Mesquita Ivo. El curador como cartógrafo.
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Ivo Mesquita
"II. El curador como cartógrafo"
En: "Cartographies", texto central del catálogo de la exposición Cartographies,
Winnipeg Art Gallery - Biblioteca Luis Ángel Arango - Museo de Artes Visuales
Alejandro Otero - National Gallery of Canada - The Bronx Museum of the Arts, 1993,
pp. 20-28 (versiones en español, francés e inglés.)
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Topography displays no favourites;
North's near as West.
Mlore delicate than the historians' are
the map–makers’ colors.
(Elizabeth Bishop, The Map, 1946)
En el circuito internacional de las artes plásticas, la figura del curador de arte
contemporáneo se asemeja a la de un viajero que, recorriendo paisajes diversos,
describe rutas, señala pasajes y establece demarcaciones, deslindando así un
territorio específico que comprende la naturaleza del arte contemporáneo. De esta
manera, los curadores recuerdan a aquellos artistas viajeros que acompañaban a
los descubridores de las tierras nuevas y que legaron a la posteridad imágenes,
narraciones y mapas que constituyen ahora la primera identidad visual de las zonas
recién descubiertas. Hoy en día, los curadores experimentan la inexistencia de
barreras entre las cuestiones de que se ocupa la producción artística, y se han
transformado en ciudadanos transnacionales, responsables de una cartografía de la
disolución de las fronteras culturales. Porque el curador es, ante todo, un caminante
que recorre ateliers, galerías de arte y museos, que busca e investiga cuestiones
problematizándolas para, de esta forma, revelar los rasgos, las cualidades y los
sistemas de configuraciones que se van inventando en el proceso de la creación
artística. El curador es un profesional que colecciona pedazos,
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fragmentos de mundos nuevos; que reúne partes de universos particulares que
conforman la producción artística y apunta hacia sensibilidades y concepciones; que
organiza conjuntos de significantes desordenados, estableciendo direcciones y
marcadores para elaborar los mapas del arte contemporáneo.
La cartografía –arte y técnica de hacer mapas– es un método de trabajo con una
doble función: recorrer y detectar el paisaje, sus accidentes, sus transformaciones y,
al mismo tiempo, presentar las condiciones necesarias para su conocimiento y
señalar vías de acceso a través de él. Al contrario de lo que sucede con los mapas
tradicionales, los cuales delimitan las áreas tal y como fueron definidas por la
geopolítica, la cartografía se construye al mismo tiempo que el territorio. Es decir,
ella relata, describe una experiencia de la mirada que descubre y registra
simultáneamente, proporcionando, al final del viaje, una lectura que es, en sí, el
espacio de comprensión y superación del territorio.
De esta manera, el concepto de cartografía es útil como método de trabajo que
fundamenta un procedimiento de la mirada del curador sobre la producción artística
del presente, pues mantiene un ojo sensible a los enfrentamientos internos que el
arte se plantea a sí mismo, en el esfuerzo por constituirse como visualidad
contemporánea. Por esta razón, el curador / cartógrafo no sigue ninguna especie de
protocolo normalizado o cualquier a priori: su oficio nace de la observación de las
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transformaciones que percibe en el territorio que recorre. Lo que él busca es
situarse en las proximidades de estas transformaciones, posición que le permite
percibir el carácter dinámico del proceso de producción de conocimiento. Bajo la
perspectiva de la posmodernidad, este curador abandona, por lo tanto, la búsqueda
de la verdad, rasgo que ha caracterizado el ejercicio tradicional del pensamiento en
occidente, para lanzarse en la procura de sistemas de percepción, de diversas
formas de inteligibilidad, dibujando otros mapas y revelando otros mundos. La
producción de cartografías es diferente de la producción de verdad porque cada
mirada inventa su significación e indica una posibilidad de comprensión del territorio.
Sin embargo, no se llega a un final, a un origen o fin. Las posibilidades de expresión
y de representación son ilimitadas: siempre se está creando lenguaje, marcando
nuevas posiciones, abriendo nuevos territorios.
La práctica del curador / cartógrafo está vinculada, fundamentalmente, a las
estrategias de producción de arte y a su inserción en el campo social. Su objetivo es
narrar las batallas en la búsqueda de materias expresivas, de composiciones de
lenguajes, de constitución de configuraciones, y permitirles la existencia
proporcionándoles visibilidad. Al igual que el cartógrafo, el curador no mide sino
evalúa. Su trabajo no revela sentido (significación) sino que lo crea (significante),
porque procura captar el estado de las cosas, su clima, con el fin de trazar las
estrategias artísticas que va encontrando. En su ejercicio, quiere parti
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cipar de la constitución de una amalgama del viajero con el territorio, compartiendo
la invención de una realidad específica, el Arte.
Es evidente que la cartografía, como método de trabajo, permite el abordaje de
cualquier fenómeno cultural, ya sea social o individual, por el hecho de hacer posible
una lectura a partir de la pluralidad de interpretaciones de que se compone la
realidad. Además, cualquier teoría siempre es una cartografía, ya que describe una
experiencia única y delimita un territorio cuyo conocimiento se orienta por esta
experiencia. Tomada en préstamo de un concepto metodológico propuesto por la
psicoanalista brasileña Suely Rolnik1
El trabajo del curador / cartógrafo resulta, así, una especie de diario de viaje en
donde quedan
en el estudio de la producción del deseo en la
era de la cultura industrial, su transferencia para el campo de las artes visuales no
se da para refrendar la tradición representada por la historia y por la crítica de arte
como disciplinas que estudian la visualidad contemporánea. Al contrario, ya que
pretende ser una postura de investigación y lectura de la producción artística que
es, ella misma, el medio de comprensión de esta producción, se constituye en una
estrategia de embate a los procesos de producción e institucionalización del
conocimiento, promoviendo el acceso a las transformaciones en el territorio e
indicando las posibilidades de transición constante hacia nuevas lecturas e
investigaciones.
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registrados los paisajes descubiertos, los caminos recorridos. De esta forma, en una
exposición –el objetivo final de la expedición de este curador– se encuentran
identificadas las prácticas creadoras, los sistemas de percepción, los elementos que
1. Suely Rolnik, Cartografia Sentimental: Transformaçôes Contemporàneas do Deseio, Ed. Estaço
Liberdade (Sao Paulo: 1989)
conquistaron un territorio para ejercerse y las direcciones para su inteligibilidad. Esta
exposición se brinda, ella misma, como su propia explicación. Lo que ella significa
en un momento dado será siempre a partir de la obra de arte que reverbera en el
silencio de las galerías. No existe ahí un pensamiento que se desenvuelva antes,
previamente a la muestra; al contrario, sólo se puede dar simultáneamente a ella,
puntualmente en cada instante en que es recorrida y mirada.