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La Paz, abril de 2017 Página Periódico mensual Abril 2017 Qollasuyu Bolivia Año 11 Número 128 Edición electrónica LAS MUJERES durante la rebelión aymara de 1781-1782, en la que se destacaron como combatientes, generalas y también ideólogas. La historia menciona a Bartolina Sisa, pero no fue la única.

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La Paz, abril de 2017 Página

Periódico mensualAbril 2017QollasuyuBoliviaAño 11Número 128

Ediciónelectrónica

LAS MUJERES durante la rebelión aymara de1781-1782, en la que se destacaron como combatientes,generalas y también ideólogas. La historia menciona aBartolina Sisa, pero no fue la única.

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Director:Pedro Portugal MollinedoComité de redacción:Nora Ramos SalazarDaniel Sirpa TamboCarlos Guillén

Colaboran en este número:Ernesto Carvajal VargasEdgar Cadima G.Marina AriJosé Luis SaavedraCarlos de la Torre Lo

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Mural en Cochabamba sobre Bartolina Sisa, para la Tercera Bienal de Arte Urbano.Fuente: https://c1.staticflickr.com/8/7592/16578694594_404ac34d7d_z.jpg

Reflexiones sobre lagesta tupamarista

La noche del 5 al 6 de abril de1781 las tropas de José GabrielCondorcanqui, Tupaj Amaru II,son vencidas por las del Mariscaldel Valle. Meses antes, el 8 deenero, los guerreros tupamaristasdespués de haber recorrido triun-fante gran parte del territorio delvirreinato de Lima, sufren unaderrota que será el preludio desu descalabro final.

Perseguido, José Gabriel Con-dorcanqui se repliega hacia el Sur.Allí es capturado por traición yentregado en el Cusco a los es-pañoles. El ajusticiamiento deTupaj Amaru II es por demásconocido. La rebelión en el Sur,en el Qollasuyu, continuará dirigida por Julián Apaza, Tupak Katari,quien finalmente también será vencido.

Si los programas sociales de ambas rebeliones tenían gran parecido,diferían en sus programas políticos. Ambos prometían a los indios lalibertad de la servidumbre y esclavitud en que se encontraban,pero, mientras que Tupak Katari contaba con un programa de clarotinte restauracionista aymara, aunque tenía la simpatía y colabora-ción de mestizos y clérigos, y —por ejemplo— hacía efectuar misascatólicas para sus seguidores, José Gabriel Condorcanqui era másexplícito en cuanto a la relación de su rebelión con los no indios:aseguraba a los clérigos que “sólo pretendo quitar tiranías del reino,y que se observe la santa y católica ley” y a los criollos “he deter-minado sacudir el yugo insoportable y contener el mal gobierno queexperimentamos, para que vivamos como hermanos y congregadosen un cuerpo”.

Este posicionamiento de Tupaj Amaru II le valió el apoyo deimportantes grupos criollos, incluso en los rangos de combatientes.La derrota de Amaru posiblemente se deba fundamentalmente aerrores tácticos. Cuando las tropas tupamaristas se aprestaban atomar el Cusco, José Gabriel Condorcanqui , queriendo evitar derra-mamiento de sangre, perdió tiempo en negociaciones que al finalsolo sirvieron para que los españoles ganaran tiempo y consiguieranrefuerzos, venciendo a las tropas de Tupaj Amaru II. Es sabido queMicaela Bastidas, esposa de Tupaj Amaru, tenía al respecto unaposición más clara y ofensiva y de haber seguido José Gabriel esasrecomendaciones probablemente el desenlace hubiese sido diferente.

Las rebeliones tupamaristas y tupakataristas nos demuestran quecuando hay reivindicaciones éstas se dan siguiendo pautascircunscritas al momento histórico determinado en que se vive. Laclaridad y determinación en los lineamientos estratégicos y laadecuación de los pasos tácticos hacen la diferencia entre el éxitoy la derrota. Lección clara y definitiva en todo lugar y en todomomento.

Las rebelionestupamaristas y

tupakataristas nosdemuestran que

cuando hayreivindicaciones

éstas se dansiguiendo pautas

circunscritas almomento que se

vive.

El Hombre: Entre lahegemonía y lo homogéneoErnesto Carvajal Vargas*

Quiero invitarles a reflexionar sobre estas dos palabras: la HEGEMONÍAy lo HOMOGÉNEO, que si nos damos cuenta cubren y motivan losquehaceres del hombre en su simple y su compleja vida diaria.

La palabra hegemonía proviene del idioma griego y se refiere a ladirección suprema, la preeminencia y el predominio. Mientras la palabrahomogéneo, también, proviene del griego y significa relativo a unmismo género y poseedor de iguales caracteres.

La naturaleza (ser primigenio) y la supranaturaleza (ser constructor)del ser humano en su individualidad y su colectividad, desde aquellosprimeros grupos de hombres, pasando por diversidad de formacionessociales, hasta las sociedades contemporáneas iban y van manifestandola dialéctica y la multiléctica de lo hegemónico (dominio) y de lahomogenización (generalización).

Así es, donde se manifiesta la hegemonía está lo homogéneo y dondese manifiesta lo homogéneo está la hegemonía, una sin la otra no exis-ten, juntas coexisten. Para que algo se homogenice debe estar pre-cedido de algo que se hegemonice; primero se manifiesta la hegemoníay luego, si esta empieza a perdurar en el tiempo se va homogenizando.La hegemonía y lo homogéneo se van imponiendo a lo heterogéneo (lodiverso), a su vez aquellas se despliegan en lo heterogéneo, es decirel ejercicio de lo hegemónico necesita hacer homogéneos a los hetero-géneos, sin que lo heterogéneo deje de existir, deje de desarrollarse.

Veamos algunos ejemplos:Según Mintzberg y Pfeffer, el poder es la capacidad de afectar al

comportamiento de los demás, en esta enunciación de poder radican,precisamente, estas dos palabras que estamos analizando, cuando sedice capacidad se hegemoniza y cuando se dice afectar al compor-tamiento de los demás se homogeneiza.

A decir de Viris “En la Comunidad Gentilicia algunos seres físicamen-te más fuertes, psíquicamente más audaces, intelectualmentemás perspicaces llegan a constituirse en líderes”. Precisamenteen su naturaleza corpórea y en su supranaturaleza productiva el hombreva expresando ese su afán por dominar, por mandar (hegemonía) y asu vez va imponiendo sus decisiones, su poder en espacios socialescon similares características (homogenización) y hasta en espaciossociales diversos (heterogéneo).

Sun Tzu escribió “El arte de la Guerra” 500 años antes de n. e., en elmismo da estos tres principios: 1. Conoce a tu enemigo y conócete ati mismo y en cien batallas nunca estarás en peligro. 2. Ganar cienbatallas no es lo máximo de tus destrezas, someter al enemigo sinluchar lo es. 3. Evita lo que es fuerte ataca lo que es débil. En estosprincipios se expresa el hombre con su pretensión de imponer y sudedicación por mantener y expandir esa su imposición.

Gramsci habla de hegemonía cultural cuando una cultura se sobreponea otra u otras. Foucault escribe sobre el poder y lo relaciona entre losdominantes (potestas) y los dominados (potentia) la primera está re-presentada por la ideología dominante y tiene como objetivo la supervi-vencia y la disciplina como criterios de verdad, mientras que la segundacontrarresta esta fuerza mediante la resistencia a su influjo. Estosautores nos ayudan a comprender la hegemonía y lo homogéneo.

En nuestros días con el ímpetu de la ciencia y la tecnología surgenteóricos de la neuroinnovación y el neuromarketing como Jurgen Klaricque recomienda tres cosas: leer para saber, tener buenas energías ycambiar el sistema para afrontar la vida: en estos tres consejosimplícita y explícitamente se presenta la hegemonía, lo homogéneo.

Estamos frente a una realidad en que la hegemonía se convirtió defuerza bruta en discurso, en la boca de los que nos rodean, encolonización mental, en lo que pensamos y no necesitan tocar puertas,están dentro de nuestras casas a través de la radio, la TV, el internety de nuestros propios familiares. A su vez lo homogéneo se manifiestaen lo hibrido, en lo mixto, en la mestización, en la “globalización” o“planetización” donde las tecnologías de información y comunicaciónno tienen visas y cruzan las imaginarias fronteras en segundos. Estamoscompenetrados y abrazados por la hegemonía en lo homogéneo y lahegemonía en lo heterogéneo.

Nosotros, al inspirarnos en un mundo civilizado donde nadie goce deltrabajo ajeno, donde nadie sojuzgue a otro, estamos construyendouna nueva hegemonía y nuevos espacios de homogenización dondeprime la célebre frase de Marx: “cada cual según su capacidad y acada cual según sus necesidades”. Vivamos para escribir la historia delas libertades del hombre.* Sociólogo, Docente en la UPEA, miembro de las Escuelas Viris.

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Cambios estructurales:

Los desafíos de la educaciónbolivianaEdgar Cadima G.

En educación, más allá de losaspectos materiales (presu-puesto, infraestructura, equi-pamiento, insumos, etc.) ocuantitativos (cobertura, malo-gro, relación estudiantes/do-centes, etc.) que son importan-tes pero que se orientan a laeficiencia en el manejo de losrecursos y los logros educativos,también es necesario enfocar laatención hacia la eficacia, a larelación entre objetivos logradosy el impacto producido en lasociedad ya que ella hace a lacalidad de la educación quetenemos. Interesa saber si larelación de las políticas educa-tivas y la calidad de los apren-dizajes logrados por las/losestudiantes tienen relación conlas políticas estatales de desa-rrollo que se implementan y/oque exige la sociedad, es decir,si estamos haciendo las cosascorrectas en materia educativa.

Bajo estas premisas veamosalgunos problemas que se per-ciben en la educación bolivianaactual:* Una disonancia entre las

políticas de desarrollo y las deeducación. No se siente ni seevidencia que la educaciónesté apalancando el desarrolloen el país

* La política educativa de inclu-sión social actual tiene sus an-tecedentes en la reforma edu-cativa de 1994 con la educa-ción intercultural-bilingüe y esimportante profundizarla, pe-ro los principios de descolo-nización y educación producti-va, propuestos por el actualgobierno, han quedado comoconsignas demagógicas, sinposibilidades de concreción enla escuela.

* No se cuenta con un Plan Es-tratégico de la educación bo-liviana que oriente el conjuntode acciones y procesos a me-diano y largo plazo, en el mar-co de un Plan Nacional de De-sarrollo. Todo es un conjuntode improvisaciones a travésdel reglamento 001 a iniciosde cada año.

* No existen indicadores, pro-

cesos ni intención para evaluarla calidad del servicio educa-tivo1. Desde el año 2000, noexiste información sistemática,seria e independiente sobre lacalidad de la educación. “Boli-via está entre los peores paí-ses para el estudio escolar pri-mario”, sostiene un reporterespaldado por Oxfam Educa-tion Int, Plan, Save the chil-dren y JSO2.

* Mientras la ciencia y la tecno-logía avanzan sin pausa, confuerte influencia en el campode la educación, en nuestropaís aún nos encontramoscon la tiza y la pizarra, per-plejos y sin capacidad de ade-cuación, pretendiendo enfren-tar la avalancha tecnológicacon la distribución de algunascomputadoras a bachilleres ydocentes, sin conectividad ga-rantizada ni diseños innova-dores de contenidos o meto-dologías virtuales. Se sigueconfundiendo educación coninstrucción única, unidirec-cional, haciendo énfasis en la

enseñanza enciclopédica. Elrazonamiento, la capacidadanalítica, la investigación, laprogramación y/o el estudiovirtual son consideradosextra-curriculares.

* La ley Avelino Siñani–ElizardoPérez ha sido diseñada y apli-cada sin un estudio previocualitativo y cuantitativo delestado de la educación y a 6años de su aplicación no halogrado consolidar un modelopedagógico acorde a las nue-vas circunstancias; al contra-rio, ha reafirmado la concep-ción prusiano-conductistavigente desde principios delsiglo pasado.

* La educación escolarizada y laeducación superior no tienencoordinación. Desde hace dé-cadas se constata que los ba-chilleres tienen serias deficien-cias en lenguaje, matemáticasy conocimientos generales,demostrados en las diferentesevaluaciones de ingreso a es-tudios superiores. No se tieneconocimiento de un perfil aca-

démico de las/los bachilleresni una investigación actual delas tendencias de estudio pro-fesional que requiere el país.

* La formación docente, a másde algunos añadidos de enfo-que indígena, no ha superadola formación tradicional, seencuentra desorientada y per-pleja en el mundo virtual y noes capaz de responder a lasnuevas condiciones y exigen-cias sociales, pedagógicas ytecnológicas.

Los desafíos a enfrentarLa educación boliviana se en-

cuentra enredada con una con-cepción educativa heredada delsiglo XIX, unos maestros conmentalidad del siglo XX y unosestudiantes con vivencias del si-glo XXI. Ese enredo se complicaaún más con la ausencia depolíticas educativas en sintoníacon una coherente estrategia dedesarrollo nacional y unos cost-os elevados que reproducen me-diocridad. ¿Cómo resolver esteenredo? Buscar soluciones sig-

Ninguna reforma en los esquemas de la educación boliviana tendrá éxito, mientras permanezca inalterada laconcepción prusiano-conductista vigente desde principios del siglo pasado en sus orientaciones básicas.Ilustración: Adaptación de una caricatura publicada en https://educationducrayon.wordpress.com/education-allegorie-ld/

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nifica encarar, entre otros, lossiguientes desafíos:a. Sintonizar Educación yDesarrollo nacional

El modelo económico plurina-cional caracterizado por el ex-tractivismo (explotación y ex-portación de recursos natura-les: hidrocarburos, minerales yforestales) y la informalidad(contrabando, comercio y narco-tráfico) no genera condicionespara que la educación aporte aldesarrollo nacional. La educaciónactual, con alto grado de autis-mo, es funcional a ese modeloque requiere de ciudadanos conescaso nivel educativo, con co-nocimientos básicos o medioc-res para responder las exigen-cias laborales primarias y capa-cidad limitada de realizar tareassimples en minería, agricultura,servicios, comercio legal o ilegal,etc. En nuestro país, “el merca-do de trabajo dejó de recom-pensar la formación educativa.Las ocupaciones que requierenmenos nivel de instrucción fue-ron las que tuvieron mayor in-cremento de remuneración”3,reforzando dicha funcionalidad yla devaluación del valor educa-tivo. Esos son los resultados deuna educación tradicional, fun-cional a este modelo económicoextractivista que, en tiempos debonanza, permite la expansióndel empleo y de la remuneraciónen las ocupaciones menos cali-ficadas y da lugar a un nivel me-diocre de conocimientos orien-tados a mantenernos en el sub-desarrollo. Ese modelo con tintepopulista sin norte de desarrolloeconómico-social claro para elpaís, conserva el criterio desa-rrollista que apostó por el ex-tractivismo descontrolado, elcrecimiento económico relativo yel consumo desbocado dejandoque la educación sobreviva, a suritmo, en la inercia y la medio-cridad.

Mientras otros países vanavanzando en procesos de de-sarrollo nacional en equilibrio conuna educación de calidad, noso-tros nos encontremos con unrezago educativo enorme. El im-pacto de la educación en eldesarrollo nacional es débil y laeducación continua como un fac-tor funcional al modelo econó-mico sin visión de futuro sos-tenible.

El país que deseamos construirdebe superar ese modelo y con-siderar una completa sintoníaentre las políticas de desarrollosustentables y las políticaseducativas a implementar.

