Torpezas Del Destino

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7/28/2019 Torpezas Del Destino http://slidepdf.com/reader/full/torpezas-del-destino 1/316 :: TORPEZAS DEL DESTINO:: Por May PRIMERA PARTE Es increíble como en cuestión de segundos tu vida puede dar un giro completo de 360 grados. No hace ni una semana yo era una adolescente normal cuya mayor preocupación era intentar sacar ese examen de física y ahora… Aquí estaba, rumbo a España, montada en un avión y haciendo malabarismos con mi pobre estomago para que el delicioso aunque grasiento desayuno que me había preparado la señora Norman siguiera manteniéndose en su sitio. Esa mujer, sin duda la extrañaría. Recuerdo el día en que me mudé con papá al vecindario. Recuerdo todas esas cajas apiladas de la mudanza y como casi sin querer mientras buscaba por mis patines encontré el  balón de fútbol. Recuerdo la voz de papá diciéndome que tuviese cuidado con lo que hacia mientras salía por la puerta dispuesta a patear el balón un rato. Pero recuerdo mejor que nada el extraño efecto que conseguí ponerle mientras jugaba para acertar de lleno en la ventana de la cocina de la vecina de al lado. No hace falta decir que fue sin querer.  Nunca en mi corta existencia creo que había corrido tan rápido hacia casa como en esa ocasión. Papá me echó tremenda bronca, y no era para menos, mi primer día allí y ya hacia tiestos. Bueno, creo que también está de más decir que durante mi más tierna edad fui algo bichucho. El caso es que no solo tuve que ir a pedirle disculpas a la vecina damnificada sino que además como castigo mi padre acordó con ella que seria yo quien con mi trabajo le pagaría el desperfecto. Ese fue el comienzo, así es como conocí a la señora Norman, y así es como casi sin querer pasó a convertirse en lo más cercano a una abuela para mí. De eso hacia ya 9 años, pero a pesar de la cercanía del recuerdo se veía tan lejano… Y es que los acontecimientos de los últimos días se habían encargado de precipitarlo todo de forma tan inesperada… Mi padre era un hombre sano y fuerte, nunca en mi vida le había visto ponerse enfermo, sé que parece algo exagerado pero es cierto, podía acatarrarse pero nunca mas allá de eso. Era un hombre bueno y honesto, soy lo que soy gracias a él. Siempre desde pequeña le admiré, y hoy que ya no está le admiro más. Como medio en broma medio en serio le decía siempre, era un súper  —padre… Y es que mi madre murió en un accidente de trafico cuando yo apenas tenia 2 años, él fue quien desde entonces se dedicó a mi cuidado. Nunca se volvió a casar, ni siquiera estuvo con ninguna otra mujer, aun no estando ya en este mundo seguía completamente enamorado de mi madre. Así que solo éramos el y yo, y luego la señora Norman. Y ahora, ¿y ahora que?..eran las palabras que inevitablemente resonaban en mi mente una y otra vez desde hacia unos días. Ahora la triste verdad es que solo estaba yo, subida a este avión y con el único conocimiento de que iba a España a quedarme a vivir con el hermano de mi padre, al que ni conocía, hasta que al menos cumpliera la mayoría de edad. ***  —  Entonces, ¿cuál es el problema?  — ¿Cómo que cual es el problema? ¡Pues que no la co nozco! No sé nada de ella… ¡demonios! ¡Ni siquiera sabia que existía hasta hace apenas unos días!

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:: TORPEZAS DEL DESTINO::

Por  May 

PRIMERA PARTE

Es increíble como en cuestión de segundos tu vida puede dar un giro completo de 360 grados. Nohace ni una semana yo era una adolescente normal cuya mayor preocupación era intentar sacar ese examen de física y ahora… Aquí estaba, rumbo a España, montada en un avión y haciendomalabarismos con mi pobre estomago para que el delicioso aunque grasiento desayuno que mehabía preparado la señora Norman siguiera manteniéndose en su sitio. Esa mujer, sin duda laextrañaría. Recuerdo el día en que me mudé con papá al vecindario. Recuerdo todas esas cajasapiladas de la mudanza y como casi sin querer mientras buscaba por mis patines encontré el balón de fútbol. Recuerdo la voz de papá diciéndome que tuviese cuidado con lo que haciamientras salía por la puerta dispuesta a patear el balón un rato. Pero recuerdo mejor que nada elextraño efecto que conseguí ponerle mientras jugaba para acertar de lleno en la ventana de la

cocina de la vecina de al lado. No hace falta decir que fue sin querer. Nunca en mi corta existencia creo que había corrido tan rápido hacia casa como en esa ocasión.Papá me echó tremenda bronca, y no era para menos, mi primer día allí y ya hacia tiestos. Bueno,creo que también está de más decir que durante mi más tierna edad fui algo bichucho. El caso esque no solo tuve que ir a pedirle disculpas a la vecina damnificada sino que además como castigomi padre acordó con ella que seria yo quien con mi trabajo le pagaría el desperfecto. Ese fue elcomienzo, así es como conocí a la señora Norman, y así es como casi sin querer pasó aconvertirse en lo más cercano a una abuela para mí. De eso hacia ya 9 años, pero a pesar de lacercanía del recuerdo se veía tan lejano… Y es que los acontecimientos de los últimos días sehabían encargado de precipitarlo todo de forma tan inesperada… Mi padre era un hombre sano y

fuerte, nunca en mi vida le había visto ponerse enfermo, sé que parece algo exagerado pero escierto, podía acatarrarse pero nunca mas allá de eso. Era un hombre bueno y honesto, soy lo quesoy gracias a él. Siempre desde pequeña le admiré, y hoy que ya no está le admiro más. Comomedio en broma medio en serio le decía siempre, era un súper  —padre… Y es que mi madremurió en un accidente de trafico cuando yo apenas tenia 2 años, él fue quien desde entonces sededicó a mi cuidado. Nunca se volvió a casar, ni siquiera estuvo con ninguna otra mujer, aun noestando ya en este mundo seguía completamente enamorado de mi madre. Así que solo éramos ely yo, y luego la señora Norman. Y ahora, ¿y ahora que?..eran las palabras que inevitablementeresonaban en mi mente una y otra vez desde hacia unos días. Ahora la triste verdad es que soloestaba yo, subida a este avión y con el único conocimiento de que iba a España a quedarme avivir con el hermano de mi padre, al que ni conocía, hasta que al menos cumpliera la mayoría deedad.

***

 —  Entonces, ¿cuál es el problema? 

 — ¿Cómo que cual es el problema? ¡Pues que no la conozco! No sé nada de ella… ¡demonios!¡Ni siquiera sabia que existía hasta hace apenas unos días!

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 —Y te molesta que no te dijeran…

 — ¡No! ¡Me molesta que ahora quieran encasquetármela a mí!

 — ¡Tranqui chavala! 

 —  Lo siento… es solo que todo ha ocurrido tan de repente… y es a la vez tan surrealista…supongo que aún necesito encajar el hecho de que en menos de 2 horas dejaré de ser la princesitade la casa y tendré que compartir mis cosas…

 —Jajaja, así que es eso… ¿.y que edad tiene la nueva hermanita? 

 — Creo que 17

 —Vaya con la hermanita… ya nos viene crecidita… ¿y sabes como es? ¿La has visto por foto o

algo? 

 —   No… con esto de que vivían fuera del país mi pá no tenía demasiado contacto con ellos…

 —Apuesto a que es bonita…

 — Te encanta torturarme, ¿verdad?

 —Para nada… solo me encargo de poner en sobre aviso a tu ego para que se vaya haciendo a laidea…

 — Mi ego te lo agradecerá eternamente

 —  Me aprovecharé y le cobraré bien por ello entonces 

 —  Abusona…

 —Abusona o no… no puedes vivir sin mí…

 — Eso, y además creída…

 —  Bueno, ya sabes eso de que todo lo bueno se pega 

 — Jaja, pues ya sabes lo que tienes que hacer entonces

 —Despegarme de ti antes de que me contagies más lindezas…

 —  Jaja… gracias Andi…

 — ¿Por que? ¿Por dejarme contagiar? 

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 —  Jaja… si, por estar siempre ahí… aguantando a esta paranoica…

 —Ahh… por nada… ya sabes que el sentimiento es mutuo 

 —Si… ¿y que tal si es una psicópata? 

 — ¡¡Pues que entonces definitivamente haréis un buen par!! 

(Desde el exterior) — ¡¡Nat!! ¡¡En menos de media hora salimos hacia el aeropuerto!!

 — ¡¡Si!! ¡¡Ya bajo má!!!

 —¡¡¡Y 3 kilos de malacatones a 5 jeuros!!!Mas verdulera imposible… osú quilla… que poderío

de garganta… un poquillo mas cerca del auricular la próxima vez que mi vecino del 6º no se haenter ao…

 —  Jeje, lo siento… debo marcharme ya…

 —Ok amiga, cuídate mucho,¿¿sip?? Y un consejo… por si acaso esta noche no olvides esconder el cuchillo jamonero bajo la almohada… nunca sabes cuando puedas necesitarlo…

 —  Jaja, gracias… sabio consejo… y tu por si acaso no olvides rezar por mi integridad física…

 —Estarás en todas mis plegarias… incluida la de antes del canto del gallo…

 —  Jajaja… hasta luego loca… te quiero. 

 —Y yo a ti paranoica… nos vemos. 

***

 — ¡¡Genial!! ¡¡Simplemente genial!!Que los domingueros salgan los domingos vale… ¿Pero quele cojan el gustillo y salgan un día antes para ir pillando sitio en la autopista? ¡¡Maldita sea!!…¡¡llegaremos tarde!!… ¡¡eyy tuuu!! ¡¡¡Muévete!!!

PIPIPIIIIIIIIIIIIIIII

 — Calma Miguel, con enfurecerte y pagar el pato con el claxon no conseguirás nada… relájate…

vamos con tiempo… solo respira y expira… así… siente como el aire llena completamente tus pulmones…

 No pude evitar girar mis ojos… y es que mi madre es tan elocuente a veces… siempre pareciendo tan racional… y luego es un caos con patas… si lo sabré yo que soy su hija y tuve lasuerte de heredar ese estrambótico gen.

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 — ¿Cuánto fata tata? — dijo una vocecita en mitad de la sesión de relajación pre-atasco einterrumpiendo mis pensamientos.

 — Un ratito cariño — le contesté sonriendo mientras me miraba con carita expectante

 —  Ahn… ¿y cuanto es un ratito tata?— volvió a preguntar 

 — Un tiempo chiquito

 — Ahn, ¿Como yo?

 — Si, como tú

 — Ahn, ¿y cuanto queda ya tata?

 — Aun un ratito

 — ¿Tamben chiquito?

 — ¡¡Enanoo!! ¡¡Cállate de una vez!!

 — ¡¡Dani!! ¡¡No le hables así a tu hermano pequeño!!

 — ¡¡Pues es que es un pesado mamá!! ¡¡Que se calle!! ¡¡Y tu enclenque no le des más palique,que se embala!!

 — ¡¡Te tengo dicho que no me digas enclenque!! ¡¡Sapo!!

 — ¡¡Mamá!! ¡¡Me ha llamado sapo!! ¡¡Regáñale!!

 —  Nat, sé coherente y adulta, no dejes que unas simples palabras sean capaces de cegar turaciocinio…

 — ¡¡Eso!! ¡¡Ya oíste a mamá enclenque!! ¡¡Sé coherente y adulta!!

 —Maldito 600… ¡¡eyy tuu!! ¡¡Sorcitroen!! ¡¡Muéveteeee!!!

PIPIPIIIIIIIIIIIIIIII

 —En la ganja de pipito ia ia ooooo (plas plas) jeje `dito zorcitoen… (plas plas) 

 — Alex no, palabras feas feas — decía mi madre como poseída mientras se golpeaba la boca enun intento desesperado porque mi hermano pequeño hiciera lo mismo.

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De nuevo no pude evitar girar mis ojos. Acababa de verlo y estaba más que claro, sin dudaalguna debía de ser adoptada, no había otra explicación coherente. Lo del gen estrambótico seexplicaba por un fenómeno de la evolución inexplicable.

***

 — Señores pasajeros, en breves momentos se iniciará el proceso de aterrizaje, ocupen sus

asientos y abróchense los cinturones por favor, gracias. 

Dejé la revista que estaba leyendo a un lado y procedí a prepararme para el aterrizaje. El viajedespués de todo no había estado tan mal… la comida había parecido medio de verdad, el serviciocomo recién sacado de un anuncio de dentífrico, la revista en un lenguaje que a pesar de quehacia unos cuantos milenios que no practicaba seguía siendo el mismo y la niña del asiento de allado me había cambiado pronto por la barbie azafata… Sin lugar a dudas, divino. El sueño detodo turista de tercera.

Me estiré en mi asiento mientras notaba como el avión iniciaba su descenso a tierra… la tierraque sería mi casa por un año al menos. Sentí un escalofrío al solo pensar en ello… sin duda,extrañaría mi lloviosa Londres. No hay nada como perder algo para darte cuenta verdaderamentede lo que ese algo significaba. Y Londres sin duda había sido algo más que una lluviosa ciudad.Había significado mi hogar por 9 años.

" ¡¡Demonios!!No he pisado aun esta maldita ciudad y ya quiero agarrarlo todo y regresar " . Lasturbulencias pronto hicieron acto de presencia. " Tranquila Nicole, solo será un año… 12meses… 52 semanas… 365 días… casi ná… puedes hacerlo… " . Suspiré mientras el avión alfin tomó tierra.

*** — ¡¡Bien chicos!! ¡¡Llegamos!!¿Que hora es cariño? — preguntó mi padre a mi madre mientrashacia la undécima maniobra intentando encajar la monovolumen en un aparcamiento reservado para los papamóviles de los minusválidos.

 —  Casi las 7, Miguel, cuidado con el retrovisor tuyo…

 — Papá, ¿¿pero aquí se puede aparcar?? — pregunté por preguntar ya intuyendo la respuesta.

 — ¡¡Claro princesa!! ¿O en los aparcamientos que se hace sino? — respondió tan campante como

si fuera lo mas normal del mundo mientras hacia la decimoquinta maniobra — Valep,¡¡listo!!Pero chicos, una ultima cosa antes de ir a recoger a vuestra prima… Sé que estáismolestos porque apenas os he hablado de ella en todo este tiempo… y mas aun porque a partir deahora tendréis que compartir todo con ella… una extraña… por favor, no la tratéis como si fuerasolo eso… recordad que ante todo es vuestra prima… y ahora mas que nadie necesita apoyo ycomprensión por parte de todos… confío en que lo haréis bien y os comportareis… confío envosotros chicos… y bien, dicho lo dicho… ¿¿alguna pregunta??  

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 —  Si, estoo… ¿cómo vamos a salir del coche si las puertas no se pueden abrir?—  preguntó al finel espabilado de mi hermano rompiendo tremendo momentazo familiar.

***

Recogí mi equipaje de la cinta transportadora y me dirigí hacia la salida mientras mi interior serevolvía entre una mezcla de nerviosismo y miedo. " ¡¡Dioses!!Debo tratar de tranquilizarme…¡ni que fuer a la reina de Inglaterra la que me esperara tras esas puertas!… tranquila Nic… solo esel tío Miguel… el tío Miguel, su esposa y su hija… ¡¡puedo hacerlo!! " me decía una y otra vez para mi misma mientras cruzaba el umbral de la puerta y a la vez que un futuro incierto einesperado se abría paso ante mi.

***

 — ¿¿Es esa papá?? —  preguntó mi hermano por décima vez desde que las puertas se habíanabierto.

 —   No campeón… — respondió mi padre después de confirmarlo una vez mas plantándole entodos los morros a la susodicha el cartelito con el nombre.

 — Miguel, quizás sea esa chica. ¿¿No dijiste que era morena?? — preguntó mi madre mientrasseñalaba a una chica alta y morena que justo en ese momento cruzaba la puerta de salida.

 —  Quizás… a ver si mira… — respondió mientras de nuevo izaba el cartel entre la multitud yhacia intentos desesperados por llamar la atención de la nueva chica… hasta que al fin miró yvimos que comenzaba a acercarse hacia nosotros.

***El sonido del gentío llegó a mis oídos nada mas atravesar la puerta. La salida estaba que no cabíani un alfiler " ¡¡Toma ya!! ¡¡Clamor de multitudes a mi llegada!!… Ni el Bisbi… ¡¡me adoran!! ". Me bromeé a mi misma mientras intentaba buscar entre la multitud una cara que me resultaravagamente familiar. Hacia al menos 15 años que no veía a mi tío pero si era hermano de mi padre al menos algo debería de parecérsele, ¿o no? Pues iba a ser que no.

A lo lejos, pero muy a lo lejos, conseguí divisar a un payaso entre la multitud que no paraba deagitar como si la vida se le fuera en ello un pequeño cartel con letras tamaño pulga. La llevabaclara si esperaba que algún pobre desgraciado pudiera leerlas.

Seguí avanzando hacia delante, detrás de otro payaso con complejo de estrella del mundillo delceluloide que no paraba de saludar a diestro y siniestro, mientras intentaba afinar mi vista haciael cartel del otro payaso exaltado evitando marearme en el intento ante tanto movimiento.

Hasta que al fin lo descifré… y cual fue mi sorpresa al descubrir que la pobre desgraciada no erasino yo…

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***

 — Tiene que ser ella, ¡¡se acerca!! — exclamó exaltado mi padre mientras movía el cartel cadavez con mas ímpetu.

 — ¿Tu crees papá? — contestó mi hermano — no sé, está demasiado buena como para compartir nuestros genes… — afirmó mientras me miraba descaradamente.

Decidí ignorar tal comentario y volví a mirar como la desconocida que, para que negarlo, eracierto que estaba demasiado buena como para compartir algo conmigo, se acercaba peligrosamente, aunque con paso vacilante, hacia nosotros.

" Pobre, la compadezco… no sabe donde se está metiendo " .  

 —  Dani, te tengo dicho que no hables así… a ver si tratamos de controlar esa lengua…compórtate y haz gala de tantos años de estudio enfrente de un colegio de pago.

 —  Si mamá…

 —  Shhh… ¡¡que ya esta casi aquí!!… ¡¡intentad parecer medio normales por una vez!!— decíami padre mientras ya no solo movía el cartel sino que también hacia la ola con el.  —  ¡¡¡Nicole!!! — gritó cuando la chica estaba lo suficientemente cerca como para oírle.

***

" Vale Nic… que no cunda el pánico… tu solo ignora las inmensas ganas que tienes de salir por  patas y trata de avanzar hacia el payaso del cartel… ¡¡Dios!! ¡¡no puedo!!... Si, si que puedes…

es solo un año… 52 semanas… 365 días… podría ser peor… " me repetía a mi misma mientrasintentaba avanzar hacia delante aun detrás del payaso con complejo de estrellita.

" Ya les veo mejor… veamos… exceptuando al payaso del cartel, no parecen tan raros… unachica bajita, un chico gordito, una mujer con un niño pequeño en brazos… Todo normal. ¡¡Unmomento!! " — Paré inmediatamente cualquier pensamiento automático mientras mi raciociniointentaba hacer acto de presencia al percatarse de que tales descripciones no encajaban en misesquemas de conocimiento. " El chico gordito y el niño pequeño sobran… ¡¡ellos no estaban enel lote!!… tranquila Nic, analicemos la situación calmada y pausadamente, seguramente sean losvecinos que también vienen a darte la bienvenida… recuerda que aquí son todos muycompletos… y sino fíjate nada mas en el espécimen que llevas delante… " trataba de auto

convencerme mientras seguía avanzando por la larga sala." Si, va a ser eso… no te lo crees ni tu… mejor aprovecha que todos están emocionados con el panolis que llevas delante, date la media vuelta disimulando así como quien no quiere la cosa ysal por patas antes de que sea demasiado tarde… " Y justo estaba por hacer lo que mi otro yo seme solicitaba con tanto empeño cuando…

 — ¡¡¡Nicole!!!

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… Ya era demasiado tarde. 

SEGUNDA PARTE 

 — ¡¡Nicole!! — gritó de nuevo Miguel, aunque esta vez mas fuerte, mientras seguía haciendo

aspavientos con el cartel que tenia entre las manos.

Y la respuesta no se hizo esperar… santa Nicole debía de ser muy popular en Inglaterra porqueal menos 8 chicas en la sala dirigieron sus miradas en ese momento hacia mi padre.

 — ¡¡Noo!! ¡¡No vosotras Nicoles!! ¡¡Esa Nicole!! — dijo ahora señalando a su supuesta sobrina,la cual lo miraba con una mezcla de miedo e incredulidad ante el espectáculo de llegada.

 — ¿¿Porque eres Nicole Vizza, no?? — preguntó para cerciorarse mientras le plantaba a su vez elcartel en los morros a la pobre chica.

La chica asintió suavemente con su cabeza, intentando apartarse el cartel de la cara, aun sin palabras ante la clamorosa bienvenida que le estaban ofreciendo.

 — ¡¡Hola Nicole!! ¡¡Woohh!! Donde quedó aquella niña que apenas levantaba un palmo delsuelo la última vez que la vi… estás… estás… ¡¡estás grandee!!

Aplaudí mentalmente el recibimiento de mi padre… tan de el… " Genial papá… ¡¡vivan las primeras impresiones!! "

 —Me alegro de volver a verte… sé que las circunstancias no son las mejores pero de corazónque me alegro de que estés aquí con nosotros.

Baste decir que la cara de la chica era todo un poema. Suficiente para que mi padre creyendo quela chica no le entendía hiciera gala de su magnifico conocimiento en idiomas.

 — ¿Ar yu pikin espanis? — chapapurreó vocalizando exageradamente y hablando en un tono unaoctava mas elevado de lo normal.

" Eso papi, que se note que eres de mundo " pensé para mi misma mientras observaba convergüenza ajena tan entrañable escena.

Eso pareció bastar para sacar a la chica de su ensimismamiento y arrancarle una sonora

carcajada. — Si, hablo español. ¿Tío Miguel? — al fin respondió una suave y aterciopelada voz.

 — ¡¡ El mismo!! ¡¡Dame un abrazo cariño!! — la chica obedeció dando y recibiendo a su vez unestrecho abrazo por parte de su tío — Nicole, déjame te presento a la tropa. Ella es mi esposaDiana, ¿¿ te acuerdas de ella?? Te encantaban sus postres.

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 — No recuerdo demasiado, era algo pequeña. Pero estoy segura que apenas pruebe uno seguroque recuerdo — Nic sonrió a su tía a la vez que la abrazaba y la besaba — Me alegro de verla denuevo, ha pasado algo de tiempo desde la última vez.

 —Si, la verdad es que un poco… me alegro de que al fin estés con nosotros… siento mucho lo

que le ocurrió a tu padre, era un buen hombre. — Si, lo era. — respondió apenada.

 — Bueno, sigamos con las presentaciones. Esta chica tan guapa es tu prima Natalia, y de ella sique deberías acordarte señorita, que buenos tirones de pelo os dabais de pequeñas por las barbies.

 Nicole volvió a sonreír, pero esta vez en mi dirección. Estuvo un breve instanteasí, mirándomecon una sonrisa asomando a sus labios, como si mentalmente estuviera reviviendo en su cabezaaquellos momentos de gloria en los que me arrancaba mechones completos de mi preciosa

melena rubia, hasta que por fin pareció reaccionar y se acercó a mí para besarme la mejilla. Todoocurrió en un breve instante, pero mi sensación fue que duró toda una eternidad. Un cúmulo desensaciones se apoderaron de mí en ese preciso momento. Todo pareció ralentizarse a mialrededor… fui capaz de sentir todo… desde el calor de su cuerpo, al agradable olor de su perfume, pasando por su calido aliento en mi mejilla y el suave roce de sus labios.

Tras besarme volvió a sonreírme de nuevo antes de mirar hacia la dirección donde estaba el sapoy a quien en ese momento mi padre le estaba presentando.

" Que buena presentación Nat… ¡¡te luciste!!Para la próxima vez que se te acerque ya de paso tetiras a sus brazos… si es que hija, eres mas simple que el mecanismo de un chupete " me

reclamaba mientras intentaba serenar el latido de mi corazón y hacia esfuerzos sobrehumanos por mantenerme sobre mis pies y no sobre mi espalda. " ¡¡Diablos!!¿¿ De donde ha venido todoeso??¿¿Que me ocurre??… Va a ser que no merendé… Sip, va a ser eso, un ataque momentáneode hipoglucemia " trataba de auto convencerme.

 — Este muchachote de aquí es tu primo Daniel, recuerda no dejarle a cargo nunca de tu comida, puede volar a su estomago — bromeó mi padre.

 — ¡¡Papá!! — intentó defenderse el sapo.

 — Y este es el hombrecito de la casa, el pequeño Alex… Alex saluda a la prima. — Y Alex

comenzó a mover su manita mientras escondía su carita en el hombro de su madre. Nicole volvió a sonreír nuevamente y se acercó para plantar otro beso en la mejilla ahora de mihermano pequeño a la vez que él mismo giró su cabecita y puso otro besito, aunque este mas baboso, en su mejilla.

 — Jeje, que tierno — rió Nic mientras se limpiaba como podía las babas que aun le colgaban de lacara.

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 — Si, creo que le gustas — respondió mi madre.

 — Y bueno, creo que ya es hora de agarrar los trastos e ir moviéndonos de aquí… ¿no tenéishambre? — preguntó mi padre mientras agarraba el equipaje de Nicole.

***

" Bueno, ya está. Después de todo parece que no ha resultado tan mal el primer contacto.Reconozcámoslo, se ven un poco raritos pero sin duda son buena gente. Quieras o no al menoscompensa… no sé, quizás después de todo no sea un mal año… solo necesito amoldarme aconvivir con 5 desconocidos, un hámster, una tortuga, tres peces y un perro… Lo del hámster, latortuga y los peces ya medio va, lo del perro me tomará su tiempo y en cuanto a los 5desconocidos… mejor no meto gafe y no adelanto acontecimientos. " Suspiré mientras miraba altecho blanco impoluto.

 Noté la presencia de alguien entrando en la habitación, me giré y allí estaba mi prima Nat con un

 bonito pijama de ositos amorosos, disponiéndose a tomar sitio en la otracama. No pude evitar sonreír ante la visión, algo que al parecer no le hizo demasiada gracia a ella.

 — ¿Que? ¿Que te parece tan gracioso? — dijo mientras miraba a su alrededor.

 —   Nada, solo sonreía… ¿que no puedo hacerlo?— le respondí bastante a la defensiva y con untono mas fuerte del que hubiera deseado, la verdad es que no quería pelear con ella ya en mi primer día allí, pero si esa niña quería guerra sin duda la tendría.

 — Por supuesto, pero al menos digo yo que podrías compartir tremenda felicidad.

 — Buenas noches Natalia — dije mientras apagaba la luz y dejaba a un lado la rabia que ibacreciendo rápidamente en mí. " Pero que demonios se piensa esta niñata egocéntrica, como si yono tuviera otra cosa que hacer que andar contándole el porque de mis actos " .

 — ¡¡Oyee!!¿¿Quien te crees que eres para dejarme con la palabra en la boca?? — reclamó denuevo a la vez que encendía la luz y me miraba con aire desafiante.

 — Mira, lo siento mucho, pero hoy he tenido un día bastante duro y estoy demasiado cansadacomo para discutir con niñas egocéntricas y sabelotodo, así que por favor, si gustas, meencantaría poder dormir  – y apagué de nuevo la luz, la cual no tardó demasiado en volverse aencender.

 —  ¿Niñas egocéntricas y sabelotodo?… ¿tratas de decirme algo niñata?  

 — Si, trato de decirte que me dejes de una puñetera vez dormir tranquila, ¿¿estamos?? — volví aespetar mientras apagaba por tercera vez la luz, la misma que por tercera vez volvió aencenderse.

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 — No, no estamos — contestó de nuevo, a la vez que se levantaba para dirigirse hacia el armariode donde sacó algo. Parecía una especie de diario, pues inmediatamente que lo sacó se puso aescribir en el despertando mi mas curiosa curiosidad.

 No tardó demasiado en anotar lo que se suponía debiera de anotar, solo cuando acabó y lo guardó

me miró de nuevo a los ojos para decirme — ya si estamos. — y apagó la luz, sumiéndome en la profunda oscuridad de la noche y de mis pensamientos.

***

" Niñata maleducada… ¿que en Inglaterra no le enseñaron modales o qué?… ¿¿pero quedemonios se cree??Si acaba de llegar y ya se cree la reina de saba, ¿de aquí a un año esto queserá? " nada mas apagar la luz mis pensamientos hicieron acto de presencia.

Estaba indignada, esta tipa acababa de aparecerse en nuestras vidas, y ya se creía la mandamássolo porque venia de fuera " no, no, niñita, si quieres algo tendrás que currártelo como todos,

nadie te va a dar nada mascado solo por lastima de que estés solita en este mundo " ." Demonios Nat, no seas tan cruel, ¿has tratado de ponerte acaso en su lugar?… acaba de perder a su padre, está en un país extranjero, con la familia Adams como parientes mas cercanos… un poquito de por favor que la niña lo sufre en silencio… " mi otro yo de repente salía a escena en el papel de abogado del diablo. Y lo cierto es que por mucho que tratara de buscarle excusas, por una vez tenia razón, por muy indignada que estuviera, por muy molesta… debía de tratar ant esde juzgarla intentar verlo todo desde sus ojos.

" Sí, mañana me disculparé… " decidí al fin en un suspiro " … aunque por supuesto después deque ella lo haga antes "

***

 — Y bien Nic, ¿que tal tu primera noche? ¿Dormiste bien? ¿O la princesita te estuvo dando palique hasta altas horas de la noche? — me preguntó mi tío mientras ponía media tarrina demantequilla sobre su tostada.

 — No tío, dormí genial. — respondí asombrada mientras veía como además de la mantequillaañadía ¾ del bote de mermelada de fresa en un lado y otros ¾del bote de ciruela en el otro.

 —  No hay nada mejor para la circulación matutina — añadió mientras señalaba su manjar antes de

llevarlo a la boca. — ¡¡Tostadas!! ¡¡Tostadas!! — apareció gritando y como salido de la nada Dani, a la vez queocupaba su lugar en una mesa cargada hasta los topes de todo tipo de alimentos.

" Está claro que esta gente no es normal… seguro son caníbales cuyo plan es cebarme paradespués echarme a la olla de la sopa "

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 —  Que se dice Dani…

 — ¡¡Buenos días!!Y tan buenos… — dijo mientras se relamía ante la esplendorosa visión.

 — Dani, al desayuno no le van a salir patas – volvió a reprender Diana a su hijo ante la

voracidad de este – Buenos días Nicole, ¿has dormido bien? — Preguntó dirigiéndose ahora haciami mientras colocaba al pequeño Alex sobre la silla.

 — Si tía, dormí bien, gracias

 —  Buenos días… — se oyó una pastosa y adormilada voz desde el marco de la puerta. Miré yallí estaba ella, el motivo de mi insomnio con el pelo alborotado… porque las bellas durmientestambién roncan y se despeinan, ¿o que creíais?

 — Nat, ya que estas de pié, por favor, ve a la cocina y tráete la bandeja que queda.

 — Si mamá — bostezó mientras se dirigía hacia el lugar ordenado para acto seguido aparecer conuna bandeja cargada también hasta los topes, pero esta vez de churros — Buen provecho — dijouna vez se había colocado en su sitio, comenzando también así su particular lucha con la primeracomida diaria.

 — Bueno chicos, ya que estamos todos en la mesa os digo que en algo así como 2 horas salimos para el apartamento de la playa a pasar unos días allá.

 — ¿Qué? — Nat casi escupe la tostada que masticaba en ese momento — Pero papá, ayer dijisteque no iríamos hasta pasado mañana. Ya tenía planes para hoy.

 — Pues lo siento señorita, pero tendrá usted que cancelarlos porque ya está decidido, salimos enmenos de 2 horas.

 Nat siguió comiendo su tostada bastante mosqueada con la dirección que llevaban los planes, pero se limitó a eso, solo a comer sabiendo que por mucho que intentara discutir su batalla estaba perdida.

 —  Cariño, sabemos que ya tenías planes con Andi… pero ya las cosas han salido así… si quieresllámala y dile que puede venirse a pasar unos días al apartamento de la playa con nosotros.

" Éramos pocos y parió la abuela " no pude evitar pensar mientras seguía centrada en mi

desayuno y dejaba al mundo correr.***

Después de 2 horas de atasco para un trayecto de 30 minutos y 3 paradas en la gasolinera al finalllegamos al apartamento de la playa.

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La salida del monovolumen debió de ser todo un espectáculo de pasarela para los transeúntes queen es momento pasaban por la calle a juzgar por lo que fueron sus caras.

El apartamento tampoco es que fuera muy grande, apenas 3 habitaciones, un bañoy un salón con barra americana que conectaba con la cocina. Vamos, una caja de cerillas pero con un poquito de

más glamour.Una vez acoplados y ordenados todos los bártulos nos pusimos los bañadores y nos dispusimos air a la playa.

Apenas dos manzanas mas abajo la arena dorada y el calido mar se abrían paso ante seis paresdeescandilados ojos.

 — Bien chicos, ¡¡llegamos!!Apalancaos donde podáis que mamá y yo iremos a pillar sitio consombra en el chiringuito. Nos vemos en un rato. Comportaos.

Dicho y hecho, Miguel, Alex y Diana no tardaron en desaparecer dejándonos allí, solos ante el peligro, en medio de esa playa abarrotada de gente.

Viendo que Nicole y Andi colocaban sus toallas, me dispuse a hacer lo mismo, mientras por elrabillo del ojo observaba como Dani trataba infructuosamente de clavar el pincho de la sombrillaen la arena.

" Normal que no pueda… este niño necesita gafas… ¿es que no ve que estamos sobre un pedrusco? "

Cinco minutos bastaron para que el chico se rindiera en su intento desesperado y sustituyera tan

laboriosa entrega por un refrescante baño en el salado charco. — Métete todo lo adentro que puedas. Que no pienso ir a buscarte — exclamó Nat en cuanto vioque su hermano se dirigía hacia el mar.

 —Muy graciosa… — oí decir a Dani antes de verlo desaparecer entre la multitud de sombrillas.

***

 — Has estado muy callada durante todo el camino. Nat, ¿hay algo que no me hayas contado?

 —  ¿Eh? No, nada… no te preocupes Andi… es solo que aun ando medio dormida   —  Bueno…

 — ¿No me crees?

 — Si, claro, ¿acaso no debería de hacerlo? — Me cuestionó mirándome inquisitivamente.

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 — Anoche tuve un pequeño altercado con Nic — dije tan rápido que ni siquiera estaba segura deque Andi hubiese sido capaz de entenderlo.

 — Cuando dices que tuviste un pequeño altercado con Nic, ¿a que te refieres exactamente?

 — A que anoche discutimos.

 —  Agghh… ya sabia yo que algo había pasado, ¿es por eso que no os dirigís la palabra?  

 —   No… para serte sincera tampoco es que nos la hubiéramos dirigido demasiado antes de ladiscusión.

 — Tratas de decirme que por una mísera vez que habéis hablado… ¿lo habéis empleado paradiscutir?

Traté de mirar a todos lados excepto a la cara de mi amiga antes de darle una respuesta.

 — Si, algo así — confesé al fin más que avergonzada.

 —   Nat, Nat… que voy a hacer contigo… Pero te daré un consejo, tal vez debería usted de dejar  por un momento a un lado su orgullo y tratar de acercarse a ella para pedirle disculpas.

 — Es necesario, ¿verdad?

 — Pues teniendo en cuenta que como mínimo tendrás que vivir un año con ella bajo el mismotecho… me temo que si que es necesario.

 — Gracias conciencia — dije mientras me levantaba de donde estaba sentada y me dirigía haciadonde estaba mi prima poniéndose crema.

 — Fue un placer  — fue lo ultimo que oí decir a mi amiga antes de alejarme de su lado.

***

Ya que Natalia y Andi iban a su bola, yo decidí ir también a la mía. Apenas habíamos cruzado palabra desde lo sucedido anoche, aunque tampoco es que antes de que sucediera hubiéramoscruzado muchas. Tan solo había hablado para dirigirse a mi cuando me presentó a su amigaAndi. Al parecer eran amigas desde la infancia. Parecía una chica simpática y agradable, todo lo

contrario que mi prima." Como papá diría, no la juzgues y la crucifiques ya… aun no la conoces bien… " me recordé.  

Decidí matar el rato poniéndome protector solar por todo el cuerpo, tampoco es que lo necesitara para evitar quemarme, pues a pesar del poco sol de Londres siempre tuve la suerte de tener untono tostado en mi piel. " Cosas de genes supongo " .

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Mi relación con mis tíos y mis primos había ido considerablemente en aumento, la única que aunse me resistía era Nat. Habíamos conseguido limar asperezas en el primer día que llegamos peroluego nuestra relación fue viéndose limitada dando lugar a que solo fuese un vago espejismo loque afloró ese día. Lo cierto era que no habíamos vuelto a discutir, aunque claro, tampoco es quese hubiera dado la oportunidad para ello.

Con Andi fue mas o menos igual, aunque al contrario, a pesar de que ella si que hacia esfuerzos por acercarse a mi lo cierto es que yo me alejaba de ella. Era una chica agradable aunque conunos puntos un tanto raritos. Había algo en ella que no sé… pero me daba yuyu… era como sisiempre lo supiese todo…

Los días posteriores a la llegada a la ciudad pasaron entre el papeleo de mi traspaso al nuevoinstituto donde continuaría con mis estudios. Había conseguido que me convalidaran algunasasignaturas, pero para otras debería de volver a pasar examen.

Y puesto que no me apetecía perder un curso por un par de asignaturas (quien dice un par dice

cinco) decidí que las cursaría junto con las materias del ultimo año. Estaría difícil que pudieracon todo pero al menos iba a intentarlo.

***

 —Y bien chicas… ¿nerviosas ante vuestro primer día de clases?— preguntó mientras conducíamas emocionado si cabe mi tío que nosotras por volver a la rutina diaria.

 — Uhm, no demasiado — respondí mas para mi misma que para mi tío.

 — Un primer día como el de cualquier otro curso — se limitó a responder Nat.

 — Uys, que ánimos se respiran en el ambiente – intentó bromear mientras giraba la esquina yaminoraba la marcha hasta parar frente a un edificio abarrotado de gente joven.  — Bueno, yallegamos, ¿me dan mis niñas un besito de despedida antes de entrar al cole con sus amiguitos?

 — ¡¡Papá!!

 —Jajaja, ok ok… ya veo que cada día queréis menos a este viejo… supongo que tendré queacostumbrarme a que me rompáis el corazón… aish, c´est la vie… venga, daos prisa o llegareistarde a clase, que tengáis suerte chicas.

 — Gracias tío — dije mientras salía del coche y miraba al viejo edificio. — Igualmente papá — le dijo Nat a su padre antes de besarlo en la mejilla y apearse del cochetambién. — Bueno, ya estamos aquí, ¿Qué te parece si entramos? — dijo ahora dirigiéndose a mi.

 —Pss… ya que hemos madrugado y hemos llegado hasta aquí… es lo idóneo, ¿no crees?  

 — Me parece justo — respondió sonriéndome e iniciando la marcha. – ¿Tienes a mano tu horario?

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 — Si, espera, lo tengo justo aquí — dije mientras me sacaba un papel doblado del bolsillo traserode mi pantalón.

 —Genial, veamos que clase tienes… lengua española en el aula 9… — dijo quedándose unmomento pensativa — Pues estas de suerte, te acompaño hasta allá, tengo la misma clase que tu,

es la asignatura que tienes pendiente del curso pasado, ¿no? — Eso parece.

 — Bueno, no te preocupes, sé que la pasaras, tienes cara de chica inteligente.

 — Jajaja — no pude evitar reír ante el comentario de mi prima — ¿tu crees?

 — Clar o… ¿que no ves que tu y yo compartimos genes? A la fuerza tuviste que heredarlo demi — dijo mientras se paraba frente a una puerta — Bien, hemos llegado. ¿Lista para enfrentarte ala jungla?

 — Supongo.

 —Supones, uyy… je, venga entremos a coger buen sitio en la ultima fila.

 Nada mas abrir la puerta el ruido del interior del aula invadió nuestros oídos. Mientras fuimosavanzando a través de la sala pude oír susurros y voces que aunque me empeñara en ignorar no podía evitar escuchar gracias a la agudeza de mi oído.

 —Mira, Nat llegó… ¿y quien es esa con la que va? 

 — Por ahí he oído que es su prima o no sé que se quedó huérfana y ahora vive con ellos. —Pero parece mayor…

 —No, en realidad es menor, es de fuera… creo que es alemana…

 —Sí, eso explica la altura… es muy guapa…

Giré mis ojos ante la credibilidad que le daban aquellas niñas a sus fiables fuentes mientrasseguía avanzando tras mi prima por el aula hasta llegar a un par de pupitres vacíos.

 — ¿Te parece bien aquí? — Preguntó mirándome expectante. — Si, aquí está bien — Respondí ausente observando el lugar.

 — ¡¡Nat!! — se oyó gritar una voz conocida desde una esquina de la parte delantera del aula. EraAndi. Estaba rodeada por 3 chicas más con las que parecía estar hablando. No tardó demasiadoen despedirse de ellas y acercarse a nosotras.

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 — ¡Nic! ¿Que hay? ¡Cuanto tiempo chica! No sabía que estabas en nuestra clase.

 — Solo en algunas materias — se apresuró a aclarar Nat.

 — Si, solo — cercioré yo.

 — Entonces en el resto seguro te toca compartir clase con mi hermano.

 — Es cierto — exclamó Nat como recordando — Es un año mayor que nosotras.

 — Seguro que en cuanto le veas le reconoces. Es un chico peculiar, de apariencia tímida ysolitaria, seguro sentado por el fondo del aula.

 — Recordaré la descripción — le dije a Andi mientras le sonreía.

Poco mas pudo ser dicho pues el profesor hizo de inmediato acto de presencia.

***

La clase transcurrió con normalidad, la típica presentación del primer día de lo que sería lamateria en sí, el sistema de evaluación y poco más. Treinta minutos bastaron para que nosviéramos liberados.

 — ¿Qué tienes ahora? — me preguntó Nat mientras salíamos del aula y nos sumergíamos denuevo en aquellos laberintos que llamaban pasillos.

 — Economía, de segundo, en el aula 10.

 — Ok, entonces vayamos a la busca y captura.

 —  No, no te preocupes Nat, ya me las apañaré, además, tenéis vuestra siguiente clase en apenascinco minutos.

 — ¿Segura? — me cuestionó mirándome fijamente.

 — Segurísima — vi la preocupación reflejada en su cara así que le sonreí — Sabré defenderme. Ala hora de la comida os veo.

 Ni que decir tiene que anduve dando más vueltas que un trompo por esos malditos pasillos por lomenos durante cinco minutos, hasta que al fin conseguí dar con el aula 10, o debiera decir aula 1ante la ausencia indebida del 0 en la placa.

 — ¿Ya te cansaste de dar paseitos por el pasillo? — oí decir a alguien mientras cruzaba el umbralde la puerta.

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Miré a la dueña de tal voz. Era una chica alta, aunque algo menos que yo, rubia de bote y de tezmás bien morena. Sus ojos marrones me miraban entre burlones y desafiantes.

 —  No, pero gracias por interesarte tanto por la integridad ajena — le respondí entrando al aula ydejándola con la palabra en la boca.

La escena que me recibió no era muy diferente a la que ya me había recibido en el anterior aula;chicos sentados sobre las mesas, chismorreos a mi paso, tizas invadiendo el espacio aéreo…

Centré mi atención en tratar de localizar al chico peculiar, de apariencia tímida y solitaria segurosentado por el fondo del aula, a la vez que trataba de esquivar los avioncitos de papel que esosmomentos volaban sobre mi cabeza. " Niños… "

 Noté como todo el ruido ambiental cesó de inmediato dando paso a un silencio casi sepulcral,giré mi cabeza pensando que se trataba de la llegada del profesor pero en lugar de ello mi miradachocó con la de la chica de la entrada que ahora venia acompañada por otro chico moreno y mas

alto que ella. Aguanté su mirada unos instantes, hasta que por fin la chica pareció rendirseycomenzó a hablar con su acompañante.

Continué mi afanosa búsqueda hasta localizar así mi objetivo. Como su hermana bien dijo estabasentado solo al fondo del aula, sumergido en la escritura en un viejo cuaderno de notas. Por sutamaño sentado supuse que no debería de ser muy alto, lo cual como luego comprobaría eracierto pues lo superaba con creces. Al igual que su hermana era castaño y de ojos color café, peroa diferencia de ésta él llevaba gafas. Parecía el típico chico empollón y solitario, vamos, elincomprendido de la clase a juzgar por como las tizas volaban hacia el desde varios grupitoscercanos.

 — ¿Está libre el pupitre de allá? — le pregunté cortésmente. — Si — respondió tratando apresuradamente de cerrar el cuaderno en el que con tanta insistenciaescribía instantes antes de mi profanación.

 — Hola soy Nicole, la prima de Natalia — ante su cara de perplejidad añadí — la amiga de tuhermana Andi — eso pareció bastar para sacarlo de su ensimismamiento y hacerlo reaccionar.

 — Ahh si, un gusto conocer a la famosa Nicole, mi hermana me ha hablado de ti, soy Iván — dijoalargando su mano y estrechándola aparatosamente con la mía.

 — Espero que cosas buenas — le sonreí bromeando. —  No lo dudes — me sonrió a su vez.

Quedamos un instante en silencio, lo suficiente como para que mis divagaciones sobre a que tipode pirado acababa de presentarme hicieran acto de presencia, divagaciones que no tardaron enesfumarse al sentir la presencia de alguien no grato no solo para mí sino al parecer también parami acompañante.

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 — Vaya, vaya, pero que ven mis ojos, gafitas granulado y miss doy paseitos al pasillo.

 — Ya ves, Dios los crea y ellos se juntan — dije irónicamente mirando a ella y al chico que laacompañaba.

 — Muy graciosa. ¿Eres la nueva?

 — Depende de que nueva hables.

 —  No te hagas la graciosa y responde.

 — Podría ser la nueva, ¿algún problema con ello?

 — Por supuesto que ninguno, pero te echaba mas inteligente.

 — Así como tu ¿verdad?, pero que pena que no siempre todo lo que se espera se cumpla.

 — Ya veo que la altanería viene de genes.

 — ¿Segura? Porque que yo sepa tu y yo no compartimos nada.

La chica estaba por responder algo cuando el profesor entró por la puerta.

 — Salvada por la campana miss paseitos con titulo honorífico recién adquirido de payasa,felicidades, nos veremos a la salida… y dile a tu primita que también va por ella, porque de estano se libra ni rezando el rosario al revés — dijo a la vez que me guiñaba un ojo y volvía a su sitiocontoneando exageradamente las caderas a cada paso.

 —Tu primer día y ya la has pifiado… enhorabuena, batiste el record… olvida que me conoces —  me dijo Iván a la vez que abría otro cuaderno y esperaba impaciente el dictado del profesor.

 —  No puede ser tan malo — me limité a responder indiferente mientras hacia lo mismo que el.

 — Cierto, podría haberte partido la cara aquí mismo, pero mira que piadosa fue que te dejó laoportunidad de hacerlo a la salida y con un aforo de espectadores menos limitado.

 —Hombre de poca fe… sorpréndeme y dime que también hacen apuestas con las peleas…

***La hora del almuerzo llegó mas rápido de lo que esperaba. Exceptuando la " cálida " bienvenidacon la que me abrumabanalgunos de mis nuevos compañeros de clase, la mañana podía decirseque había sido buena dentro de lo que cabía, con algunas materias habíamos empezado ya desdeese primer día y los profesores parecían no defraudar.

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Como acordé con Andi y mi prima, Iván y yo nos reunimos con ellas a la hora del almuerzo. Elcomedor no podía ser menos que los pasillos y las aulas, así que mejor os evito el trauma y lodejo a la imaginación. Nat y Andi nos esperaban sentadas en una mesa, debido a nuestra tardanzahabían comenzado a comer y mejor así, porque después de lo que oyeron, exceptuando lasaliva,no se quedaron con ganas de tragar mucho más.

 — ¿Que ha hecho que? — preguntó por tercera vez aun incrédula y como deseando oír otra cosadistinta Natalia.

 — Pues eso, que aquí tu querida prima nos ha salido contestona — respondió Iván.

 —Oye, a ver que va a pasar… que la tipa fue a por mí desde el principio. 

 — Sí claro, como gracias a dios se te ve presa fácil — dijo Nat girando sus ojos – no podíasestarte calladita, ¿verdad?

 — Oye guapa, ¿que acaso crees que a mi me gusta ir pillando bulla con tó dios o que? — Venga chicas, que haya paz, con pelearos no conseguiréis nada. — intentó aplacar los ánimosAndi.

 — Da igual, pero por lo menos me desquito con alguien.

 — Pues si te parece a la salida en lugar de un asalto, ya puestas hacemos dos.

 —  No seas bocazas Nic, que en buena te metiste.

 —  No sufras, sé cuidarme — Ya está visto lo bien que te cuidas que no puedes dar ni un paso sin meterte en algún lío.

 — Pues al parecer tú tampoco eres santo de devoción de la tipa, lo cual quizás explica susintensas ganas de partirme la cara.

 —Chicas, no os pongáis nerviosas… nadie va a partirle la cara a nadie… tranquilizaos y no os peleéis — de nuevo intentó prevenirnos Andi.

 — Eso, guardad fuerzas para la salida — aconsejó Iván mientras tranquilamente partía sus

macarrones con el cuchillo, como si la cosa no fuera con el.***

Dicho y hecho, a la hora de la salida Iris nos esperaba en la puerta junto a sus secuaces y undilatado publico que victima del chisme había acudido deseoso de ver sangre.

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 — Ya pensé que no nos daríais el gusto de recrearnos con vuestra magnifica presencia,¿asustadas? — espetó Iris nada mas vernos salir por la puerta del instituto.

 — ¿Lo estas tú? — le pregunté

 — ¿Debería?

 —Entonces ya tu misma respondiste a tu pregunta… — respondí con una sonrisa irónica colgadaen mis labios.

 —Eso, tu enciéndela mas, que aun no se le ve la mecha… — oí que me decía Nat casi en unsusurro a la vez que me sujetaba del antebrazo.

 —  Nat, veo que el verano te dejó tan ridícula como siempre, me alegro de que al fin te decidierasa aceptar también la invitación.

 — Mira, si tienes un problema con alguien es conmigo, pero a Nat la dejas en paz, ¿estamos? —  intenté salir en su defensa.

 —Salió la defensora… ¿que pasa? ¿Que tío gilito luego te castiga si su niña va con un rasguñito? 

 —Hija de… — soltó Nat antes de que apenas pudiera sujetarla para evitar que hiciera unatontería de la que se lamentara luego.

 —Eso, además de enana, deslenguada… ¿que tu papito no te dijo que eso está feo? 

 —Ya está bien niñata… si tienes algún problema lo dices y si no te apartas y nos dejas pasar. 

 — ¿Ya te me pones en plan gallito?

 — Prefiero pensar que es un plan razonable para todos, pero especialmente para ti.

 — ¿Y desde cuando te preocupas por mi?

 — Mira niña, ya me cansé del jueguito, ¿que no sabes responder nada más que con preguntas? ote apartas o te aparto.

 —Está bien me aparto, pero me quedo con la rubita… es un buen trato, ¿no crees?

 — Te apartas o te aparto, no te lo repito más. Te aparto

La impasividad de la tipa unida a la tensión acumulada en mi cuerpo hizo que actuara casi deforma automática agarrando a mi prima de un brazo mientras con el otro golpeaba a la chica quetenia de frente con un gancho en todos los morros. La reacción no se hizo esperar: sangre por todos lados, un labio roto, clamor popular y primera visita oficial a la oficina del director.

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***

 —Whoo… así que un labio partido… este Ricardo… Veo que te enseñó bien a defenderte —  comentaba mi tío mientras conducía.

A él había sido a quien habían llamado desde la oficina del director para que fuera a recogernostras la pelea y muy al contrario de lo que supuse no parecía para nada molesto con el asunto, mas bien al contrario, era como si encima me aclamara por mi valentía, la misma valentía que mehabía costado una semana de expulsión y la apertura de un expediente.

" Maravilloso Nic, simplemente divino… no podías haber comenzado mejor tu primer día declases " me castigaba a mi misma mientras mi tío seguía divagando y comparando la situacióncon sus años mozos de instituto. Miré a mi prima sentada a mi lado en el asiento trasero, miraba por la ventana la calle con aire ausente. A pesar de que nos habían llevado juntas al despacho deldirector no habíamos hablado desde lo sucedido.

" Seguro la asustaste… ¡¡burra!! ¡¡Que eres una burra!!¿¿Cuando aprenderás que las cosas no sesolucionan liándote a hostias con tó el que se te ponga por delante?? " suspiré " Al menos mequeda el consuelo de que ella salió indemne de todo el asunto " .

 —Recuerdo que el tipo estaba por partirme la cara cuando… — suena un móvil — ¿si?

 —   Miguel, ¿¿donde estáis??Hace más de una hora que deberíais de haber llegado…

 — Tranquila Didi, estamos en ello, solo surgió un imprevisto. En menos de 5 minutos estamosahí.

 — ¿Sucedió algo?  — Luego te cuento cariño, lo siento es que ahora voy al volante.

 — Esta bien, no tardéis. 

 — Si, hasta ahora — dejando el teléfono a un lado — era mamá — dijo a la vez que me sonreíacomo bobis por el espejo retrovisor y continuaba con la batallita del año la pera.

***

 — ¿¿Pero viste como voló la tipa??¡¡Fue espectacular!!Al fin alguien pone en su sitio a Iris, ¡¡quese joda!! Se lo tiene bien merecido por todas las putadas que nos ha gastado en todo este tiempo.

 —Jaja, vaya que es cierto que nos saliste deslenguada… ¿y que pasó en la sala del director? ¿Oscastigaron?

 —A mí no, pero a Nic… a Nic la expulsaron por una semana y le abrieron un expediente. 

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 — ¡¡No jodas!! ¿Y a Iris?

 — ¿¿Tu qué crees?? Es la sobrina del director.

 — Cabrón.

 — ¿Y ahora quien es la deslenguada?

 — Eso es que me lo pegaste, como la hermosura.

 — Entonces mejor me despego de ti antes que me robes la poca que me queda.

 — ¿Y como lograste salir indemne de todo el lío?

 —  Nic se culpó de todo.

 —Pero ella no tuvo la culpa… diablos ni tu la tenias… la única que se lo guisó y se lo comió fueIris… me pregunto quehubiera pasado si hubiera sido al contrario y hubierais sido vosotras lasescaldadas…

 — Hubiera pasado lo mismo… se las habría ingeniado para involucrar a Nic como la instigadoradel asunto… eso es lo que hubiera pasado… Aggg, me da tanta rabia, Nic no hizo nada paraganarse la losa que le cayó… y encima no pude decir nada para ayudarla… no se dejó, ¿te lo   puedes creer?

 —¿Qué? Un momento… ya me perdí… ¿a qué te refieres con que no se dejó? 

 —A que desde el principio se culpó de todo… Traté de defenderla ¿pero qué crees? que nicolaboraba, al contrario, se echaba mas tierra encima.

 — Bueno, ya conoces el código.

 — ¡¡A la mierda con el código!! ¡¡ A la mierda con todo!!

 — Vaya, gracias.

 —Lo siento Andi… me enerva, no lo puedo evitar…

 —Ya lo sé amiga… ¿has hablado con Nic en casa?  —No, aun no lo he hecho… y me gustaríaagradecerle el que después de todo me defendiera.

 —Deberías hacerlo… está claro que la chica tiene carácter… tenía mis dudas pero ahora ya séque viene de genes.

 —Sin duda lo tiene… debo dejarte Andi, mi hermano quiere ocupar esto un rato. 

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 — Entiendo, nos vemos mañana en clase. Saludos para Nic.

 — Yo se los mando, gracias, nos vemos mañana.

Desconecté el msn, cerré mi sesión en el pc y me dispuse a subir a mi habitación a hacer lo que

hace rato ya debía haber hecho.

***

Toc toc 

 — ¿Se puede? — dijo Nat entreabriendo la puerta y metiendo media cabeza a través.

 — Claro, te recuerdo que es tu habitación — respondí dejando a un lado el libro en el que estabasumergida leyendo.

 — Ya lo sé, pero ahora ya no es solo mía — contestó a la vez que me sonreía tímidamente y sesentaba sobre su cama.

 — Aun así, no necesitas pedir permiso.

 — ¿Qué lees?

 — Hamlet.

 — ¿Te gusta Shakespeare?

 —  No me gusta, me encanta.

 — Es curioso, pero nunca lo hubiera imaginado

Me limité tragarme mi sarcasmo y a sonreírle, evitando así decir algo que rompiera el calmadoambiente que se respiraba en ese momento.

 —Hay tanto que no sé de ti…

 — A veces es mejor así, no saber nada de nadie.

 — ¿Aun arriesgándote a perder cosas buenas?

 — También ganas el no saber las malas

 — ¿Y romper el equilibrio?

 — El equilibrio no se rompe. Si no sabes lo bueno, no sabes lo malo. Así de simple.

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 — ¿Siempre eres así de complicada?

 — ¿Siempre haces tantas preguntas?

 — Lo siento, es una fea costumbre — me dijo sonriendo tímidamente a la vez que notaba un

 pequeño rubor en sus mejillas.

 —  No tienes porque disculparte. Todos las tenemos.

 —Nic…

 — ¿Si?

 —Quería agradecerte por lo de esta tarde… — me dijo levantándose de su cama y sentándosesobre la mía invadiendo peligrosamente mi espacio personal —… gracias por defenderme frentea Iris…

 —  No hace falta que agradezcas nada, aquello era entre ella y yo, no tenia que meterte en medio.

 — Ya, pero no quita que me defendieras aun habiéndome comportado como una cerda contigo entodo este tiempo.

 —  No te has comportado como una cerda.

 —Si, Nic, te he ignorado… y lo sabes. 

 — ¿Y? Yo también lo he hecho contigo.

 — Pero no es lo mismo.

 — ¿Cual es la diferencia? ¿Que yo estoy sola en el mundo? ¿Es eso? ¿Ahora me vas a tener lastima? — me apresuré a decir a la defensiva.

 —No, no es eso… además, sabes que no estas sola. 

 — ¿Entonces?

 —Que debería haber intentado ponerme en tu lugar, tratar de conocerte… no lo hice porque

estaba molesta… molesta porque de pronto te aparecías en nuestras vidas para cambiarlas… — Eso yo no lo elegí.

 —Ya lo sé… pero te culpaba por ello… yo, lo siento mucho…

 —Yo ya he estado aquí, yo ya he vivido esto…

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 — Entiendo que estés molesta conmigo.

 —No estoy molesta contigo, y a decir verdad no te juzgo por ello… si te soy sincera, si yohubiera estado en tu lugar, habría sido peor… — le dije a la vez que le sonreía tratando dequitarlehierro al asunto. Funcionó porque me sonrió a la vez que miraba hacia el suelo, pareció

quedarse un rato pensativa hasta que de pronto oí de nuevo su voz. —Si hubiera sido al contrario… ¿me hubieras defendido igual?  

 — ¿Aun lo dudas?

 —Y si hubiera sido al contrario… ¿también te hubieras inculpado? 

 — Es el código, Nat.

 — Pues hay que ir pensando en reeditarlo, porque no pienso permitir que te expulsen de nuevo.

 No pude sino sonreír ante su determinación.

***

El comedor mostraba su máximo apogeo a las 3 de la tarde, hora en la cual casi todos losestudiantes tenían su segundo descanso del día. Andaba de camino a reunirme con Andi e Ivánen la misma mesa de siempre cuando Guille se cruzó en mi camino haciendo que tuviera quehacer malabarismos con mi bandeja para evitar que mis albóndigas nadaran en zumo de naranja.

 — Lo siento.

 —  No pasa nada — respondí algo nerviosa, no en vano tenía frente a mis narices al tío más buenoy popular de todo el insti.

 — ¿Te ayudo?

 —No, no hace falta… ya puedo yo— le sonreí.

 —Como quieras. No sé si te habrás enterado de lo de la fiesta de mañana en la casa de José…

 — Si, algo he oído por ahí — le contesté mientras seguíamos caminando por el pasillo del

comedor hacia donde mis amigos me esperaban expectantes. — ¿Te gustaría acompañarme?

Me detuve en seco y le miré con cara de no haber entendido bien.

 —¿Acompañarte en el sentido de… yo… tu… salir… fiesta? 

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 — Sí, algo así. ¿Te parece bien que te recoja a las diez?

Parpadeé varias veces antes de responder.

 — A las diez estará bien.

 —Ok, entonces nos vemos mañana… y cuidado con la bandeja. 

 — Sí, nos vemos — dije caminando en piloto automático, bandeja por completo olvidada en mismanos, mientras mis cabeza aún trataba de asimilar si lo sucedido instantes antes realmente habíaocurrido y no era sólo producto de mi alocada imaginación.

 — ¿Qué quería Guille? ¿Qué le ha pasado a tu comida? — me empezó a interrogar Andi nada masllegar a la mesa.

 —Nada importante… solo invitarme a salir con él el sábado— contesté ausente aún mientras

apartaba los fideos de la sopa de las albóndigas y lamía el pan manchado del caramelo del flan.

 — ¿Qué? ¡¡¿¿Qué saldrás con el chico más guapo de todo el insti??!! ¡¡Pero que te has fumao!! —  gritó escupiendo la sopa de la boca y haciendo que varias cabezas de alrededor se giraran amirarla.

 —Y porque no era nada importante… — comentó Iván mientras hacia a un lado su comida ycomenzaba a devorar el postre.

 — Dilo un poco mas fuerte que los de la séptima mesa no se enteraron — dije avergonzada.

 —Lo siento, pero es que… buff a mi mejor amiga no todos los días la invita a salir el buenorrodel insti… ¿Y que le dijiste? ¿Aceptaste? ¿Que te pondrás? 

 — ¿De verdad que tu no eres de la GESTAPO?

 — ¡¡Ya!! ¡¡Dime!! ¡¡No me tortures de esta forma tan cruel!

 —Sí, acepté… o al menos lo intenté— dije mientras mordía mi cuchara — Y antes de quevuelvas a preguntar… no, no sé que me pondré— añadí.

 —Se me ocurre que podría dejarte ese conjuntito de cuero de falda y top que…

 —  No pienso ponerme esa cosa.

 — Pero ¿por qué?

 — Porque va diciendo a gritos " cómeme " " .

 — ¿Y? es que es eso lo que se supone que debe de decir.

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***

Estaba viendo la televisión sobre el sofá cuando mi tía llegó junto con mi primo pequeño.

 — Hola Nic, ya estamos aquí.

Inmediatamente salté de donde estaba y me dispuse a ayudarla con las bolsas que cargaba.

 — Gracias — me agradeció.

 — De nada — respondí camino a la cocina, seguida de cerca por Alex que cargaba a duras penasel paquete de rollos de papel higiénico.

Dejé todo sobre la encimera de la cocina y ya me disponía a darme la vuelta para salir cuandonoté que alguien me tiraba del elástico del pantalón. Bajé mi mirada para descubrir a mi primomirándome con ojos suplicantes mientras con un bracito sujetaba el paquete y con el otro me

señalaba hacia arriba.

 — Yo quero — me decía.

 — ¿Qué quieres? — le pregunté poniéndome a su altura.

 —Yo… — trataba de explicarse mirando el paquete y hacia arriba. Seguí su mirada

captando de inmediato lo que quería.

 — Ohh — exclamé levantándome para acto seguido cogerlo en brazos y acercarlo a la encimera

donde cuidadosamente colocó el paquete. — Yap — me dijo sonriente volviéndose hacia a mí.

 — Sí, que bien lo hiciste… como los niños grandes— le sonreí a su vez.

 — Jeje — rió alegre — Si, yo niño grande — se palmeó en el pecho antes de acercarse a mí ysorprenderme con un baboso besito en la mejilla.  – Gasias.

Aún sorprendida lo dejé en el suelo donde no tardó en salir corriendo hacia el salón antes de quesu madre llegara a la cocina.

 — ¿Aún no llegó Nat? — preguntó mientras se ponía a guardar la compra.

 —  No, pero ya debe de estar al caer  – no me dio ni tiempo a acabar cuando la puerta trasera quedaba a la cocina se abrió.

 — Hablando de la reina de roma, por la puerta asoma.

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 — Hola mamá — dijo besándola — Nic — me saludó con la cabeza. – ¿De que hablabais? —   preguntó soltando la mochila y poniéndose un vaso de agua.

 —  Nada, que andaba preguntándole a Nic si habías llegado, ¿cómo te fue el día, cariño?

 —No estuvo mal. Uhm, mamá… me invitaron a una fiesta mañana por la noche… ¿puedo ir?  

 — ¿A una fiesta? ¿Donde?

 — En la casa de José, un chico del insti. Es una fiesta de bienvenida al nuevo curso.

 — Oh, vaya. ¿Irá Andi también?

 —No, no creo, ya sabes como es su má para esas cosas… además, creo que trabaja…

 — Pues es una mujer coherente.

 —Ya… ¿pero puedo ir? 

 — Tendrás que pedirle permiso a tu padre antes, además, ya sabes que este fin de semanaestaremos fuera, es la boda del socio de tu padre, ¿no te acordabas?

 —Oh, lo había olvidado completamente…

" ¿Cómo que bodorrio? ¿Y cuándo pensaban decirme? ¿Que aquí soy la última mona o que? " elmiedo empezaba a apoderarse de mi mientras observaba en silencio la interacción entre madre ehija.

 — Pero dije que no iría — continuó Nat.

 — Ya lo sé, y hablamos de ello, te quedarías en casa de Andi el fin de semana, pero ya que estáaquí Nic te quedas mejor con ella en casa.

" Ahh bueno, así pues si… esto me gusta mas. Un momento… fin de semana, casa, solas, Nat yyo… me suena a combinación perversa "

***

 — ¡¡Maldita sea papá!!Ya estoy lo suficientemente crecidita como para poder ir a una fiesta, nome vengas con esas ahora… — dije indignada mientras discutía con mi padre. Me irritaba que para unas cosas me consideraran mayor y para otras aun me trataran como la niña que ya no era.

 — Si, se nota lo crecidita que estas que mira el escándalo que estas armando, además, ya dije queno y es no, te quedaras en casa con Nic y que no me entere yo que sales, ¿estamos?

Subí rápidamente las escaleras dispuesta a encerrarme en mi cuarto.

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 — ¿Estamos?

 — ¡¡Si!! ¡¡Estamos!! — grité dando un portazo con la puerta de mi habitación.

***

Estaba leyendo sobre mi cama cuando Nat entró como un huracán en la habitación. Parecía comoun perro enjaulado dando vueltas de un lado para otro. Había escuchado la discusión que habíanmantenido ella y su padre, no es que fuera una cotilla solo que me había sido imposible ignorarla por el decibelio que le habían puesto desde el principio.

 —Es increíble… increíble… — decía mientras seguía dando vueltas y moviéndose mas que una pulga con hipo — ¡¡maldita sea!! — exclamó sentándose sobre la cama y pareciendo calmarse.

 — ¿Tu padre también era peor que cancerbero? — preguntó de repente.

 — Un poco, tirando a mucho mas que el tuyo.

 — Buff, y yo que pensaba que el mío era especial.

 — Herencia, supongo.

 —Pos va a ser que si… Llamaré a Andi para decirle que no voy a la fiesta— dijo mientrasagarraba su móvil.

 — Creí que ella no iba.

 — Y no va, solo que mejor  bajarla de la nube ahora y que no se me emocione tanto… esta niña escapaz de no dormir de la intriga en todo el fin de semana.  — afirmó mientras marcaba el número.

 — ¿Si? 

 —Andi…

 — ¡¡ Si Nat!!¿Quieres el conjunto de falda y top? 

 —No, no te llamo para eso… en realidad es para decirte todo lo contrario… no voy, mi padre seha emperrado en no dejarme salir por lo de que no están en casa en el fin de semana.

 — ¡¡No jodas!! ¡¡Arrástrate!! ¡¡Suplica!! 

 — Con mi pá no funciona.

 — ¡¡Pues me arrastro yo!! 

 —Ya, payasa, no hay nada que hacer… adiós al sueño…

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 —   Pero no te puedes rendir así… ¡¡Nat!! ¡¡Reacciona!! ¡¡Es el chico más popular del insti!! 

 —Ya… ¿pero que puedo hacer si estoy encerrada en el castillo? 

 —  Si, pero sola, nadie tiene porque saber…

 — Sabes que no es así exactamente.

 —   Pero es buena tía… alguien que respeta el código no se chivará… ¡¡vamos Nat!! ¡¡No es la

 primera ni será la última vez que incumplas las normas!! Además, si lo haces bien ella tampoco

tiene porque enterarse, así evitas ponerl a en el compromiso de que mienta por ti…

 —  No sé Andi, demasiadas meteduras de pata ya.

 — Si, pero mas vale pájaro en mano que ciento volando, lo cual no tienes que tomarlo en el 

 sentido literal, ¿eh? 

 — Jaja, ok, lo pensaré.

 — Vale, que sepas que espero impaciente tu respuesta, nos vemos. 

 —  Nos vemos — colgó

 No había podido evitar escuchar a mi prima mientras hablaba con su amiga por teléfono. Puedeque no hubiera escuchado lo que se oía al otro lado de la línea pero no era imbécil, aquí se cocíaalgo… algo que no tardaría en descubrir.

CUARTA PARTE Me encontraba en el sofá viendo uno de esos programas donde critican a todo bicho vivientecuando sonó el teléfono. Intenté hacer caso omiso de el como aquel que espera que de prontoaparezca por la puerta el criado Ambrosio a cogerlo.

Ante la insistencia del aparato, ya estaba por hacer el esfuerzo y levantarme cuando oí a mi prima desde arriba:

 — ¡Ya lo cojo yo!

" Si insistes… "Mis tíos se habían ido hacia unas horas al pueblo donde se celebraría el bodorrio. Tenían pensado dormir allí por lo que no regresarían hasta el otro día.

Ya que la casa quedaba a nuestra completa disposición, Nat y yo habíamos decidido que por unanoche cada una tendría su espacio, así que ella dormiría en la habitación de Dani.

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Seguí observando como uno de los freakis de la tele se quitaba de pronto la camisa y bailabasobre la mesa.

" Ioss!! El muñeco de la michelín!!Anda que… como está el patio… "

PLOF

Oí de repente un ruido procedente de arriba, como si algo hubiese caído al suelo. Me levanté y enel inicio de las escaleras grité:

 — ¿Todo bien?

 — ¡¡Sí, solo se me escurrió el discman de entre las manos!! ¡¡Pero tranquila!! ¡¡Que no cunda el pánico, que aun parece que respira!! — fue la respuesta que escuché procedente de arriba.

Volví a tirarme sobre el sofá mientras agarraba el mando y hacía zapping.

" Presiento que será una larga noche… " Y no me equivoqué.  

***

Estaba en el baño terminando de arreglarmecuando sonó el teléfono, al final había decidido queiría a la fiesta de estrangis sin que nadie se enterara.

 — ¿Si?

 —  ¡¡Nat!! ¿¿Como lo llevas??¿¿Nerviosa??Porque yo si lo estoy…

 —Andi, te tengo dicho que no tomes cafeína antes de irte a la cama…

 — ¡¡Ya!! ¡¡No seas payasa y responde!! 

 —Pues llevarlo lo llevo… ando terminando de arreglarme, ¿y tú que? te dije que no llamaras,¿que tal si ya me hubiera marchado?

 —   Lo siento, es la emoción, tú sabes…

 —Si claro… ¿que tal te va la noche a ti? 

 —   Aburrida… los renacuajos estos ya se quedaron fritos. Estos niños de ahora no aguantan

ná…

 — Eso es porque tú eres como el conejito de las Duracell… oye Andi, tengo que dejarte, Guille pasará a buscarme en 10 minutos y quiero estar abajo para cuando llegue.

 —  Ok… pásalo bien Nat y ten cuidado… no hagas nada que yo no haría. 

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 — Sí, no te preocupes. Mañana te llamo.

 —   No problemo… para las 9 ya te estoy tirando la puerta abajo. 

 — Jaja, hasta luego loca impaciente.

 — Hasta luego. 

Colgué y me miré al espejo por última vez.

" Muy bien Nat, ¿estas segura de lo que vas a hacer?¿porque aun se puede rectificar…? " mi  conciencia me decía por un lado " ¿¿rectificar??No vas a perderte el fiestorro del siglo con el tíomas buenorro del planeta, detrás de Brad Pitt claro, por un mísero remordimiento, ¿verdad? " medecía mi lado rebelde por otro.

" Los zapatos, que mira que soy capaz de irme en pantuflillas con las prisas… " me dirigí al

mueble zapatero donde saqué unas sandalias con un tacón algo alto para mi gusto.

" Que remedio, como dice la abuela, pa presumir hay que sufrir " .

Una vez lista me dirigí hacia la ventana de la habitación de Dani, pues justo enfrente había unárbol lo suficientemente cerca como para subir a el de un salto.

" Muy bien, puedes hacerlo… no es como si fuera tu primera vez " me dije a la vez que abría laventana y me empezaba a subir a ella para pasar a través.

PLOF

 —Mierd… — escupí apenas pudiéndome frenar en el impulso.

 — ¿Todo bien? — escuché a Nic preguntar desde abajo.

 — ¡¡Sí, solo se me escurrió el discman de entre las manos!! ¡¡Pero tranquila!! ¡¡Que no cunda el pánico, que aun parece que respira!! — dije mientras me agachaba para coger mi zapato del sueloy lo tiraba al jardín. " Maldita sea… "

" El discman… anda que, ya te vale… bueno, lo importante es que se lo ha tragado… piececitoderecho, izquierdo, pasito, saaltoo… y listo " me decía a mi misma mientras subía al árbol y

 bajaba. — Y ahora a esperar a mi Romeo.

El cuál no tardó mucho en aparecer.

 — Hola, sin duda seré la envidia de todos esta noche — dijo a la par que me miraba dearribaabajo.

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 — Adulador  — respondí tímidamente a la vez que me metía en el coche y partíamos rumbo a lafiesta.

El viaje transcurrió entre miradas de soslayo por su parte y sonrisas tímidas en respuesta por lamía. El silencio fue roto una vez llegamos al lugar de la celebración.

 —  Nat, gracias por haber decidido acompañarme — sus ojos marrones clavados en los míos — Es para mi un placer tenerte como pareja esta noche.

 — Gracias a ti por invitarme a acompañarte — dije en apenas un susurro mientras veía como suslabios se iban acercando peligrosamente a los míos.

Apenas fue un tímido beso pero… ¡¡Dioses que beso!! 

" Vale, ahora es cuando no tienes que olvidar respirar y espirar pausadamente… ha sido solo un beso, ¡¡dios, creo que estoy hiperventilando!! "

 — ¿Te encuentras bien? – preguntó con tono preocupado.

 — Si, mejor salgamos ya. — " ¡¡que necesito aire fresco con urgencia!! "

Apenas abrí la puerta la suave brisa de octubre trajo a mis oídos el sonido de la música junto allejano murmullo del resto de invitados. Parecía que la fiesta estaba en todo su apogeo. Estabaarreglando mi indumentaria cuando sentí una cálida mano sobre la parte baja de mi espalda.

 — ¿Preparada para entrar?

 — Si. — " O al menos eso creo " .***

Como bien supuse la fiesta estaba en todo su apogeo. Nada mas llegar varios chicos del equipode fútbol nos recibieron en la puerta dándonos la bienvenida.

 — ¡¡Eyy tío!! ¡¡Te tardaste!!

 — Hola Toni, ya sabes que mas vale tarde que nunca — dijo mientras chocaba su mano con el yel resto de chicos. — Además, la tardanza me compensó — afirmó mientras me miraba. — Os

 presento a Nat. — Encantado Nat — dijo Toni a la par que se me acercaba para estrecharme la mano, idénticomovimiento que se repitió por parte de todos los chicos.

 — Igualmente.

 — Oye Guille, por ahí me han dicho que dentro te esperan.

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 — Ahh, gracias Toni, nos vemos luego.

 —  Nos vemos — dijo el chico despidiéndose.

Entramos dentro. La casa estaba llena de gente conocida del instituto.

 —  Nat, debo ir a ver que quieren – dijo cerca de mi oído — Ve pidiéndote algo de beber siquieres, ahora regreso — afirmó para acto seguido perderse entre la multitud.

 Nunca antes había estado en una fiesta, pero no supuse que sería muy difícil, solo tenía queacercarme a la mesa, pedir una bebida y bailar hasta no sentir los pies.

***

 — ¿La trajiste?

 — Sí, hice todo lo que me pediste.

