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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias de la Salud
Trabajo Fin de Grado
INFLUENCIA DEL
PRECONDICIONAMIENTO
ISQUÉMICO LOCAL Y REMOTO EN
LA PRÁCTICA DEPORTIVA. UNA
REVISIÓN SISTEMÁTICA.
Alumno: Martínez-García, Luis. Tutor: Prof. Martínez-Amat, Antonio. Dpto: Ciencias de la Salud
Junio, 2016
Índice.
1. Resumen ….......................................................................................................... 3
2. Introducción ..………………………………………………..…………………………………..……………. 5
2.1. Definición y primeras investigaciones ……………………………………………........ 5
2.2. Variables y parámetros del PCI y PCIR -……………………..………………………….. 6
2.3. Aplicaciones clínicas ……………………..……………………..……………………….…….. 6
2.4. Contraindicaciones y efectos adversos ………………………………………….……… 8
3. Objetivo .……………………………………………………….….…………………………………….………. 8
4. Material y métodos …………..……………………………….………………………………….…………. 8
4.1. Estrategias de búsqueda ….……………………………….………………………………….. 8
4.2. Criterios de inclusión ……...…………………………………...……………………………. 10
4.3. Criterios de exclusión …………….…………………………………………………………… 10
4.4. Evaluación de la calidad metodológica ……………………….………………………. 10
5. Síntesis de resultados ……………………………………...…………...…............................... 11
6. Discusión …………………………………………………….....................……………………………… 15
6.1. Limitaciones ………………………………………………………………………………………. 17
7. Conclusión ……………………………….…………………….……...……………………………………… 18
8. Anexos ……………..……………….….………………………….……………………………………………. 18
8.1. Tabla 1. Evaluación de artículos por escala PEDro ..…………………………….. 19
8.2. Tabla 2. Evaluación de artículos según escala de JADAD …………………….. 20
8.3. Tabla resumen de artículos ………………………………………………………………… 21
9. Bibliografía ………………………………………………...……….………………………………………… 26
1. Resumen.
Objetivo: Reunir evidencia científica a fin de determinar los posibles efectos que presentan el
precondicionamiento isquémico local y remoto en el ámbito deportivo.
Material y métodos: Se realiza una búsqueda bibliográfica de ensayos clínicos aleatorizados en
las bases de datos Pubmed, Web Of Science y Scopus, utilizando como descriptores ‘ischemic
preconditioning’, ‘sport’, ‘perfomance’ y ‘exercise, siendo el periodo de publicación desde el año
2000, hasta marzo de 2016. La calidad metodológica fue evaluada tanto con la escala PEDro
como con la escala JADAD.
Resultados: Un total de 9 artículos fueron seleccionados para la revisión sistemática,
cumpliendo los criterios de exclusión e inclusión, divididos en dos grupos en función de la
realización de precondicionamiento isquémico local o remoto.
Conclusión: Tanto a nivel local como remoto, es evidenciable que el precondicionamiento
presenta efectos beneficiosos para el rendimiento deportivo, sin embargo, no existe consenso
en cuanto al protocolo más eficaz, ni a los mecanismos de actuación, por lo que es necesario de
una mayor investigación en estos ámbitos para esclarecer dudas, y conseguir una evidencia
sólida.
Palabras claves: ‘Precondicionamiento isquémico’, ‘precondicionamiento isquémico remoto’,
‘rendimiento’, ‘deporte’.
Abstract.
Objective: To collect scientific evidence with the purpose to determine the possible effects that
present local and remote ischemic preconditioning in sport.
Methods: A bibliographic search for randomized clinical trials was performed in PubMed, Web
of Science and Scopus databases, using the following descriptors: 'ischemic preconditioning',
'sport', 'performance’ and ‘exercise’, The articles had to be published from 2000 to March 2016.
Methodological quality was evaluated by PEDro scale and JADAD scale.
Outcomes: A total of 9 studies were selected to the systematic revi0ew, according to the
inclusion and exclusion criteria, divided into two groups based on the application of ischemic
preconditioning local or remote
Conclusion: Both local and remote preconditioning have beneficial effects on sport
performance, however, there isn’t consensus on the most effective process, or mechanisms of
action protocol, so it is necessary for further research in these areas to clarify doubts and get
solid evidence.
Key words: ‘Ischemic preconditioning’, ‘remote ischemic preconditioning’, ‘performance’,
‘sport’.
2. Introducción.
2.1. Definición y primeras investigaciones.
El precondicionamiento isquémico (PCI) surgió en la década de 1980, con la intención de
investigar si, con periodos cortos de isquemia, podía retrasarse la lesión celular provocada por
el fenómeno de isquemia-reperfusión en el miocardio. Durante la fase de isquemia de dicho
fenómeno se producen lesiones relacionadas con la falta de oxígeno, reduciendo la respiración
celular y llevando a posibles efectos irreversibles en órganos vitales (corazón, cerebro, riñones
e hígado), mientras que, en la reperfusión, que es la re-entrada de oxígeno, se genera una
respuesta inflamatoria que no daña sólo a nivel local, sino también a órganos a distancia de la
lesión isquémica 1.
Murry y su equipo, pioneros en la investigación del PCI, observaron que el tamaño del infarto,
como resultado de una oclusión de 40 minutos de una rama de la arteria coronaria de un perro,
podría reducirse en gran medida si el corazón se somete a 4 ciclos de 5 minutos de isquemia y 5
minutos de reperfusión antes de producirse la isquemia sostenida. El corazón se adaptó en
cuestión de minutos para llegar a ser resistentes a la isquemia de miocardio inducida 2. No sería
hasta 1993 cuando se realizaría la primera aplicación de PCI en el ámbito clínico, en la que se
observó que el pinzamiento aórtico de la aorta podría preservar los niveles de ATP en el
miocardio de los pacientes sometidos a cirugía de revascularización coronaria 3.
Además del PCI, encontramos el precondicionamiento isquémico remoto (PCIR), acuñado en
1993 por Przyklenk et al4, que buscaba, en modelos animales, determinar si periodos cortos de
isquemia, producida en una zona a distancia de la vascularización coronaria, protegía el
miocardio, cuando posteriormente se desarrollaba una isquemia más prolongada encontrando
la utilidad de tal proceso. A pesar de estos prometedores hallazgos, no sería hasta 20065 cuando
sería estudiado su impacto práctico en patologías recogidas en humanos, concretamente en
niños, para comprobar los posibles efectos beneficiosos del método en patologías cardíacas
congénitas, demostrando su utilidad ante tales alteraciones.
El PCI a nivel cardíaco es complicado de realizar en humanos, ya que existe la limitación de no
poder aplicar ciclos de reducción del flujo sanguíneo en la vascularización coronaria sin cirugía
de por medio, sin embargo, en los estudios del tejido y células del miocardio humano extirpado,
los mecanismos de precondicionamiento parecen ser muy similares a los observados en
animales de experimentación.