Un desarrollo sustentable en-tendido como el proceso eco-nómico social orientado a satis-

facer las necesidades de la so-ciedad, buscando ampliar y con-solidar las capacidades de quedisfrutan los individuos en con-vivencia armónica entre todaslas formas de vida que cohabitanel planeta. En sintonía con loanterior, la educación debe recu-perar su esencia primigenia deeducir (lat. educere), es decir deapoyar el desarrollo de las po-tencialidades y capacidades decada persona para lograr igual-dad de oportunidades; ambos(desarrollo y educación), en sin-tonía, deben estar orientados aexpandir las capacidades y posi-bilidades de los ciudadanos paravivir mejor individual y social-mente.

Este desafío por lograr unaarmónica sintonía, exige que eldesarrollo de nuestro país seaentendido como el desarrollo delas personas en la sociedad,donde la educación coadyuve, demanera fundamental, ese de-sarrollo. Una relación que se daen un contexto cultural marcadopor sus características sociales,su lucha por consolidar la de-mocracia, la construcción de unEstado de derecho, el imperiode la justicia y el enfoque me-dioambiental que permite gene-rar conciencia y administrar losrecursos de ahora sin poner enriesgo los de las generacionesfuturas.b. Cambio de paradigmasen la educación

Muchos de los paradigmas re-feridos a la educación bolivianadevienen del modelo prusianoque se implantó en el país a prin-cipios del siglo XX. Esos paradig-mas, aún vigentes, consideranla educación igual a escuela comomecanismo de homogenizacióncultural; el estudio para el futuropara acceder a un empleo; unproceso que prioriza la enseñan-za en desmedro del aprendizaje;un régimen escolar único con cri-terios de disciplina cuasi militar(uniforme, bandas de guerra,verticalidad, etc.); un currículumenciclopédico como base de cul-tura general; una pedagogíaconductista que anula la crea-tividad y la investigación; etc.Matices más o menos, esos pa-radigmas siguen guiando laconducta y actitudes de padresde familia, docentes, autorida-des y estudiantes.

La reforma educativa de 1994,en el marco de las políticas departicipación popular, desarrollohumano y la satisfacción de ne-cesidades básicas, pretendiócambiar algunos de estos para-digmas educativos; hizo énfasisen el aprendizaje (constructi-vismo), antes que en la ense-

ñanza conductista; buscó rom-per la homogenización culturalreconociendo la educación inter-cultural bilingüe; desarrolló me-canismos de control social, etc.pero sus esfuerzos quedarontruncos.

La Ley Avelino Siñani-ElizardoPérez, a título de superar el pro-ceso de reforma anterior in-trodujo algunos nuevosparadigmas como el de la intra-culturalidad o la educación co-munitaria pero, al no contar conmecanismos de implementación,han quedado como adornosindigenistas o folklóricos y, aldesorganizar los esfuerzos dela reforma anterior, han logradovolver a los cauces de una edu-cación tradicional, conductista,enciclopédica, centralista y conun alto grado de improvisación.

Un elemento central del cambiode paradigma educativo es com-prender que el eje central detoda posibilidad de transforma-ción son los/las estudiantes. Elenredo señalado, líneas arriba,será posible superar si alinea-mos la concepción educativa yla mentalidad de las/los docen-tes a las exigencias y expec-tativas de las/los estudiantes, enel marco de unas estrategias dedesarrollo sostenible y el desa-rrollo científico y tecnológico.Toda infraestructura, métodos,contenidos, equipos, etc. debeestar, realmente, en función delas/los estudiantes y de estasestrategias.

Lo anterior nos pone ante eldesafío de generar capacidadesy condiciones para cambiar losparadigmas educativos vigentes,recuperar la participación ciu-dadana en el acompañamientode la educación y en la exigenciapor contar con un servicio decalidad.

Para este fin será necesarioque tanto el Estado como lasociedad enfrenten el desafío decambiar dos “chips” paradig-máticos:* Cambiar el “chip” conceptual

de la educación tradicionalhacia una concepción queintegre el aprendizaje inno-vador capaz de adaptarse alos rápidos cambios científicosy tecnológicos, así como a lacapacidad de influir cambiosen su contexto económico-social y recuperar la impor-tancia de la formación envalores y principios sociales.Este cambio significa com-prender que la escuela no esla única instancia educativa,que existen otras instanciascomo la sociedad, las Tics, losmedios de comunicación, etc.Es fundamental entender que

la educación debe considerarmuchos factores del futuro, esdecir, es necesario desarrollarla capacidad mental de anti-cipación, tratando de conside-rar los conocimientos quepermitan entender el rumboy las tendencias de losavances científicos y tecnoló-gicos a futuro.Lo anterior exige un modelopedagógico diferente, carac-terizado por el aprendizajepersonalizado con base a lacooperación, la interacción yel enfoque virtual; la con-cepción de aprender a apren-der además del aporte de laspedagogías emergentes; laflexibilidad de los procesoseducativos y la recuperaciónde la participación ciudadanaen dichos procesos. Unmodelo pedagógico humanistaorientado a desarrollarrazonamiento lógico, creati-vidad y producción intelectual.

* Cambiar el “chip” organizacio-nal del sistema educativo.El actual sistema educativotiene una concepción dema-siado rígida y de escuela únicaque requiere ser redefinida deacuerdo a las nuevas circuns-tancias del desarrollo social,científico y tecnológico. En esaperspectiva, será necesariomodificar la estructura curri-cular enciclopédica y con-ductista para establecer uncurrículum fundamental,común y obligatorio y otrocurrículum complementario.Hay que replantear una es-tructura educativa acorde alos desarrollos psicosomáticosde las/los estudiantes.Será imperativo superar lasfracturas existentes en larelación sociedad, familia yescuela y generar condicionesde apoyo educativo sistemá-tico a diferentes niveles.En esa perspectiva será fun-

damental transformar la forma-ción, práctica y la continua ac-tualización docente, acorde a lastendencias pedagógicas emer-gentes y el desarrollo científicoy tecnológico.c. Calidad educativa y suevaluación

La sociedad boliviana exige unaeducación de calidad ya que ellatiene sus efectos directos en losestudiantes, en la calidad de laciudadanía que se forma y enlos procesos de desarrollo eco-nómico social del país, ademásque permite la inserción en losavances científicos y tecnoló-gicos.

Para lograr un servicio edu-cativo de calidad, con políticas

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de Estado trascendentes, seránecesario establecer, con basea diagnósticos precisos, un PlanNacional de la Educación concalidad que emerja de procesosparticipativos de concertaciónexpresados en un AcuerdoNacional por la Calidad de laeducación boliviana.

Desde hace años, nuestro sis-tema educativo se mueve a cie-gas. No existe información ac-tualizada, sistematizada y con-fiable que dé pautas de la calidaddel servicio. Esta es una obliga-ción del Estado, pero tiene te-mor de conocer sus desaciertosy miserias. Por otra parte, tam-poco parece ser una exigenciade los padres de familia a quienesles parece suficiente conocer lasnotas de estudio de sus hijos yque aprueben, sin considerar lacalidad global del servicio quereciben.

Se han señalado algunas re-ticencias para participar en pro-cesos de evaluación de la calidadeducativa a nivel internacional,por ser diseñados fuera del paísy los efectos comparativos quetienen. Se podrían entenderesos argumentos, pero lo quees incomprensible es que noexista un sistema de evaluacióncon parámetros e indicadoresnacionales, debidamente insti-tucionalizados, para desarrollarprocesos de evaluación serios eintegrales de la calidad de laeducación boliviana.

Contar con información siste-matizada de los indicadores quehacen a la calidad del servicio esuna obligación del Estado a finde orientar los ajustes y cam-bios necesarios a los procesosy las políticas educativas. Sumanejo y socialización no esninguna concesión, es un dere-cho que tiene la sociedad derecibir un servicio de calidad ycontar con la información co-rrespondiente.d. Innovación educativa

La innovación entendida comoun conjunto de ideas, procesosy estrategias planificados quebuscan provocar e introducircambios fundamentales en lasprácticas educativas es diferentea esa percepción utilitarista limi-tada al uso de algunos dispo-sitivos y aplicaciones TICs demoda, que confunde innovacióneducativa con renovación derecursos. Los procesos de inno-vación educativa serios tienenque venir junto con el cambiode paradigmas de la educacióny el desarrollo.

El rápido desarrollo científicoy tecnológico es una realidad ynuestra educación no puedeestar al margen de ello. Será

imprescindible innovar la edu-cación para que marche encorrelato a ese desarrollo y pue-da influir en las posibilidades dedesarrollo del país.

El carácter público de la edu-cación exige que el Estado definalos lineamientos de transfor-mación educativa para que lasociedad pueda ajustar suaccionar hacia una educacióninnovadora. Seguir haciendo lomismo, pensando que los re-sultados serán diferentes es unengaño. No se trata de cambiarel nombre de las leyes, de hacermaquillajes folklóricos o actosdemagógicos de entrega deinsumos o infraestructura,mientras la concepción siguesiendo la misma.

Será necesario contar con unmarco legal que permita de-sarrollar unidades educativasque tengan carácter experimen-tal e innovador adecuadamenteplanificadas, a partir de las cua-les, previa evaluación y sistema-tización, se pueda irradiar alresto del sistema educativo. In-novaciones de carácter pedagó-gico (pedagogías emergentes:relación entre pedagogía y tec-nologías, neuropedagogía, etc),de carácter organizativo, curri-cular, contextual, de diseño deinfraestructura, flexibilidad curri-cular, apoyo educativo, servicios(salud, transporte) etc, etc. Eneste sentido, algunas escuelasde convenio, otras públicas y/oprivadas deberían tener uncarácter experimental, ade-cuadamente organizadas, su-pervisadas y evaluadas.e. Otros aspectos aconsiderar

Para avanzar de forma seria,

sistemática y sostenida, en unproceso de transformacióneducativa, además de los de-safíos anteriores será necesario:* Incrementar y reordenar,

significativamente, el presu-puesto destinado a laeducación. Resolver el déficitde infraestructura, equipa-miento e insumos educativosen todo el país.

* Reconducir la descentrali-zación educativa en el marcode las autonomías constitu-cionales.

* Recuperar la sensibilidad yexigencia social sobre la im-portancia de contar con unservicio educativo de calidad;superar el control gremial quetiene secuestrada a la edu-cación y buscar acuerdos en-tre todos los actores involu-crados.

* Dignificar el rol de las/losdocentes brindando mejorformación, mejores retribucio-nes salariales y condicioneslaborales, pero también exi-giendo eficacia y eficiencia ensus labores.

* Reorientar la educación técnicacomo criterio fundamental dedesarrollo del país

* Considerar de forma para-digmática el tratamiento delmedioambiente, la valoraciónde la naturaleza, de formatransversal, a todos los as-pectos de la dinámica educa-tiva.

* Fomentar y definir políticasprecisas para abordar el usode las TICs en la educación.

* Impulsar una reforma uni-versitaria profunda, orientadaa mejorar su calidad, su ges-tión interna, sus costos, su

relación con otras institucio-nes académicas y sus posibili-dades de acreditación, etc.La educación es la savia, el

elemento vivificador, de la so-ciedad. Si ese elemento vital, quepermite el crecimiento y desa-rrollo de la sociedad, es secun-darizado, débil o mediocre, elárbol social y el país sufrirán lasconsecuencias. Por otro lado, sila sociedad y su economía sonanómicas y/o débiles, entoncesla educación no tendrá las exi-gencias que requiere para sufortaleza e innovación.

Así planteada la situación, losdesafíos que tenemos en laeducación son enormes. Sebusca un cambio de paradigmasen el marco de un cambio cul-tural respecto a la educación ya la participación de la sociedaden la misma. Desafíos necesa-rios a ser encarados en beneficiode las nuevas generaciones y eldesarrollo del país.1 Hace 19 años (nov. 1997) se

realizó, mediante el SIMECAL, elPrimer (y último) Estudio Com-parativo de lenguaje, matemáticasy factores asociados, en el marcode la UNESCO/LLECE/OREALC,junto con otros países latino-americanos. Después de ello serealizaron algunas evaluaciones a18 centros de formación docentey a algunas experiencias educa-tivas aisladas.

2 Investigación “¿Regreso a laescuela? Los peores lugares en elmundo para ser escolar en 2010”Elaborado por la Campaña Mun-dial por la Educación (CME), en elmarco de los Objetivos de de-sarrollo del milenio. Página 7.2011, agosto 25. La Paz, Bolivia.

3 Wanderley, F. “Los pies de barrode la reducción de la pobreza y ladesigualdad”. Página 7, La Paz, 27octubre 2016. Pag. 15.

No es posible en la actualidad pensar un proyecto educativo que no contemple la responsabilidad social eindividual con el medio ambiente, a través de enseñanzas y prácticas transversales en todos los aspectosde la dinámica educativa. Fuente ilustraciön: http://www.valdoise.fr/146-environnement.htm

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Investigación:

Las mujeres en la rebeliónSisa-katarista 1781-1782Marina Ari*Rebelión de Kataris,¿pero no de Sisas?

Existen aportes de historiadoresy especialistas sobre la rebeliónSisa-katarista1, pero es admirablecómo se obvia la participación delas mujeres indias. No se trata deuna insistencia feminista, sino queen la insurgencia amarista y en lasisa-katarista, las mujeres fueroncomandantes, generalas y solda-dos, y también creadoras de ideo-logía. Es el caso de Bartolina Sisaquien tras su captura (diciembrede 1781) al ser interrogada sobrelas motivaciones que la llevaron aella y a Tupac Katari a la rebelión,respondió con total convicción:“para que extinguida la cara blan-ca, sólo reinasen los indios” (DelValle de Siles, 1990: 249).

Ni siquiera Tupac Katari pudo ex-presar esta plataforma política2

que dio título a la obra de SinclairThomson, Cuando sólo reinasen losindios. La política aymara en la erade la insurgencia (2006), obra im-prescindible para comprender esteproceso y que genera una profun-dización del perfil de Tupac Katariy de los significados y sentidosde sus actuaciones. Pero no apa-rece en esa obra la autora de lafrase, ni otras protagonistas deese movimiento indigenal.

Felipe Quispe, político indianistae historiador, escribió un texto so-bre Tupac Katari en el que estudiala estrategia de guerrillas kataris-ta. Dedicó a Sisa un capítulo sobresu apresamiento, planteando quecomandó “a la tropa en accionescombativas” (Quispe, 2007: 84) yque fue “la jefa de la rebelión ay-mara”; sin embargo, tampoco lededica más atención y menos aotras mujeres indias. Entre losteóricos indianistas, Fausto Reina-ga, en Tierra y Libertad. La revolu-ción nacional y el indio, hace unabreve referencia a Bartolina Sisacomo “seguidora” de Tomasa TitoCondemayta: “Se levantan TupacCatari y Bartolina Sisa —que siguena la iconoclasta cacica TomasaTito Condemayta (…)” (Reinaga,2014: 67). Reinaga, refiriéndose al

indigenista cuzqueño José UrielGarcía que planteó problemas iden-titarios en El nuevo Indio (1930),afirma que Uriel García presentó aTupac Katari y Bartolina Sisa como“bolcheviques”3. Zacarías Monje,abogado de tendencia indigenista,publicó el libro Sucasuca Mallku(1941), una obra que marcaría amuchos indianistas4.

Las primeras referencias a la fi-gura de Sisa aparecen en el librode José Manuel Cortes, Ensayo dela historia de Bolivia (1861), dondeindica que “hallábase La Paz se-gunda vez sitiada por la famosaBartolina, concubina o mujer deCatari” (Cortes, 1861: 24), siendoesta la única referencia a la parti-cipación femenina en la rebelión.

