Vida y Obra de Shakespeare

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    VIDA Y OBRA DE SHAKESPEARE VCTOR HUGO

    A

    INGLATERRA

    Le dedico este libro, glorificacin de su poeta. Digo a Inglaterra la verdad; pero, como tierra ilustre y libre, la admiro, y como asilo, la amo.

    VCTOR HUGO.

    Hauteville House, 1864.

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    2

    El verdadero titulo de esta obra debiera ser: A propsito de Shakespeare. El deseo de introducir ante el pblico, como se dice en Inglaterra, una nueva traduccin de Shakespeare, fue el primitivo mvil del autor. El sentimiento que lo une tan profundamente al traductor no puede ser bice a su derecho de recomendar dicha traduccin. Pero su conciencia ha sido

    solicitada en otro sentido, de un modo aun ms imperativo, por el autor en s. Todo cuanto se vincula con Shakespeare, todos los problemas que se relacionan con el arte, se hicieron presentes a su espritu. Tratar tales cuestiones implicaba explicar la misin del arte; tratar tales problemas, es explicar los deberes del pensamiento con respecto al hombre Semejante oportunidad de exponer verdades es ineludible, y lo es particularmente en una poca como la nuestra. El autor lo ha comprendido as. No ha titubeado en abordar esos complejos interrogantes del arte y de la civilizacin, en sus mltiples aspectos, amplificando los horizontes cada vez que la perspectiva variaba de ubicacin y aceptando todas las sugestiones que el tema, en su rigurosa exigencia, le ofreca. De esa ampliacin del primitivo propsito ha

    nacido

    este

    libro.

    Hauteville House, 1864.

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    PRIMERA PARTE

    CAPTULO

    PRIMERO

    SHAKESPEARE. SU VIDA

    I

    Hace alrededor de doce aos, en una isla vecina a las costas de Francia, una casa de aspecto melanclico en todo el transcurso del ao, se tornaba particularmente sombra a causa del invierno que comenzaba. El viento del oeste, soplando en plena libertad, haca an ms densa la cortina de niebla que noviembre arremolinaba entre la vida terrestre y el sol. La noche cae prontamente en otoo y la pequeez de las ventanas de la casa se unan a la brevedad de los das, para acrecentar la tristeza crepuscular de ese refugio.

    La misma posea por techo una terraza; era rectilnea, correcta, cuadrada, blanca. Era el prototipo de la personificacin edificada del metodismo. Nada ms glacial que esa blancura inglesa. Pareca ofrecer la hospitalidad de la nieve. Frente a ella se soaba, con el corazn estrujado, en las viejas barracas campesinas de Francia, de madera, alegres y negras, con sus vias circundantes.

    A la casa segua un jardn de un cuarto de arpenta, en plano inclinado, cercado por un muro de piedra, sembrado de piedras, sin rboles, desnudo, donde se vea ms granito que follaje. Ese pequeo terreno sin cultivar, abundaba en matas de calndulas que la gente pobre del lugar coma cocida acompaada de congrios. La cercana playa se ocultaba de la vista del jardn por la elevacin de una colina. Sobre la misma exista un pequeo prado de hierba dura, donde vegetaban algunas ortigas y alta cicuta.

    Desde la casa se divisaba, a la derecha, en el horizonte, sobre una colina y en medio de un bosquecillo, una torre que se deca habitada por duendes; sobre la izquierda vease el dick. El dick era una fila de troncos de rboles adosados a un muro rocoso, erguidos en la arena, secos, descarnados, nudosos, anquilosados, que semejaban una hilera de tibias gigantescas. La fantasa, que con tan buena voluntad acepta los sueos para proponerse enigmas, hubiera podido inquirir a qu hombres fabulosos haban pertenecido esas tibias, de tres toesas de altura.

    La fachada sud de la casa daba sobre el jardn, la fachada norte sobre un camino desierto.

    Un corredor de entrada, una cocina, una suerte de invernadero y un patiecillo, adems de una pequea sala, con vista al camino sin viajeros y una espaciosa y

    oscura habitacin, componan la planta baja; en el primero y segundo piso estaban los dormitorios, limpios, fros, sumariamente amueblados, recientemente pintados, con blancas cortinas en las ventanas. As era esa vivienda por dentro. El rumor del

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    mar llegaba hasta ella perennemente.

    Esa casa, cual pesado cubo blanco, de ngulos rectos, escogida por quienes la habitaban por un designio del azar, quiz intencional, recordaba la forma de una tumba.

    Quienes la habitaban formaban un grupo, o mejor dicho, una familia. Eran proscriptos. El de mayor edad era uno de esos hombres que, en un momento determinado, estn de ms en su patria. Haba salido de una asamblea; los otros, an jvenes, salan de una prisin. El haber escrito haba sido motivo de cadenas. Adnde habra de llevar el pensamiento, sino a la crcel?

    La crcel los haba arrojado al destierro. El viejo, el padre, tena a su lado a todos los suyos, menos a su hija mayor, que

    no haba podido seguirle. Su yerno haba permanecido al lado de ella. Frecuentemente se hallaban sentados alrededor de una mesa o sobre un banco,

    silenciosos, graves, pensando todos, sin decrselo, en los dos ausentes. Por qu causas ese grupo se haba instalado en ese alojamiento, tan poco

    atrayente? Por razones de premura y en el deseo de hallarse lo ms pronto posible fuera de la hospedera. Tal vez lo fuera, tambin, porque se trataba de la primera casa disponible que haban hallado y porque los exilados no tienen mano feliz.

    Esa casa a la que es llegado el momento de rehabilitar un tanto y quiz consolar, pues quin sabe si, en su aislamiento, no se siente triste de lo que acabamos de decir de ella, ya que una vivienda tiene un alma ; esa casa se denominaba Marine Terrace. La llegada fue lgubre; pero despus de todo, declarmoslo, la estada fue

    tranquila, y

    Marine Terrace no dej en aquellos que all vivieron, sino afectuosos y caros recuerdos. Y cuanto decimos de Marine Terrace, lo hacemos extensivo a esa isla, Jersey. Los lugares donde se ha sufrido concluyen por tener un sabor de amarga dulzura que, ms tarde, hacen sentir su nostalgia. Brindan una hospitalidad severa que place al espritu y al recuerdo.

    En esa isla haban vivido, antes, otros exilados. Pero no es sta la oportunidad de hablar de ellos. Digamos solamente que el ms antiguo, segn la tradicin o quiz la leyenda, fue un romano llamado Vipsanio Minator, que emple su exilio en proseguir, en provecho de su pas, la muralla romana, de la que an se ven algunos

    restos,

    semejantes

    a

    trozos

    de

    colinas,

    prximos

    a

    una

    baha,

    llamada,

    si

    mal

    no

    recuerdo, la baha de Santa Catalina. Vispanio Minator era un personaje consular, tan enamorado de Roma que concluy por ser molesto al Imperio. Tiberio lo exil a esa isla cimeria, Cesrea; segn otros, a una de las Orcadas. Pero Tiberio hizo algo ms: no conforme con haberlo exilado, orden el olvido. Se prohibi a los oradores del Senado y del Foro que pronunciaran el nombre de Vipsanio Minator. Los oradores del Foro y del Senado y hasta la historia obedecieron; de todo lo cual, por otra parte, Tiberio no dudaba Esa arrogancia en las rdenes, que iba hasta el extremo de imponerlas al propio pensamiento de los hombres, caracterizaba a determinados

    gobiernos

    antiguos,

    encaramados

    en

    una

    de

    esas

    situaciones

    slidas

    y

    en

    las

    cuales

    la

    mayor suma de crmenes produce la mayor suma de seguridades. Volvamos a Marine Terrace.

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    Una maana de fines de noviembre, los habitantes del lugar, el padre y el ms joven de los hijos, se hallaban sentados en la sala baja. Callaban, como nufragos pensativos.