Cabe destacar que tanto el PCI como el PCIR no limitan su uso a nivel de corazón, si no que
utilizamos un término u otro en función de si buscamos el efecto a nivel de donde se realiza la
isquemia, o si el efecto se busca en una región a distancia de donde el corte de flujo sanguíneo
es realizado.
2.2. Variables y parámetros del PCI y el PCIR.
La técnica del PCI, según la describen Murry et al, consiste en 4 ciclos de 5 minutos en los que
se produce una isquemia, realizada por un manguito de presión de entre 120-140mmHg,
seguido cada ciclo por 5 minutos de reperfusión. Sin embargo, el método ha sufrido múltiples
variaciones de los parámetros, tanto en el número de ciclos, como en la presión y la duración
total del tratamiento, siendo lo más común usar 3-4 ciclos, con una presión de ≈220mm Hg, y
una duración total del proceso de 30-60 minutos. Usualmente se ha descrito que el PCI ofrece
una protección inicial a las 2-3 h de la reperfusión, y otra tardía a las 12-24 h, que puede durar
de 2 a 3 días 6.
Según relatan Michael Cohen y sus compañeros en un estudio realizado en conejos, es posible
que aparezca tolerancia al precondicionamiento, aboliendo su efecto beneficioso cuando se
realizan un exceso de ciclos de isquemias breves y repetidas en el protocolo 7.
Matsubara y su equipo intentaron arrojar algo de luz en cuál debe ser el tiempo mínimo de
isquemia para conseguir un efecto beneficioso en humanos, llegando a la conclusión de que
ciclos de un mínimo de 180 segundos, seguido de 5 minutos de reperfusión, producen el efecto
deseado, sin reclutamiento de flujo colateral. No obstante, a nivel general seguirán aplicándose
ciclos de 4-5 minutos 8.
En cuanto al PCIR, no sería hasta 2016 cuando un estudio valoraría todos los parámetros que
entran en juego, encontrando que el uso de 4 ciclos de isquemia, con una duración de 2 a 5
minutos, y una reperfusión de 5 minutos son los valores con mayor evidencia para la reducción
del infarto 9.
2.3. Aplicaciones clínicas.
Tras la confirmación de que ambos modelos generan beneficios a nivel de la protección del
miocardio, se han multiplicado los esfuerzos por la búsqueda de diferentes situaciones en las
que su aplicación puede cursar con éxito, tanto en animales como en humanos.
- Cirugía cardíaca. Una de las aplicaciones clínicas más estudiadas es su efecto ante la
cirugía de corazón. Hausenloy y Yellon10 recogen en su revisión como afectan tanto el
PCI como el PCIR ante tal intervención. En ella se recogen varios estudios que investigan
la cardioprotección con PCI, demostrando la eficacia del método para la reducción de la
lesión del miocardio en pacientes que reciben cirugía de bypass cardíaco, sin embargo,
la naturaleza invasiva del protocolo quirúrgico y los riesgos que acompañan la sujeción
repetida y desclampaje de la aorta han limitado su aplicación clínica. En este sentido, el
uso de agentes farmacológicos que buscan el mismo efecto conseguido con el PCI, tales
como adenosina, bradiquinina, opioides, anestésicos de inhalación y otros, son cada vez
más investigados en este entorno clínico.
En cuanto al PCIR, el trabajo de MacAllister y sus compañeros11 caracteriza un protocolo
de PCIR en voluntarios humanos, el cual comprende un manguito automático colocado
en la parte superior del brazo para inducir episodios breves de isquemia y reperfusión
en el antebrazo, y el uso de la función endotelial como el punto final medido,
encontrando que el método previene la lesión producida por el fenómeno de isquemia-
reperfusión inducido. Según recoge la revisión de Hausenloy y Yellon10 antes citada,
hasta el momento el PCIR ha sido examinado en intervenciones relativamente de bajo
riesgo y electivas, sería interesante investigar si es capaz de reducir la lesión miocárdica
en el contexto de una cirugía urgente de alto riesgo, donde la magnitud de la lesión
miocárdica y, por tanto, el potencial para el beneficio es amplificadas.
- Protección de órganos. Órganos tales como el cerebro, el hígado, el músculo
esquelético, el intestino y los pulmones están comenzando a entrar en las
investigaciones de ambos procedimientos (con mayor prevalencia del PCIR), sin
embargo, suele llegarse a la conclusión del gran potencial que presenta la técnica, pero
se necesita una mayor evidencia para recomendar totalmente su uso 12-15.
- Otras aplicaciones. El PCI ha demostrado su utilidad ante la artroplastia de rodilla, como
exponen en este ensayo Sha y sus compañeros16, donde cuentan el efecto protector
que presenta dicho procedimiento ante el dolor post-operatorio y la inflamación de la
rodilla, a través de la actuación del PCI en la expresión de genes. También ha
demostrado beneficios ante trasplantes, donde comienza a ser investigado. En el
deporte ha comenzado a coger importancia, encontrando de 10 años hasta ahora una
gran cantidad de información relevante, la cual trataremos de estudiar en esta revisión
sistemática.
2.4. Contraindicaciones y efectos adversos.
No se ha hallado literatura acerca de las contraindicaciones, ya sean absolutas o relativas, que
presentan ambas técnicas. Sin embargo, en todos los estudios se excluyen a aquellos
participantes con tensión alta, además de no permitir la toma de cafeína y alcohol antes de
realizar el estudio. Tampoco es realizado en embarazadas ni personas con patología renal o
hepática.
En cuanto a los efectos adversos, aparece una protección cardíaca ausente o reducida en
ancianos que cursan una enfermedad arterial coronaria, así como en algunas mujeres, aunque
esto último es contradictorio, ya que este ‘contra-efecto’ no aparece en todos los estudios 17-18.
3. Objetivo.
Esta revisión sistemática es realizada con el fin de reunir evidencia para determinar si, tanto el
precondicionamiento isquémico local como el remoto, presentan beneficios suficientes en la
práctica deportiva como para ser una opción real a tener en cuenta en la mejora del
rendimiento, tanto en deportistas profesionales como de ocio, e integrar este procedimiento en
el ámbito deportivo de la fisioterapia.
4. Material y métodos.
4.1. Estrategias de búsqueda.
Esta revisión sistemática se ha llevado a cabo a través de una búsqueda bibliográfica, realizada
durante los meses de febrero y marzo de 2016, en las bases de datos de Pubmed, Scopus y WOS
(Web Of Science).
La estrategia de búsqueda llevada a cabo para esta revisión se resume en la Figura 1. Los
términos utilizados en la búsqueda y recogidos en el MeSH (Medical Subjects Heading) fueron:
‘Ischemic preconditioning’, ‘performance’, ‘sport’ y ‘exercise’. Estos descriptores se
combinaron con los operadores booleanos ‘AND’ y ‘OR’.