En 1943, el historiador judío po-laco Boleslao Lewin escribió TupacAmaru, el rebelde. Su época, susluchas y su influencia en el conti-nente5. Lewin no dejó de lado alas mujeres en la rebelión de TupacAmaru, dedicando a Micaela Bas-tidas, esposa de Amaru, parte desu obra en la que rescata su caris-mática figura, mostrándola enérgi-ca, inspiradora de Amaru y su lu-garteniente más inmediata. Lewinseñala que tenía sus propios plan-teamientos sobre la estrategia delmovimiento amarista, y sobre elreclutamiento de guerreros; sinembargo no hay un desarrollo so-bre este último aspecto. En la par-te relativa a La Paz, habla de DiegoCristóbal Tupac Amaru y el sitiodel pueblo de Sorata, en la provin-cia Larecaja, y menciona breve-mente a Gregoria Apaza, hermanade Tupac Katari. Sin embargo,Bartolina Sisa es prácticamenteignorada y la participación de otrasmujeres, ausente.

En otros textos sobre Tupac Ka-tari, Bartolina aparece poco o nise la menciona; tampoco a Grego-ria Apaza y menos a otras mujeresde la rebelión. A fines del siglo XIXRigoberto Paredes publicó TupacKatari. Apuntes Biográficos (1897):Para Esteban Ticona (2013) estaobra justifica la rebelión de Katariy Sisa contra el colonialismo espa-ñol en su dimensión humanista de-fensora de los derechos humanos.Otra obra que menciona a Katariy a Sisa es la del sacerdote liberalNicanor Aranzaes, Diccionario His-tórico del Departamento de La Paz(1915); en ella pinta a Bartolina

Sisa como una “chola”. Luis SeveroCrespo la menciona en sus obras:Monografía de La Paz de Ayacucho(1906), Bosquejo de Historia deBolivia (1912), Episodios Históricosde Bolivia (1934). El novelistaAugusto Guzmán en su novela his-tórica Tupaj Katari (1944), mues-tra a Bartolina Sisa como “chola”que odiaba “a los chapetones conodio fiero y proclama sin cuidarsede que ha de llegar un día que losnativos, dueños de estas tierras,los boten a las suyas” (Guzmán:55). Marcelo Grondin escribe en1975 Tupac Katari y la rebelión

campesina de 1781-1783, obra enla que se muestra a la pareja comodefensora de los derechos vulne-rados de los indígenas.

Alipio Valencia Vega escribió unaobra específica sobre BartolinaSisa, pero no establece distinciónentre mujeres quechuas y ayma-ras: los hispanos las usaron comocarne de placer. Indica que la mu-jer, en cualquiera de las colonias,“no estuvo exenta de su participa-ción en las castas” (Valencia, 1978:17), donde las indias ocuparon ellugar más bajo y por ello participa-ron en la lucha por la preservación

* Marina Ari es periodista. E mail:[email protected] artículo es condensación del trabajo«Las “otras” mujeres de la rebelión Sisa-katarista (1781-1782)», publicado enHistoria Nº 38. La Paz: Instituto deInvestigaciones Históricas, UMSA.

Recientemente han sido incluidos los retratos de Tupak Katari y Bartolina Sisa en el Salón de laIndependencia de la Casa de la Libertad, en Sucre. Así es rpresentada la heroina aymara.Fuente foto: http://americanosfera.org/2016/06/el-salon-de-la-independencia-y-el-rescate-de-la-plurinacionalidad/

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La Paz, abril de 2017 Página

de su cultura y estructura familiaren contra del invasor español:

…los ejércitos indios de los alzadosestaban integrados por los indios va-rones (…), pero también por las muje-res, en condición de hermanas, hijasy esposas de cada familia. Esta parti-cipación que sorprendió a los espa-ñoles como una rara particularidad,no lo era sin embargo. Provenía, ensu origen, de la constitución de la fa-milia indígena pre-colonial… (Valencia,1978: 76).Afirma: “La participación de la

mujer indígena en la lucha de losindios por su liberación ha sido cu-bierta de oprobio y disminuida”(Ibíd.: 77). Asevera que Bartolinaparticipó en los preparativos de larebelión, conoció a Tupac Amaruy luchó junto a Katari como jefeauxiliar: “tomó parte activa en laorganización de los campamentosmilitares de la sublevación aymaraen el Alto de La Paz, en Chacalta-ya, en Killikillli y el Calvario; en elvalle de Potopoto y en las alturasde Pampjasi” (Ibíd.: 80). Fue, ade-más, la mejor consejera de JuliánApaza y la de mayor confianza.

En el siglo XXI, Pachakuti: El Re-torno de la Nación, de Vicente Ni-colas y Pablo Quisbert (2014) ana-liza los significados y construccio-nes ideológicas en torno a las figu-ras de Katari y Sisa en el contextodel actual Estado Plurinacional. Enesta obra se rescata un documen-to icónico perteneciente al Alma-naque del Punto-IV para los años1960-1964, de la cooperación nor-teamericana, donde se consignaa Bartolina Sisa entre las mujerescélebres, como combatiente, diri-gente y chola (Nicolas, Quisbert,2014: 164).

Historiadoras mujeres han desa-rrollado mejores estudios sobre laparticipación de las mujeres indiasen los levantamientos sisa-kata-ristas. María Eugenia del Valle hasido la primera en indagar en ello.El colosal esfuerzo de esta histo-riadora chilena ha rescatado dia-rios, cartas y documentación so-bre el cerco de La Paz. Ademásde Historia de la Rebelión de TupacCatari, 1781-1782 (1990), publicóvarias fuentes como Cinco Testi-monios del cerco a La Paz 1781(1973), Testimonios del Cerco deLa Paz. El campo contra la ciudad1781 (1980) y editó el Cerco deLa Paz. Diario de Francisco TadeoDiez de Medina (1981).

Otras historiadoras que desta-can la presencia de las mujeresen esa rebelión son Ximena Medi-nacelli, Magdalena Cajías y SilviaArze. En Mujeres en Rebelión(1977), explican que su trabajo

…ha sido encarado reconociendo laimportancia de rescatar la perspectivaétnico cultural para el contexto ge-neral de las sublevaciones en las queparticiparon las mujeres recuperandolos aportes fundamentales de autorescomo del Valle de Siles, Cajías,O’Phelan, Serulnikov, Stern, Hidalgo,un trabajo nuestro inédito y los másantiguos de Fisher, Lewin, Imaña yVega. Nuestro objeto principal deestudio es (…) la participación feme-

nina en las sublevaciones… (Arze etal., 1997: 11).Otra investigadora sobre el tema

es Pilar Mendieta quien realizó unestudio sobre la visión del criolloTadeo Diez de Medina6 sobre lasmujeres indias; visión “conserva-dora” e ignorante de las normas yrelaciones de género andinas. Elanálisis de Mendieta se basa enlos conceptos de Mallku/T’alla ychachawarmi en que: “La parejaera entendida como el comple-mento, la unidad perfecta o ‘cha-chawarmi’…” (Mendieta, 2005:367). Pese a esta supuesta “uni-dad perfecta”, la autora afirma quelos roles femeninos de subordi-nación de la mujer india al hombreindio seguían vigentes:

A pesar de tener roles de mando,(…), no quiere decir que se insubordi-nen de sus pares masculinos. Es clarala sumisión de Bartolina a Tupac Kata-ri, el hombre, el macho que representael poder y la guerra aunque tambiénes notable su influencia en él. Lasmujeres son el par de los hombres,son sus iguales pero al mismo tiemposon diferentes. Tienen poder pero nopor encima del papel protagónico delguerrero (Mendieta, 2005: 369).Finalmente, la investigadora ar-

gentina Daniela Merino hace unaimportante contribución en su in-vestigación Anatomía de unaRebelión. Valles de Sicasica, 1782(2000) al evocar la tercera y últi-ma generala del levantamiento de1781-1782: Isabel Huallpa viudade Choquetiqlla.Las Villkawarminaka7

¿Es justo definir la rebelión de1781-1782 como una insurreccióncon codirección de las villkawar-mis? Un espíritu igualitario alentabaa las mujeres indias que integraronel ejército de Tupac Katari y Bar-tolina Sisa; las mujeres lucharona la par de sus compañeros y diri-gieron acciones militares. En laacción de amedrentamiento, porejmplo, del 7 de abril de 1781,bajaron por el Tejar una “…multitudde indios constaría de seis a ochomil, pero compuestos de variasmujeres” (Diez de Medina, 1994:118). El criollo señala también:“Bajaron muchos indios y mujeresdel alto de San Pedro y se fueronemboscando en diferentes lugaresde la campaña (Ibíd.: 198).

Sebastián de Segurola y Olindén8

se asombró también de la parti-cipación guerrera de las mujeres,pero no dudó en asesinarlas, comocuando los españoles salieron dela sitiada La Paz el 11 de mayo:“Al amanecer de este día salieronde esta ciudad al pueblo de S.Pedro unos pocos escopetas y lo-grando coger dormidos algunos in-dios, mataron 20 entre hombres ymujeres” (Segurola, 1872: 45). Lasmujeres asesinadas eran hijas, ma-dres y esposas, consideradas porlos españoles como guerreras ene-migas. La supremacía blanca y susconceptos de género basados enuna minusvalía y esencia pecami-nosa de la mujer hicieron que las

indias fueran tratadas con mayorrudeza y barbarie pues estabanindignados de que tuvieran unespíritu bravío y osaran enfren-tarse a los ejércitos españoles.

Estas mujeres eran combatien-tes pero también comandaban, loque provoca el asombro y odio deespañoles y criollos patriarcales,como Diez de Medina, en cuyodiario se lo percibe obsesionadocon la figura de Bartolina Sisa, dequien dice despectivamente:

Dícese que el Apaza, con mil indios,partió el jueves (mayo) de madru-gada para Calamarca a resistir a lastropas nuestras auxiliares y que suamasia (a quien le da de palos cuandoestá borracho) se trasladó del altoPotosí, a la estancia de Achachicala(Diez de Medina, 1994: 169).La intención de Diez de Medina

al denigrar a la generala como“amasia” (mujer entretenida) ymostrarla como sometida a la vio-lencia de su pareja, revela su de-seo de minimizar a la guerrera ysu odio hacia las mujeres indiasque amedrentaban a los españolesy criollos cercados en La Paz.

Otra característica de esas war-mis fue la solidaridad en la des-gracia. Traicionada, la Mama T’allaBartolina Sisa fue capturada el 2de julio de 1781 con su mensajeroAscencio, “El Cañarito”, su lugar-teniente Juan Crisóstomo Hinojo-sa, mestizo de Caquiaviri y una ovarias mujeres cuyos nombres haolvidado la historia. El 21 de sep-tiembre, una jovencita de 14 añosse adentra subrepticiamente en LaPaz para llevar comida a su madre,una de las capturadas, y unos pe-sos de plata para Bartolina. Lajoven fue aprehendida y no cono-cemos la suerte que corrió. Diezde Medina relata así este hechode solidaridad, amor filiar y supre-mo valor de la juventud india:

…aprehendieron los nuestros haciala trinchera de la Recogidas a unacholita de 14 años que iba ronceandola ciudad y que fue vista, laintrodujeron, y le hallaron unos ochopanes, dos quesos y cinco pesos enplata sellada, que traía para la indiaamasia de Tupac Catari, BartolinaSisa, prisionera en la cárcel públicacon otra india, cuya hija es la cholitaconductora y con más una cartaescrita a ella de conjurado TupacCatari (Ibíd.: 275).En otro relato Diez de Medina

muestra un ceremonial de guerraen el que las mujeres tenían papelimportante: se iniciaba con dan-zas y luego compartiendo laprovisión de coca. Cuando llegóKatari, juntos celebraron hasta lanoche, atacando entonces conhondas las trincheras hispanas yhoradando los muros. Murieronhispanos y criollos pero tambiénkataristas, entre ellos mujeres:“Fueron muchos los que murierony se los iba arrastrando, de ambossexos” (Ibíd.: 201). Ese ritualcomunitarista masculino-femeninoque precedía a la muerte y susemiótica han sido interesante-mente expuestas por el historiadorNicholas A. Robins.

Muchas sisa-kataristas prefirie-ron suicidarse antes que sufrir laperversidad española; eligieron lamuerte al horror de la violación ya la tortura. Quien dirigía la ma-sacre, Sebastián de Segurola, fuetestigo de ello: “…se siguió con-cluir con el resto de lo que habíanquedado vivos de ambos sexos delos cuales algunos y particular-mente las mujeres se sacrificabanprecipitándose a la laguna…” (Se-gurola, 1872: 138-139).Mujeres indias en mediodel conflicto

No todas las mujeres indias inte-graron los ejércitos sisa-kataristas.En las comunidades quedaron algu-nas entre dos fuegos. Muchasfueron asesinadas por las tropaskataristas por no unirse al levan-tamiento: “los rebeldes veníanseduciendo y propulsando a lospueblos y aun matando a los indiosque resistían levantarse” (Diez deMedina, 1994: 80).

Mujeres, madres e hijas de loscaciques fueron las primeras enser victimadas. Así ocurrió enSicasica (lo mismo en Ayo Ayo ySapaaqui) donde:

…mataron los indios, con la bárbaraferocidad que acostumbran al caciquede Urinsaya don Pablo López, sumadre, mujer e hijos, al alcaldeAmbrosio, a la mujer del otro caciquede Aransaya, Apaza y su hijo yEugenio Nina, así mesmo indios. Y delos españoles (…) don Pedro Guzmán,su mujer e hijas (Ibíd.: 61).Las mujeres de comunidades cer-

canas a La Paz sufrieron de hambrey desesperación, lo que las llevóa tomar medidas extremas: porejemplo, un grupo de 30 indígenashizo un forado por la cerca de lahuerta del convento de San Fran-cisco y se refugiaron allí, “y habíansido mujeres de los alzados, lasque clamaban por retirarse conellos mediante el hambre de quese quejaba” (Ibíd.: 118).

Otras víctimas fueron las muje-res indias encerradas en La Paz,que al conformar la servidumbrede hispanos y criollos tenían el“deber” de aprovisionarlos en víve-res. El hambre, la plaga y la muerterondaban por la ciudad y las indiasencerradas acudían desesperadasa un mercadito que las comunariashabían instalado en la plazuela deSan Sebastián, que en realidad erauna trampa de los kataristas paracapturar a esas osadas:

…repentinamente aparecieron losKataristas aprehendieron a 60personas entre muchachos ymuchachas y algunos mozos y lasmás indias y una que otra esclava ylos condujeron al alto de San Pedro(Ibíd.: 188).Los alimentos eran utilizados co-

mo señuelos para matar españolesy capturar a mujeres que se atre-vían a todo para obtenerlos:

…se metían los indios por lasquebradas, de las que salían á haceralgunos robos y muertes por la partede Achachicala, siendo en másnúmero las mugeres, que salieronconfiadas en que los indios estaban

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de paz, en sol ic itud de algunascomidas que por allí había, lo que diomérito á que muriese á manos de losinfieles (Segurola, 1872: 69).Esa trampa funcionó hasta oc-

tubre de 1781. Diez de Medinarelata que varias mujeres fueronatraídas al mercado de la plazade San Pedro, donde los rebeldes

…las fueron entresacando yseparando en dos clases: la una, detoda mujer de cara blanca, de buenparecer, de buen ropaje, niña o vieja,casada, las que llevaron a las 11 ymedia del día prisioneras al cam-pamento enemigo de Munaypata (…)La otra de indias, y las de mal pelajefueron repudiadas y las enviaron conlibertad a la ciudad donde volvierony varias sin la provisión de víveres aque habían salido y que al bajar a laciudad se las quitan los rebeldes (Diezde Medina, 1994: 285).Para el criollo Diez de Medina era

inconcebible que los guerreros in-dios expresaran solidaridad con lascriadas indias semi-esclavas: pre-fería pensar que si no eran captu-radas era por su “mal pelaje”. Se-gurola ordenó no salir de las trin-cheras a hombres y soldados, perosí a las mujeres, lo que confirmael concepto español sobre las mu-jeres indígenas. Pese a que eranlas mujeres y sobre todo las indiasquienes obtenían la poca alimenta-ción que se podía conseguir, estasfueron calificadas por Diez de Me-dina como “réprobas”, “fáciles deseducir”, “livianas”. El caráctermisógino de españoles y criollosconsideraba que la liviandad de lasmujeres indias era regular, propia,usual del sexo femenino; respal-dándose para ello en los códigosde la religión católica. Así explicaDiez de Medina sus temores:

El permiso que se libró para quepuedan salir las mujeres que quieranfuera de las trincheras, nos trae eljusto temor de que aquellas mujeresréprobas y fáciles de seducirse, porla liviandad regular del sexo atraigana sus maridos y al legados queexistiesen en la ciudad… (Ibíd.: 285).Las mujeres siguieron enfrentan-

do el peligro y su captura fue inter-pretada por criollos y españolescomo señal de prostitución.

