09. La música tradicional de Chile. Manuel Dannemann

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LA MUSICA TRADICIONAL DE CHILEManuel DannemannPresidente de la Comisin chilena del IADAP

INTRODUCCION HISTORICA A LA MUSICA ABORIGEN y FOLKLORICA DE CHILE

La Msica AborigenPara formular una sntesis histrica-orgnica y sistemtica de la msica indgena correspondiente al actual territorio chileno, sealar tres distintos grados de ella, en relacin con su localizacin geogrfica. A. Extinguida en su funcin cultural y slo conocida documentalmente por medio de recolecciones hechas en las postrimeras de su existencia. Comprende la denominada patagnica, en particular la tehuelche, y la llamada fueguina , subdividida en ona, alacalufe y yagana, ambas del extremo sur del pas. Carecemos de testimonios del lenguaje musical de otros pescadores y cazadores nmadas, como los uros, del norte; los changos, que habitaron hasta el centro, y los chonos, pobladores de gran parte del litoral de la zona de Aisn; as como tambin de las cultura preagrcolas de las regiones de Arica, Pisagua y Taltal, y de los diaguitas, pertenecientes a la zonas que se extiende desde la provincia de Atacama hasta la de Coquimbo. No obstante, de todos estos pueblos de tipo primordial, nivel del cual hay que exceptuar el ltimo e incluir en l a los aludidos ncleos patagnicos y fueguinos, se conocen muestras de su patrimonio organogrfico, gracias a descubrimientos arqueolgicos y estudios etnogrficos, los que destacan, entre los idi fonos, diversos tipos de campanas de madera o de cobre en todo el norte; entre los

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membranfonos, algunos tambores, tambin nortinos, con cuerpo de madera o hueso; entre los aerfonos, flautas comunes y flautas de pan, construidas de piedra, hueso, caa; con una dispersin que abarca desde la Regin de Tarapac hasta la de Arauco; adems de silbatos y ocarinas diaguitas, de roca blanda los primeros y de piedra o greda las segundas. B. De dbil vigencia y escasa frecuencia de uso, mantenidas principalmente por pequeos grupos, en su mayora familiares, de slidas costumbres tradicionales. Est representada por expresiones atacameas de las localidades de Peine y Socaire, en la II Regin, y por las de Isla de Pascua, en nuestros das cultivadas tanto en sta como en la ciudad de Valparaso. o considerable vigencia y de gran repercusin social comunitaria. En esta situacin se halla la msica andina propagada por las culturas de lengua aymara y quechua, en la 1 Regin, y asimismo la mapuche y la huilliche, que se practican desde las zonas de Arauco y Bo-Bo ~-=::::::::~ hasta la de Llanquihue, prolongndose parcialmente la segunda a la regin de Chilo, sin que tengamos vestigios puros de la picunche, presuntamente implcita en acompaamientos instrumentales folklricos, como observar en su oportunidad.

Respecto de este tercer grado, hay que indicar la coexistencia de una conservacin de factores autctonos y de una trasculturacin cada vez ms intensa y acelerada, la ltima de las cuales marca el trnsito de la msica aborigen a la folklrica, proceso al que me referir ms adelante.

La Msica FolklricoTres corrientes tnico-culturales han participado en la formacin de la msica folklrica chilena: la europea, con ostensible preeminencia de la hispnica, de acuerdo con la magnitud, cantidad y diseminacin nacional de sta, cuyo ms profundo aporte al cancionero criollo se prod ujo con la penetracin de elementos prorrenacentistas, como se aprecia eri la supervivencia de romances y de especies juglarescas que utilizan la dcima cantada con caractersticas modales. ' Una derivacin de este caudaloso acervo espaol en su trayectoria de mestizaje es la irradiacin folklrica hispanoamericana de este siglo, consolidada en Chile hacia 1950, muy especficamente con el baile mexicano del corrido, en la actualidad de dispersin nacional, y con el malambo argentino, transferido a lugares de Antofagasta, Aisn y Magallanes, ambas especies coreogrficas ya refolklorizadas. Secundariamente, aparece la contribucin francesa, a fmes del siglo XVIII y comienzos del XIX, sobre todo en materia de bailes descendientes de la gavota y del minuet, como es el caso del cuando, hoy en desuso. La inglesa, que, por va

