Rede Miquéias - Declaração de Missão Integral

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Micah Declaration on Integral Mission_September 2001 Page 1 of 4 Declaración Miqueas Preámbulo La Red Miqueas es una coalición de iglesias y agencias de servicio evangélicas comprometidas con la misión integral. Convocados por esta red, ciento cuarenta líderes de organizaciones cristianas involucradas con los pobres de 50 países nos reunimos en Oxford, en septiembre de 2001, para escuchar a Dios y escucharnos mutuamente con el fin de aprender los unos de los otros, animarnos y fortalecernos en el servicio a la causa del Reino de Dios entre los pobres. Nuestra reunión coincidió con el periodo que siguió al ataque terrorista al Centro Mundial del Comercio en Nueva York y al Pentágono en Washington. Expresamos nuestro rechazo de este brutal atentado. Dios se compadece por más de 7.000 personas que murieron y los miles de personas tristemente afectadas. A la vez, reconocemos que muchos miles más mueren cada día, especialmente en los países pobres del mundo, debido a la malévola alianza de la injusticia y la apatía. Y Dios se compadece también respecto a esas muertes. Queremos llamar la atención de la iglesia y del mundo a este ultraje diario contra seres humanos hechos a imagen del Creador. Además, reconocemos el significado simbólico de este acto de terrorismo. En su día Jesús interpretó la matanza de galileos por parte de Pilato como una oportunidad de arrepentimiento. ¿Podría ser que este acto de terrorismo contra los símbolos del poder económico y militar occidental sea una llamada al arrepentimiento? Al estar reunidos, escuchamos acerca de los efectos devastadores que la globalización está teniendo en comunidades pobres por todo el mundo. Reconocemos la importancia del mercado para una economía saludable, pero rechazamos el que se le dé al mercado el estatus supremo, permitiendo que los bienes de consumo definan la identidad personal y dejando que la situación de los pobres dependa de las fuerzas del mercado. A esto lo denominamos idolatría. Aunque la globalización está contribuyendo al surgimiento de sociedades más abiertas, en general significa la exclusión masiva de los pobres. Posiblemente la tarea mas crítica de la iglesia en nuestra generación sea ofrecer una alternativa convincente a los injustos desequilibrios en el sistema económico mundial y los valores de su cultura consumista. Dios está llamándonos a construir torres gemelas de justicia y paz. Necesitamos crear una coalición de compasión. Durante nuestra reunión nos sentimos profundamente conmovidos por los lamentos de los que sufren como también por las asombrosas posibilidades de cambio a partir de la compasión de Jesús. Hemos escuchado, por ejemplo, del dolor y la bendición de acompañar a personas moribundas, enfermas de sida, en una ciudad de Zimbabwe donde la tercera parte de los adultos están contagiados con HIV; de una experiencia que marcó para siempre a una persona en la presencia de un niño privado de brazos y piernas en un sótano en Bosnia; de toda una comunidad postrada ante Dios para pedir perdón por su complicidad con una cultura de violencia en México. Nos sentimos inspirados por el poder transformador del evangelio en la vida de drogadictos en el Asia Central y por la defensa legal de niños obligados a practicar la prostitución y sometidos a la esclavitud.

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Declaração de Missão Integral da Rede Miquéias

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Micah Declaration on Integral Mission_September 2001 Page 1 of 4

Declaración Miqueas

Preámbulo

La Red Miqueas es una coalición de iglesias y agencias de servicio evangélicas comprometidas con la misión integral. Convocados por esta red, ciento cuarenta líderes de organizaciones cristianas involucradas con los pobres de 50 países nos reunimos en Oxford, en septiembre de 2001, para escuchar a Dios y escucharnos mutuamente con el fin de aprender los unos de los otros, animarnos y fortalecernos en el servicio a la causa del Reino de Dios entre los pobres.

Nuestra reunión coincidió con el periodo que siguió al ataque terrorista al Centro Mundial del Comercio en Nueva York y al Pentágono en Washington. Expresamos nuestro rechazo de este brutal atentado. Dios se compadece por más de 7.000 personas que murieron y los miles de personas tristemente afectadas. A la vez, reconocemos que muchos miles más mueren cada día, especialmente en los países pobres del mundo, debido a la malévola alianza de la injusticia y la apatía. Y Dios se compadece también respecto a esas muertes. Queremos llamar la atención de la iglesia y del mundo a este ultraje diario contra seres humanos hechos a imagen del Creador.

Además, reconocemos el significado simbólico de este acto de terrorismo. En su día Jesús interpretó la matanza de galileos por parte de Pilato como una oportunidad de arrepentimiento. ¿Podría ser que este acto de terrorismo contra los símbolos del poder económico y militar occidental sea una llamada al arrepentimiento?

