetardeentarde.Porsupuesto,conocíalascallesprincipales:elStrand,RegentStreet,OxfordStreet,etc.,ysabíairalaescueladondeibadeniñoyalaCity.Perosólohabíautilizadounaspocassendas,comolasovejasenlasmontañas,segúndicen;poresomeresultabamásfácilimaginarmequeibaadescubrirunmundonuevo.

Darnelldetuvoelflujodesuspalabras.Miróincisivamenteasuesposa,porsilaestabaaburriendo,perovioensurostrounamiradaatentayvivaquedenotabasupermanenteinterés.Casiparecíalamiradadequienanhelabaymedioesperabaseriniciadaenlosmisterios,dequiennosabíaacienciaciertaquégranmaravillaleibaaserrevelada.Estabasentadadeespaldasalaventanaabierta,recortándosesobreladulceoscuridaddelanoche,comosiunpintorlahubieraretratadoconunacortinadepesado terciopelo al fondo.Enel suelo, caída,yacía la laborquehabía estadohaciendo.Teníalacabezaapoyadaenlasmanos,unaacadaladodelacara,ysusojoserancomolosmanantialesdelbosqueconqueDarnellsoñabanocheydía.

—Aquella mañana tenía en la mente todos los cuentos fantásticos que mehabíancontadoenmivida—prosiguió,comosiguiendoelhilodelospensamientosquehabíancruzadosumentemientrasmanteníaloslabiosensilencio—.Mehabíaacostado temprano, como te he dicho, para estar bien descansado, y puse eldespertadoralastres,conobjetodeiniciarlajomadaaesahoramásbieninsólita.Cuandomedesperté,antesdequesonaraeldespertador,elmundoestabaensilencioyluegoempezóagorjearyacantarunpájaroenunolmodeljardíndeallado,ymeasoméalaventanaytodoestabainmóvilycallado,yelairedelamadrugadaera finoypuro,comonunca lohabíasentidoantes.Mihabitacióndabaa lapartetraseradelacasaycasitodoslosjardinesteníanárboles,yporentrelosárbolesseveíanlasfachadasposterioresdelascasasdelacalleinmediata,comosifueranlamuralladeunaciudadantigua;ymientraslasestabamirandosalióelsolylagranluzllegóamiventanayempezóeldía.

»Yencuantosalíde laspocascallesconocidas,volvióaasaltarme lamismaextrañasensaciónquemehabíavenidounpardedíasantes.No la sentí con tanta

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fuerza (ni tampoco olían esta vez las calles a incienso), pero sí con suficienteintensidad para hacerme ver por qué extraño mundo caminaba. Había cosascorrientes que pueden verse en cualquier calle de Londres: una enredadera o unárbolcreciendoenunmuro,unaalondracantandoensujaula,uncuriosoarbustofloridoenunjardín,untejadodeformararaounbalcónconunenrejadodehierrodedibujosingular.Seguramentenohaycallequenoposeaalgunadeestascosas;pero aquella mañana yo las veía como iluminadas por una luz nueva, como sillevarapuestaslasgafasmágicasdelcuento.Y,justocomoelpersonajedelcuento,yoseguíavanzandoyadentrándomeenesanuevaluz.Recuerdoqueatravesézonasde campo abierto hasta llegar a un lugar elevado, donde había charcas querebrillabanalsolygrandescasasblancasentrepinososcurosquesebalanceabanalviento;yaliniciareldescensoporelotrolado,toméunaveredaqueseapartabadelcamino principal y conducía a un bosque, y junto a la vereda había una casitapequeña y sombreada que tenía una torreta en el tejado con una campanita y unporchecuyomaderamendescoloridohabíaadquirido las tonalidadesde lamar;yen el jardín crecían azucenas altísimas, como las que vimos cuando fuimos almuseodepintura;brillabancomolaplatayperfumabanelaireconsudulcearoma.Desde cerca de esta casa contemplé todo el valle y las lomas lejanas que seextendíanalsol.Asíseguí,comotedigo,andando,andando,porbosquesyprados,hastaque lleguéaunpueblecitoquehabíaen loaltodeuncerro,aunpueblecitollenodecasasviejastorcidasbajoelpesodelosaños,yelairedelamañanaestabataninmóvilqueelhumoazuldelostejadossealzabaenlínearectaalcielo,yeratalelsilencioquedesdeelfondodelvalleoíunacanciónantiguaqueibacantandounniñoporlascalles,alolejos,caminodelaescuela,ycuandolleguéalpueblecito,que se estaba despertando, y caminé bajo casas viejas y sombrías, empezaron adoblarlascampanasdelaiglesia.

»Alpocodedejaratrásestepueblecito,meencontréconelCaminoExtraño.Salíade lapolvorientacarreteraprincipaly lovi tanverdeque toméporél,yenseguidamesentícomosi realmentehubierapenetradoenotropaís.Talvez fuerauna de aquellas vías que construyeron los antiguos romanos, de las quemuchasvecesmehabíahabladomipadre;peroelcasoesqueestabacubiertadeuncéspedespesoysuave,yalosladoshabíasetosenormes,altísimos,queparecíannohabersido podados en los últimos cien años; tan altos habían crecido, tan espesos ysalvajes,queformabanuntúnelporencimademíysólomepermitíanvislumbrarfugazmente los campospor dondeyopasaba comopor un sueño.Medejé llevarporelCaminoExtraño,colinaarribaycolinaabajo;aveceslosrosalessilvestreshabían crecido de tal modo que apenas podía yo pasar entre ellos y a veces, encambio,elcaminoseensanchabahastaformarunpradoverde,yenunahondonadatuvequecruzarunarroyoporunviejopuentedemadera.Estabacansadoyencontréunsitioblandoyfresco,alasombradeunfresno,dondedebíquedarmedormido

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variashoras,puescuandomedespertéerayamediatarde.Conqueseguíandandoyporfinlasendaverdedesembocóenunacarretera,ymiréyviqueenloaltodeunalomahabíaotropuebloconuna iglesiagrandeenel centro,ycuando lleguéa laiglesiasonabaungranórganoensuinterioryseoíacantarauncoro.

EnlavozdeDarnellvibrabacomounéxtasisquecasiconvertíasurelatoencántico y, cuando terminó de hablar, hizo una larga inspiración, invadido por elrecuerdodeaquellejanodíaveraniegoenquealgúnensalmohabíaanimadoatodaslas cosas conocidas, transmutándolas en un gran sacramento, iluminando lasvulgareslaboresterrenasconelfuegoylagloriadelaluzeterna.

YalgúnfulgordeaquellaluzresplandecíaenelrostrodeMary,sentadacontraelnegroterciopelodelanoche,lafazaúnmásradianteporcontrasteconsuoscuracabellera.Permanecióunosinstantesensilencioyluegodijo:

—Pero, querido mío, ¿por qué no me habías contado nunca estas cosasmaravillosas?Amímeparecenmuybonitas.Sigue,porfavor.

—Yo siempre he temido que fueran tonterías —dijo Darnell—. Y no séexplicarloquesentí.Nuncacreíquepodríacontartantascosascomoestanoche.

—¿Ytodoslosdíastepasaroncosasparecidas?—¿Durante lasvacaciones?Sí, creoquecadadía fueunéxito.Naturalmente,

no todos los días me fui tan lejos, hasta el campo; estaba demasiado fatigado.Muchasvecesmepasabaeldíadescansandoysalíaalatardecer,cuandoyaestabanencendidoslosfaroles,ysóloandabaunaodosmillas.Vagabundeéporplazoletasantiguasyoscurasyescuchéelvientodelascolinassusurrandoenlosárboles;yencuantoveíaquemeacercabaaalgunacalleimportanteeiluminada,mehundíaenelsilenciodelascallejasdondeyoeraelúnicotranseúnteytanpocosfaroleshabía,ytandébiles, queenvezde luzparecíandar sombra.Por estas callejasoscurasmepaseabadespacito,deunladoparaotro,duranteunhoraocosaasícadavez,yenningúnmomentodejédesentirloquetehedichodequetodoaquelloeracomounsecretomío,dequelassombrasylaslucesmortecinasyelfrescodelatardecerylos árboles que parecían nubes bajas y oscuras eranmíos y sólomíos y de queestabaviviendoenunmundoquenadiemásconocíayenelqueningúnotropodíaentrar.

»Recuerdo que una noche llegué más lejos que otras veces. Había ido endirecciónoestey, trasmuchocaminar,meencontré enunpanoramadehuertasyjardines y grandes prados que descendían hasta los árboles del río. Una enormelunarojasealzabaaquellanocheporentrenieblascrepuscularesynubesdelgadasytenues,yfuiandandoporuncaminoqueatravesabalashuertashastaquelleguéauncerropequeñoporencimadelcualseasomaba la luna, resplandecientecomounaenormerosa.Yentoncesviunafilainterminabledesiluetasquepasabanunaaunaantemisojos,alaluzdelaluna,doblegadasbajoelpesodelosgrandesfardosqueportabanahombros.Unadeaquellasfigurasibacantando,yenmitaddesucanción

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estallaron unas carcajadas horribles, cascadas, como de vieja, y todosdesaparecieron en la sombra de los árboles. Ya sé que serían gentes que iban ovolvíandetrabajarenlosjardines,¡peroparecíaunaescenadepesadilla!

»¿QuétevoyadecirdeHampton?Empezaríaahablarynoterminaríanunca.Estuveallíunatarde,cuandoyafaltabapocoparaquecerraranlaspuertas,yhabíapoquísimagente.¡Peroquépatios,decolorgrisrojizo,silenciosos,llenosdeecos,yquéjardines!Lasfloresibanentrandoenelpaísdelossueñosamedidaquecaíala noche. ¡Y los oscuros tejos y las estatuas sombrías de las avenidas, y losestanquesdeaguasilenciosayquieta!Todoseconfundíaenunaneblinaazuly,lentapero inexorablemente, las cosas iban quedandoocultas a la vista, como si fuerancayendo velos sucesivos sobre ellas, en una gran ceremonia. Oh, querida, ¿quépodríasignificar?Allálejos,alotroladodelrío,sonótresveceseltañidodeunaplácidacampana,yluegootrastresvecesyporfintresvecesmás,ymealejédeallíconlágrimasenlosojos.

»Cuando estuve, no sabía qué sitio era; despuésme enteré de que debía serHamptonCourt.Unodemiscompañerosdeoficinamecontóquehabíaidounavezcon una camarera de ABC y que se habían divertido muchísimo. Entraron en ellaberintoyluegonopodíansalir,ydespuésfueronalríoycasiseahogan.Medijoqueenlasgaleríashabíaalgunoscuadrosuntantopicantes;lachicadabagrititosysereíaalverlos.

Maryhizocasoomisodeestadigresión.—Peromehasdichoquehicisteunmapa.¿Cómoera?—Yate loenseñaréalgúndía, siquieres.Señalé todos lossitiosdondehabía

estadoy tracéunossignos,comoletrasraras,pararecordar loquehabíavistoencadasitio.Nadiemásqueyolospuedeentender.Quisehacerdibujos,perosiempresemehadadomuymaly,cuandolointento,noseparecennadaaloquepretendorepresentar.Intentédibujaraquelpuebloquehabíadescubiertoenloaltodelcerroenmiprimerdíadeviaje,porlatarde.Quisepintarunaempinadaladeracoronadadecasasy,enmedioperomuyporencimadeellas,lagraniglesiallenadetorretasycúpulas,yaúnmásporencima,yaenelaire,uncálizconrayossaliendodeél.Peromesaliómuymal.HamptonCourtlorepresentéconunsignomuyextrañoylepuseunnombrequemesaquédelacabeza.

Alamañanasiguiente,cuandosesentaronadesayunar,losDarnellrehuyeronmirarsealosojos.Eltiempohabíarefrescadodurantelanoche,pueshabíallovidoal alba. El cielo estaba azul y brillante, lleno de enormes nubes blancas quenavegabandesdeelsudoeste,yporlaventanaabiertaentrabaunairefinoyalegre.Las nieblas se habían desvanecido, y con ellas también aquellos extrañossentimientos que se habían apoderado, la noche antes, de Mary y su esposo. Alcontemplar la clara luzde lamañana, apenaspodían creer quehacíapocashorasuno de ellos hubiera referido, y el otro escuchado, un relato tan alejado de la

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corriente habitual de sus pensamientos y sus vidas. Se miraron con timidez yhablaron de cosas vulgares, de si Alice sería finalmente corrompida por lainsidiosaSra.Murry o si la Sra.Darnell conseguiría convencerla de que la viejaactuabapormotivosinconfesables.

—Y creo que, si yo fuera tú —dijo Darnell al salir—, me pasaría por lacarniceríaparaprotestar.Laúltimacarneque tehanvendidodistabadeposeer lamínimacalidadaceptable.Estaballenadeternillas.

III

Aquellanochepodríahabersidodistinto,puesDarnellhabíaelaboradounplandelqueesperabagrandesbeneficios.Conelpretextodetenerlosojoscansadosdetrabajar,pensabapreguntarasuesposasinoleimportaríamantenerencendidasólounaluzdegas,yaunéstalomásbajoposible.Opinabaquepodíansucedermuchascosas si dejaban la habitación con poca luz y la ventana abierta, y se sentaban aespiarlanocheyescucharelsuavemurmullodelárboldeljardín.Perosusplaneshabían sido urdidos en vano, pues, al llegar a la cancela de su casa,Mary salióllorandoasuencuentro.

—¡Oh Edward —empezó—, qué cosa más horrible ha pasado! Nunca megustó,perotampocolecreíacapazdeunacosatanespantosa.

—¿Quéquieresdecir?¿Dequiénhablas?¿Quéhapasado?¿HasidoelnoviodeAlice?

—No,no.Peroentra,querido,queestálamujerdeenfrentesinquitarnosojo.Sepasaeldíaespiando.

—Bueno, ¿qué pasa? —dijo Darnell cuando se sentaron a tomar el té—.¡Cuenta,pronto,quemetienesangustiado!