    Afuera llova, el viento soplaba y la casa estaba como ensordecida por ese

    tronar exterior. Ambos meditaban, absorbidos quiz por esa coincidencia de un comienzo de invierno y un comienzo de exilio. De pronto el hijo levant la voz e interrog al padre: Qu piensas t de este exilio? Que ser largo. En qu piensas emplearlo? El padre respondi: Contemplar el ocano. Despus de un silencio, el padre prosigui:

    Y

    t?

    Yo repuso el hijo traducir a Shakespeare.

    II En verdad, hay hombres ocanos. El oleaje, el flujo y reflujo, el vaivn tremendo, el fragor de todas las

    tempestades, las tinieblas y la limpidez del cielo, la vegetacin, propia de espantosas

    profundidades, la cabalgata de nubes en pleno huracn, las guilas en medio de la espuma, el maravilloso nacer de los astros reproducido por quin sabe qu misterioso tumulto, en millones de crestas luminosas, como cabezas confusas de lo innumerable, los fragorosos truenos errantes que parecen estar en acecho, los sollozos desmesurados, los monstruos apenas entrevistos, las noches de tinieblas rasgadas por rugidos, las furias, los freneses, las tormentas, las rocas, los naufragios, las flotas que se ponen a cubierto, los truenos humanos que se mezclan a los truenos divinos, la sangre en el abismo transformndose luego en la gracia, en la dulzura, en la fiesta, en las alegres velas blancas, en las barcas de pesca, en el canto en medio del

    trajn, en los puertos esplndidos, en el humo de la tierra, en las ciudades, en el horizonte, en el azul profundo del agua y del cielo, en la acritud til, en el amargor, que sirve a la salubridad del universo, en la spera sal, sin la que todo se pudrira; las cleras y la paz, ese todo en uno, lo inesperado en lo inmutable, ese vasto prodigio de la monotona incesantemente varia, ese apaciguamiento luego de la revuelta, los infiernos y los parasos de la inmensidad eternamente emocionada, lo infinito, lo insondable, todo, todo puede reunirse en un solo espritu y entonces ese espritu se llama genio y as os hallis frente a Esquilo, frente a Isaas, frente a Juvenal, frente a Dante, frente a Miguel Angel, frente a Shakespeare. Es exactamente lo mismo

    detenerse

    en

    la

    contemplacin

    de

    esas

    almas

    que

    en

    la

    contemplacin

    del

    ocano.

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    III William Shakespeare naci en Stratford, sobre el Avon, en una casa bajo cuyas

    tejas se hallaba oculta una profesin de la fe catlica que comenzaba con estas

    palabras: Yo, John Shakespeare. John era el padre de William. La casa, ubicada en la calleja Henley Street, era humilde; la habitacin en la que Shakespeare vino el mundo era miserable; paneles blanqueados a la cal, negras vigas en cruz y, en el fondo, una amplia ventana con pequeos cristales, donde an puede leerse, entre otros, el nombre de Walter Scott. Esa vivienda, pobre, albergaba a una familia cada en menos. El padre de William Shakespeare haba sido alderman; su abuelo haba sido bailo. Shakespeare significa blande lanza; la familia posea un blasn, un brazo blandiendo una lanza; armas parlantes, confirmadas, segn se dice, por la reina Isabel en 1595, y visibles, a la hora en que escribimos, sobre la tumba de Shakespeare en la iglesia de

    Stratford sobre el Avn. Existen desacuerdos sobre la ortografa de la palabra Shakespeare, como nombre de familia; se le escribe indistintamente: Shakspere, Shakespere, Shakespeare, Shakspeare; el siglo XVIII lo escriba habitualmente Shakespear; el traductor actual ha adoptado la ortografa Shakespeare, como la nica exacta, dando para ello razones sin rplica. La nica objeccin que puede formulrsele es que Shakspeare se pronuncia ms fcilmente que Shakespeare, que la elisin de la e muda es quiz til y que en su propio inters y para aumentar su facilidad de circulacin, la posteridad posee sobre los nombres propios un derecho de eufona. Es evidente, por ejemplo, que en el verso francs la ortografa Shakspeare es necesaria. Sin embargo, en

    prosa y vencidos por la demostracin del traductor, escribimos Shakespeare.

    * * *

    La familia Shakespeare tena algn pecado original, probablemente su catolicismo, que termin por derribarla. Poco despus del nacimiento de William, el alderman Shakespeare no era sino el carnicero John. William Shakespeare comenz a trabajar en un matadero. A los quince aos, con las mangas recogidas, en la carnicera de su padre, faenaba corderos y terneroscon toda pompa , dice Aubrey.

    A los dieciocho aos contrajo matrimonio. En el intervalo entre el matadero y el

    matrimonio

    compuso

    una

    cuarteta.

    Esa

    cuarteta,

    escrita

    contra

    las

    pequeas

    poblaciones circundantes, fue su comienzo en la poesa. Dice en ella que Hillbrough es ilustre por sus fantasmas y Bidford por sus borrachos. Compuso esta cuarteta estando l mismo beodo, a plena luz de luna, bajo un manzano que llegara a ser clebre en el lugar a causa de su Sueo de una noche de verano. En el transcurso de esa noche, en medio de ese sueo, poblado de mozos y mozas, en medio de su beodez y bajo el manzano, hall hermosa a una campesina, Ana Hathaway. La boda fue su consecuencia.

    Despos a la tal Ana Hathaway, mayor que l en ocho aos, quien dile una

    hija,

    luego

    dos

    gemelos,

    una

    mujer

    y

    un

    varn;

    posteriormente,

    la

    abandon,

    y

    esta

    mujer, borrada para siempre de la vida de Shakespeare, no reaparece sino en el testamento de ste, quien le lega el menos bueno de sus dos lechos , sin duda porque,

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    corno dice uno de sus bigrafos,habra utilizado el mejor con otras . Shakespeare, como La Fontaine, no hizo sino atravesar por el matrimonio. Despus de abandonar a su mujer, fue maestro de escuela, luego escribiente en casa de un procurador y, finalmente, cazador furtivo. Esta ltima ocupacin ha sido til, ms tarde, para

    permitir que se dijera que Shakespeare fue ladrn. Un da, cazando furtivamente, fue sorprendido en el parque de sir Thomas Lucy y arrojado a la crcel. Se le proces. Insistentemente perseguido, huy a Londres. Para poder subsistir se dedic a cuidar caballos en la puerta de los teatros. Plauto haba hecho girar una muela de molino. La ocupacin de cuidar caballos en las puertas an exista en Londres en el siglo pasado y quienes as lo hacan constituan una suerte de pequea tribu o de profesin que se denominaba los shakespeare s boys.

    * * *

    Podra llamarse a Londres la Babilonia negra. Lgubre durante el da, esplndida por la noche. Contemplar a Londres sobrecoge. Es un rumor bajo una humareda. Misteriosa analoga: ya que el rumor es el humo del ruido. Pars es la capital de una vertiente de la humanidad. Londres es la capital de la vertiente opuesta. Ciudad magnfica y sombra. La actividad es all tumulto y el pueblo hormiguero. En ella se es libre al tiempo que se est aprisionado. Londres es el caos en orden. El Londres del siglo XVI en nada se asemejaba al Londres de hoy, aunque era ya una ciudad desmesurada. Cheapside era la calle mayor. San Pablo, que es una cpula, era una flecha hendiendo el cielo. La peste reinaba en Londres tan

    perennemente como en Constantinopla. Aunque en verdad Enrique VIII no estaba lejos de ser un sultn. Los incendios, tambin como en Constantinopla, eran frecuentes en Londres a consecuencia de los barrios pobres, construidos totalmente de madera. No circulaba por sus calles sino una carroza: la carroza de Su Majestad. No haba cruce de caminos donde no se apaleara a algn ladrn con el drotschbloch, que an hoy se emplea en Groninga para trillar el trigo. Las costumbres eran rgidas y casi feroces. Una alta dama estaba de pie a las seis de la maana y en cama a las nueve de la noche. Lady Geraldina Kildare, cantada por lord Surrey, almorzaba una libra de tocino y un pote de cerveza. Las reinas, mujeres de Enrique VIII, tejan sus

    mitones

    con

    buena

    y

    gruesa

    lana

    roja.