 — Así me gusta. Pobre imbécil, no sabe lo que le tengo preparado. Pronto esa enana me las pagará todas juntas, como que me llamo Iris que lo hará. Deseará no haber nacido nunca.

***

Apenas me había acabado mi bebida cuando vi acercarse a Guille con un vaso en cada mano.

 — Toma, te lo cambio.

 — Pero si aun me queda.

 — Ya, pero de este sabor está mas bueno, ya veras.

Agarré el vaso que me ofrecía y tomé un sorbo mientras seguía moviéndome bajo el influjo de lamúsica.

 — ¿A que sabe mejor?

 —Sip… ¿que es? Tiene sabor a piña 

 — Porque es piña colada.

 —Pero…

 — Tranquila, es un combinado sin alcohol.

 — Está buena.

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 — Me alegro que te guste, la hice especialmente para ti.

 — Oh, vaya, gracias — le sonreí tímidamente.

 — De nada — dijo devolviéndome la sonrisa mientras bailaba a mi lado.

***

El sonido de la cabecera del teletienda hizo que me despertara. Serian algo más de las 2 de lamadrugada. Me levanté del sofá donde había pasado las últimas 4 horas y me dispuse a subir ami habitación casi sin poder moverme.

Ya había llegado a mi puerta cuando escuché el golpe de algo caer en la habitación de al lado, lade Dani. Me acerqué lentamente a la puerta y pegué mi oreja no sabiendo si entrar y mirar directamente que había sido eso o tocar antes. Decidí hacer gala de mis modales y tocar suavemente.

TOC TOC

 No hubo respuesta alguna, surgiéndome de nuevo el dilema de tocar otra vez, pero más fuerte, osimplemente evitar hacer más ruido y entrar a mirar.

TOC TOC

Toqué de nuevo, obteniendo la misma respuesta y decidiendo actuar. Abrí suavemente, losuficiente como para mirar que todo estaba bien a través de la puerta entreabierta. La oscuridadme sorprendió.

 — ¿Nat? — susurré, no obteniendo respuesta alguna.

Desde donde estaba pude ver que la ventana estaba completamente abierta, entré para cerrarla yestaba en ello cuando noté bajo mis pies algo que crujía.

 —Agg… ¡¡diablos!!— grité sin poder evitarlo. Miré a mí alrededor en la oscuridad no notandoningún movimiento extraño. Eso bastó para que a duras penas me acercara de nuevo a la puerta yencendiera la luz, descubriendo lo que ya intuía: que me había clavado un trozo de cerámica delleno en toda la planta del pie y segundo, y no por ello menos importante, que mi prima se habíaescaqueado, a juzgar lo que decía la escena del crimen, por la ventana.

Salí de la habitación cojeando, con destino al baño, cuando en el camino encontré el teléfono.Marqué rellamada, esperando que una voz conocida se encontrara en la otra línea.

 — ¿Sí? — fue la respuesta somnolienta de la voz conocida.

 — ¡¡Andi!!

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 —  ¡¡Nicole!!¿Que ocurre? Por dios, son más de las dos de la madrugada…

 —Eso mismo me gustaría saber a mí, que ocurre…

 — ¿Eh? 

 —No me vengas ahora haciéndote la que no entiende… ¿donde está Natalia? 

 — ¿Durmiendo? 

 — Mira, te explicaré la situación, es tarde, tengo media hucha de marrano incrustada en la plantadel pie y estoy mas que cabreada porque acabo de darme cuenta que me la p egaron… y ahora, sifueras tan amable de decirme donde esta mi queridísima prima…

 —   Bueno, yo… no sé nada, estoy trabajando esta noche…

 —Ya… y los pájaros tienen vértigo… ¿me dices de una puñetera vez o tengo que ir a sacártelo agolpes? — contesté perdiendo la poca paciencia que de por sí tengo.

 — Se fue a la fiesta. 

 — ¡¡No jodas!! ¡¡Ni lo había pensado!!! — le respondí sarcásticamente.

 —   No sé más…

 —Claro que si sabes, dame la dirección…

 —   Nicole no i…

 — Creo que no me oíste bien, así que te lo pediré amablemente de nuevo, Andi… ¿me das la putadirección?

 — El numero 5 de la calle Menéndez. 

 — Gracias, fue un gusto hablar contigo — colgué el teléfono y seguí mi camino hacia el baño.

***

 —Jiji, ugh, Gui… Creo que estoy algo mareada…

 — ¿Quieres salir fuera al fresco?

 —Si… necesito aire…

Ya fuera…

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 —Estas muy guapa esta noche Nat…

 —Jiji, no seas zalamero… que me sonrojo…

 —Aun sonrojada me gustas… — dijo acercándose y apunto de besarla

 —No… — dijo esta apartándose de repente.

 — ¿No que?

 —Que aquí no…

 — ¿Quieres que vayamos a un lugar mas intimo?

 —No, ya es demasiado tarde, debería volver a casa…

 — Pero que dices, si la noche apenas acaba de empezar niña — dijo agarrándola del brazo yllevándola hacia el parque que había al otro lado de la calle.

 —¡Noo!… déjame, quiero ir a casa…

 —Iras… pero cuando yo quiera… antes tú y yo tenemos algo pendiente…

 —No, por favor Guille, suelta… me haces daño…

 —Te soltaré cuando me apetezca… ¡¡vamos!! 

 —  No, no quiero, déjame en paz.

 — Ya oíste, quiere que la dejes en paz — dije apareciendo desde la oscuridad.

Me dirigía a la dirección donde me dijo Andi cuando escuché a alguien gritar desde un parquecercano al lugar, me acerqué y cual fue mi sorpresa ante lo que me encontré.

 — ¿Y tú quién demonios se supone que eres para darme ordenes? nadie te dio vela en esteentierro, así es que, ¡¡piérdete!!

 — ¿Y si no me da la gana?

 — ¿Y si te parto la boca?

 — ¿Serias capaz de hacerle eso a una chica indefensa como yo? — le contesté irónicamente.

 — ¿Quieres probarlo?

 —¿El que? ¿Que eres un cobarde? Vale… si insistes…

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 —Nic, no… — gritó Nat para intentar prevenirme mientras agarraba el brazo de Guille paraimpedir que se acercara a mí.

 — ¡¡Suelta puta!! — espetó el tipo a la vez que le empujaba tirándola contra el suelo.

Eso bastó para que de dos pasos me pusiera a su lado y no dándole tiempo ni a reaccionar legolpeara con el puño cerrado en la cara y luego en todo el estomago. El tipo quedó doblado en elsuelo, faltándole el aire y con la cara cubierta de sangre mientras se retorcía de dolor.

Me dirigí hacia donde estaba mi prima, se encontraba sentada en el suelo, abrazada a si mismamientras lloraba, habiendo observado toda la escena.

 —  Nat — dije agachándome junto a ella, a lo que ella por instinto reaccionó alejándose. Sus ojosverdes me miraron llorosos y asustados. —   Nat, soy yo, Nicole, no voy a hacerte daño… — dijede nuevo esta vez alargando la mano y tocándole levemente la mejilla.

Ese gesto pareció suficiente para hacerla reaccionar y sacarla del shock. —Nicole… — susurró mientras me abrazaba y empezaba a llorar de nuevo desconsoladamente.

 —Sssch, tranquila… ya todo está bien… No dejaré que nadie te haga daño… — intentécalmarla, mientras ella se aferraba mas fuerte a mi. — ¿puedes mantenerte en pie?

 —Sí…

 — Ok, entonces vamos arriba – la guié hasta ponerla de pie junto a mi, pareció mantenerse aduras penas — ¿estas bien?

 —Si, un poco mareada… me tiemblan las piernas… apenas tengo fuerzas…

 —  No te preocupes, apóyate en mi, mientras venia vi un teléfono en la esquina de la siguientemanzana, iremos hasta allí y llamaremos un taxi… ¿crees que podrás hacerlo?  

 — Si, puedo, solo no me sueltes.

 — Tranquila, no te soltaré — afirmé mientras la besaba en la frente y empezábamos a avanzar dejando tras nuestra una sombra retorciéndose aun en el suelo.

***La dejé sentada en la marquesina del autobús mientras llamaba por teléfono desde la cabina de allado. Cuando regresé estaba de nuevo llorando. Me senté silenciosamente a su lado, sin saber quehacer ante la situación.

 — Siento mucho todo.

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 —  No vale la pena lamentarse ya, lo que se hizo ya está hecho, con lamentarse no lo cambiarás.

 —Ya, pero no quita que lo sienta…

 —Eso es cierto… ¿porque te escapaste?— dije mirándola.

 —Pss… no lo sé, supongo que porque en el fondo tenía ganas de venir…

 — ¿Supones?

 —Tú sabes, no todos los días el chico que crees mas maravilloso del planeta te invita a salir… pensaba que sería distinto…

 — A veces no todo lo que reluce es oro.

 —Y que lo digas… — fue lo último que dijo antes de ponerse de nuevo a sollozar.

 — Vamos, no llores — le susurré acercándome a ella y pasándole un brazo por encima de loshombros.

 —Si es que… — susurró a su vez entrecortadamente no pudiendo terminar la frase mientras sevolvía hacia mí y escondía su cara en mi pecho.

 No me quedó otra que quedarme así, no sabiendo que más hacer ni que decir, hasta que llegó eltaxi.

***

Dos calles mas abajo dos sombras discuten en un callejón.

 — ¿Que hiciste que? vuelve a repetírmelo por favor, que aun no me entra en la cabeza.

 — Yo solo quería pasar un buen rato…

 — ¡Imbécil!! ¡¡Has echado abajo todo el plan!!

 —¿Y que acaso hubiera funcionado? La tipa estaba fuera esperando…

 — ¡¡Calla subnormal!! ¡¡No vales para nada!! ¡¡Nunca sabremos si hubiera funcionado porque tú,imbécil, la pifiaste!! ¡¡Y ahora vete!! ¡¡Desaparece de mi vista!! — el chico cumple la orden ydesaparece calle abajo murmurando por lo bajo mientras camina pesadamente. — Tu diosa, telibró de nuevo, pero la próxima vez cuando no esté, ¿que será de ti, enana?

***

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El sonido de los albores del nuevo día hizo que poco a poco fuera abriendo mis ojos. Pronto mevi sorprendida por los suaves reflejos del sol en el espejo de enfrente de la cama obligándome acerrarlos de nuevo de forma involuntaria. Me cubrí con la mano la cara, mientras intentabarecordar donde estaba. Pronto la cercanía y calidez de otro cuerpo junto al mío me hizo recordar.

" Nat… " pensé mientras miraba instintivamente hacia mi derecha. Se encontraba acostada delado, con su cara de frente hacia donde yo estaba. No pude sino observarla mientras dormía, parecía un ángel.

" Y pensar que ayer por poco… " mi mandíbula se tensó de forma inconsciente ante tal pensamiento. " Hijo de puta… mas le… " . La línea de mi pensamiento se vio interrumpida deforma abrupta al sentir la calidez del cuerpo que tenia a mi lado pegarse a mi costado y rodearmecon uno de sus brazos.

Miré hacia abajo, a la persona que se atrevía a cometer tal osadía y salir viva de ella. Por el ceñoreflejado en su rostro parecía estar soñando, ceño que pronto desapareció siendo sustituido por 

un sonrisa, me atrevería a decir de satisfacción. Me quedé mirándola un instante, con el dilemaante mí de levantarme para ir al baño y despertarla en el intento o simplemente quedarme allí yhacer sufrir a mi vejiga.

" Demasiados dilemas en tan poco tiempo Nicole " fue lo ultimo que pensé dejando a un ladomis necesidades primarias y rindiéndome de nuevo a Morfeo.

***

Sentí los calidos rayos del sol sobre mis parpados y a alguien moverse debajo de mí. Abrí losojos lentamente, claramente desorientada, pero el dolor que sentí en mis sienes nada mas abrirlos

me hizo cerrarlos de nuevo." ¡¡Dioses!!Mi cabeza, me va a estallar, ¿donde estoy? ¿Que ha pasado? "

Miles de pensamientos invadieron de pronto mi mente ante lo que podía haber pasado y norecordaba. El movimiento debajo de mi no ayudó demasiado al ahogo que sentí en mi gargantaen ese momento ante la incertidumbre y el miedo.

" Nat, que has hecho… que gilipollez mas grande has hecho… " fue mi pensamiento antes deque las lagrimas empezaran a invadir mis mejillas casi sin poder evitarlo.

***" Ya no aguanto mas… necesito ir al baño… ¡me meooo! "

Empecé a moverme suavemente debajo del cuerpo inerte de mi prima evitando hacer movimientos bruscos para no despertarla cuando sentí a alguien sollozar levemente. Miré haciaabajo y era ella.

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" ¡¡Idiota!! ¡¡Mira que hiciste!! ¡¡Seguro la asustaste!! ¡¡O peor, le hiciste daño al moverte!! "

 No sabiendo que hacer me limité a rodearla con mis brazos.

 — Lo siento, no llores por favor, shhh, todo está bien, solo necesitaba ir al baño — intenté

calmarla.

Levantó su mirada, encontrándose con la mía, para inmediatamente volver a agacharse yabrazarme mas fuerte.

 — Shh, está bien, tranquila, no voy a ningún lado.

Me quedé así un instante que se me hizo eterno, sin moverme, solo abrazada a ella, mientras lasentía sollozar y notaba como sus lágrimas empapaban mi pecho a través de la camiseta.

 — Lo siento — dijo al fin separándose de mi —  yo solo… — continuó entre sollozos.

 — Shh, tranquila, todo está bien — le dije sonriendo mientras volvía con mi mano su rostro haciaarriba e intentaba a hacer que me mirara a los ojos.

 — ¿Me lo prometes? — me cuestionó con la fragilidad de una niña pequeña.

 — Te lo prometo.

 —Snif… está bien, ya puedes ir al baño… — me respondió en lo que me pareció un amago desonrisa.

***Apenas habíamos hablado desde lo sucedido en la mañana. Después de eso, se había ido y sehabía encerrado en la habitación de su hermano no apareciendo hasta la hora del desayuno, en elcual tan solo se había limitado a comer y a agachar la cabeza.

Tampoco la presioné a que me hablara, bien es conocido que soy de las que necesita que lesaquen las palabras con cucharilla también.

Estaba leyendo mi correo electrónico cuando sonó el teléfono. Serian algo más de las 2 de latarde.

 — ¿Sí? — contesté con el auricular pegado a mi oreja.

 — ¡¡Nicole!! ¿Que tal? ¿Como estáis? — sonó la voz alegre de mi tío al otro lado de la línea.

 — Hola tío, bien, sobrevivimos a la noche.

 — Jaja, me alegro, ¿está Nat por ahí? 

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 —Ehn… creo que está en el baño, ¿quieres que la llame? 

 — Ahh bueno, no importa, era solo para deciros que regresaremos al final de la tarde. Nosencontramos con unos viejos conocidos aquí y pasaremos la tarde con ellos. 

 — Ok, no te preocupes tío. ¿Qué tal la boda?

 — ¡¡Genial!!oye, ¿ porque no salís y vais al cine o algo? 

 —  No sé, ya veremos, le consultaré a Nat.

 —  Como quieras, pero mas le vale a esa fierecilla portarse bien…

 —  No te preocupes tío, todo está bien.

 — Me alegro, te dejo entonces, ¿aun no habéis comido? 

 —  No, en un rato lo haremos, estamos esperando a la pizza.

 — Uy pizza, que lujazo. 

 — Jaja, si, nos vemos luego tío

 — Nos vemos cariño. 

Colgué y me encontré con los ojos de Nat al otro lado de la habitación.

 — Era tu padre.

 — Ya, ¿que dijo?

 — Que se entretendrían con unos amigos y que quizás llegaran tarde.

 — Oh, ¿no dijo más?

 —  No, tranquila que no le dije nada de lo de anoche, seré muchas cosas pero nunca una

chivata.

 —  No me refería a eso, ya sé que no es tu estilo — se apresuró a decir.

 — ¿Es por eso que te pasaste por ahí abajo lo que te dijo tu padre? ¿Porque sabias que no mechivaría?

 —No… mi intención era que no te enteraras. 

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 — ¿Y que hubiera pasado si tu intención se hubiese hecho realidad? ¿Te has parado a pensar donde estarías ahora? o mejor dicho, ¿como y con quien?

 — Ya, ¿crees que no lo sé?¡¡me equivoque!! ¡¡Vale!! ¡¡Lo admito!! ¡¡El tiro me salió por laculata!!Pero lo que menos necesito ahora es que te me pongas a restregármelo en la cara… no es

el momento… — dijo a la par que salía de la habitación con lagrimas en los ojos." ¡¡Genial!! ¡¡Simplemente genial Nicole!! ¡¡Momento ideal para hacer gala de tu sorprendente ymagnifica sensibilidad!!… para la próxima ya la zarandeamos también un poco… " me dijemientras me levantaba y la seguía.

 —Nat… — la llamé a la vez que tocaba a su puerta.

 No hubo respuesta y lo intenté de nuevo, sabía que estaba dentro pues la oía llorar.

 —Nat…

 — Snif, ¡¡vete!!¿Que vuelves por mas o que? déjame sola

 —  Nat por favor, lo siento, no fue mi intención hacer te daño… — le susurré a la puerta cerrada.Ya estaba por darme la vuelta y volver por donde había venido cuando la puerta se abriómostrándome a una rubia con los ojos rojos e hinchados y la nariz húmeda.

 —Ya sé que no fue tu intención… solo me hablaste con sinceridad… y la sinceridad a vecesduele, es todo… no te preocupes, estaré bien… gracias por preocuparte… y gracias por todo…

 —Aun así, lo siento… — dije a la par que me acercaba y le acariciaba el rostro — ¿segura que

estarás bien? ¿Quieres que salgamos a dar una vuelta para que te despejes un rato? —No, quiero estar sola, por favor…

 — Está bien, no te preocupes — traté de sonreírle — si necesitas algo estaré abajo.

Me di la vuelta y comencé a caminar cuando de nuevo escuché su suave voz.

 —  Nic, ¿que te pasa en el pie?

 — ¿Eh? — me giré y miré hacia abajo — Oh, nada no te preocupes, solo me clavé algo anoche, no

tiene la mas mínima importancia. — ¿Como no va a tener importancia si vas cojeando? A ver, déjame mirar  — dijo mientras meagarraba del brazo y me guiaba al baño.

 — Siéntate — me ordenó haciendo que me sentara sobre la tapa de la taza — veamos — a la par que se sentaba ella también sobre el filo de la bañera y ponía mi pie sobre su regazo.

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 —No es nada, apenas un rasguño… — intenté restarle importancia.

 —¡¡Oh dios!!¿Cuando te hiciste esto? fue cuando…

 —  No, fue aquí en casa, antes de ir a buscarte, fue por lo que me di cuenta que no estabas.

 —Se ve feo Nic, parece profundo, y lo tienes infectado… ¿no te curaste?— su mirada denotaba preocupación.

 —No, yo… tenía prisa…

 —Nicole, que voy a hacer contigo… — dijo mientras sonreía por primera vez en la mañana — note muevas ni un milímetro.

Situó con cuidado mi pie sobre el filo de la bañera y se levantó buscando entre los muebles del baño el botiquín.

 — Donde están las cosas cuando las necesitas… — comentó mientras sacaba mil y una cosas delmueble menos la que buscaba.

 — ¿Es eso de allá arriba lo que buscas? — pregunté con tono ausente mientras le señalaba con lamirada un estuche que había en la parte alta del mueble.

 — Joder, ya de paso lo podían haber pegado en el techo — intentó empinarse en vano.

 — Ya lo cojo yo — respondí levantándome y acercándome

 —  No, no te muevas. — dijo aun de espaldas a mí, sin percatarse de que estaba a su lado.Alcé mi mano y cogí el maletín, poniéndoselo a la altura de sus ojos.

 — Pero mira que eres cabezota, ¿que no te dije que no te movieras?

 —Por favor, solo soy victima de mi altura… — le sonreí volviéndome a colocar donde instantesantes estaba.

 — Pues ojalá mi má me hubiera dado mas petisuys — afirmó mientras también ella volvía acolocarse como antes.

 — Estas bien como estas, ya que yo tuviera tu tamaño, así al menos pasaría algo masdesapercibida… — la miré mientras colocaba agua oxigenada en mi pie y limpiaba el corte conun algodón.

 — Bueno, pero ser alta también tiene sus ventajas, no necesitas subirte a sillas, el de delante no tetapa en el cine, intimidas a los malos…

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 — Jaja, eso es solo un mito, ¿tu crees que con esta carita que tengo puedo intimidar lo masmínimo a alguien? – cuestioné mientras ponía cara de no haber roto un plato en mi vida.

 — Jaja, oyee, deberías de ponerla mas a menudo.

 —¿Y acabar con mi reputación de ogro? Antes muerta que sencilla…

 —No tienes reputación de ogro… se nota que últimamente has estadoincomunicada de las buenas nuevas…

 — ¿Y que dicen las buenas nuevas? ¿Acaso al fin ascendí a Darth Vader? — inquirí curiosamientras elevaba mi ceja derecha.

 —Pues muy al contrario mi querida prima… las buenas nuevas te tratan bien… parece ser quedesde que le partiste los morros a Iris pasaste al hall de la fama como la nueva héroe, defensorade los caídos.

 —Wooh, que honor el mió… los bonos gratis de cafetería me lloverán ahora…

 —Pues apuesto… ¿me invitaras?— preguntó coquetamente.

 — A ti es mas económico regalarte un traje que invitarte a comer  — le respondí burlona.

 — Jajaja, ese es bueno.

Siguió curándome la herida, esta vez limpiando suavemente con mercromina, para después pasar a cubrírmela con una suave gasa.

 — Bueno, esto es mejor que lo tengas al aire para que seque antes pero… visto donde está, creoque lo mejor será que la lleves tapada por unos días… no me gustaría que se volviera ainfectar… — comentó ausente mientras suavemente me terminaba de poner el esparadrapo parasujetar la gasa.

 — Gracias – le dije mientras la miraba fijamente.

 — Por nada, es lo menos que puedo hacer  — respondió a la vez que me devolvía la mirada.

 — Bueno, y ahora habrá que inventar una buena excusa para explicarle a Dani porque su marrano

fue sacrificado — solté de repente mas para verme liberada de esa mirada que de otra cosa.***

 — ¿Que intentó que? 

 — ¿Tendré que repetirlo?

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 —  ¡¡No, demonios!!Pero Nat el no…

 —No, tranquila, estoy bien, ya te dije que Nicole llegó justo en ese momento…

 —   Dios, es tan… ¿de verdad que estas bien? 

 — Si, de verdad… además, Nic me cuida bien. 

 — De eso no tengo duda, esa mujer es tu héroe. 

 —Si… y que lo digas…

 — Ahora mismo voy para allá, te veo en un rato 

 —Andi no… Maldita sea… colgó. 

Hice lo propio con mi auricular y me disponía a bajar al piso de abajo cuando escuché una risaque provenía del interior de mi habitación. Mi curiosidad fue mayor así que me acerqué adescubrir que era aquello digno de arrancarle sonoras carcajadas a mi prima.

Al asomarme a la puerta la descubrí sentada frente al ordenador. Parecía que hablara con alguien.Me acerqué, aun sabiendo que no estaba bien fisgonear tan descaradamente, y me puse a hacer como si buscara algo en la repisa de al lado mientras de vez en cuando echaba miradas furtivas ala pantalla.

 — Si no fuera porque no te conozco aun lo suficiente, juraría que estas cotilleando lo que hago —  me soltó mientras seguía sonriéndole a la pantalla del pc.

 —Yo… no… — intenté en vano buscar una excusa coherente —lo siento… — me rendí al final.

 —  Nah, no te preocupes, no es privado, además, ya que está aquí y por ser tu te lo presentaré.

 — ¿A quien? — cuestioné acercándome mas y mirando fijamente la pantalla.

 — Espera, no seas impaciente.

Estuvimos unos instantes así, solo mirando la pantalla, hasta que de repente apareció un chico enla imagen de la cam.

 — Te presento a mi amigo Robert.

 — Robert tenemos compañía, saluda a mi prima. — tecleó en el pc.

 — Oh, vaya, lo llego a saber y me peino y me adecento antes — tecleó a su vez el tal Robertmientras se acicalaba y saludaba sonriendo exageradamente a la cámara.

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 — Jaja, tenía que ser Robert.

 — ¿Es amigo de allá de Inglaterra?

 — Si, uno de los pocos que me aguantaba, jugábamos en el mismo equipo de básquet en el barrio.

 —Es muy guapo… — comenté mientras le observaba.

 —Pss si, pero no tanto como yo… Pero no le digas, es demasiado sensible a las criticas — estoultimo casi en susurro.

 — Jajaja, tranquila doña modesta, tu secreto está a salvo conmigo — le sonreí — mejor te dejosola, digo, para que habléis y eso. Andi me dijo que vendría así que estará aquí en un rato.¿Necesitas algo?

 — Uhm, no gracias, todo bien, ¿tu? ¿Necesitas algo? — inquirió mientras sus ojos azules me

miraban fijamente.

 —Eh… no— fue lo único que contesté mientras le devolvía la mirada a duras penas. — Mejor me bajo, esta niña debe de estar a punto.

 —Como quieras, nadie te echa…

Salí de la habitación y estaba bajando las escaleras cuando sonó el timbre.

 — Eyy Andi — la saludé al abrir.

 — ¡¡Nat!! ¡¡Cariño!! — exclamó mientras se me tiraba literalmente al cuello. —Pero que mosca te ha picado…

 —  Nat, ¿estas bien? — la preocupación reflejada en su rostro.

 — Si, ¿que no me ves que estoy entera?

 —Ya, no bromees…

 —Tampoco ayudas a que no lo haga… te pareces a mi má…

 —Que le voy a hacer si no puedo evitar preocuparme… eres mi amiga y te quiero… y no sé loque haría si algo malo te pasara…

 —Shh, tranquila, no me pasará nada… ya sabes el ángel que tengo para esas cosas…

 —Hasta que el ángel se tome vacaciones…

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 —Anda… ¡¡pasa!!— le ordené quitándomela de encima y cerrando la puerta.

 — ¿Y Nicole?

 — Arriba, hablando con un amigo.

 — ¿Con un amigo? ¿Que amigo? — inquirió curiosa.

 — Uno de Inglaterra.

 — ¿Y esta arriba? — abrió sus ojos tanto que parecía que sus orbitas fueran a salir rodando

 por el suelo.

 —No seas bobis, por el msn… y si ya le vi. 

 — ¿Y es guapo?

 — ¿Porque será que sabía que esa sería la siguiente pregunta?

 — Ya, no seas perra y suelta la lengua.

 —No es guapo, es guapísimo… hasta envidia me dio. 

 — ¿De quien exactamente? ¿De tu prima o de él? — me cuestionó burlona

 — Ahora por graciosa te quedas sin conocerle.

 — Eso lo veremos — sentenció mientras se dirigía hacia las escaleras.

 — ¡¡Andi!!

 — Bubu – me sacó burla desde el primer rellano.

 — Andrea Estrada, ¡¡venaquí ahora mismo!!

 — ¿Y ahora quien suena a mamá? — me sacó la lengua ya desde arriba.

 — ¿Que se supone que haces? — preguntó Nicole apareciendo de la nada y haciendo que Andi pegara un bote que casi toca con su cabeza la lámpara.

 — ¡¡Aaahh!!

 — Sabia que era fea, pero no que fuera pa tanto — respondió Nic al grito.

 — Jajaja — me tronchaba desde abajo.

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Andi seguía pálida, con la mano en el pecho y respirando pesadamente. Nicole se le acercócautelosamente.

 — ¿Te encuentras bien?

 —S..s… s… si – respondió al fin.

 — Me alegro — le sonrió

Decidí subir y unirme a la fiesta.

 — Eso te pasa por payasa — le regañé una vez estuve a su lado.

 — Gracias, no te preocupes tanto por mí, ya me siento mejor  — fue su respuesta mientras memiraba con ojos atravesados.

 — ¡¡Ya!! ¡¡Que no fue para tanto!! — la palmeó Nicole en la espalda.

 — ¿Ya se fue Robert? — le pregunté intentando parecer casual.

 — Sí, tenia cosas que hacer, ¿por que?

 —Por nada, solo preguntaba… — disimulé mientras acariciaba la baranda de madera de las

escaleras — ¿Vas a salir?

 —  No, a decir verdad oí la puerta y quería saludar a Andi, aunque ya veo que no le hace

demasiada gracia el verme — comentó dirigiendo su mirada hacia la aun asustada chica.

 —No, no es eso, es solo que me asusté, nada mas… — intentó justificarse esta.

 —Me alegra, respecto a lo de anoche… — la palidez de Andi se intensificó mas — ¿de verdadestás bien? — la cuestionó Nicole preocupada.

 —Si, si… — contestó mientras se agarrabaa mi brazo.

 —Solo quería disculparme respecto a eso… estaba nerviosa y bueno… no iba en serio. 

 — Tranquila, entiendo — afirmó mientras soltaba el aire y respiraba aliviada.

 — Gracias — sonrió — bueno, os dejo chicas, estaré abajo estudiando.

 —  No te preocupes — le sonreí en respuesta mientras la veía bajar las escaleras — ¿Anoche? ¿Queme he perdido? — cuestioné a mi amiga mientras nos dirigíamos agarradas del brazo hacia mihabitación.

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QUINTA PARTE 

El otoño pronto dio paso al frío invierno. Cuatro meses habían pasado desde mi llegada a la casade mis tíos y el comienzo de mi nueva vida. Cuatro meses llenos de todo, pa que negarlo, buenosy malos momentos.

La relación con mis tíos se había estrechado enormemente gracias en parte a la cercanía que entodo momento mantuvieron conmigo. No dejaba de sorprenderme hasta a mí la facilidad con laque me desenvolvía con ellos. Con mis primos sucedió mas de lo mismo, al principio me dejabanen jaque, sobre todo el renacuajo con sus besitos babosos y mi prima con sus prontos extraños, pero una vez acostumbrada… No voy a negar que los primeros meses fueron extraños yespecialmente duros, echaba de menos a papá, extrañaba Londres, a mis amigos y como no a laseñora Norman.

Pero la vida seguía… y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina.  

***La idea rondaba por mi cabeza desde hacia varios días, pero necesitaba consultarla antes a mi tío,a fin de cuentas aun era menor de edad y el era mi tutor legal.

 — Tío, ¿tienes un momento? — pregunté mientras le observaba en el sofá leer el periódico.

 — Claro cariño, ¿que sucede? — su tono sonó preocupado.

 —Oh, nada, no es nada… es solo que quería hablar contigo sobre algo 

 — Dime — respondió tajante mientras me miraba a los ojos serio. —Veras, hace tiempo que le vengo dando vueltas a algo…

 — Ajam.

 —Yo… me gustaría volver a Londres antes de navidad a pasar unos días.

Ya lo había soltado, ahora solo a esperar el no. Cosa que para mi estupefacción, no sucedió.

 — Ya había supuesto que algún día me pedirías eso. Aunque también debo de decirte que lo

esperaba mucho antes. Extrañas tu vida allí, ¿verdad? — Tío, aquí estoy muy bien, me siento a gusto con vosotros, no quiero que pienses que quierovolver porque me siento a disgusto ni nada… me habéis hecho sentir como en casa desde el primer día.

 — Me alegraoír eso — dijo a la vez que me sonreía.

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 — Es solo que me gustaría volver para visitar a mis amigos y a la gente que dejé allí. — continué.

 — Entiendo, y es comprensible.

 — ¿Entonces? ¿Puedo?

 — Claro, pero antes tendremos que comprar el billete de avión, ¿no? — fue su respuesta.

 No sé exactamente como ni cual fue el impulso que hizo que me agachara y le abrazara… oquizás si… simplemente estaba feliz. 

***

Mi partida fue preparada antes de lo que hubiera esperado, la misma tarde en la que le confesé ami tío mi deseo de partir salimos al centro a comprar el billete de avión, mi tía también se mostróemocionada desde que se enteró, comprándome todo tipo de ropa y de comida como para un

regimiento, según ella para que la señora Norman tuviera con qué alimentarme, que la pobre era pensionista.

" Tal pareciera que están deseosos de perderme de vista por un tiempo " . Me encontrabatumbada sobre mi cama,observando ausente los posters que había frente a mí mientras dejaba ami cabeza divagar.

" Mañana… mañana volveré a casa… " .

Aún me parecía surrealista la idea de que en apenas unas horas volvería a mi queridaLondres.Seguía intentando hacerme a la idea cuando la puerta se abrió, revelando a una sudorosa

 Natalia enfundada en ropa de deporte. — Buenas – me saludó mientras respiraba pesadamente.

 —Hola… ¿cansada?— le pregunté burlona elevando una de mis cejas.

 —No sé en que te basas… — fue su respuesta mientras sentándose en su cama me sonreía.

Seguí mirándola, mientras le devolvía la sonrisa. Ella siguió mirándome a los ojos, comoretándome, mientras se quitaba las zapatillas deportivas y comenzaba a desnudarse lentamente.

 — ¿Ya preparaste todo? — me cuestionó sin apartar un ápice su mirada de mi mientras se quitabala sudadera.

 — Si, todo — le respondí medio hipnotizada mientras veía como se quitaba también el pantalónquedándose en un top y un pantalón de deporte de lycra minúsculo que apenas cubría lo que sesuponía debía de cubrir.

Se levantó de la cama, aun sin dejar de mirarme, y se acercó a mí.

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 — ¿Segura? — volvió a cuestionarme en un susurro demasiado cerca.

 — Eso creo — tragué mientras seguía devolviéndole la mirada.

 — Vaya, ya veo que llegué tarde entonces — me sonrió apartándose de mi de repente como si

tuviera algo contagioso. Se dirigió hacia el armario, cogió algo de ropa y se encaminó hacia la puerta — Mejor le hago una visita a la ducha, te veo en un momento — dijo saliendo disparadacomo una bala de la habitación.

Me quedé ahí, solo mirando como bobis la puerta cerrada, con el corazón acelerado y con algogolpeando en mi cabeza

" ¿Qué demonios acaba de suceder ahora mismo? "

***

Salí todo lo aprisa que pude de la habitación y me encerré en el baño. Aun podía sentir el fuertelatido de mi corazón retumbándome en los oídos.

" Nat, Nat, si juegas con fuego te quemas… ¿se puede saber en que andabas pensando? por dios,es tu prima, no puedes andar coqueteándole así porque si solo porque te agrade estar con ella…un momento, ¿agradarme? "

Abrí mis ojos todo lo que pude sorprendida del inesperado rumbo demis propios pensamientosmientras me sentaba en el suelo aun apoyada en la puerta.

" Te agrada demasiado… y reconoce que después de todo la vas a extrañar durante toda esta

semana que esté fuera " . Las palabras de Andi de momentos antes mientras hacíamos deporteresonaban ahora en mi mente.

Me cubrí la cabeza con las manos mientras intentaba poner en orden mis emociones y missentimientos, pero todo lo que supe hacer en ese preciso instante fue llorar. Llorar por algo queno entendía, o que más bien me negaba a entender aun después de todo este tiempo ya saberlo.

***

Estaba arreglando la cama cuando la puerta se abrió, esperaba que fuera mi prima, pero mesorprendió al ver que no era sino una cabecita que se asomaba apenas tímidamente.

 — Hola Alex, ¿que haces ahí renacuajo?

 —Nico… mira— dijo entrando atropelladamente en la habitación y casi tropezando con sus propias piernas al correr.

 — A ver, que miro — me arrodillé a su lado.

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 — Mira — me señaló su mano, mostrándome a Rosita, la tortuga.

 —Ohh… ¿que le sucede? 

 —Le duele la tipa… mira… — señaló de nuevo volcándola y haciendo pucheritos.

 —Uhm, a ver…

Me la puso sobre la mano y la observé durante un buen rato como si fuera el veterinario de pelo pico pata. Alex me miraba fijamente con cara asustada.

 — ¿Se va a morí? — preguntó con los ojillos medio llorosos.

 —No, claro que no… mira— la puse en el suelo mientras le hacia observar. Rosita poco a pocofue sacando su cabeza y sus patitas. Nos miró a ambos y comenzó a andar por la habitación.

 — ¡¡Ta buenaa!! — Alex gritó haciendo palmas.

 —Jajaja, si, ¿ves?… solo estaba asustada— le sonreí.

 — Tonses ¿ya no se muere? — me preguntó mientras me agarraba la cara con sus manos y mehacia mirarle.

 —No, no se muere, aun le queda mecha…

 — ¡¡Asias Nico!! — me besó en la mejilla mientras me abrazaba. Cogió a Rosita, la cual no tardódemasiado de nuevo en esconderse en su caparazón, y salió corriendo hacia la puerta, donde me

 percaté que estaba apoyada Nat con el cabello aún húmedo. No sé cuanto tiempo llevaría allí pero por la sonrisa de su cara supuse que el suficiente para observar toda la escena.

 —  No corras Alex — le avisó mientras le acariciaba la cabeza mientras salía.

Me levanté del suelo y me sacudí la ropa, más por hacer algo que por sacudirme realmente.

 — Se te dan bien los niños — me dijo mientras se acercaba a mi lado.

 —No te creas… solo que ese renacuajo tiene algo…

 —Claro, se parece a mi… — me dijo mientras me miraba coquetamente. —Debe ser eso…

" Y aquí vamos de nuevo " . No pude evitar pensar mientras tragaba saliva pesadamente por segunda vez en la tarde.

 — ¿Te apetece salir a dar una vuelta?

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 — ¿Ahora?

 —  No, si te parece en una semana, solo que te lo digo con la suficiente antelación — rodó susojos — pues claro que ahora.

 — Pero aun no me he duchado ni nada.

 — ¿Y que haces aun ahí? Vamos, te espero abajo — dijo dándose la vuelta y saliendo de lahabitación no dejándome ni tiempo a reclamar.

***

 Nuestro destino fue la sala de cine, nos encontrábamos en la cola de taquilla cuando me percatéde la presencia de alguien a lo lejos. Guille con su panda de amigotes. Decidí hacer como si nohubiera visto nada y ahorrarle el trago a Nat.

 —Y ella a ultima hora decide que no se casa… y se va en busca del reno de los ojos violetas queresulta estar enrollado con la vaca Milka del chocolate que a su vez tiene un rollete con el perro Niebla de Heidi… gracias por ignorarme tan sutilmente…

 —¿Eh? ah no, lo siento… es solo que me distraje un momento, ¿que me decías de una vaca?—  trate de disculparme.

 — Olvídalo — Nat giró sus ojos y se cruzó de brazos mirando hacia otro lado en un gesto claro deabatimiento.

Estaba por responderle cuando la cola avanzó y nos encontramos frente al tipo de la taquilla.

 — Dos para la sala 4 — dije casi lamiendo el cristal de lo cerca que tuve que situarme.

 — Por el centro, si puede ser  — gritó Nat a mi lado mientras pegaba sin ningún tapujo su nariz alcristal y me agarraba de la manga de la chaqueta — Tu cuello me lo agradecerá — dijodirigiéndose ahora hacia mi.

Pagamos las entradas y nos dirigimos al interior del local.

 — ¿Quieres palomitas o algo?

 —Creí que nunca me lo preguntarías… ¿Vas a invitarme? – me miró con ojillos brillantes. —Jajaja… y que remedio… solo recuerda que soy estudiante. 

 —Tranquila que tu bolsillo no se resentirá mucho… me conformaré con un cubo gigante de palomitas de colores, un regaliz de fresa, una coca —cola light, una bolsa de patatas…

 — La coca light es para la dieta, ¿no?

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 —¡¡Claro!!En algo hay que controlarse…

 —Jaja, loquis…

 — ¡Yo quiero mi cocaa!

 — Claro que si hija mía, ahora mismo te traigo tu dosis… ahora regreso. 

 — Valep, ¡¡pero no olvides el chupa chups de chocolate y vainilla!! — me sacó la lengua.

 —Si claro, todo lo que guste la princesa…

Me aleje de su lado y puse rumbo a la zona de cafetería dispuesta a satisfacer los deseos de laniña cuando alguien no grato se interpuso en mi camino.

 —Vaya, vaya, vaya… pero mira a quien tenemos en la sala…

 — Hola Iris, ¿que tal va tu labio?

 — ¿Quieres comprobarlo?

 — ¿Quieres que te golpee de nuevo?

 — ¿Te atreverías?

 — ¿Aun lo dudas?

 —Eres todo un enigma… lastima que juegues en el otro bando — La chica me miró con unasonrisa sardónica colgada en los labios.

 —Gracias por el piropo… y ahora si me disculpas, tengo cosas mas importantes que hacer.—  dije rodeándola y dejándola ahí plantada.

Me pegué al mostrador y esperé pacientemente a que la dependienta me despachara. La presencia no grata de nuevo entró a escena.

 — Te gusta dejarme a medias, ¿verdad?

 — Si te hace ilusión pensarlo de esa manera — le respondí indiferente.

 — A tu querida prima parece que no le gusta hacerlo, mírala nada mas como se divierte…

Me di la vuelta y la miré con una ceja alzada, seguí su gesto con la cabeza y vi algo que noesperaba ver: Nat besando a Guille.

 —Que pena que ese gen no me lo heredaras…

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Me giré de nuevo hacia el mostrador, intentando ignorar en vano la punzada de rabia queempezaba a nacer en mi interior.

 —… nos hubiéramos divertido tanto las dos— seguía Iris pinchando.

Apreté mis puños, mientras mentalmente trataba de contar hasta 10 en un vano intento por serenarme y no partirle la cara al ser no grato y al otro desgraciado.

 — ¿Desea algo? — me sacó la dependienta de mis pensamientos.

***

Estaba observando como Nic se alejaba de mi lado rumbo a la cafetería cuando noté una mano posarse sobre mi hombro. Me giré lentamente para encontrarme con el dueño o dueña de talmano. De sobra está decir quemi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí a quien pertenecía.

 — Ey Nat.

 —Guille…

 —Lo siento… te vi y quise acercarme a saludarte— me sonrió tímidamente, algo raro en el.

 —Ohh… — fue lo único que supe contestarle mientras con la mirada trataba de localizar a mi prima.

" Demonios Nic, donde estas cuando se te necesita… Ok, tu tranquila Nat, que puedes despachar solita al tipo… "

 — ¿Y como has estado? Hacía tiempo que no nos veíamos…

 —Si, desde la fiesta… pues bien, genial he estado…

 —A la vista está… respecto a lo de la fiesta… quiero decirte que no sé que me pasó… supongoque fue la bebida o algo… quería disculparme respecto a eso…

 —Ya… la bebida…

 —  Nat, por favor, creeme que lo siento… yo no soy así, lo sabes…

 —Pues lo siento, pero no, no lo sé… solo conozco lo que he visto de ti… y no me agrada paranada… y ahora si me disculpas, mi película va a empezar de un momento a otro… — dijetratando de dar por zanjada la conversación y girándome para marcharme.

 —Nat… no… — me detuvo agarrándome del brazo y haciéndome girar  — Por favor, me gustas,dame otra oportunidad — fue lo ultimo que dijo acercándose a mi y besándome.

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 — ¡No! Déjame en paz de una vez Guille, no quiero saber nada de ti, ¿me oyes? Nada — le escupícon rabia a la cara mientras me revolvía en su agarre y me liberaba de el.

Me di la vuelta y entré al único lugar donde sabia que no me seguiría, el servicio de chicas.

***

 No sé ni como lo hice, pero conseguí librarme de Iris entre la multitud de la sala y colarme en elservicio de chicas. Me acerqué al lavabo y liberé mi frustración golpeando los puños sobre el.

 —Eres imbécil Nicole. Una completa imbécil…

Me miré al espejo y unos gélidos ojos azules más fríos que el hielo me devolvieron la mirada.

 —Cuando aprenderás… — le estaba diciendo a mi reflejo cuando la puerta se abrióestrepitosamente revelando a una rubia pálida y asustada.

 —Tu… Nicole— dijo acercándose a mi y abrazándome.

 — ¿Que pasa? — contesté rodeándola con mis brazos mientras toda la rabia que instantes antessentía se veía disipada por una calidez y ternura extrañas en mi.

 —Nicole… está fuera…

 —Shhh, tranquila… ya lo sé…

 —Tengo miedo…

 —  No dejaré que nada te ocurra, ¿me oyes? — la encaré haciendo que me mirara. Sus ojosdenotaban una mezcla de cansancio, miedo y tristeza. Y pensar que instantes antes su miradadelataba todo lo contrario… — ¿Quieres volver a casa? — le pregunté suavemente.

 —No… no… no dejare que un fantasma nos eche a perder la noche…

 —  No pasa nada, lo sabes.

 —  Nicole, no quiero darle el gusto — me contestó agarrándome de la mano.

 — ¿Segura que lo quieres así? —Si… mas que segura…

 —También está Iris…

 — Y también estás tu — dijo mirándome a los ojos y sonriéndome.

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 — Cierto — le devolví la sonrisa — Salgamos a ver esa peli.

 —Si… no hagamos esperar mas a Pitt… Por cierto, ¿donde esta mi coca light y mis palomitas? — me decía recuperando su chispa mientras salíamos del baño.

***

La sesión de cine transcurrió sin ningún percance, excepto por algunas palomitas que volaronsospechosamente hacia mi cabeza en varios momentos de la película desde el asiento dondeestaba sentada mi prima. De Iris y Guille no hubo señales en el resto de la noche, y mejor así, pues la tarde a pesar de haber intentado torcerse se remendó demasiado bien.

Íbamos por la calle caminando rumbo a casa, la noche estaba fría y húmeda. Noté a Nat tiritar levemente dentro de su abrigo.

 — ¿Frió? — le pregunté acercándome a ella.

 —Un poco… ok, quizás algo mas que un poco— contestó revolviéndose en su abrigo — ¿Tu notienes?

 —  Nah, esto no es ná comparado con lo que me espera mañana en Londres.

 —Ugg, de solo imaginármelo me da mas frío… tienes ganas de volver, ¿verdad?— me cuestionómirándome mientras seguíamos caminando a través de la mojada calle.

 —¿Sinceramente? Si, extraño lo que dejé allí… aunque tampoco fuera mucho— le sonreí.

 —  No lo creo, si no fuera importante no regresarías, ¿o si? —No, supongo que no…

 — Volverás, ¿verdad? — me preguntó seria mirando hacia el suelo.

 — Pues si, me temo que aun te queda por soportarme un rato largo — contesté mirando su perfil.

 — Dulce tortura — fue su respuesta mientras levantaba su mirada del suelo y me mirabadirectamente a los ojos. — ¿Te apetece tomar algo caliente?

 —Si me vas a invitar… porque te recuerdo que mas dejao el bolsillo mas seco que unamojama…

 —Jajaja, y porque me contuve…

 —Pues menos mal… que sino tengo que quedarme en prenda…

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 —Pero mira que eres exagerada… — dijo entrecerrando sus ojos y mirándome mientras movía lacabeza.

***

A pesar del retraso de más de 3 horas a causa de la huelga de azafatas feministas, mi viaje deregreso a Londres transcurrió sin ningún percance.

Me encontraba junto a la cinta transportadora, tan inmersa en mis pensamientos que por uninstante casi perdí de vista mi maleta.

La despedida en el aeropuerto con mis tíos había sido cuanto menos extraña. Mientras mi tío sehabía limitado a abrazarme y a darme palmaditas en la espalda mientras me decía una y otra vez" lo responsable que era " , mas para auto convencerse a sí mismo que para hacérmelo ver a mí,mi tía por su parte trataba de recordarme desesperadamente todo lo que se suponía que nodebería haber olvidado llevar mientras se cercioraba una y otra vez de si iba bien abrigada

abrochando y desabrochando como posesa los botones de mi chaqueta. Sonreí ante el recuerdo." No hay duda de queles importo, estaban mas nerviosos por mi partida ellos que yo. Losextrañaré, mas de lo que hubiese imaginado " .

Agarré mi maleta cuando pasó por mi lado y me dispuse a abandonar la sala mientras mi cabezaaún andaba a kilómetros de allá. La realidad me azotó nada mas cruzar el umbral de la puerta desalida de la sala y verme rodeada de gente hablando un idioma que parecía ya tan lejano a misoídos…

 — ¡Nicole!

Un movimiento en la parte derecha de la sala y una voz conocida hicieron que volviera micabeza y una sonrisa se plasmara en mi cara. Era Robert. Me acerqué a el a trompicones y como pude entre el maremagnum de gente.

 — ¡Ey tu! ¡Españolita! — me recibió nada mas ponerme a su altura.

 — ¡Ey tu! ¡Inglesito! — fue mi respuesta.

Sonora fue su carcajada. Cerró el poco espacio que quedaba entre nosotros y me engulló entresus brazos.

 — Te extrañé mucho renacuaja — me susurró al oído.

 —Yo a ti no te extrañé mucho… — sonreí ante el poema que fue su cara — Te extrañéhorrores — le cercioré mientras le besaba en la mejilla.

Sonrió y se separó de mí mientras abría de nuevo espacio entre nosotros.

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 — ¡Oye! ¡Tas mas sepsi! — me miró descaradamente de arriba abajo.

 —Claro cariño, porque sabía que vendrías tu a recogerme… tengo que estar a tu altura— lecoqueteé en broma.

 —Uhm… como te he extrañado… ¿te lo había dicho ya? 

 —Bueno… era de esperar. 

 — Egocéntrica.

 —Pues un poco… aunque no tanto como tu — me sonrió de nuevo — y qué, ¿piensas quedarteahí admirándome como bobis durante mas tiempo odespertarasy me llevaras a casa de una vez?Vamos que no es por ná… pero ya sabes que eso de venir pa ná es tontería.  

 — Pero mira que eres desesperada que ni un momento me permites recrearme la vista…

 —Hombres… — rodé mis ojos en broma.

Tomó mi maleta y nos dispusimos a abandonar el aeropuerto. Seguimos charlandoanimadamente hasta llegar a su coche.

 — ¡Vaya! ¡Veo que hay cosas que no cambian con el tiempo! — le comenté a mi amigo mientrashacia una mueca mirando al cacharro que osaba llamar coche.

 — Te volviste tú muy tiquismiquis, ¿no?

 —Tiquismiquis o no… no quita que esta lata de sardinas siga pareciendo el coche del panaderode la de bollos que me trae… ¡oye! ¿Ese de allá es nuevo?

 — Veo que estas atenta.

 — Claro, ¿que creías? A mi no me la das con queso — le saqué la lengua — ¿que ocurrió? —   pregunté curiosa mientras me colaba en el interior de la lata naranja y me colocaba el cinturón.

 — Se me atravesó una oveja — respondió mientras ponía en marcha el motor.

 — Jaja, ¿una oveja? ¿Pues donde andabas? ¿En la granja de Pepito? — lo miré burlona.

 —Algo así… ¿Recuerdas del trabajo que te hablé ante de que te marcharas? 

 — Si, ¿pero no era en un lavadero?

 — Ajam, en un lavadero… pero de vacas.

 — Jaja, ¡noo!

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 — ¡¡Si!!

 —Pobres vacas…

 —Tu siempre tan comprensiva… — me sacó la lengua mientras se sumergía en el tráfico de las

afueras.

 —Jaja, es que no termino de imaginármelo… tú, un ratón de ciudad, rodeado de bichos en elcampo… perdona pero demasiado surrealista.

 — Ya ves que valiente te salí. Todo por ti, mi amor, para comprarte al fin esa casita en la playa —  me lanzó un beso al aire.

 —¡Oh! No tengo palabras a eso… me siento tan halagada… ¿Y cuanto duraste? 

 —Media hora…

 — ¡¡Vaya que te superaste!!

 —Claro… tu amor era mi mayor motivación. 

Le sonreí mientras miraba a través de la ventana. Estuvimos un rato en silencio, hasta que al finde nuevo habló.

 — Y tu que, ¿que te cuentas?

 —Uhm, pues ná… que quieres que me cuente— le respondí ausente.

 — Y aquí viene Nicole, siempre tan dispuesta a hablar de sí misma — me bromeó.

 —Graciosillo… No sé, lo de siempre. 

 — ¿Y que es lo de siempre?

 — ¿Sabes que me recuerdas demasiado a alguien?

 — ¿En serio? ¿A quien? ¿A Ashton Kutcher? Ya sabía que éramos como dos gotitas de agua…me lo dicen mucho.

 — ¿Kutcher? Que más quisieras.

 —Te corrijo… que mas quisiera el. Y ya dime, ¿quien tiene el gusto de asemejárseme? 

 — Te pareces a mi prima Nat.

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 — ¡¡Woaa!!¿Tan femenina me veo? — inquirió mientras agitaba suavemente sus pestañasmirándome coquetamente.

 — Jaja, ¡¡pero mira que eres payaso!! — le golpeé suavemente en el brazo.

 —¡¡Oye!! ¡Que voy al volante! ¡¡Precausion amigo conductó!!… entonces, ¿es bonita? 

 — Mucho — suspiré mientras centraba mi atención de nuevo en el paisaje.

 — Pues sin duda si que se parece a mí.

 No contesté nada, simplemente me limité a sonreírle a mi tenue reflejo en la ventana mientras meabandonaba a mis pensamientos, pensamientos que no tardaron en verse invadidos por elrecuerdo de cierta chica rubia de ojos verdes.

" Me pregunto que estará haciendo ahora mismo… "

***

A unos cuantos kilómetros al sureste y con una hora más en el reloj una chica se encontrabaechada sobre su cama mirando el techo como el que busca algo que no encuentra.

" ¿Habrá llegado ya? Me pregunto que estará haciendo ahora mismo… Pues que va a estar haciendo, imbécil, divertirse. De seguro está con su amigo Robert… " . No pude evitar que ese pensamiento trajera algo a mi estomago… ¿una punzada de celos quizás? 

" Eres estúpida Natalia… ¿que acaso crees que te va a extrañar? pero si debe de estar en su

salsa… "El teléfono interrumpió mi monólogo interno.

 — ¿Si? — respondí al auricular.

 — ¡Nat!

 — Ey Andi, ¿que hay?

 —   Pues ná, dándote señales de vida… logré librarme de la comida con mis padres y me

 preguntaba si querrías salir un rato a dar una vuelta y hacer la loquis conmigo y mi primaSandra. 

 —Uhm… lo siento Andi, pero creo que me quedaré en casa hoy… la verdad es que no meapetece salir…

 — ¿Tas bien? 

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 — Si, claro, perfectamente.

 —  Ya…

 —¡¡Oye!!Que estoy bien, en serio…

 — Ya se fue Nic, ¿no? 

 —Si, esta mañana temprano… aun no llamó…

 —   Ahh, así que eso es… No te preocupes de seguro debe estar tan a gusto que se le olvidó. 

 — Si, imagino.

 — ¿Segura que no quieres venir con nosotras? 

 — Si, segurísima.

 — ¿Y segura que estas bien? 

 — Jaja ¡¡siii!! ¡¡Yaa!! ¡No seas tan pesada!

 —   Para mi es un placer… ya sabes que me encanta… entonces, ¿no te animas? 

 — ¡¡Andi!!

 — Jaja ok ok, tenía que intentarlo por ultima vez. 

 — Mándale saludos a tu prima de mi parte, ¿eh?

 — Vaya, ¿ya me mandas a volar o que? 

 — Jaja ¡¡noo!!¿Pero no te ibas?

 —   Pss… Sip, solo que acabo de darme cuenta que me encanta torturarte con mi digna presencia. 

 — Empiezas a preocuparme seriamente.

 —  ¡Ah! ¿Que antes te preocupaba en broma?… eso si que no me lo esperaba de ti… crack… unatirita pa mi pobre corazoncito…

 — Jaja, ¡¡bobaa!!

 — A su servicio. 

 — ¿Y a donde iréis?

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 —   No sé, quizás al cine a ver al Pitt… ¿de verdad no te animas? 

 — Bah, ya la he visto…

 — ¿¿Que??¿Como? ¿Cuando? ¿Donde? ¿Con quien? ¿Por que? 

 —Pues eso… con los ojos… ayer… en el cine… con Nic… porque me apetecía… ¿¿satisfechatu curiosidad??

 —Bueno, siempre me puedes entrar en detalles… ya sabes que tampoco es que me vaya a quejar 

 si lo haces…

 — Jaja, ¡¡pero mira que eres maruja!!

 —   No sé en que te basas… así que con Nic, ¿eh? 

 —Si… lo pasé bien después de todo… ya te contaré… allá nos encontramos con Iris y Guille…

 — ¡¡No!!¿Y que pasó? 

 —Fue un malrato… pero gracias a dios todo salió bien… ya te contaré…

 — ¿Hubo sangre? 

 — Jaja ¡¡noo!!

 —   Buuu… ¿que hizo Nic? 

 —Pues… ¿que crees que hizo? 

 — ¿Salvarte? ¿Comprarte chuches? 

 —Uhm… puede…

 — Así que no me dirás, ¿eh? 

 —Jajaja esta es la prueba… para que luego me digas que no eres chismosa. 

 — En ningún momento lo negué… Pero mañana me cuentas, ¿eh? Quiero saber con pelos y señales que hiciste con la prima… y que hizo la prima. 

 —Si claro… una buena dosis para el mono de chisme…

 —  Vamos… no seas cruel… si solo es porque me importas…

 — Claro, va a ser solo eso.

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 — Vamos Nat, ¡¡vente a dar una vuelta!! ¡¡Que sino me pongo celosa!!Porque claro, con ella

 si… y conmigo no… ¿es mi pelo lo que no te agrada ya? 

 —Lo que me faltaba por oír… ¡¡Dios!! ¡¡Que hice yo para merecer estoo!! 

 —   Agghh… ¡¡vamos!! ¡¡Yaa!! ¡¡cuentame!!… to be continued…

Colgó abruptamente el teléfono dejándome con el auricular en la mano y la palabra en la boca.Típico de Andi cuando su madre la descubría hablando por teléfono, de sobra era conocida su pasión por el aparatito. Colgué por mi parte el auricular y volví a colocarme donde instantesantes estaba mientras esperaba pacientemente su llamada.

El teléfono no tardó en sonar de nuevo.

 —  No pienso contarte ahora mismo mis intimidades mas intimas.

 —   Ah, ¿no?… vaya, que desilusión… — sonó al otro lado de la línea una voz diferente a la de miamiga.

 — ¿Nic? ¿Eres tú?

 —   Pues eso creo… ¿esperabas otra llamada? 

 —No… ¡¡Si!!Da igual, no importa. 

 —  Uy, a quien esperarías… no te preocupes, te dejaré pronto, en realidad solo llamaba para

decir que llegué sana y salva a casa de la señora Norman, Robert vino a recogerme al 

aeropuerto y bueno, aquí estamos que vamos a salir a dar una vuelta para rememorar viejostiempos. 

 —Oh, vaya, que bien… mándale saludos de mi parte. 

 — ¿A quien? ¿A Robert o a la señora Norman? 

 — A ambos.

 —  Os llevaríais bien…

 — ¿Con quien? ¿Con Robert o la señora Norman? — le devolví la jugada. — Con ambos — ya imaginaba esa sonrisa sardónica colgada en sus labios mientras me copiabami frase anterior.

 —  No adelantes acontecimientos.

 — Todo a su debido tiempo. 

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 — ¿Y bien?

 — ¿Ya estás? ¿Está dentro el libro de Hamlet? 

 — Ajam — lo cogí entre mis manos. — ¿Porque preguntas? — inquirí curiosa.

 — Porque pensé que lo había perdido… supuestamente lo traía en mi mochila… supongo que

con las prisas lo olvidé…

 —Creí que ya lo habías leído…

 —  Si bueno… pero me gusta…

 —Entiendo… pues no te preocupes, está sano y salvo en tu cajón. 

 —   Menos mal… gracias. 

 — Por nada.

 —   Debería dejarte ya… tu llamada debe de estar ya desesperada…

 —Nah… ni te preocupes. 

 —  Cuídate mucho, intentaré llamar pronto… nos vemos. 

 —Gracias, tu también, cuídate… nos vemos. 

Esperé con el auricular en la oreja a que colgara primero para después repetir el movimiento.Tiré el teléfono a un lado sobre la cama mientras tomaba asiento en ella con el libro aun en miotra mano. Me quedé observándolo durante unos instantes mientras acariciaba suavemente lastapas con mis dedos.

 — ¿Sabes? En cierta forma te envidio… ¿que tendrás que a tu dueña le gustas tanto?— susurréausente mientras me decidía a abrirlo y descubría sus letras.

***

El fuerte sonido de un trueno me sacó de los dominios de Morfeo. Miré hacia la ventana

iluminada por los rayos, el sonido de la lluvia era notable. Suspiré mientras trataba de cerrar losojos y sumergirme de nuevo en el mundo de los sueños. Los pensamientos que me habíanacechado antes de irme a dormir volvieron inevitablemente a mí. Me di la vuelta y volví a mirar hacia la ventana, donde en la penumbra, y a través de la lluvia se podía observar al fondo laventana de otra casa. Mi casa. Cerré los ojos fuertemente evitando que las lágrimas volvieran a brotar. Me fue imposible. Incapaz de mantenerme por más tiempo en ese estado me levanté de lacama y entré al baño. Abrí el grifo y me lavé la cara con agua fría. Miré al espejo donde unreflejo cansado me devolvió la mirada.

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 —Y para esto querías venir… — le susurré.

Me sequé y salí del baño rumbo a la cocina. Me encontraba saqueando la nevera cuando noté quela luz se encendía. Me di la vuelta y en el umbral de la puerta estaba la señora Norman. No pudeevitar quedarme en el sitio, como una niña recién descubierta por su madre hurgando en el tarro

de las galletas. Mi parálisis momentánea quedó rota por la sonrisa y la suave voz de la señora Norman.

 — Ya te dije que te comieras todo el plato en la cena.

 — Lo siento…

 —Jaja, vamos cariño… solo bromeaba… es normal que tengas hambre, estas en plenocrecimiento.

 — Sip, a lo ancho, jaja.

 — A lo que sea, ¿te preparo algo tesoro?

 —No, ya me las apaño… siento haberla despertado. 

 — ¿Y quien te dice que me has despertado precisamente tu? — dijo sonriéndome yseñalándomesu estómago.

 —Upss…

 — Ya ves que no eres la única que está en fase de crecimiento " a lo ancho " .

 — Jaja.

 —Anda, siéntate… te prepararé un vasito de leche caliente. 

 — Gracias.

Se dio la vuelta y comenzó con su labor. Me quedé mirando su espalda mientras una sonrisaafloraba en mis labios. Por un instante tuve la sensación de que nada había cambiado, que soloestaba allí de visita y de gorrona como tantas otras veces y que papá estaría en la casa de al ladoesperándome.

Un vaso colocado frente a mi me sacó de mis recuerdos.

 — Gracias.

 —  No hay de qué cariño.

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Lo llevé a mis labios y bebí un poco. La miré y en su cara seguía aquella sonrisa ahoramagnificada.

 — ¿Que? — le sonreí contagiada.

 —  Nada, cantinflas — respondió cogiendo una servilleta y limpiándome el bigote de leche.

Reí algo avergonzada mientras de nuevo acercaba el vaso a mis labios, aunque esta vez con mascuidado.

 — ¿No puedes dormir? — preguntó de repente.

 —¿Eh?… uhm, no, esos truenos… — intenté fingir molestia.

 —Si, están fuertes… pero tu sueño lo es mas… hay algo que te preocupa, ¿verdad? 

 —Uhm… no, no es nada, tranquila— le sonreí.

 — ¿Segura? mira que te conozco mejor de lo que imaginas.

 —Si… son solo… recuerdos… que vienen a mi cabeza…

 — Oh, cariño, no te apenes con ello, es normal.

 —Ya, pero hay cosas que no se pueden evitar… extraño demasiado a papá… — dije con la vozcasi rota.

De inmediato me sentí rodeada por unos brazos que fuertemente me sostuvieron en mi llanto. Unllanto que llevaba demasiados meses conteniendo y que ahora se veía liberado. No recuerdocuanto tiempo estuve así, pero si el suficiente para que los rayos desaparecieran y el cielo pareciera aclararse, no solo fuera, sino también dentro de mi.

SEXTA PARTE 

" Uff… joer, que frío "

El frió aire de diciembre me golpeó de lleno en la cara nada mas salir por la puerta de casa de laseñora Norman.

" Gracias a dios no llueve " . Pensé para mi misma mientras caminaba por la acera sin un rumbofijo. Me encontraba exhausta, apenas había podido pegar ojo en toda la noche, pero por algunaextraña razón algo me impulsó a levantarme esa mañana y salir a caminar.

" Estas como una chota Nicole… mírate, con ojeras y aquí tan pancha dando vueltecicas a lamanzana como las imbéciles con el frío calándote los huesos " .

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Seguí caminando calle abajo, mis pies parecían tener vida propia. Giré a la derecha y meencontré en el último lugar al que hubiera deseado ir durante mi estancia allí. La pesada puertame dio la bienvenida al lúgubre lugar. Pasé por debajo, aun no demasiado consciente de lo que pretendía hacer allí. Nada más pasar una gitana se abalanzó sobre mí intentando hacerme elagosto… y para mi sorpresa consiguiéndolo. 

 — ¡¡Anda guapa!! ¡¡Llévate una docena!! ¡¡Mira que preciosidad!! ¡¡Y solo por 6 libras!!

Agarré las flores, las pagué y seguí caminando por el largo pasillo central. Lapidas y mas lapidasse abrían paso ante mi a cada zancada. Giré a la derecha no demasiado segura de ir a donde sesuponía que debía ir. Avancé unas losas más y me detuve.

Una fina lapida doble de mármol me dio la bienvenida. Me quedé largo rato observándola parainstantes después arrodillarme y depositar en el jarrón las flores que había comprado. Seguíobservándola, tratando infructuosamente que algún pensamiento coherente viniera a mi cabeza,mientras ausente limpiaba la lapida.

 —Como pudisteis concebir una hija tan estúpida… — le sonreí agriamente al frío mármol.

Tragué saliva pesadamente, y agaché mi cabeza tratando por una vez en mi vida de comportarmecomo la adulta que no era.

 — ¿Por que? — fue lo único que salió de mis labios. Los apreté con fuerza, como intentando queno saliera nada mas. – ¿Por que me abandonasteis? ¿Porque cuando mas os necesitaba? — cerrélos ojos permitiendo que las lagrimas se pasearan con total libertad por mis mejillas.

Los abrí de nuevo, mientras dirigía mi mirada hacia el cielo gris, desde donde poco a poco

comenzaban tímidamente a caer gotas de nuevo, clamando porque mis preguntas fueranrespondidas por algún tipo de divinidad o algo parecido. Suspiré pesadamente mientras de nuevomiraba las losas.

 —Papá, tu siempre me decías que todo sucede por una razón… que para todo el destino tiene unarespuesta… ¿que sentido tiene todo esto? dime… ¿cual es la razón para tanto dolor ysufrimiento? Sé que estoy siendo condenadamente egoísta… pero eras lo único que tenia en estavida… y te marchaste dejándome sola… — el sonido de un trueno pudo oírse a lo lejos — Ok, noexactamente así… — sonreí por primera vez en el día ante el recuerdo de lo que había dejado enEspaña —  Pero ya sabes que no es lo mismo… nunca será lo mismo… nunca nadie ocupará elvacío que dejó en mi tu ausencia … es esa sensación de estar rodeada de gente… y a la vez

sentirme sola… incompleta… tu siempre me decías que algún día y con el tiempo todas las piezas del puzzle de mi vida encajarían… y ahora lo cierto, es que siento que faltan… y tal vezlas mas importantes… me siento perdida… — admití al fin.

Me quedé largo rato allí callada,mirando las losas sin realmente verlas mientras la lluviaacariciaba mi piel ya sin ningún tipo de tapujo.

***

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 — ¡¡Demonios Nic!!¿Que no tienes ni un euro pa comprarte un paraguas en los chinos de laesquina? — fue el cordial recibimiento de mi amigo nada mas abrirme la puerta de su casa.

 — Buenos días Robert, yo también dormí genial — fue mi réplica mientras pasaba al interior y mequitaba la chaqueta empapada.

 — ¡¡Nicole!! ¡¡Cariño!! ¡¡Estas empapada!!Sube arriba a cambiarte de ropa antes de que pillesuna pulmonía… — apareció por la puerta de la cocina la madre de mi amigo.

 —Pero… — intenté en vano buscar una excusa.

 —Nada de peros señorita… no pienso dejar que mi futura nuera se agarre el gripazo del siglo—  me cogió del brazo y me dirigió hacia las escaleras — Rachel está en su habitación, estaráencantada de verte, no paró de preguntar por ti desde que llegó del internado, le dije que… — lamadre de mi amigo, Anne, era un mujer de lo mas callada, pero cuando quería verdaderamentesu verborrea parecía no tener fin.

Me dejé dirigir hacia la habitación de la hermana de mi amigo mientras su madre seguíacontándome las mil y una andazas de una autentica sufrida ama de casa en apuros. Aunqueseamos sinceros, en cuanto mis oídos captaron el nombre de Rachel el seguimiento de laconversación se volvió algo complicado para mí. Rachel era la hermana pequeña de Robert,apenas 2 años menor que nosotros, pero lo suficiente para que desde que sus hormonascomenzaran a madurar estuviera persiguiendo mis huesos, lo cual tampoco podría resultar tanmalo, era guapa, inteligente, agradable, simpática… pero no mi tipo precisamente… Me loconfesó cuando apenas contaba con 14 años, siempre había estado segura de ello, y vamos que sihay algo que le sobra a esta niña es la seguridad que siempre parece tener en todo. Seguridad quese vio en apuros cuando yo le confesé en su momento que muy a pesar de lo que ella pensara de

mi yo no era como ella quería que fuera. Es cierto que a veces me he fijado en chicas, pero noexactamente de esa forma. Si hay algo que he tenido lo suficientemente claro hasta ahora eso hasido mi sexualidad. Y aunque siempre hubiera andado jugando con chicos, lo cierto es que megustaban los chicos. Lo de que no hubiera tenido demasiadas citas era otra cosa que ahora no meda tiempo a explicar.

El sonido de la música del interior de la habitación inundaba el pasillo muy a pesar de que la puerta del dormitorio se encontraba cerraba.

Toc toc.

Tocó Anne a la puerta antes de abrirla de par en par. El interior era un caos, tal y como habíasido desde siempre. Rachel estaba en su escritorio tecleando frenéticamente el teclado delordenador mientras canturreaba el estribillo de la canción que en esos momentos se escuchaba defondo a todo volumen.

 — ¡¡Rachel!! ¡¡Cariño!! — gritó su madre desde la puerta sin ningún éxito. La chica seguíaenfrascada en su laboriosa tarea de teclear al son de su cante. El caso es que en una de esas girósu cabeza y nos descubrió en la puerta.

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 — ¡Pero que ven mis ojos! — exclamó sonriente mientras se levantaba y bajaba el sonido alequipo de música.

 —  Niña te vas a quedar sorda, menos mal que no tenemos vecinos en toda la manzana… —  laverborrea de Anne de nuevo empezó a hacer acto de presencia, completamente incapaz de captar 

lo que en ese momento se respiraba en la habitación —… y mírala como viene… — Si, ya veo como viene… — dijo frente a mí mientras me miraba de arriba abajo con unasonrisa colgada en sus labios.

 — Anda, dale algo de ropa que se cambie. En cuanto terminéis bajad que la comida estará en unmomento en la mesa — dicho esto Anne desapareció por la puerta dejándome sola ante el peligro.Ok, quizás no tanto, pero ya sabéis lo que me gusta exagerar.

 — ¿Se puede saber que rayos te ha pasado para que vengas pasada por agua? no llueve tanto.

 —Me surgió un imprevisto… además, ya sabes que me gusta chapotear en los charcos — lesonreí.

 — Me alegra volver a verte — afirmó mirándome fijamente a los ojos.

 — Y a mi volver a verte a ti — le respondí con sinceridad.

 — Ahora es cuando vendría la parte del abrazo y el beso — me sonrió mientras a mi vez hacia lo propio y me acercaba a ella a cumplir con el protocolo. — Bueno, será mejor que le hagamos casoa mamá — dijo nada mas separarse de mi. Se dirigió hacia el armario desde donde empezó asacar ropa —  Aunque tampoco es que creo que vaya a tener mucho dado tu tamaño…

 —  No te preocupes, será solo para un rato — le respondí mientras me acercaba y me sentabasobre la cama. No pude evitar echar una mirada a la pantalla del pc. Un archivo de word estabaabierto y palabras y palabras parecían extenderse a través de el.

 — ¡Oye! ¡No me seas cotilla! — exclamó al tiempo que me arrojaba una camiseta y un pantalón ala cara.

 — Siento comunicarte que ahora si que se despertó mi curiosidad — afirmé dejando a un lado laropa y mirándola detenidamente.

 — Es una historia, ya sabes que me gusta escribir esas cosas. — Cosas que por cierto son muy buenas.

 — Si, claro — dijo sonrojándose un poco.

 — Es cierto, algún día serás una escritora fabulosa.

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 — ¡Exagerada! — me arrojó el estuche que tenia sobre la mesa.

 — ¡¡ Eyy!! — traté de defenderme una vez lo tenia en mis manos.

 — ¿Que? solo compruebo tus reflejos — me miró inocentemente mientras se sentaba en el filo de

la mesa. — ¿Y que hay de tu vida? Te ves realmente bien, se nota que te alimentan bien —  comentó mientras me veía cambiarme de ropa.

 —Pss… no hay mucho que contar… instituto nuevo, casa nueva, familia nueva…

 — Vamos, vida nueva.

 — Sip, mas o menos.

 — ¿Y alguien interesante que merezca el reconocimiento ante mi? — me miró con una sonrisa burlona asomando a sus labios.

 —Uhm… tal vez…

 —Vaya vaya… tendré que partirle las piernas a alguien después de todo…

 — Jaja, te quedaras con las ganas parece, nah, no hay nadie interesante, al menos no de esaforma.

 — Mejor, eso quiere decir que aun tengo una oportunidad.

 —  No te rindes nunca, ¿verdad? — terminé de abrocharme el pantalón.

 —  No cuando lo que está en juego merece tanto la pena.

Vale, llegados a este punto los recursos comenzaban a escasearme, y estaba intentando buscar una respuesta a tal afirmación cuando la puerta se abrió mostrando a mi amigo en el pasillo.

 —Siento interrumpir ahora que seguro estabais hablando de mí pero… el almuerzo está servido. 

" Salvada por la campana Nic… "

***

" Y aquí vamos de nuevo… " . Desabroché mi cinturón cuando el avión había tomado suficientealtura. " Y mas vale acostumbrarse… Intuyo que haremos esto muuuchas veces mas " . Tomé elvaso de agua que en ese momento la azafata me tendía y miré a través de la ventana.

" La historia de tu vida Nic… " suspiré " Bueno, mientras este cacharrito con alas se mantengasobre las nubes… "

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Me acomodé en mi asiento y pensamientos de los últimos días vinieron a mi cabeza. Después dela " visita " a mis padres había conseguido liberarme de parte del peso que llevaba cargandosobre mi desde que mi padre me dejara, sentimientos que llevaba demasiado tiempo guardando,evitando que fueran liberados, y que poco a poco me estaban consumiendo por dentro.

Sin lugar a dudas los dos últimos días habían sido de lo mejorcito. Tras del almuerzo en casa demi amigo, salimos junto con su hermana por ahí de compras. No pude sino sonreír ante elrecuerdo de mi amigo probándose ropa de chica en una de las tiendas para confirmar la teoría deque tenia tipito de modelo y los comentarios jocosos de su hermana mientras le colocaba mil yun complementos encima ante la mirada insólita de la dependienta y del resto de compradores.

" Tal para cual… " pensé perdiendo mi mirada de nuevo entre las nubes.  

***

Dejé a un lado el libro que tenia entre mis manos y suspiré.

" Al fin domingo… "

Sonreí ante el mero pensamiento mientras en el interior de mi estomago sentía como si algo sevolteara. Acaricié inconsciente las tapas del libro que acababa de dejar mientras mis pensamientos me transportaban a miles de kilómetros. Pensamientos que no tardaron enesfumarse cuando la puerta de mi habitación se abrió de repente revelando a mi amiga.

 — ¡Ey! ¡Que pasa muchacha! Jo, y yo que pensé que te encontraría desnuda — comentó con unamueca mientras se acercaba a mi lado y se sentaba.

 — Sigue soñando nena. — ¿Qué? ¿Preparada? ¿Qué lees? —  preguntó curiosa agarrando el libro y ojeando sus paginas.

 —Un libro…

 — ¡No jodas! — me miró con ojos desorbitados — Dado su forma y su composición hubiera jurado que era cualquier cosa menos eso — lo agitó frente a sus ojos.

 — Jaja, ¡trae payasa!..Que con lo manazas que eres, eres capaz de romperlo.