—No sé cómo empezar, ni por dónde.La tíaMarian llevaba varias semanasnotandoalgoraro.Ydeprontoseencontró…Bueno,enpocaspalabras,¡queeltíoRobertseentiendeconunapelanduscaylatíalohadescubiertotodo!

—¡Nomedigas!¡Peroquéviejomásverde!¡Sidebeestaryamáscercadelossetentaquedelossesenta!

—Tienesesentaycincojustos;ylehasacadounadedinero…Una vez pasada la primera impresión de sorpresa,Darnell se concentró con

todadecisiónenelpasteldecarne.—Yamelocontarásdespuésdelté—dijo—;noestoydispuestoaqueeseviejo

tontodeNixonmeestropeelascomidas.¿Quieresllenarmelacopa,querida?»Excelentepasteldecarne—prosiguiócontodacalma—.¿Quélehasechado,

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zumode limón y un poco de jamón?Creí que había pasado algo extraordinario.¿EstáhoybienAlice?¡Estupendo!Esperoquesuperetodasesastonterías.

Y siguió conversando con una calma que dejó estupefacta a la Sra.Darnell,paraquienlacaídadeltíoRobertsignificabaalgoasícomounabruscasubversióndelordennatural,hastatalpuntoquecasinohabíapodidoprobarbocadodesdequeenelsegundocorreolellegarainformacióndelosucedido.Luegohabíaacudidoalacitaquesutíaseñalabaenlacartaparaaquellamismamañanaysehabíapasadola mayor parte del día en una sala de espera de primera clase de la EstaciónVictoria,dondesehabíaenteradodetodoslospormenoresdelasunto.

—Ahora—dijoDarnell cuando lamesa hubo sido recogida—, hablemos deello.¿Cuántotiempoduraelasunto?

—La tía dice que, por pequeñas cosas que ha recordado, debe llevar por lomenos un año con esa horrible mujer. Dice que el tío llevaba mucho tiempocomportándosedeunaformamuymisteriosayqueellateníalosnerviosdeshechosporquepensabaquea lomejor estabamezcladoenalgúnasuntodeanarquistasoalgunaotraespantosacosaparecida.

—¿Yquélehacíapensareso?—Pues verás.Un par de veces que salió de paseo con sumarido, oyó unos

silbidosquelaasustaronyqueparecíanseguirlesportodaspartes.YasabesqueenBarnethaysitiosmuybonitosparadarunpaseocampestre,especialmenteporlospradosdeTotteridge,queesdondesolíanirapasearmistíoslosdomingosporlatardesihacíabueno.Claroqueéstanoera laprimeracosararaquenotaba la tía,pero entonces le hizo una impresión tremenda; se estuvo semanas y semanas sinpoderpegarojo.

—¿Silbidos?—dijoDarnell—.Noentiendonada.¿Porqué leasustabanunossilbidos?

—Ahora te lo cuento. La cosa empezó en mayo, un domingo. Uno o dosdomingos antes, a la tía le había dado la sensación de que les estaban siguiendo,pero no vio ni oyó nada, excepto una especie de crujido en un seto. Pero eldomingoquetedigo,apenashabíancruzadoelportilloquedaalosprados,cuandooyóunaespeciedesilbidoapagado,muypeculiar.Nohizoningúncaso,creyendoqueno teníanadaqueverconellani con sumarido,peroal cabodeunpoco lovolvióaoír,y luegootravezyotravezy lessiguiópor todoelpaseo.Sesintióincomodísima,porquenosabíadedóndeveníaniquiénlohacíaniporqué.Luego,encuantosalierondelpradoalcamino,el tíodijoqueestabamuymareadoyquecreíaqueseibaatomarunpocodebrandyenLaCabezadeTurpin,unatabernitaquehaycerca.Ylatíalemiróyvioqueteníalacaramorada,máscomosilefueraadarunaapoplejíaqueunmareo,pueslagentequesemareaseponemásbiendeuncolorblancoverdoso.Peronodijonadaypensóque talvezel tío tuvieraunamaneraespecialdemarearse,pueseraunhombrequesiemprelohacíatododeuna

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maneraespecial.Conquesequedóesperandoenelcaminoyélsiguióysemetióenla taberna, y la tía dice que le pareció ver una figura pequeña que salía de lassombrasy semetíadetrásdeél,peronoestá segura.Ycuando salióel tíoyanoestabamorado,sinorojo,ydijoqueseencontrabamuchomejor.Conquesefuerontranquilamenteacasa losdos juntosynohablaronmás.Fíjatequeel tíonohabíadicho nada del silbido y la tía tenía tanto miedo que no se había atrevido amencionarlo,porsilesmatabanatirosallímismo.

»Ya no pensó más en ello, pero a los dos domingos volvió a sucederexactamentelomismo.Sinembargo,enestaocasiónlatíahizoacopiodevalorylepreguntó al tío que qué podría ser aquello. ¿Y qué te crees que contestó él?«Pájaros,querida,pájaros».Naturalmente, latíaledijoentoncesquejamáspájaroalguno que volara con alas había producido nunca ruido semejante: un silbidoapagado,comotímido,conpausas intercaladas;peroél repusoqueenelnortedeMiddlesexyenHertforshirevivíanmuchospájarosdeespecies raras.«Tonterías,Robert», dijo la tía, «¿cómopuedesdecir eso, cuando lleva siguiéndonos todo elcaminoduranteunamillaomás?».Yentonceseltíoleexplicóquealgunospájarosse apegan de talmodo al hombre que a veces le siguen durantemillas; dijo queprecisamenteacababadeleerunlibrodeviajesdondesehablabadeunpájaroasí.Yen cuanto llegaron a casa, lemostró un capítulo delNaturalista deHertfordshire(quehabíancompradoporhacerun favoraunamigo)y tratabadepájaros rarosqueexistenenesosalrededores,todosellosconlosnombresmásextravagantesquesepuedaunoimaginar,segúndicelatía,queellanoloshabíaoídojamás,yeltíotuvo la impudicia de añadir que seguramente había sido una gallineta purpúrea,pues, según el libro, dicha ave emite “una nota baja y penetrante, constantementerepetida”.YluegosacódelestanteunlibrodeviajesporSiberiayenseñóala tíaunapáginadondesecontabaqueunhombrehabíasidoperseguidoporunpájarodurantetodoeldíaatravésdeunbosque.YestoescasiloquemáslemolestaatíaMarian, que él tenga siempre la habilidad de sacarle un libro a tiempo paraconvencerladeloqueaélleconviene.Pero,cuandoibanentoncespaseandoporelcampo, la tía no sabía a qué atenerse con sumarido, que noparaba de hablar depájarosdeunaformatontísima,comonuncalehabíavisto,ycontinuaronelpaseocon el horrible silbido siguiéndoles a todas partes y ella andando deprisa y sinmiraratrás,aunquemásbienporenfadoydesconciertoqueporverdaderomiedo.Y cuando llegaron al siguiente portillo, la tía se atrevió a mirar atrás y«contemplad, he ahí» (como dice ella) que no había tíoRobert por parte alguna.Sintió que se ponía pálida del susto, sobre todo por el dichoso silbido, y estabaseguradeque lohabían raptadoo algo así, y acababadegritar «¡Robert!» comoloca, cuando él apareció tranquilamente por la esquina, tan fresco como unalechuga; llevaba una cosa en la mano y dijo que no era capaz de pasar junto aciertas flores sin cogerun ramillete, y cuando la tía vioque loque llevaba en la

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manoeraundientedeleónarrancadoderaíz,sintióquelacabezaledabavueltas.ElrelatodeMaryseviointerrumpidodepronto.Darnellllevabadiezminutos

removiéndose en la silla y sufriendo verdaderas torturas por no herir lossentimientosdesuesposa.Peroelepisodiodeldientedeleónfuedemasiadoparaélyestallóenunagigantescacarcajadaque,por intentar reprimirla, seconvirtióenunaespeciedegritodeguerradelospielesrojas.Alice,queestabafregandoenlapila, dejó caer al suelo porcelana por valor de unos tres chelines y los vecinossalieron a sus jardines preguntándose si sería algún asesinato. Mary lanzó unamiradallenadereprochesasumarido.

—¿Cómopuedessertancruel,Edward?—dijoalfin,cuandolascarcajadasdesu marido se fueron debilitando de puro agotamiento—. Si hubieras visto loslagrimonesquelecaíanalapobretíaMariancuandomelocontaba,nocreoquetehubierasreído.Nosabíaqueerastandurodecorazón.

—Querida Mary —dijo Darnell, débilmente, entre sollozos y jadeos—, nosabescuántolosiento.Yaséqueesunapena,deverdad,ynoesqueyoseacruel.Peroesunahistoriatanrara,¿noteparece?¡Primerolagallinetapurpúreayluegoeldientedeleón!

Darnellretorciólacarayrechinólosdientesensusesfuerzospornovolverareírse.Marylemirómuyseriaduranteunmomento.LuegoocultólacaraentrelasmanosyDarnellvioquetodosucuerposeagitabaderisa.

—Soy igualdemalaque tú—dijopor finMary—.Pero esqueyonohabíavistoelasuntocomotúloves.Ymealegro,porque,entalcaso,mehabríareídoenlacaradelatíaMarian.¡Pobrecilla,llorabacomosiselepartieraelcorazón!NosvimosenlaEstaciónVictoria,dondeellamehabíadicho,ytomamosuncaldoenunarepostería.Yocasinopudetocarlo;aellalecaíantodoeltiempounasenormeslágrimasenelplato;yluegonosfuimosaunasaladeesperadelaestaciónyallíseechóallorardeunmodoquedabagrimaverla.

—Bueno—dijoDarnell—,¿yquépasódespués?Yanomevolveréareír.—No, no debemos reímos; es demasiado horrible para tomárselo como un

chiste.Bueno,pueselcasoesquelatíavolvióacasaysepusoapensaryapensarsobre lo ocurrido, pero no consiguió llegar a ninguna conclusión. No entendíanada.Empezóatemerqueeltíoseestuvieravolviendolocoporexcesodetrabajo,puesúltimamentehabíatenidoquequedarseenlaCityhastamuytarde(segúndecíaél)yhabíatenidoqueiraYorkshireparaunasuntopesadísimorelacionadoconnoséquéescriturasdearrendamiento(¡elmuysinvergüenza!).Peroluegoreflexionóque, pormuy raro que se estuviese volviendo sumarido, ni siquiera sus rarezaspodíanhaceraparecersilbidosenelaire,apesardequeél,comodecíalatía,habíasido siempre un hombre maravilloso. Conque abandonó ese motivo depreocupación, pero entonces empezó a preguntarse si no sería a ella a quien lepasabaalgo,pueshabía leídocosas sobregentequeoye ruidos inexistentes.Pero

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este razonamiento tampoco servía, pues, aunque podía justificar los silbidos, noexplicabaeldientedeleónnilagallinetapurpúrea,niporquécuandosumaridosemareaba seponíamorado,ni ningunade las rarezasdel tío.Así, pues, la tíadijoque, no pudiendo pensar ninguna cosa más, se dedicó a leer la Biblia desde elprincipio,díatrasdía,yparacuandollegóalLibrodelasCrónicasseencontrababastantemejorada, sobre todoporquehabíanpasadodoso tresdomingossinquesucedieranada.Sediocuentadequeeltíoestabaunpocoausenteynotanamablecomo solía, pero ella prefirió achacarlo al exceso de trabajo, ya que él volvíasiempre en el último treny además teníaque tomardos cochesde caballos en eltrayecto, por lo que nunca llegaba a casa antes de las tres o las cuatro de lamadrugada.Asínosecalentabaellalacabezaconcosasquenopodíanentenderseniexplicarse, y ya casi habla recuperado su estado normal, cuando, un domingo aúltima hora de la tarde, volvieron a empezar sus aflicciones, y ocurrieron cosaspeoresquenunca.Elsilbidolesfuesiguiendocomolasotrasveces,ylapobretíaapretó los dientes y no dijo nada, pues sabía que el tío le respondería con algúncuento,ysiguieronpaseandoensilencio.Depronto,algolehizoalatíamirarhaciaatrás y vio a un horrible muchacho pelirrojo que acechaba, con una muecadesagradable, desde detrás de un seto. Según dice, tenía una cara terrorífica, casiinhumana,comodeduende;pero,antesdequelatíatuvieratiempodefijarsemejor,desapareciótraselsetocomoporensalmoyellaestuvoapuntodedesmayarse.

—¿Unmuchacho pelirrojo? —dijo Darnell, con aire pensativo; y, tras unapausa,añadió—:¡Quéhistoriamásextraordinaria!Enmividaheoídounacosatanrara.¿Yquiéneraesemuchacho?

—A su debido tiempo lo sabrás—dijo la Sra.Darnell—. Pero es todomuyraro,¿verdad?

—¡Rarísimo! —corroboró Darnell, quedando luego sumido en silenciosasreflexiones.Porfin,declaró—:Sécontodaclaridadloquepiensodelasunto.Creoquetutíaseestávolviendoloca,oloestáya,ytienealucinaciones.Todoesteasuntomesuenaafiguracionesdeloco.

—Estásmuyequivocado.Loquetehecontadoesrigurosamenteciertoy,simedejasterminar,túmismocomprenderásloquesucedió.