Al estar reunidos, escuchamos acerca de los efectos devastadores que la globalización está teniendo en comunidades pobres por todo el mundo. Reconocemos la importancia del mercado para una economía saludable, pero rechazamos el que se le dé al mercado el estatus supremo, permitiendo que los bienes de consumo definan la identidad personal y dejando que la situación de los pobres dependa de las fuerzas del mercado. A esto lo denominamos idolatría. Aunque la globalización está contribuyendo al surgimiento de sociedades más abiertas, en general significa la exclusión masiva de los pobres. Posiblemente la tarea mas crítica de la iglesia en nuestra generación sea ofrecer una alternativa convincente a los injustos desequilibrios en el sistema económico mundial y los valores de su cultura consumista. Dios está llamándonos a construir torres gemelas de justicia y paz. Necesitamos crear una coalición de compasión.

Durante nuestra reunión nos sentimos profundamente conmovidos por los lamentos de los que sufren como también por las asombrosas posibilidades de cambio a partir de la compasión de Jesús. Hemos escuchado, por ejemplo, del dolor y la bendición de acompañar a personas moribundas, enfermas de sida, en una ciudad de Zimbabwe donde la tercera parte de los adultos están contagiados con HIV; de una experiencia que marcó para siempre a una persona en la presencia de un niño privado de brazos y piernas en un sótano en Bosnia; de toda una comunidad postrada ante Dios para pedir perdón por su complicidad con una cultura

de violencia en México. Nos sentimos inspirados por el poder transformador del evangelio en la vida de drogadictos en el Asia Central y por la defensa legal de niños obligados a practicar la prostitución y sometidos a la esclavitud.

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Misión integral

La misión integral o transformación holística es la proclamación y la demostración del evangelio. No es simplemente que la evangelización y el compromiso social tengan que llevarse a cabo juntos. Más bien, en la misión integral nuestra proclamación tiene consecuencias sociales cuando llamamos a la gente al arrepentimiento y al amor por los demás en todas las áreas de la vida. Y nuestro compromiso social tiene consecuencias para la evangelización cuando damos testimonio de la gracia transformadora de Jesucristo. Si hacemos caso omiso del mundo, traicionamos la palabra de Dios, la cual nos demanda que sirvamos al mundo. Si hacemos caso omiso de la palabra de Dios, no tenemos nada que ofrecerle al mundo. La justicia y la justificación por la fe, la adoración y la acción política, lo espiritual y lo material, el cambio personal y el cambio estructural están unidos entre sí. Ser, hacer y decir están en el corazón mismo de nuestra tarea integral.

Nos hacemos un llamado a regresar a la centralidad de Jesucristo. Su vida de servicio sacrificado es el paradigma del discipulado cristiano. En su vida y por medio de su muerte, Jesús modeló la identificación con los pobres y la inclusión del otro. En la cruz Dios nos muestra la seriedad con que él mira la justicia, y reconcilia consigo mismo a ricos y pobres al cumplir con las demandas de su propia justicia. En nuestro caminar con los pobres, servimos en el poder del Señor resucitado por medio del Espíritu, y encontramos nuestra esperanza en el sometimiento de todas las cosas a Cristo y en la derrota final del mal. Confesamos que con demasiada frecuencia no hemos llevado una vida digna de este evangelio.

La gracia de Dios es lo que impulsa la misión integral. Como recipientes de un amor inmerecido, debemos ser personas caracterizadas por la gracia, la generosidad y la aceptación de los demás. La gracia redefine la justicia no solamente honrando un contrato, sino ayudando al que está en situación de desventaja.

Misión integral con los pobres y marginados

Los pobres, como todos los demás, son portadores de la imagen del Creador. Tienen conocimiento, habilidades y recursos. Tratar a los pobres con respeto significa empoderarlos para que sean los arquitectos de cambio en sus comunidades en lugar de imponerles soluciones. Trabajar con los pobres involucra construir relaciones que conducen a un cambio mutuo.

Apoyamos actividades asistenciales como importantes en el servicio con los pobres. Tales actividades, sin embargo, deben ampliarse para incluir avances hacia la transformación de valores, el empoderamiento de las comunidades pobres y la cooperación en cuestiones de justicia aún más amplias. En vista de su presencia entre los pobres, la iglesia está en una posición singular para restaurar en ellos la dignidad que les ha dado Dios, empoderándolos para producir sus propios recursos y crear redes de solidaridad.

Rechazamos cualquier uso de la palabra "desarrollo" que implica que algunos países son civilizados y desarrollados mientras otros son incivilizados y subdesarrollados. Esto impone un modelo económico reducido de desarrollo y falla en reconocer la necesidad de transformación en los así llamados países "desarrollados". Aunque reconocemos el valor de la planificación, la organización y la evaluación y otras herramientas similares, creemos que éstas deben estar al

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servicio del proceso de construir relaciones, cambiar los valores y empoderar a los pobres.

