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SENDEROS HISTORIAS Tehuantepec en la encrucijada de los ejes del imperio Enrique Rajchenberg" Catherine Heau-Lambecc** Desde una perspecriva geográfica e histórica, Esrados Unidos ha expandido su territorio en d continente americano siguiendo dos ejes. Uno va de esre a oeste; el otro recorre una trayectoria de norte a sur. En ambos casos, el istmo de Tehuamepec se encuentra involu- crado en esre desplazamiento imperial y, por supuesto, en el proyecto más reaenre, es decir, el Plan Puebla-Panamá. Al revisar la "cuestión de Tehuantepec", en el siglo antepasado, como la deno- minó Manuel Payno, parece que la hisroria se repite hoy. Nosotros conside- rarnos que se trata de la continuación de un proceso que abarca casi dos cen- turias y que, como todos los procesos, pasa por fases de mucho ímpetu y también de desaceleración. DONDE EL CONTINENTE SE ESTRECHA FJ descubrimiento de los escasos kilóme- tros que separan el golfo de México del océano Pacífico hecho por Hernán Cortés constituyó una gran noticia para el rey de España. El dominio del vasto universo colonial podría completarse si se dispusiera de un cruce transístmico que permitiera alcanzar más rápida- mente la lejana Filipinas y los puerros occidentales de los virreinatos. Sin con excepción de una dispo- SICIón en las postrimerías del siglo XVILJ sobre la realización de un canal en el istmo de Tehuantepec, no se tiene noticia de algún intento sistemático por llevarlo a cabo. De hecho, no serra hasta casi la mirad del siglo XIX cuando la región se .. Facultad de Economia-uNAM .. E Nacional de Antropología e Hlstoria-INAH convertiría no sólo en objeto de mira- das de ingeniería dispuestas a enfren- tarse al desafío de remover tierra y unir los mares. sino también, y sobre todo, de ambiciones comerciales, militares y de pensamienros nostálgicos ante el reencuentro europeo con el edén perdido. Reflejo de la compacta fusión que caracterizó al México decimonónico en ere el ejercicio de la función pública yel inrerés privado, la obra del canal en el istmo fue atribuida como pri. viúgio, como eran llamadas en la épo- ca las concesiones, otorgado por Sama Anna en una de sus tamas incursiones al palacio presidencial. En esra oca- sión, el privilegiado resulró ser Anto- nio de Garay, que junto con un puñado de hombres como Mier y Terán, Béisregui y Escandón, enere orcos, conformaban el grupo de allegados al poder y beneficiarios de las concesiones públicas y de las prácticas agiotistas alimentadas por el raquitismo fi- nanciero estatal. Garay recibió la concesión de varias leguas a cada lado del canal, que él consrruirfa, así como el derecho de su exploración. Debido a las promesas de un jugoso negocio, Garay no inició la obra, sino que Optó por especular con su privilegio. Fue así como en primer rérmino lo transfirió a dos ingleses, Manning y McKintosh, ambos vin- culados con el asuneo de la deuda exrerior mexicana, que al cabo de poco tiempo lo vendieron a un empresario esta· dunidense. En el cambio de manos del privilegio Garay se vio envuelto en una gran controversia jurídica que se pro- longarla hasra 1860. EL ISTMO Y U. GUERRA: EsTADOS UNIDOS SE EXPANDE Las 13 colonias aseneadas en la Cosra Este iniciarlan poco tiempo después de su independencia de Inglaterra la marcha hacia el sur. La compra de Lui- siana y de Florida fue el prolegómeno de una anexión posterior, la de Texas, auspiciando primero su independencia de México, luego suscitando una guerra contra este país que culminaría, como se sabe, en la "compra" de la mirad del territorio mexicano. A partir de 1848. por cOlUiguiente. la expansión esradunidense se confirmó no sólo hacia el sur de su implanración terrirorial original, sino rambién ha- cia el oesre. in embargo. ubsisrió un. dificultad. La unificación nacional requería vincular la Co ra Este con la Oeste y ello impliab. enfrenrarse a1 pueblos indios que habiran las tierras si ruadas entre una y otra banda. En este contextO, el isrmo de Tehuantcpec ex>- bró para Estados Unidos un' cia eseratégica porque garantizando UNIVERSIDAD DE MtxlCO AbtJ 2003 U ¡

