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    Rodolfo

    QuinteroLa cultura del petrleo

    Vol. XXVI. N 2. Caracas, julio-diciembre 2011

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    Revista BCV Biblioteca del Pensamiento Econmico Rodolfo Quintero

    La cultura del petrleo ISSN: 0005-4720

    Banco Central de Venezuela, 2012 Esta publicacin es un suplemento

    de la Revista BCV , vol. XXVI, n 2, julio-diciembre 2011 Hecho el depsito de Ley

    Depsito Legal:If352201333051ISBN: 978-980-394-086-7

    Direccin: Banco Central de Venezuela,Edi cio Sede, piso 3, Av. Urdaneta,Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010Direccin postal: Apartado 2017,Carmelitas, Caracas 1010, VenezuelaTelfono: (58-212) 801 5380Fax: (58-212) 861 [email protected]

    www.bcv.org.veRIF: G-20000110-0

    Produccin editorial: Departamento de Publicaciones BCV Diseo de cartula: Luis Giraldo Diseo de la tripa: Ingard Gherembeck Diagramacin: Jos Vicente Leal OstosCorreccin: Mara Bolinches Babiloni

    Impresin: Editorial Ex LibrisTiraje: 1.000 ejemplares

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    ndicendicePresentacinCarlos Mendoza Pottell 9 La cultura del petrleoRodolfo Quintero 15

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    Prlogo Prlogo

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    Prlogo

    Mendoza P.Carlos Mendoza Pottell

    en este ensayo antropolgico nos referimos al proceso inicialde la colonizacin ideolgica de nuestro pas; estudiamos la

    penetracin y el desenvolvimiento de la cultura del petrleocomo parte de una civilizacin de conquista, sus efectos y tam-bin, naturalmente, las formas de favorecer el renacimiento delas culturas nacionales desplazadas por aquella. Planteamosvinculaciones del cambio cultural con las acciones de libera-cin nacional y nos pronunciamos por una activa lucha paraeliminar de la vida cultural de nuestro pueblo toda manifesta-

    cin de colonialismo.Rodolfo Quintero, pionero de las luchas polticas, sociales y sindicales en

    Venezuela, lo es tambin de la investigacin sociolgica y antropolgicaen nuestro pas. La obra que hoy incluimos en este Suplemento Biblioteca del

    Pensamiento Econmico de la Revista BCV es ya un clsico en la materia. Alreeditar textos como este, en la Revista BCV estamos cumpliendo con uno delos principios editoriales del Instituto: rescatar del olvido textos fundamentalespara la comprensin de la realidad venezolana contempornea.

    En efecto, en esta obra, Rodolfo Quintero se adentra en la caracterizacin delas manifestaciones culturales inducidas por la implantacin de la industria pe-trolera en Venezuela, al punto de poder ser comprendidas como una culturadel petrleo . Se trata de una particular manifestacin del proceso de transcul-turacin , tal como la de ne el autor, resultante del proceso de insercin deenclaves del ms avanzado capitalismo monopolista en el mar de semifeuda-lismo imperante hasta entonces.En Venezuela las relaciones de produccin capitalistas se irradian a partirde estos enclaves hacia el resto del pas, generando una economa y una

    sociedad estructuralmente deformada. Se trata de una evolucin que no esresultante del desarrollo autnomo de las fuerzas productivas internas, sino

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    inducida por las factoras petroleras instaladas bajo control de las grandes cor-poraciones norteamericanas e inglesas y la porcin n ma de la renta petroleraque se queda en el pas.El surgimiento y desarrollo de una clase obrera bien diferenciada y de los gr-menes de un capitalismo nacional subsidiario de la actividad petrolera, amnde la expansin de su minscula fraccin mercantil y nanciera, van a ser laexpresin de esa evolucin.En este sentido, los campos petroleros se convierten en centros de esa irradia-cin; no solo de unas novedosas relaciones de produccin, sino tambin deun peculiar proceso de estrati cacin social, con el surgimiento de una clasemedia integrada por tcnicos, obreros cali cados y empleados administrativos,

    que se convierte en portadora de los usos y costumbres importados que van,paulatinamente, desplazando a los valores tradicionales.Los ms transculturados llegan a sentirse extranjeros en su pas, tienden a imitarlo extrao y subestimar lo nacional. Piensan a la manera petrolera y para comu-nicarse con los dems manejan el vocabulario del petrleo .

    Al releer este texto premonitorio encontramos la gnesis de muchos procesossocioeconmicos contemporneos. De all su relevancia para entender el pre-sente. Por ejemplo, las generaciones que vivimos la nacionalizacin chuta ,tal como la denomin Prez Alfonzo, tenemos elementos para entender elporqu del adelanto de la reversin , forzado en 1974 por las concesionariasextranjeras para dejar en 1976 unas operadoras nacionalizadas preadas denativos transculturados, producto de sus programas de venezolanizacin dela gerencia :

    La cultura del petrleo deja huellas grandes y profundas; forma hombres Creole y hombres Shell, nacidos en el territorio venezolano pero que piensan y vivencomo extranjeros; hombres de las compaas y para las compaas, per sonasantinacionales. Expresin de un mestizaje repugnante, resultado de una poltica

    de relaciones humanas aplicada por los colonialistas.He aqu, con ocho aos de anticipacin, una precisa caracterizacin de lapretendida meritocracia enquistada en la industria petrolera nacionalizada,que se va a convertir en ncleo generador de polticas antinacionales, favora-bles a los intereses de sus antiguas casa matrices, desde 1976 hasta 2002.Rodolfo Quintero, autor de El petrleo y nuestra sociedad, naci en Maracaibo,centro principal de la actividad petrolera en Venezuela. Etnlogo de la Uni -

    versidad Nacional Autnoma de Mxico y doctor en Ciencias Antropolgicasde la Universidad Central de Venezuela. Profesor Titular, catedrtico en las es -cuelas de Sociologa y Antropologa, de Trabajo Social y de Historia, miembrodel Consejo de Desarrollo Cient co y Humanstico. Ha sido Presidente del

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    Presentacin / Carlos Mendoza Pottell 11

    Colegio de Socilogos y Antroplogos de Venezuela y dirigido el Instituto deInvestigaciones de la Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales. Coordina-dor general de la importante obra de equipo editada por la UCV: Estudio deCaracas. Coordinador general de la investigacin La dependencia de Vene-zuela, tambin auspiciada por la UCV. Durante varios aos vivi en campospetroleros del pas y fue el organizador y principal directivo de la primeraorganizacin gremial de trabajadores de la industria del petrleo. Colaboradorde conocidas revistas cient cas y culturales del continente americano y deEuropa. Autor de numerosos libros, entre los que se destacan: Elementos parauna sociologa del trabajo ; Antropologa de las ciudades latinoamericanas ; Elhombre y la guerra ; Sindicalismo y cambio social en Venezuela ; La cultura del

    petrleo ; Caminos para nuestros pueblos ; Coprnico y ciencia moderna ; y Losestudiantes .

    Carlos Mendoza Pottell

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    Quintero Rodolfo Quintero La cultura del petrleo

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    Preliminar

    La ocupacin de los territorios, el saqueo de las poblaciones (),la transformacin de estos pases en colonias, provoca la deten-cin de su desarrollo y una regresin de su cultura. El fenmenotiene su explicacin en el hecho de que estos pueblos son priva-dos de las condiciones materiales ms elementales indispensables

    para el desarrollo de su cultura, y porque se construyen barrerasartifciales que los separan de la cultura universal () Las rela -

    ciones entre los pases se desarrollan, no sobre la base de la igual-dad en el derecho, de la cooperacin y de la ayuda mutua, sino sobre la base de la dominacin del ms fuerte sobre el ms dbil .

    La ciencia y la tcnica se fecundan mutuamente y debe establecerse entreellas una conexin que estimule a ambas (Joliot-Curie, 1960, p. 255). La cul-tura en general no puede vivir si no se articula multidimensionalmente, demodo que haya incesante intercambio, de arriba abajo, de lado, de ayer a hoy

    y maana. Sin intercambio, la produccin se paraliza. Y el intercambio nopuede ser terico, verbal, en un congreso o a travs de un artculo solamente.

    Ha de ser funcional. Ha de tener una existencia concreta. Institucionalizadadesde el taller a la Academia de Ciencias.

    El mtodo de trabajo cient co ha de ser colectivo, de equipos activamentecoordinados y estrati cados. Radicalmente opuesto al sistema tradicional, ar -tesanal. Comprendemos que no se puede improvisar el salto de la artesanaa la ciencia de un da para otro, pero no debemos olvidar esta nalidad yperseguirla sin descanso, con hechos. Al estudiar los efectos de la cultura delpetrleo en nuestro pas tenemos en cuenta ese objetivo porque estamos con-

    vencidos de que no hay accin consciente sin conocimiento de la estructura,de las leyes que regulan el proceso de desarrollo de un organismo social.No utilizamos centros de concentracin humana (campo petrolero o ciudadpetrleo) para experimentar con ellos. En cierto sentido el aventurerismo eseso: experimentacin irresponsable. Es actuar sobre la realidad sin conocersus leyes o evaluando mal las condiciones concretas de esa realidad; dando,por consiguiente, verdaderos palos de ciego que no hacen sino provocar elefecto contrario al que se busca . Sin conciencia histrica nada es posible. Siqueremos prever el desarrollo de la Venezuela de hoy es intil procurarlodirectamente. Mirando nicamente hacia el futuro no vemos nada. Hay quemirar antes hacia el pasado para encontrar los caminos del desarrollo, perohacindolo con una conciencia cient ca.

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    Corresponde a los antroplogos principalmente superar la de ciencia anota -da. Con este ensayo sobre la cultura del petrleo nos proponemos comenzara corregir esas fallas e interesar a los venezolanos en el fenmeno del cono-cimiento del desplazamiento de las culturas nacionales por la civilizacingringa de importacin.

    Rodolfo Quintero

    Caracas, 1968

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    Captulo I

    Descripcin de una cultura de conquista

    Desde hace cincuenta aos hay en Venezuela una cultura del petrleo; unpatrn de vida con estructura y mecanismos de defensa propios, con moda-lidades y efectos sociales y sicolgicos de nidos. Que deteriora las culturascriollas y se mani esta en actividades, invenciones, instrumentos, equi pomaterial y factores no materiales como lengua, arte, cien cia, etc.

