Lecturas de marxismo internacionalista

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  • Gnesis del materialismo histrico

    Karl Marx y Frederick Engels fundadores del socialismo cientifiico

    Lecturas de clase del Grupo Internacionalista Junio de 2005 $7

  • Indice

    V.I Lenin, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo (1916)

    K. Marx, La burguesa y la contrarevolucin (1848)

    F. Engels, Principios del comunismo (1847)

    F. Engels, Del socialismo utopico al socialismo cientifico

    Liga por la IV Internacional

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  • V.I. Lenin Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo

    (marzo de 1913)

    I

    La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el odio de toda la ciencia burguesa (tanto la oficial como la liberal), que ve en el marxismo algo as como una "secta perniciosa". Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir una ciencia social "imparcial". De uno u otro modo, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sera la misma absurda ingenuidad que esperar imparcialidad por parte de los fabricantes en lo que se refiere al problema de si deben aumentarse los salarios de los obreros disminuyendo los beneficios del capital.

    Pero hay ms. La historia de la filosofa y la historia de la ciencia social muestran con difana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al "sectarismo", en el sentido de que sea una doctrina fantica, petrificada, surgida al margen de la va principal que ha seguido el desarrollo de la civilizacin mundial. Por el contrario, lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento de avanzada de la humanidad haba planteado ya. Su doctrina surgi como la continuacin directa e inmediata de las doctrinas de los ms grandes representantes de la filosofa, la economa poltica y el socialismo.

    La doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y armnica, y brinda a los hombres una concepcin integral del mundo, intransigente con toda supersticin, con toda reaccin y con toda defensa de la opresin burguesa. El marxismo es el heredero legtimo de lo mejor que la humanidad cre en el siglo XIX: la filosofa alemana, la economa poltica inglesa y el socialismo francs.

    Nos detendremos brevemente en estas tres fuentes del marxismo, que constituyen, a la vez, sus partes integrantes.

    La filosofa del marxismo es el materialismo. A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y en especial en Francia a fines del siglo XVIII, donde se desarroll la batalla decisiva contra toda la escoria medieval, contra el feudalismo en las instituciones y en las ideas, el materialismo se mostr como la nica filosofa consecuente, fiel a todo lo que ensean las ciencias naturales, hostil a la supersticin, a la mojigata hipocresa, etc. Por eso, los enemigos de la democracia empearon todos sus esfuerzos para tratar de "refutar", minar, difamar el materialismo y salieron en defensa de las diversas formas del idealismo filosfico, que se reduce siempre, de una u otra forma, a la defensa o al apoyo de la religin.

    Marx y Engels defendieron del modo ms enrgico el materialismo filosfico y explicaron reiteradas veces el profundo error que significaba toda desviacin de esa base. En las obras de Engels Ludwig Feuerbach y Anti-Dhring, que -- al igual que el Manifiesto Comunista-- son los libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase, es donde aparecen expuestas con mayor claridad y detalle sus opiniones.

    Pero Marx no se detuvo en el materialismo del siglo XVIII, sino que desarroll la filosofa llevndola a un nivel superior. La enriqueci con los logros de la filosofa clsica alemana, en especial con el sistema de Hegel, el que, a su vez, haba conducido al materialismo de Feuerbach. El principal de estos logros es la dialctica, es decir, la doctrina del desarrollo en su forma ms completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo. Los novsimos descubrimientos de las ciencias naturales -- el radio, los electrones, la trasformacin de los elementos -- son una admirable confirmacin del materialismo dialctico de Marx, quiranlo o no las doctrinas de los filsofos burgueses, y sus "nuevos" retornos al viejo y decadente idealismo.

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    Marx profundiz y desarroll totalmente el materialismo filosfico, e hizo extensivo el conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histrico de Marx es una enorme conquista del pensamiento cientfico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista sobre historia y poltica, sucedi una teora cientfica asombrosamente completa y armnica, que muestra cmo, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro ms elevado; cmo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo.

    As como el conocimiento del hombre refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe independientemente de l, as el conocimiento social del hombre (es decir, las diversas concepciones y doctrinas filosficas, religiosas, polticas, etc.), refleja el rgimen econmico de la sociedad. Las instituciones polticas son la superestructura que se alza sobre la base econmica. As vemos, por ejemplo, que las diversas formas polticas de los Estados europeos modernos sirven para reforzar la dominacin de la burguesa sobre el proletariado.

    La filosofa de Marx es un materialismo filosfico acabado, que ha proporcionado a la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber.

    II

    Despus de haber comprendido que el rgimen econmico es la base sobre la cual se erige la superestructura poltica, Marx se entreg sobre todo al estudio atento de ese sistema econmico. La obra principal de Marx, El Capital, est con sagrada al estudio del rgimen econmico de la sociedad moderna, es decir, la capitalista.

    La economa poltica clsica anterior a Marx surgi en Inglaterra, el pas capitalista ms desarrollado. Adam Smith y David Ricardo, en sus investigaciones del rgimen econmico, sentaron las bases de la teora del valor por el trabajo Marx prosigui su obra; demostr estrictamente esa teora y la desarroll consecuentemente; mostr que el valor de toda mercanca est determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su produccin.

    All donde los economistas burgueses vean relaciones entre objetos (cambio de una mercanca por otra), Marx descubri relaciones entre personas. El cambio de mercancas expresa el vnculo establecido a travs del mercado entre los productores aislados. El dinero, al unir indisolublemente en un todo nico la vida econmica ntegra de los productores aislados, significa que este vnculo se hace cada vez ms estrecho. El capital significa un desarrollo ulterior de este vnculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercanca. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de las fbricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el capitalista la plusvala, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la clase capitalista.

    La teora de la plusvala es la piedra angular de la teora econmica de Marx.

    El capital, creado por el trabajo del obrero, oprime al obrero, arruina a los pequeos propietarios y crea un ejrcito de desocupados. En la industria, el triunfo de la gran produccin se advierte en seguida, pero tambin en la agricultura se observa ese mismo fenmeno, donde la superioridad de la gran agricultura capitalista es acrecentada, aumenta el empleo de maquinaria, y la economa campesina, atrapada por el capital monetario, languidece y se arruina bajo el peso de su tcnica atrasada. En la agricultura la decadencia de la pequea produccin asume otras formas, pero es un hecho indiscutible.

    Al azotar la pequea produccin, el capital lleva al aumento de la productividad del trabajo y a la creacin de una situacin de monopolio para los consorcios de los grandes capitalistas. La misma produccin va adquiriendo cada vez ms un carcter social -- cientos de miles y millones de obreros ligados entre s en un organismo econmico sistemtico --, mientras que un puado de capitalistas se apropia del producto de este trabajo colectivo. Se intensifican la anarqua de la produccin, las crisis, la carrera desesperada en busca de mercados, y se vuelve ms insegura la vida de las masas de la poblacin.

    Al aumentar la dependencia de los obreros hacia el capital, el sistema capitalista crea la gran fuerza del trabajo conjunto.

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    Marx sigue el desarrollo del capitalismo desde los primeros grmenes de la economa mercantil, desde el simple trueque, hasta sus formas ms elevadas, hasta la gran produccin.

    Y la experiencia de todos los pases capitalistas, viejos y nuevos, demuestra claramente, ao tras ao, a un nmero cada vez mayor de obreros, la veracidad de esta doctrina de Marx.

    El capitalismo ha triunfado en el mundo entero, pero este triunfo no es ms que el preludio del triunfo del trabajo sobre el capital.

    III

    Cuando fue derrocado el feudalismo y surgi en el mundo la "libre" sociedad capitalista, en seguida se puso de manifiesto que esa libertad representaba un nuevo sistema de opresin y explotacin del pueblo trabajador. Como reflejo de esa opresin y como protesta contra ella, aparecieron inmediatamente diversas doctrinas socialistas. Sin embargo, el socialismo primitivo era un socialismo utpico. Criticaba la sociedad capitalista, la condenaba, la maldeca, soaba con su destruccin, imaginaba un rgimen superior, y se esforzaba por hacer que los ricos se convencieran de la inmoralidad de la explotacin.

    Pero el socialismo utpico no poda indicar una solucin real. No poda explicar la verdadera naturaleza de la esclavitud asalariada bajo el capitalismo, no poda descubrir las leyes del desarrollo capitalista, ni sealar qu fuerza social est en condiciones de convertirse en creadora de una nueva sociedad.

    Entretanto, las tormentosas revoluciones que en toda Europa, y especialmente en Francia, acompaaron la cada del feudalismo, de la servidumbre, revelaban en forma cada vez ms palpable que la base de todo desarrollo y su fuerza motriz era la lucha de clases.

    Ni una sola victoria de la libertad poltica sobre la clase feudal se logr sin una desesperada resistencia. Ni un solo pas capitalista se form sobre una base ms o menos libre o democrtica, sin una lucha a muerte entre las diversas clases de la sociedad capitalista.

    El genio de Marx consiste en haber sido el primero en deducir de ello la conclusin que ensea la historia del mundo y en aplicar consecuentemente esas lecciones. La conclusin a que lleg es la doctrina de la lucha de clases.

    Los hombres han sido siempre, en poltica, vctimas necias del engao ajeno y propio, y lo seguirn siendo mientras no aprendan a descubrir detrs de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, polticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se vern siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institucin vieja, por brbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, slo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden -- y, por su situacin social, deben -- constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.

    Slo el materialismo filosfico de Marx seal al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que se han consumido hasta hoy todas las clases oprimidas. Slo la teora econmica de Marx explic la situacin real del proetariado en el rgimen general del capitalismo.

    En el mundo entero, desde Norteamrica hasta el Japn y desde Suecia hasta el Africa del Sur, se multiplican organizaciones independientes del proletariado. Este se instruye y educa al librar su lucha de clase, se despoja de los prejuicios de la sociedad burguesa, est adquiriendo una cohesin cada vez mayor y aprendiendo a medir el alcance de sus xitos, templa sus fuerzas y crece irresistiblemente.