En la madrugada volvieron delcampo enemigo varias mujeres quecon pretexto de mercado de víveresnos intersepararon [sic]. Se quedaronmuchas en el campo rebelde por noperecer en la ciudad, pues tuvieronsalvo conducto para venirse oquedarse, menos las de buen parecerque se hallan custodiadas por los quelas eligieron (Ibíd.: 291).Las mujeres de ambos bandos

osaban entrar y salir de la ciudadpor el supuesto sentido de deberfemenino de proveer de alimentosa su familias y a sus “patrones”;más aún cuando los habitantes deLa Paz ya se habían comido a susmulas, caballos, gatos y perros.

y los cueros más despreciables (…)como del que suministraban las pe-tacas y zurrones (…) se aventurabanalgunas gentes, en particular lasmujeres, á quienes únicamente sepermitió salir á comprar los basti-mentos (Segurola, 1872: 128).El hambre era recurso para re-

clutar indígenas encerrados en LaPaz. Los kataristas les gritaban se

unieran al ejército de Julián Apaza,no murieran de hambre y se fueranal Alto donde tendrían asistencia:“y a la verdad, que muchos cholospícaros, oficiales mecánicos yacuartelados y de Larecaja se noshan descandillado, desertando alcampo enemigo” (Diez de Medina,1991: 189-90).

En junio de 1781 los ataques delejército katarista se incremen-taron, la ciudad languideció yquienes más sufrieron fueron loshombres y mujeres indios quehabían quedado en su interior:

La mortandad ha seguido con losdías, por la causa de la hambre; laciudad se halla exhausta de gentesen sus calles; pero se nota que losmás de los muertos son del númerode los indios amigos, de las indias ysus hijos. Las calles están regu-larmente con cadáveres arrojados.Los niños y muchachos gritan pidiendosocorro por las calles, esquinas yplaza mayor” (Ibíd.: 226).Capturada Bartolina en julio de

1781, mujeres y niñas indias deLa Paz arriesgaron sus vidas paraobtener alimentos: “Mataron enaquel puesto varias mujeres yniñas que salieron por comidas”(Ibíd.: 226) y este fenómeno noparó: “hubo alguna mortandad delos nuestros y mujeres que fuerona lavar y por víveres a Callapampay Achachicala, cometida por losrebeldes” (Ibíd.: 243).

En las áreas rurales, especial-mente cuando las guerrillas —como el líder e historiador indígenaFelipe Quispe las caracteriza— deTupac Katari fueron perdiendoterreno, también hubo tremendahambruna y muertes:

Este día vino una chola y un indiochipana de Yungas (…) Aquella diceque hay en el campo enemigo miseriay penuria de víveres, que dan 26papas por medio real, lo que esmucha desdicha entre los indios (…)que los más están displicentes con elApaza (…) y que ya lo entregasen ano ser los mandones que se hallan afavor suyo (Ibíd.: 245).Mujeres que desertaban intenta-

ron ingresar en la ciudad. Ello seincrementó a medida que se debi-litaba el movimiento katarista:

Con la entrada de algunas mujeres,que estaban entre los alzados, se fueratificando la noticia de irse acer-cando a esta ciudad nuestras tropas(Segurola, 1872: 122).

Una india, que entró por la nochenos aseguró que había sido un Coro-nel, que derrotado por las tropas denuestro ausil io, venía de retirada(Ibíd.: 123).

Por la mañana entraron varias mu-jeres, que estando presas entre losalzados, pudieron escaparse: dicenque los indios, desocupando el altode la Púna, se habían retirado haciael paraje l lamado Vilaque (Ibíd.:124).El pánico por las represalias cau-

saba desbande en las comunida-des. La venganza y crueldad delos españoles se manifestó enterribles actos de robo, tortura ymatanza:

...fueron también aprehendidos unindio de Yungas y una india de estepueblo de San Pedro con su hijo yuna hija tiernos de edad, mataron uno

u otro de los levantados e hirieron aalgunos. (Diez de Medina, 1994: 280).

Hubo incursiones brutales en laszonas donde estuvo Katari. El ges-to de una india que iba a ser ma-sacrada debe quedar en nuestramemoria: la mujer ocultaba la caracomo conociendo su inminente ycruel muerte: “ordenó el Coman-dante una correría a Potopoto ycampo de Catari (…) mataron mu-chas mujeres, indios, párvulos yaun corren, a una chola que,sentada, ocultaba su cara” (Ibíd.:293). Es notable cómo el relatodeshumaniza a las mujeres indiasy más aún a la “chola”.

Estremece también la frialdadcon que Segurola relata la masacredel 25 de febrero de 1781. Sustropas y una columna de mercena-rios cochabambinos sorprendieronen Ancoraimes a familias “que es-taban en las estancias y parajesseparados, matándoles hasta elnúmero de unos 500, quemándolessus casas, trayéndose cuanto pu-dieron haber de ganado y efectos”(Segurola, 1872: 137). El 1º demarzo de 1781 los cochabambinosexterminaron a más de 100 indí-genas de Italaque, asaltaron suspocos bienes e incendiaron sus ca-sas: “En la quebrada se arrasó yquemó cuanto se encontró perte-neciente a los indios con muertede varios que se cogieron, y últi-mamente hice incendiar todas lascasas de los del pueblo…” (Ibíd.:140). En Mocomoco, en la parcia-lidad de Guarcas, el 3 de marzo,200 cochabambinos y 50 españo-les destruyeron el pueblo, robaron,mataron y se ensañaron con lasmujeres, incluso españolas. Segu-rola señala que los cochabambinosestaban sedientos de sangre yodio a los indígenas pues cuandoalgunos indios se acercaron conregalos pidiendo piedad, sólo reci-bieron muerte.

…todas estas demostraciones, y lasórdenes que se habían dado no fueronsuficientes á contener la iniquidad dela tropa de Cochabamba; pues lleva-dos del espíritu voluntarioso y ningunaobediencia, que tienen á cuando seles manda, mataron como unos 25de estos infelices, que confiados enla amistad venían hacia nosotros,manifestándose la malignidad dedicha gente (Ibíd.: 142).Mataron a un joven español para

robarle su mula y atacaron a lasmismas mujeres españolas: “últi-mamente hasta á las pobres é in-felices españolas les sacaron lapoco ropa que habían podido re-servar para cubrirse” (Ibíd.: 142).Los soldados españoles apoyadospor tropas cochabambinas (ladro-nes, saqueadores y sin disciplinamilitar, según Segurola), cometie-ron tropelías horrendas contra lascomunidades. El cura de Viacha,Antonio Durán, quien denunció que“sus” fieles apoyaban a los kata-ristas, denunció también que Ma-nuel Franco dirigió una tropa que“a diestro y siniestro mataron u de-gollaron a párvulos de pecho, otros

tiernos de edad, mujeres queincautamente dormían con sus hijosy maridos. Saquearon varias casasy últimamente las incendiaron…”(Diez de Medina, 1994: 82).Las amantes mestizas

Cuando se capturó a BartolinaSisa, ella no portaba joyas; tam-poco Gregoria Apaza. En el apresa-miento de las “queridas” de los co-mandantes indios se comprobóque ellas sí las usaban: “las es-posas de los Quispe o la queridade Diego el Menor, así como MaríaLupiza, la barragana de Tupac Ca-tari, las poseían en abundancia”(Del Valle, 1990: 446). Acusada desoberbia y pendenciera por Grego-ria, hermana de Tupac Katari, la“Lupiza” se ganó la animadversiónde Bartolina Sisa. Tupac Katari nofue el único que se “procuró” unao dos amantes; el hermano de laotra gran generala Micalela Basti-das, Miguel Bastidas, también sehizo de una querida mestiza “seña-lada como española en las decla-raciones de La Paz” (Ibíd.: 27) y lomismo hizo Diego Quispe el Menor.

¿Qué pensaban las esposas in-dias al respecto? Apresada Bartoli-na Sisa, sufrió tortura, malos tra-tos y condiciones inhumanas deencarcelamiento, pero pese al bru-tal interrogatorio a que fue some-tida no culpó ni delató a mestizos,vecinos o curas sospechosos deapoyar a la rebelión, menos a quie-nes efectivamente participabandel levantamiento; una sola per-sona mereció su acusación: MaríaLupiza, la amante de su esposo.

En general, las mujeres de loslíderes kataristas callaron y sopor-taron que varios comandantes in-dios tomaran amantes mestizas ylas llenaran de joyas. Su conductafue de apoyo y compañerismo consus esposos. Un caso excepcionalfue el de Gregoria Apaza quien asu-mió el mismo comportamiento quelos hombres, tomando de amanteal joven Andrés Amaru y dejandoen el olvido a su esposo, AlejandroPañuni. Un ejemplo de revoluciónen los roles de género de su época.Indignaba a las esposas indias quelas amantes no participaran plena-mente en las batallas y, a la horade la derrota, delataron a sus que-ridos. Las amantes se presentaroncomo víctimas y fueron liberadasmientras que las esposas fueroncastigadas con penas brutales. Porejemplo, Lupiza o María López,apresada conjuntamente con Ka-tari, se victimizó en los interroga-torios hasta lograr su libertad, ar-gumentando que “Apaza le habíasacado cautiva de la casa del curade Sicasica y, convirtiéndola ensu barragana, hacía que le siguiesede puesto en puesto a fuerza de‘golpes y martirios’…” (Del Valle,1990: 254). No importaron los tes-timonios de Gregoria y Bartolinaafirmando que Lupiza se habíaquedado con “joyas de oro y dia-

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Análisis:

Una crítica a la Ley General dela CocaJosé Luis Saavedra*

* Intelectual quechua, mi l i tantekatarista, docente universitario yconsultor internacional del IESALC/UNESCO.

No es secreto que gran parte de la producción de la hoja de coca está destinada a usos ilícitos. La nueva «Ley Generalde la Coca» conducirá a que el excedente de coca destinado al uso tradicional, sea destinada en cantidades másimportantes al narcotráfico. Fuente ilustración: http://gatovillegas.org/?p=12781

“¿Se han realizado lasinvestigaciones imperiosas yserias para definir si laindustrialización de la coca esnecesaria, sana y productiva?¿Se ha determinado demanera precisa el número depersonas que necesitanacullicar para su diario vivir?¿Se han previsto lasconsecuencias directas eindirectas, actuales y futurasque tiene en nuestra juventudy en las nuevas generacionesla coca utilizada para finesilícitos? ¿Por qué es másimportante producir coca enlugar de frutas, verduras yotras plantas medicinales?¿Cuáles son los efectos ennuestro medioambiente?¿Cuáles son los efectospolíticos, económicos ysociales al interior de nuestropaís? ¿Cuáles son lasderivaciones legales,económicas y políticas para elpaís en un futuro cercano enel marco de las relacionesinternacionales? Y la preguntamás importante: ¿qué pasarácuando necesitemos tierrapara producir alimentos enbusca de la soberaníaalimentaria y la seguridadalimentaria, ya que laproducción de la cocaerosiona nuestras tierras?”Óscar A. Heredia Vargas(Página Siete, 14 marzo 2017).

El miércoles 8, recientementepasado, el presidente Evo pro-mulgó la Ley (906) General dela Coca en el Palacio de Gobierno.Esta ley amplia de 12.000 a22.000 (14.300 para los Yungasde La Paz y 7.700 para el trópicode Cochabamba) las hectáreasde cultivo de la hoja de coca yprácticamente duplica la canti-dad de hectáreas legales quepueden ser cultivadas en el país.Recordemos que la Ley 1008 delRégimen de la coca y sustanciascontroladas sólo permitía12.000 ha. en territorio paceño

y consideraba ilegal la pro-ducción en el Chapare.

Si bien la nueva ley de la cocarespeta los cultivos tradicionalesy su uso ancestral, no deja depreocupar el conjunto de losefectos, consecuencias y resul-tados del incremento de laproducción de la coca. El propó-sito del presente artículo es pre-cisamente considerar las deri-vaciones sociales, económicas yambientales de la referida ley dela coca. ¿Por qué lo hacemos?,porque entendemos que dichaley “nos puede afectar (a laspersonas y las territorialidades)de manera irreversible”, de aquíin-surge la necesidad de la críticaradical.Insu(de)ficiencias de laley generalde la hoja de coca

Una constatación inicial es que,desde 2012, Bolivia no conocela demanda exacta de la hoja de

coca, tanto para el consumotradicional como para fines deindustrialización. ¿Cuánta cocaes necesaria para el consumolegal? Aún no hay un estudiotécnico y/o científico que fije unacifra para la demanda de la coca.Los datos que hoy se disponenson incompletos y desactuali-zados, cuando no sesgados porel interés corporativo hoy pre-sentes y actuantes en el go-bierno del hermano Evo.

Seguimos pues en la penum-bra de la superficie total de cocacultivada, ¿36.500 hectáreas osolo 20.200? Después de laaprobación de la nueva ley, elGobierno nos propone 18.000hectáreas para el consumo legalsin ningún fundamento serio.Recordemos que el primer infor-me financiado por la Unión Euro-pea, según fuentes extraofi-ciales, dio una extensión de6.000 hectáreas. Luego, estu-dios complementarios encarga-

dos y pagados por el Gobiernoboliviano aumentaron dichaextensión a 8.000, 10.000 y14.705 hectáreas para elconsumo tradicional. ¿Qué inte-reses presionan para ampliarmás todavía la superficie de cocadestinada al consumo legal?

Según Fernando Salazar el re-sultado de las 22.000 ha legalescontempladas en la nueva ley setraducirán en coca excedentariadestinada al narcotráfico, mer-cados “legales” desconocidos yun incremento en el consumo decocaína al interior del país. Lacuestión más grave es que losorganismos internacionales, co-mo la UNODC, ya nos catalogancomo país exportador de estadroga y es evidente que somosel tercer país mundial productode cocaína.

Otra constatación es que nohubo avance alguno en la indus-trialización. De acuerdo con elpropio Ministro de Desarrollo

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Rural y Tierras, César Cocarico,«Para ser hidalgos (hay que re-conocer que) no avanzamosmucho como país en la investi-gación e industrialización. Hici-mos algunas plantas de mate decoca, pero no pasamos de ahí,nos falta trabajar. Para ello tene-mos que contar con un centrode investigación” (Página Siete,12 marzo 2017). A confesión departe, relevo de prueba.

Desde y a partir de la consta-tación de estas deficiencias einsuficiencias (hay muchas más),emerge uno de los principalescríticos de la ley general de lahoja de coca, como es VíctorHugo Cárdenas, quien afirmaque la aprobación de la ley ge-neral de la coca demostró el po-der social y político de los coca-leros de Chapare y un Gobiernoinerme, sin política explícita so-bre la coca ni sobre sus implica-ciones internacionales (El Deber,12 marzo 2017). El Estado capi-tuló al legalizar áreas ilegales decoca, que en un 95%, segúnNaciones Unidas, circula fuera delmercado legal de Sacaba, enCochabamba.