Figura 1. Diagrama de flujo.
Pubmed
n = 553
WOS
n = 590
Scopus
n = 730
Se aplican los criterios de inclusión
- Ser ensayo clínico
aleatorizado.
- Antigüedad menor a 15 años.
- Texto completo.
- Idioma español/inglés.
eliminándose los duplicados.
6 Estudios a revisar
n = 17
Estudios seleccionados
para revisión sistemática
n = 9
Tras revisión, se eliminan 8
artículos por título y resumen,
inaccesibilidad al texto
completo y/o no ser ensayos
clínicos aleatorizados.
Estudios hallados en las bases
de datos:
n = 1873
4.2. Criterios de inclusión.
Tipo de artículos: ensayos clínicos controlados/cruzados y aleatorizados.
Población de estudio: mayor de 10 participantes.
Fecha de publicación: posterior a 2005.
Idioma: inglés/español.
Acceso al texto completo.
Artículos con una puntuación en la escala PEDro ≥ 5, y ≥ 2 en la escala de JADAD.
4.3. Criterios de exclusión.
Estudios en los que no se evaluara factores de rendimiento (tales como fuerza,
velocidad, tiempo en pruebas, etc.).
4.4. Evaluación de la calidad metodológica.
Para evaluar la calidad de los estudios se han utilizado la Escala PEDro, y la Escala de JADAD.
La escala PEDro se trata de una rica fuente de información para guiar y ayudar en la toma de
decisiones en la práctica clínica basada en la evidencia. Es utilizada en estudios experimentales,
y evalúa la validez interna y presentación del análisis estadístico de los estudios, en función de
la presencia de indicadores de la calidad de evidencia (1 punto) o su ausencia (0 puntos).
Presenta un total de 11 ítems, sin embargo, el primero de ellos no se valora al influir tan solo en
la validez externa, siendo por tanto la puntuación máxima de 10. En cuanto a su fiabilidad,
cuenta con una variación del Kappa entre buena a excelente y el coeficiente de correlación de
interclase (CCI) de malo a excelente, como explica en su artículo de revisión Franciele Cascaes
da Silva19.
En la Tabla 1 se expone la puntuación alcanzada por los artículos utilizados en esta revisión
según la escala PEDro.
La escala JADAD se desarrolló para la evaluación independiente de la calidad de los ensayos
clínicos aleatorizados (ECAs). Tiene una puntuación total de 5, examinándose en ella
características relacionadas con la forma de aleatorización, el uso o de del doble-ciego, y la
recogida en el estudio de la pérdida de individuos. Su fiabilidad presenta una evidencia de
validez concurrente. Kappa reveló una fiabilidad de débil a excelente, mientras que el CCI varió
de satisfactorio a excelente, resumido también por Franciele Cascaes da Silva en su artículo19.
En la Tabla 2 se expone la puntuación alcanzada por los artículos utilizados en esta revisión
según la escala JADAD.
5. Síntesis de resultados.
Se realiza una búsqueda bibliográfica utilizando los descriptores ‘Ischemic preconditioning’,
‘performance’, ‘sport’ y ‘exercise’, combinándose con los operadores booleanos ‘AND’ y ‘OR’,
y se obtienen un total de 1.873 artículos, de los cuales 553 pertenecen a la base de datos
Pubmed, 590 a Web of Science (WOS), y 790 a la base Scopus. Tras la aplicación de los criterios
de inclusión (ser ensayo clínico aleatorizado, publicados desde el 2000, con acceso al texto
completo, ya sea en español o inglés), y eliminar los duplicados, quedando un total de 17
estudios para su revisión, 7 pertenecientes a Pubmed, 6 en Scopus, y 4 en WOS. De ellos, 3
fueron descartados de Pubmed (inaccesibles al texto completo), 4 de Scopus (2 por título y
resumen, 1 por inaccesibilidad al texto completo, y otro por no ser ensayo clínico aleatorizado),
y 2 en WOS (ambos por título y resumen).
Tras el cribado, se evaluó la calidad metodológica de los artículos, no eliminándose ningún
estudio por tal elemento, obteniendo por tanto un total de 9 artículos que pasarían a formar
parte de la revisión sistemática.
Las características de los estudios se encuentran detallados en la Tabla 3.
Según si la intervención buscaba su efecto a nivel local, o en una región a distancia, dividimos
los 9 artículos en dos grupos:
- Precondicionamiento isquémico en el rendimiento deportivo:
Bailey et al20 llevaron a cabo un ECCA en el que se comparaba la efectividad del PCI frente a un
procedimiento placebo, estudiándose su efecto en la acumulación de lactato y en el rendimiento
deportivo en carrera. En él, todos los participantes (n=13) pasan, de forma aleatoria, tanto por
el tratamiento experimental (PCI) como por el placebo. Tras la aplicación del tratamiento, los
participantes realizaron tres pruebas deportivas: la primera de ellas aumentaba, de forma
discontinua, la intensidad en ciclos, y era utilizada para medir posteriormente la acumulación de
lactato en sangre, así como el ritmo cardíaco, el esfuerzo percibido, y variables respiratorias; la
segunda era un test de máximo esfuerzo, en la que se medían los mismos parámetros que en la
prueba anterior; y en la tercera prueba, una contrarreloj de 5 km, se medía la velocidad, el ritmo
cardíaco y el esfuerzo percibido.
Los resultados muestran una acumulación de lactato, en quiénes recibieron IPC, menor tras la
primera prueba (P=0,154), además de mayor velocidad en la contrarreloj (P=0,038) y menor
esfuerzo percibido durante el primer kilómetro de dicha prueba (P=0,030). No hay cambios
reseñables durante la fuerza de máximo rendimiento.
De Groot et al21. tras su ECCA, en el que comparan el uso de PCI frente a un tratamiento control
(no hay intervención) en un grupo de ciclistas no profesionales (n=15). Tras recibir una u otra
intervención, son sometidos a una prueba de incremento gradual de la resistencia en un
cicloergómetro, en la que se miden tanto el consumo de oxígeno máximo, como la potencia
máxima producida, la ventilación, el ritmo cardíaco máximo, y la presión sanguínea post-
ejercicio.
Los resultados reflejan que el consumo de oxígeno fue significativamente mayor con PCI
(P=0,003), aumentando también la potencia máxima producida (P=0,05), sin existir más
diferencias en los demás parámetros.
Marocolo et al22. busca en su ECCA determinar si el beneficio conseguido con el PCI es producto
de un efecto placebo que surge en el deportista. Para ello realiza 3 intervenciones (PCI, placebo
y control, donde no hay tratamiento) en nadadores recreativos (n=15). Tras la intervención, los
participantes realizan una prueba cronometrada de 100m, encontrando en los resultados que
tanto el PCI como el placebo mejoraron el rendimiento frente a la intervención control (P=0,036
por el PCI y P=0,059 por el placebo), sin encontrar diferencias significativas entre ambos
procedimientos (P=0,076).
