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ANALISIS SISTEMATICO DE LITERATURA: RESILIENCIA FAMILIAR

Análisis Sistemático de Literatura: Procesos Resilientes en Familias con Adolescentes

Consumidores de Sustancias Psicoactivas.

Daniel Badel Ramos, Héctor Bueno & Katherinne Pinilla Castaño

Universidad Cooperativa de Colombia

2016

Nota del Autor

Trabajo Presentado como Modalidad de Grado, Asesor Académico: Lina María

Peñaranda, Programa: Psicología, Facultad de Psicología, Universidad Cooperativa de

Colombia.

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Tabla de contenido.

• Resumen…………………………………………………………………………………..3

• Introducción……………………………………………………………………………….4

• Planteamiento del problema……………………………………………………………....6

• Justificación………………...……………………………………………………..……..10

• Objetivos………………………………………………………………………………....12

• Marco teórico…………………………………………………………………………….13

• Discusión ………………………………………………………………………………...23

• Conclusiones…..…………………………………………………………………………49

• Bibliografía………………………………………………………………………………51

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Resumen.

El presente documento tiene como objetivo principal desarrollar un análisis sobre los

procesos de resiliencia que se presentan al interior de una familia que tiene un miembro

adolescente consumidor de sustancias psicoactivas. Se discutirá la incidencia que tienen los

factores de riesgo y los factores protectores, la vulnerabilidad, las formas propias de la

adolescencia, las situaciones que generan estrés, y las características de la personalidad de

los individuos implicados en el proceso de resiliencia familiar e individual.

Palabras clave: resiliencia, adolescencia, familia, consumo de sustancias psicoactivas.

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Introducción.

El Presente trabajo Análisis sistemático de literatura: Procesos resilientes del núcleo

familiar con adolescentes adictos a sustancias psicoactivas está construido bajo los

lineamientos que permite la modalidad de grado. En él se desarrollara una serie de

revisiones bibliográficas en torno a procesos de resiliencia en núcleos familiares cuando

tienen un miembro adolescente adicto a sustancias psicoactivas. El objetivo de este

documento es presentar un análisis, alimentado de una revisión bibliográfica, sobre los

procesos resilientes que tienen las familias cuando un miembro adolescente es consumidor

de sustancias psicoactivas. De los documentos revisados se extraerán conceptos

fundamentales para el desarrollo del trabajo, entre estos destacan los conceptos de

resiliencia, vulnerabilidad, familia, adolescencia y adicción a sustancias psicoactivas. Se

hablará también de conceptos transversales tales como factores de riesgo y factores

protectores en todas sus dimensiones (dimensión individuo, dimensión familia y dimensión

social) y la relación que guardan con el contexto social y el consumo de drogas en

adolescentes.

Asimismo, el presente documento pretende mediante la revisión de los casos

revisados, mostrar propuestas interesantes sobre los mecanismos y metodologías que otros

investigadores utilizaron para cuantificar niveles de resiliencia en adolescentes

consumidores de sustancias psicoactivas. Este aspecto es bastante relevante ya que nos

permite no solo observar las tendencias teóricas en cuanto al concepto de resiliencia, sino

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que además, nos permite conocer una metodología que hace de los factores de riesgo y los

factores protectores un indicador cuantitativo. También se mostrará cómo algunos autores

inclusive logran medir niveles de resiliencia tanto a nivel individual, familiar y social.

La estructura del presente documento consta de una introducción general, seguido de

la descripción ampliada del planteamiento del problema, y de la justificación. Siguiendo

con el objetivo general, los objetivos específicos y el marco teórico en el cual se abordan a

profundidad los conceptos fundamentales antes mencionados. Después se llevara a cabo

una discusión que permitirá establecer las particularidades del proceso de resiliencia

individual y familiar que se producen cuando un adolescente, miembro de un núcleo

familiar es consumidor de sustancias psicoactivas. Finalmente, se presentan las

conclusiones. En este apartado se evidenciara la estrecha relación entre vulnerabilidad,

factores de riesgo, factores de protección y resiliencia con las características propias de la

adolescencia y el abuso de sustancias psicoactivas.

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Planteamiento del problema.

La drogadicción en contextos familiares tiende a convertirse en un problema

transversal que termina por afectar todas las esferas familiares, provocando desde

sentimientos de tristeza y rencor, hasta situaciones violentas o afectaciones económicas.

Con el fin de analizar qué factores están detrás del consumo de drogas en adolescentes

y dar una explicación a este fenómeno, se propone observar la problemática en relación

con el concepto de resiliencia en todas sus dimensiones; la resiliencia individual, la

familiar y la social. El consumo de drogas en adolescentes es una problemática

transcendental que transforma la vida del individuo, la de su familia y la de su entorno,

repercutiendo en la comunidad.

La adolescencia es una edad especialmente vulnerable frente al fenómeno del consumo

de drogas y adicciones. Algunos psicólogos como Poletto y Kollerse (2006) y Gómez

Moreno (2010) argumentan que en esta etapa del desarrollo humano aumentan como nunca

antes los niveles de desconfianza en sí mismo. Al mismo tiempo se observa una tendencia

a tomar riesgos y a desafiar el orden social y familiar en el que el adolescente se encuentra

inmerso. También es una edad en la que las relaciones sociales con otros adolescentes se

vuelven más frecuentes y aumenta la tendencia a experimentar nuevas experiencias. Estos

factores contribuyen a que entre los mismos amigos y compañeros adolescentes se

promueva y facilite el uso de drogas en los espacios que comparten con mayor frecuencia

como por ejemplo el colegio.

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Además de las graves consecuencias sociales que genera el consumo de sustancias

psicoactivas en adolescentes, se producen daños biológicos en el individuo, sobre todo a

nivel cerebral. Investigaciones realizadas en la Universidad Complutense de Madrid y la

Universidad de Vigo (2014) evidencian mayor pérdida de las funciones cerebrales,

especialmente las cognitivas y mayor daño cerebral en los adolescentes consumidores de

sustancias psicoactivas que en adultos (María Jiménez & Ovejero Bernal (2005).

El consumo de drogas en adolescentes en una consecuencia que surge de la interacción

entre el ámbito individual, familiar y social, por lo que debe ser abordada desde una óptica

multidisciplinar. Sin embargo, a pesar de la grave problemática del consumo de drogas en

adolescentes y de las consecuencias que tiene esto para sus familias y comunidad, varios

casos observados y analizados en relación con el concepto de resiliencia, pueden mostrar

información sobre los procesos que implican el desarrollo de la drogadicción en

adolescentes, su consumo sostenido o la decisión de dejar las drogas, y todo los factores

que influyen en un proceso resiliente.

Aplicar el concepto de resiliencia a esta problemática permitirá mostrar y comprender

los procesos que se desarrollan tanto a nivel individual, familiar y social que evitan en

determinados casos que el adolescente, la familia o la comunidad se derrumben ante las

problemáticas generadas por el consumo de sustancias psicoactivas por adolescentes. La

observación y el análisis de los procesos de resiliencia y de las dinámicas que este implica

en la interacción entre el individuo, la familia y la comunidad servirán para identificar los

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factores de riesgo y los factores protectores, que influenciaran de forma directa el proceso

de resiliencia.

Los procesos de resiliencia en adolescentes consumidores engloban una serie de

factores de riesgo que son determinantes en los procesos de resiliencia, así como también

en los procesos de crisis pre - resiliencia. Tales factores son:

• Composición del núcleo familiar

• Situación socioeconómica del grupo familiar

• Nivel educativo de los miembros del núcleo familiar

• Contexto urbano o rural

• Tipo de droga a la que son adictos los adolescentes

• Contextos de violencia o abuso intrafamiliar o social

Las familias, de igual forma, poseen factores protectores tales como vínculos estables,

cohesión familiar, oportunidad de participación en la resolución de problemas, la

diferenciación de roles, el establecimiento de normas. Estos factores protectores cuando

son implementados eficazmente en el núcleo familiar, dan una alta posibilidad de que no

se evidencia consumo de SPA en algunos de sus miembros. Estas dinámicas o factores

protectores, son habilidades esenciales de la resiliencia, pues es como la familia afronta las

adversidades Orcasita y Uribe (2010).

Estos factores serán esenciales para mostrar las diferencias y similitudes de los

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procesos de resiliencia, partiendo de casos separados y de contextos diferentes,

permitiéndonos comprender de forma aislada el contexto (similitudes entre procesos de

resiliencia) como de forma directa en el mismo (diferencias en los procesos dependiendo

del contexto y los factores) los procesos de resiliencia de adolescentes consumidores de

sustancias psicoactivas.

Justificación.