Más allá de proteger los inte-reses de los cultivadores decoca de Chapare, no hay ningu-na señal gubernamental deconstrucción de una política so-bre la coca, su producción, in-dustrialización y su consumo enlos marcos constitucionales, ri-tuales, medicinales y tradicio-nales. La ley general de la cocase reduce por tanto a la legali-zación de las hectáreas cultiva-das en el Chapare y su amplia-ción a nuevas tierras (preferen-temente de los pueblos y comu-nidades indígenas). Las decla-raciones y acciones del Gobiernomarcan así su preferencia colo-nial por la coca ilegal.

El tema que más nos preocupaes que la ampliación de la fron-tera de la coca tiene peligrosasconsecuencias. Los cultivadoresdel Chapare, ahora más quenunca, con respaldo legal y elgobierno a su servicio incondi-cional, presionarán para la am-pliación de su frontera agrícolahacia las tierras de los pueblosy territorialidades indígenas,como las del TIPNIS. De hechoya se están reactivando, ame-nazadora y tenebrosamente, lasacciones para la construcción dela carretera transcocalera por elcorazón del territorio indígena yparque nacional1.

Con la ampliación de las22.000 hectáreas de cultivos, nosólo en el área tradicional sinotambién en zonas de expansión,la producción de la coca se ex-tenderá con destino al narco-

tráfico, con el nefasto valoragregado del consumo de lasdrogas de la cocaína y sus gra-ves consecuencias para la socie-dad, la economía y la cultura.Más todavía, el docente e inves-tigador de la UMSS, Karl Hoff-mann, aseguró que los coca-leros de Bolivia lograron generar,entre el 2006 y 2015, aproxima-damente unos 320 millones dedólares anuales, lo que significaque durante todo el Gobiernode Evo Morales, este sectorrecaudó más de 3.200 millonesde dólares (Los Tiempos, 13 marzo2017). Esta cifra es muy similara la que se maneja en la agroin-dustria cruceña, uno de las frac-ciones mejor posicionadas eco-nómicamente en el país.

Entre las derivaciones más ne-gativas y destructivas de la leyde la coca está la creciente defo-restación y sus perversos efec-tos, como la intensificación delcambio climático, el severo dañoa la biodiversidad, así como suspreocupantes afectaciones en laprovisión de agua, lo que de-sencadenará también causas deinseguridad alimentaria, anulan-do la producción agrícola por darlugar a la plantación de cocales,desastres en el medioambientey un largo y doloroso etcétera.Esta importante derivación laretomaremos en el subsiguienteacápite.

La Ley General de la Hoja deCoca, en su espíritu y letra, en-traña así riesgos muy serios decarácter social, económico ycultural, y todo por favorecer aun pequeño grupo de cocaleros(del Chapare, que no de losYungas), agrupados en seisfederaciones que las presidetambién el Presidente del EstadoPlurinacional, donde se mani-fiesta un evidente conflicto deintereses, cuando no un flagran-te tráfico de influencias.Rechazo ciudadano a laLey General de la Coca

Un grupo inicial de 147 (luegosobrepasaron el más de mediomillar) intelectuales y profe-sionales de diversas áreas delpaís han rechazado enérgica-mente la Ley General de la Coca(“nos pronunciamos pública-mente en rechazo a la ‘Ley Ge-neral de la Coca’) y han adver-tido —en una carta abierta— quebeneficiará a un sector delin-cuencial que está en crecimiento.También han alertado que elincremento, a 22.000 hectáreas,pondrá al país en la esferainternacional como tolerante alfortalecimiento del narcotráfico.

El Manifiesto denuncia la formaen que fue aprobada la norma

que incrementa el número dehectáreas legales a 22.000. «Demanera sorpresiva, previo a losferiados nacionales por las fies-tas de Carnaval, las dos cámarasde la ALP se apresuraron enaprobar la Ley General de laCoca, tras confrontaciones entreproductores de coca de losYungas de La Paz y del trópicode Cochabamba quienes, alparecer, sólo velan por interesessectoriales y corporativos sintener en cuenta el interés na-cional”.

Con esta disposición, la super-ficie autorizada de cultivos decoca en Bolivia se incrementa enun 83% en relación con la su-perficie establecida mediante laLey 1008 (12.000 hectáreas). Y,¿cuál es la consecuencia?: elincremento de la materia primapara el narcotráfico.

“Si se tienen en cuenta los re-sultados del ‘Estudio Integral dela Demanda de la Hoja de Cocaen Bolivia’, en el que se estableceque la producción de 14 mil hec-táreas de cultivos de coca sonsuficientes para satisfacer lademanda interna de su consumoen usos tradicionales, (enton-ces) esta norma estaría ponien-do a disposición del narcotráficomás de 11 mil toneladas métri-cas anuales de hoja de coca,que resultan del rendimiento pro-medio de las ocho mil hectáreasexcedentes que otorga la ley alos productores”.Los firmantes también advier-

ten que el crecimiento injustifi-cado del cultivo de la hoja decoca tendrá consecuencias so-ciales, económicas y culturalesmuy graves para el país.

“Las implicaciones de ello sonsumamente preocupantes: a)mayor poder del crimen orga-nizado que gozará de recursosincalculables para corromper,coaccionar y cooptar a la yaendeble burocracia estatal; b)crecimiento del consumo local deestupefacientes; c) agudizaciónde la inseguridad ciudadana; d)agravamiento de la violencia encontra de las mujeres, los niñosy las niñas; e) desintegraciónsocial; entre otros”.Además que, «De promulgar

la norma, el presidente del Es-tado Plurinacional de Bolivia,Juan Evo Morales Ayma, estaríaincurriendo en el delito de tráficode influencias, toda vez que aúnfunge como presidente de lasseis federaciones de produc-tores de coca del trópico de Co-chabamba. Y, en cualquier caso,es inmoral aprobar una ley parabeneficio propio”. Más aún:

“Desde el momento en que elPoder Ejecutivo promulgue estanorma para su entrada en

vigencia, es de esperar queBolivia quede identificada en laesfera internacional como unpaís cuya laxitud y tolerancia es-tarían fortaleciendo al narco-tráfico, con todo lo que estoimplica: tráfico de armas, tratay tráfico de seres humanos confines de explotación sexual,además del contrabando, el apo-yo al terrorismo y la desestabi-lización de países”.El Manifiesto alerta asimismo

sobre el alto costo ambiental delos cultivos de hoja de coca y lairrupción cocalera en las áreasprotegidas, parques nacionalesy reservas de la biosfera, comoy sobre todo el TIPNIS. Así “lanorma supone mayor presiónaún sobre áreas protegidas yterritorios indígenas de pueblosamazónicos a los cuales se losestaría condenando a la desa-parición”. En general, el deriva-tivo más severo de la Ley gene-ral de la coca es que:

“La norma resultará en unpermiso y aliento implícito paracontinuar la deforestación delugares críticos para el ciclohídrico (lluvias) en las zonastropicales y subtropicales delpaís, con lo que la crisis desuministro de agua que se viveactualmente se verá incremen-tada en proporciones altamenteriesgosas para la vida misma dela población humana, animal yvegetal.

“A todo ello se suma el riesgode mayor contaminación deagua, suelos y aire por los per-niciosos agroquímicos que seusan en el monocultivo de la hojade coca y por los venenos quí-micos que se usan para laproducción de cocaína. Además,la producción de hoja de cocadesgasta los suelos (que eran/son invalorables bosques críticospara afrontar los inquietantesdesafíos de este siglo), hastaagotarlos y dejarlos práctica-mente yermos.

“Estas actividades contribui-rán, sin duda, a elevar los preciosde los alimentos y a deterioraraún más la seguridad alimentariadel país, ya que se destinarámayor superficie al cultivo a lacoca en detrimento de la pro-ducción de frutas y otros ali-mentos necesarios para la nutri-ción saludable de nuestra pobla-ción”.Finalmente, el colectivo ciuda-

dano advierte que la norma «be-neficiará a una pequeña propor-ción de los productores agríco-las de Bolivia, quienes ni siquieraaportan al erario nacional, asícomo también a un sector delin-cuencial que viene creciendo ala sombra (del gobierno) y cuyaactividad coloca a toda lapoblación boliviana en situación

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de alto riesgo, con consecuen-cias impredecibles”, como su-cede en Colombia y México, don-de el narcotráfico quedó fuerade todo control estatal.Intensificación de lasecuela de efectosambientales

En este acápite queremosescuchar a dos de las/os másimportantes expertas/os, queconocen del tema y van más alláde la mera especulación ideoló-gica. De acuerdo con la expertaen cambio climático, Cecilia Re-quena, la legalización del incre-mento de la superficie de culti-vos de coca de 12.000 a 22.000hectáreas ocasionará gravesconsecuencias ambientales enlas zonas autorizadas, erosio-nará la seguridad alimentaria yprovocará una gran presión so-bre las Áreas Protegidas. Laexperta alerta sobre una devas-tadora contaminación del agua,el suelo y el aire por los pernicio-sos agroquímicos que se usa enel monocultivo de la coca y porlos venenosos químicos que seemplean en la producción de co-caína (El Deber, 1 marzo 2017).

En relación con los efectos de-vastadores y destructores de laley de la coca, Cecilia Requenaestablece (de manera muyparecida al Manifiesto de losintelectuales) una compleja se-rie de consecuencias sistémicas(ANF, 28 febrero 2017) y procurademostrar que esta ley va enun sentido radicalmente contra-rio al bien común porque implica:1.La legalización de miles de hec-

táreas de coca que se desti-nan al narcotráfico con todolo que esto implica: más em-poderamiento del crimenorganizado, mayores posibili-dades de cooptación estatalvía coerción y corrupción, másconsumo local, más violencia,más inseguridad ciudadana,más desintegración social,entre otros efectos;

2.La identificación del país en laesfera internacional como unactor que tiende a fortaleceral narco, usualmente asociadocon otras actividades ilícitascomo tráfico de armas, tratay tráfico de personas, con-trabando, apoyo al terrorismoy desestabilización de países;

3.El impulso y aliento para con-tinuar la ampliación de la fron-tera agrícola a través de la de-forestación de lugares extre-madamente sensibles y crí-ticos para el ciclo hídrico (llu-vias) del país (Yungas, Cha-pare, Amazonia).

4.Aún mayor presión contra ysobre las áreas protegidas,

parques nacionales, reservasde la biosfera y territoriosindígenas de pueblos y co-munidades amazónicas.

5.Mayor y devastadora conta-minación del agua, los suelosy el aire por los perniciososagroquímicos que se usan enel monocultivo de la coca y porlos venenos químicos que seusan para la producción de lacocaína. Además, la coca des-gasta los suelos (que soninvalorables bosques críticospara afrontar los inquietantesdesafíos del cambio climático),hasta agotarlos y dejarlosprácticamente yermos.

6.La activa contribución a ero-sionar aún más la seguridadalimentaria del país, destinán-dose más superficie al cultivode coca en detrimento de laproducción de frutas y otrosalimentos necesarios (ANF, 28febrero 2017).Por su parte, Miguel Ángel

Crespo, Director de Probioma(Productividad Biosfera MedioAmbiente) demuestra que lacoca se ha convertido en un mo-nocultivo y “ha originado la talaindiscriminada de los bosquescon la consecuente pérdida dela biodiversidad en la región delos Yungas y el Chapare” (PáginaSiete, 11 marzo de 2017). Así: “Uncambio en la vegetación, comoes la tala excesiva de los bosquesy el establecimiento de un mo-nocultivo, afecta el contenido denutrientes del suelo, los cualesse pierden por lixiviación; ade-más, la textura cambia y desa-parecen algunas especies vege-tales propias del lugar” (Ibídem).

“Esta situación es insostenibledesde el punto de vista social yambiental debido a los impactosque genera esta actividad en lasalud de los propios productores,así como de los consumidores dela hoja de coca, que en la mayo-ría de los casos no conocen elproceso de control de plagas yenfermedades que está subor-dinado a la aplicación de agro-químicos. Pero, además, al noser sostenible, dicho cultivo estápresionando a una permanenteampliación de la frontera agríco-la, desplazando otros cultivos yactividades tradicionales deambas regiones, y generando lacontaminación de suelos, aguasy deforestación de áreas muyricas en biodiversidad” (Ibídem).

Conclusiones paraseguir reflexionando

Primero, que es urgente de-sarrollar estudios científicosacerca de cuánto de coca esrealmente lo que necesitamospara el akulliku y la ley debieraadecuarse estrictamente a este

requerimiento y el resto (ex-cedentario) debe ser erradicado(sea en zona tradicional o no);más aún si entendemos que laindustrialización (aparte de lacocaína) es un falacia.

Segundo, que la promulgaciónde la ley de la coca nos demues-tra que el gobierno del pre-sidente Evo es rehén de loscocaleros del Chapare, cuyaproducción (ya sabemos) sedestina, en un 94% (segúnNN.UU.) al narcotráfico.

Tercero, que las hectáreas quese usen para la producción decoca ya no se usarán en laproducción de alimentos, esdecir que en vez de promover laproducción de alimentos nece-sarios y posibles de producirseen el territorio nacional, lo quese hace es auspiciar la produc-ción de coca, como si ésta sus-tituyese a los alimentos o noexistiesen evidencias de suderivación al narcotráfico.

Cuarto, que la promulgación de

la ley de la coca nos demuestrauna vez más, después de Cara-navi, Chaparina, Mallku Qhota,Takovo Mora, etc., que estamosfrente (enfrentados) a ungobierno radicalmente colonia-l(ista): extractivista y anti-indí-gena, que privilegia la produc-ción de coca (ilegal) excedentariay va en desmedro de los pueblosy territorialidades indígenas,cuyos espacios vitales seránviolentamente avasallados porlos cocaleros.

Quinto, que necesitamos ur-gentemente reconstruir un nue-vo gobierno verazmente revo-lucionario: anticapitalista y anti-colonialista y que se reconstruyadesde y a partir de las lógicaspolíticas, culturales y territorialesde los pueblos y naciones indí-genas u originarias.

¡Jallalla!1 Cfr. “Evo insiste en la carretera al

Tipnis” (La Prensa, 10 marzo 2017) y“Evo insiste con carretera quedestruirá el TIPNIS” (Bolpress, 10marzo 2017).

Se esperaba de este gobierno una revalorización de la coca como factorcultural; sin embargo, de más en más está vinculada a la cocaína,ocasionando así el descrédito del simbolismo indígena. Fuente ilustración:https://www.flickr.com/photos/34485889@N07/3207316706/in/photostream/

Ingresando awww.periodicopukara.comusted puede descargar lasediciónes mensuales del periódicoPukara, así como libros y textosde análisis sobre la problemáticaindígena enBolivia y en elcontinente.

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El fantasma del populismo:

Los populismosrefundadoresCarlos de la Torre*

* Carlos de la Torre es profesor de sociologíay director del Programa de Estudios Interna-cionales de la Universidad de Kentucky.Fuente: Revista Nueva sociedad Nº 267http://nuso.org/articulo/los-populismos-refundadores/?page=1

El ciclo político abierto por HugoChávez a fines de los años 90 sesustentó en promesas de refunda-ción nacional en contextos de cri-sis de las instituciones de repre-sentación política y de masivasmovilizaciones en contra del neo-liberalismo. Sus políticas se basa-ron en el combate contra la pobre-za, incrementaron el gasto social,redistribuyeron los excedentes dela renta de los recursos naturalesy movilizaron a los sectores popu-lares contra las elites. Pero todoello se hizo profundizando el ca-rácter extractivista de las econo-mías y las derivas autoritarias pro-pias de la política amigo/enemigo.