    Una cultura que alcanza reas de dimensiones que varan de una regin aotra, de una clase social a otra clase social. Un estilo de vida de nido porrasgos particulares, nacido en un contexto bien de nido: la explotacin de lariqueza petrolfera nacional por empresas monopolistas extranjeras.

    Comprende partes correlacionadas e integradas; segmen tos tecnolgicos y so-ciales ajustados unos a otros. Descansa como un todo sobre una tecnologapropia y crea organizaciones tpicas para la mejor realizacin de actividadesbsicas, de condiciones causales que no radican en la simple interac cin entreindividuo y sociedad, sino que las determina un modo de produccin.Entre los rasgos del estilo de vida propios de la cultura del petrleo predomi-na el sentido de dependencia y marginalidad. Los ms transculturados llegana sentirse extranjeros en su pas, tienden a imitar lo extrao y subestimar lonacional. Piensan a la manera petrolera y para comunicarse con los demsmanejan el vocabulario del petrleo.

    La cultura del petrleo es una cultura de conquista, que establece normas ycrea una nueva losofa de la vida, para adecuar una sociedad a la necesidadde mantenerla en las condiciones de fuente productora de materias primas.

    Expresin de la cultura del petrleo en el territorio vene zolano son las cons-trucciones verticales y los edi cios de departamentos, aunque no sean necesa-rios, porque hay terre no su ciente. Pero imitan a los rascacielos.

    Antes de jarse y extenderse la cultura del petrleo, lle gaban a nuestros puer -tos en cantidades reducidas materiales de construccin provenientes de In-glaterra, Francia, Alemania, Holanda, etc., necesarios para la fabricacin de

    viviendas sencillas: las viejas casas de nuestro pas. Despus, grandes bar coscon bandera de Estados Unidos descargaron toneladas de hierro y cemento

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    fundamentalmente. Comenz una nueva era de la construccin, la de super-posicin de los valores verticales a los horizontales.

    Construcciones que afectaron las relaciones interpersonales al remodelar los va-lores afectivos. Los vecinos dejan de compartir dolores y alegras. Desaparecila residencia de tipo patriarcal para convertirse violentamente en hogar propiode grandes ciudades. Las personas tuvieron que adaptarse a la nueva forma de

    vivienda impuesta por la cultura del petrleo y cambiar sus costumbres.Las culturas feudales de Espaa impusieron a los criollos una manera de vestir contraria a las condiciones climticas. Ms adelante predomin la indumenta-ria inglesa y en cierta medida la francesa: ropa de corte sobre medida, corbata

    y cuello, preferencia del traje completo y oscuro, chaleco y sombrero de eltro

    o de paja.Los portadores de la cultura del petrleo actuaron segn patrones de la pro-duccin en serie y provocaron cambios en la indumentaria. Habituaron a los

    venezolanos a la ropa de media confeccin producida industrialmente ydistribuida por cadenas poderosas de tiendas . El vestirse de forma descuidadase convierte en signo de elegancia. La corbata es abolida y esto facilita la in-troduccin de chaquetas y blusones importados.

    Junto con las transformaciones de la vivienda y la indumentaria, cambianlas formas de alimentarse. El acto de comer se libera del rgido ceremonialimpuesto por los europeos. Se inicia la poca de los alimentos que puedeningerirse a prisa, en cualquier parte, sin cumplimientos; de las comidas ame-ricanas, fras, livianas, de rpida preparacin. Se imponen los emparedados,las salchichas, los refrescos embotellados, que se comen y se beben de pie.Los enlatados y otros produc tos de los trusts internacionales de conservas.La penetracin en la cultura nacional de elementos mate riales de la cultura delpetrleo: viviendas, alimentos, vestidos es complementada por un conjunto detcnicas de propa ganda del nuevo estilo de vida para crear en la poblacin criolla

    hbitos que ayuden al desenvolvimiento de los mercados, necesarios para que losmonopolistas extranjeros den salida a la produccin de sus empresas.Tratan de hacer de los venezolanos personas dispuestas, obstinadamente ani-madas del deseo de comprar. De comprarlo todo y pronto, sin importarleslas condiciones. Porque comprando consiguen la felicidad, el confort quebrindan los refrigeradores, los aparatos elctricos de cocina, el automvil, lostelevisores, etc.Para formar compradores insaciables remodelan la mentalidad de los habitan-tes de Venezuela, dirigen su lectura. Los interesan en la comodidad, les ense-an a vivir la ccin crendoles nuevos estados emocionales, mecanizndo -los. Haciendo que todo lo conozcan a medias, sin esfuerzos, sin re exionar.

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    Procuran convencerlos de que la idea del confort es inse parable del ejercicio y la defensa de la libertad individual. Entendida esta en el sentido de mante-ner la libre concurrencia contra cualquier regulacin del Estado en la dinmicaeconmica; de enajenar lo nacional y aceptar formas de vida extraas; de serpobres, leer y comentar las publicaciones de una prensa reglamentada. De noejercer la libertad de tomar con ciencia nacionalista y preocuparse por el destinohistrico del pas; de abstenerse de perfeccionar su propio estilo de vida y dejarde luchar por el desarrollo de la sociedad.En funcin del mito de la libertad individual se asegura el control del gruposocial mediante tcnicas indirectas que lo convierten en instrumento de la cul-tura del petrleo, que se deja conducir y acta convencido de que es absolu-tamente libre y para mantener esta condicin de ende de manera entusiastacuanto viene del extranjero.Gracias a estos mecanismos aparecen nuevas maneras de pensar y actuar loscomponentes de la sociedad venezo lana. Por medio de las tcnicas impor-tadas, los transportes y el comercio, se envuelven en una red de relacionescomplejas que les crean cargas pesadas de miseria fsica y moral. La culturadel petrleo no se subordina a las necesidades de nuestros grupos humanos,sino que estos son sometidos por aquella.La del petrleo no cumple las funciones atribuidas por Benedetto Croce (1960,

    p. 223) a las culturas histricas que() tienen por n conservar viva la conciencia que la sociedad humana tienedel propio pasado, es decir, de s misma; de suministrarle lo que necesite parael camino que ha de escoger; de tener dis puesto cuanto por esta parte puedaservirle en lo porvenir. En este alto valor moral y poltico de la cultura histricase funda el celo de promoverla y acrecentarla y, justamente, el vituperio que sein ige con severidad a quien la deprime, desva o corrompe.

    Los portadores de la cultura del petrleo elaboran y apli can buena parte de

    las formas de conducta de los venezolanos. Conducta impuesta primero ydespus aprendida. Sus maneras de pensar, esperar y temer son producto deuna cultura extraa que construye en nuestro pas un mapa de comportamien-tos, distinto de las tradicionales. Que contiene maneras de pro ceder para losnios, los adolescentes, los adultos; para el hombre y la mujer, para el rico yel pobre, para el domesticado y para el rebelde, para el colonizado y para elcolonizador. A los que deben ajustarse.

    Provocan un cambio que pone en entredicho la identidad y la libertadde nuestro pueblo, su capacidad de poseerse a s mismo. De ah el estado de

    ansiedad en que se mantiene, las tensiones emocionales y espirituales querevelan inseguridad.

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    Algunos llegan a repudiar esta identidad cultural. Se mar ginan y hacen es -fuerzos, luchan por a rmarse en su verdadera historia. Este es un fenmenofrecuente; un rasgo del subdesarrollo; un efecto psicolgico de la poltica deconquista.Objetivo de la antropologa es buscar, y encontrar, solu ciones a las pugnas delos procesos opuestos que aparecen en la dinmica de las organizaciones socia-les. Una corriente de estudiosos considera que las agrupaciones de primitivoscontemporneos re ejan la situacin original de la humanidad. Elaboran y de -

    enden la teora del estado de naturaleza y concluyen diciendo que las socieda-des civilizadas expresan movimientos de regresin del sistema de vida idlico.

    A esa concepcin regresiva se opone la de evolucin cul tural , o concepcin

    del progreso como sucesin de etapas de desarrollo. A su vez, frente a esteenfoque evolucionista, surge el concepto de difusin cultural , que acenta elefecto del prs tamo cultural y de los factores externos.Por su parte, antroplogos norteamericanos principalmente manejan el con-cepto asimilacin cuando se ocupan de los problemas que crean densos yheterogneos sectores de inmigrantes, y sus ajustes al ambiente de EstadosUnidos. Se re eren al contacto de individuos o pequeos grupos con una granmasa cultural.La cuestin de las relaciones de Gran Bretaa con sus colonias sirvi de basea la escuela funcional . Para los funcionalistas britnicos lo ms importante esel estudio integral de las culturas que entran en contacto y el mecanismo por elcual se unen las instituciones y se fortalecen unas a otras como partes de unaunidad cultural.Fueron tambin norteamericanos los forjadores del trmino aculturation , coneste signi cado: () comprende aque llos fenmenos que resultan cuandogrupos de individuos de culturas diferentes entran en contacto, continuo y deprimera mano, con cambios subsecuentes en los patrones culturales originalesde uno o de ambos grupos. El trmino traducido a nuestra lengua acultura-cin es utilizado por buen nmero de antroplogos latinoamericanos. Paranosotros el vocablo transculturacin es mejor; lo propuso el cubano donFernando Ortiz para referirse a los intercambios culturales y las fusio nes deelementos de culturas diferentes en contacto.Las culturas son obra de los hombres en los procesos de sus actividades prcti-cas, histricas y sociales. La inte gran bienes y valores materiales y no materia-les que expresan grados de dominio de aquellos sobre las fuerzas espontneasde la naturaleza y de la sociedad, determinados por el modo de produccin.

    Toda cultura material forma parte de las fuerzas produc tivas de una sociedad;la no material est compuesta por fen menos de la superestructura. Ambas

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    cambian al destruirse su vieja base y la correspondiente superestructura. Elsistema de relaciones de los hombres es establecido por la manera de vivir, yesta se vincula con las condiciones de la vida mate rial. Por eso aquel se trans-forma al operarse modi caciones en el modo de produccin.Los cambios de la produccin tienen su origen en los cam bios de las fuerzasproductivas. En funcin de estos se modi can las relaciones de produccinentre los hombres, es decir, sus relaciones econmicas. Esto no signi ca quelas relaciones de produccin dejan de in uir sobre el desarrollo de las fuerzasproductivas. Por lo contrario, una vez creadas actan sobre estas y aceleran oretardan su desarrollo.El progreso de una sociedad depende, por una parte, del desarrollo de las

    fuerzas productivas y, por otra, de la accin de los hombres en los procesosde cambio social. Por eso la supuesta oposicin y exclusin mutua de locultural y lo social es un planteamiento que carece de base terica y resultainsostenible en la prctica.