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SENDEROS HISTORIAS

Tehuantepec en la encrucijada de los ejes del imperio

Enrique Rajchenberg"Catherine Heau-Lambecc**

Desde una perspecriva geográfica ehistórica, Esrados Unidos ha expandidosu territorio en d continente americanosiguiendo dos ejes. Uno va de esre aoeste; el otro recorre una trayectoria denorte a sur. En ambos casos, el istmode Tehuamepec se encuentra involu­crado en esre desplazamiento imperialy, por supuesto, en el proyecto másreaenre, es decir, el Plan Puebla-Panamá.Al revisar la "cuestión de Tehuantepec",en el siglo antepasado, como la deno­minó Manuel Payno, parece que lahisroria se repite hoy. Nosotros conside­rarnos que se trata de la continuaciónde un proceso que abarca casi dos cen­turias y que, como todos los procesos,pasa por fases de mucho ímpetu ytambién de desaceleración.

DONDE EL CONTINENTE SE ESTRECHA

FJ descubrimiento de los escasos kilóme­tros que separan el golfo de México delocéano Pacífico hecho por HernánCortés constituyó una gran noticia parael rey de España. El dominio del vastouniverso colonial podría completarse sise dispusiera de un cruce transístmicoque permitiera alcanzar más rápida­mente la lejana Filipinas y los puerrosoccidentales de los virreinatos. Sine.~bargol con excepción de una dispo­SICIón en las postrimerías del siglo XVILJ

sobre la realización de un canal en elistmo de Tehuantepec, no se tienenoticia de algún intento sistemático porllevarlo a cabo.

De hecho, no serra hasta casi la miraddel siglo XIX cuando la región se

.. Facultad de Economia-uNAM

.. E~uela Nacional de Antropología e

Hlstoria-INAH

convertiría no sólo en objeto de mira­das de ingeniería dispuestas a enfren­tarse al desafío de remover tierra y unirlos mares. sino también, y sobre todo,de ambiciones comerciales, militaresy de pensamienros nostálgicos anteel reencuentro europeo con el edénperdido.

Reflejo de la compacta fusión quecaracterizó al México decimonónicoenere el ejercicio de la función públicayel inrerés privado, la obra del canal

en el istmo fue atribuida como pri.viúgio, como eran llamadas en la épo­ca las concesiones, otorgado por SamaAnna en una de sus tamas incursionesal palacio presidencial. En esra oca­sión, el privilegiado resulró ser Anto­nio de Garay, que junto con unpuñado de hombres como Mier yTerán, Béisregui y Escandón, enereorcos, conformaban el grupo deallegados al poder y beneficiariosde las concesiones públicas y de lasprácticas agiotistas perman~~tementealimentadas por el raquitismo fi­nanciero estatal.

Garay recibió la concesión de variasleguas a cada lado del canal, que élconsrruirfa, así como el derecho de suexploración. Debido a las promesasde un jugoso negocio, Garay no inicióla obra, sino que Optó porespecular consu privilegio. Fue así como en primerrérmino lo transfirió a dos ingleses,Manning y McKintosh, ambos vin­culados con el asuneo de la deuda exreriormexicana, que al cabo de poco tiempolo vendieron a un empresario esta·dunidense. En el cambio de manos delprivilegio Garay se vio envuelto en unagran controversia jurídica que se pro­longarla hasra 1860.

EL ISTMO Y U. GUERRA:

EsTADOS UNIDOS SE EXPANDE

Las 13 colonias aseneadas en la CosraEste iniciarlan poco tiempo después desu independencia de Inglaterra lamarcha hacia el sur. La compra de Lui­siana y de Florida fue el prolegómenode una anexión posterior, la de Texas,auspiciando primero su independenciade México, luego suscitando una guerracontra este país que culminaría, comose sabe, en la "compra" de la mirad delterritorio mexicano.