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espaola, ha bra in tro du cido en Ch ile, a pri n ci p ios del siglo XIX, la forma de con t r a danza, que perdura con el cielito y la pericona. La alemana, a partir de mediados del mismo siglo XIX, en virtud de la colonizacin d e las zonas de Valdivia, Os orn o y Llanquihu e, y la cual se trasunta en cantos cor ales festivos propios de reuniones o excursiones de compa er os de estudio o trabajo, y que, probablemente, es la causante de la llamada polca alemana en la zona central, debido a cauces an no determinado s. Y la yugoslava, principalment e en la ciudad de Punta Ar e n a s , Regin de Ma gallanes, de pequeas consecu encias folkricas; y cuyo mejor ejemp lo es la cancin Tamo Daleko. La segunda corriente en la aborigen am eric ana. En ella sobresale la intervencin incaica, reflejada en numerosos tipos de cantos y danzas, con su respectivo acompaamiento in strumental, de gran fuerza en la Regin Tarapac, que decrece , hasta desa parecer, en la de Antofagasta . De mucho menor ndice cuantitativo es la ingerencia picunchemapuche, dem ostrada con la ejecucin de la pitilca menfona, fo1klorizada como fla uta, pito o pfano, principalmente en las zonas de Coquimbo, Acon-

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cagua y Valparaso, y presente adems -slo la mapuche- en la coreografa y desempe o instrumental de la fiesta de Indios de Lora, Provincia de

Curic.

En tercer trmin o se en cu en t r a la exigua partici pacin negra , cu yas nicas manifestaciones palmarias perviven en el no mbre y movimientos coreogrficos peculiares de las confradas de Morenos, que concurren a las festividades de santuarios de romera en el norte, y en el estilo de canto responsorial de la especie cucult del pueblo de Putre, en la Provincia de Parinacota..

fORMAS PRINCIPALES DE LA MUSICA INDIGENA y fOLKLORICA DE CHILEMsica IndgenaSiguiendo el orden del captulo primero, recordar que las manifestaciones musicales teh uelches ms representativas eran las relacionadas con el nacimiento, la boda y la muerte, junto con las ocasionales ejecuciones de celo, arco mu sical con portacuerdas de madera, dotado de una sola cuerda de crin de caballo e imp lemen t o frotador de hueso de cndor o de guanaco.

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La extensin de estas canciones es breve, con melodas simples que tienden a la trifona y tetrafona, en un mbito usual de 5a. o de 6a., con vigoroso estilo reiterativo y frecuentes ir regularidades mtricas. La temtica de los cantos fueguinos tiene claras afmidades con la de los tehuelches, de a cu er do con la general y decidida actitud aborigen de interpretar musicalmente las circun stancias trascenden tales de la vid a, lo que se comprueba con los cantos de los curanderos onas, con los funerarios de los yaga nes y con los de trabajo de los alacalufes, complementados por los de mer a entretencin. Sin embarg o, los yaganes denotaron una fuert e inclinacin por la s danzas y cantos imitativos zoomrficos, las ms de la s veces de ndole tot mica, la que no fue yaganes distin tiva de los tehuelches. Por otra parte, no emplearon el arco musical, as como tampoco los dos conglome r a dos fueguinos restante s y, en u n sentido estricto, se dira que carecieron de una organografa sujet a a normas de construccin artesanal-acstica, pero es in negable que utilizaron tradicionalmente rudimen tarios in str u men t os, como los baston es de mad er a para golpear el suelo en da n zas de ceremoniales de defuncin, o los silbatos de los nios hechos con un hue so o un can de pluma de ave. En sntesis, los can tos fueg uinos presen tan comnmente una mor fologa