Gibson et al23. realizaron un ECCA con la intención de objetivar el efecto del PCI en una serie de
3 sprint. Para ello, comparan el tratamiento con PCI con un tratamiento placebo, y una
intervención control (no hay tratamiento) en deportistas de diferentes modalidades (n=25). En
la prueba sólo se toma como parámetro el tiempo.
En cuanto a los resultados, no encuentran diferencias significativas entre las condiciones para
cualquier intervalo del sprint (P>0,05), sin embargo, cuando se analiza por género, el PCI
demostró un estímulo negativo entre las mujeres participantes en 10m (ES=0,27), 20m (ES=0,57)
y 30m (ES=0,27).
En un segundo ECCA más tardío, Gibson et al18. buscan esta vez el efecto del PCI en sprints
realizados en un cicloergómetro. Para ello vuelven a comparar el PCI con un tratamiento
placebo, y una intervención control sin tratamiento en deportistas de diferentes modalidades
(n=16). En esta ocasión, el sprint se realiza en un cicloergómetro, donde llevan a cabo 5 ciclos
de una duración cada uno de 6 segundos. Las variables que miden en el estudio son la potencia
máxima, la potencia máxima relativa, la potencia total, el porcentaje de reducción, la
acumulación de lactato post-ejercicio, y el índice de esfuerzo percibido.
En los resultados no observaron ningún efecto significativo o interacción con el sexo tanto para
la potencia máxima como para la relativa (P>0,05). Por el contrario, sí hay un cambio moderado
(ES <1,2) en el lactato en sangre post-ejercicio en las mujeres.
- Precondicionamiento isquémico remoto en el rendimiento deportivo:
Barbosa et al.24 estudian mediante un ECCA si el PCIR es capaz de retrasar la aparición de fatiga
en un ejercicio realizado con handgrip, consistente en contracciones rápidas, a un ritmo de 60
ciclos de contracción-relajación/min, dictadas por un metrónomo. Se realizó el ejercicio hasta el
fallo. Para ello, lo compara con un tratamiento placebo en participantes sanos y físicamente
activos (n=13). Las variables que entran en el estudio son las tasas de contracción y relajación,
el tiempo hasta el agotamiento, la hemodinámica del antebrazo, donde miden el diámetro de la
arteria braquial y la velocidad de la circulación sanguínea, la desoxigenación, el ritmo cardíaco,
y por último la conductancia arterial. Como resultados obtienen que las tasas de contracción y
relajación mejoraron con el PCIR (P<0,05), así como también el tiempo que tarda en aparecer la
fatiga (P<0,05), la desoxigenación en el punto máximo de ejercicio (P<0,05), y la conductancia
arterial (P<0,05). En las demás variables no se aprecia una diferencia significativa tras la
aplicación de uno u otro método.
Bailey et al.25 Realizan un ECCA para estudiar si el PCIR puede prevenir la reducción de la función
del endotelio en la arteria braquial tras un ejercicio vigoroso. En el estudio comparan el efecto
de PCIR frente a la intervención placebo. Tras una u otra intervención, los participantes (n=13)
realizan una prueba de rendimiento máximo (5x3min a 10-14km/h) y una contrarreloj de 5km.
En la primera de ellas se mide la velocidad máxima, el ritmo cardíaco, el consumo de oxígeno, la
tasa de intercambio de gases, y el esfuerzo percibido postejercicio; en la segunda miden el
tiempo, el ritmo cardíaco, el esfuerzo percibido, y la función endotelial de la arteria braquial,
mediante su diámetro y la velocidad de circulación.
En la prueba de rendimiento máximo no se hay diferencias significativas en las variables
estudiadas, mientras que, en la prueba contrarreloj, observaron diferencias significativas en
cuanto al tiempo (P=0,027), mientras que en la función endotelial se observó que no existía
disminución tras el ejercicio con PCIR (P=0,60), la cual si estaba presente en el tratamiento
placebo (P=0,02).
St-Michel et al.26 llevan a cabo un ECCA buscando un efecto beneficioso para deportistas de alto
rendimiento, concretamente nadadores (n=18), mediante el uso del PCIR. Para ello, lo compara
con una intervención placebo, tras la que se realizaran dos pruebas: Una de rendimiento
máximo, donde se simula una prueba de competición y se miden tiempo, lactato en sangre (pre
y post ejercicio) y ritmo de brazada, y una prueba submáxima de 7x200m, con un incremento
progresivo de la velocidad, donde miden tiempo, ritmo cardíaco, lactato en sangre y ritmo de
brazada. Los resultados arrojan que no existe beneficio en ninguno de los parámetros estudiados
en la prueba submáxima, pero sí en la prueba de competición, donde el PCIR tiene una mejora
en los tiempos de natación competitivos (P = 0,04), y mejor marca personal (P = 0,02), sin
incremento de lactato en sangre ni ritmo cardíaco (P = 0,96). También hay un aumento, aunque
no estadísticamente significativo en el número de brazadas (P=0,12). Cabe destacar que el
beneficio se produce tanto en sujetos que compiten a nivel nacional, como internacional, por lo
que el rendimiento previo no interfiere en el estudio.
Lalonde et al.27 realizan un ECCA investigando si el PCIR puede mejorar el rendimiento
anaeróbico en deportistas amateurs y estudiantes de la Universidad de Montreal (n=15). Para
ello, los participantes reciben tanto PCIR como un tratamiento placebo, realizando después dos
pruebas: La primera, una serie de sprints (6x6s) donde va aumentando la carga corporal,
denominada prueba aláctica anaeróbica; y la segunda el Test de Wingate. En ambas se miden
los mismos parámetros, media de W producidos, potencia mínima y máxima, índice de fatiga,
esfuerzo percibido, relación entre peso/potencia media, y tiempo para llegar al pico de potencia,
además de una escala de dolor ante intervenciones. Los resultados para la prueba aláctica
anaeróbica no asocian el PCIR con aumento significativo de la potencia máxima (P=0,379) ni
índice de fatiga (P=0,393), así como tampoco con descenso del esfuerzo percibido (P=0.067), en
comparación con el placebo. Los demás índices permanecen prácticamente idénticos, sin
embargo, en el Test de Wingate sí es asociada con un aumento, aunque no significativo, en el
poder de potencia media (P=0.079) y en potencia máxima (P=0.208), además disminuye el
esfuerzo percibido (P=0.123). En cuanto a la escala de dolor, ante el PCIR el dolor percibido
media fue de 4,36 / 10 con (±1,29), mientras que en el placebo todos los puntuaron con un 0/10.
6. Discusión.
Tanto el precondicionamiento isquémico local como el remoto tienen una amplia literatura en
la que se describen sus efectos ante patologías orgánicas, presentando, en unas ocasiones, una
evidencia clara ante su beneficio, y en otras, una necesidad de mayor investigación y recursos
para conseguir discernir si es un método beneficioso, o no presenta ningún efecto positivo
remarcable.