—Muybien.Adelante.—Veamos,¿dóndenoshabíamosquedado?Ah,sí,enquelatíahabíavistoal

muchachopelirrojode lamueca.Pues sí, enefecto, lapobre se llevóunsustodemuerte, sobre todo porque la cara tenía algo muy extraño. Pero al cabo de unminutoodosconsiguiórehacerseysedijo:«Despuésdetodo,mejoresmuchachocon mueca que hombre con escopeta»; y se hizo el propósito de vigilarestrechamenteal tíoRobert,que teníaaspectodeestar completamenteal tantodelasunto.Ibaélabsortomientrastanto,comosituvieraqueresolvermentalmenteunproblemacomplicadísimoynosupieraquédecisióntomar.Acadamomentoabría

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ycerrabalabocacomounpez.Conquelatíasiguióconlavistaalfrenteysindecirpalabra;ycuandoél comentóqueel crepúsculoeramuyhermoso,no sedioporenterada.«¿Esquenooyesloquetedigo?»,insistióeltíoconciertairritaciónyunvolumenatronadordevoz.Yentonceslatíaledijoquelosentíamucho,peroqueconelcatarrosehabíaquedadosordaynooíanada.Yobservóqueeltíoparecíacomplacido por su explicación, incluso aliviado, y que debía creerse que ella nohabía oído los silbidos. De pronto, el tío pretendió divisar súbitamente un bellomanojodemadreselvasenloaltodelsetoydijoqueloibaacortarparaella,sóloqueellateníaqueseguirandandoporqueaélleponíamuynerviosoquelemirasen.Elladijoquebueno;pero,encuantopudo,sesaliódelcaminoyseescondiódetrásdeunarbustodel seto,que formabacomounaoquedad.Desdeallí vioal tío contoda claridad, aunque se arañó cruelmente el rostro al meterlo por error en unrosal.Yalcabodeunmomentosalióelmuchachodedetrásdeunsetoyeltíosepuso a hablar con él, y ella estaba segura de que era el mismomuchacho, puestodavíanoeratandenochecomoparanodistinguirsupelorojollameante.Yeltíoleechómanocomoparacogerle,peroelchicosaliócomounrayoydesaparecióentre los arbustos. La tía no dijo nada demomento; pero por la noche, en casa,relató acusadoramente al tío lo que había presenciado y le requirió lasexplicaciones pertinentes. Al principio se quedó desconcertado, balbuciente, ymascullóqueunaespíanoeraprecisamentesu idealdeesposa.Peropor fin, trasobligarlaajurarqueguardaríasilencio,ledijoqueéleramasóndealtorangoyelmuchacho era un emisario de la orden que le traía mensajes de la mayorimportancia.Perolatíanoselocreyó,porquecasualmenteellateníauntíomasónyjamássehabíacomportadodeesamanera.Yfueentoncescuandoempezóapensarquedebíatratarsedeanarquistasoalgoparecido,ycadavezquellamabanaltimbresecreíaquehabíandescubiertoaltíoyveníalapolicíaporél.

—¡Quétontería!¡Cuándosehavistoqueunpropietariodefincasurbanasseaanarquista!

—Bueno,latíasediocuentadequeallídebíahaberalgúnterriblesecretoydemomentonose leocurrióotraexplicación.Peroentoncesempezóarecibircosasporcorreo.

—¡Cosasporcorreo!¿Quéquieresdecir?—Todaclasedecosas;trozosdebotellarotacuidadosamenteembaladoscomo

si fueran joyas; paquetes envueltos en innumerables papeles sucesivos, y cuandopor fin llegabasal centrodel envoltorio, te encontrabascon lapalabra«gato»enletras mayúsculas; algunos dientes postizos, una pastilla de pintura roja y, porúltimo,cucarachas.

—¡Cucarachasporcorreo!Tonteríasysandeces;tutíaestáloca.—Meenseñólacaja,Edward;eraunacajitadelasdecigarrillosydentrotenía

tres cucarachas muertas. Y cuando encontró una caja exactamente igual en el

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bolsillodelabrigodel tío,peromedio llenadecigarrillos, lapobre sintióque lacabezaledabavueltasotravez.

Darnelllanzóungemidoyseremovióinquietoenlasilla,conlasensacióndequeelrelatodelasdesventurasdomésticasdelatíaMarianseparecíacadavezmásaunmalsueño.

—¿Algomás?—preguntó.—Cariño,notehedichonilamitaddelascosasquemehacontadoestatarde

la pobre tía. También una noche creyó ver un fantasma en el jardín. Estabapreocupadaporqueteníaunanidadadepolluelosapuntoderomperelcascaróny,cuandoyahabíaoscurecido, salió con algodehuevoymigadepanpor si ya lohabían roto. Y justo delante de ella vio una figura que se deslizaba junto a losrododendros.Parecíaunhombrecillopequeñoydelgado,vestidoalestilodehacesiglos;mitíavioquellevabaespadaalcintoyunaplumaenlagorra.Creyóquelehabíallegadolaúltimahora,dijo,yaunquelafiguradesaparecióalinstanteyellaintentó convencerse de que en realidad no había visto nada, el caso es que sedesmayónadamásvolveraentrarencasa.Aquellanocheeltíoestabay,cuandoellalerefirióloqueacababadesuceder,saliócorriendoaljardínytardómediahoraomásenregresar,diciendoquenohabíaencontradonada;y,unmomentodespuéslatíaoyóelcélebresilbidojustoalpiedelaventana,yeltíovolvióasalircorriendo.

—Mary,vidamía,vayamosalmeollodelasunto.¿Adóndeconducetodoesto?—¿Qué, no te lo figuras? Bueno, pues, naturalmente, siempre era lamisma

chica.—¿Chica?¿Nomehabíasdichoqueeraunchicopelirrojo?—¿Notedascuenta?Esactrizysedisfrazaba.Noledejabaenpazal tío.No

contenta con verle casi todos los días de la semana, tenía que ir también losdomingosdetrásdeél.Latíaencontróunacartaquehabíaescritoaquellahorriblecriatura y así se enteró de todo. Se llamaEnidVivian, aunque no creo que tengaderechoallamarsedeningunamanera.Yelasuntoes:¿quéhacer?

—Yahablaremosotrodía.Yomevoyafumarunapipayluegonosacostamos.Estabancasidormidos,cuandoMarydijo,depronto:—¿Notepareceraro,Edward?Anochetúmedijisteunascosastanbonitas,y

yohoyencambiotehecontadolastristesaventurasdeesepobreviejo.—Nosé—contestóEdwardcomoentresueños—.Enlosmurosdela iglesia

grande del cerro vi toda clase demonstruos con extrañasmuecas, tallados en lapiedra.

Las travesuras del Sr.RobertNixon acarrearon consecuencias imprevisibles.No es que ocurriera nada tan fantástico como podrían haber hecho suponer lasprimeras aventuras referidas por la Sra. Darnell. Lo que sucedió es que, undomingo por la tarde, la tíaMarian se dejó caer por Shepherd’s Bush yDarnellsintió vergüenza por haberse reído de las desgracias de aquella pobre mujer

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atribulada.Nunca había visto antes a la tía de su mujer y se quedó muy sorprendido

cuandoAlicelahizopasaraljardín,dondeellosestabandisfrutandodeaqueltibioyneblinosodomingodeseptiembre.Paraél,exceptuandolosúltimosdías,latíadesumujer siempre había estado asociada a ideas demagnificencia y éxito: su esposasiemprehablabadelosNixonconciertotonodereverencia;éllehabíaoídocontarmuchasveceslaepopeyadelSr.Nixon,susluchasysulentaperotriunfalascensión.Marylehabíacontadolahistoriatalcomoellalasabíadesuspadres,historiaquecomenzabaconsullegadaaLondresprocedentedealgúnpueblooscuroyperdidoenlazonamásllanadelosMidlands,peroenaquellostiempos,yalejanos,enqueunjovencampesinoteníamuchasprobabilidadesdehacerfortunaenlacapital.Elpadre de Robert Nixon tenía una tienda de comestibles en la calle Mayor de supueblo y, años después, el negociante de carbón y constructor enriquecido secomplacía en recordar aquella aburrida vida provinciana, y, aunque le gustaseglorificar sus éxitos personales, también daba a entender a sus oyentes que élprocedía de una estirpe de triunfadores. Aquello había sucedido hacía muchotiempo (solía decir): en los días en que el raro ciudadano que pretendiesetrasladarseaLondresoaYork teníaque levantarseenplenanochey recorrer,deuna u otra forma, diezmillas de sendas cenagosas y errabundas hasta llegar a laGran Carretera del Norte, donde tenía que coger la diligencia deEl Relámpago,vehículo que pasaba en toda la comarca por encarnación visible y sólida de lavelocidad.

—…Yademás—solíaañadirNixon—llegabasiempreasuhora,cosaquenopuededecirsehoyendíadelaLíneadeDunham.

EraprecisamenteenestaantiguapoblacióndeDunhamdondelafamiliaNixonllevabamanteniendosuprósperonegociodurante losúltimoscienaños, instaladoenunatiendadeprominentesventanalesquedabanalaplazadelmercado.Nohabíacompetencia, y la gente del pueblo, los granjeros acomodados, el clero y lasfamilias del condado consideraban la Casa Nixon como una institución igual deestable que el ayuntamiento (que se alzaba sobre pilares romanos) y la iglesiaparroquial.Perollegóelcambio:elferrocarrilsefueacercandocadavezmás,losgranjeros y las clases medias rurales se fueron volviendo cada vez menosacomodados;elcurtidodepieles,queera la industria local, sufrióun rudogolpecuandose instalóunagranempresadel ramoenunaciudad situadaaunasveintemillas de distancia, y los beneficios de losNixon fueron disminuyendo cada vezmás. De ahí la hégira de Robert, que se recreaba hablando de la pobreza de susprimeros tiempos, de cómo había ido ahorrando poco a poco de sus magrosingresos como escribiente de laCity y de cómo por fin él y otro compañero detrabajo,«quehabíallegadoalascienlibras»,vieronlaoportunidadenelcomerciodecarbónynoladejaronescapar.Fueenestaépocadesuvida,quetodavíadistaba

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de la opulencia, cuando lo conoció la Srta. Marian Reynolds en casa de unosamigosdeGunnersburyalosquehabíaidoavisitar.Acontinuaciónsesucedieronloséxitos.ElmuelledeNixonseconvirtióenpuntodereferenciaparalospatronesdelasgabarras;supoderfueaumentandoenradiodeacción,sutiznadaflotafluvialllegó, hacia fuera, hasta elmar y, hacia dentro, a los puntosmás remotos dondealcanzarauncanal.

A su mercancía inicial se habían ido añadiendo piedra caliza, cemento yladrillos;yporfindioelgrangolpe:lacompradeunaextensazonadeterrenosenelnortedeLondres.ElpropioNixonatribuíaestecoupasunaturalsagacidadyalaposesión de capital; pero también se extendieron ciertos oscuros rumores de quealguienhabía«hecho»algoenelcursodelatransacción.Fueraloquefuese,elcasoesque losNixon se enriquecieronhasta el exceso,yMaryhabíahabladomuchasveces a sumarido del tren de vida que llevaban, de sus criados de librea, de lasmaravillas de su salón, de su amplia pradera de césped sombreada por unespléndido cedro centenario.De estemodo,Darnell había venido a concebir a laseñoradetalpalaciocomoapersonajebrillanteyaparatoso.Selaimaginabaalta,de porte y presencia imponentes, aunque tal vez un poco propensa a la obesidad,propensión,porotraparte,quenoconveníamalaunadamadebuenaposiciónquevivíaconabsolutodesahogo.Inclusoselaimaginabauntantorubicundadetez,loquesindudaarmonizaríaconsuscabellosquecomenzabanaencanecer.Así,pues,cuando aquel domingo por la tarde oyó el timbre de la puerta, sentado, comoestaba, a la sombra de la morera, ladeó la cabeza para admirar aquella figuramajestuosa,ataviada,porsupuesto,conlasedamásricaymásnegra,aderezadaconpesadascadenasdeoro.

Diounrespingodeasombroalpercibirlaextrañapresenciaqueaparecióeneljardíndetrásdelacriada.LaSra.Nixoneraunaancianadiminuta,encorvada,quetrotaba débilmente en pos de Alice; llevaba la mirada fija en el suelo, donde lamantuvo cuando los Darnell se levantaron para saludarla. Lanzó una fugaz einquietaojeadaa laderecha,cuandoDarnell leestrechó lamano,ya la izquierdacuandoMarylabesó.Ycuandolaacomodaronenelmejorsitio,conuncojínenlaespalda,clavólavistaenlafachadatraseradelascasasdelaotracalle.Ibavestidadenegro,cierto,perohastaDarnellsediocuentadequeelvestidoestabagastadoyraído,deque la franjadepielde laesclavinay lade laboaque llevabaalcuelloparecían deslustradas e inconsolables, con una melancolía como de tienda desegundamanoenuncallejóntrasero.Ylosguantes,decabritillanegra,arrugadospor el mucho uso, azuleaban por las puntas de los dedos, donde se apreciabansignosdehabersidodolorosamente remendados.Sucabello,emplastadosobre lafrente,resultabamateydescolorido,aunqueeraevidentequesehabíauntadoalgunagrasaparaproporcionarlebrillo.Sobreelcabellollevabaungorritoanticuadoconcolgajosnegrosquetintineabansordamentealchocarentresí.

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YnohabíanadaenlafazdelaSra.NixonquecorrespondiesealaimagenqueDarnellsehabíahechodeella.Erapálida,arrugada,triste;teníalanarizenpuntayunosojosdecolorgrisacuoso,ribeteadosderojo,queparecíanrehuirtantolaluzcomolasmiradasdelosdemás.Mientraspermanecíasentadajuntoasuesposaenelverdecanapédejardín,Darnell,queocupabaunsillóndemimbretraídodelcuartode estar, tuvo la inevitable sensación de que esta figura borrosa y evasiva querespondíaentredientesalascortesespreguntasdeMary,sehallabaaunadistanciaimposiblemente remota de la idea que él se había forjado de aquella tía rica ypoderosaquepodíadarcienlibrascomosimpleregalodecumpleaños.

Lavisitantehablópocoalprincipio.Sí, sesentíaalgo fatigada;habíapasadotanto calor al venir, y no se había atrevido a ponerse ropas más ligeras porquenunca se sabe en esta época del año si va a hacer fresco al atardecer; a veces selevantannieblasfríascuandoseponeelsolynoqueríacogerunabronquitis.

