Gótico

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identificaba con los godos. Sus obras fueron revalorizadas recién en el S XIX. La arquitectura gótica es esencialmente urbana. A partir del S XI se ha producido en Europa Occidental y Central un proceso general de urbanización. Las ciudades medievales, generalmente amuralladas, se caracterizan por su trazado irregular y sus calles estrechas, aunque suelen presentar dos calles principales cortadas en ángulo recto en cuyo cruce están la iglesia, el ayuntamiento y el mercado. Densamente pobladas, distribuyen las actividades u oficios en torno a determinadas calles o barrios. Dentro de la ciudad la arquitectura gótica comprende, no sólo la iglesia sino también los edificios comunales. Su función no se limita a exaltar los valores religiosos, sino también los laicos. Esa dualidad es la esencia de la filosofía escolástica medieval: el diálogo entre la fe y la razón. Según Santo tomás de Aquino, hay dos vías de conocimiento: la fe y la razón. De la primera se ocupa la Teología, de la segunda la Filosofía. Las conclusiones de ambas no pueden contradecirse porque la verdad es una sola. La propia catedral tiene fines seculares, ya que es motivo de orgullo de la ciudad y de rivalidad con otras. Las catedrales góticas fueron posibles gracias a una serie de adelantos técnicos alcanzados en esta época: el molino hidráulico para forjar hierro, la sierra hidráulica para multiplicar el corte de madera, progresos en herrería que facilitan el calado de la piedra, invención de la carretilla, nuevo enganche del caballo y herraduras para el acarreo del material, etc. Su verticalidad, el calado de los muros y la colorida luminosidad de sus vitrales, que proporcionan a los fieles una sensación de contacto directo con el más allá, contradicen el carácter sólido del material empleado, por lo que se dice que fueron construidas “a pesar de la piedra”. Su principal elemento constructivo es el arco de ojiva GOTICO

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El término gótico se empleó en el renacimiento para designar, despectivamente, al arte de los pueblos bárbaros, a quienes se identificaba con los godos. Sus obras fueron revalorizadas recién en el S XIX.

La arquitectura gótica es esencialmente urbana. A partir del S XI se ha producido en Europa Occidental y Central un proceso general de urbanización. Las ciudades medievales, generalmente amuralladas, se caracterizan por su trazado irregular y sus calles estrechas, aunque suelen presentar dos calles principales cortadas en ángulo recto en cuyo cruce están la iglesia, el ayuntamiento y el mercado. Densamente pobladas, distribuyen las actividades u oficios en torno a determinadas calles o barrios. Dentro de la ciudad la arquitectura gótica comprende, no sólo la iglesia sino también los edificios comunales. Su función no se limita a exaltar los valores religiosos, sino también los laicos. Esa dualidad es la esencia de la filosofía escolástica medieval: el diálogo entre la fe y la razón. Según Santo tomás de Aquino, hay dos vías de conocimiento: la fe y la razón. De la primera se ocupa la Teología, de la segunda la Filosofía. Las conclusiones de ambas no pueden contradecirse porque la verdad es una sola. La propia catedral tiene fines seculares, ya que es motivo de orgullo de la ciudad y de rivalidad con otras. Las catedrales góticas fueron posibles gracias a una serie de adelantos técnicos alcanzados en esta época: el molino hidráulico para forjar hierro, la sierra hidráulica para multiplicar el corte de madera, progresos en herrería que facilitan el calado de la piedra, invención de la carretilla, nuevo enganche del caballo y herraduras para el acarreo del material, etc. Su verticalidad, el calado de los muros y la colorida luminosidad de sus vitrales, que proporcionan a los fieles una sensación de contacto directo con el más allá, contradicen el carácter sólido del material empleado, por lo que se dice que fueron construidas “a pesar de la piedra”. Su principal elemento constructivo es el arco de ojiva o apuntado, que tiene con la bóveda de crucería la misma relación que el arco de medio punto tiene con la de arista.

GOTICO

La Catedral de Chartres tenía como su más importante reliquia una túnica que se creía que había vestido la Virgen María en el nacimiento de Cristo, y fue por eso un importante centro de peregrinaje. La ciudad era el foco de una importante actividad comercial; los mercados anuales coincidían con las cuatro fiestas de la Virgen. Los gremios de artesanos y mercaderes contribuyeron generosamente a su reconstrucción después del incendio del S XII. La planta, cuya unidad es el tramo (sección de la nave que corresponde al intercolumnio y se representa en el plano con una cruz que indica una bóveda de crucería cuatripartita) es cruciforme, con el transepto de brazos cortos ubicado en el centro del eje longitudinal, coro ampliado con naves laterales dobles que se prolongan en una doble girola con acceso a las capillas radiales del ábside. En el interior tiene tres pisos: una arcada principal luminosa con ventanas al exterior, un triforio a oscuras y el clerestorio, constituido por la doble hilera de ventanas de la nave central. De los gruesos pilares que separan la nave central de las laterales, arrancan las columnillas que atraviesan el triforio para constituir los nervios de la bóveda. La nave central no sólo es alta sino que lo parece: la tendencia a la acentuación de la verticalidad deleita la vista y dirige el pensamiento hacia el cielo. En el exterior, la verticalidad es acentuada por los pináculos. Los pesados contrafuertes escalonados sostienen los arbotantes decorados con pequeñas arquerías de medio punto. Las torres de la fachada principal son asimétricas. Tanto esta fachada como las fachadas norte y sur del transepto presentan grupos de tres puertas precedidas por arcos abocinados que permiten el despliegue del repertorio escultórico y ornamental del gótico que se multiplica en jambas y arquivoltas. Todas las fachadas presentan rosetones, enormes ventanales circulares con vitrales surcados de tracería. Los vitrales, además del efecto lumínico y decorativo, tienen fin didáctico. Los de Chartres no obedecen a un plan de conjunto sino que su temática dependió de la selección del donante.