    Vinculado ntimamente con el fenmeno progreso funciona el concepto trans-culturacin. Porque las culturas receptoras deben enriquecerse en lo material

    y en lo no material con los elementos de la cultura difusora o dominante. Y, asu vez, esta utilizar lo positivo de aquella y oponer resistencia a lo nega tivo.La transculturacin es un conjunto de procesos en el transcurso de los cualessurgen con ictos entre elementos opuestos de culturas que tienden a excluirsemutuamente, pero al mismo tiempo tienden a identi carse.

    Los procesos de identi cacin pueden desenvolverse siguiendo tres direccio -nes: aceptacin, reaccin y adaptacin. En esta ltima se mani estan los nive-les de transculturacin alcanzados por las culturas en contacto. El encuentrode culturas provocado por actos de conquista da lugar a mecanismos diferen-tes: el grupo conquistado se deteriora econmica, poltica y culturalmente. Yse construye un orden social apropiado para los objetivos de la conquista.

    Las diferencias entre las tcnicas avanzadas de los con quistadores y las de losconquistados facilita la construccin de un nuevo orden social. Las nacionesmejor preparadas en el conocimiento y el uso de las tcnicas cient cas na -turales dominan a las dems. Porque estas se imponen a la tcnica mgica

    y cotidiana, y los grupos que las manejan controlan los otros. Colonialistasmodernos conocedores de las tcnicas avanzadas de la explotacin petrolera,dominaron en nuestro pas a los agricultores de tecnologa atrasada.La tecnoculturacin es un aspecto del proceso de transculturacin que impul-sa el progreso tcnico sin asegurar en todos los casos el progreso social. Los

    adelantos tcnicos in uyen en el desarrollo de la sociedad segn el rgimensocial imperante. La historia humana muestra que los avances tericos pueden

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    re ejarse tanto en bene cios como en perjuicios para los grupos donde suce -den, conforme a los usos que se les den.

    La torre petrolera hoy, como el arado de madera trado por los espaoles en elpasado, simboliza transformaciones de la cultura material de los venezolanos. Ahora, como entonces, la utilizacin del progreso tcnico como instrumentode conquista, lejos de impulsar el progreso social, lo detiene y lo deforma.Expresin de la deformacin es la coexistencia en la Venezuela actual de tresestilos de vida yuxtapuestos: el petrolero, el urbano y el rural. Que conformanel complejo estilo de vida de buena parte de la poblacin, sin trasfondo social

    y desarraigado en el ambiente nacional.La penetracin de rasgos de la cultura del petrleo altera el equilibrio ecolgi-co de las regiones, y esto repercute en la vida social de sus pobladores: reasde cultura pierden su carcter tradicional. Los campamentos petroleros hanmodi cado la vida en el oriente y en el occidente de Venezuela. Y su desapa -ricin que presenciamos provoca nuevos tipos de cambios regionales y nacio-nales, tan signi cativos que la historia contempornea del pas comprende dosgrandes po cas: a) la prepetrolera; b) la de la cultura del petrleo.El paso de una poca a otra se aprecia mejor cuando se estudian los procesosde formacin y desarrollo de dos importantes bases sociales de la cultura delpetrleo, pro ductos de esta, donde millares de venezolanos satisfacen sus ne-cesidades de manera impuesta por los colonizadores: 1) el campo petrolero;2) la ciudad petrleo.

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    Captulo IIEstudio del campo petrolero

    Campesinos pobres del estado Zulia, peones de haciendas e indgenas dela Goajira fueron los primeros pobladores de los campos petroleros de Ve-nezuela. Participaron de forma violenta en un proceso de cambio de mayorcomplejidad que la adaptacin de los hombres rurales a las condiciones de la

    vida urbana.Porque el campo petrolero tiene rasgos propios, diferen ciados de los que ca-racterizan a los centros urbanizados, que aparecen y se desenvuelven en unsistema socioeconmico que solo en parte existe en un ambiente de culturanacional. Cuya estructura se relaciona con entidades sociales que tienen otrasculturas, y constituyen comunidades de personas que desarrollan actividadesespec cas.

    Hay en la comunidad del campo petrolero sectores sociales diferenciados unosde los otros por la manera de vivir; algunos son parte de la cultura nacionalo de subculturas regionale s. Formalmente, el campo petrolero no se identi cacon la organizacin y la autoridad polticoadministrativa de la regin dondeest enclavado (estado, distrito, municipio, casero), pero se interin uencian.En su dinmica, elementos opuestos de culturas en contacto luchan entre s yal mismo tiempo tienden a interpenetrarse.Los individuos pertenecen al campo petrolero y son con trolados por las nor-mas de este. Se les crean modos de parti cipar y creencias que contribuyan alorden y la estabilidad del campo: donde el poder de los que mandan tieneexpresin en actitudes generales y formas de ejercer la autoridad. Por eso, enun sentido general, la comunidad del campo petrolero puede ser consideradacomo una institucin. Una institucin colonialista.

    Econmica y poltica, porque asegura la accin colectiva de sus miembrossobre la base de la autoridad de una empresa poderosa manejada desde lametrpolis, con reglamentos y sanciones para conseguir mayor productividadmediante el esfuerzo de todos. Organizada para que el trabajo humano rindabastante.Que destruye normas culturales precedentes e impone dictados que provocancon ictos con las de niciones culturales de los pueblos que in uencia. Elcampo petrolero es un instrumento de los capitalistas extranjeros para crear ymantener una estructura de clases, de explotadores y explotados; una arma-zn sostenida jerrquicamente por jefes y administradores.

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    Es un centro con actividad que perturba la vida de los grupos que integransociedades regionales vecinas. Que por su tendencia a la acumulacin de ca-pitales, tierra y fuerza del trabajo, por su funcionamiento, atro a los sectoreseconmicos dbiles, de comerciantes y pequeos propietarios, que terminandependiendo del campo petrolero y formando reservas de mano de obra paralas operaciones de las compaas.En los primeros tiempos las posibilidades vitales de los pobladores de loscampos petroleros son semejantes. Todos comparten los mismos riesgos. Porno existir medios que aseguren el alivio de los males individuales mediante

    vnculos con los empleadores, cada trabajador encuentra seguridad unindosea los que estn en sus mismas condiciones. En conjunto crean una subculturahomognea que hace reaccionar a las personas de forma similar ante smbolosiguales. Y esta homogeneidad cultural facilita la aparicin y el desarrollo deuna conciencia de clase que tiene expresin en comporta mientos contrapues-tos a las normas del grupo que dirige y administra el campo. Y, por extensin,de los que ocupan posiciones de poder y riqueza en la sociedad regional yen la nacional.La adaptacin al estilo de vida de los campos petroleros registra constantesbsquedas de un equilibrio entre las nuevas formas culturales y la herenciade otras formas. La hostilidad de los jefes extranjeros hace que los criollos

    reduzcan los riesgos y se de endan reteniendo cierta identidad cultural. For-

    taleciendo la cohesin del grupo frente al ambiente.Las di cultades para alojarse, la obligacin de trabajar alejados de familiares

    y amigos, las limitaciones de la libertad, tener que recibir rdenes transmiti-das con una terminologa desconocida, lo impersonal de las relaciones, etc.,complican los procesos de adaptacin. Crean situaciones con ictivas a losrecin llegados con el deseo de ahorrar dinero para regresar ricos a las aldeasde origen, y el prestigio de quien ha via jado y conocido formas de vida notradicionales.

    Los pobladores de los campos petroleros llegan desde diferentes regiones delpas. En su mayora son jvenes en buen nmero, se sienten liberados del tra-bajo de la agricultura que practican de sol a sol, de las montonas y peligrosasoperaciones de pesca. Por duro que sea, el trabajo en la industria petrolerales resulta mejor, porque al terminar la jornada de cada da saben cunto hanganado. Y pueden vivir sin depender de la incertidumbre de la cosecha, ni delas posibilidades ni contraposibilidades de xito cuando se echa el chinchorroal mar.Tiene el campo petrolero una sonoma que choca con patrones tradicionalesde vida; sus pobladores son afectados por la accin violenta de nuevas rela-ciones impuestas frente a estas y adoptan actitudes de reserva y de crtica a

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    los procedimientos de los jefes extranjeros y los valores que repre sentan. Soncomplejos los mecanismos de integracin de campesinos, pescadores, artesa-nos, pequeos comerciantes vene zolanos, a la comunidad del campo petro-lero. La mayora de esos mecanismos tiene la base en la vinculacin de unoshabitantes del campo con otros, que no es voluntaria ni cons ciente durante unlargo perodo. Y se establece en el proceso de la produccin.Pero funciona. Porque afecta a personas que ocupan una misma posicinen la organizacin social de la produccin. Y en el conjunto de la poblacinforman un grupo orgnico, objetivamente diferenciado, que cumple un papelde nido en la organizacin del trabajo ya que desempean o cios iguales,ganan el mismo salario y gastan de igual forma el dinero que cobran. Cons-tituyen una clase dentro del sistema social de clases del campo petrolero y,por extensin, dentro del sis tema de clases de la sociedad regional y de lasociedad nacional.Instituyen la clase obrera. Porque en la organizacin de la produccin delcampo petrolero venden fuerza de trabajo y crean plusvala; trabajan para lascompaas y perciben un salario. En los primeros tiempos aportan la fuerza desus msculos nicamente, puesto que nada saben de las tcnicas propias dela industria petrolera. Despus se cali can, asumen grandes responsabilidadesal manejar herramientas costosas. Pero siguen perteneciendo al mismo gruposocial; son obreros.Las compaas establecen e institucionalizan un sistema de clases en los cam-pos petroleros, que genera una concien cia de grupo expresada a travs de

    valores y de acciones. En la primera fase de su desarrollo, la obrera es solouna clase con respecto a otra, por su posicin socioeconmica y las relacio-nes que derivan de esta posicin. En una fase superior toma conciencia de smisma y de sus intereses; se hace un grupo poltico potencial y acta comofactor de cambio de la sociedad.En el campo petrolero las relaciones de produccin deter minan las relacionesde las clases; constituyen su base. Pero hay, adems, en la superestructura,sistemas de estrati cacin social condicionados por un conjunto de valores.Los dos sistemas el de clases bsico y el de estrati cacin super estructuralse compenetran. Las estrati caciones se apoyan en las relaciones de cla ses yllegan a constituir racionalizaciones del orden econmico establecido. Existen,entre otras, las que establecen cate goras ocupacionales y jerarquas que res-ponden a criterios de diferenciacin racial o tnica.Los trabajadorescriollos y los nacidos en las Indias Occidentales, por ejemplo,pertenecan a una misma clase social porque ocupan posiciones semejantesen el proceso de produccin. Pero los segundos, cuando comienzan a trabajar,tienen mayor dominio sobre las tcnicas de explotacin del petrleo y hablan