    En

    ese

    Londres,

    la

    duquesa

    de

    Suffolk

    cuidaba

    por s misma de su gallinero y recogidas las faldas a media pierna, arrojaba granos a los patos en el corral. Almorzar a medioda era almorzar tarde. Las diversiones del gran mundo eran jugar al adivina quin te dio en casa de lord Leicester. La propia Ana Bolena lo haba hecho arrodillndose, con los ojos vendados, para el juego, sin soar que ensayaba la postura para el patbulo. Esa misma Ana Bolena, destinada al trono, desde el que deba proyectarse en la historia, se senta deslumbrada cuando su madre le compraba tres camisas de tela, a razn de seis peniques cada una, y le prometa, para asistir al baile del duque de Norfolk, un par de zapatos nuevos que

    valan

    cinco

    chelines.

    * * *

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    Bajo el reinado de Isabel, a despecho de los puritanos encolerizados, haba en Londres ocho compaas de comediantes: la de Hewington Butts, la compaa del conde de Pembroke, los servidores de lord Strange, la del lord chambeln, la del lord almirante, los asociados de Black Friars, los nios de San Pablo y, en primera fila,

    los exhibidores de osos. Lord Southampton concurra a los espectculos todas las noches. Casi todos los teatros estaban ubicados a orillas del Tmesis, lo que oblig a aumentar el nmero de barqueros. Las salas eran de dos clases: adosado a un muro, sin techo, con hileras de bancos y como palcos las ventanas del albergue, representndose al aire libre y en pleno da, el ms importante de estos teatros era el del Globo; en los otros, semejantes a cobertizos cerrados, alumbrados por lmparas, se representaba por la noche; el ms renombrado era el Black Friars. El mejor actor de lord Pembroke se llamaba Henslowe; el mejor del Black Friars era Burbage. El Globo se hallaba situado sobre el Bank Side. Ello resulta de una nota publicada por el

    Stationer

    s

    Hall,

    de

    fecha

    26

    de

    noviembre

    de

    1607.

    His

    magesty

    servants

    playing

    usually

    at the Globe on the Bank Side. Los decorados eran simples. Dos espadas cruzadas, a veces dos sables, significaban una batalla; una camisa sobre el traje implicaba un ca ballero; la falda de la sirvienta de los comediantes sobre el cabo de una escoba representaba un caballo real con armadura. Un teatro rico, que hizo establecer su inventario en 1598, posea:miembros de moros, un dragn, un gran caballo con sus patas, una jaula, una roca, cuatro cabezas de turco y la del viejo Mohamet, una rueda para elsitio de Londres y una boca de infierno . Otro posea:un sol, un arco, las tres plumas del prncipe de Gales, con la divisa ICH DIEN; adems, seis diablos y el papa

    sobre

    su

    mula

    .

    Un

    actor

    embadurnado

    de

    yeso

    e

    inmvil

    significaba

    una

    muralla;

    si

    separaba los dedos, era una muralla con troneras. Un hombre con un haz de lea, seguido por un perro y llevando un farol, significaba la luna, el halo de la misma y su luz. Mucho se ha redo de esta puesta en escena con claro de luna , que se torn famosa por el Sueo de una noche de verano, sin pensar que es una siniestra indicacin de Dante. (Ver El Infierno, canto XX.) El camarn de tales teatros, en los que los comediantes se vestan revueltamente, era un rincn separado de la escena por un cortinado colgado de una cuerda. El camarn del Black Friars estaba cerrado por un viejo gobelino de artes y oficios, representando el taller de un herrador; por los agujeros de semejante mampara, hecha jirones, el pblico vea cmo los actores se enrojecan los carrillos con ladrillo en polvo, cmo se pintaban bigotes con un corcho ennegrecido en la llama de una buja. De vez en cuando, por entre las rasgaduras del colgamento velase asomar un rostro maquillado de moro, espiando el momento de entrar en escena, o el semblante lampio de un comediante que interpretaba papeles de mujer. Glabri histriones, dice Plauto. A esos teatros concurran los gentilhombres, los estudiantes, los soldados y los marineros. Representbase all la tragedia de lord Buckhurst, Gordobuc o Ferrex y Porrex; La madre Bombic, de Lily, en la que se oa a los gorriones piar pi, pi. El libertino, imitacin de El convidado de piedra que circulaba por toda Europa; Felix and Philiomena, comedia a la moda, representada primeramente en

    Greenwich en presencia de la reina Bess ; Promos y Casandra, comedia dedicada por su autor George Wheststone a William Fletwood, recorder de Londres; el Tamerlan y

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    el Judo de Malta, de Cristbal Marlowe; interludios y piezas de Roberto Greene, de George Peele, de Thomas Lodge y de Thomas Kid, y, finalmente, comedias gticas, puesto que, del mismo modo que Francia tiene su Licenciado Pathelin, Inglaterra tiene La aguja de mi comadre Gurton. En tanto que los actores gesticulaban y declamaban,

    los gentilhombres y los oficiales, con su penachos y sus alzacuellos de encaje de oro, de pie o en cuclillas sobre el tablado, a gusto en medio de los comediantes fastidiados, rean, vociferaban, entablaban discusiones, se arrojaban los guantes a la cara, o jugaban al post and pair; y abajo, en la sombra, sobre el empedrado, entre los potes de cerveza y las pipas, se divisaban los hediondos (1) (el pueblo). Fue por este teatro por donde Shakespeare penetr en el drama. De cuidador de caballos transformse en pastor de hombres.

    * * * Tal era el teatro, hacia 1580, en Londres, bajo la gida de la gran reina ; no era

    mucho menos miserable un siglo despus, en Paris, bajo el cetro del gran rey ; y Molire debi, en sus comienzos, como Shakespeare, conformarse con salas de franciscana pobreza. Existe en los archivos de la Comedia Francesa un manuscrito indito de cuatrocientas pginas, encuadernado en pergamino y atado con una tira de cuero blanco. Es el diario de Lagrange, camarada de Molire. Lagrange describe del siguiente modo el teatro donde la compaa de Molire representaba por orden del sieur de Rata ban, superintendente de las construcciones del rey: ... tres postes de madera podrida y apuntalados y la mitad de la sala descubierta y en ruinas . En otro lugar, con fecha domingo 15 de marzo de 1671, dice:La compaa ha resuelto

    construir un gran techo que cubra toda la sala, la que hasta el citado da 15 no haba estado cubierta sino con una gran tela azul suspendida por cuerdas . En cuanto a la iluminacin y calefaccin de esta sala, particularmente con motivo de los gastos extraordinarios que origin la Psych, que era de Molire y de Corneille, se dice lo siguiente:velas, treinta libras; conserje, para atender el fuego, tres libras . Tales eran las salas que el gran reino pona a diesposicin de Molire. Esta clase de estmulos a las letras no empobrecan a Luis XIV al extremo de impedirle regalar, por ejemplo, en una sola vez, doscientas mil libras a Lavardn y doscientas mil libras a dEpernon; doscientas mil libras, adems del regimiento de Francia, al conde de Medavid;

    cuatrocientas mil libras al obispo de Noyon, porque ese obispo era ClermontTonnerre, que es una casa que posee dos ttulos de conde y el de par de Francia, uno por Clermont y uno por Tonnerre; quinientas mil libras al duque de Vivonne y setecientas mil libras al duque de Quintin Lorges, adems de ochocientas mil libras a monseor Clemente de Baviera, prncipe obispo de Lieja. Agreguemos que otorg una pensin de mil libras a Molire. En el registro de Lagrange, en abril de 1663, se halla esta mencin:hacia el mismo tiempo el seor de Molire recibi una pensin del rey en su calidad de alto espritu y se ha cargado al Estado la suma de mil libras . Posteriormente, cuando Molire hubo muerto y enterrado que fue en San Jos,

    ayuda

    de

    la

    parroquia

    San

    Eustaquio

    ,

    el

    rey

    llev

    su

    proteccin

    hasta

    permitir

    que

    su tumba se elevara sobre el nivel de la tierra .