Apartir de 1848. por cOlUiguiente. laexpansión esradunidense se confirmóno sólo hacia el sur de su implanraciónterrirorial original, sino rambién ha­cia el oesre. in embargo. ubsisrió un.dificultad. La unificación nacionalrequería vincular la Co ra Este con laOeste y ello impliab. enfrenrarse a 1pueblos indios que habiran las tierrassi ruadas entre una yotra banda. En estecontextO, el isrmo de Tehuantcpec ex>­bró para Estados Unidos un' ~Ievan­cia eseratégica porque garantizando

UNIVERSIDAD DE MtxlCO • AbtJ 2003 U¡

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SENDEROS

el derecho de paso, o mejor aún, la pro­piedad de la región, quedaría salvada laenorme distancia de casi cinco mil ki­lómetros entre Nueva York y San Fran­cisco, que además esraba ocupada porpoblación indígena.

El negociador estadunidense deltratado de paz con México llevabainstrucciones del presidente pa,ra ne­gociar la venta del istmo con el gobier­no mexicano a cambio de 15 millonesde dólares. La propuesta no fue acep­tada en México.

Ciertamente, la ocupación de un pasointeroceánico era de vital importanciaen una visión del continente tenida porla Doctrina Monroe, pero EstadosUnidos no estaba solo en ese afán. GranBretaña, nación hegemónica, competíacon Estados Unidos para controlatigualmeme una vía transístmica. Aunquenunca se apeesonó en las inmediacio­nes de Tehuantepec, ejerció el contra­bando de armas con los mayas quedesataron la guerra de castas en Yucatána cambio de maderas preciosas. Estocondujo a algunos políticos mexicanosa considerar seriamente que Gran Bre­rafia acariciaba el proyecto de invadir elsur de México. Su presencia en la en­ronces Honduras británica y en Nica­ragua obligaba a Estados Unidos abuscar una alternativa. Puesto que fiJ­rnó un acuerdo con Gran Bretaña en1850 que estipulaba que ambas nacio­nes renunciaban aescablecer puestos devalor estratégico en América Central,Estados Unidos intentó garantizar supresencia en el istmo de Tehuantepec.

MAs QUE TIERRA POR REMOVER:

LAS RIQUEZAS DEL ISTMO

Mientras duró el proyecto de construitun canal en el istmo, todo lo que seinterpusiera entre los dos mares resul­taba un estorbo que la ingeniería seencargaría de quitar. Sin embargo, que­dó claro para los comisionados pOtAntonio de Garay que esa obra seríaimposible. Había que concebir lautilización del segmento navegable del

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río Coatzacoalcos para luego proseguircon un camino férreo. El recono­cimiento del lugar permitió entoncesdar cuenta de las potencialidades mili­tares, productivas y comerciales de lacomarca.

En 1842, al describir el istmo, GaetanMoro, un ingeniero italiano, señaló queel lugar poseía una ubicación excepcionalpara fines bélicos. Coatzacoalcos, decía,ofrecía un abtigo excelente para buquesde guetra y un emplazamiento idóneopara baterías que volvían inatacable elpuerto. En resumidas cuentas, se trataba"del lugar más propio de nuestras costasdel go/ft para el establecimiento de unarsenat'.1

Tiempo después, nuevamente se en­"¡¡izaría la ventaja estratégico militar delistmo. La flora estadunidense podríadesplazarse hacia cualquier parte deAmérica y Asia más rápidamente quecualquiet matina europea. Era de pre­ver, por 10 tanto, que en caso de guerra,alguna potencia tratara de apoderar­se de una vía tan valiosa. Para evitarlo seproponía que Estados Unidos y Méxi­co fuetan los protectores del canal paraque no quedara en manos de un gobier­no débil que haría de este paso "objerode ambiciones o teatro de operacionesmilitares".2

No fue ésta la única vez que se hablóde las ventajas militares del istmo. En1849, se publicó en Nueva York unopúsculo anónimo que destacaba que

situando nuestras fuerzas navales[estadunidenses] a la entrada delgolfo, podemos desafiar al mundoentero; pues que mientras la guerradevaste ydestruye lo que se encuentrefuera de aquel, que pata nosotros es

un mar mediterráneo, el comerciopuede proseguit en el intetiot de sucurso pacífico, sin interrupción nimolestia alguna [...] Tomando cual.quiera otra vía, nuestros buquestendrían necesidad de atravesar porentre flotas o fortalezas hostiles, sinpuertos donde arribar, ya para buscarabrigo, o para reparar sus averías.Estas observaciones, aplicadas' anuestra marina comercial. obran conla misma fuerza tespecto de la deguerra.3