  • Karl Marx La burguesia y la contrarevolucin

    (diciembre de 1848)

    Colonia, 11 de diciembre

    Despus del diluvio de Marzo 2 un diluvio en miniatura loque qued en la superficie de Berln no fueron unos titanes ni unos colosos revolucionarios, sino unas criaturas de viejo estilo, unas figuras burguesas achaparradas: los liberales de la Dieta unida 3 que representaban a la burguesa prusiana consciente. Las provincias que contaban con la burguesa ms desarrollada, la provincia renana y Silesia, fueron las que aportaron el grueso de los nuevos ministerios. Les segua todo un cortejo de abogados renanos. A medida que la burguesa iba siendo relegada a segundo plano por los feudales, las viejas provincias prusianas iban ocupando en los ministerios el lugar de la provincia renana y de Silesia. El nico vnculo que une an al ministerio de Brandenburgo con la provincia renana es un tory de Elberfeld 4. Hansemann y von der Heydt! Estos dos nombres representan para la burguesa prusiana toda la diferencia que media entre marzo y diciembre de 1848.

    La burguesa prusiana fue lanzada a las cumbres del poder, pero no como ella quera, mediante un arreglo pacfico con la corona, sino gracias a una revolucin. Y por cuanto haba sido un movimiento popular el que le haba abierto el camino, no eran sus propios intereses, sino los intereses del pueblo lo que la burguesa prusiana tena que defender ahora frente a la corona, es decir, frente a s misma, pues a sus ojos la corona no representaba ms que una pantalla por la gracia de Dios, tras que la que deban ocultarse sus propios intereses terrenales. La intangibilidad de sus propios intereses y de las formas polticas correspondientes a dichos intereses deba significar, traducida al lenguaje constitucional, la intangibilidad de la corona. De aqu el entusiasmo de la burguesa alemana, y sobre todo de la prusiana, por una monarqua constitucional. Por eso, a pesar de que la revolucin de Febrero y sus repercusiones en Alemania favorecan a la burguesa prusiana, pues pusieron en sus manos el timn del Estado, embrollaron sus clculos, ya que su dominacin estaba ligada ahora a unas condiciones que ella no quera ni poda cumplir.

    La burguesa no movi un dedo. Lo nico que hizo fue permitir que el pueblo luchase por ella. Por eso, el poder que le haba sido entregado no era el poder de un capitn que derrotaba a su enemigo, sino el de un comit de seguridad al que el pueblo vencedor confiaba la salvaguardia de sus propios intereses.

    Camphausen senta todo lo incmodo que era esa situacin, y la debilidad de su ministerio derivaba precisamente de ese sentimiento y de las circunstancias que le haban dado vida. Una especie de rubor tie por esta razn los actos ms desvergonzados de su Gobierno. La desvergenza y la desfachatez sin tapujos constituyen un privilegio de Hansemann. (El tono rojizo es la nica diferencia que existe entre estos dos artistas del pincel).

    2 Se refiere a la revolucin de marzo de 1848 en Alemania. 3 Se trata del rgano estamental constituido por representantes de todas las dietas provinciales de Prusia. En este caso, Marx se refiere a la Segunda Dieta Unida, que fue convocada el 2 de abril de 1848, bajo el ministerio de Camphausen. Aprob la ley de las elecciones a la Asamblea Nacional prusiana y se manifest de acuerdo con el emprstito que la Dieta Unida haba negado al Gobierno de 1847. Luego, el 10 de abril de 1848, esta Dieta fue disuelta. 4 Tories: partido poltico de Inglaterra fundado a fines del siglo XVIII. Expresaba los intereses de la aristocracia terrateniente y el alto clero, defenda las tradiciones del pasado feudal y combata las reivindicaciones liberales y progresistas. A mediados del siglo XIX, el partido de los tories se refundi para formar el partido conservador.

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    Conviene no confundir la revolucin de Marzo en Prusia con la revolucin inglesa de 1648 ni con la francesa de 1789.

    En 1648, la burguesa, aliada con la nueva nobleza, luch contra la monarqua, contra la nobleza feudal y contra la Iglesia dominante.

    En 1789, la burguesa, aliada con el pueblo, luch contra la monarqua, contra la nobleza y contra la Iglesia dominante.

    La revolucin de 1789 haba tenido su prototipo (por lo menos en Europa) nicamente en la revolucin de 1648, y la revolucin de 1648 lo haba tenido nicamente en la sublevacin de los Pases Bajos contra Espaa 5. Comparada con su prototipo, cada una de estas revoluciones se haba adelantado un siglo, y no slo en el tiempo, sino tambin por el contenido.

    En ambas revoluciones, la burguesa era la clase que encabezaba realmente el movimiento. El proletariado y las capas de la poblacin urbana que no pertenecan a la burguesa no tenan an intereses separados de la burguesa o no constituan an clases o sectores de clase con un desarrollo independiente. Por eso, donde se enfrentaban con la burguesa, como en Francia en 1793 y 1794, luchaban slo por la realizacin de los intereses de la burguesa, aunque no a la manera burguesa. Todo el terrorismo francs no fue sino un procedimiento plebeyo para ajustar las cuentas a los enemigos de la burguesa: al absolutismo, al feudalismo y a la pequea burguesa.

    Las revoluciones de 1648 y de 1789 no fueron revoluciones ni inglesa, ni francesa; fueron revoluciones de estilo europeo. No representaban el triunfo de una determinada clase de la sociedad sobre el viejo rgimen poltico; eran la proclamacin de un rgimen poltico para la nueva sociedad europea. En ellas haba triunfado la burguesa; pero la victoria de la burguesa significaba entonces el triunfo de un nuevo rgimen social, el triunfo de la propiedad burguesa sobre la propiedad feudal, de la nacin sobre el provincialismo, de la concurrencia sobre los gremios, de la particin sobre el mayorazgo, del sometimiento de la tierra al propietario sobre el sometimiento del propietario a la tierra, de la ilustracin sobre la supersticin, de la familia sobre el linaje, de la industria sobre la pereza heroica, del derecho burgus sobre los privilegios medievales. La revolucin de 1648 fue el triunfo del siglo XVII sobre el XVI, la revolucin de 1789 fue el triunfo del siglo XVIII sobre el XVII. Esas revoluciones expresaban mucho ms las necesidades del mundo de entonces que las necesidades de aquellas partes del mundo en que se haban desarrollado, es decir, de Inglaterra y Francia.

    Nada de eso ocurri en la revolucin de Marzo en Prusia.

    La revolucin de Febrero acab con la monarqua constitucional de hecho y con el poder de la burguesa en la idea. La revolucin de Marzo en Prusia deba establecer la monarqua constitucional en la idea y el poder de la burguesa de hecho. Lejos de ser una revolucin europea, no fue ms que una apagada resonancia de la revolucin europea en un pas atrasado. En lugar de adelantarse a su siglo, qued rezagada de l en ms de cincuenta aos. Desde el primer momento no fue sino un fenmeno secundario, y es bien sabido que las enfermedades secundarias son ms difciles de curar y a la vez destruyen ms el organismo que la enfermedad inicial. No se trataba de la instauracin de una nueva sociedad, sino del renacimiento en Berln de la sociedad que haba muerto en Pars. La revolucin de Marzo en Prusia no fue siquiera una revolucin nacional, alemana; desde el primer momento fue una revolucin provincial prusiana. Las insurrecciones de Viena, Cassel, Munich y otras insurrecciones provincianas se desarrollaban a la par y le disputaban la preeminencia.

    Mientras las revoluciones de 1648 y 1789 rebosaban infinito orgullo por hallarse en la cima de la creacin, la ambicin de los berlineses de 1848 consista en ser un anacronismo. Su luz era como la luz de los lejanos luceros que llega hasta nosotros, los habitantes de la tierra, 100.000 aos despus de haberse apagado el astro

    5 Se alude a la revolucin burguesa de 1566-1609 en los Pases Bajos (actuales Blgica y Holanda), que formaban parte del Estado espaol; la revolucin combinaba la lucha de la burguesa y de las masas populares contra el feudalismo con la guerra de liberacin nacional contra la dominacin de Espaa. En 1609, luego de una serie de derrotas, Espaa se vio obligada a reconocer la independencia de la Repblica burguesa de Holanda. La revolucin burguesa de los Pases Bajos en el siglo XVI inaugur el perodo de las revoluciones burguesas triunfantes en Europa. El territorio de la actual Blgica sigui en poder de los espaoles hasta el ao de 1714.

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    que la emita. La revolucin de Marzo en Prusia era, en miniatura como todo lo que ella era, una de esas estrellas para Europa. Su luz era la del cadver de una sociedad putrefacta desde haca mucho tiempo.

    La burguesa alemana se haba desarrollado con tanta languidez, tan cobardemente y con tal lentitud, que, en el momento en que se opuso amenazadora al feudalismo y al absolutismo, se encontr con la amenazadora oposicin del proletariado y de todas las capas de la poblacin urbana cuyos intereses e ideas eran afines a los del proletariado. Y se vio hostilizada no slo por la clase que estaba detrs, sino por toda la Europa que estaba delante de ella. La burguesa prusiana no era, como la burguesa francesa de 1789, la clase que representaba a toda la sociedad moderna frente a los representantes de la vieja sociedad: la monarqua y la nobleza. Haba descendido a la categora de un estamento tan apartado de la corona como del pueblo, pretendiendo enfrentarse con ambos e indecisa frente a cada uno de sus adversarios por separado, pues siempre los haba visto delante o detrs de s mismo; inclinada desde el primer instante a traicionar al pueblo y a pactar un compromiso con los representantes coronados de la vieja sociedad, pues ella misma perteneca ya a la vieja sociedad; no representaba los intereses de una nueva sociedad contra una sociedad vieja, sino unos intereses renovados dentro de una sociedad caduca; colocada en el timn de la revolucin, no porque la siguiese el pueblo, sino porque el pueblo la empujaba ante s; situada a la cabeza, no porque representase la iniciativa de una nueva poca social, sino porque expresaba el rencor de una vieja poca social; era un estrato del viejo Estado que no haba podido aflorar por sus propias fuerzas, sino que haba sido arrojado a la superficie del nuevo Estado por la fuerza de un terremoto; sin fe en s misma y sin fe en el pueblo, gruendo contra los de arriba y temblando ante los de abajo, egosta frente a ambos y consciente de su egosmo, revolucionaria frente a los conservadores y conservadora frente a los revolucionarios, recelosa de sus propios lemas, frases en lugar de ideas, empavorecida ante la tempestad mundial y explotndola en provecho propio, sin energa en ningn sentido y plagiando en todos los sentidos, vulgar por carecer de originalidad y original en su vulgaridad, regateando con sus propios deseos, sin iniciativa, sin fe en s misma y sin fe en el pueblo, sin una vocacin histrica mundial, un viejo maldito que est condenado a dirigir y a desviar en su propio inters senil los primeros impulsos juveniles de un pueblo robusto; sin ojos, sin orejas, sin dientes, una ruina completa: tal era la burguesa prusiana cuando, despus de Marzo, se encontr al timn del Estado prusiano.