    * * *

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    Shakespeare, tal como acaba de verse, permaneci largo tiempo en los umbrales del teatro, afuera, en la calle. Finalmente entr. Atraves la puerta y lleg al escenario. Logr ser call boy, traspunte, o menos elegantemente, ladrador . Hacia 1586 Shakespeare ladraba en la compaa de Greene, en el Black Friars. En 1587

    logr mejorar de condicin en la pieza intitulada El gigante Agrapardo,rey de Nubia, peor que su hermano el difunto Angulafer, en la que Shakespeare fue encargado de alcanzar el turbante al gigante. De comparse se hizo comediante, gracias a Burba ge, a quien, ms tarde, en una entrelnea de su testamento, leg treinta y seis chelines para que se comprara un anillo de oro. Fue amigo de Condell y de Hemynge, sus camaradas en vida, sus editores despus de muerto. Era hermoso; tena la frente amplia, la barba morena, el continente dulce, la boca amable, la mirada profunda. Lea de buen grado a Montaigne, traducido por Florio. Frecuentaba la taberna de Apolo. All se vea y trataba familiarmente con dos asiduos a su teatro: Decker, autor

    de

    Guls

    Hornbook,

    del

    que

    un

    captulo

    est

    dedicado

    al

    modo

    con

    que

    un

    hombre

    de

    buena condicin debe comportarse en los espectculos , y el doctor Simn Forman, que ha dejado un diario manuscrito con una resea de las primeras representaciones de El mercader de Venecia y de Cuento de invierno. Sola encontrarse con sir Walter Raleigh en el club de La sirena. Aproximadamente en la misma poca Mathurin Regnier se juntaba con Felipe de Bethune en La pomme de Pin. Los grandes seores y los gentilhombres de entonces unan complacidos sus nombres a la fundacin de tabernas. En Pars, el vizconde de Montauban, que era un Crequi, haba fundado Le tripot des onze mille diables; en Madrid, el duque de Medina Sidonia, el infortunado

    almirante

    de

    La

    Invencible

    ,

    haba

    fundado

    El

    puo

    en

    rostro,

    y

    en

    Londres,

    sir

    Walter Raleigh haba fundado La Sirena. Se lograba ser all buen borracho y buen espritu.

    * * *

    En 1589, en tanto que Jacobo VI de Escocia, con la esperanza de lograr el trono de Inglaterra, se deshaca en respetos ante Isabel, quien dos aos antes, el 8 de febrero de 1587, haba ordenado cortar la cabeza a Mara Estuardo, madre de Jacobo, Shakespeare escribi su primer drama, Pericles. En 1591, mientras el rey catlico

    soaba, de acuerdo con el plan del marqus de Astorga, en una segunda Armada, ms feliz que la primera que jams fue puesta a flote, escribi Enrique VI. En 1593, cuando los jesuitas obtenan del Papa el permiso expreso para hacer pintar los tormentos y suplicios del infierno sobre los muros de la sala de meditacin del Colegio Clermont, donde con frecuencia se encerraba a un pobre adolescente, que deba al ao siguiente hacer famoso el nombre de Juan Chatelet, produjo La fierecilla domada. En 1594, en momentos que, mirndose de reojo prestos a venirse a las manos, el rey de Espaa, la reina de Inglaterra y hasta el rey de Francia, decan: Mi buena ciudad de Paris, prosigui y complet Enrique VI. En 1595, cuando Clemente VIII, en

    Roma,

    golpeaba

    solemnemente

    con

    su

    bastn

    a

    Enrique

    IV

    en

    las

    espaldas

    ce

    los

    cardenales du Perron y dOssat, realiz Timn de Atenas. En 1596, el ao en que Isabel public un edicto contra las agudas puntas de las rodelas, y que Felipe II hizo retirar

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    Vida y obra de Shakespeare Vctor Hugo 11

    11

    de su presencia a una mujer que haba redo al tiempo de sonarse las narices, realiz Macbeth. En 1597, en momentos que el mismo Felipe II deca al duque de Alba: Merecerais el hacha, no porque el duque hubiese tomado los Pases Bajos a sangre y fuego, sino por haber penetrado en las habitaciones del rey sin hacerse anunciar,

    escribi Cimbelino y Ricardo III. En 1598, mientras el conde de Essex asolaba a Irlanda, llevando en su sombrero un guante de la virgen reina Isabel, escribi: Los dos gentilhombres de Verona, El rey Juan, Penas de amor perdidas, Comedia de equivocaciones, Todo sea para bien cuando bien concluye, Sueo de una noche de verano y El mercader de Venecia. En 1599, en tanto que el Consejo privado, a pedido de Su Majestad, deliberaba sobre la proposicin de poner en la picota al doctor Hayward, por haber robado pensamientos a Tcito, escribi Romeo y Julieta. En 1600, mientras que el emperador haca la guerra a su hermano sublevado y abra las cuatro venas de su hijo, asesino de su esposa, escribi Como gustis, Enrique IV, Enrique V y Mucho ruido y

    pocas

    nueces.

    En

    1601,

    en

    tanto

    que

    Bacon

    publicaba

    el

    elogio

    del

    suplicio

    del

    conde

    de Essex, del mismo modo que Leibnitz deba ochenta aos ms tarde, enumerar las buenas razones del asesinato de Monaldeschi, quiz con la diferencia que Monaldeschi no era nada de Leibnitz y que Essex era el bienhechor de Bacon, escribi la Noche de Reyes, o Lo que queris. En 1602, en tanto que, para obedecer al Papa, el rey de Francia, llamado zorro de Bearn por el cardenal Aldobrandini, recitaba sus oraciones todos los das, las letanas los mircoles y el rosario de la santa Virgen Mara los sbados, en tanto que quince cardenales iniciaban en Roma el debate sobre el molinismo, y mientras que la Santa Sede, a pedido de la corona. de Espaa,

    salvaba

    a

    la

    cristiandad

    y

    al

    mundo

    por

    la

    institucin

    de

    la

    congregacin

    de

    Auxiliis, hizo Otelo. En 1603, cuando la muerte de Isabel haca exclamar a Enrique IV: Era tan virgen como yo catlico, realiz Hamlet. En 1604, cuando Felipe III acababa de perder el dominio de los Pases Bajos, hizo Julio Csar y Medida por medida. En 1605, en la poca en que Jacobo I de Inglaterra, el ex Jacobo VI de Escocia, escriba contra Belarmino el Tortura torti, e, infiel a Carr, comenzaba a mirar dulcemente a Villiers, que haba de honrarlo con el ttulo de Vuestra Porquera, escribi Coriolano. En 1607, mientras la Universidad de York unga al joven prncipe de Gales, doctor, como lo refiere el Padre de San Romualdo, con todas las ceremonias y pie les acostumbradas, hizo el Rey Lear. En 1609, en tanto la magistratura de Francia, firmando en blanco para el patbulo, condenaba por adelantado y confiadamente al prncipe de Conda la pena que mejor pluguiere a Vuestra Majestad ordenar , escribi Troilo y Cresida. En 1610, en tanto Ravaillac asesinaba a Enrique IV, a puala das y en momentos que el Parlamento de Pars asesinaba a Ravaillac desmembrndolo con cuatro caballos, hizo Antonio y Cleopatra. En 1611, mientras los moros, expulsados por Felipe III, se arrastraban fuera de Espaa y agonizabn, hizo Cuento de invierno, Enrique VIII y La tempestad.