Quienes arribaron a los márgenes de! noCoatzacoalcos yse adentraron en e! istmoquedaron asombtados con la riquezadel lugar: maderas preciosas, plantasmedicinales, materiales colorantes, café,cacao, tabaco, plátanos, etcétera. Uno delos viajeros calculó durante su paseo pOtel río San Juan unas cien mil cabezasde ganado, "pero a nuestra llegada aTlacotalpan, el señor Scheskie [...] nosinformó que estábamos muy lejos delo posidvo, pues existían lo menos500 mil cabezas en aquel valle y susdependencias"."

El cálculo económico no se detuvoen la agricultura y ganadetía. Haciamediados de los cincuenta, doscomisionados, Carrillo de Nbornoz yDel Río, descubtieron en una tegióncercana "inmensos depósitos de car~

bón, hierro y petróleo. Ello los indujoa concebir la necesidad de establecermedios ágiles de transportación con e!

. .. 5objero de valotar esta rIqueza.

La profusión de bienes por explotarrequería de un factor fundamental, lamano de obra, que no podía escaPa: ala mirada empresarial: "Ocho mIl a diezmil trabajadores buenos, modestoSy aclimatados y supetiotes en fuerza ymoralidad a los chinos. Ganan menoSde 50 centavos diarios pOt 12 horas de

• " 6trabajo, alimentándose ellos mISmoS.Con esta cantidad de [[abajadores se

., dospodía, comentaban los comiSIOna ,llevar a cabo la construcción del pasointeroceánico. Sin embargo. para efec~

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toS de la explotación del istmo un via­jero calculaba un total de 800 mil ha­bitantes en los estados de Veracruz,Chiapas y Oaxaca. Resulta paradójicoque apesar de reconocer la ocupacióndel rerriwcio, por otra parte lo descri­bieran como un área de tierras baldíasyvírgenes. En ottas palabras, la colo­nización por grupos indígenas equivalíaa considerar la región demográfi­camente desierta sobre la cual se podíainstrumentar cualquier proyecto eco­nómico, independientemente de sushabitantes. Se trata. pues, de una ver­sión temprana de lo que Ana Paula deTeresa ha llamado, para caracterizar elPlan Puebla-Panamá, "la moderni­zación sin sus pobladores".7

Enclave militar. rica comarca agríco­la, ganadera y minera, el istmo concen­traba un enorme potencial que seríavalorado gracias al canal interoceánico.Ya no se trataba exclusivamente detransitar lo más rápidamente posiblede un mar a otfO. sino también de irrecogiendo los frutos de una naturalezapródiga. A Estados Unidos, el canal lepermitiría comunicar el este con los te­rritorios arrebatados a México, asícomo reducir el tiempo de transportedesde Estados Unidos hacia el lejanooriente y las Costas occidentales deAmérica latina respecto a las vías delCabo de Hornos o el de Buena Es­peranza. Se había realizado una eva­luación del costo del tendido de víasférreas entte el este y el oeste y se habíacomparado el tesultado con el preciodel transporte marítimo. Éste era sen­siblemente inferior.

Sin embargo, el tepatto de los bene­fiCIOS en el interior de la economía delvecino del norte no era equitativo. Eranlos grupos sureños los más interesadosen impulsar el proyecto rransístmicopuesto que convertía a Nueva Orleánsen el pivote atticulador de EstadosUnidos con el resto del mundo:

Todos los productos del valle delMississippi se pueden exportar a tra~

vés del golfo hacia China, Japón, lascostas occidentales de América delSur y las islas del Pacífico e impottardesde los puertos de Texas para serdistribuidos a toda la Costa Este hastala frontera de la <~érica Británica"[hoy Canadá] Este ahOtro de tiempoy distancia no aprovechado hacepetder mucho dinero con lo cualnuestro gobierno [el de Estados Uni­dos] podría muy bien subvencionarla mitad de su construcción.8