  • F. Engels Principios del comunismo1

    (noviembre de 1847)

    I. Qu es el comunismo?

    El comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberacin del proletariado.

    II. Qu es el proletariado?

    El proletariado es la clase social que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rdito de algn capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los perodos de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una competencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX.

    III. Quiere decir que los proletarios no han existido siempre?

    No. Las clases pobres y trabajadoras han existido siempre, siendo pobres en la mayora de los casos. Ahora bien, los pobres, los obreros que viviesen en las condiciones que acabamos de sealar, o sea los proletarios, no han existido siempre, del mismo modo que la competencia no ha sido siempre libre y desenfrenada.

    IV. Cmo apareci el proletariado?

    El proletariado naci a raz de la revolucin industrial, que se produjo en Inglaterra en la segunda mitad del siglo pasado y se repiti luego en todos los pases civilizados del mundo. Dicha revolucin se debi al invento de la mquina de vapor, de las diversas mquinas de hilar, del telar mecnico y de toda una serie de otros dispositivos mecnicos. Estas mquinas, que costaban muy caras y, por eso, slo estaban al alcance de los grandes capitalistas, transformaron completamente el antiguo modo de produccin y desplazaron a los obreros anteriores, puesto que las mquinas producan mercancas ms baratas y mejores que las que podan hacer stos con ayuda de sus ruecas y telares imperfectos. Las mquinas pusieron la industria enteramente en manos de los grandes capitalistas y redujeron a la nada el valor de la pequea propiedad de los obreros (instrumentos, telares, etc.), de modo que los capitalistas pronto se apoderaron de todo, y los obreros se quedaron con nada. As se instaur en la produccin de tejidos el sistema fabril. En cuanto se dio el primer impulso a la introduccin de mquinas y al sistema fabril; este ltimo se propag rpidamente en las dems ramas de la industria, sobre todo en el estampado de tejidos, la impresin de libros, la alfarera y la metalurgia. El trabajo comenz a dividirse ms y ms entre los obreros individuales de tal manera que el que antes efectuaba todo el trabajo pas a realizar nada ms que una parte del mismo. Esta divisin del trabajo permiti fabricar los productos ms rpidamente y, por consecuencia, de modo ms barato. Ello redujo la actividad de cada obrero a un procedimiento mecnico, muy sencillo, constantemente repetido, que la mquina poda realizar con el mismo xito o incluso mucho mejor.

    1 El trabajo "Principios del comunismo" es un proyecto de programa de la Liga de los Comunistas. Lo escribi Engels en Pars por encargo del Comit Comarcal de la Liga. Sin embargo, luego de que como resultado de su II Congreso (29 de noviembre-8 de diciembre de 1847), la Liga les encargara a Marx y Engels la redaccin de un programa para la Liga, los autores abandonaron la forma de catequismo que marc la obra aqu reproducida y optaron por escribir el programa en forma de minifiesto. El resultado se conoce como el Manifiesto del partido comunista. Al escribirlo, los autores utilizaron las tesis expuestas por Engels en los "Principios del comunismo".

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    Por tanto, todas estas ramas de la produccin cayeron, una tras otra, bajo la dominacin del vapor, de las mquinas y del sistema fabril, exactamente del mismo modo que la produccin de hilados y de tejidos. En consecuencia, ellas se vieron enteramente en manos de los grandes capitalistas, y los obreros quedaron privados de los Itimos restos de su independencia. Poco a poco, el sistema fabril extendi su dominacin no ya slo a la manufactura, en el sentido estricto de la palabra, sino que comenz a apoderarse ms y ms de las actividades artesanas, ya que tambin en esta esfera los grandes capitalistas desplazaban cada vez ms a los pequeos maestros, montando grandes talleres, en los que era posible ahorrar muchos gastos e implantar una detallada divisin del trabajo. As llegamos a que, en los pases civilizados, casi en todas las ramas del trabajo se afianza la produccin fabril y, casi en todas estas ramas, la gran industria desplaza a la artesana y la manufactura. Como resultado de ello, se arruina ms y ms la antigua clase media, sobre todo los pequeos artesanos, cambia completamente la anterior situacin de los trabajadores y surgen dos clases nuevas, que absorben paulatinamente a todas las dems, a saber:

    I. La clase de los grandes capitalistas, que son ya en todos los pases civilizados casi los nicos poseedores de todos los medios de existencia, como igualmente de las materias primas y de los instrumentos (mquinas, fbricas, etc.) necesarios para la produccin de los medios de existencia. Es la clase de los burgueses, o sea, burguesa.

    II. La clase de los completamente desposedos, de los que en virtud de ello se ven forzados a vender su trabajo a los burgueses, al fin de recibir en cambio los medios de subsistencia necesarios para vivir. Esta clase se denomina la clase de los proletarios, o sea, proletariado.

    V. En qu condiciones se realiza esta venta del trabajo de los proletarios a los burgueses?

    El trabajo es una mercanca como otra cualquiera, y su precio depende, por consiguiente, de las mismas leyes que el de cualquier otra mercanca. Pero, el precio de una mercanca, bajo el dominio de la gran industria o de la libre competencia, que es lo mismo, como lo veremos ms adelante, es, por trmino medio, siempre igual a los gastos de produccin de dicha mercanca. Por tanto, el precio del trabajo es tambin igual al costo de produccin del trabajo. Ahora bien, el costo de produccin del trabajo consta precisamente de la cantidad de medios de subsistencia indispensables para que el obrero est en condiciones de mantener su capacidad de trabajo y para que la clase obrera no se extinga. El obrero no percibir por su trabajo ms que lo indispensable para ese fin; el precio del trabajo o el salario ser, por consiguiente, el ms bajo, constituir el mnimo de lo indispensable para mantener la vida. Pero, por cuanto en los negocios existen perodos mejores y peores, el obrero percibir unas veces ms, otras menos, exactamente de la misma manera que el fabricante cobra unas veces ms, otras menos, por sus mercancas. Y, al igual que el fabricante, que, por trmino medio, contando los tiempos buenos y los malos, no percibe por sus mercancas ni ms ni menos que su costo de produccin, el obrero percibir, por trmino medio, ni ms ni menos que ese mnimo. Esta ley econmica del salario se aplicar ms rigurosamente en la medida en que la gran industria vaya penetrando en todas las ramas de la produccin.

    VI. Qu clases trabajadores existan antes de la revolucin industrial?

    Las clases trabajadoras han vivido en distintas condiciones, segn las diferentes fases de desarrollo de la sociedad, y han ocupado posiciones distintas respecto de las clases poseedoras y dominantes. En la antigedad, los trabajadores eran esclavos de sus amos, como lo son todava en un gran nmero de pases atrasados e incluso en la parte meridional de los Estados Unidos. En la Edad Media eran siervos de los nobles propietarios de tierras, como lo son todava en Hungra, Polonia y Rusia. Adems, en la Edad Media, hasta la revolucin industrial, existan en las ciudades oficiales artesanos que trabajaban al servicio de la pequea burguesa y, poco a poco, en la medida del progreso de la manufactura, comenzaron a aparecer obreros de manufactura que iban a trabajar contratados por grandes capitalistas.

    VII. Qu diferencia hay entre el proletario y el esclavo?

    El esclavo est vendido de una vez y para siempre, en cambio, el proletario tiene que venderse l mismo cada da y cada hora. Todo esclavo individual, propiedad de un seor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por inters de ste. En cambio el proletario individual es, valga la expresin, propiedad de toda la clase de la burguesa. Su trabajo no se compra ms que cuando alguien lo necesita, por cuya razn no tiene la existencia asegurada. Esta existencia est asegurada nicamente a toda la clase de los proletarios. El esclavo est fuera de la competencia. El proletario se halla sometido a ello y siente todas sus fluctuaciones. El

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    esclavo es considerado como una cosa, y no miembro de la sociedad civil. El proletario es reconocido como persona, como miembro de la sociedad civil. Por consiguiente, el esclavo puede tener una existencia mejor que el proletario, pero este ltimo pertenece a una etapa superior de desarrollo de la sociedad y se encuentra a un nivel ms alto que el esclavo. Este se libera cuando de todas las relaciones de la propiedad privada no suprime ms que una, la relacin de esclavitud, gracias a lo cual slo entonces se convierte en proletario; en cambio, el proletario slo puede liberarse suprimiendo toda la propiedad privada en general.

    VIII. Qu diferencia hay entre el proletario y el siervo?

    El siervo posee en propiedad y usufructo un instrumento de produccin y una porcin de tierra, a cambio de lo cual entrega una parte de su producto o cumple ciertos trabajos. El proletario trabaja con instrumentos de produccin pertenecientes a otra persona, por cuenta de sta, a cambio de una parte del producto. El siervo da, al proletario le dan. El siervo tiene la existencia asegurada, el proletario no. El siervo est fuera de la competencia, el proletario se halla sujeto a ella. El siervo se libera ya refugindose en la ciudad y hacindose artesano, ya dando a su amo dinero en lugar de trabajo o productos, transformandose en libre arrendatario, ya expulsando a su seor feudal y hacindose l mismo propietario. Dicho en breves palabras, se libera entrando de una manera u otra en la clase poseedora y en la esfera de la competencia. El proletario se libera suprimiendo la competencia, la propiedad privada y todas las diferencias de clase.

