La Paranoia Critica de Salvador Dali

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La paranoia crítica de Salvador Dalí (Clave del éxito de su creatividad) Dr. Juan Antonio López Benedí (Extracto del libro “La preñez congénita”, publicado por Ed. Horus en Madrid, 1992) El manifiesto bretoniano define el surrealismo como el automatismo psíquico puro, por el cual se intenta expresar verbalmente o por escrito, o por algún otro camino, el proceso real del pensamiento, libre de cualquier control de la razón y de cualquier otra preocupación estética o moral. Salvador Dalí fue un surrealista consecuente. Convirtió su vida entera en una obra de este tipo. Para él, las propuestas del manifiesto no eran un lujo neoburgués sino una forma de vida íntegra y necesaria. Por ello proclamó: “El único surrealista soy yo”. Fue lo suficientemente osado como para retar a la locura. Su paranoia crítica le mantenía continua y conscientemente en el límite exacto entre el equilibrio y el desequilibrio mental. Otra de sus definiciones era: “La única diferencia entre un loco y yo es la de que yo no estoy loco”. ¿Cuál fue el sueño vital de Salvador Dalí? ¿Fue realmente un genio? ¿Fue un loco bien vendido? Vivir el sueño de la vida sin dejar de soñar ni razonar Para comenzar a hablar de Salvador Dalí, para penetrar con un mínimo de sentido, en su vida soñada de soñador consciente, es imprescindible entender el método que él denominó paranoico-crítico. Este fue formulado en el origen de su salto a la genialidad creativa, en 1930. Y él mismo lo declara, treinta años después, como el secreto de su éxito. Se hace eco, en sus escritos de los años sesenta, del interés que, especialmente los americanos, mostraban por conocer el secreto de su éxito, que pone en relación directa con su método: la paranoia crítica. Declara haberlo practicado con fortuna desde que lo inventó, aunque no pudiera decir exactamente en qué consistía. Su esfuerzo retrospectivo le lleva a definirlo como “la sistematización más rigurosa de los fenómenos y materiales más delirantes, con la intención de hacer tangiblemente creadoras mis ideas más obsesivamente peligrosas”. Pero advierte que tal método “no funciona si no se posee un motor blando de origen divino, un núcleo viviente, una Gala –y sólo hay una”. Con todo respeto, me permito estar en desacuerdo con su advertencia, como pretendo mostrar y exponer suficientemente en este trabajo. Sí es posible encontrar un motor blando de origen divino diferente de Gala. Lo veremos luego, con un poco más de detalle, aunque ya lo he ido planteando en los capítulos precedentes. Me resulta curioso observar la escasa referencia que se ha hecho en España a este método germinal de su genio creador 1 . Apuntada esta constatación, no pretenderé escudriñar sus razones. Lo que sí me propongo es avanzar a través de los singulares pasadizos del instrumento genético, en sentido creativo, que el pintor utilizara. 1 Después de publicar este texto aparecieron más artículos y referencias al respecto

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La Paranoia Critica de Salvador Dali

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  • La paranoia crtica de Salvador Dal(Clave del xito de su creatividad)

    Dr. Juan Antonio Lpez Bened(Extracto del libro La preez congnita, publicado por Ed. Horus en Madrid, 1992)

    El manifiesto bretoniano define el surrealismo como el automatismo psquico puro, por el cual se intenta expresar verbalmente o por escrito, o por algn otro camino, el proceso real del pensamiento, libre de cualquier control de la razn y de cualquier otra preocupacin esttica o moral. Salvador Dal fue un surrealista consecuente. Convirti su vida entera en una obra de este tipo. Para l, las propuestas del manifiesto no eran un lujo neoburgus sino una forma de vida ntegra y necesaria. Por ello proclam: El nico surrealista soy yo. Fue lo suficientemente osado como para retar a la locura. Su paranoia crtica le mantena continua y conscientemente en el lmite exacto entre el equilibrio y el desequilibrio mental. Otra de sus definiciones era: La nica diferencia entre un loco y yo es la de que yo no estoy loco. Cul fue el sueo vital de Salvador Dal? Fue realmente un genio? Fue un loco bien vendido?