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Hoy en día es posible encontrar una gran cantidad de documentos, estudios e

investigaciones sobre la el consumo de drogas en adolescentes. Estas investigaciones están

centradas, por lo general, en los factores sociales que llevan a los jóvenes a consumir

sustancias psicoactivas; en los efectos negativos que tienen las drogas en sus vidas y las de

sus familias; y en cómo debe abordarse la problemática de la drogadicción mediante la

contratación de servicios de rehabilitación, etc. Hay muy pocos documentos que abordan el

tema del consumo de drogas o de la drogadicción en adolescentes, basados en las teorías

sobre la resiliencia.

Esta óptica permite analizar el problema de la drogadicción en adolescentes desde un

ángulo sistémico haciendo más eficaz el reconocimiento de factores que influyen de forma

tanto negativa como positiva en el consumo de drogas en los jóvenes. Los factores de

protección y los factores de riesgo son elementos que, una vez identificados permitirán, por

ejemplo, diseñar y desarrollar programas de prevención de consumo de drogas en

adolescentes; ayudar a las familias de adolescentes drogadictos con el proceso resiliente; e

inclusive diseñar políticas públicas encaminadas a mermar los factores de riesgo de un

determinado grupo social o comunidad vulnerable (por ejemplo, estudiantes adolescentes

de colegios pobres y marginales) para reducir la vulnerabilidad (individual, familiar y

social) frente al consumo abusivo de sustancias psicoactivas.

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Una compilación de textos investigativos, teóricos y prácticos sobre los procesos

resilientes en familias con adolescentes drogadictos, facilitará labores investigativas futuras

sobre el tema. Asimismo, servirá de referente para el diseño de mecanismos intervención o

acompañamiento en procesos resilientes de familia con problemas de drogas en

adolescentes. El objetivo del presente documento es justamente ese: realizar una

compilación bibliográfica sobre los procesos de resiliencia individual y familiar que se

desarrollan en adolescentes drogadictos.

Se considera a la drogadicción como un problema que altera cualquier composición

familiar, independientemente de las características de la persona adicta o de la familia. Sin

embargo, los adolescentes adictos presentan mayores dificultades, además de un número

alarmante de casos. Debido a esta preocupación, la presente compilación bibliográfica

sobre resiliencia en familias con miembros adolescentes drogadictos brindara a futuros

investigadores e interventores sociales información, casos y teorías desarrolladas por un

gran número de autores.

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Objetivo general y específico.

Objetivo general:

Analizar los procesos resilientes que tienen las familias cuando un miembro adolescente

es consumidor de sustancias psicoactivas.

Objetivos específicos

• Evidenciar los procesos resilientes que tienen las familias con adolescentes

consumidores de sustancias psicoactivas.

• Identificar las dinámicas, los factores de riesgo y de protección en las familias que

tienen un adolescente consumidor de sustancias psicoactivas.

• Observar mediante los casos revisados los mecanismos y metodologías que otros

investigadores utilizaron para cuantificar niveles de resiliencia en adolescentes

consumidores de sustancias psicoactivas.

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Marco Teórico.

Los conceptos que se tomarán y abordarán en esta revisión literaria serán conceptos

tales como resiliencia, vulnerabilidad, familia, adolescencia, drogadicción entre otros

pertinentes. Los cuales nos dan una base teórica para la comprensión y abordaje del

concepto de resiliencia en familias con adolescentes consumidores de sustancias

psicoactivas. A continuación se inicia con el concepto de resiliencia.

Resiliencia.

Con el fin de conocer a profundidad el concepto de resiliencia, es necesario conocer

los contenidos teóricos del origen conceptual, así como de su evolución y desarrollo. El

concepto de resiliencia ha variado a lo largo del tiempo, su transformación se debe a que

los investigadores han abordado con una mirada cada vez más multidisciplinar este

concepto. Inicialmente se consideró la resiliencia como una especie de coraza protectora o

invulnerabilidad que protege al individuo de las adversidades sociales y facilita su

recuperación emocional. Werner & Smith, (1982). Sin embargo, en esta visión sobre la

resiliencia se desconocen los procesos que son llevados a cabo en un proceso de

recuperación. Werner y Smith (1982) identificaron y sistematizaron la importancia de los

factores de riesgo y de los acontecimientos negativos que, por decirlo de algún modo,

catalizan los procesos resilientes.

Definiciones más modernas y multidisciplinares nos muestran que la resiliencia, más

que una coraza o invulnerabilidad individual, son una serie de procesos que permiten al

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individuo, a la familia o a una comunidad hacer frente a una adversidad que destruye, ya

sea de forma inmediata (accidentes, desastres naturales, desplazamientos) o de forma lenta

(abuso permanente, maltrato, drogadicción) su status quo o lo que se considera por sus

miembros e individuos como su forma de vida. En otras palabras, el concepto de resiliencia

se adaptó a la psicología para caracterizar a algunas personas (sociedades, comunidades)

que viven o padecen situaciones de riesgo, y que a pesar de eso se “desarrollan

psicológicamente sanos y exitosos” Rutter, (1993).

Según Vanistendael, (1994) la resiliencia distingue dos componentes, la resiliencia

frente a la destrucción (que incluye la protección a la misma integridad física y vivencias

bajo presión, como el abuso, uso de drogas, etc.) y la construcción de un conductismo vital

positivo. Asimismo, la resiliencia de un individuo, familia o comunidad buscará afrontar

las dificultades por medio de formas socialmente aceptadas. Tomkiewicz (2004) hace

hincapié en que los procesos resilientes rara vez se producen en un sujeto aislado. Según el

autor la resiliencia se construye en una relación necesaria con otros. El sujeto necesita

sentirse estimado, respaldado y valorado.

Dentro del concepto de resiliencia, encontramos una alteridad que es innata al proceso

resiliente como dos caras que conforman una moneda: los factores de riesgo y los factores

protectores. Los factores protectores Cyrulnik, (2005) se constituyen como aquellos que

ayudan a afrontar crisis propiciadas por los factores de riesgo. Estos factores protectores

pueden ser sociales, familiares e individuales. Dentro de los factores protectores

individuales más influyentes en los procesos de resiliencia están las habilidades sociales, la

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creatividad, humor, autonomía, sentido moral y autoconfianza. Los factores protectores

familiares están relacionados con la comunicación entre los miembros de la familia, la

confianza mutua, el apoyo, y la comprensión. En términos generales unas redes familiares

de comunicación sólidas. Delgade (2004).

Los factores protectores sociales o factores protectores externos son aquellos que

presenta el entorno social, y que ayuda a los sujetos a hacer frente a las adversidades. Los

factores protectores del medio externo son, según Sluzki (2002): Un entorno cultural muy

ritualizado que disminuye la sensación de estar solo frente a diferentes adversidades;

aprobación social y nivel elevado de participación en actividades comunitarias. Por otro

lado, existen elementos externos que aunque no se consideran como factores de riesgo,

pueden evitar un proceso resilientes exitoso. Tales elementos son según Sluzki (2002) la

reprobación social, la humillación y la vergüenza. Haciendo hincapié en que los procesos

de resiliencia son posibles únicamente mediante la interacción continúa con otros sujetos,

con el medio y con las prácticas culturales del entorno.

La definición puntual de resiliencia familiar según Walsh (1988) es la capacidad de

una familia para recuperarse de circunstancias negativas, fortaleciéndose como unidad

familiar y adquiriendo destrezas y experiencias para afrontar futuras dificultades. para

Gómez y Kotliarenco (2010) la resiliencia familiar se describe como un conjunto de

procesos que permiten la reorganización de significados y comportamientos que activa una

familia cuando sus integrantes están expuestos a enfrentamientos con situaciones de estrés

los cuales le permitirán a los integrantes de dicho sistema obtener un bienestar mediado por

los recursos y necesidades familiares. “Tanto a nivel individual como familiar el concepto

resiliencia se concibe como una fuerza que se opone a la devastación potencial de la

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adversidad: no es posible hablar de resiliencia en ausencia de condiciones de adversidad

con alta probabilidad de generar resultados negativos en una persona o grupo (Luthar et al.

2000; Masten & Obradovic, 2006). La adversidad es entonces el germen de la resiliencia,

el dolor es la semilla de la superación y los obstáculos son el incentivo al esfuerzo

sostenido hacia una meta que caracteriza a las personas y familias resilientes Cyrulnik,

(2003)”.

Domínguez (2014), indica que “la resiliencia globaliza características del sujeto tales

como habilidad adaptabilidad, baja sustentabilidad, enfrentamiento afectivo, capacidad,

resistencia a la destrucción, conductas vitales positivas y habilidades cognitivas”. De igual

forma se destaca la resiliencia como un proceso social e intrapsíquico.