basada sobre un solo motivo, con mayor o menor desarrollo de pequeos elementos que se aaden a l; habituales inclusiones complementarias de recitados; un estilo vocal enftico, una rtmica dinmica , un mbito reducido de 2a. o 3a.; pero en las canciones onas alcanza a una 5a. y hasta a una 8a., diferencia a la que se suman una emisin de voz fragmentada, con pulsacin continua y una aproximacin al denominado tipo meldico escalonado, por empezar en "la nota alta con el mayor volumen y descender arrastrando el motivo paso a paso". (Van Hornboste1) Una genuina msica atacamea es la del ceremonial agrario del talatur, realizado al finalizar la limpieza de los canales de riego. Consiste en un canto solemne, salmdico coral, con una meloda trifnica, de cuyo texto potico sus cultores conocen el significado de unas pocas palabras, por estar en la olvidada y autctona lengua kunza. En cuanto a su acompaamiento instrumental, l se halla confiado fundamentalmente al putu o pututo, un cuerno de vacuno que produce una nota pedal, y al clarn, otro aerfono, pero de caa, cubierto con hilos de lana de llama, de aproximadamente 1,50m. de largo, con embocadura lateral, y que, en concordancia con la trada vocal, emite el sol, el si, el re y llega a la octava baja de ste. Completan el conjunto un tambor o caja y una agrupacin de campanas metlicas, llamada chorrimon o chorrimorri (Lavn) La msica de la cultura pascuense conserv su mayor pureza hasta mediados del siglo XIX, poca en que se

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iniciara la adopci6n de cantos religiosos europeos, seguida del influjo polinsico a fines de dicha centuria y de la violenta aparici6n de elementos internacionales y de mesomsica chilena ya avanzado este siglo. La msica pascuense primitiva puede cl as ifica r se funcionalmente de esta manera: los cantos de creencias en los espritus que vagan por la isla, vale decir los de aku-aku. Los afectivos por excelencia, subdivididos en los de at, concernientes a sentimientos de dolor, muchas veces con una coda de insistencia en el pesar y en los de ut, referentes a la alegra, en especial la de amor, que empiezan con una llamada de 3a. ascendente, y cuyas melodas son muy ondulantes, con terminaci6n de frase en largas notas mantenidas por uno de los cantantes, que es sucedido por otro al iniciarse la frase siguiente. Los de miscelnea, llamados de riu, forma que comprende el mayor nmero de viejos cantos y que tiene argumentos para cualquier contingencia de la vida, siendo los ms hermosos los funerarios, con carcter de letana. Los ldicos de kai-kai, recitados rtmicos que acompaan la evoluci6n de las figuras geomtricas obtenidas mediante movimientos de un hilo cogido por los dedos meiques y los dientes. Los satrico-jocosos denominados de ei, que son controversias de dos bandos, con libertad de improvisaci6n y que recogen propiedades musicales de todos los anteriores. Los de aku-aku, todava son acompaados de un modo espordico por las maea, piedras de entrechoque, o por un

tambor de piedra colocado sobre un hoyo hecho en la tierra, con arena en el fondo. Las danzas fuero n primordialmente ceremoniales, como la propiciatoria del pjaro ma nu -tara, ligada a la importancia alimenticia de los huevos de aves marinas. Ella s han desaparecido, y en su reemplazo estn las de procedencia tahitiana y de funci6n er6tica, de fcil atractivo turstico. Segn la nica investigaci6n etnomusico lgica in tegral efectuada hasta ahora de esta cultura -fuente de consulta sustancial de esta relaci6n informativa(Campbell) la forma primitiva de la canci n pascuense tiene como motivo ms simple el ascenso y descenso de la voz, moti vo que cambia pe rmanentemente en las repeticiones, sin atenerse a normas musicales sino ms bien a las modifi ca cion es de los t extos. Las ampliaciones motvicas siguen un curso descendente: al primer grado se agrega otro; "el soni do secundario del motivo ori gin a r io se convi erte en sonido principal del segundo motivo. Sucesivamente en la misma forma se van generando caden a s de m ot ivos hasta constituir temas bastante or ganizados como se encuentra generalmente en los cantos de at". En cuanto a las escalas, se im ponen las menores, eviden cia n do un~ interv lica restringida a segun da s m a yor es y ~. terceras, primero en lnea . ',A "ascend en t e y de sp us ~ descendente, pecu liaridades a las que se suman una espon -