    * * *

    Escriba

    sobre

    hojas

    sueltas,

    en

    la

    misma

    forma

    que

    lo

    hacan,

    generalmente,

    los

    poetas. Malherbe y Boileau son quiz los nicos que hayan escrito en cuadernos. Racan deca a mademoiselle de Gournay:He visto esta maana a M. de Malherbe

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    Vida y obra de Shakespeare Vctor Hugo 12

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    coser l mismo, con grueso hilo gris, un mazo de papel blanco, donde pronto se vern sonetos . Cada drama de Shakespeare, compuesto para satisfacer necesidades de su compaa, era, segn parece, estudiado y ensayado apresuradamente por los actores, con el propio original, al que no haba tiempo de copiar; en esta forma se

    explica el porqu de la dispersin y prdida de los manuscritos, como tambin ocurri con los de Molire. No existan registros en esos teatros casi forneos; tampoco exista coincidencia entre la representacin y la impresin de las obras; a veces, ni se impriman con posterioridad, teniendo por nica publicacin la representacin teatral. Cuando, por excepcin, las obras eran publicadas, lo eran con esos ttulos que marean. La segunda parte de Enrique VI es intitulada:La primera parte de la guerra entre York y Lancaster ; la tercera parte se denominaba: La verdadera tragedia de Ricardo, duque de York . Todo esto explica por qu reina tanta oscuridad con respecto a las pocas en que Shakespeare compuso sus dramas y por qu es tan

    difcil

    el

    fijar

    fechas

    con

    precisin.

    Las

    fechas

    que

    acabamos

    de

    sealar,

    y

    que

    se

    renen aqu por vez primera, lo son aproximadamente; sin embargo, persisten algunas dudas no slo sobre los aos en que fueron escritas, sino representadas Timn de Atenas, Cimbelino, Julio Csar, Antonio y Cleopatra, Coriolano y Macbeth.

    Se suceden, salpicadamente, aos estriles; otros son de una fecundidad que parece excesiva. Por ejemplo, sobre una simple nota de Meres, autor del Tesoro del espritu, se debe atribuir al ao de 1598 la creacin de seis obras: Los dos gentilhombres de Verona, Comedia de equivocaciones, El rey Juan, Sueo de una noche de verano, El Mercader de Venecia y Todo sea para bien, cuando bien concluye, que Meres intitula Penas

    de

    amor

    ganadas.

    La

    fecha

    de

    Enrique

    VI

    se

    determina,

    por

    lo

    menos

    en

    lo

    que

    se

    refiere

    a su primera parte, por una alusin que a este drama hace Nashe en Pierce Pennilesse. El ao 1604 est abonado por Medida por Medida, dado que esta obra fue representada el da de San Esteban, ya que Hemynge lo seala as en nota especial, y el ao 1611 por Enrique VIII, puesto que Enrique VIII fue representada el da del incendio del Glo bo. Incidentes de toda suerte, un enojo con los comediantes, sus camaradas, un capricho del lord chambeln, forzaban a veces a Shakespeare a cambiar de teatro. La fierecilla domada fue representada por primera vez en 1593, en el teatro de Henslowe; Noche de Reyes, en 1601, en Middle Temple Hall; Otelo, en 1602, en el castillo de Harefield. El Rey Lear fue representada en White Hall, para la Navidad de 1607, en presencia de Jacobo I. Burbage cre el personaje de Lear. Lord Southampton, recientemente libertado de la Torre de Londres, asisti a esa representacin. Ese lord Southampton era el asiduo concurrente al Black Friars, a quien Shakespeare, en 1589, haba dedicado un poema de Adonis; Adonis estaba por entonces de moda; veinticinco aos despus de Shakespeare, el caballero Marini escriba un poema de Adonis que dedicaba a Luis XIII.

    * * *

    En

    1597

    Shakespeare

    haba

    perdido

    a

    su

    hijo,

    quien

    ha

    dejado,

    por

    nica

    huella

    de su paso por la tierra, una lnea en el registro mortuorio de la parroquia de Stratford sobre el Avon: 1597. August 17: Hamnet, filius William Shakespeare. El 6 de

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    septiembre de 1601, John Shakespeare, su padre, haba muerto. William se haba hecho dueo de su compaa de comediantes, Jacobo I le haba dado en 1607 la explotacin del Black Friars, y ms tarde el privilegio de El Globo. En 1613, Isabel, hija de Jacobo, y el elector palatino, rey de Bohemia, de quien puede verse una

    estatua entre la hiedra de un ngulo de una pesada torre de Heidelberg, concurrieron al Globo para asistir a una representacin de La tempestad. Esas fugaces apariciones reales no lo ponan a cubierto de la censura del lord chambelan. Cierta prohibicin pesaba sobre sus obras, cuya representacin apenas era tolerada y su publicacin, a veces, prohibida. En el tomo segundo del registro del Stationer Hall puede leerse an, al margen de los ttulos de Como gustis, Enrique V y Mucho ruido y pocas nueces, esta mencin: 4 de agosto, a suspenderse . Las razones de estas censuras son desconocidas. Sin embargo, Shakespeare pudo, sin provocar mayores cuestiones, poner en escena su propia vieja aventura de cazador furtivo y hacer de sir Thomas

    Ducy

    un

    personaje

    grotesco,

    el

    juez

    Shalbom,

    mostrar

    Falstaff

    al

    pblico

    matando

    al

    gamo y apaleando a los hombres de Shallow, forzando el retrato al punto de dotar a Shallow del Blasn de sir Thomas Lucy, audacia aristofanesca de un hombre que desconoca a Aristfanes. Falstaff, en los manuscritos de Shakespeare se escribe Falstaffe. Sin embargo, ms tarde, logr alcanzar una regular posicin, como Molire. Hacia fines del siglo era suficientemente rico como para que el 8 de octubre de 1598 un llamado Rye Quincy le solicitara un socorro por intermedio de una carta cuyo encabezamiento dice: a mi amable amigo y compatriota William Shakespeare. Deneg la ayuda solicitada, segn parece, devolviendo la carta, hallada posteriormente entre

    los

    papeles

    de

    Fletcher

    y

    sobre

    cuyo

    reverso

    el

    mismo

    Rey

    Quincy

    escribi:.

    histrio!

    mima! Amaba a Stratford, donde l haba nacido, dondesu padre haba muerto, donde su hijo se hallaba sepultado. All adquiri o hizo edificar una casa que bautiz con el nombre de New Place. Decimos que compr o hizo construir, pues la compr segn Whiterell y la hizo construir segn Forbes y a este respecto Forbes discute a Whiterell; semejantes chicanas de eruditos sobre insignificancias no merecen ser profundizadas, particularmente cuando vemos a Hardouin, por ejemplo, trastornar todo un pasaje de Plinio reemplazando non pridem por nos pridem.