—Creíquenuncallegaría—prosiguió,elevandolavozhastaunextrañotonoagudoyplañidero—.Nomeacordabadequeestoestabatanlejos,hacetantosañosquenovivoporestosalrededores.

Sesecó losojos,pensandosindudaen los lejanosdíasdeTurnhamGreenycuandosubodaconNixon;yencuantoelpañuelohubocumplidosucometido,lodevolvió al bolso negro y raído que sujetaba crispadamente con manos comogarras.Alobservarla,Darnellnotóqueelbolsoparecía repletohastaelpuntodereventaryespeculóociosamentesobrelaíndoledesucontenido:correspondenciatal vez, pensó, acaso nuevas pruebas de la traicionera e inicua conducta del tíoRobert. Se empezó a sentir incómodo allí sentado, contemplando las miradasfurtivasde lavieja,quesiempre rehuían lasdesumujero lassuyas,ypor finselevantó y se fue al otro extremo del jardín, donde encendió la pipa y se puso apasear de un extremo a otro por el sendero de grava, todavía asombrado ante elabismoexistenteentrelamujerimaginadaylareal.

DeprontooyóunsusurrosibilanteyvioalaSra.Nixoncuchicheandoaloídodesumujer.Maryselevantóyfuehaciaél.

—¿Noteimportaríaquedarteenelcuartodeestar,Edward?—ledijo—.Latíadicequeno se atreve ahablardelantede ti deunasunto tandelicado.Yamímeparecenatural.

—Deacuerdo.Peronomeiréalcuartodeestar.Creoquemevendrábienunpaseo.

»No te preocupes si tardo un poco—añadió—; si no estoy de vuelta paracuandosevayatutía,dileadiósdemiparte.

Salió caminando a la carretera principal, por donde iban y venían ruidosostranvías. Todavía seguía confuso y perplejo, e intentó explicarse el alivio queacababadeexperimentaralretirarsedelapresenciadelaSra.Nixon.Sedijoquelaafliccióndelaancianaporeldesvergonzadocomportamientodesumaridomerecía

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todorespetoycompasión;peroalmismotiempo,parasubochorno,habíasentidoeneljardínciertaaversiónfísicaaaquellamujervestidadenegroquesesecabalosojos enrojecidos con un pañuelo húmedo. De chico había ido una vez al zoo ytodavía recordaba el horror que le había producido cierta masa de reptilesarrastrándoselentamenteunossobreotrosenuncenagosoestanque.Peroleenojóla similitud entre ambas sensaciones y caminó a paso vivo por aquella carreteraplanaymonótona,contemplandoasualrededorelpocofavorecidoespectáculodeunbarrioperiféricodeLondresendomingo.

Sin embargo, Acton aún conserva cierto sabor antiguo y pintoresco quesosegósuspensamientosylosapartódetanantipáticasmeditaciones.

Porfin,cruzandomurotrasmurodeladrillos,dejódeoírlosgritosyrisasdelosdominguerosyencontróuncaminoquelellevóauncampitoresguardado,enelquesesentóllenodepaz,bajounárbol,dondepodíacontemplarelagradablevallequedesde allí se divisaba.El sol se ocultó tras las colinas, las nubes adquirieronaparienciaderosaledasfloridas;yélsiguiósentadoenlacrecienteoscuridadhastaqueempezóasoplarunabrisafresca,yentoncessepusoenpieconunsuspiroyregresóalosmurosdeladrillos,alascallesyailuminadasporfarolesmortecinosy a los ruidosos paseantes que iban y venían en la procesión de su lúgubrefestividad.Peroélibamurmurandoparasíunaspalabrasquelesonabanacanciónmágica,ycuandollegóacasayateníaelcorazónalegre.

La Sra.Nixon se había ido hora ymedia antes, según le dijoMary.Darnellsuspiróaliviado,ysalióconsumujeraljardínysesentaronmuyjuntos.

PermanecieronensilencioduranteunratoyporfinhablóMarynosinciertotemblornerviosoenlavoz.

—Quierodecirte,Edward—empezó—,quelatíanoshahechounapropuestaquedebesconocer.Creoquedebemosestudiarla.

—¿Unapropuesta?Pero,¿quétalvansusproblemas?¿Siguen?—¡Oh, sí!Me lo dijo. El tío nomuestra elmenor signo de arrepentimiento.

Parecequehapuestoaesamujerunpisoenlaciudad,amuebladoatodolujo.Eltío,por lo visto, ante los reproches que le hace ella, se limita a reírse, y dice quepretendeporfindivertirseunpoco.¿Yavistequeestabadeshecha,lapobre?

—Sí,quépena.¿Peroesquenoledadinero?¿Novamuymalvestidaparasuposiciónsocial?

—La tía posee infinidad de cosas preciosas, pero me parece que prefieretenerlasguardadas;lehorrorizaestropearlosvestidos.Noesporfaltadedinero,teloaseguro,pueshaceunpardeañoseltíopusoasunombreunagransuma,cuandotodavíaeraunmaridoalquenose lepodíapedirmás.Yestometraea loque tequeríadecir.Latíaquerríavivirconnosotros.Pagaríagenerosamente.¿Quédices?

—¿Querríavivirconnosotros?—repitióDarnell,y lapipase lecayóde lasmanos, sobre el césped. La idea de hospedar a la tía Marian le había dejado

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estupefacto, y se quedó mirando al vacío, preguntándose qué nuevo monstruoengendraríalanocheacontinuación.

—Yasabíaquenotegustaríamucholaidea—prosiguiósuesposa—.Peroyocreo,querido,quenoladebemosdescartarsinestudiarlamuyafondo.Metemoquenotecaemuybienlapobretía.

Darnellnegóconlacabeza,sinhablar.—Creíquenotecaíabien;pobrecilla,estabatanangustiada,ynolavistecómo

sepusodespués.Esmuybuena.Peroescucha,querido.¿Creesquetenemosderechoarechazarsuoferta?Yatehedichoqueposeedineropropio,yestoyseguradequeseofenderíahorriblementesiledijéramosquenolapodíamostener.¿Yquéseríademísitepasaraalgoati?Yasabesquetenemosmuypocoahorrado.

Darnellemitióungemido.—A mí me parece —dijo por fin— que lo estropearía todo. ¡Estamos tan

felicessolos,Maryquerida!Desdeluegoqueestoymuypreocupadoportutía.Creoqueesmuydignadecompasión.Perodeahíatenerlasiempreconnosotros…

—Yasé,querido.Nocreas,queamí tampocomeentusiasmaelproyecto;yasabesquemegustaestarasolascontigo.Pero tenemosquepensarenel futuro,yademás podríamos vivir mucho mejor. Yo podría darte todas esas cosas que tegustanyquetemerecesdespuésdetodoundíadetrabajoenlaCity.Ganaríamoseldoble.

—¿Quieresdecirquenospagaríacientocincuentalibrasalaño?—Claro que sí. Y además nos amueblaría la habitación vacía y pagaría

cualquier otro gasto extraordinario que se le antojase. En concretome dijo que,comovendríaalgúnamigoaverladevezencuando,legustaríacostearelfuegodelcuarto de estar y que también pagaría una parte del recibo del gas y daría unoschelinesalamuchacha,porlasmolestias.Desdeluegoestaríamosporlomenoseldobledebienqueahora.Yaves,Edwardquerido,quenoesunaofertadelasquelehacen a uno muchas veces en la vida. Además tenemos que pensar en el futuro,comoyatehedicho.¿Sabesquelatíasehaquedadoprendadadeti?

Élseestremecióperonodijonada,yMarycontinuósurazonamiento.—Y también parece que no la tendríamos siempre encima.Desayunará en la

camaymedijoquemuchastardesseiríadirectamenteasucuartodespuésdecenar.Me pareció un buen detalle que demuestra una gran consideración. Comprendeperfectamentequenonosgustetenersiempreaunterceroentretúyyo.¿Nocrees,Edward que, teniéndolo todo en cuenta, deberíamos decirle que se venga connosotros?

—Oh, supongo que sí —gimió él—. Como dices, es una magnífica ofertadesdeelpuntodevistafinanciero,ymetemoqueseríamuyimprudenterechazarla.Peronomegustalaidea,loconfieso.

—¡Cuántomealegrodequeestemosdeacuerdo,querido!Tenconfianza,ya

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veráscomonosaldrátanmalcomotefiguras,nimuchomenos.Yademásdequenos beneficia, estaremos haciendo a la pobre tía una obra de caridad. Pobrecilla,estuvollorandoamargamentecuandotefuiste;dijoquehabíatomadoladecisióndenoseguirviviendoencasadeltíoRobertyquenosabíaadondeiroquéibaaserdeellasinosotrosnolaacogíamosencasa.Estabadeshecha.

—Bueno,bueno;lovamosaintentarduranteunaño,averquépasa.Puedequetengasrazónynoresultetanmalcomoahoraparece.¿Entramosencasa?

Se inclinópara recoger lapipa,quehabíacaídoenelcésped.A tientasno laencontróyencendióunacerillaquelepermitiódistinguirlapipa,queestabadebajodel canapé, y, de paso junto a ella, algo que parecía una página arrancada de unlibro.Sepreguntóquéseríaylacogió.

Laluzdegasestabaencendidaenelcuartodeestar,ylaSra.Darnellponíaenordenelpapeldecartascon intencióndeescribir inmediatamentea laSra.Nixonaceptandosupropuesta,cuandofueinterrumpidaporunabruscaexclamacióndesumarido.

—¿Quépasa?—dijo,sobresaltadaporeltonodevoz—.¿Tehashechodaño?—Mira esto —repuso él, enseñándole una hoja de papel—; lo acabo de

encontrardebajodelcanapédeljardín.Marylanzóunamiradadeasombroasumaridoyleyólosiguiente:

LANUEVAYESCOGIDASEMILLADEABRAHAM

PROFECÍASQUESECUMPLIRÁNENELAÑOACTUAL

1. ZarparáunaflotadeCientoCuarentayCuatroNavíosrumboaTarshishylasIslas.

2. Será destruido el Poder del Perro, incluidos todos los instrumentos delegislaciónanti-abrahámica.

3. RegresarálaFlotadeTarshishtrayendoconsigoelorodeArabia,destinadoalaFundacióndelaNuevaCiudaddeAbraham.

4. LaNoviaseráBuscadayseránconcedidoslosSellosalosSetentaySiete.5. ElSemblantedelPADREresplandeceráluminoso,mascongloriamayorquela

fazdeMoisés.6. ElPapadeRomaserálapidadoconpiedrasenelvallellamadoBerek-Zittor.7. El PADRE será reconocido por Tres Grandes Gobernantes. Dos Grandes

GobernantesnegaránalPADRE e inmediatamente perecerán bajo los efluviosdelaCóleradelPADRE.

8. SeráamarradalaBestiadelPequeñoCuernoytodoslosJuecesseránabatidos.9. LaNoviaseráhalladaenlaTierradeEgipto,que,segúnlehasidoreveladoal

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PADRE,existeactualmenteenlaparteoccidentaldeLondres.10. SeráotorgadalaNuevaLenguaalosSetentaySieteyalosCientoCuarentay

Cuatro.ElPADREavanzahacialaCámaraNupcial.11. LondresserádestruidoyseedificarádenuevolaCiudadllamadaNo,queesla

NuevaCiudaddeAbraham.12. ElPADREseuniráalaNoviayestaTierraserátrasladadaalSolporelplazode

mediahora.

LaexpresióndelaSra.Darnellsefuerelajandoamedidaqueleíaasuntoqueaella le parecía tan inofensivo como incoherente. El tono de voz de sumarido lahabía hecho temer algo más tangiblemente desagradable que una vagaconcatenacióndeprofecías.

—Bueno—dijo—¿yqué?—¿Yqué?¿Novesqueselecayóatutíaydebeestarmáslocaqueunacabra?—¡Oh,Edward,nodigaseso!Enprimerlugar,¿cómosabesqueselehacaído

aella?Tambiénpuedehaberlotraídoelvientodecualquierotrojardín.Y,aunenelcasodeque se lehubieracaídoaella,nocreoque seapara llamarla loca.Yonocreo que haya ahora auténticos profetas; pero hay mucha gente sensata que nopiensaasí.Conocíunavezaunaseñoraancianaqueerabuenísima,estoysegura,yleía todas las semanas una revista llena de profecías y cosas como ésta.Nadie lallamabalocayoídeciramipadrequelabuenaseñorateníaunadelasmentesmásagudasparalosnegociosqueélhabíaconocidoensuvida.

—Muybien,hazloquequieras.Peromeparecequelovamosalamentar.Permanecieronsentadosensilencioduranteunrato.Aliceregresódesu«tarde

libre»yellossiguieronensilenciohastaquelaSra.Darnelldijoqueteníasueñoyqueríairsealacama.

Suesposolediounbeso.—Creo que yo tardaré un poquito en acostarme —dijo—, tú ve a dormir,

querida.Quieroreflexionarsobretodoesto.No,no;novoyavolvermeatrás:tutíavendráconnosotros,yatelohedicho.Perohayunpardecosillasquemegustarlaaclarardentrodemimismo.

Estuvo meditando durante largo rato, paseando de arriba abajo por lahabitación.LaslucessefueronapagandounatrasotraenEdnaRoad,ylagentedelbarrioyadormía;perolaluzdegasseguíaencendidaenelsaloncitodelosDarnellyélseguíapaseándosedearribaabajoporlahabitación.Pensabaqueentornoasuvida en común, que un apacible había sido hasta entonces, parecían acumularseformas grotescas y fantásticas por doquier, presagios de confusión y desorden,amenazas de locura: extraño cortejo de otro mundo. Era como si a las callessilenciosas y durmientes de alguna antigua ciudad perdida entre los monteshubieranllegadodesdelejossonidosdetamboresydeflautas,retazosdecánticosagrestes,ydeprontohubierairrumpidoenlaplazadelmercadounalocacompañía

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de danzantes extrañamente ataviados que bailaban desenfrenadamente a un ritmocadavezmásacelerado,quesacabanalosciudadanosdesusprotegidoshogaresyvidas apacibles y los invitaban seductoramente a entremezclarse con ellos en lassignificativasfigurasdeladanza.