    Vivir el sueo de la vida sin dejar de soar ni razonar

    Para comenzar a hablar de Salvador Dal, para penetrar con un mnimo de sentido, en su vida soada de soador consciente, es imprescindible entender el mtodo que l denomin paranoico-crtico. Este fue formulado en el origen de su salto a la genialidad creativa, en 1930. Y l mismo lo declara, treinta aos despus, como el secreto de su xito.

    Se hace eco, en sus escritos de los aos sesenta, del inters que, especialmente los americanos, mostraban por conocer el secreto de su xito, que pone en relacin directa con su mtodo: la paranoia crtica. Declara haberlo practicado con fortuna desde que lo invent, aunque no pudiera decir exactamente en qu consista. Su esfuerzo retrospectivo le lleva a definirlo como la sistematizacin ms rigurosa de los fenmenos y materiales ms delirantes, con la intencin de hacer tangiblemente creadoras mis ideas ms obsesivamente peligrosas. Pero advierte que tal mtodo no funciona si no se posee un motor blando de origen divino, un ncleo viviente, una Gala y slo hay una. Con todo respeto, me permito estar en desacuerdo con su advertencia, como pretendo mostrar y exponer suficientemente en este trabajo. S es posible encontrar un motor blando de origen divino diferente de Gala. Lo veremos luego, con un poco ms de detalle, aunque ya lo he ido planteando en los captulos precedentes.

    Me resulta curioso observar la escasa referencia que se ha hecho en Espaa a este mtodo germinal de su genio creador1. Apuntada esta constatacin, no pretender escudriar sus razones. Lo que s me propongo es avanzar a travs de los singulares pasadizos del instrumento gentico, en sentido creativo, que el pintor utilizara.1 Despus de publicar este texto aparecieron ms artculos y referencias al respecto

  • Tambin Andr Breton consideraba que Dal haba dotado al surrealismo con un instrumento de primersimo orden, por medio de su mtodo paranoico-crtico, que puede ser aplicado indiferentemente a la pintura, la poesa, el cine, la construccin de objetos surrealistas tpicos, la moda, la escultura, la historia del arte e incluso a cualquier tipo de exgesis.

    Una de las repercusiones del mtodo era que sus enemigos, amigos y el pblico en general no comprendan el significado de las imgenes que aparecan en sus cuadros. l mismo confiesa que, aun siendo el autor, tampoco las comprenda. Eso no quiere decir, no obstante, que fueran realmente sin-sentidos. Existe una lectura posible. Pero su significado es tan profundo, complejo, coherentemente involuntario, que escapa al mero anlisis lgico. Con el mtodo paranoico-crtico fue capaz de zabullirse en las oscuras aguas de lo inconsciente, manteniendo siempre el hilo de Ariadna de la razn y la precisin tcnica. Pudo vivir la locura sin perderse en ella y plasmar los contenidos de ese mundo prohibido para el resto de los mortales sanos.

    En pocas palabras, este mtodo paranoico-crtico consiste en dejarse invadir continuamente por todos los impulsos, sensaciones, imgenes y repulsiones inconscientes, sin condiciones ni prejuicios; vivirlos conscientemente y llevarlos hasta sus ltimas consecuencias en actos, representaciones y objetos materiales.

    La paranoia crtica en accin 2

    Como ejemplo, l mismo relata un da en Nueva York, vivido segn su mtodo. So una noche que era autor de muchos excrementos blancos, muy limpios y muy agradables de producir. Al despertarse le comunic a Gala que ese da encontraran oro. Inmediatamente relacion su sueo con la gallina de los huevos de oro y el asno legendario que, cuando se levantaba la cola, defecaba monedas de oro.

    Comenz a imaginarse convertido en crisol de alquimista y haba proyectado, para la medianoche, reunir en el Champagne-Room del Morocco a un grupo de amigos, entre los cuales destacaban la cuatro modelos ms llamativas de la ciudad, que resplandecan ya en su imaginacin como el anuncio de un posible Parsifal. Se haba propuesto resucitar, incorporar a su propia vida, el personaje legendario durante la jornada. Y as comenz a estimular su capacidad de accin. A las once sala de la habitacin de su hotel con dos objetivos concretos: realizar una fotografa de tipo irracional en el estudio de Philippe Halsman y, antes de la comida, procurar vender el cuadro Santiago de Compostela, patrn de Espaa al millonario americano Huntington-Hartford.

