La larga guerra del siglo XX 110

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22 Segunda Guerra Mundial 110 La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989 En sólo diez semanas Japón arrasa a los aliados en Asia JAVIER GARCÍA ANDRÉS E l ataque a Pearl Harbor da el pistoletazo de salida a la ex- pansión japonesa por Asia. Ca- si en el mismo instante que los Zero japoneses sobrevuelan las aguas de Hawaii, son atacadas las posesiones europeas por todo el Extremo Orien- te: Filipinas, Malasia, Singapur, Birma- nia, Indias Orientales Holandesas y las colonias europeas en China: Macao y Hong-Kong. Malasia, al igual que los estrechos de Malaca y, sobre todo, la ciudad de Singapur, se convierte en objetivo estratégico prioritario para el Alto Mando japonés. Las tropas del Impe- rio del Sol Naciente desembarcan en la península el día 8 de diciembre. A pesar de la viva resistencia británica, consiguen establecer una serie de ca- bezas de playa —consolidadas merced a su superioridad aérea— y avanzar con enorme rapidez hacia el interior. Los británicos, que están apoyados por tropas de toda la Commonwelth, se ven sorprendidos por la velocidad del avance nipón. Extremadamente motivadas y lide- radas con habilidad por el general Ya- mashita, y a pesar de su inferioridad numérica, doblegan toda posible resis- tencia. Los japoneses rodean median- te movimientos de flanqueo a través de la jungla o mediante desembarcos las posiciones defensivas británicas. Así, las fuerzas del teniente general Percival —al mando de las unidades británicas en todo el sector— se ven forzadas a retirarse una y otra vez, hasta encerrarse en Singapur, que fi- nalmente y tras un audaz asalto cae en manos japonesas. Singapur. La pérdida de Singapur el 15 de febrero de 1942 es, en palabras de Winston Churchill, el “peor desastre y la mayor capitulación de la historia británica”. En Londres, el Alto Mando imperial había considerado siempre Malasia como un teatro secundario de operaciones y, así, las fuerzas es- taban pobremente equipadas y con muy escaso apoyo aéreo, indepen- dientemente de que su desenvolvi- miento en el campo de batalla fuese mediocre. Pero el mayor problema fue que la defensa británica descansaba en la supuesta inexpugnabilidad de Singapur, al considerar que los ata- ques a la ciudad vendrían siempre por mar, para lo cual estaba dotada de unas formidables baterías coste- ras. El problema iba a sugir porque el ataque de Yamashita vendría por lado contrario… por tierra. Logra ocupar Filipinas, Malasia, Singapur, Birmania, Indias Orientales, Macao, Hong-Kong… Los japoneses no se detienen. Entre enero y mayo de 1942, expulsan a los británicos de Birmania, cuyas posi- ciones son rodeadas una tras otra y eliminadas. A duras penas, las mal en- trenadas y peor dirigidas fuerzas del Imperio Británico consiguen escapar a la destrucción y al cerco, establecien- do una inestable línea defensiva a lo largo de la frontera entre Birmania y la India. Con esta nueva conquista el ejército nipón aisla por completo a China, donde llevan en guerra desde 1937. A partir de este momento, los na- cionalistas chinos no podrán recibir suministros ni material de guerra de los aliados más que por aire. Diez semanas. A partir de enero de 1942, tiene lugar también la invasión de las Indias Orientales Holandesas. Los aliados intentan coordinar sus esfuerzos ante la marea japonesa creando el ABDA —American, Bri- tish, Ducth, Australian— una suerte de mando interaliado que aglutine en una única dirección los esfuerzos por frenar la expansión enemiga. Pero es inútil, la marina combinada aliada es totalmente destruida en la Batalla del Mar de Java. Y las tropas japonesas, aerotransportadas, paracaidistas (es- casas) y, sobre todo, desembarcadas se hacen con el control de Borneo, Sumatra, las Célebes, Java y el resto de las islas en una fulgurante campa- ña, rematada en el mes de marzo, que complementa el éxito de la invasión de las Filipinas. En apenas diez sema- nas, después de empezada la lucha en el Pacífico, el Imperio Japonés ha alcanzado casi todos sus objetivos de guerra. Posteriores desembarcos llevan a los japoneses hasta Nueva Guinea: Australia está amenazada. También lo está la India. La marina japonesa, dueña de los mares, se interna en el Índico. Entre marzo y abril se enfrenta a la Roya Navy, tras haberle hundido previamente, en la campaña de Singa- pur, el acorazado “Prince of Walles” y el crucero de batalla “Repulse”. En aguas de Ceilán, la escuadra británi- ca de oriente es derrotada de nuevo, aunque logra salvarse de la destruc- ción total. La expansión japonesa aún conti- nuará hasta el mes de julio. El previs- to cinturón defensivo en los planes de Tokio se expandirá por el Pacífico, a través de las islas Gilbert, Marshall, Salomón..., con el objetivo de salva- guardar los territorios recién adquiri- dos en una de las campañas militares más rápidas, contundentes y asom- brosas de toda la historia. Arthur Ernest Percival El hombre que rindió Singapur. Veterano de la Primera Guerra Mundial, en la que comenzó como soldado raso y acabó como teniente Aspenden, 26 de diciembre de 1887 - Londres, 31 de enero de 1966 Los personajes coronel, Percival había sido destinado al inicio de la Segunda Guerra Mundial al Estado Mayor de la Fuerza Expedicionaria en Francia (BEF) y, después de Dunkerque, nombrado Comandante en Jefe de las fuerzas en Malasia y Singapur. Allí tuvo que hacer frente a la ofensiva relámpago japonesa, que terminaría el 15 de febrero de 1942 con la rendición de sus tropas en la ciudad-fortaleza de Singapur. En cautividad hasta el final de la guerra, fue liberado a tiempo de asistir a la rendición del Japón en la bahía de Tokio y del general Yamashita, su oponente en 1942 en Malasia, en Filipinas. Culpado por la caída de Singapur y la mala conducción de la campaña, la polémica por su actuación le persiguió el resto de su vida, si bien se ganó el respeto de sus compatriotas por haber soportado con total dignidad la dureza del cautiverio en los infames campos de concentración japoneses. Oficiales británicos, que portan la bandera del Reino Unido y una enseña blanca, son conducidos por militares japoneses en el acto de rendición de Singapur ABC (Madrid) - 27/05/2014, Página 46 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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22 Segunda Guerra Mundial 110La Larga Guerra del siglo XX, 1914-1989