Hugo Chávez inauguró un ciclopopulista que también llevó al po-der a Evo Morales y a Rafael Correa.Estos líderes prometieron nadamenos que la refundación de susnaciones. Rechazaron el neolibera-lismo, promovieron la integracióny la unidad latinoamericana sin in-jerencias imperialistas y buscaronestablecer modelos superiores dedemocracia basados en la partici-pación popular y en la equidad.Llegaron al poder con promesasrevolucionarias en contextos decrisis de todas las instituciones derepresentación política y de insu-rrecciones masivas en contra delneoliberalismo. Innovaron las estra-tegias de cambio revolucionario:en lugar de balas, usaron votos yconvocaron asambleas constitu-yentes participativas, que redac-taron nuevas constituciones queexpandieron los derechos ciudada-nos. Muchos académicos y ciuda-danos vieron en estos regímenesla promesa de instaurar sociedadesposneoliberales basadas en laequidad y en modelos de democra-cia capaces de trascender los dé-ficits de participación y represen-tación de las democracias liberales.

La realidad, luego de que estoslíderes dominaran la escena políticade sus países por más de una déca-da, es mucho más sombría. Chávezy su sucesor Nicolás Maduro, igualque Morales y Correa, concentra-ron el poder en el Ejecutivo y subor-dinaron a los demás poderes; usa-ron el Estado para colonizar la esfe-

ra pública regulando el contenidode lo que los medios pueden publi-car y, en los casos de Ecuador yVenezuela, haciendo del Estado elmayor comunicador. Se enfrentaroncon movimientos sociales y con or-ganizaciones de izquierda quecuestionaron sus políticas extracti-vistas y que resistieron el afán delEstado de controlar a la sociedadcivil criminalizando la protesta. Sibien redistribuyeron las rentascuando los precios del petróleo yde los minerales fueron altos, in-crementaron la dependencia de laextracción de hidrocarburos.

Para explicar qué salió mal, losacadémicos y activistas han desa-rrollado argumentos estructuralis-tas basados en la dependencia dela extracción de recursos natura-les, explicaciones institucionalistassobre por qué el populismo, encontexto de instituciones débiles,lleva al autoritarismo competitivoy argumentos que se enfocan encómo la lógica populista desfigurala democracia y puede decantaren autoritarismos.Dependencia de laextracción de recursosnaturales

Chávez, Correa y Morales prome-tieron no solo poner fin al neoli-beralismo sino también reemplazarel modelo extractivista con visio-nes alternativas de desarrollo y dela relación entre la naturaleza y lasociedad basados en las nocionesandinas del suma qamaña y sumakkawsay (vivir bien o buen vivir).Algunos académicos escribierontextos que celebraban el fin deldesarrollo, del extractivismo y delcolonialismo. Otros fueron menosoptimistas o más realistas y vierona estos gobiernos como unacontinuación del modelo rentista.En el momento de mayor populari-dad del chavismo, Kurt Weyland1

argumentó que «en lugar de esta-blecer un nuevo modelo de desa-rrollo [el socialismo del siglo xxi],el gobierno de Chávez está revi-viendo el modelo rentista». El in-cremento descomunal de las ren-tas de los hidrocarburos les permi-tió a estos gobiernos populistasrechazar el neoliberalismo, incre-mentar el tamaño y el gasto delEstado y fundar organizaciones su-pranacionales como la Alianza Boli-variana para los Pueblos de Nues-tra América (alba) para contra-rrestar las políticas de integración

neoliberales de Estados Unidos.En lugar de salir del extractivismo,

los tres gobiernos incrementaron sudependencia de los hidrocarburos.Las exportaciones petroleras vene-zolanas pasaron de 68,7% del totalexportado en 1998 a 96% en 20152.En Bolivia, las exportaciones de mi-nerales e hidrocarburos crecieronde 41,8% a 58% entre 2001 y20113. En Ecuador, las exportacio-nes petroleras pasaron de 41% a58% entre 2002 y 2011, y el go-bierno de Correa concedió 2,8millones de hectáreas a compañíasmineras, la mitad de estas para laextracción de metales4.

Las rentas se utilizaron para for-talecer el Estado y para financiarprogramas sociales para combatirla pobreza. De acuerdo con la Co-misión Económica para AméricaLatina y el Caribe (Cepal), la pobre-za se redujo en Venezuela de 48,6%en 2002 a 29,5% en 2011; en Boli-via, disminuyó de 62,4% en 2002a 42,4% en 2010; en Ecuador bajóde 49% en 2002 a 32,4% en 20115.Sin embargo, la redistribución soloduró mientras los precios se man-tuvieron altos y, como anticipóWeyland, el modelo rentista fueinsostenible en el mediano plazo.De acuerdo con la Cepal, la pobre-za se incrementó en Venezuela de24% en 2012 a 32% en 2013. Otroestudio señala que, en 2015, 75%de los venezolanos eran pobres deacuerdo con sus ingresos6.

Estos gobiernos no pusieron final modelo rentista y extractivista

pues necesitaron esos recursospara ganar elecciones. Sus líderesusaron las elecciones para despla-zar a las elites políticas tradicio-nales y para consolidarse en el po-der. Los venezolanos votaron en16 elecciones entre 1999 y 2012,los bolivianos en nueve entre 2005y 2016 (entre elecciones genera-les y diversos referendos) y losecuatorianos en seis entre 2006y 2013. En Venezuela, el gasto so-cial se incrementó durante las épo-cas electorales. Por ejemplo, conmotivo de las elecciones presiden-ciales de 2012 se lanzó la «GranMisión Vivienda», que construyóedificios de departamentos frentea los cerros de Caracas para quelos pobres vieran que a lo mejorles podría tocar la suerte de parti-cipar en este proyecto y accedera un tipo de vivienda como los dela clase media. El gobierno ademáslanzó la «Misión Mi Casa Bien Equi-pada» para amoblar y dotar deelectrodomésticos e incluso aireacondicionado a quienes se bene-ficiaran de los proyectos de vi-vienda.

La dependencia extractivista lle-vó a la confrontación con comuni-dades indígenas. Si bien las cons-tituciones reconocen el derechoa la consulta previa para la explo-tación de recursos naturales, es-tos gobiernos expandieron auto-cráticamente la explotación de hi-drocarburos y minerales en losterritorios indígenas. El resultadofue que, al igual que el multicul-

Fuente ilustración: http://www.yurimorejon.com/2010/03/que-pasa-con-los-politicos/

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turalismo neoliberal, que separó al«indio permitido» del «indio recal-citrante» y otorgó una distribucióncultural simbólica a los primeros,al tiempo que reprimió a los segun-dos, la aceptación del extractivis-mo marcó los límites del reconoci-miento de los derechos indígenas7.En Ecuador, la protesta indígenafue criminalizada, y el «indio per-mitido» de la Revolución Ciudadanade Correa –como lo señala la an-tropóloga Carmen Martínez Novo–es el beneficiario pasivo de suspolíticas redistributivas. La extrac-ción de recursos naturales tambiéndeterminó los límites de los dere-chos indígenas en Bolivia. En pala-bras de la antropóloga Nancy Pos-tero, «está claro que el Estadove el control indígena de la extrac-ción de recursos naturales comoun atentado al poder estatal»8.Instituciones débiles yautoritarismocompetitivo

Cuando políticos populistas llega-ron al poder en Europa, los siste-mas parlamentarios los obligarona entrar en pactos y las institucio-nes supranacionales de la UniónEuropea limitaron sus acciones. Enciertos sistemas presidencialistaslatinoamericanos en los que lasinstituciones estaban en crisis, lospopulistas concentraron el podery atacaron a las instituciones quegarantizan el pluralismo. Los ata-ques sistemáticos al pluralismo, ala división de poderes y a la libertadde expresión al principio desfiguranla democracia y poco a poco llevana lo que Guillermo O’Donnell carac-terizó como una muerte lenta deaquella y su transformación en au-toritarismos9.

Steven Levitsky y James Loxtonseñalan que el populismo lleva aque democracias débiles decantenen regímenes competitivos autori-tarios por tres razones10. La prime-ra es que los populistas son outsi-ders sin ninguna experiencia en lapolítica parlamentaria del pacto yde los compromisos. Segundo, fue-ron elegidos con promesas de re-fundar todas las instituciones polí-ticas y, más precisamente, el mar-co institucional de las democraciasliberales. Por último, los populistasse enfrentaron al Congreso, al Po-der Judicial y a otras institucionescontroladas por los partidos. Paraganar elecciones usaron fondospúblicos, silenciaron a los medioscríticos, usaron los medios estata-les a su favor, en algunos casosintimidaron a sectores de la oposi-ción y presionaron a los organismoselectorales, al Poder Judicial y alas instituciones de control socialy rendición de cuentas. Si bien elmomento de votar fue libre, el pro-ceso electoral los favoreció de ma-nera descarada y les dio ventajas,y así se transformó la democraciaen regímenes legitimados en lalógica electoral, pero que no ga-rantizan que las elecciones se den

en canchas equilibradas y con ins-tituciones imparciales.

Una vez en el poder, Chávez,Maduro, Morales y Correa usaronel legalismo discriminatorio, enten-dido como el uso discrecional dela autoridad legal formal11. Para po-der utilizar las leyes a su antojo,controlaron las cortes y las pusie-ron en manos de sus partidarios ode jueces atemorizados. Chávezse apropió de todos los poderesdel Estado12. Tuvo mayoría en elLegislativo y puso el Tribunal Su-premo de Justicia en manos dejueces leales. Cientos de juecesde cortes menores fueron reem-plazados por personajes de la con-fianza del régimen. Chávez ademásmanipuló el poder electoral y todaslas instituciones de control social.Correa puso a incondicionales acargo del poder electoral y de losorganismos de control y «tomó»el Poder Judicial13.

El control y la regulación de losmedios fue una de las prioridadesde la lucha populista por la hege-monía14. En 2000, la Ley Orgánicade Telecomunicaciones permitió algobierno de Chávez suspender orevocar las concesiones de fre-cuencias cuando era convenientea los intereses de la nación. LaLey de Responsabilidad Social enRadio y Televisión de 2004 prohibiótransmitir material que pueda pro-mover el odio y la violencia15. Es-tas leyes son ambiguas y se pue-den interpretar de acuerdo con losintereses del Estado. El gobiernode Correa aprobó en 2013 la LeyOrgánica de Comunicación, quecreó un organismo estatal a cargode regular los contenidos que losmedios pueden transmitir.

Chávez clausuró y estatizó me-dios privados críticos. El Estado seconvirtió en el comunicador prin-cipal al controlar 64% de los cana-les de televisión. En Bolivia, la pro-piedad de los medios está divididaentre el Estado, el sector privadoy las organizaciones populares eindígenas16. En Ecuador, el Estadoes propietario de los dos canalesde televisión de mayor sintonía ytiene un emporio de estaciones deradio, televisión y prensa escrita17.En países sin una tradición de me-dios públicos y en manos de go-biernos que no distinguen lo es-tatal de lo partidista, los mediospúblicos y en menor medida los me-dios comunitarios están al serviciode los gobiernos populistas.

Estos gobiernos crearon legis-lación con lenguaje ambiguo paracontrolar y regular a las organiza-ciones no gubernamentales (ong).Chávez fue el primero y, en 2010,la Ley de Defensa de la SoberaníaPolítica y Autodeterminación Na-cional prohibió que las ong que de-fienden los derechos políticos omonitorean a los organismos pú-blicos reciban asistencia inter-nacional. Tres años después,Correa pasó el decreto 16 que san-

ciona a las ong que se desvíen delos fines para los que fueron crea-das o que interfieran en las políti-cas públicas atentando contra laseguridad interna y externa18. En2013, Morales también legisló paracontrolar y regular a las ong seña-lando que se revocarán los permi-sos de organizaciones que tenganactividades distintas de las quelistaron en sus estatutos, o si losrepresentantes de las organizacio-nes son sancionados por llevar acabo actividades que atenten encontra de la seguridad y del ordenpúblico19.

Para contrarrestar el poder delos sindicatos, de los movimientosindígenas, de los maestros y estu-diantes, en Venezuela y Ecuadorse crearon movimientos sociales pa-ralelos. La protesta fue criminaliza-da en ambos países. Algunos líde-res sindicales fueron acusados deterrorismo, aun si en un principioha-bían apoyado a Chávez20. Cien-tos de dirigentes indígenas y cam-pesinos fueron acusados de terro-rismo y sabotaje en Ecuador21. Seusaron discrecionalmente las leyespara perseguir a algunos oposito-res. El caso más notorio se dio du-rante el gobierno de Maduro, quecondenó al opositor Leopoldo Lópezpor incitar a la violencia en unjuicio plagado de irregularidades.La lógica populista:construir al pueblo y susenemigos

Ernesto Laclau escribió que lalógica populista crea sujetos po-pulares que están en una relaciónde antagonismo con un enemigo22.Argumentó que la división de lasociedad en dos campos antagó-nicos era necesaria para la rupturade sistemas institucionales exclu-yentes y la creación de un ordenalternativo. Si bien para Laclau ysus seguidores el populismo es elúnico camino para dar fin a siste-mas excluyentes y para frenar alos populismos de derecha23, suargumento, que se basa en la teo-ría de Carl Schmitt de lo político,puede justificar o promover autori-tarismos populistas. Si lo políticose concibe como la lucha entreamigo y enemigo, es difícil imagi-narse rivales con espacios institu-cionales o normativos legítimos.Dentro de la lógica de Schmitt, esimposible que existan populis-mos light que construyan identi-dades colectivas agonísticas, co-mo propone Chantal Mouffe. Lospopulistas, desde Juan DomingoPerón hasta Chávez, manufactu-raron enemigos en el sentido exis-tencial en que los caracterizóSchmitt, enemigos que tenían queser destruidos. Perón dijo que,cuando los adversarios políticos setransforman en enemigos de la na-ción, «ya no son caballeros conlos que uno debe luchar siguiendolas reglas, sino serpientes a lasque uno tiene que matar de cual-quier manera»24.

Los populistas utilizan discursosmaniqueos y polarizadores delpueblo en contra de la oligarquía.Chávez no se enfrentó a rivalessino a la oligarquía definida comolos enemigos del pueblo, «esas eli-tes egoístas que trabajan en con-tra de la patria»25. Descalificó alos políticos tradicionales como im-béciles, escuálidos y «pitiyan-quis». Llamó a los dueños de losmedios «los cuatro jinetes del Apo-calipsis»26. Correa, por su parte,creó una larga lista de enemigosde su gobierno, del pueblo y de lapatria. La lista incluye a los polí-ticos tradicionales, a los dueñosde los medios de comunicación, alos líderes de los movimientos so-ciales críticos, a la izquierda «in-fantil» y a casi todos aquellos quecuestionaron sus políticas públi-cas. Morales definió como enemi-gos de la nación y del pueblo sobe-rano a eeuu, a la Administraciónpara el Control de Drogas (dea) ya las multinacionales. A escala na-cional, los enemigos del pueblo,de lo indígena y de lo andino sonla oligarquía, los blancos y la cul-tura occidental27.

Ahora bien, los populistas cons-truyeron enemigos políticos perojamás los eliminaron físicamenteutilizando el terror masivo y las de-sapariciones para crear un pueblohomogéneo. El momento fundacio-nal del populismo fue y es ganarelecciones, que consideradas co-mo el único canal para expresar lavoluntad popular28. Los populistasclásicos lucharon contra el fraudeelectoral y expandieron el númerode electores. Los populistas refun-dadores utilizaron las eleccionespara crear nuevos bloques hege-mónicos y desplazar a los partidospolíticos. Gobernaron a través decampañas y de elecciones perma-nentes, por lo que constantementerecorrieron sus países renovandosus liderazgos carismáticos yconfrontando a sus enemigos. Laselecciones fueron representadascomo momentos fundacionales enlos que estaban en juego losdestinos de sus naciones.