 — Me indignas — respondió fingiendo falsa molestia — ¡No me sea egoísta! Yo también quieroculturizarme — dijo mientras lo abría al azar por una pagina y comenzaba a leer  — To be, or notto be: that is the question: whether 'tis nobler in the mind to suffer the slings and arrows of outrageous fortune. ¡Agh! — saltó soltando el libro — ¡Es Shakespeare! ¡Y en inglés! ¡Aléjalo demí! — me miró con ojos de loca — ¿Cómo se te ocurre? ¡Pensé que eras mi amiga! ¡Y metorturas así!

 —Jaja, ¡yaa! Si alguna vez me hicieras caso…

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 — Si claro — entrecerró sus ojos — Seguro lo hiciste a posta, lo veo en tu mirada maquiavélica.

 —Y ahora resulta… — le tiré a la cara uno de los cojines que había sobre la cama.

 — Jaja, ¡oye! ¿Y que te dio ahora para leer a Shakespeare? Y encima en inglés, como si ya de por 

sí no fuera complicado en castellano.

 — Uhm, no sé, curiosidad, supongo — respondí ausente mientras colocaba bien las tapas dellibro.

 — ¿Curiosidad supones? ¡¿Quién eres tú y que has hecho con mi amiga?! ¿Qué es eso?

 — ¿Qué es que?

 — ¡Eso! — exclamó señalándome el libro que sujetaba entre mis manos.

 — ¡Quedamos que un libro! ¿Ya tienes lagunas en la memoria o qué? — me burlé.

 — ¡Boba! ¡Esto! — dijo sacando algo de entre las tapas.

 —Uhm… no sé… trae a ver…

 — ¡Dios! ¡Peaso casho bombón!

Me acerqué y observé lo que mi amiga miraba sin parpadear con tanta fascinación. Una mujer deconocidos ojos azules y melena rubia miraba fijamente a la cámara con una sonrisa bañando suslabios. La profundidad de su mirada me sorprendió muy a pesar de que se me hacía

tremendamente conocida. —Crees que…

 —Sí Andi… es la madre de Nic… o al menos eso creo…

 — ¿La conociste?

 — Sí, pero era demasiado pequeña como para recordarla.

 — Era muy guapa.

 — Sin duda.

 Noté como un nudo comenzaba a formarse en mi garganta mientras mi cabeza iba y venia de pensamiento en pensamiento intentando imaginar vagamente lo que tenía que haber sido parauna niña de apenas dos años el perder a su madre y haberse tenido que conformar durante el restode su vida sin mas calor por su parte que el recuerdo de la imagen de una fotografía.

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 — Creo que será mejor guardarla como estaba — dije parpadeando varias veces para evitar quelas lagrimas que pujaban por salir de mis ojos lo consiguieran — No creo que a Nic le guste quehusmeemos entre sus cosas.

 — Si, toma. ¿Estás bien?

 — Si, claro — susurré mientras la colocaba tal como estaba y guardaba después el libro en elcajón — Es solo que estaba pensando en algo.

 — ¿En algo? ¿O mas bien en alguien? — se sentó en la cama y palmeó el lugar que había junto aella. Me senté a su lado mientras cogía un cojín y lo abrazaba con fuerza contra mi pecho. —  ¿Quieres hablar de ello?

 —Uhm… no hay nada de que hablar Andi. 

 — ¿Segura? — volvió a insistir.

Suspiré bajando mi mirada y observando el cojín que sostenía entre mis brazos. Empecé a jugar con la cremallera.

 —Es solo que… estoy confusa… — admití al fin.

 — ¿Tiene que ver con lo que me contaste hace tiempo?

 —Tal vez…

 —  Nat — noté como mi amiga se movía acercándose a mi — Nat, mírame — giró mi cara e hizo

que me encontrara con su mirada. Una mirada tan transparente como siempre. Sujetó mis manosy continuó —  Eres mi mejor amiga… y nada va a cambiar eso, ¿me oyes? Sabes que siempre podrás contar conmigo para lo que quieras… Decidas lo que decidas no solo te respetaré… sinoque te apoyaré — me sonrió — Solo deseo que seas feliz.

 — Gracias — me abracé a ella mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.

Estuvimos así largo rato, yo solo llorando y Andi sosteniéndome entre sus brazos. El ruido de la puerta de la calle nos sacó de ese estado: Nicole había llegado.

Me separé de mi amiga mientras torpemente y a la desesperada trataba de secar mis lágrimas con

las mangas de mi camiseta. La puerta de la habitación no tardó en abrirse mostrando a mi prima junto a mi padre.

 — Gracias tío, no deberías haberte molestado, yo podía.

 — De nada cariño, es un gusto poder hacerlo — dejó la maleta a un lado y se acercó y la besó —  Me alegra de nuevo tenerte en casa.

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 — Y a mi estar en casa — le sonrió.

El momento fue roto cuando los dos miraron hacia el interior del cuarto y nos vieron a mi amigay a mí observándoles.

 — ¡Vaya! ¡Pero si tenemos visita!

 — Hola señor Vizza — saludó cortésmente mi amiga.

 — ¿Cómo que señor? ¿Tan viejo me veo ya? — reímos la ocurrencia de mi padre, siempre eraigual con Andi.

 —Para nada… vamos que si no fuera porque es el padre de mi mejor amiga y está casado… — ycomo no, mi amiga le seguía el juego.

 — ¡Ey! — palmeé a amiga en el brazo mientras le dirigí una mirada atravesada.

 —Jaja… le diré a Diana que ponga un cubierto mas en la mesa, ¡te quedas a cenar! — afirmótajante saliendo del cuarto.

 —Pero…

 — Mas vale que llames a tu madre — le ofrecí el teléfono.

 — Gracias — lo agarró y salió de la habitación saludando a Nic en la puerta.

Esta se quedó en el sitio durante un instante, solo mirándome, hasta que al final pareció decidirse

a entrar y soltar la mochila que llevaba colgada al hombro. — Menudo dandi que está hecho — afirmó refiriéndose a papá. Le sonreí. — ¿Te encuentras bien? — me cuestionó acercándose y mirándome fijamente.

 — Si, genial — me levanté y la estreché en un abrazo — Te extrañé.

 — Y yo a ti — nos separamos y volviendo a clavar sus pupilas en mí — ¿De verdad que estas bien? — volvió a preguntar acariciando suavemente mi mejilla. Cerré los ojos y me rendí aaquella delicada caricia. Los abrí de nuevo sabiendo de sobra que esa mirada azul aun estabaclavada en mí esperando una respuesta por mi parte. Levanté mi mano colocándola sobre la suya

y le volví a sonreír. —Sin duda… lo estoy. 

***

 — Toma, era el único que quedaba de esa talla — pasé el vestido a mi prima a través de la finacortina del probador y esperé pacientemente a que se lo probara. No sé ni como me había logrado

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convencer para ir de compras en plenas vísperas de Navidad, pero lo cierto es que ahí estábamos,¡y 2 horas ya! Toda una plusmarca personal.

 —Uff… ¡dios! Cada vez hacen las tallas mas pequeñas… — comentó mientras la oía luchar conla prenda en el interior  — Bueno, ¡yap! — exclamó abriendo la cortina y mostrándome el

modelito. — En la mano parecía mas grande — elevé mi ceja derecha mientras la miraba de arriba abajo.

 — ¿Entonces? ¿No te gusta? — comenzó a revolverse nerviosa ante mi escrutinio.

 —Lo que se dice gustarme… me gusta pero… demasiado pequeño… el abuelo se nos infartacomo te vea así vestida esta noche…

 — ¿Y quien te dice que sea para esta noche? — me miró coqueta antes de darse la vuelta ymirarse al espejo. Me quedé observando su espalda desnuda por unos instantes. — Eres peor que

 papá… pareces una monja de clausura— elevé mi mirada y vi su reflejo sacándome la lengua. — ¿Que insinúas? — enarqué mi ceja mas aún.

 —  Nada — comenzó a jugar con la tiranta mientras seguía mirándome risueña.

 — ¿Crees que no soy capaz de vestir uno de esos?

 — Que conste que yo no dije nada, tu solita lo mencionaste.

 — ¿Qué te juegas?

 — ¿Qué estas dispuesta a perder?

 — Una cena en el argentino de la calle Lorca.

 — ¡Trato! — exclamó volviéndose y dándome la mano.

 — Ya puedes ir preparando la guita nena – me di la vuelta dispuesta a conseguir la tela mas pequeña de toda la tienda.

***

 — Ok Nicole, admitámoslo ahora que nadie nos oye, esto no ha sido precisamente una buena idea por tu parte — le confesé a mi reflejo mientras luchaba con el escote de mi vestido.

 —Madre mía… — silbó Nat en la puerta de la habitación — Pues no te queda tan mal después detodo.

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 — ¿Que haces vestida así? — pregunté girándome y mirándola de arriba abajo. Llevaba un pantalón negro de vestir y una camiseta de fiesta del mismo color.

 —Como quieres que vaya… ¿desnuda? 

 —No gracias… desnuda voy yo ya con este trapo… no me quites el privilegio de la noche. 

 — Pues tu lo elegiste — se acercó a mi — Vamos, que es precioso, y te queda divino.

 —Encima con guasa… ¡ole la nena!— me volví de nuevo hacia el espejo.

 —No me guaseo… hablo en serio… ¡pero por dios no te tires mas del escote! — me rodeó y se puso frente a mi. — Trae, mira.

 — Miro — la dejé hacer mientras observaba y sentía como sus manos recorrían la fina tela, y por ende mi cuerpo, en un intento por amoldarla en el sitio preciso.

 — Intuyo que no te has puesto muchos vestidos en tu vida.

 — ¡Oye! ¡Claro que si! ¡Como dos! Porque el del bautizo yla comunión cuentan, ¿no?

 —Jaja, no precisamente… ¿Ves? Así esta mejor— susurró separándose de mí y haciéndose a unlado para que pudiera observarme en el espejo.

 —¿Segura? pero si se me ve todo… — cuestioné a la vez que de nuevo tiraba del escote haciaarriba.

 — ¡Nicole! ¡Para! ¡No se ve nada! — trató de parar mis manos. —Si, claro… desde tu perspectiva porque lo que es de la mía…

 — Vaya, gracias por decirme enana tan sutilmente.

 —Yo no…

 —Ya ya… mira Nic… si vas a estar incomoda con el quitatelo, de todas formas yo ya conseguílo que quería — dijo soltando mis manos y mirándome descaradamente de arriba a abajo.

 — ¿¿Así que solo era eso??¡¡Hacerme sufrir miserablemente!! — acerqué mi rostro peligrosamente al de ella. Pensé que por instinto se echaría hacia atrás pero no, se quedó paradaen el sitio observándome mientras nuestras caras estabanapenas a escasos centímetros. No sécuanto duró aquello pero sí lo suficiente para creer ver algo en la profundidad de esos ojosverdes, algo que hizo que mi piel se erizara y mi boca se secara al instante. Me separé claramentedesorientada y con la genial idea de comenzar de nuevo a tirarme del escote hacia arriba. Susmanos volvieron aposarse sobre las mías.

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 —Sabes que no tienes porque hacerlo… fue una apuesta estupida. 

 —Tal vez… pero quiero hacerlo… na más por ver la cara de la tía Pepi— le hice una mueca.

 —Jaja… Y yo que creía que lo hacías solo por cenar conmigo— intentó fingir indignación.

 — Cariño, ese es el premio a largo plazo — le guiñé un ojo y me aleje al otro extremo del cuartodispuesta a calzarme mis zapatos. Se quedó donde estaba, observando mis movimientos, hastaque al fin pareció salir del trance con el sonido del timbre de la puerta.

 —Bueno, será mejor que baje… ya parece que empiezan a llegar. 

 — ¡Oye! ¡Espera! no pensaras dejarme sola con esos especimenes, ¿no?

 — Te recuerdo que esos especimenes son tus tíos.

 — Si, unos tíos que creo que prácticamente no han querido saber de mi existencia hasta el día dehoy…

 —Ya sabes como son…

 —No, no lo sé… ni quiero… esto, me parece absurdo…

 —¿Y crees que a mi no? Pero ya sabes como es papá… Vamos, no te preocupes, no medespegaré de ti en toda la noche — trató de tranquilizarme.

 —  Nicole, Nat, mamá dice que vayáis bajando — nos avisó Dani apareciendo en el marco de la

 puerta. Suspiré sabiendo que ya era demasiado tarde y no quedaba otra que enfrentarme a larealidad.

***

 — Me encanta Nicole, estas hecha toda una mujer…

¿Era la sexta o la séptima vez que me lo decían? Que demonios, ya había perdido la cuenta. Lacena transcurría de lo más lento. Los saludos de bienvenida pronto habían dado lugar al piquislabis para luego dar paso al " gran banquete " .

" Dios, en mi vida he visto tanta comida junta en tan poco espacio, con esto tenemos sobras pacuatro días como menos " .

Miré a mi derecha donde mi prima jugaba ausente con la comida del plato mientras hacia eldescomunal intento de escuchar a la tía Pepi sentada a su lado, y a juzgar por sus gestos no loestaba pasando nada bien.

" Pobre niña… aunque la verdad es que después de todo tiene aguante " .  

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 — Oye Nicole, ¿que haces luego?

Desvié la atención de mi prima y me centré en la persona que me miraba maravillada a mi otrolado. Era Estrella, la hija pija de la tía Eleonor. Como no, de tal palo tal astilla.

 —Aún no sé… ¿Por que? 

 — Bueno, me preguntaba si querrías venir con nosotros a una disco que han abierto nueva en elcentro. Resulta que uno de los amigos de Eric es hijo de uno de los socios dueños del local y nosdejan pasar.

Eric era su queridísimo hermano súper mega hiper pijo osea.

 —Bueno, no sé… ¿cuando dices nosotros a quien te refieres? 

 —A todos los primos… Bueno, los mayores tu sabes — me sonrió mostrándome los sofisticados

hierros de su aparato dental.

 —Si, yo sé… — le sonreí educadamente mientras de nuevo volvía a centrarme en mi plato.

 — ¿Entonces?

 — ¿Entonces qué? — apareció en escena Nat a mi otro lado.

 —  Nada, hablaba con Nicole.

 —Ya veo… pues nada, por mi no os cortéis, seguid seguid— se levantó de la silla y puso rumbo

a la cocina. Miré hacia mi izquierda donde mi otra prima miraba con una sonrisa la reacción de Nat.

 — ¿Entonces vienes? Lo pasaremos bien, te lo garantizo, nada de niñatos.

La miré con una ceja alzada mientras interiormente trataba de descodificarel mensaje oculto quehabía tras esas palabras.

 — Si me disculpas — dije levantándome de mi sitio y dirigiéndome hacia donde Nat había ido. No tardé demasiado en encontrarla. — ¿No tienes frió? — le pregunté mientras salía al exterior del patio de la cocina y me acercaba al balancín donde estaba sentada.

 —  No mucho más del que se siente ahí dentro.

 — Yap — me senté a su lado.

 —  No entiendo porque tanto cariño falso ahora… esa gente nunca se ha preocupado por nadieexcepto por ellos mismos y ahora mírales…

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 — La miel llama a los zánganos.

 — Pues esa miel no es suya — me miró mostrándome una dureza en su mirada que nunca anteshabía observado.

 — Vamos Nat, no te preocupes… sé cuidarme perfectamente. 

 — Eso no lo dudo — sus ojos de nuevo volvieron a brillar con esa dulzura que los caracterizaba —  Es solo que me da rabia.

 — El truco está en que todo te entre por un oído y te salga por el otro. Venga Nat, no dejes quedisfruten amargándote la noche.

 —Tienes razón… será mejor volver allá dentro y enfrentarse a la realidad.

Le sonreí recordando que esas mismas palabras horas antes yo misma me las había dicho.

 —Si… oye, ¿luego que harás? 

 — ¿Luego?

 — Si, después de la cena.

 — Uhm, no sé, la verdad es que nada, Andi no podía salir esta noche… ¿Tú tienes algún plan?  

 —Para nada… ya sabes que no es que precisamente tenga un círculo de amistades de lo másamplio.

 —Ya somos dos… ¿Sabes? Deberías aprovechar entonces y salir con ellos…

 — ¿Con quien? — la miré extrañada

 —Con ellos, Estrella, Eric, Sofía…

 — Gracias pero va a ser que paso — hice una mueca que se ganó una sonrisa por su parte.

 —Pero te vendría bien, seguro que os divertís de lo lindo… bailas, bebes, amplias tu círculo deamistades pi jas… porque vamos, ¿quien no te asegura que conozcas a la personade tus sueños

 precisamente esta noche? — Jaja, ¿tu crees?

 — ¡Claro! ¡La noche es joven!

 — Y pija.

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 — Jaja – rió mirando hacia el oscuro cielo donde perdió su mirada — ¿Sabes? Hacia tiempo queno salía aquí y me sentaba a contemplar las estrellas, y ahora que vuelvo a observarlas me doycuenta de cuanto las extrañé, paradójico, ¿no?

 —Sin duda…

 —  Nicole, ¿crees que soy rara?

 —Uhm… ¿rara? 

 —Si… ¿me ves una chica rara? 

 —No, para nada… resultas cuanto menos imprevisible… pero no creo que rara, ¿tú crees que loeres?

 —No, bueno no sé… la gente dice…

 —Nat, la gente puede decir lo que quiera… lo importante es lo que tú creas que eres no lo quecrean ellos… tú eres quien mejor se conoce a sí misma. 

 — ¿Sabes? No hablas mucho, pero cuando lo haces es difícil no darte la razón — despegó susojos verdes de la inmensidad del cielo y sonrió.

 — La sabiduría, tu sabes — intenté bromearle.

Pues me gusta tu sabiduría — me miró profundamente — Lo cierto es que me gustas mucho Nicole.

 — Gracias, el sentimiento es mutuo — le devolví la mirada. Nos quedamos por unos instantes ensilencio, mirándonos, hasta que al final pareció salir del embrujo.

 —Será mejor que…

 —Sí, será mejor… — me levanté del balancín y le tendí mi mano.

 — Gracias… — susurró al levantarse. Pensé que me la soltaría pero cual fue mi sorpresa al notar que no solo no la soltaba sino que además entrelazaba sus dedos con los míos. Un escalofríorecorrió mi cuerpo ante el inocente gesto.

" Va a ser el frío… "

 No habíamos ni cruzado la puerta del patio cuando apareció Estrella frente a nosotras.

 — Así que aquí estabas — comentó refiriéndose a mí e ignorando a Nat completamente — ¿Te hasdecidido? Nos vamos ya.

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 — Uhm, bueno, que lo paséis bien.

 — ¿No vienes? — preguntó sorprendida.

 —  Nop, ya tengo planes.

 —Creía que… — de repente reparó en nuestras manos entrelazadas —  Oh, ya veo… pues que lo pases bien tu también — dijo disgustada dándose media vuelta y saliendo.

 —  No hay nada como el calor de la familia — le comenté a mi acompañante mientras seguíamoscaminando hacia el interior. Caminata que de nuevo se vio interrumpida, aunque esta vez por una presencia mas agradable, mi tío Miguel.

 — ¿Donde os habíais metido? Venga, ayudadme que hay que servir el postre — nos cogió aambas y nos redirigió de nuevo hacia la cocina.

 — ¿Como que servir? ¿Que también tenemos que hacerles de chachas?

 —Nat, son nuestros invitados, no empieces…

 — Si claro, pues bien que tienen manos y boca para alimentarse.

 — Venga, no me diréis que no es agradable tener a la familia en casa por Navidad. Ha pasadomucho tiempo desde la ultima vez que estuvimos así, creí que nunca sería igual… aunque dehecho nunca será igual — me miró apenado, lo noté parpadear varias veces antes de darse lavuelta y abandonar la cocina — Ahora vuelvo chicas.

Me quedé observando su espalda mientras se perdía por el pasillo, una mano se posó sobre mihombro.

 — ¿Estas bien?

 — Si, supongo que mejor que él después de todo.

 — Se le pasará, no te preocupes.

 — Eso espero — dije acercándome al frigorífico y sacando el pastel de Navidad y dos botellas dechampagne. — ¿Saco más?

 — Si, por favor, haber si de una puñetera vez se emborrachan y se van a dormir la mona a sucasa.

 — Así que ese es el plan — la observé mientras sacaba las copas del mueble.

 — Sip, el plan A.

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 — Lo cual quiere decir que existe un plan B.

 — ¡Claro! Soy una chica con recursos — me sonrió coqueta.

 —  No lo pongo en duda — le sonreí de vuelta — Pero, me asalta la duda, ¿me lo compartes?

 — Sencillo y llano, si no se emborrachan ellos ya lo haré yo pa perderlos de vista.

***

Baste decir que muy a pesar de cuatro botellas vacías de champagne y otras tantas de vino sobrela mesa la noche parecía negarse a acabar para los presentes. Miré hacia el sofá donde Nat estabasentada, con su hermano pequeño durmiendo sobre su regazo y con… ¿la tercera o la cuarta copade la noche en la mano?

Abandoné el cacareo de donde estaba y me acerqué a ella.

 — Intentando llevar a buen puerto el plan, ¿no?

 — ¿Quieres acompañarme? — me miró con ojos vidriosos.

 — Uhm, dame esa copa — le solicité robándosela de las manos.

 — ¡Oye! Si quieres una la coges, pero a mí no me la quites — intentó arrebatármela.

 — Si si, lo que tu digas.

 —Sin guasa que aun conservo medianamente bien mis 3 sentidos…

Me senté a su lado mientras observaba la reunión que había al otro lado de la habitación.Parecían divertirse. Todos hablaban a la vez y nadie parecía escuchar. Pa que negarlo, estabanmás chispitas que mi prima. Dirigí mi mirada hacia ella, acariciaba ausente el cabello de suhermano mientras su mirada se perdía en algún punto de la blanca pared de enfrente.

 —Te propongo algo… ¿que tal si voy y acuesto a tu hermano mientras tu te arreglas un poco yvamos a dar una vuelta? — le susurré al oído.

Pareció quedarsepétrea en el sitio por unos instantes hasta que al fin giró su cabeza y me encaró.

Al igual que pasó en el dormitorio nuestras caras quedaron a escasos centímetros. Noté que sumirada pasaba de mis ojos a mis labios, allí se quedó un momento, hasta que al fin de nuevovolvió a encontrarse con mi mirada. Se sonrojó ligeramente.

 —Me gustas… digo me gusta— trató de apresurarse a corregir a la vez que me pasaba al pequeño que dormía entre sus brazos y se levantaba torpemente del sitio para instantes después perderse por la estrechez del angosto pasillo.

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***

" Natalia, no eres más imbécil porque ya tanto no es humanamente posible " .

Que no me hubiera matado subiendo las escaleras había sido todo un milagro. Y aún ahí arriba, a

salvo en mi dormitorio, era incapaz de entender como mi boca había sido capaz de traicionar tanvilmente a mi pobre pensamiento. Suspiré sentándome sobre la cama.

" Muy bien Nat, creo que tu y yo tenemos una charla pendiente y con urgencia. No puedes seguir con esto. No es viable. Es… es… es imposible " me tiré hacia atrás en la cama y me tapé losojos.

 — Dios, como si ya de por sí no tuviera suficiente caos y confusión aquí dentro.

 — Si te encuentras mal no tenemos porque salir a ningún lado.

Me giré hacia donde provenía tal voz.

 — Tranquila, no es nada — me levanté — ¿Acostaste al renacuajo?

 — Sip, ¿tu estas lista?

 —Uhm, si… ¿tú? 

 —También… ¿vamos? 

 — Vamos.

***

Caminábamos sin rumbo por la calle. No habíamos hablado desde que habíamos salido de casa. Natalia parecía inmersa en sus pensamientos. Decidí romper el silencio.

 — Un euro por tus pensamientos.

 — ¿Tan poco valen? — me miró haciendo una mueca para después sonreírme — No te preocupes,cosas mías.

 — Pues dos euros por tus cosas. —Bueno, al menos veo que me empiezo a revalorizar por momentos… De verdad, no te preocupes, no es nada.

 — Uhm, como quieras… pero sabes que si necesitas hablar sobre algo…

 — Te encuentro al otro lado de la mesita de noche, ¿no?

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 —Uhm, pues no era exactamente lo que pretendía decir pero, sip, supongo que algo así… ¿tegustaría ir a algún sitio en especial?

 —Pss… lo cierto es que me da igual ir donde sea… mientras no tengamos que volver a casa…

 — Vamos, pero si solo son los tíos — le recordaba las palabras que antes de cenar ella misma mehabía dicho.

 — Gracias por recordarme de nuevo que tenemos algo en común.

 —Exageras…

 — Me gusta sentirme segura.

 — ¿Y conmigo te sientes segura?

 —Tal vez…

 — ¿Como que tal vez? — detuve mi marcha, cosa que no pareció notar ya que siguió caminando.

 —Pss… tal vez…

 — Eso es un no.

 —Si lo crees así… pero para mi simplemente es… tal vez…

 — ¿Alguna vez te han dicho que puedes ser de lo mas ambigua?

 —Tal vez… — afirmó a la vez que se giraba encarándome y me mostraba la lengua.

Entrecerré mis ojos intentando fingir enfado y adopté una pose que a mi parecer era de lo másintimidatoria. A mi parecer, claro, porque la niña no tardó mucho en soltar tremendas carcajadas.

 — ¿De que te ríes? — la cuestioné una vez estuve a su altura.

 — De ti.

 — Así me gusta, sincera ante todo. ¿Y me puede explicar usted que es aquello que le provoca

tanta gracia de mi? — torcí mi boca y entrecerré mis ojos de nuevo mientras esperaba pacientemente una respuesta lo suficientemente digna como para no matarla ahí mismo decosquillas.

 — ¿Tiene que haber algo exactamente? — me siguió el juego colocando sus manos en la cintura ydirigiéndome una mirada retadora.

 —Tal vez… — fue mi escueta respuesta poniéndome a andar de nuevo.

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Si antes había sido yo la que se había quedado clavada en el sitio ahora le tocaba a ella. Me volvíuna vez estuve lo suficientemente lejos como para no recibir represalias por su parte.

 — ¿Que? —  pregunté.

 — Que eres una cobarde.

 — Dime con quien andas y te diré quien eres — fue mi golpe.

Meneó su cabeza sabiendo que había perdido y comenzó a caminar de nuevo hasta situarse denuevo a mi lado. Un brillo en su mirada la delató.

 — En ese caso mi querida prima, eres una cobarde afortunada — me sonrió triunfal avanzandounos pasos por delante de mí.

 —Tal vez…

El silencio de nuevo dio paso a su monólogo eterno. Llevábamos como diez minutos caminandocuando noté que ese barrio se me hacía conocido.

 — Oye, ¿por aquí no vive Andi?

 —Sip… podríamos pasar a verla… digo, si no te importa…

 — Me parece bien.

Continuamos andando dos manzanas más hasta que nos detuvimos enfrente de la puerta de un

duplex. Dentro parecía haber bastante alboroto. Nat tocó al timbre. Ya estaba por tocar yo denuevo cuando la puerta se abrió mostrando a un tipo con una copa en la mano y una corbata puesta en la cabeza al más puro estilo Rambo.

 — Sois las del estriptess, ¿no?

 — Si, venimos para el número especial de la noche. Feliz Navidad.

Miré a mi prima con ojos desorbitados la cual comenzó a carcajearse junto con el Rambo de lacopa.

 — ¿Está Andi? —Sip… Andi, Iban, papá, mamá, la abuela, el canario, la suegra… pero no os quedéis en la puerta, pasad pasad… Feliz Navidad— se hizo a un lado — ¡¡Andiii!! — gritó una vez habíacerrado la puerta — ¿Y me presentaras a esta chica tan guapa? — dijo refiriéndose a mí.

 — Lo siento, Rafa esta es Nicole, mi prima, Nicole te presento a Rafa, el hermano mayor deAndi.

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 — Encantado guapetona — exclamó acercándose a mí y plantándome dos sonoros besos.

 —Igualmente…

 — ¡¡¡Andiiii!!! — volvió a gritar  —  Agg, esta niña está mas sorda que una tapia, seguidme…

Le seguimos por el pasillo esquivando serpentinas y otros cachivaches que íbamosencontrándonos por el camino, hasta que llegamos a la sala. El sonido de la música eraensordecedor. Todos botaban en el salón, incluida la abuela con el andador y el canario.

" Dioses, estos si saben divertirse de lo lindo… ¡el año que viene me apunto! "

 — Parecen que se lo pasan bien — me comentó Nat acercándose a mí.

 —Eso parece…

 — ¡¡¡Andiii!!! — volvió a gritar Rafa metiéndose en medio de la improvisada pista de bailemientras bailaba al son de la música haciendo malabarismos con su copa.

 — ¡¡Nat!! ¡¡Nicole!! — apareció Andi de entre el maremagnum de familia.

 — ¡Ey! Que bien os lo montáis, ¿eh? No me extraña que no quieras salir después.

 — Jaja, bueno, parece que están diciendo por ahí de irnos a continuar la fiesta a una disco o nosé… ¿Y que hacéis vosotras aquí? ¿No teníais también cena familiar?  

 —Mas que cena eso era una tortura china… nos aburríamos y decidimos salir a dar una vuelta. 

 — ¿Queréis tomar algo? — preguntó acercándose hacia el mueble bar.

 — Un poco de refresco de limón estará bien, creo por hoy ya cubrí mi cupo de alcohol.

 — ¿Y tu Nic?

 — Lo mismo por favor.

 — Claro, pero sin el por favor  — me guiñó un ojo mientras preparaba mi vaso.

 — ¡¡Natalia!! — apareció de repente a nuestro lado una mujer algo mayor, debía de ser la madrede Andi — ¿Como tú por estos lares hoy?

 — Hola Encarni, Feliz Navidad — la besó.

 — Feliz Navidad pequeña — se separó de mi prima y me miró — ¿Y esta señorita?

 —Nicole, mi prima… Nicole, ella es Encarni, la madre de Andi.

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 — Encantada — me acerqué y la besé

 —Igualmente… ¿y que hacéis ahí? vamos, ¡quitaros el abrigo y uniros a la fiesta!— empezó alevantar los brazos y a bailar como una posesa mientras poco a poco nos iba empujando al centrode la pista.

SEPTIMA PARTE 

Salimos de casa de Andi algo más de las 3 de la mañana para continuar la fiesta en un garito delcentro. Y como no al garito le siguieron los churritos del desayuno. Serían pasadas las 7 de lamañana cuando llegamos a casa.

 —Jaja… shh, no hagas r uido, todos duermen — me previno Nat nada mas abrir la puerta de casa,zapatos en mano.La seguí de puntillas a través del pasillo evitando tropezar con los juguetestirados de Alex. Ya habíamos subido las escaleras y estábamos por entrar a nuestra habitacióncuando oímos a alguien carraspear al otro lado del pasillo.

 —Ejem… bonitas horas señoritas… ¿se puede saber donde anduvieron hasta ahora? 

 —Papá…

 — Mañana. Es tarde, iros a dormir. — dijo metiéndose en su cuarto.

 Nat me miró haciendo una mueca de asco, abrió la puerta y entramos.

 — Mi camaa — exclamó acercándose y tirandose sobre ella.

Me senté en la mía e hice lo mismo. Me quedé un largo rato mirando hacia el techo. Decidívolverme pensando que para lo callada que estaba mi acompañante ya debería de estar grogui.Estaba aun despierta, y en la misma pose que yo instantes antes. Me levante de la cama y medirigí al armario. Sabía de sobra que sus ojos debían de estar clavados en mi espalda mientrasrebuscaba en el ropero lo que hacia unas semanas había escondido ahí. Localicé el paquetenotando que estaba tal cual lo dejé.

" Bien bien Natalia, veo que le gané a tu curiosidad por esta vez… "

 — ¿Que buscas?

" Ok, quizás no… " . Me dí la vuelta conservando el paquete escondido tras de mi.   —  Nada, solo comprobaba algo.

 —Si claro, por eso ocultas lo que cogiste detrás de ti… — se levantó con una sonrisa traviesa ensu cara — ¿que escondes?

 — ¿Tengo cara de esconder algo?

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 — Pues misterio no te falta — comentó situándose peligrosamente cerca — Déjame ver que meocultas tan mal… — me rodeó con sus brazos intentando llegar al paquete que seguía ocultandoa mis espaldas.

 — Oye, eso no se vale — intenté apartarme nerviosa ante su cercanía.

 — Aquí se vale todo — continuó buscándolo con sus manos mientras se pegaba más a micuerpo — Oye, bonita vista — soltó de repente mirando hacia mi delantera desde arriba.

 — ¡Eyy! — me aparté — No seas pervertida.

Comenzó a reír mientras se daba la vuelta y se sentaba sobre su cama.

 —Eso, tira la mano y esconde la piedra…

Comencé a reír yo también mientras me acercaba y me sentaba a su lado.

 —¿Qué? Es la reedición del dicho, parece que no estas en la onda… — movió las manosexageradamente delante de mis narices.

 —Estas fatal…

 —Tal vez… tú eres la causante de mis males…

 — Eso, ahora intenta hacer que me sienta culpable…

 —Si me enseñas que escondes puedo fingir que no lo eres…

 —Así que pasamos del chantaje emocional al soborno… me gusta. 

Comenzó a reír de nuevo dejándose caer hacia atrás en la cama.

 —Dioses… estoy muerta… te juro que ya no sé si mis  pies son míos o son del vecino…

 — Pues te confirmo que son tuyos, los del vecino huelen mejor  — puse cara de asco.

 —Jaja, que calladito te tenias lo del vecino, ¿eh? Ya decía yo que esas miraditas eran por algo…

 —Pues yo creo que le gustas…

 — Tratas de desviar mi atención de eso que escondes, ¿verdad?

 —Tal vez…

 — Dios, me torturaras eternamente con eso, ¿no?

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 —Tal vez…

 — Aggh — comenzó a gritar tapándose la cara con un cojin.

Esperé a que dejara de hacer el drama para sacarla del misterio.

 — Feliz Navidad Natalia — le dije a la par que le entregaba el paquete. Me miró, miró el paquete,y volvió a mirarme, quedándose muda momentáneamente. Se levantó y se colocó a mi lado,observando el regalo pero sin llegar a cogerlo. — ¿Tanta curiosidad y ahora te da miedo de que pueda morderte? — comenzó a reír.

 —Jaja, no… es solo que no lo esperaba…

 —Oye, no soy tan rata…

 — ¿Siempre tienes que intentar ir mas allá de mis frases?

 — ¿Vas a coger el regalo de una vez o lo guardamos para la próxima Navidad?

 —Que impaciente…

 — De nada…

Me miró antes de comenzar a destrozar el papel.

 — Ya veo cuanto admiras ese bonito papel rojo con ese precioso lazo azul que puse con tantocariño y que destrozaste en dos milésimas de segundo…

 —Que sentida…

Le sonreí mientras seguía luchando con el papel.

 —Sé sincera y dime… ¿cuantos rollos de celo gastaste para envolverlo? 

Me limité a poner cara como de que no sabia nada dirigiendo mi mirada hacia otro lado.

De sobra está decir que al final consiguió abrirlo, aunque eso sí, mis tres minutitos de recochineonadie me los quitó.

 — Ohh — dijo sacando el jersey del envoltorio — ¡como el tuyo!

 — Si, pa que no me lo quites mas, que siempre que voy a buscarlo está en el cesto de la ropasucia.

 —Resentida…

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 —Me alegro que te guste… — intenté ironizar. Me sonrió sabiendo que solo bromeaba y seacercó a mí rodeándome el cuello con uno de sus brazos.

 — Muchas gracias — me besó en la mejilla.

 Nos quedamos un instante mirándonos en la cercanía hasta que de nuevo el oxigeno pareció allegar a mi cerebro.

 —Por nada… y quita, no seas pegajosa… — intenté apartarla.

 —Jaja, si, ahora finge que no te gusta… oh, ¡hay mas! ¡Entre dos rollos mas de celo!— exclamó percatándose de que entre el jersey había algo mas envuelto.

 — ¿Que creías? ¿Que iba a ser tan fácil?

 — Esta es tu pequeña venganza, ¿no? — cuestionó mientras de nuevo luchaba contra el envoltorio

del otro paquete.

 —Venganza es una palabra muy fea…

Me miró entrecerrando sus ojos mientras seguía intentando abrir el paquete. Y para mi sorpresa ydesagrado tardó menos que antes. Me sonrió triunfal mientras sacaba el papel y observaba elregalo.

 — Guau, ¡que bonito!

 —Sin duda mas que el que tienes…

 — ¡Oye! No me habrás cotilleado, ¿no?

 —Me indigna que pienses eso… yo cotilleando en tu diario, dios me libre… — me santigüé.

 — Muchas gracias… — para mi pasmo de nuevo intentó posicionarse sobre mí con el propósitodeagradecerme.

 —Oye, que ya te veo las intenciones… ¡que corra el aire!— intenté alejarme — Mejor siguemirando y luego ya tal vez te cumpla el capricho.

Meneó la cabeza y comenzó a pasar las hojas del diario tratando de encontrar algo más. —Espero por tu bien que no te estés quedando conmigo…

 —Uy que amenazador sonó eso…

Siguió con su labor hasta que un sobre apareció ante su vista pegado a una de las hojas.

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 —Como no… ¡más papel de celo! era la oferta del carrefour del 3x2, ¿no?

 —No estoy tan rica… en los chinos pagas 2 y te llevas 6. 

Despegó el sobre con cuidado y comenzó a abrirlo. En su interior una fina pulsera de plata la

sorprendió.

 —Oh… vaya… es preciosa… ¿Me ayudas a ponérmela?

 — Si claro — se la puse.

 —Me encanta… ¡muchas gracias!— se acercó de nuevo, rodeándome esta vez con ambos brazosmientras me besaba suavemente en cada mejilla. Nuestras narices se rozaron ligeramente duranteel gesto. Se sonrojó. –Gracias… yo… no sé que decir… — se separó un poco.

 — Solo dí Feliz Navidad, espero que lo hagas por muchos años mas — traté de buscar su mirada.

 No me costó demasiado, su sonrisa fue mayúscula.

 — Feliz Navidad Nicole — susurró a la vez que me volvía a estrechar entre sus brazos.

***

 Navidad, Año nuevo, Semana Santa… Para mi total desagrado algún dios allá arriba habríadebido de escuchar mis suplicas desesperadas de cuando pisé tierra por primera vez para vivir con mi nueva familia, los meses estaban pasando mas rápido de lo normal.

" Dios, ¿como es posible que ya estemos en pleno mayo? ¿Donde se me fue el año?..En apenas

mes y medio… " suspiré siendo incapaz siquiera de pensarlo " En apenas mes y medio ya sesupone que tienes control total sobre tu vida… de ir y vivir donde quieras… lo que tantodeseabas una vez te enteraste que tendrías que vivir aquí… ¿pero realmente ahora de verdad tealegras? " aparté la vista de mi cuaderno y miré al frente donde unos ojos verdes me miraronsonrientes antes de que su dueña me sacara la lengua. " Lo cierto es que no, y puedes admitirlo,tienes miedo… miedo de que todo cambie… miedo de que ya que la ley te considere adulta elloste consideren también y te aparten de su vida… "

Volví mí atención hacia la ventana, un verde paisaje me hizo recordar los ojos que tenía frente amí. " Sé que no lo harán… ellos nunca me harán a un lado… me quieren… " Noté una mano posarse sobre la mía.

 — ¿Te encuentras bien?

 —Uhm, sip…

 — ¿Segura?

 — Si, ¿y que? ¿Cómo lo llevas? — intenté cambiar de tema.

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 —Fatalmente mal…

 — ¿Porqué? ¿Cual es el problema? ¿Necesitas que te lo vuelva a explicar?

 — Empiezo a pensar que pasas demasiado tiempo con Andi.

 —Muy graciosa… ahora te las apañas solita…

 —Que vengativa…

 —No puedes llegar a imaginar cuanto…

Volví a centrarme en mis deberes por unos instantes antes de volver a levantar la vista y observar a mi prima haciendo pucheritos.

 —Oh, dios… — giré mis ojos —  a ver, veamos de nuevo…

 — Sabía que detrás de toda esa mascara había un corazoncito blandito.

 — Oye, tampoco te pases… Mira, es sencillo… viene a decir que…

***

 —… por eso si lo asociáramos con una consecuencia lo suficientemente poderosa se podríavariar el comportamiento…

" Podría pasarme la eternidad escuchando su voz y solo mirándola… ¿como puede ser posible

que sea tan condenadamente bella?… y si solo fuera eso, pero que va, el lote tenia que venir completico… inteligente, agradable, simpática, cariñosa… y absolutamente hetero… por noañadirle que es tu prima… Diablos Nat, ¡tenemos un problema! "

 — ¿Entendiste ya?

" ¿Comor? ¿Ya se supone que acabó? ¿Y cuando comenzó? ¡Demonios! ¡Eso se avisa! "

 —Si, explicado así…

 —No te preocupes, a la primera es siempre difícil de entender…

" Y a la segunda, y a la tercera, y a la cuarta… ¡¡Ohh!! ¡¡Dios!!¿Porque tiene que mirarme de esamanera? "

 —Si…

 — ¿Te preocupa algo?

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 —¿Ah? No nada… ¿por?

 —No sé, quizás sean imaginaciones mías pero… llevo notándote desde hace ya algún tiempocomo… ausente…

 — Son imaginaciones tuyas — sentencié para librarme del interrogatorio mientras volvía laatención a mi libro.

 —Yap… — levanté mi vista y la encaré. Su mirada había cambiado en cuestión de segundos,ahora había… ¿cierto alo de tristeza? 

Coloqué mi mano sobre la suya repitiendo el gesto que instantes antes había hecho y hablé.

 —Nicole… no te preocupes por mi… son solo los finales, el viaje de fin de curso…

 — ¿Segura que nada más? — alzó una ceja.

 —Uhm… tal vez…

 — Te gusta alguien.

" ¡¡Carajos!! ¡¡Porque tuviste que decir nada!! ¿Será que nos descubrió Nat? "

 —Porque me preguntas eso… — me puse a jugar con las espirales de la libreta intentando fingir como que la cosa no iba conmigo.

 —No te pregunto… lo afirmo. 

La miré y sus pupilas se clavaron en las mías.

 — ¿Tengo razón o no? — continuó.

 — ¿Aun aquí? ¡Pero mira que aplicadas que hasta os olvidasteis de mi!

" Salvada… por esta vez… "

 —Lo siento… se nos pasó… ¿que tal el examen?— le preguntó a mi amiga mientras se sentaba ami lado.

 — Sin comentarios… ¿que tal lo lleváis vosotras? 

 —Ahí va…

 —Si… ahí va – me copió la respuesta Nic sin apartar la vista de mí.

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 —Al menos va… — siguió el juego Andi mientras pasaba su mirada de una a otra — Bueno, nosvamos o nos quedamos…

 —  Nos vamos — sentenció Nicole levantándose del sitio y comenzando a recoger sus cosas.

 —Si… — le copié el gesto.

Salimos de la biblioteca y pusimos rumbo a casa. El silencio imperaba en el viaje de regreso,solo roto por los comentarios casuales de Andi.

 —Virgen santísima… tanta perfección debe de ser pecado… ¿Os habéis fijado que retaguardiatiene el tipo?

 —Parece que alguien está algo necesitada…

 — Hablas por ti, ¿no?

 Nicole solo se limitaba a observarnos con una ceja alzada.

 —  Nicole, ¿lo tiene o no lo tiene bien puesto?

 — Lo tiene donde tiene que estar, ni mas ni menos.

 —Aguafiestas…

Seguimos calle abajo, de nuevo en el más absoluto silencio.

 — ¿Quien se murió? — habló de nuevo mi amiga.

 — ¿Eh? — intenté disimular.

 —Maldita sea… olvidé pasarme por la papelería a recoger el libro que encargué… os veoluego — soltó de pronto Nic, dando la vuelta y poniendo rumbo hacia la derecha.

 —Y bien… ahora que ya estamos solas… ¿me dirás que os pasa? no os habréis peleado denuevo, ¿no?

 —No… no es nada…

 —Oh oh… peligro… ¿porque será que cada vez que dices esas palabras una lucecita se enciendeen mi cabeza?

 —Andi, déjalo estar…

 —No, no lo dejo… Demonios Natalia no sé que rayos está sucediendo contigo últimamente temiro y no te reconozco.

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 — ¿Tratas de decirme algo? — paré y miré a mi amiga fijamente.

 — Trato de decirte que sea lo que sea que pase por aquí y por aquí — señaló mi pecho y micabeza —  me importa… porque tú me importas…

 — Gracias — suspiré — Pero no tienes de que preocuparte — continué de nuevo la marcha.

 —Razón de más para que ya lo haga… tiene que ver con Nicole, ¿verdad?

 —No hables tonterías…

 —Y tú no pienses que soy idiota…

 —Lo siento yo… no quise insinuar eso— de nuevo me detuve. Vi un banco unos pasos mas alfrente y me acerqué a el sentándome. Andihizo lo propio. Nos quedamos un instante en silencio,sabia que mi amiga esperaba que dijera algo… y yo solo esperaba que no saliera corriendo ante

mi declaración.

 — ¿Recuerdas lo que te confesé hace un tiempo atrás?

 —Si… ¿aún sigues confusa con ello? 

 —No… quiero decir, si… pero ya no es tanto una confusión de no saber que soy ni que quiero ni porque tenia que pasarme esto a mi ni porque…

 —Ey, vamos… tranquila… — me interrumpió al tiempo que tomaba mis manos entre las suyas.

 — Lo que trato de decir es que creo que definitivamente la etapa de aceptación de mí misma lasuperé.

 —Pero ahora te enfrentas a otra…

 —Sí… a otra mas complicada si cabe…

 —¿Mas que aceptarte a ti misma? lo dudo… quiero decir, sí, es difícil… pero si conseguiste lootro… ¿porque no vas a conseguir superar esta? 

 — Porque esa ya no depende exclusivamente de mi…

 —Nicole…

 —Sí… — confesé al fin — Es estúpido, ¿no? Venirme a fijar precisamente en ella.

 —No, no lo es… no elegimos de quien nos enamoramos…

 — Pero si podemos decidir al respecto.

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 — ¿Y estas completamente segura de que lo quieres de la manera en la que justo estas pensandoahora?

 — ¿Y tu como sabes en lo que estoy pensando? — la miré de lado con una sonrisa asomando amis labios, aun sorprendiéndome la capacidad que tenia esta niña para parecer leer mi mente.

 — Porque te conozco desde que llevabas pañales — me devolvió la sonrisa.

 — Tu lo que eres es bruja — le hice una mueca.

 —Tal vez…

Sonreí inconsciente ante las palabras de mi amiga, mientras un recuerdo venia flotando a mimente.

 — ¿Sabes? Nicole cree que soy de lo más ambigua.

 — Lo cual es cierto — la miré y me estaba sonriendo aún — Estás completamente colada,¿verdad?

 —Como nunca… teniendo en cuenta la brevedad de mi corta existencia. 

 — ¿Y crees que te va a resultar tan fácil simplemente fingir que no pasa nada? ¿Que todo va bien? Te recuerdo que te levantas con ella y duermes con ella.

 — ¿Y entonces que me sugieres? No me quedan muchas mas alternativas.

 —Natalia, Nicole no es boba… esa niña es de lo mas perspicaz, no podrás ocultárselo por mucho.

 — Gracias por tus ánimos, ya me siento mejor… — sonreí amargamente.

 —Natalia, escúchame, creo que deberías hablar de esto con ella… Es una chica comprensiva,con la que se puede dialogar…

 — ¿Estas loca? No pienso decirle que me paseo por la otra acera, por obviar el hecho de quedesearía pasear con ella.

 —Nat, estoy segura que lo entenderá… además, ¿quien no te asegura que no juegue en tuequipo?

 — Es que eso es imposible — me solté de mi amiga y me crucé de brazos.

 —A ver… ¿por qué tiene que ser imposible? 

 —¡Porque si!!Ella es… ¡perfecta!

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 — Ah claro, como si ser lesbiana fuera incompatible.

 — ¡No lo entiendes! Ella no puede serlo.

 —Claro… tú trata de seguir autoconvenciéndote de eso que se nota que lo haces a la perfección,

 pero dime, ¿con cuántos chicos la has visto en los últimos meses? aparte del plasta de mihermano, claro.

 —Eso no tiene nada que ver…

 — Solo contesta.

 — Con ninguno — suspiré.

 — ¿Y eso no es raro?

 —¿Y que hay de Robert? Tanta amistad y cariño… tanto hablar de el… entre ellos hay algo,estoy segura.

 — Eso es como insinuar que entre tu y yo hay algo solo por el hecho de que puedo ser tu tipo…que por cierto, ¿lo soy? — se me acercó sugerente.

 — Jaja, no seas, ¡¡quitaa!! — la intenté apartar.

 — Que sepas que no has herido mis sentimientos sino que te los has cargado directamente.

 — Lo superaras.

 —Y que remedio…

Unos niños pasaron frente a nosotras corriendo tras un balón, los observamos jugar por unosinstantes.

 — ¿Entonces? — rompió el silencio encarándome de nuevo.

 — Uhm, ¿entonces que?

 —Que si le dirás… tal vez te lleves una grata sorpresa…

 — O lo mas seguro es que me mande a paseo antes de tiempo.

 — ¿Y acaso de verdad crees que apenas cumpla los 18 se desaparecerá?

 —Ya no sé que pensar… — seguí contemplando el partido que se jugaba frente a nosotras.

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 — Hola, muy buenas tardes, ¿interrumpo? — apareció de la nada detrás de nosotras la causante detodos mis delirios.

 —Para nada… de hecho, ya le estaba diciendo a Nat que me marchaba a casa…

 —Pero… — Miré a mi amiga con ojos suplicantes.

 —  Nos vemos Natalia — se acercó, me besó en la mejilla y se levantó — Hasta luego Nicole,cuídamela — le guiñóel ojo.

 — Hasta luego — la despidió Nic a la par que se sentaba junto a mí.

 — ¿Tenían el libro?

 —No, viaje en vano… ahora me dicen que hasta la semana que viene.

 — ¿Lo necesitabas?

 —No… no era para clase. 

 —Ahn, bueno, pues a esperar hasta la semana que viene entonces…

" Eso Natalia, que se note tu elocuencia espontánea… "

 Nos quedamos en silencio observando el partido que en esos momentos se jugaba delante denuestros privilegiados ojos.

 —  No me vas a decir quien te gusta, ¿verdad?

Giré mi cabeza, sorprendida por la pregunta, y la miré. Unos calidos ojos azules me devolvieronla mirada.

 —Y para que quieres saberlo…

 —Porque me importas, solo por eso… Déjame ayudarte, sabes que si está en mi mano lo haré.

 — Lo sé — aparté la mirada a la vez que parpadeaba varias veces para evitar que las lagrimassalieran de mis ojos — Pero en esto no puedes ayudarme, es algo que debo hacer sola.

 — Pero si se lleva entre dos es más fácil…

 —Nicole, por favor…

 —Ok, está bien… no presiono mas… lo siento… yo solo quería ser… útil…

 —No te disculpes… creeme que ya me ayudaste mas de lo que crees— le sonreí.

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 —Yo sencillamente no lo veo así… a veces tengo la sensación de que solo complico mas lascosas…

 —Para nada… al contrario, logras hacer que todo parezca mas sencillo… mas pequeño…

Solo se limitó a apartar su mirada de mí y observar el suelo, supongo que solo estaba dándosetiempo para pensar y meditar mis palabras. Tras unos instantes que se me hicieron eternos al finlevantó la mirada.

 — ¿Volvemos a casa?

 — Para satisfacción de unos y desgracia de otros los exámenes pronto pasaron. Me encontraba enmi habitación preparando la maleta para mi viaje de fin de curso cuando escuché a mi hermano pequeño acercarse a mi cuarto y entrar junto con Nicole.

 — ¡Sii! ¡¡Yo quero jugar con Pipo!! ¡Tata! ¡¡Voy a jugar con Pipo y Nico!! — se me acercó.

 — ¿En serio? — lo miré abriendo exageradamente mis ojos.

 — ¡¡Sii!! — saltó dando pequeñas palmas y se acercó a Nicole que en ese momento estaba buscando un cd en la repisa — ¿A que sí Nico? — se abrazó a su pierna.

 — Claro monito — le sonrió mirando hacia abajo antes de volver su atención a los cd´s.

 — Jiji — reía tontamente mi hermano mientras Nicole movía su pierna balanceándolo como sifuera un mono. Me quedé observando detenidamente la escena. Una vez encontrado lo que buscaba se dirigió hacia el pc, cogió a mi hermano en brazos y sentó en la silla colocándolo

sobre ella." Los hay con suerte… Demonios Nat, ¡que es solo tu hermano! " meneé la cabeza en un intento por librarme de mis pensamientos. " Pero es que es tan tierna, mira como lo coge, como loabraza, como le habla al oído, como le sonríe, como lo besa en la cabecita… como me gustaríavolver a tener 3 años… ¡Yaa! ¡¡Paraloo!! "

 — ¿Como hace la abeja? Zzzzbrbr.

 —  Jiji… agueja… ppzzbrr. 

 — Jaja, si, muy bien, pero ya me había duchado — decía limpiándose las babas de mi hermanode la cara.

 — Jiji, ¡¡tataaa!! — se volvió hacia mí — ven, ¡mira la aguejaa! — señaló la pantalla del pc. Meacerqué a su lado.

 — Ohh, que grande la abeja — intenté fingir admiración por el gordo bicho.

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 — ¡¡Sí!! Sentate aquí conmigo y Nico — se hizo a un lado en las piernas de mi prima dejándome,inocente el, espacio para que me sentara a su lado. — ¡Sentate! — me ordenó de nuevo viendoque me había quedado pasmada en el sitio.

 — ¡Eso! ¡Sentate! — me pasó Nicole un brazo por la cintura y me atrajo hacia ella haciendo que

me sentara en su regazo junto a mi hermano. Si antes me había quedado pasmada ya ni digamoscomo estaba ahora con la espontaneidad de mi prima — ¿No estas cómoda? — me susurró al oídohaciendo que un escalofrío comenzara a recorrer mi cuerpo.

" Dios… como se te ocurra volver a hacer eso no respondo… "

 — Sí — dije al fin mientras movía mi cabeza y encontraba su cara a escasos centímetros de lamía. Me giré rápidamente, tragando pesadamente.

" Dita sea… a ver si controlamos mas la distancia la próxima vez… ¿próxima vez? ni lo pienses… mejor levántate antes de que… "

 — Yo también, aquí con mis dos niños favoritos — cortó la línea de mi pensamiento a la vez quenos estrechaba más contra ella.

" Al que quiera que haya allá arriba… ¿tan mala cristiana soy para que me tortures en vida así? "

 — Jiji — reía Alex mientras se revolvía en el abrazo en un intento por volver a tomar posesióndel ratón.

Estuvimos un rato mas así, hasta que el sonido del timbre de la puerta llamó la atención de mihermano.

 — ¡¡Pizza!! — dijo bajando de su posición privilegiada y saliendo corriendo por la puertadejándonos a solas… ok, y con Pipo. 

 —  ¿Condicionamiento clásico? Dios, no me puedo creer que seáis tan crueles…

 —  ¡Oyee! que el solito lo asoció… — seguí jugando con Pipo mas para evitar girarme yencontrarme con esos ojos que por propia diversión. Si, ya, porque rayos no se me ocurriólevantarme ahora que el inocente causante de mi tortura ya se había marchado, ¿no? Pero pss…caí cómoda.

" Oh si, podrías pasarte toooda la tarde así… solo jugando con Pipo… mientras la causa de tudelirio está debajo de ti con su cabeza apoyada sobre tu hombro… ¿por qué tiene que hacermecosquillas mientras respira? ¿Acaso me está mirando? vale, creo que será mejor irse moviendoantes de… "

 —  Parece que a ti también te gusta Pipo… — estaba tan centrada en mis sensaciones y pensamientos y en el puzzle que trataba de hacer en ese momento que no respondí — ¿Ya preparaste todo para mañana?

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" Oh oh… tierra llamando a Natalia, tierra llamando a Natalia… momento idóneo para dejar deseguir haciéndote la remolona y comenzar a moverse "

 —  Si… — comencé a decir mientras me levantaba, cosa que para mi desagrado, ok tal vez mas para mi agrado, no conseguí.

 — ¿Entonces donde vas? — volvió a susurrarme al oído mientras me colocaba de nuevo sobreella.

 — ¿Tu no tienes que hacer tu maleta?

 —  Si…

 — Entonces — respondí sacando toda la fuerza de voluntad que se suponía no tenia paralevantarme del sitio no dejándola ni acabar la frase.

 —… pero ahora no me apetece— terminó mirándome fijamente.

 — Bueno, solo por si acaso — me volví y me dirigí hacia la otra mesa de estudio donde me sentétratando de calmar mi acelerado corazón. La escuché apagar el ordenador y salir de la habitación.Solo pude suspirar una vez que estuve sola.

" Esta claro que no tiene ni idea del efecto que me causa… O eso o que le encanta torturarte Natalia… "

Unas calidas manos taparon mis ojos. Elevé las mías, palpándolas, sabiendo de inmediato por eltamaño, el tacto y algo de lógica a quien pertenecían.

" Oh, si… le encanta torturarte " . 

***

 — Vamos que nos vamos, vamos que nos vamos, vamos que nos vamos.

 —  Andi, ¿te puedes callar de una puñetera vez? trato de dormir…

 —  Como no… ¿como puedes pensar en dormir?  Nat, ¡pero mira que paisaje tenemos antenosotras! — exclamó señalando con demasiado entusiasmo para mi gusto las nubes que se veían

desde la ventana del avión. — Fíjate, esa tiene forma de mariposita, ¿verdad? —  pegó su cara alcristal — Y esa de pato, y esa de osooo… — siguió con su monologo ajena al resto.

" Oh, ¡dios! ¿Como puede ser tan niña a veces? " Me tapé la cara con el cojín en un intentoimposible por ignorar en que lugar me encontraba.

 — ¿Estas bien? — oí preguntar a Nic a mi otro lado.

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 —  Sí… — afirmé saliendo de mi escondite —  Es solo que… no me agradan demasiado estoscacharritos…

 — No te preocupes, no tardaremos mucho en tomar tierra — me sonrió — Para desgracia dealgunas — señaló con la mirada a Andi que seguía ensimismada buscando al zoológico entero

entre las nubes. — Olvidó tomar la medicación esta mañana.

Rió por lo bajo antes de volver su atención al libro en el que estaba inmersa desde quecomenzamos el vuelo. Volví a colocar el cojín sobre mi cara mientras en la lejanía la voz de miamiga seguía catalogando animalitos.

 — Eyy bella durmiente — Escuché entre sueños el susurro de una voz conocida — Ya llegamos.

 —  Uhm… un ratito mas…

 — ¡Vamos que nos vamos! ¡Vamos que nos vamos! ¡Vamos que nos vamos! — alguien me gritódesde el otro lado.

 — ¡¡Ahh!! — salté del asiento.

 — Jajaja, menos mal que te pusimos el cinturón antes que sino tocas el techo — me miraba burlona mi amiga desde su asiento. Solo me limité a echarle una mirada asesina que para miresignación no pareció funcionar.

 — ¿Dormiste bien? — preguntó mi prima al otro lado.

 — Si, muy bien — me fijé y tenía el cojín en el que dormía apoyado sobre su hombro — Losiento — me disculpé avergonzada quitándoselo de encima.

 —  No te preocupes — me sonrió.

" ¿Por que será que tengo la sensación de que nuestras conversaciones siempre se repiten? ¿Y porque rayos tiene que ser siempre tan condenadamente encantadora? "

***

 —Vale, este es un momento muy bonito y blablabla… ¿Podemos bajarnos de una vez de este bicho?¡¡La playa y el tío bueno del chiringuito me esperaan!! — comenzó a empujarme Andi.

***

Al salir del aeropuerto un destartalado autobús nos esperaba en la puerta con el propósito dellevarnos a nuestro hotel. Salvando el hecho de que la carretera tenia mas hoyos que un campo de

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golf y que el conductor debía de ser admirador total de Fernando Alonso, el viaje resultó de lomas agradable entre saltitos p´arriba y golpecitos rebotados en el techo p`abajo.

 — ¡¡Ohh!!Gracias Señor  — se arrodilló Andi nada más bajar del bus agradeciendo al ser divino elhaber llegado sana y salva a su destino.

 — ¡Andii! ¡¡Deja de besar el suelo como el Papa y ven a ayudar!! — le gritó Nat mientrassacábamos el equipaje de la parte baja del autobús.

Ataviados con todos los bártulos encima nos dispusimos a entrar al hotel todos a la vez comocabras y… claro, pasó lo que tenia que pasar, que se lió un embotellamiento humano y nosquedamos todos atascados en las puertas giratorias. Vamos, que solo tardamos media hora masen llegar a nuestra habitación.

 — ¡¡Al fin!! — soltó Nat todo mientras se tiraba sobre una de las camas.

Coloqué con cuidado todas mis bolsas en el suelo mientras observaba como Andi abría lascortinas junto con la puerta corredera y salía a la terraza.

 — ¡¡Virgen santísima!! ¡¡Desde aquí se ve la piscina!! ¡¡Maree!! ¡¡Que tío mas buenoo!!

Me limité a rodar mis ojos y a ir colocando mi equipaje en uno de los armarios. Mi prima selevantó y comenzó a hacer lo mismo con su equipaje.

 — ¿Que hacéis? — dejó de babear y entró al fin de nuevo a la habitación.

 — ¿Que crees que hacemos? — la cuestionó Nat mientras seguía colocando sus cosas.

 — Perder el tiempo — respondió agarrando una bolsa y metiéndose en el baño.

 Nat y yo nos miramos, nos encogimos de hombros y seguimos con nuestra tarea.

 No tardó demasiado en salir del baño ataviada con su bikini y un pareo atado a sus caderas.

 —¡Yo ya estoy! Como intuyo que lo vuestro va pa largo… os voy esperando abajo en lahamaca — y desapareció por la puerta.

 — ¿Has visto que no se ha dado ni cuenta de que solo hay dos camas?

Miré y era cierto, yo tampoco me había percatado de que solo había dos camas en la habitación,una más grande y otra más pequeña. Nos miramos durante un momento.

 — ¡¡Me pido la grande!! — dije a la vez que saltaba sobre ella.

 — ¡¡Oyee!! ¡¡No es justo!! — saltó ella también.

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 — ¡¡Claro que sii!! ¡¡Yo llegué antes!! — la encaré.

 — ¡¡Pues ahora es mía!! — me empujó tirándome al suelo.

 — ¡¡Eyy!! — me levanté y me abalancé sobre ella dispuesta a vengarme.

 — Jaja, ¡¡paraa!! ¡¡Nicole!!Jajaja, ¡¡paraaa!! ¡¡Por favor!!Jaja.

 — Dilo — seguí torturándola con mis dedos.

 — Jaja ¡¡es tuya!! Jaja, ¡¡me rindoo!!

 — ¡Mas fuerte que no te escuché!

 — Jaja, ¡¡me rindoooo!!

 — Ok ok  — paré mis manos y me tumbe a su lado.

 — ¡¡Te lo creíste!! — se abalanzó sobre mi dispuesta a tomar su propia venganza personal. Notardó demasiado en darse cuenta del error que había cometido.

 — Eres taaan inocente si piensas siquiera que puedes ganarme — le dije victoriosa desde mi posición sobre ella.

 — Algún día — pude ver ese brillo en su mirada antes de que esta se dirigiera hacia mis labios.Casi sin darme cuenta yo estaba haciendo lo mismo. Me levanté rápidamente bastante turbada por lo que acababa de hacer y… ¿desear? 

" Oh no, ¿desear? Tu no has deseado nada… solo… solo desviaste la mirada a sus labios, nadamas… eso no significa que desees locamente besarla… no tiene absolutamente nada que ver unacosa con la otra " . Trataba de convencerme mientras comenzaba a rebuscar entre lo que habíacolocado en el armario. " Un momento, ¿de donde salió locamente? "

 — ¿Qué haces?

 — Intentar buscar algo de ropa.

 —No me digas… ¿te ayudo?— se levantó colocándose a mi lado.

 —No… — me aparté — Quiero decir, ¿ves? Ya la encontré — levanté lo que había cogidomostrándoselo y me metí en el baño cerrando la puerta tras de mi y apoyándome sobre ella.

" Nicole Nicole, cualquiera pensaría que te asusta esa milindre… " Cerré mis ojos y de nuevo laimagen de esos tentadores y rosados labios apareció en mi mente, los abrí de repente. " Dios,creo que el cambio de aires no me sentó nada bien " .

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***

" ¿Y ahora que se supone que le picó? "

Me quedé mirando la puerta cerrada del baño por unos instantes antes de comenzar a buscar mi

 propio bikini y ponérmelo.

" ¿Será que se dio cuenta y se asustó? ¿Tan evidente comienzo a resultar? "

La puerta del baño se abrió de repente mostrando a una morena en un traje de baño azulminúsculo. No pude evitar que mi vista se paseara por ese cuerpo, que le voy a hacer, si a fin decuentas soy humana. Lo que si que me asombró fue el hecho de que cuando llegué a sus ojos pude notar como ellos también se paseaban libremente por mi cuerpo solo cubierto por otro bikini, en este caso amarillo.

 —Bonito bikini… — comentó apartando la mirada al verse sorprendida.

 —Gracias, lo mismo digo… ¿nos vamos? 

 — ¿Así? ¿No te pones nada encima?

 — ¿Y si no me lo pusiera?

 — Te podrían detener por escándalo público.

 — Exagerada — me acerqué a mi parte del armario y cogí una falda vaquera. — ¿satisfecha? — lacuestioné una vez me la puse.

 — Mucho mejor.

Me limité a rodar mis ojos mientras un pensamiento perverso me golpeaba en mi cerebro pugnando por ser liberado.

 —  Ni que fuera tu novia — le solté para ver su reacción.

 —Eso desearías tu… — se limitó a responderme sonriéndome de lado mientras me hacia paso através de la puerta.

" No puedes llegar a imaginar cuanto..."OCTAVA PARTE 

Pasamos el resto del día descansando tranquilamente en el hotel. Después de la cena decidimosaventurarnos y salir fuera del recinto a dar una vuelta por el pueblito.

 —Creí que dijiste que los demás también iban a salir… — le comentó mi prima a su amiga.

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 — Los demás son unos sosos, como nenes buenos se fueron a la camita con los lunnis.

 — Donde deberíamos estar nosotras ya. Mañana tenemos que madrugar para la visita al parquenatural.

 — ¡Ya! ¡No me seas ahora una amargada! Venimos a divertirnos, ¿no? Pues hagámoslo. ¡Mira!¡Hay feria! — señaló al frente y aligeró el paso dejándonos a Nat y a mi atrás.

 —Está visto que no se la puede sacar a la calle…

 — Déjala que se divierta. Tu también deberías dejar a un lado toda esa responsabilidad y hacer lomismo.

 — ¿Y que hay de ti?

 — Yo soy niña grande, tengo que comportarme.

 —Reprimida… — intentó provocarme.

 —Mira quien fue a hablar…

 — ¡¡Pesquemos patitos!!

 — Si, que suena atrevido — me burlé.

Me sacó la lengua y se acercó al chiringuito.

 — ¡Hola! — saludó al chico del puesto apoyándose sugerentemente sobre el mostrador  — Megustaría conseguir ese pingüinito de ahí para mi amiga — me señaló con la cabeza — La chiquillase enamoró de el nada mas pasar por aquí enfrente. Sabes, la pobre está algo — hizo un gestoseñalando claramente que estaba algo pallá — ¿Qué tengo que hacer satisfacerle el caprichito? —  lo miró con aire inocente.

 —Bien… estoo… es fácil— se notaba que el chico estaba teniendo serios problemas —  Solo… tedoy la caña y pescas patitos…

 — ¿Así de simple? ¿Solo pesco patitos? — se apoyó un poco mas y siguió mirándolo.

" Esta niña es la bomba, ¿a donde quieres llegar? Te vas a quemar… " —Bueno… cada patito lleva unos puntos debajo— cogió uno tirando varios al suelo en elintento. Solo pude reírme de su torpeza. — ¿Ves? El peluche que quieres vale 500 puntos…

 — Oh, pero eso es mucho — fingió pena — Cariño, no sé si podré conseguírtelo — se dirigió haciamí.

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 — ¡¡Intentaloo!! ¡¡Intentaloo!! — la animé en mi papel de loca. Me miró con una mirada dulceantes de mirar al chico y poner 3 euros sobre el mostrador.

 — ¡Dame esa caña! — el chico se la tendió — Gracias, deséame suerte — le guiñó coqueta un ojoantes de comenzar a pescar. El chico solo tragó pesadamente ante el inocente gesto.

 — ¡¡Ese noo!! — comencé a gritarle cuando fue a coger uno de la esquina mas cercana a nosotras.

 — ¿Entonces cual?

 — ¡¡Esee!! ¡¡Ese amarilloo!! — dije señalando uno de los cientos de patitos amarillos de la piscina.

 —Te sugiero que cojas de donde estabas situada… — comentó el chico mirándola como bobo.

 — ¡¡Noo!! ¡¡Yo quiero el patito amarillo!! — volví a gritar cuando de nuevo fue a coger otro.

 — Cariño, voy a coger el patito amarillo — intentó calmarme.

 — ¡¡Yo quiero el patito amarillo!!

 —Tranquila, es inofensiva… tomó los antipsicóticos antes de salir de casa… — le comentó alchico.

 — ¡¡El patitooo!!

Tal fue mi insistencia esta vez que el chico asustado me dio un patito amarillo.

 — Gracias — lo miré acercándomelo a mi cara y frotándolo contra mi mejilla — Mi patitoliiindoo.

El gesto hizo que Nat apenas pudiera contener una carcajada. El chico la miró mas asustado aún.

 — Es tan tierna a veces — se acercó y me besó en la otra mejilla para luego mirar al chico —  Gracias, fue un bonito gesto — se apoyó de nuevo en el mostrador acercándose a el.

 —De… de… de nada— sonrió bobamente de nuevo.

 —Bueno, sigamos… — y comenzó a sacar patitos de la piscina. Cuando ya llevaba como veintesobre el mostrador  — ¿Cuantos me quedan? — preguntó inocente. El chico pareció volver a larealidad apartando la vista de su escote y mirando la mesa. Abrió los ojos a más no poder yempezó a mover la boca intentando balbucear algo.

 — Dice que treinta más — metí baza desde mi posición sobre el mostrador mientras haciamalabarismos con el patito sobre mi cabeza.

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 —¡¡No!!Ya son suficientes… — pareció reaccionar.

 — Ok, pues contemos…

 —¡¡Sí!!8, 100, 4, 350, 800… — comencé a levantar patitos y a contar tirándolos hacia todos

lados.

 — ¡¡Esperaa!! ¡¡Así no!! — trató de pararme el chico. Me limité a mirarlo fijamente. — Quierodecir  — tragó mirando a ambos lados de la feria cerciorándose que no venía nadie — No hacefalta, toma — y me entregó el peluche.

 — ¿Que se dice? — me inquirió mi prima a mi lado.

 — ¿Que me des mas? — respondí abrazando el peluche y mirando de nuevo al chico. Se limitó adar un paso hacia atrás y levantar los brazos.

 —Jaja, cariño… se dice gracias— se acercó Nat acariciándome el cabello. La miré.

 —Gracias…

Miró al chico y le volvió a guiñar el ojo a la vez que nos dábamos la vuelta y comenzábamos aalejarnos agarradas del brazo.

 — ¿Y el patito? — gritó el chico de pronto.

Me di la vuelta y le dirigí la mirada más perversa que tenía.

 — ¡¡Es miooo!! ¡Mi tesorooo!De nuevo tragó pesadamente antes de decirnos adiós con la mano. Apenas estuvimos losuficientemente lejos Nat comenzó a reír a carcajada limpia.

 — ¿Viste que cara puso?

 —Si, pobre… jajaja 

 —Eres realmente cruel cuando quieres…

 — ¡¡Oyee!!Que empezaste tú coqueteándole y haciéndome pasar por longui. — Jajaja

 — ¡¡Bonito peluche!! ¡¡Yo quiero unoo!!¿Donde lo conseguisteis? Nat, ¡¡consígueme unoo!! —  apareció Andi a nuestro lado.

 Nos miramos y comenzamos a reír de nuevo.

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 — ¿Que? — preguntó extrañada comenzando a reír contagiada ella también.

***

 —… Dada la antigüedad del macizo, hablamos de mas de 8 millones de años, hasta nosotros no

han llegado volcanes propiamente dichos, sino sus restos erosionados por los ríos, los vientos yel mar. De todas formas el paisaje que hoy podemos contemplar…

 —Vaya peñazo… ¿cuando nos vamos? 

 —Shhh…

 —No me digas que te interesa esto…

 —Andi…

 — ¿Sabias que eres de lo mas aburrida? No sé como te puede interesar ver… ¡¡Virgen santísima!!¡¡Pedazo pivón!!

 —Parece que al fin algo del paisaje logra llamarte la atención… — le comenté burlona.

 — ¿Lleva mucho tiempo ahí?

 — ¿Y porque supones que debo saberlo? — inquirí con una ceja alzada.

 —Porque… ¿no para de mirarte?

 — ¿A Nic? — cuestionó mi prima alzando el cuello y mirando en la dirección del susodicho.

 —No me mira a mí…

 — ¡¡Entonces me mira a mi!!

 — ¡¡Oyee!!¿Y porque no puede mirarme a mi? — entró mi prima en la disputa.

 — Porque a ti no se te ve.

 — Uy si, como si tu fueras muy grande.

 —… por eso el terreno presenta el árido aspecto… — elevó la voz el guía en un claro intento por llamarnos la atención.

 —Pues yo creo que si que la vio… — comenté viendo como se acercaba a otro chico y le haciaun gesto con su cabeza señalándonos.

 — ¡¡Como va a verla!!

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 — ¡¡Te la estas ganando!!

 — Shhhh — se volvió la chica de delante hacia nosotras.

 Nos quedamos en silencio durante unos instantes, el tiempo justo para que el guía acabara el

discurso y el grupo avanzara hacia otro lugar del terreno. Comenzamos a movernos con el restocuando noté que alguien se nos acercaba a nuestra altura.

 — ¡Hola! — nos saludaba el chico que instantes antes miraba a mi prima, y que ahora devorabacon la mirada.

 — ¡Hola! — replicó el saludo una Andi demasiado entusiasmada. El chico sonrió mirándola por unos instantes de arriba a abajo para después volver su atención hacia Natalia.

 — Sois del instituto Bahía, ¿verdad? — le preguntó.

 —Si… pero vosotros no sois de nuestro instituto. 

 —No, no lo somos… pero conocimos a varios chicos anoche del vuestro. Nos hospedamos en elmismo hotel que vosotras.

 —Oh…

 — Si bueno, soy Adrián, ellos son Iker y Luismi — dijo señalando a los otros dos chicos, loscuales hicieron un movimiento con su cabeza al ser nombrados.

 — Andi, Nicole — nos presentó — y yo soy Natalia.

 — Un gusto Natalia — se acercó y la besó tomándose demasiado tiempo en el gesto.

" Oye, que libertades se toma la gente por estos lares. Ahora resulta que para besar a alguientienes que sujetarla de las caderas. ¿A que rayos vienen esas confianzas? " Entrecerré mis ojos bastante mosquis.

 — Esta noche vamos a dar una fiesta en el hotel, la organizamos para conocer gente de otroslugares. Si queréis ir estáis invitadas las tres — nos miró a Andi y a mi.

 — Gracias.

 — Por nada, espero que no faltéis, os estaremos esperando — le guiñó un ojo antes de darse lavuelta y marcharse.

" Pues espera sentado… ¡¡Fantasma!! "

 — ¡¡Wooooo!! ¡¡Tenemos una citaa!! — exclamó Andi cuando estaban lo suficientemente lejos puños en alto y bailando la nueva versión de la danza de la lluvia. Nat solo la miró.

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 — Yo no voy.

 — ¿¿Estas loca??Tanto sol en la cabeza no te sentó bien — empezó a palparle la frente.

 —¡Quita! Dije que no… Si queréis ir vosotras, vais, pero conmigo no contéis— miró hacia

donde se habían marchado los chicos.

 — ¡¡Pues si!! ¡¡Vamos a ir!!Que tu seas una amargada no nos va a privar de la fiesta, ¿verdad Nic? — me miró esperando una respuesta.

 — Yo tampoco creo que vaya a ir.

 — ¿¿Que??¿Que tipo de complot es este? Os pusisteis de acuerdo para amargarme lasvacaciones, ¿verdad?

 —Ya Andi, no dramatices… esos tipos no me dan buena espina…

 — Eres una paranoica, ¿lo sabias? — comenzó a andar por donde había ido el resto del grupodejándonos atrás.

 — Se le pasará — intenté calmar a mi prima pasándole un brazo por los hombros.

 —Oh si… apenas de nuevo algo le llame la atención en el paisaje. 

Sonreímos y continuamos andando tras los demás.

***

 — ¡No me puedo creer que se haya ido!

 — ¿Pues que esperabas? Esa niña está como una chota.