Sin embargo, lo que hace realmente complejo los procesos de resiliencia familiar es

que no siempre el sujeto directamente relacionado con el acontecimiento negativo es el

más afectado, sino los familiares que le rodean. Por ejemplo, el abuso de drogas en

adolescentes: en una familia en donde uno de los hijos es consumidor abusivo de drogas

ilícitas, la madre, el padre o sus hermanos se verán inmensamente afectados, mientras que

el mismo joven adicto puede que ni siquiera vea su condición como algo tan grave. El

problema radica en la interpretación que hacen, en este caso la madre, el padre o los

hermanos del problema del consumo de drogas de su hijo, que del mismo consumo en sí.

Al respecto, Cyrulnik (2005) señala que “no es el acontecimiento traumático lo que se

transmite y aterra a la persona próxima, sino su representación”. (p. 112).

El concepto de resiliencia familiar ha sido abordado históricamente desde dos

perspectivas, una que podría ser considerada más conservadora y otra un poco más

innovadora. Rodríguez (2009). La perspectiva conservadora muestra un modelo más

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tradicional, estudia la estructura interna de la familia. Esto incluye los tipos de relación

interna, reglas de comunicación, estabilidad familiar, entorno amoroso, etc. Este enfoque

por lo general se centra en los factores de riesgo y de protección asociados únicamente a la

unidad familiar y al sujeto, dejando de lado la influencia de sistemas externos como la

sociedad y la cultura.

La perspectiva más innovadora, abarca la influencia que tienen sobre la estructura

familiar los factores protectores y de riesgo propios del contexto social; instituciones como

la Escuela y la Iglesia; normas socialmente aceptadas; el sistema cultural, entre otros.

Según este enfoque, los procesos de resiliencia familiar están influenciados por

factores de protección y de riesgo presentes en la unidad familiar y también los presentes

en la comunidad (sociedad). Además, la unidad familiar está conformada por sujetos, cada

uno con factores de protección y de riesgo intrínseco y relacionado entre sí. Los factores de

protección familiar según Delgade (2004) son aquellos que proporcionan sentido,

significado, vinculación y representación válidos para todos los miembros de la familia. (p.

343). Según Delgade (2004), se pueden encontrar cinco factores protectores.

Tales factores de protección son:

• Una comunicación clara y abierta entre los miembros del Sistema Familiar, que

permita una expresión franca de emociones y sentimientos.

• Solidaridad y colaboración en el enfrentamiento y la resolución de problemas.

• Una suficiente cohesión de la estructura familiar, que permita afrontar los

problemas sin que la familia se rompa.

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• Una organización familiar flexible que permita cambios adaptativos con suficiente

rapidez.

• Una adecuada comunicación con el medio externo y existencia de una red social

de apoyo.

Adicionalmente, es necesario tener en cuenta que junto al concepto de resiliencia se

encuentran una gran cantidad de conceptos interrelacionados que dan significado a los

procesos de resiliencia. A los factores de riesgo y factores de protección se suma el

concepto de Vulnerabilidad. Este concepto apareció por la necesidad de explicar de forma

más específica los índices de pobreza en la sociedad, ya que hasta el momento sólo se basa

en indicadores generales. La vulnerabilidad es un concepto que se fundamenta en la

subjetividad y la participación, diferenciándose del anterior enfoque, por la capacidad de

comprender las realidades locales y la diversidad de factores influyentes en la pobreza.

El mismo autor Golovanevsky (2007) presenta la vulnerabilidad como la exposición a

un riesgo y la capacidad de enfrentarlo. Ésta incluye entonces aspectos tales como

inseguridad, exposición a riesgos y estrés debido a eventos socio-económico traumáticos.

La vulnerabilidad propone reconocer todas estas características subjetivas del

presente, y de igual forma identificar la probabilidad de las mismas, para así, analizar

cómo reaccionan o podrían reaccionar. Ésta es tomada como un método analítico que

proporciona distintas formas de análisis. Pizarro (2001), Villa y Rodríguez Vignoli (2002),

Busso (2002), en Goavanvsky (2007). (PP. 22) La vulnerabilidad permite identificar y

caracterizar condiciones subjetivas, objetivas y de desprotección de la sociedad, el hogar,

la persona, la familia etc. Por ello, se pueden encontrar actualmente conceptos tales como

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vulnerabilidad social, la cual se puede definir como la capacidad de captar las causas

subjetivas, tanto políticas, religiosas, culturales ambientales, y de otros órdenes para su

posterior análisis Golavevsky (2007).

Robert Chambers (1989), quien indica que la vulnerabilidad está determinada por dos

dimensiones: internas y externas. Las externas hacen referencia a situaciones de amenaza,

shock y eventos de peligro. Los factores internos son referentes a los sentimientos, la

incapacidad para defenderse y la carencia de medios para afrontar la pérdida. Así pues,

desde una perspectiva psicológica el concepto de vulnerabilidad es tomado como un factor

que engloba variables que incrementan la susceptibilidad de los efectos negativos en una

familia, como por ejemplo factores de riesgo o baja cohesión familiar Kalil (2003) en

Gómez y Kotliarenco (2010). PP 7).

Respecto al concepto de familia, Simon, Stierlin y Wynne, (1988) definen a la familia

como un “grupo primario” pues es el primer grupo al cual puede pertenecer una persona,

dentro del mismo se atribuyen características que serán parte fundamental en la

construcción personal. “El grupo primario puede concebirse como el sistema básico de

referencias afectivas que le permiten a una persona encontrar su propio significado

personal, así como los significados de todo lo que le rodea y, por tanto, encontrarle un

determinado sentido a su vida, a sus actividades cotidianas” Murueta y Osorio (2009).

Entendiendo lo anterior, la psicología sistémica es idónea para definir los conceptos de

familia, dado que en ella la familia se puede inferir según Minuchi (1986) como “Un

conjunto organizado e interdependiente de sujetos o personas en constante interacción las

cuales son reguladas por reglas, funciones, roles y dinámicas interior y exterior” Para la

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psicología sistémica, la familia es vista como el sistema que define el mayor desarrollo

personal.

Asimismo, los autores muestran una clasificación de las familias, para Minuchi y

Fishman (1985), la familia se divide en sub-sistemas, su definición se agrupa dependiendo

de la clase de interacción que hay dentro del sistema, en ellas las relaciones pueden variar

siendo asimétricas, o siendo relaciones simétricas, las cuales se dan de manera igualitaria.

Por esto, para Minuchi se pueden diferenciar entre tipos de familias dependiendo de sus

miembros inmersos, la forma en que se relacionan, su comunicación, etc. Entre estos tipos

encontramos las familias aisladas son una clase de familia donde los miembros predomina

la individualidad, por lo cual pierden su identidad grupal y las reglas dentro del sistema no

son tan importantes y olvidan su valor. Por otro lado las familias integradas, tiene

miembros en su sistema unidos y hay flexibilidad a la hora de cumplir roles dentro del

sistema, los roles de las personas inmersas dentro de esta familia no son fijos y pueden ser

cambiados si es necesario Minuchi (1985).

Dentro del mismo estudio también se encuentran las familias denominadas

aglutinadas, las cuales se rige por las normas maternas y poco las normas paternas, los

lazos afectivos es lo primordial para este sistema y son muy retraídos en sus dinámicas. Por

ello no aceptan cambios, relaciones nuevas, normas entre otras; Esto crea incomodidad

dentro del sistema. Pero el mismo autor Minuchi (1986) un año después vendrá a definir

otros tipos de familia, no solo por sus interacciones internas, sino por su configuración

estructural, es decir, por lo miembros que están inmersos en ellas, los cuales arrojan once

tipos de familia diferentes, la familia nuclear, las familias agregadas, mono parentales,

mezcladas o reconstruidas, nucleares sin hijos, con abuelos, de abuelos, extensas, de

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complementación o suplencia, con parejas del mismo sexo y finalmente de una sola

persona. Dando así un amplia diversidad conceptual de tipos de familias existentes.

Ya habiendo presentado una conceptualización sobre el significado de familia se da

paso a definir otro término importante dentro del análisis el cual es la adolescencia, esto

dado que una característica importante de este trabajo es su población, se especifica que las

familias deben de tener al menos un hijo entre los 13 y 17 años de edad por consiguiente es

un concepto importante en esta revisión.

