Libro Arquitecvernaok Teresa de Jesus Estrada Lozano

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    Universidad Autnoma de Ciudad Jurez

    Ciudad Jurez, Chihuahua, Mxico

    A VeRnculAAR RquiTEcTu

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    UNIVERSIDAD AUNOMA DE CIUDAD JUREZ

    Javier Snchez CarlosRecor

    David Ramrez PereaSecreario General

    Laura Galicia RoblesDirecora del Insiuo de Arquiecura, Diseo y Are

    Servando Pineda JaimesDirecor General de Diusin Culural y Divulgacin Cienfica

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    A VeRnculAAR RquiTEcTuUNIVERSIDAD AUTNOMA DE CIUDAD JUREZ

    eresa de Jess Esrada Lozano

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    La edicin, diseo y produccin editorial de esta obra fue posible con el apoyo de la Direccin

    General de Difusin Cultural y Divulgacin Cientca, a travs de la Subdireccin de Publicaciones.

    Cuidado de la edicin: Marlon Martnez Vela

    Diseo de cubierta e interiores: Karla Mara Rascn

    Segunda edicin, 2011

    D. R. Teresa de Jess Estrada Lozano

    Universidad Autnoma de Ciudad Jurez Av. Henri Dunant 4016, zona Pronaf

    C.P. 32310, Ciudad Jurez, Chihuahua, Mxico

    Hecho en Mxico/Made in Mexico www.uacj.mx

    Estrada Lozano, Teresa de Jess.

    Arquitectura verncula : un acercamiento bibliogrco / Teresa de Jess Estrada

    Lozano. Ciudad Jurez, Chih. : Universidad Autnoma de Ciudad Jurez, 2009.

    120 p.; fotografas., 23 cm.

    ISBN: 9786077953449

    Incluye bibliografa.

    1. Arquitectura verncula - Recopilacin documental

    2. Arquitectura verncula Bibliografa comentada

    3. Arquitectura verncula

    4. Arquitectura domstica5. Arquitectura y sociedad

    NA208 E77 2009

    Apoyado con recursos PIFI

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    A manera de prefacio 7Prlogo, de Ricardo Len Garca 9Introduccin 13

    Captulo 1.Consideraciones tericasQu se eniende por arquiecura verncula? 15Cmo debemos llamarla? 16

    Arquiecura rural 16Arquiecura regional 17Auo-consruidas o auo-producidas? 17

    Auoproduccin 18

    Captulo 2.La habitabilidadEl concepo 21El habiar 22La permanencia 24La habiabilidad como elemeno de anlisis 25

    Captulo 3.Denominacin genricaDiversos ipos de arquiecura verncula 27

    Habiaciones roglodicas 28

    Arquiecura acuica 32Arquiecura abovedada 38La falsa bveda 41

    El rullo de Alberobello 43Arquiecura de ierra 46Arquiecura forificada 51Arquiecura mvil 53Los uareg: nmadas del desiero 57Los nukak maku: nmadas en Sudamrica 60

    Captulo 4. Construcciones ruralesInroduccin 63Algunos ejemplos de lo rural vernculo 65

    Las casas rurales ibicencas 65Molinos 68

    Daos cnicos de los molinos de vienode la regin de la Mancha 69Los molinos de agua 70Las pallozas de Balboa 70Graneros 71

    La Cueva de la Olla 73

    nD Eic

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    Los silos de Sana Mnica, Zacaecas 74Los hrreos asurianos 75Los espigueiros de Porugal 75

    Los graneros del aniguo Egipo 76Palomares 77

    Corolario: una noa sobre arquiecuraconarquiecos 79

    Conclusin 82

    Bibliografa 83

    Crdios de imgenes 85

    Anexos 89

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    AmANeR dE P rEfAcIOa

    pares del mundo? O los cuezcomaes del Mxico cenral? Por qu se les consruyen enormes orres a las

    palomas en el Medio Oriene? Cmo es posible habiar un baobab? Qu es la guadua en Colombia? O lasyurasdel Asia Cenral?

    Pregunas odas que hacen referencia a obras dearquiecura cuasi-desconocida o arquiecura expe-riencialcomo le llaman algunos en referencia a unaprendizaje emprico no por ello menor, la cual nos

    da ejemplo de una arquiecura sincera y aunica. Sen-cilla en algunos casos hasa llegar a la ingenuidad. Im-pacane en oras ocasiones hasa provocar asombro.

    Cunas de esas inerrogaciones sabemos respon-der los que de algn modo u oro esamos cerca de ladisciplina? Yo al menos revelo, con sinceridad, el des-conocimieno sobre muchas de esas respuesas hasaanes de iniciar esa invesigacin a pesar de mi iners

    desde siempre por las habiaciones vernculas.

    C

    on el propsio de susciar una reflexinsobre la disciplina, inquiear la concien-cia y provocar cuesionamienos sobre lo

    que esamos haciendo para lograr mejo-res producos arquiecnicos, esas pocas pregunasse las dirijo a los arquiecos en ciernes, a los que seprecian de serlo, a los que se jacan de ello y a los quelo son verdaderamene.

    Qu son los caravanseraide Persia? Qu son las kasbasy los ksuren Marruecos? Los bombosde la zona manchega de Espaa? En qu consisen los rullide Alberobello? Y en qu los bad-girde Irn o Pakisn? Qu son los bohos de las Anillas en el Caribe? Los palafios de Chilo? Cmo es la arquiecura de los dogonen Bandia-

    gara? Cmo son los hrreos de Espaa o los espiguei-

    rosde Porugal?

    Cmo son los silos de reas rurales en algunas

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    8 A manera de prefacio

    Hoy preseno aqu la explicacin de algunos deesos cuesionamienos reconociendo que falanpregunas por conesar y mucho por incluir. Es-

    pero conribuir aunque sea de manera modesa a laapreciacin a ravs del conocimieno de unaarquiecura desconocida en la mayora de los casos,sorprendene o prodigiosa en oros, e imporane enodos ellos por la significacin que ransfiere a usua-rios y producores: el ser humano comn, la mayorpare de ese planea.

    Permanezcan, pues, las pregunas que no he po-

    dido responder, como un esmulo a la curiosidad,semilla que, si prende, nos llevar luego a la bsquedadeseando con ello alcanzar el conocimieno.

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    veinicinco siglos. Se imian conducas, acividades,insrumenos, apariencias u obras de are. Las razo-nes pueden ser muchas, ya sea por el simple guso, por

    una profunda conviccin, por mera conveniencia, porno quedarse ars en lo que suponemos que es lo nue-vo o lo mejor o lo imporane

    De manera consciene o volunaria, a lo largo dela hisoria humana, las agrupaciones sociales han defi-nido lo que consideran ms adecuado para pasar unavida ranquila, pacfica, en armona enre sus miem-bros y de sos con el ambiene en el que se encuen-ran inmersos. As, se formaron hbios alimenicios,

    maneras de cubrirse la piel, formas de allegarse los ar-culos bsicos para la subsisencia, elemenos cons-rucivos para edificar habiaciones individuales, es-pacios comunes, cenros de poder, lugares de placer,de esar, para casigar, para dominar, para pernocar,para permanecer

    Sin embargo, mienras el hombre supuso que do-minaba mejor a la nauraleza, en ano hizo gala de su

    ingenio no solamene para influir sobre su enorno

    Publicar un libro de arquiecura vernculaen iempos de la ms salvaje de las globa-lizaciones, me parece exrao y agradable-

    mene arevido. Bienvenido sea.A pesar de las corrienes homogenizadoras quese imponen en odos los rdenes de la acividad hu-mana, mliples voces inenan preservar y hacerrespear las diferencias. Sin negar la imporancia delas innovaciones, del aprovechamieno de las ecno-logas desarrolladas coidianamene, resula conve-niene ener en cuena la experiencia acumulada paramanenerla como alernaiva siempre presene ane el

    impulso que desde hace mucho iempo se denominamodernizador.

    Algunas de las obras realizadas por el ser humanoy consideradas como innovadoras, se han converidoen moda por mliples razones. En primer lugar, porsu uilidad en la sociedad que las gener. Segundo,porque uno de los rasgos comunes enre nuesra es-pecie consise en imiar lo que el semejane realiza,

    una observacin que hizo Ariseles hace ya casi

    Prl gOo

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    fsico, sino que fue creando maneras ms sofisicadaspara erigirse como la especie dominane en el planeaierra, al mismo iempo que agudizaba las diferencias

    sociales, ide concepos que conviri en cosas, cosasa las que le dio un valor y convenci a los dems de laexisencia de al valor.

    al es el caso de la arquiecura que, en ano unadisciplina que radicionalmene combina la pasin es-ica con el conocimieno cienfico para solucionarcuesiones de habiabilidad, funcionalidad y especa-cularidad, se ha vinculado con los grupos dominanes

    de ales o cuales sociedades. La habilidad y el conoci-mieno de la arquiecura ha quedado como paredel monopolio de quienes lo deciden odo, de los po-cos que ienen la posibilidad de imponer formas, ma-eriales, precios, espacios. La mayora, siempre habrde solucionar sus problemas de manera emergene, alda, con lo que puede y sin grandes posibilidades deque sus resulados arquiecnicos puedan compe-ir en el mbio de la esica y el buen guso.

    Las modas pasan, pero en el conocimieno popu-lar, en el saber de odos, permanecen rasgos rascen-denales que se conservan como pare de la radicino la cosumbre, porque han demosrado ser elemen-os imporanes para sobrevivir, para conservar lo quees propio, para sorear la violencia de los fenmenosnaurales o simplemene porque son soluciones pro-badas por la experiencia para manenerse en un puno

    del espacio. Adems, el rimo en el cambio de modano puede ser sosenido por la mayora. La endenciade las modas lleva a la humanidad a los cambios ver-iginosos, a moverse de un puno a oro en el espacioerresre, permiiendo, como dijo Jacques Atali hacems de dos dcadas, que el hombre moderno busqueuna vida nmada con objeos nmadas, con sus l-mies, de acuerdo a la conservacin de los punos deconfor, siempre reornando al nido porque la radica-

    lidad de los cambios se da an solo en la apariencia,no en la esencia: he ah la gran conradiccin del dis-curso de la modernidad, en el fondo, los cambios se

    promueven para permanecer igual.Al iniciar el siglo XXI, la homogenizacin de las

    sociedades domina la mene de los que deciden ymuchos se han convencido de la urgene necesidadde parecernos odos y en odo. Desde el siglo XVI,unos cuanos seores de las poencias europeas supu-sieron que el mundo era de ellos y, desde enonces,sus herederos han hecho lo posible para que las cosas

    funcionen a la perfeccin, cual engranaje de relojerafina, cuyo nico objeo es hacer andar el mundo a laimagen que ellos disearon.

    El desencadenamieno de esos procesos, en nues-ros das, provoca que la gene, sin imporar en qulaiud exisa, ienda a vesirse, alimenarse, diverirse,creer y guarecerse de una sola manera. Medio siglo ha,el anroplogo francs Claude Levi-Srauss mediabaque el desarrollo de la modernidad, el avance de la ec-nologa haba acercado a odos los hombres a conocerlas maravillas que hasa enonces haban permanecidodesconocidas aun esando en ese mismo mundo, peroque el conocimieno mismo iniciaba con el proceso desu desruccin en aras de igualarlo odo.