Sin embargo, a la vez lejos y cerca (pues estaba escondida en su corazón)contempló también el resplandor de una estrella segura y constante. Allá abajocayeron las tinieblas; brumas y sombras envolvieron la ciudad. Enmedio de lascalles se encendieron las llamas rojas y vacilantes de las antorchas. El cánticoaumentóenvolumen,cadavezmásinsistente,másmágico,hinchándoseocayendoenmodulacionesultraterrenasquecomponíanelinequívocodiscursodelensalmo.Yeltamborredoblabalocamenteychillabalaflautahastaelalarido,convocandoatodosenlanoche,llamándolosaabandonarsusapacibleslares;puesenmediodelazarabandasepreconizabaunextrañorito.Lascalles,tansilenciosasdecostumbre,tan ahogadas bajo los fríos y apacibles velos de la tiniebla, dormidas bajo laprotección de la estrella vespertina, ahora hervían de linternas saltarinas yresonabanconlosgritosdedanzantesarrebatadoscomoporunhechizomagistral;y los cánticos se hinchaban y triunfaban, el reverberante ritmo del tambor seacelerabay,enelcentrodelaciudaddespertada,lahuestefantásticarepresentabasufunciónalrojoresplandorde lasantorchas.Élnosabíasieranactoresymúsicosquesedesvaneceríantansúbitamentecomohabíanvenidoydesapareceríanpor lasenda que subía al monte; o si realmente eran magos, hacedores de grandes yeficaceshechizos,sabedoresde lapalabrasecretamediante lacual la tierrapuedetransformarseenantecámaradelaGehenna,detalmodoquequieneslosmiraranyescucharan,comosideunespectáculocallejerosetratase,quedaríanatrapadosporelsonidodelavisión,seríanarrastradosytomaríanparteenlaselaboradasfigurasdeaquellamísticadanza,paraserluegoarrojadosalosaborrecibleslaberintossinfinqueseextiendenporlascolinas,dondevagaríanerrantesparasiempre.

PeroDarnellnoteníamiedo,graciasalLucerodelAlbaquehabíacomenzadoa resplandecerensucorazón.En realidadsiemprehabíaestadoallí,yallípocoapocohabía idobrillandocon luzcadavezmásclara;yempezóadarsecuentadeque,aunquesuspasosterrenoslecondujeranporloscaminosdelaantiguaciudadasediada por los Hechiceros, y ésta resonase de cánticos y procesiones, él, sinembargo,tambiénmorabaenlaserenidadyenlaseguridaddeaquelastrodeluz,yde que contemplaba el confuso espectáculo de los mortales desde una alturaindecible,desdedondeveíamisteriosenloscualesnoparticipabarealmenteyoíacantosmágicosquenoerancapacesdehacerleabandonarlosbastionesdelaaltaysagradaciudad.

Su corazón estaba henchido de paz y de gozo cuando se acostó junto a suesposaycayódormido;yporlamañana,cuandodespertó,sesintióalegre.

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IV

EntrebrumascomodesueñoatravesóDarnelllosprimerosdíasdelasemanasiguiente. Tal vez la naturaleza no había pretendido hacer de él un ejemplar dehombreprácticoniespecialmentepropensoaloquesuelellamarse«sólidosentidocomún»; pero su formación le había exigido desarrollar sencillas y buenascualidadesmentales,ysuextrañotalantedeldomingoporlanochelepreocupaba,porloqueseesforzabaenexplicárselocomoantañohabíaintentadointerpretarlasfantasías de su adolescencia y juventud. Al principio se sintió frustrado por noconseguirlo; el periódico de la mañana, que siempre compraba durante la largaparadadelautobúsenUxbridgeRoadStation,cayódesusmanosnoleído,mientrasél razonaba en vano, ante sí mismo, que la temida incursión de una ancianaestrafalaria, por muy tediosa que fuera, no justificaba racionalmente aquellasinsólitas horas de meditación en que sus imaginaciones se habían revestido deropajesfantásticosydesacostumbradosylehabíanhabladoenunextrañolenguaje,lenguajeporotrapartequeélhabíacomprendidoperfectamente.

Contalesrazonamientosfatigósumentedurantelalargayhabitualascensióndel autobús por la empinada cuesta de Holland Park y a través del incongruentebulliciodeNottingHillGate,donde,porunlado,lacalleconducealasresidenciaslujosasyun tantomarchitasdeBayswatery,por elotro, sedivisa la entradaa lalúgubre regiónde los suburbios.Loshabituales compañerosde suviajematutinoiban en los asientos de alrededor; oía perfectamente el bisbiseo de susconversaciones,queerandiscusionesdepolítica,ysuvecinodeasiento,queveníadeActon,lepreguntóquéopinabaahoradelgobierno.Justoenfrentedeélsehabíaproducidoundebate,ruidosoyexcitado,sobresielruibarboerafrutauhortalizayjuntoasuoídoresonólavozdeRedman,quevivíamuycercadesucasa,elogiandolabuenaeconomíade«laesposa».

—No sé cómo se las arregla. Fíjese: ¿a que no sabe qué comimos ayer?Desayuno: empanadasdepescado,muybien fritas.Sabrosas, ¿entiende?, con todaclasedehierbas.Esunarecetadesutía, tieneustedqueprobarlasalgúndía.Café,tostadas,mantequilla,mermeladay,naturalmente,losetcéterasdecostumbre.Cena:carneasada,pudíndeYorkshire,patatas,verdurasysalsaderábanospicantes,tartadeciruelasyqueso.¿Dóndelepuedendaraunomejorcena?Bien,amímepareceexcelente,deveras.

Pero,apesardeestasdistracciones,DarnellcayóenunestadodeensoñaciónmientraselautobúsavanzabatraqueteandohacialaCity,ysiguióesforzándoseporresolverelenigmade loque lehabíaocurrido lanocheantes.Yalcontemplar laafanosa muchedumbre de las aceras y escuchar los ruidos de la calle, mientras

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árboles,parquesycasaspasabanantesusojos, todo leparecióextrañoydistinto,como si se hallase recorriendo las avenidas de alguna ciudad extranjera. Tal vezfuese que, en aquellas mañanas en que se dirigía a su rutinario traba o, vagasfantasíasflotantesquedebíanllevarmuchotiemporondándolelamenteempezabana tomar formadefinidaya cristalizar enconclusionesconcretasqueyanopodíaignorar aunque quisiera. Darnell había recibido lo que se llama una sólidaformacióncomercialy,portanto,lehabríaresultadomuydifícilponerenpalabrasarticuladas cualquier pensamiento que mereciera ser pensado; pero, en esasmañanas, se sentía cada vez más convencido de que el «sentido común», quesiemprehabíaoídoencomiarcomolasupremafacultaddelhombre,eracon todaprobabilidadelinstrumentomásínfimoypeorconsideradodecuantosconstituyenla dotación intelectual de una hormiga de mediana inteligencia. Y, comoconsecuenciacasiobligadadetalesreflexiones,seimponíaenéllafirmecreenciadeque toda laurdimbrede lavida enqueél semovíahallábase sumida,hasta loinimaginable, en el más craso de los absurdos; de que él y todos sus amigos,conocidos y compañeros de trabajo se interesaban en asuntos en que el hombrejamás tendría por qué haberse interesado, perseguían fines que jamás deberíanhaber perseguido, verdaderamente eran como hermosas piedras de un altarutilizadas para construir una pocilga. La vida, según le parecía, era una granbúsqueda de… no sabía qué; y, a lo largo de las edades, las auténticas señales eindicacionesdelcaminohabíansidodestruidas,oenterradas,oelsignificadodelaspalabras se había ido olvidando poco a poco; uno a uno, los signos habían sidodesvirtuados,losauténticosaccesossehallabanocultosporespesosmatorrales,elmismocaminohabíasidodesviadodelasalturasalashonduras,hastaqueporfinlarazadeperegrinoshabíadegeneradoenpicapedreroshereditariosoexcavadoresdezanjas que se afanaban en una senda que, si acaso, conducía a la destrucción. ElcorazóndeDarnellsaltódegozo,deungozoextrañoytrémulo,conlasensacióndequetodoeranuevo,cuandoseleocurrióqueacasoestagranpérdidanofueradesesperada, que tal vez las dificultades no fueran nimuchomenos insuperables.Quizábastara—sedijo—conqueelpicapedrerotiraseelmartilloyechaseaandar,para que el camino apareciera claro ymanifiesto ante él; y con un solo paso seliberaríaelexcavadordelpestilentefangodelazanja.

Detodoesto,naturalmente,sefuedandocuentapocoapocoycondificultad.Él era un escribiente inglés de la City, “florecido” a finales del siglo XIX, y elenormemontóndemorrallaacumuladodurantesiglosnosepodíaeliminarenuninstante. Una y otra vez, la estúpidamentalidad que había sido implantada en él,como en todos los demás, le afirmaba con toda seguridad que el mundo real yverdaderoeraelquepodíaverseypalparse,unmundoenelquecopiarcartasconfidelidad y buena letra era intercambiable por cierta cantidad de pan, carne yvivienda, y en el que el hombre que copiaba bien, no golpeaba a sumujer y no

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malgastabaeldinero,eraunhombrequeestabacumpliendoelobjetivoparaelquehabía sidohecho.Pero, pese a estos argumentosypese aque eran aceptadosportodoscuantoslerodeaban,élposeíaelprivilegiodepercibirlaabsolutafalsedadyel absurdo total de semejante actitud. Tenía la suerte de ignorar por completo la«ciencia»deperragorda;pero,aunquelehubieranmetidotodalabibliotecaenelcerebro, no habrían conseguido hacerle «negar en las tinieblas lo que habíaconocido en la luz».Darnell sabía por experiencia que el hombre es unmisteriohechoparamisteriosyvisiones,parasentirensuconcienciaunafelicidadinefable,paravivirungozoinmensoquetransmutaalmundoentero,ungozoquesobrepasatodos losgozosyvence todas las tristezas.Esto losabíaconcertidumbre,aunqueconfusamente;yestabaseparadodelosotroshombres,preparándoseparaungranexperimento.

Tales pensamientos sobre su tesoro escondido y secreto le permitieronsobrellevarcasiconindiferencialaamenazadeinvasiónprotagonizadaporlaSra.Nixon. Sabía ciertamente que la presencia de ésta entre su mujer y él resultaríadesagradable e incómoda, y abrigaba serias dudas acerca de la cordura de laanciana;pero,despuésdetodo,¿quéimportaba?Además,yacomenzabaaalborearen su interior una luz tenue que le permitía vislumbrar los beneficios de laabnegación,y eneste asuntoélhabíapreferido lavoluntadde sumujer a la suyapropia. Et non sua poma; para sorpresa suya, encontró placer en negarse a supropio deseo, cosa que siempre le había parecido completamente detestable. Lasituaciónenquesehallabaleresultabadeltodoincomprensible;pero,tambiénaquí,pese a pertenecer a una clase social sin esperanza, a vivir en los contornosmáscarentesdeesperanzaqueelmundohavisto,peseasabertantodelaaskesiscomodemetafísica china, también aquí tuvo el privilegio de nonegar la luz que habíaempezadoaalborearensualma.

YencontróunarecompensaenlamiradadeMarycuando,enelfrescordelatarde, egresó de sus necias ocupaciones al hogar. A la caída del crepúsculo sesentaronjuntosbajolamorera,cogidosdelamano,yamedidaquelasfeasparedesquelosrodeabanseibandifuminandoenunmundodesombrassinforma,ellossesentíanlibresdelaesclavituddeShepherd’sBush,libresparavagarenesemundono desfigurado, nomancillado, que se extiendemás allá de las paredes. De estaregión poco o nada sabía Mary por experiencia, pues su familia siempre habíahecho suyos los postulados del mundo moderno, al que la verdadera naturalezainspiraunhorroryunespanto instintivosyextraordinariamentesignificativos.ElSr.Reynolds tambiénhabía compartidootra extraña supersticiónde estosúltimostiempos,a saber:queesnecesario salirdeLondresunavezalañopor lomenos,comoconsecuencia,Maryteníaciertoconocimientodediversoslugaresdeveraneositosenplayasdelascostasmeridionalyoriental,dondeloslondinensessereúnenen hordas, convierten las arenas en un inmenso y pésimomusic-hall y obtienen,

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segúndicen,enormesbeneficiosconelcambio.Peroexperienciasdeestaíndolenoproporcionan ningún conocimiento de la naturaleza en su sentido verdadero yoculto; sin embargo, Mary, mientras descansaba en el crepúsculo bajo el árbolsusurrante,supodelsecretodelbosque,delvallecerradoporaltascolinas,dondesiempremurmuran las aguas de un claro riachuelo. Y para Darnell éstas fueronnochesdegrandessueños;pueshabíallegadolahoradeltrabajo,elmomentodelatransmutación,yél,quenopodíacomprenderelmilagro,queapenaspodíacreerenél, sabía sin embargo, secreta y casi conscientemente, que el agua estaba siendotransformadaenelvinodeunanuevavida.Siempreeraéstalamúsicainternadesussueños, y a ella añadía en estas noches serenas y sagradas el lejano recuerdo deciertotiempodistantedesuinfanciaenque,antesdequeelmundoleanegara,habíaviajado a la antigua casa gris del oeste, y durante todo unmes estuvo oyendo elmurmullodelbosqueporlaventanadesudormitorioy,cuandocallabaelviento,elromperdelasmareascontralosarrecifes;yalgunosdíasquesehabíadespertadomuy temprano oyó un extraño grito de ave que se alzaba de su nido, entre losjuncos,ysehabíaasomadoalaventanayhabíavistocómoelvalleseblanqueabaalalbaycómoelríoqueporélserpenteabasetomabablancoalsumergirseenelmar.Todosestosrecuerdosselehabíanidoborrandoydesluciendoamedidaqueélsehacíaadultoylascadenasdelavidacomúneransólidamenteremachadasentornoasualma;todalaatmósferaquelerodeabaeracasiletalparatalesvivencias,ysólode vez en cuando, en momentos semiconscientes o en sueños, había retomado aaquelvalledellejanooeste,dondeelhálitodelvientoeraunensalmoycadahojaycadaarroyoycadamontehablabandegrandese inefablesmisterios.Peroahora,aquellavisiónrotalehabíasidoengranparterestaurada,ymirandoconamorenlosojosdesuesposa,viocentellearlaslagunasdelbosqueapacible,violanieblalevantándosealatardeceryoyólamúsicadeltortuosorío.