 —Chota o no… no deja de ser mi amiga. Tenemos que ir a por ella.

 —Nat, ya es mayorcita…

 —¿Mayorcita? te recuerdo que es menor que yo… por esa regla de tres yo también soymayorcita.

 — ¿Me insinúas algo?

 — Sí, ¡que dejes de comportarte como si fueras mi niñera!

 — ¡Y ahora resulta! — me tiré sobre el sillón de la habitación alucinada por el giro inesperadoque tomaba la conversación.

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 — Lo que pidió, dos chupitos de licor de fresa con nata.

 —Woohh… tienes que probarloss… saben a… — se quedó un momento pensativa — ¡¡Fresa connata!!Jiji.

 — ¿Seguro que no ha tomado nada más? — enarqué mi ceja.

 — ¡¡Sii!! ¡¡Cacahuetes!!Pero estaban rancios, ni los pruebes, me dejaron la lengua como… —  sacó dicho músculo y me lo mostró —  Aaaahhgg… zuela zapato— habló en tal guisa. Miré alchico.

 — Yo no le he servido nada mas — se encogió de hombros y siguió con su labor.

 —Muy bien, Andi… creo que ya es hora de irnos moviendo.

 — ¿Ya? ay no, pero si apenas acaba de comenzar la fiesta — se agarró al filo de la barra con

ambas manos — De aquí no me muevo — afirmó tajante mientras se tambaleaba ligeramente aambos lados.

Me limité a cruzar los brazos sobre mi pecho mientras le dirigía una fiera mirada.

 — Andi, no me hagas arrastrarte por todo el patio.

 — ¡¡Sin amenazass!! — se soltó y comenzó a agitar sus dedos ante mi cara con tanto ímpetu quecasi pierde el equilibrio — ¡¡No me asustass wonderwoman!!

En ese momento comenzó a sonar una melodía de lo más movida.

 — ¡¡Wooohh!! ¡¡Mi favoritaaa!! ¡¡Vamoss!! — me agarró de la mano dirigiéndome hacia elcentro de la pista de baile tropezando, casualidades de la vida, con todo el mundo durante eltrayecto. Comenzó a bailar levantando los brazos y dando mas vueltas que una peonza. Soloelevé mi ceja, esperando lo que en cualquier momento sabía que tenía que pasar… y no tardómucho en suceder. — Wooohhh!! — Se estampó de bruces contra el suelo — Uys, ¿quien pusso elsuelo tan cerca?… jiji. 

 — Y ya que bailaste, besaste el suelo y todo el mundo te admiró, ¿podemos irnos? — le tendí mimano, la cual en lugar de agarrar chocó.

 — ¡¡Treeess puntoss colega!! — me quedé esperando en la misma posición — Ohh — abrió losojos como platos — ¡Ya sé lo que quieress! Te voy a leer la mano — la agarró mirándolafijamente —  dice… dice… diceee…

 —Que como no te levantes va a ir directa a ti… y no precisamente para acariciarte. 

 — Dice que puedes llegar a ser muy sugeeestiva cuando te lo proponeees, ni lo hubiera pensadooo — bizqueó un poco —  yy… ¡¡que te casaraass!! Me invitaras, ¿no? no puedo perderme

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la boda de mi mejor amiga… y mas si hay chupitos de fresa con nata y tíos buenos de por medio…

 —Ya pitonisa Lola… suficiente… ¿podemos marcharnos? 

 — Eres tan aguafiestas como ella, debe de ir en los genes — me tomó al fin de la mano y selevantó —  ¡¡Uooo!!¿Por que bailan tan rápido ahora? parece que están chutados… jijiji…

 — Tu sí que estas chutada — le pasé un brazo por la cintura y comencé a dirigirla hacia el interior del hotel.

 —  No confundamoss… un poquito bebida… pero solo un poquito, ¿verdad?— me sujetó la carahaciendo que la mirara.

 — Verdad.

 —¿Sabess? Así de cerca no eres tan guapa como aparentass… me pregunto si te habrá visstodesde esta perspectiva… ¿te ha visto? 

 — ¿Quién?

 — ¡¡Ella!!

 —Adoro los diálogos de besugo…

 — Ya tenéiss mas en común, a ella también le encaanta el besugoo.

 — Me alegro. — ¿Puedo ser la madrina?¡¡Me hace iluuuu!!

 — ¿Del besugo?

 —  No, el besugo será el plato principal del banquete, así que tenéiss que casaross en temporada.

 — Vale, lo tendremos en cuenta — seguimos caminando llegando al patio de la piscina.

 —Espero que en el reportaje de bodas sonríass un poco máss…

 — Si señora.

 — ¿Pasass tress puebloss de mi o ess producto de mi imaginación? — se quedó parada en elsitio —  Puede que esté algo tomada… pero aun conservo mi sentido arácnidoo— levantó un dedoagitándolo al aire.

 —Si, ya veo… vamos arañita… — la agarré de nuevo del brazo.

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 — ¡Shh! ¡¡Sin cachondeoss!! — se soltó —  Puedo sola… — comenzó a caminar para pararse denuevo.

 — ¿Y ahora que? —  pregunté comenzando a impacientarme.

 — ¡¡Se oye agua!!

 — ¿En serio? — fingí emoción.

 — ¡Si! ¡Eso significa que estamos junto a la piscina! — pude ver el brillo en su mirada, si la niñaestaba alucinando no iba a ser yo la que la trajera de vuelta a la tierra.

 — ¡¡O junto a las cataratas del Niágara!!

 —No creo… huele a cloro…

 — ¡¡Dios!! ¡¡Donde vamos a llegar!! ¡¡ ¿Que estamos haciendo con el planeta?!! — exclamémientras dramatizaba exageradamente con mis manos. Se quedó boquiabierta a mi lado,mirándome con una mezcla de pasmo y miedo.

 — ¿Tratass de quitarme protagonissmo en la escena? — pareció salir de su estupor.

 — ¿Como crees? — la miré con fingida inocencia. Entrecerró sus ojos en respuesta.

 — ¿Sabess lo que significa eso?

 — ¿Educación secundaria obligatoria? — abrí mis ojos y sonreí bobaliconamente.

 — ¡¡Que un tío bueno anda cerca!! — exclamó subiéndose a una de las maderas del puente en elque estábamos.

 No me dio tiempo ni a reaccionar, cuando quise agarrarla ya estaba en el agua de la piscina. Lavi sumergirse para instantes después salir a flote y comenzar a chapotear con sus brazos.

 — ¡¡Socorroooo!! — gritó, tragando la suficiente agua como para no necesitar beber en tres días.

 — ¡Algún buenorro para salvar a esta damisela en apuros! — comencé a vociferar haciendoaspavientos con las manos siguiéndole el juego.

 — ¡¡Socorrooooo!!

 — ¡¡Socorro!! — repetía yo desde arriba mientras me partía de la risa.

 — ¡¡Me ahogooo!! — siguió chapoteando.

 — ¡¡Se ahogaa!!

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 — ¡¡Nicole!! — se hundió como un plomo. Paré mis risas y me quedé mirando fijamente sucuerpo inerte bajo el agua.

 — ¿Andi? — esperé unos instantes cualquier tipo de respuesta por su parte — Andi, no tienegracia, sube ahora mismo — Me quedé largo rato mirándola, mientras algo de repente golpeó en

mi cabeza — ¡¡Oh, dios!! — exclamé subiéndome a la misma madera a la que ella había subido ylanzándome de cabeza al agua.

***

Cerré la puerta de un portazo para después apoyarme en ella e intentar calmarme.

 — ¡¡Agghh!! ¡¡Es insoportable!! — comencé a dar vueltas por la habitación — Siempre tiene quetener la razón, ¡siempre! ¡la odio!¿Por qué tiene que ser tan condenadamente perfecta?¡laodio!¿por qué tuvo que meterse tan dentro de mi?¡la odio!¿por qué tiene que llevarme siempre alextremo? — me senté al fin sobre la cama — ¿Por qué tengo que sentir esto? — me tapé la cara y

me tiré hacia atrás quedando boca arriba —   Natalia, eres una imbécil integral… imbécil por sentir algo imposible… y mas imbécil por comportarte como una imbécil, y nunca mejor dicho— miréal blanco techo – ¿Por qué siempre tienes que complicarlo todo? ella te da su amistad, sucariño… y tu te aprovechas cuando te conviene… y la mandas a volar cuando te apetece… Ysolo porque odias sentirte tan estúpida… tan débil… Bonita forma de demostrar tu fortalezainexistente.

Me quedé unos instantes mas en esa posición, hasta que voces procedentes del pasillo llamaronmi atención, me levanté pensando que tal vez serían las chicas, pero las voces pasaron de largo.Suspiré.

 — Creo que casi va a ser mejor que vaya yo misma a buscarlas.Salí de la habitación y puse rumbo hacia el patio trasero donde tenía lugar fiesta. A esas horas dela noche parecía encontrarse en su punto álgido. Caminé entre la multitud de gente mientrastrataba de otear el horizonte de cabezas buscando las dos que se me habían perdido.

 — ¿Me buscabas? — me susurró una varonil voz cerca de mi oído. Me giré.

 —Vaya, tu, que sorpresa… te llamabas Adrián, ¿no? 

 —Sip, Natalia… ¿y tus amigas? ¿No vinieron?— noté que me miraba con cierto brillo en sus

ojos. —Uhm… si, creo… lo cierto es que las perdí de vista hace un rato. Intuyo por tu pregunta queno las has visto.

 —No, para nada… seguramente encontraron a alguien interesante y fueron a conocerse mejor aun lugar más privado, tú me entiendes.

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 —Si, te entiendo… — no pude evitar sentir una punzada de dolor en mi interior de solo pensar en que tal vez fuera cierto, que ella hubiera encontrado a alguien interesante y ahora estuvieracon el.

 — ¿Por qué no vamos allá al fondo? mis amigos y yo conseguimos una mesa. Estaremos mas

cómodos — me miró sugerente.Oteé de nuevo el horizonte esperando que por alguna casualidad aparecieran las chicas entre lamultitud. Una calida mano se situó en la parte baja de mi espalda, intentando guiarme a travésdel batiburrillo de gente. Me di la vuelta.

 —Adrián, lo siento, no creo que sea buena idea… mejor sigo buscando a mis amigas, estoy preocupada.

 —Vamos, ya están creciditas… — acercó peligrosamente su cuerpo al mío haciendo que serozaran mientras comenzaba a bailar a mi lado — Piensa en ti y diviértete por un rato — siguió

 bailando mientras ladeó ligeramente su cabeza y comenzó a acercarse a mi cara. —¿Sabes? estoo… me encantaría quedarme aquí contigo pero acabo de recordar que tengo quehacerme la depilación pa mañana poder ponerme el bikini, nos vemos — di media vuelta y salídel bullicio para dar a parar a la barra del bar.

 —Hola, perdone… ha visto a una chica alta, como de metro ochenta, morena, ojos azules…llevaba una camiseta negra de tirantas y unos jeans azules… —  pregunté al tipo de la barra queen esos instantes lavaba algunos vasos en el fregadero.

 — El bellezón que vino a por la borracha dices…

 —Si… un momento, ¿que borracha? 

 —La chica de los dos chupitos de fresa con nata… Castaña, un poco mas alta que tu…

 — ¡Andi!

 —Sí, creo que la morena la llamó así…

 — ¿Se marcharon hace mucho?

 —Pss… no sé… estuvieron bailando un rato y luego se marcharon… hará como diez o quinceminutos…

 — Vale, gracias — le guiñé un ojo.

 — De nada, ¿no te tomas nada, guapa? Invita la casa — me sonrió poniendo un chupito vacíofrente a mi.

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 —No gracias… otro día será— le sonreí antes de darme la vuelta y volver a sumergirme entre lamultitud.

***

 — ¡¡Diablos Andi!! — exclame nada mas sacar el cuerpo inerte de la amiga de mi prima del agua.La coloqué suavemente en el borde de la piscina y comprobé sus constantes vitales. Su pulso eradébil, pero no respiraba. Comencé rápidamente a poner en práctica todos esos años de enseñanzaen primeros auxilios. Iba por la segunda insuflación cuando comenzó a toser.

 — Cof cof.

 —Ya ya… tranquila, respira…

 —Cof cof… que ha… ¿que ha pasado?— me miró desde abajo asustada.

 — Te tiraste al agua, ¿no recuerdas?

Se quedó pensativa por un instante.

 —Oh, si… ¿me has besado?— abrió sus ojos de forma exagerada, casi cómica.

 —Uhm… tanto como besar…

 — ¡¡Me has besado!! — se levantó como un resorte del suelo resbalándose en el proceso ycayendo sobre su trasero — ¡Ouch!

 —No te he besado… Solo junté mis labios con los tuyos para hacerte un trasvase de aire— letendí mi mano para ayudarla a levantarse. La aceptó.

 — ¡Pues eso en mi tierra es conceptuado como besar! Nat me va a matar como se entere…

 —Oye, espera, un momento… ¿como que te va a matar cuando se entere? 

 — ¿Eh? ¿Verbalicé eso en voz alta?

Elevé mi ceja esperando una respuesta.

 — ¿Por qué no solo lo olvidamos? No le decimos nada a nadie, ¿vale? Aquí no pasó nada. — ¿De qué te avergüenzas exactamente?¿Del hecho que estabas tan pedo que no dudaste ni unsegundo en tirarte a la piscina aun no sabiendo nadar o del hecho de que te salvé la vidahaciéndote el boca a boca?

 — De ambas — me miró —  Ya sabes como es Nat… no le cuentes… — me suplicó.

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 — Porque sino te matará.

 —Nicole, es una larga historia…

 — ¿Y? tengo toda la noche — me senté en una hamaca mientras la miraba con una ceja alzada. Se

sentó a mi lado y miró hacia al suelo por unos instantes antes de alzar la mirada y enfrentarse ami.

 —Creo que no debo ser yo quien te hable de ello, sino Nat… Son cosas de ella, entiende… yo nosoy nadie para contártelas… Solo, sé paciente… a ella le está costando asumir todo esto… perolo está haciendo…

 — Está en algún lío, ¿verdad? — pregunté insegura de por donde iban los tiros.

 —Si… pero es un lío del que nadie puede ayudarla a salir… solo ella puede encontrar la luz en lainmensa oscuridad.

 — ¿Por qué las chicas de aquí siempre sois tan crípticas? — sonreí haciéndola sonreír.

 — Solo ten un poco de paciencia…

 —  No te preocupes, lo haré.

 —Gracias…

 —Por nada… gracias a ti… por ser tan buen amiga. 

 —Tiene sus ventajas… las cuales te explicaría… pero me estoy helando— hizo una muecaabrazándose a sí misma — ¿Podemos marcharnos?

 Nos levantamos de la hamaca y comenzamos a andar hacia nuestra habitación.

***

" ¿Que diablos les pasa a los tíos? ¿Que acaso llevo un cartel en la frente que diga chica fácil conlucecitas de neón y música? "

Abrí la puerta del cuarto esperando encontrar a las chicas dentro, pero la oscuridad y el silencio

fue lo único que me recibió al entrar." Que boba eres… esperando encontrarlas aquí, como si no tuvieran cosas mejores que hacer queestar encerradas en la habitación de un hotel viendo la tele y comiendo helado contigo… dios,necesito… " Apoyé mi cabeza en la pared " Necesito aclararme de una puñetera vez, no puedoseguir así… tengo… tengo que contarle… ¿qué tal si me equivoco y resulta que ella siente lomismo? " . Me di la vuelta y me dejé caer al suelo. " Si, claro, y luego vas y te despiertas " .

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Suspiré " Reconozcámoslo, ¿qué probabilidades existirían de un sí por su parte? Una entre unmillón, si es que menos " . Giré la cabeza y vi mi reflejo en el espejo de uno de los armarios.

 —Mírate… para ella no eres nada mas que una niñata egocéntrica… — sonreí agriamente a mireflejo —  Y tal vez esté en lo cierto…

Volví mi vista hacia la ventana donde un majestuoso cielo gobernado por una blanca y brillanteluna con un sequito de estrellas tras de sí me dio la bienvenida. Un recuerdo golpeó en mí, penetrando en el interior de mi consciencia y hablando como si tuviera vida propia.

" Nat, la gente puede decir lo que quiera… lo importante es lo que tu creas que eres no lo que

crean ellos… tu eres quien mejor se conoce a sí misma " . 

 —Y quiero que me conozcas así… pero me da miedo… me da mucho miedo el solo hecho de pensar que aquello que veas te guste menos que la visión que ya tienes de mí…

 Noté que la puerta se abría y me giré. Eran ellas. — ¿Que os ha pasado? Venís empapadas.

 — ¿Y tu que haces ahí tirada? Pareces una cucaracha albina — fue la respuesta de Andi.

 —  No te desvíes de la conversación — me levanté y me acerqué a ellas.

 —Estuvimos nadando un rato… hace una noche muy calurosa— se acercó al armario como sinada y comenzó a coger algo de ropa seca.

 —Ya… ¿y nadasteis antes o después de haber estado bailando?— ambas me miraron — ¡Oh, si!¿Cómo lo sé? me lo dijo el tipo de la barra… Yo preocupándome por vosotras y las señoritas bebiendo, bailando y nadando.

 —  No saques conclusiones de algo que no has visto… — trató de intervenir Nicole poniéndose ami lado.

 — ¿Que no saque conclusiones? Te recuerdo que tú te la pasas sacándolas todo el tiempo.

 — ¡Ya dime! ¿Que puñetas te pasa conmigo? ¿Tienes algún problema? ¡Porque si lo tienes yadímelo de una condenada vez a la cara!… ¡Estoy empezando a cansarme de tus prontos y tus

niñerías! ¿No querías a Andi? ¡Pues fui a buscártela! No me vengas ahora con celos estúpidos eideas que solo están aquí — me tocó ligeramente la sien con un dedo. Se dio la vuelta abriendo la puerta dispuesta a salir de nuevo de la habitación, pero alguien bloqueaba la salida.

 — ¿Tú? ¿Me puedes explicar que mierda se te perdió aquí?

 —Parece que no llego en un buen momento… — Adrián buscó mi mirada desde el pasillo.

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 — Tu solito lo notaste… ¡aire! 

 —Nic… — me acerqué a su lado mirándola en un intento por pedirle tregua. Se apartóligeramente de donde estaba haciéndome más sitio y permitiéndome que hablara con nuestrovisitante — Adrián, ¿qué querías?

 — Bueno, yo solo venía a traerte esto… debió caérsete mientras bailábamos antes— me fijé en sumano donde estaba la pulsera que Nicole me regaló por Navidad, miré mi muñeca por reflejo ycomprobé que no estaba.

 —Oh, gracias… no me había dado ni cuenta de que la había perdido, gracias— la cogí —  Significa mucho para mi — dirigí mi mirada hacia mi lado, pero Nic la evitó, entrecerró sus ojosy miró al chico.

 —De nada… pregunté a uno de los chicos que conocí anoche y…

 —Sí, muy bien, ya subiste, le entregaste la pulsera y te agradeció… no hay mas. Ahora si noshaces el favor… ahuecando el ala— Nic comenzó a mover su mano en un claro gesto por que semarchara.

 —Oh, si… Natalia, fue un gusto haberte visto antes… Ojalá hubiéramos podido pasar más rato juntos. Intuyo que tu y yo nos hubiéramos llevad…

 Nic cerró la puerta en sus narices, la miré iracunda mientras le apartaba las manos del pomo yvolvía a abrir solo para encontrarme con un Adrián más blanco que el papel por el susto del portazo a escasos centímetros de su nariz.

 —Lo siento… se voló— le sonrió falsamente mi prima. —Disculpa… — intenté disculparme — ¿Te encuentras bien? — le toqué en el brazo.

 —Uhm, si… bueno, me voy— miró a mi prima antes de dirigir su mirada hacia a mi de nuevo —  A ver si podemos volver a vernos antes de que nos marchemos.

 —Si, gracias de nuevo por la pulsera… hasta luego. 

 — Hasta luego — se dio la vuelta y comenzó a caminar por el estrecho pasillo.

Cerré la puerta y miré a Nic a mi lado. — Bonitos modales enseñan en el colegio inglés — me di la vuelta y comencé a dirigirme hacia el baño, pensando, pobre de mi, que la conversación había sido zanjada ahí.

 — Si, pero en el colegio español no creas, que tampoco se quedan atrás — me giré ante surespuesta — Apuesto a que en la asignatura de cinismo eras la mejor  — Abrí mi boca para

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responderle pero sorprendentemente nada salió —  Tranquila, no hace falta… como siempresacaré mis propias conclusiones.

Abrió la puerta y ahora si salió. Me quedé parada en el sitio, incapaz de pensar calmada yracionalmente todo lo que acababa de suceder en apenas cinco minutos. Miré la pulsera en mi

mano mientras lagrimas venían a mis ojos." Imbécil, doblemente imbécil… no sabes nada mas que complicarlo todo… " .

Comencé a sollozar levemente.

 — Ey — unos brazos me sostuvieron desde atrás. Me giré y una mirada tranquila se encontró conla mía — Tranquila — trató de secarme las lagrimas —  Creo que llegó amiga… llegó el día y lahora en la que salgas ahí fuera y te aceptes a ti misma dando el primer paso.

 —No… — me rehuí de su abrazo secándome las lágrimas casi a golpes con mis manos — No es

el momento… — Sí que lo es — trató de nuevo de acercarse a mí —  Y lo sabes… solo que estas asustada. 

 —No…

 —  Natalia — me agarró por los hombros y me hizo mirarla — Es el momento de que dejes de pensar con esto… — señaló mi cabeza —  y pases a pensar con esto… — y señaló mi corazón —  

 —No… — comencé de nuevo a sollozar.

 — Sí, ella está esperando una respuesta por tu parte. Y sabes que es justo que se la des. Justo parati, y justo para ella — la miré entre lágrimas solo para encontrarme con esos cálidos ojos que parecía que nunca dejarían de sorprenderme.

***

" ¿Pero esta niña de que coño va? Primero nos hecha la bulla porque según ella estuvimos bailando y luego resulta que ella acabó haciendo lo mismo… y con ese… ese… ¡¡esemamarracho!! ¡Por dios! Pensé que tenia mejores gustos " .

Paré al fin de caminar. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me había parado a

mirar hacia donde me habían llevado mis pies. Suspiré mientras el húmedo aire marino mecalaba hasta los huesos a través de mi ropa empapada. Mire hacia la inmensidad del mar,tratando de ver algo sin realmente verlo. La luz del faro a lo lejos consiguió llamar mi atención.

" Solo ella puede encontrar la luz en la inmensa oscuridad… " . La conversación que minutosantes había tenido con Andi volvió a mí.

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" ¿Por qué tiene que ser tan complicada?… Es un completo enigma… Un enigma que lograatraer tu atención como si fuera un imán… ¡Dios! ¿Por qué tiene que afectarme tanto? Nicole tuno eres así… Que está sucediéndote que esa niña te tiene sorbido el seso… ¿Por qué rayos no paras de pensar en ella? Cada minuto, cada segundo… ¿Por qué simplemente no puedes sacártelade aquí? " . Me senté sobre una roca y sostuve mi cabeza entre mis manos. " Siempre he pasado

olímpicamente de todo… Nunca he dejado que nada me afecte lo mas mínimo… Hasta cuandomurió papá no supe llorar su muerte… Fui incapaz de hacerlo, aceptarlo… ¿Y ahora? ¿Qué tieneella de especial? Por qué me hace sentir así… débil… "

Apenas pude controlar las lágrimas que comenzaron a salir de mis ojos y a rodar por mismejillas. Los apreté con fuerza mientras me rendía a mi silencioso llanto. Un llanto que se vio profanado cuando alguien posó una mano sobre mi hombro.

 —Yo…

 —Yo… — apreté el hombro que sostenía antes de acercarme a ella y abrazarla desde atrás — Lo

siento — le susurré al oído. La noté temblar en mi abrazo pero no se separó de mí.Le volví la cara suavemente haciendo que me mirara a los ojos. Lo que descubrí me partió elcorazón en dos. Sus ojos me mostraron lo que en ese momento sentía su alma. Cansancio,impotencia, pero sobre todo dolor.

Acaricié su rostro, mientras me permitía por primera vez mirarla con todo aquel amor que sentíay que siempre había negado. Una lágrima comenzó a rodar por mi mejilla, pero un suave dedo seinterpuso en su trayecto.

 — Shh, no llores, todo está bien — me susurró con lagrimas en los ojos e intentando sonreír.

Acortó el breve espacio que quedaba entre nosotras y besó tiernamente mi cara deteniendo elsendero de otra lágrima. Se separó un poco quedándose quieta, su respiración era rápida aunqueacompasada. Podía sentir su calido aliento golpeando en mi cara.

Me giré para observarla mejor, mantenía sus ojos cerrados. Acaricié de nuevo su mejilla mientrasmi mirada viajaba a sus labios… tan cercanos, tan tentadores, tan deseables. Nuestras pupilas seencontraron, ladeó un poco la cabeza y nuestras narices se rozaron tímidamente. Observé comosus ojos cambiaban ligeramente de color y el brillo volvía a ellos, me estaba sonriendo. Ledevolví la sonrisa sin apartar la mirada de la suya antes de sentir la caricia de sus labios primeroen la punta de mi nariz y luego en mi frente.

 — Todo está bien — repitió antes de separarse de mí.

 —Nic, no, no está bien… Y lo sabes, yo… — dejé de mirarla incapaz de sostenerle la mirada por mas tiempo.

 — ¿Si? — me cuestionó suavemente sujetando mi barbilla y haciendo que la encara de nuevo.

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 —Yo… no he sido justa contigo en todo este tiempo… tu… yo… Dios, esto no tiene ningúnsentido… — cerré los ojos y me aparté de ella dándome el suficiente espacio para pensar conclaridad como expresar aquello que sentía —  Yo…

 — Estas confundida.

 —No… si… quiero decir… tal vez un poco— me senté a su lado en la roca y suspiré — Ok,quizás algo más que un poco…

 —Eres joven, es normal que tengas dudas… hasta yo las tengo…

 —Pero siempre pareces tan segura…

 — Tú dijiste, parezco.

 Nos quedamos un breve instante en silencio, observando las olas del mar a través de la

oscuridad.

 — Estoy teniendo serios problemas para aceptarme a mi misma. Creía que lo tenía superado pero… lo que sucedió esta noche me hizo ver lo contrario. He intentado hacer que nada sucede, pero seamos realistas, está afectando a mi relación con los demás, contigo…

 — ¿Tan malo es lo que sientes que te repudias a ti misma? — me miró.

 —No es que sea malo… es que no es correcto…

 — ¿Y por qué no es correcto? ¿Porque los demás no lo ven bien? ¿O porque tu sientes que no

está bien? — me quedé un rato pensativa, asimilando las preguntas —   Nat, lo que sientes… a pesar de la confusión… ¿te hace sentir feliz? 

 —Si… resulta paradójico…

 —Entonces, ¿por qué no aceptarlo? Sé que es complicado… ¿pero verdaderamente lo hasintentando? y me refiero a sin dejarte llevar por lo que piensen o dejen de pensar los demás.

 No contesté sabiendo que tenia razón, estaba tan centrada en lo que los demás pensarían de míque ni me había centrado en lo que yo pensaba.

 —Lo intentaré… —Sé que puedes hacerlo… yo te apoyaré… en lo que sea— sujetó mi mano.

 — ¿Aunque lo que me suceda sea raro?

 — ¿Te vas a transformar en sapo?

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 —No… — sonreí.

 —Entonces… aunque lo que te suceda sea raro… Natalia, difícilmente, y a pesar de tus prontos,eres una niña que no sea haga querer… no he sido la excepción a la regla…

 — ¿Me quieres? — pregunté insegura.

 — ¿Tengo que responder para que lo sepas? — me sonrió mirándome fijamente.

 —No… yo también te quiero mucho… aunque sepa demostrarlo tan mal… — sonreí agriamente.

 —No se trata de quien lo haga mejor que quien, esto no es un concurso… se trata de lo quesientes en el interior de ti…

 —Haces que todo parezca tan fácil…

 — Las cosas no son fáciles ni difíciles, somos nosotros las que las hacemos de una forma u otra.

 — ¿Tratas de decirme que soy complicada?

 — Upss, estooo — rodó sus ojos en un gesto bastante cómico. No pude evitar reír. — ¿Sabes? meencanta cuando ríes… tienes la sonrisa mas bonita que he visto en mi vida.  

 —Se nota que no has vivido mucho…

 —Jaja, ¡¡oyee!! Hablo en serio… me gusta cuando ríes. 

 — ¿Si? ¿Y hay algo mas que te guste de mi? — le pregunté sugerente y mas que interesada por los rumbos que estaba tomando la conversación.

 —La forma en que te sonrojas…

 —Yo no me sonrojo…

 — ¿Segura? — inquirió sonriendo de lado y mirándome con descaro.

 — ¡Eres cruel!

 —Sí… pero aun así, te gusto y me quieres. 

 — ¡Y además egocéntrica!

 — Si bueno, tal vez un poco.

 — ¿Y cómo sabes que me gustas?

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 — Porque el sentimiento es mutuo.

 —Lo de egocéntrica ya está fuera de cuestión… — rodé mis ojos y comenzó a reír.

 Nos quedamos otro breve instante en silencio mirando el mar.

 — Gracias Nic — noté que dirigió su mirada hacia a mí.

 — ¿Por qué? si no hice nada.

 —Por ser así como eres… por aguantarme… por quererme a pesar de todo…

 —Ya te dije que no es tan complicado como parece… — volvió a mirar hacia el frentequedándose un instante en silencio antes de volver a hablar  — Creo que deberías decirle lo quesientes.

 — ¿A quien? — la miré extrañada.

 — A la chica de la que estas enamorada — su mirada volvió a juntarse con la mía.

 —Como supiste que yo… que…

Lo reconozco, la había subestimado y me había dejado lo que se dice k.o.

Siguió mirándome por unos instantes más, antes de volver su vista al frente. La vi parpadear varias veces antes de responder.

 —Solo lo supuse… No había sido hasta esta noche que no lo había visto claro. No tienes porqueavergonzarte de lo que sientes.

 —  No es tan sencillo.

 —Y aquí vamos de nuevo…

Iba a responderle cuando la presencia de dos personas paseando por la orilla llamó mi atención.Iban agarradas de la mano mientras caminaban. Me volví hacia mi prima, ella también lasobservaba. La noté tiritar levemente.

 —  Nic, estas helada, vayámonos al hotel — le pasé un brazo por los hombros atrayendo suatención.

 —Prométeme que le dirás… y que trataras de ser feliz— su mirada era vidriosa.

 —Ya soy feliz con lo que tengo… para que ansiar más— le acaricié el rostro.

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 — Prométemelo, por favor, es importante para mi — susurró a la vez que una lágrima caía por sumejilla.

 —Te lo prometo…

 —Estoy bien… estoy bien…

 — Tu cuerpo no parece decir lo mismo.

Estaba tirada sobre la cama, con un paño frío sobre la frente.

 — Estoy bien…

 — ¡Hosti que guapoo! ¡Tienes voz de camionera! — comentó Andi entrando a la habitación.

 —Más quisieras… que te ayude a hacer los coros…

 — ¿Le dijiste a la profesora? — cuestioné a mi amiga atrayendo su atención.

 — Si, dijo que se pasaría en un momento…

 — Genial, estaría bien que llamara al medico del hotel, creo que le subió la fiebre.

 — ¿A quien le dio fiebre? ¿Al besugo? — preguntó la enferma apartándose el paño y mirándonosasustada.

 — Si, al besugo, fueron a traerlo de la piscifactoría para llevarlo al hospital… — trató de

calmarla mi amiga sentándose a su lado —  Pobrecica… le afectó a la chaveta… — le colocó el paño de nuevo sobre la frente tapándole media cara.

 —No seas… solo delira… lleva hablando toda la mañana del dichoso besugo… — comencé adar vueltas por el dormitorio — ¿Por qué no vienen de una puñetera vez?

 —Tranquilízate… no creo que sea grave… seguramente un enfriamiento…

 — ¿Y desde cuando eres médico? – me detuve en mis pasos y la encaré, reparando en su caraherida —  Lo siento Andi yo… solo estoy preocupada… — me acerqué y me senté a su ladocontemplando a Nicole tumbada junto a nosotras — Todo esto es por mi culpa, como siempre.

 —Ya… como no ahora sentimiento de culpabilidad al alza. Tenía que pasar y pasó, no hay más. No es momento para la caza de brujas buscando culpables.

 —El besugo está enfermo… no podrá ir a la boda… — comenzó a moverse la enferma en lacama.

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 —Shh, tranquila… ya tiene el esmoquin, no puede faltar… — de nuevo empezó a susurrarleAndi.

 —Eres la monda…

 — ¿Qué? ¿No será peor que le llevemos la contraria?

Me disponía a responderle cuando alguien tocó a la puerta.

 —Al fin, ya voy yo… — pero no era quien esperaba — ¿tú?

 — Hola, ¿que hay Natalia?

 — Hola Adrián, lo cierto es que no me coges en buen momento.

 — Vaya, parece que nunca acierto.

 — ¿Qué querías?

 — Me enteré que ibais de excursión al castillo y pensé en recogeros para irnos juntos.

 — Oh, bueno, no sé si podremos ir.

 — ¿Por qué?

 —Nicole no se encuentra demasiado bien…

 — Bueno, si ella no puede, no es motivo para que no vayáis vosotras… además, mejor sin elogro — me guiñó un ojo — Te paso a recoger en quince minutos.

 — ¿Eh? — moví mi cabeza incrédula — Perdona, ¿que parte de la conversación no entendió tuúnica neurona exactamente?

 —Yo bueno pensé…

 — Me da igual lo que pensaras o dejaras de pensar, solo respeta y deja de andar metiéndotedonde no te llaman. Y ahora si me disculpas… — le planté la puerta en todas las narices.

 — ¿Quién era?

 —El pescador… quiere pescar al besugo… — soltó Nic moviéndose en la cama.

 —  Nadie que esperáramos. Parece que cada vez está mas caliente — comenté acercándome ytocándole la cara.

 —Eso parece… voy a buscar de nuevo a la profe. 

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Vi a mi amiga desaparecer tras la puerta, me giré y encaré de nuevo a mi prima. Inconsciente ya,no paraba de retorcerse en su delirio.

 —Shh, vamos, tranquila cariño…

La puerta se abrió de repente mostrando a mi amiga junto a la profesora y otro tipo bajito yrechoncho.

 — Está ahí doctor  — señaló Andi.

El médico se acercó a la cama y comenzó a examinarla.

 — Parece que realmente está mal, ¿desde cuando lleva así? — nos preguntó la profesora.

 —La temperatura le ha subido por momentos… pero desde hace como diez minutos que estáinconsciente. — me apresuré a responder.

 —Si, está realmente alta… cuarenta… le pondremos algo para ver si le baja un poco y lequitaremos la ropa a ver que tal…

Le quitamos la poca ropa que llevaba dejándola solo en ropa interior.

 — Doctor, ¿está muy grave? — cuestionó mi profesora.

 —Tiene algo de infección en la garganta, pero parece que lo único serio es la fiebre… con lo quele he puesto y unas compresas frías debería de bajarle…

 — Chicas, me gustaría quedarme pero bien sabéis que soy la única profesora al cargo de laexcursión, me queda o irme o mandarla suspender…

 —Ya, no se preocupe… vaya, de todas formas aquí no hay mucho que hacer… todo depende deella… — traté de calmarla.

 —Bueno, aquí os dejo mi numero de teléfono, si sucede algo me llamáis sin dudar…

 —  No se preocupe, yo también me pasaré de vez en cuando para vigilar como va — la tranquilizóel doctor.

 —Muchas gracias doctor… —No hay de qué… pásale unas compresas frías por todo el cuerpo, si ves que empeora no dudesen avisarme a través del teléfono en recepción, aun así me pasaré en un par de horas a ver comoevoluciona — me comentó antes de salir del cuarto.

 —Bueno, yo me voy marchando también, el autobús debe de estar en la puerta… Andrea, ¿tútambién te quedas?

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 —Si… me quedo. 

 —Andi, no es necesario… además, bien sabemos lo ilusionada que estabas con poder ver esecastillo… — traté de convencerla.

 —Ya… pero ese castillo no es más importante que mis amigas. No voy a dejaros. 

 — Pero aunque te quedes, no podrás hacer nada por ella.

 —Andrea, Natalia tiene razón… no hay mucho que se pueda hacer por ella en este momento.Anda, vente y te distraes un rato, te vendrá bien.

 — Sí, ve, te vendrá bien — comencé a empujarla hacia la puerta.

 —Pero…

 —  Nada de peros, hazte unas buenas fotos del lugar y luego nos cuentas. No te preocupes por  Nic, la cuidaré bien — le besé la mejilla.

 — Ya, eso no lo pongo en duda. Si sucede algo promete que llamaras.

 —Si, no te preocupes… vamos, ¡que el autobús se va! 

 —Ya ya… ten cuidado… nos vemos. 

 —  Nos vemos — me despedí viéndolas perderse por el largo corredor.

La alta temperatura pareció remitir gracias al efecto del medicamento y las compresas frías.Serían algo más de las tres de la tarde, me encontraba tumbada a su lado leyendo mientrasdevoraba una chocolatina.

 — ¿Tu madre no te enseñó que no se debe comer tumbada? — una ronca voz susurró a mi oído.

 — ¿Nicole? — me giré sorprendida de que hubiera despertado de su largo letargo y no midiendodemasiado bien la distancia que apenas nos separaba.

 —  ¿Si? — cuestionó sensualmente mientras veía como sus ojos entrecerrados se dirigían haciamis labios.

 — ¿Te encuentras bien?

 —Oh si… — susurró acercándose un poco mas — ¿Sabes? se te picaran lo dientes — comentócon su frente ya pegada a la mía.

Comencé a reir tontamente, producto de los nervios por la inesperada cercanía y no sabiendoexactamente si la niña seguía delirando o en realidad hablaba en serio. Pareció leer mi mente.

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 —Hablo en serio… y adiós a tu bella sonrisa… y ya nadie querrá besarte… o tal vez si… —  terminó de acortar el poco espacio que nos separaba y juntó nuestros labios.

Al principio solo presionó delicadamente para luego comenzar a moverlos lenta y suavemente.Me dejé hacer y respondí, no cuestionándome demasiado si aquello estaba bien o estaba mal.

Pero la presión y el movimiento de sus labios igual que comenzaron cesaron. Me separé algoconfusa y la miré. Sus ojos permanecían cerrados y su respiración parecía pausada, nada que ver con la mía.

 — ¿Nic? — le susurré, pero no se movió del sitio. Se había quedado durmiendo de nuevo. Mequedé observando su rostro por unos instantes. Una plácida sonrisa asomaba a sus labios.

" ¿Acaso lo habré soñado? "

Me levanté de la cama con cuidado y entré al baño sin hacer ruido. Una chica rubia de mejillassonrosadas me dio la bienvenida.

" Después de todo va a ser cierto que me sonrojo… dioses, me ha besado " Elevé mi mano yacaricié inconsciente mis labios. " En sueños, pero lo ha hecho… ¿será que?… no Nat, unmomento, amarra tu alocada fantasía y no la dejes volar muy alto, todo ha sido producto de laalta temperatura… " Comencé a refrescar mi acalorada cara.

" ¿Y si le quito las compresas frías y la tapo un poquito mas?… ¡¡yaa!!No puedo creer que esté pensando eso, ya ni sé quien está mas caliente " Me sacudí la cabeza en un intento por eliminar mis propios pensamientos. " Dios, ese beso fue… definitivamente el más tierno que me han dadoen toda mi vida… me pregunto que hubiera pasado si no se hubiera quedado inconsciente denuevo… ¡¡Yaa!! ¡¡Páralooo!!Todo ha sido producto de un cúmulo de circunstancias casuales,

¡¡ella no quería besarte!! ¡¡Ella solo estaba en mitad de su delirio!! " Salí del baño y me senté enuna silla al lado de la cama observándola dormir tranquilamente.

" Me pregunto a quien besabas en tus sueños… no puedes llegar a imaginar cuanto le envidio "

***

Mi agradable y plácido sueño se vio interrumpido cuando noté que unos brazos intentabancogerme.

 — ¿Eh? ¿Qué pasa? — abrí los ojos asustada y claramente desorientada. Los brazos pararon todo

tipo de movimiento. —Nada… solo quería pasarte a la cama… me da no se qué de verte así en esa silla, te vas aquedar sin cuello.

 — ¡Nic! ¿Estás despierta? — me levanté sosteniéndole la cara entre mis manos y mirándolafijamente.

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 —Uhm… sip, o al menos eso creo… ¿tengo pinta de estar dormida?— comenzó a mover losojos a ambos lados intentando parecer asustada.

 —No… lo siento, supongo que pensaba que de nuevo estabas delirando— la solté.

 —Ahn… ¿y lo hice mucho? 

 — ¿El qué?

 — Pss delirar. ¿Te encuentras bien? — se acercó posando sus manos en mi cara de la mismamanera que instantes antes yo había hecho con ella.

 —Uhm, si… solo un poco desorientada… ¿qué hora es? ya es de noche… — me solté de suagarre y fui a mirar la hora.

" Imbécil, ¿que creías? ¿Que se iba a acordar acaso? "

 — La hora de la cena seguro, tengo hambre. ¿Dónde está Andi?

Encontré ropa sobre el sillón y comencé a doblarla ausente.

" … Eso te pasa por montarte películas tu solita " . 

 —Ajam…

 — ¿Nat?

 — Sí, es normal, no has comido en todo el día.

 —  Natalia — unas manos se posaron sobre mis hombros y me hicieron volverme —  Que sucede… — sus ojos me miraban extrañados, confusos, preocupados.

 —Yo…

" ¿Qué? no me digas que ahora piensas decirle… ya te vale, mejor calladita que estas mas bonita,si ella no se acuerda no serás tu quien se lo recuerde… ¡solo fue un beso! No tiene masmisterio… puede vivir perfectamente sin ese preciso detalle "

 — ¿Tú? — esperó pacientemente. —… Solo intento recoger un poco esta leonera, Andi debe de estar a punto de llegar de laexcursión y tenemos que ir bajando a cenar  — me giré y seguí de nuevo con mi tarea.

 — Siento mucho que tuvieras que quedarte sin excursión por cuidarme.

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 —No te preocupes, no fue nada… de todas formas tampoco me hacia demasiada ilusión— dijede espaldas y sin mirarla.

 —Ya… aun así, gracias…

La noté quedarse clavada en el sitio, esperando una respuesta por mi parte que me negué aconcederle. Viendo que la conversación había quedado zanjada en ese punto fue al baño y seencerró. Me volví para contemplar la puerta.

 — Eres gilipollas Natalia, acabaste de disipar toda duda.

***

 —… Y esas lámparas colgando del techo… ¡woooaa! En mi vida he visto tanto lujo junto.Deberíais de haber visto las escaleras… ¡¡enormes!!¿Recuerdas cuando vimos la Bella y laBestia, Nat?¡¡pues igualitas!!Y el techo… ¡¡Dios!! ¡¡Parecía que tenia diamantes incr ustados!

 barrococo total, o sea, ¡barroquísimo! — Parece que te gustó — comentó Nic dejando el tenedor a un lado y echándose hacia atrássatisfecha en su silla.

 —Ya veréis las fotos… ¡es que es impresionante! ¿Y que tal vosotras? ¿Os aburristeis sin mí? 

 — Y luego te quejas de que yo soy egocéntrica — apuntó el comentario mi prima hacia mí.

 — Es que tu le ganas — le sonreí burlona.

 — ¿Ah si? ¿Y en que mas le gano? — alzó una ceja. —Bip bip, tiempo, estoo… os recuerdo que estoy aun aquí. 

Me limité a morder mi cuchara mientras dirigía una mirada traviesa a mi amiga. Mirada que no pasó desapercibida por Nic.

 —Uhm, bueno chicas, mejor voy volviendo a mi guarida…

 — ¿Te sientes mal? — pregunté preocupada mientras comenzaba a palparle la frente y lasmejillas.

 —Jaja, no… ¡quitaa! tengo una reputación que mantener.

 — Sí, no seas tan sobona — añadió mi amiga. Le dirigí una mirada atravesada antes de volver laatención de nuevo a mi prima.

 — Espera un momento que acabe esto y te acompaño.

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 —  No hace falta, de verdad estoy bien, no te preocupes — se levantó — Pasadlo bien chicas, buenas noches.

 — Buenas noches — respondimos ambas.

 — ¡Al fin solas! ¿Qué ha pasado aquí hoy? con pelos y señales, cuenta — me atacó Andi encuanto Nic estuvo lo suficientemente lejos.

 — ¿Que va a pasar? Que Nic estuvo durmiendo durante casi todo el día y yo estuve leyendo tunovela rosa, que por cierto es un asco. A ver si empiezas a invertir mejor tu dinero.

 — ¿Casi? ¡Ajam! ¡Entonces sucedió algo!

 — ¿Y por qué piensas que sucedió algo?

 — Porque para mí eres como un libro abierto… tu cara lo dice todo. 

Mordí mi cuchara mientras mentalmente me debatía si debía contarle lo sucedido a mi amiga osimplemente debía arrojarlo al baúl de los trastos viejos de mi memoria y cerrar el cofre bajollave. Decidí el camino fácil sabiendo a ciencia cierta que no podría retenerlo por mucho tiempoen el limitado espacio de mi cabeza.

 — Me besó — solté de repente.

 — ¡¿Que?! — gritó con ojos desorbitados y la mandíbula casi rozando la mesa.

 —Pss… que me besó. 

 —Ya, ya entendí… ¿entonces? 

 — ¿Entonces que?

 — ¡Que si hay algo!

 — ¿Debería?

 —  ¡Pues te besó!

 — ¿Y? — ¿Como que y? — sus ojos parecía que en cualquier momento se desprenderían de su cara.

 —Estaba soñando… — comenté dejando a un lado mi postre.

 —A ver… déjame que rebobine… me estas contando que te besó… ¿en sueños? 

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 —Sí… así como quien no quiere la cosa, se acercó y me besó. 

 —En sueños…

 — En sueños.

 —¿Seguro que la que deliraba hoy era solo ella? no tendrás fiebre… — comenzó a palparme lacara.

 — ¡Me besó! Estaba leyendo tu asquerosa novela al borde de la sobredosis por tanto empalagocuando se despertó… se acercó a mi… y me besó.  

 —Oye que es una novela muy romántica, a ver que va a pasar… ¡entonces si te beso! ¿Y que pasó? ¿Habéis hablado de ello?

 —  No, no hemos hablado. No pasó nada porque se durmió y al parecer tampoco se acuerda ni de

lo sucedido, lo cual viene a ser bueno.

 — ¿Cómo que bueno? amiga, las cosas pueden solucionarse entre vosotras, tal vez si tengas esaoportunidad, si te besó es por algo.

 — Claro, por fiebre alta. Mira Andi, fue un beso nada mas… no voy a ponerme a hacer castillitosal aire solo por eso, no quiero más falsas ilusiones. Lo mejor es que me olvide de lo que pasó yque trate de olvidarme de ella.

 — ¿Ah si? ¿Y cómo lo harás? — me miró inquisitivamente cruzando los brazos sobre su pecho yapoyando la espalda en la silla.

 —No sé… no me presiones…

 — ¿Ves? Tu misma sabes que no podrás.

 — ¡Ya calla! — empecé a malhumorarme sabiendo que mi amiga estaba en lo cierto.

 —  No me da la gana, sabes que es verdad y tendrás que aceptarlo. ¿Qué le contaste anoche? —  siguió indagando.

 —No mucho, lo cierto es que ella solita lo averiguó… no le habrías dicho tu, ¿no? 

 —¿Qué? O sea, ¿que ahora me ves como una vil chivata? esto es demasiado… Me preguntó quequé te pasaba y solo le dije que mejor lo hablara contigo. Yo no tengo nada que ver. Te dije quela chica no era estúpida, que acabaría por darse cuenta… — me miró claramente indignada por haber pensado siquiera que podía haber traicionado mi confianza.

 — Lo siento Andi, sabía que tu no habías sido… solo estoy nerviosa…

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 —Ya, venga, tranquila… — intentó calmarme.

 —Se lo tomó bastante bien, para serte sincera, mejor de lo que hubiera pensado… aunque fueextraño…

 — ¿Por qué? — cuestionó mi amiga intrigada.

 — Piensa que estoy enamorada de otra chica, me hizo prometerle que le diría a esa persona.Ella… me lo pidió entre lágrimas— Agaché mi cabeza mientras el recuerdo de la noche anterior volvía a mí.

 —Wow… ella siente algo…

 — Te dije que pararas con eso Andi… no me hace ningún bien, te lo aseguro. 

 — Lo siento amiga, pero veo que aquí hay algo más que cariño fraternal por su parte. No te digo

que esté locamente enamorada de ti pero de sentir, siente algo… ¡y voy a averiguarlo como queme llamo Andrea Estrada Carmona!

 —Estás loca… — le sonreí.

 — Sí, estoy loca por verte de una puñetera vez feliz.

***

Caminé de regreso a la habitación casi en piloto automático. Mi cabeza seguía aún en el comedor donde Natalia y Andi se habían quedado.

" Es ella, estoy segura… He visto como se tratan, como se miran… Dios, ¿por qué tiene quedolerme tanto? a fin de cuentas no es como si yo… ¡ni lo pienses porque no! no es… ¡viable! ¡estu prima!… además, está colada por su amiga de toda la vida… aunque fuera el caso, no haynada que hacer… ¡y no te gusta! ¡tu no te fijas en las chicas de esa manera! " Moví mi cabezatratando de poner orden mis pensamientos mientras abría la puerta. Un ruido a mis espaldas mehizo volverme.

 —Como no… tu…

 — Hola, ya veo que te alegras de verme — espetó Adrián.

 —  ¿Y por que será que intuyo que el sentimiento es mutuo? — comenté irónica.

 —Pensaba que estabas enferma…

 — Tu dijiste, estaba, ¿qué se te perdió por aquí?

 — Una bonita chica rubia de ojos verdes, ¿la has visto?

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 —Uhm… no, creo que no… a no ser que te refieras a mi novia.

 — ¿Tu novia? — cuestionó extrañado.

 —Si, la rubia con la que comparto habitación… ¿te referías a ella? 

 —Ella no es…

 — ¿No es que? — elevé mi ceja. Me miró frunciendo el ceño. — Te recomiendo que te alejes deella si no quieres pasarlo mal… muy muy mal. 

 — ¿Me estas amenazando?

 —Prefiero que lo tomes como una advertencia, y ahora si me disculpas… — abrí la puerta de lahabitación y entré.

" Genial Nicole… bonita forma de librarte del tipo. Por tu bien mas te vale que solo desaparezcay no le vaya con el cuentico a Natalia, porque la has pifiado colega " .

Me dirigí al armario y agarré mi pijama. Estaba terminando de ponérmelo cuando escuché unsuave toque en la puerta. Me acerqué y abrí pensando que de nuevo sería el mamarracho.

 — ¿Que te picó ahora? — pregunté nada mas abrir. Unos ojos verdes me miraron confusos al otrolado del pasillo.

 —Pues ahora que lo dices… un mosquito. Mira lo que me hizo el condenao— me mostró sudedo ligeramente hinchado por la reciente picadura — ¿Puedo pasar? ¿O esperas a tu amante de

Verona? —Si claro, lo siento… es solo que pensaba que de nuevo sería ese pesado— me hice a un lado permitiéndole el paso.

 — ¿Qué pesado? — preguntó dirigiéndose al baño y poniéndose agua fresca en el dedo.

 —Adrián… preguntó por ti…

 — ¿Pero que le pasa a ese tío?

 — Que le gustas, eso le pasa, y tampoco lo culpo por ello — admití en el marco de la puerta. La vicerrar el grifo pensativa antes de encararme.

 — ¿Qué le dijiste?

 — ¿Prometes no gritar ni enfadarte conmigo? — cuestioné insegura.

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 — Esto se pone interesante — se acercó a mi elevando ambas cejas en un claro gesto de estar esperando una respuesta.

 — Le dije que eras mi novia.

Su cara fue todo un poema. Elevó más las cejas, desvió la mirada hacia un lado y volvió amirarme arrugando el ceño.

 — ¿Y se lo tragó?

 —Ni idea…

 — Pues ojalá me deje ya de una puñetera vez tranquila con eso. Aunque bueno, mañana nosvamos… no creo que volvamos a verle. 

Salió del baño desvistiéndose de camino hacia el armario.

 — Entonces, ¿no estas molesta conmigo?

 —  No, ¿debería? — me miró antes de sacarse la camiseta.

 —  No, supongo — entré al baño incapaz de seguir fuera mirando otra cosa que no fuera sucuerpo.

" Estamos muy mal… ¿desde cuando acá te vienes fijando en los cuerpos desnudos de laschicas? "

 — Pues eso, no estoy molesta. No hay motivo, me lo quitaste de encima, al contrario te debo deestar agradecida, ¿o no? — cuestionó entrando a mi escondite y sacando su cepillo de dientes —  ¿zabes? De no haber zido tu la que ze lo dijera hubiera zaltado yo — habló con el cepillo en la boca.

 — ¿Y Andi? creía que pasarías un rato a solas con ella.

 —Ze fue con un chico que conoció en la ezcurzión… ez zimpático. 

 — ¿Y eso no te molesta?

 —Para nada… mucho mejor… se ve majo, vamos que sino no la hubiera dejado a solas con eltipo — salió del baño. La seguí.

 — ¿Y no te importa que esté con él?

 — ¿Por qué debería de importarme? — se volvió encarándome.

 — ¿No es Andi?

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" Dios, que ridícula soné preguntando eso… "

 — ¿No es que? — preguntó extrañada, mirándome como si en ese momento me hubiera salido untercer ojo en la cara.

 — La chica que te gusta.

Apenas había acabado mi frase cuando comenzó a reír como loca. La observé sin saber que eraaquello que había dicho que le provocaba tanta gracia. Mi cara si que debió de decirle algo a ella.

 —Lo siento… lo siento — se disculpó tratando de calmarse de su ataque de risa. Enarqué mi cejaderecha esperando una respuesta —   No es Andi… Andi es solo… Andi… ¿que aun no has vistola obsesión que tiene por los buenorros? ¿Tendré que llevarte al oculista?

Comenzó a reír de nuevo contagiándome esta vez.

 —Que estúpida soy, pensé…

 —Ya, no te preocupes, es normal… es mi amiga de toda la vida y siempre estamos juntas. Yotambién lo hubiera pensado, pero no, Andi es como mi hermana. Creo que nunca la podría ver deesa manera, de hecho me cuesta verla así.

 —Si, entiendo…

 — ¿Satisfecha ya tu curiosidad entonces?

 —No exactamente… pero bueno. 

 — Solo deja que todo siga su curso — bostezó — Y usted señorita debería irse yendo a la cama ya,mañana será un laaargo día.

 —Sí, mamá…

***

" Ok, no es Andi… ¿entonces quién? Tampoco es que salga con mucha más gente. Uhm, piensa Nicole… ¿que tal si es del chat? Eso lo explicaría… ok, tampoco es que se pase la vidaconectada… de hecho lo hace de higos a brevas… ¡¡la cubana sabrosona!! ¡No hay otr a!

¡Apuesto a que es ella! Sí, ahora entiendo toda esa extraña correspondencia de lado a lado atodas horas… ¡tiene que ser ella! "

La música de mi mp3 dejó de sonar en ese momento, lo agité inconsciente golpeándolo contra lamesa, el sonido invadió de nuevo mis oídos.

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" ¿Y qué si es ella? Tampoco es como si me importe demasiado quien sea… Vale, tal vez un poco, pero solo curiosidad… ¿curiosidad? Mas quisieras, ahora vas y lo cascas, ¡no te lo crees nitú! " .

La música volvió a detenerse.

" Maldito cacharro, eso me pasa por comprar en los restos "

Me lo quité y lo tiré estrellándolo contra el suelo.

" ¡Esta bien! ¡Lo admito! ¡Los celos me consumen! ¿Y qué? Esa niña me gusta más de lo quecreía. Lo que siento por ella me rompe todos los esquemas que creía tener bien asentados… vamas allá de una relación puramente fraternal, pero ¿y qué? No hay nada que hacer al respecto, porque analicemos fríamente la situación, uno: es mi prima, dos: está colada por los huesitos deotra persona y tres:… ¿había tres? "

Fruncí el ceño a la vez que me levantaba del sitio y comenzaba a dar vueltas por el dormitorio." Ok ok, pensemos de nuevo quien puede ser… cuanto antes lo sepa antes puedo destrozarletodos los huesitos "

Abrí mis ojos sorprendida de mis recién descubiertos pensamientos psicópatas.

" ¡Maldita sea! ¿Por qué tiene que ser tan complicado solo fingir que no pasa nada? ¿Y si ledigo? " Paré todo movimiento " Sí, claro, como no… ¿pero tu eres lela o que te pasa? Como sino tuviera ya bastante con sus quebraderos de cabeza pa que encima tu le eches mas "

Me abalancé sobre la cama quedando boca abajo. —Papá… ojalá estuvieras aquí… tu siempre tenias la solución a todo… — me giré cambiandode posición encarando al techo — ¡Y tú! ¡Quien quiera que sea que esté allá arriba! ¡Dame una puta respuesta por una vez en mi vida!

***

 Abrí los ojos consciente del movimiento y el ruido que había al otro lado de la cama en la que

me encontraba tumbada. Me giré lentamente descubriendo a la causante de mi despertar. Estaba echada a mi lado, inmersa en la lectura de un grueso libro que apenas podía sujetar 

entre sus pequeñas manos mientras roía ausente una chocolatina. Decidí acercarme al darmecuenta de que no se había percatado de mi despertar. 

 — ¿Tu madre no te enseñó que no se debe comer tumbada? — susurré cercana a su oído con

una voz demasiado ronca para mi gusto. 

 — ¿Nicole? — se giró sorprendida hacia mí quedando sus labios a escasos centímetros de los

míos.

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  —  ¿Si? — pregunté con un tono descarado mientras no evitaba dirigir mi mirada hacia esos

 prohibidos y sensuales labios. 

 — ¿Te encuentras bien? — cuestionó bastante confusa. 

 —  Oh si… — susurré en el mismo tono acercando más mi rostro al suyo — ¿Sabes? se te picaran lo dientes — para aquel entonces su frente y la mía eran una.

Comenzó a reír nerviosa. Su mirada confusa lo dijo todo. 

 —   Hablo en serio… y adiós a tu bella sonrisa… y ya nadie querrá besarte… o tal vez si… —  terminé de acortar el poco espacio que nos separaba y junté nuestros labios. Al principio solo

 presioné delicadamente esperando obtener una respuesta por su parte. Respuesta que no tardó

en llegar cuando noté que sus labios comenzaban a bailar al son de los míos. 

 — ¿Nicole? — una delicada mano se posó sobre mi hombro agitándolo suavemente.

 —Uhm… no pares…

 —Nicole… estas soñando… ¡despierta! ¡Vas a llegar tarde a tu graduación! 

 — ¿Eh? — abrí los ojos encontrándome de nuevo con esos tentadores labios — ¡Dios! — melevanté de repente, golpeando en el camino mi cabeza con la de mi prima.

 — ¡Auch! Tía, ¡tranquila!

 —Lo siento, me asusté… ¿te hice daño?— comencé a palpar con mis manos el lugar donde le

había golpeado. —No… pero ya entendí el término cabezota en el sentido pleno.

 —Lo siento de veras… ¿que hora es? 

 —Las cinco y media…

 —Maldita sea… tenemos que estar en una hora en el instituto… ¿tu ya estas lista? 

 —Yo y todos… menos la anfitriona de la tarde por lo que veo— comenzó a sonreír  — no puedo

creer que te hayas quedado dormida… —Sí… — recuerdos del sueño volvieron a mí. Sacudí la cabeza en un intento por librarme deellos.

 — ¿Soñando cositas interesantes? — cuestionó con una chispa en sus ojos verdes.

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 —Mas o menos… — desvié mi mirada de la suya, temiendo que pudiera descubrir el rumbo demis pensamientos — Voy a prepararme.

Me levanté, cogí mi ropa y puse rumbo al baño. Diez minutos me bastaron para salir duchada yataviada con mi vestido de graduación.

 — Virgen santísima… estas… estas…

 —Sin comentarios por favor… — repliqué malhumorada poniéndome las sandalias de tacón dediez centímetros elegidas por mi tía especialmente para la ocasión.

 —Que seca… — se sentó sobre la cama observando como me maquillaba en el espejo delarmario.

 —No sé porque exigen etiqueta… ¿qué acaso los jeans y las camisetas no se llevan o qué? 

 — Bueno, es lo normal, una no se despide del instituto eternamente todos los días.

 —Ya… pero esto es estúpido. Bien sabes que no me siento parte de ese lugar lo mas mínimo.

 — Vamos, ¿no te emociona ni un poquito? — se levantó acercándose a mi.

 — Ok, tal vez si me emocione. Acabo una etapa de mi vida, eso me hace sentir orgullosa de mímisma.

 — A mi también me hace sentir orgullosa de ti. En este año has conseguido adaptarte a todo. Anosotros, al instituto… prácticamente has estudiado dos cursos en uno. Has sido una de las

mejores alumnas, por no decir la mejor de toda la promoción… y has tenido una de las notas másaltas en las pruebas de acceso a la universidad. Es como para estar orgullosa.

 —Visto así… ¿de verdad estas orgullosa de mí? 

 —Mucho… — me miró con una sonrisa iluminando su rostro.

 — Gracias — un impulso hizo que me acercara y la estrechara entre mis brazos. La besé en lamejilla.

 — Dios, no sé como mamá pudo insistir tanto para que te compraras esas sandalias, como si ya

de por sí no fueras alta… — susurró antes de separarnos. — Tu madre es igual de cabezota que tu.

 — Gracias por el cumplido — me sonrió antes de situarse frente al espejo y comenzar a ponerse brillo en los labios.

 —¿Sabes? Tu también estas muy guapa. Ese vestido te queda… de infarto. 

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 —Gracias… ¿pero también? que yo sepa nadie te dijo que tu lo estuvieras— comenzó a mofarsesacándome la lengua a través del espejo.

 — Pero ibas a hacerlo, ¿o no? — le susurré desde atrás al oído. La noté estremecerse antes de huir hacia el otro lado de la habitación con el pretexto de buscar algo en la repisa.

 — Tu siempre taaan egocéntrica.

 —Sí, pero mi egocentrismo te gusta… ¿o acaso me negaras que no será raro eso de levantartecada mañana e ir a clases sin mi?

 — Pero mira que eres creída — entrecerró sus ojos.

Toc toc 

 — ¿Se puede? — Diana nos miraba sonriente desde el marco de la puerta.

 — Claro tía — le sonreí de vuelta.

 —Wooh, estas preciosa Nicole… — entró a la habitación sin dejar de mirarme — pero Nat, ¿nocrees que le falta algo?

 — ¿Algo tal vez como esto? — sacó un pequeño saco de terciopelo de entre los libros de laestantería y me lo tendió. Lo cogí insegura.

 — ¿Qué es?

 — Ábrelo y sales de dudas — sugirió mi tía.En el interior un fino colgante de plata haciendo extrañas formas me sorprendió. Lo saqué sinsaber que decir.

 —… Es precioso… gracias— abracé a mi tía y luego a mi prima.

 — ¿Me concedes el honor? — me preguntó esta ultima solicitándome la joya para instantesdespués colocarla alrededor de mi cuello. Me miré al espejo. Sin duda era precioso.

 — Me alegro que te gustara. Creo que será mejor que vayamos saliendo si no queremos llegar 

tarde — comentó mi tía saliendo del cuarto.La seguimos, bajando las escaleras y entrando al salón donde mi tío y mis dos primos nosesperaban.

 — ¡Madre mía! Chicos, sin lugar a dudas esta tarde seremos la envidia de todos. ¡Pero que tres bellezones nos acompañan! — comenzó a decir a sus hijos mientras nos veía entrar.

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Salimos de casa llegando apenas con el tiempo justo para sentarnos y comenzar a observar laceremonia. Cuando mi nombre fue dicho, salté al escenario entre aplausos de un públicodesbocado, cogí mi diploma y sonreí triunfal al tiempo que notaba como varios flashes meatacaban desde abajo. Miré y allí estaban ellos, mi familia. En ese momento estuve segura dealgo, de que pasara lo que pasara, nunca me abandonarían.

Tras una hora la ceremonia llegó a su fin. Me levanté de mi asiento y entre saludos yfelicitaciones por parte de mis compañeros y profesores llegué hacia donde estaban mis tíos.

 — Felicidades cariño — me abrazó mi tío nada mas ponerme a su altura — Sé que tu padre alládonde esté esta orgulloso de ti — me expresó emocionado.

 —Gracias tío… — le sonreí apretando su hombro ligeramente.

 —   Yo yo… — decía el pequeño Alex mientras intentaba apartar a su padre de mi.

 — ¡Tuu! — le sonreí agachándome como pude dada la incomodez de mi vestido y cogiéndolo en brazos — ¿Cómo está mi niño favorito? — le besé la mejilla.

 — ¡Feliz! — exclamó sonriente a la vez que depositaba un besito baboso en mi mejilla.

Los abrazos y felicitaciones se siguieron sucediendo por parte del resto. Poco a poco nos fuimosquedando solos en el salón. Salimos del sitio y fuimos a cenar. ¿Adivináis donde? Pos si, alargentino de la calle Lorca, como no. Después de la cena, Nat y yo nos despedimos para poner rumbo a la fiesta donde mis ya ex compañeros de clase nos esperaban.

 — Dios, ¡que ambientazo! — exclamó Nat entrando al sitio y elevando su tono para poder ser 

escuchada sobre la música. — Sí, vayamos allá al fondo, parece que vi a Iván.

 — Desde esas alturas no me extraña — me sacó la lengua.

Comencé a caminar en esa dirección seguida de cerca por ella. Andi apareció en mi camino derepente.

 — ¡Sorpresa para la recién graduadaaa! — gritó antes de hacer soplar un matasuegras justo en mioído.

 — ¡Auch! — grité frotándomelo mientras le dirigía una mirada asesina que como no, no surgióningún tipo de efecto. La condenada comenzó a reír como loca.

 — ¡¡Naat!! — gritó a mi prima cuando la tuvo en el punto de mira.

 — ¡¡Andiii!! — le devolvió el grito intentando mantener la euforia de su amiga en alza.

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 — ¡¡Nat!! ¡Conocí al hombre de mis sueños! — le echó un brazo sobre el hombro y se la llevó alcentro de la pista. Seguí caminando por mi parte hacia donde estaba Iban.

 — ¡Eyy! Que pasa tío — le saludé.

 — Pues ya ves, aquí, más perdío que el carro de Manolo Escobar.

 — Jajaja, ¿por qué no solo te dejas llevar por una vez?

 — ¿Estas loca? no pienso fingir que soy como ellos.

 — ¿Que te apuestas a que si? — elevé mi ceja mientras algo perverso se me ocurría.

 —  No gracias, la ludopatía es una enfermedad.

Rodé mis ojos, este chico estaba claro que no era de este planeta.

 — ¿Que estas bebiendo?

 — Un chupito de mora sin alcohol.

 — Ok, ahora regreso.

Me levanté, caminé hacia la barra e hice mi pedido. Cuando regresé mi prima y su amiga yahabían vuelto.

 — A esta invito yo — coloqué los vasos sobre la mesa.

 —Woooh… ¿te he dicho ya lo mucho que te aprecio?— se me tiró Andi al cuello.

 — El sentimiento es mutuo — le sonreí.

 — Bueno, ¡brindemos! — exclamó a mi otro lado Natalia.

Cada uno sujetó un vaso y lo elevó hacia arriba.

 —Por todos nosotros… y por la amistad que nos une, que no acabe nunca… ¡Amen!— gritóAndi

 — ¡Amen! — reímos antes de beber el chupito.

 — Bueno, y ahora, ¡todos a bailaar! ¡Que la noche es joven! — comenzó a elevar los brazos y aempujarnos de nuestras sillas.

 — ¡¡Quita niñaa!! — intentó zafarse su hermano.

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 — ¡¡No seas sosoo!! ¡¡Te acabas de graduar!!

 — ¿Y? eso no quiere decir que a partir de ahora tenga que parecer idiota.

 — ¡Estúpidoo! — le sacó la lengua — ¡Vamos Nic! — me sujetó del brazo haciendo que me

levantara —  Vamos a bailar estaa… ¡¡Nat!! ¡Y tu!— la agarró a ella también dirigiéndonos alcentro de la pista.

Comenzó a botar a nuestro lado para instantes después perderse entre la multitud. Nat y yoseguimos bailando poseídas por el ritmo de la música. Música que no tardó en cambiar deregistro llegando el turno de una balada.

 — ¿Tendría el gusto de concederme este baile?

 — Claro señorita — acepté la mano que se me tendía frente a mí a la vez que rodeaba su cintura yatraía su cuerpo hacia el mío. Comenzamos a movernos lentamente al ritmo de la melodía.

Pronto su cabeza se posó sobre mi hombro. La noté suspirar. Me agaché y le susurré al oído —  ¿Te encuentras bien?

Elevó su verde mirada, haciendo que nuestros ojos se encontraran antes de responder.

 — Divinamente — sonrió ocultando esta vez su cara entre mi cuello. Sonreí de vuelta besándolela sien y hundiendo mi nariz en su fino cabello.

Para mi completa insatisfacción la canción pronto llegó a su fin. Me separé de mi acompañante bastante reticente a la vez que un sonido mas movido invadía la pista de baile. Seguimos bailando por el resto de la noche.

Serían algo más de las cinco de la mañana cuando llegamos a casa. Subimos despacio, concuidado de no hacer ruido y entramos a la habitación.

 — ¡¡Mi camaa!! ¡Teléfono! — se tiró sobre el colchón.

Dejé mis zapatos a un lado e hice lo mismo en mi propia cama. Estuve observando el techo por unos instantes antes de girarme y encontrarme con unos ojos verdes que me observaban.

 — ¿Qué? ¿Admirando el paisaje?

Sonrió antes de suspirar y volver su atención hacia el blanco techo. Ahora fue mi turno deobservar detenidamente sus finos rasgos. Pensamientos de mi sueño volvieron a golpear en mimente al posar la mirada en sus labios. Los chupitos debían de haberme sentado realmente mal,solo sé que mis piernas parecían tener vida propia cuando me levantaron de donde estaba y mellevaron a la otra cama.

 — ¿Molesto? — pregunté casual mientras tomaba posición a su lado.

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 —Uhm, no… — me miró extrañada.

 —Natalia, sé que esto no viene a cuento ahora pero… mientras estuve enferma en el viaje, ¿túleíste una novela?

 — Si, aquel peñazo rosa de Andi. Menudo asco de libro. No me digas que a ti también te lorecomendó… Un consejo, no te fíes de sus gustos literarios en la vida— hizo una mueca.

 —Lo tendré en cuenta… — estuvimos un momento en silencio, decidí romperlo — ¿Mientrasdormía comiste una chocolatina?

La noté revolverse antes de levantarse y dirigirse hacia la puerta del balcón.

 — ¿Por qué me preguntas eso? — la abrió y salió a la terraza.

 —No sé, curiosidad tal vez… — me levanté siguiéndola al exterior.

 — ¿Recuerdas algo? — preguntó mientras perdía su mirada en el centelleante cielo.

 —No… ¿por qué? ¿Debería recordar algo? — la miré fijamente mientras notaba como susemblante cambiaba. Me miró, ¿con miedo en sus ojos?

 —Yo… sí, comí una chocolatina— apartó la mirada dirigiéndola hacia algún punto del oscurocielo.

Elevé mi mano y sostuve su barbilla haciendo que me mirara de nuevo.

 — ¿De qué te avergüenzas? —Yo…

Desvié mi mirada hacia sus labios, los acaricié antes de volver a mirarla a los ojos.

 — ¿Sí? — la cuestioné suavemente a la par que me iba acercando lentamente.

 —Yo… — cerró sus ojos.

 —  Tú… — susurré antes de que nuestros labios se encontraran. El contacto fue suave, delicado,

apenas una suave presión. Me separé de ella, aun mantenía sus ojos cerrados. Podía sentir el latir de su corazón a través de la fina tela de su vestido, acompasado con el mío. Me deleitéobservando su rostro, acariciándolo. Sus ojos se abrieron suavemente haciendo que nuestrasmiradas se encontraran. Le sonreí antes de perder mi mirada en el oscuro cielo donde una luz brillante llamó mi atención — Una estrella fugaz, pide un deseo.

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De nuevo acortó el espacio que nos separaba y junto nuestros labios, aunque esta vez en unacaricia mas apasionada. Pegó su cuerpo al mío, rodeándome el cuello con sus brazos mientrasnuestras lenguas bailaban al son de la pasión. Se separó de repente, asustada.

 — ¡No! — llevó la mano a su boca, y entró corriendo al cuarto.

 —Natalia… — la seguí.

 —¡No! Esto no está bien… tu… yo… no podemos… — comenzó a dar vueltas por la habitación.Me interpuse en su camino y la sujeté por los hombros.

 — Tranquila, no pasa nada — intenté calmarla. Se zafó de mi agarre.

 —Sí, si que pasa… ¡somos familia! 

 — ¿Y? que me lo recuerdes no va a cambiar lo que siento por ti. Sé que está mal, pero no puedo

luchar contra ello… y sé que tú tampoco puedes luchar contra tu corazón. Basta ya de pensar conesto — toqué ligeramente su cabeza.

 —Estoy asustada… — admitió volviendo la vista hacia el suelo con sus ojos llenándose delagrimas.

 —Shh, vamos, no llores… yo también lo estoy… . — hice que me mirara — Pero estoy segura dealgo, de que esto que siento por ti es mas poderoso que todo ese miedo… quiero intentarlo… séque podemos hacerlo.

 —Es una locura…

 — Más loco sería seguir negando lo que sentimos.

 —¿Como supiste que yo…?— se giró en mi agarre dándome la espalda.

 — Esto si que resulta loco pero… tuve un sueño… tu leías y yo me acercaba a ti y te besaba… yme respondías — se volvió encarándome de nuevo.

 —  No fue un sueño, realmente sucedió.

 —No entiendo… ¿por qué no lo recuerdo entonces?— la miré extrañada.

 —Fue durante tu delirio… por eso no lo recuerdas.

 — ¿Y por qué no me lo dijiste? — le acaricié la mejilla.

 — ¿Y qué sentido hubiera tenido? lo hiciste soñando, producto de la fiebre. Tampoco es quefuera muy fiable — se rindió a mi caricia por unos instantes — ¿De verdad quieres intentarlo?

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 —Sí… quiero intentarlo… — me acerqué y la bese suavemente.

 — ¿Y que será cuando te vayas? — se separó de nuevo de mí y comenzó a dar vueltas en circulo por la habitación. Volví a interponerme en su camino.

 —  No tengo pensado marcharme ni ahora ni luego. Hay algo que me ata… y está aquí… en estacasa, en esta habitación… está frente a mí ahora mismo.  

 —Yo… — se acercó y me abrazó comenzando a llorar de nuevo.

 —Shh, tranquila… — la besé en la mejilla — Creo que será mejor poner punto y final a esteintenso día y descansar un rato, estas cansada, mañana podemos seguir hablando, ¿te parece?

El verdor de sus ojos resaltaba con el rojizo producto de las lágrimas, el humo y el cansancio.Asintió ligeramente con su cabeza. Me tumbé sobre mi cama sin soltarla de mi agarre, y así,abrazadas, la noche dio paso a un nuevo día.

***

Me separé reticente de mi acompañante levantándome de la cama con cuidado de no despertarla.Serían algo más de las 12 de la mañana. Cogí la sabana y la tapé antes de besarla en la mejilla ysalir de la habitación con destino al baño. Tras una rápida ducha y ya enfundada en una ropa algomás cómoda decidí bajar las escaleras.

 — ¡¡Nicooo!! — gritó Alex nada mas verme entrar a la cocina enganchándose automáticamente ami pierna como había tomado costumbre de hacer en todo este tiempo.

 — Que pasa renacuajo — le alboroté su cabello rubio a la vez que me acercaba a donde estaba ami tía y la besaba en la mejilla — Buenos días tía.

 —Buenos días tesoro, Alex deja a Nicole… — le reprendió al pequeño que seguía colgado de mi pierna.

 — Déjalo, si no molesta — saqué el bol de cereales y lo llené. Me dirigí a la mesa con midesayuno y el pequeño Alex riendo tontamente.

 — ¿Que tal la fiesta de anoche? no llegasteis muy tarde después de todo.

 —  No, sobre las cinco o así. Estuvo bastante bien, al menos nos divertimos un rato — comencé adesayunar.

 — Mamá, ¡Alex está metiendo los dedos en los cereales de Nic! — gritó Dani al otro lado de lamesa haciendo sus deberes.

 — ¡¡No e cierto!! — se defendió el chiquillo pillado in fraganti en ese momento con una mano enel interior de mi taza.