En sólo diez semanas Japónarrasa a los aliados enAsiaJAVIER GARCÍA ANDRÉS

E l ataque a Pearl Harbor da elpistoletazo de salida a la ex-pansión japonesa por Asia. Ca-

si en el mismo instante que los Zerojaponeses sobrevuelan las aguas deHawaii, son atacadas las posesioneseuropeas por todo el Extremo Orien-te: Filipinas,Malasia, Singapur, Birma-nia, IndiasOrientalesHolandesas y lascolonias europeas en China: Macao yHong-Kong.

Malasia, al igual que los estrechosde Malaca y, sobre todo, la ciudad deSingapur, se convierte en objetivoestratégico prioritario para el AltoMando japonés. Las tropas del Impe-rio del Sol Naciente desembarcan enla península el día 8 de diciembre. Apesar de la viva resistencia británica,consiguen establecer una serie de ca-bezas de playa—consolidadasmerceda su superioridad aérea— y avanzarcon enorme rapidez hacia el interior.Los británicos, que están apoyadospor tropas de toda la Commonwelth,se ven sorprendidos por la velocidaddel avance nipón.

Extremadamentemotivadas y lide-radas con habilidad por el general Ya-mashita, y a pesar de su inferioridadnumérica, doblegan todaposible resis-tencia. Los japoneses rodeanmedian-te movimientos de flanqueo a travésde la jungla omediante desembarcoslas posiciones defensivas británicas.Así, las fuerzas del teniente generalPercival —al mando de las unidadesbritánicas en todo el sector— se venforzadas a retirarse una y otra vez,hasta encerrarse en Singapur, que fi-nalmente y tras un audaz asalto caeenmanos japonesas.

Singapur. La pérdida de Singapur el 15de febrero de 1942 es, en palabras deWinston Churchill, el “peor desastrey lamayor capitulación de la historiabritánica”. En Londres, el AltoMandoimperial había considerado siempreMalasia como un teatro secundariode operaciones y, así, las fuerzas es-taban pobremente equipadas y conmuy escaso apoyo aéreo, indepen-dientemente de que su desenvolvi-miento en el campo de batalla fuesemediocre. Pero elmayor problema fueque la defensa británica descansabaen la supuesta inexpugnabilidad deSingapur, al considerar que los ata-ques a la ciudad vendrían siemprepor mar, para lo cual estaba dotadade unas formidables baterías coste-ras. El problema iba a sugir porqueel ataque de Yamashita vendría porlado contrario… por tierra.