Así, juntos, estaban sentados amboselviernespor la tardede la semanaquehabía comenzado con aquella extraña y casi olvidada visita de la Sra. Nixon,cuando, para fastidio de Darnell, sonó un discordante timbrazo en la puertaprincipalyaparecióAlice,untantoconfusa,paraanunciarqueuncaballerodeseabaveralseñor.Darnellentróenelsaloncito,dondeAlicehabíaabiertodetalmodolaespitadelgasquelaluzarrojaballamaradasconunbramidodetorrente,ybajoestaluzdistorsionanteaguardabauncaballerorecioyentradoenaños,cuyosemblantele resultaba enteramente desconocido. Darnell le miró desconcertado y vaciló, apuntodehablar,peroelvisitantelequitólapalabra.

—Usted nome conoce, pero espero que sí conocerá mi nombre.Me llamoNixon.

Noesperóaserinterrumpido.Sesentóylanzósealrelato.Trassusprimeraspalabras,Darnell,aquiennocogíanmuydesorpresa,escuchóconasombro.

—Yenpocaspalabras—recapitulóNixon—,queestácompletamente loca la

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pobreyhemostenidoqueinternarlahoymismo.Selequebrólavozduranteuninstanteyseenjugódisimuladamentelosojos,

pues, aunque robusto por naturaleza y triunfador en la vida, no dejaba de serhombre sensible que además quería sinceramente a sumujer. Había hablado conrapidez, sinapenasentrarendetallesquehabrían interesadoa losespecialistasenciertas clases demanía, yDarnell se sintió apenadopor el sufrimiento que el Sr.Nixonevidenciaba.

—Hevenidoaverle—prosiguióéstetrasunabrevepausa—porquedescubríqueellahabíaestadoaquíeldomingopasadoymeimaginémásomenosloqueleshabríacontado.

DarnellleenseñólahojillaproféticaqueselehabíacaídoalaSra.Nixoneneljardín.

—¿Sabeustedalgodeesto?—preguntó.—¡Oh, ése! —exclamó el viejo con cierta animación en la voz—. ¡Oh, sí!

Anteayerlemolíapalosaése.—¿Peroestáloco?¿Quiénes?—No está loco: es malo. Es un sinvergüenza, un miserable galés llamado

Richards.Desdehace unos pocos años dirige una especie de capilla ahí porNewBarnet, ymi pobre esposa, que se conoce que la iglesia parroquial no le parecíabastante,llevabalosúltimosdocemesesyendoporeltemplodeesamalditasecta.Esofueloqueacabódedesequilibrarla.Sí,anteayerlemolíapalosaése,ynomedamiedoquemellevealjuzgado.Aéseleconozcoyoyélsabequeleconozco.

ElviejoNixonsusurróeneloídodeDarnellyrióentredientesalrepetirporterceravezsufórmula:

—Apaloslemolíaéseanteayer.Darnellsólopudomurmuraralgunascondolenciasyexpresarsuconfianzaen

quelaSra.Nixonserecobrase.Elviejomoviónegativamentelacabeza.—Metemoquenohayesperanzas—dijo—.Hepedidoconsejoalosmejores

médicos,peronopuedenhacernada,yasímelohandicho.A continuación pidió ver a su sobrina y Darnell salió y preparó aMary lo

mejorquepudo.Aella lecostócreerquesu tíaestuviera locade remate,pues laSra. Nixon, habiendo sido extremadamente estúpida durante toda su vida, habíalogrado pasar sin ningún esfuerzo, entre familiares y amigos, por una personaproverbialmente sensata. En la familia Reynolds, como en la gran mayoría denosotros,lafaltadeimaginaciónsetomasiempreporcordura,yaunquemuchosdenosotros no han oído nunca hablar de Lombroso, somos sus conversosconfeccionados a medida. Siempre hemos creído que los poetas están locos, yaunque desgraciadamente las estadísticas demuestran que pocos de ellos han sidorealmenteinquilinosauténticosdelosasilosdelunáticos,aliviasaberquecasitodos

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han tenido tos ferina, enfermedad que sin duda constituye, como la intoxicación,unalocuramenor.

—¿Perorealmenteesverdad?—preguntóporfinella—.¿Estássegurodequenotehaengañadoeltío?Latíasiempreparecíatansensata…

Alfin,fortalecidaporelrecuerdodequela tíaMariansolía levantarse todaslasmañanasmuytemprano,entróconsumaridoenelsalónyseenfrentóalviejo.La sinceridadydelicadezadeéste,queeranevidentes, fueronablandandoaMaryaunque su creencia en las fábulas de su tía todavía tardó en desvanecerseplenamente. Cuando se despidió el visitante, ya había quedado convenido quevolveríaaverlosotrodía.

La Sra. Darnell dijo que se sentía agotada, y se acostó; y Darnell volvió aljardínyempezóapaseardearribaabajo,poniendoenordensusideas.ElinmensoalivioexperimentadoalenterarsedequefinalmentelaSra.Nixonnovendríaavivircon ellos le obligó a reconocer que, pese a su sometimiento, había sentidoverdadero pánico ante tal eventualidad. Ahora se le había quitado ese peso deencimayteníalibertadparavolveraconsiderarsupropiavidasinreferenciaalagrotescaintrusiónquelahabíaamenazado.Lanzóunsuspirodealegríay,paseandodeunextremoaotrodeljardín,saboreóelaromadelanocheque,aunquellegabadébilmenteenaquelbarrioaprisionadoentreladrillos,letrajo,deañosremotos,elrecuerdodecómohueledenocheelmundo,segúnélhabíasabidoduranteaquellasbrevesvacacionescampestresdesuinfancia:olorqueemanabadelatierracuandola llama del sol se ha hundido tras la montaña y el resplandor del crepúsculopalidece en el cieloy en los campos.Yal recuperar estos sueñosperdidosdeunpaísencantado,levinieronotrasimágenesdesuinfancia,olvidadasysinembargono olvidadas, que residían inadvertidas en zonas oscuras de la memoria, peroprestasaserevocadas.Recordóunafantasíaquelehabíaperseguidodurantelargotiempo. Tumbado medio dormido en el bosque, durante una siesta calurosa deaquellamemorableestanciaenelcampo,había«jugado»aquedelasnieblasazulesydela luzverde tamizadapor lashojassurgíaunadiminutacompañeraquese leacercaba: una chiquilla de color blanco y largos cabellos negros, que estuvojugando con él y le susurró secretos al oído, mientras el Sr. Darnell, su padre,dormía bajo un árbol; y desde aquella tarde de verano la figurilla blanca habíapermanecido a su lado día tras día; lo había visitado en el erial de Londres, einclusoenañosrecienteslehabíavenidoalgunavezlasensacióndesupresenciaenmedio del acaloramiento y bullicio de la City. Recordaba bien su última visita;ocurrió pocas semanas antes de casarse, y de las profundidades de alguna tareatriviallevantólamiradaatónitaysepreguntóporquédeprontoelaireolíaahojasverdes,porquéllegabanasuoídoelmurmullodelosárbolesyelrumordelríoentre los juncos; y entonces ese súbito embeleso al que había dado nombre eindividualidadleposeyóporcompleto.Supoentoncescómolaembotadacarnede

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unhombrepuedeconvertirseenfuego;yahora,mirandodesdeunnuevopuntodevistahaciaelrecuerdodeéstayotrasvivencias,comprendióhastaquépuntotodolo que era real en su vida había sidomal acogido, no deseadopor él, y le habíaacontecido,talvez,envirtuddecualidadespuramentenegativasporsuparte.Ysinembargo,alreflexionar,vioqueatodololargodesuvidaseextendíaunacadenade testigos: una y otra vez habían susurrado en su oído voces que hablaban unlenguaje extraño que él ahora reconocía como lengua materna; la calle vulgarnuncalehabíanegadovisionesdesuverdaderatierranatal;yentodaslasvueltasyrevueltasdelmundovioquehabíahabidoemisariosprestosaguiarsuspasosporelcaminodelgranviaje.

Una o dos semanas después de la visita del Sr. Nixon, Darnell se tomó susvacacionesanuales.

DesdeluegohabíaquedadodescartadotodoveraneoenWalton-on-the-Nazeositios parecidos, pues él había aceptado con gusto la propuesta de sumujer, quequeríaguardaruna suma importantepor siveníanmalosdías.Pero todavíahacíamuybuentiempoyéldedicósusvacacionesaholgareneljardín,alasombradelárbol, o a callejear sin prisa ni rumbo por los barrios periféricos del oeste deLondres, sintiendo a veces la vieja sensación de que tras los velos sucios yempañadosdeinterminablescallesgrisesseescondeunabellezainefable.Enciertaocasión,undíaquellovíaintensamente,semetióenelcuartotrasteroyempezóarevolver entre los papeles del viejo baúl de crin: anotaciones, recortes y otrosretalesdelahistoriafamiliar,algunosdelpuñoyletradesupadre,otrosescritosentintayadescolorida,ytambiénhabíaunospocosdietariosdebolsillocubiertosdeunaescrituraaúnmásantigua,yenéstos la tintaestabamásnegraybrillantequecualquiera de las que venden hoy día en las papelerías.Darnell había colgado enesta habitación el retrato del antepasado, y había comprado una sólida mesa decocinayunasilla;demodoquealaSra.Darnell,alverleallíconsultandosusviejosdocumentos, se le había pasado por el magín la posibilidad de llamar a esahabitación«elestudiodelSr.Darnell».Hacíamuchosañosqueéstenoponíalavistaencima de aquellas reliquias familiares, pero desde el día en que una lluviosamañanaleenviaraaellas,siguióinvestigándolasconasiduidadhastaelfinaldelasvacaciones. Era un nuevo tema de interés para él, y empezó a hacerse una vagaimagendesusantecesoresydelavidaquehabíanvividoenaquelantiguocaseróngris,enaquelvalleconunrío,enaquellatierraoccidentaldemanantialesyarroyosy bosques antiguos y sombríos. Y en aquellos descabalados legajos de viejospapelesolvidadoshabíacosasmásextrañasquemerasnotassobrelahistoriadelafamilia, y cuando volvió a su trabajo en la City algunos de sus compañeros lenotaron vagamente cambiado, sin saber en qué; pero cuando le preguntaron quedóndehabíaestadoyquéhabíahecho,selimitóareír.Porsuparte,Maryobservóque sumarido sepasaba todas las tardesunahorapor lomenos en el trastero, y

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lamentabalapérdidadetiempoquesuponíaleerantiguospapelotessobrepersonasque ya no vivían.Y una tarde que habían salido juntos a dar un paseo (más bienlúgubre)haciaActon,Darnellseparóanteunacochambrosalibreríadelance,ytrasescrutarlashilerasdetomosraídosquehabíaenelescaparate,entróycompródosvolúmenes.Resultaronserundiccionarioyunagramáticadelatín,ylaasombradaesposaoyóasumaridodeclararlelaintencióndeaprenderdichoidioma.

Pero,verdaderamente,entodalaconductadeélpercibíaMaryciertaalteraciónimprecisable; y empezó a alarmarse un poco, aunque casi no habría podidoformular sus temoresenpalabras.Perosabíaque,deunmodo indefinidoy fueradel alcancede sus pensamientos, sus vidas habían cambiadodesde el veranoy niunasolacosaparecíaexactamentecomoantes.Siechabaunamiradaa la lúgubrevía pública de escasos paseantes, veía que era la misma de siempre, pero, sinembargo,queestabacambiada,ysiabríalaventanaporlamañanatemprano,elairequeentrabaenlahabitacióntraíaunhálitodistintoyletransmitíaunmensajequenopodía descifrar.Y los días siguieron su curso, y ni siquiera las cuatroparedes leresultabanplenamente familiares, y lasvocesde lagente sonabanextrañas, comoconecosdeunamúsicavenidaa travésdemontañasdesconocidas.Ydía trasdía,mientrascumplíaconsusobligacionescaseraseibadetiendaentiendaporaquellareddecallestristes,poraquellaberintofataldegrisdesolación,leveníanimágenesde algún otro mundo, como si fuera caminando por un sueño y en cualquiermomentopudieranproducirselaluzyeldespertar,yentoncessedesvaneceríaaquelmundogris y aparecerían gloriosas regiones largo tiempo anheladas.Una y otravez le parecía como si lo que estaba oculto fuera a revelarse incluso al lentotestimoniode lossentidos;ymientrasseafanabapor lascallesdeaquelsuburbiolúgubre y cansado, y contemplaba aquellos grises muros materiales, le parecíacomo si tras de ellos resplandeciera una luz, y unayotra vez le venía lamísticafragancia del incienso, comoenunabrisa llegadade allende las fronteras de esemundo que no es tanto impenetrable como inefable, y su oído percibía como elfantasmadeuncánticoquelehablabadecorosocultosentodosloscaminosdesuvida.Ellaluchabacontraestassensaciones,negándoseaaceptarsutestimonio,puesdurante trescientos años todo el peso de la opinión acreditada se ha dirigido ainfamarydestruirelconocimientoreal,ytanbienlohalogradoquesólopodemosrecuperarlaverdadatravésdemuchosufrimiento.YasípasabaMarylosdías,enextrañaturbación,aferrándoseacosascorrientesyapensamientoscomunes,comositemieradespertarseunamañanaenunmundodesconocidoyaunavidacambiada.YEdwardDarnellsiguióyendodíatrasdíaasutrabajoyregresandoporlatarde,siempreconaquelresplandorenlamiradayenelrostro,conaquellaexpresióndemaravillado asombro que aumentaba cada día, como si el velo se estuvieravolviendoparaélmástransparenteyprontofueraadesaparecer.