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    el idioma de los jefes; constituyen un estrato social y los criollos otro, dife-rente. Sin embargo, aquellos, por ser negros, son mantenidos a distancia porlos jefes blancos. Individuos de una misma clase pueden ocupar dife rentesposiciones de estatus. En consecuencia, los sistemas de estrati cacin ocu -pacional, racial y otros, no expresan la estructura social del campo petrolero,pero pueden conside rarse como su apariencia. Es el sistema de clases lo quedetermina su estructura.En la industria petrolera de nuestro pas, los dueos de los medios de produc-cin no son propiamente los superintendentes, jefes de departamentos, tcni-cos de alta cali cacin, que dirigen y administran los campos. Todos ellos seintegran en un aparato administrativo-burocrtico creado desde la metrpolispor los que efectiva, econmicamente controlan las compaas. Aquellos for -man solo una capa de la clase social dominante.El sistema de clases de los campos petroleros comprende dos clases principa-les: la de los capitalistas, representada fsicamente por la capa sealada, y laclase obrera. Los primeros con ictos interclases tuvieron carcter econmico;se planteaban en la dinmica de sus relaciones en el proceso de pro duccin.Para mejorar sus salarios los trabajadores declararon huelgas. La de MeneGrande, en 1925, paraliz la industria en la zona costera del distrito Bolvardel estado Zulia.

    Al abandonar el trabajo, ms de cinco mil hombres mani festaron que volve -ran a ocupar sus puestos si las compaas pagaban mejor. Cinco das despusla empresa resolvi pagar siete bolvares diarios en vez de cinco como lo ve-na haciendo y los huelguistas regresaron al trabajo.La falta de recreacin constructiva hace que los pobla dores de los campos petro-leros visiten con frecuencia los expendios de licores y los centros de prostitucinque brotan como hongos en los alrededores. Sitios donde tienen expre sin deforma violenta prejuicios raciales, odios de clase, rivalidades ocupacionales.

    Embrutecidos por el alcohol, explotados y explotadores entran en contacto ytratan sobre cuestiones distintas al trabajo. Se relacionan de forma que es im-posible en el interior del campo petrolero, pues los criollos no pueden llegarhasta las zonas residenciales de los extranjeros, en las cuales viven replegadossobre s mismos, en guardia, mientras a rman en territorio venezolano estilosde vida propios de sus culturas.En el campo, el extranjero es un productor de rdenes para el criollo . Y esteun cumplidor de las mismas. Actuar de otra forma disgusta al musi y puedecostar al obrero el des pido y hasta su incorporacin a la lista negra que des-

    carta las posibilidades de trabajo en la industria petrolera. El criollo tambin vive en guardia; acumula temores y odios.

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    Los sbados por la noche; principalmente, pobladores del pequeo mundode los extranjeros blancos visitan los centros de diversin donde los criollos forman la mayora de la clientela. En las mesas de juego y las salas de bailese reduce la distancia social entre el que manda y el que debe obedecer. Seconfunden unos con otros, beben, cantan y se emborrachan juntos; consiguenfavores fciles de mujeres de apodos que se relacionan con la actividad petro-lera: La Tubera, La Cuatro Vlvulas, La Cabria, La Remolcadora y otras.Todo marcha bien hasta que un musi hace alarde de poder y riqueza, ouno de los nativos , estimulado por las cer vezas consumidas, decide cobrar

    vejaciones sufridas en los lugares de trabajo. El Hijo de la Noche, El Dragnde Oro, La Media Luna y los demscabarets de las zonas petroleras hansido escenario de escndalos y peleas sangrientas donde participan fornidosmargariteos, altos empleados de las com paas y maracuchos hbiles en elmanejo de la peinilla .

    Maifrends es el remoquete de los negros trados por las empresas desde lasIndias Occidentales. Al llegar a los cam pos se mantienen alejados de los crio-llos para cumplir rdenes de los jefes extranjeros, que los desprecian por supiel oscura, pero los pre eren para el trabajo por ser ms dciles que los ve -nezolanos. Estos, que no entienden lo que se dicen en ingls antillanos y jefesblancos, desconfan de los maifrends y no pierden oportunidad para golpear

    trinitarios y jamaiquinos.Los margariteos son los preferidos para las labores que se adelantan en ellago de Maracaibo; los isleos constitu yen, de hecho, un personal especiali-zado en trabajos dentro del agua. Para los que se realizan en tierra resultanms efectivos y rendidores los maracaiberos, los corianos y los andinos. Eneste sentido puede hablarse de una divisin del trabajo establecida por losempresarios, que se proyecta y da lugar a fricciones en la vida cotidiana delos grupos de trabajadores.Los del oriente del pas viven en barrios donde se grita, entonan canciones mari-neras y se cree en la Virgen del Valle. Los de la regin occidental son silenciosos,forman barrios menos alegres. Y no faltan los con ictos interbarrios.

    Sembrado en Venezuela, rodeado de grupos de personas desintegradas de lasociedad nacional, el campo petrolero extiende constantemente su in uen -cia. La cultura del petrleo entra en contacto con subculturas criollas paraajustarlas a su disciplina. El proceso tiende a convertir el campo petrolero enmetrpolis de la regin, que impone de afuera hacia adentro una conducta.Da lugar a la coexistencia de estilos de vida diferentes: los legtimos o tradi-cionales que se nutren de aden tro hacia afuera, y los arti ciales que lo hacende afuera hacia adentro.

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    La cultura del petrleo presiona las culturas rurales para que modi quen su es -cala de valores, hbitos y pautas. Impone una transformacin que provoca an-siedad colectiva y engen dra situaciones con ictivas donde juegan sentimientosnacionalistas. Los cambios que suceden en las comunidades criollas son distin-tos de aquellos que afectan agrupaciones donde apa rece y se desenvuelve elfenmeno urbanizacin. Porque no expresan avances en la ruta del progresosocial, ni responden a mecanismos de transculturacin propiamente dichos.El campo petrolero no es una ciudad, tampoco una aldea. Es una planta-cin industrial, un sistema socioeconmico incrustado en la sociedad nacionalcomo efecto del colonia lismo moderno. Un centro de poblacin sui gneris,una cate gora demogr ca propia de pases dependientes. Muy meca nizado;un medio adecuado para que predominen las relaciones capitalistas.Surge en el territorio venezolano como una organizacin social extraa, super-puesta, dirigida por hombres de culturas diferenciadas de las culturas y subcultu-ras existentes en el pas. Con una produccin racionalizada, distinta del modo deproduccin local. Por la abundancia de petrleo en el subsuelo, Venezuela resultaser ambiente adecuado para el desarrollo de los campos petroleros. Por eso bro-tan como hongos en Zulia, Falcn, Anzotegui, Monagas, Gurico, Bolvar.

    En su dinmica abundan con ictos que se agudizan con rapidez y tienen ex -presin en acciones colectivas de los trabajadores, como re ejo de la concien -

    cia comn del grupo, que tiene deseos y aspiraciones comunes.Conciencia comn que supera fricciones interregionales e interbarrios y acti-tudes que entorpecen sus relaciones de integrantes de una misma clase social.Que desencadena luchas espontneas, aglutina a los explotados en la comu-nidad del campo petrolero y crea condiciones para que los trabaja dores, msadelante, participen en luchas conscientes.Por su aislamiento, por vivir y trabajar en ambiente propio, los trabajadorespetroleros se preocupan y luchan fundamen talmente por sus intereses particula-

    res. Durante aos esta actitud es un rasgo del grupo, que sabe poco de lo quesufren y hacen otros grupos de trabajadores en diferentes regiones del pas.Su universo es reducido: comprende las hectreas ocupadas y explotadas porla empresa extranjera donde traba jan. Ignoran su condicin de destacamentoprincipal de una clase social embrionaria; no tienen conciencia de su misinhistrica. Carecen de una ideologa que, derivada de su exis tencia social, ex-prese intereses clasistas.

    A los campos petroleros llegan venezolanos de todas las regiones del pas ymuchos extranjeros. Algunos consiguen trabajo en las compaas. Otros fraca -

    san en sus gestiones, pero se quedan en la zona: engrosan las poblaciones delas ciudades vecinas.

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    Son peones de haciendas, artesanos de la provincia, peque os agricultores,profesionales sin empleo, que tratan de abrirse camino como obreros yempleados de las compa as petroleras. Y al no lograrlo deben enfrentarsea un am biente extrao y hostil, abandonar proyectos forjados en sus lugaresde origen y convertirse en mesoneros de restaurantes chinos, sirvientes decomerciantes libaneses, vendedores de helados y empanadas, choferes de ca-rritos por puesto, cargadores de maletas en los muelles, pregoneros del diario

    Panorama , de Maracaibo, u obreros de pequeos talleres de latonera, carpin-tera o zapatera. Forman parte de una poblacin que, sin prestar servicios endependencias de las compaas, viven de estas indirectamente.Los que trabajan en los campos petroleros se surten de alimentos, vestidos,medicinas y lo indispensable en los nego cios establecidos en las comunidades

    vecinas. La operacin de compra y venta relaciona a los trabajadores con lospobladores de estas, pero no llega a vincularlos ntimamente. Para el personalde las compaas, la poblacin de esas comunidades vive en un mundodistinto que no les interesa.El campo petrolero: sus mquinas, sus hombres, impre siona a los pobladoresde las comunidades vecinas; su din mica complicada se les hace misteriosa,inquietante. Es algo poderoso que se mani esta en grandes torres de aceroclavadas en la tierra y en el agua, tubos gruesos como robustas serpientes de

    cobre, otas de camiones, buques-tanques y, sobre todo, aquellos demoniosrubios con los bolsillos llenos de moneditas de oro con las que pueden com-prar todo y rega lar cuando se emborrachan.Entre los grupos humanos de la periferia se difunden leyen das sobre un com-plejo urbano montado en los campos petrole ros: avenidas anchas, negras ylimpias que comunican las o cinas de la empresa con las viviendas y los sitiosde recreacin particulares de los jefes extranjeros. Entrar y salir por los porto-nes de las compaas da prestigio, porque hacerlo implica vinculaciones conlas empresas que dominan en la regin. Quienes lo hacen constituyen una

    lite, un grupo privilegiado.El progreso de integracin y desarrollo de los trabajadores petroleros comogrupo social fue violentado por los sucesos desencadenados a raz de la muer-te del dictador Juan Vicente Gmez. El impacto comienza a transformarlo degrupo social en s, en grupo social para s. Entre sus componentes surgen du-das sobre la validez de concepciones mantenidas hasta en tonces; se mani estala tendencia a comentar lo que acontece en el pas e interesarse por ideas queantes se rechazaban. Se intenta el anlisis de los acontecimientos en funcinde intereses econmicos y sociales. Como parte de una clase social, los traba-

    jadores petroleros empiezan a tomar conciencia de sus propias experiencias ya imprimir a sus acciones colectivas formas polticas de la lucha de clases.