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tnea tendencia a la polifona, efectos timbrsticos muy influidos por la lengua nativa, en especial en las nasalizaciones, y divisin irregular de compases, llegndose en los kai-kai a la mera acentuacin silbica. (Campbell) La msica andina persiste en localidades precordilleranas y altiplnicas, y

de membranfonos, instrumentos tambin del taq uirari. Pero adems puede exteriorizarse a travs de solos instrumentales, sin la funcin antes citada, para lo cual la quena es el medio sonoro ms apropiado. En trminos bsicos, el huaino tiene mo d o menor y ritmo binario, distribuido en compases de 214 (Barros).

su mayor signo de validez indgena incaica es el coreogrfico, en el que merecen especial mencin el taquirari, el huaiu, huaino o huainito y la danza de sicuras. El primero atae tanto a un baile individualizado por su condicin coreogrfica orgnica distintiva, como a un patrn rtmico que rige para diversas danzas, casi todas folklorizadas. El segundo no slo sigue la bifurcacin del anterior, sino que agrega otro cauce de expresin. En efecto, es un baile festivo, por lo general de pareja, o bien un ritmo importante en varias danzas colectivas, como las de cuyacas, trenzadoras de la vara de la fecundidad; las de llameras, las de villancicos, las de cacharpayas, designacin de las despedidas; en una u otra situacin tocado con zampoas, o pusas, o lacas -los nombres ms genricos de la flauta de pan en Chile- o con lichiguayos, vale decir quenas graves, y la infaltable percusin

Respecto de la da nza de sicuras, sus cultores reciben tal nombre por extensin del que tiene una clase de zampoa de gran tamao, que tocan simultneamente con un pequeo tambor, mientras bailan en crculo con tcnica de paso semiarrastrado. Durante todo su prolongado desarrollo se mantiene el modo menor y su meloda se ajusta a la escala pentfona. Los factores esenciales que poseen en comn la msica mapuche y la huilliche permiten un examen conjunto. Tales diferentes nombres no implican una delimitacin geogrfica que establezca fronteras musicales. Ms que las otras pertenecientes al segundo y tercer grado de la sistematizacin planteada ellas emplean y proyectan reciamente un lenguaje sonoro sustentado en recursos mgicos, con el propsito de establecer contacto con seres superiores bien definidos, ya sea para solicitar su proteccin o para ahu-

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yentarlos, sin caer en el pan tesmo agnico de los atacameos, ni en la vaguedad de los pascuenses respecto de sus ak u-aku, ni en el liberal dua li smo religioso incaico-catlico de los grupos bilinges aymara y quechua-espaoles. Por lo tanto, a este plano profundamente significativo har las referencias que competen a este estudio de sntesis, ejemplificndolo con expresiones musicales de la machi, personaje chamnico por excelencia. La machi utiliza el cultrn, membranfono de cuerpo semiesfrico de madera, de golpe directo, con un solo parche y piedrecillas redondeadas en su interior. Los cantos de estas chamanes cumplen una funcin mgico-teraputica, al a l ej ar a los espritus malignos que provocan las enfermedades. De ah que para Carlos Isamitt, la mayor autoridad en el estudio de la msica map uche y h u illiche, su "ayuda a la suge stin hipntica del enfermo les hace tener un sello un tanto letnico; las fra ses, ritmos