    Acaso los seres humanos echaremos por la bor-da el cmulo de experiencias adquiridas a parir denuesra relacin con la nauraleza? En nuesro afn

    por vivir mejor, desechamos lo consruido y ocupa-do por siglos para enrar en la era de lo desechable.Formamos pare de la sociedad del desperdicio. ra-amos de dejar para la poseridad esas obras que mu-chas veces no significan ms que nuesra decadenciacomo especie.

    En el siglo del apogeo de la indusria cinemaogr-fica, hemos converido al planea en un enorme pla-eauque modificamos conforme lo dican las modas

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    1.0Captulo

    Prlogo

    venidas, idas y por venir. Ya no voleamos la miradaa lo que por anas generaciones fue il. ambinel conocimieno se ha converido en un arculo des-

    echable? Nos esorba la memoria?Los secores no dominanes de las sociedades han

    logrado desarrollar un conocimieno que desdea-mos por carecer de cienificidad, de modos acepa-dos por las corrienes dominanes, las de xio econ-mico. Las res-puesas simples a problemas complejos,el senido comn aplicado a los cuesionamienosms arduos, ha sido la manera de avanzar de la espe-

    cie humana a lo largo de ya varios milenios. En anolos hombres realizamos obras especaculares, jamsimaginadas por generaciones eneras, ni siquiera porlas ms lcidas de las ineligencias producoras de li-eraura de ciencia ficcin, como las alucinanes cons-rucciones de los Emiraos rabes Unidos, a pocoskilmeros de all, cruzando las aguas del golfo Pr-sico, enconramos cienos de miles de seres humanosaprovechando maeriales de la regin, imiando los

    mismos sisemas consrucivos de hace cenurias. Sumiseria no es por la casa en la que viven, sino por elenorno polico y culural que les ha ocado padecer.

    Jams, a lo largo de la hisoria, nuesro andar haenconrado una sola va. Los caminos son mliplesy a cada momeno nos enconramos en encrucijadasque pueden significar un maravilloso aajo a nuesramea. Son encuenros en los que la solidaridad, la

    generosidad, la reciprocidad salen a floe de maneracoleciva, se planean las soluciones para los proble-mas comunes. La arquiecura radicional, popular overncula, no es ora cosa sino la expresin concreade senimienos humanos donde los miembros dela sociedad, en comunidad, rabajan para hacerse delos maeriales naurales o se junan para fabricarlos,en conjuno deciden las soluciones para consruir elmejor resguardo de la familia, la ubican donde sea po-

    sible defenderse de sus conrarios o de los elemenosnaurales, de acuerdo a un gaso modeso de recursospues, como siempre ha sucedido, vivir en la escasez

    resula uno de los rasgos primordiales de las mayoras.Ane la realidad de esos bienes exiguos, un arquieco,que aporar una solucin bella y cienfica, excedepor mucho las posibilidades.

    Son maravillosas las respuesas que han planeadolos arquiecos de la cenuria reciene pero es evideneque las innovaciones, que las cnicas consrucivas,que los diseos posmodernos no pueden esar al al-

    cance de ms de seis mil millones de personas en laierra. Cules son las soluciones de habiacin paraodos ellos? Seguirn arreglndoselas como mejorpuedan? Es posible.

    Las opciones sern, por varias generaciones ms,acudir a la preparacin coleciva de maerias primasy maeriales naurales, exisenes en la regin que sehabia, para solucionar las necesidades de habiacin.Incluirn, por ciero, un mecanismo de oma de deci-siones en el que las experiencias de ndole consrucivason viales para resolver la escasez de recursos econ-micos, de espacio y de asesora profesional. Se segui-r consruyendo con lo que haya, con cuano haya ycuando haya. Los resulados inmediaos esn siemprealejados de las endencias dominanes sobre lo bello, lobonio, lo agradable. Solamene con el paso del iem-po, al consolidarse los asenamienos, con la inyeccin

    permanene de los mnimos recursos al hacer amplia-ciones o redecorados, la cosumbre dicaminar nuevasformas de belleza, considerar de valor esa arquiecuraque, en principio ha sido raada con desdn.

    Volvamos la visa a la experiencia, quizs pueda ayu-darnos a allanar los obsculos que se nos presenan.

    Ricardo Len GarcaJulio de 2009

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    InTR dUCc nIo

    dad no son an escasas, pero s dispersas y generales, obien, muy dealladas en casos de esudios especficos.Por lo ano, el acercamieno bibliogrfico permii el

    seguimieno de cias documenales que condujeronpaulainamene a mayor informacin enfaizando lospunos de iners que la divisin por gneros arqui-ecnicos fue planeando.

    La manera de abordar el ema fue a ravs de unplaneamieno erico en donde esbozo algunosconcepos y reflexiones sobre el habiar y la habia-bilidad; ambin la imporancia de la arquiecuraverncula y su dificulad para definirla , lo que ella

    represena para el parimonio y la idenidad culuralde los pueblos, insisiendo que la desaparicin de laarquiecura annima incide en la prdida del carc-er y la fisonoma de nuesros lugares.

    El conenido se desarrolla por medio de un re-corrido por algunas pares del mundo, apoyado enexos e imgenes, que presenan casos aunicos ysorprendenes, siios donde la arquiecura verncula

    an es un elemeno vivo denro de su enorno. Se

    Resula sencillo araer la aencin sobre lo inslioo lo inaudio, lo dicil es manenerla.

    Ese esudio es el resulado de inquieudesgesadas en el aula. En ciero modo, el enu-siasmo de los esudianes que se ineresangenuinamene por la arquiecura vern-

    cula fue un incenivo para emprender el rabajo. Porora pare, la asignaura sobre el ema es relaivamen-e nueva en las escuelas de arquiecura y enhorabue-na por su inclusin en los programas de esudio; sinembargo, esos nuevos planeamienos al esquema

    curricular nos obligan a reconocer que la principal di-ficulad para aprender de ella es la escasa bibliografasobre el ema. Eso limo fue el moor principal quele dio principio a la invesigacin, y digo principioporque en un ema an vaso y complejo no se puedehablar de una area finalizada.

    El rabajo consise en una bsqueda documenalraando de abarcar las desperdigadas referencias que

    se fueron enconrando con la sorpresa de que en reali-

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    A VeRnculAAR RquiTEcTu

    describen el conexo que abarca a ales lugares, las ra-zones hisricas o simblicas que les dieron origen ylos aspecos formales, funcionales o esicos que los

    caracerizan.Uno de los ejes conducores del rabajo fue lo que

    para la arquiecura es su funcin principal: el uso delos espacios. El priorizar la funcin anes que la for-ma me permii asociar ejemplos relacionados enres, como es el caso de graneros y molinos incluidoscomo pare de las consrucciones rurales comparenel capulo con viviendas de la misma caegora, ya

    que la dependencia de aqullos y sas es obvia.Ora gua fueron los procedimienos consruc-ivos uilizados en los diferenes casos ejemplifi-cados. Al considerar los aspecos cnicos se pudoenconrar una manifiesa relacin enre diversosipos de edificacin popular, lo cual permii agru-par ejemplos disanes en iempo o lugar. Base verel capulo de arquiecura abovedada, donde vemosconsrucciones iranes, marroques, ialianas o de

    los aniguos mayas.El aspeco unificador de oda la exposicin es la re-

    peida insisencia sobre la imporancia de la arquiec-ura verncula y la relacin que sa iene con muchasdisciplinas hisoria, resauracin, are, anropolo-ga, sociologa, enre oraspara manener presenela urgencia de esudiarla a fondo y en equipos de ra-bajo, con la finalidad de su rescae, su valoracin y su

    reuilizacin digna.

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    Co sN neRd E ArETc cI is sI Oa

    auenicidad, nos comena Vargas y Salguero conciero rasgo de preocupacin cuando se excluye, enproyecos de rescae hisrico, a las obras comunes

    en las cuales habia o ha habiado la humanidad, lasmoradas de proagonisas de hisorias annimas.

    En esas hisorias discriminan y excluyen a dichaabrumadora mayora, para darles cabida solamene aun puado de ellas. Para esa concepcin, el rminoarquiecura, no es un susanivo sino un califica-ivo [As] slo y nicamene, unas cuanas obrasque cumplen con cieros requisios o valores, son

    arquiecura. Ninguna ms1

    Al no oorgarle la caegora de arquiecuraal conjuno de obras edificadas por el usuario no-acadmico, al diferenciar a ese ipo de obras lasvernculas por ser precisamene edificadas por

    1 Ramn Vargas y Salguero, Nueva visin de la hisoriografa arqui-

    ecnica.Revisa esudios hisricos, 7 (2002), p. 159.

    1.0Captulo

    1.1Qu se entiendepor arquitectura

    verncula?

    S

    i quisiramos indagar la preguna que enca-beza esa seccin habra que reconocer quesu respuesa puede generar cursos comple-os, ya que primero habra que responder lo

    que se eniende por arquiecuray luego agregarle ladenominacin de verncula. Sin embargo, las reflexio-nes ericas que se originan en orno a la arquiecuraverncula, empiezan casi siempre excluyendo el r-mino arquiecura.

    La limiacin concepual [ano en la eora dela arquiecura como en la hisoriografa] es el con-siderar como arquiecura solamene aquellas obras

    sobresalienes por su carcer arsico o por su

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    1.0Captulo

    Consideraciones tericas

    personas que no son erudios de la maeria, los e-ricos, ni siquiera cuenan con una palabra paradesignar a esas obras que se les niega su carcer

    arquiecnico.2Enonces..

    1.2Cmo debemos

    llamarla?

    La dificulad para enunciarla proviene fun-

    damenalmene de su fala de esudio. Alno conocerla a fondo es decir, sus ca-racersicas fundamenales, su forma de

    produccin, lo que la genera, incluso su ipologa mscomn, nos vemos en la complejidad de explicarlaa ravs de un nombre. Por ejemplo

    Arquitectura ruralEn plena ciudad es donde se escriben las ms bellas

    pginas sobre la campia.Jules Renard

    En el inicio de su esudio, se le considerabauna arquiecura predominane de las reasrurales y esa fue la manera de referirse a

    ella: arquiecura rural; y de faco, se in-enaba describirla con un iners sano pero sin dejarfuera ciero pinoresquismo. Lo que ms arajo paradesacarla fue la imagen ingenua y sencilla que rans-mien las obras consruidas con maeriales locales.Ora de las cosas que generaron ms iners para suesudio fue la inegracin al paisaje bien lograda, lo

    2 Idem.

    cual produce una armona no siempre alcanzada en laarquiecura acadmica.