Logra ocupar Filipinas,Malasia, Singapur, Birmania, IndiasOrientales, Macao, Hong-Kong…

Los japoneses no se detienen. Entreenero y mayo de 1942, expulsan a losbritánicos de Birmania, cuyas posi-ciones son rodeadas una tras otra yeliminadas. A duras penas, lasmal en-trenadas y peor dirigidas fuerzas delImperioBritánico consiguenescapar ala destrucción y al cerco, establecien-do una inestable línea defensiva a lolargo de la frontera entre Birmaniay la India. Con esta nueva conquistael ejército nipón aisla por completo aChina, donde llevan en guerra desde1937. A partir de estemomento, los na-cionalistas chinos no podrán recibirsuministros ni material de guerra delos aliadosmás que por aire.

Diez semanas. A partir de enero de1942, tiene lugar también la invasiónde las Indias Orientales Holandesas.Los aliados intentan coordinar susesfuerzos ante la marea japonesacreando el ABDA —American, Bri-tish, Ducth, Australian— una suertedemando interaliado que aglutine enuna única dirección los esfuerzos porfrenar la expansión enemiga. Pero esinútil, la marina combinada aliada estotalmente destruida en la Batalla delMar de Java. Y las tropas japonesas,aerotransportadas, paracaidistas (es-casas) y, sobre todo, desembarcadasse hacen con el control de Borneo,Sumatra, las Célebes, Java y el restode las islas en una fulgurante campa-ña, rematada en elmes demarzo, quecomplementa el éxito de la invasiónde las Filipinas. En apenas diez sema-nas, después de empezada la luchaen el Pacífico, el Imperio Japonés haalcanzado casi todos sus objetivos deguerra.

Posteriores desembarcos llevana los japoneses hasta Nueva Guinea:Australia está amenazada. Tambiénlo está la India. La marina japonesa,dueña de los mares, se interna en elÍndico. Entremarzo y abril se enfrentaa la Roya Navy, tras haberle hundidopreviamente, en la campaña de Singa-pur, el acorazado “Prince of Walles”y el crucero de batalla “Repulse”. Enaguas de Ceilán, la escuadra británi-ca de oriente es derrotada de nuevo,aunque logra salvarse de la destruc-ción total.

La expansión japonesa aún conti-nuará hasta el mes de julio. El previs-to cinturón defensivo en los planes deTokio se expandirá por el Pacífico, através de las islas Gilbert, Marshall,Salomón..., con el objetivo de salva-guardar los territorios recién adquiri-dos en una de las campañasmilitaresmás rápidas, contundentes y asom-brosas de toda la historia.

Arthur ErnestPercivalEl hombre que rindió Singapur.Veterano de la Primera GuerraMundial, en la que comenzó comosoldado raso y acabó como teniente

Aspenden, 26 de diciembrede 1887 - Londres,31 de enero de 1966

Los personajes

coronel, Percival había sidodestinado al inicio de la SegundaGuerraMundial al EstadoMayor dela Fuerza Expedicionaria en Francia(BEF) y, después de Dunkerque,nombrado Comandante en Jefe delas fuerzas enMalasia y Singapur.Allí tuvo que hacer frente a laofensiva relámpago japonesa, queterminaría el 15 de febrero de 1942con la rendición de sus tropasen la ciudad-fortaleza de Singapur.En cautividad hasta el final de laguerra, fue liberado a tiempo deasistir a la rendición del Japónen la bahía de Tokio y del generalYamashita, su oponente en 1942enMalasia, en Filipinas. Culpadopor la caída de Singapur y lamalaconducción de la campaña, lapolémica por su actuación lepersiguió el resto de su vida, si biense ganó el respeto de suscompatriotas por haber soportadocon total dignidad la dureza delcautiverio en los infames camposde concentración japoneses.

Oficialesbritánicos, queportan labanderadelReinoUnidoyunaenseñablanca,sonconducidospormilitares japonesesenelactoderendicióndeSingapur

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