Baudelaire y Benjamin: la musa enferma y la pérdida del aura
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8/3/2019 Baudelaire y Benjamin: la musa enferma y la prdida del aura
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Acta Poetica 29 (2)OTOO
2008
Baudelaire y Benjamin:
la musa enferma y la prdida del aura
Esther Cohen
Este ensayo explora la relacin entre Walter Benjamin y la poesa de Bau-delaire, as como su vnculo con el pensamiento crtico revolucionario deBlanqui. Baudelaire es, para Benjamin, una de las ms proundas uentesde inspiracin de su propia crtica a la modernidad. La reexin de estostres autores piensa en alternativas de resistencia al ujo interminable delllamado progreso de la era moderna.
Palabrasclave: poesa, pensamiento crtico, Benjamin, Baudelaire, Blanqui.
This essay explores the association between Walter Benjamin and Baude-laires poetry, as well as the connections with Blanquis critical and revolu-tionary thinking. One o the deepest sources o inspiration or Benjaminscriticism on modernity is Baudelaire. These three authors ideas oresee theconsequences o modernity and, at the same time, open up alternatives oresistance to the unending ux o the so called progress.
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Acta Poetica 29 (2)OTOO
2008
Esther CohenInstituto de Investigaciones Filolgicas, unam
Baudelaire y Benjamin: la musa enfermay la prdida del aura
S, estas gentes hostigadas por penas domsticas,molidas por el trabajo y atormentadas por la edad,derrengadas y doblndose bajo un montn de des-perdicios, vmito indenido del enorme Pars.
baudelaire1
En el ondo de los bosques, encerrado bajo estasbvedas semejantes a las sacristas y catedrales,pienso en nuestras sorprendentes ciudades, y lamsica prodigiosa que rueda sobre las cumbres meparece la traduccin de lamentos humanos.
baudelaire
1 Oui, ces gens harcels de chagrins de mnage,Oui, ces gens harcels de chagrins de mnage,Moulus par le travail et tourments par lge,reints et pliant sous un tas de dbris,Vomissement conus de lnorme Paris.
La traduccin es ma, la versin original en rancs proviene de la edicin bilin-ge de las Obras Completas, 291.
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l [Baudelaire] es, como ellos, un hombre que haperdido su experiencia, un moderno.
benjamin
Es sabido que el inters de Walter Benjamin por la poesa deBaudelaire se remonta a los aos 1914-1915. Pero no ser sinohasta 1935 cuando el poeta maldito entre al mundo de Ben-
jamin para no abandonarlo ms: de ahora en adelante, el fl-soo-crtico se undir en una especie de simbiosis narrativa y
temtica con el poeta, sin dejar de lado al otro gran avisadorde incendios, Kaka, que alertar, no sin un dejo de irona,sobre la modernidad por-venir. Louis Auguste Blanqui (1805-1881), el idelogo de la Comuna de Pars, ser la fgura queacercar ms los mundos del flsoo y del poeta, aunque serl quien d un paso adelante para defnir lo que signifca lahistoria moderna, es decir, nada ms y nada menos que elpropio inferno que se renueva da con da, el eterno retorno de
lo mismo, es decir, de los vencedores.Lo que el ngel de la historia benjaminiano ver en 1940
Blanqui ya lo habr vislumbrado, al mismo tiempo que Baude-laire, un siglo atrs: Baudelaire pasa a ser entonces, para Ben-
jamin, el flsoo y crtico, el poeta de esa catstroe de la quetanto hablar en sus Tesis de losoa de la historia. Ser sungel con las alas abiertas y los ojos desorbitados que miranhacia un horizonte turbio y maloliente, perdido entre lamentoshumanos y suciedad, entre escombros y vmito, donde todolo que la mirada del ngel visualiza es la imagen paradjicadel progreso (cr. Benjamin, Tesis). Eso que da comienzo amediados del siglo xix y que se coronar en el siglo xx con lagran muestra del avance cientfco y tecnolgico las c-maras de gas y sus crematorios: hacia all, al menos comolo plantean Adorno y Horkheimer, nos ha conducido la civili-