    Sin embargo, inerpreando lo que dice Renard,

    en ocasiones se cae en el error de abordar emas desdelejos, a disancia del objeo de esudio y, por lo ano,se alera o desfigura la verdadera esencia de lo esu-diado. Sobre odo cuando esas primeras incursionescarecan de modos cienficos para llevarlas a cabo,de al modo que el rmino rural, aunque al princi-pio fue de uilidad, prono qued coro para abarcar aoras edificaciones, pues no odas las obras vernculas

    se realizan en la campia.La inclusin de habiaciones rurales en esudiosserios, no se dio en el rea de la eora ni de la hisoriade la arquiecura, sino ms bien en raados enogr-ficos. Los anroplogos eran los nicos que mosra-ban iners por ese ipo de consrucciones, claro es,por su conenido nico; de al modo que oro califi-caivo que reciba era el de arquiecura indgena onaiva.

    Se le ha llamado ambin domsica, esponnea,sincera, folklrica, auo-producida o auo-consrui-da, sencilla, regional, popular, naiva, experiencial,ecera, raando de definirla por medio de esosnombres.

    Pero el nominaivo es slo el principio. Para com-prender a fondo lo que necesiamos saber de arqui-ecura verncula es urgene definir qu significa el

    rmino raando de esablecer un concepo que en-globe aquellas aneriores nominaciones.En una primera aproximacin podra decirse que

    el vocablo vernculoes el ms apropiado por sus ra-ces lainas para definir a ese ipo de arquiecura. Pro-viene de vernaculus = el que ha nacido en su casa,refirindose, en aquel enonces, al esclavo hijo deesclavosnacido en la casa de sus amos. Si asocia-mos la idea referida, la arquiecura verncula es en-

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    1.0Captulo

    Consideraciones tericas

    onces aquella que se genera en su propio siio, queoma de su espacio naural en que se encuenra, in-fluencias deerminanes que la van a disinguir, a su

    vez, de las generadas en oros enornos.Respeco a ese puno, puede decirse que los

    pariculares rasgos fsicos de las habiaciones ver-nculas generan como consecuencia oro modo denombrarla:

    Arquitectura regional

    Concerniene a esa nominacin, cabe ha-cer referencia a lo que nos dice MarinaWaisman sobre lo regional y el rminoregionalismo:

    desde hace algn iempo se viene considerando enciera crica inernacional, como una de las enden-cias posiivas de la arquiecura acual, al REGIONA-

    LISMO, como una forma de oposicin consrucivaa las diversas formas negaivas del universalismo,por la va de reforzar o manener las idenidades re-gionales. El rmino regionalismo es, sin embargo,exremadamene ambiguo, pues puede referirse aposiciones que flucen enre una reinerpreacinlocal de ideas inernacionales y un conservaduris-mo reaccionario de carcer folclrico o populisa.

    Parece indispensable hallar elemenos para unadefinicin que haga posible un uso insrumenal delrmino, sacndolo del erreno de las aspiracionesvagamene noslgicas.3

    Volvemos a la mencionada preocupacin de caeren ambigedades cuando no se precisan los rminos

    3 Marina Waisman,El inerior de la hisoria. Hisoriograa arquiec-nica para uso de los lainoamericanos. Bogo, Escala, 1993, p. 69 [Hisoria

    y eora lainoamericana].

    adecuadamene. Lo primero es aclarar que la arqui-ecura verncula es una arquiecura regional, mas nonecesariamene regionalisa. Como a su vez se hace

    la disincin enre una arquiecura verncula y unavernacular.

    Que las derivaciones de las obras consruidas porel pueblo erminen generando una serie de ismosnoes nada nuevo, es pare de una evolucin que se daen odos los aspecos de la nauraleza, incluyendo alser humano y sus producos arificiales. La edifica-cin naural que el hombre mismo ha hecho desde

    iempos inmemoriales es porcin de una hisoria dela arquiecura verncula que forzosamene producemodelos evoluivos en cuano a formas, uso de mae-riales y cnicas.

    Auto-construidas

    o auto-producidas? De mdico, poea, arquieco y loco,

    odos enemos un poco.Refrn popular

    U

    na de las caracersicas principales dela habiacin verncula es su auo-cons-ruccin. La accin edificaoria que va agenerar el cobijo indispensable para la

    exisencia del individuo es inherene a l, segn Egen-er Nold: la casa forma el ncleo del espacio exisen-cial; odas las dems acividades [del ser humano] es-n enfocadas en l.4Por lo ano, la procuracin delespacio exisencial es casi siempre, en la mayora delos casos, una area de auo-consruccin.

    4 Apud Paul Oliver, Encyclopedia o Vernacular Archiecure o he

    World.Cambridge, Cambridge Universiy Press, 1998, p. 35

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    1.0Captulo

    Consideraciones tericas

    El rabajo de erigir con las propias manos un espa-cio habiable es, sin duda, una necesidad de los gruposhumanos con escasos recursos econmicos, o bien de

    las zonas rurales. Enias y culuras ribales o socieda-des preindusriales son ambin auo-consrucoras,area ambin de los habianes de asenamienos pre-carios en las propias reas urbanas, aun en civilizacio-nes desarrolladas.

    Lo dicho aneriormene no es suficiene para con-cluir que la auo-consruccin es una consecuenciade la pobreza o de escasos recursos econmicos sola-

    mene. Exise un sinnmero de siuaciones en que laedificacin de una casa es llevada a cabo por el usua-rio moivado principalmene por el guso de parici-par direcamene en la creacin de su espacio habia-ble o bien para saisfacer necesidades podramosdecirsubjeivas, ales como crear algo diferene ynico o para generar una relacin emocional con eseespacio auo-consruido.

    Un caso paricular que ejemplifica lo anerior, lo

    consiuye una familia que, proviniendo de ora lo-calidad, enconr en Ciudad Jurez, Chihuahua unaarquiecura no correspondiene al medio fsico: eldesiero. Sin saisfacer su necesidad de habiacin pormedio de lo que se le ofreca comercialmene, decidiauo-consruir con maeriales ms apropiados. La uili-zacin de adobe, piedra y madera fue lo obligado, perocon una gran imaginacin ambin recurri a deshe-

    chos indusriales grauios en algunos casos y elresulado fue una casa especial en odos los senidos.Ejemplos como el anerior se dan en forma fre-

    cuene en odas pares del mundo. Base ver el progra-ma elevisivo llamado Exreme Houses (produccinesadounidense) para enconrar oras muesras.

    Autoproduccin

    Por oro lado, el rmino auoproduccin serefiere ms bien a un proceso en el cual seengloban varias eapas. Nos advieren Gar-ca y Villalobos en La arquiecura auo-

    producida lo siguiene: Para producir una viviendano basa con consruirla. ambin hace fala realizaroras acividades no menos imporanes como el dise-o, por incipiene y fragmenado que ese sea, la ges-in de permisos y licencias, el pago de derechos, la

    adquisicin de maeriales y mobiliario, la conraacinde servicios y de rabajadores complemenarios.5Lareferencia anerior se planea en un ensayo alusivo a laproduccin de viviendas en barrios urbanos, ya sea deipo precario o ms definiivo, pero dominanemen-e en zonas urbanas. En dicho arculo se dice que laindusrializacin y la urbanizacin como fenmenosconjunos, acelerados a parir de los aos cuarena

    del siglo XX en Mxico, han generado una complejaconradiccin. Por una pare, los pobladores urba-nos quedan inmersos en una creciene divisin delrabajo que propicia su especializacin en diferenesacividades y que requiere su dedicacin coidianay permanene. Por ora pare, el poblador mayoriariode las ciudades carece de recursos para ener acceso almercado formal de vivienda y, de alguna manera,iene que producir su morada.6

    Ahora bien, al esar inmerso en la ciudad, el habi-ane se iene que someer a regulaciones y normas, loque lo obliga a cumplir con una mayor canidad de pa-sos en la consecucin de su vivienda. Por eso se puedeconsiderar como un proceso largo y compleo, abar-

    5 Julio Garca Coll y Carlos H. Villalobos, La arquiecura auopro-ducida en Fernando Gonzlez Corazar (coord. y prl.).La arquiecuramexicana del siglo xx. Mxico, Conacula, 1994, p. 235.

    6 Ibid., p. 236.

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    1.0Captulo

    Consideraciones tericas

    cando desde la obencin del predio hasa la insercindenro de un sisema de impuesos prediales. al siua-cin provoca que la produccin del hogar se realice en

    eapas: El cuaro redondo con el que se inicia debealbergar odas las funciones de la familia. Conformese ienen iempo y recursos, se van sumando espaciosal ncleo original que al final ser la esancia-comedoro slo la esancia. Las varillas de la esperanza asomanpor muchos aos hacia arriba y a los lados, blocks yabiques se van apilando en el echo del primer nivelcomo expresin del anhelo del ya mero. El diseo, si

    puede llamarse al, se va realizando conforme se avan-za [la consruccin].7

    Como podemos darnos cuena, el rmino auo-producidano es suficiene para nominar a la arquiec-ura verncula por no alcanzarla o conenerla en suoalidad, pueso que el proceso an amplio que jusi-fica llamarla de al modo se aplica a obras ms bien ur-banas, las cuales, debido a la complejidad burocricaen que nos envuelve la vida denro de la ciudad, por

    pequea que sa sea, se vuelven difciles de adquirireniendo que consruirse con inerrupciones.

    ampoco se puede concluir con lo recin expues-o que la arquiecura verncula realizada en el campono implica un proceso compleo, slo que en ese li-mo caso la adquisicin de un echo es condicionadaa deerminanes predominanemene cnicas y ma-eriales anes que a oros.

    7 Ibid.,p. 240.

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    La H iITb D dBa aiLa

    2.0Captulo

    2.1El concepto

    Habiabilidad: cualidad de habiable.Habiable: que se puede habiar.Habiar: vivir, morar.

    P

    odemos enender la habiabilidad comoun componene que incluye ano condi-cionanes maeriales como circunsanciasmeafsicas, unidad que deben poseer los

    espacios donde mora el hombre para, de al forma,permiir a su subsisencia diaria, un vivir digno. Obien, como lo menciona Saldarriaga: Habiabilidades un conjuno de condiciones, fsicas y no fsicas, quepermien la permanencia humana en un lugar, su su-pervivencia y, en un grado u oro, la graificacin dela exisencia.8

    8 Albero Saldarriaga Roa, Habiabilidad. Bogo, Escala, 1981

    Al hacer referencia a las condiciones fsicas, conhabiabilidad queremos significar el erriorio y suransformacin, el espacio y su ordenamieno, loque conocemos como ambiene y odo lo que im-plica: la ransformacin del enorno, las esrucurasfsicas y finalmene la edificacin de una en-idad espacial que aloja las funciones humanas: lasransformaciones arquiecnicas.

    Sin embargo, como ransformacin, la arquiec-ura no saisface solamene una necesidad humanaen paricular. La necesidad de espacio habiable esun compueso de necesidades bsicas y complemen-

    arias, cuya saisfaccin exige un lugar especficopara llevarse a cabo.9 Y en esas necesidades com-plemenarias del serhumano se incluyen las del serpsicolgico, el sersocial y el sercreaivo.

    (2 ed.)., p. 57 [Arquiecura: Habiabilidad].

    9 Ibid., p. 30.

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    Captulo

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    2.0

    2.2El habitar

    La vida empieza bien. Empieza encerrada, proegi-da. oda ibia en el regazo de una casa.