El pueblo, como lo señaló Laclau,es una construcción discursiva.Esta categoría puede construirsecomo una población diversa y pluralo como el «pueblo como uno». Porlo tanto, el pueblo puede enfren-tarse a rivales políticos o a ene-migos que deben eliminarse. Losliberales y los socialdemócratasconstruyen al pueblo como unapluralidad que comparte espaciosinstitucionales con sus rivales polí-ticos. Los populistas, en cambio,construyen al pueblo como unaentidad sagrada cuya voluntadpuede ser encarnada en un reden-tor. Chávez manifestó: «Esto noes sobre Hugo Chávez, es sobretodo un pueblo»29. Ya que su mi-sión fue redimir a su pueblo, pudodecir en 2010: «Exijo lealtad abso-luta a mi liderazgo. No soy un indi-viduo, soy un pueblo». Y Chávez,

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además de ser el pueblo es la pa-tria: «El chavismo ya no es Chá-vez, el chavismo es el patriotismo,ser chavista es ser patriota, losque quieren patria están conChávez, no tienen otro camino»30.Correa, de manera parecida perosin la grandilocuencia de Chávez,manifestó, luego de ganar laselecciones de 2009: «El Ecuadorvotó por sí mismo».

La categoría «pueblo» no tieneque ser imaginada necesariamentecomo unitaria. Evo Morales cons-truyó una noción de pueblo pluraly multiétnico31. La Constitución de2009 declaró a Bolivia como un Es-tado plurinacional y comunitario.Pero a veces Morales pretende serla voz única del pueblo. Cuandolos indígenas de la Amazonía pro-testaron en contra de su políticaextractivista, se los acusó de sermanipulados por ong extranjeras yde no ser auténticamente indíge-nas. El gobierno de Morales intentóimponer una visión hegemónica deindianidad como lealtad a su go-bierno. Sin embargo, debido a quese enfrenta a movimientos socialesfuertes con capacidad de prota-gonizar acciones colectivas per-durables en el tiempo, no ha podidoimponer visiones del «pueblo comouno».

Los populistas refundadores nose vieron como líderes políticosordinarios, elegidos por uno o dosperiodos y que luego se retiraríande la política. Fueron construidosy se vieron a sí mismos como quie-nes liderarían la refundación de susrepúblicas y como los herederosde las misiones inconclusas de lospadres de la patria. Solo la enfer-medad le impidió a Chávez ser pre-sidente cuantas veces se le anto-jara. Correa modificó la Constitu-ción aprobada por la AsambleaConstituyente dominada por supartido para permitir su reelecciónpermanente, con una cláusula queno le permitía participar a él mismoen 2017. Una vez que su sucesormaneje la severa crisis económica,podrá regresar si le apetece comoredentor en 2021. Morales perdióun referéndum que le permitiríapresentarse en otra elección en2019 y prometió convocar a otroo buscar otras vías para postularen 2019.

John Keane señala que «la dis-tinción entre estar en el poder ydejarlo es un indicador fundamen-tal para considerar a un gobiernocomo democrático»32. En demo-cracia, el rol presidencial está des-personalizado y no está encarnadoen nadie. Ocupar el poder tempo-ralmente no es sinónimo de serdueño del poder. Para los populis-tas, la Presidencia es una posesiónen la que deben permanecer hastaalcanzar la liberación de su pueblo.Pero a su vez, su legitimidad seasienta en ganar elecciones, porlo que nada les asegura que per-manecerán en el poder33. Es así

como la legitimidad del populismose asienta en dos principios con-tradictorios: el principio democrá-tico de elecciones limpias y alter-nancia en el poder y el preceptoautoritario del poder como unaposesión personal del liberador delpueblo.Conclusiones

Los populistas refundadores deizquierda se rebelaron contra la or-todoxia neoliberal y la transforma-ción de la economía política en unasunto técnico que debería estaren manos de expertos. Una vezen el poder, combatieron la po-breza, incrementaron el gasto so-cial, redistribuyeron los exceden-tes de las rentas petroleras y mo-vilizaron a los sectores popularesa los cuales exaltaron como laesencia de la nación. ¿Qué saliómal en estas experiencias y porqué el populismo llevó al autori-tarismo en Venezuela y Ecuadory, en menor grado, en Bolivia?Parte de la respuesta es estruc-tural y se vincula a las políticasde extracción de recursos natura-les. Los Estados rentistas usan losrecursos fiscales generados por lasrentas de la extracción de hidro-carburos y minerales discrecional-mente para asegurar clientelas po-líticas. La necesidad de incremen-tar las rentas para mantener subase de apoyo para ganar eleccio-nes los llevó a enfrentamientoscon organizaciones indígenas yecologistas, lo que marcó los lími-tes de sus políticas de inclusión yreconocimiento. Los populistasprometieron destruir todas las ins-tituciones del poder constituido delas democracias en sus nacionesy reemplazarlas con una nuevainstitucionalidad. Usaron discrecio-nalmente las leyes y el legalismodiscriminatorio para castigar a loscríticos, premiar a los incondicio-nales, ocupar todas las institucio-nes del Estado y tratar de sometery regular a la sociedad civil y laesfera pública. La lógica schmit-tiana del populismo manufacturóy luchó en contra de una largaserie de enemigos tales como lospartidos políticos, los medios,las ong y los movimientos socialesindependientes. Su lenguaje deamor al pueblo y de odio a los ene-migos del pueblo creó identidadespolíticas fuertes y efectivas parala lucha contra los enemigos; sinembargo, estas identidades noreconocieron el derecho del otroa discrepar. Los populistas tra-taron de ocupar el espacio vacíode la democracia hasta liberar asu pueblo. Pero a diferencia de losfascismos, no ocuparon todos losespacios de la sociedad civil niabolieron las elecciones. Crearonregímenes híbridos asentados enla lógica democrática electoral yregularon, pero no silenciaron to-talmente, a la oposición, que utili-zó los espacios institucionalesexistentes para resistir que se im-

plemente la fantasía populista del«pueblo como uno».

Los resultados autocráticos delas experiencias refundadoras nodeberían llevarnos a ver el libe-ralismo como la única opción fren-te al autoritarismo populista. Sibien Laclau estaba en lo correctoal señalar que el liberalismo ha sidousado para defender los privilegios,no hay que olvidar que tambiénes indispensable para resistir aldespotismo34. El constituciona-lismo, la separación de poderes,las libertades de expresión y deasamblea son necesarias para lapolítica de la democracia participa-tiva. Estas instituciones liberalesfortalecen la esfera pública y per-miten que los movimientos socia-les expresen y articulen sus de-mandas autónomas. La experienciahistórica demuestra que los pro-yectos de transformación basadosen la fantasía del «pueblo comouno» terminan en el autoritarismo.El mito del redentor populistacautivó y terminó devorando a laizquierda. Creo que ya es hora deabandonar la idea de un pueblohomogéneo encarnado en un lídery de imaginar las rupturas popu-listas como la única respuesta ala administración neoliberal y comola única arma para frenar a lospopulismos de derecha. Comoseñala Andreas Kalyvas, en lugarde invocar a un pueblo mítico quesurge de las profundidades his-tóricas de la patria, «hay que partirde una pluralidad de movimientossociales y de asociaciones políticascomo la base para reconstruir lasoberanía popular»35.

Notas:1 K. Weyland: «The Rise of Latin

America’s Two Lefts: Insights fromRentier State Theory» enComparative Politics vol. 41 No 2,2009, p. 146.

2 Gabriel Hetland: «Chavismo in Crisis»en nacla vol. 48 No 1, 2016, p. 9.

3 Almut Schil l ing-Vacaflor y DavidVollrath: «Indigenous and PeasantParticipation in Resource Governancein Bolivia and Peru» en Barry Cannony Peadar Kirby: Civil Society and theState in Left-Led Latin America, ZedBooks, Londres, 2012, p. 128.

4 Carmen Martínez Novo: «ManagingDiversity in Postneoliberal Ecuador»en The Journal of Latin American andCaribbean Anthropology vol. 19 No 1,2014, p. 118.

5 Cepal: Panorama social de AméricaLatina 2012, Naciones Unidas,Santiago de Chile, 2013.

6 Nel ly Arenas: «El chavismo sinChávez: la deriva de un populismosin carisma» en Nueva Sociedad Nº261, 1-2/2016, p. 9, disponibleen www.nuso.org.

7 C. Martínez Novo: ob. cit., p. 121.8 N. Postero: «‘El Pueblo Boliviano de

Composición Plural’: A Look atPlurinational Bolivia» en C. de laTorre: The Promise and Perils ofPopulism: Global Perspectives, TheUniversity Press of Kentucky,Lexington, 2015, p. 412.

9 G. O’Donnell: «Nuevas reflexionesacerca de la democracia delegativa»en G. O’Donnell, Osvaldo Iazzetta yHugo Quiroga (eds.): Democraciadelegativa, Prometeo, Buenos Aires,2011.

10 S. Levitsky y J. Loxton: «Populism andCompetitive Authoritarianism in theAndes» en Democratization vol. 20 No1, 2013.

11 K. Weyland: «Latin America’sAuthoritarian Drift: The Threat fromthe Populist Left» en Journal ofDemocracy vol. 24 No 3, 7/2013, p.23.

12 Kirk Hawkins: «Responding to RadicalPopulism: Chavism in Venezuela» enDemocratization vol. 23 No 2, 2016.

13 C. de la Torre y Andrés Ortiz Lemos:«Populist Polarization and the SlowDeath of Democracy in Ecuador» enDemocratization vol. 23 No 2, 2016.

14 Si lvio Waisbord: Vox popul ista.Medios, periodismo, democracia ,Gedisa, Buenos Aires, 2013, p. 44.

15 Javier Corrales: «Autocratic Legalismin Venezuela» en Journal ofDemocracy vol. 26 No 2, 2015, p. 39.

16 S. Waisbord: ob. cit., p. 121.17 C. de la Torre y A. Ortiz Lemos: ob.

cit., p. 231.18 Ibíd., pp. 229-230.19 Human Rights Watch: World Report

2015: Bolivia: Events of2014, www.hrw.org/world-report/2015/country-chapters/Bolivia.

20 Consuelo Iranzo: «Chávez y la políticalaboral en Venezuela 1999-2010» enTrabajo vol. 5 No 8, 2011.

21 C. Martínez Novo: ob. cit.22 E. Laclau: La razón populista, fce,

Buenos Aires, 2005.23 Íñigo Errejón y Chantal Mouffe:

Construir pueblo. Hegemonía yradicalización de la democracia ,Icaria, Madrid, 2015.

24 Cit. en Federico Finchelstein: TheIdeological Origins of the Dirty War,Oxford University Press, Oxford,2014.

25 José Pedro Zúquete: «The MissionaryPolitics of Hugo Chavez» en LatinAmerican Politics and Society vol. 50No 1, 2008.

26 Margarita López Maya y AlexandraPanzarelli: «Populism, Rentierism,and Socialism in the Twenty-FirstCentury» en C. de la Torre y CynthiaArnson (eds.): Latin AmericanPopulism in the Twenty-First Century,Johns Hopkins University Press /Woodrow Wilson Center Press,Baltimore-Washington, 2013, p. 248.

27 N. Postero: «Morales’s masGovernment: Building IndigenousPopular Hegemony in Bolivia» en LatinAmerican Perspectives vol. 37 No 3,2010, p. 29.

28 Enrique Peruzzotti: «Populism inDemocratic Times: Populism,Representative Democracy, and theDebate on Democratic Deepening» enC. de la Torre y C. Arnson: ob. cit.

29 J.P. Zúquete: ob. cit., p. 100.30 Luis Gómez Calcaño y Nelly Arenas:

«El populismo chavista: autoritarismoelectoral para amigos y enemigos»en Cuadernos del Cendes No 82,2013, p. 20.

31 Raúl Madrid: «Ethnopopulism inBolivia» en World Politics vol. 60 No3, 2008.

32 J. Keane: «Life after Political Death:The Fate of Leaders after Leaving HighOffice» en J. Keane, Haig Patapan yPaul ’t Hart (eds.): DispersedDemocratic Leadership , OxfordUniversity Press, Oxford, 2009, p.285.

33 Isidoro Cheresky: El nuevo rostro dela democracia, fce, Buenos Aires,2015.

34 Richard Wolin: «The Disoriented Left:A Critique of Left Schmittianism» enR. Wol in: The Frankfurt SchoolRevisited, Routledge, Nueva York-Londres, 2006, p. 251.

35 A. Kalyvas: Democracy and thePolitics of the Extraordinary. MaxWeber, Carl Schmitt, and HannahArendt, Cambridge University Press,Cambridge, 2008, p. 299.

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mante, gargantillas, rosarios, zar-cillos, sortijas y pepitas de oro” yque era regular que “la tal Lupiza”conservara algunas de esas alhajas“puesto que las había manejadodesde antes” (Ibíd.).

Es posible que algunos kataristasdesarrollaran violencia sexual hacialas mujeres indias. El cura agustinoBorda —que permaneció un mesjunto a Katari, al que odiaba— loacusó de ser un depredador se-xual: “cuando Apaza estaba bo-rracho, salía de ronda con sus se-cuaces y lo primero que hacía eraver si entre las familias de aquellosindios había mujer que saciase suscarnales apetitos, sin precaver elmenor escándalo” (Ibíd.: 12). Bordaera enemigo de los indios, en espe-cial de Katari, lo que puede explicarsu declaración; lo preocupante esque otros miembros de la rebelióncomo Bastidas y otros coronelesamaristas confirmaron lo mismo.

Otra probable amante de Katarifue la mestiza Josefa Anaya. Enlos interrogatorios declara que eraobjeto de los celos de la Lupiza ypor ello Gregoria la trasladó alcampamento de Miguel Bastidas.Allí, Anaya se puso al servicio deGregoria quien le delegó tareaspara ella triviales: preparar la co-mida, hacer chicha, atender a loshombres: “…a Gregoria no le im-portaban estas menudencias nisentía que fuera parte de sus ta-reas preocuparse de menesteresque otras mujeres, incluso las crio-llas o mestizas Josefa Anaya yAgustina Serna podían hacer ensu lugar” (Del Valle, 1990: 136).Anaya acusó a Gregoria Apaza deser una mandona tiránica que co-metió crímenes. Tal vez por elloGregoria la señaló como “amasiade su hermano”. Al parecer, los ce-los y peleas entre mujeres se ge-neralizaron: varias mujeres captu-radas en los campamentos delTejar (bajo mando amarista) y dePampajasi (bajo mando katarista)declararon que “eran transporta-das de un campo a otro por celos,rencillas o suspicacias de GregoriaApaza o de María Lupiza, la concu-bina de Apaza” (Ibíd.: 28).

En el campamento El Tejar deMiguel Bastidas, hermano de Mi-caela Bastidas y por tanto cuñadode Tupac Amaru, se encontrabaAgustina Serna, otra mestiza,amante de Bastidas a la que elgeneral hizo llevar al pueblo deAchacachi. En el campamentoamarista Agustina atendía a suamante. Es interesante la diferen-cia entre las amantes mestizas ycriollas que asumían las “tareas fe-meninas” de atención alimentaria,sexual, etc., a los hombres y lade las esposas indias y t’allas quedirigían batallas o participaban enellas. En el caso de Gregoria Apazahabía una inversión de roles: Nose consideraba la amante de

Andrés Tupac Amaru, sino queasumía que el sobrino de TupacAmaru era amante suyo.