zacin moderna, tal y como la vivieron Blanqui, Baudelaire y
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Benjamin. De ah que Benjamin quien optar por la morfnapara poner fn a la travesa de su vida se convierta para no-sotros, ya no como en el caso de Baudelaire, que ve con unalucidez sorprendente el principio de ese progreso, en un au-tntico observador de la hecatombe moderna. Por ello, Benja-min recoger tambin la obra de Blanqui y su texto Lternitpar les astres (Blanqui,Maintenant), que el flsoo leycongran entusiasmo como lo confrma su carta a Horkheimer de1938 (Benjamin, The Correspondence, 549). Blanqui, abogadoy mdico parisino, inspiracin y jee natural de la Comuna
de Pars, revolucionario de proesin, puede bien considerarseel responsable de la gran revuelta histrica de 1871, aunque lmismo se encuentra en la crcel en ese momento. Desde all,inmovilizado tras las rejas, el Blanqui ausente estar presenteen cada uno de los blanquistas que dominarn la escena revo-lucionaria de la Comuna. Por esta razn, no puede separarseel impacto de la obra y la accin revolucionarias de Blanquide la escritura benjaminiana; tampoco podemos olvidar que,
el propio Baudelaire, seguidor y miembro de la Sociedad Re-publicana Central, El club Blanqui, poeta de la modernidad,aparecer obsesivamente en la obra de Benjamin. Es por elloque este ltimo escribe: Baudelaire se encuentra tan aisladoen el mundo de su poca como Blanqui en el mundo de losconspiradores (Benjamin,Libro de los pasajes, 384). No sercasual que el mismo Benjamin, sin dejar de tener a Scholem,
Adorno y a Brecht como interlocutores, sea una especie de so-litario en medio de la catstroe del progreso.Si es verdad, como deca antes, que la Segunda Guerra vio
coronarse a este tipo de civilizacin donde la Historia parece ha-ber surido un quiebre brutal e irreversible, que marc con ce-nizas el siglo xx, no deja de preocuparnos el hecho de que loque vieron estos, llammosles proetas, al inicio de la llamadamodernidad, siga siendo un modelo para nuestra vida contem-
pornea. Acaso entonces Auschwitz no ue un acontecimiento
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nico en la historia? Acaso Ruanda, Darur, Irak, Aganistn,el rica negra, las dictaduras latinoamericanas, no son en cier-ta medida clones desfgurados, aunque igualmente sangrientosde nuestra civilizacin? Acaso hemos pasado a otra etapa o es,como lo deca Blanqui, el eterno retorno de lo mismo? Baste unejemplo de losDiarios ntimos de Baudelaire:
2 Todas las versiones originales de las citas a losDiarios ntimos [Journaux inti-mes]provienende Spleen de Paris.
3 Trmino que, por cierto, se instaur en el lxico meditico desde la Gran Guerraeuropea.
Todo peridico, de la primera lneaa la ltima, no es ms que una tramade horrores. Guerras, crmenes, im-
pudicias, torturas, crmenes de prn-
cipes, crmenes de naciones, crme-nes de particulares, una borracherade atrocidad universal []
Todo en este mundo, suda el cri-men: el diario, la muralla y el rostrodel hombre.
No comprendo cmo una manopura pueda tocar un diario sin una
convulsin de asco.(Baudelaire,Diarios ntimos, 80).
Tout journal, de la premire ligne la dernire, nest quun tissu dhor-reurs. Guerres, crimes, vols, impu-dicits, tortures, crimes des princes,
crimes des nations, crimes de parti-culiers, une ivresse datrocit uni-verselle []
Tout, en ce monde, sue le crime:le journal, la muraille et le visage delhomme.