    Gasn Bachelard

    Al mencionar las condiciones no fsicasque componen la habiabilidad y el ha-biar mismo, enramos en el erreno de

    lo espiriual, de lo psicolgico (la emoi-vidad que es inseparable al ser humano), de lo social(el hombre es un produco culural) y de la filosofacomo herramiena de explicacin del ser.

    Respeco a eso limo, la complejidad del rmi-no habiar, desde la perspeciva filosfica, nos rasla-da ms all de las esrucuras fsicas que conforman elpanorama arquiecnico acadmicopor llamarlede algn modoy nos recuerda el modo vernculo,el modo inemporal de consruir de ChrisopherAlexander con la cualidad sin nombre que slo selogra al realizar edificios vivos:10 Las esrucurasms sofisicadas en rminos ecnolgicos, se conra-ponen a las primiivas o arcaicas; no obsane, en lassegundas se resuelve con ms profundidad la formade vivir. Se raa de la aplicacin de parones propios,inspirados en la coidianeidad misma.11Y es que no

    slo en la arquiecura verncula se logran cualidadesmeafsicas, sino que en la mayor pare del conjunode edificaciones profesionales, especficamene lavivienda ordenada a ravs de un diseo racional enbsqueda de una preendida funcionalidad, pero so-

    10 Chrisopher Alexander,El modo inemporal de consruir. Barcelo-na, Gusavo Gili, 1979.

    11 Javier Senosiain Aguilar,Bio arquiecura.En busca de un espacio.

    Mxico, Limusa, 1998, p. 83.

    bre odo por el universalismo impueso por las en-dencias globalizanes acuales, se cae con frecuenciaen producos arquiecnicos fros y carenes de la

    calidad necesaria para el vivir digno o por lo menosdecoroso.

    No. 1.Casas uniformes e impersonales.

    En oros casos de la arquiecura profesional el de-erminane nmero uno es la economa, el cual, com-binado con el facor polico, provoca la consruccinen serie de grandes conjunos de cajias de zapaosuniformes e impersonales, cada vez de menor ama-o, que resuelven a medias la adquisicin de un echo.Viviendas que quedan muy lejos de ser un espacio ha-biable casi siempre por la imposicin de diseos ge-

    nerados en los cenros de poder polico (insiucio-nes de vivienda a nivel nacional), sin considerar en larealizacin de ales proyecos la adapacin al mediofsico y mucho menos los requerimienos paricularesde los usuarios.

    En conraposicin, las obras vernculas consrui-das esn de algn modo mucho ms relacionadascon esa habiabilidad meafsica, ya que se puedenconsiderar como una solucin de necesidades prima-

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    2.0Captulo

    rias, como la proeccin y el cobijo como primerarespuesa, pero con un apego a la ierra, al lugar, alo heredado o ransmiido por los ancesros, que le va

    aadiendo el calificaivo de enraable a la casa. As,se logran de manera naural espacios con mayor sig-nificado, al menos para el habiane. Poniaowska loexpone de la siguiene manera: La casa la han hechocon sus manos y con los maeriales que da la ierra,as como la hicieron sus abuelos y los abuelos de susabuelos, siguiendo una ya larga radicin. Nada sedeja al azar, nada se hace a lo loco, odo iene un sen-ido, una finalidad, una razn de ser.12

    En su ineresane ensayoLa Arquiecura de la me-moria. Espacio e idenidad, Adolfo Vsquez Rocca ciaal famoso filsofo Heidegger para hacer referencia ala significacin subjeiva que la casa iene para la exis-encia del individuo:

    Heidegger alude, a ravs de la imagen de la casa,al senido espiriual del hogar como espacio en el

    que se produce la unidad espiriual de los seres hu-manos con las cosas. Es as como Heidegger realizauna lrica descripcin de su hogar ideal, una granjaen la Selva Negra: Lo que ordena aqu la casa es la auosuficienciaque permie al cielo y la ierra, a los dioses y a losmorales formar una nica unidad con las cosas. Eseso lo que sia la granja mirando al sur, en la ladera

    de la monaa proegida por los vienos, enre losprados cercanos al mananial, y la doa de un ejadocon ancho voladizo de guijarros, cuya caracersicapendiene no slo aguana el peso de la nieve, sinoque desciende hasa abajo para resguardar las habi-aciones de las ormenas durane las largas nochesinvernales. No olvida exalar en un rincn, ders

    12 Elena Poniaowska y Mariana Yampolsky, La casa en la ierra.

    Mxico, INI-FONAPAS, p. 8.

    de la mesa comuniaria, y halla siio en la habiacinpara el sagrado lugar del paro y para el rbol de losmueros pues as le llaman al aad, y de ese

    modo deermina, para las disinas generacionesque conviven bajo el mismo echo, el carcer de suviaje a ravs del iempo. La habiabilidad aresana,surgida ella misma de la morada, que an empleasus herramienas y sus esrucuras como si fuerancosas, edifica la casa de labor13

    Asimismo, cabe hacer alusin al esudio filos-

    fico que hace Gasn Bachelard en referencia al ha-biar desde la perspeciva de la poesa en La poicadel espacio: odo espacio realmene habiado llevacomo esencia la nocin de casa el ser amparadosensibiliza los lmies de su albergue. Vive la casa ensu realidad y en su virualidad, con el pensamieno ylos sueos.14Nos habla del concepo de hogar, con-cepo creciene en el yo a medida que se van viviendolos espacios. Al quedar marcados con nuesras expe-

    riencias coidianas esos rincones que nos albergaronprimeramene, se reviere el enorme significado queienen para nuesro ser, el cual regresar una y ora veza sus queridos espacios, a su casa, a ravs de sueosy ensueos. En la casa se unen la remembranza y laimaginacin.

    Es a parir de enonces, segn Bachelard, que losespacios vividos se convieren en una evocacin cons-

    ane de nuesros recuerdos: Por los sueos las diver-sas moradas de nuesra vida guardan los esoros delos das aniguos.15A ravs de los sueos, los lugaresque habiamos impregnan y conservan los esoros del

    13 Adolfo Vsquez Rocca, La arquiecura de la memoria. Espacio eidenidad. A Pare Rei. Revisa de filosofa. www.serbal.pntic.mec.es,consulada el 25 de noviembre de 2005.

    14 Gasn Bachelard,La poica del espacio. Mxico, FCE, 2002, p. 35.

    15 Ibid., p. 35.

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    Captulo

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    2.0

    pasado. As pues, la casa represena una de las princi-pales formas de inegracin de los pensamienos, losrecuerdos y los sueos de la humanidad. Concluye

    Bachelard:

    En esas condiciones, si nos pregunaran cul es elbeneficio ms precioso de la casa, diramos: la casaalberga el ensueo, la casa proege al soador, lacasa nos permie soar en paz Sin ella, el hombresera un ser disperso [La casa] lo sosiene a ravsde las ormenas del cielo y de las ormenas de lavida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del serhumano.16

    2.3La permanencia

    La endencia [acual] a la ransioriedad se mani-fiesa incluso en la arquiecura, precisamene esa pare

    del medio sico que, anao, conribuy como ningunaora al senido de permanencia del hombre.Alvin offler

    E

    l ser humano conemporneo, especial-mene el que habia en zonas urbanas,padece ya el shock del fuuro que plan-ea Alvin offler en su ineresane libro El

    shock del uuro: La angusia, la neurosis coleciva, la

    irracionalidad y la desenfrenada violencia, ya mani-fiesas en la vida conempornea,17 son algunos delos efecos provocados por la rapidez del cambio quenos oca vivir en esos iempos. As, la esrepiosacorriene del cambio, una corriene hoy an podero-sa que derriba insiuciones, rasorna nuesros va-

    16 Idem, p. 36.

    17 Barcelona, Plaza & Janes, 1972, p.20.

    lores y arranca nuesras races,18 nos hace revalorarcon mayor fuerza la imporancia de darle al hogar, anuesra casa, el lugar preponderane que le corres-

    ponde como refugio de odos esos males ineviablesya mencionados y que quedan fuera de nuesro con-rol. En un mundo duro, hambrieno y peligroso, elhogar, aunque no sea ms que una choza, llega a serconsiderado como el limo refugio, arraigado enla ierra, ransmiido de generacin en generacin;como un lazo del hombre con la Nauraleza y con elpasado.19

    Ahora, ms que nunca, ansiamos volver la mira-da hacia nuesro espacio original (de origen) parareenconrarnos y cuesionar quines somos, puesnuesro ecnificado hombre del siglo veine ieneuna gran nosalgia, dice Senosiain20 y yo me pre-guno: nosalgia de qu?

    Posiblemene, de una forma de vida ms naural,ms cclica. En conra del sese y rese que nos haimpueso la ala indusrializacin de los objeos. Por-

    que el ser humano necesia asirse a algo ms perdura-ble, que no se deseche y que se conviera en el referen-e de su propia hisoria. Porque para el ser humano esfundamenal arraigarse a los recuerdos y ubicarse me-jor en el iempo presene. Como dice Vsquez Rocca,recordando las casas y las habiaciones aprendemosa mirar denro de nosoros mismos.21

    Esa referencia a nuesra propia hisoria es il am-

    bin para las necesidades sociales de un ser, puesoque le permien consruir un senido de perenenciaa un deerminado conexo social: la confusin yla inceridumbre originadas por la ransioriedad, lanovedad y la diversidad, pueden explicar la profunda

    18 Ibid., p. 7.19 Ibid., p. 117.20 Senosiain, op. ci., p. 9.

    21 Vsquez Rocca, op. ci., p. 4.

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    2.0Captulo

    apaa que desocializa a millones de seres humanos,viejos y jvenes.22

    En ese conexo social, una plusvala de la perma-

    nencia ser paradjicamene la movilidad, yaque en la medida que engamos firmes los pies sobreel iempo y el lugar al que perenecemos, podremosir ms lejos sin riesgo de perder nuesras races. Si-guiendo a Vsquez Rocca, ambin la casa es el lu-gar del goce y del acopio de recuerdos, que forjanuna idenidad y permien reconocerse en una radicalinimidad.23Adonde vayamos podremos esar segu-ros de llevar la verdadera esencia de nuesro ser, acep-ando de lo nuevo o lo ajeno aquello que sea posiivoy nos sirva para avanzar sin menoscabo de lo propio.Concluye Rocca: Las imgenes de la casa esn ennosoros porque nosoros esamos en ellas.24

    2.4La habitabilidad

    como elemento de anlisis

    Conviene recordar que la valoracin y elanlisis que hacen ano el esudiosocomo el crico de la arquiecura, con-ienen una eora de la arquiecura, unafilosofa de lo que es o debe ser arquiecura, de lo queen ella iene senido o le fala, eora que es el enuncia-

    do de una ideologa en la cual se endrn que esable-cer nuevos crierios de valor.

    En una nueva aciud frene a la area de analizarcon seriedad una arquiecura incluyene de odo ipode obras, a la habiabilidad le correspondera ser el

    22 offler, op. ci., p. 451.23 Vsquez Rocca, op. ci., p. 4.