    * * *

    Shakespeare marchaba, de vez en cuando, a pasar algunos das a New Place. En esos pequeos viajes hallaba a Oxford a mitad del camino, y en Oxford, la hostera de la Corona, y en la hostera a la hostelera, hermosa e inteligente criatura, esposa del digno hostelero Davenant. Eh 1606 la seora Davenant dio a luz un nio que fue bautizado con el nombre de William, y en 1644 sir William Davenant, nombrado caballero por Carlos I, escriba a lord Rochester; sabed esto, que hace honor a mi madre, soy hijo de Shakespeare, vinculndose a Shakespeare en la misma forma que, en nuestro das, Lucas Montigny se ha vinculado a Mirabeau. Shakespeare haba casado a sus dos hijas, Susana con un mdico y Judith con un comerciante. Susana era

    espiritual, Judith no saba leer ni escribir y firmaba con una cruz. En 1613 ocurri que, habiendo ido Shakespeare a Stratford, se sinti tentado de no volver a Londres. Quiz no se hallara holgado de dinero. Se haba visto obligado a solicitar un

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    prstamo sobre su casa. El contrato hipotecario que evidencia ese prstamo, de fecha 11 de marzo de 1613, y que consigna la firma de Shakespeare, exista an el siglo pasado en casa de un procurador que lo regal a Garrick, quien lo extravi. Garrick tambin perdi, como lo cuenta la seorita Violetta, su esposa, el manuscrito de

    Forbes, con sus cartas en latn. A partir de 1613, Shakespeare permaneci en su casa de New Place, cuidando de su jardn, olvidado de sus dramas, entregado a sus flores. Plant en ese jardn de New Place la primera morera que se cultivara en Stratford, del mismo modo que la reina Isabel haba usado en 1561 las primeras medias de seda que se conocieron en Inglaterra. El 25 de marzo de 1616, sintindose enfermo, hizo testamento. Este testamento, dictado por l, est escrito en tres pginas; firm las tres con mano temblorosa; en la primera pgina escribi solamente su nombre de pila: William, en la segunda: William Shaspr, en la tercera: William Shasp. El 23 de abril muri. Precisamente ese mismo da cumpla cincuenta y dos aos, pues haba nacido

    el

    23

    de

    abril

    de

    1564.

    Ese

    mismo

    23

    de

    abril

    de

    1616

    muri

    Cervantes,

    genio

    de

    la

    misma talla1. Cuando Shakespeare falleci, Milton tena ocho aos; Corneille, diez; Carlos I y Cromwell eran adolescentes, uno de diecisis y el otro de diecisiete aos.

    IV La vida de Shakespeare estuvo plagada de amarguras. Vivi perpetuamente

    insultado. El mismo lo pone de manifiesto. La posteridad puede leer hoy lo siguiente en sus versos ntimos:Mi nombre es difamado, mi persona rebajada; tened piedad

    de m mientras que, sumiso y paciente, bebo el vinagre . Soneto 111. Vuestra compasin borra las huellas que hacen a mi nombre los reproches de la vulgaridad . Soneto 112. No puedes honrarme con un favor pblico por miedo de deshonrar tu nombre . Soneto 36. Mis debilidades son espiadas por mis censores, aun ms dbiles que yo . Soneto 121. Shakespeare tena a su vera un envidioso eterno; Ben Jonson, poeta cmico mediocre a quien ayudara en sus comienzos. Shakespeare tena treinta y nueve aos cuando Isabel muri. Esta reina no haba fijado su atencin en el. Encontr la forma de reinar cuarenta y cuatro aos sin enterarse de la existencia de Shakespeare. No por ello ha sido menos acreedora a la calificacin histrica de

    protectora

    de

    las

    artes

    y

    las

    letras,

    etctera.

    Los

    historiadores

    de

    la

    vieja

    escuela

    dan

    estos

    certificados a todos los prncipes, sepan o no leer.

    Shakespeare, perseguido como despus lo fuera Molire, buscaba, como ste, apoyarse en su seor. Shakespeare, y Molire tendran hoy otra actitud. El seor era Isabel, el rey Isabel, como decan los ingleses. Shakespeare glorific a Isabel; la calific de Estrella Virgen, astro de Occidente, y con el nombre de la diosa que placa a la reina: Diana; pero todo vanamente. La reina no le prest atencin, menos atenta a los elogios de Shakespeare que la llamaba Diana, que a las injurias de Scipion

    1 Segn P. Henriquez Urea, el calendario ingls estaba diez das atrasado respecto al resto de Europa.Shakespeare muri, pues, el 3 de mayo - (N. de la E.).

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    Gentilis, que considerando las pretensiones de Isabel equivocadamente, la llamaba Hcate, dirigindole la triple imprecacin antigua: Momo! Bombo! Gorgo! En cuanto a Jacobo I, a quien Enrique IV llamaba maestro Jacobo, dio, como hemos visto, el usufructo de El Globo a Shakespeare, pero prohiba complacido la publicacin de sus

    obras. Algunos contemporneos, entre otros el doctor Simn Forman, se preocuparon de Shakespeare al punto de anotar el empleo de una velada pasada en una representacin de El mercader de Venecia. Esa fue toda la gloria que conoci. Muerto Shakespeare, entr en la penumbra.

    De 1640 a 1660, los puritanos abolieron el arte y clausuraron los espectculos; una mortaja cubri ntegramente el teatro. Bajo Carlos II el teatro resucit, ya sin Shakespeare. El gusto falseado de Luis XIV haba invadido Inglaterra. Carlos II permaneca en Ver salles ms tiempo que en Londres. Tena por amante a una jovenfrancesa, la duquesa de Portsmouth, y por amigo ntimo, al tesorero del rey de

    Francia, Clifford, su favorito, jams penetraba en la sala del Parlamento sin escupir y decir: Es mejor que mi amo sea virrey de un gran monarca como Luis XIV que esclavo de quinientos sujetos ingleses insolentes. Ya no era la poca de la repblica, la poca en que Cromwell se adjudicaba el ttulo de Protector de Inglaterra y de Francia y obligaba al mismo Luis XIV a aceptar su calidad de Rey de los franceses.

    Bajo esa restauracin de los Estuardo, el recuerdo de Shakespeare concluy por esfumarse. Estaba tan muerto que Davenant, su probable hijo, rehizo sus obras. Ya no existi otra Macbeth que la Macbeth de Davenant. Dryden habla de Shakespeare slo una vez para declararlo fuera de uso . Lord Shaftesbury lo califica de espritu

    pasado de moda . Dryden y Shaftesbury eran dos orculos. Dryden, catlico convertido, tena dos hijos ujieres de la cmara de Clemente XI, escriba tragedias dignas de ser vertidas en versos latinos, como lo demuestran los hexmetros de Atterbury, y era el criado de ese Jacobo II que, antes de ser rey por propia cuenta, haba preguntado a su hermano Carlos II: Por qu no mandas ahorcar a Milton? El conde de Shaftesbury, amigo de Locke, era el hombre que escribiera un Ensayo sobre la jovialidad en las conversaciones importantes y quien, por manera cmo el canciller Hyde serva un ala de pollo a su hija, adivinaba que sta estaba casada secretamente con el duque de York.

    Despus que estos dos hombres condenaron a Shakespeare, todo estaba dicho. Inglaterra, pas de mayor obediencia de lo que pueda creerse, olvid a Shakespeare. Un adquirente cualquiera demoli su casa, New Place. Un doctor Cartrell, reverendo, cort y quem su morera. A comienzos del siglo XVIII el eclipse era total. En 1707, un tal Nahum Tate public un Rey Lear, advirtiendo a los lectoresque haba extrado la idea de una obra de un autor desconocido, que haba ledo por azar . Ese autor desconocido era Shakespeare.

    V En 1728. Voltaire llev a Francia desde Inglaterra el nombre de Will

    Shakespeare. Slo que en lugar de Will pronunci Gilles.

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    La burla comenz en Francia y el olvido continu en Inglaterra. Lo que el irlands Nahum Tate hizo con el Rey Lear otros lo hicieron con varias obras. Todo sea, para bien, cuando bien concluye, tuvo, sucesivamente, dos arregladores : Poln para Hay Market y Kernble para Drury Lane. Shakespeare ya no exista ni se le tena en

    cuenta. Mucho ruido y pocas nueces sirvi igualmente de caamazo dos veces: a Davenant, en 1673; a James Miller, en 1737. Cimbelino fue rehecha cuatro veces: bajo Jacobo II, en el Teatro Real, por Thomas

    Dursey; en 1695, por Carlos Marsh; en 1759, por W. Hawkins; en 1761, por Garrick. Coriolano tambin lo fue cuatro veces: en 1682, para el Teatro Real, por Tate; en 1720, para Drury Lane, por Thomas Sheridan; en 1801, para Drury Lane, por Kemble. Timn de Atenas fue rehecha cuatro veces: en el teatro del Duque, en 1678, por Shadwell; en 1768, en el teatro de Richmond Green, por James Love; en 1771, en Drury Lane, por Cumberland; en 1786, en el Covent Garden, por Hull.