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 — ¡Alex! — le regañó su madre.

 —  No importa, estamos desayunando, ¿a que si? — cuestioné al pequeño mientras le golpeabalevemente con la cuchara en la nariz. Volvió a reír.

 — Buenos días — apareció en escena Nat estirándose en el marco de la puerta.

 — Buenos días bella durmiente — la saludé con una sonrisa. Entró acercándose y besándome lamejilla, besó la cabeza de su hermano y después a su madre. Cogió otro bol y se preparó eldesayuno sentándose junto a Dani.

 — ¿Y a mi no me das un beso? — se quejó este.

 — Lo siento, no tengo por costumbre besar sapos — comenzó a devorar su desayuno mientrasliteralmente se acostaba sobre la mesa.

 — ¡¡Mamá!! — volvió a gritar Dani.

 —Natalia, no hagas rabiar a tu hermano… 

Se limitó a rodar sus ojos y coger un cereal lanzándoselo a la cara.

 — ¡Mamá! ¡Miralaa!

Mamá solo suspiró y salió de la cocina con el cacharro de la ropa recién lavada en la mano.

 — ¿Y ahora quien te defenderá lengua floja? — comentó tirándole otro cereal.

 — ¡¡Ahhh!!¡Eres una enclenque! me voy a chivar a papá — cogió sus cosas y salió.

 —Los pelicos como escarpias se me han puesto… uy que miedo…

 —Eres mala… — le dije entre cucharada y cucharada.

 — ¿En serio? — comenzó a mover sugerente sus cejas, movimiento que hizo que el pequeñosentado en mi regazo comenzara a reír de nuevo.

 — ¿Dormiste bien?

 — Oooh, siii, ¿y tú?

 — Divinamente.

 —Hola chicas, ya veo que os estáis poniendo como la kika… Vaya glamour. Cereales, quericos — metió su mano en el bol de Natalia.

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 — Ey — protestó esta — Róbale a ella, que yo aun estoy en fase de crecimiento.

Miguel comenzó a reír provocando que Alex se carcajeara también.

 —  Nicole, ¿cuando acabes puedes venir un momento a mi despacho? necesito hablar contigo

sobre algo — se puso serio de repente.

 — Uhm, si claro tío, ahora mismo voy.

Salió de la cocina seguido por el pequeño.

 — ¿Para que crees que sea? — preguntó curiosa Nat.

 —Ni idea, ahora averiguo… — me levanté, lavé el bol y lo dejé en el escurridor  — Te veo luegoarriba — le guiñé el ojo antes de salir. Una sonrisa fui la respuesta que obtuve.

Toqué suavemente a la puerta antes de entrar al despacho.

 — Hola, aquí estoy.

 — Siéntate Nicole, un segundo — lo vi luchar con la puerta de la caja fuerte durante unosinstantes antes de que esta se abriera. Sacó un sobre del interior y lo colocó frente a mí sobre lamesa. Tomó asiento en la silla de al lado a la mía. — Seguramente estés pensando a que vienetodo este secretismo, ¿verdad?

 — ¿Sucede algo? — pregunté insegura mientras comenzaba a pensar que tal vez había descubiertolo que sucedía entre Nat y yo.

 —No exactamente, como bien sabes dentro de una semana dejaras de estar bajo mi tutela…

"Será que…" 

Las alarmas comenzaron a saltar en mi cabeza. El momento que tanto llevaba temiendo en losúltimos meses parecía haber llegado.

 —… yo… tu padre… que tu te quedaras bajo mi tutela tras su muerte no fue una casualidad. 

 — ¿Como? — fruncí el ceño confusa.

 —Tu padre meses antes de morir me llamó preocupado… a él… le acababan de diagnosticar uncáncer de colon. Estaba muy asustado, más que por su enfermedad por ti… porque sabía que trassu muerte te quedarías sola. La enfermedad estaba bastante avanzada para cuando lodiagnosticaron, por eso decidió seguir haciendo su vida normal hasta que… le llegara la hora. Elquer ía ahorrarte todo ese sufrimiento… y quería pasar el resto que le quedara contigo… y meconsta que lo hizo… — por aquel entonces las lagrimas rodaban no solo por mis mejillas,también por las de mi tío.

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 —Sí… el… solicitó una excelencia como cinco meses antes… me dijo que solo necesitabavacaciones… que estaba cansado y quería pasar mas tiempo conmigo… el… estaba raro… perono le di importancia… ¡Dios! ahora lo entiendo todo… fui una estúpida por no haberme dadocuenta de nada…

 —No, cariño… no fuiste estúpida, tu no podías saberlo… — me abrazó. —Sí lo fui, de haberlo sabido…

 —Con haberlo sabido no hubieras solucionado nada… solo te hubiera causado mas dolor a ti… ya el por ser consciente de que eso te dolía. El quiso que te diera esto cuando cumplieras lamayoría de edad — se separó del abrazo tendiéndome el sobre que instantes antes había colocadosobre la mesa — Sé que aun falta una semana para eso, pero no creo que importe demasiado unasemana mas una semana menos. A fin de cuentas mas tarde o mas temprano tendrás que saber laverdad.

Fruncí el ceño, insegura mientras agarraba el sobre que me tendía. — Tu padre solucionó todo su testamento en los meses previos de su muerte. Tu custodia y todossus bienes pasaron a mí temporalmente hasta que cumplieras la mayoría ante la ley. He tratadode hacer todo lo que me dijo que hiciera. Me pidió que no vendiera la casa en Londres por sialgún día querías regresar a vivir allí. También sabes que por su trabajo tenía un buen seguro,todo el dinero lo tienes ingresado en una cuenta bancaria a tu nombre en Londres. Dijo que coneso tendrías mas que suficiente para poder estudiar en una buena universidad y mantenerte por unos años, al menos hasta que acabaras de estudiar y pudieras hacerlo por ti misma.

 —  No puedo creer que papá lo tuviera todo planeado… que no me hubiera dicho nada…

 —El solo quería lo mejor para ti… y se aseguró de ello. 

 — ¿Este sobre contiene todo eso que me dices? — cuestioné mientras me secaba las lagrimas conel dorso de la mano.

 —No, ese sobre contiene otro tipo de información… mas privada. Algo referente a tu padre queel nunca te reveló esperando poder hacerlo algún día… cuando lo hubiera conseguido… pero queno le dio tiempo a terminar…

 —No entiendo…

 —Solo léelo, comprenderás muchas cosas… de su vida, de tu vida…

Rasgué el sobre sacando un papel pulcramente doblado. La letra de mi padre me apareció antemis ojos al desliarlo.

Pequeña…

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Sé que para cuando leas esto a pesar de ya no estar contigo desearas matarme — no pude sinosonreír ante el agrio humor de mi padre aun en los malos momentos — Sé que tu cabeza ahora tedice que debería haberte contado todo lo que estaba sucediendo, pero algún día cuando crezcas yseas madre llegaras a entender los motivos que llevan a un padre a tomar ciertas decisiones, micorazón me decía que así era como debía de ser y así obré. Bien sabes que siempre me gustó

guiarme por ese músculo. Cuando tu madre murió fuiste lo único que pudo sacarme de esa profunda oscuridad en la que me sumí. Fuiste mi luz, mi guía todos estos años. Nunca quiero que pienses que fuiste el motivo por el que nunca volví a estar con nadie más. Aun hoy que escriboestas letras el recuerdo de tu madre, mi amada Violet, sigue en mi corazón como el primer día.Has sido y serás lo mejor que he creado en mi vida, me siento muy orgulloso de ti y sé que tumadre allá donde esté lo esta mas aun, que ya es decir… — volví a sonreír entre lagrimas — Séque no he sido el mejor padre del mundo, sobre todo los primeros años cuando no parábamos demudarnos de un país a otro. No fue hasta que nos asentamos en Londres que conseguí darte esehogar que tanto me pedías a gritos hasta entonces. Estuve ocupado, centrado en mí, y no me dabacuenta de que poco a poco mi niña ya no era tan niña. Estos últimos meses me han abierto losojos y me han permitido conocerte mejor, he descubierto cosas en ti que ni tu misma conoces

todavía, eso me gusta, me hace sentir feliz y mas orgulloso aun. Puede que heredaras lo peor demí, pero te quedaste con lo mejor de tu madre, eso te lo puedo asegurar.

Seguramente alguna vez te preguntaste porque siempre viajábamos constantemente de un país aotro y de repente nos establecimos en Londres. Todo tiene su explicación, ojalá solo hubieratenido el suficiente tiempo para contártela en persona. Todo comenzó el día que nací, haceexactamente… ok, sabes cuando nací así que mejor ignoro el dato que de solo pensarlo me hacesentir viejo — nuevamente sonreí — El caso es que mi nacimiento no pareció agradar demasiadoa mi verdadera madre y ella me abandonó en un orfanato en Italia. No la culpo, ya sabes queDios no me dio demasiada belleza. Gracias a ese orfanato es que conocí al tío Miguel. El estabaen la misma situación que yo, y gracias al tío Miguel es que un día los abuelos decidieronsacarme de allí adoptándome también. Es para alucinar, ¿verdad? pero así fue. Durante muchosaños ambos desconocimos la verdad sobre nuestras verdaderas raíces. No fue hasta quecumplimos los quince que el abuelo nos contó. Desde el momento que supe que aquel no era milugar un sentimiento me embargó, quería conocer la verdad, conocer mis raíces, encontrar a mifamilia de sangre. No creas que fui un desagradecido con los abuelos, solo quería conocer laverdad de mi vida, conocer mi puzzle… y comencé a buscar las piezas, a encajarlas… gracias aesa búsqueda fue que conocí a tu madre. Ese día permanece imborrable en mi memoria, acababade bajar del tren en Paris, llovía a cantaros, y allí, entre toda gente, la vi… bueno, tu conoces lahistoria bastante bien, era tu cuento preferido para dormir, ¿recuerdas?

Italia, España, Francia, Alemania… hasta que las piezas me llevaron a Inglaterra. Me gustaría poder decirte que toda esa búsqueda dio sus frutos, pero lo cierto es que a pesar de todo y por frustrante que parezca, no la encontré. Supe que mi padre, tu abuelo, era un coronel del ejercitoitaliano y que murió antes incluso de que yo naciera, pero de mi madre no conseguí averiguar demasiado. Solo sé que viajó y viajó, conoció a mi padre, me tuvo en Italia y siguió viajandohasta que se instaló en Inglaterra, su país de origen. Un best seller bien que saldría con su vida ¿ono?

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Siento no haberte contado nunca todo esto, no quiero que pienses que me avergonzaba ni nada,solo quería estar verdaderamente seguro de todo. Tal vez te sientas traicionada ahora que sabes laverdad… solo espero que algún día puedas perdonarme por ello. 

El tío Miguel podrá responderte si tienes alguna duda al respecto, tiene un buen corazón, te

aseguro que puedes confiar plenamente en el, es la única persona a la que realmente me hesentido unida de toda mi familia en todos estos años. Confío en que el te tratará como si fueras su propia hija.

 Nunca olvides que te quiero.

Sé feliz cariño.

Tu padre, Ricardo.

Me quedé unos instantes observando su firma, intentando asimilar el contenido de la carta en mi

cabeza. La persona que tenia frente a mi no era mi tío, mis abuelos no eran mis abuelos… nadieera quien creía que era. La confusión debió de reflejarse en mi rostro.

 — Cariño, ¿te encuentras bien? — preguntó mi tío suavemente mientras me frotaba un brazo.

 —Sí, creo que sí… demasiada información para un solo trago, supongo… .— tragué, incapaz dedecir más.

 —Entiendo… a mi… me gustaría que no le dijeras nada a los chicos… verdaderamente nuncame importó demasiado saber de donde venía… no creo que sea relevante para los chicos, almenos no ahora…

 —Está bien… yo… creo que saldré un rato… necesito dar una vuelta… pensar… — me levantéy salí del despacho. Alex se me abalanzó en cuanto me vio pasar por el salón camino de la puertade la calle.

 — ¡Nicooo!

 — Ahora vengo pequeño — me agaché y lo besé antes de terminar de cruzar la sala y llegar a la puerta. Salí al exterior y comencé a caminar sin saber realmente a donde ir. Sólo necesitaba pensar y asimilar toda la información que acababa de obtener.

*** — ¡Lo sabia! ¡Te lo dije! ¿Y entonces?

 — Jaja, ¿cómo que y entonces? Andi por favor, no me estreses, déjame despegar un ratico los pies del suelo.

 — ¿Pues tu no tenias vértigo?

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 — Jaja, dios, estoy feliz, me siento…

 — Pletórica es la palabra.

 — ¿Tanto se nota?.

 —Bueno… estooo… ¿y donde está ahora? 

 — Papá la llamó para hablar, están encerrados en el despacho.

 — ¿Crees que notó algo?

 —Nah, no creo… será algo referente a su herencia supongo. 

 — Vaya que te sacaste buen partido entonces.

 — Jaja, ya, no seas, sabes perfectamente que eso no es algo que me importe, aunque vivieradebajo del puente la seguiría.

 —Parece que a alguien le dio fuerte…

 —Es que es maravillosa, es…

 — Ya ya, todos lo sabemos, no hace falta que sigas que me empiezo a poner celosa.

 —Jaja, no seas boba… sabes que mi corazón es grande. 

 —Está bien, está bien… me conformaré con ser la otra. 

 —Jaja, Andi, debo dejarte…

 — ¿Ya llegó tu amorcito?pásamela le pongo los puntos sobre las íes.

 — Primero celosa amante empedernida y ahora padre sobreprotector, te vas superando enregistros.

 — Jaja, ¡pasamelaa!

 — Luego, luego.

 — Ok, ok, capto la indirecta.

 — Jaja, nos vemos.

 —  Nos vemos amiga.

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Colgué el teléfono y bajé las escaleras. Encontré a mi padre saliendo del estudio.

 — ¿Y Nicole?

 — Salió.

 — ¿A dónde? — pregunté extrañada.

 — A dar una vuelta supongo.

 — ¿A dar una vuelta? — fruncí el ceño — ¿Por qué no me aviso?.

 — Supongo que necesitaba estar sola, ¿como lo pasasteis anoche?.

 —Bien… — me quedé unos instantes pensativa — ¿Hace mucho que salió?.

 — Como veinte minutos o así.

 —Que raro…

 — Dale su espacio cariño, lo necesita.

Miré a mi padre intentando descifrar el sentido oculto que había tras esas palabras.

 — ¿Ocurrió algo? — pregunté insegura, intuyendo que aquí algo no cuadraba.

 —No, nada… tal vez solo necesitaba pensar, no la presiones cariño… todo esto es complicado,

son demasiadas cosas ahora mismo en su cabeza.

 —No entiendo… — afirmé confusa.

 —Tranquila, algún día lo entenderás… — apretó mi hombro antes de salir del cuarto y dirigirseal salón. Me quedé parada, analizando sus palabras.

"¿Algún día entenderé?… si ya, cuando crezca, ¿no? esto es increíble… no entiendo a que vienetanto misterio, me pregunto que habrá pasado, esto no es típico de Nic, salir sin decir nada, dijoque nos veríamos arriba cuando acabara"

Subí de nuevo a mi cuarto y me senté en el escritorio. Abrí el cajón y encontré mi diario. Losaque dispuesta a plasmar unas letras cuando oí la puerta de abajo.

"Debe ser ella…" 

Dejé el cuaderno donde estaba y salí de la habitación, la encontré a medio camino en lasescaleras.

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 — Ey — la saludé acercándome y besándola en la mejilla.

 — Hola — fue todo lo que dijo. Siguió subiendo las escaleras sin detenerse. Me quedé pétrea en elsitio viéndola entrar a la habitación.

"¿Qué diablos sucede aquí?"

La seguí entrando en la habitación. La encontré sentada en el mismo escritorio del que instantesantes me había levantado. Me acerqué, posando una mano sobre su hombro.

 — ¿Sucede algo? — pregunté insegura, aunque ya intuyendo que algo no iba bien.

 —Uhm… lo cierto es que… tenemos que hablar— dijo a la par que se levantaba del sitio y sealejaba de mi lado. Parecía nerviosa. Se abrazó a si misma aun de espaldas a mí.

 — Dime.

 — Vuelvo a Londres.

Me quedé helada, asimilando la implicación de esas tres simples palabras.

 —¿Que?… ¿por qué?… me refiero, para algo referente al abogado y al testamento, ¿verdad?—  me acerqué y la agarré del brazo haciendo que se volviera, su mirada era vidriosa — ¿Verdad? —  cuestioné en apenas un susurro mientras veía como de nuevo me daba la espalda.

 —No… no es para algo temporal… vuelvo para quedarme allí. 

 —Pero anoche dijiste… —Olvida todo lo que dije anoche… todo lo que pasó…

 —¿Cómo puedes…?— no pude continuar, mi voz se quebró. Apreté los ojos fuertementeimpidiendo que las lágrimas salieran. Los abrí encontrándome de nuevo con su espalda — ¿Nisiquiera eres capaz de mirarme a los ojos? — ante mi cuestión se giró enfrentando mi mirada.

 — ¿Satisfecha? — inquirió sin dejar de mirarme. Sus ojos estaban rojos y ligeramente hinchados.

 —No… que ha pasado allí abajo… ¿por qué este cambio de actitud? hace un rato…

 —Olvida lo de hace un rato… olvida todo— se apresuró a cortarme.

 —¿Como me puedes pedir que olvide? ¿Así? ¿Sin más? a que juegas Nicole… dime… ¿a qué juegas? — acorté el espacio que nos separaba sin dejar de mirarla ni un segundo.

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 —Ya a nada. El juego acabó. Esto… — acortó el poco espacio que nos quedaba juntandonuestras frentes —… es la vida real, prima— susurró antes de separarse y volver a darme laespalda.

 — Muy bien, pues que te vaya perfecto, prima — me encargué de remarcar bastante bien la última

 palabra. Salí del cuarto lo mas dignamente que pude y con el corazón hecho añicos en mi mano.

NOVENA PARTE 

Hacía cuatro meses ya de mi llegada a Londres. Cuatro meses de independencia plena y total.Ok, tal vez no tanto.

Abandoné la casa de mis tíos pocos días después de mi cumpleaños. La situación con Natdespués de que le dijera que me iba no mejoró lo mas mínimo, en realidad solo empeoró. Nosevitábamos a toda costa hablando solo cuando se hacía estrictamente necesario. Tal hecho no pasó desapercibido para nadie en la casa. Hasta el pequeño Alex fue consciente de ello. Aún así

el día de mi despedida fue, para que negarlo, terriblemente triste y complicado.A mi llegada a Londres me establecí con la señora Norman. El papeleo de mi herencia duróvarios días. No fue hasta que todo eso estuvo listo que no pude entrar de nuevo en casa, donde, a pesar de las insistencias de mi vecina, me instalé. Septiembre trajo además el comienzo de mivida como universitaria. Tuve la suerte de obtener plaza en la carrera de derecho. A papá lehubiera gustado eso.

Seguramente os preguntareis el por qué mi decisión repentina por volver, por qué cuando todo parecía ir bien, cuando parecía ser feliz. Hubiera sido tan fácil quedarse en España, estudiar allí,estar con Nat … El peso que sentía por estar haciendo algo "prohibido" con ella claramente se

había esfumado con la revelación de esa carta pero también esa revelación me había hecho ver que aquel no era mi sitio, no era mi lugar. Mi hogar estaba en Londres. Esa ciudad había sidoimportante para papá, lo había sido para mí, y seguiría allí, acabando el puzzle que él comenzótantos años atrás. Era lo menos, sentía que se lo debía después de todo este tiempo.

 — ¿Vas a volver a España por Navidad? — cuestionó Robert sacándome de mis pensamientos.

 —  Uhm, lo cierto es que aun no sé…tal vez me quede a pasarlas aquí …  

 — No puedes seguir ignorando el asunto por mucho tiempo, Nicole.

 — ¿Tu también? — comencé a recoger mis libros de la mesa y a meterlos en mi bolsa. Me lacolgué al hombro mientras esperaba pacientemente a que mi amigo hiciera lo mismo.

Salimos del viejo edificio y nos dirigimos hacia los aparcamientos montando en el coche en elmás absoluto silencio. El trayecto de camino a casa transcurrió igual. Aparcó a un lado ycomencé a abrir la puerta para salir.

 —  Deberías de llamar a casa … 

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 —  Lo tendré en cuenta …— me dispuse a salir pero mi amigo me frenó.

 — Nicole, son tu familia, lo sabes, ellos están esperando una respuesta por tu parte.

Cerré la puerta y suspiré mirando hacia el frente, por mucho que tratara de negar la evidencia

sabía que mi amigo tenía razón.

 — No es tan sencillo … yo los abandoné … 

 — ¿Y? Es normal que quisieras hacer tu vida.

 —  Ya … pero también sabes que no fue tanto así— lo miré — Vine aquí con un propósito, ¿yque he conseguido? Nada … 

 — Sabías que no resultaría fácil. Tu padre se pasó toda su vida, ¿qué esperabas?.

 —  Ya no sé que esperaba … 

 —   No puedes seguir así … llama a casa … habla con tus tíos, habla con Natalia.  

 — ¿Y qué le digo? Lo siento mucho, te dejé porque tenía que cumplir el sueño de mi padre perolo cierto es que me muero por estar contigo — hice una mueca.

 — Podrías.

 —  Sí claro, no es tan fácil … no puedo decirle la verdad … se lo prometí a mi tío. 

 — Ok, pues no le digas la verdad.

 — ¿Me estás pidiendo que le mienta? — lo miré desconcertada.

 — Te estoy pidiendo que omitas ciertos detalles, no que le mientas.

 — ¿Y eso no es mentir?.

 — ¿Y acaso no lo estas haciendo ahora?.

Me quedé pensativa, analizando sus palabras, que por mucho que me dolieran eran ciertas.

 — Prométeme que pensaras todo esto y actuaras en consecuencia, y cuando digo actuaras nohablo precisamente de hacer lo que haces siempre, salir corriendo. Vas a enfrentar la situacióncomo la adulta que eres. ¿Estamos?.

 — Estamos.

 — Así me gusta, que me hagas caso.

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Le sonreí antes de acercarme y besarle la mejilla.

 —  Gracias … 

 — Mejor un buen puro en el día de tu boda — me guiñó. Rodé mis ojos antes de abrir y apearme

del coche.

Al entrar a casa la soledad me atravesó. Estar en esa casa tan grande, vacía … pero a la vez llenade recuerdos no me estaba haciendo ningún bien. Dejé mi mochila en el suelo y entré a la cocina.Abrí el frigorífico y miré su interior con desgana. Ese cacharro pedía a gritos una buena visita alsupermercado. Saqué el brick de zumo de naranja y me puse un vaso antes de poner rumbo alsalón.

Presioné el botón del contestador automático a mi paso tirándome sobre el sofá, vaso en mano.La preocupada voz de mi tío invadió la sala por unos breves instantes.

―Cariño, llamé hace unos días para ver como estabas pero no sé, supongo que no oíste elmensaje. Espero que te encuentres bien, hace tiempo que no sabemos nada de ti, estamos preocupados. Supongo que tal vez simplemente es que estas ocupada con tus estudios. Por favor,llámanos cuando tengas un rato … te quiero, cuídate‖. 

BIIIIPPP

Me quedé en silencio y sin moverme. Zumo completamente olvidado.

 —  Robert tiene razón, no puedo seguir ignorándoles …— comenté a la nada.

Dejé el vaso sobre la mesa antes de levantarme y dirigirme hacia el teléfono. Descolgué elauricular colocándolo sobre mi pecho no demasiado segura de que era lo que se suponía que ibaa decir cuando encontrara una voz al otro lado. Tras unos breves instantes mis dedos parecieronactuar antes que mi pensamiento. Un toque, dos toques, tres toques, cuatro toques, cinco toques… Ya estaba por colgar el auricular cuando una suave voz sonó al otro lado.

 — ¿Sí?.

Los nervios me traicionaron haciendo que automáticamente colgara. Me quedé por un momentomirando el teléfono, con el corazón en la garganta, e incapaz de moverme.

―Era ella…era su voz…‖ fue todo lo que mi pensamiento pudo decirme coherentemente ―No puedo volver a llamar‖. 

Me aparté del teléfono como si fuera a pegarme la sarna y comencé a dar vueltas por lahabitación. La foto de mi padre sobre la mesa atrajo mi atención.

―Si, ya … parezco imbécil, ¿verdad? Pero pss … que culpa tengo si lo soy realmente …‖

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Seguí dando más vueltas que un trompo por la sala.

―No me mires así … si nací cobarde que le voy a hacer …‖.  

Salí del cuarto y comencé a subir las escaleras, decidida a desistir en mi intento de llamar.

―Pr ométeme que pensaras todo esto y actuaras en consecuencia, y cuando digo actuaras no hablo precisamente de hacer lo que haces siempre, salir corriendo. Vas a enfrentar la situación como laadulta que eres. ¿Estamos?‖. 

La voz de mi amigo resonó en mi interior de repente.

Giré en redondo al llegar a la parte superior y bajé las escaleras llegando de nuevo a la sala. Miréel teléfono antes de decidirme a descolgarlo. Marqué rellamada.

Otra vez un toque, dos toques, tres toques … ataque de pánico a la vista …  

 — ¿Sí?.

Silencio total por mi parte.

 — ¿Hola?.

Más silencio en respuesta.

 — ¡¿Hoooolaaaaaa? !

 —  Hola … — al fin me demostré a mi misma que sabía hablar.

El silencio imperó al otro lado de la línea esta vez.

 —  Así que eras tú … — habló al fin.

 —  Sí, yo … ¿cómo has estado? —  pregunté bastante insegura siquiera de que respondería.

 —  Bien, como voy a estar … aunque supongo que no tan bien como tu, debes de estar muyocupada, ¿verdad? — comentó irónica y con un tono dolido que la delataba.

 — Bueno, las clases están siendo pesadas … siento no haber podido llamar antes.  

 —  Ya, vale, muy bien … disculpas aceptadas, ¿algo más?. 

 — ¿Está tu padre?.

 — No.

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 — ¿Tu madre?.

 — No.

 —  Ok, ya veo … siento haberte molestado entonces. Diles que llamé.

 — Claro.

 — Está bien, gracias. Me alegro que estés bien. Intentaré llamar otro día. Hasta luego.

Colgué antes de recibir una respuesta. Miré la fotografía de mi padre.

 —  La jodí bien jodía … — le comenté antes de subir abatida al segundo piso.

***

 — Pues eso, que el muy capullo va y me dice ... wou wou wou ¡¡wouu!!¡¡Chica, páralee! Que sesupone que es un bizcocho, no una torta de aceite. — me detuvo mi amiga mientras vertía elsegundo vaso de aceite en la masa.

 —  Lo siento … — me disculpé ausente apartándome de su lado y lavándome las manos en elfregadero.

 —   No importa … pero ya baja de donde sea que estés, nos tiene que quedar divino para mañana.  

 —  Sí … — suspiré — Entonces, ¿qué pasó con el tipo?.

 —  Como si eso te importara ahora mismo … — elevó ambas cejas sonriéndome.

 —  Lo siento … no quise … — traté de disculparme de nuevo.

 —  Ya, vamos, no te preocupes … Pásame la levadura, anda.  

Abrí el sobre y comencé a verterlo sobre la masa.

 — Sigue sin dar señales, ¿verdad? — preguntó de repente.

 — ¿Eh?.

 — Ella. Aún no ha llamado ...

 — No, no lo ha hecho — fruncí el ceño terminando de vaciar el sobre.

 — Estará ocupada, no te preocupes, vivir sola implica sus obligaciones, además seguramenteesté liada con la universidad y todo ese rollo.

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Quedé petrificada en el sitio al oír el sonido de esa calida voz de nuevo. El estupor momentáneodio paso al enfado conmigo misma por seguir siendo incapaz de controlar el efecto que mecausaba.

 —  Así que tú … 

 —  Sí, yo … ¿cómo has estado?— la noté insegura.

 —  Bien, como voy a estar … aunque supongo que no tan bien como tu, debes de estar muyocupada, ¿verdad? — le respondí lo mas borde que pude.

 —  Bueno, las clases están siendo pesadas … siento no haber podido llamar antes.  

 —  Ya, vale, muy bien … disculpas aceptadas, ¿algo más?. 

 — ¿Está tu padre?.

 — No.

 — ¿Tu madre?.

 — No.

 —  Ok, ya veo … siento haberte molestado entonces. Diles que llamé.

 — Claro.

 — Está bien, gracias. Me alegro que estés bien. Intentaré llamar otro día. Hasta luego.

 No me dejó ni tiempo a responderle. Me quedé escuchando por unos instantes el sonido deltimbre en mi oído antes de colgar yo también. Me dirigí enfadada a la cocina.

 — ¿El mismo de antes?.

 — Seguramente — mi enfado era notable.

 — Por tu cara vengo a suponer que esta vez simplemente no se limitó a colgar. No seria denuevo esa voz amenazándote … — me miró asustada.

 — No — me apresuré a calmarla — Era Nicole.

 — Hablando de la reina de Roma ... ¿Y? ¿Que pasó?.

 —   Nada, quería hablar con mis padres. Dijo que llamaría otro día … que esta ocupada y yo quesé que cosa … claro, de seguro con su noviecito. Estoy segura de que viven juntos.

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 — Y yo estoy segura de que estas celosa, muy celosa.

 — ¡No estoy celosa! — grité mientras cerraba el horno de una patada y la miraba.

 —  Captado, no estas celosa … lo cual viene a ser bueno teniendo en cuenta que supuestamente la

olvidaste y te importa un rábano lo que haga o deje de hacer.

 — Si de verdad eres mi amiga, ¡ya déjalo!

 — Olvidado y sumergido en el fondo del mar. ¿Has vuelto a recibir alguna amenaza más?.

 —  Uhm, no … creo que ya se cansaron de la broma — comencé a fregar agradecida de quehubiera decidido cambiar de tema al fin.

 — No sé Nat, pienso que deberías contarle a tus padres, ¿qué tal si va en serio?.

 —  Es que es estúpido … ¿Quién va a querer matarme?... Mira, no quiero preocupa rlosinnecesariamente.

 — Yo no lo veo estúpido. Puedes estar en peligro — me miró con ojos asustados.

 — Nah, vamos, no te preocupes, recuerda que tengo buen ángel — le guiñé un ojo y seguíenfrascada en mi labor.

 —  Eso espero … 

***

Salía de clases cuando alguien llamó mi atención al otro lado de la calle. Era Jack Stevens, eldetective que había contratado para llevar el caso de mi padre. Crucé y me acerqué a él. Era unhombre cuanto menos extravagante. Nada que ver con los típicos detectives que se ven por latele enfundados en su gabardina.

 — Buenas tardes — le saludé al ponerme a su altura.

 — Hola señorita Vizza, ¿cómo ha estado? —  preguntó cortés.

 — Bien, como siempre, ¿alguna novedad respecto al caso?

 — Si, me temo que si — sacó un sobre del bolsillo interno de su llamativa chaqueta fucsia — Hice algunas averiguaciones sobre el hospital donde trabajó su abuela después de instalarse enInglaterra. Al parecer fue durante mediados de los sesenta. Me dirigí hacia Brighton con elobjetivo de extraer más información al respecto pero encontré el lugar donde estaba el hospitalderruido. Según averigüé que lo derribaron en los setenta. La mayoría de los médicos yenfermeras del sitio pidieron el traslado al nuevo hospital. Accedí a los expedientes de lostrabajadores de por aquel entonces y el nombre de tu abuela no figura entre ellos.

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 — Eso quiere decir que allí tampoco estuvo demasiado tiempo.

 — Ajam, se trasladó a Portsmouth.

 — ¿Está seguro?.

 — Si, de hecho el dato me lo confirmó una de sus compañeras durante su estancia en Brighton.

 — ¿Ha hecho averiguaciones en Portsmouth ya?

 — No, aún no, parto en tres días hacia allí, en cuanto averigüe algo se lo comunico. Tenga, aquítiene todos los datos de mi viaje a Brighton — me tendió el sobre que instantes antes habíasacado.

 — Gracias, espero tenga suerte y averigüe algo más.

 — Eso espero, nos vemos, que tenga un buen día — metió las manos en el bolsillo de su chillonachaqueta y comenzó a caminar perdiéndose calle abajo.

 — ¿Ahora te gustan maduritos y estrafalarios? — cuestionó mi amigo acercándose.

 — Y sepsis, no lo olvides — metí el sobre en mi bolsa y eché a andar seguida de cerca por Robert.

 — ¿Averiguó algo nuevo?

 — Sí, al parecer mi abuela no duró mucho en Brighton. En unos días viajará a Portsmouth, al

 parecer ese fue su siguiente destino. — Vaya que tu abuela fue un culo inquieto. Tantos países, tantas ciudades, una mujer de mundo,sin duda.

 — Sí, es algo bastante extraño, ¿no crees?.

 — Pss, sus motivos tendría, ¿crees que huía de algo?.

 — La verdad no lo sé, pero espero averiguarlo.

Continuamos andando por la mojada calle en silencio. — ¿Has llamado a casa? — preguntó de repente.

 — Uhm, si — un escalofrío me recorrió todo el cuerpo haciendo que me revolviera en mi abrigo.

 — ¿Y?.

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 — Y nada, no estaban.

 — Lo cual viene a decir que es como si no hubieras llamado, tienes que volver a llamar.

 — Hablé con Nat.

 — ¿Y qué te dijo?.

 — No mucho, lo cierto es que estuvo algo borde, y no la culpo.

 —  Se le pasará … 

Giramos la esquina y entramos en mi calle.

 — ¿Quieres entrar? —  pregunté a mi amigo acercándome a la puerta.

 — No, mamá quería que fuera con ella a visitar a la abuela cuando saliera de trabajar. Ya debede estar a punto de llegar.

 —  Ok, como quieras …— me encogí de hombros y abrí la puerta.

 — ¿Nicole?.

 — ¿Sí? — me giré encarándolo.

 — No olvides volver a llamar a casa.

 — No te preocupes, saludos para la abuela.

 — Se los mando, hasta luego — comenzó a caminar alejándose.

Suspiré y entré a casa. De nuevo un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Dejé mi bolsa en elsuelo y me abracé a mi misma dirigiéndome hacia la cocina a por mi habitual vaso de zumo. Salíal salón, dejé mi vaso sobre la mesa y me quité el abrigo tirándolo sobre el sofá. Presioné el botón del contestador.

 — No tiene mensajes — me comunicó la metálica voz.

Suspiré antes de agarrar mi vaso y sentarme en el sillón. De nuevo ese escalofrío. Bebí elcontenido de mi vaso y me levanté. Dejé el vidrio en el fregadero y comencé a subir las escalerashacia mi cuarto. El sonido del teléfono hizo que cambiara de dirección.

 — ¿Sí?.

 — ¿Nicole? ¿Eres tú?.

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 — Uhm, si, ¿quien es?.

 — Soy Andi, dios Nicole — comenzó a sollozar.

 — ¿Andi que ocurre?.

 —  Es horrible … lo hicieron … sabía que no era ninguna broma …— apenas se le entendía.

 — Andi por favor, tranquilízate y habla un poco mas despacio, ¿qué ha sucedido?.

 —   Natalia, está en el hospital … 

 — ¿Que le sucedió? ¿Se encuentra bien? —  pregunté mientras comenzaba a formarse un nudo enmi estomago

 —  Ella está … inconsciente … lleva horas inconsciente. 

 — Ahora mismo viajo hacia allí.

Colgué el auricular y llamé al aeropuerto.

Siete horas más tarde estaba bajando del taxi que me había llevado a la casa de mis tíos desde elaeropuerto. Parecía haber luz en el salón. Toqué insegura a la puerta, eran pasadas las diez de lanoche. La luz de la entrada se iluminó a la par que una Andi con los ojos enrojecidos me abría la puerta.

 — ¡Nicole! — se me tiró al cuello no pudiendo contener las lágrimas.

 —  Shh, Andi, tranquila …— traté de calmarla.

 —  Si…— se separó secándose la cara con las manos — Pasa.

Entré dejando la bolsa a un lado en la entrada y cerrando la puerta tras de mí. La seguí al salón.

 — ¿Qué ha pasado? — pregunté consciente de que por lo que aparentaba la situación algo feohabía sucedido.

 —  Lo que tenía que pasar … — se sentó abatida en el sillón — Le dije que se lo contara a sus

 padres, pero no me hizo caso … lo tomó como una maldita broma …  — Por favor Andi, explícate mejor, no sé de que demonios estas hablando — me senté a su lado.

 — De las amenazas que lleva recibiendo desde hace dos meses, prácticamente desde quecomenzamos las clases.

 —  ¿Qué le ha sucedido a Nat …? 

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 — La golpearon, esta mañana, cuando iba de camino al instituto — comenzó a llorar de nuevo —  Fue mi culpa, debería de haber estado con ella … 

 —  Vamos Andi, cálmate … ¿en qué hospital está?. 

 — En el Santa María ... ella aún no ha despertado … lleva horas inconsciente…— apenas podíahablar.

 —  Tranquila…— la abracé.

 — ¿Nico? — susurró una vocecita desde arriba.

 —  Me costó horrores que se durmiera …— comentó separándose de mí y sonándose la nariz conun pañuelo.

 — No te preocupes, ya voy yo.

Subí las escaleras y abrí la pequeña puerta de seguridad encontrándome a un Alex llorososentado en el suelo. Me senté a su lado, atrayendo su atención.

 — Ey muchachote, ¿cómo estas?.

 —   Nico … — sollozó entre pucheros tirándose a mis brazos.

 — Shh, tranquilo cariño — lo besé antes de ponerme en pie con el en brazos.

 — ¿Nicole? — Dani apareció entre las sombras en la puerta de su cuarto.

 —  Hola Dani … — me acerqué y lo besé también.

 — ¿Nicole que ha pasado? ¿Qué le hicieron a mi hermana? — preguntó llorando.

 —  Aun no lo sé … pero lo averiguaré … 

Me tardé un buen rato en tratar de consolarlos pero al final conseguí hacer que se durmieran. Salíde casa algo más de las once, llegando al hospital casi a medianoche. La información que me dioAndi sobre el estado de Natalia era mas bien escasa pero no por ello entrañaba menos gravedad.

Bajé del taxi y entré al hospital por la zona de urgencias. Me acerqué al mostrador con el objetode preguntar y estaba por hacerlo cuando a lo lejos logré divisar a mi tío. Me acerqué a su lado.

 —  Tío … 

 — ¿Nicole? — se volvió extrañado a mirarme — ¡Nicole! — me engulló entre sus brazos apenas pudiendo contener las lagrimas.

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 — Tío, ¿qué ha pasado?.

 —  Oh Nicole, algún desgraciado a golpeado a mi niña … algún desgraciado ha intentadomatarmelaaaa — gritaba en su llanto.

 —  Tío, como está ella …— pregunté separándome y mirando sus ojos hinchados y rojos.

 —  Está en la UCI … en coma … 

La gravedad de la situación me golpeó más fuerte de lo que hubiera deseado. Abracé a mi tío,insegura de poder seguir enfrentándolo por más tiempo sin derrumbarme. Necesitaba ser fuerte, por ellos, y por mí.

Subimos por el ascensor y llegamos a planta. Anduvimos por unos pasillos más hasta llegar auna blanca e impoluta sala de espera. Mi tía estaba sentada en una silla, mirando el cristal deenfrente ausente, con un frío café entre sus manos.

 — ¿Alguna novedad? — preguntó mi tío acercándose a su lado y quitándole el vaso de plásticode entre sus manos.

 —   No …— susurró apenas audible.

 — Tía …— me acerqué y puse una mano sobre su hombro. Me miró.

 —   Nicole, ¿cómo …? 

 — Eso no importa ahora — me agaché y la abracé — Se va a poner bien, lo sé — dije mirándola a

los ojos y sin saber realmente muy bien por qué había vocalizado eso. —  Sí …— susurró en un amago de sonrisa entre lágrimas.

Le devolví la sonrisa antes de levantarme y acercarme al frío cristal. Lo que vi me partió el almaen dos. Apreté los puños fuertemente haciendo que mis propias uñas se clavaran en mi piel.

―Voy a encontrar al desgraciado que te hizo esto … y más le vale rezar …‖  

El amanecer nos descubrió sentados en los fríos plásticos de esa sala. El estado de Natalia nohabía variado lo mas mínimo en toda la noche, seguía inconsciente. Me levanté de mi silla y me

estiré intentando acoplar todos mis huesos. Me acerqué al grueso cristal y observé como unaenfermera comprobaba los monitores y el suero antes de mirar hacia el cristal y sonreírme. Ledevolví cortésmente la sonrisa sin realmente sentirla. Una mano se posó en mi hombro. Me di lavuelta, era mi tío.

 — Cariño, voy a llevar a Diana a casa para que aliste a los niños, Andi se quedó la noche allí ytendrá que ir a clase … 

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 —  Ok, tío, no te preocupes, ve tranquilo, me quedo aquí … si surge alguna novedad te llamo.  

 — Gracias — miró a través del cristal — No tardaré.

Salieron de la sala dejándome sola. Miré de nuevo hacia el cristal donde la enfermera había

acabado y salía. Entró a la sala, poniéndose a mi lado.

 — El doctor pasará en unos minutos.

 —  Gracias … 

 — De nada, tranquila, se pondrá bien, es una chica fuerte — comentó mientras me tocaba el brazo en un claro gesto por consolarme.

 —  Sin duda …— la miré y le sonreí.

 —   No está permitido pero, por hoy haré una excepción, puedes pasar a verla unos minutos … almenos hasta que llegue el doctor.

 — Gracias, eso me gustaría.

La seguí al otro lado y entré a la habitación. El silencio entorpecido por el sonido de lasmaquinas fue lo único que me dio la bienvenida. Me acerqué a la cama donde yacía la personaque más me importaba de este mundo.

 — Hola — sujeté su mano — ¿Cómo estás princesa? ... ya, aparte de dormida — sonreíagriamente. Acaricié su cabello, reparando en el parche que había a un lado de su cabeza. —  

Quien quiera que te hizo esto … lo va a pagar caro, muy caro … me voy a encargar  personalmente de ello, ¿me oyes? — Bajé mi mirada a su rostro, ligeramente hinchado por losgolpes. Otro parche se sostenía bajo una de sus cejas. Acaricié esta vez su mejilla. Su rostrodenotaba tranquilidad, sosiego. Me acerqué besando suavemente sus labios hinchados. Aungolpeada y demacrada, seguía pareciéndome un ángel. Una lágrima cayó sobre la sabana. Mesequé la cara, enfadada conmigo mismo por no ser capaz de controlar mis emociones. Tras unosinstantes tratando de serenarme al fin hablé. – Sé que no he sido lo que se dice, la persona mássincera, pero … tenía que regresar, de cualquier manera … pensé que simplemente sería másfácil hacer como si nada hubiese pasado, pensé que era lo mejor, solo olvidarnos la una de la otra… pero no se puede … no es tan sencillo … yo … no solo destrocé lo que podía haber sido …también me encargué de arruinar nuestra amistad … te hice creer que era solo un juego, que no

sentía nada … cuando lo cierto es que me muero por estar contigo, por sentirte cerca, por escuchar tu suave voz … aunque solo sea para gritarme como cuando te enfadas … Natalia, tequiero … por favor, despierta … no me dejes … 

Para ese momento ya había perdido el poco control que tenía sobre mis emociones, apoyé, derodillas, mis brazos en la cama y oculté mi cara entre ellos permitiendo que las lágrimas queemanaban de mis ojos fluyeran libremente, tal como habían deseado desde ayer.

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Una temblorosa mano se posó sobre mi cabeza acariciando torpemente mi cabello. Levanté lavista y a través de las lágrimas me encontré con los ojos verdes más bellos que había visto entoda mi vida. Sonreí, solo para ser correspondida con otra sonrisa.

 —  Despertaste …— fue lo único que supe decir.

 —  Claro, ya tenía hambre … ¿dónde está mi desayuno?— cuestionó con voz pastosa.

Mi carcajada se ganó otra sonrisa, me acerqué y la abracé.

 —  Ouch, con cuidado … 

 — Lo siento — me separé asustada y temiendo haberla lastimado.

 — Te lo creíste — me intentó sacar la lengua.

Solo moví mi cabeza en respuesta.

 — Algunas cosas simplemente nunca cambian — comenté acercándome y besándola en lamejilla.

 — Creía que esas cosas te gustaban — dijo mirándome en la cercanía.

 —  Me gustaban …y me siguen gustando …— me acerqué y le susurré al oído — Cada día más… 

La tercera sonrisa de la mañana … el día  prometía … 

***

Tres días después y gracias a mi favorable evolución, el doctor decidió darme el alta.

 — A ver, con cuidado niños, vuestra hermana tiene que descansar  — intentó mi padre quitarme amis hermanos de encima nada mas cruzar el umbral de la puerta de casa.

 — ¡Nat! — se abalanzó Andi sobre mí, peor que mis propios hermanos.

 — Dijo con cuidado — elevó Nic una ceja a mi lado mientras la observaba.

 —  Ya, y también dijo ―niños‖— le respondió mi amiga.

 — ¿No deberías estar en clases?.

 — Ok ok, solo porque lo dijo ese señor tan sepsi — se separó ignorando totalmente su cuestión.

 — ¡Oye! ¡Que es mi padre!

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 — ¿Y? no deja de ser sepsi solo por eso.

 — Y porque no me has visto en mis años mozos — comenzó a mover el susodicho las cejas demanera sugerente.

 — ¡Ya! ¡Suficiente! ¡Que alguien me saque de aquí ahora mismo! — grité.

Me ayudaron a subir las escaleras y a llegar hasta mi habitación donde me tumbé sobre mi cama.

 —  Oh, mi almohadita querida … 

 — Peor que los niños — comentó mi prima burlona.

 — ¡He estado gravemente enferma! un respeto.

 — Jaja, estaré abajo si necesitas algo princesa — me besó mi padre antes de salir.

 — ¿Estás cómoda? — me cuestionó Nic a la par que me cubría con una fina manta.

 — Uhm, si, gracias — le sonreí. Se sentó a mi lado.

 — ¿Ha averiguado la policía ya algo? — preguntó mi amiga tomando asiento a mi otro lado.

 — No, no han vuelto a comunicarse con nosotros desde que estuvieron en el hospital tomándomedeclaración.

 — El asunto está complicado, esos tipos se aseguraron bien de actuar sin testigos a la vista —  

comentó Nic.

 — ¿Y tu no recuerdas nada?

 —   No, de ese día solo recuerdo que salí de casa y poco más … 

 — Les habrás contado lo de las amenazas, ¿verdad?

 — ¿Cuándo regresas? — intenté ignorar la pregunta cambiando de tema y volviendo la atenciónhacia mi prima.

 — ¿Qué amenazas? – cuestionó elevando una de sus cejas y centrándose en Andi.

 — Las que lleva recibiendo desde hace un par de meses, ¿no lo ha contado?.

 — ¿Nat?.

 — No pensé que fuera relevante.

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 — ¿Qué no pensaste que fuera relevante? ¡Te recuerdo que han intentado matarte! Esto no es un juego Natalia. ¿Qué tipo de amenazas fueron?.

 —  Pss, llamadas de teléfono, algunas notas … 

 — Enséñame esas notas.

 — Las tiré — mentí — Pensaba que no formaba parte nada mas que de una broma pesada.

 — ¡Alucino contigo! — se levantó mi amiga de su sitio y comenzó a dar vueltas por lahabitación. Su móvil eligió ese momento para sonar  — ¿Sí? ... ok, ahora mismo voy — colgó —  Debo irme — se acercó y me besó — Esto no se queda así, luego te llamo, hasta luego Nicole.

 —  Hasta luego … ¿De qué tienes miedo Natalia?— me enfrentó nada mas salir mi amiga.

 — ¿Cómo?.

 — Sé perfectamente que tratas de encubrir a esos matones.

 —  Yo no … 

 — Entonces muéstrame esas cartas — solicitó no dejándome acabar.

 — Ya dije que las tiré — insistí.

 — Muy bien — se levantó y caminó hacia el escritorio, cogió la papelera y la volcódesparramando todos los papeles en el suelo — Pues las buscaré.

 — No me creerás tan estúpida como para tirarlas ahí y ni vaciarla.

 — No me ayudas demasiado a que piense lo contrario.

Suspiré antes de responderle.

 — En el último cajón del escritorio, debajo de esa vieja libreta.

Abrió el cajón encontrando las notas al instante. Se sentó en la silla, observándolasdetenidamente. Noté como su ceño se fruncía antes de mirarme y hablar.

 — En las llamadas, ¿reconociste la voz?.

 — Nunca me hablaron, siempre era un contestador.

 — ¿Te has dado cuenta de que las notas están todas impresas por la misma máquina? — levantólos papeles agitándolos al aire.

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 — Sí, me di cuenta. En todas la p y la y aparecen recortadas por abajo, y si apareciera una q, unag o una j también aparecerían igual — reconocí dándome cuenta que de nada servía ya mentirle.

 — La impresora del despacho del director.

Se acercó, sentándose a mi lado y sujetando mis manos entre las suyas.

 — Dame una buena razón lo suficientemente poderosa como para que no vaya ahora mismo y la bufe a palos.

 —   Nicole no …— suspiré decidiendo contarle la verdad — Descubrí que era ella la que meenviaba los anónimos. Sabía que solo lo hacia para asustarme pero se lo eché en cara en uno denuestros enfrentamientos. Acordamos de que yo no le diría nada a nadie y ella a cambio medejaría en paz … y me dejó en paz, hasta que creyó que me había chivado. El jueves pasado eldirector me llamó a su despacho para comentarme sobre las jornadas libres que estamos preparando. Ella confundió el motivo de la visita, creyó que la había delatado.

 — ¿Y ese es motivo suficiente para pegarte una paliza a muerte?.

Me encogí de hombros sabiendo que difícilmente podría hacerla cambiar de parecer.

 —   No creo que quisiera hacerme daño … solo asustarme. 

 — Por dios Natalia, ¿te has mirado al espejo? ¿Has asimilado el hecho de que has estadoinconsciente por más de veinte horas? Eso no es querer asustar a alguien, es querer quitarlo de enmedio — se levantó notablemente enfadada.

 —  Todo fue producto de la desgracia … un accidente. No voy a denunciarla, y confío en querespetes mi decisión.

Pude ver el odio en sus gélidos ojos azules antes de que saliera de la habitación. La oí bajar lasescaleras seguido por el ruido de la puerta de la calle al abrirse y cerrarse.

―Nicole por favor, no hagas ninguna estupidez …‖.  

Cerré los ojos y comencé a rezar a quien quiera que estuviera allá arriba.

***

―No me puedo creer que sea tan inocente … ¿Acaso el golpe le afectó? Oh, si. No la denunciaré, pero a esa Iris no le van a quedar ganas de acercársele nunca mas‖. 

Me encontraba a la salida del instituto, esperando a mi victima. No tardé mucho en localizarlatras el sonido de la campana, como no, rodeada por sus secuaces.

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 — Hola Iris — la saludé apenas pasó por mi lado. Se quedó parada y muda en el sitio — Cuantotiempo.

 — Hola Nicole — me encaró al fin — Chicos, luego os veo — se despidió de sus amigotes.

 — Ciertas cosas difícilmente cambian — comenté mientras los veía alejarse.

 — Debo suponer que tu visita no es precisamente cordial.

 — Supones bien.

 — ¿Cómo está tu prima?.

 — Bastante mejor de cómo la dejaste — la miré con ira haciendo que se revolviera asustada.

 — ¿Ella te lo dijo?.

 — No fue necesario. Te encargaste de marcar el camino perfectamente, todo era cuestión deseguirlo.

 — Me dijo que se había desecho de ellas — dijo entre dientes.

 — Deberías de dejar de subestimar a las personas y no pensar que son tan estúpidas como tu, encualquier momento podrían sorprenderte.

Me acerqué un paso hacia ella, el mismo que retrocedió asustada.

 — Que me denuncie si quiere, no me importa — espetó con ira sabiendo que el asunto se la habíaescapado completamente de las manos.

 — ¿No te importa? Te recuerdo que no solo has amenazado a una menor, la has golpeado hastael punto de casi matarla. ¿Cuánto podría caerte por eso? — traté de asustarla, consiguiéndolo parami regocijo.

 —  Yo no quise hacerle daño … ¡fue un accidente!— gritó haciendo que varios de los transeúntesque pasaban en ese momento se detuvieran a contemplar la escena.

 — Eso suelen decir los asesinos después del crimen.

 — ¡No sigas! ¡No soy una asesina! ¡Solo fue un accidente! Yo no hice que tropezara y segolpeara contra el bordillo.

 —  Tal vez … Pero si no la hubiera amenazado no la hubieras golpeado, y si no la hubierasgolpeado no hubiera tropezado.

 — ¡Fue un accidente! — volvió a gritar fuera de sí sujetándose la cabeza con ambas manos.

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 — Eso mismo cree ella, por eso no va a denunciarte — paró sus movimientos y me miró con ojosasustados — Tuviste suerte después de todo, y si quieres seguir teniéndola te daré un consejo,evita molestarla porque para la próxima se pone feo, muy muy feo — me acerqué y le di dos palmadas en la cara haciéndola salir de su estupor. Me giré y me alejé dejándola inmóvil en elsitio.

Llevaba caminando un par de manzanas cuando mi móvil comenzó a vibrar. Lo saqué del bolsillo de mi chaqueta y contesté.

 — ¿Sí?.

 — ¡Nicole!.

 — ¿Natalia? ¿Qué sucede?.

 —   Nada, solo … quería saber que hacías.

Una sonrisa vino a mis labios al percibir su tono preocupado.

 — Daba un paseo, ¿por qué? ¿Necesitas algo?.

 —   No, yo solo … nada, olvídalo. Ten cuidado, ahora nos vemos. 

 — No te preocupes, hasta ahora.

Me detuve para guardar el teléfono, observando que enfrente había una pastelería. Entré parainstantes después salir con un paquete entre mis manos.

Llegué a casa y me sumergí en la cocina.

 — ¿Qué es eso? ¿Qué me compraste? — se me abalanzó Dani nada mas verme.

 —  Pues…— traté de hacerme la interesante.

 — ¡Dimee! — gritó desesperado.

 —  Que impaciente …— intentó hacerme cosquillas con el objetivo de quitarme la caja, el pequeño Alex alertado por mis risas acudió en ayuda de su hermano — Ya ya, ¡¡apartad! — se

apartaron entre risas y satisfechos. —  Pequeños demonios … Abrí la caja y les entregué un pequeño chocolate. Ambos se quedaron pasmados, incrédulos deque solo fuera a darle eso. Los miré con una ceja alzada.

 — ¿Qué? Eso os pasa por tomaros esas libertades conmigo — les saqué la lengua antes decomenzar a correr alrededor de la mesa, caja en mano, con ellos detrás.

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 — Ey ey ey, ¿qué pasa aquí? — apareció mi tío en la cocina.

 — ¡Tamo jugando! — exclamó el pequeño dando saltos tratando de alcanzar la caja que aunsostenía entre mis manos.

 — Ya veo … ¿yo también puedo?— cuestionó con ojillos brillantes mientras veía como seacercaba a nuestro lado sin apartar la mirada de mi caja.

 — ¡Oye! ¿Pero qué es esto? ¿Es que no os dan de comer desde la navidad pasada o qué?.

Los tres rieron de nuevo. Moví mi cabeza incrédula y me acerqué a la encimera abriendo denuevo el paquete y sacando una porción de tarta de limón y una tartaleta de fresa.

 — ¡Hala! mataos vivos — dije sacando un plato y alejándome de ellos. No tardaron enabalanzarse.

Subí las escaleras riendo mientras los escuchaba pelear en la cocina. Toqué suavemente a la puerta cerrada antes de abrirla y sumergir mi cabeza en la abertura.

 — ¿Se puede? — cuestioné suavemente y con una sonrisa en mis labios.

 — ¿Tiene visita concertada? — preguntó risueña la paciente desde la cama.

 — Uhm, no, creo que no, pero le traigo unos presentes.

 — Oh, adelante entonces.

Entré a la habitación cerrando la puerta tras de mi y me acerqué a su lado tendiéndole el plato. — Tú si que me entiendes — me miró con ojos brillantes antes de llevar el pastel a su boca.Movió la cabeza en un claro gesto de satisfacción. —  Uhm, riquísimo…muchas gracias. 

 — De nada — sonreí satisfecha viendo como devoraba el contenido del plato.

 — ¿Quieres? — preguntó con la boca llena...

 —   No gracias … 

 —  Como quieras …tu te lo pierdes…— siguió comiendo, agotando el contenido y lamiendo el plato después.

 — Jaja, trae anda, que ya le sacaste suficiente brillo — se lo aparté de las manos levantándome ydejándolo sobre el escritorio.

 — ¡Oye! ¡Aun le quedaba un poco!

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 — Si tú lo dices — elevé mi ceja a la vez que volvía a su lado. Agarró mi mano.

 — Gracias, fue un bonito detalle por tu parte, no pensé que te acordaras de lo que me gustaba —   bajó la mirada. Le sujeté la barbilla e hice que me mirara.

 — ¿Y por qué no iba a acordarme?

 — Porque tu misma me pediste que te olvidara.

 — ¿Y lo hiciste? — la cuestioné suavemente.

 —   No, no pude. Ni aunque quisiera podría…y te puedo asegurar que lo he intentado…todo estetiempo he tratado de odiarte pero ni eso he podido siquiera.

 — Yo tampoco he podido olvidarte en todo este tiempo.

 — ¿Por qué me dejaste? — cuestionó mirándome fijamente — ¿Por qué me hiciste creer que nosentías nada por mí?

 —  Tu me… 

 —  Sí, te escuche en el hospital… ¿por qué lo hiciste? ¿Por miedo?— su tono no era de reproche.Sonaba dolido.

 —   No, yo…solo tenia que volver, pensé que de esa manera era lo mejor para ambas, reconozcoque me equivoqué.

 —   Nicole, lo que sucedió ese día en el despacho de papá…fue lo que te hizo cambiar de opinión,¿verdad?

 — Si — respondí tras unos breves instantes de dilema mental.

Esperé la siguiente pregunta, no demasiado segura de que iba a responderle. No quería mentirle, pero también había prometido a mi tío no contarle la verdad. La indecisión debió de mostrarse enmi rostro. Acarició la mano que sostenía entre las suyas antes de hablar.

 —  Tranquila, no sé lo que sucedió ese día allí…pero debió de ser lo suficientemente importantecomo para hacerte cambiar de parecer. No quiero que te sientas obligada a contarme, si hiciste lo

que hiciste fue por que creíste que eso era lo mejor en ese momento, solo quiero saber lo que piensas ahora, ¿sigues pensando que así es como debe de ser? ¿Como debemos de quedar?

 —   No sé si así deba o no deba ser…solo sé lo que siento en este momento. 

 — ¿Y qué sientes?

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 — Algo que nunca antes había sentido por nadie, algo que me hace sentir la persona más feliz ymás desgraciada a la vez.

 — ¿Yo te hago sentir eso? ¿Te causo dolor? — cuestionó suavemente sin dejar que nuestros ojosse separaran.

 — No, tu me haces sentirme la persona mas dichosa…la desgracia viene después, cuandodescubro que en realidad no estás, que no tengo nada y solo es una ilusión…un recuerdo…eso eslo que causa dolor…— confesé tragando pesadamente y evitando las lágrimas.

 — Quiero ser algo más que un recuerdo en tu vida, que una ilusión.

 —  Y yo deseo que lo seas, pero siendo realistas… ¿qué futuro hay? tú estas aquí, y yo allí…  

 — Es temporal, me quedan solo unos meses para terminar el instituto, podría convencer a papá para irme a estudiar allí.

 —   Nat, no es tan sencillo tú… 

 — Las cosas son complicadas si tú misma las complicas, tú me enseñaste eso. Déjame intentarlo, por favor… 

 — No voy a permitir que dejes todo por mí — me levanté y fui hacia la ventana.

El frío viento hacia que las hojas volaran de un lado a otro de la calle. Fijé mi atención en unchiquillo que corría detrás de su madre, prácticamente siendo arrastrado de su mano por esta.Unas manos en mi cintura y un cálido cuerpo pegado a mi espalda me devolvieron a la realidad

de ese cuarto. —   No se trata solo de ti…— me volví en el abrazo mirándola a los ojos — Quiero estar contigo.

 — ¿Estás segura? ¿A pesar de todas las dificultades?

 — A pesar de todas las dificultades, nunca he estado más segura en toda mi vida.

Sonreí elevando mi mano y acariciando su delicado rostro. Se rindió a mi caricia entornandosuavemente sus ojos. Acorté el poco espacio que separaba nuestros labios y la besé suavemente.Se separó un poco antes de volver a hablar.

 — ¿Eso es un sí? — cuestionó con una sonrisa.

 —  Uhm…tal vez… 

La sonada respuesta se ganó un golpe en mi brazo. Sonreí antes de volver a acercarme a su rostroy besarla de nuevo.

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***

Un suave toque en la puerta me sacó del recuerdo de lo que había sucedido instantes antes en esamisma habitación. Me aclaré la garganta antes de responder.

 — Adelante.

 — ¿Cariño? Tienes visita — comentó mi madre entrando y haciéndose a un lado.

Mi visita era cuanto menos, inesperada. Me levanté de la cama ligeramente asustada.

 — Hola — saludó tímida desde la puerta.

 — Hola.

 — Bueno, os dejo a solas, si necesitáis algo me avisáis — salió mi madre de la habitación, pobre

de ella, sonriente y desconocedora que acababa de llevar a mi cuarto a la causante de queestuviera postrada sobre esa cama.

Me quedé callada e inmóvil, esperando una respuesta por su parte.

 —  Supongo que te estarás preguntando que ando haciendo aquí…yo solo quería ver como estás.  

 — Amoratada y golpeada, ¿satisfecha con tu trabajo? — le contesté duramente. Bajó la miradaante mi respuesta.

 — Lo siento, no f ue mi intención que acabaras así…solo quería asustarte…supongo que perdí el

control…  — No me digas, casi no se nota — ironicé.

 — Por favor, perdóname, sé que estuvo mal lo que hice — comenzó a acercarse.

 —  Iris, ya…si lo que pretendes es que no te denuncie tranquila, que no lo haré.

 — Puedes hacerlo si quieres, bien sé que me lo merezco.

 —  El castigo ya lo tienes contigo misma y tu conciencia…no necesitas más. 

 —  Yo… 

 No pudo acabar, la puerta se abrió haciendo aparecer a Nicole.

 —  ¿A que no sabes que…?— sus palabras también se vieron cortadas al percatarse de la presencia de Iris — ¿Qué haces aquí? Creí que te había dejado bien claro lo que había, ¿qué pasa?¿Eres corta de entendederas o qué? — se acercó amenazante a la rubia.

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 — Nicole tranquila, ella ya se iba, ¿verdad Iris?

 —  Sí…ya me iba…lo siento mucho…todo…— salió del cuarto.

Miré a Nicole, mantenía sus puños cerrados a ambos lados de su cuerpo. Su cara lo decía todo.

Me miró enfurecida.

 — ¿Cómo has dejado que entre?

 —   Nicole, solo quería disculparse… 

 — Oh si, fenomenal, ahora se disculpa y se arregla todo, ¿y cuándo quedamos para la próxima paliza? — comenzó a dar vueltas por la habitación.

Me levanté de la cama y la paré.

 — Ey vamos, hasta ella tiene sentimientos después de todo.

 — Le dije que no se acercara — elevó un dedo iracunda — ¿Acaso ya no doy miedo?

Me senté sobre la cama, divertida por los rumbos que comenzaba a tomar esto.

 — ¿Y tú de qué demonios te ríes? no tiene ninguna gracia.

 — Eso es porque no te estas mirando ahora mismo, ¿qué te molesta exactamente? ¿Que hayavenido a verme o que te haya ―desobedecido‖?— me encargué de remarcar bien la ultima palabra.

 — Una cosa lleva a la otra.

 —  Si claro…Vamos Nic, ya déjalo estar…solo quería disculparse. 

 — Supongo — se sentó a mi lado abatida — Es solo que no puedo evitar preocuparme.

 — Lo sé — sujeté una de sus manos entre las mías antes de acercarme y besarla en la mejilla. —  ¿Sabes? Después de todo Iris me hizo un favor…te trajo de vuelta.  

Me miró, claramente alucinada, levantándose de la cama.

 — ¡¿Y ahora resulta que encima hay que agradecerle que te haya pisoteado?! Tú estas mal, ¡muymal! Ahora mismo llamo a tu padre para que te lleven a revisar esa cabeza de chorlito de nuevo.

Comenzó a dirigirse hacia la puerta, me levanté entre risas y la abracé.

 — Eres una loca… 

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 — Quien fue a hablar  — me sonrió. Elevé mi mano y acaricié su rostro.

 — Te quiero — le susurré prácticamente sin pensarlo. Vi que su sonrisa se magnificaba antes deacercarse a mis labios.

 —  Y yo a ti, te quiero… 

DÉCIMA PARTE 

Mis obligaciones me obligaron a regresar a Londres unos días después.

 — ¿Y cuándo me la presentarás?.

Levanté la mirada de mi cuaderno por octava vez en menos de cinco minutos y miré a mi amigoentornando mis ojos.

 — Vuélvemelo a preguntar y nunca, ¿me oyes?

 — Uys, eso sonó amenazante …— comenzó a tirarme trocitos de goma a la cara.

 —  Tú sigue …que hoy no vuelves entero a la cena.  

 — ¿Pero no me ibas a invitar? Joder que estirada estás desde que tienes novia.

 —  Ya …— cerré el cuaderno y lo encaré al otro lado de la mesa — ¿Satisfecho?

 — No, ¿qué se siente al besar a una chica? — cuestionó adoptando una pose de lo más

mariposona.

Enarqué mi ceja, observándolo incrédula, estaba claro que este chico nunca dejaría desorprenderme.

 — ¿Qué sentiste cuando me besaste?.

 —  Cosquillitas … jeje, tu me entiendes …— empezó a gesticular con su cara.

 — No, no te entiendo — le respondí seria.

 — ¡Vamos! ¿Qué sentiste tú?.

 —  Babas, muchas babas … Por tu bien y el de tu futura, espero que hayas aprendido a besar mejor.

 — Teníamos diez años, ¿qué quieres? Demasiado que te besé …  

 — Oh si, y ahora resulta que me hiciste el gran favor de mi vida.

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 — ¡Claro que sí! Fui quien abrió el camino, ¡pero si nadie se te acercaba a menos de tres metros!

 — Y ni falta que hacía.

 — Claro, teniéndome a mi cerca … 

 — Cierto, contigo me bastaba y me sobraba — rodé mis ojos recordando a un mini Robertescondiéndose despavorido detrás de mi para evitar que los matones del colegio le robaran eldesayuno.

 — ¿Entonces cuándo me la presentaras?.

 —  Mira niño … — elevé el dedo amenazante —  a la … 

El teléfono cortó todo argumento. Me acerqué y lo cogí.

 — ¿Si?.

 — ¿Cómo esta la estudiante de derecho mas guapa de todo Londres?.

 — ¿Sólo de Londres? — pregunté a la vez que una sonrisa se instalaba automáticamente en mirostro. Sonrisa que atrajo a mi amigo como un imán a mi lado.

 — ¿Es ella? Déjame, pásamela, pásamela — comenzó a susurrar entre saltos intentando robarmeel auricular. Lo empujé y me volví de espaldas.

 — Decir de toda Europa sería muy presuntuoso por tu parte.

 — Jaja, ¿cómo estas cariño?.

 — Extrañándote horriblemente, pero bien, supongo que bien. ¿Y tú? ¿Cómo vas con losexámenes?.

 — Fatal, empiezo a pensar que me equivoqué de carrera.

 — Vamos no será para tanto, ya verás como salen bien, solo no te presiones.

 — ¡Lo que pasa es que no deja de pensar en tiiii! — grito Robert acercándose y ganándose otro

 buen empujón. — ¿Estás con alguien? ¿Molesto? — la oí cuestionar dudosa.

 —  ¡Noo! Es solo Robert, estábamos estudiando … 

 — Oh, ok, entonces te dejo, no quiero que te distraigas.

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 — ¡Noo! Quiero decir, no me distraes.

 —   No es lo que he oído … 

Giré mi cara y le dediqué una mirada asesina, asustado levantó los brazos y se separó sentándose

sobre el sofá. Moví mi cabeza en un claro gesto de que se largara de la sala. Se levantó y salió.

 —  Lo siento…ya se fue…no le hagas caso… 

 —  Jaja, ¿lo echaste? Dios, ahora me cogerá pelusilla… 

 — Eso le pasa por cotilla, te digo que Andi a su lado no es nada.

 —  Pues ya es decir entonces… ¿y cuando me lo presentaras?. 

―¿Qué pasa? ¿La pregunta del día o qué?‖. 

 — ¿Quieres conocerle?.

 — Me muero por conocer al personaje.

 — ¿Debo ponerme celosa?.

 — No mucho más de lo que ya estoy yo por saber que él te tiene al lado mientras otra tiene queconformarse con tu voz.

 — Solo tres semanas.

 —  Y dice solo…tu lo que no quieres es verme. Claro, como tienes a Robert es fácil…  

 — Oye que tú también tienes a Andi.

 — ¿Y?.

 — Pues eso, ¿y? .

 — Que te quiero.

 —  Ah y yo no… 

Un grito pareció oírse en la otra línea.

 — Mamá dice que te alimentes, te abrigues bien y saludes a la señora Norman de su parte.

 — Que no se preocupe.

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 — ¿Ya te he dicho que te quiero?

 —  Uhm, puede… ¿por qué?. 

 — Porque te quiero, un beso, nos vemos.

 — Te quiero, nos vemos.

Colgué el auricular y me giré percatándome de la presencia de mi amigo bajo el marco de la puerta.

 — ¿Y tú que haces ahí?.

 — ¿Comiendo? — respondió con la cuchara en su boca y la tarrina de helado entre sus manos.

 —  Ya veo, muy bonito…tira pa la cocina y deja eso, que luego tu madre me regaña porque no

cenas.

***

 — ¿Luego saldréis a tomar algo?.

 —  Uhm, no sé, la verdad es que no tengo ni idea…— le respondí a mi amiga mientras seguíenfrascada en la colocación de los adornos del árbol de Navidad.

 — ¡El ositoo! ¡El osiiitooo! — exclamaba saltando a mi lado mi hermano mientras me tendía la preciada figura.

 — El osito, ¿dónde lo ponemos Alex? — lo cuestioné observando que poco espacio quedaba yaentre las ramas para otro cacharro más.

 — ¡Ahiii!! — alzó los brazos intentando llegar sin éxito a la cúspide del gran árbol.

 — ¿Al lado de la estrellita?

 — ¡Siii!! — saltó emocionado.

 — Ok  — lo alcé en mis brazos y le permití poner el adorno.

 — ¡Ya! — gritó haciendo palmas.

 — Dios, ¡¡eres un fenómeno Alex!!¡¡Te quedo divino de la muerte, oseaaa!! — lo aplaudía a suvez mi amiga.

 — Jijiji.

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Lo coloqué en el suelo dirigiéndome de nuevo a Andi.

 — ¿Algún plan para luego?

 — Lo de siempre supongo, ya sabes cena familiar y fiestorro en casa. Si no tenéis nada mejor 

que hacer, que lo dudo — me guiñó un ojo pícaramente — Os podríais pasar.

 — Pues mira, no es mala idea, a ver que dice Nicole, porque dudo que quiera quedarse en casa.

 — La verdad es que eso de pasar la cena de Navidad con los socios de tu padre — hizo unamueca.

 —  Ya sabes lo completo que es… 

 — ¡Sí! Ya veras que sorpresa cuando te vea — apareció el susodicho tras la puerta de laentrada. — ¡Vaya! ¡Pero si tenemos visita! ¡Hola Andi!

 — Hola Miguel.

 — ¡Papá! — se tiró Alex a sus brazos desde el sofá.

 — ¡¡Woooaa!!¡¡Pero si está aquí mi hombrecitoo!! Pasa David, no te quedes en la puerta — lecomentó al chico que se encontraba a su lado instantes antes de entrar a la habitación.

 — Hola — nos saludó cortésmente aun cerca de la puerta. Le devolvimos el saludo.

 — Os acordáis de David, ¿verdad?

―Como olvidar al primer chavalín con el que me morreé…‖  

 —  Si… ¿Qué hay? ¿Cómo estas? — me acerqué a él y lo besé cordialmente.

 — Pues nada, aquí a traer unos bultos para la cena para luego no venir tan cargados, si me permitís voy sacarlos del coche.

 — ¿Necesitas ayuda? — le cuestionó mi padre.

 —   Nah, puedo solo…ahora regreso— dijo dedicándome una sonrisa antes de volverse y salir.

 — Que chico mas simpático, ¿verdad? — comentó papá dirigiéndose hacia la cocina con mihermano aun en sus brazos.

 — ¿Y Nic? — pregunté extrañada, pues supuestamente debería de haberla recogido ya.

 — Llamó a la oficina diciendo que su vuelo se retrasaba por un par de horas, iré en un rato, ¿teapuntas?

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 — Me gustaría — le sonreí bobamente mientras lo veía perderse tras la puerta.

 — Tierra llamando a Natalia, tierra llamando a Natalia, Houston tenemos un problema.

 — ¿Eh? — volví la atención hacia mi amiga.

 — ¿Acaso aun no te has coscado de la situación? — enarqué mi ceja al más puro estilo Nic — Eltipo de ahí fuera…jeje, hola— lo saludó sonriendo falsamente cuando el susodicho cruzó la saladirecto a la cocina —…va a cenar con vosotros esta noche — susurró entre dientes.

 — Sí, ¿y?

 — ¿Cómo que y? ¿Tengo que hacerte un croquis? ¡Tu ex y tu novia van a estar en la mismamesa!

 —   No es mi ex…— traté de restarle importancia al asunto.

 —   No trates de llamarme mentirosa…que yo misma vi como os intercambiabais los chupetes enla guardería…además, ¿no te has fijado como te mira? ¡Pero si te desnuda con la mirada!  

 —  Jaja, Andi, por favor, no me seas dramática…el no me mira así, y respecto a lo de loschupetes… ¡éramos niños! 

 — Que conste que te avisé…saluda a Nicole de mi parte— se acercó besándome en la mejilla —  Y si queréis pasaros luego ni lo dudéis.

 — Sí, gracias.

 —  Por nada…mantén los cuchillos bien lejos de esos dos en toda la noche.  

 —  Jaja, y luego la paranoica soy yo…hasta luego.

 — Hasta luego.

Cerré la puerta y me giré encontrándome con David de nuevo.

 —  Lo siento, tenías que…— me aparté dejándole sitio para pasar.

 —   No, ya he…sacado todo…solo eran un par de ollas. ¿Ya se fue Andrea?  — Sí, tenía prisa, me pidió que te despidiera de su parte — mentí.

 —  Gracias, raro…de sobra es sabido que le caigo peor que una patada en el culo.  

 — Nah, no creo. ¿Y que tal en Italia? — intenté cambiar de tema.

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 —  Papá seguro David tiene muchas cosas que hacer… 

 — Nah, para nada, ¿quien es Nic?

 — Mi sobrina, vamos a recogerla al aeropuerto. Vive y estudia en Londres pero pasará las

 Navidades con nosotros — dijo mi padre saliendo de casa.

El camino hacia el aeropuerto transcurrió con el monólogo eterno de papá hablando de negocioscon David. Aparcamos el coche y nos dirigimos hacia la terminal desde donde desembarcaría.Íbamos caminando cuando noté que alguien me agarraba desde atrás por la cintura.

 — ¡Buu!.

Me giré claramente asustada. Era Nicole. Me miró sonriente antes de envolverme entre sus brazos.

 —  Princesa, no te pares o llegare… ¡Nicole! ¿Cómo…?— cuestionó extrañado papá mientrasreparaba en su presencia.

 — El vuelo solo se retrasó una hora, iba de camino a coger un taxi cuando os ví — se separó demi y se abrazó a él.

 — Cariño, hubieras llamado... Sabes que no había ningún problema.

 — Ya, pero quería daros una sorpresa.

 — Una sorpresa me diste a mí, que por poco me da un infarto del susto — la golpeé en el brazo

en broma. — Ouch, ¿así es como me recibes? yo también te quiero.

Le saqué la lengua en respuesta. Sonrió antes de dirigir su mirada hacia el chico que había anuestro lado.

 — Nicole, él es David, el hijo de mi socio Carlos. David, Nicole, mi sobrina.

Se saludaron cordialmente antes de poner rumbo hacia el coche. El viaje de regreso esta veztranscurrió en un interrogatorio hacia Nic, tanto por parte de papá como de David quien para mi

sorpresa y ―desgracia‖ había elegido pasar el camino esta vez en e l asiento trasero con nosotras.Sus miradas y sus sonrisas hacia mi no parecieron pasar desapercibidas para la persona sentada ami otro lado.