En el ámbito deportivo, ambos procedimientos son ‘novedosos’ y poco conocidos, por lo que
presentan una dificultad añadida a la hora de su estudio. En los últimos 15 años se ha producido
un aumento del esfuerzo en la búsqueda de su efecto en el rendimiento, tanto en deportistas
de élite, como estudian St-Michel et al26, como en personas que practican el deporte como
forma de ocio, como ocurre en el estudio de De Groot et al21. Cabe destacar la diversidad de
modalidades deportivas incluidas en la revisión (carrera, natación, ciclismo y fuerza).
Uno de los parámetros estudiados en varios de los artículos es la acumulación de lactato en
sangre. Bailey et al20 ponen de manifiesto una disminución del lactato en sangre tras el
protocolo de PCI en un ejercicio con incremento a ciclos de la intensidad, no viéndose reflejada
dicha disminución en el ejercicio de rendimiento máximo. Dicho descenso podría obedecer a
varios mecanismos que no quedan claros en este estudio, como podría ser tanto una mejora en
la función vascular, permitiendo una regulación del flujo que eliminaría más eficazmente el
lactato, como una menor producción de lactato producida por una mejor eficiencia del uso del
ATP en el músculo. Gibson et al18 también miden este parámetro en su estudio, encontrando un
descenso en su acumulación, pero sólo significativo en la población femenina del estudio, algo
a lo que Gibson y su equipo no buscan explicación. Por el contrario, si lanzan hipótesis acerca de
por qué ocurre el efecto en una actividad de corta duración (menos de 60s), argumentando una
mayor vasodilatación tras el PCI, el cual facilita el suministro sanguíneo mediante vías
anaerobias, así como un menor gasto de ATP por vía anaeróbica. Por otra parte, el estudio de
De Groot el al21 no muestra un descenso similar al encontrado en los dos artículos anteriores, si
no que presenta medición similar tras aplicar PCI/Placebo. Esto puede deberse a la diferencia
que existe entre la actividad llevaba a cabo en este estudio, donde va aumentando cíclicamente
la resistencia mediante un cicloergómetro, con los otros, donde no hay una resistencia externa
que vencer, con el consecuente ‘menor’ esfuerzo y reclutamiento de fibras.
En cuanto al protocolo de PCIR y su relación con el lactato en sangre post-ejercicio, St-Michel et
al26 encuentran también una disminución del lactato post-ejercicio en nadadores profesionales,
aunque en este estudio aparece en la prueba de competición (100-200m), y no en la prueba
submáxima, algo que suponen ocurrido por una mejora de metabolismo mitocondrial.
En cuanto a las variables que ‘miden’ el rendimiento deportivo de forma más concisa,
encontramos el tiempo/velocidad, el consumo de oxígeno y otras variables respiratorias, y la
capacidad de generar potencia por parte del participante. Estas mediciones son realizadas en la
mayoría de los artículos de esta revisión, encontrando disparidad de resultados.
St-Michel et al26 toman como variables el tiempo y el ritmo de brazada que presentan los
nadadores profesionales tras recibir PCIR, tanto en una prueba de competición, como en una
prueba submáxima, hallando mejoría significativa en la prueba de competición (0,7s de mejora
promedio). Su hipótesis de que, en un ejercicio de alta intensidad y corta duración (ej. prueba
de competición), podía asemejar las características ante las que el PCIR se mostraba eficiente
en la clínica (hipoxia) resultaron aparentemente correctas. Esta mejoría en tiempos se vio
acompañada de un mayor ritmo de brazada, y el descenso de acumulación láctica anteriormente
citado, algo que, sin embargo, no se ve traducido en un mayor ritmo cardíaco. Esta mejoría
puede deberse a que durante el ejercicio máximo se produce un aporte de energía tanto
aeróbico como anaeróbico, ante lo que puede especularse que especula que el PCIR produce
una absorción más rápida de la Acetil-CoA (producto glucólisis), manteniendo una acumulación
estable de lactato, y contribuyendo en una mejor generación anaerobia de ATP.
Siguiendo la misma tesitura tenemos el estudio de Marocolo et al22, que evidencia una mejoría
en cuanto al tiempo en una prueba de competición (100m), esta vez con un protocolo de PCI.
Sin embargo, es reseñable que la mejoría existe tanto en el procedimiento placebo como en el
experimental con respecto al control, sugiriendo la posibilidad de que la mejora en el
rendimiento sea producto de una sugestión en el deportista, además, al no realizar un control
de otros parámetros, como el ritmo cardíaco o la acumulación de lactato post-ejercicio, no se
puede discernir si es esa la verdadera causa de la no diferencia, o es que el PCI es menos efectivo
en distancias cortas que el PCIR, una hipótesis que se ve reforzada por Gibson et al23, donde el
PCI no sólo no mejora el rendimiento en una carrera de 30m, sino que tiene un efecto adverso
en la población femenina del estudio, algo que puede ser producto de la menor circunferencia
muscular, afectando quizá la isquemia de una forma diferente a un músculo con una
circunferencia mayor, por lo que sería interesante estudiar si debería adaptarse la presión
ejercida para conseguir la isquemia con el volumen muscular del participante.
Por otra parte tenemos el estudio de Bailey et al20, donde se observa una mejora de la velocidad
en una carrera de media distancia (contrarreloj 5km) tras aplicar PCI, acompañado de un
descenso del esfuerzo percibido en el primer kilómetro de la prueba, algo presente también en
su otro estudio 25 donde aplica PCIR, hallando una mejoría similar ante una prueba de las mismas
características (contrarreloj 5km), donde se consigue un efecto favorable en la velocidad, sin
mermar la función endotelial, algo que si ocurre tras aplicar placebo, pudiendo relacionar dicho
efecto con una mejora en la función vascular tanto coronaria como periférica que presenta el
PCIR.
Centrados en la capacidad de generar potencia, encontramos los trabajos de Lalonde et al27,
Gibson et al18 y De Groot et al21. En el estudio de Lalonde et al27 no se aprecia una mejora
significativa para la potencia generada en ninguna de las dos pruebas realizadas (Test de
Wingate y series de sprint) en cicloergómetro, algo sí apreciable por De Groot el al21, donde,
tras aplicar el procedimiento de PCI, se observa una diferencia significativa entre el pico de
potencia generado por el participante, algo relacionado íntimamente con el mayor consumo de
oxígeno que se produce tras dicho procedimiento, ante lo que lanzan la hipótesis de una mejora
en la función vascular, generada por una activación de los canales 𝐾𝐴𝑇𝑃, y una mayor liberación
de adenosina, así como una mejora en la función mitocondrial que ayuda a la contracción
muscular. En el estudio de Gibson et al18 no se aprecia mayor potencia tras el PCI, sin embargo,
si relata una disminución del lactato post-ejercicio, algo que puede sugerir que la intervención
facilita una mayor contribución de las vías aeróbicas, y mejor preservación del ATP generado por
glucólisis.