Je ne comprends pas quune mainpure puisse toucher un journal sans
une convulsion de dgot.(Baudelaire, Journaux intimes,
Mon cur mis nu, 158)2
Si el poeta es capaz de ver con esa claridad lo que signif-ca la aparentemente ansiada modernidad, qu podemos decirnosotros, en pleno siglo xxi, donde los diarios no son sino eso:un recuento terrible y desconsolado de muertes annimas?3 La
dierencia de nuestra modernidad quiz consista en el grado deespectacularidad con que estas muertes aparecen. Y digo apa-recen y no sorprenden, porque el elemento sorpresa ha desapa-recido de nuestro vocabulario, de nuestra vida cotidiana. La
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muerte en masa ya no signifca nada sino el acontecimiento co-tidiano, que uno mira de reojo para pasar a la siguiente pginao para ejercer, con todo el poder que nos ha dado la tecnologa,elzapping,4 que nos coloca en la posicin de quien controla elmundo con un solo movimiento del mando remoto. Las ltimasguerras, adems, nos han abierto todo un campo espectacularrente al cual ya no hay hombres que mueren, mujeres y niosdespedazados por las bombas, ciudades devastadas en las queno se asoma, ni por casualidad, una gota de sangre o una l-grima derramada. No, nuestra majestuosa modernidad nos ha
inmunizado contra la muerte, somos simples espectadores quemiran en la oscuridad la desaparicin de generaciones, de cul-turas y de vidas sin que nuestros ojos choquen con la realidad,sta es simplemente una experiencia ms que nos brinda latecnologa moderna. Ver morir sin ver la muerte, ver desalle-cer un pas y su cultura sin apenas darnos cuenta. Ya lo decaBenjamin en su artculo de 1936, El narrador, citando al un-dador de Le Figaro: el incendio en un techo en el Quartier
Latin les es ms importante que una revolucin en Madrid(Benjamin, El narrador, 116). Y no es acaso esto lo que vi-vimos todos los das? Sin embargo, es necesario distinguir dequ modernidad se trata. Lo que Baudelaire y Blanqui experi-mentan, cada uno desde su trinchera, es justamente el iniciode este empobrecimiento de la experiencia, como lo llamarms adelante Benjamin.
Pero, qu es exactamente lo que ven estos pensadores?, porqu el malestar? Ciertamente, hay en ellos una conciencia dela prdida de un tipo especfco de experiencia, un melanclicomirar hacia atrs donde las cosas parecan tener un sentido y eluniverso un principio de identidad. La Gran guerra, en el caso
4 Palabra muy socorrida actualmente, mediante la cual se designa al salto renti-co entre programas de televisin. La expresin correcta en ingls para designar estaactividad esfip channels.
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de Benjamin, vino a dar el golpe fnal, cuando los soldadosvolvan del campo de batalla sin una experiencia que contar.Y ese silencio que Benjamin no pudo ver en 1945, aunque lovislumbr, se convirti en una tumba donde quedaron sepul-tados los restos de una civilizacin de la cual nadie quera, enprincipio, saber nada. Sin embargo, este fnal no ue intempes-tivo, se dej ver en cada uno de los gestos del pasado, en la bru-talidad colonizadora del siglo xix, en las calles de las grandesciudades donde el obrero atigado, la suciedad y las prostitutaspululaban como ratas hambrientas. Al menos as lo percibe la
sensibilidad del poeta, que sabe ahora que habr que cantarlea la muerte, a los desechos de la ciudad y, con ellos, a sus ha-bitantes, que han sido arrojados a las calles. Son ahora la pros-tituta, el hambriento, el obrero con la carga de atiga a cuestasquienes pueblan desde ya su horizonte potico, quienes habitanen lo ms proundo de su alma de poeta. En Crepsculo de latarde, Baudelaire escribe:
[] Es la noche quien serenalos espritus que devora un dolor
[salvaje,el sabio obstinado cuya rente se
[entorpece,y el obrero encorvado que recobra
[su cama.Mientras tanto los demonios malsa-
[nos en la atmsera
se despiertan pesadamente, como[gentes de negocios,
y golpean al volar los postigos y el[alero.
A travs de los destellos que ator-[menta el viento
la Prostitucin se enciende en las[calles;
como un hormiguero abre sus
[salidas,
[] Cest le soir qui soulageLes esprits que dvore une douleur
[sauvage,Le savant obstin dont le ront
[salourdit,Et louvrier courb qui regagne son
[lit.Cependant des dmons malsains
[dans latmosphre
Sveillent lourdement, comme des[gens daaire,
Et cognent en volant les volets et[lauvent.
travers les leurs que tourmente le[vent
La Prostitution sallume dans les[rues;
Comme une ourmilire elle ouvre
[ses issues;
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por todos los sitios se abre un oculto[camino
igual que el enemigo que intenta un
[ataque;se mueve en el seno de la ciudad de[ango
como un gusano que roba al[Hombre lo que ste come.