 — ¿Y conoces a ese David desde hace mucho? — cuestionó Nicole mientras ya en nuestrahabitación colocaba su ropa en el armario.

 — Desde niños, ¿te ayudo? — me levanté colocándome a su lado.

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 —   No, no hace falta…— siguió entregada a su labor.

 — ¿Estas molesta conmigo? — dejó todo su quehacer y me miró.

 — No, ¿por qué?

 — Porque aun no me has besado — me acerqué mas, rodeando su cintura con mis brazos.

 —  Ah, por eso…— torció la boca pensativa — Pues déjame decirte que tu tampoco lo hasintentado, ¿no te hace eso pensar que tal vez lo esté esperando?

Le sonreí antes de comenzar a acercarme a su rostro, nuestros labios comenzaron a rozarseapenas cuando la puerta fue abierta de pronto. Nos separamos rápidamente.

 — ¡¡Nicooo!! — gritó Alex entrando y enganchándose como siempre de la pierna de esta.

 — ¡¡Aleeex!!¡Cuánto tiempo renacuajo! A ver, déjame verte... — consiguió que se separara —  ¡¡Iooss!!¡¡Cómo has crecido!!

 — Jiji, ¡¡toy grande!!

 — ¡¡Siii!! — se puso de rodillas a su lado — Dentro de poco me ganaras.

 — Jiji, ¡¡sii! ¡Miraa! ¡Quería verteee! — señaló hacia la puerta desde donde Rosita intentaba huir.

 —  Ohh, vaya… ¡Rositaa! ¿Segur o que quería verme? Más bien creo que quiere irse.

 — ¡¡Noo!!¡Rositaaa! — se levantó y la cogió. Rosita asustada se escondió en su caparazón. —  ¿Rosita? — la sacudió — ¡Desperta!

 —  Jaja, Alex déjala, esta cansada… 

 — Si, tié sueño, voy a acostarla — salió corriendo de la habitación dejándonos de nuevo a solas.

Se levantó y cerró de nuevo la puerta. Comenzó a acercarse sugerente hacia mí.

 — ¿Por dónde íbamos?

 —  Uhm…— sus labios en mi cuello no me dejaban pensar con claridad.

De nuevo la puerta se abrió de repente.

 — ¡Nicole! — exclamó ahora mi otro hermano entrando sin ningún tapujo a mi habitación yacercándose a nosotras. — ¿Qué hacéis? — cuestionó extrañado dada nuestra rara posición.

 — Eh, nada, mirándole a tu hermana algo que tenia en el cuello.

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 — Será un chapetón de su novio.

 — Seguramente — me miró risueña admirando todas las tonalidades de rojo en mi cara.

 — ¡Sal de aquí sapo!

 — Nicole que bueno que vinieras — pasó olímpicamente de mí y la abrazó — Ya veras, conseguíun nuevo juego de luchas.

 — ¿El que te conté?

 —  ¡Sí! Me costó encontrarlo pero…buff, tá de vicio… ¿jugaremos? si si, por fa…  

 —  Claro…espero que hayas practicado porque esta vez no pienso dejarme. 

 —  Te vas a cagar…me voy a practicar— e igual que entró, salió.

 — Niños — rodé mis ojos.

 — Así que novio, ¿eh?.

 —   No te irás a… 

 — ¿Me puedes besar de una puñetera vez? — se acercó no dejándome ni acabar. Y estaba por hacerlo cuando de nuevo la puerta se abrió sorprendiéndonos ahora abrazadas.

 — ¡Nicole! ¿Tienes ropa sucia?.

 —   No…toda limpia tía — se separó de mí algo cortada.

 — Lo suponía. Si tenéis frío dadle a la calefacción, aunque por mí podéis seguir abrazadas.Ahorro pa el rancho — cerró la puerta dejándonos a solas de nuevo. Comenzamos a reír por locómico de la situación.

 — ¿Toda tu familia se puso de acuerdo o qué?.

 —  Por si acaso mantén las distancias…que aun queda papá.  

 —  Y el David ese… 

 — El no creo que suba.

Toc toc.

 —  Al menos alguien educado… ¡adelante!— grité a quien fuera que estuviera al otro lado del pasillo.

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 — Hola, ¿se puede? — cuestionó dudoso David entreabriendo la puerta.

 — Hola, sí, claro.

 — Bueno, me estaba preguntando si querríais venir a dar una vuelta antes de la cena.

 —  Uhm…— miré a Nicole esperando una respuesta por su parte.

 — Conmigo no contéis, aun me queda equipaje por sacar, la ducha…uff… 

 — ¿Y tú Natalia?.

 —  Bueno, eh…otro día tal vez…aun me queda ducharme también, además tenia que arreglarte el pelo, ¿verdad Nic? — busqué que me siguiera el juego.

 —  Oh si…pero no te preocupes, ve si quieres, ya me las apañaré— sonrió pasando

completamente y como si aquello fuera lo más normal del mundo.

 —  Anda, ven… 

 —   No, mejor otro día… ¿sí? De verdad tengo aun cosas que hacer. 

 —  Ok, como quieras, luego os veo entonces…hasta luego.  

 — Lo siento, hasta luego — dije a la vez que lo veía desaparecer tras la puerta cerrada.

 — Eres mala, mira que darle calabazas al pobre chico — comentó Nic comenzando a ordenar de

nuevo su ropa.

 —  Habló la santa…parece que quisieras que me metiera en su cama.  

Enarcó su ceja y me miró.

 — Creía que no tenía de que preocuparme, que solo era tu amigo de la infancia.

 —  Pues sí… 

 —  ¿Entonces? ¿Pretendes que te cele? ya sabes que eso no es que vaya precisamente conmigo…  

 — Ya, pero al menos podrías fingir un poco.

 — ¿Mas de lo que ya de por si hago? Por favor, no me vengas con niñerías ahora…— se dio lavuelta y siguió con su labor.

 — ¿Niñerías? ¿Te parecen niñerías? Dime, ¿de verdad te importo?

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 — Por supuesto que me importas, ya deberías saberlo, ¿o que aun no te diste cuenta? — meencaró de nuevo.

 — No lo parece cuando te comportas así…como hace un rato…— salí de la habitación conlágrimas en los ojos y me encerré en el baño.

***

―Vale Nicole, tu sigue centrada en tu plato e ignora las risas de tu novia con ese payaso…no vasa mirar, no vas a enarcar tu ceja y por supuesto no vas a abrir tu bocota para interrumpirles. Eso,tu solo come y calla. Los celos no te consumen…solo es, la sensación de sentirte ignorada por la persona que quieres mientras un elemento trata de camelársela a base de bromitas ychistecitos…‖ 

 —  …si, y va y dice, el pavoo, ¡el pavooo!

 —  Jaja, menudo pánfilo. Espero me lo presentes algún día, se ve un tipo…interesante. —  Jaja, sin duda…si hubieras visto la primera vez que salimos de copas…  

―Suficiente…‖ 

Me levanté de mi silla y puse rumbo hacia la cocina. Me apoyé con las manos en la encimera a lavez que cerraba los ojos y trataba de calmarme. Unas manos no tardaron mucho en posarse en micintura. El olor de su perfume la delató.

 — ¿Qué quieres? ¿Ya te aburriste de tu amigo? — pregunté aun con los ojos cerrados.

 —   No seas estúpida… 

Me giré y la encaré.

 —  Estoy cansada Natalia, esto no funciona…y lo sabes.  

 — ¿Te cansaste de mí?.

 —   No pero… 

 — Sí de él. —  Tal vez…Mira, parece un chico agradable, simpático, buena gente, le gustas, a tu padre leencanta…Lo que quiero decir es que tal vez deberías reconsiderarte la idea de…  

Cortó toda mi verborrea juntando nuestros labios.

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 —   No hay nada que reconsiderar…te quiero a ti…y que sea un chico agradable, simpático, buena gente, que le guste y a mi padre le encante…No va a cam biar nada. Siento habermecomportado como una niña contigo esta tarde, pero más siento que la rabieta me haya llevado aignorarte de esta forma durante toda la noche.

 — ¿Rabieta? ¿No era un plan? — ¿Siempre tienes que cuestionarme todo?

 — Ya sabes que no me gusta dejar cabos sueltos.

 — Ejem — carraspeó alguien en la puerta. Nos separamos antes de girarnos y descubrir de quiense trataba — Lo siento, no quería interrumpir, solo venía a por algo de hielo.

 —  Uhm, si, está en el congelador… 

 — Gracias, no lo hubiera ni imaginado…— comentó el chico abriéndolo y sacando una bolsa para instantes después vaciarla en la cubitera.

 — ¿Necesitas ayuda? — trató de acercársele Nat.

 — No, no te preocupes, podéis seguir con lo vuestro — me miró con asco antes de salir por la puerta.

 —  David espera…— trató de seguirle Natalia pero la sostuve del brazo.

 —  Déjalo, creo que será mejor que le des su tiempo… 

 —Si, supongo…— bajó la mirada.

 — Ey — le sostuve la barbilla haciendo que me mirara — Todo va a estar bien, ya veras — lesonreí.

 —  Eso espero, será mejor que volvamos… 

 — Sí.

La seguí a través de la puerta y el pasillo hasta llegar a la sala. Nos sentamos a la mesa, frente a

nuestros respectivos platos. David, que en ese momento estaba hablando con su padre, se giró amirarnos. De sobra esta decir que el desgraciado se pasó el resto de la noche ignorando a Nataliaa su lado.

 — Hola — dije saliendo al patio de la cocina y dirigiéndome hacia el balancín con una copa encada mano. Le tendí una al chico sentado, la cual aceptó. — ¿Puedo? — cuestioné insegura.

 — Por que no ibas a poder, si a fin de cuentas prácticamente vives aquí.

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 — Aún así, no dejo de ser una extraña.

 — Por eso te tomas tantas libertades con la hija de los dueños, ¿verdad?

 — Siento mucho que tuvieras que enterarte de esa manera.

 — No lo sientas, me alegro de que me hubierais abierto los ojos de esa manera, seguro que bastante ya os habréis reído a mi costa — tiró el cava hacia el césped quedándose con la copavacía entre sus manos.

 — No digas cosas que no sabes, Natalia te aprecia mucho…y me guste más o me guste menos, puedo intuir por que… 

 — ¿Y ella te lo ha dicho?

 — No, pero basta entrar ahora mismo ahí dentro y mirarla a los ojos para ver que se encuentra

herida.

 — ¿Y qué haces aquí perdiendo tu tiempo conmigo? ve allá a consolarla, que seguro que se te daestupendo — me miro fríamente.

 — Pensaba que eras otro tipo de persona, pero ya veo que me equivoqué — me levanté ycomencé a caminar hacia el interior. Me detuve y me volví — Solo una última cosa, ¿qué temolesta más? ¿El hecho de que esté con una mujer? ¿O el hecho de que tu ego de machito hayasido herido? Hay queda la pregunta…— me giré y continué caminando hacia dentro.

Entré a la sala, donde la música ya invadía el espacio haciendo que las paredes retumbaran. Me

acerqué a mi tío, demasiado alegre dado lo temprano de la noche. — ¿Sabes donde esta Natalia?

 — Subió a su cuarto, al parecer no se encontraba muy bien…anda súbele una copa que seanime, ¡la noche es joven! — comenzó a bailar saltando mas que un canguro.

Subí las escaleras y toqué suavemente a la puerta.

 — Adelante.

 — Hola — dije entrando y cerrando la puerta tras de mí — ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No teencuentras bien? — pregunté acercándome y ya sabiendo la causa de tal encierro.

 — Estoy cansada, fue un largo día.

 — ¿Segura? — me quité mis zapatos y me tumbé junto a ella en la cama.

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 —   No, lo cierto es que no paro de darle vueltas a lo que ha sucedido en la cocina…no quería quese enterara de esa manera…Me duele saber que después de todo no fuera como esperara, que nome acepte de esta manera, creía que era mi amigo…— me miró al borde de las lagrimas.

 — Ey vamos — la abracé —  Solo necesita tiempo para asimilarlo todo…concédeselo. 

 —  Ojalá tengas razón… 

 — Ya veras como sí — la besé en la sien antes de separarme un poco y tratar de secarle laslágrimas — Y no llores mas, que se te corre el rimel.

 — Pero si no llevo rimel — sonrió.

 — Tal vez, pero conseguí mi objetivo — le sonreí a mi vez antes de acercarme y besarlasuavemente.

 — ¿Y solo tienes ese objetivo? — cuestionó sugerente cuando nos separamos.

 — Si te portas bien, tal vez mas tarde te desvele el resto.

 — Interesante — comentó antes de posicionar sus labios de nuevo sobre los míos.

***

 —  Muere cabrón de mier… 

 — ¡Dani! ¿Qué te tengo dicho?

 —  Sí, señorita Scarlataaa…¡¡cabronazo!!¡Dale Nic! ¡¡Daleeee!!

Rodé mis ojos mientras intentaba por tercera vez centrar la atención en el libro que sostenía enmis piernas. Serían algo más de las seis de la tarde. De nuevo el sonido del par de energúmenosque tenía delante me distrajo de mi cometido. Elevé mi vista hacia el televisor donde dos pequeños monigotes intentaban ganar la Segunda Guerra Mundial ellos solitos.

 —  ¡¡Danii!! No puedo, ¡necesito ayuda! ¡Ayuda! cambio… 

 — ¡¡Usa el bazocaa!!¡¡El bazocaa!!

 —  Ah, será hijo de…— tiró Nicole el mando al suelo antes de subirse a mi lado en el sofá yrobarme parte de mi manta.

 —  Ey…— intenté quejarme para solo ganarme por eso el quedarme destapada completamente.Me sacó la lengua mientras se reliaba en ella en la otra esquina del sillón. —  Ahora veras…— meabalancé sobre ella.

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 — ¡¡No te preocupes, yo te vengaré primaa!!¡¡Fiuuu!! ¡¡Fiuuuuu!! — seguía mi hermanogolpeando frenéticamente los botones del mando mientras se revolcaba por el suelo, ausente anuestra propia batalla campal sobre el sofá.

 —  Ouch…si serás…— se defendió intentando hacerme cosquillas. Suficiente ataque para acabar 

de bruces contra el suelo. – ¿Te has hecho daño, cariño? — preguntó inocente desde arriba.Mi respuesta no se hizo esperar, de nuevo subí sobre ella y comencé a atacar, siendo yo esta vezla que la arrojaba contra el suelo.

 — ¿Estas bien, mi amor? — pregunté ahora yo desde arriba.

 —  Oh sii…— sin esperarlo acortó el breve espacio que nos separaba y me robó un beso —  Divinamente tesoro…— susurró antes de levantarse. — Pa que no pase frío mi niña — Me tapómimosamente con la manta — ¿Te apetece algo caliente?

 — ¿Un chocolate? — la miré con ojillos suplicantes. — Marchando un chocolate para la niña. Dani, ¿tu quieres algo?

 — ¡Palomitas!

 — ¡Y unas palomitas para mi vengador! — la vi desaparecer por el pasillo.

Apenas habían pasado unos segundos cuando el timbre sonó.

 — ¡Voy yo! — la oí decir a la vez que se dirigía hacia la puerta. — Hola.

 —  Hola… ¿qué hay? ¿Está Natalia?— el sonido de esa grave voz hizo que de un salto melevantara del sofá.

 —  Sí, pasa… 

Me encontraba doblando la manta cuando David y Nicole entraron a la sala.

 —  Hola…— dijo algo cortado aun en el marco de la puerta.

 —  Hola, no te esperaba… 

 —  Bueno, yo…estaré en la cocina. Dani, ¿por qué no vienes y me ayudas con esas palomitas?

 —  ¿Ahora? joo… 

 —  Andaa…por fáa… 

 — Bueeeno, pero luego jugaremos un partidillo, ¿vale?

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 —  Hecho… ¿David? ¿Te apetece tomar algo? ¿Un café? ¿Un chocolate?  

 — Un café estará bien, gracias.

 —  Ahora mismo volvemos…— de nuevo se perdió por el pasillo, aunque esta vez junto a mi

hermano.

 —  Yo…siento molestar…— intentó disculparse mi amigo.

 — Nah, para nada, ni te preocupes, ya ves que planazo tenemos para una fría tarde de domingo.

 — ¿No están tus padres?

 — No, salieron a una comida, se llevaron solo a Alex.

 —  Oh, ya veo…bueno, yo solo vine a…disculparme contigo por lo de la otra noche…siento

haberme comportado así, supongo que solo me sorprendió. El hecho de que me gustas creo queno es ningún secreto, desde niños me has gustado…pero quiero que sepas que el q ue estés conotra persona no va a cambiar nada al respecto. Seguirás siendo mi amiga, y te seguiré queriendoy apreciando como tal.

Lo noté titubear durante unos instantes, antes de tragar pesadamente y volver la mirada haciaotro lado. Me acerqué y lo abracé.

 — Gracias David, todo esto, significa mucho para mí — dije apenas me separé de el.

 — Es buena chica, ¿verdad?

 —  Si…— bajó la mirada — Y tu también eres un buen chico.

 — Gracias, supongo que simplemente no vengo con los complementos adecuados — me mirótratando de bromear.

 — Si hay algo de lo que me he dado cuenta, es de que los complementos poco importan aveces — le sonreí.

Pareció quedarse un rato pensativo, analizando mis palabras, hasta que el conocimiento se vioreflejado en su cara. Estaba a punto de hablarme cuando Nicole y Dani aparecieron en la sala.

 — La merienda está lista.

El buen ambiente reinó durante el resto de la tarde. A eso de las ocho David se despidió denosotros y se marchó a su casa. Terminé de recoger los cacharros de la merienda y subí a mihabitación. Me encontraba preparando mi ropa para meterme a la ducha en cuanto saliera Nicolecuando el sonido de su móvil me sorprendió. Lo sostuve entre mis manos intentando adivinar quien era a través del identificador de llamadas y con el dilema de seguir dejándolo sonar o

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cogerlo. Decidí que lo mejor era dejarlo sonar hasta que saltara el contestador, y así hice. Perotras unos breves instantes en silencio de nuevo comenzó a sonar. Lo cogí y salí de la habitación.Toqué a la puerta del baño.

 — ¿Nicole? ¿Has termin...?

 — ¿Sí? — abrió la puerta rodeada en una minúscula toalla.

 —  Eh, estoo…— sacudí ligeramente mi cabeza en un claro gesto por librarme de todos esos pensamientos perversos que comenzaban a venir  — Móvil — se lo planté en todas las narices.

 —  Oh, gracias… ¿Sí?— cuestionó con el cacharrito en su oreja — Oh, hola señor Stevens.

Me quedé pasmada en la puerta sin ser capaz de moverme ni de apartar la mirada de cada gesto.Ella por su parte permanecía ajena a mí, concentrada en la conversación con el tal Stevens. No séni como lo hice pero al final conseguí ordenar a mis piernas que volviéramos a la habitación para

otorgarle cierta privacidad. Cerré la puerta tras de mí antes de suspirar.Me senté sobre mi cama mientras intentaba evadirme del suave susurro a través de la cerrada puerta de su perfecto ingles. Unos minutos bastaron para que entrara a la habitación, para miinsatisfacción con algo más de ropa. Comenzó a rebuscar en una carpeta que sacó de uno de los bolsillos interiores de su maleta vacía.

 — ¿Era importante?

 — Si — siguió enzarzada con los papeles hasta que pareció encontrar aquello que tanto buscaba.Estuvo un rato leyéndolo antes de coger de nuevo el teléfono y llamar. — Señor Stevens, no

 puede ser…— comenzó a dar vueltas por la habitación con el teléfono al oído — No, le digo queno puede ser, y no me estoy metiendo con su trabajo, solo que los datos no concuerdan —  hablaba tan rápido que no la entendía, parecía exasperada. — Ok, me reuniré con usted, nosvemos — colgó y tiró el móvil hacia la maleta. Movió la cabeza antes de comenzar a ordenar todos los papeles que había sacado y a guardarlos en su sitio.

 — ¿Sucede algo? — pregunté insegura, no sabiendo a que venia todo eso.

 — Si, tengo que volver a Londres — comenzó a sacar su ropa del armario y a meterla en lamaleta.

 — ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cuándo? —  pregunté levantándome y acercándome a su lado. — Mañana seguramente, tengo que recoger unos papeles de la oficina de mi abogado parallevárselos a alguien.

 — ¿Y no puede dárselos tu abogado?

 — No, tengo que verificarlos con los que yo tengo en mi poder antes.

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 — Pero...

 — Es necesario Natalia, es importante — me miró dejando a un lado su labor  — Te prometo quesi puedo, intentaré regresar aunque sea para tres días.

 — No te preocupes — me acerqué y la abracé — Haz lo que tengas que hacer, podré esperar.

***

 — Mire señor Stevens, no tengo nada en contra de usted ni mucho menos, pero esta informaciónno me cuadra lo mas mínimo.

 — Pues está claro, todos los datos lo confirman, su abuela Anne Rismond Brown murió haceexactamente 26 años.

 — ¡No! ¡Le digo que no, ella no puede estar muerta!

 — Pues lo está, y pronto lo comprobará.

Preferí callarme y dar por zanjado el tema en ese momento. Intenté ignorar el martilleo incesantede mi cabeza y me centré en el paisaje a través de la sucia ventana de mi puerta. Hacía ya dosdías que había regresado de España, el mismo tiempo que llevaba sin poder conciliar el sueño.

―Ella no puede estar muerta, no puede. Sé que aun vive, no sé por qué, pero lo sé…‖  

Dos horas mas tarde llegamos a nuestro destino, Portsmouth.

 — ¿Hacia dónde nos dirigimos? — pregunté en cuanto vi que pasábamos la ciudad de largo y poníamos rumbo a las afueras.

 — Hacia el cementerio.

Tragué pesadamente ante la revelación, vale que sabía que me demostraría el dato pero nuncaimaginé que de forma tan directa.

 —   No te dará miedo…— comentó guasón mirándome de reojo. Me limité a enarcar mi ceja ymirarle de lado.

 — Tranquilo, cuidare bien de usted.Siguió conduciendo aparentemente molesto. No tardamos mucho en llegar al siniestro lugar.Bajé del coche, alegre por librarme de los malditos muelles del asiento del copiloto, y comencé aestirarme intentando colocarme todos los huesos en el sitio. El desgraciado me había tenido enesa tartana viajando durante toda la noche.

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 — ¿Y bien? — lo miré esperando que me mostrara la evidencia. Con toda la parsimonia delmundo cogió un papel, sacó un sobrecito de su bolsillo y comenzó a liar un cigarro.

 —  Uhm…sígame…— entró al campo sagrado y comenzó a caminar. Lo seguí no demasiadosegura de si el tipo sabía exactamente hacia donde iba. Después de varias vueltas en círculo al

recinto pareció ver la luz. — Está en la parte vieja.

Rodé mis ojos y lo seguí en silencio mientras interiormente me recordaba a mi misma que elasesinato era un grave crimen a o los ojos de la ley, muy a pesar de que con el se pudiera librar almundo de imbéciles como al que seguía.

Salimos del recinto y cruzamos la carretera, entrando a una zona mas desolada. Tras pasar variaslapidas al fin se detuvo en una. Se giró sonriéndome con aire triunfal.

 — Hemos llegado. Le presento a su abuela.Pasé al tipo, y miré el mármol que en ese momento me señalaba con tan poco tacto.

Anne Rismond Brown

1938 — 1980

Tus hijos y tu esposo no te olvidan

Me agaché, apoyando mi rodilla en la mojada tierra y acaricie la lapida.

 — ¿Satisfecha? — cuestionó impaciente Stevens.

 — No, ¿cómo descubrió que esta mujer era mi abuela? ¿Qué le llevó hasta aquí? —  pregunté sinmirarle aun acariciando el frío mármol.

 — Como le dije una compañera de su abuela me dijo que con el traslado del hospital ella habíadecidido venir a Portsmouth, sabia que se llamaba Anne pero desconocía sus apellidos, ustedsolo me dio las iniciales como recordará.

 — Era la única información de la que disponía en ese momento.

 — Ella me dio el nombre completo, descubrí que era su vieja compañera casi por casualidadmientras me ayudaba a buscar entre los archivos del nuevo hospital. Cuando llegué aquí lo primero que hice fue buscar si estaba en el registro de defunciones.

 — ¿Y ya está? ¿Así de sencillo?

 — ¿Sencillo? Me llevó días obtener toda la información.

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 — ¿Toda la información? — me giré escéptica — ¿Qué información? ¿La de que estaba muerta?dígame Stevens, ¿se ha encargado acaso de averiguar algo mas de quien tanto asegura que es miabuela?

 — ¡Las pruebas están claras! me pidió que buscara a su abuela y aquí la tiene.

 — Creo que le paso un cheque mensual con los suficientes ceros como para que pueda hacer  bien su trabajo.

 — Si, y cumplí con mi parte del trato, el trabajo está hecho, que usted no quiera aceptar larealidad es otra cosa bien diferente.

 — ¿Realidad? ¿Qué realidad? — reí irónicamente — ¿La de que es un incompetente?

 —  Mira niña…— comenzó a amenazarme con su mano.

 — ¿Niña? ¿Cómo que niña? Seré joven pero no imbécil. No hace falta ser detective para darsecuenta de que hizo mal sus deberes Stevens. ¿Se ha parado a mirar atentamente esa lapida? ¿Acomprobar datos? ¡Pero mírela! — le ordene agarrándolo de su llamativa chaqueta a rayas y poniéndolo frente a la losa — ¿Qué dice? Aparte del nombre que parece ser lo único que le llamala atención. Fíjese en las fechas. Mi abuela no nació ese año y usted lo sabe.

 — Podría ser un error en la lapida o en sus averiguaciones — se apresuró a responder.

 — Eso es algo que me encargaré de comprobar personalmente Stevens, porque usted, como biendijo, ya hizo su trabajo. Está despedido.

 Ni que decir tiene que el muy cerdo me dejó ahí mismo. Salí del cementerio y comencé acaminar hacia la ciudad. Con un poco de suerte tal vez pudiera averiguar algo que me ayudara allegar hasta la familia de esa mujer.

Y la tuve, cuando llevaba apenas media hora de camino divisé una parada de bus, comprobé laslíneas y espere al bus que me llevaría al centro de la ciudad. Apenas unas horas mas tarde estabasaliendo del registro civil con toda la información que necesitaba. Un taxi me llevó a misiguiente destino, el domicilio del esposo de Anne Rismond.

 No estaba demasiado lejos del centro, apenas un par de urbanizaciones mas al este. La casa queencontré parecía bien cuidada a pesar del pésimo estado en el que parecía encontrarse dada su

antigüedad. Atravesé el jardín y subí las maltrechas escaleras de la entrada. Toqué con decisión ala puerta una vez estuve a la altura, no dándome así tiempo para arrepentirme.

 — ¿Quién es? — preguntó una ronca voz al otro lado de la puerta.

 — Uhm, ¿señor Spencer?

 — Si, ¿quién es? — de nuevo cuestionó, aunque esta vez entreabriendo algo la puerta.

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 — Hola, me llamo Nicole Vizza, estoy buscando a mi abuela, creo que conocía a su esposa. Megustaría hablar con usted por si pudiera ayudarme al respecto.

 — Mi esposa murió hace muchos años, no creo poderte ser de ayuda — intentó cerrar, pero frenéla puerta con el pie.

 —  Por favor, es importante…no le tomará mucho. 

Pareció tomarse un tiempo para pensarlo antes de abrir la puerta y permitirme pasar al interior.

 — Muchas gracias.

 —   No las des…no sé si pueda servirte de mucha ayuda, pasa, toma asiento. 

Entré y me senté en uno de los sillones de la sala, el anciano tomó asiento frente a míescrutándome con la mirada. Se la sostuve por un buen rato, hasta que ya, incapaz, la evité y

 paseé mi vista por la decoración del cuarto. Un cuadro con una imagen llamó mi atención. Elanciano pareció notarlo.

 — Era hermosa, ¿verdad? — cuestionó melancólico.

 — Mucho.

 — Bueno, ¿en qué puedo ayudarte?

 — Antes que nada, siento mucho el tener que molestarle pero su ayuda se me hace vital en estosinstantes.

 — No te preocupes pequeña, dime. — me escuchaba atento.

Decidí que lo mejor sería empezar desde el principio así que le hablé de mi búsqueda y de lasaveriguaciones de mi detective.

 — Así que él pensó que eras su nieta.

 — Sí, su esposa nació en 1938, ¿verdad?

 — Si, aquí mismo en Portsmouth…y te puedo asegurar con total certeza que es imposible que

fueras su nieta, mi esposa no podía tener hijos. — Un dato más a favor de mi teoría.

 — Si, ese tipo de detective lo cierto es que no tenía mucho — sonrió — ¿Te apetece tomar algo? — se levantó de su asiento.

 — Un vaso de agua estaría bien.

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 — ¿Un vaso de agua? No serás como esas niñas anoréxicas, ¿verdad? Te traeré mejor un buenvaso de zumo de naranja.

 — Gracias señor Spencer  — sonreí.

 — Llámame Peter  — me sonrió de vuelta antes de perderse en la otra habitación. No tardó muchoen salir con sendos vasos en sus manos. Agarré el que me ofrecían.

 — Gracias.

 — De nada pequeña, ¿cómo averiguaste dónde encontrarme?

 — En el registro civil, tuve suerte de que no hubiera cambiado de dirección.

 — Si, esta casa me trae demasiados recuerdos como para deshacerme de ella. — suspirómelancólico. — Tu abuela era enfermera entonces.

Su cambio de tema me descolocó.

 — Si, trabajó en el mismo hospital que su esposa. Y curiosamente también se llamaba Anne y lasiniciales de sus apellidos coincidían.

 — Bastante casualidad — se quedó un rato pensativo antes de levantarse de nuevo de su asiento yabrir la puerta de uno de los armarios del mueble de la televisión. Sacó una caja y comenzó arebuscar en ella. No pareció tardar en encontrar aquello que buscaba. Me tendió una vieja foto en blanco y negro — Anne me dijiste.

 — Sí — contesté confusa observando la foto. Dos muchachas jóvenes sonreían a la cámaramientras la majestuosa torre Eiffel se alzaba a sus espaldas.

 — También se llamaba Anne, y también era enfermera en el mismo hospital que mi esposa. Seconocían desde años atrás. Mi esposa antes de instalarse definitivamente en Inglaterra viajó por Europa. Sé que su amiga la acompañaba.

 — Mi abuela también viajó por casi toda Europa. ¿Cree que…?— dije sin poder apartar lamirada de la fotografía aun en mis manos.

 — Anne Russell, su segundo apellido no lo recuerdo, aunque lo cierto es que creo que nunca lo

mencionó. — hizo una pausa para llevarse el vaso a los labios y beber  — La última vez que la vifue el día de nuestra boda. Tras eso mi esposa no volvió a saber de ella.

 — Sabe si aquí en Portsmouth, ¿seguían trabajando juntas?

 — Sí, al menos durante un tiempo. Mi esposa dejó el hospital tras casarnos, supongo que tuabuela seguiría trabajando allí.

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 — ¿Y sabía algo de mi abuela referente a su vida? ya sabe, si estaba casada, tenia hijos...

 — No, creo que era soltera, y al menos mi esposa nunca me mencionó nada de hijos.

 —  Entiendo… ¿sabe al menos donde vivía? 

 — Si, era compañera de piso de mi esposa. Compartían un pisito por el centro. Aunque ya tedigo que después de que nos casáramos no volvimos a saber nada, ni siquiera mi esposa que eratan amiga de ella.

 —  Ya veo…— miré de nuevo la foto antes de devolvérsela al anciano.

 —   No, quédatela, es antigua, pero tal vez te sirva de ayuda…y si no al menos de recuerdo, tengocientos de mi esposa, por una que pierda no me va a pasar nada — dijo sonriéndome yentregándome la foto.

 — Muchas gracias — le sonreí de vuelta — Gracias por todo, me ha sido de gran ayuda suinformación.

 — De nada, espero que puedas encontrar a tu abuela. Era una mujer misteriosa pero sé que miesposa la apreciaba mucho. De verdad se entristeció cuando tras casarnos desapareció.

 — ¿Puedo hacerle una ultima pregunta? —  pregunté ya casi al lado de la puerta.

 — Sí, claro.

 — ¿Su esposa estuvo en Italia en alguno de sus viajes?

 —  Uhm, no lo sé, supongo…tendría que mirarlo en su pasaporte. Lo tenía sellado con todos susviajes.

 — ¿Lo conserva?

 — Sí, era una mujer muy ordenada, le gustaba tener todos sus papeles clasificados. Creo quedebo de tenerlo por ahí en algún lado, si quieres cuando lo encuentre puedo ponerme en contactocontigo.

 — Eso me gustaría, si no fuera mucha molestia, claro — sonreí.

 — No la es, pequeña.

Le di mi número de teléfono y me despedí del anciano. Cuando apenas llevaba una manzanacaminada un taxi llamó mi atención con su claxon.

 — ¿Nicole Vizza? —  preguntó el conductor.

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 — Si — respondí extrañada acercándome.

 — Me llamaron del número 24 de esta calle. Tiene el trayecto pagado. Para la estación de tren,¿verdad?

Solo pude sonreír ante la buena voluntad del hombre al que acababa de visitar. Por un momentollegué a desear que en verdad hubiera sido el esposo de mi abuela.

***

―Nicole, donde estas…por qué no me llamas... ¿tan liada estas que ni te acuerdas de mí?‖  

 —  Demasiado caro… ¿nos vamos? ¿O seguirás acariciando la tela hasta gastarla?  

Dejé de manosear el vestido que sostenía entre mis manos y salimos de la tienda.

―¿Y si la vuelvo a llamar?‖ 

 — ¿Te hace un café? — preguntó mi amiga mientras pasábamos junto a la cafetería.

 — Si — respondí ausente.

 — ¿Sí? ¿Desde cuando te gusta el café? — se volvió hacia mí.

 —  Quise decir un chocolate… 

 —  Sí, claro… 

Entramos y pedimos nuestra consumición tomando asiento en una de las mesas. Mientras veníanlas bebidas Andi comenzó a sacar trapos de las bolsas.

 — Dios, que cosa más mona, ¿no crees?

 — Andi por favor, que estamos en mitad de la cafetería, guarda la ropa interior  — le susurré yacomenzando a sentir vergüenza ajena.

 — No me seas antigua, es ropa.

Justo en ese momento el camarero se acercó. Apartó con un sonrojo la nueva coleccióninvierno —  primavera de lencería de mi amiga y dejó nuestro pedido sobre la mesa.

 — Gracias — le dije antes de que se marchara.

 —  Otro antiguo…— comentó por su parte Andi.

Moví la cabeza divertida y comencé a añadir azúcar y cacao en polvo a mi vaso de leche.

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 —  Al fin te ríes…ya me estaba comenzando a preocupar. 

Solo sonreí y seguí con mi cometido.

 — ¿No tienes nada que decir al respecto? — siguió.

 — Que está muy bueno — respondí risueña tras tomar el primer sorbo de mi caliente brebaje.

 —  Ya veo…— agarró su taza y se la llevó a los labios. Bebió unos cuantos sorbos antes deapartarla. — ¿Y que vas a hacer en Semana Santa?

 — ¿Ya pensando en Semana Santa? Por Dios Andi, si faltan casi dos meses.

 — Pues si, pero febrero es muy corto — replicó antes de volver a beber  — ¿Va a venir Nicole?

Dejé mi taza sobre la mesa y comencé a mover el contenido con la cuchara.

 —  Uhm, no sé…no me ha dicho nada.

 — ¿Desde cuando no hablas con ella? —  preguntó casual ya intuyendo la respuesta.

 —  Desde hace un par de semanas…— respondí aun concentrada en el movimiento de micuchara.

 —   No te preocupes…estará liada y eso… 

 — Supongo — me encogí de hombros.

 — ¿Vas a ir al viaje a Sierra Nevada?

 —   No, no creo… ¿tu sí? 

 — ¿Estas loca? Si no vas tú, no voy yo.

 — Tampoco así — la miré — Que no vaya yo no significa que no puedas ir tu.

 — Ya, pero se me acaban de ocurrir otros planes — comenzó a hacerse la interesante.

 — Vamos, desembucha — solicité curiosa.

 — Tú y yo nos vamos cinco días a Londres a hacerle una visita sorpresa a tu amorcito.

 — ¡¿Qué?! — elevé el tono de forma inconsciente mas de lo que hubiera deseado.

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 —  Pues eso…— agarró su taza, terminó de beber el contenido en un sorbo antes de levantarse ycoger todas sus bolsas — Que nos vamos ahora mismo a la agencia a reservar los billetes deavión.

ONCEAVA PARTE 

 — No, no y no. Ahora mismo te vuelves a tu casa y hablas con tu madre.

 — ¡No quiero! ¡No pienso volver a casa! ¡Me quedo aquí! Como mi amiga que eres estas en laobligación de acogerme — cruzó los brazos sobre su pecho y arrugó el ceño.

 — Y como tu amiga que soy también estoy en la obligación de darte consejo. Robert, ve a casa yhabla con tu madre tranquilamente.

 — ¡No pienso ir a hablar con esa mala madre! Además, ya deshice la maleta — sonrió triunfalsentándose sobre la cama de la habitación de invitados.

 — Ya veo que te apalancaste bien. Solo una cosa, ¿me puedes explicar que demonios ha pasado?

 — ¿Que qué ha pasado? ¡Esto ha pasado! — se quitó el gorro mostrándome su cabello cortado ala taza, al más puro estilo eclesiástico antiguo. Comencé a reír sin querer. — Eso, tu ríete — metiró el gorro de lana a la cara.

 —  Lo siento, lo siento…Ey, vamos, no te queda tan mal…— de nuevo no pude remediarlo ycomencé a reír.

 —  Parezco un champiñón… ¿ves lo que me hizo? ¿Qué clase de madre le destroza la vida a un

hijo de esta forma tan cruel? — cuestionó indignado desde su asiento. — Robert, no seas chiquillo. Tu madre lo hizo con toda la buena intención del mundo.

 — Si claro, pues que sepas que para la próxima te vas tú como conejilla de indias para que practique sus cursillos de peluquería.

 —  Muy bien…pero mañana, ¿me oyes? Mañana vas a ir a tu casa a hablar con tu madre.  

 — ¿Eso significa que puedo quedarme? — cuestionó levantándose y acercándose a mi lado conojillos suplicantes.

 — Solo por esta noche — elevé mi dedo ante su cara intentando parecer autoritaria.

 — Gracias. Tú si eres una amiga — me abrazó — Te prometo que me portaré bien.

 — Muy bien, así me gusta — me separé de él haciendo que el solo mirarlo de nuevo me parecieracómico — Pero hazme un favor, ponte el gorro.

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Lo dejé en la habitación, bajé a la sala y marqué el numero de teléfono que me sabia de memoriadesde los nueve años. Una inesperada voz cogió el auricular al otro lado.

 — ¿Hola?

 — Hola Jenni, ¿qué hay?

 — Benditos los oídos, bien por mi parte, a pasar unos días fuera de esa cárcel donde me metierona estudiar mis queridísimos papis, ¿qué hay de tu vida? a ver si nos vemos un día de estos.

 — Si, a ver si un día de estos quedamos para tomar algo y charlar.

 —  ¿Y a que se debe tu llamada? No me digas, mi hermano fue a tu casa con el drama…Dios, yalo estoy imaginando…mamá me estuvo contando lo que pasó, ese niño es tan suf rido... ¿esverdad lo del corte de pelo?

 —  Jaja si, es cierto…y creeme que es peor que lo que te contó tu madre.  

 — Jajaja,ya lo imagino: Nic, me arruinó la vida — intentó fingir la voz de su hermanohaciéndome reír mas — Por fa, hazle una foto, será una buena forma de poder chantajearlodespués.

 —  Jaja, eres cruel…Jenni, hazme el favor y dile a tu madre que no se preocupe, que pasara lanoche aquí. Mañana haré que vuelva.

 — Ah,¿ qué no te lo quedas para siempre? joder Nic, ya nos podías hacer el favor.

 — ¡Te la estas ganando niñata! — soltó mi amigo apareciendo en escena en la línea de arriba. — Temblando estoy, ¿quéme vas a hacer champiñoncito?

 —  Te…te…te… ¡tú ya veras cuando te pille! 

 —  Si si…lo que tu digas hermanito. , Nic, me dio gusto oírte, lo dicho a ver si nos vemos.

 — Igualmente Jenni, cuídate, nos vemos.

 —   Nos vemos… ¡adiós champiñoncito!— y colgó.

 —  Cobarde…mírala nada mas como huye, claro como sabe que lleva las de perder.  

 — Robert, ya puedes colgar. No hace falta que me hables desde el teléfono, te oigo perfectamente gritar desde aquí.

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 — ¿Pero qué se cree?? — me hizo caso omiso respondiendo esta vez con el decibelio maselevado. Me separé el auricular y lo dejé sobre la mesa. Puse rumbo a la cocina. Ni que decir tiene que mi amigo siguió a lo suyo, desahogándose desde arriba.

Suspiré mientras abría el frigorífico con el objetivo de encontrar algo comestible para hacer la

cena. Los recursos, como siempre, escaseaban. Cogí cuatro huevos, el queso y el jamón york ylos coloqué sobre la encimera. Me disponía a buscar la sartén cuando sonó el timbre de la puerta.Miré el reloj de la cocina.

―Perfecto…mas para cenar…‖ 

Me dirigí hacia la puerta de la entrada y miré por la mirilla. Solo oscuridad encontré.

―Genial, encima graciosillo…‖

Abrí claramente disgustada. Disgusto que se transformó en shock total por lo que encontré al

otro lado de la puerta. — ¡Sorpresa! — gritó Andi mientras rodeaba a Nat con un brazo y comenzaba a hacer muecasextrañas con su cara.

Me quedé parada en el sitio, observando a Natalia, sin saber que hacer ni que decir.

 — ¿Hola? — de nuevo habló Andi, moviendo una mano delante de mis narices. La miré saliendodel shock inicial.

 — Hola — sonreí volviendo mi atención a Natalia.

 — Hola — respondió esta suavemente sonriéndome a su vez. Moví la cabeza ante mi descortesía.

 —  Oh, por favor, lo siento, pasad…— me hice a un lado y entraron cargadas con dos mochilas ydos maletas.

 —  Siento que nos presentemos así sin avisar…— se disculpó Natalia mirándome.

 — No te preocupes, me agrada de que estés aquí — cerré el espacio que nos separaba y la ocultéentre mis brazos. Me separé un poco y le sonreí antes de acercarme a sus labios y besarlasuavemente.

 — Oye, muy bonita tu choza — nos interrumpió Andi haciendo un sonoro gesto con su boca ymirando hacia todos lados.

 —  Gracias… 

 —  Yo seré un champiñón pero tú eres una…una…unaaa…— de repente de nuevo apareció lavoz de mi amigo desde arriba.

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 — ¿Tienes visita? — preguntó Nat aun en mis brazos.

 — No exactamente — comenté mientras nos separábamos — Es Robert, tuvo un incidente con sumadre y decidió venir a pasar la noche.

 — Oh, bueno, no te preocupes, nosotras ahora llamamos a un taxi y nos vamos a un hotel, noqueremos molestar  — se apresuró Natalia.

 — ¿Estas loca? No pienso dejar que vayáis a un hotel teniendo aquí habitaciones de sobra,además, no molestáis — dije mirándola a la vez que le hacia soltar la mochila que llevabacolgada al hombro.

 — Ooh, yo sí, ¿el baño por favor?

 — Al fondo a la derecha.

 — ¡Hostia! ¡Como en las pelis! — afirmó Andi divertida mientras seguía la dirección dada.

 — ¿De verdad no molestamos? — cuestionó de nuevo Nat.

 — Por supuesto que no, es mas, me encanta teneros aquí, ha sido toda una sorpresa. No esperaba poder verte hasta dentro de unos meses.

 — ¿Demasiado lío? — preguntó acariciando mi brazo.

 —  Bastante…las clases están siendo pesadísimas y lo cierto es que estoy teniendo además bastantes problemas con los abogados de papá y los negocios.

 — Vaya, parece que no llegamos en buen momento entonces.

 — Para nada, llegáis en el mejor momento — de nuevo la besé. Un ruido en la parte alta de lasescaleras hizo que nos separáramos. La sonrisa cortada de mi amigo fue todo lo queencontramos.

 —  Lo siento…no quería interrumpir— dijo en la misma posición que se encontraba, aun sinmoverse. Rodé mis ojos y le pedí que bajara. Ya a nuestro lado hice las pertinentes presentaciones.

 — Natalia, él es Robert. Robert, Natalia.Se besaron cortésmente.

 — Es un gusto conocerte al fin Natalia, si supieras lo que larga esta de ti — me dio un codazomientras hablaba.

 — ¡Oyee! — me quejé.

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 — Jajaja, lo mismo digo, también tenia ganas de conocerte, me han hablado mucho de ti.

 — ¿En serio? — cuestionó curioso —  ¿Mencionó también que…? 

 — Hola — apareció a nuestro lado Andi.

 — Hola — se giró y saludó mi amigo.

 — Andi, él es mi amigo Robert. Robert, ella es Andrea, la amiga de Natalia.

 — Hola Andrea — volvió a saludar mi amigo bobamente.

 — Andi, puedes llamarme Andi. Así me dicen mis amigos.

 — Oh, hola Andi, yo me llamo Robert, puedes llamarme así, mis amigos así lo hacen — le tendiósu mano torpemente antes de acercarse y darle un beso de cortesía.

 —  Jeje…— rió tontamente Andi.

 Nat y yo nos miramos y sonreímos antes de coger el equipaje y subir las escaleras.

 —  Menudo par…— comentó Natalia nada mas subir las escaleras.

 —  Si…no sé por qué, pero intuyo que esos dos se van a llevar muy bien.  

 — Jaja, mejor no apuesto.

Abrí la puerta de mi habitación y la dejé entrar.

 — Guau, que bonita — dijo mirando hacia todos lados y soltando su equipaje a un lado.

 — ¿Es el tuyo? — la cuestioné señalando la maleta que aun cargaba en mi mano.

 —  Uhm, no exactamente…un cuarto mío y tres cuartos de Andi. 

 — Ok, lo llevaré a su habitación de todas maneras, luego puedes sacar tu ropa. Si necesitas entrar al baño ahí está la puerta. Ahora te doy el tour por la casa — le guiñé un ojo antes de salir delcuarto. Fui y dejé la maleta en la otra habitación de invitados y regresé. La encontré mirando por 

la ventana.

 — ¿Todo bien? — cuestioné acercándome y abrazándola.

 —  Uhm, si…— se volvió entre mis brazos y me enfrentó — Perfecto.

Sonreí antes de agacharme y besarla.

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 —  Te extrañé…— admití.

 —  Y yo a ti…me alegro de haberle hecho caso a Andi. 

 — ¿Y eso? — pregunté sin soltarla.

 — Fue idea suya el venir a verte.

 — Oh, ¿y tu no querías?

 —  Me moría por venir…— sonrió antes de empinarse y besarme de nuevo — Solo buscaba laexcusa perfecta.

 —  Ya veo…lo que viene a decir que no soy suficiente excusa para ti.  

 — ¿Siempre tienes que ir mas allá? — cuestionó ladeando ligeramente la cabeza.

 — ¿Siempre me lo pondrás tan fácil? — le sonreí con autosuficiencia.

 —  Dios, no puedo creer que esté colgada por un ser tan egocéntrico…— se separó fingiendofalsa molestia y fue hacia la maleta que instantes antes había dejado en el suelo. — Esta ha sidotontería subirla — comentó dándole una patada.

 — ¿Por qué? ¿Metiste un cadáver? — la piqué.

 —  Mas o menos…— susurró sacándose una llave del bolsillo y metiéndola en el pequeñocerrojo. – No sabes el show a la hora de pasarla por el detector de metales.

Me acerqué curiosa a su lado a la par que giraba la llave y la abría. Una caja de cartón era todo loque contenía.

 — ¿Y eso?

 — Un regalo de papá y mamá.

 — Y esta es la habitación de Nicole — apareció mi amigo junto con Andi en el marco de la puerta. Enarqué mi ceja y lo miré — ¿Qué? Le estoy enseñando tu nidito.

 — Muy bonito por cierto — se apresuró a comentar Andi a su lado. — Gracias, supongo que ya habrás visto entonces tu habitación.

 — Sí, esa de la izquierda, también muy acogedora.

Miré a mi amigo buscando una explicación por el repentino cambio de habitaciones.

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 — ¿Qué es eso? — me ignoró totalmente y se fijó en la caja que había en el interior de la maleta.

 — El motivo por el que toda seguridad nos rodeó en el aeropuerto — respondió la castaña a sulado.

 —  Oh… ¿puedo abrirlo?— cuestionó con ojillos brillantes ya dirigiéndose hacia el paquete.

 — No, por si no lo has notado es un regalo, y es mío — me interpuse en su camino.

 —  Egoísta… 

 — Compórtate que tenemos invitadas — le susurré — Nat, ¿te doy el tour? — comentédirigiéndome hacia ella.

 — Si, me gustaría.

 — ¿Y el regalo? — preguntó mi amigo con sufrida curiosidad.

 — Por tu bien espero que siga como está para cuando vuelva.

 Ni que decir tiene que cuando volvimos lo pillamos in fraganti abrazado al jamón.

***

El lejano sonido de risas y voces me trajo de vuelta al mundo de los vivos. Abrí los ojoslentamente y miré alrededor de la extraña habitación. La calidez de otro cuerpo a mi lado hizoque una amplia sonrisa se instalara casi de forma automática en mi rostro.

Me giré en el abrazo que me sostenía y observé a mi acompañante mientras dormía. Su rostro parecía libre de toda tensión en esos instantes. De forma involuntaria comencé a acariciarlo conmi mano. Una sonrisa apareció en sus labios.

 — Podría acostumbrarme a despertar así todos los días — susurró con los ojos aun cerrados.

Cerré el poco espacio que nos separaba y la besé suavemente. Beso que rápidamente comenzó atornar mas apasionado por su parte.

 — Buenos días — saludó cuando nos separamos sin dejar a un lado la sonrisa.

 — Buenos días — fue mi replica mientras intentaba recuperar el aire que me faltaba.

 — ¿Todo bien? — comentó preocupada acariciándome la mejilla.

 —  Si, solo…me dejaste sin aire. 

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 — ¿En serio? — sonrió de lado a la vez que se posicionaba sobre mí. — Pues no fue miintención…— susurró con sus labios ya en mi cuello. Cerré los ojos y me abandoné a suscaricias.

 —  Uhm…. — fue todo lo que mi cerebro supo racionalizar en ese momento.

Un fuerte ruido procedente de abajo me hizo volver a la realidad.

 — ¿Qué ha sido eso?

 — Ni idea... será el gato de la vecina con los contenedores de basura — comentó sin abandonar niun instante su labor.

Otro ruido, esta vez más fuerte, seguido de risas llamó mi atención.

 — Y el gato de la vecina también ríe así, ¿verdad?

 —Si…— susurró abandonando mi cuello y tomando posesión de mis labios. De nuevo otro ruidofue escuchado.

 —  Juro que los mato… — se separó con desgana. Reí ante su cara malhumorada. — ¿Qué? —  cuestionó mirándome.

 —   Nada…no te enfades…— le acaricié la mejilla — Los niños tienen hambre.

 — Si, y creo que será mejor bajar antes de que desarmen toda la cocina... o peor, que haya quellamar a los bomberos…— hizo una mueca que me hizo reír.

 Nos levantamos y en pijama bajamos a la cocina. Lo que encontramos nos hizo quedarnos en elmarco de la puerta. Una Andi ataviada en pijama y mandil luchaba contra un huevo mientrasintentaba freírlo ocultándose tras una tapadera. Robert a su lado, animaba vigorosamente suvalentía mientras a su vez intentaba quitarle algo de negrura a sus carbonizadas tostadas.

 Nic y yo nos miramos antes de entrar al campo de batalla.

 — Oh, ¡hola! Sentaos, ¡estamos haciendo el desayuno! — saludó sonriente Robert mientrasseguía lijando las achicharradas tostadas.

 — Buenos días — dijimos tomando asiento en la mesa y con el móvil a mano por si en cualquier momento había que llamar a emergencias.

 — ¿Vosotras queréis huevo? — se volvió en su escudo Andi.

 — Si por favor  — respondió Nic para disgusto de mi amiga. Me miró a mí esperando mirespuesta.

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 — No, gracias.

 — ¿Prefieres comer carbón? — me susurró Nic al oído intentando hacerme cambiar de idea.

 — Prefiero comer carbón antes que lo que cocine esa de ahí — le respondí obteniendo por su

 parte la respuesta que esperaba. Comencé a reír llamando la atención de los cocineros a nuestrolado.

 — Parece que durmieron bien — le comentó divertido Robert a mi amiga.

 — Eso parece — me miró picara esta. Me limité a sacarle la lengua.

El desayuno transcurrió entre risas y payasadas del par de cocineros.

 — ¿Me harías el favor? — cuestionó Robert suplicante a mi amiga.

 — Claro, estoy acostumbrada a meterle la maquinilla a mi hermano.

 — Gracias, te estaré eternamente agradecido — sujetó su mano y miró hacia arriba — Gracias,gracias…gracias por enviarme a este ángel. 

Desaparecieron de la cocina dejándonos a solas con el desastre.

 — Bueno, parece que nos toca limpiar la zona cero — comentó Nic dejando a un lado su vaso devacío y levantándose del sitio.

 —  Eso parece…— la seguí y comencé a ayudarla a recoger cosas de la mesa. Las risas

 procedentes de arriba eran notables — No te equivocabas. — ¿En qué? — dejó su labor y me miró extrañada.

 — En que se llevarían bien — comenté señalando con mi cabeza hacia arriba.

 —  Ahn, claro…ya deberías saber que nunca me equivoco— sonrió de lado.

 — Lo tuyo si es vanidad — le arrojé el trapo.

 — Yo también te quiero mi amor  — rió mientras volvía a su quehacer.

Una hora más tarde estábamos subiendo las escaleras de nuevo, escaleras que iban a ser bajadas por nuestros amigos.

 — ¿Dónde vais? — los cuestionó Nic al llegar a su altura.

 — A hablar con mamá. Andi me convenció — miro a esta con cara de cordero degollado, la cual por su parte le respondió haciéndole ojitos.

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 — ¿Le acompañas? — me dirigí hacia Andi.

 — Si, me mostrará la casita del árbol — anunció con emoción en su voz.

 — Si, por cierto, ¿a qué quedé guapo? — dio una vuelta sobre sí mismo mostrándonos su nuevo

look.

 —  Oh si, un adonis…— respondió Nicole rodando sus ojos.

 — No seas envidiosa — la palmeó en el brazo — Bueno, nos vamos, portaos bien.

 — Jeje, hasta luego — se despidió mi amiga siendo arrastrada de la mano por Robert.

 — Hasta luego.

 Nos quedamos paradas, observándoles llegar a la puerta y salir antes de mirarnos y comenzar a

reír.

 —  Jaja, dios…esos dos son tal para cual… 

 —  Y que lo digas…ya lo estoy imaginando presentándosela a su madre: mamá, es la mujer de mivida — intento imitar la voz de su amigo.

 — Jaja, oyee, quien te dice que no lo sea… 

 — ¿Y quien lo negó? — me sacó la lengua.

La palmeé en el mismo brazo donde su amigo la había golpeado instantes antes.

 — ¡Auch! — se quejó — ¿Ya se te pego la mano floja del otro?

 —  Pss… ¿te vas a duchar?— cambié de tema mientras poníamos rumbo a la habitación.

 — Si, pero entra tu antes, de mientras hago unas llamadas que tengo pendientes.

 — ¿No me acompañas? — cuestioné provocativa apoyándome en el marco de la puerta del bañoy comenzando a desabrochar los botones de la camisa de mi pijama.

 —  Ehn…— pareció quedarse sin habla momentáneamente —  yo… 

 — Jajaja, no tardo — la besé en la mejilla y entré al baño cerrando la puerta tras de mí. Me apoyeen ella.

―Natalia…no juegues con fuego o acabaras quemándote…Dios, debo de ser masoca porquequiero quemarme… ¿seguirá en el pasillo?‖.

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Dejé mis pensamientos a un lado y me desnudé entrando a la ducha. Para cuando salí lahabitación donde habíamos dormido ya estaba recogida, aunque Nic aun seguía colgada alteléfono.

 — No me importa lo que cueste…si si, tampoco se pase, que mi padre no era ministro…Ok,

como quiera…si claro, tengo todo el tiempo del mundo…hasta otra— colgó — Malditosabogados.

 —   No te preocupes, se solucionara…— me acerqué rodeándola por la cintura.

 —  Eso espero…Uhm— comenzó a olisquearme — Ya hueles mejor.

 — Pues siento decirte que tu no. Ya puedes entrar.

 — Graciosilla...

Me besó antes de separarse y poner rumbo al baño. Suspiré a la par que miraba a mi alrededor.Me senté en la silla del escritorio a esperarla sin saber que otra cosa hacer. Una foto en laestantería llamó mi atención. En ella estaban Robert, Nic y otra chica. Me fijé en ella, no debíade ser mayor que yo. Lo cierto es que era preciosa, y, a juzgar por la apariencia y la ropa de Nic,la foto debía de ser reciente.

―Quien será…me pregunto si…‖moví mi cabeza dejando la foto a un lado ―…ya, no seas paranoica…es solo una chica…seguramente alguna amiga…si, amiga, y nada mas…‖ Una punzada de celos me atravesó el estomago. ―¿Y si no?...‖

El timbre interrumpió mi monologo interno. Bajé las escaleras de dos en dos y me planté delante

de la puerta, abriéndola sin ningún tapujo y ni cuestionándome siquiera que esa no era mi casa.La misma chica de mi paranoia apareció ante mis ojos.

 — Hola — dijo en un perfecto inglés — ¿Está Nicole?

 —  Oh, ¿Nicole? si…pero en este momento está en la ducha— respondí lo mejor que pude.

 — Ok, ¿puedo pasar? — cuestionó vacilante.

 —  Claro…— me hice a un lado.

Entró directa a la cocina donde dejó la bolsa que traía y luego pasó a la sala.―¿Quién demonios es esta? ¿Y a que rayos viene tanta confianza?‖  

Cerré la puerta y entré a la sala. La encontré sentada en el brazo del sillón, husmeando entre larepisa de cd's.

 — No le digas que ando toqueteando esto, se pone histérica.

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 — No te preocupes — la curiosidad pudo conmigo — Por cierto, soy Natalia — le tendí mi manoesperando su presentación.

 — Oh, así que tú eres la famosa Natalia — me miró sorprendida antes de acercarse, obviando mimano tendida, y abrazarme.

 — ¡Tu! ¡Apártate de mi chica! — apareció en la sala Nicole.

 — No seas egoísta, y comparte un ratico — comentó la otra riendo. Se separó de mí y fue aabrazarla. – Te extrañé larga.

 — Y yo a ti enana, ¿qué te trae por aquí?

Olvidada a un lado en la sala, me limité a observar con cierta suspicacia el intercambio demiradas y sonrisas por parte y parte.

 — ¿Ahora resulta que no puedo venir a visitarte? — se separó al fin de mi Nic. — Vengo atraerte algo de parte de mamá y a llevarme a mi hermano de la oreja, que por cierto, ¿dónde está?

 — Fue con Andi a tu casa, os perdisteis por el camino.

 —  Si, supongo… ¿quién es Andi?— preguntó extrañada.

 — Una amiga de España, vino junto con Nat a pasar unos días — me señaló con una sonrisaasomando a sus labios.

―Hasta que al fin te das cuenta de que existo…‖ 

 — Oh, lo siento — se acercó de nuevo la chica a mi, tendiéndome esta vez su mano — SoyRachel.

 — Encantada.

 — Es la hermana de Robert — comentó Nic acercándose a nuestro lado.

 —  Lo mismo digo… pero no te creas, que no nos parecemos en nada— me guiñó uno de sus ojosazules antes de sonreírme. Le devolví la sonrisa.

 — ¿Y qué me trajiste?***

 — Joder Robert, ¡que nos comemos al micromachine! — le grité a mi amigo ya viéndomeempotrada en el culo del mini que llevábamos delante.

 —  Lo siento… 

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 — ¿Lo sientes? Por favor, aluniza ya…no quiero acabar esta tarde en la morgue— seguí mirandola pantalla de mi móvil.

 —  Lo siento, solo me distraje… ¿han llamado las chicas? 

 —   No, era otra persona…además, ¿para qué iban a llamar las chicas? Si no hace ni una hora quelas dejamos.

 —  Tal vez necesiten algo…— comentó parando en el semáforo en rojo.

 — Hombres, siempre creyéndose todopoderosos — rodé mis ojos.

 — Menuda pachonga que tienes — me miró incrédulo —  Pueden necesitar ayuda… 

 — Muy bien, superman, pues métele al acelerador antes de que los que llevamos detrásempiecen con la melodía de los cojones.

 — ¿Se puede saber por qué estás de tan mala hostia?

Suspiré antes de mirar a mi amigo.

 —  Lo siento, es solo que me llamó Peter Spencer… 

 — ¿El abuelo de Portsmouth? Pero eso es bueno, ¿no?

 —   No, no es bueno…tengo que ir a recoger el pasaporte, mañana a mucho tardar. 

 — ¿Por qué tanta prisa? Ni que se fuera de viaje del inserso al Caribe.

 — Al Caribe no, pero si con su hija a Francia. No sabe cuando regresará y lo del pasaporte esimportante.

 — ¿Para qué? No te sirve nada más que para confirmar que esa mujer estuvo con tu abuela —  comentó aparcando el coche sobre el bordillo y apagando el motor.

 — Si, y también para confirmar todos los lugares por los que pasaron.

 — ¿Y que piensas hacer después? ¿Irte a investigar a cada país como hizo tu padre? Por Dios

 Nicole, es una locura…deberías dejarlo, este asunto se está convirtiendo en una obsesión.  —  Lo sé, lo sé…pero no puedo dejarlo. No ahora…se lo debo a mi padre.  

 — Pues el pago de la deuda va a acabar con tu vida y tu relación con Nat.

 — No seas trágico, no va a pasar nada. Esto y mi vida pueden mantenerse al margen perfectamente — crucé los brazos sobre mi pecho.

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 —  Solo te digo que deberías decirle la verdad… 

 — ¿Y tú? ¿Cuándo se lo dirás? — el cambio de tema lo dejó k.o.

 — ¿Decir qué? — preguntó extrañado.

 — No te me hagas ahora el que no sabe. Tu y yo sabemos que estas colado por Andi.

 —  ¿Qué? ¿Yo colado? Tú te pinchas… 

 — Claro, y por eso te veo babear y beber los vientos por ella.

 — Yo no babeo… 

 — ¿Tengo que recordarte lo mal que besas? — lo pinché con sorna.

 —  Eso fue un golpe bajo. Está bien, me gusta… ¿satisfecha?  

 — No, ¿cuáles son tus intenciones para con ella?

 — ¡¿Qué?! — me miró incrédulo.

 — Lo siento, pero como tu mejor amiga que soy, y como novia de su mejor amiga estoy en laobligación de preguntarte, ¿vas a ir en serio con ella? ¿O solo tontearás comohaces siempre?

 — ¿Tú crees que tenga la más mínima oportunidad?

 — Si te pregunto tus intenciones es porque lo pienso, ¿o no?

 — Si, supongo.

 — ¿Entonces? ¿Para cuando la declaración príncipe de beukelaer?

***

Me encontraba sobre la cama, viendo un viejo álbum de fotografías de una Nic bebé, cuandonoté que alguien tocaba a la puerta.

 — Adelante — respondí sabiendo de sobra quien sería.

 — Hola — entró Andi al cuarto tomando asiento a mi lado — ¿Qué ves?

 — Unas fotos. Mira que ricura. — le mostré a una mini Nic con un chupete y una muñeca entresus pequeños brazos.

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 —  Que tierna…Ya revelamos el misterio, nunca ha sido así de grande— comentódevolviéndomela y mirando el resto.

 —  Ha cambiado tanto… 

 — Pues si, con un año no levantaba un palmo del suelo y ahora mide metro ochenta, lo quehacen los petisuis, ¿eh?

 —  Payasa… ¿Nada divertido en la tele? 

 — Pues no, no me entero de papa.

 —  Que esperabas…— seguí observando fotografías ausente.

 —   Nat… 

 — ¿Sí? — levanté mi mirada al notar el repentino cambio en el tono de su voz.

 — ¿Qué te parece Robert? — cuestionó tímida, mientras miraba hacia el álbum y comenzaba amanosearlo.

 — Es un chico agradable y simpático. ¿Por qué? — le pregunté sabiendo por donde venían lostiros.

 — ¿Crees en el amor a primera vista?

 — No, lo cual no tiene porque significar que no suceda.

 — Me gusta mucho, Nat. Lo conozco desde hace apenas tres días pero tengo la sensación de quelo conozco desde siempre. Me siento tan bien cuando estoy a su lado. Es…es…nunca me hesentido así…no sé como explicarlo…— una lagrima comenzó a rodar por su mejilla.

 — Ey — le sequé la cara e hice que me mirara — ¿Por qué lloras?

 —  Porque me siento estúpida… 

 — Bienvenida al club del amor, puede recoger su tarjeta en recepción cuando quiera, leaseguramos grandes descuentos en ropa del hogar y textil — la hice reír.

 — ¿Crees que el sienta algo por mí? —  preguntó insegura.

 —   No lo sé, no lo conozco lo suficiente pero…de que le gustas, le gustas.

 — ¿Tú crees?

 — Te aseguro que a mi no me mira igual — respondí burlona.

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 —  Porque tú estas comprometida…y nada menos que con su mejor amiga.  

 — ¿Y? aun conservo mi sex appeal — moví sugerente mis cejas.

 —  Jaja, eso seguro…Qué voy a hacer Nat… 

 — Lo que has hecho estos días pasados. Disfrutar y estar con él. Deja que siga su curso. Si tieneque surgir algo, surgirá.

En el silencio de la casa escuchamos la puerta abrirse y cerrarse.

 —  Ya están aquí, no llores más…ya veras como todo sale bien — le aseguré.

Bajamos las escaleras y entramos a la cocina, donde los chicos estaban guardando las provisiones que habían comprado en el súper.

 — ¡Mira! — exclamó Robert plantándole a mi amiga en todos los morros un bote de mermeladade naranja.

 — Te acordaste…— suspiró esta agarrando el bote de compota entre sus manos y abrazándolocontra su pecho.

 — Claro, cómo olvidarme, si me dijiste que te encantaba — la miró fascinado.

 — Oh, gracias — lo abrazó.

 — De nada — comentó el chico bobamente.

 — ¿Podemos hablar? — llamó mi atención Nicole al otro lado de la cocina.

 —  Si, claro…— la seguí arriba a la habitación. – ¿Sucede algo?

 — Me han llamado hace un rato. Debo viajar a Portsmouth a recoger unos papeles. Iré ahora asacar el billete de tren. Lo mas seguro es que parta mañana temprano  — abrió el armario y sacóuna mochila donde comenzó a meter papeles y ropa.

 — ¿Por lo del abogado? — paró su movimiento y la noté dudar antes de responder.

 — Si, por lo del abogado. — ¿Quieres que te acompañe?

 — No, no hace falta, no te preocupes…lo cierto es que no sé si me dé tiempo de regresar antesde que vuelvas a España.

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 —  Ya veo…— aparté la mirada de su figura mientras trataba de ignorar el dolor que poco a pocose iba instalando en mi pecho.

 — No te preocupes, Robert conoce esta ciudad mejor que nadie, te aseguro que no os aburriréis.

La miré, observaba absorta unos papeles sin hacerme apenas caso. Salí de la habitación y meencerré en el baño.

―¿No aburrirme? Nicole, ¿en qué piensas?...si lo único que deseo es estar contigo… vine paraeso, y ni lo notaste…‖ cerré los ojos y dejé escapar mis lagrimas en silencio.  

***

 — Robert, ¿quieres dejar ya el puto móvil de una puñetera vez?

 —  Joder, como está el patio…— me miró sin borrar la sonrisa de su cara antes de quitarle el

sonido al endemoniado cacharro y seguir tecleando como loco.

Suspiré y volví a mi quehacer. Ante mí, papeles y más papeles referentes a lo que habíaconseguido averiguar sobre la vida de mi abuela me devolvían la mirada retadores.

―Mierda…en la vida voy a poder descifrar todo esto…Es como un rompecabezas sin sentido.Tengo todo y nada. Veamos, Italia, Francia, Alemania, España e Inglaterra. Ok, centrémonosahí… Brighton,Portsmouth… ¿y luego? Demonios, algo se me escapa…Esta mujer no puedehaber desaparecido de la noche a la mañana así como así…‖. 

El zumbido de la vibración del móvil de mi amigo de nuevo cortó mi línea de pensamiento. Lo

miré iracunda. — ¿Qué? ¿Eso también te molesta? Cualquiera te entiende, vengo a ayudarte y mira encimacomo te pones — me miró elevando sus cejas y con la misma sonrisa de antes.

 — A ayudarme a vaciar la nevera, ¿no? — enarqué mi ceja.

 — No, a ayudarte con estos papelitos — comentó a la par que cogía varios montones y loslanzaba al aire.

 — Joder, ¡Robert!, ¡¿eres imbécil o te lo haces?! — le grité intentando cogerlos al vuelo antes de

mirarlo mas que mosqueada. — ¿Y tú eres neurótica o te lo haces? — dijo levantándose y encarándome — ¿Qué demonios te pasa últimamente? ¡Estás insoportable! Entiendo que quieras resolver esto…pero se te está escapando de las manos. ¡Mírate! No comes en condiciones, no duermes… ¡Ni siquiera vas aclases! Necesitas ayuda Nicole, y con urgencia…No puedes con esto, es demasiado, y lo sabes…  

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 — Robert, eres mi amigo y respeto tus opiniones, pero por favor, no trates de meterte en mi vida, porque es mía. Y si no como, no duermo o no voy a clases…es mi problema, no tuyo…¿entiendes?

 — Pues si es TU problema, no hagas parecer al resto culpable.

 — ¿Si tanto te molestan mis humos para qué sigues viniendo?

 — Eres la hostia…— movió la cabeza incrédulo — Lo cierto es que no sé ni porque lohago…Quizás porque eres mi mejor amiga y me importas…o tal vez es porque simplemente seamasoca… 

 —  Tal vez… ¿sabes? no quiero que nadie se compadezca de mí…y mucho menos tu…ahí tienesla puerta — le hice un movimiento con la cabeza, señalándosela.

 — No te preocupes, sé donde queda. Espero que te vaya bien Nicole y que no tengas que

lamentarte algún día por todas estas estupideces. Por perder tu vida, a las personas que algunavez te importaron, tus sueños anhelando cumplir los imposibles de otro…por pasarte la vida buscando a alguien que lo mas seguro es que ya esté bajo tierra.

 — ¡Vete ahora mismo de mi casa! — le grité golpeando con los puños la mesa.

 — No te preocupes, ya me voy. Que tengas suerte. — dijo dándose la vuelta y saliendo de lahabitación. No tardé mucho en oír la puerta principal cerrarse.

Cerré los ojos y apreté fuertemente los labios. Las lágrimas que había estado evitandocomenzaron a recorrer mis mejillas. Abrí los ojos y miré la fotografía de papá. Me miraba con la

misma sonrisa de siempre. Esa sonrisa que aun en los momentos difíciles me recordaba que soloera algo pasajero y que todo pasaría. Cerré los ojos de nuevo y me senté sobre la silla, ocultandomi rostro entre mis manos mientras me apoyaba sobre la mesa, sabiendo a ciencia cierta que estono era algo pasajero, y que desgraciadamente ya no había vuelta atrás.

El sonido del teléfono me hizo levantar de un salto de la mesa. Me despegué varios papeles de lacara aun medio dormida antes de dirigirme hacia el aparato y contestar.

 — ¿Sí? — respondí intentando colocar todos mis huesos en el sitio mirando de reojo el reloj.Eran las seis de la tarde.

 — Hola — contestó una voz que hizo que automáticamente una sonrisa se instalara en mi rostro. — Oh, hola cariño, ¿cómo estas?

 —  Bien, estaba aquí, pensando en ti…y decidí llamarte. 

 — Siento no haberte dado muchas señales de vida en las últimas semanas — traté dedisculparme.

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 —   No te preocupes, supongo que estuviste liada y eso… ¿Cómo va todo?

 —  Uhm, regular… 

 — ¿Regular? ¿Qué ha sucedido? — cuestionó preocupada.

 — Nada — traté de mentir  — Las clases, están siendo difíciles.

 — ¿Segura que nada mas?

 — No. Lo cierto es que esta mañana me peleé con Robert — admití sabiendo que de nada serviaocultarlo.

 — Bueno, no es como si fuera la primera vez, ¿no? — trató de quitarle importancia para hacer que me sintiera mejor.

 — No, pero esta vez es diferente. Nos dijimos demasiadas cosas a la cara.

 — ¿Y? vuestra amistad es mas fuerte que cualquier palabra, no dejes que todo se vaya aldemonio por una tontería.

 —  Es que no es una tontería…— comenté antes de que la voz me fallara y ya no pudiera hablar más. Las lágrimas de nuevo volvieron a inundar mis ojos.

 —  Shh, cariño, vamos, no llores…todo va a estar bien… 

 —   No, no va a estarlo…soy una completa imbécil…Por una razón o por otra siempre consigo

que todas las personas que quiero me dejen. —   No digas eso, porque no es cierto…ya verás como todo se soluciona… 

Seguimos hablando por teléfono al menos una hora mas y debo reconocer que cuando colgué, nosolo me sentía mejor sino que mis ideas estaban algo mas claras.

Al otro día me levanté temprano y fui a clases. Robert tenía razón, no podía seguir así…anhelando cumplir el sueño de mi padre a costa de mis propios sueños y la gente quequería. De nuevo contrataría un detective y que el hiciera su trabajo, pero antes me ocupaba algomás importante. Pedirle una disculpa a mi amigo. Desgraciadamente el día pasó sin que pudiera

localizarlo. Volví a casa cansada y abatida por mi infructuosa jornada.Giré la llave y entré al interior soltando de inmediato mi mochila a un lado y quitándome lachaqueta. El olor de un conocido perfume se introdujo en mis fosas nasales de camino a la cocinaa por mi acostumbrado vaso de zumo.

―Dios, como necesito a esa niña…‖ 

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Abrí el mueble buscando mi vaso favorito y no encontrándolo.

―Juraría que esta mañana lo guardé al fregar…‖ 

Cogí otro y abrí el frigorífico encontrándome el sitio de mi preciada bebida vacío.

―¿Dónde demonios…?‖ 

Salí a la sala, pensando como ultimo intento que tal vez lo había dejado olvidado ahí en lamañana cuando había desayunado. Lo que encontré me hizo detenerme en mis pasos, dejándomemás parada que un gato de escayola.

 — Hola, ¿te hace un zumito? — me ofreció con una sonrisa mi preciado néctar desde el sofá.

 —   Nat, ¿cómo…?— intenté preguntar al tiempo que se levantaba y se ponía frente a mí,agitando ligeramente unas llaves ante mis aun sorprendidos ojos.

 — Me las dio la señora Norman — las dejó sobre la mesa y me abrazó. Le respondí abrazándolacon fuerza.

 —  Dios, pellízcame, esto tiene que ser un sueño…— me pellizcó —  Ayy, eso dolió… ¿tienes quetomártelo todo en el sentido literal? — me separé de ella cuando comenzó a reír.

 —  Ya, tú lo pediste, yo cumplo…no te enfades— de nuevo me rodeó la cintura y se pegó a mí.

 — ¿Y cumplirás todo lo que te pida? — la cuestioné con un tono bastante sensual.

 —  Uhm…tal vez…— me miró divertida. — Tu nunca cambias, ¿verdad? — le sonreí.

 — Antes muerta que sencilla.

 —  Jaja, loca…me alegra que estés aquí… 

 —  Y a mi me alegra estar aquí…— me miró dulcemente antes de empinarse y juntar nuestroslabios.

 — ¿Andi está arriba? —  pregunté al separarnos. — No. Esta vez vine sola — me miró sugerente antes de comenzar a besar mi cuello.

 —  Uhm…genial…se me ocurre entonces que podemos subir y ponernos algo más cómodas…yluego ponernos al día…— comenté rindiéndome al dulce suministro de esos cálidos labios en micuello.

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***

 —  Lo harás… 

 —   No… 

 —  Oh, sí que lo harás… 

 — ¿Y por qué yo y no él? dime — me miró adoptando una pose de lo más infantil.

 — Porque lo digo yo, y punto — seguí caminando por la húmeda calle aun a pesar de que miacompañante se había quedado clavada en el sitio — Es para hoy — me giré.

 — No, no quiero — se cruzó de brazos y siguió sin moverse.

 — Nicole por Dios, no seas cría — coloqué las manos en mis caderas a la vez que la miraba.