Cabe aadir que la cultura de estos aborgenes es rica en otras variedades de cantos, descollando por sus condiciones de sensibilidad y ternura los amatorios y los dirigidos a los nios, singularmente las canciones de cuna. Caracte r sticas representa tivas generales de la msica vocal son la tendencia a la tetrafona y el estilo de inflexiones ascendentes de final de fra se, en las interp retaciones femeninas a menudo en 3a s . menores. Asimismo conserva una notable diversidad de danzas, las que reciben una des ignacin genrica de purun. Los acompaamientos ins trumentales ms relevantes provienen del ya mencionado cul t r n , de la p ifilca, una clase de silbato monfono, y de la trutruca, un aerfon o de has ta poco ms de tres metros de largo , hecha de una vara de quila, pr eviamente partida en form a longitudinal para extr aerle su corazn vegetal y luego unir ambas mitades en toda su exten si n con una tira de intestino de caba llo, poniendo un cuerno de vacuno en su extremo ms grueso a manera de pabelln y practicando en el otro un corte diagonal para la embo-

o dibujos meldicos se repiten muchas veces. Su fluir, que parece inacabable, debe realizar tambin su efect o de encanta cin unido al que agrega la percusin rtmica del cultrn. Podemos considerarlos por esto, como monodias acompaadas".

ca dura. Sus recurso s de ejecucin dependen acsticamente de la cantidad del soplo y de la capacidad de resonancia del material. Su meloda es ondulante, mostra ndo tambin en su acostumbrado glissa ndo de fina lizacin, una lnea ascendente, de interesante similitud es-

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Describir tres expresiotilstica con la tcnica vocal nes de valor regional: el caya citada, y todo su desachimbo, el canto y danza de rroll o est basa do en una Un procedimiento aurora de la cofrada de nota a la que se vuelv e despus de intentar otras po- selectivo operante de la los Chunchos y el villancico huachi-terito. sibilid a des meldicas msica folklrico tambin pasajeras. La primera corresnecesita el apoyo de un ponde a un baile de menMsica Folklrico criterio de localizacin guada vigencia y fre-cuencia de uso, tocado Un procedimiento segeogrfica. para con guitarra sola o unida a la lectivo operante de la mandolina, o bien con conmsica folklrica tambin cons eguir un panorama juntos de aerfonos autcnecesita el apoyo de un de real validez tonos, principalmente criter io de loca li za cin quenas, o con bandas de geogrfica, para consignificativa. bronces, derivadas de las seguir un panorama de real validez significativa, que poseen las instituciones militares, y en las cuales endond e se aprecie la divercontramos desde trombones hasta tromsidad de gneros y especies en el marco de la unidad nacional. petas, ms la inexcusable percusin de bombo y cajas. La versin de los cordEn consecuencia, acoger aqu la divisin fonos es la ms hermosa y expresiva; enriquece la lnea meldica y muestra territorial que he propuesto con intencin exploratoria en mi Estudio Preliminar variedad de funciones armnicas para el Atlas Folklrico Musical de Chile, excepcional en el folklore chileno, con un en raz n de la confluenci a de los ya comps de 6/8 que pasa a 9/8 en su coda. mencionados elementos tnico-culturales Su coreografia es de pareja suelta, con que han participado en la configuracin y tendencia al paso valseado. Carece de trayectoria de la msica folklrica, remitexto potico y su funcin es festiva. tindome a una sucesin de reas, en cada El segundo constituye un homenaje a una de las cuale s es posible establecer la Virgen de La Tirana y es una tpica tentativamente un ndice de hispanizacin, utilizacin rtmica indgena incaica con confor me a la sit ua cin actual de su fines religiosos hispnicos, para lo cual folklore y al predominio asignado a este se ha adaptado un texto versificado, factor (Dann em ann ), seguido de movimientos coreogrficos l. Area andina. 2 grado de hisp a- que culminan con desplazamientos y nizacin. Desde el lmite con el Per y evoluciones de saltos, con el acompaBolivia, Regin de Tarapac, ha st a el amiento de banda, ya aludido respecto pueblo de San Pedro de Atacama , II del cachimbo. Su morfologa musical Regin, la de Antofagasta. responde a un solo perodo binario, y su