    24 Idem.

    parmero con el que se conseguira valorar no slolas obras de profesionales, sino ambin el conjunode obras domsicas, populares, naivas, ecera que

    conforman el parimonio arquiecnico vernculoen la mayor pare del mundo.Por lo ano, la nueva perspeciva que se ome en

    invesigaciones hisoriogrficas y esudios ericosano de lo urbano como de lo arquiecnico, seaprofesional o vernculo; debe empezar, pues, pordejar ars el heredado concepo acerca de lo arqui-ecnico. Concepo para el cual es la forma, el esilo,la belleza, calidad esica y, en suma, su arisicidad,lo que consiuye su ser mismo, para poner en su lugara la habiabilidad, cuya mayor ampliud permie darcuena oal de las obras consruidas y no nicamenede un puado de ellas.25

    Desde ese planeamieno, es necesario enoncesreflexionar que odo lugar habiable, socialmeneconsruido, iene una dimensin urbano-arquiec-nica direcamene correspondiene a la habiabilidad

    lograda, segn nos comena Vargas y Salguero.26O seaque incluso los albergues ms sencillos son arquiec-ura en la medida que ellos brinden mayor o menorhabiabilidad.

    25 Vargas y Salguero, op. ci., p.160.

    26 Idem.

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    DeN GInM E RiCco ni NA A

    Ahora bien, cul fue la imporancia de la obra deRudofsky? Ciando a Marina Waisman, quiz podre-mos enenderlo:

    el papel del crico [de la arquiecura], como loseala Reyner Banham hacia 1968, [puede ser] elde observar la realidad, descubrir en ella hechos ar-quiecnicos ineresanes y llamar la aencin delespecador sobre ellos, suspendiendo momen-neamene el juicio, hasa ano sea posible consruirnuevos parmeros capaces de develar la esrucurasignificaiva de los nuevos fenmenos. al es el casodel are pop o de la arquiecura verncula, el pri-

    mero de ellos descubiero por el grupo de cricosencabezados por Banham, el segundo consagradocomo de alo iners por Bernard Rudofsky en suexposicin y poserior libro, apoyados por el Mu-seo de Are Moderno de Nueva York. Se llam, enefeco, la aencin sobre esos fenmenos exalandovalores ignorados o desdeados hasa enonces.27

    27 Waisman, op. ci., p. 30.

    3.0Captulo

    3.1Diversos tipos

    de arquitectura verncula

    De noviembre de 1964 a febrero de 1965,fue exhibida en la ciudad de Nueva York,una exposicin sin precedenes. Se le dioel nombre deArquiecura sin arquiecos(Archiecure wihou Archiecs). Su auor, el arqui-eco Bernard Rudofsky a ravs de financiamien-os de mucha imporancia de las fundaciones Ford y

    Guggenheim, invesig una serie de edificacioneshasa ese enonces consideradas no arquiecura en elsenido formal de la disciplina, a las cuales l llamla arquiecura sin pedigr: la arquiecura sin arqui-ecos. Desde esa fecha, la frase que le dio ulo a laexposicin, y poseriormene a una publicacin, sonlas palabras ms ciadas para definir de una manerasineizada a la arquiecura verncula.

    A V lAR RuiT T

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    Captulo

    Denominacin genrica

    3.0

    He ah la respuesa a la anerior preguna: re-salar valores desconocidos o despreciados hasaenonces fue la aporacin ms imporane del pro-

    yeco de Rudofsky, sobre odo porque, desposedode un juicio y principalmene de un prejuicio, nospermii conocer un conjuno de edificaciones re-paridas por odo el mundo, que represenan orascreaciones fuera de Occidene y que no perenecena unas cuanas culuras selecas. Y como l mismodice en el prefacio: [El libro]Arquiecura sin arqui-ecosinena echar abajo nuesros esrechos concep-os del are de consruir, inroduciendo el mundodesconocido de una arquiecura sin pedigr, paraagregar ms adelane: desaforunadamene, nuesravisin del panorama oal de la arquiecura anni-ma es disorsionada por la escasez de documenos,visuales o de oro ipo.28

    Un valor agregado que adquiere la obra de Ru-dofsky es que nos presena la arquiecura annimacomo ambin le llama clasificada en caego-

    ras. Nos presena ejemplos diversos con ciera i-pificacin. Sin llegar a un anlisis formal, esilsico,esico o de oro ipo, nos permie ver desde la pers-peciva del uso o la funcin espacial, la diversidadimaginaiva que caraceriza a las culuras de nuesromundo. A ravs de un ordenamieno ms que unaclasificacin, nos lleva, por medio del gnero arqui-ecnico, a una mayor comprensin de lo que es laarquiecura verncula.

    Se encuenran as en su libro habiaciones roglo-dicas, espacios habiables acondicionados en objeosnaurales (la nauraleza como arquiecura), arquiec-ura por susraccin, pueblos condicionados por elsiio geogrfico, pueblos en colinas, habiaciones en

    28 Bernard Rudofsky, Archiecure wihou Archiecs. A Shor Inro-ducion o Non-Pedigreed Archiecure.New York, Te Museum of ModernAr/Connecicu Priners, 1965, s /p.

    precipicios (cliff dwellings), la arquiecura acuica,las habiaciones nomdicas, las formas primigenias,mimeismo arquiecnico, arquiecura forificada,

    el uso de arcadas, calles cubieras y semicubieras, laconsruccin en logia, los graneros comunales y losfamiliares, palomares, molinos de agua o de vieno,arquiecura en piloes (palafios), la arquiecura ce-lesial (observaorios asronmicos), la arquiecurasimblica, las esrucuras vegeales, la madera en laarquiecura verncula, las consrucciones mviles,las cubieras vegeales y finalmene la arquiecuraabovedada. Un abanico amplio de prooipos arqui-ecnicos reparidos por varios lugares del mal llama-do ercer mundo.

    Habitaciones troglodticas

    El roglodiismo no necesariamene implica un bajonivel culural. La imagen del hombre caverncola arras-

    rando de los cabellos a su compaera, es un clich decaricaurisas, delaando nosalgia por iempos pasados.Bernard Rudofsky

    L

    as habiaciones roglodicas son espaciosdenro de cavernas o bajo ierra que se hanuilizado a ravs del iempo por diversosseres humanos. Al hombre le son menes-

    er refugios cubieros y la nauraleza le brind desdesiempre generosas cavernas. Poseriormene l mis-mo fue enconrando en ese hbia una serie de ven-ajas que comprob al generar por s mismo espaciosbajo ierra.

    Ya sea uilizando cobijos naurales o propicindo-los por medio de la susraccin de maerial ierrao piedra el ser humano aprendi que el habiar de

    eresa de Jess Esrada Lozano

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    29Denominacin genrica

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    No. 2. Aniqusimoscliff dwellingsen el suroesede Esados Unidos.

    manera suberrnea es una venaja conra el medioclimico adverso, ya que las moradas roglodias con-servan una emperaura consane gracias a la masa

    rmica que se forma con la ierra envolvene.La experiencia de vivir bajo ierra o denro de ella

    se ha dado y se sigue dando en no pocas culuras. Nosdice al respeco Loubes: Ese ipo de arquiecura,a menudo desconocido, conina siendo muy rico,vivo, y su zona de desarrollo se encuenra en odaslaiudes, en odos los climas y en cualquier ipo deerreno. 29

    Los variados ipos de edificaciones roglodiasabarcan un primer caso, como la modificacin de em-plazamienos y configuraciones naurales: adapacinde cavernas, abrigos bajo la roca o enre ellas, vivien-das adosadas a una muralla naural. Como un segun-do ejemplo ipolgico enconramos las arquiecuraspor susraccin: excavacin de promonorios rocosos,

    29 J. P. Loubes,Arquiecura Suberrnea. Aproximacin a un hbianaural. Barcelona, Gusavo Gili, 1985, p. 7.

    No. 3. Habiaciones roglodicas en Valle de Goreme.

    excavaciones del subsuelo en forma verical y la exca-vacin de farallones o paredes vericales, adems decombinaciones enre esos res ipos. Un ercer grupo

    de muesras edificaorias suberrneas lo conformanlas arquiecuras bajo erraplenes: no se hace excava-cin, se logra el enerramieno de la obra edificadaacumulando sobre ella maerial de los alrededores,ierra especficamene.

    Como una derivacin del esudio de la viviendaroglodica se ha llegado al anlisis del urbanismoroglodico por algunos invesigadores del ema.

    Por ejemplo, J. P. Loubes en su libro ArquiecuraSuberrnea nos ensea ipificaciones conformandopueblos eneros segn el modo que se agrupan lasconsrucciones bajo ierra. Menciona los pueblosen acanilados (cliff-dwellings) de varias pares delmundo, sea en disposiciones lineales o formando se-micrculos. Oro modelo de asenamieno lo consi-uyen los pueblos excavados, eneramene enlazadospor caminos suberrneos o de manera superficial.

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    No. 4 y 5.Habia-ciones roglodicas y su

    core esquemico.

    De las caracerizaciones ciadas enemos casosaniqusimos en varias pares del mundo: en nez,varias zonas de Espaa y Porugal, amplias regionesde Francia, variados siios en urqua, gran pare delnore de China, en el suroese de Esados Unidos, enel nore de Mxico y en la India, aunque cabe aclarar

    que no odos esos ejemplos han sido esudiados sis-emicamene.Algunas de esas arquiecuras suberrneas han

    sido moivo de esudio al menos desde punos de vis-a de su morfologa y se han dado a conocer fuera desus enornos sorprendindonos por su singularidad.

    Enre las ms conocidas se encuenran las forma-ciones de origen volcnico en el Valle de Goreme enlas regiones de Anaolia y Capadocia (al nore de ur-qua) erosionadas por el vieno y la lluvia. Aprovecha-das por una comunidad de monjes en el siglo VII d.C.,generaron sus moradas susrayendo la oba volcnicapara formar viviendas hasa de res niveles.

    Oros ejemplos llamaivos y exraordinarios sonlas villas y pueblos eneros excavados en el limo quecompone el suelo de las provincias de Kansu, Hon-nan, Shansi y Shensi en el nore de China.

    No. 6.Exerior de casa suberrnea en China.

    Esos suelos conformados por el limo ranspora-do y deposiado por el vieno son sumamene blandosy fciles de excavar, lo que permie que cerca de diezmillones de personas vivan en edificaciones hundi-das. Dice Rudofsky: No slo habiaciones, ambinfbricas, escuelas, hoeles y oficinas de gobierno son

    consruidas compleamene bajo suelo.30

    ambin se puede incluir en ese gnero arquiec-nico la formidable muesra del conjuno urbano deI Sassi di Maera en el sur de Ialia. Las habiacionesformadas por susraccin son el ms compleo y me-jor conservado ejemplo de ese ipo de habiacinroglodia en la regin conocida como Apulia.

    La nauraleza provey a esa localidad con unafranja de blanda oba (ufa local), la cual es fcilmeneexcavada para formar los espacios habiables que hansido usados desde iempos prehisricos. En la acua-lidad el siio es Parimonio de la Humanidad, declara-cin que la UNESCO hizo en 1993.31

    Como vemos, con una amplia ipologa, la arqui-ecura roglodica se ha hecho presene desde el ori-

    30 Rudofsky, op. ci.31 www.worldheritagesite.orgconsulada el 23 de abril de 2006.

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    gen del hombre. En la acualidad se ha reomado suuso; al hacer conciencia el arquieco (con endenciabioclimica en sus diseos) de oras posibilidades

    funcionales que presena la arquiecura suberrnea,le ha dado una nueva facea a esa anigua forma dehabiar. Hoy en da las consrucciones suberrneasson ejemplo de una edificacin bien solucionada quepresena una serie de venajas:

    Superior conrol climico: se crean las condicio-nes para un clima inerior uniforme y coninuo.