    IX. Qu diferencia hay entre el proletario y el artesano?

    X. Qu diferencia hay entre el proletario y el obrero de manufactura?

    El obrero de manufactura de los siglos XVI-XVIII posea casi en todas partes instrumentos de produccin: su telar, su rueca para la familia y un pequeo terreno que cultivaba en las horas libres. El proletario no tiene nada de eso. El obrero de manufactura vive casi siempre en el campo y se halla en relaciones ms o menos patriarcales con su seor o su patrono. El proletario suele vivir en grandes ciudades y no lo unen a su patrono ms que relaciones de dinero. La gran industria arranca al obrero de manufactura de sus condiciones patriarcales; ste pierde la propiedad que todava posea y slo entonces se convierte en proletario.

    XI. Cules fueron las consecuencias directas de la revolucin industrial y de la divisin de la sociedad en burgueses y proletarios?

    En primer lugar, en virtud de que el trabajo de las mquinas reduca ms y ms los precios de los artculos industriales, en casi todos los pases del mundo el viejo sistema de la manufactura o de la industria basada en el trabajo manual fue destruido enteramente. Todos los pases semibrbaros que todava quedaban ms o menos al margen del desarrollo histrico y cuya industria se basaba todava en la manufactura, fueron arrancados violentamente de su aislamiento. Comenzaron a comprar mercancas ms baratas a los ingleses, dejando que se muriesen de hambre sus propios obreros de manufactura. As, pases que durante milenios no conocieron el menor progreso, como, por ejemplo, la India, pasaron por una completa revolucin, e incluso la China marcha ahora de cara a la revolucin. Las cosas han llegado a tal punto que una nueva mquina que se invente ahora en Inglaterra podr, en el espacio de un ao, condenar al hambre a millones de obreros de China. De este modo, la gran industria ha ligado los unos a los otros a todos los pueblos de la tierra, ha unido en un solo mercado mundial todos los pequeos mercados locales, ha preparado por doquier el terreno para la civilizacin y el progreso y ha hecho las cosas de tal manera que todo lo que se realiza en los pases civilizados debe necesariamente repercutir en todos los dems, por tanto, si los obreros de Inglaterra o de Francia se liberan ahora, ello debe suscitar revoluciones en todos los dems pases, revoluciones que tarde o temprano culminarn tambin all en la liberacin de los obreros.

    En segundo lugar, en todas las partes en que la gran industria ocup el lugar de la manufactura, la burguesa aument extraordinariamente su riqueza y poder y se erigi en primera clase del pas. En consecuencia, en todas las partes en las que se produjo ese proceso, la burguesa tom en sus manos el poder poltico y desaloj las clases que dominaban antes: la aristocracia, los maestros de gremio y la monarqua absoluta, que representaba a la una y a los otros. La burguesa acab con el podero de la aristocracia y de la nobleza, suprimiendo el mayorazgo o la inalienabilidad de la posesin de tierras, como tambin todos los privilegios de la nobleza. Destruy el podero de los maestros de gremio, eliminando todos los gremios y los privilegios gremiales. En el lugar de unos y otros puso la libre competencia, es decir, un estado de la sociedad en la que cada cual tena derecho a dedicarse a la rama de la industria que le gustase y nadie poda impedrselo a no ser la falta de

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    capital necesario para tal actividad. Por consiguiente, la implantacin de la libre competencia es la proclamacin pblica de que, de ahora en adelante, los miembros de la sociedad no son iguales entre s nicamente en la medida en que no lo son sus capitales, que el capital se convierte en la fuerza decisiva y que los capitalistas, o sea, los burgueses, se erigen as en la primera clase de la sociedad. Ahora bien, la libre competencia es indispensable en el perodo inicial del desarrollo de la gran industria, porque es el nico rgimen social con el que la gran industria puede progresar. Tras de aniquilar de este modo el podero social de la nobleza y de los maestros de gremio, puso fin tambin al poder poltico de la una y los otros. Llegada a ser la primera clase de la sociedad, la burguesa se proclam tambin la primera clase en la esfera poltica. Lo hizo implantando el sistema representativo, basado en la igualdad burguesa ante la ley y en el reconocimiento legislativo de la libre competencia. Este sistema fue instaurado en los pases europeos bajo la forma de la monarqua constitucional. En dicha monarqua slo tienen derecho de voto los poseedores de cierto capital, es decir, nicamente los burgueses. Estos electores burgueses eligen a los diputados, y estos diputados burgueses, valindose del derecho a negar los impuestos, eligen un gobierno burgus.

    En tercer lugar, la revolucin indistrial ha creado en todas partes el proletariado en la misma medida que la burguesa. Cuanto ms ricos se hacan los burgueses, ms numerosos eran los proletarios. Visto que slo el capital puede dar ocupacin a los proletarios y que el capital slo aumenta cuando emplea trabajo, el crecimiento del proletariado se produce en exacta correspondencia con el del capital. Al propio tiempo, la revolucin industrial agrupa a los burgueses y a los proletarios en grandes ciudades, en las que es ms ventajoso fomentar la industria, y can esa concentracin de grandes masas en un mismo lugar le inculca a los proletarios la conciencia de su fuerza. Luego, en la medida del progreso de la revolucin industrial, en la medida en que se inventan nuevas mquinas, que eliminan el trabajo manual, la gran industria ejerce una presin creciente sobre los salarios y los reduce, como hemos dicho, al mnimo, haciendo la situacin del proletariado cada vez ms insoportable. As, por una parte, como consecuencia del descontento creciente del proletariado y, por la otra, del crecimiento del podero de ste, la revolucin industrial prepara la revolucin social que ha de realizar el proletariado.

    XII. Cules han sido las consecuencias siguientes de la revolucin industrial?

    La gran industria cre, con la mquina de vapor y otras mquinas, los medios de aumentar la produccin industrial rpidamente, a bajo costo y hasta el infinito. Merced a esta facilidad de ampliar la produccin, la libre competencia, consecuencia necesaria de esta gran industria, adquiri pronto un carcter extraordinariamente violento; un gran nmero de capitalistas se lanz a la industria, en breve plazo se produjo ms de lo que se poda consumir. Como consecuencia, no se podan vender las mercancas fabricadas y sobrevino la llamada crisis comercial; las fbricas tuvieron que parar, los fabricantes quebraron y los obreros se quedaron sin pan. Y en todas partes se extendi la mayor miseria. Al cabo de cierto tiempo se vendieron los productos sobrantes, las fbricas volvieron a funcionar, los salarios subieron y, poco a poco, los negocios marcharon mejor que nunca. Pero no por mucho tiempo, ya que pronto volvieron a producirse demasiadas mercancas y sobrevino una nueva crisis que transcurri exactamente de la misma manera que la anterior. As, desde comienzos del presente siglo, en la situacin de la industria se han producido continuamente oscilaciones entre perodos de prosperidad y perodos de crisis, y casi regularmente, cada cinco o siete aos se ha producido tal crisis, con la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitacin revolucionaria general y un peligro colosal para todo el rgimen existente.

    XIII. Cules son las consecuencias de estas crisis comerciales que se repiten regularmente?

    En primer lugar, la de que la gran industria, que en el primer perodo de su desarrollo cre la libre competencia, la ha rebasado ya; que la competencia y, hablando en trminos generales, la produccin industrial en manos de unos u otros particulares se ha convertido para ella en una traba a la que debe y ha de romper; que la gran industria, mientras siga sobre la base actual, no puede existir sin conducir cada siete aos a un caos general que supone cada vez un peligro para toda la civilizacin y no slo sume en la miseria a los proletarios, sino que arruina a muchos burgueses; que, por consiguiente, la gran industria debe destruirse ella misma, lo que es absolutamente imposible, o reconocer que hace imprescindible una organizacin completamente nueva de la sociedad, en la que la produccin industrial no ser ms dirigida por unos u otros fabricantes en competencia entre s, sino por toda la sociedad con arreglo a un plan determinado y de conformidad con las necesidades de todos los miembros de la sociedad.

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    En segundo lugar, que la gran industria y la posibilidad, condicionada por sta, de ampliar hasta el infinito la produccin permiten crear un rgimen social en el que se producirn tantos medios de subsistencia que cada miembro de la sociedad estar en condiciones de desarrollar y emplear libremente todas sus fuerzas y facultades; de modo que, precisamente la peculiaridad de la gran industria que en la sociedad moderna engendra toda la miseria y todas las crisis comerciales ser en la otra organizacin social justamente la que ha de acabar con esa miseria y esas fluctuaciones preadas de tantas desgracias.

    Por tanto, est probado claramente:

    1) que en la actualidad todos estos males se deben nicamente al rgimen social, el cual ya no responde ms a las condiciones existentes;

    2) que ya existen los medios de supresin definitiva de estas calamidades por va de la construccin de un nuevo orden social.

    XIV. Cmo debe ser ese nuevo orden social?

    Ante todo, la administracin de la industria y de todas las ramas de la produccin en general dejar de pertenecer a unos u otros individuos en competencia. En lugar de esto, las ramas de la produccin pasarn a manos de toda la sociedad, es decir, sern administradas en beneficio de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la participacin de todos los miembros de la sociedad. Por tanto, el nuevo orden social suprimir la competencia y la sustituir con la asociacin. En vista de que la direccin de la industria, al hallarse en manos de particulares, implica necesariamente la existencia de la propiedad privada y por cuanto la competencia no es otra cosa que ese modo de dirigir la industria, en el que la gobiernan propietarios privados, la propiedad privada va unida inseparablemente a la direccin individual de la industria y a la competencia. As, la propiedad privada debe tambin ser suprimida y ocuparn su lugar el usufructo colectivo de todos los instrumentos de produccin y el reparto de los productos de comn acuerdo, lo que se llama la comunidad de bienes.

    La supresin de la propiedad privada es incluso la expresin ms breve y mas caracterstica de esta transformacin de todo el rgimen social, que se ha hecho posible merced al progreso de la industria. Por eso los comunistas la planteen can razn como su principal reivindicacin.