TEHUANTEPEC ENTRE

ESCLAVISTAS YABOLICIONISTAS

La preeminencia que adquiriría Nue­va Orleáns ftente al norte estadu­nidense fue obviamente advettida porlos abolicionistas, que intentaronobstaculizar el proyecto del pasotransísrmico. Para ello, empezaron adarpublicidad a la construcción del ferro­cattil entre el este y el oeste. Tampocodescuidaron la argumentación polftica,aunque para ello había que emplearrecursos racistas que, sin embargo, pa­recían impugnar en su propio país.Seward, que después se convirtió ensecretario de Estado, intentó conven~

cer a sus colegas senadores que en casode que Estados Unidos oc~para

militarmente el istmo, terminarla

SfNDl'ROS

incorporando todo México a su país.Bajo esta eventualidad, los ex mexi.canos gozarían de derechos pol(ticos:"¿Llega a tal punro vueStra caridad quequeréis ser gobernados por cincomillones de indios mexicanos?".'

Entretanto, el gobierno mexicano,encabezado a la sazón por Santa Anna,accedió en 1853 a la venta de una por­ción más del tertitotio: La Mesilla. Enel mismo acuerdo se incluyó en elarticulo 8 la ratificación de la cons­trucción de un camino en el istmo deTehuantepec y se estipuló que "los dosgobiernos celebrarán un arreglo para elprontO tránsito de tropas y municionesde los Estados Unidos que este go·bierno tenga ocasión de enviar de unaparte de su territorio a otra situadasen lados opuestos del conrinenre""o Apesar de la oposición nottefia alengrandecimiento de Nueva Orleáns,el avance hacia el sur, impulsado porgobiernos del pattido demócratapro esclavista, asumía perfiles cada Vt!:L

más n{tidos.El último jalón de este proceso tuvO

lugar en la difícil coyuntura de la gue·rra de Reforma en México. Las dificul­tades financieras que enfrentó BeniroJuárez para combatir las ambicionesmonárquicas de los conservadores conapoyo de las potencias europeas lollevó a buscar el respaldo de EstadosUnidos, que vio la oportunidad parnafianzar sus intereses en M~xico yevirar una penetrnción aún mayor quelos europeos en la "América par. losamericanos".

Frente a la ¿Alianza Tripanit2? (Es·pafia, Inglatem y Frnncia) que reco­nocía al gobierno conserv.dor deComonfort-Miramón, Juarez, presi­dente comritudolUl/itrn" de l. Repúblicamexicana, pueslo que en apego • l.Constitución, ante la dekcción de Co­monfort, a ¿lle correspondea ucederleen la silla presidencial, requerí. que ugobierno fuern reco~ocido como le­gítimo por el país veono para obteneraprovisionamicnros milir.ues ya~{cecr

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SENDEROS

a las trOPas liberales. En efecro, los in­gresos de la aduana de Veracruz,a la saron sede del gobierno liberal, seveían muy mermados por el bloqueoeuropeo y no alcanzaban para manteneral ejérciro juarista. Para los liberales dela época, la nación pareda cabet entreSan Luis Porosí yOaxaca. Sin embargo,Juárez prohibió enajenar los terrenosubicados a menos de dos mil 500 leguasde la frontera, o como dijo SebasriánLetdo de Tejada, "entte el fuerre y eldébil, un desierro".

Es asl como se llegó a la firma deltratado McLane-Ocampo, en 1859, quecedía a perperuidad el derecho de trán­siro pot el istmo de Tehuantepec ydesdelas ciudades de Camargo y Matamoroshasta Mazaclán. Más aún. el arrículoquimo autorizaba a Estados Unidos aemplear la fuerza para proteget susbienes si México no lo hada. Todos estosderechos alcanzaron la suma de cuatromillones de pesos. El intento de garan­tizar la vida de la república se hacía alprecio de una hipoteca de la nación.