 — Solo si me das algo a cambio.

 — Ok, lo que quieras, pero vamos que tengo frío.

Comenzó a caminar. Una vez estuvo a mi altura me rodeó con sus brazos.

 — ¿De verdad tienes frío? Pero si hoy hace hasta sol.

 — A eso — me giré y señalé hacia un sol apenas visible cubierto por nubes — ¿lo llamas sol?

 — Bueno, también lo llaman astro rey — me miró seria. Intenté imitarla elevando mi ceja, parasolo obtener carcajadas por su parte. —  A ver, a ver, hazlo otra vez… 

 — Si, claro, y mientras la nena se mea de risa aquí a una se le congela el moquillo — comencé acaminar de nuevo.

 — Aish, si es que no me tienes paciencia — me abrazó de nuevo desde atrás besándome lamejilla. — Por cierto, ¿donde vamos?

 — A casa de Robert.

 — ¿En sentido contrario?

Paré en mis pasos y la encaré.

 — ¿Cómo que en sentido contrario? ¡¿Pues cuándo pensabas decirme?! — la golpeé en el brazo.

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 — Auch, controla tu fuerza Sansona — comenzó a frotarse el lugar golpeado de forma tanexagerada que me hizo reír. —  Eso, y encima ríete. No tienes corazón…— comenzó a hacer  pucheros.

 —  Jaja, no seas dramática, pero pss…si ni te rocé…además, te lo merecías.  

 —  Claro, claro…justifica el daño. 

 — Aish — rodé mis ojos antes de agarrarla del brazo y comenzar a caminar de nuevo por dondehabíamos venido.

 No tardamos demasiado en llegar a un residencial de pequeños chalets adosados.

 —  Ah, si, era por aquí, ahora me acuerdo…— comenté.

 — Si, ahora te acuerdas — me sacó la lengua.

Antes de que pudiera responderle ya habíamos llegado a la puerta de la vivienda. La misma que se abrió

a los dos segundos de tocar.

— Buenas— saludó Nic a Rachel al abrir esta.

— Oh, menuda sorpresa— dijo pasando su mirada de ella hacia mí — Pasad.

— Hola— la saludé acercándome y besándola en la mejilla. Nic hizo lo propio.

— ¿Está el cabezón de tu hermano?— le preguntó.

— Uhm, sip, en la cocina, armando el puzzle de tres mil piezas.

— Mala señal… 

— ¿Tu sabes que le pasa? No se habrá peleado con Andi…— me miró mientras decía esto último.

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— No, no se ha peleado con ella— le aseguré.

— ¿Andi? ¿Qué pinta ella en la historia?— cuestionó Nicole frunciendo el ceño.

— ¿Pues no es su novia?— preguntó Rachel.

— ¿Su novia? ¿Y cuando pensaba ese enano decirme? ¿El día de la boda?

— ¿Quién es?— apareció Robert en el marco de la puerta de la cocina— Ah, tú…— comentó sin

demasiado entusiasmo volviendo al interior de la habitación.

— Será mejor que…— señaló hacia la cocina y comenzó a caminar hacia allí perdiéndose en el interior

ella también.

— Bueno…creo que nos quedamos solas— me miró la rubia a mi lado.

— Eso parece… 

— ¿Hace un rico chocolate?— me sonrió.

— Hace— respondí devolviéndole la sonrisa y siguiéndola al exterior.

***

Entré a la cocina para encontrarme con mi amigo sentado a la mesa.

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— ¿Para qué viniste?— cuestionó elevando su cabeza y encarándome antes de volver su atención a la

pieza que sostenía entre sus manos.

— Lo sabes perfectamente…— dije colocándome a su lado y observando su obra.

— Pues mejor otro día…hoy estoy ocupado como puedes ver…— comentó intentando encajar la pieza

en varios extremos. Tras varios intentos se rindió dejándola a un lado y cogiendo otra. Cogí la pieza que

había abandonado y la coloqué en el espacio donde iba. La miró encajada, ligeramente sorprendido de

que fuera ese su lugar.— Gracias— susurró volviendo la atención a la pieza que aun sostenía.

— Robert, lo siento…Sé que me equivoqué, que me porte fatal contigo…  

— Déjalo, ya que más da…el daño ya está hecho— me miró triste.

— Lo sé, y sé que eso no puedo cambiarlo…pero déjame rectificar, por favor…— le supliqué.

— ¿Me prometes que volverás a contratar a alguien para lo del caso de tu abuela y que te olvidaras de

seguir jugando a los detectives?

— Te lo prometo.

— ¿Y me prometes que no volverás a saltarte clases? ¿Que te alimentaras en condiciones y trataras de

dormir algo mas?

— No sé si pueda prometer tanto… 

— Muy bien, pues que sepas que no pienso pasar mas mis apuntes a limpio, así que sino los entiendes

después, arreando que es gerundio…— intentó fingir enfado, pero su sonrisa lo delató. Me acerqué y lo

abracé.

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— Gracias, por a pesar de todo seguir siendo mi amigo.

— Nunca he dejado de serlo, y, pase lo que pase, nunca lo dejaré de ser.

— Gracias… 

— Bueno, ya, quita, que me vas a hacer llorar como una magdalena y tó… 

— Jaja, tranquilo, traje klinex por si acaso— lo miré burlona.

— Dios, que buena amiga, siempre pensando en todo…— rodó sus ojos— ¿me ayudas con esto?

— Solo si me das la pieza que llevas en la mano.

— ¿Pa qué? Si ni encaja…— me la tendió. La giré antes de acercarla a uno de los extremos de la obra y

colocarla.

— ¿Qué decías?— cuestioné guasona.

— Que te adoro mi vida, no sé que haría sin ti— me lanzó un beso al aire.

— Jaja, eso mejor lo mantenemos en secreto, no quiero que cierta chica me cuelgue en el árbol más

cercano.

— ¿Nat es celosa?— siguió intentando encajar piezas donde no era.

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— No lo sé, supongo que lo normal. Pero hablaba por Andi— lo miré esperando una explicación.

— No me mires así, intenté decírtelo varias veces, pero estabas tan absorta en lo tuyo que ni caso me

hacías.

— Lo siento, yo… 

— Ya, no pasa nada, está olvidado…Y sip, estamos saliendo. 

— Uys uys, pero ¿saliendo? o ¿“saliendo”?— remarqué las comillas de la última pregunta.

— Si lo que quieres saber es si vamos en serio te diré que…sip. 

— Vaya vaya … 

— Es maravillosa, sus ojos son como…— comenzó con el monólogo de maravillas y lindezas de su amada

mientras sonreía bobamente mirando hacia la inmensidad de la nada en el techo. Sonreí volviendo parte

de mi atención hacia el puzzle.

***

El delicioso olor proveniente de la parte baja de la casa hizo que poco a poco fuera abriendo misojos.Miré a todos lados de la habitación, algo desorientada por el lugar en el que me encontraba. El

recuerdo de la noche anterior vino como un flash a mi consciencia haciendo que de inmediato se

instalara una sonrisa en mis labios.

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Cerré los ojos y me regocijé en el recuerdo de las suaves manos de Nicole sobre mi cuerpo, de sus

calidos labios…suficiente para que el solo hecho de recordarlo hiciera que el calor comenzara a tomar

forma en la parte baja de mi vientre. Abrí los ojos aun sonriendo bobamente mientras me decidía a salir

de debajo de las sabanas.

El frío golpeó mi cuerpo desnudo mientras rebuscaba entre el edredón tirado en el suelo parte de la

ropa que la noche antes había caído sin previo aviso. Una vez vestida salí de la habitación y bajé las

escaleras, prácticamente siendo arrastrada por la tentadora fragancia que salía de la cocina. Entré, solo

para descubrir a Nic, ataviada con un delantal sobre su pequeño short de deporte y su top, haciendo

tortitas.

— Buenos días— dije rodeándola desde atrás y depositando un beso en su cuello.

— Buenos días bella durmiente— susurró girando la cabeza y robándome un beso antes de volver su

atención a la plancha.

— Uhm, huele rico…— comenté olisqueando sobre su hombro aun abrazada a ella.

— Pues espera a probarlas…— volvió a girarse besando esta vez mi sien— ¿Dormiste bien?— susurró sindejar de mirarme.

— Divinamente… ¿y tu?— la cuestioné rozando ligeramente sus labios con los míos.

— Uhm, en mi vida había dormido mejor…— susurró de nuevo antes de apoderarse de mis labios,

plancha por completo olvidada a un lado. El comienzo de olor a chamuscado hizo que nos separáramos.

La observé divertida viendo como trataba de despegar las tortitas de la plancha sin mucho éxito antes

de apartarme de su lado y terminar de poner la mesa.

Colocó el plato sobre la mesa a la vez que tomaba asiento. Me senté frente a ella.

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— ¿Zumo?

— Si, gracias. ¿Con mermelada de fresa?— cuestionó señalándome una de las tortitas.

— Como estén más ricas… 

— Entonces ya veras…— se levantó, puso cacao en polvo en un vaso y añadió un poco de leche, lo metió

al microondas. Unos minutos bastaron para que degustara el mejor desayuno de toda mi vida.

— Dios, estaba de muerte…— comenté chupándome los dedos manchados de chocolate.

— Jaja, dijiste, estaba…— se echó hacia atrás en su silla y me miro terminando de beber el café que le

quedaba en su taza.

— Tres kilos me has hecho engordar con esto, que lo sepas.— me eché hacia atrás yo también,

apoyándome en el respaldo mientras me frotaba el estómago satisfecha.

— Genial, con un par de desayunos más estarás en tu peso— me miró burlona.

— Jaja, ¿en mi peso? ¿O en el del hipopótamo?

— Sin comentarios— sonrió colocando la taza sobre la mesa.— ¿Qué te apetece hacer hoy?

— Uhm, no sé, ¿dónde me llevaras?— apoyé los codos sobre la mesa acortando la distancia que nos

separaba.

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— ¿A dónde quieres ir?— adoptó la misma posición que yo.

— Mientras vaya contigo que más da donde vayamos… 

Sonrió ante mi respuesta.

— Ok, entonces te llevaré a los suburbios a que compres al rastro cosas ilegales.

— Jajaja, graciosilla— le saqué la lengua. La seriedad de su rostro me hizo dudar por unos instantes.

Fruncí el ceño.—Estas de coña, ¿verdad?

— ¿Lo estabas tú cuando dijiste que te daba igual ir donde fuera?

— No pero…— sus carcajadas me detuvieron.— Que guasona estamos desde bien tempranico, ¿eh? Se

nota que dormiste bien…— le sonreí de lado.

— Si yo le contara…— sonrió haciéndose la interesante.

El sonido del teléfono interrumpió nuestra conversación.

— No te escapes… 

— Jaja, si claro, como si tuviera muchos lugares donde ir— rodé mis ojos. Lo último que vi fue su sonrisa

antes de que se perdiera por la puerta.

***

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— Entiendo…muchas gracias por haberme avisado. 

Colgué el auricular mientras trataba aun de asimilar la noticia que Caroline Spencer, la hija adoptiva de

Peter Spencer, me había dado.

— ¿Sucede algo?— unos pequeños brazos rodearon mi cintura atrayéndome hacia la calidez del cuerpo

al que pertenecían.

— Si— me giré en el abrazo y encaré a Natalia— Me acaban de avisar que alguien a quien conozco está

agonizando.

— Oh, vaya, lo siento. ¿Es joven?

— No, es ya…mayor. Como de la edad del abuelo. Aun no puedo creer que…— me separé de su lado y

me acerqué hacia la ventana.

— Ey, vamos…— se acercó de nuevo a mi, colocando esta vez una mano sobre mi espalda.

— Tengo que volver a Portsmouth— dije casi sin pensar apartándome de ella y saliendo de la sala.

— ¿Qué?— me siguió agarrándome del brazo.

— Me voy a Portsmouth— la encaré.

— Si, eso ya lo he escuchado… ¿pero así? ¿Sin más? 

— Tengo que hacerlo… 

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— Ya se nota… ¿y yo qué? ¿Estoy pintada acaso?

— Natalia, entiende, necesito hablar con ese hombre por última vez… 

— Ya veo…lo que no entiendo es para que… 

— Son…— “No puedes decirle la verdad”—…negocios. 

— Ok, déjame acompañarte al menos— dijo adelantándome en las escaleras.

— No, me gustaría ir sola— la detuve.

— Te gustaría…muy bien, ¿qué mas te gustaría hacer sola? ya puestas… 

— Natalia, por favor, no tengo tiempo para chiquilladas— terminé de subir las escaleras y entré a mi

habitación.

— ¿Te parecen chiquilladas?— cuestionó dolida siguiéndome al interior de la habitación— Nicole, si tu

no tienes tiempo a mi se me agota la paciencia. Trato de entender que sucede, buscar una explicación

razonable a tus huidas repentinas pero no puedo, y lo siento pero no me basta con que me digas que

son negocios. Sé perfectamente que no estas teniendo ningún problema respecto a eso, ni con

abogados ni con nada, y lo sé porque le pregunté a papá.

Me limité a sacar mi bolsa del armario y comenzar a meter ropa en su interior.

— ¿Me ignoras? muy bien, me queda bien claro todo…ay no, espera, tienes prisa, no puedes siquiera

explicarme a que demonios tanto misterio.

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— No hay ningún misterio, ya te dije que son negocios.— me volví encarándola.

— Muy bien… ¿Y esos supuestos negocios son más importantes que yo? ¿Te importan más?

— Natalia no trates de… 

— ¿De hacerte sentir culpable? ¿Te has parado a pensar como me siento yo? ¿Cuántas veces nos hemos

visto desde que comenzamos la relación? ¿Las has contado? porque yo si…tres veces en seis meses… ¿y

cuantas veces has salido huyendo? otras tres… ¿qué quieres que piense al respecto? Está bastante clara

tu postura…— sus lagrimas recorrían su rostro con total libertad de movimiento.

— Natalia…— intenté calmarla acercándome.

— No, no me toques Nicole, estoy cansada…estoy cansada de fingir que no pasa nada, de intentar

comprender cosas que ni siquiera entiendo…estoy cansada de esperar junto al teléfono a que te dignes

a llamarme…de esperar junto al buzón a recibir tus cartas…estoy cansada de tus promesas vacías… 

— Natalia, por favor escu… 

— No, Nicole, ya no hay tiempo para mas…esto se ha acabado. 

DOCEAVA PARTE 

La vida puede resultar un asco si de verdad te lo propones. No importa cuanto poseas, no importa

lo que obtengas… nada tiene sentido cuando sientes que tu vida está vacía.

El mundo siguió girando después de que Natalia me dejara. Si, dejara, porque ella me dejó. Valeque tal vez me lo merecía pero, ¿eso también implicaba el evitarme de por vida?

Bueno, ya que más da, han pasado ocho años desde aquello…Ocho años que me han llevado atodos lados y a ninguno. Cuando acabé la carrera me asocié con Robert y unos compañeros masy montamos un bufete. Quizás éramos inexpertos al principio pero poco a poco y con la ayuda de

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colegas con reputación que se unieron a nosotros conseguimos que el negocio pronto prosperaray consiguiera el prestigio suficiente como para hacerse un hueco importante entre los mejores delgremio a escala nacional.

Con mi vida personal como supondréis no tuve igual suerte al respecto. Seguí volviendo a casa

de mis tíos durante un tiempo, e intenté acercarme a Natalia para salvar lo nuestro en un par deocasiones…pero no fue suficiente…Si ya de por sí nos separaba mar y tierra ella se encargó de poner mas de por medio. Decidió irse a estudiar periodismo a Italia nada mas acabar el instituto.Lo último que supe de ella fue que vivía en Roma trabajando como columnista en un periódicolocal.

Robert seguía con Andi, vivían juntos…y yo, a pesar de las múltiples citas que tanto uno comootro se empeñaban en conseguirme, seguía sola.

 — ¿Conseguiste los detalles del caso Hitchman?

Suspiré antes de abandonar la esplendorosa vista que ofrecía el ventanal de mi oficina y dirigir laatención hacia mi amigo.

 — Sí, están ahí sobre la mesa.

 — Genial, Peter quiere echarles un vistazo antes de darle carpetazo.

 — ¿Caso cerrado? — comenté tomando asiento tras mi escritorio y abriendo mi correoelectrónico.

 — Sí, al parecer llegaron a un acuerdo entre las partes.

 — Bueno, un quebrader o de cabeza menos…— me centré en los mensajes de mi bandeja deentrada.

 — Vale, me voy a entregar esto — dijo señalando la carpeta que sostenía en una de sus manos. Sedio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. Se giró de nuevo hacia mí — Ah, por cierto,¿para esta noche prefieres carne o pescado?

 — ¿Esta noche? — lo miré enarcando mi ceja.

 —   Nicole, te lo dije hace tres días… 

 — Lo siento, no sé si pueda ir, tengo cosas que hacer ya.

 — ¿Sí? ¿Cómo qué? — se cruzó de brazos esperando mi excusa.

 — Tengo trabajo para mañana.

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 — La cena es a las nueve, espero seas puntual por una vez — dijo saliendo antes de que pudierareplicar.

Miré la puerta cerrada por unos instantes antes de volver a centrarme en la pantalla delordenador. El teléfono me interrumpió esta vez.

 — ¿Sí?

 — Señorita Vizza, tiene una llamada por la línea 2, ¿se la paso?

 — Sí, claro — respondí a mi secretaria con una sonrisa ya instalada en mi rostro al saber de quiense trataba. Solo una persona me llamaba al trabajo por esa línea, el pequeño Alex.

 — ¿Nico?

 — Hola pequeño, ¿no deberías de estar en clase?

 —  Si, es solo que…— comenzó a llorar haciendo que el pánico comenzara a instalarse en mí.

 — Cariño, ¿qué sucede?

 —   Nico, a papá le pasó algo…vino la ambulancia y se lo llevó.

 — ¿Cuándo?

 — Hace un momento, estoy asustado Nico…— siguió llorando.

 — No te preocupes cariño, tranquilo, ¿estás solo en casa?

 —   No…mi hermano está arriba llamando por teléfono a mi hermana. 

 — Enano, ¿se puede saber que haces? — cuestionó al pequeño una voz varonil al otro lado de lalínea.

 — Es Nico — le respondió lloroso Alex entregándole al parecer el auricular.

 — ¿Nicole?

 — Dani, ¿qué ha pasado?

 — La verdad no lo sé aun, pasé la noche fuera de casa y cuando llegué esta mañana me encontrétodo el jaleo. La ambulancia se llevó a papá al hospital hace apenas media hora. Por lo visto parece que fue un infarto. Mamá aun no llamó.

 — ¿Has avisado a tu hermana?

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 — Si, ya la avisé.

 — Muy bien, estaros tranquilos, cualquier noticia me llamáis a mi móvil, ¿ok?

 — Si, no te preocupes.

 — Vale, en un rato os veo.

Colgué antes de volver a coger el auricular y comunicarme con mi secretaria.

 — Rose, cancelame toda la agenda para hoy y un par de días más.

 —  Pero señorita Vizza tie… 

 — Rose por favor, es importante, y por favor consígame un billete de avión para España a mástardar para dentro de tres horas.

 — Está bien, la llamo para confirmarle.

 — De acuerdo, muchas gracias.

***

―Creo que papá sufrió un infarto…‖ 

Las palabras de mi hermano se repetían una y otra vez en mi cabeza. Miré a través de laventanilla del taxi mientras intentaba en vano evitar las lágrimas.

 — ¿Se encuentra bien señorita? — cuestionó el conductor mirándome curioso por el espejoretrovisor.

 — Si, no se preocupe. Por favor, acelere un poco más.

 — No se preocupe, ya estamos llegando — dijo mostrándome sus negros dientes a través de susonrisa.

Apenas cinco minutos después estaba bajando del vehículo y entrando al hospital. Me dirigíhacia el mostrador con la intención de preguntar que había sido de mi padre, cuando la presencia

de otra persona hablando con la chica me detuvo. Terminé de acercarme mas al mostrador al ver que se apartaba solo para casi infartarme cuando al girarse vi la profundidad de unos conocidosojos azules.

 —  Oh…hola…— susurró casi tan sorprendida como yo.

 —  Hola…venía a… 

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 —  En la UCI…— se apresuró a responder antes de que acabara.

 — La segunda planta, ¿verdad?

 —  Si…— afirmó mientras comenzaba a caminar hacia el ascensor. Paseé la mirada por su

cuerpo antes de seguirla.

―Dios, no…ni lo pienses…‖. Moví la cabeza intentando eliminar mis pensamientos.

El ascensor se cerró con solo nosotras en su interior.

 — ¿Sabes exactamente que ha sucedido? — me cuestionó mirándome fijamente. Le sostuve lamirada por unos instantes antes de responderle algo aturdida.

 — No, Dani me dijo que creía que había sido un infarto, pero que no estaba seguro.

 — Sí, a mí me dijo igual.

 — ¿Te llamó él?

 —   No, Alex…estaba bastante asustado. 

Salimos del ascensor poniendo rumbo a la unidad de cuidados intensivos.

 — Apenas vea como está papá iré a verle… 

 — No te preocupes, está bien. Me pasé por allí al venir del aeropuerto. Nervioso y asustado, pero

 bien.

 —  Es un niño…demasiado. 

 — Si, pero es fuerte.

 — ¿Tú crees? — cuestioné deteniéndonos antes de entrar a la siguiente sala.

 — Claro, se parece a su hermana — me miró mientras decía esto último.

 —  Entonces no es tan fuerte… 

 — No me contradigas — sonrió levemente haciéndome sonreír a pesar de todo.

―Oh oh, peligro…deja de mirarla y entra a ver como está tu padre antes de que hagas o digascualquier tontería…‖ 

Al entrar a la sala encontramos a mi madre sentada en una silla. Se levantó a recibirnos.

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 — Oh, cariño — se abrazó a mí llorando.

 Nicole se mantuvo alejada de nosotras, otorgándonos algo de privacidad. La vi acercarse alcristal de la habitación antes de ponerse a hablar con uno de los médicos que en ese momentosalía del cuarto.

 —  Shh, tranquila… ¿qué ha sucedido? ¿Cómo está papá?— cuestioné volviendo a mi madre a lavez que me separaba de ella y la encaraba.

 — Snif, fue un infarto.

 — ¿Pero se encuentra bien? ¿Cómo está?

 — Está bien, dentro de la gravedad de la situación. Ahora mismo está estable. Tal vez masadelante tenga que someterse a una operación…— comenzó a llorar.

 — Vamos mamá, tranquila. Lo importante es que ahora está bien. — traté de sonreírle.

 —  Si… ¿viniste sola?— preguntó mirando alrededor percatándose de la presencia de Nic junto aldoctor.

 —  Desde Italia si…a Nicole la encontré al llegar al hospital.

En ese momento se acercó a nosotras.

 — Hola tía — saludó a mi madre besándola en la mejilla y abrazándola.

 —  Hola Nic, gracias por haber venido…  — Por nada, sois mi familia, es lo menos que podía hacer.

 — ¿Qué dijo el doctor? — le pregunté acercándome hacia el cristal y mirando al interior dondemi padre permanecía conectado a un respirador y varias maquinas mas

 — Que fue un infarto, pero que ahora mismo se encuentra estabilizado. Comentó que tal vez losubieran a planta en unas horas. No descartó que en un futuro tenga que someterse a unaoperación.

*** — ¿Qué tal por Roma? — rompí el silencio que imperaba en el coche desde que habíamos salidode casa de mis tíos.

Aprovechando que habían pasado a mi tío a planta, llevé a Natalia a su casa para comprobar como estaban sus hermanos y recoger algo de ropa para su madre, que a pesar de nuestrasinsistencias había decidido quedarse en el hospital acompañando a Miguel.

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 —  Bien…todo bien…— comentó ausente mientras seguía mirando a través de la ventanilla delcopiloto.

Ante su escueta respuesta decidí que no era el momento idóneo para cháchara por lo que seguíconduciendo a través de la noche el mercedes de alquiler que para mi agrado la eficiente de mi

secretaria me había reservado al aterrizar. — ¿Y tú? ¿Qué tal por Londres? he oído que el negocio te va muy bien.

Me sorprendió su afirmación pues aunque sabía que seguía en contacto con Andi no pensaba quese dedicaran a hablar precisamente de mí.

 — Si, lo cierto es que no puedo quejarme, va bastante bien.

 — Es lo que tiene sacrificar tanto.

La miré esperando encontrar algo en su mirada, dureza tal vez, pero lo único que encontré fuecansancio.

 —  Si, supongo…— comenté estacionando el coche en el parking del hospital y sacando la llave. Nos quedamos un breve instante en silencio, sin movernos, solo mirando al frente.

Me giré y miré su perfil, en ese momento una lágrima caía por su mejilla. Elevé mi mano y lasequé con uno de mis dedos. La noté estremecerse ante mi caricia antes de cerrar fuertemente susojos impidiendo así que mas salieran. Continué acariciando su rostro.

 —   Natalia…— susurré acercándome.

 —   No… — dijo abriendo sus ojos y separándose de mí. Abrió la puerta y salió.

Suspiré antes de hacer lo mismo y salir del vehículo.

El camino hacia la habitación transcurrió de nuevo en el más estricto silencio. La seguí a travésde los pasillos tratando de mantener la distancia que ella misma se había encargado de imponer entre nosotras. La presencia de otra persona hablando con su madre en la puerta de la habitaciónla hizo aligerar el paso.

 — ¡David! — exclamó a la vez que lo abrazaba. Lo besó.

Aminoré mi paso, entre sorprendida, aturdida y algo celosa por lo que veían mis ojos. Meacerqué a mi tía, tendiéndole la bolsa con lo que nos había solicitado.

 — Gracias, cariño — me sonrió sosteniéndolaentre sus manos y entrando a la habitación.

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Me quedé en el pasillo, viendo a mi tía perderse en el interior y a la pareja aun besándose. Allímite de lo que podía soportar decidí que lo mejor que podía hacer en ese momento era seguir aDiana. Estaba por hacer eso cuando Natalia se dirigió hacia mí.

 — ¿Nicole?

 — ¿Si? — dije volviéndome y percatándome que estaban ya a mi altura.

 — ¿Recuerdas a David?

Miré al tipo unos instantes antes de reconocerlo tras la mugrosa barba de cuatro días.

 — David Carrido — afirmó tendiendo su mano ante mí.

 — Si, ya recuerdo — comenté mientras se la agarraba y la estrujaba con fuerza. La mueca dedolor en su cara fue evidente.

 — Un gusto verte de nuevo — dijo con poca gana mientras intentaba mover su lastimada mano aun lado de su cuerpo.

 — Lo mismo digo — respondí guardándome todo mi sarcasmo.

 — David es mi prometido — comentó casual Natalia mientras lo agarraba del brazo posesivamente.

Si haberla visto besándose con el tipo me había helado la sangre ya la noticia ni digamos. Lamiré sorprendida, viendo como me sonreía, antes dedirigir la mirada a la persona que más

instintos asesinos desataba en mi en ese momento, su supuesto prometido que, para que negarlo,tenía mas cara de sorpresa que yo.

 — Que bien, me alegro. Enhorabuena.

Intenté sonreír antes de tenderle de nuevo mi mano al capullo que tenía enfrente. La miró entredudoso y con miedo antes de estrecharla en la suya. Sorprendido de que esta vez no se laestrujara me sonrió, suficiente para desatar mi ―ira‖ de nuevo.

Soltó su mano agitándola evidentemente al aire mientras me miraba ceñudo. Me limité asonreírle con fingida inocencia antes de volver mi vista hacia Natalia y acercarme a ella

estrechándola en un abrazo que duró lo suyo.Sabía que por instinto me rodearía la cintura con sus brazos, y así fue. Me separé un poco y lamiré a los ojos esperando encontrar, pobre de ella, la señal que necesitaba. El verde azulado quetantas veces atrás había visto en sus ojos me indicó lo que necesitaba saber en ese momento. Lesonreí sinceramente, acercando mis labios a su oído.

 — Espero que seas muy feliz, prima. — le susurré obteniendo un estremecimiento por su parte.

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La miré de nuevo a los ojos, observando que gracias a mi comentario mordaz el color habíavariado ligeramente. Satisfecha, me agaché depositando un suave beso muy cerca de sus labios,notando como su respiración se aceleraba. La miré triunfal antes de separarme. Su mirada solome devolvió odio…y la de su prometido mejor no hablamos. 

Entré a la habitación dejándolos a solas en el pasillo. Unos minutos después entraron. No tardémucho en despedirme de mis tíos y salir del sitio.

Conduje por la ciudad sin rumbo fijo durante casi una hora mientras mi cabeza trataba una y otravez de pensar que era lo que debía de haber hecho en mis otras vidas para que el destino metratara de forma tan cruel en esta.

―¿Qué creías pedazo de subnormal? ¿Qué la niña iba a estar esperándote?‖

Detuve el coche frente al puerto y salí de el. El húmedo aire marino me golpeó de lleno. Meabracé a mi misma mientras caminaba hacia el borde. Intenté ver algo en la lejanía a través de la

fría oscuridad, pero ni mis pensamientos encontré. Suspiré antes de bajar la cabeza y enfrentarmeal negro océano mientras las lagrimas conquistaban mis ojos.

 —  Obtuviste lo que mereciste, ni más ni menos…. y tal vez simplemente…sea mejor así… 

Sequé mi cara, enfadada conmigo misma por estar actuando así, y puse rumbo hacia el auto.Inicié la marcha con la intención de dirigirme hacia el hotel donde me hospedaba. Las luces deun pub llamaron mi atención mientras conducía a través de la desierta calle. El dolor de micorazón me hizo estacionar y salir del coche, incapaz de regresar a la fría soledad que meotorgaba la habitación del hotel.

Entré y me acerqué a la barra pidiendo un whisky doble en cuanto la camarera me tuvo en el punto de mira. Bebí mi vaso en apenas dos sorbos solicitando otro.

 — Buenas noches, ¿tienes fuego? — me preguntó alguien a mi lado. Me giré y encaré a la rubiaque osaba profanar mi ahogo de las penas. Unos conocidos y sorprendidos ojos marrones fue loque encontré. — ¿Nicole Vizza? — cuestionó insegura, cigarro por completo olvidado a un lado.

 — Hola Iris. No, no tengo fuego — volví la atención hacia la camarera que en ese momentodepositaba otro vaso frente de mi. — Gracias — susurré cogiéndolo y bebiendo un trago.

 — ¿Nicole? — colocó una mano en mi espalda.

 — Si, soy Nicole — la encaré de nuevo con cara de pocos amigos. Pareció ignorarla.

 — ¿Ha sucedido algo? — cuestionó mientras de nuevo me rendía al liquido amarillo del vaso enmi mano.

 — ¿Y por qué tendría que suceder algo? — le sonreí agriamente — Eyy, ¿tiene un mechero? —   pregunté a la chica que servía en la barra.

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 — Si, claro — me tendió uno, el mismo que le di a la rubia a mi lado.

 — Ya tienes fuego, incendia el monte y piérdete — dije dándoselo y girándome a un ladoesperando que se marchara. Para mi total desagrado me rodeó y me encaró de nuevo.

 — Para que lo sepas, alcohólica no anónima, la piromanía ya es un capitulo cerrado en mi vida.

 —  Muy bien, me alegro…— intenté fingir emoción —… ¿algo más? 

 —  Sí, que ha pasado contigo…tú no eras así… 

 —  La gente cambia…a la vista está— subrayé mirándola de arriba a abajo mientras me dabacuenta de que por su apariencia debía de ser una chica de negocios.

 —  Eso parece…y yo que pensé que ganaría el premio al mayor cambio en la reunión del institutoa los diez años… 

 —  Pos ya ves….— respondí sin ganas.

 — ¿Qué haces en España? te hacía en Londres, como una gran abogada.

 — Asuntos familiares.

 —  Ya veo…pues deben de ser realmente importantes y graves cuando te hacen perder lacompostura de tal forma.

 — ¿Y tú? ¿Qué haces por aquí? — pregunté intentando cambiar de tema, rindiéndome al hecho

de que por mucho que lo intentara no conseguiría que se marchara y me dejara en paz. — Trabajo aquí.

 — ¿Aquí? ¿En este antro? — enarqué mi ceja.

 — Oye, ¿qué antro? — entró en la conversación la chica de la barra que en ese momento servíaunos tragos no demasiado lejos. Volví la atención hacia la rubia a mi lado.

 — Trabajo en comisaría como detective.

 — Joder, de estar en chirona a llevar las llaves — comenté con guasa. — Nunca he estado en chirona — respondió con tanta seriedad que me hizo revolvermeincomoda.

 —  Lo siento no he… 

 — Ya, no te preocupes — me sonrió.

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 — Vivo en Londres, trabajo en un bufete de abogados allí, vine por asuntos familiares. — mesorprendí revelando.

 — Eso dijiste, ¿algo grave?

 — Mi tío sufrió un infarto.

 —  Pero él no ha…— no acabó la frase esperando que continuara.

 — No, se encuentra bien. Estará en el hospital unos días más.

 — Me alegro que esté bien, es un buen hombre.

 — Si, lo es — admití mientras recordaba algunos de los momentos que había compartido con él.

 — ¿Y que hay de Natalia? La última vez que la vi fue hace un par de años, acababa de terminar 

la carrera. ¿Sigue viviendo en Italia?

El cambio de tema me hizo revolverme de nuevo, pero aun así respondí.

 —  Si, sigue viviendo en Roma y en cuanto a como está…puedo decirte que perfectamente, con planes de boda cercanos.

 —  Oh, eso si…me sorprende— parecía que la chica alucinaba con la información.

 — Mas me sorprendió a mí, que me enteré hace un rato — mi pensamiento se verbalizó en mivoz casi sin darme cuenta. Di un nuevo trago a mi vaso, notando como su mirada se clavaba en

mi perfil. —  Así que ese es el motivo… 

 — Es bonito celebrar por la familia, ¿no crees? — le comenté irónica.

 — ¿Por qué lo dejasteis?

Su pregunta me dejó K.O. La miré extrañada.

 — ¿Qué? Tampoco había que ser adivina para saberlo. Se notaba a la legua que algo había entre

vosotras. — Torpezas del destino.

 — ¿Qué? — volvió a preguntar mirándome seria.

 — Por eso lo dejamos, por torpezas del destino.

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 — Vaya, veo que el alcohol saca a la luz tu lado mas filosófico.

Está vez fue mi turno de mirarla seria.

 — Lo siento — alzó las manos en son de paz.

 — Ya, no pasa nada. Es solo que es una larga historia. — admití cansada ya de todo.

 — Muy bien, tengo toda la noche — me sonrió tomando asiento a mi lado.

***

Abrí los ojos notando los calidos rayos del sol golpeando sobre mi cara. Miré a mi alrededor mientras trataba de acordarme donde estaba. El sonido de mi móvil hizo que alargara la mano ylo cogiera.

 — ¿Sí? — cuestioné mientras el dolor en mi sien se hacía patente.

 — ¿Nicole? ¿Eres tú? ¿Qué te pasa?

 — Uhm, nada Robert, una larga noche nada más.

 — ¿Sucedió algo? ¿Cómo está tu tío?

 — No te preocupes, está bien. Se encuentra estable, pero sufrió un infarto. Ahora solo le quedacuidarse un poco y esperar a una posible operación.

 —  Oh, bueno, dentro de lo que cabe es bueno. ¿Y tú como estas? Por el tono de tu voz…  

 — Estoy bien — me apresuré a responder antes de que acabara de hablar.

 — Ok, no pregunto más.

 — Siento mucho lo de la cena de anoche.

 — No te preocupes, estás disculpada, de todas maneras tampoco pudo venir la amiga de Andi.

 —  Así que había nueva amiga para conocer… ¿Cuándo dejaréis de buscarme novias? 

 — Cuando consigamos emparejarte con alguien.

 — Seguid soñando.

 —  Algún día mi querida Nicole caerás… 

 —  Si si… ¿Cómo está todo por el bufete?

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 — Sobrevive sin ti.

 — Un alivio, al menos ya sé que no resulto indispensable.

 — Jaja, lo cierto es que Peter está mas liado que la sandalia de un romano con el nuevo caso.

 —  Oh, dios…no me digas, que novedad más grande. 

 — Jaja, tu secretaria me dijo que tu billete de vuelta era para mañana.

 — Si, pero lo mas seguro es que vuelva hoy mismo.

 — ¿Por qué? Nicole, no seas boba, tomate unos días para estar con la familia. El trabajo puedeesperar.

 — Supongo, pero no me siento cómoda aquí.

 — ¿Viste a Natalia?

 —  Si, a ella…y a su prometido— escupí con rabia la ultima palabra.

 — Vaya, ya veo.

 — Tú lo sabías, ¿verdad?

 — Bueno, sabía que estaba con alguien, pero no que fuera a casarse con él. ¿Estas segura de queera su prometido? Es raro, Andi no me ha dicho nada… 

 — Tan segura como me lo presentó de esa manera.

 —  Joder…— el sonido del teléfono de su despacho lo interrumpió — Un momento.

 — No te preocupes.

Me levanté de la cama y entré al baño donde llené un vaso con agua. Salí, cogiendo la pastillaque inexplicablemente había sobre la mesa y la introduje en el líquido, mientras seguíaesperando a mi amigo. No tardé mucho en volver a escuchar su voz.

 — Nicole, tengo que dejarte, es de la oficina del fiscal.

 — No hay problema, cuídate. Saludos para Andi.

 — No te preocupes, se los doy. Nos vemos.

 — Nos vemos — susurré cortando la llamada y tirando el móvil sobre la cama.

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Un papel sobre la mesita de noche llamó mi atención. Me acerqué y lo cogí.

Buenos días Nicole, espero que esas copas de mas no te estén pasando factura ahora. Por siacaso ahíte dejo una pastilla para la resaca. Te aseguro que es milagrosa. Espero poder volver averte antes de que te marches. Seguramente tengas noticias mías en unos días. Espero que lo tuyo

con Natalia pueda solucionarse, nunca pierdas la esperanza.Atentamente…Iris 

―¿En que momento le conté a Iris todo?‖. Me pregunté ceñuda mientras dejaba la nota a un ladoy ponía rumbo a la ducha.

***

―Espero que seas muy feliz, prima‖ 

El recuerdo del susurro de esa calida voz en mi oído no dejaba de hacerme estremecer muy a pesar del rencor que esas simples y llanas palabras con ese toque de sarcasmo despertaban en miser.

―Te has equivocado Natalia, admítelo. Y lo peor es que tal vez ya no exista vuelta atrás‖

Cerré los ojos intentando contener las lágrimas. Unos fuertes brazos me rodearon de inmediato.

 — Shh, no llores mi amor, tu padre va a estar bien...  — noté a David susurrarme al oído en elabrazo.

―Si supieras que no lloro por él…si supieras que lloro porque a pesar de todo sigo enamorada deella…‖ 

Abrí los ojos y miré en la profundidad de sus ojos marrones esperando encontrar todo aquelloque encontraba cuando tantos años atrás miraba en otros ojos azules. Lo que vi, o más bien loque no vi, me hizo cerrarlos de nuevo y abandonarme a mi llanto.

Unas horas mas tarde estaba entrando a la habitación de mi padre.

 — Hola papá, ¿cómo estas? — lo besé.

 — Como si me hubieran atropellado. ¿Vienes sola? — cuestionó mirando hacia la puerta. — Sí, David fue a su casa a ver a su madre. Lo mas seguro es que tenga que regresar esta tardemismo a Roma.

 — Oh, que pena. Me hubiera gustado haberos tenido a todos aquí unos días.

Sonreí al notar la tristeza en su comentario.

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 — No te preocupes papá, tal vez pronto. Ahora en lo único que tienes que pensar es enrecuperarte y cuidarte más.

 — Sí, el medico ya pasó esta mañana y me leyó la cartilla. Parece que me toca tomármelo concalma a partir de ahora.

 — Mas te vale viejito — mi comentario se ganó una enorme sonrisa — ¿Y mamá?

 — La mandé a casa en cuanto Nicole apareció por la puerta.

 — ¿Ha venido Nicole? — pregunté extrañada.

 —  Si, esta…— la puerta del baño se abrió haciéndola aparecer con una cara no demasiadofeliz —…justo ahí. 

 — Hola — me saludó con el rostro aun descompuesto.

 — ¿Te encuentras bien? — cuestioné preocupada mientras me acercaba a su lado y comenzaba a palparle la frente.

 — Si, supongo que la cena de anoche no me sentó demasiado bien — susurró sin dejar demirarme a los ojos.

 — Deberías de bajar y tomar un caldo caliente que te asiente el estómago — sugirió mi padredesde la cama. — Nat, acompáñala a la cafetería, anda, no quiero que esta niña cabezota seenferme.

 —  Tío, estoy bien, no es necesario…  — Tal vez te siente bien, vamos — dije a la vez que sin pensar la agarraba de la mano y la dirigíahacia la puerta — Ahora regresamos papá, ni te muevas de ahí — le bromeé a la vez que salíamosdel cuarto.

 —  Oh, si, como si pudiera…— fue lo último que oímos en la lejanía.

Avanzamos por el pasillo aun de la mano y entramos al ascensor sin decir nada. No fue hasta queentramos a la cafetería que nos separamos. Solicitamos la consumición en la barra y ya con ellanos sentamos en una mesa cercana.

 — Dios, no sé siquiera si pueda mantener esto por mucho tiempo en mi estomago — comentóseñalando el caliente brebaje de pollo.

 — Solo inténtalo a ver  — le sugerí mientras llevaba la taza de chocolate a mis labios. Me limité aobservarla comer con desgana mientras saboreaba por mi parte mi caliente bebida.

 — ¿Rico? — cuestionó sacándome del trance en el que me tenía sumida su sola visión.

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 — Mucho, ¿qué tal lo llevas tú?

 — En cualquier momento el pollo vuela a la taza del inodoro.

Sonreí moviendo la cabeza antes de volver a beber de mi taza.

 —  ¿De qué te ríes? No es gracioso…— fingió sentirse indignada.

 — No, claro que no…— volví a sonreír.

 — Tienes una sonrisa preciosa — susurró con sus pupilas clavadas en las mías. Estuvimosdurante unos instantes así, mirándonos. Lo que vi reflejado en sus ojos azules me hizoestremecer.

 —  Yo…será mejor que suba a ver a papá…— comencé a levantarme de la silla. Su mano sujetómi brazo, deteniéndome..

 —   Natalia espera… 

 — Ya lleva rato solo — dije liberándome de su agarre y saliendo de la cafetería.

Corrí por el pasillo y entré al ascensor consciente de que me seguía. Las puertas estaban por cerrarse cuando una mano hizo que se abrieran. Se sumergió en el interior del pequeño espacioconmigo.

 — Natalia, por favor... Escúchame, necesito hablar contigo.

 —   No Nicole, no hay nada de que hablar…Todo está dicho ya…  No pude decir mas, mis labios pronto se vieron apresados por los suyos. Intenté resistirme al principio, pero la calidez de su cuerpo unida a la pared que me sostenía a mis espaldas hizoimposible mi huida. Pronto su lengua comenzó a pedir permiso para entrar a mi boca, se lo di,abriendo mis labios, rindiéndome a ella.

La falta de oxígeno unido al ruido de la puerta del ascensor al abrirse en nuestro destino me hizoempujarla y separarla de mí.

 — ¡No! ¡No vuelvas a hacer eso! — salí del ascensor y de nuevo comencé a correr por el pasillo

con la esperanza de poder refugiarme en la habitación de papá. Una mano me agarró del brazohaciendo que me detuviera antes de arrinconarme esta vez contra la pared del pasillo y tomar denuevo posesión de mis labios.

De nuevo la debilidad y el deseo se adueñaron de mí. Y de nuevo la falta de oxígeno en mis pulmones hizo que me separara de ella.

 — ¡Dije que no! ¿No entiendes o qué?

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 — Eres tú la que parece no entender  — me robó otro beso.

 — ¡No! — me separé golpeándola sonoramente en la cara con mi mano.

 — ¡Auch! Ahora golpeas mas fuerte — se acarició su dolorida mejilla.

 — No vuelvas a hacerlo, estoy prometida.

 — Sí, de alguien a quien no amas — fue su sincera respuesta.

 — Tal vez, pero le voy a dar un hijo — respondí a la defensiva y sin pensar demasiado bien lasconsecuencias que implicaba tal revelación.

Se separó aturdida, sin dejar de mirarme, tal vez buscando algo que desconfirmara miafirmación.

 — ¿Qué?

 — Estoy embarazada de un mes y medio. Nadie lo sabe aún.

Comenzó a caminar hacia atrás, poniendo espacio entre nosotras.

 —  Sí, ya lo sé yo…Despídeme de tu padre por favor…— dio la vuelta y comenzó a caminar.

La observé alejarse mientras interiormente trataba de frenar las tremendas ganas que tenía desalir corriendo tras ella. La responsabilidad por el ser que nacía en mi interior pudo conmigo.Cerré los ojos y apoyada como estaba en la pared me fui deslizando hacia abajo, donde

silenciosamente derramé, para pasmo de muchos de los que pasaban en ese momento por el pasillo, las lagrimas mas amargas de toda mi vida.

―Y tal vez simplemente…sea mejor así…‖ 

***

La noticia del embarazo de Natalia cayó sobre mí como un jarro de agua fría. Una cosa era queestuviera comprometida con el tipo, y otra muy diferente que estuviera esperando un hijo de esedesgraciado. Todas las esperanzas que había albergado en mi interior se habían esfumadocompletamente al conocer la noticia.

 Ni que decir tiene que volví a Londres ese mismo día, y como siempre, y para tratar de no pensar, me sumergí de nuevo en mi trabajo. Habían pasado ya dos meses desde mi regreso.

 — ¿Qué te parece? ¿Estoy guapetón? — cuestionó mi amigo saliendo del probador enfundado enun caro traje de Armani.

 — ¿Tiene que ser precisamente blanco? — lo cuestioné con una ceja alzada desde mi silla.

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 — Pues si, quiero que revele mi pureza virginal.

 —  Oh si, claro, como te queda tanta…— rodé mis ojos.

 — Si mi Andi se va a casar de blanco, dime, ¿por qué yo no?

 —  Visto así…Pero sigo pensando que el negro de antes te quedaba mejor.  

 — Anda, no me seas antigua. ¡Modisto! — gritó al dependiente que en ese momento seencontraba al otro lado de la tienda.

 — Es el dependiente, no el modisto.

 —  Que más da…si lo único que quiero es que me pille el bajo…— comentó mientras seremangaba el pantalón y modelaba por toda la tienda.

 —  Dios, quien me mandaría aceptar ser tu madrina… 

 — Aish, ya no te quejes tanto, eres peor que Rachel. Me pregunto como le estará yendo a miAndi con ella. ¿Y si luego cuando acabemos nos pasamos por la diseñadora?

 — Ni lo pienses, ¿no te han dicho que trae mala suerte ver a la novia vestida antes del día?

 — ¿Y desde cuando eres supersticiosa?

 — Desde ahora mismo. Cuando acabemos de esto tú y yo regresamos a la oficina. Aún me quedaun informe por redactar.

 — ¿Y qué hay de tu vestido? ¿Me está bien del talle? — cuestionó mientras seguía mirándose enel espejo de todos los ángulos posibles.

 —  Faltan 5 meses para la boda aun, y si…te está bien del talle. 

 — Bueno, pero tienes que llevar vestido, y tiene que ser elegante. Tienes que estar a mi altura.

 — Uff, un poco difícil, pareces el muñeco de la tarta.

 — Sí, claro. Envidia cochina la tuya — comentó dando un giro sobre sí mismo.

 —  Uy, si…me corroe. 

 — ¡Modisto! — volvió a vocear atrayendo la atención de varios clientes además de la delsusodicho.

 — ¿Sí, señor? — se ofreció este a su lado.

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 — Creo que me llevaré este, ¿me puede pillar el bajo? me gustaría ver como me queda.

 —   No hay problema… 

¿Cuánto creéis que puede tardar una persona normal en cogerle el bajo a un pantalón con un par 

de alfileres? Este tipo, o el modisto como lo aclamaba mi amigo, batió plusmarca mundial enlentitud tardando más de media hora.

Salimos de la tienda, súper mega hiper exclusiva y tope fashion según Robert, una hora después.

 — Bueno, ¿donde vamos ahora?

 — Ya te dije que a la oficina — afirmé entrando en mi honda civic negro. Mi amigo subió a milado en el asiento del copiloto.

 — ¿Ya? ¿Y que hay de la merienda?

 — ¿Qué merienda?

 —  La que me debes desde…que te dejé el juego de la nintendo… ¿te acuerdas?  

 — Robert, por el amor de Dios, teníamos doce años.

 — Si, pero las promesas no caducan.

Rodé mis ojos antes de poner rumbo hacia el edificio de oficinas.

 — ¡No! ¡Allí no! — comenzó a quejarse como un niño pequeño.

 — ¿Por qué no? — lo cuestioné con una ceja alzada.

 — Allí a esta hora ya no quedan bollitos de chocolate.

 — ¿Sabias que eres peor que los niños pequeños?

 — Y tu te pareces a gruñón de los siete enanitos — fue su respuesta antes de sacarme la lengua.

 — Te van a salir michelines — traté de picarlo.

 — Es un riesgo que asumiré, además así luego floto en las aguas caribeñas.

 — Muy bien, también iras desnudo el día de la boda, ¿verdad? Más blanco y puro imposible yaen esa guisa — lo miré con sorna.

 —  Muy graciosa…— cruzó los brazos sobre su pecho — Ya veremos cuando te vayas a casar tu… 

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 — Espera sentado entonces — dije mientras estacionaba el vehículo en un aparcamiento libre ysacaba las llaves.

 —  Algún día… 

 —  …lejano— acabé por el antes de apearme del coche.

Después de merendar poco tiempo me dio de volver a la oficina. Lo dejé en su casa algo mas delas ocho, resignándome y volviendo yo también a la mía.

Solté mi maleta a un lado y me quité el pesado abrigo antes de entrar a la cocina a por mi usualvaso de zumo de naranja. Entré a la sala, vaso en mano, presionando el botón del contestador mientras pasaba camino del sofá. La masculina voz de Dani invadió la sala por unos instantes.

¡Nic! ¡Adivina! ¡Aprobé mi examen de prácticas! ¡Ya tengo la licencia de conducir! ¡Dios! ¡Nome lo creo! ¡Y solo a la tercera! Ya puedes ir agarrándote el primer avión que encuentres que

esta noche nos vamos de juerga a celebrar. Un beso prima. —  Y solo a la tercera…jajaja— no pude evitar reír ante su entusiasmo.

Suspiré con una sonrisa aun en mi rostro antes de levantarme de mi cómodo asiento y poner rumbo escaleras arriba hacia el baño. Cogí el teléfono inalámbrico en mi camino hacia arriba ymarqué el número antes de pegarlo a mi oreja.

 — ¿Diga? — la suave voz de Alex me recibió.

 — ¿Cómo está mi niño favorito? — cuestioné con una sonrisa en mis labios.

 — ¡Nico! Bien, ¿y tu? Te extraño.

 — Yo también te extraño pequeño, pero te prometo que pronto iré a verte.

 — ¿Sí? ¡Guayy!

 — Jaja sí, ¿qué tal el colegio? estarás estudiando duro, ¿no?

 — Si, saqué un nueve en lengua y un diez en mates.

 — Wooh, entonces si estas haciéndolo duro. Me alegro mucho cariño, estoy muy orgullosa de ti. — Gracias Nico.

 — Por nada, si es la verdad. ¿Cómo está papá?

 — Está bien, aun no trabaja, así que está todo el día en casa.

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 — Vaya, que buena vida le quedó.

 — Jaja sii, yo le digo pero no me hace caso.

 —  Mayores, nunca entienden… 

 — Jaja

 — Alex, ¿está tu hermano en casa?

 — No, salió hace un rato con sus amigos. ¡Al fin aprobó el examen práctico!

 — Si, me llamó esta tarde para decirme, que pena no haberlo podido encontrar.

 — Bueno, no te preocupes, yo le digo que llamaste. Se pondrá feliz.

 — Muchas gracias. De todas formas intentaré llamar en unos días a ver si tengo más suerte.

 —  Si…por cierto, ¿sabes las últimas?

 — Uhm, no, ¿cuáles son las últimas? —  pregunté curiosa pensando que tal vez fuera alguna desus travesuras.

 — Creo que mi hermana se vuelve a vivir a España.

 — ¿Y eso? — ahora si que la curiosidad me dominaba.

 — No sé, creo que consiguió trabajo.

 — Oh, vaya, estarás contento entonces.

 — Si, ya quería tenerla cerca. Pero, ¿a que no sabes cuál es la última más última? — la emociónera evidente en su voz.

 — No, ¿cuál es la última más última?

 — ¡Voy a ser tío, Nico!

Me quedé en silencio durante unos instantes.

 — ¿Nico? ¿Sigues ahí?

 — Si cariño, es fabuloso.

 — Si, pero creo que es un secreto. Aun no han dicho nada, solo se lo escuché hablar a papá ymamá.

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 —  Alex, que te tengo dicho de andar escuchando tras las puertas…  

 —   No escuchaba queriendo…fue en la cocina. 

 — Bueno, donde fuera.

 — Nico, me tengo que ir a lavar las manos para cenar.

 — Ok, no hay problema. Dale un abrazo fuerte fuerte de mi parte a tu padre, ¿vale? y un beso atu madre.

 — Claro, yo lo hago.

 — Muchas gracias, nos vemos pronto pequeño.

 — Nos vemos Nico.

 No había ni dejado el teléfono sobre la mesa cuando sonó de nuevo.

 — ¿Qué se te olvido?

 — ¿Nicole Vizza? — cuestionó una voz femenina al otro lado.

 — Si, ¿quién es?

 — Soy Iris, ¿me recuerdas?

 — Ah, hola Iris, ¿qué hay? — pregunté sorprendida de escucharla. Lo cierto es que a pesar de loque decía la nota y de lo que habíamos hablado esa noche, pensé que no volvería a saber de ellaen mucho tiempo.

 — Bien, como siempre, aun trabajando en la comisaría. Te llamaba porque tengo algunos datossobre el paradero de tu abuela.

 — ¿Qué has averiguado? — los nervios comenzaban a ser patentes en la boca de mi estómago.

 — ¿Podemos vernos mañana? Me han llamado hace un momento, pero aun no tengo todos losdatos. Solo te diré que está viva y que vive en Londres.

 — ¿Cómo lo has averiguado? Llevo años intentando saber de su paradero sin éxito.

 — Tengo mis influencias.

 — Eso veo, mañana me viene perfecto. ¿A qué hora llegas?

 — A eso de las doce de la mañana.

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 — De acuerdo, no hay problema, iré a recogerte.

 — No es necesario, podemos quedar en cualquier sitio si te viene mejor.

 — De verdad, no hay problema, solo dime la terminal y el número de puerta.

 — Terminal B, numero 2.

 — Nos vemos mañana entonces.

 — Si, nos vemos.

 — Muchas gracias Iris.

 — Por nada, fue un placer. Hasta mañana.

 — Hasta mañana.

Dejé pensativa el teléfono sobre la mesa.

―Mi abuela está viva…y está mas cerca de lo que hubiera imaginado‖

Dirigí la mirada hacia el retrato de mi padre.

 — Mañana papá, mañana colocamos todas las piezas de tu puzzle.

Al otro día, a las doce, como había acordado con Iris, ahí estaba en el aeropuerto esperándola.

 No tardé mucho en divisarla a lo lejos, percatándose de mi presencia al instante.

 — Hola, buenos días — saludó acercándose a mí y besándome en la mejilla.

 — Buenos días, ¿qué tal el viaje?

 — Bastante bien — me sonrió.

 — ¿Has desayunado? — la cuestioné insegura.

 — Si, no te preocupes. ¿Nos marchamos?

 —  Si claro… ¿necesitas ayuda?— señalé su bolsa.

 — Oh, nah, no hay problema.

 —  Como quieras…— comencé a caminar hacia la salida. El silencio nos acompañó hasta llegar ami coche.

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 — Bonito carro — silbó mientras metía su equipaje en el maletero.

 — Gracias, lo compré hace menos de un año.

 — Si, se nota que es nuevo — comentó subiendo en el asiento del copiloto.

Metí las llaves en el contacto y arranqué el motor. No sabiendo hacia donde ir puse rumbo a micasa.

 — ¿Habías estado antes en Londres? — pregunté intentando iniciar una conversación casual conella.

 — Si, he estado en un par de ocasiones. Algunas veces por cuestiones de trabajo, otrassimplemente por ocio.

Sonreí ante el recuerdo de lo que era esta chica en sus años de instituto y en lo que se había

convertido ahora.

 — ¿De qué te ríes? — cuestionó curiosa con una sonrisa en sus labios. La miré antes deresponder.

 — Nada, es solo que pensaba en nuestros años de instituto.

 — Ahh, rememorando como me partías los morros, ¿eh?

 — No exactamente — le sonreí — Además, si te los partí en su momento fue porque te lomerecías.

 —  Si, ¿sabes? ahora que lo veo en retrospectiva…me alegro que me los partieras.— me devolvióla sonrisa.

 — No te hacia masoquista — me burlé girando la calle que daba a mi casa. Subí el bordillodeteniendo el coche frente a la puerta de mi cochera.

 — ¿Tu casa?

 — Si, ¿necesitabas ir a algún otro lugar? — pregunté insegura.

 — No, tal vez más tarde, pero no ahora. Por cierto, bonita casa — comentó señalándola con sucabeza antes de sonreírme.

 — Gracias, entremos.

Salimos del coche y entramos al interior.

 — ¿Quieres tomar algo? — cuestioné al entrar.

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 — Un vaso de agua estará bien por ahora — me sonrió.

 — Como quieras, ponte cómoda — señalé dejándola en la sala y entrando a la cocina a por elagua. Al salir la encontré sentada en el sofá rodeada de papeles.

 — ¿Todo eso es de mi abuela? — dejé el vaso a un lado sobre la mesa de cristal tomando asientofrente a ella en el suelo.

 — Si, tu abuela le dio bastante a la pata.

 — Pues por lo que llevaba averiguado, bastante más de lo que hubiera podido imaginar.

 — Bueno, tú también has vivido en varios países.

 —  Si… ¿cómo... ?— comencé a preguntarle asombrada de que lo supiera.

 — Tengo contactos. Naciste en España. Tu padre era italiano de nacimiento, con madre inglesa y padre italiano, aunque criado en España por su familia adoptiva. Tu madre era francesa. Vivisteen España durante tu primer año, luego te mudaste a Francia. Estuviste dos años, tu madre murióallí en un accidente de coche. Un conductor ebrio invadió su carril en una noche lluviosamatándola en el acto. Contabas con apenas dos años. Después de que tu madre muriera estuvisteuna temporada con tus abuelos maternos mientras tu padre trataba de recuperarse de la perdidade su esposa. No lo pasó nada bien al parecer. Volvisteis a España durante un año, luegoAlemania y de nuevo Francia, hasta que a los nueve te instalaste en Londres. Tu padre murió decáncer cuando tenías diecisiete. Regresaste a España bajo la custodia de tu tío. Al año volviste aLondres, donde vives hasta ahora. ¿Mis datos son correctos?

 — ¿Trabajas en la comisaría de la ciudad o en la CIA? — pregunté aun con la boca abierta. —  Jaja, ¿sorprendida? bueno, tengo mis… 

 —…contactos — no la dejé acabar. — Aunque ya estoy intrigada con esos misteriosos contactos,¿es que acaso nos vigilan a través del satélite estilo gran hermano o qué? — Comenzó a reír denuevo —   No te rías, es serio…— dije con tono indignado.

 — Nunca hubiera pensado que fueras así… 

 — ¿Así como? — pregunté entre curiosa y divertida enarcando mi ceja.

 —  Así como eres…No dabas esa impresión en el instituto. 

 — Bueno, ni tú la que das ahora. Es mas, ahora mismo me pregunto si seguirá estando Iris alláadentro — me acerqué a ella intentando mirar a través de su oído.

Me gané otra buena carcajada por su parte.

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 — Creo que será mejor que empiece a contarte cosas — se puso seria.

 — Soy toda oídos.

 —  Muy bien… 

Una hora y media más tarde me encontraba despidiéndola en la puerta.

 — ¿Segura que no quieres quedarte a comer?

 —   No, ya te digo, quedé con unos amigos. Quiero aprovechar la estancia para verlos y eso…  

 —  Bueno, como quieras…— comenté mientras miraba a la puerta de la casa de al lado.

 — Ey, ¿y tu segura que estas bien? — cuestionó acariciándome el brazo con su mano en un gesto por confortarme.

 —  Si…supongo que si…Tú sabes, demasiada información para un solo trago— traté desonreírle.

 —  Es normal. Bueno, te dejo ya…Espero que me llames algún día. Estaría bien volver a verte.Podríamos quedar y tomar algo.

 —  Sí, muchas gracias por todo Iris, yo…— colocó un dedo sobre mis labios silenciándome.

 — No hay nada que agradecer. Es gracias a ti por lo que hoy puedo ayudarte. Tu y Natalia mehicisteis ver que el camino que estaba tomando no era el adecuado…Me permitisteis rectificar.

Me alegro de haberte sido de ayuda. De corazón espero que lo tuyo con ella pueda resolversealgún día. Mereces ser feliz, suficientes torpezas ha cometido ya el destino contigo.

 — Gracias — dije acercándome y abrazándola.

 —  Por nada…y llámame— gesticulo con su mano como si fuera un teléfono antes de comenzar acaminar  — Nos vemos Nicole.

 — Hasta pronto Iris.

La observé como se metía en el taxi que hacía unos minutos había llegado a recogerla. Lo último

que vi fue el guiño de su ojo antes de que el taxi se perdiera calle abajo.Suspiré aun sujetando la puerta con mis manos mientras me armaba de valor. Entré a casa cogíuna vieja foto de la mesa de cristal y mis llaves antes de volver hacia la puerta y salir condecisión. Salté el pequeño seto que separaba mi casa de la de la vecina y caminé segura hacia laentrada. Elevé mi mano hacia el timbre dispuesta a tocar cuando el recuerdo de la conversacióncon Iris llegó a mí.

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 — ¿Pero sabes donde está? ¿Su dirección?

 — Calle North Star, número 7.

 — ¿Qué? Que tipo de broma es esta.

 — No es ninguna broma. North Star, número 7.

 — ¿Cariño? — cuestionó preocupada la señora Norman frente a mi sacándome de miensimismamiento.

 —  Oh, hola, lo siento…— me disculpé intentando volver a la tierra mientras interiormente me preguntaba en que momento mi dedo había decidido tocar al timbre.

 — No te preocupes, pasa. Que bueno que llegaras estaba a punto de tocarte para darte algo —  habló entrando al interior y sumergiéndose en la cocina. Entré, cerrando la puerta tras de mí y la

seguí.

 — Bueno, solo quería ver como estaba y hablar con usted un rato.

Dejó su quehacer y me miró antes de acercarse a mi lado.

 — ¿Estas bien cariño? No tienes muy buena cara. — comenzó a palpármela.

 — Tranquila, me encuentro perfectamente — paré sus manos sonriéndole.

 —  Bueno…— me sonrió a su vez antes de separarse de mí y volver a dirigirse hacia el horno. Lo

abrió sacando un bizcocho. — ¿Y eso? — me acerqué metiéndole el dedo, como siempre hacia.

 — ¡Sabia que lo harías! — intentó apartarlo de mí.

 — Jaja, entonces para que me lo pone cerca. ¿No me va dar que lo pruebe a ver si le faltaazúcar?

 — Jaja, no seas golosa — rió mientras lo envolvía en papel de aluminio — Ahora tienes quecomer algo con mas sustancia. Esto es para la merienda así que ni se te ocurra comértelo ahora —  

dijo entregándomelo mientras agitaba un dedo frente a mis ojos. — Si señora — reí colocándolo sobre la mesa. Me giré y la abracé — Muchas gracias por todo.

 — Por nada mi niña, sabes que lo hago con gusto.

 —   No puede ser… 

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  — ¿Por qué no? Compruébalo, pero mis datos son claros al respecto. Esa mujer es tu abuela.

 —   No, no puede ser… 

 — Cariño, ¿de verdad estas bien?

Bajé la mirada para encontrarme con unos preocupados ojos grises que me mirabaninterrogantes. Me separé del abrazo tomando asiento en una de las sillas.

 —  Si, estoy bien… ¿Puedo hablar con usted un momento?— cuestioné insegura de que era loque se suponía que iba a decirle.

 — Claro, ¿qué ocurre? ¿Es por esa niña, verdad? — preguntó sosteniendo una de mis manos.

 — No... — le sonreí.

 —  Entonces, que sucede… 

 — ¿Usted sabía algo referente a la vida de mi padre? — pregunté no sabiendo por dondecomenzar.

 — No, sólo sé que era un hombre de negocios y viajaba mucho. Era muy buen hombre, perotambién muy reservado. Eso sin duda lo heredaste de él — me sonrió.

 —  Sí…— bajé la mirada sonriendo ante el recuerdo de mi padre antes de volver a encararla.  –  Usted cuando era joven, ¿también viajó mucho?

La noté revolverse algo incomoda antes bajar su mirada y hablar. — Si, de joven estuve en muchos países por mi trabajo.

 — ¿A que se dedicaba? — cuestioné sabiendo la respuesta que me daría.

 — Era enfermera — su rostro pareció iluminarse al decirlo — Trabajé durante mucho tiempocooperando con distintas organizaciones como la cruz roja. Estuve en Italia, Francia, Alemania,España… 

 — ¿Sabe? Menos en Italia, he vivido en todos esos países.

 —  Si, lo sé…Por los negocios de tu padre.

 — Si, algo así. ¿No le entristeció dejar todo por su trabajo? ¿Dejar a su familia por ayudar a losdemás?

De nuevo bajó la mirada antes de responder.

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 — La única familia que me quedaba viajaba conmigo. Ella era lo único que tenía, lo único queme quedaba…y decidí seguirla.— su semblante cambió ante el vívido recuerdo.

 — ¿Qué pasó con ella?

 —  Que un día conoció a alguien…y me dejó.— una lágrima rodó por su arrugado rostro.

Quedé unos instantes en silencio, debatiéndome si después de tantos años esto tenía algúnsentido. El recuerdo de mi padre, sus anhelos, la perdida de la única persona que había sidocapaz de amar, la calidez de su recuerdo en mi mente, el vacío de mi soledad.

Aparté la mirada hacia la ventana cerrando fuertemente los ojos para evitar que las lágrimassalieran. Sí, si que tenía algún sentido. Volví a abrirlos y la miré, encontrándome con unostristes y confusos ojos grises.

 — Usted la amaba, tanto que sacrificó todo por ella — afirmé evidenciando bien el sentido de

todo. —  Si…todo…pero aun así, para ella simplemente era su amiga. Su mejor amiga. 

 — Ella se casó.

 —  Sí. Con un buen hombre, para que negarlo… 

 — Y usted desapareció de su vida.

 — Era lo menos que podía hacer  — sonrió agriamente.

 — ¿Nunca se ha preguntado que fue de su vida?

 —  Si, muchas veces…demasiadas veces me he sentido tentada a llamarla…a saber de ella…perosabía que si lo hacía no podría soportarlo…la quería demasiado…y después de eso solo queríaodiarla… 

 — Pero nunca pudo.

 — No, a pesar de todo el dolor que sentía, de las ganas que tenía de odiarla por todo lo que dejé, por todo lo que perdí…nunca pude hacerlo… 

 —  Entonces, si pudiera vivirlo de nuevo… ¿lo volvería a dejar todo…por ella?  

Sabía que la respuesta de esta pregunta marcaría la diferencia entre seguir con lo que estabahaciendo o simplemente dejarlo como estaba ya.

 —  La hubiera seguido…pero no hubiera renunciado a aquello que renuncie, a las personas queabandoné.

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En este momento las lágrimas rodaban libremente por sus mejillas. Apreté la mano que sosteníala mía dándole ánimos para continuar si quería.

 —  En mi estancia en Italia sucedió algo…Una noche un tipo me…forzó y yo…Quedéembarazada — se detuvo un momento, mientras trataba de recomponerse del dolor que le

 producía el recuerdo de aquello. Intenté hablar pero me detuvo continuando — No sabía quehacer, no tenía dinero, ni familia, ni siquiera tenía una casa a la que regresar cuando volviera aInglaterra… ¿qué futuro le esperaba a ese niño a mi lado? Aún así decidí tenerlo…era un niño precioso, sano…pero lo abandoné. Regresé a buscarlo unos meses después al orfanato donde lodejé pero para entonces ya había sido adoptado.

 — ¿No lo siguió buscando?

 —  Sí, si que lo hice…en el orfanato me dijeron que la familia que lo había acogido erancomerciantes italianos afincados en España. Así que fui a ese país. Estuve como un añointentando averiguar, yendo de un lado para otro…pero no sirvió de nada. Nunca lo encontré. A

veces me pregunto que habrá sido de su vida, como habrá sido su infancia, si ha sido feliz, si secasó, si tuvo hijos…si sabe la verdad y me odia por haberlo abandonado.  

 — Nunca le odió, es mas, siempre la buscó — me miró sorprendida entre lagrimas, continué —  Tuvo una infancia feliz, se lo aseguro. En cuanto a su vida, conoció a una mujer fabulosa unalluviosa tarde en la estación de tren de París, se casó con ella y tuvo una hija. Quedó viudo a lostres años de conocerla y nunca más se volvió a casar. Se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de esaniña. Vivió en muchos países. Italia, España, Francia, Alemania. Decidió establecerse enInglaterra. Sabía que su madre estaba cerca y quería encontrarla. Pero un día enfermó… y muriósin saber que su búsqueda finalizó el mismo día que decidió instalarse en la casa de al lado.

TRECEAVA PARTE El destino es tan cruel a veces…marca la senda y tu solo la sigues…Crees ser dueño de tudestino, crees dirigir tu vida hacia el lado que quieres…para al final del camino descubrir que noeres mas que una simple marioneta…descubrir que eres como el ratón que busca en el laberintollegar a su queso…Muchas veces en mi vida me he preguntado cual es mi queso, que es lo que busco…que es lo que me depararía el destino.

Papá siempre me decía que todo en la vida sucede por una razón…que para todo hay un motivode ser…Entonces, ¿qué sentido tenía tener a su madre al lado sin ni siquiera saberlo? ¿Quésentido tuvo que mi madre muriera precisamente la tarde en la que inexplicablemente yo noviajaba con ella? ¿Por qué papá tuvo que dejarme tan pronto? ¿Por qué bajo la tutela del tíoMiguel en lugar de la de la señora Norman? ¿Por qué cuando encontré el amor no fui capaz deconservarlo? ¿Por qué…? ¿Por qué…? 

Por qué el destino parecía burlarse de mí de esta manera…por qué me arrebataba el queso quetanto me había costado conseguir… 

***

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Colgué el teléfono y miré a mi amigo sentado al otro lado de la mesa de mi despacho.

 — Hecho.

 — ¿Yap? — preguntó sorprendido.

 — Pos si, yap. Te dije que el trato estaba cerrado. Solo faltaba la confirmación.

 —  Ya, pero no pensé que… 

 —  ¿…Fuer a tan fácil? — acabé yo por él.

 — No, que fuéramos prescindibles. — terminó con fingido dolor.

 — Por supuesto que no lo somos amigo, por eso nos envían a ampliar horizontes en otro país —  le respondí con una sonrisa.

 —  Dios, no me lo creo…España… 

 — Si, España…así que más te vale ir buscándote casa donde vivir.  

 — No te preocupes, ya Andi y yo le echamos el ojo a una la última vez que estuvimos visitandoa sus padres.

 — ¿Ya? — comencé a reír  — Vaya, si que tienes ganas de cambiar de aires.

 — No es eso. A Andi le hacía mucha ilusión regresar a España, lo sabes.

 — Sip, lo sé — sonreí — Por eso mismo fue que cuando Richard propuso de expandirnos mas alládel país elegí España.

 — Ah, ¿no lo hacías por ti? — me sonrió.

 — También, para que negártelo. Quiero volver a casa.

 — Creía que Londres era tu casa.

 — Yo también lo creía, pero lo cierto es que ya nada me ata a este lugar  — admití.

 — ¿Te llevaras a tu abuela?

 — Sí. Bueno, si se deja y quiere — sonreí.

 — No creo que quiera separarse de ti.

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 — Y yo tampoco quiero separarme de ella. Es irónico, ¿no crees? Siempre vi a esa mujer comola abuela que nunca tuve…y en más de una ocasión deseé que lo fuera realmente…  

 — Y sucedió — acabó mi amigo con una sonrisa.

 —  Sí, sucedió. Todos estos años buscándola…y estaba frente a nosotros…todo el tiempo.

El móvil de Robert eligió sonar en ese momento.

 — ¿Sí?...Oh, hola mi amor  — su rostro se iluminó al instante — Si, si — me miró sonriendo bobamente —  Si, estoy con ella…si…que Andi dice que si carne o pescado para esta noche— me preguntó esto ultimo a mi.

Rodé mis ojos sabiendo de sobra que esta vez no me libraba.

***

 — Natalia por favor, déjame explicarte — me siguió David al interior de la habitación.

 — No hay nada que explicar  — lo encaré antes de volverme y abrir el armario. Comencé a sacar mi ropa y a ponerla sobre la cama.

 —   Natalia, entre ella y yo no ha pasado nada, no es lo que parece…— siguió avasallándome amis espaldas impidiéndome hacer la maleta.

 — Ah, ¿no? ¿Y entonces qué es lo que parece? — me volví encarándolo. Su silencio lo dijo todo.Me giré de nuevo y seguí metiendo trapos en el pequeño espacio.

 — Natalia, por favor, por nuestro hijo — intentó parar mi labor sujetándome por los hombros. Megiré iracunda.

 — No tengas ahora el descaro de meter a mi hijo de por medio. Te recuerdo que no has tenido ladecencia suficiente ni de respetar nuestra casa.

 —   Natalia, por favor, prometo cambiar…— rogó.

 — Tus promesas carecen de valor ya para mí. Estoy cansada de tus descaros, de que te creas midueño. Estoy cansada de que gastes todo el dinero que ganas en vicios y juegos. Hasta aquí

hemos llegado.Me volví, cerré la maleta y agarrándola salí del cuarto. No tardó mucho en volver a seguirme.

 — Te vas con la puta, ¿verdad? — me agarró del hombro fuertemente y me empujó haciendo quequedáramos frente a frente.

 — David, no hagas esto más difícil. Entiende que es lo mejor.

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 — No, ¡no es lo mejor! No voy a permitir que mi hijo se críe con esa zorra, ¡¿me oyes?! — mezarandeó.

 — ¡David! ¡Me haces daño!

 — ¡No! ¡No te irás con ella! ¡Tu me perteneces! — me arrinconó contra la pared del apartamento.

 — David, ¡déjame! Por favor, ¡no! — grité al notar su puño golpearme en la cara.

 — ¡No te irás con ella! — me golpeó de nuevo.

 — ¡No! ¡David! — volví a gritar mientras me sujetaba mi hinchada barriga en un intento por  protegerla de su arrebato. Mientras no decidiera cebarse con mi hijo, que me golpeara la cara poco me importaba.

 — ¡Calla! ¡A mí nadie me da órdenes! ¡Y menos una zorra como tu! — me escupió antes de

volver a asestarme otro golpe en la cara.

 No sé ni como pude hacerlo, pero desde mi posición contra la pared agarré la lámpara de la mesade al lado rompiéndosela en la cabeza. Paró de golpearme, separándose de mí ligeramenteaturdido por el lampazarazo recibido. Aprovechando su estado de desorientación, huí lo másrápido que pude.

***

 — ¿Entonces te gusta?

 —  Bueno, no es tan grande como pensé…— comenzó a quejarse. — Cuatro baños, cuatro dormitorios, cocina, salón, sala de estar, una pequeña biblioteca, un jardín diez veces más grande que el que tenias, una piscina y un huerto…¿te parece poco?— abrímis ojos, pasmada de que no le gustara.

 — Jaja, cariño, era broma. Me encanta. Es perfecta — me sonrió.

 — ¿En serio? — cuestioné ya insegura.

 — Claro que si, me gusta mucho el jardín y el huerto. Siempre fue mi sueño poder llegar a tener 

uno algún día — sus ojos se iluminaron. — Entonces no hay mas que decir, si a mi abuela le gusta, nos la quedamos — le dije al tipo quenos la estaba mostrando. Sonrió satisfecho antes de salir y dejarnos a solas.

 — Cariño, segura que puedes pag… 

 — Abuela, no te preocupes por eso — la corté sonriéndole.

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 — Me gusta que me llames así.

 — Que te llame cómo, ¿abuela? — cuestioné sin dejar de sonreírle a la vez que me acercaba y laabrazaba.

 — Te quiero cariño — susurró en el abrazo.