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canto, de mbito meldico reducido, se ejecuta al unsono, contrastando su tiempo y contenido argumental con el brioso ritmo de taquirari -ya indicadoque sirve de soporte coreogrfico fundamental. El villancico en referencia se canta y baila durante la celebracin de la Navidad, con ejecucin de guitarra o acorden, o cada vez ms escasamente de quenas, siendo normal la presencia de bombo y tambor. Su comps de 2/4 confirma la superioridad del ritmo binario.H. Area atacam e o-hispana. 2 0

grado de hisp a nizacin. Desde San Pedro de Atacama hasta la ciudad de Copiap, Regin de Atacama. Las coplas cantadas de carnaval con acompaamiento de caja o tambor figuran como el fenmeno folklrico musical ms distintivo de esta rea, con una dispersin privativa de ella. Hipotticamente, su meloda de tres notas podra tener antecedentes en los cantos atacameos. Por ahora expondr que los ejemplos recogidos permiten hallar principalmente un trifona constituida por sib - re - fa, y una gran semejanza de estructura y estilo vocal con la baguala argentina (Vega). 111. Area diaguita-picunchehisp ana. Grado 10 d e 'hspanzac n. Desde Copiap hasta la Regin de Valparaso inclusive. Me referir, en primer trmino, a las lanchas y a la danza , por ser absolu -

tamente regionales. Ambas especies coreogrficas -la primera lleva siempre esta denominacin plural- poseen funcin ceremonial de homenaje a la Virgen o a un nio muerto menor de tres aos, llamado angelito. S6lo presentan msica instrumenta l sin meloda, manifesta da por un a clase de ejecucin reiterada y simple de la guitarra. Se pueden describir como una pulsacin ms que una forma propiamente tal, en gran medida a ca usa de la ordenacin rtm ica y de la armnica, sta con ampli os a cord es 'qu e a centan los tiempos fu ertes , y p r oducida por el encadenamiento cadencial de los tres princip ales acord es del tono, el cual es sol mayor. Slo difieren en el comps, que en la primer a es de 3/8 y en la segunda, de 2/4. En las dos la coreografa alterna pases de zapateado, escobillado y cepillado, con rpidos cambios de mudanzas. Su mayor intensidad de prctica adquieren en esta rea los bailes de chinos -chi no , del quechua : servidor- , que signifi ca ot r a for ma de veneracin coreogrfica a la divinidad, en este caso a la Virgen ya santos patronos de numerosas localidades. Los gru pos de danzantes, cada uno de cuyos componentes est pr ovisto de un a flauta monfona, excepto el alfrez y los ejecutantes de membr a nfon os , se cien a formaciones de dos filas para-

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lelas, encabezadas por el tamborero mayor, seguido del alfrez o abanderado, quien no baila y acta de cantor solista, colocndose al final el tamborero menor y el tocador del bombo. Los movimientos coreo grficos son dirigidos por el tamborero mayor, primando los brincos y flex ion es en un reducido espacio y con gran resistencia acrobtica, a la par del uso constante de los instrumentos. El canto es de tipo responsoria l: el alfrez improvisa cuartetas octo slabas sobre melodas bsicas de frecu en t es variaciones accesorias y con ritmo irregular, coreando el resto del grupo las dos ltimas lneas estrficas al un sono, a la pauta meldica del abanderado, pero imprimiendo a su rplica un ritmo regular apoyado en la percusin del bombo. El modo es mayor. El mbito meldico es de una 5a. por regla general, y casi todas las melodas empiezan en la dominante. Los cultores dan mayor importancia al texto potico y al baile que al canto y a la ejecucin instrumental.

musical chileno, si bien la dispersin de la ltima es nacional y la de los restantes cubre un vasto sector del territorio, las tratar en este prrafo de mi estudio. Morfolgicamente, la tonada se caracteriza por un perodo binario, con repeticiones en la primera o en la segunda frase, o tambin en ambas (aab - abb aabb - aba). La lnea meldica es sencilla, sobre la base de intervalos pequeos. El comps es de 6/8. en la gran mayora de los casos y normalmente determinado por el acompaamiento rasgueado de la guitarra, diferencindose de esta manera de la canci6n, que lo tiene punteado y usa el comps de 3/4 preferentemente. El modo es siempre mayor. En cuanto a su organografa, como ya queda dicho se impone la guitarra, a men udo con afinaciones propias del folklore, como es la por tercera alta: re la - re - fa # - la - do#. En algunas oportunidades este instrumento aparece junto al arp a y raras veces se utiliza sta sola. En las casas de canto se suma el piano a los ya nombrados, aparte de una me si t a con cubierta de hojalata y listenes de madera, destinada a la percusin manual, denominada tormento o ta ador, pero tal percusin se produce ms fcil y frecuentemente con golpes sobre la tapa armnica de la guitarra.