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    Lo espontneo va dejando de ser lo determinante de los movimientos enlos cuales participan, es sustituido por obje tivos conscientemente planteados

    y producidos por el conoci miento de la contradiccin entre el rgimen so-cial del campo petrolero y sus intereses de trabajadores. Por la comprensinde que la defensa de estos los une con las dems capas de la clase obrera de

    Venezuela y con el proletariado del mundo. En 1936 los trabajadores petro-leros viven el momento ms inte resante de su desarrollo como destacamentode una clase social: el paso de las formas econmicas de lucha a las formaspolticas.

    Al gomecismo lo sobreviven fuerzas e instituciones que le sirvieron de baseeconmica: los monopolios extranjeros y principalmente las compaas pe-troleras. Por eso las acciones de las masas populares se inician signadas denacionalismo. El estado Zulia, fortaleza de los colonialistas del siglo XX , sirvede escenario a grandes combates por la democracia y la independencia eco-nmica.La participacin en las luchas contra los explotadores ex tranjeros revela alos trabajadores petroleros su fuerza como grupo social. Asimilan las nue -

    vas experiencias y comprenden que otros grupos en el pas tienen necesi-dades semejantes a las de ellos y es conveniente sumar esfuerzos. Cuandoanalizan polticamente sus relaciones econmicas con los patronos extran-

    jeros, estas se re ejan de manera directa. De ah que se formen conceptosde carcter ideolgico que de nen los obje tivos de la lucha, los programas y las tareas que se les plan tean. Y en torno a estos conceptos, el grupo secohesiona y fortalece.Una vez incorporados al frente nacional que se propone la realizacin decambios sociales cuantitativos y cualitativos, los trabajadores petroleros parti-cipan en combativas movilizaciones de masas. La ms importante es la huelgageneral de junio de 1936, declarada para impedir la aprobacin en el Par-lamento de una ley fascista denominada de Orden Pblico.

    Finalizando el mismo ao, los sindicatos petroleros pre sentan un pliego depeticiones: reconocimiento de las organi zaciones representativas de los traba-jadores de la industria; libre tr co por las carreteras y los caminos construidospor las compaas; eliminacin de las alambradas que aslan los campos pe-troleros; ms y mejores viviendas para los obreros y los empleados; aumentosde salarios; otras reivindicaciones econmicas. Un pliego donde guran jus -tamente combinados las aspiraciones econmicas espec cas y algunos obje -tivos nacionalistas.Las compaas se niegan a discutir con los representantes de los sindicatos yestos, despus de dar cumplimiento a lo dispuesto en la legislacin laboral

    vigente, acuerdan una huel ga cuya efectividad lleg a estimarse en un 75%.

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    Las poblaciones vecinas de los campos petroleros se soli darizan con los huel-guistas. Tambin los trabajadores de todo el pas representados en el primerCongreso Sindical Nacional reunido en Caracas, los partidos polticos pro-gresistas, las asociaciones estudiantiles. La huelga se mantiene cuarenta das

    y es suspendida por un decreto ejecutivo producido en Mira ores por elpresidente Lpez Contreras, que es un docu mento autocrtico, antiobrero yantinacional.La resolucin gubernamental, publicada en la Gaceta Ofcial , es acompaadapor diversas medidas policiales y expul siones del pas de los ms destacadosparticipantes en la lucha contra las compaas y los lderes de las organiza-ciones polticas populares. Los jefes de las petroleras colaboran suminis trandolistas de agitadores para extraarlos del estado Zulia.El decreto de Lpez Contreras, de carcter legal , muestra a los trabajadorespetroleros que entre el Gobierno y las em presas extranjeras existen no solorelaciones polticas, sino tambin relaciones jurdicas que expresan vncu-los materiales y econmicos. Aprenden en la prctica que los colonialistas

    y las clases dominantes se sirven de las leyes para regular las relaciones delos venezolanos entre s, de la forma que ms conviene a los monopoliosextranjeros.En los aos 1937 y 1938 se abren nuevos campos petrole ros en el oriente de

    Venezuela. Nueve mil trabajadores se con centran en los estados Anzotegui y Monagas; el modesto casero de El Tigre se convierte en centro comercialoreciente. Maturn crece a velocidad que sorprende y Puerto La Cruz cuadru -

    plica su poblacin en el transcurso de tres aos.Buen nmero de los trabajadores petroleros de la zona oriental son vetera-nos llegados desde el estado Zulia, que saben organizar sindicatos y dirigirhuelgas. Algunos de ellos son militantes del partido revolucionario de la claseobrera.

    Entre los jefes extranjeros de los nuevos campos hay tambin participantesen las luchas habidas en los campos de occidente, que saben obstaculizar laformacin de sindicatos, perseguir a los dirigentes ms capaces y abnegados.Por eso la sindicalizacin en Anzotegui y Monagas es una tarea ms difcilque la de Cabimas y Lagunillas; su realizacin reclama rmeza y abnegacin.La historia de la constitucin y la legalizacin del Sindicato de TrabajadoresPetroleros de El Tigre, por ejemplo, est llena de maniobras y agresiones delas empresas y de actos combativos de los trabajadores.El movimiento petrolero de la zona oriental surge y se desenvuelve vinculado

    con el movimiento petrolero de occi dente; en muchos aspectos es la repro-duccin, mejorada, de este, que es el gran surtidor de cuadros de todo el pas.

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    En los congresos nacionales de la industria se aprecia el alto nivel de concien-cia de clase de los asistentes y un sentimiento de unidad proletaria.

    Organizados y unidos los encuentra el bombardeo de Pearl Harbor, que traela guerra a nuestro continente. El pre sidente Medina Angarita garantiza laexistencia y el funcionamiento de los sindicatos en escala nacional, y en 1943la Unin Sindical Petrolera (USP) convoca y realiza un importante con gresoindustrial.Hitler se propone impedir la salida del petrleo de nuestro pas hacia losfrentes de las potencias aliadas. Submarinos nazis torpedean las re neras deCurazao y Aruba. Marinos petroleros venezolanos pierden la vida y la USPreclama del Gobierno medidas de urgencia y seguridad para los compae ros

    dedicados a la transportacin del codiciado combustible.Las compaas, presionadas por los trabajadores organizados y las masas po-pulares, aumentan en un 20%, con mnimo de setenta bolvares mensuales, elsueldo de los que viajan entre puertos del lago de Maracaibo y Las Piedras.El 20%, con mnimo de cien bolvares, a quienes lo hacen entre Maracaibo,Curazao, Aruba y puertos de Vene zuela fuera del Golfo. Los aumentos sonaplicados en el curso de los viajes de Maracaibo a los campos petroleros ypuertos de desembarque, deduciendo nicamente las paradas mayores de

    veinticuatro horas.En aquel momento los trabajadores petroleros son la vanguardia del pueblode Venezuela. El sector ms consciente de la clase obrera nacional y parteimportante del frente sindical latinoamericano. Son temidos por las compaasextranjeras, que ocurren a recursos diversos para restarles poder.Los colonialistas ensayan formas nuevas de relaciones con el personal criollo,echan las bases econmicas y sociales para el desarrollo de una aristocraciaobrera que divida el frente clasista de los trabajadores. Para lograrlo cuentancon las fabulosas ganancias que proporciona la explotacin del petrleo na-

    cional, que permiten remunerar de forma especial buen nmero de trabajado-res seleccionados. Sus bases sociales son creadas por el estilo de vida de estos,muy superior al del trabajador comn.Los planes de aristocratizacin tienen xito en algunas capas de los trabajado-res petroleros. Mas no consiguen formar una aristocracia obrera semejante a laque existe en los pases de gran desarrollo; en su lugar surgen los empleadosde con anza vinculados con la burocracia estatal.

    La industria petrolera es ambiente abonado para el o recimiento de la buro -cracia obrera; burcratas son los directivos de los sindicatos adictos al gobier-no y las compaas. Hombres marginados del proceso de la produccin delpetrleo porque nunca se ligaron a ella, o lo estuvieron hace muchos aos,

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    que ahora representan a los trabajadores y, en su nombre, rman contratosantisindicales con las empresas.