En Esrados Unidos, el conflicto entreabolicionistas y esclavistas se volvía másenconado y, en vísperas de la Guerra deSecesión, el Senado OptÓ por no tatificarel tratado. La llegada a la presidencia deAbraham Lincoln en 1860 no acabaríacon los sueños imperiales. pero sí conlos que entrañaban la supremacía del surestadunidense. Por lo pronto, en laconsolidación del eje este-oeste ganó elnorre y ganaron los ferrocarriles. Unavez completada la trayectoria, EstadosUnidos reinició su desplazamiento haciael sur con nuevos bríos. Ya no satisfa­da la compra de terrirorios, tesultabamás práctico establecer un protectoradosobre México. Así es como en 1877 TheNew York Times declaraba:

El general Grant ha sido largo tiempopartidario franco de un protectorado afavor de México. Con insistenciaexcitaba al presidente Johnson aadop­tar el protectorado. cuando todavíaMaximiliano dominaba ailL 12

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Un periódico de Filadelfia. The Press. fuemás direcro: "Las causas de la civilización,del interés propio y de la humanidad.todas piden la anexión".13 El MonitorRepublicano replicó entonces que "losmexicanos han progresado. Hoy sabenque el norteamericano no civiliza. ex­termina'." Estamos lejos del simple de­recho de paso otorgado al privilegioGaray. Las botanas abren el apetito y 30años después de la cesión de los territo­rios del norte, la "república americana"estaba dispuesta a «proteger", y no a ab­sorber. asu vecina suriana de un solo mor­disco. Es útil recotdar esta coyuntura para

comprender la encrucijada en la que seencontróJuátezen 1859. y luego PorfirioDlaz en 1877, cuando tendía a bottatsela línea divisoria entre la dignidad y ladebilidad. l

' El tratado McLane-Ocamporesultó set un mal menor. La solución deDíaz fue abrir el país a los ferrocarriles ycapitales estadunidenses. La penetracióneconómica ya no se detendrla. ]uátez Optópor soltar prenda; Díaz~ Salinas en elsiglo siguiente- se conformó con ~uirar­le los alfileres al vestido.

Hoy, altededor de 150 años después.estamos asistiendo, a través del Plan Pue­bla-Panamá, pero también del PlanColombia y del establecimiento delALCA,.a la culminación de esa trayectoriamuJusecular que intenta contener aMéxico en las fronteras imaginarias dela república libetal juarista, es decir,

entre la franja Matamoros-Mazailán alnorre, y el istmo de Tehuantepec al SUt.

En la geopolítica aetual. más al none, yaes una economía de frontera ymás al surya es Centroamética, coto ptivado d~Estados Unidos. ¿Debemos alegramosde que el territorio medio, el altiplano,sea el cotaron de la patria? ~

Reconocimiento de/Istmo deTehuantepec practicado en los años1842 y 1843. Imprenta de VicenteGarcía Torres, México, 1844, pág. S(encursivas en el original).Argumento presentado por SimanStevens [presidente de la Compariía delFerrocarril y Canal de Tehuantepec) ala Comisión del Cana/Interoceánico,Nueva York, 1872. pág. 9.Observations in re/arion to acommunication between the Atlanticand Parific oceans, through theisthmus of Tehuantepec. R. CrajgheadPrinter, Nueva York, 1849, pág. 127."Informe de JJJ. WiUiams", en caminocarretero, camino de fierro y canal porelIstmo de Tehuantepec, Sociedad deGeografía y Estadística, Imprenta delGobierno en Palacio, México, 1870,pág. 8.5. A. de Cardona, The InteroceanicCanal of Mexico, Tipografía J.!.Guerrero, México, 1903, pág. 18."Informe...", pág. 15."La modernización sin sus pobladores.Del megaproyecto del istmo al PlanPuebla-Panamá", en Universidad deMéxico, núm. 612, junio de 2002... Informe....., pág. 15.

Agustín Cué (anovas, Juárez. Los EstadosUnidos y Europa. El tratado McLane­Ocampo, Grijalbo, México, 1970, pág. 79.

10 Benito Juárez, Documentos, discursosy correspondencia, Jorge Tamayo(selección y notas), t.3, Secretaria delPatrimonio Nacional, México, 1965,pág. 310.

11 Éste fue el nombre que recibió elejército juarista.

12 Ralph Roeder, Hacia el Méxicomoderno: Porfirio Diaz, t. 1, FCE,

México, 1973, pág. 73.n ¡bid., pago 72.14 ¡bid., pág. 78.15 "La dificultad para una invasión n~

está de parte de los americanos, SInode parte de aquellos dos jefes departido mexicanos. que cualquiera quesea la suerte que la política les reserve,nunca armarán el brazo del extranjeropara invadir a su patria" (ibid..pág. 75).