Iniciando la conceptualización de adolescencia se toman a los autores Aberastury y

Knobel (1997) definen la adolescencia como un periodo que se da cronológicamente entre

los 11 y 20 años de edad en el cual el sujeto tiene diferentes cambios tantos psicológicos y

biológicos en esta etapa se busca alcanzar la madurez emocional y social. Para Coon

(1998) el periodo de la adolescencia está determinado por cuatro factores: la dinámica

familiar, la experiencia escolar, el marco cultural, las condiciones económicas y políticas

del momento. Sin embargo la adolescencia tiene diferentes etapas, según diferentes autores

se pueden diferenciar tres etapas las cuales definen como adolescencia temprana,

adolescencia intermedia y adolescencia tardía. Para esta revisión en particular no nos

ajustamos a una etapa determinada de la adolescencia sino es una práctica que algunos

toman en esta etapa, el consumo de sustancias psicoactivas.

Al hablar de sustancias psicoactivas, debemos hablar del concepto drogas, y se pueden

definir como las sustancias sintéticas o naturales que afectan el organismo y percepción de

una persona y/o animal, según Baistrocchi & Fernández Labriola (2004), “Se denomina

droga toda sustancia química capaz de alterar el organismo. Su acción psíquica se ejerce

especialmente sobre la conducta, la percepción y la conciencia” dejando así a la persona en

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un total estado de alteración que degenera la vida del consumidor y sus cercano. Es

importante resaltar que las drogas pueden generar un estado de adicción y dependencia

para el consumidor. El abuso de drogas, tanto lícitas como ilícitas trae por lo general,

consecuencias negativas, tanto para el individuo como para la familia y el sistema social en

general. “La adicción es una enfermedad crónica del cerebro, a menudo con recaídas,

caracterizada por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas a pesar de las

consecuencias nocivas para la persona adicta y para los que le rodean. Si bien es cierto que

en el caso de la mayoría de personas la decisión inicial de tomar drogas es voluntaria, con

el tiempo los cambios que ocurren en el cerebro de las personas adictas pueden afectar el

autocontrol y obstaculizar su habilidad de resistir los impulsos intensos de consumir

drogas.” National Drug Intelligence Center (2011).

Discusión.

La adolescencia es una etapa de cambios tanto físicos como emocionales, en donde se

inicia un proceso hacia la autosuficiencia pasando por crisis de inseguridad individual y

tendencia a los riesgos. Varios fenómenos negativos asociados a esta etapa son bastante

frecuentes, en especial si se tiene en cuenta que la relación entre adolescentes es un factor

catalizador, sobre todo si éstos no disponen de guías o ejemplos de personas responsables

que acompañen el proceso de crecimiento. Entre los fenómenos negativos que pueden

surgir en la adolescencia, se encuentran el embarazo no deseado, prácticas sexuales

riesgosas, uso recreativo de drogas incluyendo el alcohol, drogadicción, entre otros.

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Estos fenómenos negativos se producen catalizados por factores de riesgo y

situaciones estresantes como afirman varios autores, y algunos se asocian a procesos

resilientes. Los catalizadores de tales procesos son, por otro lado, los factores protectores

que no solo influyen en los procesos resilientes, sino que evitan que algunos adolescentes

asuman situaciones de riesgo como el consumo de drogas por primera vez o las relaciones

sexuales de riesgo, por ejemplo.

Al respecto, autores como Elisardo Becoña retoma el concepto de resiliencia

expuesto por Garmezy en 1991, según el cual la resiliencia es “la capacidad para

recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad

inicial al iniciarse un evento estresante”. Becoña, además señala tres factores relacionados

con los individuos que influyen cuando hay situaciones estresantes: El primero es el

temperamento y los atributos de la personalidad del individuo.

En este factor, el autor incluye la capacidad reflexiva frente a nuevas situaciones,

habilidades cognitivas del sujeto y la responsabilidad positiva hacia otros. El segundo

factor se encuentra en las familias sobre todo cuando hay condiciones de pobreza. Según el

autor, en las familias pobres por lo general se encuentran elementos como el cariño y la

cohesión, así como el cuidado de un adulto mayor como los abuelos que asumen un rol

parental en ausencia de padres o mientras haya un conflicto entre ellos. El tercer elemento

está relacionado con el funcionamiento de algunas instituciones locales y la disposición de

éstas para influenciar un proceso resilientes. Por ejemplo un profesor interesado en ayudar,

una organización religiosa o de ayuda, etc.

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Adicional a los anteriores factores resilientes, Becoña menciona siete componentes

observados por Kumpfer y Hopkins en 1993 en los procesos de resiliencia avanzados en

jóvenes y adolescentes, tales son: optimismo, empatía, competencia intelectual, autoestima,

misión, determinismo y perseverancia. Estas características se asocian a habilidades de

afrontamiento y a los factores de protección.

Finalmente, Becoña afirma sobre la resiliencia que más que un proceso mediante el

cual algunos sujetos son o se tornan invulnerables al estrés, es un proceso que genera

diferentes estrategias de afrontamiento a una situación estresante por parte de un individuo.

Dichas estrategias dependen de los factores individuales, familiares y sociales arriba

mencionados. Al respecto Begoña dice: “Pero la resiliencia puede verse también como una

estrategia de afrontamiento, dimensión de afrontamiento, como habilidad de solución de

problemas y autorregulación, o bien, contribuyendo a la competencia de afrontamiento,

como la autonomía, la inteligencia y la competencia social (Becoña, 2002).”

En otras palabras, el autor afirma que la resiliencia es más un proceso transversal en

donde influye de manera determinante las características del individuo, pero la resiliencia

no es en sí una característica.

Se debe diferenciar entre consumo ocasional y consumo abusivo de sustancias

psicoactivas. El presente trabajo se centra en los procesos de resiliencia de las familias en

adolescentes que consumen de forma abusiva sustancias psicoactivas, por lo que debe

tenerse en cuenta que en el proceso de adicción los factores de riesgo son los catalizadores

y a su vez los que atrofian un posible proceso de resiliencia. Cuando un proceso de

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drogadicción se inicia y se mantiene puede decirse que los factores protectores que rodean

al adolescente, su familia y su comunidad son insuficientes para cortar con este fenómeno

y que las experiencias y sucesos estresantes se mantienen.

“Los individuos pueden consumir drogas por distintos motivos. Dada la relevancia

que tiene el estrés en relación al consumo de sustancias, y que el alto estrés se relaciona

con su consumo, es clave reducir éste” (Braverman, 2001). Partiendo de este párrafo,

Becoña planta su posición frente a las múltiples teorías sobre la resiliencia y el consumo de

drogas en adolescentes, y es que los estudios y análisis sobre procesos resilientes en

adolescentes drogadictos, debe estar ligado directamente a los programas de prevención y

abuso de sustancias psicoactivas ilegales. El autor hace hincapié en la relación

proporcional entre situaciones estresantes y consumo de drogas. Pone en evidencia el rol

de las experiencias negativas de los individuos en la infancia con padres drogadictos,

abusos, marginalidad, pero sobre todo en la relación de los individuos con sus iguales, más

si estos son también consumidores de drogas.

Estas experiencias estresantes constituyen lo que llaman factores de riesgo. Aquí debe

hacerse una aclaración. Los factores de riesgo pueden ser experiencias y situaciones

estresantes que induzcan al adolescente a iniciarse en el consumo de drogas, y además,

también son los factores que favorecen una adicción y que evitan que se inicie un proceso

de resiliencia individual. Cuando el adolescente ya es adicto a las sustancias psicoactivas y

ha provocado afectación al núcleo familiar y a la comunidad en donde vive, éste se

convierte en un factor de riesgo para otros adolescentes de su entorno, generando así un

circulo difícil de romper, en donde factores de riesgo que inicialmente se pensaban

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individuales, terminan convirtiéndose en factores de riesgo familiares y sociales.

Asimismo, se conviertes en factores individuales para otros adolescentes.

Becoña menciona que un factor de riesgo de mucho peso en los procesos resilientes

de adolescentes implicados en abuso de drogas es la relación que estos tienen con otros

adolecentes que también son consumidores de drogas. El autor presenta una serie de

estudios realizados en distintos países y relaciona en una matriz el número de experiencias

traumáticas vividas por un adolescente desde su niñez en el núcleo familiar y el consumo

de drogas que éste desarrollo en su adolescencia. El cruce de variables concluye lo

esperado: a mayor exposición a situaciones de estrés, mayor consumo de sustancias

psicoactivas en la adolescencia y entre más relaciones tuvieran los adolescentes con sus

pares drogadictos, menores eran los índices indicadores de un proceso resiliente.

El autor también hace hincapié en que las habilidades sociales, y los factores

individuales que catalizan un proceso de resiliencia una vez se es drogadicto, son

aprendidos en el mismo contexto familiar que pudiera resultar ser caótico, pero dependen

en gran medida del medio, es decir, de instituciones, personas ajenas al núcleo familiar, la

escuela, etc.