[]Es la hora en que los dolores de los
[enermos se recrudecen.La sombra noche los toma por el
[cuello; terminansu destino y van hacia la sima[comn;
el hospital se llena de nuevo de sus[suspiros. Ms de uno
no vendr ms a buscar la sopa[perumada,
junto al uego, a la noche, junto a un[alma amada.
Todava la mayor parte no han[jams conocido
la dulzura del hogar y ni jams[vivido!
(Baudelaire, Obra potica com-pleta, 262.)
Partout elle se raye un occulte[chemin,
Ainsi que lennemi qui tente un
[coup de main;Elle remue au sein de la cit de[ange
Comme un ver qui drobe [lHomme ce quil mange.
[]Cest lheure o les douleurs des
[malades saigrissent !La sombre Nuit les prend la
[gorge; ils fnissentLeur destine et vont vers le goure[commun;
Lhpital se remplit de leurs[soupirs. Plus dun
Ne viendra plus chercher la soupe[parume,
Au coin du eu, le soir, aprs dune[me aime.
Encore la plupart nont-ils-jamais-[connu
La douceur du oyer et nont jamais[vcu!
(Baudelaire, Obra potica com-pleta, 263.)
La teora de la alegora benjaminiana, dejando de lado el ca-
rcter retrico especfco de esta fgura, escribe Bainard Cowancon gran agudeza, representa para el autor antes que nada untipo de experiencia (Cowan, Walter Benjamins Theory oAllegory, 110). Y, de manera ms concreta, una manera par-ticular de mirar el mundo, de aprehenderlo, no como algo per-manente, sino como algo en continuo movimiento, en perma-nente transitoriedad, argumentando, en ltima instancia, queeste mundo no es una conclusin (110). Pero la alegora esms que eso, ms que una orma de expresin, es una intuicin
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del mundo que toma la orma del ragmento. Es quizs por ellopor lo que Benjamin recoge del universo potico baudelaireanoesta indita manera de observar al mundo, ragmentariamentey, por qu no, melanclicamente.
En la ltima parte de su texto sobre el Trauerspiel (rechaza-do para su habilitacin en la universidad por haber sido con-siderado totalmente incomprensible), Benjamin se detienepara describir con todo detalle su concepcin de la alegora. Ensta, Benjamin encuentra a esos autores que lo asediarn a lolargo de su vida: Baudelaire, Kaka y Proust. Por ello, al hablar
de El Cisne de Baudelaire, Benjamin dir: Todo para m seconvierte en alegora (Cowan, Walter Benjamins Theory oAllegory, 110). Es sabido el inters de Benjamin por dedicarun libro a la obra de Baudelaire, que desaortunadamente que-d inconcluso. Sin embargo, el flsoo logra rescatar justa-mente esa nueva visin del mundo, esa mirada alegrica conla que el poeta aprende a observar las calles, los prostbulos,a sus habitantes, a los pepenadores, a los obreros harapientos
producto de la modernidad; la masa annima que puebla callesy avenidas, hasta proponer que Prter une me cette oule,tel est le rle du neur (Benjamin, Charles Baudelaire,163).Qu mejor poeta para inspirar a un Benjamin preocupado a lolargo de toda su obra por el empobrecimiento de la experiencia:sea la del narrador, la del lenguaje cado, o la del pepenador yla prostituta que han entrado en la modernidad desnudos ya de
esa aura que tantos lamentos arranc a Benjamin, pero tambinal propio Baudelaire. En su Spleende Pars el poeta describe,en el poema Prdida de la aureola, la experiencia de aprendera vivir sin ella.5
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Se sabe que existe otra versin de este mismo poema donde Baudelaire fnal-mente la recupera.