    En el siglo VII las chanzas obstinadas de Voltaire terminaron por producir en Inglaterra cierto despertar. Garrick, an corrigiendo a Shakespeare, lo represent, confesando que era a Shakespare a quien representaba. Fue reimpreso en Glasgow. Un imbcil, Malone, coment sus dramas y, lgicamente, enjalbeg su tumba. Existe 4 sobre ese sepulcro un pequeo busto de parecido dudoso y artsticamente mediocre, pero lo torna venerable el hecho de ser contemporneo de Shakespeare. De acuerdo a este busto fueron ejecutados todos los retratos de Shakespeare que se conocen hoy. El busto fue enjalbegado. Malone, crtico y blanqueador de Shakespeare, puso una capa de yeso sobre su rostro y de tontera sobre su obra.

    CAPTULO II LOS GENIOS

    I El arte supremo, si se emplea la palabra en su sentido absoluto, es la regin de

    los Iguales. Antes de seguir adelante, determinemos el valor del Arte, que vendr con

    frecuencia a nuestra pluma. Decimos el Arte como decimos la Naturaleza; ambos son dos trminos de

    significacin casi ilimitada. Pronunciar uno u otro de ellos, Naturaleza, Arte, es realizar una evocacin, extrayndola de las pro fundidades del ideal, es correr uno

    de

    los

    grandes

    velos

    de

    la

    creacin

    divina.

    Dios

    se

    manifiesta

    a

    nosotros,

    en

    primer

    lugar a travs de la vida del universo, y en segundo lugar a travs del pensamiento del hombre.

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    La segunda manifestacin no es menos sagrada que la primera. Esta se llama la Naturaleza, aqulla se domina el Arte. De ello surge esta realidad: el poeta es sacerdote.

    Existe aqu abajo un pontfice: es el Genio.

    Sacerdos magnus. El Arte es la segunda rama de la Naturaleza. El Arte es tan natural como la Naturaleza. Por Dios determinemos asimismo el sentido de este vocablo entendemos el

    infinito viviente. El yo latente del infinito patente, se es Dios. Dios es lo invisible evidente. El mundo denso es Dios. Dios dilatado, es el mundo. Nosotros, que aqu hablamos, no creemos en nada fuera de Dios. Esto dicho,

    continuemos.

    Dios crea el Arte por intermedio del hombre. Para ello posee una herramienta: el cerebro humano. Es el propio obrero quien se ha fabricado esa herramienta; y no posee otra.

    Forbes, en el curioso fascculo hojeado por Warburton y extraviado por Garrick, afirma que Shakespeare se entregaba a prcticas de magia, que la magia era cosa de familia en l, y que lo poco bueno que hay en sus obras le fue dictado por un fantasma, por un Espritu.

    Digamos a este respecto, pues no hay que retroceder ante ninguno de los

    interrogantes

    que

    puedan

    presentase,

    que

    ha

    sido

    un

    craso

    error

    de

    todos

    los

    tiempos

    el pretender dar al cerebro humano auxiliares exteriores. Antrum adjuvat vatem. En toda obra presuntamente sobrehumana se ha querido ver la intervencin de lo extrahumano; en la antigedad el trpode, en nuestros das la mesa de tres patas. La mesa no es otra cosa que el trpode transmigrado.

    Tomar al pie de la letra el demonio que Scrates sospecha, el zarzal de Moiss, la ninfa de Numa, la Divina de Plotino y la paloma de Mahoma, es ser engaado por una metfora.

    Por otra parte, la mesa giratoria o parlante ha sido motivo de chanzas.

    Hablando

    claro,

    esas

    chanzas

    carecen

    de

    alcances.

    Reemplazar

    el

    examen

    por

    la

    burla, es quiz cmodo, pero poco cientfico. En cuanto a nosotros, estimamos que el deber elemental de la ciencia es el de sondear todos los fenmenos; la ciencia es ignorante y carece del derecho de rer; un sabio que re de lo posible, est prximo a ser un idiota. Lo inesperado siempre debe ser aguardado por la ciencia. Esta tiene por funcin detenerlo y examinarlo, arrojando lo quimrico y constatando lo real. La ciencia slo posee sobre los hechos un derecho de visacin. Debe verificar y clasificar. Todo el conocimiento humano no es sino seleccin. Lo falso al complicar lo verdadero no es causa para su desahucio en bloque. Desde cundo la cizaa es pretexto

    para

    negar

    el

    trigo

    candeal?

    Escardad

    la

    mala

    hierba,

    el

    error,

    pero

    cosechad

    el

    hecho

    y unidlo a los otros. La ciencia es la gavilla de los hechos. Es misin de la ciencia: estudiarlo todo y sondearlo todo. Todos, cualesquiera

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    seamos, somos acreedores de examen; tambin somos deudores. Ello se nos debe y tambin lo debemos. Eludir un fenmeno, rehusarle el pago de atencin a que tiene derecho, extraviarlo, arrojarlo a nosotros, darle la espalda riendo, es trabajar por la bancarrota de la verdad, es dejar protestar la firma de la ciencia. El fenmeno del

    trpode antiguo y de la mesa moderna tiene derecho, como cualquier otro, a ser observado. La ciencia fsica saldr gananciosa, sin duda alguna. Agreguemos que, abandonar los fenmenos a la credulidad es hacer traicin a la razn humana.

    Homero afirma que los trpodes de Delfos andaban solos y explica el hecho (canto XVIII de la Ilada) diciendo que Vulcano les forjaba ruedas invisibles. La explicacin no aclara mucho el fenmeno. Platn narra que las estatuas de Ddalo gesticulaban en las tinieblas, posean voluntad y se resistan a su amo y que era preciso atarlas para que no huyeran. He aqu singulares perros con cadena. Flechier menciona, en la pgina 52 de su Historia de Teodosio, a propsito de la gran

    conspiracin

    de

    los

    hechiceros

    del

    siglo

    IV

    contra

    el

    emperador,

    a

    una

    mesa

    giratoria

    de la cual quiz hablaremos ms adelante para decir lo que Flechier calla y parece ignorar. Esa mesa estaba cubierta con una lmina redonda, fundida con varios metales, ex diversis metallicis materiis fabrefacta; como las lminas de cobre y de cinc empleadas actualmente por la biologa. As vemos cmo el fenmeno, siempre eludido, y apareciendo siempre, no es nuevo.

    Por otra parte, a pesar de todo lo que la credulidad haya dicho o pensado, ese fenmeno de los trpodes y de las mesas no tiene relacin alguna, y a ello queramos llegar, con la inspiracin de los poetas, inspiracin totalmente directa. La sibila tiene

    un

    trpode,

    el

    poeta

    no.

    El

    poeta

    es

    por

    s

    mismo

    el

    trpode.

    Es

    el

    trpode

    de

    Dios.

    Dios no ha creado ese maravilloso alambique de la idea, que es el cerebro humano, para no utilizarlo. El genio posee, en su cerebro, todo aquello que necesita. Todo pensamiento pasa por all. La idea fluye y se desprende del cerebro, como el fruto de la raz. La idea es la resultante del hombre. La raz penetra en la tierra; el cerebro penetra en Dios.

    Vale decir, en el infinito. Aquellos que imaginan y ellos existen, como lo atestigua Forbes que un

    poema como El mdico de su honra o el Rey Lear puede ser dictado por un trpode o

    por una mesa, yerran extraamente. Tales obras son obras del hombre. Dios no tiene necesidad de hacer que Shakespeare o Caldern sean ayudados por un trozo de madera.