    XV. Eso quiere decir que la supresin de la propiedad privada no era posible antes?

    No, no era posible. Toda transformacin del orden social, todo cambio de las relaciones de propiedad es consecuencia necesaria de la aparicin de nuevas fuerzas productivas que han dejado de corresponder a las viejas relaciones de propiedad. As ha surgido la misma propiedad privada. La propiedad privada no ha existido siempre; cuando a fines de la Edad Media surgi el nuevo modo de produccin bajo la forma de la manufactura, que no encuadraba en el marco de la propiedad feudal y gremial, esta manufactura, que no corresponda ya a las viejas relaciones de propiedad, dio vida a una nueva forma de propiedad: la propiedad privada. En efecto, para la manufactura y para el primer perodo de desarrollo de la gran industria no era posible ninguna otra forma de propiedad adems de la propiedad privada, no era posible ningn orden social adems del basado en esta propiedad. Mientras no se pueda conseguir una cantidad de productos que no slo baste para todos, sino que se quede cierto excedente para aumentar el capital social y seguir fomentando las fuerzas productivas, deben existir necesariamente una clase dominante que disponga de las fuerzas productivas de la sociedad y una clase pobre y oprimida. La constitucin y el carcter de estas clases dependen del grado de desarrollo de la produccin. La sociedad de la Edad Media, que tiene por base el cultivo de la tierra, nos da el seor feudal y el siervo; las ciudades de las postrimeras de la Edad Media nos dan el maestro artesano, el oficial y el jornalero; en el siglo XVII, el propietario de manufactura y el obrero de sta; en el siglo XIX, el gran fabricante y el proletario. Es claro que, hasta el presente, las fuerzas productivas no se han desarrollado an al punto de proporcionar una cantidad de bienes suficiente para todos y para que la propiedad privada sea ya una traba, un obstculo para su progreso. Pero hoy, cuando, merced al desarrollo de la gran industria, en primer lugar, se han constituido capitales y fuerzas productivas en proporciones sin precedentes y existen medios para aumentar en breve plazo hasta el infinito estas fuerzas productivas; cuando, en segundo lugar, estas fuerzas productivas se concentran en manos de un reducido nmero de burgueses, mientras la gran masa del pueblo se va convirtiendo cada vez ms en proletarios, con la particularidad de que su situacin se hace ms precaria e insoportable en la medida en que aumenta la riqueza de los burgueses; cuando, en tercer lugar, estas poderosas fuerzas productivas, que se multiplican con tanta facilidad hasta rebasar el marco de la propiedad privada y del burgus, provocan

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    continuamente las mayores conmociones del orden social, slo ahora la supresin de la propiedad privada se ha hecho posible e incluso absolutamente necesaria.

    XVI. Ser posible suprimir por va pacfica la propiedad privada?

    Sera de desear que fuese as, y los comunistas, como es lgico, seran los ltimos en oponerse a ello. Los comunistas saben muy bien que todas las conspiraciones, adems de intiles, son incluso perjudiciales. Estn perfectamente al corriente de que no se pueden hacer las revoluciones premeditada y arbitrariamente y que stas han sido siempre y en todas partes una consecuencia necesaria de circunstancias que no dependan en absoluto de la voluntad y la direccin de unos u otros partidos o clases enteras. Pero, al propio tiempo, ven que se viene aplastando por la violencia el desarrollo del proletariado en casi todos los pases civilizados y que, con ello, los enemigos mismos de los comunistas trabajan con todas sus energas para la revolucin. Si todo ello termina, en fin de cuentas, empujando al proletariado subyugado a la revolucin, nosotros, los comunistas, defenderemos con hechos, no menos que como ahora lo hacemos de palabra, la causa del proletariado.

    XVII. Ser posible suprimir de golpe la propiedad privada?

    No, no ser posible, del mismo modo que no se puede aumentar de golpe las fuerzas productivas existentes en la medida necesaria para crear una economa colectiva. Por eso, la revolucin del proletariado, que se avecina segn todos los indicios, slo podr transformar paulatinamente la sociedad actual, y acabar con la propiedad privada nicamente cuando haya creado la necesaria cantidad de medios de produccin.

    XVIII. Qu va de desarrollo tomar esa revolucin?

    Establecer, ante todo, un rgimen democrtico y, por tanto, directa o indirectamente, la dominacin poltica del proletariado. Directamente en Inglaterra, donde los proletarios constituyen ya la mayora del pueblo. Indirectamente en Francia y en Alemania, donde la mayora del pueblo no consta nicamente de proletarios, sino, adems, de pequeos campesinos y pequeos burgueses de la ciudad, que se encuentran slo en la fase de transformacin en proletariado y que, en lo tocante a la satisfaccin de sus intereses polticos, dependen cada vez ms del proletariado, por cuya razn han de adherirse pronto a las reivindicaciones de ste. Para ello, quiz, se necesite una nueva lucha que, sin embargo, no puede tener otro desenlace que la victoria del proletariado.

    La democracia sera absolutamente intil para el proletariado si no la utilizara inmediatamente como medio para llevar a cabo amplias medidas que atentasen directamente contra la propiedad privada y asegurasen la existencia del proletariado. Las medidas ms importantes, que dimanan necesariamente de las condiciones actuales, son:

    1) Restriccin de la propiedad privada mediante el impuesto progresivo, el alto impuesto sobre las herencias, la abolicin del derecho de herencia en las lneas laterales (hermanos, sobrinos, etc.), prstamos forzosos, etc.

    2) Expropiacin gradual de los propietarios agrarios, fabricantes, propietarios de ferrocarriles y buques, parcialmente con ayuda de la competencia por parte de la industria estatal y, parcialmente de modo directo, con indemnizacin en asignados.

    3) Confiscacin de los bienes de todos los emigrados y de los rebeldes contra la mayora del pueblo.

    4) Organizacin del trabajo y ocupacin de los proletarios en fincas, fbricas y talleres nacionales, con lo cual se eliminar la competencia entre los obreros, y los fabricantes que queden, tendrn que pagar salarios tan altos como el Estado.

    5) Igual deber obligatorio de trabajo para todos los miembros de la sociedad hasta la supresin completa de la propiedad privada. Formacin de ejrcitos industriales, sobre todo para la agricultura.

    6) Centralizacin de los crditos y la banca en las manos del Estado a travs del Banco Nacional, con capital del Estado. Cierre de todos los bancos privados.

    7) Aumento del nmero de fbricas, talleres, ferrocarriles y buques nacionales, cultivo de todas las tierras que estn sin labrar y mejoramiento del cultivo de las dems tierras en consonancia con el aumento de los capitales y del nmero de obreros de que dispone la nacin.

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    8) Educacin de todos los nios en establecimientos estatales y a cargo del Estado, desde el momento en que puedan prescindir del cuidado de la madre. Conjugar la educacin con el trabajo fabril.

    9) Construccin de grandes palacios en las fincas del Estado para que sirvan de vivienda a las comunas de ciudadanos que trabajen en la industria y la agricultura y unan las ventajas de la vida en la ciudad y en el campo, evitando as el carcter unilateral y los defectos de la una y la otra.

    10) Destruccin de todas las casas y barrios insalubres y mal construidos.

    11) Igualdad de derecho de herencia para los hijos legtimos y los naturales.

    12) Concentracin de todos los medios de transporte en manos de la nacin.

    Por supuesto, todas estas medidas no podrn ser llevadas a la prctica de golpe. Pero cada una entraa necesariamente la siguiente. Una vez emprendido el primer ataque radical contra la propiedad privada, el proletariado se ver obligado a seguir siempre adelante y a concentrar ms y ms en las manos del Estado todo el capital, toda la agricultura, toda la industria, todo el transporte y todo el cambio. Este es el objetivo a que conducen las medidas mencionadas. Ellas sern aplicables y surtirn su efecto centralizador exactamente en el mismo grado en que el trabajo del proletariado multiplique las fuerzas productivas del pas. Finalmente, cuando todo el capital, toda la produccin y todo el cambio estn concentrados en las manos de la nacin, la propiedad privada dejar de existir de por s, el dinero se har superfluo, la produccin aumentar y los hombres cambiarn tanto que se podrn suprimir tambin las ltimas formas de relaciones de la vieja sociedad.

    XIX. Es posible esta revolucin en un solo pas?

    No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro. Adems, ha nivelado en todos los pases civilizados el desarrollo social a tal punto que en todos estos pases la burguesa y el proletariado se han erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros das. Por consecuencia, la revolucin comunista no ser una revolucin puramente nacional, sino que se producir simultneamente en todos los pases civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, en Amrica, en Francia y en Alemania. Ella se desarrollar en cada uno de estos pases ms rpidamente o ms lentamente, dependiendo del grado en que est en cada uno de ellos ms desarrollada la industria, en que se hayan acumulado ms riquezas y se disponga de mayores fuerzas productivas. Por eso ser ms lenta y difcil en Alemania y ms rpida y fcil en Inglaterra. Ejercer igualmente una influencia considerable en los dems pases del mundo, modificar de raz y acelerar extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolucin universal y tendr, por eso, un mbito universal.