Por último, Barbosa et al24 hace hincapié en el efecto del PCIR en la contracción/relajación hasta
el agotamiento muscular, así como su influencia en la desoxigenación, el ritmo cardíaco,
conductancia arterial, y la hemodinámica del antebrazo, hallando una mejora en el rendimiento
que no se ve reflejada en un aumento del flujo sanguíneo ni transporte de oxígeno, pudiendo
ser fruto de una mejora de metabolismo mitocondrial.
6.1. Limitaciones.
Las limitaciones encontradas se relacionan con la falta de ensayos clínicos controlados-
aleatorizados que aborden estos protocolos, utilizándose en su lugar ensayos clínicos cruzados-
aleatorizados, de una menor calidad clínica, así como la falta de homogeneidad en cuanto a las
variables estudiadas, dificultando la llegada a unas conclusiones estrictas. El idioma también es
objeto de limitación, ya que al excluir estudios fuera del inglés/español, puede perderse
información valiosa en otros idiomas.
7. Conclusión.
En resumen, tanto el precondicionamiento isquémico local como el remoto presentan
controversia a la hora de especificar unos beneficios claros y concisos. En 7 de los 9 artículos se
produce una mejoría en alguno de los parámetros medidos tras realizar uno u otro tratamiento,
sin embargo, es difícil llegar a extraer conclusiones absolutas.
No puede asegurarse con total seguridad su efecto en una producción menor/eliminación más
eficaz del lactato en sangre post-ejercicio, aunque sí hay indicios de que ambos procedimientos
ayudan en este aspecto, ya sea mejorando la vascularización, como la eficiencia de uso del ATP
por parte del músculo.
En cuanto al rendimiento medido como tiempo, velocidad, potencia, etc., hay resultados
contradictorios, de los que sin embargo podemos extraer un potencial beneficio del
precondicionamiento local en pruebas de una distancia media-larga, y del remoto tanto en
pruebas de resistencia como de velocidad. En cuanto a la potencia, no hay suficiente evidencia
que permita pensar que alguno de los procedimientos la mejora.
También puede observarse la aparente diferencia que presentan los procedimientos
dependiendo del género, algo que no está del todo claro por qué ocurre.
Debido a esta falta de consenso y al posible potencial de ambas técnicas, sería necesario llevar
a cabo una investigación más profunda de los mecanismos que actúan en ambos métodos en
relación con el deporte, así como focalizarse en la búsqueda de un protocolo que presente
beneficios en la amplia mayoría de población y género.
8. Anexos.
8.1. Tabla 1. Evaluación de artículos por escala PEDro.
Asignación
aleatoria
Ocultación
de la
asignación
Grupos homogéneo
s al inicio
Cegamiento de
participantes
Cegamiento de los
terapeutas
Cegamiento de los
evaluadores
Seguimiento adecuado
Análisis por
intención de tratar
Comparación
entre
grupos
Variabilidad y puntos
estimados
Puntuación total
Bailey et al. 2012. (20)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SI SÍ SÍ SÍ 7
Gibson et al. 2013. (23)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ 7
St-Michel et al. 2011. (26)
SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ 9
Lalonde et al. 2015. (27)
SÍ SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ 8
De Groot et al. 2009. (21)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ 7
Bailey et al. 2012. (25)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ 8
Marocolo et al. 2015. (22)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ 7
Barbosa et al. 2014. (24)
SÍ SÍ SÍ SÍ NO SÍ SÍ SÍ SÍ SÍ 9
Gibson et al. 2014. (18)
SÍ NO SÍ SÍ NO NO SÍ SÍ SÍ SÍ 7
8.2. Tabla 2. Evaluación de artículos según escala de JADAD.
¿El estudio se describe
como aleatorizado (o randomizado)?
¿Se describe el método utilizado para generar la
secuencia de aleatorización y este método es adecuado?
¿El estudio se describe como doble ciego?
¿Se describe el método de enmascaramiento (o cegamiento) y
este método es adecuado?
¿Hay una descripción de las pérdidas de seguimiento y
los abandonos?
Puntuación total
Bailey et al. (20) 2012.
SÍ NO NO SÍ SÍ 3/5
Gibson et al. (23). 2013.
SÍ NO NO NO SÍ 2/5
St-Michel et al. (26). 2011.
SÍ SÍ SÍ NO SÍ 4/5
Lalonde et al. (26) 2015.
SÍ SÍ NO NO SÍ 3/5
De Groot et al. (21) 2009.
SÍ SÍ NO NO SÍ 3/5
Bailey et al. (25) 2012.
SÍ NO NO NO SÍ 2/5
Marocolo et al. (22). 2015.
SÍ NO SÍ NO SÍ 3/5
Barbosa et al. (24) 2014.
SÍ NO SÍ SÍ SÍ 4/5
Gibson et al. (18) 2014.
SÍ NO NO NO SÍ 2/5
8.3. Tabla resumen de artículos.
Estudios Participantes Diseño de estudios Intervención Variables de estudio Instrumentos de medida
Resultados
St-Michel et al. (26) 2011.
N=18. (Prueba máxima de competición). N = 16 (Prueba submáxima de incremento a intervalos) Nadadores profesionales, de entre 13 y 27 años.
ECCA. Dos grupos en ejercicio submáximo: Grupo control: n=8. Grupo experimental: n=8. Tras una semana, los grupos reciben el tratamiento contrario Dos grupos en ejercicio máximo: Grupo control: n= 11. Grupo experimental: n=7. Tras una semana, los grupos reciben el tratamiento contrario.
Grupo experimental (PCIR): 4 ciclos x 5 min de isquemia pre-ejercicio en miembro superiores (a una presión de 15 mm Hg mayor que la presión arterial sistólica), con 5 min de reperfusión entre ciclos Grupo control: Mismo procedimiento, con 10mm Hg de presión.
Prueba de competición: Atleta elige distancia a nadar, 100m (n=16) o 200m (n=2). Se mide: - Tiempo. - Lactato en sangre (antes y después) - Ritmo cardíaco. - Ritmo de brazada. Prueba submáxima de incremento a intervalos: 7x200m, incrementando la velocidad en cada intervalo. Se mide: - Tiempo. - Ritmo cardíaco. - Lactato en sangre. - Ritmo de brazada.
Ritmo cardíaco: Instrumento de medida de pulsaciones RS 800; Polar Electro, Inc., Kempele, Finlandia. Lactato en sangre: Lactate Pro LT-1710 Analyzer
Prueba submáxima de incremento a intervalos: PCIR: No se demostró efecto significativo en cualquiera de los indicadores de rendimiento. Prueba de competición: - PCIR: Mejora promedio de 0’70s en tiempos de natación competitivos (P = 0,04), y mejor marca personal (P = 0,02), sin incremento de lactato en sangre ni ritmo cardíaco (P = 0,96). Aumento no estadísticamente significativo en el número de brazadas (P=0,12). El nivel del sujeto (nacional vs internacional) no afectó a la asociación entre PCIR y mejora.