 — Y yo a ti, me alegro mucho de que quisieras venir conmigo — noté que las lagrimascomenzaban a escapar de sus ojos — Ey ey ey, ¿ahora me lloras? ay no, mejor una sonrisaenorme, que si no voy a comenzar a pensar que no te agrada la idea de vivir conmigo — me ganésu sonrisa.

 —   No seas boba…que si no me lo hubieras pedido tú ya lo hubiera pedido yo. 

 — Ay Dios, lo que me faltaba, una abuela caradura — le bromeé rodando mis ojos.

 — ¡Oye! — se separó de mí sonriendo — Que soy tu abuela, ¡un respeto a la tercera edad!

***

Me hospedé por unos días en un hotel tras mi llegada a España. Lo suficiente para que loshinchazones y moratones de mi cara sanaran un poco. Bien sabe Dios que no quería preocupar innecesariamente a mi familia. Muy a pesar de que el hijo que llevaba en mi ser se encargaría derecordármelo cada día, tenía mas que claro que David pasaría a formar parte del pasado. Estabadecidida a sepultarlo en lo más profundo.

 — ¡Cariño! — se me tiró mi madre nada mas abrir la puerta de casa.

 — Hola mamá, yo también te extrañé — comenté riendo por su acalorado recibimiento pues nohacía ni mes y medio que la había visto.

 — ¡Dios! — exclamó al separarse percatándose del tamaño de mi tripa — ¡Cuanto creció mi bebé!

 — ¿Quién es? ¿Quién es? — apareció mi hermano pequeño a su lado — ¡Tata! — se abalanzó eltambién sobre mí.

 — ¡Él si que creció! — afirmé señalando a Alex. Reímos antes de separarnos y entrar.

 — ¿Y David? — preguntó Alex una vez llegamos a la sala y nos sentamos.

Me quedé unos instantes callada, silencio que no pasó desapercibido por mi madre.

 — Trabajando — mentí.

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 — Oh, mejor, porque no me gusta — rió Alex antes de volver a abrazarme. — Que bueno quevinieras tata, ¿sabes la última? Nicole se vino a vivir a la ciudad. ¿No es fabuloso? — comentóemocionado.

Miré a mi madre esperando me confirmara lo que mis oídos creían haber escuchado.

 — Si, decidieron expandir el bufete en el que es socia en España. Robert y Andi también sevinieron a vivir aquí.

 — Oh, ¡pero eso es fabuloso! Lo que me resulta extraño es que Andi no me lo comentara laúltima vez que hablamos.

 — Bueno, al parecer fue algo repentino.

 — ¡Dios, tata! ¡La casa de Nic es enorme! ¡Y tiene piscina! — llamó mi atención Alex a mi lado.

 — ¿En serio? — intenté parecer emocionada.

 — ¡Sii! ¡Me dijo que si hacia los deberes durante la semana podría ir a bañarme este finde!

 — ¿Y los has hecho? — lo cuestionó mi madre.

 —  Uhm…— se quedó un rato pensativo — Upps, ¡no! — exclamó abriendo los ojos como platos. — Te quiero mucho tata, no te vayas que tenemos que hablar  — me previno besándome enla mejilla antes de perderse escaleras arriba.

 — Aún no lo desintoxicáis de la cafeína, ¿eh? — reí a mi madre mientras señalaba con la cabeza

en la dirección por la que se había ido el pequeño. — Tú eras igual de parlanchina, solo que ya no te acuerdas — me devolvió el golpe. — Bueno,¿me vas a contar a que se debe esta inesperada visita? — se puso seria de repente.

 — ¿Qué pasa? ¿No puedo regresar a casa por Navidad? — intenté romper su seriedad, cosa queno funcionó. Esta mujer estaba claro que era mi madre, me conocía como si me hubiera parido.

 —Pues si, solo que llegas ocho meses antes…y teniendo en cuenta que tu siempre llegas tarde atodos lados…— tiró la piedra y escondió la mano.

 — Solo me apetecía visitaros. Además, la boda de Andi es en apenas un mes. —  Ya, pero en tu estado…— acarició mi tripa.

 — Pues por eso mismo, mejor ahora que luego.

 — ¿Cuándo sales de cuentas? — cuestionó sin apartar la vista de mi vientre.

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 — A finales de junio o así.

 — ¿Te quedaras aquí hasta que nazca?

 — Si, es mas, no pienso volver a Italia.

Mi respuesta se ganó su atención. Me miró con la misma mirada con la que me había miradocuando mi hermano había preguntado por mi ex.

 —  Qué ha pasado cariño…— preguntó acariciándome la mejilla.

 — No ha pasado nada mamá — mentí — Solo que David y yo lo hemos dejado. La única razón por la que acepté su propuesta de matrimonio fue porque pensé que era lo mejor para el bebé pero me equivoqué. Es de sabios rectificar, ¿no crees? — le intenté sonreír para quitarle hierro alasunto.

 — Lo ha vuelto a hacer, ¿verdad? — en ese momento el suelo pareció despertar mi mas terriblecuriosidad haciéndome pegar la vista a él — ¿Cariño? — susurró sujetando mi rostro haciendoque la mirara. Parpadeé varias veces, pero mis ojos me traicionaron. Me abrazó — No te preocupes cariño, ese desgraciado no volverá a ponerte un dedo encima, ¿me oyes? Porque nadiede esta casa va a permitirlo. Ni que te toque a ti ni que toque a tu bebé. Y por su bien, espero queni intente acercarse por aquí, porque lo barro a escobazos. — sonreí por el comentario aun en elabrazo.

 — Tranquila mamá, es demasiado cobarde como para venir.

El ruido de la puerta al abrirse hizo que nos separáramos. Pronto ante mi vista apareció mi

hermano Dani acompañado, para mi total sorpresa, por Nicole. — ¡Hermana! — gritó acercándose a mi lado y envolviéndome en un abrazo — Jaja, ¡demonios!¡Si pareces un botijo ya! — rió besándome.

 — Oye, ¡no te pases! — lo amenacé con un dedo, aun consciente de la mirada de Nic sobre mí.

 — Como está mi cuchi cuchiiii — comenzó a hablarle a mi tripa haciéndome cosquillas con susdedos.

 — Jajaja.

 —  ¡Sanote sanote, puro machoteeee!…Porque es niño, ¿no?— me miró de repente serio.

 — Lo cierto es que no lo sé, prefiero que sea sorpresa — le sonreí.

 — ¡¡Ahh!!¡Tenías que ser tú! Bueno, por la forma…— comenzó a medir el ángulo de mivientre —…es un niño. Así que ya le voy comprando la equipación y el balón de fútbol, piensohacer de él un Ronaldinho.

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 — ¿Pero qué dices? — entró mi madre en la disputa — ¡Por la forma se nota claramente que esuna niña!

 — ¿Qué? Mamá, cómprate unas bonardi ahora que están en oferta. ¿Que no ves el ángulo?

 — ¿Qué ángulo y que ocho cuartos? Dani por Dios, que la barriga de tu hermana no es como unode tus planos de arquitectura.

Miré a Nic mientras el par seguía discutiendo a cada uno de mis lados. Los miraba risueña desdela entrada de la sala. No sé en que momento me levanté, pero de repente estaba mirándola en lacercanía.

 — Hola — la saludé.

 — Hola, ¿cómo estas Natalia? — me preguntó sin apartar su mirada de la mía.

 — Bien, dentro de lo que cabe. ¿Y tú? Acabo de enterarme de que ahora vives en la ciudad.

 — Sip, aún estoy trasladando cosas pero llevo viviendo aquí como dos semanas ya.

 —  Uhm… ¿y viniste sola?— pregunté sin saber realmente porque lo había hecho. Bueno, tal vezsi, quería saber si en su vida había alguien, ¿satisfecho?

 —   No…me acompañó alguien— su sonrisa me hizo suponer lo que tanto tiempo atrás me habíanegado: la idea de que pudiera estar con alguien.

―No seas imbécil, mírala…preciosa, inteligente, con buen trabajo, agradable, forrada... lo que se

dice un partidazo…lo mas seguro es que se la rifen…eso, y tu aquí pensando chorradas y noescuchando lo que te dice…vamos, babea un poquito mas que no vas a crear goteras gracias aque estas en la planta de abajo‖ 

 — ¿Perdona? — intenté recuperar el hilo de la conversación.

 — Te preguntaba que de cuanto estas —  me sonrió con ese tipo de sonrisa suya de ―sé lo queestas pensando‖. 

 — De siete meses o así.

 — Ya falta menos entonces. —  Sí… 

 Nos quedamos unos instantes en silencio sin saber que más decir. La presencia de mi madre y mihermano a mis espaldas interrumpieron la calma.

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 — Cariño, Dani me va a llevar al súper un momento. Me la cuidas Nic. — dijo besándonos aambas en la mejilla y saliendo seguida por mi hermano.

 — Ta lueee — se despidió este.

 Nic y yo nos miramos una vez estuvimos a solas.

 — ¿Te apetece tomar algo? — le pregunté insegura. Comenzó a reír. — ¿Qué?

 —   Nada…es solo que me hizo gracia. No te preocupes, mejor sentémonos. ¿O tú quieres algo? —  me cuestionó insegura ahora ella.

 — No, no me apetece nada — le sonreí.

 Nos sentamos en el sofá. El silencio pronto se instaló entre nosotras de nuevo. Me miró y lesonreí sin saber realmente que más hacer o decir.

 — Te queda bien el cabello corto — comentó mas yo creo por romper el silencio que por otracosa.

 — Gracias, a ti también te queda bien el cabello más largo.

Reímos a la vez ante mi ocurrencia.

 — Sip, me lo dejé dos centímetros más largo que la ultima vez. — bromeó, pero el recuerdo de laultima vez que nos vimos pareció venir a su mente así como lo vino a la mía.

 — Quiero que sepas que siento mucho lo de la ultima vez, me gustaría que me disculparas por haberte golpeado – la miré a los ojos.

 — No te preocupes, si hiciste lo que hiciste fue porque me lo merecía, la única que tiene quedisculparse por su comportamiento soy yo — no dejó de devolverme la mirada ni un instante.

 — No pasa nada, ya está olvidado.

 —  Si, ya veo…olvidado…— por el cambio de su tono, ese olvidado había sido interpretado de lamanera que menos hubiera deseado. — ¿Y qué tal por Italia? — cambió de tema.

 — Bien, aunque no creo que vuelva.Pareció sorprendida ante mi respuesta.

 — ¿Y eso?

 — Quiero que mi hijo nazca en España y se críe aquí — me limité a responderle.

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 — Entonces, David y tú os venís a vivir aquí también — afirmó apartando la mirada de mí ymirando hacia la pared de enfrente.

 —   No…David se queda en Italia. 

De nuevo parecí despertar su atención.

 —  Creía que estabais prometidos…— comentó dudando.

 — Tu dijiste, lo estábamos…lo hemos dejado. 

Para mi sorpresa solo se limitó a hacer un gesto afirmativo con su cabeza y volver su atención ala pared de enfrente. Vale que no esperaba que me avasallara a preguntas, no era su estilo, ¿peroni una pizquita de curiosidad le despertaba el asunto?

―¿Pero tú eres imbécil o que? ¡Mejor si no pregunta! ¡Menos explicaciones!‖ me decía mi lado

sensato por un lado. ―Ya pero… ¿qué no le interesa ni lo mas mínimo? ¿No siente nada alrespecto?‖ me reclamaba el lado sensiblón por otro. 

Tal conversación con mis pensamientos se vio interrumpida cuando mi padre hizo acto de presencia.

 — ¿Estoy soñando? Nicole, ¿esa chica que está a tu lado es un ángel? — cuestionó en su línea bajo el marco de la puerta.

 —  Uhm…pues desde aquí no le veo las alas, pero yo creo que si, debe de ser que está fuera deservicio — respondió esta a mi lado siguiéndole el juego mientras me miraba con una sonrisa.

 — Hola papá — me levanté y lo abracé.

 — Mi niña — comenzó a besuquearme haciéndome cosquillas con los pelos de su barba.

 — Jaja, ¡papá! — me aparté.

 — ¿Y cómo está mi nietecito? — comenzó a acariciar mi tripa de la misma manera que habíahecho mi hermano.

 — ¿Y por qué rayos todos los hombres de esta casa creen que es un niño? — cuestioné

cruzándome de brazos y apartándome de sus dedos. — Jaja, ¿a qué es una ricura cuando se mosquea? — le comentó a Nic, la cual no perdía detalledesde el sofá.

***

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Seguramente parezca sorprendente, pero muy a pesar de vivir en la misma ciudad, muy a pesar de tener amigos en común, y muy a pesar de además ser familia, no volví a ver a Natalia desdeese día en que la encontré en casa de sus padres. Y aseguro que no precisamente por falta deganas por mi parte. Lo intenté. A Dios pongo por testigo que lo intenté. Buscaba mil y unaexcusas para ir a casa de mis tíos, para llamar por teléfono…y nunca, nunca coincidí con ella.  

Una de dos, o yo tenia mucha mala suerte…o ella no paraba mucho por casa.  

Aunque iban a ser las dos… 

 — ¡Mañana me caso! — exclamó por tercera vez mi amigo antes de volver a abrazarme.

 — Tú sigue, que a este paso me parece que no — me lo quité de encima lanzándole una miradaamenazante. No funcionó.

 — Ays, ¡qué guapetona tá mi madrinaa, maree! — me abrazó de nuevo. Suspiré resignándome al

hecho de que a este paso la noche sería muuyy larga.En lugar de una despedida de solteros como las que hacía la gente normal con boys y tías mediodesnudas, el par este había decidido hacer una cena para los amigos más cercanos, según ellos para de paso ―inaugurar también la choza‖.

Apenas había llegado hacía media hora, el mismo tiempo que Robert llevaba encima de mí.

 — ¿Por qué no vas y compruebas como le va a tu futura en la cocina? — le sugerí en un intento por quitármelo de encima.

 — Nah, si ella puede. Ya veras cuando esta noche pruebes su especia lidad… ¡te vas a morir!  — ¿Pizza congelada? — inquirí elevando mi ceja.

 — ¡Noo! ¡Patatas fritas y huevos! — exclamó con ojillos brillantes mientras se relamía.

El mero pensamiento de Andi en tacones y vestida de gala con su vestido negro mientras luchabacontra los huevos usando como escudo la tapa de la olla me hizo reír.

 — ¿Qué? — preguntó ceñudo mi amigo mirándome como si en ese momento tuviera trescabezas.

 —   Nada…cosas mías…— seguí riendo ante lo que fue su cara.

 —  Ya veo…— intentó enarcar su ceja de la misma manera que yo lo hacia, para solo conseguir que me partiera más. El timbre de la puerta sonó — Mucho cachondeo lo que tienes tu ya me parece a mí…— renegó levantándose y saliendo a abrir.

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Aproveché para asomarme a la cocina y comprobar si la situación era tan critica ya como paratener que descolgar el teléfono y llamar a emergencias. Pues pa emergencias no pero pa el psiquiátrico casi. Lo único que encontré fue a Andi bailando reggeton mientras cortaba lechugacon un mp3 colgado al cuello…Y digo único porque para mi sorpresa ni las cacerolas ni el hornoexpulsaban humo negro a propulsión.

Salí fuera, consciente de que a mi amigo ya le había dado tiempo de recibir a los nuevosinvitados. Mi sorpresa fue evidente al comprobar de quien se trataba, al igual que la suya.

 — Hola — la saludé acercándome a ella.

 — Hola — me devolvió el saludo sacándose la chaqueta ayudada por mi amigo — Gracias — lesonrió agradecida.

 —   No hay de que…la pondré en una de las habitaciones, por favor, toma asiento. Estas en tucasa — sonrió amablemente Robert antes de perderse por el pasillo.

 — ¿Y Andi? — cuestionó tomando asiento en el sofá.

 — En la cocina, terminando de ultimar la cena — me senté a su lado.

 —  Oh…— parecía algo cortada por mi presencia. La noté mirar varias veces de reojo en ladirección por donde mi amigo se había perdido hacía escasos segundos. La observédetenidamente, mientras nerviosa, miraba a todos lados de la habitación excepto a mí, hasta queal final nuestros ojos parecieron encontrarse. Le sonreí obteniendo para mi satisfacción unasonrisa por su parte. –  Creo que iré a saludar a Andi…— dijo levantándose demasiado rápidoteniendo en cuenta su estado sumergiéndose poco después en la cocina. Los gritos de Andi al ver 

a su amiga del alma no tardaron en ser escuchados en kilómetros a la redonda.En ese momento justo apareció mi amigo riendo junto a Iris.

 — ¡Mira a quien encontré en la puerta! — exclamó emocionado.

Me acerqué bastante sorprendida a saludarla.

 —  Vaya, menuda sorpresa…no esperaba verte, ¿cómo tú por aquí? — comenté mientras la besaba en la mejilla.

 — Pues supongo que a lo mismo que tú — me sonrió aun sin separarse de mí. — ¡Iris! ¡Pensé que no vendrías! — apareció Andi de la nada separándome de un empujón de lachica.

Me fijé en Nat, que inexplicablemente en ese momento no dejaba de mirarme. Le sonreíesperando que su semblante serio cambiara a una de sus preciosas sonrisas, pero lo único que

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obtuve fue un primer plano de su espalda y su trasero mientras se adentraba de nuevo en lacocina.

De mientras en el salón, ajenos a todo, Andi, Iris y Robert charlaban animadamente. Conscientede que poco notarían si seguía o no allí presente decidí aventurarme y seguir a Natalia. La

encontré de espaldas a mí, frente a las cacerolas al fuego. — ¿Todo bien? — pregunté acercándome a su lado.

 — Sí, perfecto, en unos minutos estará listo — comentó refiriéndose a la comida y sin volverse.

 — No me refería a eso — sujeté su mano robándole el cucharón y dejándolo a un lado.

Entrelacé nuestros dedos y la aparté del hornillo haciéndola sentar en una de las sillas. Me sentéa su lado no sabiendo muy bien a que había venido todo esto. Me limité a observarla. Su mirada parecía estar fija en algún punto del suelo, la seguí reparando en lo que verdaderamente parecía

estar observando, nuestras manos aún entrelazadas. Moví el pulgar, acariciando suavemente eldorso de su mano. Tal movimiento pareció bastar para sacarla de su ensimismamiento.

 — Se va a pegar el solomillo — dijo apartándose de mi lado y volviendo junto al fuego.

Me acerqué de nuevo a ella, pero esta vez sin decir nada.

 — Te vas a manchar, mejor apártate. — me previno, intentando, supongo, que la dejara en paz.

 — Tu también te vas a manchar  — le respondí sin dejar de mirar su perfil.

 — Ya, pero una mancha en la falda de una mesa de camilla no vislumbra tanto como lo haría enese caro pantalón o en esa camiseta — espetó aun concentrada en remover el contenido de lasartén.

 — No puedo creer que digas eso. Estás preciosa.

Hizo una mueca antes dirigir su mirada por primera vez a mí desde que estaba en la cocina.Estaba por hablar cuando pegó un salto separándose del hornillo por instinto.

 — ¡Maldita sea! — exclamó soltando el cucharón y dirigiéndose hacia el fregadero.

La observé mientras se mojaba donde el aceite la había quemado. Me acerqué a su lado y saquésu mano del chorro de agua, observándola. No parecía mucho, pero si lo suficiente para que seformara una fea ampolla. Cogí el trapo y la saqué un poco antes de comenzar a dirigirla hacia la puerta.

 — ¿Qué se supone que haces? — gritó soltándose de mi agarre.

 — Se te va a poner feo, mejor déjame te pongo algo para que no se inflame ni salga ampolla.

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 — ¡No! ¡Ni se va a poner feo ni va a salir ampolla! Además, ¡te recuerdo que ha sido por tuculpa!

 — ¿Qué? Si claro, ahora resulta que fui yo quien con telequinesia elevé la gota de aceite de laolla y te la mandé a la mano. ¡No me salgas con esas ahora! — la agarré de nuevo e intenté

dirigirla hacia fuera. — ¡Que parezca una bola de billar no significa que tengas que arrastrarme!

 — Muy bien — elevé mis manos en son de paz —  Como quieras…ya veo que los años no te hancambiado, sigues igual de cabezota que siempre.

 —  Y tu igual de…de…— no parecía encontrar la palabra —  de…. ¡de así! 

 — ¿Sí? ¿De así cómo? — me acerqué situando mi cara a escasos centímetros de la suya.

 —  De…de…de…— su mirada la traicionó haciéndola ir a mis labios.

―¿Ahora te pones nerviosa?‖. Enarqué mi ceja derecha mientras poco a poco seguía acercándomea su rostro.

 —… ¡Creí que ibas a curarme!— soltó de repente poniendo espacio entre nosotras.

Sonreí triunfal sujetándola de la mano y dirigiéndola al exterior solo para encontrarme con lascaras sorprendidas de nuestros amigos.

 — ¿Sucede algo? — cuestionó Andi pasando su mirada de una a otra y reparando en nuestras

manos entrelazadas. — Nada grave, ¿tenéis botiquín?

 — Si, en el baño de arriba — afirmó mi amigo.

 — Ok, ahora volvemos.

Los noté quedarse con cara de póquer mientras subíamos las escaleras y nos perdíamos por el pasillo de arriba. No tardamos mucho en escucharlos cacarear de nuevo.

Abrí la puerta del baño y encendí la luz permitiéndole el paso a mi acompañante. — Gracias.

 — Por nada, siéntate por favor  — le solicité abriendo el mueble y buscando la caja.

 — Está ahí.

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Dirigí la mirada hacia donde me señalaba encontrándola de inmediato.

 — Gracias.

 — De nada.

―Demasiado correctas me parece a mí…‖ 

La abrí y comencé a buscar la crema para las quemaduras.

―Mercromina, alcohol, algodón, tiritas, cinta adhesiva…‖ comencé a sacar mil y una cosas de lacaja menos lo que andaba buscando ―…agua oxigenada, vendas, un tanga… ¡Dios! ¿Qué haceesto aquí?‖ Pensé con la prenda en mi mano, ajena a la mirada de Nat sobre mí hasta que laescuché reír.

 — ¿Qué?

 — Jaja, nada, que tal parece que nunca has visto unas bragas — siguió riendo divertida.

 — Pues no, en un botiquín como que no — las tiré con cara de asquillo a la bañera.

 — Jaja, no puedo ni imaginar como habrán llegado hasta ahí.

 — Mejor ni imagines — hice una mueca antes de volver mi atención a la maleta de―emergencias‖. 

―...vendas, tijeras, vendas, gasas, mas vendas…madre mía, una momia aquí lo flipa…‖  

 Noté una mano introducirse en la maleta para instantes después poner frente a mis narices lo quetanto buscaba y no encontraba. La miré solo para encontrar esa sonrisa de ―no sé que har ías sinmí‖ en su rostro. Le sonreí de lado entornando ligeramente mis ojos antes de arrebatarle el tubode crema.

 — Gracias — susurré en tal guisa.

Se echó a reír de nuevo. Sonreí satisfecha colocando un poco de mejunje en una gasaarrodillándome ante ella. Sostuve su mano entre la mía y con cuidado comencé a administrarle la pomada. La noté estremecerse.

 — ¿Te hice daño? — cuestioné insegura, parando todo movimiento.

 — No — me sonrió — Es solo que está fría.

 —  Uhm…si quieres la podemos calentar un poquito al microondas — comenté toda seria sindejar de mirarla a los ojos. Su risa no tardó mucho en volver a inundar la habitación.

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 — Eres una payasa — susurró entre risas.

 — Todo sea por volver a escuchar tu risa.

Supongo que no esperaba tal contestación, pues de inmediato dejó de reír pero no de mirarme.

De nuevo sus ojos la traicionaron haciendo que los encontrara sobre mis labios. Sonreí,consiguiendo para mi completo pasmo que me dedicara la sonrisa más bonita que había visto entoda mi vida.

 — Creo que será mejor…salir, ¿no crees? Ya deben estar pensando que qué hacemos tantorato…aquí…solas…— parecía estar teniendo serios problemas al ver como mi cara, eirremediablemente mis labios, se iba acercando peligrosamente a la suya.

 Nuestros labios apenas acababan de juntarse cuando el sonido de la puerta hizo que se separarande golpe.

 —   Nat, Nic… ¿todo bien?— el tono preocupado de Andi era evidente mientras aporreaba la puerta.

 — Si, todo perfecto — se apresuró a calmarla Natalia —  Será mejor ir saliendo…— de nuevo sumirada se dirigió hacia mis labios antes que a mis ojos.

 —  Sí…será mejor. 

Me levanté y le tendí mi mano, la cual para mi agrado cogió con una sonrisa.

Cuando salimos mas invitados habían llegado. Poco más, aparte de miradas, pudo ser 

intercambiado durante toda la cena. — Andi, ¿puedes pedirme un taxi por favor?

Me disculpé del grupo de gente con los que estaba y fui a su lado.

 — ¿Ya te vas? — le pregunté extrañada. Apenas acabábamos de cenar y el postre ni había sidorepartido aún.

 — Sí, estoy algo cansada — intentó sonreírme.

 — No puedo creer que no quieras ver la cara de todos estos cuando prueben esa cosa que Robert preparó — le susurré al oído en plan cómplice. Movió su cabeza antes de sonreírme.

 —  Eres mala… 

 —   No tanto como tu…que quieres irte sin ver el gelatipudin de chocolate.

Comenzó a reír.

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 — ¿El gelati qué?

 — ¿Habláis de mi postre? — nos abrazó Robert a ambas desde atrás.

 — ¿Hablábamos de su postre? — me cuestionó Nat.

 —  Uhm, no, para nada…hablábamos de lo ricas que están las trufas de chocolate— me burlé.

 —  ¡No compares con mi gelatipudin de chocolate! porque ná que ver…lo mío si es glamour palos cinco sentidos… 

 — Ya, ya, lo que tu digas, pero deja de babearnos encima y sirve el postre.

Me sacó la lengua antes de alejarse.

 —   Nic yo ya me voy… 

 — Espera y te llevo.

 —   No, no hace falta, yo…no quiero molestar. Además, la fiesta ahora se pone en lo mejor. 

 — No puede ponerse en lo mejor cuando lo mejor se va — comenté sin apartar la mirada de lasuya. Me sonrió antes de poner rumbo a la habitación donde Robert había dejado su chaqueta.

Comencé a seguirla cuando Rachel se interpuso en mi camino.

 —   Nic, por favor…sálvame…— me rogó.

 — ¿Qué sucede?

 —  El hermano de Andi, Iván, está zumbado…— me susurró asustada — Me ha estado contandoque entierra cosas de vez en cuando con la esperanza de que algún día, en un futuro lejano, lasencuentren… ¡Dios! ¡No me dejes a solas con ese psicópata!¿Qué tal si esta noche mientrasduermo le da por despedazarme?

 — Ok ok, en el macetero de la entrada encontraras las llaves.

 — Gracias, tú si eres una amiga — me abrazó.

 —  Ya ya…— miré hacia el pasillo donde Nat ya estaba despidiéndose de Robert y Andi. Rachelsiguió mi mirada. — Upps, lo siento, creo que te estoy distrayendo, gracias de nuevo — me besóantes de alejarse.

Cogí mi bolso y me acerqué hacia donde estaban mis amigos solo para descubrir que Nat yahabía desaparecido.

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 — ¿Se fue ya?

 —  Si…pero si corres la alcanzas, ¿no ves que lleva el freno de mano echado?—  se guaseó Andi.Sonreí antes de besarla a ella y a mi amigo.

 — Nos vemos mañana.

 — Si, ¡y no llegues tarde! — escuché a Robert mientras salía por la puerta y corría por el jardín. — ¡Nat! — grité cuando la vi abriendo la puerta del taxi. Paró su movimiento viendo queme acercaba corriendo. Paré jadeante a su lado, mientras intentaba recuperar el aire.

 — Te estas haciendo vieja — comentó riendo.

Elevé mi dedo aun intentando capturar algo de aire para mis pulmones y me acerqué a laventanilla del conductor.

 — ¿Qué se le debe?

 — Pero si no la llevé a ningún lado — se quejó este malhumorado.

 — Está bien — saqué un billete de diez euros de mi bolso y se lo tendí — Quédese con elcambio — Me volví y me dirigí a Natalia — ¿Nos vamos?

Rodó sus ojos antes de cerrar la puerta que aun sostenía abierta y comenzar a caminar a mi lado.Me acerqué a mi coche abriéndolo con el control remoto y abrí su puerta, entró susurrando ungracias. La cerré y lo rodeé montando al otro lado. Encendí el motor y me sumergí en el tráfico.

 — Ya te me ibas a escapar  — comenté dirigiéndole una sonrisa antes de volver mi atención a lacarretera.

 — Lo siento, solo tengo ganas de llegar a casa y acostarme. Tengo los pies que parecen botas.

 — ¿Está yendo bien el embarazo? — la miré.

 — Si, con las complicaciones normales nada más, tú sabes — me sonrió.

 — Uhm, bueno, no sé, nunca he estado embarazada — comenté mirando de nuevo a la calzada.

 —  Quién sabe, tal vez algún día… ¿no quieres tener hijos?— la noté que seguía mirándome. —   No sé, supongo…lo cierto es que nunca me lo había planteado— reconocí.

 — ¿Ni tu pareja tampoco?

 — ¿Mi pareja? — la encaré.

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 — Si, ¿nunca lo habéis hablado?

Comencé a reír, nunca hubiera imaginado que pensara que estaba con alguien, es mas, ¿por quésiquiera iba a pensar que estaba con alguien?

 — ¿De que te ríes? — preguntó seria y ligeramente molesta.

 —  Por nada…es solo que… ¿quién te ha dicho que estoy con alguien?— volví mi atención haciaella mientras formulaba la pregunta.

 — Tu me lo dijiste — respondió extrañada.

 — ¿Segura? — volví a preguntar aparcando el coche en la puerta de su casa.

 — Cuando te pregunté si viniste sola de Londres me dijiste que no, que alguien te habíaacompañado.

 —  Y supusiste que yo…— no pude acabar, me dió la risa tonta.

 —   No es tan descabellado…eres inteligente, agradable, preciosa… 

 — Y sigo enamorada de ti — la corté.

Me miró confusa durante unos instantes, sus ojos, al igual que había sucedido otras tantas vecesen la noche, se dirigieron hacia mis labios. La noté tragar pesadamente antes de oír el suave clicde la puerta al abrirse. Coloqué mi mano sobre la suya.

 — ¿No vas a decir nada? — Sí, buenas noches Nicole — susurró antes de apearse del coche.

Me quedé mirando su espalda, viendo como se alejaba por el pequeño camino de la entrada hastallegar a la puerta. Sacó la llave de su bolsillo y la abrió perdiéndose en el interior.

Estuve por un par de minutos mas mirando la puerta cerrada sin realmente verla.

―Muy bien Nicole, ya creo que hemos hecho suficientemente el imbécil por hoy…que va a ser losiguiente que harás, ¿arrastrarte y suplicar?‖ 

Giré la llave poniendo de nuevo en marcha el motor y me alejé.

***

―Ella aún me…aun me quiere…a pesar de todos estos años, a pesar de mis desplantes, a pesar deesto…‖me acaricié la tripa a través del vestido de dama de honor rosa chicle hecho a medidaespecialmente para la ocasión.

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 — Definitivamente tu mamá no es tan especial como se creía, hay alguien más loca que ella eneste mundo — le susurré a la personita que crecía en mi interior.

 — ¿Tu crees? — escuché su suave voz a mis espaldas. Me volví encontrándomela.

 — ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en la iglesia? — pregunté extrañada dirigiendo unamirada al reloj.

 — Pues nada, que al novio le dio por tomarse un trago antes de firmar la sentencia de muerte. Yno lo iba a meter en un antro para que luego no quisiera salir…al menos aquí hay pies suficientes para sacarlo a patadas.

 — Lo tuyo es amor  — comenté riendo.

 — ¿Lo dudabas? Estas bellísima — susurró tras mirarme de arriba abajo.

 — Tú no te has mirado al espejo — comenté ausente recreándome en la visión. Llevaba unvestido largo, con un escote pronunciado que poco dejaba a la imaginación y la espaldacompletamente descubierta. El color hacía juego con sus ojos azules.

 —  Adivina quien lo eligió… 

La miré esperando la respuesta.

 — Robert.

 — No si, después de todo va a tener buen gusto — seguía sin poder apartar la mirada de su

cuerpo. — Jaja, creo que cuando lo veas te arrepentirás totalmente de lo que acabas de decir, esto fue unflash que le dio.

 — ¡¡Nat!!¡¡Nic!!¡¡Mi amada me esperaaa!! — gritó el susodicho desde abajo.

 — Creo que será mejor irnos moviendo, que conociendo a Andi esa ha llegado una hora antes.

 No me equivoqué, cuando llegamos a la iglesia Andi ya estaba allí. Y a juzgar por lo brillanteque estaba el suelo del pasillo del sagrado edificio, la niña había pasado la mopa de bien con el

largo vestido de la de paseítos que se había metido mientras esperaba.La ceremonia transcurrió como se esperaba…con Andi y Robert llorando a moco pelao prácticamente durante todo el enlace. No pude evitar observar a Nicole. Permanecía a un lado deRobert ajena a mis miradas.

―Está preciosa…me corrijo, es preciosa. Porque está visto que aunque la mona se vista de seda,mona se queda. No entiendo como aun así está enamorada de mí…‖  

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En ese momento, inexplicablemente me miró encontrándose con mi mirada. Le sonreí sabiendoque me sonreiría. Y así hizo.

―Nat, que vamos a hacer…Tienes demasiados problemas encima como para involucrarte con ellaahora…además, ya no somos unas adolescentes, esto es la vida real, es serio… ¿qué pensaría

 papá?‖ Pensamientos de una conversación lejana vinieron a mí de repente.

―Entonces, ¿por qué no aceptarlo? Sé que es complicado… ¿pero verdaderamente lo hasintentando? y me refiero a sin dejarte llevar por lo que piensen o dejen de pensar los demás‖  

Sonreí ante el recuerdo de esas palabras, tan lejanas en el tiempo y a la vez tan cercanas. Volví adirigir mi mirada hacia Nic, solo para encontrarla de nuevo mirándome. Fue su turno desonreírme y obtener mi respuesta.

***La ceremonia, el banquete, el baile…Suficientes botellas habían sido descorchadas para que masde uno ya bailara solo abrazado a su copa en el centro de la pista.

Sonreí mientras desde mi privilegiado sitio en la mesa de los novios observaba al hermano deAndi, Rafa, con la camisa fuera del pantalón y con la corbata en la misma guisa como lo habíaconocido una Nochebuena hace bastantes años atrás, intentando bailar la danza del vientre, omejor dicho del michelín, en el centro de la pista. Aplaudió eufórico cuando la pieza acabómientras hacia reverencias a diestro y siniestro.

Dirigí mi atención hacia una de las mesas, donde Rachel y Natalia charlaban animadamente.Decidí acercarme.

 — Vaya vaya, mira nada menos quien está aquí. La madrina más guapa del año — comentóRachel mientras por mi parte tomaba asiento al lado de Nat.

 — ¿Solo del año? joder, el suplicio de llevar estos tacones no compensa entonces — me quejé. —  ¿Qué pasó anoche al final? ¿Te quedaste en casa del psicópata? — comencé a burlarme.

 — No, al final me quedé en casa de una amiga — miró picara a Nat.

 — Hola — apareció Iris de repente a su lado. — ¿Me concede esta pieza? — cuestionó a la joventendiéndole su mano.

 — Uhm, ya me estaba preguntando cuando demonios me lo pedirías — agarró la mano que leofrecían y se levantó. Se despidió de nosotras mientras era llevada al centro de la pista.

 — ¿Tú lo sabias? — me preguntó Nat sin dejar de mirar al par que en ese momento ya bailaban.

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 — Uhm, ¿el qué?

 — No, no lo sabias — sonrió mirándome y haciéndome un gesto con su cabeza de nuevo hacialas dos chicas.

 — ¿Eh? Ooohh – vi la luz de repente — ¿De veras? — las volví a mirar de nuevo.

 — Uhm, sip, me lo acaba de contar Rachel.

 — Bueno, hay que admitir que hacen buena pareja — sonreí — Aunque hace unos años hubiera pensado que era un suicidio — hice una mueca.

 — Jaja, la gente cambia, es la prueba viviente.

 — Ahora que lo han visto mis ojos, me lo creo... — seguí mirándolas antes de mirar a Nat — ¿Yusted me concedería este baile?

 —   Nic, no creo que en mi estado… 

 No la dejé acabar.

 —  Por favor…— supliqué.

 — Luego no te quejes si te piso con uno de mis gordos pies.

 — Tus pies no están gordos, solo tu tripa — le saqué la lengua.

 — ¿A que ya no bailo? — me amenazó.

 — Love and peace — comencé a agitar una servilleta blanca al aire.

 — Jaja, esta claro que tanta lluvia en Londres te ha trastocado los circuitos — se burló — Andavamos.

Se levantó agarrándome de la mano, y para mi alucinación, siendo ella quien me arrastraba a la pista. Nos pegamos y comenzamos a bailar, ajenas a un par de ojos que en ese momento no perdían detalle de todos nuestros movimientos.

***Me encontraba en mi despacho, trabajando en el ordenador cuando Lucía, mi secretaria, meavisó de que tenía visita.

 — Hágalo pasar por favor.

Apenas unos segundos después mi tío hizo acto de presencia en mi oficina.

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 — Vaya, vaya, veo que el negocio parece ir de maravilla — comentó curioso mirando hacia todoslados.

Me levanté de mi asiento acercándome a su lado con una sonrisa en mi rostro. No tardó muchoen envolverme en sus brazos.

 — Hola cariño — me besó en la mejilla antes de separarnos.

 — Hola tío, ¿cómo tú por aquí? que agradable visita — le sonreí.

 — Pues nada, vine al centro de la ciudad a hacer unos recados y pasé por la puerta y pss, decidíhacerte una visita aprovechando que hacia días que no sabía de ti.

 —  Si, lo siento…he estado algo liada.

 — Oh, bueno, será mejor entonces que me marche, seguro te estoy distrayendo — comenzó a

moverse incómodo.

 — Para nada — le sonreí. Tomé asiento en el filo de mi mesa y le hice una seña para que sesentara en la silla de enfrente.

 — ¿Segura? — cuestionó inseguro.

 — Totalmente, ¿qué tal todo por casa?

 — Bien, después de unos días algo agitadas las aguas al fin parece que vuelven a calmarse.

 — ¿Sucedió algo? — pregunté frunciendo el ceño. —  Lo que tenía que suceder supongo…David regresó dispuesto a llevarse a Nat a como dieselugar  — su mirada de odio al hablar del tipo me sorprendió.

 — No entiendo, ¿pero no lo habían dejado? — cuestioné ceñuda levantándome de miimprovisado asiento y sentándome a su lado

 — Uhm, sip, más o menos.

 —  Y Nat… ¿volvió con él? — susurré rezando a todas las divinidades posibles para que me

ofreciera un no como respuesta. —   No, ni ella quería ni nosotros lo hubiéramos permitido… 

 —  Pues ahora si que no entiendo…— afirmé suspirando tranquila ante el hecho de que aunseguía cerca y tenía una esperanza, aunque esta fuera mínima.

 — No sabes nada, ¿verdad?

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 — Estas comenzando a preocuparme, ¿hay algo que deba saber?

 — Si, pero no creo que deba ser yo quien te lo diga. Sé que te quiere mucho y confía en ti, por eso te lo contará — comenzó a levantarse. Lo miré desde abajo.

 — ¿Tío?

 — ¿Sí, cariño? — cuestionó suavemente.

 — ¿Hay algo que pueda hacer?

 No sabía a que se refería, pero estaba claro que tratase de lo se tratase si estaba Natalia de por medio haría lo que fuera.

 — Solo tenle paciencia — me sonrió.

 — ¿Mas? — le devolví la sonrisa intentando bromear.

 — Más. Sé que la quieres mucho y harás lo que tu corazón te diga.

Lo miré confusa, no sabiendo a que venía todo aquello exactamente.

―Tal vez él… ¡ya! ¡Nic! ¡No pienses estupideces!‖ 

 — Nicole, sabes cuanto te aprecio. Mas que como mi sobrina en todo este tiempo he aprendido averte como otra hija más. Me siento realmente orgulloso de ti, no solo por como has conseguidollegar hasta donde estas ahora, sino también por la fuerza y la templanza que has tenido a la hora

de enfrentar todo lo que la vida te ha dado. Soy consciente de que te ha castigado mucho, diríademasiado…ya es tiempo para ser feliz, te mereces serlo…  

 —  Gracias…— susurré inaudible antes de verme de nuevo entre sus brazos.

 — Por nada cariño — me sonrió antes de separarse. Comenzó a caminar hacia la puerta y estabaya por salir cuando de se giró.

 — ¿Tienes algún plan para esta noche?

 —  Uhm, no…creo que no, ¿por qué? 

 — ¿Te apetece cenar conmigo? Me gustaría comentarte algo referente a negocios.

 — Ok, ¿a qué hora me paso?

 — Si no te parece mal me gustaría quedar fuera de casa. Tú sabes, allí habrá mas jaleo y megustaría poder hablar tranquilamente contigo. ¿Te parece bien en el brasero de la avenida SanLuis?

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 — Perfecto, no hay problema. ¿A las nueve y media va bien?

 — A las nueve y media va bien, nos vemos entonces — me sonrió antes de terminar de abrir la puerta y salir.

―¿A que ha venido todo esto? Definitivamente cada día entiendo menos…¿será que me estoyhaciendo vieja y estoy perdiendo facultades?‖ 

Suspiré antes de bordear mi escritorio y sentarme a continuar con mi trabajo.

***

 — ¿Y papá? — pregunté entrando a la cocina.

 — Uhm, salió a hacer unos recados, ¿por qué? — respondió mi madre sin dejar de planchar.

 — Me dejó esto en la mesita — le mostré el papel, el cual ni miró.

 —  Ah, ya…algo me comentó… 

 — ¿Y no se le ocurre decírmelo antes? Son casi las ocho y media — miré el reloj de la cocina.

 —  Bueno, aun te da tiempo…No se te ocurra no ir, que mira que tu padre ya sabes como se pone, además, es importante.

 —   No si se nota…Dios, no entiendo a que tanto misterio… 

Salí de la cocina y subí las escaleras malhumorada. Apenas tenía una hora para adecentarme un poco y largarme al lugar donde me había citado con tanta insistencia.

Conseguí salir por la puerta un cuarto de hora antes de lo acordado pensando, pobre de mí, queera mas que suficiente para llegar a tiempo. Un partido de fútbol tiró abajo todos mis planes.Eran casi las diez de la noche y aun estaba metida en el taxi.

 — Mire, mejor me bajo aquí, donde voy está a apenas cinco minutos.

 — ¿Seguro que en su estado puede? — me miró escéptico el conductor a través del retrovisor.

 — Quédese con el cambio — dije dándole un billete y saliendo del vehículo.―Demonios, estoy embarazada, no soy invalida…‖ pensaba malhumorada mientras caminaba por la calle.

Diez minutos más tarde estaba entrando por la puerta del restaurante.

 — Perdone, tengo reserva en la mesa trece. — dije al chico de la entrada.

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 — Buenas noches, acompáñeme por favor  — me lanzó una sonrisa colgate tan blanca que casime ciega.

Lo seguí a través del restaurante. Si que mi padre me invitara a cenar a un restaurante a través deuna nota me había sorprendido, lo que encontré al llegar a la mesa no fue menos.

 — ¿Tú?

***

Miré el reloj de mi muñeca para solo comprobar que apenas habían pasado tres minutos desde laúltima vez que lo había mirado. Suspiré resignándome al hecho de que teniendo en cuenta la puntualidad de Miguel, me había plantado.

 — ¿Le gustaría que le vaya entregando la carta, señorita? — me cuestionó el camarero por terceravez desde que había llegado a la mesa.

 — No, gracias, esperaré un rato mas — le sonreí amablemente esperando que se esfumara de milado pero lo único que conseguí fue que se quedara mas pasmado mirándome bobamente.

―Genial, lo que me faltaba ahora… ¿Qué no hay mas clientes a los que mirar? ¿Tiene que ser  precisamente a mí?‖

Estaba tan ensimismada jugando con el tapón de la botella de agua que no me percaté de lallegada de alguien a mi lado.

 — ¿Tú? — la escuché decir. Elevé la mirada encontrando a una Natalia con cara de pocos

amigos. — ¿Qué haces aquí? ¿Y tu padre? ¿Le sucedió algo? — me levanté de la silla temiéndome lo peor.

 — No es necesario que finjas conmigo. Ya me di cuenta de que todo es una encerrona — dijomalhumorada.

 — ¿Cómo? — cuestioné confusa.

 — ¿Ahora también eres sorda o qué?

 — ¿Pero de qué rayos hablas? Si estoy aquí es porque tu padre me citó, no para verte a ti.

 — ¿Les apetece que vaya trayendo la carta? — entró a escena el bobo.

 — ¡No! — respondimos ambas al unísono atrayendo la atención de varios comensales.

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 —  Señoritas por favor…mantengan la calma, están en un lugar publico— aparecióinexplicablemente el chef a nuestro lado.

Me senté en mi silla esperando que Nat hiciera lo mismo, y así hizo. Nos quedamos mirandofijamente.

 — Muy bien, les iré trayendo unos entremeses para ir abriendo boca. Nada mejor que llenar elestómago para verlo todo con mas claridad — comentó el tipo consciente de que poco caso lehacíamos. Desapareció dejándonos a solas en la mesa.

 — Si estoy aquí es porque tu padre vino esta mañana a mi oficina y me invitó a cenar. Me dijoque tenía negocios que comentarme.

 — Al menos a ti tuvo la decencia de decírtelo en persona. A mí me dejó esta nota en la mesillade noche mientras dormía la siesta — me entregó el papel. Lo leí.

Hola cariño, me gustaría invitarte a cenar esta noche, solos tú y yo. Hay demasiado de quehablar, demasiado que saber…llegó la hora de conocer el puzzle…es hora de pensar con elcorazón… 

Te espero a las nueve y media en el brasero de la avenida San Luis, mesa 13.

 No me hagas esperar mucho… 

Miguel

PD: Ponte bella para mí.

Fruncí el ceño al comprobar que lo que decía la nota podía perfectamente ser aplicado a mi persona. El recuerdo de la conversación con mi tío en la mañana vino a mí.

―Sé que la quieres mucho y harás lo que tu corazón te diga‖  

 —  ¿Tú entiendes algo? porque yo no…empiezo a pensar que a este hombre ya le llegó elAlzheimer. ¿Nic? ¿Nicole me estás oyendo?

Aparté la mirada del papel para encontrarme con unos confusos ojos verdes.

 — ¿Te encuentras bien? — su tono de voz sonaba preocupado. — Si, solo estaba pensando. Creo que ya sé porque tu padre nos citó aquí. — admití dejando el papel sobre la mesa.

En ese preciso instante volvió a aparecer el chef barrigón con un plato de entremeses y una botella de agua.

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 —  Pa que vayan haciendo boca…en un momento les traen la carta.  

 — ¿Agua? — cuestionó Nat al ver como le colocaba la botella al lado — Creí que esto era unrestaurante con glamour  — se quejó.

 —  Y yo creía que dado su estado usted no podía beber alcohol.

 — ¿Y me trae agua? Pa el susto, ¿no? — inquirió indignada.

 — Por favor, algo más nutritivo, que ese pobre niño tiene que desarrollarse — intercedí yotambién.

El tipo me miró antes de agarrar la botella y dejarnos de nuevo a solas.

 — ¡Y traiga la cartaaa! — gritó Natalia —  Bueno, que me decías…— siguió volviendo laatención a mí mientras se apoderaba de un trozo de queso del plato recién traído y comenzaba a

roerlo. Comencé a reír  — ¿Qué? Tu misma dijiste que el pobre niño tenía que desarrollarse.

 —  Claro…el pobre niño…tú lo que sigues siendo es una glotona de cuidado— me burlé.

 — Y a mucha honra.

Sonreí y estaba por hablar cuando de nuevo el bobo de la carta, esta vez con ella entre susmanos, apareció a nuestro lado.

 — La carta — dijo tendiéndole una a Natalia. Se quedó un rato observándome de nuevo sindecidirse a dármela a mí. Nat lo notó.

 — ¿Es para hoy o para mañana? — le soltó notando su bobería. El tipo prácticamente me arrojóel libro saliendo por patas. —  Los hay simples…— comentó volviendo la atención a su menú.

―Y las hay celosas…‖ pensé mientras sonreía.

 — ¿El menú trae chistes ahora? — siguió con su tono borde.

 — ¿Y a ti te picaron los chinches en la siesta? — la miré burlona. Se limitó a fruncir los labios ya mirar la carta de nuevo.

 — Tomaré un churrasco — dijo entregándole su carta al chef que de nuevo casi por arte de magiahabía aparecido a su lado.

 — Lo mismo — inquirí tendiéndole la mía.

 —  Copiona…— me miró entrecerrando sus ojos dirigiendo la copa de agua a sus labios.

 —  Tal vez… 

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 —  Aun lo recuerdas…— sonrió.

 — ¿Por que iba a olvidarlo?

 —   No lo sé…ha pasado mucho tiempo…— comentó mientras con el tenedor pinchaba el mantel

de la mesa.

 —   Natalia… ¿podemos hablar? 

 — ¿Qué no lo estamos haciendo ya? — cuestionó mientras seguía haciendo agujeritos. La paréantes de que el mantel pareciera un queso emmental.

 — Es importante — afirmé con la mano aun sosteniendo la suya. El gesto pareció sacarla de sus pensamientos, haciendo que toda su atención se desplazara hacia mí.

 —  Tú dirás… 

 — Esa nota fácilmente podría ser mía — le admití.

 — ¡Sabia que era una trampa! — intentó levantarse de la mesa.

 — ¡No! ¡Espera! — la frené — La cosa no es así.

 — Pues explícate mejor porque definitivamente no entiendo.

 —  Lo que quiero decir es que lo que dice esa nota podría aplicarse a mí…y a ti.  

 —  Ya… ¿Cuántas botellas de vino te has bebido mientras esperabas?— me miró incrédula.Continué ignorando su comentario.

 — La mañana que tu padre me citó en su despacho, después de la graduación, me reveló algoque no sabía. Algo que ni siquiera imaginaba.

 — ¡Sabia que ese día había sucedido algo ahí dentro! ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Noconfiabas en mí?

 —  Claro que si confiaba…pero tu padre me hizo prometerle que no lo haría. Él pensaba que noera necesario.

 — ¿Qué fue lo que te contó?

 —  El no mucho…me entregó una carta de mi padre…en ella me contaba el porque de muchascosas de mi vida…— paré mientras el recuerdo de esa mañana venía a mí. La mano de Nataliasobre la mía me hizo salir del trance y mirarla a la cara. La dulzura que tantas veces atrás habíavisto en esos ojos verdes me saludó.

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 — ¿Qué decía? — cuestionó suavemente, mientras con el pulgar acariciaba el dorso de mi mano.

 —  Estuvo enfermo y no me dijo…murió a causa de un cáncer…— la suave caricia me animó acontinuar. —  También me contó la verdad sobre su vida…el por  qué nos habíamos pasado losaños yendo de un lugar a otro. — sonreí agriamente — Dios, no tengo ni idea de por donde

seguir…  — Vas bien — me sonrió intentando tranquilizarme.

 — Regresé a Londres con el fin de continuar la búsqueda de mi padre. Para buscar a su madre.

 —  ¿Perdona? Ahora si que me perdí…— afirmó confusa.

 — Mi padre y tu padre no son hermanos. Mi padre fue adoptado por los abuelos cuando aun eraun bebé, al igual que tu padre.

 —  Pero... eso no puede ser, papá nunca me ha dicho…  

 — Y por eso me hizo prometerle que no te lo diría.

 — ¿Y por qué lo haces ahora? después de tanto tiempo… ¿qué sentido tiene? 

 — Es la verdad, es justo que la supieras algún día. Y la nota decía que ese día había llegado.

Separó su mano de golpe de la mía y se apoyó contra el respaldo de su silla. Una mueca de dolor atravesó su rostro antes de comenzar a acariciarse la abultada tripa.

 — ¿Te encuentras bien? — cuestioné preocupada al tiempo que me levantaba de mi silla y mearrodillaba a su lado. Me miró desde arriba durante unos instantes antes de responder.

 — Sí, solo fue una patada. Al parecer Dani tendrá suerte y saldrá futbolista.

Sonreí ganándome su sonrisa.

 — ¿Puedo? — pedí permiso elevando mi mano al aire, insegura de que aceptara.

 — Claro que puedes — susurró sujetándola y llevándosela al vientre. Un nuevo golpe me dio la bienvenida — Parece que le gustas — me sonrió.

 — ¿Sí? ¿Te gusto? — inquirí acercando mi rostro al hinchado abdomen. Otra golpe pudonotarse. — Uy, ¿eso es un sí? si es un si da dos golpes más — Nat comenzó a reír y mas aúncuando los dos golpes fueron dados — Si, sabia que eras una niña inteligente — continuéacariciando la tripa no demasiado consciente en ese momento ni de lo que hacia ni de lo quehabía dicho.

 — Sus platos.

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La inesperada voz del chef casi me cuesta la mesa como gorro y veintiocho puntos de sutura enla cabeza.

 — Lo siento — dije saliendo de debajo del aun tembloroso mueble acariciándome mi doloridotarro de las ideas.

 — ¿Estas bien? — preguntó preocupada Natalia a la vez que tomaba asiento en mi silla y tratabade ignorar las caras que en ese momento estaban vueltas hacia a mi cuchicheando lo quesupuestamente andaría haciendo debajo de la mesa.

―Panda de chismosos pervertidos…‖ 

 — Si, estoy bien.

Miré al chef con cara de pocos amigos mientras colocaba el plato de carne frente a mí.

 — Gracias — susurré a entredientes antes de que se alejara.

 — ¿De verdad estas bien? — cuestionó de nuevo mi acompañante alargando su mano a través dela mesa y colocándola sobre la mía. Observé durante unos instantes su gesto antes de enfrentar sumirada. Le sonreí.

 — No te preocupes, tengo la cabeza dura.

 —   No, si se nota…— comentó guasona separándose de mi y agarrando el cuchillo y el tenedor.Hice lo propio.

 — Buen provecho. —  Igualmente, esto tiene una pinta…agg— soltó los cubiertos de repente.

Alcé la mirada de mi plato solo para encontrarla de nuevo sujetándose la tripa.

 — ¿Otra?

 —   No…creo que mas bien fue una contracción— la noté palidecer un poco. Me levantécorriendo arrodillándome a su lado al igual que había hecho antes y comencé a hacerle aire conla servilleta.

 — ¿Estas bien? ¿Quieres ir al hospital?

 —   No, estoy bien…me dan a veces, no te preocupes— respiraba pesadamente.

 — ¿Cuándo sales de cuentas?

 — En dos semanas o así.

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 — ¿Segura que no quieres que te lleve al hospital? — pregunté insegura.

 — De verdad, estoy bien. No es la primera vez que me pasa. Hoy esta algo rebelde. — se acaricióla tripa. — ¿Seguimos comiendo?

 —  Como quieras…— me levanté sentándome en mi sitio. La observé llevarse el tenedor a la boca y masticar.

 — ¿Qué? — cuestionó elevando sus cejas.

 —   Nada…— cogí mi tenedor y comencé a comer yo también.

 — No me has terminado de contar que sucedió en Londres, ¿encontraste a tu abuela? — habló derepente volviendo al tema.

 —  Si…— sonreí — Me costó años, pero la encontré.

 — Me alegro, tendrás que presentármela algún día.

 — Ya la conoces…— me miró con el ceño fruncido — Vive conmigo — le aclaré.

 — ¿La señora Norman? ¿Tu vecina? — preguntó alucinada.

 —  Uhm, si…surrealista, ¿no? Imagina, mi padre tantos años buscándola y la tenía al lado.  

 —  Y tu tantos viajecitos de ―negocios‖, y la seguías teniendo al lado — se encargó de remarcar lodicho.

 — Sigues molesta conmigo por eso — entré en el tema.

 —   No, no lo estoy. Sabía que me querías a pesar de todo, aprendí a verlo hace mucho…el hechode que siempre parecieras marcharte en el momento menos indicado no significaba lo contrario.Tenías tus motivos, solo que no supe verlo en su momento. Supongo que anduve demasiadocentrada en mi... en lo que sentía…y me olvidé de ver el resto…— bajó la mirada.

 —  Lo siento… 

Mi disculpa la hizo levantar la mirada hacia mí.

 — No te disculpes. Tú no tuviste la culpa. Fue un cúmulo de circunstancias casuales lo que nosllevó al punto al que llegamos.

 — Torpezas del destino.

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 — No lo hubiera descrito mejor  — me sonrió – ¿Sabes? muchas veces he tratado de resignarmeal hecho de que si el destino quiso que sucediera de esa forma, era porque realmente tenía queser así.

 — ¿Y lo conseguiste? ¿Te resignaste? — pregunté sin poder apartar la mirada de sus ojos verdes.

Y estaba por responderme cuando noté como el dolor de nuevo cruzaba su rostro.

 — ¿Natalia? — susurré al ver que agachaba la cabeza y se encogía ligeramente.

 —   Nicole…o ya sufro incontinencia urinaria o acabo de romper aguas… 

 — Mas bien va a ser lo segundo — comenté levantándome como un resorte de mi silla y yendo asu lado — Tranquila, respiremos — sujeté sus manos y comencé a respirar por la nariz y expulsar el aire por la boca. — Sigue, no pares.

 —  ¡No seas boba!, como voy a parar… qué quieres, ¡¿que me asfixie?!— gritó a través del dolor llamando la atención de varios comensales.

 —  Shh, no te alteres, focalízate en respirar…voy a buscar el coche.  

Intenté separarme pero lo único que conseguí fue que me apretara aún más las manos.

 — ¡No!¿Que piensas dejarme aquí? — gritó entredientes.

 —  Voy a buscar el coche… 

 — No pienso quedarme aquí esperando a que vayas a por el cochecito leré. —  Está bien, está bien… 

La ayudé a levantarse y comenzamos a caminar hacia la puerta.

 — ¿Está de parto? —  preguntó mi bobo admirador al pasar por su lado.

 — ¡Tú que crees descarado baboso! No, si te parece solo estoy ensayando pa cuando llegue elmomento — le escupió Nat.

 — Oh, señorita, ¿llamamos a una ambulancia? — apareció el chef de la nada haciéndome pegar un bote.

 — ¿Pero usted en lugar de andar levita o qué? — inquirí molesta de que no parecieran ver lagravedad de la situación a juzgar por como no paraban de frenarnos. — No se preocupe,gracias — lo rodeamos y salimos.

 — ¿Estás bien?

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 — No, estoy de parto — respondió borde mientras caminaba a duras penas.

 —  Tranquila, no es bueno que te alteres… 

 —   No, si estoy muy tranquila… ¡¿Dónde está el puñetero coche?!— gritó histérica mientras

intentábamos cruzar la avenida.

Me saqué las llaves del bolso y abrí la puerta del copiloto ayudándola a entrar. Rodeé el coche ysubí arrancando el motor.

 — ¿Te encuentras bien?

 — ¿Tú me ves bien? — gritó intentando respirar.

Pisé mas el acelerador a través de la avenida sorteando a varios coches.

 — ¿Me quieres llevar a la sala de parto o a la del forense? — gritó sujetándose al agarrador de la puerta como quien se agarra al flotador mientras se ahoga. La ignoré acelerando mas — ¡Eso tuacelera mas y traumatizamelo antes de nacer! ¡que cuando lleguemos va a estar tan acojonao queno va a querer salir!

 — No te preocupes, conozco a buenos psicólogos — comenté entrando por el camino destinado aambulancias de urgencias.

 —  Si, se nota lo bien que te han dejado….— siguió con la verborrea aun ya habiendo salido delcoche. Cogí una silla de ruedas de la entrada y volví al auto abriendo la puerta —…unainconsciente, una inconsciente psicópata, ¡eso es lo que eres! — siguió recriminándome mientras

la ayudaba a subir a la silla. Instalada en ella la dirigí corriendo a través del pasillo de urgencias.Los médicos no tardaron en hacer el resto.

***

 — ¿Dónde está? — pregunté a la enfermera que en ese momento me preparaba en la sala de partos.

 — ¿Quién? — cuestionó extrañada.

 — ¡La psicópata que me trajo!

 — Tuvo que quedarse fuera esperando. Lo siento, no puede pasar nada más que el esposo.

 — ¡¿Qué esposo y qué niño muerto?!Ay Dios, cariño, tu no has escuchado eso, no le hagas casoa mamá, tapate los oiditos…— comencé a acariciarme la tripa. Al notar que la enfermera estaba por marcharse volví a gritar  — ¡¿Dónde cree que va?!¡Tráigame a la psicópata!

 — Lo siento, son reglas del hospital, ya le he le dicho que… 

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 — ¡Y yo le he dicho que me la traiga! ¡Ni tengo esposo ni me interesa tenerlo!¡Y ahora llame ami novia! — grité fuera de mi pareciendo la niña del exorcista.

Salió asustada de la sala para instantes después volver acompañada por Nicole y dos tipos en bata azul y gorro blanco que no tardaron en posicionarse entre mis piernas.

 — Tranquila, ya estoy aquí — intentó calmarme Nic acariciándome el cabello y dándome sumano.

 —  ¡¿Dónde demonios andabas?! Llevo… ¡Ahhh!— no pude acabar, el dolor era cada vez masinsoportable. — ¡¿A qué hospital tercermundista me has traído que ni la epidural me han puesto?!

 — Tranquilícese señora, está en buenas manos — intentó tranquilizarme uno de los tipos de bataazul y gorro blanco.

 — ¡Señorita! ¡Es señorita! — grité. —  Shh, no te alteres cariño…— hizo el intento de calmarme mi acompañante.

 — ¡No estoy alterada! ¡Estoy de parto!

 — Muy bien señorita, llegó el momento, ¡empuje! — me ordenó el tipo que aún seguía con lacabeza entre mis piernas.

Comencé a hacer fuerza y empujar.

 — Señorita, ¡empuje mas! — volvió a ordenarme. — ¡Dile a esos pitufos que empujar es lo que hago! — agarré a Nic del cuello de la camiseta poseída por el dolor.

El llanto de un bebé no tardó mucho en inundar la sala.

 — ¡Enhorabuena señorita! ¡Ha tenido usted una niña!

***

Los calidos rayos del sol sobre mi cara hicieron que poco a poco fuera abriendo mis aun pesados parpados. Miré alrededor del blanco y aséptico cuarto intentando recordar como había llegadohasta allí. El cuerpo de Nicole acurrucado en el sillón de al lado de mi cama me hizo recordar laagitada noche que habíamos tenido.

―¿Y mi bebé? ¿Dónde está mi bebé?‖ Reparé al mirar de nuevo alrededor de la habitación.Comencé a moverme con la intención de levantarme.

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 — ¿Dónde crees que vas? — preguntó una ronca voz a mi lado.

 — ¿Dónde está mi bebé? — la encaré.

 — Tranquila, está en la incubadora — dijo levantándose y comenzando a desperezarse.

 — ¿En la incubadora? ¿Qué le pasa?¿Está bien? — cuestioné asustada mientras la zarandeaba.

 — ¡Wou! ¡Wouuu! tranquila chica…se encuentra perfectamente. Dijeron que esta mañana lasubirían ya a la habitación.

 — ¿De verdad no me mientes? ¿De verdad está bien?

 — De verdad que está bien. Decidieron que como había nacido un poco antes sería buenometerla unas horas nada mas, pero está perfectamente — me sonrió intentando tranquilizarme.

 — ¿La has visto?

 — Si, es preciosa — volvió a sonreírme — Al igual que su madre.

Sonreí tímida agachando la cabeza. Recuerdos de la noche pasada llegaron a mi mente.

 —   Nic, yo…siento todo lo de anoche.

 — No te preocupes, es normal, estabas nerviosa y asustada.

 — Histérica es mas bien la palabra — hice una mueca con mis labios.

 —  Pss…ná…no se notó mucho…— sonrió.

 —  Dios, que vergüenza…— me agaché tapándome la cabeza con la sabana.

 — Ey, claro que no…lo hiciste muy bien— dijo bajando mi defensa contra el mundo.

 — Sí, gritar, ¿no? — de nuevo me tapé.

 — Bueno, eso también — volvió a destaparme.

 — ¿Llamaste a casa?

 — Sí, llamé a eso de las siete. No quise despertarlos antes. De todas formas tu seguías sedada.

 —  Hasta tuvieron que sedarme…tierra trágame…— comenté ocultándome otra vez.

 — Jaja, ya no seas cobarde. Conmigo estas a salvo del mundo.

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 — Lo sé — le sonreí. —  Gracias por haber estado conmigo todo el tiempo…por haber…— susdedos sobre mis labios no me dejaron articular mas palabras.

 — Shhh, no agradezcas nada. Ha sido lo mas bonito que me ha sucedido en la vida — lasinceridad de sus ojos azules me hizo estremecer.

 — ¿Más que yo? — me aventuré a preguntar. Me sonrió antes de responder.

 — Podría hacerle frente con decisión si quisiera — comenzó a acercar su rostro hacia mí.

 — ¿Pero ganaría? — susurré con sus labios casi pegados a los míos.

 —   No lo sé, tal vez si se esforzara un poco…— nuestras bocas se juntaron para al instante, conel ruido de la puerta, separarse.

 — ¡¿Dónde está la mamá más preciosa?! — gritó mi padre entrando a la habitación.

 — Miguel, no grites, que estamos en el hospital — le regañó mi madre, que poco siguió su propio consejo — ¡Natalia! ¡Mi amor! — gritó abalanzándose sobre mi y abrazándome. Papá,copión él, le repitió el gesto.

 —  Hola mamá, papá… 

 — ¡Mi bebé! ¡¿Dónde está mi bebé?! — gritó mi madre separándose de mi y mirando de repentehacia todos lados.

 — ¡Si! ¿Y mi nieto? ¿Dónde está mi nieto? — miró papá a Nat.

 — Sigue abajo, en la incubadora. Supongo que lo subirán en un rato.

 —  Y papá…es nieta— le saqué la lengua desde la cama.

 — Oh, ¡otra princesita! — sus ojos se pusieron brillantes de repente. —   No puedo esperar…— selevantó y salió por la puerta.

 Nos miramos las tres antes de comenzar a reír.

 — ¿Cómo estás cariño?

 — Bien, algo incomoda, pero bastante bien — le sonreí a mi madre.

 — Me alegro, que bueno que Nicole estuviera contigo todo el tiempo — la miró y le sonrió.

 —  Si…— acordé dirigiéndole una mirada yo también.

 — No fue nada…— intentó restarle importancia.

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 — Claro que lo fue, no sé que hubiera sido de mi Nat sin su Nic.

Miré sorprendida a mi madre por lo que acababa de decir. Pareció ignorarme.

 — Cariño, si quieres puedes irte a casa a descansar un rato. Te la cuido de mientras — le sonrió

de nuevo.

 — ¿Me la cuida? — una afirmación de su cabeza y una sonrisa picara fue la respuesta de mimadre — Gracias — la besó en la mejilla antes de dirigirse hacia mí — Pórtate bien, en un ratoregreso — me susurró en el oído antes de acercarse y besarme cerca de la comisura de mis labios.Cerré los ojos ante el suave contacto. Cuando los abrí ya se había marchado dejándome a solascon la mujer que me conocía mejor que yo misma.

 — ¿Habéis hecho las paces? ¿O tu padre tendrá que seguir haciendo de Celestina? — cuestionó picara.

 — ¿Desde cuando lo sabes? — pregunté sorprendida. — Desde el mismo día que posaste tus ojos sobre ella en el aeropuerto. ¿O que acaso me vas anegar que no sentiste mareo? — cuestionó burlona. Sonreí al recordarlo.

 —  A ti no te… 

 — ¿Importarme? ¿Por qué iba a importarme? Por mi está perfecto. Sé que es la única personaque te ha hecho, te hace y te hará feliz.

***

Antes de irme a casa no pude evitar pasarme por la habitación de las cunitas de los reciénnacidos. Al llegar encontré a Miguel chupando el cristal mientras le hacia fiestas con sus manosa su nieta, la cual dormía placidamente pasando olímpicamente de él.

 — ¿Qué? Practicando, ¿no? — inquirí risueña poniéndome a su lado.

 —  Es tan dormilona como la madre…y tan bonita, se parece mucho a ella cuando nació — siguió babeando.

 — Entonces no cabe duda de que tendrás que apartarle los enamorados a palazos, ¿eh abuelo? —  

le hablé echándole un brazo por los hombros. —  Abuelo…suena bien, ¿no?— comentó sin dejar de mirar al bebé.

 — Si, suena perfecto. Será la envidia de todos en el cole por tener un abuelo metrosexual.

 — Jaja, anda, ¡¡ya quita!! — intentó apartarme de él en broma.

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 — Es preciosa, ¿verdad? — comenté fijando mi atención en el bebé que en ese momento parecíadespertar.

 — Mucho… ¿Nicole?— cuestionó sin dejar de mirar hacia el cristal.

 — ¿Si? — encaré su perfil. No tardó mucho en girarse y mirarme a los ojos.

 — ¿Resolviste anoche tus diferencias con Natalia? — la seriedad de sus ojos marrones enfocadosen los míos me hizo revolverme incomoda.

 —  Uhm, bueno… si te refieres a si le conté la verdad, si, lo hice— miré de nuevo al bebé.

 — Siento si te molestó que te hubiera mentido de esa forma, pero aun así, lo volvería a hacer.

 — No, no me molestó. No te preocupes — admití sin dejar de mirar a través del cristal muy a pesar de que sabía que su mirada estaba sobre mi.

 — ¿Entonces? — continuó.

 — ¿Entonces que?

 — ¿Resolvisteis lo vuestro?

Me giré ante su pregunta.

 — Si, ¿cómo lo sé? — sonrió antes volver la vista hacia su nieta — Tengo ojos Nicole. Solo hacefalta mirar los suyos o los tuyos para verlo. Siempre lo he sabido y lo cierto es que nunca me ha

importado. Al contrario. Me sorprendió tanto como a ti que Nat se comprometiera con David,incluso que aceptara salir con el. De sobra era conocido que parecía buen chico y me gustaba, pero también sabia que ella no lo amaba. No sé si comenzó algo con él por soledad osimplemente por agradarme a mi. A pesar de todos los años que habían pasado, a pesar deevitarte…nunca dejó de quererte, por mucho que tratara de negar la evidencia seguía enamoradade ti. ¿Sabes? me arrepiento de haberte pedido hace años que no le dijeras nada, me culpo a mimismo por no haber sido capaz de contárselo personalmente…Ese secreto acabó con vosotras,destruyó su felicidad, tu felicidad…— una lagrima comenzó a caer por su mejilla.

 — Tío, no tienes la culpa de nada. Cuando las cosas no se dan, no se dan. No importa lo quehagamos por cambiarlas, por evitarlas. Si sucedió así, es porque tenía que ser así.

 — Eso es un pensamiento demasiado conformista, ¿no crees?

 — Tal vez lo sea, pero de nada sirve atormentarse por algo que no sabes siquiera si hubierafuncionado. Sí, ha sido doloroso…pero también lo que ha sucedido nos ha hecho crecer,madurar…y lo mas importante, ha hecho que este bebé exista — sonreí volviendo mi atenciónhacia la cuna que teníamos en frente.

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 —  Cierto…— dirigió también su mirada — Pero no puedes llegar a imaginar cuanto le hacostado a mi hija luchar por ese bebé. No solo le costaste tu, también su orgullo. Ella estabadispuesta a darlo todo por su hija, incluso a seguir con David a pesar de sus abusos.

 — ¿Qué? — miré de nuevo su perfil.

 — No te lo llegó a contar, ¿verdad? Tuvo que volver a España y dejar su trabajo allí porque elmuy cerdo no la dejaba. Tan bueno que parecía y el muy cabrón la maltrataba. Por eso cuandovino a intentar llevársela a la fuerza lo echamos a patadas.

 —  Desgraciado de mierda…— susurré entredientes mientras poco a poco iba sintiendo como lasangre comenzaba a helárseme.

 — Nicole, tranquila. Ese imbécil pasó a la historia. No creo que se le ocurra volver a acercarse.Y más ahora que sabe que ella no está sola. — colocó una mano en mi brazo intentandocalmarme.

 — Mas le vale, porque no responderé como me lo encuentre de frente — escupí con ira.

 — Y yo tampoco te frenaré — rodó sus ojos de manera cómica. No pude evitar sonreírle.

 — Bueno, será mejor que me vaya marchando. Tengo unas cosas que hacer antes de regresar.

 — Gracias Nicole.

 — ¿Por qué?

 —  Por todo…por…  — Tío, no hay nada que agradecer…y si ese fuera el caso la única que tendría que hacerlo soyyo — lo paré antes de que siguiera.

 — Bueno, como sea, gracias — me sonrió.

 — Por nada. Debo irme — lo besé en la mejilla — Nos vemos luego.

Miré por última vez al bebé antes de comenzar a caminar hacia la salida.

Apenas tres horas mas tarde, tras ir a casa y hacer unas llamadas a la oficina, estaba entrando denuevo a la habitación del hospital. La escena que encontré me resultó de lo más tierna.

 — ¿Te vas a quedar como un pasmarote en la puerta o vas a pasar?

 — Uhm, sí claro — respondí tímida entrando al cuarto.

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 — Cualquiera diría que nunca me has visto medio desnuda — comentó con gracia mientrasseguía dando el pecho a su hija.

 —  Bueno, sí…— sonreí acercándome a su lado y tomando asiento en el sillón.

 — La trajeron hace como una hora. Está hambrienta.

Observé a la pequeña comer tranquilamente, ajena a cuanto la rodeaba exceptuando su fuente dealimento.

 — ¿Se fueron hace mucho tus padres?

 — No, hace apenas quince minutos o así. Después de que te fueras vinieron Alex, Dani y sunovia.

 — Estuviste bien acompañada entonces — le sonreí.

 —  Sí…por cierto, gracias por las flores. Son preciosas— dirigió su mirada hacia el ramocolocado pulcramente en un jarrón antes de mirarme y sonreírme.

 — ¿Y por qué piensas que son mías? — inquirí burlona.

 — Porque la nota te delata — me sacó la lengua — ¿Papá te ha comentado algo de lo deanoche? — cuestionó de repente seria.

 — Si, hemos estado hablando de ello. Me ha contado varias cosas más.

 — Ellos lo sabían, todo el tiempo — admitió colocando a la niña sobre su hombro mientrasintentaba ponerse bien la ropa.

 — Trae — me levanté y cogí al bebé entre mis brazos.

 — Gracias — sonrió colocándose bien el camisón.

Me quedé observando al bebé entre mis brazos. Dormía placidamente. Acerqué mi rostro y besésuavemente su frente antes de colocarla en la cuna.

―Nunca permitiré que nadie te ponga un dedo encima. Aunque tu madre y yo nunca volvamos a

estar juntas para mi siempre vas a ser y serás mi pequeña‖  La miré desde arriba durante un rato mas antes de volverme y encontrarme con la mirada de laúnica persona que había amado y amaría el resto de mi vida.

 — ¿Qué? — cuestioné tomando asiento a su lado. Enseguida tomó mi mano entre la suya.

 — Nada, veía como te quedaba mi hija — comentó con una sonrisa.

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 — Ah, ¿sí? ¿Y como me queda? — elevé mi ceja siguiéndole el juego.

 — Como siempre había imaginado, perfecta.

 — ¿Siempre? — inquirí acercándome a su rostro.

 —  Si, siempre….— miró mis labios dudosa antes de comenzar a mover su rostro.

Pero un toque en la puerta acabó con la magia.

 — ¿Se puede? vengo a ver como van — apareció en la habitación uno de los médicos que habíaatendido el parto — ¿Puede salir un momento, por favor?

Miré a Nat antes de acercarme y besar su mejilla.

 — Nos vemos ahora — le susurré.

 —  Si… 

Salí del cuarto para apenas diez minutos más tarde volver a entrar.

 — ¿Se despertó? — pregunté situándome a su lado.

 — Sí, el doctor estuvo examinándola — siguió meciendo a la niña entre sus brazos.

 — Es preciosa — puse voz a mi pensamiento sin proponérmelo.

 — Claro, tiene a quien parecerse. A nosotras que somos divinas.

 — Si, sobretodo — reí por su comentario.

 — Hablo en serio. De mayor será como tu, quiero que sea como tú — susurró mirando al bebécon una sonrisa colgada en sus labios.

 —  Pobre niña entonces…— hice una mueca con mi cara.

 — Para nada. Será la niña mas afortunada del planeta. Así como lo es su madre — afirmómirándome a los ojos mientras decía esto ultimo.

 — Te quiero Natalia — susurré a la par que veía como sus labios se iban acercando a los míos.

 —  Y yo a ti, Nicole, te quiero… 

Fue lo último que dijo antes de que sus labios conquistaran mis labios y mi corazón de formaabsoluta.

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