    XX. Cules sern las consecuencias de la supresin definitiva de la propiedad privada?

    Al quitar a los capitalistas privados el usufructo de todas las fuerzas productivas y medios de comunicacin, as como el cambio y el reparto de los productos, al administrar todo eso con arreglo a un plan basado en los recursos disponibles y las necesidades de toda la sociedad, sta suprimir, primeramente, todas las consecuencias nefastas ligadas al actual sistema de direccin de la gran industria. Las crisis desaparecern; la produccin ampliada, que es, en la sociedad actual, una superproduccin y una causa tan poderosa de la miseria, ser entonces muy insuficiente y deber adquirir proporciones mucho mayores. En lugar de engendrar la miseria, la produccin superior a las necesidades perentorias de la sociedad permitir satisfacer las demandas de todos los miembros de sta, engendrar nuevas demandas y crear, a la vez, los medios de satisfacerlas. Ser la condicin y la causa de un mayor progreso y lo llevar a cabo, sin suscitar, como antes, el trastorno peridico de todo el orden social. La gran industria, liberada de las trabas de la propiedad privada, se desarrollar en tales proporciones que, comparado con ellas, su estado actual parecer tan mezquino como la manufactura al lado de la gran industria moderna. Este avance de la industria brindara a la sociedad suficiente cantidad de productos para satisfacer las necesidades de todos. Del mismo modo, la agricultura, en la que, debido al yugo de la propiedad privada y al fraccionamiento de las parcelas, resulta difcil el empleo de los perfeccionamientos ya existentes y de los adelantos de la ciencia experimentar un nuevo auge y ofrecer a disposicin de la sociedad una cantidad suficiente de productos. As, la sociedad producir lo bastante para organizar la distribucin con vistas a cubrir las necesidades de todos sus miembros. Con ello quedar superflua la divisin de la sociedad en clases distintas y antagnicas. Dicha divisin, adems de superflua, ser incluso

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    incompatible con el nuevo rgimen social. La existencia de clases se debe a la divisin del trabajo, y esta ltima, bajo su forma actual desaparecer enteramente, ya que, para elevar la produccin industrial y agrcola al mencionado nivel no bastan slo los medios auxiliares mecnicos y qumicos. Es preciso desarrollar correlativamente las aptitudes de los hombres que emplean estos medios. Al igual que en el siglo pasado, cuando los campesinos y los obreros de las manufacturas, tras de ser incorporados a la gran industria, modificaron todo su rgimen de vida y se volvieron completamente otros, la direccin colectiva de la produccin por toda la sociedad y el nuevo progreso de dicha produccin que resultara de ello necesitarn hombres nuevos y los formarn. La gestin colectiva de la produccin no puede correr a cargo de los hombres tales como lo son hoy, hombres que dependen cada cual de una rama determinada de la produccin, estn aferrados a ella, son explotados por ella, desarrollan nada ms que un aspecto de sus aptitudes a cuenta de todos los otros y slo conocen una rama o parte de alguna rama de toda la produccin. La industria de nuestros das est ya cada vez menos en condiciones de emplear tales hombres. La industria que funciona de modo planificado merced al esfuerzo comn de toda la sociedad presupone con ms motivo hombres con aptitudes desarrolladas universalmente, hombres capaces de orientarse en todo el sistema de la produccin. Por consiguiente, desaparecer del todo la divisin del trabajo, minada ya en la actualidad por la mquina, la divisin que hace que uno sea campesino, otro, zapatero, un tercero, obrero fabril, y un cuarto, especulador de la bolsa. La educacin dar a los jvenes la posibilidad de asimilar rpidamente en la prctica todo el sistema de produccin y les permitir pasar sucesivamente de una rama de la produccin a otra, segn sean las necesidades de la sociedad o sus propias inclinaciones. Por consiguiente, la educacin los liberar de ese carcter unilateral que la divisin actual del trabajo impone a cada individuo. As, la sociedad organizada sobre bases comunistas dar a sus miembros la posibilidad de emplear en todos los aspectos sus facultades desarrolladas universalmente. Pero, con ello desaparecern inevitablemente las diversas clases. Por tanto, de una parte, la sociedad organizada sobre bases comunistas es incompatible con la existencia de clases y, de la otra, la propia construccin de esa sociedad brinda los medios para suprimir las diferencias de clase.

    De ah se desprende que ha de desaparecer igualmente la oposicin entre la ciudad y el campo. Unos mismos hombres se dedicarn al trabajo agrcola y al industrial, en lugar de dejar que lo hagan dos clases diferentes. Esto es una condicin necesaria de la asociacin comunista y por razones muy materiales. La dispersin de la poblacin rural dedicada a la agricultura, a la par con la concentracin de la poblacin industrial en las grandes ciudades, corresponde slo a una etapa todava inferior de desarrollo de la agricultura y la industria y es un obstculo para el progreso, cosa que se hace ya sentir con mucha fuerza.

    La asociacin general de todos los miembros de la sociedad al objeto de utilizar colectiva y racionalmente las fuerzas productivas; el fomento de la produccin en proporciones suficientes para cubrir las necesidades de todos; la liquidacin del estado de cosas en el que las necesidades de unos se satisfacen a costa de otros; la supresin completa de las clases y del antagonismo entre ellas; el desarrollo universal de las facultades de todos los miembros de la sociedad merced a la eliminacin de la anterior divisin del trabajo, mediante la educacin industrial, merced al cambio de actividad, a la participacin de todos en el usufructo de los bienes creados por todos y, finalmente, mediante la fusin de la ciudad con el campo sern los principales resultados de la supresin de la propiedad privada.

    XXI. Qu influencia ejercer el rgimen social comunista en la familia?

    Las relaciones entre los sexos tendrn un carcter puramente privado, perteneciente slo a las personas que toman parte en ellas, sin el menor motivo para la ingerencia de la sociedad. Eso es posible merced a la supresin de la propiedad privada y a la educacin de los nios por la sociedad, con lo cual se destruyen las dos bases del matrimonio actual ligadas a la propiedad privada: la dependencia de la mujer respecto del hombre y la dependencia de los hijos respecto de los padres. En ello reside, precisamente, la respuesta a los alaridos altamente moralistas de los burguesotes con motivo de la comunidad de las mujeres, que, segn stos, quieren implantar los comunistas. La comunidad de las mujeres es un fenmeno que pertenece enteramente a la sociedad burguesa y existe hoy plenamente bajo la forma de prostitucin. Pero, la prostitucin descansa en la propiedad privada y desaparecer junto con ella. Por consiguiente, la organizacin comunista, en lugar de implantar la comunidad de las mujeres, la suprimir.

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    XXII. Cul ser la actitud de la organizacin comunista hacia las nacionalidades existentes?2

    - Queda

    XXIII. Cul ser su actitud hacia las religiones existentes?3

    - Queda.

    XXIV. Cul es la diferencia entre los comunistas y los socialistas?

    Los llamados socialistas se dividen en tres categoras.

    La primera consta de partidarios de la sociedad feudal y patriarcal, que ha sido destruida y sigue sindolo a diario por la gran industria, el comercio mundial y la sociedad burguesa creada por ambos. Esta categora saca de los males de la sociedad moderna la conclusin de que hay que restablecer la sociedad feudal y patriarcal, ya que estaba libre de estos males. Todas sus propuestas persiguen, directa o indirectamente, este objetivo. Los comunistas lucharn siempre enrgicamente contra esa categora de socialistas reaccionarios, pese a su fingida compasin de la miseria del proletariado y las amargas lgrimas que vierten con tal motivo, puesto que estos socialistas:

    1) se proponen un objetivo absolutamente imposible;

    2) se esfuerzan por restablecer la dominacin de la aristocracia, los maestros de gremio y los propietarios de manufacturas, con su squito de monarcas absolutos o feudales, funcionarios, soldados y curas, una sociedad que, cierto, estara libre de los vicios de la sociedad actual, pero, en cambio, acarreara, cuando menos, otros tantos males y, adems, no ofrecera la menor perspectiva de liberacin, con ayuda de la organizacin comunista, de los obreros oprimidos;

    3) muestran sus verdaderos sentimientos cada vez que el proletariado se hace revolucionario y comunista: se alan inmediatamente a la burguesa contra los proletarios.

    La segunda categora consta de partidarios de la sociedad actual, a los que los males necesariamente provocados por sta inspiran temores en cuanto a la existencia de la misma. Ellos quieren, por consiguiente, conservar la sociedad actual, pero suprimir los males ligados a ella. A tal objeto, unos proponen medidas de simple beneficencia; otros, grandiosos planes de reformas que, so pretexto de reorganizacin de la sociedad, se plantean el mantenimiento de las bases de la sociedad actual y, con ello, la propia sociedad actual. Los comunistas debern igualmente combatir con energa contra estos socialistas burgueses, puesto que stos trabajan para los enemigos de los comunistas y defienden la sociedad que los comunistas quieren destruir.

    Finalmente, la tercera categora consta de socialistas democrticos. Al seguir el mismo camino que los comunistas, se proponen llevar a cabo una parte de las medidas sealadas en la pregunta... 3, pero no como medidas de transicin al comunismo, sino como un medio suficiente para acabar con la miseria y los males de la sociedad actual. Estos socialistas democrticos son proletarios que no ven todava con bastante claridad las condiciones de su liberacin, o representantes de la pequea burguesa, es decir, de la clase que, hasta la conquista de la democracia y la aplicacin de las medidas socialistas dimanantes de sta, tiene en muchos aspectos los mismos intereses que los proletarios. Por eso, los comunistas se entendern con esos socialistas democrticos en los momentos de accin y deben, en general, atenerse en esas ocasiones y en lo posible a una poltica comn con ellos, siempre que estos socialistas no se pongan al servicio de la burguesa dominante y no ataquen a los comunistas. Por supuesto, estas acciones comunes no excluyen la discusin de las divergencias que existen entre ellos y los comunistas.

    XXV. Cul es la actitud de los comunistas hacia los dems partidos polticos de nuestra poca? 2 Aqu Engels deja solo la palabra queda lo que hace sugerir que deja esta parte tal como estaba seguramente en un borrador previo. 3 Al igual que en la pregunta anterior Engels deja solo la palabra queda lo que hace sugerir que deja esta parte tal como estaba seguramente en un borrador previo.

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    Esta actitud es distinta en los diferentes pases. En Inglaterra, Francia y Blgica, en las que domina la burguesa, los comunistas todava tienen intereses comunes con diversos partidos democrticos, con la particularidad de que esta comunidad de intereses es tanto mayor cuanto ms los demcratas se acercan a los objetivos de los comunistas en las medidas socialistas que los demcratas defienden ahora en todas partes, es decir, cuanto ms clara y explcitamente defienden los intereses del proletariado y cuanto ms se apoyan en el proletariado. En Inglaterra, por ejemplo, los cartistas24, que constan de obreros, se aproximan inconmensurablemente ms a los comunistas que los pequeoburgueses democrticos o los llamados radicales.

    En Norteamrica, donde ha sido proclamada la Constitucin democrtica, los comunistas debern apoyar al partido que quiere encaminar esta Constitucin contra la burguesa y utilizarla en beneficio del proletariado, es decir, al partido de la reforma agraria nacional.

    En Suiza, los radicales, aunque constituyen todava un partido de composicin muy heterognea, son, no obstante, los nicos con los que los comunistas pueden concertar acuerdos, y entre estos radicales los ms progresistas son los de Vand y los de Ginebra.