    Por casualidad, dirigindose a la planta baja, el ascensor se detiene en el segundo piso, donde una multitud de periodistas le esperaban. Haba olvidado una rueda de prensa en el transcurso de la cual deba presentar el proyecto de un nuevo frasco de perfume. Le fotografiaron recibiendo el cheque, que guard cuidadosamente, encontrndose en la necesidad de corresponder con lo 2 Lo relatado en este apartado est basado en el libro DALI, S.: Diario de un genio. Barcelona. Ed. Tusquets 1983. Con respecto ala temtica de la paranoia crtica puede verse tambin el libro DALI, S.: OUI. Pour une rvolution paranoaque-critique. Paris. Ed. Denol, 1971.

  • estipulado en el contrato. Esto contrariaba sus planes. Pero, sin vacilar, tom de un fotgrafo una bombilla de flash fundida. Era azul ans. La exhibi, cual dorado tesoro, y lanz su idea: No hay dibujo; la bombilla es el modelo ya terminado. Apret la lmpara contra la mesa hasta conseguir deformar su redondez y sujetarla. El casquillo sera el tapn de oro. Todos quedaron extasiados. Y alguien exclam: Eso es el huevo de Coln!. Al pedirle el nombre del nuevo perfume proclam: Flash!. La siguiente pregunta fue que definiera la moda. Lo que pasa de moda, respondi. Y por fin, alejndose, le pidieron una idea sobre lo que deberan llevar las mujeres. Tetas en la espalda!, fue su contestacin.

    - Por qu?- Porque las tetas contienen leche blanca capaz de crear un efecto

    angelical.- Hace usted alusin a la blancura inmaculada de los ngeles?- Hago alusin a los homplatos de las mujeres. Si se hicieran surgir de

    ellos dos chorros de leche, prolongndolos, y se obtuviera una fotografa estroboscpica del resultado, se tendra exactamente alas de ngel con gotas, parecidas a las que pint Memling.

    Y con este propsito se dirigi al estudio de Philippe Halsman, para darle una expresin objetiva. Pero el fotgrafo no se encontraba preparado para plasmar su idea. Decidi entonces cambiar la imagen por la historia capital del marxismo. Sustituy las gotitas por seis aros de papel blanco atados a sus bigotes. En cada uno de ellos Halsman coloc las fotografas de Karl Marx, con su barba de melenas leoninas; de Engels, con su barba ms reducida; de Lenin, casi calvo, con bigote y escasa perilla; de Stalin con pelambrera espesa en bigote; de Malenkov, todo afeitado. El ltimo aro lo reserv en blanco para Kruschev, pelado. Y con este crculo sin rostro lleg a casa de Huntington-Hartford, para ensearle la reproduccin del cuadro de Santiago. Pero en el ascensor decidi dejrsela al empleado para que se la entregara al prncipe Al Khan, que viva en el piso de arriba. Entr en la casa del millonario con las manos vacas, a excepcin del aro blanco de papel colgando de un hilo. La situacin era absurda y le haca gracia. Estaba seguro de que algo se le ocurrira para salir airoso de ella. Se trataba de una ocasin perfecta para aplicar nuevamente el mtodo paranoico-crtico.

    Cuando se le pregunt por la reproduccin, confes que no la llevaba y que tampoco el cuadro estaba disponible. En ese mismo momento tuvo la impresin deque su obra haba de venderse en Canad, como realmente ocurri un tiempo despus y result que la compradora fue la esposa del fabricante del ascensor en el que haba subido. A Huntington-Hartford ofreci pintarle a cambio otro cuadro que llevara por ttulo El descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristbal Coln. De esta forma enlazaba con el precedente huevo de Coln, en el interior del cual creca El Capital de Karl Marx. Y tal permutacin fue como un acto proftico. El museo de su cliente se levantara en el Columbus Circle, frente al nico monumento a Cristbal Coln, aunque todava no lo saba. As concibi otro de los huevos de oro de su sueo, desarrollado a partir del aro blanco de papel y la bombilla.

  • Durante la comida, aquel mismo da, le llamaron de Palm Beach. Winston Guest le encarg una Virgen de Guadalupe y el retrato de su hijo, cuyo cabello recortado recordaba a Dal la imagen de un polluelo (fruto de un huevo). Y al regresar del telfono, desde una mesa vecina, le solicitaron para hacer un huevo esmaltado, dentro de la tradicin Faberg. Este huevo iba a servir como estuche para una perla (esfera blanca y valiosa).