    La burocracia sindical forma una tupida red de hombres parsitos, sin escr-pulos, que envuelve organismos y per sonas, maniobra y corrompe. Que ha-cen esfuerzos por des truir la conjugacin del amor a la patria con el odio a loscolonizadores e impedir que las luchas de los trabajadores se per len comoacciones de liberacin nacional.Las compaas, con la colaboracin de los burcratas, amarran a los obreroscon la rma del primer contrato de trabajo en la industria el ao 1946, y ase -guran la paz laboral durante tres aos. Creada esta situacin descartan cual-quier oposicin por parte de obreros y empleados, porque el contrato nadagarantiza en materia de estabilidad y, en cam bio, congela los salarios mientrasel costo de la vida sube verticalmente.La contratacin hace posible que las compaas monten sistemas de trabajosin provocar con ictos. Hace que los trabajadores produzcan ms, de acuerdocon las exigencias de los mercados mundiales, y favorece la programacin deacciones dirigidas a conseguir la divisin de las las obreras y su domestica -cin mediante la violencia o el soborno.Para los colonialistas del siglo XX tiene importancia cono cer el uso que lostrabajadores hacen del tiempo libre. En su empeo de que lo usen bien

    fundan centros deportivos, clubes sociales, agrupaciones culturales y otrosorganismos semejantes, administrados por empleados de con anza . Fomen-tan estas, competencias que despierten inters por las diversiones sanas yapolticas, en un ambiente de con ciliacin y sincera amistad entre jefes yempleados, extranjeros y criollos.Crean honores y premios (cantidades de dinero, meda llas, becas para estudiaren Estados Unidos, pasajes para viajar a Puerto Rico); construyen viviendas,organizan sistemas de prstamos, ponen a funcionar escuelas. Todo esto condos grandes nalidades: a) crear un mejor estado de nimo de los trabajadoresque los hace producir ms y mejor; b) amortiguar las expresiones de la luchade clases planteada de forma aguda en los campos petroleros.Es poltica laboral de los empresarios hacer concesiones a los trabajadoresrendidores y disciplinados en el trabajo. Sanear los personales de lascompaas mediante despidos masivos de los malos obreros, sospechosose inconformes. Las listas negras se enriquecen constantemente con la incor-poracin de nuevos indeseables y gentes de mala conducta, de lo cualinforman a la polica.Los burcratas sindicales actan desde afuera con la nalidad de desintegrar al

    grupo social de los trabajadores petroleros; en los sindicatos violan los mtodosdemocrticos que consagran los estatutos, pagan divisionistas profesio nales,

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    montan provocaciones, propagan la indisciplina y ejer cen la corrupcin. Hacendespedir y encarcelar a cuantos se oponen a sus planes.

    Hay trabajadores del petrleo que logran descubrir lo fundamental de la di-nmica de la sociedad venezolana y las leyes que la rigen. Lo consiguen en lamedida que asimilan la teora cient ca del movimiento obrero y sus vincula -ciones con la prctica poltica.Pero no todos desarrollan la conciencia social a un mismo ritmo; unos se que-dan rezagados, vctimas de las maniobras y deformaciones que los marginande la ruta del progreso y los ponen al servicio de clases extraas. Llegan aconvertirse en agentes de los colonialistas y de las clases dominantes en elseno del movimiento obrero.

    El trabajo especializado y el uso de tcnicas complejas en la industria petroleraaparecen con el desarrollo de las fuerzas productivas. La produccin crece deforma vigorosa y los cambios que se producen en el proceso de la misma,profundizan diferenciaciones entre los trabajadores y hacen surgir capas mejorretribuidas. Esta diferenciacin es aprovechada y estimulada por los jefes delas compaas. Procuran que determinados sectores se muestren satisfechoscon su situacin y, en consecuencia, dispuestos a los entendimientos con losempresarios.Sirven los burcratas sindicales de vehculo de las des viaciones ideolgicasque minan la fuerza y restan cohesin al grupo social de los trabajadorespetroleros. In uyen desde posiciones variadas: directivas sindicales, adminis -tracin de centros recreativos, cargos pblicos. Se mueven muy cerca de losgerentes, superintendentes y altos jefes de las compaas; entre ellos se cuen-tan quienes ocupan cargos de con anza en los campos petroleros.

    Con el gobierno de los militares establecido en 1948 aparece en la escena dela actividad social petrolera un nuevo personaje: el gnster sindical. Lo paga ymaneja el dictador Prez Jimnez para formar su propio movimiento obrero.

    El gnster sindical trabaja en combinacin con la polica; se dedica a despla-zar por medios violentos a los burcratas del partido Accin Democrtica ylevantar en los sindicatos del ramo una maquinaria terrorista al servicio de lascompaas.El surgimiento del gnster sindical marca en nuestro pas el comienzo de unapoca difcil y sangrienta del movimiento obrero. Das en los cuales muerenmuchos obreros y los sindicatos sesionan con la presencia en el local dela temible Seguridad Nacional y de funcionarios del Ministerio del Trabajo.El gansterismo provoca cambios cuantitativos y cualitativos del grupo social

    de los petroleros: sus efectivos ms antiguos son eliminados y sus puestosocupados por re cin llegados a los campos, cuidadosamente escogidos por

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    la polica privada de las empresas. Veteranos trabajadores del petrleo tienenque pasar a formar parte de otros desta camentos de la clase obrera nacional;se convierten en choferes de plaza, pequeos comerciantes, trabajadores de lacons truccin o desaparecen en la dimensin inde nida de los desclasados.Los trabajadores petroleros, como grupo, se transforman constantemente. Seconvierten en un nuevo grupo, distinto del tradicional. Dbilmente integrado,sin iniciativa, que evita los con ictos de trabajo con las compaas y teme a losgnsteres y a la polica. Es un grupo dispuesto a enterrar el hacha de la guerrade clases. Despolitizado, replegado sobre la vida privada de sus integrantes,invadido en buena parte por la resignacin y el derrotismo.Con la transformacin del grupo baja la tasa de sindica lizacin. El marco

    estructural del campo petrolero es aceptado como institucin que funcionapara resolver los problemas que engendran las relaciones de produccin. Elnuevo grupo carece de unidad interna, no tiene conciencia clara de su iden-tidad social. Es parte de una clase a medio hacer, sin sonoma. Aluvional,socialmente descompuesto, sin capacidad de presin. El grupo participa enun movimiento sin autonoma, domesticado por el absolutismo poltico de losmonopolios extranjeros y la presin coactiva del Estado militarista.El gansterismo se hace sistema. Elimina los aparatos de reformismo y corrup-cin montados por los acciondemocratistas , porque les resultan innecesarios.

    Ahora se persigue al obrero consciente sin contemplaciones ni disimulos, se lemargina de la actividad sindical y poltica. Hay un nuevo modelo de dirigentesindical que no es un oportunista sino un delincuente; no es un traidor a laclase obrera porque nunca ha tenido que ver con ella; no es un reformistaporque no tiene inters en reformar sino en el mantenimiento del rgimenmilitarista. Es un mercenario pagado por los militares y las compaas.Los empresarios petroleros, que son calculadores y sacan las cuentas en fun-cin del maana, comprenden que el gans terismo sindical les produce bene-

    cios pasajeros, inestables. Porque puede desaparecer como sistema en unmomento cualquiera, con la destruccin del rgimen de los militares que loamamanta. Por eso, al mismo tiempo que aprovechan a los gnsteres, impul-san planes de domesticacin de grandes pro yecciones. Reconstruyen y for-talecen las bases del reformismo sindical como ideologa de los trabajadorespetroleros.Las compaas en los campos petroleros actan en dos niveles, alternan lasformas de proceder y las combinan de acuerdo con las circunstancias. Utili -zan la violencia; rechazan cuanto signi que mejoramiento de relaciones. Deaplicar esta parte del plan se encargan los gnsteres, los cuerpos represivoso ciales y los particulares que pagan las empresas.

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    Al mismo tiempo desarrollan programas de viviendas, abren escuelas para loshijos de los trabajadores, remodelan los clubes, construyen parques, canchasde bisbol. Fomentan asociaciones de bienestar social y culturizacin , hacenplanes familiares de ayuda y orientacin a la mujer como individuo de la co-munidad del campo petrolero. Organizan campos de portivos, inician cursillosde seguridad industrial, viajes, excursiones.En este ambiente el nuevo trabajador no encuentra a quin querer u odiar, nosabe dnde estn sus amigos y dnde sus enemigos, carece de motivos pararebelarse y de razones para sentirse satisfecho. Piensa con ideas generales.Llena su tiempo libre con planes puestos en marcha por una red de funcio-narios visibles e invisibles, cuya funcin es alienar el ocio del personal de lascompaas.Las empresas mejoran las urbanizaciones donde viven los trabajadores; tratande convertirlas en zonas residencia les para que la vida familiar ejerza in uen -cia negativa sobre la actividad sindical y poltica del obrero. Se procura queeste deje de ir al sindicato y se quede en la casa leyendo historietas de mu-equitos, folletos que relatan aventuras del FBI, crnicas de bisbol, oyendoprogramas de radio debidamente elaborados. O asistiendo, para acompaar asus hijos, a las salas de cine gratis, o a estecitas en casas vecinas.

    A ms de una familia obrera se le crea el deseo de vivir como los empleados.Decoran las viviendas de forma semejante a las de estos. El dueo de la casalleva corbata los domingos, se limpia los zapatos y visita a los amigos quedesempean cargos de con anza. Van olvidando la distan cia social que lossepara de los empleados y dejan de pensar que estos amigos circunstancialespueden convertirse, por razones de clase, en sus adversarios.El control por los capataces en el sitio de trabajo, la alienacin del ocio por laculturizacin de masas hace que la vida del trabajador petrolero sea gris: sinemociones, aislada y llena de frustraciones, empeada en huir de una aliena-cin por medio de otra.

    En buena parte su salario es cambiado por billetes de lotera, boletas de rifas,que les provocan expectativa y rom pen la monotona de su existencia. La fa-milia petrolera termina hacindose supersticiosa, practica la brujera, consultahorscopos en una eterna bsqueda de soluciones para los problemas quesurgen en su dramtica soledad.De una vez en cuando el obrero pasa por el local del sindicato llevado por elmiedo: conviene ser visto por el gnster de guardia. La visita es corta. Se viveun perodo de parlisis del movimiento popular; de sindicatos sin mili tantes, deexitosas relaciones humanas por parte de las empresas, de contratos de tra-

    bajo que se prorrogan automticamente, de ocupacin militar de los campospetroleros.