Mediante la observación de la realidad, es posible identificar casos de adolescentes

consumidores de drogas ocasionales o adolescentes que consumieron unas pocas veces y

no volvieron a hacerlo. Estos adolescentes, así como sus familias cuentan con factores

protectores más estructurados, tanto a nivel individual como a nivel familiar, y pueden

hacer frente de forma más eficaz a las situaciones y adversidades provenientes de la

28


comunidad o de otros adolescentes, es decir, unos factores de protección mas estructurados

tanto a nivel individual como familiar, hacen frente de forma más eficaz a los factores de

riesgo provenientes de la comunidad.

Sin embargo, esto no quiere decir que no haya factores de riesgo al interior de las

familias o de la misma personalidad del adolescente, si los hay. La diferencia es que al

estar mejor estructurados los factores de protección individual y familiar que sus propios

factores de riesgo, se reducen las posibilidades de que se genere un proceso de adicción.

Si se inicia un proceso de drogadicción con afectaciones evidentes en el individuo y

en la familia, puede o no iniciarse con el tiempo un proceso de resiliencia. El éxito de este

proceso dependerá de cómo la familia, el individuo y la comunidad proporcionen

elementos que permitan estructurar los factores de protección y reducir los factores de

riesgo.

Por otro lado, según los textos revisados hay diferencias entre las afectaciones que

pueden tener los factores de riesgo antes de iniciar un proceso de drogadicción y las

afectaciones que tienen una vez iniciado un proceso de resiliencia, es decir, cuando ya el o

la adolescente es adicto y se encuentra superando, junto con su familia esta problemática.

Los factores de riesgo que catalizan la drogadicción parecen afectar más a

adolescentes varones que a las adolescentes femeninas. Esto se debe a que en condiciones

sociales de vulnerabilidad los adolescentes varones están expuestos a la presión de sus

compañeros, a las pandillas y en general a una menor desatención por parte de sus familias

que las niñas, sin embargo, una vez desencadenado el proceso de drogadicción, argumenta

29


el autor que en la mayoría de las veces las mujeres tienden a ser más resilientes que los

hombres, aunque la diferencia no es muy significativa. En los procesos de resiliencia en

contextos de drogadicción pesan más los factores individuales y familiares que el factor

género.

Otro de los textos revisados “Características de resiliencia en jóvenes usuarios y no

usuarios de drogas” desarrollado por Alberto Córdoba, Patricia Andrade y Solveig

Erendira muestra diferencias fundamentales entre los procesos resilientes de adolescentes

(entre 13 y 14 años) usuarios y no usuarios de drogas. Los autores desarrollan un estudio

metodológicamente muy creativo, mediante el cual tratan de responder a la pregunta de por

qué algunos adolescentes utilizan drogas y otros no si comparten un entorno similar, es

decir, son vecinos, van a la misma escuela y tienen una edad similar. Los investigadores

desarrollan su estudio en zonas y escuelas pobres y marginadas de zonas rurales de

México.

De este documento se destaca la metodología utilizada para la investigación. Los

investigadores diseñaron una serie de formularios que permiten suponer una “escala de

resiliencia” basada en la relación existente entre los factores de riesgo y los factores de

protección en todos los niveles, es decir, factores de riesgo y de protección a nivel

individual, familiar y social. Es una investigación cualitativa y cuantitativa en donde se

analizó una muestra de 1.021 adolescentes entre 13 y 18 años. Todos pertenecían al

sistema de educación media básica y superior. Se dividieron en tres grupos: los abusadores

o dependientes de drogas ilegales, usuarios experimentales u ocasionales y no usuarios de

drogas.

30


También se realizaron encuestas a 658 jóvenes con edad promedio de 14.6 años, de

los cuales el 31.2% eran usuarios ocasionales de drogas, el 32.8% eran abusadores o

dependientes y el 36% no usaba drogas. Además, el estudio incluyo entrevistas

semiestructuradas a estudiantes de alto riesgo que, sin embargo, no utilizaban drogas. En

total, 58 estudiantes fueron entrevistados.

Esta investigación muestra varias aproximaciones teóricas al concepto de resiliencia y

a los procesos resilientes que tienen lugar cuando se habla de adolecentes adictos a las

drogas o que conviven en condiciones de riesgo. Al respecto, los autores citan a Olson y

Cols (2003) quienes definen “la resiliencia como un resultado de patrones particulares de

conductas funcionales a pesar de la exposición al riesgo.” (p. 5) es decir, se toma a la

resiliencia como un proceso adaptativo en medio de la interacción entre los factores de

riesgo y de protección del sujeto. Los factores de protección individual pueden ser el

resultado de varios elementos que se “conjugan” en la infancia del individuo, como por

ejemplo “la inteligencia, el temperamento, el locus interno, la familia y la comunidad en la

que le ha tocado vivir” (p. 5).

Esta investigación se centró en aplicar mecanismos e instrumentos, así como el

establecimiento de variables para poder medir de la forma más precisa posible, los factores

de riesgo y los factores protectores en jóvenes estudiantes entre 13 y 14 años; y establecer

las causas de porque unos son consumidores de drogas abusivos, otros lo hacen de forma

eventual, y finalmente, evaluar que variables diferentes están implicadas en aquellos

estudiantes que, pese a compartir con los consumidores de drogas factores de riesgo, no

son ni han consumido drogas.

31


Los autores mencionan estudios e investigaciones sobre el tema realizados en

distintas partes del mundo por diversos autores, entre los que están los estudios empíricos

realizados por Hawkins y Catalano en 1992 (y de los que se resaltan los mecanismos e

instrumentos utilizados para la sistematización de la información) así como los realizados

por Mrazek en 1987 y por Green y Kroger en 1999.

Los investigadores desarrollaron un formulario conformado por cuatro áreas, la

primera es el área familiar. En esta área los investigadores incluyeron indicadores propios

así como indicadores establecidos por la Evaluación de las Relaciones Intrafamiliares

escrito por Rivera en 1999. Adicionalmente los investigadores aplicaron la escala de

Relaciones Parentales de Andrade (1998). La segunda área es la individual. Se centra en

los aspectos característicos de la personalidad de los estudiantes evaluados.

Contiene preguntas sobre la orientación hacia el futuro, auto concepto, vínculo con

amigos, actitud proactiva, optimismo, manejo de conflictos interpersonales, disposición de

apoyo hacia los demás. Los investigadores añadieron además, un indicador derivado del

concepto de “aguante” expuesto por Díaz Guerrero en 1991, en el que se refiere a “la

capacidad de aguantar y sobrellevar las crisis y los problemas emocionales”. El formulario

incluyo también una sesión sobre el consumo de drogas, en donde se requería la edad de

inicio, uso de drogas en el último mes, etc. además de incorporar una sesión demográfica

con preguntas como edad, sexo y ocupación (aparte de ser estudiante).

Una vez obtenida la información, los investigadores aplicaron las puntuaciones

obtenidas en cada uno de los factores establecidos dentro de las cuatro áreas. En el área

32


familiar se evaluaron los aspectos: expresión, dificultades y unión familiar; en el área

individual se evaluó: orientación al futuro, control percibido ante situaciones de riesgo,

vínculos con amigos, sentido del humor, actitud proactiva, control de impulsos y manejo

del conflicto en las relaciones interpersonales. En el área de relaciones parentales se

evaluaron los aspectos de apoyo, comunicación, rechazo y aceptación. Finalmente en la

cuarta área se agruparon los datos demográficos y sobre consumo de drogas.

33


Resultados.

“Los resultados anteriores no solo permiten profundizar en el conocimiento de los

factores individuales y ambientales que pueden constituir una protección para el consumo

de drogas en los adolescentes, sino que contribuyen a enriquecer el campo de la evidencia

empírica sobre los aspectos que deben priorizarse en el trabajo preventivo” (p. 113).

Dicho esto, los investigadores afirman que el resultado de su investigación ratificó lo

que otros estudios confirmaron antes sobre la influencia que tiene el entorno en la

composición de los factores de riesgo y sobre el rol de la familia y el individuo en la

composición de los factores protectores, sin dejar de lado que el entorno en muchos casos

constituye también un factor protector frente a adversidades incluso familiares. Asimismo,

a nivel individual y familiar la relación entre los factores de riesgo y de protección ocurre

con los adolescentes como principales actores, muchas veces más reactivos que activos.

Debido a que los investigadores realizaron entrevistas a adolescentes no

consumidores que compartían factores de riesgo con los que si son consumidores, el

estudio muestra resultados interesantes, sobretodo porque permite identificar algunos

factores que hacen que ciertos adolescentes consuman drogas.