En una carta de Diego Quispe elMayor a su hermano Diego Quispeel Menor, descubrimos a AgustinaMamani, amante del Menor. ElMayor le reprocha que teniendouna esposa responsable, de armastomar y que manejaba hacienda,había conseguido una “querida”:“Y lo que le digo es que vuesamerced no ande cargando mujeresporque parece mal…” (Ibíd.: 341).La esposa de Diego Quispe el Me-nor era Rosa Luque que manejabala hacienda de Tarisquía en Patam-buco (Puno, Perú). En una “incau-tación” que hicieron los hermanosQuispe, los líderes indios repartie-ron dichos objetos entre esposasy amantes; Diego Quispe el Menor

…mandó parte de sus bienes a suesposa Rosa Luque pero otra partefue enviada a Ayata donde vivía Agus-tina Mamani, su querida, a quien leenvió (…) ochos posturas de vestidosgaloneados dos pares y medio deestribos de plata, tres vasenicas deplata, tres platos grandes y unomediano, tres sillones de montar yalgunas chapas de sillas (Ibíd.: 431).Rosa Luque y esposas de los

coroneles quechuas, así comoAscencia Flores, esposa de DiegoQuispe el Mayor, quedaron en laretaguardia administrando las pro-piedades y haciendas de la rebe-lión, cuidando a los niños, hacien-do labores agrícolas y ganaderas.Ascencia Flores tuvo que enfrentardificultades debido a que un ene-migo de su esposo, el gobernadorCarlos Puma Catari, le habría quita-do todo lo que tenía, amenazán-dola con ahorcarla y a todos losde su casa, incluyendo el escriba-no, por lo cual le invocaba: “Veniteno más, que bastante has traba-jado, no te vayan a hacerte trai-ción, que acabe dicho Catari, yaque dice que es hombre…” (Ibíd.:335). Estas esposas tuvieron uncruel fin: Ascencia Flores perecióantes de ser sentenciada por lascondiciones de encarcelamiento.Las mujeres españolas

Resulta singular constatar eldesprecio de los españoles haciasus propias mujeres. Los españolesvecinos de los pueblos a los quese acercaba el levantamientohuían, dejando atrás a sus mujeres,quienes ante la llegada de loskataristas creían poder salvar susvidas y las de sus hijos refugián-dose en las iglesias. Eso ocurrióen el pueblo de Sapahaqui el 3 demarzo de 1781, donde “[murieron]muchas mujeres españolas (…) quese habían refugiado en la iglesia,de modo que murieron pocos hom-bres porque previniendo el daño,supieron salvar sus vidas con lafuga” (Diez de Medina, 1994: 80).

Estas mujeres no solo fueronabandonadas y dejadas atrás porlos hombres españoles: en losasaltos fueron atacadas por suspropios compatriotas. A la pobla-ción de Laja, por ejemplo, llegó la

soldadesca española dispuesta alasalto y al robo, pero no encon-traron más que casas destruidaspor el fuego:

Y como nuestra soldadesca llevabala ansia del pillaje excitado, que sí seles frustró, acometieron a las casasde una pobre española, del cura, delcacique y otros y las saquearon, ypuede decirse de la primera, que sindejar estaca en la pared (Ibíd.: 91).Por supuesto, también fueron

presas de los ejércitos indios. Lastropas kataristas ahorcaban oejecutaban a palos o pedradas alos prisioneros sin importar si eranmujeres. El 12 de abril de 1781 enLa Paz sacaron “fuera de las muje-res de la ciudad, prisioneras, aquienes mataron a palos y con lascabezas destrozadas” (Ibíd.: 126).También las esclavas africanas su-frieron los rigores de la guerra:“acababan de degollar un esclavay su hijo, por no avisarles el para-dero de sus señoras” (Ibíd.: 224).Se las consideraba aliadas de suspatrones y muchas lo eran por elpeso de la esclavitud que las obli-gaba depender de los españoles.“Amanecieron los sublevados consus pedradas y escopetas que nosdisparaban a menudo (…) nos ma-taron de una bala a una negra es-clava que salió por agua y una mu-chacha tierna de edad” (Ibíd.: 291).

Las mujeres indias demostraronmucha más compasión hacia lasespañolas, que éstas hacia lasindias tras la caída de Katari y Sisa:

El 25 caminaron los auxiliares alingenio de Patacamaya y se hallaroncon unas mujeres que, llorosas yprosternadas de rodillas, daban agritos muchas gracias a Dios, cla-mando por la justicia y besando elsuelo repetidas veces, pues a la vistade tal socorro libraban sus vidas ysalían de los fosos subterráneosdonde se habían mantenido el espaciode cuatro meses por el rigor de losrebeldes, gracias a la caridad de unaindias… (Ibíd.: 223).Respecto al carácter de las es-

pañolas, los mismos criollos yespañoles con sus cometarios locontrastan con el de las indias:

“En esta noche en que se pensótocar las filas de la Parca, las buenasmujeres dieron el más piadoso ejem-plo de edificación implorando el favordivino (…) en las iglesias y en las ca-sas donde se combinaron estas seño-ras devotas y piadosas matronas”(Ibíd.: 89), o, “confirmados despuésde que la expedición marchaba paraLaja, crecían nuestros sobresaltos ala media noche (…) poblando lasmujeres el aire de suspiros, clamoresy llantos” (Ibíd.: 87).El desprecio de los hombres

españoles y criollos hacia susmujeres los llevaba a lamentarsecuando las rescataban, puesto quelas veían como un lastre. Porejemplo, el oidor Diez de Medinase indigna cuando los kataristasles devolvían a las mujeres espa-ñolas que estaban presas:

Aunque es verdad que a algunasmujeres dieron libertad y volvieron,el ardid de los indios es el másrefinado que puede verse en subarbarie, porque proceden con dosfines, uno es descanti l larnos(quebrantar)los hombres, desmem-brar las fuerzas y defensas de la

ciudad (…) otro dejar a las mujeresque por no contribuir a nuestra tuiciónno las gradúan opuestas, por ello asus pérfidas ideas y les dan francaturacon las miras de que, regresadas, hande ser concurrentes a consumirnuestros víveres de la ciudad (Ibíd.:284).

Otro indignado por la mismarazón fue el comandante Segu-rola. En su campaña en el pueblode Mocomoco se incorporan“muchas mujeres españolas, quevenían las infelices reducidas a unaimponderable miseria” (Segurola,1872: 140). Al llegar con dichasmujeres al pueblo de Guaycho (hoyPuerto Acosta), sus tropas y susinefables cochabambinos ya no lassoportaban más y están enfure-cidos: “la tropa está muy sobra-damente molestada, las mulas muyrendidas, que el copioso númerode mujeres, niños y otra gente,que convoyábamos nos embaraza-ban en gran manera las marchas…”(Ibíd.: 143). Esto nos muestra elespíritu misógino de los españoles,a quienes el catolicismo les dionefastas caracterizaciones de lasmujeres; mezclada con estos con-ceptos está la estructura racistaque se impone con su invasión.

Pese a la impactante interven-ción de las mujeres indias en ellevantamiento de 1781-1782, suparticipación ha sido obviada loque hace que la historia (inclusoindia) ignore que su situación nofue la de sus compañeros. Fueronobjeto de una brutal arremetidahispana basada en su concepciónde género, generalmente misógina,y la violencia que se ejerció sobresus cuerpos, al ser asesinadas,descuartizadas, torturadas, en unsistema destinado a acallar loslevantamientos por el terror.Tampoco debe eludirse que lasmujeres que no pudieron adherirsea los levantamientos y aquellassospechosas de seguir a los es-pañoles fueron objeto de violenciay muerte por parte de sus propioshermanos indígenas.Ideas finales

Si desde el inicio de la invasiónespañola existió un cuerpo con-denado a los abusos del invasorpor su género y su “otredad”, esefue el de las mujeres indias. En lamentalidad supremacista española,se consideró que el control sobrela vida y muerte de los indios eraun derecho erigido por la “supe-rioridad blanca”, pero esto era másfuerte sobre las mujeres indias,consideradas de una raza perotambién de un género “inferior”.La atribución del estigma de debi-lidad mental, física y sexual hacialas mujeres, incluso españolas ycriollas, se hizo más patente en larebelión de 1781-1782.

Sin embargo, el comportamientoaguerrido y osado de las mujeresindias sisa-kataristas produjoasombro entre los españoles. Peroeste asombro se convirtió en unrecurso para escarmentar ese pro-

Las mujeres en la rebelión...Viene de la página 8

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totipo femenino indio. Esta con-ducta de rebeldía y fortalezaorientada a luchar contra el colo-nialismo patriarcal español fueviolentamente castigada por loshispanos quienes no dudaron enasesinar a mujeres y niñas, inclusono guerreras.

La extrema violencia ejercidasobre las guerreras indias sisa-kataristas se relaciona con lasconcepciones de raza que os-tentaban entonces los españoles.En este “continuum biológico dela especie humana (…) la califi-cación de unas razas como buenasy otras como inferiores, será unmodo de fragmentar el campo delos biológico que el poder tomó asu cargo” (Foucault, 1991: 206).En el caso de la india que se ta-paba la cara para no ver el horrorque le esperaba, creo ver la indi-ferencia del español frente a lacondición de género de las mujeresindias. Cuando los invasores es-pañoles advirtieron que las mujeresindias luchaban junto a sus com-pañeros varones en igualdad decondiciones, la violencia se ensañócontra ellas mediante exterminios“ejemplificadores”. En las torturasy en los combates, se las tratócomo a hombres enemigos. Enningún relato se mencionan vio-laciones por parte de los españolesa las mujeres indias pero esesilencio no significa que, en mediode tanta violencia, no se hayaejercido violencia sexual.

Por otra parte, se observa el in-cumplimiento por parte de loskataristas del famoso principio delchacha-warmi. Este principioresultó beneficioso para los com-batientes varones, puesto quecontaron con soldados, generalesy estrategas femeninos que lu-charon a la par de sus compañeros,pero no fue igualitario para laswarmis puesto que, además deguerreras, debían cumplir con sus“deberes” femeninos de atencióna los esposos y preocupación porla familia. El caso de los generaleskataristas y amaristas, casados ensu mayoría con mujeres indias yque se consiguieron amantes mes-tizas y criollas, revela un compor-tamiento alejado de los principiosde la familia india idealizada eincluso de los principios de soli-daridad racial. En la realidad delmundo katarista, aquello provocóla humillación y enojo de lasesposas quienes —como en elcaso de Bartolina Sisa— vieron confrustración que sus esposos dabanpúblicamente regalos y dádivas alas amantes sin tomar en consi-deración la posición de sus con-yugues.

Las mujeres indias de las comu-nidades que no participaron en loscombates —y peor aun, las queno se adhirieron a la rebelión—fueron presa de la violencia y bru-talidad de los españoles y de sushermanos de raza. Las declaracio-

nes del cura Borda y de Diez deMedina que aseveraban que JuliánApaza no dudaba en violentarsexualmente a cualquier mujer quele interesara en las comunidadesson obviamente fruto del odio es-pañol hacia el rebelde, pero essingular y preocupante que los co-roneles amaristas hayan ratificadoesta versión. Por otra parte, esconmovedor que las mujeres indiasse hayan solidarizado con algunasmujeres españolas y las hayanescondido de la persecución desus propios hermanos kataristas;acción a remarcar, pues arries-gaban su vida efectuando eseacto compasivo.

Las mujeres indias tambiénjugaron un papel vital, aunque noreconocido en las comunidades yen la ciudad de La Paz, como lasprincipales proveedoras de laalimentación familiar. En la sitiadaLa Paz, defendieron con sus vidasel abastecimiento de los pocosproductos alimenticios que in-gresaban; y en las comunidades,al ingresar y comercializar pro-ductos agrícolas en las fronterasdel conflicto armado. Este rol tancomún y naturalizado como“deber” de las mujeres se convirtióen asunto de vida o muerte dondela hambruna diezmaba a la pobla-ción.

Las mujeres indias desde diferen-tes papeles aportaron en la luchalibertaria y posteriormente, al serderrotada la rebelión, fueron tra-tadas con mayor crueldad y sañapor los hispanos. Pero, más impor-tante aún, en esta participaciónexistió una conducta, un pensa-miento y un programa femeninoindio propios que ha sido sub-sumido y por lo tanto pasó desa-percibido. Prueba de ello es queel planteamiento más claro sobrelos objetivos de la rebelión lo ex-presó Bartolina Sisa. Otro elemen-to es la participación activa y ma-siva de las mujeres indias en lalucha armada pero con diferentescaracterísticas a las de sus com-pañeros indios, como la inclusiónde la solidaridad incluso con lasmujeres hispanas, mantención dela estructura familiar, preocupaciónpor la provisión de elementosbásicos para la mantención de lavida, como los alimentos. Parecieraque la historia ha convertido a es-tas mujeres en simples acompa-ñantes o seguidoras de una ideo-logía elaborada por los hombreskataristas cuando en realidadalgunas de ellas plantearon conmayor claridad una senda futuraque incluía un programa políticoindio, la solidaridad entre mujeresy una comprensión de lo que de-bería ser —y no fue— el chacha-warmi.1 El término Sisa-Katarista es una

reivindicación que hacemos algunasactivistas indias urbanas para que, através de la inclusión del nombre deBartolina Sisa en la lucha katarista,se reconozca la lucha de las mujeres

indias en todo el proceso de liberaciónindia.

2 Boleslao Lewin, quien analizó lasconfesiones de los rebeldes, tiene unapobre opinión sobre la de TupacKatari, al señalar: “El interrogatoriode éste no demuestra la fortaleza deespíritu de José Gabriel Tupac Amaru.Julián Apaza, como la mayoría de loscaudillos indígenas presos, no asumióla defensa de sus actos ni alegó porlos postulados de la rebelión. Por elcontrario, pretendió ganarse la buenavoluntad de sus inexorablesenemigos, atribuyendo todas lasculpas a los ‘incas’, es decir, a lafamilia de Tupac Amaru” (Lewin,1967: 126); su perspectiva era tannegativa que olvidó que Bartolina Sisaplanteó en su frase “para quereinasen los indios” un ideario indiorevolucionario.

3 Reinaga cita J. Uriel García: “sontodos bolcheviques cuando ahorcancorregidores, se apoderan de loscaudales públicos (…) incendian ysaquean las grandes fábricas yobrajes de la época donde el indioextinguía su vida trabajando para losamos; cuando Tupac Katari yBartolina Sisa anegan ciudades ypoblaciones enteras” (Reinaga, 2014:68).

4 La investigadora Sue SerraIamamoto dice: “In 1942 ZacaríasMonje Ortiz published SucasucaMallku, a historical account of therebellion that identified Katari as anAmerican “protomartyr”, who foughtfor the liberation of Indians, mestizosand creoles from the Europeanconquerors” (Serra, 2015: 103).

5 La primera edición fue hecha enBuenos Aires, por la EditorialClaridad, el año 1943.

6 Según la investigación de Herbert S.Klein: Acumulación y herencia en laélite terrateniente del Alto Perú. Elcaso de Don Tadeo Diez de Medina(1983), este personaje nació en LaPaz alrededor de 1730 y fue unacaudalado hacendado poseedor dequince fincas en La Paz y Cochabambay aproximadamente 1.700 peones.Fue nombrado capitán de Milicia enLa Paz por el Virrey de Lima ManuelAmat en 1764 y fue alcalde ordinarioelecto en el gobierno municipal de LaPaz. Durante la rebelión de TupacKatari de 1780. Diez de Medina hizopréstamos al tesoro local y peleócontra los kataristas en las zonasrurales de Pacajes y Sicasica.

7 En aymara Villka es el nombre ritualdel sol o guerrero o sacerdote del soly warminaka significa mujeres.

8 Sebastián de Segurola y Olindénnació en la provincia de Guipúzcoa(España); en 1740, siendo capitán fuenombrado mediante célula real comocorregidor de la provincia de Larecajay Comandante de armas de la ciudadde La Paz en noviembre de 1776.Residió en Sorata hasta el inicio de larebelión de Tupac Katari cuando fuellamado a La Paz por el presidentede la Audiencia de Charcas, IgnacioFlores, quien lo nombró corregidor deLa Paz en 1781. Segurola fue elprincipal represor de las rebelionesindígenas del Alto Perú, llevandoadelante sanguinarias represiones.

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