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    El terror patrono-policial que alterna con los planes de ablandamiento y des-moralizacin, deforma y desintegra el grupo desde fuera. En 1950, deportes

    y diversiones programadas absorben el tiempo libre de los trabajadores. Y lasituacin se prolonga hasta 1958, cuando las masas populares echan del Go-bierno al pelotn de militares comandado por Prez Jimnez.Las radiodifusoras del estado Zulia transmiten juegos de pelota que suce-den en Cabimas, mientras en las calles de Caracas obreros textiles, choferes,constructores y grupos de las capas medias de la poblacin combaten por lalibertad, la democracia y la independencia nacional. En esa oportuni dad losobreros petroleros acusan los efectos de la cultura de conquista y pierden sucondicin de vanguardia del pueblo de Venezuela, para ser sustituidos porotros destacamentos de la clase obrera nacional.La cultura del petrleo deja huellas grandes y profundas; forma hombresCreole y hombres Shell, nacidos en el territorio venezolano pero que pien-san y viven como extranjeros; hombres de las compaas y para las compaas,personas antinacionales. Expresin de un mestizaje repugnante, resultado deuna poltica de relaciones humanas aplicada por los colonialistas. Obra delos monopolios internacionales animadores de aquella cultura.Tanto el hombre Creole como el hombre Shell asimilan los elementos pro-pios de la cultura del petrleo y tien den a sustituir lo venezolano por lo norte-

    americano principalmente. Su estilo de vida copiado, impuesto, lo consideranexpresin de progreso. Que, en su opinin, los hace superiores en un mundode nativos , con estilos de vida primitivos .El derrocamiento de Prez Jimnez signi c la huida sin controles de losgnsteres sindicales. En general trataron de ocultarse en su viejo y familiarsubmundo del lumpen . Dejaron los sindicatos petroleros sin trabajadores ysin dinero. Haba que reconstruirlos y fortalecerlos, reincorporarlos al frentenacional de liberacin.

    El trabajo lo emprenden, principalmente, viejos trabajadores petroleros quesalen de las crceles o llegan del exte rior, donde los expulsara la dictadura.Cuentan con la ayuda de los que lograron burlar la vigilancia y siguen en lasempresas como sobrevivientes de una poca muy dura. Pero junto con aque-llos regresan tambin los antiguos burcratas crea dos por Accin Democrtica

    y desplazados de sus posiciones por los gnsteres, pero deseosos de volvera ocuparlas. Para lograrlo se apoyan en los hombres Creole y los hombresShell; las compaas ayudan a unos y otros. Y forman una nueva burocraciasindical.

    El grupo de los trabajadores petroleros reaparece como fuerza social impor-tante, aunque no tanto como en 1930 y 1936. La in uencia de los empleados

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    ha crecido notablemente; en sus las hay hombres Creole y hombres Shellque insisten en la conveniencia de aplicar planes de bienestar social y lograrfrmulas de entendimiento con las empresas.Predomina en los campos petroleros una lite desenrai zada del ambiente so-cial, con estilo de vida que no es el de los trabajadores, facilidades de movi-lidad ascendente y mentalidad de clase media. Constituye una constelacinsociosicolgica que acerca sus componentes a la pequea bur guesa y obsta-culiza las comunicaciones de estos con los efectivos de la clase obrera.La distancia social que separa a los dirigentes y admi nistradores sindicales delas bases es grande. Aquellos for man un subgrupo que se adapta ms y msa las formas de vida de los empresarios extranjeros, y desprecian lo nacional.

    Ayu da a la desintegracin de la cultura venezolana y sus compo nentes sonmanejados por los portadores de la cultura del petrleo.Muchos trabajadores petroleros viven hoy en estado de melancola poltica,como resultado de los perjuicios ocasio nados por la extensin y el a anza -miento de la cultura del petrleo. Que pasa de generacin en generacin, conmodalidades propias y consecuencias de orden social y psicolgico.

    Algunos intentan resolver los problemas que las institu ciones existentes enel campo petrolero no les solucionan. No lo consiguen por las condicionesobjetivas impuestas, que tienden a perpetuarse a travs de generaciones por

    medio de su efecto sobre los nios. A temprana edad los trabajadores petrole -ros absorben valores y actitudes bsicas de la cul tura del petrleo.Son terreno frtil para el desarrollo de la cultura del petr leo las personas delas capas inferiores de una sociedad en transformacin que sufre de alienacinparcial. Se a anza con mayor prontitud en los grupos llegados a los campospetroleros desde centros urbanos que entre los venidos de aldeas campesinasde culturas tradicionales estables.Rasgos de la cultura del petrleo al nivel del grupo fami liar son la ausencia dela infancia como etapa larga del ciclo vital, la iniciacin sexual muy temprana,

    abundancia de unio nes libres, frecuente abandono de mujeres e hijos, falta deintimidad y tendencia al autoritarismo. Otros rasgos son la falta de capacidadpara aplazar la realizacin de los deseos o planear para el futuro, el fatalismo,la creencia en la superiori dad del macho y la posesin de un sentido mengua-do de la historia.Como toda cultura, la del petrleo ofrece a los grupos humanos un proyecto

    vital, soluciones preparadas que evitan el tener que partir desde cero en cadageneracin. Sin embargo, la cultura del petrleo no llega a ser muy profunda,es ms bien super cial: entre los que viven en ella hay vacos y sufri mientos;

    no procura satisfacciones su cientes, estimula la descon anza y aumenta laimpotencia y el aislamiento.

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    La cultura del petrleo es primero impuesta y despus aprendida. Todo hom-bre es un ser histrico y la cultura de que forma parte cambia en el tiempo. Eltrabajador petrolero es un ser histrico y la cultura del petrleo ha de cambiaren el tiempo, desaparecer.

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    Captulo III

    La ciudad petrleo

    En las primeras dcadas del siglo xx Venezuela es un puado de aldeas rega-das en un amplio territorio. Las que concentran mayor nmero de personas sedenominan ciudades. Y de estas, Caracas, la capital de la repblica, es la mspoblada y de superior importancia poltica y cultural.Hay aldeas aisladas, poco afectadas por la accin urba nizadora, de poblacio-

    nes primitivas por su trabajo y maneras de vivir. De culturas orientadas haciala tierra: viven para sus cosechas, sus hijos y su iglesia. Que repiten las formasde trabajo con las estaciones y los modos de vida con las ge neraciones.

    Aldeas donde la innovacin es un fenmeno raro y no se estimulan las expe -rimentaciones. Que funcionan segn cdigos morales estrictos y rgida orga-nizacin familiar. Donde la autoridad del padre nunca se pone en duda y losancianos ocupan posiciones que conservan hasta la muerte.Las hay tambin donde se conoce la actividad urbaniza dora, y aunque suspobladores pre eren mantener modos de vida tradicionales, viven en procesode cambio. En unas, los niveles de urbanizacin son ms altos que en otras;se hacen ms urbanas en las maneras de vivir aunque sigue predomi nando eltrabajo agrcola.La Rosa es para entonces una aldea aislada del estado Zulia. Comprende unnmero reducido de viviendas construidas con barro rojo, caa brava y techosde anea, habitadas, entre otras, por las familias Basabe, Bermdez, Borjas,Daz y Olivares, que viven de la agricultura y la cra de ganado menor prin-cipalmente.

    Cabimas, con trescientas casas y mil quinientos habitantes, es otra aldea delmismo estado. Comprende cuatro leguas de tierras baldas limitadas as, segndocumentos o ciales sobre Deslinde de los Ejidos de Cabimas:

    () Se ja un punto de partida al frente de la Iglesia a treinta metros de distanciahacia el occidente; luego se sigue por el camino real que conduce a la parroquiaSanta Rita, y que pasa por los caseros Ambrosio, Pueblo Aparte, La Gloria, LaRepresa y La Misin, hasta llegar por todo el camino, a rumbo y distancia, alpunto en que corta el ro Mene, lnea divisoria entre las parroquias Cabimas ySanta Rita, resultando una longitud de cinco mil setecientos metros. Del mismopunto de partida, se sigue, tambin a rumbo y distancia el camino real que pasapor los caseros La Vereda, La Salina, La Rosa, Hato Nuevo, Punta Gorda y Los

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    Riteros, y se llega al ltimo hato de este lugar, con una distancia de diecisiete milmetros. Desde el punto de en cuentro del primer camino con el ro Mene, semiden hacia el este, cinco mil metros o sea una legua. Sguese aproxi madamenteel curso de dicho ro y pasa por la Cinaga del Templadar hasta una distancia desta, de seiscientos metros que aparece limitada por un estantillo. En el lti mohato de Los Riteros y a partir de un estantillo ah jado, se sigue el camino ca -rretero que parte de dicho lugar hacia el oriente y se miden tres mil quinientosmetros; este punto aparece tambin limitado con un poste de madera. Como pinaauxiliar se trazan: una que sale del punto de partida, rumbo al este, y termina aocho mil quinientos metros; otra del casero La Rosa y termina a una distanciade cinco mil metros; desde el extremo de sta se traza una lnea que pasa por elextremo de la anterior y termina en el poste del Templadar; y adems otra recta

    que termina en el poste del camino carretero del lugar llamado Los Riteros().

    Es un pueblo de agricultores, criadores y cortadores de madera. Con una solacalle de tierra y noches oscuras por la falta de luz elctrica, casas de paredesde barro y techos de palma. Sin comunicaciones con las poblaciones vecinas:el correo, en bote de vela, llega de Maracaibo una vez a la semana.En 1910, el ingeniero civil Pedro Jos Rojas elabora un informe que revela lariqueza del subsuelo donde aos des pus se establecen los campos petrolerosMene Grande y Bachaquero. Vale la pena conocer lo que se dice en la partetitulada Ventajas:

    () No concurre en esos terrenos otro mrito sobre los baldos adyacentes, queel de las buenas sa banas si fueran convertidos en potreros de especiales pastosde cultivo arti cial, y ese mrito est desvirtuado en mucho para las sabanasBarquis, Larga, Patiecitos, Sabanetas, Ba rroso, Santa Brbara y Matajey, por laproximidad de los yaci mientos de asfalto (Mene Grande), donde el ganado pereceatascado. Esta circunstancia perjudicial, sera salvada cercando esos extensospotreros arti ciales, pero an estamos muy fracasados para tal adelanto de la

    explotacin pecuaria. Tambin podran transformarse las sabanas en zonas agr-colas, pues, hay fertilidad en el suelo, y las condiciones climatricas, in uidaspor la evaporacin del Lago y las lluvias, suplen las di cultades del regado, peroesto requiere una poblacin que, no slo esa Zona sino la prxima al Lago, noalcanzar en un siglo. El valor de esos terrenos est por ahora en la posibi lidadde descubrir fuentes de petrleo, pues dos (2) semanas antes que yo, estuvo ha-ciendo estudios all una comisin de la Compaa petrolera y, segn informesque obtuve, salieron satisfechos de sus investigaciones (). (Reproduccin de unapublicacin del Grupo Shell titulada Medio siglo de la indus tria petrolera de Ve-nezuela. Las cursivas son nuestras).