IV. Area p cunche-hspana. Grado 10 de hispanizacin en categora mxima. Desde el lmite norte de la Regin Metropolitana hasta el sur de la Provincia de Concepcin, en la VIII Regin.Como en ella cobran extraordinario vigor la tonada, el canto a lo pueta y lo cueca, tres de las ms primordiales expresiones del folklore

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Es imprescindible recordar que existe una familia musical tonada, esto es una agrupacin de especies de distinta funcin pero con lo s mi smos cara cteres musicales ya indicados. A ella pertenecen el esquinazo, la glosa, los parabienes, el romance, el villancico -diferente del nortino danzado-, fuera de la tonada com n, de variada te mtica, con predominio de la amatoria y funcin festiva (Barros, Dannemann, 1964). El canto a lo p ueta implica un complejo comportamie nto j u gla re sco, musicalmente cristalizado por el verso, una compo sicin estrfica en dcima s, de estilo pico-lrico, organizacin temtica univ er salist a y funci n cere monial o festiva. La manera ms sim ple y precisa de establecer cla ses de versos de sde un pu nto de vista m u sic a l, rad ic a en dividirlos en los de ritmo regular y en los de ri tmo irr egu lar. Ambos se acompaan con guitar r a o guitarrn, este l timo de tamao sem ejan te al de la primera, au n qu e de caja ms alta y previ sto de cinco rdenes de cuerdas, las que totalizan vein t icin co con los dos pares laterales. Est afinado como la guitar ra, con la emisin de mi grave, pero una t er cer a m s abajo , y en el tercer orden -deno minado requinto- se reunen tres mib en octav as diferentes, por lo que se dan en l la nota ms agu-

da y la ms baja de las cuerdas sobre el batidor (Barros, Dannemann, 1961). La armona de estos cordfonos se limita a la s funcion es de tnica y dominante y en contadas ocasiones aade la de subdomin a n t e. Re spe ct o de la fraseologa del canto, ella muestra un a sintaxis bien definidia, con ca dencia s resolutivas en la cuarta y dcima lnea estrfica. La meloda tie ne un m bito reducido, con in te rvalos pequ e os , y cuando la rtm ica es irregular o libre, se parece a la del sa lm dico canto llano, con el refuerzo de los elementos modales que suelen hacerse presente, como ya se dijera. El modo ms comn es el mayor, aunque he hallado el uso del menor en regiones distantes entre s, pero s6lo en las in t er pr et a ciones masc ulin as , de mucho mayor ndice cuantitativa que las femenina s. La cueca, otrora zambacueca o zamacueca, danza de pareja suelta con pauelo y funcin festiva, es la nacional chilena por excelencia. Probablemente su origen se remonta a una pantomima in caica precolombina , hi spa n i za da potica y musicalm ente. En Chile goza de una gran aceptacin desde el primer cuarto del siglo XIX, y su expansin hispanoamericana a ct ua l a lca n za a Argentina, Bolivia y Per, principa lmente. Su forma estrfica cons ta de una cuarteta inicial, de una seguidilla y de un pareado o remate, con diversas posibilida de s de repeticiones en in cl u sion es de

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muletillas, a las que se suman convencionales y espordicas voces de animacin. Su morfologa musical tiene un solo perodo, usualmente binario y con comps de G/8. La mayora de las cuecas se tocan con guitarra, con funciones armnicas de tnica, dominante y menos de subdominante, aunque la meloda sugiera el empleo de una o dos funciones ms, eliminadas por casi todos los ejecutantes. Su modo es mayor, excepto en el norte, y la lnea meldica puede decirse que se centra en un mbito habitual de 7a., con una intervlida que, adems de 2as. y 3as. mayores ascendentes y descendentes, agrega 4as. justas, Gas. mayores y an 7a s., estas ltimas siempre ascendentes, as como tambin lo es la conclusin de la cueca en t rminos generales, que tiene la clsica peculiaridad de ser un antecedente de frase.