    Mayor rea para desarrollar el proyeco arquiec-nico: los meros cuadrados consruidos no van en me-

    noscabo de los meros cuadrados de espacio verde.Ineresane inegracin de los espacios arquiec-

    nicos al paisaje circundane: la arquiecura roglo-dica impaca menos su enorno al haber una coni-nuidad opogrfica enfaizada slo por las aberuras,asimismo pasa casi desapercibida por las razones ob-vias de su enerramieno, ecera.

    odo lo cual nos remona a soluciones pracicadas

    ya desde un largo periodo por los consrucores an-nimos an mencionados.

    No. 7y 8.El frene e ineriorde una casa suberrnea en China.

    No. 9 y 10.I Sassi di Maera,en el sur de Ialia.

    Un ejemplo ineresane de la arquiecura sube-rrnea acual es la obra del arquieco mexicano JavierSenosiain. Incursionando en el campo del diseo con

    la endencia del hbia orgnico, sus propuesas abar-can proyecos de casas enerradas y semienerradas,incluyendo soluciones especficas para lograr un am-biene armonioso. Para conseguirlo, sus proyecos re-curren a formas inspiradas en el caracol, la concha, elvienre maerno, los refugios de animales, enre oras:las formas naurales por excelencia.

    No. 11.Visa exerior de casa suberrnea de Senosiain.

    No. 12.Visa inerior de casa suberrnea de Senosiain.

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    eRuAqi Ec

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    3.0

    No. 13.Izq. Oravisa del inerior

    de casa suberrnea

    de Senosiain.

    Arquitectura acutica

    En el lago iikaka, en medio de la oora, vivenlos Uros, un pueblo que bsicamene es pescador y

    cazador de aves, uiliza la oora para consruir islas

    floanes y sobre ellas edifica sus viviendas 32

    Son variadas y no siempre enendidas las razo-nes que provocan al hombre a omar comoreo el medio fsico para consruir su hbia.En ocasiones, la cosmogona de un pueblole impone con gran fuerza aferrarse a cosumbres ycreencias, ransmiindolas a su vez a sus descendien-

    es, lo cual provoca la duracin de su esancia en deer-minados siios a pesar de las dificulades para vencerales ambienes. Enornos an adversos que en ocasio-nes pareciera imposible dominar, disinos conexossimplemene ajenos a las caracersicas biolgicas delser humano, al es el caso de los medios acuicos. Laproximidad a esos cuerpos de agua: ros, lagos,

    32 www.pelt.org/uros.htm,consulada el 8 de mayo de 2006.

    No. 14. Las impresionanes ierras pananosasy las consrucciones sobre ellas.

    zonas pananosas o el mar mismo, y la necesidad deocuparlos por diversas razonesfala de ierra firme,sobrepoblacin, la necesidad de proeccin o comoya decamos ideas religiosas han generado que elhombre edifique sobre el agua. Soluciones consruc-ivas ineresanes y diversos remedios son respuesaa las condicionanes hdricas, por lo que se le conocecomo arquiecura acuica o viviendas floanes.

    Un ejemplo de esas edificaciones acuicas son lospueblos rabes de las zonas pananosas del sur de Irak(marsh dwellers). En la confluencia de los legendariosros igris y ufraes en su camino al Golfo Prsico,se encuenran numerosos conglomerados de asena-mienos humanos que resuelven su arquiecura con-formando isloes a base de zacaes especficos del si-io, lodo y eseras ejidas de la misma vegeacin, para

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    3.0Captulo

    No. 15.

    El inerior de unagueshouse.

    poseriormene asenar en ellos la casa consruida conlos mismos alos zacaes o juncos lugareos (reeds).

    Sus soluciones cnicas, que perduran hasa nues-ros das, son an ancesrales como la regin misma:la Mesopoamia, cuna de las primeras civilizaciones.

    Los marsh dwellersque se nombran a s mismosMadan seleccionan alguna pare del panano ysobre un rozo de ierra lodosa forman capas de es-eras ejidas, carrizos y ms lodo para asenar sobreese isloe arificial la vivienda. Cada ao deben agre-gar ms capas a la base de la plaaforma para eviar lasinundaciones. En la misma plaaforma se resguardanambin los animales de cra, especialmene el llama-do bfalo de agua.

    Las islas forman conglomerados de hasa 150casas de varias dimensiones, predominando el ama-o grande. Esos grupos de viviendas conforman unavilla, en la cual siempre se consruye una gueshouseo cenro de reunin comunal para uso exclusivo delgnero masculino.33

    33 Gavin Young, Waer Dwellers in a Deser World. Naional Geo-graphic(abril, 1976). Nm. 4, pp. 502-524.

    No. 16. Las columnas arqueadas de un mudhif .

    Lasgueshouses(mudhis)donde se renen loshombres a omar caf odas las maanas y a inercam-biar noicias son una ineresane obra en la que serepie la radicional cnica consruciva con la quese erigen las casas.

    Se forman haces de juncos de reedque alcanza hasa

    6 meros de alura. Poseriormene esas columnas ve-geales se van hincando paralelas enre s a profundidaden el suelo, para despus arquearlas en forma parabli-ca andose unos haces con oros. Las paredes y echosson cubieros de eseras ejidas con los mismos carrizosparidos a lo largo. Las eseras en algunos casos esnejidas con enramados abieros para formar celosas.34

    Curiosamene, dichas cnicas presenan gran si-miliud con ora culura acuica en el lado opuesodel globo errqueo: los Uros, habianes del Lagoiikaka en el Per. La vegeacin semejane llamadaoora en esa regin es un ipo de carrizo o junco, ui-lizado en forma afn con lo que hacen los rabes de lospananos, ano en las viviendas floanes como en lafabricacin de canoas.

    34 L. Fishbein Seymour, Splendors of he Pas. Naional Geogra-phic, 1981, pp. 54 y 55.

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    No. 19. Barcazasconveridas en viviendas en

    Shanghai.No. 20. Habiaciones

    floanes adyacenes a lazona urbana.

    nas, provocando el consabido problema de conami-nacin al cuerpo acuico.

    Caso conrario es el modelo de las casas floanesde mserdam. El requerimieno de suelo urbano esambin el facor deerminane que las genera, la di-ferencia es que el recurso econmico exise en mayorabundancia. Eso ofreci ineresanes respuesas desolucin para ocupar los canales que abundan en laciudad. As lo describe Susana Palacio:

    mserdam cuena con 2,400 casas barco, 750 delas cuales se encuenran en el cenro. La mayora deellas esn agrupadas en canales como elBrouwers-gracho elPrincesgrachLa idea de uilizar barcoscomo lugar de residencia surgi despus de la Segun-da Guerra Mundial, debido a la escasez de viviendamuchos holandeses vieron en esos barcos desara-lados una forma rpida y baraa de conseguir domi-cilio. Acualmene ese ipo de vivienda se encuenra

    lejos del esado primiivo que caracerizaba las pri-meras casas barco. En ese momeno se consideraque ya hay suficienes viviendas floanes en el cenrode la ciudad y ya no se conceden permisos para ara-car las mismas en las orillas de los canales.36

    La adapacin de ales viviendas floanes se haconverido en un paradigma para la arquiecura for-mal. Llamadas all arcas, se han someido incluso a

    concursos de diseo como el proyeco que presenel esudio de arquiecura Baneke, van der Hoeven ar-chiecen, en la Bienal Miami+Beach 2005 y que ganla medalla de plaa con un arca diseada para unafamilia con dos nios.

    El proyeco de 240 meros cuadrados consa dedos planas, fusiona los espacios comunes de una casaen 23 meros de largo y 6 de ancho. Comedor, cocina,

    sala, esudio y enrada, sobre el nivel del agua y bajoella, cuaro dormiorios, dos baos, dos wcs, sala dejuegos y bodega.

    Volviendo a la mencin de edificaciones verncu-las, oro caso de arquiecura acuica, y un esplndi-do ejemplo de radiciones o cosumbres, se presena

    36 Susana Palacio, Si No lo viera, en htp://crnicas-urbanas.blogspo.com/2006/01/si-noe-lo-viera.hml

    No. 21 Casas floanes de mserdam.

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    No. 22. Casas floanes del Lago Dal de Srinagar.

    en Kashmir (India), en el Lago Dal de Srinagar: con suinrincada red de canales, jardines de nenfares y floresde loo, islas-hueros, granjas acuicas, palafios, unaaunica ciudad floane, una Venecia de Oriene.37

    All, no slo se hace uso de viviendas sobre el agua,sino ambin se realizan odo ipo de acividades en

    consrucciones floanes. Las shikarasson pequeas em-barcaciones en donde se movilizan los comercianes ysus mercaderas, el equivalene a la gndola veneciana.

    No. 23. Izq. Shikaras mulicolores.

    No. 24. Der. Al fondo casas floanes.

    37 Marian Ocaa, La ciudad floane Crnicas sobre Cachemira.2000, en www.ruta-imperios.com/espana/Cronicas/cro51.htm, con-sulada el 15 de mayo de 2006.

    A ese microcosmos floane no le fala un dealle:desde vendedores de ropa a domicilio, barquerosque no paran de remar voceando que ienen hela-

    dos, una inslia shikaracon un fuego en su ineriorporque (sic) ofrece maces y pinchios a la brasarecin hechos, barcazas de doble cuerpo con odoipo de comesibles y bebidas. [] El lago es re-pleo de las clebres casas floanes que son las quefinalmene han glorificado al lago.38

    Eso como resulado de la prohibicin hecha por elmaharaj en iempos del Imperio Brinico que no per-

    mii a los ingleses adquirir o consruir viviendas en Sri-nagar. Como respuesa, los brinicos fueron aracandobarcos fleados expresamene para ese fin y convirin-dolos en casas floanes. Muchos de esos inmuebles er-minaron converidos en hoeles de lujo, aunque decaye-ron juno con el urismo en la lima dcada, debido alos sabidos problemas policos y de inseguridad por lasguerras inesinas de Cachemira (Kashmir, India).

    En la acualidad, una de esas especacularescasas floanes vicorianas que an funcionan es elGreen Paradise, ejemplo de una arquiecura acui-ca sumamene especial, que convive en el gran lagoDal, con ora arquiecura acuica aunicameneverncula.39

    No. 25 y No. 26. Green Paradise, visa

    exerior y dealle.

    38 Idem.39 Idem.

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    No. 27. Chinampa azeca.

    No quisiera cerrar los comenarios sobre la arqui-ecura acuica sin mencionar la gran culura azecaque, aunque lejana a nuesros das, conina presenea ravs de nuesra culura.