De Groot et al. (21) 2009.
N=15. 12 hombres y 3 mujeres ciclistas no profesionales. Edad media de 27,2 años.
ECCA. Dos grupos (n=8, y n=7) reciben al comienzo PCI/Control, invirtiendo después la intervención. Separación de una semana entre ambos tratamientos.
- PCI: 3 ciclos x 5 min en cada muslo (a presión de 220mm Hg), con una reperfusión de 5 min. - Control: No hay tratamiento. 5 minutos después del tratamiento, prueba de ciclismo con 4 incrementos, realizada en cicloergómetro: 1º nivel a 40 W x 4 min. 2º nivel a 100W x 4 min. 3º nivel a 150W x 4 min. 4º nivel: Subida de 20W/min hasta agotamiento.
- VO2 máxima (ml/kg*min). - Máxima potencia producida (W). - Ventilación (l/min) - Ritmo cardíaco máximo (ppm) - Presión sanguínea post-ejercicio. - Concentración de lactato en sangre.
- Variables respiratorias: Oxycon IV, Jaeger, Alemania. - Ritmo cardíaco: Cardiotest EK 41, Depex, Países Bajos. - Concentración lactato en sangre: Roche Diagnostics GmbH, Alemania.
El consumo de oxígeno fue significativamente mayor con PCI (P=0,003), aumentando también la potencia máxima producida (P=0,05). Los demás parámetros no muestran diferencias significativas tras ambos tratamientos.
Estudios Participantes Diseño de estudios Intervención Variables de estudio Instrumentos de medida
Resultados
Lalonde et al. (27) 2015.
N = 15. Estudiantes sanos de la Universidad de Montreal, y atletas amateurs, edad media 28,5 años.
ECCA. 2 grupos. Reciben al comienzo PCIR/Placebo, invirtiendo después la intervención. Pasa 1 semana intervenciones.
PCIR: 4 ciclos x 5 min de isquemia en brazo derecho (a presión de 50mm Hg mayor a la presión sistólica), con 5 min de reperfusión. Placebo: Mismo procedimiento, con 10 mm HG de presión. Prueba aláctica anaeróbica: 6 sprint 6 s en: 0.9, 1.0, 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4Nm/kg de peso corporal. 2 min de reposo entre pruebas. Test Wingate: 30 s de sprint a 0,8 Nm/ kg de peso corporal en hombres y 0,77 Nm/ kg de peso corporal en mujeres.
- Prueba aláctica anaeróbica. - Test de Wingate. En ambas se mide: - Media de W producidos. (W) - Potencia máxima. (W) - Potencia mínima (W) - Índice de fatiga. (W/S) - Esfuerzo percibido. - Tiempo para llegar a pico de potencia. (S) - Relación entre peso y potencia media. (W/Kg) - Consistencia. (W/Kg) - Escala de dolor en el PCIR y placebo.
- Para ambas pruebas: - Cicloergómetro electromagnético (parámetros de potencia). - Escala de Borg (esfuero percibido). - Escala 0-10 (dolor)
Prueba aláctica anaeróbica: - PCIR: No se asocia con aumento de potencia máxima (P=0,379) ni índice de fatiga (P=0,393), así como tampoco con descenso del esfuerzo percibido (P=0.067), en comparación con el placebo. Los demás índices permanecen prácticamente idénticos. Test de Wingate: - PCIR: Se asoció con un aumento no significativo en el poder de potencia media (P=0.079) y en potencia máxima (P=0.208) y disminuye en el esfuerzo percibido (P=0.123). Escala de dolor: El dolor percibido media fue de 4,36 / 10 con (±1,29). Todos los participantes calificaron 0 de 10 en la escala de dolor para la intervención simulada.
Marocolo et al. (22) 2015.
N=15. Nadadores competitivos a nivel recreativo. Edad media de 21,1 años.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatoria, por el tratamiento experimental (PCI), el placebo, y el control. Pasan entre 3 y 5 días entre cada tratamiento.
Grupo experimental: 3 ciclos x 5 min de isquemia en cada brazo (a presión de 220mm Hg), seguidos de 5 min de reperfusión tras cada ciclo. Grupo placebo: Mismo procedimiento, con 20mm HG de presión. Grupo control: No intervención. Tras tto, 5 minutos de calentamiento, y prueba de tiempo en 100m.
- Tiempo. Cronómetro manual: SEIKO S141-300, Japón
El PCI mejoró el rendimiento (P=0,036) en comparación con el tto. control, reduciendo el tiempo en 1,1s de media en 12 de los 15 participantes. El placebo también mejoro el rendimiento (P=0,059) en comparación con tto control, reduciendo el tiempo una media de 0,7s en 10 de los 15 participantes. No hay diferencias significativas entre PCI y placebo (P=0,76).
Estudios Participantes Diseño de estudios Intervención Variables de estudio Instrumentos de medida
Resultados
Gibson et al. 2014.
N=16. 7 hombres y 9 mujeres con un pasado con galones en fútbol, hockey hierba y rugby. Edad media de 24,1 años.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatoria, por el tratamiento experimental (PCI), el placebo, y el control.
Grupo experimental: 3 ciclos x 5 min de isquemia en cada muslo (a presión de 220 mm Hg), seguidos de 5 min de reperfusión tras cada ciclo. Grupo placebo: Mismo procedimiento con 50mm Hg de presión. Grupo control: No hay intervención. Después del tratamiento, realizaron un calentamiento seguido de 5×6s sprint en un cicloergómetro, contra una carga externa del 7,5% de la masa corporal.
- Potencia máxima. - Potencia máxima relativa (W/kg). - Potencia total. - Porcentaje de reducción. - Lactato en sangre post-ejercicio. - Índice de esfuerzo percibido.
- Potencia: Cicloergómetro. - Lactato en sangre: Lactate Pro analyser (ArkrayInc, Kyoto, Japón)
No se observó ningún efecto significativo principal o interacción con el sexo para la potencia máxima o potencia máxima relativa (P>0,05). Los tamaños del efecto calculados se clasificaron como triviales (ES < 0,2) para la potencia máxima, la potencia total, la potencia máxima relativa, el porcentaje de reducción, y el índice de esfuerzo percibido. Hay un cambio moderado (ES <1,2) en el lactato en sangre post-ejercicio en las mujeres.
Bailey et al. (20) 2012.
N=13. Hombres sanos y moderadamente entrenados. Edad media de 25 años.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatorizada, por un tratamiento experimental (PCI) y un tratamiento placebo.
- Tratamiento experimental: 4 ciclos x 5 min de isquemia en la parte superior del muslo (a presión de 220mm Hg), con 5 min de reperfusión. - Tratamiento placebo: Mismo procedimiento, a 20mm Hg de presión.