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Prdida de la aureola
Mi buen amigo, bien sabe usted que me causan pnico los
caballos y carruajes. Pues bien, hace un momento, cuando atra-vesaba el bulevar a toda prisa, saltando entre el barro en me-dio de ese hirviente caos en donde la muerte acude al galopepor todos lados a la vez, mi aureola, en un movimiento brusco,resbal de mi cabeza y ue a parar al ango del empedrado.Me alt valor para recogerla (Spleende Pars, Prdida de laaureola, 113).6
Es acaso posible que Benjamin se inspirara en el poeta pararegresar una y otra vez al aura perdida? No lo s. Sin embargo,veo en ella una perspectiva sobre la vida, una praxis llevadaa cabo por la poesa de Baudelaire, una de las ms proundasuentes de inspiracin de su propia crtica a la modernidad. Laalegora como una manera nueva de ver el mundo no la inventBenjamin, exista desde siempre, slo que esta vez dicha fgurase convirti para el flsoo y crtico en algo mucho ms com-plejo, en el cristal desde donde mir a la literatura, a la flosoay, por sobre todo, a la crtica. En ese sentido, tanto el poeta comoel crtico, como escribe Benjamin en El Pars del Segundo Im-perio en Baudelaire, se encuentran en revuelta ms o menossorda contra la sociedad, enrentados a una vida precaria (Ben-
jamin, El Pars del Segundo Imperio, 37). Pero es justamenteesta vida precaria la que les otorga a cambio esa especie de
tercer ojo con el cual son capaces de mirar de cerca, no slolos avances de la modernidad, sino justamente la precariedadde la vida moderna. Por ello, tanto en Baudelaire como en Poe,
6 Mon cher, vous connaissez ma terreur des chevaux et des voitures. Tout lheure, comme je traversais le boulevard, en grande hte, et que je sautillais dansla boue, travers ce chaos mouvant o la mort arrive au galop de tous les ctes laois, mon aurole, dans un mouvement brusque, a gliss de ma tte dans la ange
du macadam. Je nai pas eu le courage de la ramasser (Perte daurole, Spleende Paris, 89).
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encontramos, por vez primera, a la masa como un sujeto nuevoen la poesa lrica y en la narrativa (Benjamin, Sobre algunostemas en Baudelaire, 141-142). Por ello, en consecuencia, lacalle ocupar necesariamente un lugar de primera importancia.Lugar donde deambulan los desahuciados de la sociedad, sertambin el espacio donde el fneur encontrar su habitat; lacalle se convertir, al fnal de sus vidas (la del poeta y la delflsoo) en una especie de reugio en medio de la multitud. Susvidas y sus obras quedarn entrelazadas con el mundo de losbajos ondos: el borracho, el pepenador, la prostituta. A ellos
cantar Baudelaire, como nadie lo haba hecho antes:elvinodelostraPeros7
Se ve un trapero que viene,[meneando la cabeza
chocando y dndose contra los[muros como un poeta,
y, sin tener cuidado de los
[polizontes, esos sujetos,explaya todo su corazn en[gloriosos proyectos.
[]
S, estas gentes hostigadas por[penas domsticas,
molidas por el trabajo y[atormentadas por la edad,
derrengadas y doblndose bajo un[montn de desperdicios,vmito indenido del enorme Pars.
levin des cionniersvindescionniers
On voit un chionnier qui vient,[hochant la tte,
Butant et se cognant aux murs[comme pote,
Et, sans prendre souci des
[mouchards, ses sujets,panche tout son cur en glorieux[projets.
[]
Oui, ces gens harcels de chagrins[de mnages,
Moulus par le travail et tourments[par lge,
reints et pliant sous un tas de[dbris,Vomissement conus de lnorme
[Paris.(Baudelaire, Obra potica com-
pleta, 291.)
7 La traduccin es ma.
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Ahora bien, como deca lneas atrs, esta visin potica dela modernidad que se atreve a cantarle a los obreros, a los bo-rrachos y vagabundos no le viene a Benjamin slo a travs delpoeta sino del revolucionario, del hombre de accin que ueBlanqui. Es aqu donde conuyen las tres B: Benjamin, Bau-delaire, Blanqui. Es este ltimo el que completar la escena delprogreso de la modernidad. De la misma manera que encon-tramos en Benjamin una aguda crtica a la idea del progreso,Blanqui ya la habr puesto en duda un siglo atrs. Sabemosque el flsoo no nos ha dejado un trabajo sistemtico que se
preste a doctrina alguna, ni siquiera a una escuela (no obstantela cantidad de benjaminianos que prolieran en el mundo), sinouna serie de acertijos que nos llevan a internarnos en un mundomuy parecido al de Kaka. Me atrevera a decir, al igual quecuando Benjamin se refere a Blanqui, que aquel no remite aun nombre de persona sino a una posibilidad existencial a un,llammosle, estilo benjaminiano. Como dira el mismo Blan-qui, un poco de pasin y las doctrinas ms tarde! (Blanqui,
Lternit par les astres, 25).
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