De estas grandes cuestiones que se les planteaban tanto a ella como a su

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marido,Maryprefiriónodarseporenterada,temerosa,talvez,dequesiempezabaa formularse lapregunta, la respuesta resultarademasiado fantástica.Loquehizofue aplicarse a estar siempre atareada o preocupada por pequeñas cosas; sepreguntaba qué atractivo podían tener los antiguos documentos que Edward,suponíaella,investigabameticulosamentenochetrasnocheenlafríahabitacióndelpisodearriba.Unavez,a invitacióndeDarnell, leshabíaechadounvistazo,peronodescubrióenellosnadadeinterés;habíaunpardetoscosbocetosaplumillaquerepresentaban el viejo caserón del oeste: parecía una construcción disforme yfantástica,provistadeextrañospilaresyornamentosaúnmásextrañosenelsalientepórtico;porunadesusvertienteseltejadollegabacasihastaelsuelo,yenelcentro,sobre el resto del edificio, se elevaba lo que casi podía considerarse una torre.Tambiénhabíadocumentosqueaparentementesóloconteníannombresy fechasyalgúnqueotroescudodearmasdibujadoalmargen,ysetopóconunainterminableletaníade salvajesnombresgalesesunidos entre sí por lapalabra«ap».Habíaunpapel cubierto de signos y figuras que nada significaban para ella, y tambiénestaban los dietarios de bolsillo, cuyas páginas cubiertas de caligrafía antiguaconteníantextosescritosmuchosdeellosenlatín(segúndecíasumarido):ensuma,setratabadeunacoleccióndedocumentostandesprovistosparaelladesignificadocomountratadodeseccionescónicas.PeronochetrasnocheDarnellseencerrabacon aquellos enmohecidos legajos, y cuando volvía junto a ella, su rostroresplandecíamásquenuncaconla luzdeestarviviendounagranaventura.Yunanocheellalepreguntóquéesloquetantoleinteresabadeaquellospapelesquelehabíaenseñado.

A él le encantó la pregunta. Por alguna razón llevaban cierto tiempo sinconversar mucho entre ellos, y se puso a hablar de la antigua raza a que élpertenecía,delviejoyextrañocaseróndepiedragrisquesealzabaentreelbosquey el río. Su familia, dijo, se remontaba a un pasado remotísimo, anterior a losnormandos, anterior a los sajones, hasta los tiempos de los romanos, y durantecientos de años sus antepasadoshabían sido reyezuelos y vivían enunapoderosafortalezaedificadasobreunacolinaenelcorazóndelbosque;einclusohoyendíaquedabangrandesmontículosdesdedondepodíacontemplarselamontaña,porunlado,atravésdelosárboles,y,porelotro,elamarillomar.Elverdaderonombrede la familianoeraDarnell;esteapellidofueadoptadoenelsigloXVI porun talIolo ap Taliesin ap Iorwerth, aunqueDarnell ignoraba losmotivos.Y también lecontó que, siglo tras siglo, la raza había ido empobreciéndose, hasta que por finnadalesquedósinoelcaseróngrisyunospocosacresdetierrabordeandoelrío.

—Y¿sabes,Mary?—dijo—,meparecequeantesodespuésiremosavivirallí.Mi tío abuelo, que es actualmente el dueño, hizodinerode joven, ennegocios, ycreoquemelodejarátodoamí.Séquesoysuúnicopariente.Quéextrañosería.Quécambiorespectodelavidaquellevamosaquí.

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—Nuncamelohabíasdicho.¿Peronocreesquetutíoabuelopodríadejarlacasayeldineroaotrapersonaalaquehayatratadomásqueati?Porquetúnolehasvistodesdeniño,¿verdad?

No;peronosescribimosunavezalaño.Yporloqueheoídodeciramipadre,estoysegurodequeelviejonuncadejarálacasaanadiequenoseadelafamilia.¿Creesquetegustará?

—Nosé.¿Noestámuysolitaria?—Creo que sí. No recuerdo si se ve alguna otra casa desde ella, pero me

parecequenohayningunacerca. ¡Vayacambio!NiCity,nicalles,nigentedeunlado para otro; sólo el sonido del viento, y hojas verdes y colinas verdes y lacancióndelasvocesdelatierra…

Sedetuvobruscamente,comositemierarevelaralgúnsecretoquenodebíaseraúndescubierto;yverdaderamente,sóloporhablardecambiarsedesdelacallejueladeShepherd’sBushaaquelviejocaserónperdidoenlosbosquesdellejanooeste,parecíacomosiyaleposeyeseelcambio,ysuvozadquiríalasmodulacionesdeunantiguo cántico. Mary le miró fijamente y le tocó el brazo, y él respiróprofundamenteantesdevolverahablar.

—Eslaantiguasangrequemellamaalaantiguatierra—dijo—.MeolvidabadequesoyunescribientedelaCity.

Era sin duda su sangre antigua que se le había agitado de pronto, laresurreccióndelantiguoespírituquedurantesiglosysiglossehabíamantenidofielasecretosquehoyapenasinteresabananadie,yahorarevivíacontantapujanzaensu corazón que le resultaba difícil ocultarlo. Se encontraba casi en la mismasituaciónqueelpersonajedelcuentoque, trasunafuertedescargaeléctrica,habíaperdidolavisióndelascosasquehabíaasualrededor,enlascallesdeLondres,yencambioveíaelmarylaorilladeunaisladelasAntípodas;puesaDarnellyalecostabaunesfuerzomantenerseapegadoalosinteresesyalaatmósferaque,hastahacíabienpoco,constituíantodosumundo;yelgriscaserónyelbosqueyelrío,símbolos de la otra esfera, habían irrumpido, por así decirlo, en el paisaje delbarriolondinense.

Pero siguió, aunque con más discreción, contando historias de sus lejanosantepasados.Deunodeellos,delmásremotodetodos,sedecíaqueerasantoyselesuponíaposeedordeciertossecretosmisteriososalosque,enlosdocumentos,sealudefrecuentementecomo«lasCancionesEscondidasdeIoloSant».Ydepronto,en brusca transición, pasó a evocar recuerdos de su padre y de la vida extraña ydesamparada que habían llevado en sórdidas pensiones de los barrios bajos deLondres, recuerdos de las tristes callejuelas que constituían sus primerasreminiscencias, de olvidadas plazuelas del norte de Londres, y recuerdos de supadre, hombre grave y barbudo que parecía siempre vivir en un sueño, comoempeñadotambiénenélenver,másalládelosmurossólidos,unatierradehuertos

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profundosymuchascolinasresplandecientesyfuentesycharcasquerutilanbajolaenramadadelbosque.

—Creoquemipadreseganabalavida—prosiguió—,esdecir,unavidacomolaqueseganaba,en laOficinadeRegistrosyenelMuseoBritánico.Solíahacerindagacionesporcuentadeabogadosopárrocosrurales interesadoseninvestigarhechosantiguos.Nuncatrabajómuchoysiempreestábamoscambiandodepensión,y siempre en sitios apartados y decrépitos. Nunca llegábamos a conocer a losvecinos, por lo mucho que nos mudábamos, pero mi padre tenía como mediadocenadeamigos,viejoscomoél,queveníanmuchasvecesacasa;yentonces,sihabía dinero, mandaban por cerveza a la criada de la pensión y se estaban allícharlandoyfumandohastabienentradalanoche.

»Nunca supe mucho de los amigos de mi padre, pero todos tenían un airecomún, como un anhelo de algo escondido.Hablaban demisterios que yo nuncacomprendí, y muy poco de sus propias vidas, y cuando hablaban de cosascorrientes,dabala impresióndeque,paraellos,asuntos talescomo,porejemplo,las necesidades económicas, constituían trivialidades sin importancia. CuandomehicemayoryempecéairporlaCity,conocíaotroschicosdemiedad,yaloírleshablarme pregunté simi padre y sus amigos no estarían un poco tocados de lacabeza;peroahorasémás.

Así,nochetrasnoche,hablóDarnellasuesposa,pasandosinrumboaparentedelassuciaspensionesenqueviviódeniñoconsupadreylosotrosbuscadores,alviejo caserón oculto en aquel lejano valle occidental y a la antigua estirpe quedurante siglos había contemplado la puesta del sol tras la montaña. Pero, enrealidad,loqueéldecíateníasiempreunafinalidad,yMarysentíaque,detrásdesuspalabras,pormuyindiferentesquepudieranparecer,habíaunpropósitoescondido:embarcarsejuntosenunagrandeymaravillosaaventura.

Así, cada día el mundo se tornó más mágico; día a día fue cumpliendo eltrabajodeseparaciónyfueronsiendopulidoslosaccidentesmástoscos.Darnellnodesdeñaba instrumento alguno que le pudiera ser útil en el trabajo; y ya no sequedaba en casa los domingospor lamañana, saboreando el ocio, pero tampocoacompañabaasuesposaaaquellablasfemiagóticaquesepretendíaiglesia.Enuncallejón trasero habían descubierto una pequeña iglesia de otras hechuras, yDarnell,queenunodelosviejosdietarioshabíaencontradolamáximaIncredibiliasolaCredenda, pronto percibió lo alto y glorioso que era el ritual a que asistía.Nuestros estúpidos mayores nos han enseñado que podemos llegar a sabiosestudiando libros «científicos» y manipulando tubos de ensayo, muestrasgeológicas, preparacionesmicroscópicas o cosas parecidas; pero los que se hanliberado de tales extravíos prefieren leer, no libros «científicos», sino librossagrados, y saben que el alma alcanza la sabiduría contemplando ceremoniasmísticasyritoscomplejosysingulares.EnellosdescubrióDarnellunlenguajesutil

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y misterioso que al instante le habló más secreta y directamente que los credosformalmente establecidos; y vio que, en un sentido, el mundo no es sino unainmensa ceremonia, un inmenso sacramentoquemuestra, en formasvisibles, unadoctrinaocultaytrascendente.Asífuecomoencontróenelritualdeaquellaiglesiauna imagenperfectadelmundo;una imagenpurificada,exaltadae iluminada,unacasa sagrada de piedras resplandecientes y translúcidas, donde las antorchasllameantes significaban más que las estrellas de la rueda celeste y el humo delincienso era señalmás certera que la niebla cuando levanta. Su alma desbordabaante la procesión de la albedo, blanca y solemne, y ante la danza mística quesignificaembelesoyungozo superior a todos losgozos,y cuandocontemplóalAmormatadoalzarsedenuevovictorioso,supoquehabíapresenciadoenimagenlaconsumacióndetodaslascosas,laNupciadetodaslasNupcias,elmisterioqueestádetrásdetodoslosmisterios,cumpliéndosedesdelafundacióndelmundo.Así, lacasadesuvidasetornócadavezmásmágica.

Yalmismotiempoempezóadarsecuentadeque,sienlaNuevaVidaexistengozos nuevos e insospechados, también existen peligros igual de nuevos y deinsospechados. En uno de sus libros manuscritos que decían revelar el sentidoexterno de esos misteriosos Cánticos Escondidos de Iolo Sant, había un brevecapítulo encabezado por la sentencia: Font Sacer non in communem Vsumconvertendus est, y a fuerza de paciencia y mucho uso de la gramática y eldiccionario,Darnelllogróinterpretarelpococomplicadolatíndesuantepasado.Eltomoque contenía el capítulo en cuestión era unode losmás singulares, pues setitulabaTerra de Iolo y aparentemente, gracias a una ingeniosa ocultación de suverdadero simbolismo, consistía en una relación de huertos, campos, bosques,caminos,edificacionesycorrientesdeaguaexistentesenlafincadelosantepasadosdeDarnell.Graciasaestelibro,supodelManantialSagrado,ocultoenelBosquedelosSabios—SylvaSapientum—,quees«unafuentedeaguasabundantesquecalordeestíosecarnopuedeniensuciarriadaalguna,ysonaguasdevidaparaquienespadecenseddevida,arroyopurificadorparaquienesanhelanpureza,ymedicinadetal valor curativoque con ella, porvoluntaddeDios e intercesióndeSus santos,hastalasmáscruelesheridassanan».Peroelaguadeestafuentehadesermantenidaperpetuamentesagrada,nohadeserusadaconfinesvulgaresniparasatisfacersedcorporalalguna,sinoquehadesertenidasiempreportansanta«comoelaguaqueelsacerdotehaconsagrado».Yuncomentarioescritoalmargenporunamanomuyposterior había proporcionado a Darnell alguna noción sobre el significado deestasprohibiciones.SeleadvertíaquenodebíautilizarelManantialdeVidacomoun simple placer de la vida mortal ni para obtener sensaciones nuevas ni paraendulzarlainsípidacopadelaexistenciacotidiana.«Pues—decíaelcomentarista—nohemos sido llamados a sentarnos enun teatroy contemplar la función, sino aentrar en escena y representar apasionadamente nuestro papel en un grande y

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maravillosomisterio».Darnellcomprendíaperfectamentelatentaciónaquesealudía.Aunqueapenas

había recorridounospasospor la sendayprobado sólounasgotasdel aguaquerebosabadeaquelmísticomanantial,ya sedabacuentadelencantamientoque ibatransmutando el mundo a su alrededor e infundiendo en su vida extrañossignificados y un aura de aventura.Londres parecía una ciudad de lasMil yUnaNochesysustorcidascallejasformabanunlaberintoencantado;suslargasavenidasflanqueadas de faroles eran como constelaciones de estrellas y su inmensidad seconvirtió para él en símbolo del universo infinito. Se imaginaba fácilmente loagradable que podía resultar quedarse en un mundo así, sentarse aparte y soñarmientras contemplaba el espectáculo que se desarrollaba ante su vista; pero elManantialSagradonoeraparausosvulgares,sinoparalimpiarelalmaycurarlascrueles heridas del espíritu. Sin embargo, aún quedaba otra transformación:Londres se había convertido en Bagdad; finalmente se transmutaría en Sión o,segúnpalabrasdeunodesusantiguosdocumentos,laCiudaddelCáliz.