    La edificacin de la gran ciudad Mxico-enoch-iln sobre un isloe en medio del agua y la labor ar-

    dua y consane que hicieron sus habianes para irganando erreno, es ejemplo exraordinario de unaarquiecura acuica. Lo explica as Ral Flores:

    La capial de los Azecas, en la poca de la con-quisa, era una ciudad grandiosa. Para enonceshaban logrado ransformar el pananoso isloe enun fasuoso cenro ceremonial rodeado de populososbarrios o calpullis consiuidos por agrupaciones dechinampas limiadas por canales.

    La chinampa era la clave del crecimieno de laciudad. A fala de ierra culivable, las primeras ge-neraciones que vivieron en Mxico-enochilnrobaron al fondo del lago oneladas de lgamo quefueron hacinando, regularmene, en cerradas esa-cadas hundidas en el fango. Sobre cada chinampaviva una familia y un conjuno de familias formabanun calpulli.

    No. 28. Represenacin hipoica

    de Mxico enochiln.

    res grandes calzadas unan la ciudad con la ierrafirme de las oril las de la laguna; la de epeyacac alnore, la de Ixapalapa al sur, con una desviacinque iba hacia Coyoacn, y la de lacopan (acu-ba) al poniene Esas amplias calzadas esabancoradas, en inervalos espaciados, para permiir

    la circulacin de las aguas enre uno y oro lado,hacindose el rnsio por puenes de maderamovibles.40

    Ya desde iempos de la Conquisa, Hernn Cor-s relaa en sus Caras de Relacina Carlos I, Rey deEspaa, una deallada descripcin de sus impresionesal llegar a emixian, como le llama a enochiln,como se lee en su Segunda cara-Relacin fechadael 30 de ocubre de 1520:

    Esa gran ciudad de emixian es fundada enesa laguna salada, y desde la ierra firme hasa elcuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera pare quequisieren enrar a ella, hay dos leguas. iene cuaro

    40 Ral Flores G., Hisoria general del are mexicano. poca prehisp-nica. Mxico, Hermes, 1981, . I, p. 144.

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    enradas, odas de calzada hecha a mano, an anchacomo dos lanzas jineas... Son las calles de ella,... lasprincipales, muy anchas y muy derechas, y algunas

    de esas son la miad de ierra y por la ora miades agua, por la cual andan en sus canoas. 41

    Se sabe por medio del documeno elaborado por

    el conquisador, que no slo la gran ciudad de Mxico-enochiln ena la caracersica de haberse adapa-do al medio acuico. Menciona varias urbanizacionesms, realizadas con una porcin de su superficie sobreel agua. En el escrio mencionado con anerioridad,

    Cors dice en oros fragmenos:

    por la cosa de aquella gran laguna, y a una leguadel aposeno donde par vi denro [de la laguna]una ciudad pequea que podra ser hasa de milo dos mil vecinos, oda armada sobre el agua, sinhaber para ella ninguna enrada segn lo que defuera pareca y en esa ciudad, donde comimos,

    cuyo nombre al presene no me ocurre a la memo-ria enramos por una calzada an ancha porla laguna adenro y por ella fuimos a dar en unaciudad la ms hermosa, aunque pequea, que hasaenonces habamos viso, as de muy bien labradascasas y orres, como de la buena orden que en elfundameno [cimieno] haba por ser armada odasobre agua.42

    Ms adelane, en el mismo relao, segn Corsaconsejado por gene de Muezuma que lo acom-paaba, decide coninuar su recorrido hasa la ciu-dad de Izapalapa donde seores principales de esaciudad lo esperaban dndole un gran recibimieno.

    41 Hernn Cors, Caras de Relacin. Mxico, Ediores MexicanosUnidos, 3 ri., 1992, p. 85.

    42 Ibid., p. 70.

    Relaa el conquisador: endr esa ciudad de Iza-palapa doce o quince mil vecinos, la cual es en lacosa de una laguna salada, grande, la miad denro

    del agua y la ora miad en la ierra firme. De manerasimilar describe las varias ciudades asenadas alre-dedor del Lago de Mxico, por ejemplo ezcuco (laacual excoco), Misicalcingo, Niciaca y Huchilohu-chico, que esn en la cosa de ella, y muchas casasde ellas denro del agua.43

    La endencia que hubiesen podido presenar ensu desarrollo esos asenamienos se vio runcada porla conquisa espaola, como ya se sabe. Sin embargo,

    quedan como ejemplo de una arquiecura perfeca-mene adecuada a su enorno, en ese caso, acuoso.

    Arquitectura abovedada

    La bveda en la arquiecura es una rplica de labveda celesial, quiz el hombre, reconocindose pare

    nfima del universo, en el momenoque decide vivir bajo una media eserainena aprehender algo de ese infinio.

    En las consrucciones vernculas, la bveda esun elemeno caracersico de muy variadasculuras. Se presena como un sisema cons-rucivo naural que resula de radicionesrecibidas sin pregunar un porqu, acepadas con sen-

    cillez. En al acepacin no hay un razonamieno ex-plcio para su uso, es ms bien una acepacin cia,sin enrar en complejidades esicas o de ora ndolesubjeiva. Se realiza por cuesiones esrucurales y, esos, a sabiendas de sus beneficios o venajas.

    En cambio, la bveda como elemeno de la arqui-ecura acadmica se usa en muchas ocasiones por

    43 Ibid., p. 71.

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    moda, por influencia esilsica o hasa por osenacinclaro que excluyendo del ejemplo las innumerablesveces que la bveda se usa como sisema de cubierasbien pensadas y jusificadas en su uso. Sin embar-go no se consideran, en la mayora de los casos, susvenajas para cieros climas, para el aprovechamienode cieros maeriales y/o sus funciones esrucurales.Civilizaciones aniguas o culuras acuales indisin-

    amene en varias pares del mundo, uilizan y hanusado la bveda como sisema de cubrimieno de sushabiaciones vernculas o domsicas.

    En el Medio Oriene, en Irn, donde abovedar essinnimo de consruir, la ciudad de las mil y una no-ches, la maravillosa Isfahn, hace alarde de sus bve-das de barro que cubren no slo habiaciones y casasde Dios, sino incluso las esrechas calles, formandoechumbres volupuosamene ondulanes.44

    As ambin su uso se exiende a odos los pasesrabes. En Espaa, se realiza como resumen de heren-cias varias, enre oras, precisamene la musulmana.Sobre la realizacin de bvedas espaolas, paricular-mene en Exremadura, nos enconramos con el esu-dio que ha hecho Rubio Masa:

    44 Rudofsky, op. ci.

    es la bveda de ladrillo el elemeno ms purameneexremeo, ano por su ejecucin como por su di-seo el ladrillo se coloca de cano en el razado

    y su ejecucin puede ser de dos formas: bveda derosca realizada en espiral coninuo hasa el cenroo bveda por arisa levanando rincones y enrear-cos que van cerrando sucesivamene el hueco hasaagoarlo compleamene con una clave en forma decruz. ano en un ipo como en el oro, los arran-ques se macizan y se rellena el reso con ierra y calhasa conseguir un pavimeno coninuo sobre el quese aplica un esiraode cal y arena, o baldosas, para

    formar el suelo del piso alo Pero lo ms originalde la bveda exremea es que se consrua siempresin cimbra: es decir, sin una esrucura de maderaque la sosenga durane su consruccin; para ellose sirve de las moneas de los arcos de cabeza enlas paredes de la habiacin que se va a cubrir y elreso queda por enero a la pericia del albail quese auxilia an slo por unas cuerdas horizonales

    que llevan las hiladas sujeando ora a la alura delcenro de las direcrices, marcando con un sencillonudo el radio o disancia a que debe ser colocadoel ladrillo (Collanes). La bveda, as conseguida,era siempre revocada y blanqueada, al igual que losmuros.45

    Aqu cabe ciar la cnica consruciva similar quese uiliza en el cenro y sur de Mxico, en paricular

    Guanajuao, Queraro y San Juan del Ro, en don-de se consruyen bvedas de ladrillo recargado deuna manera equivalene a la descria por Rubio Masa,igualmene sin cimbra y logradas al igual slo por la-

    45 Juan Carlos Rubio Masa, Arquiecura Popular de Exremadura.Cuadernos Populares, no. 8. Mrida, Espaa, Consejera de Educacin yCulura, Direccin General de Accin Culural, 1 Ed. Nov., 1985. www.capalcala.org

    No. 29.

    Calle abovedada del

    bazar en Isfahan.

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    desreza del maesro consrucor. Llamadas localmen-e las bvedas del Bajo ienen una diferencia con lasespaolas de Exremadura, que es la manera de colo-car el ladrillo: en el caso de las bvedas mexicanas,es al revs, se pegan de cara y la pare visible enrepuenes de ladrillo es el cano. Las europeas seran b-

    vedas abicadas con ladrillos de cara y las de Mxico,bvedas recargadas con ladrillos de cano.46

    En el reso de Lainoamrica a su vez, enconra-mos que cada uno de los pases que la componen vanrefrendando el uso de la bveda. rada la manufac-ura por los conquisadores, se adapa en cada lugara los maeriales disponibles y se les imprime el ras-go paricular, aunque cabe ciar el uso del falso arcomaya y su consecuene falsa bveda, como referencia

    de algo propio de Mesoamrica. En Grecia, la b-veda de can corrido y la de medio puno son lospersonajes cenrales de los foognicos ejemplos deviviendas e iglesias vernculas de las Islas Cicladas: lasmedierrneas Mykonos, Sanorini, Phira, Ios, Paros,enre oras que conforman el archipilago.

    46 Alfonso Ramrez Ponce, www.viruvius.com, consulada el 20 demayo de 2006.

    Las bvedas en urqua, Egipo, Marruecos o lasfalsas bvedas cnicas de los bombos manchegosespaoles, equivalenes a los rullide Alberobello enel sur de Ialia, son influencia para los echos curvil-neos que como coninua reieracin vemos repeidosposeriormene en las arquiecuras orgnicas.

    Abundando acerca de los orgenes, endremos quemencionar la anigedad del arco y su consecueneelemeno consrucivo: la bveda, que iene una lar-ga hisoria de uso en la edificacin. Su invencin seremona a las primeras civilizaciones mesopomicasen donde ya se realizaban en aquel enonces a base de

    ierra cruda en bloques. A fala de piedra abundaney bosques donde proveerse de madera, los mesopo-micos invenaron el ladrillo de ierra secado al soly con ese mdulo levanaron ingeniosas bvedas decan o semiesfricas (cpulas).

    Los aniguos habianes de Mesopomia, sume-rios, elamias y persas, enre oros, hacan uso de eseelemeno consrucivo an il y especacular al mis-

    mo iempo. Como nos dice Upham Pope: La b-veda es absoluamene v ial para el desarrollo de losgrandes logros arquiecnicos de Persia. Desde iem-pos sasnidas la bveda en sus variadas formas, fuesin duda el elemeno ms imporane de la edificacinpersa su consruccin es en uso desde muy em-pranas pocas las bvedas de la enrada al [Ziguraelamia] Choga Zambil daan aproximadamene del1200 a.C..47

    Aparenemene, sobre los rminos bveda y c-pula se da una confusin semnica que bien cabraaclarar. Bveda es un nombre genrico para designaralgunos ipos de echumbre curva. Cpula es un nom-bre especfico para una bveda de media esfera. Perovolvamos a ciar a Upham Pope para una mayor expli-

    47 Arhur Upham Pope, Persian Archiecure. Londres, Oxford Uni-versiy Press, 3 ri., 1971, p. 103.

    No. 30.Izq. La bella Ia

    en Sanorini.No. 31.