El trabajo con los pobres involucra contrariedades, oposición y sufrimiento. Pero también nos hemos sentido inspirados y motivados por testimonios de cambios. En medio de la desesperanza, tenemos esperanza.

Misión integral y la iglesia

Dios por su gracia ha dado a la iglesia local la tarea de la misión integral. El futuro de la misión integral se define en términos de plantar iglesias locales y capacitarlas para que transformen las comunidades de las cuales forman parte. Las iglesias como comunidades de cuidado e inclusivas están en el corazón de lo que significa hacer misión integral. La gente es a menudo atraída a la comunidad cristiana antes de ser atraída al mensaje cristiano.

Nuestra experiencia de caminar con las comunidades pobres nos plantea un interrogante sobre lo que significa ser iglesia. La iglesia no es meramente una institución u organización, sino comunidades de Jesús en las cuales se hacen carne los valores del Reino. La participación de los pobres en la vida de la iglesia nos está forzando a encontrar nuevas maneras de ser iglesia en el contexto de nuestras culturas en vez de ser un mero reflejo de los valores de una cultura o subcultura dominante. Nuestro mensaje tiene credibilidad en la medida en que adoptamos un acercamiento encarnacional. Confesamos que con demasiada frecuencia la iglesia se ha dedicado a la consecución de dinero, éxito e influencia. Sin embargo, el reino de Dios le ha sido dado a la comunidad que Jesucristo denominó su rebaño pequeño.

No queremos que nuestras tradiciones eclesiásticas estorben el que trabajemos juntos por el reino. Nos necesitamos mutuamente. La iglesia puede enfrentar mejor el problema de la pobreza cuando trabaja con los pobres y otros actores tales como la sociedad civil, los gobiernos y el sector privado, sobre la base del respeto mutuo y el reconocimiento del papel de cada socio. Ofrecemos la Red Miqueas como una oportunidad de colaboración para el beneficio de los pobres y la causa del evangelio.

Misión integral y defensoría

Confesamos que en un mundo de conflictos y tensiones étnicas, con frecuencia hemos fallado en la tarea de construir puentes. Estamos llamados a trabajar por la reconciliación entre comunidades divididas étnicamente, entre ricos y pobres, entre opresores y oprimidos.

Reconocemos el mandato de hablar por quienes no pueden hablar por sí mismos, por los derechos de todos los que han sido destituidos en un mundo que ha colocado los "derechos del dinero" por encima de los derechos humanos. Reconocemos la necesidad de defensoría tanto para abordar la injusticia estructural como para rescatar al prójimo necesitado.

La globalización es en realidad, con frecuencia, el dominio de culturas que tienen el poder de promover sus productos, tecnologías e imágenes más allá de sus fronteras. A la luz de este hecho, la iglesia con su rica variedad desempeña un papel singular por ser una comunidad verdaderamente global. Exhortamos a los cristianos a formar redes y cooperar con el fin de encarar juntos los desafíos de la globalización. La iglesia necesita una voz global unida para responder a los daños

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causados por la globalización a los seres humanos como al medio ambiente. Esperamos que la Red Miqueas fomente un movimiento de resistencia al sistema global de explotación.

Afirmamos que nuestra lucha contra la injusticia es espiritual. Nos comprometemos a orar y a interceder por los pobres no sólo ante los gobernantes de este mundo sino también ante el Juez de todas las naciones.

Misión integral y estilo de vida

La misión integral es la preocupación de todo cristiano. Queremos mirar a los pobres con los ojos de Jesús, quien al ver las multitudes tuvo compasión de ellas porque estaban maltratadas y desvalidas como ovejas sin un pastor.

Hay necesidad de un discipulado integral que involucre el uso responsable y sustentable de los recursos de la creación de Dios y la transformación de las dimensiones morales, intelectuales, económicas, culturales y políticas de nuestra vida. Para muchos de nosotros esto incluye la recuperación de un sentido bíblico de mayordomía. El concepto bíblico del Sábado nos recuerda que debemos poner límites a nuestro consumo. Los cristianos ricos, tanto en Occidente como en el Mundo de los Dos Tercios, deben usar su riqueza y su poder en el servicio de los demás. Tenemos el compromiso de trabajar para liberar a los ricos de su esclavitud al dinero y el poder. La esperanza de tesoros en el cielo nos libra de la tiranía de mamón.

Nuestra oración es que, en nuestro día y en nuestros diferentes contextos, podamos hacer lo que el Señor requiere de nosotros: actuar con justicia y amar la misericordia y caminar humildemente con nuestro Dios.

27 de septiembre de 2001