    Finalmente, en Alemania est todava por delante la lucha decisiva entre la burguesa y la monarqua absoluta. Pero, como los comunistas no pueden contar con una lucha decisiva con la burguesa antes de que sta llegue al poder, les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lo ms pronto posible la dominacin, a fin de derrocarla, a su vez, lo ms pronto posible. Por tanto, en la lucha de la burguesa liberal contra los gobiernos, los comunistas deben estar siempre del lado de la primera, precavindose, no obstante, contra el autoengao en que incurre la burguesa y sin fiarse en las aseveraciones seductoras de sta acerca de las benficas consecuencias que, segn ella, traer al proletariado la victoria de la burguesa. Las nicas ventajas que la victoria de la burguesa brindar a los comunistas sern: 1) diversas concesiones que aliviarn a los comunistas la defensa, la discusin y la propagacin de sus principios y, por tanto, aliviarn la cohesin del proletariado en una clase organizada, estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridad de que el da en que caigan los gobiernos absolutistas, llegar la hora de la lucha entre los burgueses y los proletarios. A partir de ese da, la poltica del partido de los comunistas ser aqu la misma que en los pases donde domina ya la burguesa.

    4 Se les llam Chartists o cartistas los participantes en el movimiento obrero de Gran Bretaa entre los aos 1830s y 1850s que se libr con la reivindicacin de la aprobacin de una "Carta del Pueblo" que garantize, entre otras cosas, el sufragio universal.

  • F. Engels Del socialismo utopico al socialismo cientifico1

    (mayo de 1880)

    I El socialismo moderno es, en primer trmino, por su contenido, fruto del reflejo en la inteligencia, por un lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna sociedad entre poseedores y desposedos, capitalistas y obreros asalariados, y, por otro lado, de la anarqua que reina en la produccin. Pero, por su forma terica, el socialismo empieza presentndose como una continuacin, ms desarrollada y ms consecuente, de los principios proclamados por los grandes ilustradores franceses del siglo XVIII. Como toda nueva teora, el socialismo, aunque tuviese sus races en los hechos materiales econmicos, hubo de empalmar, al nacer, con las ideas existentes.

    Los grandes hombres que en Francia ilustraron las cabezas para la revolucin que haba de desencadenarse, adoptaron ya una actitud resueltamente revolucionaria. No reconocan autoridad exterior de ningn gnero. La religin, la concepcin de la naturaleza, la sociedad, el orden estatal: todo lo sometan a la crtica ms despiadada; cuanto exista haba de justificar los ttulos de su existencia ante el fuero de la razn o renunciar a seguir existiendo. A todo se aplicaba como rasero nico la razn pensante. Era la poca en que, segn Hegel, el mundo giraba sobre la cabeza, primero, en el sentido de que la cabeza humana y los principios establecidos por su especulacin reclamaban el derecho a ser acatados como base de todos los actos humanos y de toda relacin social, y luego tambin, en el sentido ms amplio de que la realidad que no se ajustaba a estas conclusiones se vea subvertida de hecho desde los cimientos hasta el remate. Todas las formas anteriores de sociedad y de Estado, todas las ideas tradicionales, fueron arrinconadas en el desvn como irracionales; hasta all, el mundo se haba dejado gobernar por puros prejuicios; todo el pasado no mereca ms que conmiseracin y desprecio. Slo ahora haba apuntado la aurora, el reino de la razn; en adelante, la supersticin, la injusticia, el privilegio y la opresin seran desplazados por la verdad eterna, por la eterna justicia, por la igualdad basada en la naturaleza y por los derechos inalienables del hombre.

    Hoy sabemos ya que ese reino de la razn no era ms que el reino idealizado de la burguesa, que la justicia eterna vino a tomar cuerpo en la justicia burguesa; que la igualdad se redujo a la igualdad burguesa ante la ley; que como uno de los derechos ms esenciales del hombre se proclam la propiedad burguesa; y que el Estado de la razn, el contrato social de Rousseau pis y solamente poda pisar el terreno de la realidad, convertido en repblica democrtica burguesa. Los grandes pensadores del siglo XVIII, como todos sus predecesores, no podan romper las fronteras que su propia poca les trazaba.

    Pero, junto al antagonismo entre la nobleza feudal y la burguesa, que se eriga en representante de todo el resto de la sociedad, mantenase en pie el antagonismo general entre explotadores y explotados, entre ricos holgazanes y pobres que trabajaban. Y este hecho era precisamente el que permita a los representantes de la burguesa arrogarse la representacin, no de una clase determinada, sino de toda la humanidad doliente. Ms an. Desde el momento mismo en que naci, la burguesa llevaba en sus entraas a su propia anttesis, pues los

    1 Escrito por F. Engels de enero de 1880 a la primera mitad de marzo del mismo ao.

    Publicado en la revista "La Revue socialiste", NN 3, 4, 5, 20 de marzo, 20 de abril y 5 de mayo de 1880 y como folleto aparte en francs: F. Engels. Socialisme utopiqueet socialisme scientifique, Paris, 1880. Se publica de acuerdo con el texto de la edicin alemana de 1891. Traducido del alemn.

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    capitalistas no pueden existir sin obreros asalariados, y en la misma proporcin en que los maestros de los gremios medievales se convertan en burgueses modernos, los oficiales y los jornaleros no agremiados transformbanse en proletarios. Y, si, en trminos generales, la burguesa poda arrogarse el derecho a representar, en sus luchas contra la nobleza, adems de sus intereses, los de las diferentes clases trabajadoras de la poca, al lado de todo gran movimiento burgus que se desataba estallaban movimientos independientes de aquella clase que era el precedente ms o menos desarrollado del proletariado moderno. Tal fue en la poca de la Reforma y de las guerras campesinas en Alemania la tendencia de los anabaptistas y de Toms Mnzer; en la Gran Revolucin inglesa, los levellers, y en la Gran Revolucin francesa, Babeuf. Y estas sublevaciones revolucionarias de una clase incipiente son acompaadas, a la vez, por las correspondientes manifestaciones tericas: en los siglos XVI y XVII aparecen las descripciones utpicas de un rgimen ideal de la sociedad; en el siglo XVIII, teoras directamente comunistas ya, como las de Morelly y Mably. La reivindicacin de la igualdad no se limitaba a los derechos polticos, sino que se extenda a las condiciones sociales de vida de cada individuo; ya no se trataba de abolir tan slo los privilegios de clase, sino de destruir las propias diferencias de clase. Un comunismo asctico, a lo espartano, que prohiba todos los goces de la vida: tal fue la primera forma de manifestarse de la nueva doctrina. Ms tarde, vinieron los tres grandes utopistas: Saint-Simon, en quien la tendencia burguesa sigue afirmndose todava, hasta cierto punto, junto a la tendencia proletaria; Fourier y Owen, quien, en el pas donde la produccin capitalista estaba ms desarrollada y bajo la impresin de los antagonismos engendrados por ella, expuso en forma sistemtica una serie de medidas encaminadas a abolir las diferencias de clase, en relacin directa con el materialismo francs.

    Rasgo comn a los tres es el no actuar como representantes de los intereses del proletariado, que entretanto haba surgido como un producto de la propia historia. Al igual que los ilustradores franceses, no se proponen emancipar primeramente a una clase determinada, sino, de golpe, a toda la humanidad. Y lo mismo que ellos, pretenden instaurar el reino de la razn y de la justicia eterna. Pero entre su reino y el de los ilustradores franceses media un abismo. Tambin el mundo burgus, instaurado segn los principios de stos, es irracional e injusto y merece, por tanto, ser arrinconado entre los trastos inservibles, ni ms ni menos que el feudalismo y las formas sociales que le precedieron. Si hasta ahora la verdadera razn y la verdadera justicia no han gobernado el mundo, es, sencillamente, porque nadie ha sabido penetrar debidamente en ellas. Faltaba el hombre genial que ahora se alza ante la humanidad con la verdad, al fin, descubierta. El que ese hombre haya aparecido ahora, y no antes, el que la verdad haya sido, al fin, descubierta ahora y no antes, no es, segn ellos, un acontecimiento inevitable, impuesto por la concatenacin del desarrollo histrico, sino porque el puro azar lo quiere as. Hubiera podido aparecer quinientos aos antes ahorrando con ello a la humanidad quinientos aos de errores, de luchas y de sufrimientos.

    Hemos visto cmo los filsofos franceses del siglo XVIII, los precursores de la revolucin, apelaban a la razn como nico juez de todo lo existente. Se pretenda instaurar un Estado racional, una sociedad ajustada a la razn, y cuanto contradeca a la razn eterna deba ser desechado sin piedad. Y hemos visto tambin que, en realidad, esa razn eterna no era ms que el sentido comn idealizado del hombre del estado llano que, precisamente por aquel entonces, se estaba convirtiendo en burgus. Por eso cuando la revolucin francesa puso en obra esta sociedad racional y este Estado racional, result que las nuevas instituciones, por ms racionales que fuesen en comparacin con las antiguas, distaban bastante de la razn absoluta. El Estado racional haba quebrado completamente. El contrato social de Rousseau vena a tomar cuerpo en la poca del terror1[34], y la burguesa, perdida la fe en su propia habilidad poltica, fue a refugiarse, primero, en la corrupcin del Directorio1[35] y, por ltimo, bajo la gida del despotismo napolenico. La prometida paz eterna se haba trocado en una interminable guerra de conquistas. Tampoco corri mejor suerte la sociedad de la razn. El antagonismo entre pobres y ricos, lejos de disolverse en el bienestar general, habase agudizado al desaparecer los privilegios de los gremios y otros, que tendan un puente sobre l, y los establecimientos eclesisticos de beneficencia, que lo atenuaban. La libertad de la propiedad de las trabas feudales, que ahora se converta en realidad, resultaba ser, para el pequeo burgus y el pequeo campesino, la libertad de vender a esos mismos seores poderosos su pequea propiedad, agobiada por la arrolladora competencia del gran capital y de la gran propiedad terrateniente; con lo que se converta en la libertad del pequeo burgus y del pequeo campesino de toda propiedad. El auge de la industria sobre bases capitalistas convirti la pobreza y la miseria de las masas trabajadoras en condicin de vida de la sociedad. El pago al contado fue convirtindose, cada vez en mayor grado, segn la expresin de Carlyle, en el nico eslabn que enlazaba a la sociedad. La estadstica criminal creca de ao en ao. Los vicios feudales, que hasta entonces se exhiban impdicamente a la luz del da, no desaparecieron, pero se recataron, por el momento, un poco al fondo de la escena; en cambio, florecan exuberantemente los vicios burgueses, ocultos hasta all bajo la superficie. El comercio fue degenerando cada

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    vez ms en estafa. La fraternidad de la divisa revolucionaria tom cuerpo en las deslealtades y en la envidia de la lucha de competencia. La opresin violenta cedi el puesto a la corrupcin, y la espada, como principal palanca del poder social, fue sustituida por el dinero. El derecho de pernada pas del seor feudal al fabricante burgus. La prostitucin se desarroll en proporciones hasta entonces inauditas. El matrimonio mismo sigui siendo lo que ya era: la forma reconocida por la ley, el manto oficial con que se cubra la prostitucin, complementado adems por una gran abundancia de adulterios. En una palabra, comparadas con las brillantes promesas de los ilustradores, las instituciones sociales y polticas instauradas por el triunfo de la razn resultaron ser unas tristes y decepcionantes caricaturas. Slo faltaban los hombres que pusieron de relieve el desengao y que surgieron en los primeros aos del siglo XIX. En 1802, vieron la luz las "Cartas ginebrinas" de Saint-Simon; en 1808, public Fourier su primera obra, aunque las bases de su teora databan ya de 1799; el 1 de enero de 1800, Roberto Owen se hizo cargo de la direccin de la empresa de New Lanark.