aumento considerable de tempo que influye en sus movimientos coreogrficos, y con una ejecucin instrumental que incluye muy a menudo el acorden y la percusin de bombo. De gran inters regional son los villancicos, los cantos funerarios destinados a los nios -llamados ngeles- con el solo acompaamiento del bombo ya citado, y las oraciones cantadas. Si bien todos ellos renen los caracteres rtmico-meldicos esenciales del cancionero hispanochileno, los dos ltimos se distinguen en todo el folklore nacional por su marcada ndole melismtica. Los factores aracaizantes de esta zona han permitido conservar la artesana y uso del rabel, rstico violn de tres cuerdas, y la prctica de la saloma, canto de trabajo mondico destinado a acicatear a personas y animales.

V. Area mapuche-Iru l l che-h s pana. Grado 2 de hispanizacin. Desde el lmite norte de la provincia de Arauco , VIII Regin, hasta el lmite sur de la Provincia de Lanquihue, X Regin.La msica folklrica est fundamentalmente representada aqu por cuecas y tonadas, ya descritas en prrafos anteriores.

VII. Area patagnico-hispana 2 grado de hispanizacin. Provincia dePalena, X Regin, Regin de Aisn, la XI y las Provincias de la zona de Magallanes, XII Regin. Las manifestaciones folklricas musicales de mayor importancia son de orden coreogrfico : la cueca y el malambo de procedencia argentina, como ya se sealara, sin excluir de esta enumeracin el baile del corrido.

VI. Area chilota. Grado 1 de hispanizacin, Provincia de Chilo, X Regin.Se mantiene la cueca como forma saliente, aunque con un

'" VIII. Area antrtica. Grado de hispanizacin no mensurable.

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Carencia de folklore regional, por razones de inestabilidad de poblamiento.IX. Area pascuense. Isla de Pascua. Grado 3 de hispanizaci6n.

La superposicin de grupos tnicos sin aculturacin regular y con recientes intromisiones de influjos musicales internacionales, dificulta la apreciacin de

una msica de verdadera calidad folk1rica, la que, a mi entender, estara gestndose entre los restos de la cultura musical autctona en trance de extincin y los factores tahitianos y chilenos de los ltimos aos de ah que estime la imposibilidad de fijar formas folk1ricas, como puede hacerse en el resto del pas y, en cambio, pueda afumar que el fenmeno imperante es, por ahora, la mesomsica.

------CONCLU510N E 5 - - - - - 1. La msica indgena demuestra una tendencia creciente a la trasculturacin, y en algunos casos lamentables -pascuense y atacamea- a la desculturacin y a la extincin. 2. En la msica aborigen vigente se destacan los recursos polifnicos pascuenses, la riqueza organogrfica y la pervivencia de la pentafona de la cultura andina y las prcticas mgicas de los grupos mapuches y huilliches. 3. La msica folklrica ha llegado a una situacin de decantamiento y homogeneidad bsica a lo largo de un proceso de preeminencia hispnica, con interesantsimas mantenciones de elementos arcaizantes. Este estado de culminacin histrica deber afrontar a corto plazo los cambios internacionales del presente, que permitan comprobar qu cauces seguir la futura folklorizacin musical. 4. Caractersticas esenciales de la msica folklrica chilena son: a) Su gran importancia coreogrfica, con especies de dispersin nacional. b) La vigencia de la tonada, el canto a lo pueta, la cueca y el corrido como fenmenos sobresalientes. e) Su marcada sobriedad rtmico-meldica y armnica. d) Su predominio del modo mayor. e) Su morfologa eminentemente cerrada, mono o biperi dica, para con ndice mayoritario de comps binario. f) Diversidad organogrfica.

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