Catedral de Chartres

Fachada

Interior

Planta

Catedral de Chartres interior

Chartres : Bóveda

Contrafuertes y arbotantes

En Nuestra Señora de la Bella Vidriera, María aparece como reina del cielo, con halo y corona, y Jesús niño sentado en su regazo. A ambos lados, pequeños ángeles arrodillados sostienen candeleros y mueven incensarios. Sobre la cabeza de la Virgen vuela una paloma blanca, símbolo del Espíritu Santo. La composición es ordenada y clara gracias a la frontalidad, la simetría y el planismo inherente a la técnica del vitral, que exige contornos definidos por las juntas de plomo. Los colores son vivos. Con respecto a la decoración escultórica de Chartres, vale la pena comparar las estatuas – columna de la fachada principal, Reyes y reinas del Antiguo Testamento esculpidas a mediados del S XII, con las estatuas – columnas de la fachada norte del transepto, Melquisedec (sacerdote), Abraham e Isaac, Moisés, Samuel y David, esculpidas a principios del S XIII. Se advierte en las últimas un mayor grado de naturalismo y una menor subordinación al marco arquitectónico. Las figuras giran la cabeza en distintas direcciones sacrificando la repetición y el ritmo decorativo. Abraham, el segundo a nuestra izquierda, toma con ternura la cara de su hijo Isaac, atado de pies y manos, al que se ha librado de sacrificar a pedido de Dios porque a último momento éste le ha ordenado reemplazarlo por un carnero que aparece a sus pies. En su mano derecha aún empuña el cuchillo que iba a emplear a tales efectos.

La expresión gótico radiante proviene de la multiplicación de los radios de los rosetones, como ocurre en la Sainte Chapelle de París. Aquí se rompe el equilibrio entre el muro y los vitrales a favor de éstos últimos. La arquitectura gana en elegancia lo que pierde en monumentalidad.

Nuestra Señora de la Bella Vidriera

Reyes y reinas del Antiguo Testamento

Melquisedec (sacerdote), Abraham e Isaac, Moisés, Samuel y David

Sainte Chapelle de París

En el gótico flamígero, el enriquecimiento de las tracerías lleva a un predominio de lo decorativo sobre lo estructural. Los nervios de las bóvedas se multiplican y entrelazan ricamente. Este estilo tuvo gran aceptación en arquitectura civil, como lo prueban los edificios de la Grand Place de Bruselas

Al norte de Italia, el gótico civil adquiere una fisonomía particular, caracterizada por fachadas con pórticos de arcos ojivales sustentados por columnas, galerías con columnas unidas entre sí por arcos apuntados entre los que se insertan aberturas polilobuladas, y remates almenados decorativos, como en la Ca D’Oro y el Palacio Ducal de Venecia.

La pintura gótica se manifiesta por ejemplo en la iluminación de manuscritos, realizada en la biblioteca de los monasterios, en la que tanto la ilustración como la propia letra son objeto de expresión del artista. En una página del Salterio alemán de Ausburgo, de fines del S XII, hallamos características que cuestionan dos ideas que normalmente se tienen sobre estos trabajos: la de su anonimato y la de su autoría masculina. Un autorretrato firmado por Claricia forma parte de la tradicional inicial ornamental, que en este caso es una Q. Por el atuendo, se cree que Claricia era una alumna lega del convento, de las muchas que pueden haber intervenido en la confección del salterio.

Edificio de la Grand Place de Bruselas

Ca D’Oro

Palacio Ducal de Venecia

Página del libro de los Salmos de Ausburgo

Hacia fines de la Edad Media, en los manuscritos iluminados se advierte la influencia del llamado estilo gótico internacional, caracterizado por una tendencia al naturalismo y a la tridimensionalidad a través de la recuperación del claroscuro, el escorzo, el traslapo y la perspectiva, aunque estos logros se subordinan a la elegancia de las figuras humanas. Para Panofsky la estilización decorativa, las proporciones alargadas y el acento en el vestido y el adorno representan una exageración de los ideales aristocráticos en competición con las aspiraciones de una burguesía en alza. Por su parte, Eco apunta que las telas de colores, cuyos procesos de teñido son complejos y caros, constituyen una manifestación de poder. Los campesinos visten ropas fabricadas con fibras naturales en tonos de marrón y gris, que lucen casi siempre sucias. El color está en la naturaleza, en las pinturas o los vitrales de las iglesias y en el atuendo de los privilegiados. Un acabado ejemplo es el Libro de las Muy Ricas Horas de Jean de Berry, encargado por el duque de Berry, hermano del rey de Francia Carlos V, a los hermanos Hermann, Jean y Paul Limbourg, obra que quedó inconclusa. Los libros de horas tenían contenido religioso y ritual, y solían incluir un calendario con las labores agrícolas de los distintos meses y los signos zodiacales. En éste se incluyeron además escenas de la vida de los nobles, como en el caso del Mes de Enero, en donde se ha pintado una fiesta presidida por el Duque. En una estancia decorada con un tapiz (era usual colocarlos para contrarrestar la austeridad de los castillos) cuya temática épica se confunde con la escena central, una mesa con vajilla de oro reúne a los cortesanos ricamente vestidos y peinados a la moda. Corona la ilustración un semicírculo con los signos zodiacales correspondientes (Capricornio y Acuario), testimonio de la afición del duque por la astrología.

Hermanos LimbourgMes de Enero