Y aún había peligros más sombríos, a los que aludían más o menosveladamente los manuscritos de Iolo (como su padre llamaba al conjunto dedocumentos).Enellossesugeríalaexistenciadeunaregiónespantosadondepuedeirapararelalma,deunatransmutaciónhacialamuerte,deinvocacionescapacesdeatraer a lasmáspoderosas fuerzasdelmaldesde sus tenebrosasguaridas: enunapalabra, de esa esfera que ante la mayoría de nosotros se manifiesta bajo elsimbolismo tosco y un tanto pueril de laMagiaNegra.Y a este respectoDarnelltampoco carecía de una vaga intuición de lo que se daba aquí a entender. Sesorprendió a sí mismo recordando un curioso incidente, ocurrido hacía muchotiempo,quehabíapermanecidodurantetodosaquellosañosensumenteaunquesinmerecernuncasuatención,perdidoentremuchosrecuerdostrivialesdesuinfancia,yqueahorasealzabaanteél,claroynítido,llenodesignificación.Sucedióduranteaquella memorable visita al viejo caserón del oeste, y toda la escena volvió apresentarseanteélensusmenoresdetalles,ylasvocesparecieronresonarleenlosoídos. Había sido un día gris e inmóvil, de pesado calor: después de desayunarhabía estado un rato en el césped, de pie, quieto, maravillándose de la paz y elsilencioinmensosdelmundo.Nosemovíaunahojaenlosárbolesdelapradera,niun susurroveníade las innumerableshojasdelbosque;de las flores emanabaunperfumedensoydulzón,comosiexhalaranlossueñosdelanochedeverano;yallálejos,alfondodelvalle,eltortuosoríoparecíadeplataempañadabajoaquelcieloopacoyplateado,ylosbosques,camposycolinaslejanosseperdíanenlaniebla.Laquietuddelaireleteníacomoparalizadoporunhechizo;sepasótodalamañanaapoyadoenlavallaqueseparabaelcéspeddelprado,respirandoelalientomísticodelverano,yviendoencenderseloscampos,comosideprontoseabrieranmuchasflores relucientes, cuando por un instante la alta niebla se aclaraba ante el sol

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escondido.Mientrascontemplabaestepanorama,pasócercadeélhacialacasaunhombreagobiadoporelcaloryconciertaexpresióndehorrorenlamirada;peroél siguió apoyado en la valla hasta que sonó la vieja campana de la torreta, ycenarontodos juntos,amosycriados,enlahabitaciónfríayoscuraquemirabaalasinmóvileshojasdelbosque.Sediocuentadequesutíoestabapreocupadoporalgoy,cuandoterminarondecomer,leoyódecirasupadrequehabíaproblemasen una granja; y decidieron que, tras reposar la comida, irían a cierto lugar deextrañonombre.Peroalllegarlahora,elSr.Darnellestabatansumergidoenviejoslibrosyhumode tabaco,queno fueposible sacarlode su rincón,y fueronsolosEdward y su tío en el pequeño carruaje de dos ruedas. Bajaron al trote por laestrechasendahastadesembocarenlacarreteraqueseguíaelserpenteantecursodelrío,y locruzaronporelpuentedeCaermaen, juntoa lasdesmoronadasmurallasromanas,yluego,bordeandoelpueblodesierto,llenodeecos,salieronaunanchocamino de portazgo, y el polvo calizo les seguía como una nube. De prontotorcieron hacia el norte por una senda que Edward jamás había visto. Era tanangostaqueapenasdejabasitioparaelligerocarruaje,yelsueloeraderocaviva,ysubieron lentamente por la larga y empinada cuesta encajonada entre escarpadostaludes y setos incultos que les tapaban la luz. Y en los taludes crecían helechostupidosyverdes,ygoteabanocultosmanantiales;yelviejolecontóqueeninviernoaquel callejón se convertía en una torrentera de aguas turbulentas y quedabaintransitable.Adelantesiguieron,avecescuestaarribayavecescuestaabajo,perosiempreporaquellaprofundazanjacubiertadesilvestres ramasentrelazadas,yelchiquillosepreguntóenvanocómoseríaelpaisajeaambosladosdelcamino.Yenunmomentodadoelaireseoscureció,yelsetodeunodelosladosnoerayasinolalindedeunbosqueumbríoysusurrante,ylasgrisesrocascalizashabíandejadopasoaunatierrarojasalpicadadeparchesverdesyvetasdemarga,ydeprontoenel silenciode lasprofundidadesdelbosqueempezóa cantarunpájaro,y eraunamelodíahechiceraquetransportabaelcorazónaotromundo,quetraíaalalmadelniño una vibración del bendito reino de las hadas que se extiende allende losbosques de la tierra, allí donde las heridas del hombre sanan.Y así por fin, trasmuchas vueltas y revueltas llegaron a una alta meseta desnuda donde el angostocallejóndesembocabaenunaespeciedeampliopradocomunalencuyos linderoshabía desperdigadas tres o cuatro casitas rústicas, y una de ellas era un pequeñomesón.Aquípararon,ysalióunhombrequeatóelfatigadocaballoaunposteylediodebeber;yelviejoSr.Darnellcogióalniñodelamanoyselollevóporunsenderoqueatravesabaloscampos.Elmuchachoyapodíaverelpaisaje,peroeraunlugarextrañoydesconocido;sehallabanenelcorazóndeunsilvestrelaberintodemontesyvallesquenohabíavistoensuvida,ybajabanunaladeraescarpadayagreste por un estrecho sendero que se retorcía entre aulagas y gigantescoshelechos. Brillando el sol por un instante, allá abajo le respondió un destello de

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aguas claras desde el fondo de un angosto valle donde saltaba un arroyuelo depiedra en piedra. Llegaron al pie de la montaña y atravesaron un campo dehelechos, y de pronto se toparon, oculta entre huertos verdes y oscuros, con unacasa encalada, baja y larga, con tejado de piedras extrañamente decoradas pormusgosylíquenes.ElSr.Darnellllamóalapesadapuertaderoble,yentraronenuna sombría estancia donde apenas penetraba luz por los gruesos cristales de laprofunda ventana.En el techo había recias vigas y la gran chimenea exhalaba unaromaa leñaquemadaqueDarnell nuncaolvidó,y lahabitaciónparecía llenademujereshablandoa lavezen tonosasustados.ElSr.Darnellhizoseñaaunviejoaltoycanosoquellevabacalzóncortodepana,yelmuchacho,sentadoenunasillade alto respaldo recto, vio por los vidrios de la ventana emplomada las idas yvenidas del viejo y su tío paseando juntos por la vereda del jardín. Lasmujeresdejarondehablarporunmomentoyunadeellas le trajounvasode lecheyunamanzanadesdealgunafríahabitacióninterior;yentonces,derepente,enelpisodearriba resonó un alarido agudo y terrible, seguido al poco por una voz de niñacantando una canción más terrible aún. No se parecía a nada que el muchachohubieraoídoantes,peroeladulto,alrecordarla,sísabíaaquépodíacompararesacanción, a cierto cántico que convoca a ángeles y arcángeles para asistir al granSacrificio.Peroasícomoestecánticoglorificaalasfuerzascelestiales,asíparecíaconvocaraquéla toda la jerarquíadelmal,a lashuestesdeLilithySamael;y laspalabras que resonaban con tan espantosasmodulaciones—neumata inferorum—pertenecíanaalgúnidiomadesconocidoquepocoshanoídoenlatierra.

Las mujeres intercambiaron miradas de horror, y vio a alguna de las másviejas trazarse torpemente un antiguo signo en el pecho. De pronto rompieronnuevamenteahablar,yélrecordabafragmentosdesuconversación.

—Estuvo allí —dijo una de ellas, señalando vagamente por encima delhombro.

—Perosinosabíaelcamino—repusootra—.Yanosdejaronlosqueibanallí.—Ahoranohaynadaallí.—¿Cómodiceseso,Gwenllian?¿Quiénessomosnosotrasparadecireso?—Mibisabuelaconocióaunosquehabíanestadoallí—dijounaanciana—.Me

contóloquelespasódespués.Yentoncesapareciósutíoenlapuerta,yregresaronpordondehabíanvenido.

EdwardDarnellnovolviónuncaaoírhablardel asunto,ni si laniñamurióo serecobródeaquelextrañoataque;peroelrecuerdodelaescenalehabíaperseguidodurante toda su infancia, y ahora le volvía con cierta nota de advertencia, comosímbolodelospeligrosquepodíahallarenelcamino.

Sería imposible seguir narrando la historia de Edward Darnell y su esposaMary,puesapartirdeentoncessuleyendaestállenadehechosimposiblesypareceadquirirlasemblanzadelosrelatosdelGrial.Esciertoquesuvidacambióeneste

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mundo, como la del Rey Artús, pero sus trabajos no han sido recogidos porcronistaalguno.CiertoesqueDarnellescribióunlibrito,queconstabaenpartedeunos versos extraños e ingenuos como los que podría haber escrito un chiquilloinspirado y, en parte, de «notas y exclamaciones» redactadas en un singular latínmacarrónico aprendido en los «manuscritos de Iolo»; pero es de temer que estaobrita, aunque se publicara íntegramente, apenas arrojaría luz sobre la intrigantehistoriadesuautor.TitulóestelibroInExituIsraely,enelfrontispicio,escribióellema,sindudadesupropiainvención,«Nunccertescioquodomnialegenda;omneshistoriae,omnesfabulae,omnisScripturasintdeMEnarrata».Nocabedudadequeel latín no lo había aprendido de Cicerón; pero en este dialecto relata la granhistoriade la«NuevaVida» talcomose lehabíamanifestadoaél.Los«poemas»son todavía más raros. Así empieza uno de ellos, titulado (con cierto arcaísmo)LíneasescritasalcontemplardesdeunaAlturadeLondesunInternadosúbitamenteiluminadoporelSol:

CiertodíaenqueibaociosoViunguijarroportentoso.Yacíaenelcamino,olvidado,Delhombreysusafanesalejado.CuandoenlapiedramivistaposéVimitesoro,quealfinloencontréContraelrostrolaoprimí,EntremisbrazoslaceñíYenlugarsecretolaescondíDíatrasdíavoyaverLapiedraqueesmiplacer;Laadoroconfloresraras,Dichoshermosos,secretaspalabras.Ohrojomineralraroyarcano,FragmentodelParaísolejano,OhEstrella,luzdevida,ohmarQuealinfinitovaadesembocar.EresfuegoquenuncacesasYelmundoenteroenprodigiotruecas;Yelpolvoqueempañalarealidad,Túlotransformasenclaridad:dondequieraquemiro.Deloqueveomeadmiro.Latétricariverafluyeenorotransformada,Elparquedesiertoeselpaísdelashadas.Cuandocantaelvientoenelabedul,OigoelsonidodelcuernodeArtús.Yanohaycallessombrías,decadentes,SinounaciudadresplandecienteDeantorchasencendidasqueiluminanColumnasycúpulasquealCálizcobijan.ElvinodelamagianuncadejadecorrerNielbrillodelafiestaempiedraalanguidecer,NicesauninstantelaCancióndelmisterioQuecanta,yexaltaelsantoMagisterio.

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Etc.,etc.,etc.

Evidentemente,dedocumentoscomoéstoses imposibleobtener informaciónconcreta.PeroenlaúltimapáginaDarnellhaescrito:

«AsídespertédeunsueñoenquesoñabaconunbarriodeLondres,contrabajodiario,conpequeñascosastediosaseinútiles;y,alabrirlosojos,viquemehallabaenunbosquearcaico,dondeun límpidomanantial sealzabaennieblasyvaporesbajouncalorquevolvíatrémuloelpaisaje.Ydesdeloslugaresocultosdelbosquevinoamíunaforma,ymiamoryyonosunimosjuntoalmanantial».

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ARTHURMACHEN,nacidoel3demarzode1863enCaerleonyfallecidoel30demarzo de 1947. Su verdadero nombre era Arthur Llewellyn Jones. Su padre, unpastoranglicano,adoptócomopropioel apellidode suesposa, siendoasí Jones-Machen. No pudo cursar estudios universitarios debido a la delicada situacióneconómicadesufamilia,trasladándoseaLondresendondevivióenlapobrezaaltiempo que empezaba a publicar sus primeros escritos. Trabajó después comocatalogador, redactor y traductor de francés antiguo. Tras lamuerte de su padrepudodedicarmástiempoalaescrituradebidoasuherencia,empezandoapublicarasiduamenterelatosdecorte fantásticoqueentroncanconelgoticismo(aunqueélsiempretachóalanoveladegóticadesimplistaycomercial).TraselescándalodeOscarWildetuvomuchasdificultades,comoelrestodelosautoresquecultivabanlatemática,paradarsalidaasusobras.Almorirsuprimeraesposaseconvirtióenactor itinerante. Tras un nuevo matrimonio volvió a la literatura, publicandomuchasdesusobrasanteriormentecensuradasaltiempoqueinvestigabasobrelasraíces celtas de Gran Bretaña y, en especial, de su adorada Gales. Durante laPrimera Guerra Mundial se dio a conocer como periodista del London EveningNews y, sobre todo, por una serie de relatos, de corte propagandístico, acerca deLosÁngelesdeMons.Enlosaños20suobratuvoungranéxito,sobretodoporsupublicaciónenEstadosUnidos,peroprontodecayeronlasventasyelautorvivióelrestodesusdíasdeformapocodesahogada.

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TableofContentsUnfragmentodevida

IIIIIIIVAutor