    Der. Losechos curvilneos

    de los rulli.

    eresa de Jess Esrada Lozano

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    3.0Captulo

    cacin: Hay res principales ipos de bvedas, odosderivados de un solo componene elemenal: el arco.Cuando un arco es prolongado longiudinalmene, escreada una bveda de can o nel. Cuando dos b-vedas de can se inersecan enre ellas, la resulanees una bveda de arisa. Y si el arco es roado en sumismo eje para formar una bveda semiesfrica; esoes, por supueso, un domo. Eso limo, el domo, eslo que se conoce como cpula y, en una forma mscompleja, puede converirse en una bveda sobreplana cuadrada y da la posibilidad de innumerablesvariaciones.48

    Esas innumerables variaciones se han dado a lolargo de la hisoria de la arquiecura, ya sea en la aca-dmica o bien en la verncula. Vemos, de al modo,que un elemeno an aniguo como la bveda es almismo iempo una solucin arquiecnica que se haaplicado, y se sigue hacindolo, a odo ipo de cons-rucciones: emplos, palacios, ermas, mausoleos,bazares, convenos, baslicas, casas de gobierno, mo-

    naserios, enre oros de odas las escalas y odos losamaos imaginables y, por supueso a la viviendapequea y sencilla de cuaniosas culuras an desva-loradas.

    La falsa bveda

    Como se mencion aneriormene, la bve-da semiesfrica o cpula es resulane del

    arco. ano en el arco como en la bveda,las fuerzas de empuje son ransmiidas

    enre s por la forma curva de cada sillar (bloque depiedra) con que se realizan ambos elemenos. Es de-cir, que el core diagonal que iene cada dovela (sillaro ladrillo en forma de cua, apropiado para la cons-ruccin de arcos y bvedas), permie que se vayan

    48 Idem.

    ransmiiendo los empujes en cada una de ellas hasalograr el equilibrio. En snesis, el xio esrucural deun arco y, por ende, de una bveda, depende de la co-rreca ransmisin de fuerzas de carga de una dovela aora, y por supueso de la correca esereooma (arede corar piedras o maderas).

    Por oro lado, en la hisoria de la arquiecura nosenconramos que adems se han uilizado como sise-ma de cubrimieno los llamados falso arco o falsabveda, nominados igualmene arco y bveda poraproximacin o mensulados. En ales procedimien-os, los maeriales esn rabajando a compresin.

    Eso debido a que la cnica consruciva se realizapor base de aproximacin de hiladas. Dicho de oromodo, una falsa bveda se genera colocando una hi-lera (hilada) de piezas sean adobes, piedra, ladrillo,ecera en forma circular. Enseguida se consruyela segunda hilada encima de la primera, pero con undesfasamieno hacia el inerior del crculo, y as su-cesivamene se va procediendo hasa ir cerrando el

    crculo, que cada vez ser ms pequeo hasa llegaral cenro, donde se colocar finalmene el sillar llama-do clave. Como vemos, el maerial es rabajando acompresin al conrario del arco dovelado.

    Respeco a eso, cabe aclarar que ambos son sise-mas consrucivos an vlidos uno como el oro, solu-ciones disinas pero de similar efecividad. Aclaradala diferencia, de aqu en delane mencionar los sise-mas falsos sin las comillas que los disinguan.

    Esos modos esrucurales se encuenran comoopcin en las echumbres de muchas edificaciones yla hisoria de la arquiecura se ha encargado de mos-rarnos algunos de ellos de gran imporancia. Unejemplo de falsa bveda es el esoro de Areo, la msimporane umba micnica de la poca prehelnicaen donde se uiliz para cubrir la sala circular desina-da a rios funerarios.

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    No. 32. Izq. Prooipo

    del falso arco maya.No. 33. Der. El palacio del gobernador en Uxmal.

    Ora muesra digna de mencin es la arquiecuramaya. En oda la pennsula yucaeca, en los esadosde Chiapas y abasco y en los pases de Guaemalay Honduras, se encuenran prooipos del falso arcoen un amplio nmero de edificaciones. Para una ma-

    yor comprensin de la imporancia de ese sisema deconsruccin en la culura maya veamos lo que diceun expero: El desarrollo de edificaciones de mam-posera, echadas con una bveda mensulada de pie-dra, parece que uvo lugar poco anes del comienzodel periodo Clsico emprano Es claro que el con-cepo de esa bveda fue desarrollado in siu,puesoque ninguna de las culuras adyacenes precedenes oconemporneas a los mayas nunca usaron aboveda-

    dos similares.49Una de las ms disinivas caracersicas de la ar-

    quiecura maya es la bveda mensulada con funda-meno en el arco consiuido por aproximacin dehiladas. El principio esrucural involucrado en unabveda mensulada es basane simple, pero hay que

    49 George F. Andrews, Maya Ciies. Placemaking and Urbanizaion.Oklahoma, Universiy of Oklahoma Press, 1975, p. 73.

    ener en cuena que el sisema es para cubrir espaciosesrechos. El cubrimieno se logra al ir permiiendoque cada hilada de piedra vaya ajusndose ligera-mene ms adenro de la que anecede sin sobrepasarel cenro de gravedad, de al modo que se forma unasuperficie inclinada hacia el inerior. Si eso se hacehasa que las dos pares ladeadas se junan, se comple-a una bveda mensulada.

    Como mencion aneriormene, la falsa bveda esindiscuible elemeno de la arquiecura maya aniguay muchos escriores han posulado que es desafor-unado que los Mayas nunca aprendieron el uso del

    arco dovelado en lugar de la bveda mensulada o falsoarco. La apelacinalso arcosugiere que un fraude hasido perperado o que esa bveda es algo menos va-lioso de noar que un arco verdadero, pero eso es unacreencia equivocada.50Si bien es ciero que la limian-e impuesa con el uso del falso arco es el ancho que sele puede dar a los espacios, la especacular disposicinque hicieron de ellos los mayas no iene discusin.

    Como muesra de esa especacular disposicinvemos en oda la zona maya una usanza magisraldel falso arco; por ejemplo, en Palenque, el corredororienal del gran paio pereneciene a lo que se co-noce como El Palacio y en el emplo de la Cruz Fo-liada. ambin en dos siios ms del mismo Chiapas:Yaxchiln y Bonampak. En Comalcalco, abasco, seadviere el mismo medio consrucivo en el edificioprincipal de la Gran Acrpolis.

    En Yucan, lo enconramos en sus esrucuras es-ilo Puuc: Oxkinok y Uxmal, lugar ese limo dondese puede observar el esplndido falso arco en el Pala-cio del Gobernador, en el Cuadrngulo de las Monjas,en el Palomar. En Kabh, el giganesco arco de acce-so al sacb (camino blanco) que conduce a Uxmal esoro ejemplo ms al igual que en Labn.

    50 Ibid., p. 79.

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    Nominada por los arquelogos ambin como ElPalacio, es la esrucura de ikal, Guaemala, en don-de asimismo se encuenra el uso del falso arco. Deigual forma lo hallamos en Uaxacun y Piedras Negrasen el mismo pas.

    El trullo de Alberobello

    Sealaba con anerioridad que la falsa bvedase presena en diversas pares del mundo ascomo en diversas pocas. Un caso de uso ac-

    ual, que a su vez proviene de iempos algoremoos, es la consruccin de rulli (rulli es el plu-ral de rullo) en el sur de Ialia.

    El rulloes un ipo de casa consruida con piedracaliza propia de la regin de Apulia, al sur del pas ia-liano. Ese inmueble es echado en forma cnica conla cnica de falsa bveda. Segn Gino Angiulli en sulibroAlberobello, la cit dei rulli, el rmino provie-ne del lan urris, rulla, o del griego holos, o quiz delgreco-bizanino orullosa, odos los cuales significanlo mismo: cpula.51Pero como nos dice Rudofsky,

    hablando con precisin, el rullo no es un ipode edificio sino un modo de consruccin.52Y es quelos rulli de Alberobello se manuvieron como unaconsruccin rural que hacan los campesinos del lu-gar desde iempos muy aniguos y que por radicinse siguen consruyendo. Se iene el dao que su prove-

    niencia es asociada con las viviendas oscas realizadasde piedra local y echadas con una cpula en forma decono que hacan los primeros habianes de esa regin.

    51 www.tuttoalberobello.it/it/dirAlberobello/trulli.asp, consul-ada el 17 de marzo de 2006.

    52 Bernard Rudofsky. Consrucores prodigiosos.Apunes sobre unahisoria naural de la arquiecura con especial aencin a aquellas especiesque radicionalmene son relegadas o de plano ignoradas. Mxico, EdiorialConcepo, 1 ri., 1988, p. 259.

    No. 34. El maerial con el que se consruye un rullo.

    Y es precisamene la cpula la que le confiere el ca-rcer an especial a esas habiaciones. Realizada enforma doble una como envolvene y ora ineriorde seccin aperalada nos recuerda el sisema de

    cpulas falsas uilizado para los bombosde omellosoen la Espaa cenral, o el de los pagliaddiuso paillersde Sanu Pieru en Crcega, Francia, las consruccio-nes llamadasgirna en el Valle de Misra, de la isla deMala o los cros de Suiza, en donde segn Juvanec,la consruccin [ipo falsa bveda] implica la ine-raccin de res componenes. Primero es la propiabveda mensulada, ericamene de plana circular.

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    Luego hay un revesimieno hecho de grandes pie-dras. Y finalmene, el relleno verido enre las dos pie-les [el abovedado y el revesimieno] o sobre el echo.El relleno puede ser de sobranes del core de las pie-dras o pequeas piezas de escombro.53

    Se han generado muchas conjeuras sobre el origende los rulli, desde la influencia de esilos del Medie-rrneo orienal ranspuesos por viajeros y conquis-adores, hasa gravmenes que la realeza impuso a lasconsrucciones permanenes resringindolas al ipode hogar emporal que hacan los campesinos (de ah lanecesidad de consruir casas que pudieran ser erigidas

    y desmaneladas fcilmene), pero segn Te IalianCulural Insiue o Los Angeles, USA, ninguna eoraha sido confirmada como una fuene verdadera.54

    Aunque su origen no haya sido comprobado conexaciud, los esudios arqueolgicos han descorridoel velo sobre disinos ipos de viviendas primiivasen la zona. Algunos de ellos parecen esar fundadosen periodos disinos pero cronolgicamene muy

    cercanos. Esos ipos comprenden desde cabaas demadera hasa los rullicon su cpula cnica carace-rsica, edificados de piedra dispuesa en hileras ho-rizonales.55Los ms aniguos rulli que exisen en laacualidad fueron consruidos alrededor del siglo XIVsegn el dao que proporciona la organizacin deLosngeles, USA.56

    Respeco a las eoras que se manejan sobre elorigen de esas llamaivas viviendas, la preferida es la

    que las u