    Debido a la agitacin, sinti una cierta molestia digestiva. Su apetito se vio reducido a la ingestin de dos huevos pasados por agua y pan tostado.

    Lleg la noche y el Champagne-Room se encontraba preparado. El erotismo de la fiesta se anunciaba en la penumbra. Parsifal llegaba y su proximidad induca a nuestro pintor ala virtud mstica. Como contraste del contacto matinal con prncipes y millonarios se sinti impelido a descender a las cuevas de los gitanos. La Chunga actuaba para los refugiados espaoles en Greenwich Village y all se dirigi. A su llegada se vio asaltado por los flashes de los fotgrafos. Los fogonazos le marcaron los ojos y le impusieron la imagen continua y mltiple de huevos de luz, aun con los prpados cerrados. Tal violacin se convirti en indigestin. Volvi al hotel y all vomit copiosamente, defecando al mismo tiempo. Se acost baado en un sudor fro. Estaba fabricando el roco de los alquimistas.

    Por medio de un emisario se disculp ante sus invitados y dio la orden en el Champagne-Room para que fuera servida la cena. El Parsifal de medianoche tuvo lugar en un encuentro virginal y ausente, de otra dimensin, mientras Gala y Dal dorman el sueo de los justos.

    A la maana siguiente Dal pas revista a su alqumica jornada anterior. Con el estallido de un huevo (la bombilla fundida del flash y los aros de papel) haba pegado en su bigote la historia del marxismo. Logr introducir el cuadro de Cristbal Coln en el interior de un museo de mrmol (blanco y duro como cscara de huevo), tres aos antes de que se construyera. Cosech con los jazmines erticos de Gala, un acopio de perfeccin mercantil, de huevos blanqusimos, que superaban todo lo visto en el encuentro con sus ideas. La cifra lograda haba sido exorbitante. Haba vivido intensamente y agonizado al extremo. Abstenindose de comer vomit y se desprendi de una gran cantidad de materia. Y todo ello lo proclam Dal como reto. Estaba dispuesto a recibir, en el centro de su pecho, la primera piedra de quien pudiera superarle. Y estaba atento. Tal piedra, a su entender, no poda ser ms que la de los filsofos; la clave de la transmutacin perfecta.

    Paranoia crtica y sincronicidad

    La experiencia que Dal relata coincide con lo que C. G. Jung denomin sincronicidad. Tal concepto fue acuado ante la insuficiencia mostrada por el principio de causalidad para explicar ciertos fenmenos extraos de la psicologa inconsciente. El tiempo comenz a aparecer, ante la profunda mirada del psiclogo, como un continuo concreto que contiene cualidades y condiciones bsicas que, con relativa simultaneidad, pueden manifestarse en diversos lugares, en un paralelismo que no puede explicarse causalmente, como

  • por ejemplo en los casos de la aparicin simultnea de pensamientos, smbolos o estados psquicos idnticos3.

    Por otra parte, el mtodo daliniano de la paranoia crtica y el concepto junguiano de sincronicidad fueron acuados a lo largo de unimisma poca, entre los aos treinta y cincuenta del siglo XX. Y en esos aos se une a otro de los eventos cientficos que aporta un sustento conceptual suficiente a tal investigacin: la mecnica quntica y la discontinuidad del espacio fsico.

    Coincidencias anlogas a las descritas anteriormente slo seran concebibles como puras casualidades. Sin embargo, cuanto ms se acumulan y cuanto mayor y ms precisa es la concordancia tanto ms disminuye su probabilidad y tanto ms aumenta su inverosimilitud. No pueden pasar por simples casualidades. La dificultad a la hora de explicar tales hechos no consiste en que la causa sea desconocida sino en que no resulta concebible tal causa con nuestros medios de comprensin habituales. Y por ello Dal declara que no comprende los resultados de su mtodo. No puede explicar su funcionamiento ms que por medio de la exposicin de los fenmenos del mismo.

    3 JUNG, C.G.: Zum Gedchtnis Richard Wilhem en Das Geheimnis der Goldenen Blte. 5ed.1957.Pg. XVII. Citado en el glosario de JUNG, C.G.: Recuerdos, sueos, pensamientos. Barcelona. Ed. Seix Barral, 1986.