    Sin embargo, por aquel entonces, el modo capitalista de produccin, y con l el antagonismo entre la burguesa y el proletariado, se haban desarrollado todava muy poco. La gran industria, que en Inglaterra acababa de nacer, era todava desconocida en Francia. Y slo la gran industria desarrolla, de una parte, los conflictos que transforman en una necesidad imperiosa la subversin del modo de produccin y la eliminacin de su carcter capitalista -conflictos que estallan no slo entre las clases engendradas por esa gran industria, sino tambin entre las fuerzas productivas y las formas de cambio por ella creadas- y, de otra parte, desarrolla tambin en estas gigantescas fuerzas productivas los medios para resolver estos conflictos. Si bien, hacia 1800, los conflictos que brotaban del nuevo orden social apenas empezaban a desarrollarse, estaban mucho menos desarrollados, naturalmente, los medios que haban de conducir a su solucin. Si las masas desposedas de Pars lograron aduearse por un momento del poder durante el rgimen del terror y con ello llevar al triunfo a la revolucin burguesa, incluso en contra de la burguesa, fue slo para demostrar hasta qu punto era imposible mantener por mucho tiempo este poder en las condiciones de la poca. El proletariado, que apenas empezaba a destacarse en el seno de estas masas desposedas, como tronco de una clase nueva, totalmente incapaz todava para desarrollar una accin poltica propia, no representaba ms que un estamento oprimido, agobiado por toda clase de sufrimientos, incapaz de valerse por s mismo. La ayuda, en el mejor de los casos, tena que venirle de fuera, de lo alto.

    Esta situacin histrica informa tambin las doctrinas de los fundadores del socialismo. Sus teoras incipientes no hacen ms que reflejar el estado incipiente de la produccin capitalista, la incipiente condicin de clase. Se pretenda sacar de la cabeza la solucin de los problemas sociales, latente todava en las condiciones econmicas poco desarrolladas de la poca. La sociedad no encerraba ms que males, que la razn pensante era la llamada a remediar. Tratbase por eso de descubrir un sistema nuevo y ms perfecto de orden social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de la propaganda, y a ser posible, con el ejemplo, mediante experimentos que sirviesen de modelo. Estos nuevos sistemas sociales nacan condenados a moverse en el reino de la utopa; cuanto ms detallados y minuciosos fueran, mas tenan que degenerar en puras fantasas.

    Sentado esto, no tenemos por qu detenernos ni un momento ms en este aspecto, incorporado ya definitivamente al pasado. Dejemos que los traperos literarios revuelvan solemnemente en estas fantasas, que hoy parecen mover a risa, para poner de relieve, sobre el fondo de ese cmulo de dislates, la superioridad de su razonamiento sereno. Nosotros, en cambio, nos admiramos de los geniales grmenes de ideas y de las ideas geniales que brotan por todas partes bajo esa envoltura de fantasa y que los filisteos son incapaces de ver.

    Saint-Simon era hijo de la Gran Revolucin francesa, que estall cuando l no contaba an treinta aos. La revolucin fue el triunfo del tercer estado, es decir, de la gran masa activa de la nacin, a cuyo cargo corran la produccin y el comercio, sobre los estamentos hasta entonces ociosos y privilegiados de la sociedad: la nobleza y el clero. Pero pronto se vio que el triunfo del tercer estado no era ms que el triunfo de una parte muy pequea de l, la conquista del poder poltico por el sector socialmente privilegiado de esa clase: la burguesa poseyente. Esta burguesa, adems, se desarrollaba rpidamente ya en el proceso de la revolucin, especulando con las tierras confiscadas y luego vendidas de la aristocracia y de la Iglesia, y estafando a la nacin por medio de los suministros al ejrcito. Fue precisamente el gobierno de estos estafadores el que, bajo el Directorio, llev a Francia y a la revolucin al borde de la ruina, dando con ello a Napolen el pretexto para su golpe de Estado. Por eso, en la idea de Saint-Simon, el antagonismo entre el tercer estado y los estamentos privilegiados de la sociedad tom la forma de un antagonismo entre obreros y ociosos. Los ociosos eran no slo los antiguos privilegiados, sino todos aquellos que vivan de sus rentas, sin intervenir en la produccin ni en el comercio. En el concepto de trabajadores no entraban solamente los obreros asalariados, sino tambin los fabricantes, los comerciantes y los banqueros. Que los ociosos haban perdido la capacidad para dirigir

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    espiritualmente y gobernar polticamente, era un hecho evidente, que la revolucin haba sellado con carcter definitivo. Y, para Saint-Simon, las experiencias de la poca del terror haban demostrado, a su vez, que los descamisados no posean tampoco esa capacidad. Entonces, quines haban de dirigir y gobernar? Segn Saint-Simon, la ciencia y la industria unidas por un nuevo lazo religioso, un nuevo cristianismo, forzosamente mstico y rigurosamente jerrquico, llamado a restaurar la unidad de las ideas religiosas, rota desde la Reforma. Pero la ciencia eran los sabios acadmicos; y la industria eran, en primer trmino, los burgueses activos, los fabricantes, los comerciantes, los banqueros. Y aunque estos burgueses haban de transformarse en una especie de funcionarios pblicos, de hombres de confianza de toda la sociedad, siempre conservaran frente a los obreros una posicin autoritaria y econmicamente privilegiada. Los banqueros seran en primer trmino los llamados a regular toda la produccin social por medio de una reglamentacin del crdito. Ese modo de concebir corresponda perfectamente a una poca en que la gran industria, y con ella el antagonismo entre la burguesa y el proletariado, apenas comenzaba a despuntar en Francia. Pero Saint-Simon insiste muy especialmente en esto: lo que a l le preocupa siempre y en primer trmino es la suerte de la clase ms numerosa y ms pobre de la sociedad (la classe la plus nombreuse et la plus pauvre).

    Saint-Simon sienta ya, en sus "Cartas ginebrinas", la tesis de que todos los hombres deben trabajar. En la misma obra, se expresa ya la idea de que el reinado del terror era el gobierno de las masas desposedas.

    Ved -les grita- lo que aconteci en Francia, cuando vuestros camaradas subieron al poder, ellos provocaron el hambre. Pero el concebir la revolucin francesa como una lucha de clases, y no slo entre la nobleza y la burguesa, sino entre la nobleza, la burguesa y los desposedos, era, para el ao 1802, un descubrimiento verdaderamente genial. En 1816, Saint-Simon declara que la poltica es la ciencia de la produccin y predice ya la total absorcin de la poltica por la Economa. Y si aqu no hace ms que aparecer en germen la idea de que la situacin econmica es la base de las instituciones polticas, proclama ya claramente la transformacin del gobierno poltico sobre los hombres en una administracin de las cosas y en la direccin de los procesos de la produccin, que no es sino la idea de la abolicin del Estado, que tanto estrpito levanta ltimamente. Y, alzndose al mismo plano de superioridad sobre sus contemporneos, declara, en 1814, inmediatamente despus de la entrada de las tropas coligadas en Pars, y reitera en 1815, durante la guerra de los Cien Das1[38], que la alianza de Francia con Inglaterra y, en segundo trmino, la de estos pases con Alemania es la nica garanta del desarrollo prspero y la paz en Europa. Para predicar a los franceses de 1815 una alianza con los vencedores de Waterloo, haca falta tanta valenta como capacidad para ver a lo lejos en la historia.

    Lo que en Saint-Simon es una amplitud genial de conceptos que le permite contener ya, en germen, casi todas las ideas no estrictamente econmicas de los socialistas posteriores, en Fourier es la crtica ingeniosa autnticamente francesa, pero no por ello menos profunda, de las condiciones sociales existentes. Fourier coge por la palabra a la burguesa, a sus encendidos profetas de antes y a sus interesados aduladores de despus de la revolucin. Pone al desnudo despiadadamente la miseria material y moral del mundo burgus, y la compara con las promesas fascinadoras de los viejos ilustradores, con su imagen de una sociedad en la que slo reinara la razn, de una civilizacin que hara felices a todos los hombres y de una ilimitada perfectibilidad humana. Desenmascara las brillantes frases de los idelogos burgueses de la poca, demuestra cmo a esas frases altisonantes responde, por todas partes, la ms msera de las realidades y vuelca sobre este ruidoso fiasco de la fraseologa su stira mordaz. Fourier no es slo un crtico; su espritu siempre jovial hace de l un satrico, uno de los ms grandes satricos de todos los tiempos. La especulacin criminal desatada con el reflujo de la ola revolucionaria y el espritu mezquino del comercio francs en aquellos aos, aparecen pintados en sus obras con trazo magistral y deleitoso. Pero todava es ms magistral en l la crtica de la forma burguesa de las relac