Prueba de incremento de velocidad y prueba de rendimiento: - Acumulación de lactato en sangre. - Ritmo cardíaco. - Consumo de oxígeno. - Ventilación. - Tasa de intercambio respiratorio. - Esfuerzo percibido. Contrarreloj de 5km: - Velocidad. - Ritmo cardíaco. - Esfuerzo percibido.
- Lactato en sangre: Randox Daytona, Crumlin Co Antrim, Reino Unido. -Variables respiratorias: Oxycon IV; Viasys, Jaeger, Alemania. - Ritmo cardíaco: RS800; Polar, Kempele, Finland -Esfuerzo percibido: Escala de Borg.
Prueba de incremento discontinuo de velocidad: No hubo diferencias en los parámetros estudiados, excepto en la acumulación de lactato, donde se percibió una acumulación menor tras PCI (P=0.154). Prueba de rendimiento máximo: No hay diferencias en ninguno de los parámetros estudiados. Contrarreloj de 5km: La velocidad fue algo mayor tras PCI (P=0,038), así como disminuyó el esfuerzo percibido durante los primeros 1000m (P=0,030). El ritmo cardíaco aumento de forma equitativa en ambas.
Estudios Participantes Diseño de estudios Intervención Variables de estudio Instrumentos de medida
Resultados
Gibson et al. (18) 2013.
N=25. 16 hombres y 9 mujeres con un pasado reconocido en fútbol, hockey hierba o rugby.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatoria, por el tratamiento experimental (PCI), el placebo, y el control. Pasan menos de 7 días entre cada tratamiento.
Tratamiento experimental: 3 ciclos x 5 min de isquemia en parte superior de cada muslo (a presión de 220 mm Hg), seguidos de 5 min de reperfusión tras cada ciclo. Tratamiento placebo: Mismo procedimiento, a 50mm Hg de presión. Tratamiento control: No hay intervención. Tras tto, calentamiento seguido de 3 sprint máximos de 30 m, intercalados con descanso de 1 min.
- Tiempo (a los 10m, 20m y 30m).
- Puertas de cronometraje electrónico. Smartspeed, Fusion Sport, Australia.
No se observaron diferencias significativas entre las condiciones para cualquier intervalo del sprint (P>0,05). Los tamaños del efecto calculados se clasificaron como triviales (ES <0,2). Cuando se analiza por género, el PCI demostró un estímulo negativo entre las mujeres participantes en 10m (ES=0,27), 20m (ES=0,57) y 30m (ES=0,27).
Bailey et al. (25) 2012.
N=13. Hombres sanos y moderadamente entrenados. Edad media de 25 años.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatorizada, por un tratamiento experimental (PCIR) y un tratamiento placebo. Separación de 5-7 días entre ambos tratamientos.
- Tratamiento experimental: 4 ciclos x 5 min de isquemia en la parte superior del muslo (a presión de 220mm Hg), con 5 min de reperfusión. - Tratamiento placebo: Mismo procedimiento, a 20mm Hg de presión. Tras tto, los participantes realizaron una prueba de rendimiento máximo (5x3min a 10-14km/h) y una contrarreloj de 5km.
Prueba de rendimiento máximo: - Velocidad máxima. - Ritmo cardíaco. - Consumo de oxígeno. - Tasa de intercambio de gases. - Esfuerzo percibido postejercicio. Contrarreloj de 5km: - Tiempo. - Ritmo cardíaco. - Esfuerzo percibido. - Función endotelial de la arteria braquial (diámetro y velocidad de circulación).
- Variables respiratoria: Oxycon IV; Viasys, Jaeger, Alemania. - Ritmo cardíaco: RS800; Polar, Kempele, Finlandia. -Esfuerzo percibido: Escala de Borg. -Función endotelial: Ultrasonidos de alta resolución (T3000; Terason, Burlington, MA).
No se encontraron diferencias en el rendimiento de ejercicio máximo en cuanto a velocidad (P=0,957) la frecuencia cardíaca máxima (P=0,742), el consumo máximo de oxígeno (P=0,258) ni el esfuerzo percibido (P=1,00). En cuanto a la contrarreloj, se encontraron diferencias en cuanto al tiempo (P=0,027), mientras que en la función endotelial no se encontró una disminución de la función (P=0,60), si estando presente en el tratamiento placebo (P=0,02).
Estudios Participantes Diseño de estudios Intervención Variables de estudio Instrumentos de medida
Resultados
Barbosa et al. (24) 2014.
N=13. Hombres sanos y físicamente activos. Edad media de 25 años.
ECCA. Todos los participantes pasan, de forma aleatoria, por un tratamiento experimental (PCIR) y uno control. Separación de 5 días entre ambos tratamientos.
Tratamiento experimental: 3 ciclos x 5 min de isquemia en muslo (a presión de 200mm HG), con reperfusión de 5 min. Tratamiento control: Mismo procedimiento, a presión de 10mm Hg. Tras tto, los sujetos realizaron una contracción máxima con la mano dominante. Apretaron un dinamómetro conectado a un sistema de adquisición de datos durante 2-3s. Tras ello, realizaron contracciones rápidas con handgrip, a un ritmo de 60 ciclos de contracción-relajación/min, dictadas por un metrónomo. Se realizó el ejercicio hasta el fallo (40% de la contracción máxima).
- Tasas de contracción (ΔF/Δt) y relajación (−ΔF/Δt). - Tiempo hasta agotamiento. - Hemodinámica del antebrazo (diámetro de la arteria braquial y velocidad de circulación sanguínea). - Desoxigenación. (Desoxi- Hb+Mb) - Ritmo cardíaco. - Conductancia arterial (Flujo sanguíneo/presión arterial media)
- Ritmo cardíaco: Mediante ECG (Finometer Pro, Finapres Medical Systems BV). - Hemodinámica del antebrazo: Usando ultrasonido Doppler dúplex (Vivid 7, GE Medical Systems) - Desoxigenación: Una sonda (Standard Rigid Sensor, ISS Inc., Champaign, Illinois, USA) y un espectófotometro (Oxiplex TS, ISS Inc) - Tasa contracción y relajación: Metrónomo.
Las tasas de contracción (P<0,05) y relajación (P<0,05) aumentaron con el PCIR, así como aumentó el tiempo hasta el agotamiento (P<0,05), la desoxigenación en el punto máximo de ejercicio (P<0,05), y la conductancia arterial (P<0,05). En cuanto a las demás variables (ritmo cardíaco y hemodinámica) no presentaron diferencias entre PCIR y control (P>0,05).
ECCA (ensayo clínico cruzado aleatorizado), TTO (tratamiento), PCIR (precondicionamiento isquémico remoto), PCI (precondicionamiento isquémico), ES (tamaño del efecto), 𝐕𝐎𝟐 (consumo de oxígeno).
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