Los investigadores sitúan estos factores sobre todo en áreas individuales y familiares.

Mencionan que es en estas dos áreas en las que cada adolescente se diferencia y

argumentan que las dinámicas en estas dos áreas son de vital importancia en el proceso de

resiliencia, tanto si constituyen factores de riesgo como de protección. Según los

34


investigadores los análisis muestran claras diferencias entre los tres grupos estudiados

(adolescentes consumidores, consumidores eventuales o experimentales y no

consumidores) las evaluaciones y puntuaciones evidencian que los adolescentes que no

consumen drogas son los que tienen un mayor número de características de factores

protectores, sin indicar necesariamente, mayor presencia de factores de riesgo.

Por el otro lado, los resultados mostraron que los jóvenes usuarios de drogas tienen

problemas frecuentes para establecer relaciones afectivas, y tienden a presentar relaciones

conflictivas con figuras de autoridad como los maestros y los padres. Respecto a este grupo

de adolescentes, los investigadores mencionan como dato relevante lo entendido por estos

jóvenes como sentido del humor. Ellos describieron el sentido del humor como

involucramiento en situaciones divertidas asociadas con el subidón (de algunas sustancias)

mientras que el grupo de los no consumidores asocio el concepto de sentido del humor a

ver el lado positivo de las situaciones que a diario nos pone la vida.

Es de gran importancia tener en cuenta que para lograr dar respuesta a los objetivos

del trabajo planteado es necesario acudir a diferentes fuentes de información, que nos

facilite dar respuesta a cada uno de los objetivos, a sí mismo permitirá comprender y

explicar cómo se dan los procesos resilientes en las familias que tienen un adolescente

consumidor de sustancias psicoactivas. unos de los autores que permiten comprender las

dinámicas familiares son; Ignacio Sáenz (2010), el cual plantea diferentes factores de

protección y de riesgo dentro de las familias, los cuales son influyentes a la hora del

consumo o no de sustancias psicoactivas, es decir cada ser humano desarrolla la resiliencia

dependiendo los factores protectores y los factores de riesgo a los que están expuestos, si

35


los factores protectores son más altos, la posibilidad de que la resiliencia se dé en el

adolescente es más alta. Y si los factores de riesgo influyen más en el adolescente las

posibilidades de que se dé la resiliencia son más bajas.

Como plantea Yaria (1999) citado por Sanz (2010). Uno de los factores influyentes

dentro de las familias es la falta de recursos de una familia, recursos tales como los

intelectuales y económicos los cuales hacen que el adolescente sea más vulnerable y se

involucre en el consumo de drogas, para poder hacerse visible ante su familia o sociedad.

Otro recurso familiar importante es, un ámbito familiar normal, es decir, que él bebe

este rodeado de comodidades y atenciones por parte de sus allegados, madre, padre,

hermanos, tíos etc. Lo cual proporciona una seguridad y protección. Mediante el bebé

crece, gracias a las atenciones anteriores, aprenderá que sus necesidades no puede ser

satisfechas inmediatamente, aprenderá normas, a respetar, que es lo bueno y lo malo etc.

Sáenz (2010). Si este recurso falla y no se evidencia un proceso normal, el sujeto no se

desarrollara debidamente. Es por esto que los encuentros afectivos y profundos entre

adolescentes y padres se deben dar de una forma normal o sana a lo largo del ciclo vital del

sujeto, para así evitar un posible consumo de sustancias psicoactivas en un adolescente.

Si este ámbito familiar normal es ineficaz, el adolescente pierde una historia familiar,

es decir, lograr una buena interacción entre abuelos, tíos, primos, los cuales se convierten

en un motor de identidad Yaria (1999). Al no tener un referente de identidad, el

adolescente es más sensible e inestable ante las diferentes dinámicas sociales, en las cuales

existen diferentes conductas de consumo de alcohol y drogas.

36


Las familias que no logran tener, como se mencionó anteriormente, un ambiente

familiar normal, se convierten en familias multiproblemáticas, en las cuales hay

imposibilidad de vincularse, encontrarse y tener una buena comunicación entre padre e

hijo. “Un estudio realizado por Canclini (1979) indica que este tipo de familias, las

multiproblemáticas, son las inductoras ante patologías de desorganización social, en donde

se encuentra la mayoría de los trastornos crónicos de uso de drogas” Sáenz (2010).

Otros autores que lograron identificar dinámicas familiares influyentes a la hora del

consumo de sustancias psicoactivas es Urgate (2001) .La cual, en sus investigaciones logró

identificar que, en concordancia con Sáenz (2010), el adolescente al perder su modelo de

identidad, es más vulnerable a las referencias externas e intenta pertenecer a grupos

culturales adolescentes. Por otra parte, Kandel, Treiman, Faunst y Single en (1976),

mencionan que el consumo de drogas en la adolescencia está vinculado a un proceso

problemático, el desarrollo de relaciones íntimas, y el abandono familiar.

El abandono familiar es de suma importancia, por ello la familia toma un elemento

primordial a la hora del consumo de sustancias psicoactivas. Según Urgate (2001), la

familia es el primer elemento socializar en el cual, se educan y forman individuos, para que

sean capaces de enfrentarse e integrarse a la vida de una forma normal. La familia es un

sistema en el cual de igual forma, se logra una integración con el medio ambiente (escuela,

iglesia etc.) Las cuales presentan una estructura y jerarquía que ayudarán a hacer frente a

las diferentes etapas del ciclo vital del sujeto.

37


Ahora bien si tomamos en cuenta que la familia es un factor de riesgo pero también de

protección se debe profundizar no solo en la resiliencia del adolescente sino también en la

que tiene su familia. La resiliencia en la familia con adolescentes consumidores proviene

de la capacidad que esta tiene para afrontar las situaciones negativas que se presentan,

ajustando sus rituales familiares, la confrontación pro activa de los problemas, relaciones

productivas entre el niño y la madre hacen parte de un reforzamiento positivo que captura

la capacidad de adaptación y confrontación positiva considerada como resilientes. Las

investigaciones muestran una correlación entre los niños resilientes y las familias que

poseen calidez, cohesión y estabilidad, así como también se puede evidenciar mayor

resiliencia en las familias que presentan una fuerte relación entre padres e hijos, las cuales

son marcadas por interacciones positivas, disciplina consistente, afecto y formación,

preocupación por el bienestar de los hijos, ternura.

Autores como McGubbin y MacGubbin (1988), citados por Ugarte (2001) definieron

la resiliencia familiar como “las características, dimensiones y propiedades familiares que

ayudan a las familias a ser resistentes frente a la desorganización, el cambio y la

adaptación que plantean las situaciones de crisis” por lo cual la resiliencia en la familia va

más allá de la posibilidad individual de adaptarse a uno de los mecanismos resilientes,

puesto que en el involucra todo el sistema familiar, lo cual dejaría el proceso a un reajuste

relacional entre los integrantes de la familia manteniéndola como una unidad funcional.

Por lo mismo, la forma en que la familia afronta las crisis y vive las experiencias que

se presentan a lo largo de su existencia será también el mecanismo que la misma utilice

para confrontar que un adolescente inmerso en ella es consumidor de sustancias

38


psicoactivas. Los mismo autores citados por Ugarte anteriormente, McGubbins y

McGubbins (1988,1993), implementan en un modelo de su construcción dos factores de

consideración preponderantes para la detección del nivel de adaptación en las familias a las

factores estresantes, estos son el “sentido de coherencia a los sucesos familiares y el plan

familiar” los cuales dan razón a la planificación y antelación familiar a diversas

situaciones, los valores, metas, prioridades, expectativas y visiones del mundo que las

familias comparten, permitiendo un reforzamiento en la interacción del sistema a través del

tiempo.

El proceso de interacción que la familia tiene que ajustarse a las diferentes etapas

nucleares e individuales que se presenten como la niñez, la vejez, un duelo divorcio, y en el

caso más preciso la adolescencia y el consumo de sustancias psicoactivas, los procesos de

resiliencia relacional van a variar dependiendo de las etapas o circunstancias donde la

familia debe calibrarse a las necesidades de sus integrantes, estos procesos no resultaran

fáciles de afrontar sin embargo la flexibilidad de la familia permitirá evidenciar que tanto

impacto tiene a través del tiempo.

Si bien a lo largo de los análisis sobre familia no se ha encontrado puntualmente un

tipo de resiliencia específico con el cual se adhieran como mecanismo las familias que

tienen un adolescente consumidor de sustancias psicoactivas si se logra evidenciar que las

familias en efecto poseen capacidad para afrontar, sobreponerse y ajustarse a las crisis;

esta capacidad no es otra que el producto de los lazos y las dinámicas que se construyen

con el paso del tiempo entre sus integrantes, el desarrollo positivo de los mismos deriva de

forma directa en mecanismos resilientes familiares.