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    Los resultados satisfactorios de las gestiones tcnicas realizadas por represen-tantes del grupo Shell, marcan el comienzo de la historia de la ciudad petr-leo en Venezuela. Resultante en su mayora de transformaciones sucedidas en

    viejas aldeas del pas. Producto otras de una actividad intensa de las compaasextranjeras. Expresin de cambios habidos en sociedades tradicionales por laaccin del colonialismo moderno.La ciudad petrleo surge y se desarrolla en las proximidades y en dependen-cia del campo petrolero. A este debe su existencia y auge. Pero son unidadesde poblacin diferenciadas de estructuras distintas. En el captulo anterior nosocupamos de los campos, ahora estudiaremos las ciudades.

    Aparecen como ncleos que se vitalizan y crecen estimu lados por la actividad

    industrial petrolera. Habitados principalmente por comerciantes, artesanos, se-miempleados y buen nmero de exempleados de las compaas. Partes de suspobla ciones se relevan peridicamente, otras son jas, se mantie nen en ellasinde nidamente.

    La dimensin y la importancia de las operaciones que rea lizan las compaasde nen la categora de una ciudad petrleo. Prosperan por la implantacinde los adelantos tcnicos que interesan a los colonialistas. En ellas la vivienda debarro y palmas es sustituida por la casa y el apartamento de buena construccin.El comercio interno mejora en la medida que la clientela de hombres solos vaconvirtindose en clientela familiar y, en consecuencia, aumenta la demanda.En la ciudad petrleo lo extranjero representa el pro greso. Su funcionamien-to es obstaculizado por: a) la falta de unidad; b) una marcada diferencia urba-nstica del centro con la periferia; c) la falta de coordinacin entre poblacin,empleo y construccin; d) la carencia de entidades de servicios pblicos.La ciudad evoluciona siguiendo direcciones que obedecen a sus orgenes. Enlas surgidas por cambios habidos en aldeas tradicionales, provocados por cho-ques econmicos, sicolgi cos o demogr cos con grupos extraos portadores

    de tcnicas superiores, brotan nuevos barrios; los pobladores tratan de vivir ala manera extranjera y se concentran en urbanizacio nes . Buen nmero de es-tas ciudades son tripartitas: constan de una parte antigua, de barrios ocupadospor los colonizadores y posibles zonas construidas por criollos. La poblacinde cada sector tiene rasgos propios.La ciudad petrleo que aparece alrededor del campo petrolero por iniciativade los extranjeros, sufre un desdobla miento urbano inicial que se proyecta ensu evolucin. Siempre crece abiertamente intervenida por los colonizadores.Son centros satlites de los campos petroleros: algunas dependen totalmentede ellos, otras viven in uidas por ellos. Lagunillas, por ejemplo, es una ciu -dad de existencia y actividades deter minadas por los campos petroleros que

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    la rodean. En cambio, Maracaibo y Puerto La Cruz gozan de cierta autonoma y hasta de posibilidades de desarrollarse de forma independiente.

    Algunas ciudades petrleo se extienden hasta los lmites mismos del campopetrolero, pero este les cierra el paso, desvanece sus aspiraciones de crecimien-to sin limitaciones. El campamento no se confunde con la ciudad, y rechazalos intentos de invasin por parte de esta. Porque el campo petrolero es unorganismo de nido, estructurado de funcin econmico-social dominante.

    Abundan en sociologa cuadros comparativos de lo rural y lo urbano. La mayo -ra carece de efectividad cuando se mane jan con el n de de nir el carcter deuna ciudad petrleo. Los cuadros suelen asociar las sociedades urbanizadascon un mayor alejamiento de la naturaleza y el predominio del medio culturalsobre el natural. Pero hay ciudades petrleo que no llenan esta condicin.En los mismos cuadros se atribuye a las sociedades urba nas mayor magni-tud que a las rurales. Pero hay ciudades petrleo de magnitud menor quela de comunidades rurales vecinas. Adems, en las ciudades que estudiamos lapirmide social no corresponde a los modelos establecidos como pro pios delcampo y de la ciudad. En las ciudades petroleras el reagrupamiento socioeco-nmico puede ser estimado de esta forma:

    Posicin de la ocupacin Por ciento de la poblacin real

    Exdueos de la tierra 3,0Grandes comerciantes 10,0Empleados pblicos 10,0Pequeos comerciantes 20,0 Artesanos 10,0Trabajadores asalariados 10,0Miembros de familia 7,0Sin ocupacin de nida 30,0

    Viven en las ciudades petrleo descendientes de los que fueron dueos delas tierras que son ahora propiedad de las compaas: unos, de las rentas que lesproducen viejas casas heredadas; otros, cobran pensiones quincenales o men-suales en las taquillas de las empresas. Hay comerciantes que fungen de gerenteslocales de casas importadoras con o cinas centrales establecidas en Maracaibo,Barcelona, Puerto La Cruz, Maturn o Caracas; en su mayora son venezolanosque devengan altos sueldos y cultivan la amistad de los superinten dentes y otrosimportantes jefes de los campos petroleros. Abundan los empleados pblicos

    vinculados a los burcratas sindicales. Contratistas, negociantes libaneses, due-os de expendios de licores, de farmacias, de cafeteras, administra doras de

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    prostbulos, y otras gentes que forman grupos complejos de pequeos comer-ciantes que in uyen en la vida eco nmica y social de la ciudad.

    Los artesanos comprenden propietarios de pequeos talle res de carpintera,herrera, latonera, reparaciones de calzado. Trabajadores asalariados son losempleados de bodegas, tien das de venta de ropa, cantinas, restaurantes y ne-gocios semejantes. Componen los miembros de familias las personas que,sin ganar sueldos en las compaas, forman parte de gru pos familiares de tra-bajadores petroleros. Abundan los pobla dores sin profesin conocida, en sumayora retirados desde hace tiempo de las empresas petroleras, que sueancon ser reenganchados; aventureros, lumpen diversos.La ciudad petrleo aumenta su actividad al concluir la jornada del campopetrolero. A las cuatro de la tarde se abren las puertas de las cantinas y casasde juego de las ciudades, los comerciantes vocean los objetos en venta, lospolicas circulan por las calles principales, se oye msica, las prosti tutas ren

    y cantan. La ciudad entera se prepara para recibir a los trabajadores que traendinero, que compran o fan panta lones de dril, camisas, beben cerveza y bus-can amores fciles.En las ciudades resultantes de transformaciones de viejas aldeas, ni el nuevosistema de estrati cacin ni las culturas superpuestas consiguen la eliminacintotal del patrn tradi cional. Al estudiar su dinmica se encuentran elementosde resistencia al cambio, constituidos principalmente por restos de gruposfamiliares que existieron antes de la llegada de las compaas.Las fuerzas de transformacin nacen en el campo petro lero y de ah se pro-

    yectan hacia la ciudad. La pugna entre los elementos de resistencia y la culturadel petrleo se expresa en fricciones que a oran con frecuencia. Que desapa -recen al entrar en juego la poderosa maquinaria de dominacin cul tural delos colonizadores.La ciudad petrleo es un subproducto social de compa as extranjeras enterritorio venezolano. Conglomeraciones parasitarias que la explotacin petro-

    lera engendra sin propo nrselo. Diferentes al campo petrolero.Hay en las ciudades petrleo islotes de personas, agru paciones vctimas delespejismo de una vida fcil por el hecho de acercarse a los centros donde seproduce oro negro, que se quedan en la ciudad y se multiplican; crean pro-blemas demo gr cos, econmicos y culturales. Llegan a ser millares y com-prenden criollos y extranjeros.Buena parte de la poblacin de Venezuela vive en las ciudades petrleo conhistoria propia, que tiene poco de comn con las historias de los que vivenen las otras ciudades del pas. Hay en aquellas un urbanismo petrolero, cuya

    funcin no es precisamente solucionar problemas que se plantean sino com-plicar los existentes y crear nuevos.

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    El Tigre, en el estado Anzotegui, es una muestra del urba nismo petrolero:surgi y creci sin preocupacin por los pro blemas de los grupos humanos.El urbanismo de El Tigre es rutinario, nada inventa ni descubre; amontona

    viviendas, impro visa calles. En n, desprecia al hombre. Todas las ciudadespetrleo del pas se parecen a El Tigre.En 1920 ms de noventa mil personas se concentran en la zona occidental dellago de Maracaibo y cerca de treinta y cinco mil en la oriental. En Cabimas semontan plantas generadoras de energa elctrica: en Las Tierritas, en Ambro -sio, al lado del famoso botiqun El Hijo de la Noche, y en la Rosa Vieja.

    Abren las puertas los cines Apolo y Oden y cobran uno y dos bolvares por ver una pelcula de vaqueros. Funcionan el cine Cabimas, el teatro Variedades,

    el cine Ideal y el Nuevo Circo. Despus el Teatro Internacional.Mejoran los sistemas de transportacin de pasajeros. Un vaporcito moderno,El Continente, va de Cabimas a Maracaibo y viceversa, dos veces al da. Cua-tro bolvares cuesta el pasaje, pero puede viajarse tambin en embarcacionesde motor: El Bocon, El Zulia, El Coquivacoa, El Berln, El Caribe yotros ms econmicos. Aos despus se inauguran los ferris que unen a Pal -marejo con la capital del estado Zulia.En Cabimas aparecen como hongos los almacenes y las o cinas comerciales:casas distribuidoras de automviles Ford y fongrafos Vctor; agencias delas cerveceras Regional y Zulia; mayores de vveres, bodegas, agenciasde loteras. La Botica del Rosario es la que ms venda en 1925, y en 1927 sereparte la clientela con la Farmacia Americana y la Botica Moderna. A precioselevados expenden Elixir de Cocuy, Pomada Inglesa, pldoras e inyeccionesuretrales contra la blenorragia, Elixir de las Damas, antipaldico Chiquinquir,pur gante Delicioso, vino Sangre de Toro, Urosalvol, jarabe San Lzaro, polvo

    Vasenol J.B. para las enfermedades secretas, depurativo Olarte, InyeccionesParisienses, regenerador Cachiquel para la impotencia y muchos otros.

    La vieja aldea zuliana crece violentamente y se hace ciudad petrleo. Lapoblacin del municipio Cabimas en 1950 es de 59.031 habitantes. En 1961pasa de cien mil. El censo levan tado a nes de 1953 registra 1.244 negociosdistri