39


Por otra parte, la investigación titulada “Resiliencia y consumo de drogas, una

revisión”. El autor Elisardo Becoña, discute fundamentalmente los distintos procesos

resilientes cuando un sujeto presenta adicción a distintos tipos de sustancias adictivas.

Concretamente el autor habla sobre la resiliencia en personas adictas al tabaco, adictas al

alcohol y adictas a las drogas. Además muestra las aplicaciones que tiene la resiliencia en

los programas diseñados en el campo de la drogodependencia clínica. También ofrece

información sobre bibliografía relacionada con el tema, así como sobre casos aplicados.

“En este artículo revisamos los estudios que han analizado la relación entre resiliencia y

consumo de drogas (tabaco, alcohol y drogas ilegales). Los estudios, tanto longitudinales

como transversales, indican que una parte de las personas consiguen ser resilientes (tener

una adaptación normal) en su adolescencia o vida adulta, a pesar de haber sufrido graves

traumas o circunstancias adversas de su infancia. Distintos estudios han mostrado

claramente que la resiliencia es un elemento protector para que la persona no consuma o

abuse de las distintas drogas. Se concluye que este concepto es de gran relevancia para el

campo de las drogodependencias y, específicamente, para el desarrollo de programas

preventivos basados en la resiliencia.”

El texto nos muestra un análisis sobre la relación entre la resiliencia y el alcohol, el

tabaco y las drogas ilegales por separado, asociando los factores de protección y de riesgo

correspondientes. Los referentes teóricos en el texto son: -resiliencia y tabaco -resiliencia

y alcohol -resiliencia y drogas ilegales. Dentro de cada uno de estos ítems el texto presenta

varios estudios e investigaciones de distintos autores.

40


Cuando se habla de los factores de riesgo como catalizantes o causantes de la

drogadicción en adolescentes se entienden como vulnerabilidad. En este punto, la

vulnerabilidad es transversal: social, familiar e individual ya que el hecho de que un

adolescente inicie con un patrón de consumo de sustancias psicoactivas destructivo ratifica

la vulnerabilidad transversal. Por otro lado, cuando asumimos los factores de riesgo como

elementos que retrasan o impiden un proceso de resiliencia (es decir, cuando el adolescente

ya es adicto) hablamos de factores de riesgo para el proceso de resiliencia. Estos factores

de riesgo, como se ha mencionado anteriormente, pueden ser sociales, familiares e

individuales. Sin embargo, en el proceso de resiliencia son los factores de riesgo

individuales los que más peso tienen para lograr un proceso resiliente exitoso. Los factores

protectores individuales que son fundamentalmente actitudes y características de la

personalidad del adolescente, serán los encargados de moldear y hacer frente a todos los

factores de riesgo individual que ralenticen o interrumpan un proceso resiliente exitoso. La

vulnerabilidad familiar repercute en este proceso en ambas situaciones: antes y después del

inicio de un patrón de consumo de sustancias psicoactivas autodestructivo.

Al hablar de vulnerabilidad en las familias, se hace referencia a la identificación de su

subjetividad, riesgos y potencialidades (Pizarro 2001). Las familias con adolescentes

consumidores de sustancias psicoactivas, a lo largo de sus vidas fueron vulnerables a

diferentes factores, tanto económicos, familiares, políticos, religioso etc. Lo cual puede ser

un punto de partida para que un adolescente consuma sustancias psicoactivas. Como bien

se ha dicho a lo largo de esta revisión, la familia cumple un papel importante en el

41


crecimiento de un ser humano, ya que es el primer ambiente socialización y en el cual se

instauran las nórmalas, valores, creencias etc. (Urgate 2001)

La vulnerabilidad de las familias se convierte pues, en problemas económicos,

sociales, familiares entre otros. Las familias al encontrarse con estos factores pierden

cohesión familiar, normas, reglas, deberes etc. Los cuales pueden ser causantes de un

futuro consumidor de sustancias psicoactivas. (Hirschis 1969). Según este mismo autor, los

lazos familiares adecuados ayudan a mejorar en gran medida la cohesión familiar.

Si bien las familias tienen algún grado de vulnerabilidad, de igual forma, tiene la

capacidad de reestructurarse para afrontar dichas adversidades, lo cual hace referencia al

concepto de resiliencia, que se puede definir como “una serie de procesos que permiten al

individuo, a la familia o comunidad hacer frente a una adversidad” (Rutter 1993). Las

adversidades en una familia siempre van a estar a lo largo de su historia, y son estas las que

deben buscar las diferentes estrategias para afrontarlas.

Al enlazar estos dos conceptos, resiliencia y vulnerabilidad, podemos conocer con

mayor claridad la diferencia de los procesos resilientes de familias con alta vulnerabilidad

y poca vulnerabilidad. Las familias con alta vulnerabilidad, como se plantea anteriormente,

están más expuestas a problemáticas psicosociales, lo cual hace que sus pautas resilientes

se vean afectadas. De igual forma, cabe resaltar que se pueden evidenciar familias

vulnerables con altas posibilidades y potencialidades, por lo cual, la resiliencia familiar

depende de la subjetividad y estrategias que tenga la familia.

42


Por otro lado se encuentran las familias con poca vulnerabilidad, las cuales se ven

menos afectadas por problemáticas psicosociales. Lo cual hace que sus pautas resilientes

sea más acorde a las necesidades de la familia. Pero de igual forma, se pueden evidenciar

familias con baja vulnerabilidad y con poca capacidad de afrontamiento a los problemas y

transformación.

Autores como Gómez y Kotliarenco (2010) definen la vulnerabilidad como una

variable, la cual se encargar de incrementar la susceptibilidad a los efectos negativos de

una familia, estos factores pueden ser entonces depresión o baja cohesión familiar. Dichos

factores, son de gran importancia en la resiliencia familiar, ya que como plantea el modelo

eco-sistémico de resiliencia humana de Masten y Obradovic (2006), se necesita de

cohesión familiar para tener una buena resiliencia, sin dejar a un lado los otros

componentes que mencionan, tales como la parentalidad, dinámicas interpersonales,

rituales y normas.

Haciendo un análisis de las diferentes teorías e investigaciones, el nivel de

vulnerabilidad de las familias es proporcional al tipo de resiliencia. Esto quiere decir, que

si una familia a lo largo de su ciclo vital, está en constante interacción con diferentes

factores de riesgo, tales factores de riesgo como, condiciones sociales adversas (pobreza),

evento traumático (abuso sexual, guerra, terremoto) y una combinación de alto nivel de

riesgo con exposición a un evento traumático particular. (Patterson 2002), hay gran

probabilidad que se evidencia una resiliencia familiar disfuncional.

43


La vulnerabilidad entonces, es un elemento clave para identificar la resiliencia no

solo en un contexto familia, si no también personal. Ya que, al identificando el grado de

vulnerabilidad de un sujeto o familia, se pueden evidenciar los factores de riesgos. Tales

factores de riesgo son los causantes de una buena o mala resiliencia, lo que conllevaría a un

posterior consumo.

Por otra parte, el modelo de Gómez y Kotliarenco (2010) plantea dos procesos

importantes dentro de una familia. Los cuales son 1). Procesos de deterioro familiar y 2.)

Procesos de resiliencia familiar a lo largo del ciclo vital. Se puede evidenciar un papel

importante en los procesos de vulnerabilidad en el esquema planteado. Según los autores,

los procesos de vulnerabilidad se dan por un dignificado dañino ante una demanda

44


estresante o de crisis a lo largo del clico vital de la familia, este dignificado dañino causara

un proceso de vulnerabilidad, lo cual hace que las familias o sujetos tengan más

probabilidades a desarrollar respuestas destructivas o agresivas ante una situación adversa,

las cuales posteriormente se desencadenaran en disfunciones o patologías a nivel familiar o

personal. Esto pues, corrobora que la vulnerabilidad cumple un papel fundamental en la

resiliencia familiar, y nos brinda un apoyo teórico ante nuestras hipótesis.

Tomado de Gómez y Kotliarenco (2010).

Este esquema ilustra la dinámica fundamental de los procesos de deterioro familiar.

Inicialmente los procesos de riesgo y los procesos protectores interactúan con situaciones

45


estresantes y con crisis, experimentando una remoción entre las demandas para la solución

de la crisis y los recursos de los que dispone el individuo y la familiar. Estos recursos

pueden ser económicos, afectivos, educacionales, religiosos, etc.

Como la mayoría de las crisis, una dinámica de consumo de sustancias psicoactivas en

adolescentes inicia un proceso de significado, el cual es asumido por el adolescente y por

la familia como un daño inicialmente, pero que puede ser asumido, con el paso del tiempo

como un significado de desafío, es que cuando inicia el proceso de resiliencia es cuando se

manifiesta un cambio de la vulnerabilidad a la recuperación.

Es importante resaltar que el punto de inflexión hacia la resiliencia es difuso y no está

determinado únicamente por un factor. La relación entre muchos factores que van desde las

características del entorno, la crianza, la personalidad del adolescente y la de sus familiares

cercanos, así como de las oportunidades que puedan aprovecharse para iniciar el proceso

de resiliencia. Cuando una situación estresante como la drogadicción de un adolescente se

convierte mediante la vulnerabilidad de la familia en respuestas agresivas y destructivas,

por lo general las consecuencias son el estancamiento familiar y del mismo adolescente,

disfunción familiar y patologías mentales e incluso físicas por asumir el hecho estresante

de forma inadecuada. En estas crisis las figuras de autoridad familiar así como del apoyo

que pueda prestar la comunidad y las características de los individuos implicados son

determinantes para continuar un proceso por la vía de la vulnerabilidad o para iniciar un

proceso resiliente.

46


Cuando inicia un proceso de resiliencia después de haber pasado por el proceso de

drogadicción, la familia empieza a asumir sus antiguas vulnerabilidades como un reto, las

respuestas a las crisis son constructivas. El adolescente empieza también a asumir su vida y

a colaborar con la familia para su propio bienestar. Este proceso puede tener periodos de

estancamiento, e incluso puede parecer que vaya para atrás. Es necesario tener en cuenta

que la multitud de factores que se interrelacionan para desarrollar un proceso de resiliencia

eficaz son muchísimos, además son variantes y no son estáticos ni lineales.

Un proceso de resiliencia exitoso genera como consecuencias una reorganización de la

familia así como de sus miembros, una adaptación del adolecente a las nuevas condiciones

de vida y una aceptación de la familia a su mejoría. La consecuencia más importante de un

proceso de resiliencia exitoso es el crecimiento y fortalecimiento de los individuos

directamente implicados así como de la unidad y la estructura familiar, que se verá

fortalecida para asumir retos futuros y reducir la posibilidad de que los procesos de

vulnerabilidad generen situaciones de inestabilidad y crisis.

El siguiente esquema ilustra cuando se inicia un proceso resiliente en una familia con

adolescente consumidor de sustancias psicoactivas de forma abusiva.

47


Como se mencionó anteriormente, los factores de riesgo presentes en la adolescencia

contribuyen de manera directa y sistemática en las situaciones de crisis. El esquema

anterior muestra el proceso una vez se inicia la resiliencia. Sin embargo, es importante

aclarar los factores de riesgo y los factores de protección que están presentes más

intensamente en la adolescencia que en otras etapas de la vida.

• La estructura familiar utiliza los recursos a su disposicion para

iniciar una transformacion.

• Los factores protectores se "ponen" en marcha.

• Las vulnerabilidades empiezan a ser superadas.

• Los individuos salen con mayor capacidad de enfrentar crisis.

• El individuo deja de consumir sustancias psicoactivas de forma

abusiva y es consiente de las consecuencias de sus actos.

• Se aprende del daño y se evita a posteridad.

Los individuos inplicados y la estructura familiar inician un

proceso de ajustes.

La crisis toma un significado de desafio, que se empieza a

asumir.

•Momento inicial cuando lasconcecuencias de la adiccion generan crsisi en la familia.

• El adolecente se convierte en un problema que daña la cohesion

familiar.

• Se destruye el orden familiar actual y se generan nuevas "alternativas"

que no siempre son adecuadas para la solucion del conflicto.

Crisis Afrontamiento

ReorganizacionCrecimiento y

fortalecimiento

48


Los factores de riesgo constituyen una exposición repetida y reiterada al peligro, en

este caso al consumo de sustancias psicoactivas y al riesgo que ello conlleva, desde ir a

conseguirlas a escondidas, hasta realizar actividades estimulante bajo sus efectos. A esto se

suma la importancia que tiene para los adolescentes impresionar a otros adolescentes por

medio de sus experiencias “adultas” que son mostradas a otros compañeros. Esto no solo

genera autoconfianza en el adolescente arriesgado, sino que muestra a otros su

comportamiento, con el riesgo que conlleva a que otros adolescentes lo imiten.

Esta conducta aporta la adolescente una gratificación y un esfuerzo positivo debido a

que en la mayoría de los casos se vuelven socialmente relevantes. Además de la atracción

hacia sensaciones distintas y novedosas que produce el consumo de sustancias

psicoactivas.

Otro riesgo es que para la familia de un adolescente es más difícil darse cuenta del

problema del consumo de sustancias psicoactivas si el mismo ha sido iniciado en el colegio

o con compañeros del adolescente. En esta edad, la falta de comunicación con la familia es

algo que se da por sentado, incluso cuando no hay consumo de drogas de por medio, al

tratarse de una edad en la que sus amigos e intereses personales empiezan a ser más

relevantes que el tiempo que se pasa en la casa o con los miembros de la familia.

Esto constituye un riesgo mayor en la medida en que cuando la familia se percata del

consumo de sustancias en el miembro adolescente es posible que ya se haya iniciado en él

un patrón de consumo adictivo y nocivo, asimismo, es posible que ya tenga establecido su

49


nicho de consumo y sus amistades con las cuales disfruta de los efectos de dichas

sustancias.

Estos factores de riesgo “propios” de la adolescencia también interfieren una vez

iniciado el proceso resiliente. Inclusive también pueden identificarse factores de riesgo

individuales más comunes en la adolescencia. La inseguridad, poco auto aceptación y la

baja autoestima son factores de riesgo asociados a la adolescencia. El consumo de

sustancias psicoactivas además de proporcionar un escape para los adolescentes, también

aumenta estos factores, iniciando un clico autodestructivo y en el cual se va haciendo cada

vez más difícil abandonar.

50


Conclusiones.

Se puede evidenciar una relación constante entre vulnerabilidad, factores de riesgo,

resiliencia y consumo de sustancias psicoactivas (SPA), ya que, como plantean los

diferentes autores, la vulnerabilidad y los factores de riesgo son el punto de partida para

lograr identificar la pautas resilientes tanto familiares como individuales, ya que nos dan a

conocer las diferentes situaciones estresantes de la familia-sujeto y su grado de intensidad.

El proceso de resiliencia que surge en una familia con un miembro adolescente adicto

a las sustancias psicoactivas, se inicia cuando en el núcleo familiar y en el individuo

empieza la fase de Afrontamiento. En esta etapa, los individuos implicados y la estructura

familiar comienzan realizar ajustes en sus dinámicas diarias y en las relaciones que

sostienen todos entre sí; y empiezan a asumir la crisis con un significado de desafío, que al

contrario que en la etapa de la crisis, se asumía como una vulnerabilidad.

La familia y el adolescente comienzan a reorganizarse mediante el aprovechamiento

de los recursos a su disposición y a tomar decisiones dentro de las pautas sociales

comúnmente aceptadas. Los factores protectores son determinantes en el desarrollo de un

proceso de resiliencia exitoso. Entre los fundamentales se encuentran los factores

protectores individuales relacionados con las actitudes y características de la personalidad,

entre ellas el nivel de autoestima y seguridad en sí mismo, la visión del futuro, el nivel

educativo y la pertenencia a una religión u organización comunitaria.

51


Los factores protectores familiares intrínsecos al proceso de resiliencia familiar son la

cohesión familiar, la colaboración y la adaptación. Estos factores con la expresión grupal

de las relaciones entre las diferentes características individuales que conviven en la unidad

familiar. De modo que los factores de resiliencia individual son el componente

fundamental del proceso de resiliencia familiar.

Por otro lado se debe mencionar la incidencia que tiene la adolescencia en el proceso

de resiliencia. La conclusión a este respecto es que la etapa del desarrollo humano

comprendida como adolescencia, contiene factores de riesgo tales como la inseguridad en

sí mismos, baja autoestima, distanciamiento en la relación con los padres o miembros

mayores de la familia, propensión a buscar situaciones de riesgo, la preferencia a las

relaciones interpersonales con otros adolescentes (con similares características) entre otras.

Estos factores de riesgo ralentizan y atrofian un proceso de resiliencia eficaz, por lo que

muchas veces deben entrar a intervenir en el proceso, organizaciones, instituciones o

personas ajenas a la familia para ayudar en el proceso.

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