    Descartemos, pues, el trpode. La poesa es cosa propia del poeta. Seamos respetuosos frente a lo posible, de quien nadie conoce los lmites; permanezcamos atentos y serios en presencia de lo extrahumano de donde hemos venido y hacia donde marchamos; pero no empequeezcamos a los grandes trabajadores terrenales en razn de hipotticas colaboraciones misteriosas que no les son necesarias; demos al cerebro lo que es del cerebro y consignemos que la obra de los genios es lo

    sobrehumano

    fluyendo

    del

    hombre.

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    II El Arte supremo es la regin de los Iguales. La obra maestra se adeca a la obra maestra.

    Tal como el agua que, calentada a cien grados, ya es incapaz de aumentar sus caloras y no puede ir ms arriba, el pensamiento humano alcanza en ciertos hombres su completa intensidad. Esquilo, Job, Fidias, Isaias, San Pablo, Juvenal, Dante, Miguel Angel, Rabelais, Cervantes, Shakespeare, Rembrandt, Beethoven y otros pocos marcan los cien grados del genio.

    El espritu humano tiene una cumbre. Esa cima es el ideal. Dios desciende a ella; el hombre sube. En cada siglo tres o cuatro genios emprenden esta ascensin. Desde abajo se les

    sigue con la mirada. Esos hombres trepan por la montaa, hienden las nubes, desaparecen, vuelven a aparecer. Se les espa, se les observa. Costean los precipicios; un paso en falso no disgustara a ciertos espectadores. Los aventureros prosiguen su camino. Helos arriba, helos lejos; ya no son ms que puntos negros. Qu pequeos son!, dice la multitud. Son gigantes. Marchan. La ruta es spera. Las escarpas se defienden, oponiendo a cada paso una muralla, a cada paso una trampa. A medida que se cobra altura, el fro aumenta. Es entonces necesario construir su propio peldao, cortar el hielo y marchar sobre l, tallar escalones en el odio. Todas las , tempestades se desencadenan. No obstante, los insensatas siguen andando. El aire es

    ya

    irrespirable.

    La

    vorgine

    se

    desata

    mltiple

    alrededor

    de

    ellos.

    Algunos

    caen.

    Bien hecho! Otros se detienen y retroceden; hay sombras latitudes. Los intrpidos prosiguen, los predestinados persisten. La tremenda pendiente est bajo sus pies y trata de arrastrarlos; la gloria es traicionera. Los que logran subir son contemplados por las guilas; son alcanzados por los relmpagos; el huracn se enfurece. Aquel que llega a la cima es tu igual, Homero.

    Todos esos nombres que acabamos de pronunciar y los que hubiramos podido agregar, repetidlos. Escoger entre esos hombres es imposible. No existe medio alguno para hacer inclinar la balanza entre Rembrandt y Miguel Angel.

    Y,

    para

    circunscribirnos

    slo

    a

    los

    escritores

    y

    poetas,

    examinadlos

    uno

    despus

    de otro. Cul es el ms grande? Todos.

    * * *

    Homero, es el enorme poeta nio. El mundo nace, Homero canta. Es el pjaro de esa aurora. Homero tiene el candor de la maana. Casi ignora la sombra. El caos, el cielo, la tierra, Geo y Ceto; Jpiter, dios entre los dioses; Agamenn, rey entre los reyes; los pueblos, rebaos desde el comienzo; los templos, las ciudades, los sitios, las cosechas, el ocano; Dimedes combatiendo, Ulises errante, los meandros de una

    vela buscando la patria; los cclopes, los pigmeos, un mapa geogrfico con una corona de dioses sobre el Olimpo, y aqu y all profundas simas que permiten la visin del Erebo; los sacerdotes, las vrgenes, las madres, los nios temerosos de los

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    penachos, el can que recuerda, las palabras sublimes que fluyen de entre barbas blancas, las amistades amorosas, las cleras y las hidras, Vulcano para rer arriba, Tersites para rer abajo, los dos aspectos del matri monio resumidos para los siglos en Helena y en Penelope; la Estigia, el Destino, el taln de Aquiles, sin el cual el

    Destino sera vencido por la Estigia; los monstruos, los hroes, los hombres, las mil perspectivas entrevistas entre las nieblas del mundo antiguo, esa inmensidad es Hornero. Troya codiciada, Itaca ambicionada. Homero es la guerra, es el viaje, los dos modos primitivos del encuentro de los hombres; la tienda ataca a la torre, el navo sondea lo desconocido, lo que tambin implica un ataque; alrededor de la guerra giran todas las pasiones; alrededor del viaje se forjan todas las aventuras; dos grupos gigantescos: el primero, sangriento, se llama la Ilada; el segundo, luminoso, se denomina la Odisea. Homero hace a los hombres ms grandes que la propia naturaleza; se arrojan a la cabeza bloques de roca que doce pares de bueyes no

    lograran

    mover;

    los

    dioses

    se

    preocupan

    a

    medias

    de

    sus

    vinculaciones

    con

    ellos.

    Minerva toma a Aquiles por los cabellos; ste se vuelve irritado: Qu me quieres, diosa? Ninguna monotona existe, por lo dems, en tan poderosas estatuas. Esos gigantes son mltiples. Despus de crear cada hroe, Homero rompe el molde. Ayax, hijo de Oileo, es de menor envergadura que Ayax, hijo de Telamn. Homero es uno de los genios que resuelven este hermoso problema del arte, quiz el ms hermoso, la verdadera pintura de la humanidad, lograda por el engrandecimiento del hombre, es decir, la generacin de lo real en lo ideal. Fbula e historia, hiptesis y traicin, quimera y ciencia, integran a Homero. Carece de fondo y es alegre. Todas las

    profundidades

    de

    las

    viejas

    edades

    se

    mueven,

    radiosamente

    iluminadas,

    en

    el

    vasto

    azur de ese espritu. Licurgo, circunspecto y regan, semi Soln y semi Dracn, era uno de los vencidos por Hornero. Volvase en mitad del viaje para Ir a hojear, a casa de Clefilo, los poemas de Hornero, depositados all en recuerdo de la hospitalidad que Hornero haba recibido otrora en esa casa. Para los griegos, Hornero era dios y tena sus sacerdotes, los homridas. Un retrico que se vanagloriaba de no leer jams a Homero fue abofeteado por Alcibiades. La divinidad de Homero ha sobrevivido al paganismo. Miguel Angel deca: Cuando leo a Homero, me contemplo para ver si tengo veinte pies de altura. Una tradicin quiere que el primer verso de la Ilada sea un verso de Orfeo, por el cual, agregando Orfeo a Homero, se acrecentaba en Grecia la religin homrica. El escudo de Aquiles (canto XVIII de la Ilada) era comentado en los templos por Danco, hija de Pitgoras. Homero, corno el sol, tiene sus planetas. Virgilio que escribe la Eneida, Lucano que produce la Farsalia, Tasso que crea Jerusaln, Ariosto que escribe Orlando, Milton que escribe El paraso perdido. Camons que crea Las Lusiadas, Klopstock las Mesiadas, Voltaire la Enriada, gravitan sobre Homero y, mandando a sus propios satlites la luz, diversamente reflejada, se mueven a distancias iguales en su rbita desmesurada. Tal es Hornero. Tal es el comienzo de la epopeya.

    *

    *

    *

    El otro, Job, da comienzo al drama. Este embrin es un coloso. Job da comienzo

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    al drama, hace cuarenta siglos de ello, poniendo frente a frente a Jehov y a Satn; el mal desafa al bien y la accin queda iniciada. La tierra es el lugar de la escena y el espritu del hombre es el campo de batalla; y las calamidades son sus personajes. Una de las ms salvajes grandezas de este poema es que el sol lo alumbra siniestramente.

    El sol est en Job como en Homero, pero ya no es el alba, es el medioda. El lgubre cansancio del rayo de bronce cayendo a plomo sobre el desierto llena este poema y lo caldea al rojo blanco. Job, sudoroso, se yergue sobre su estercolero. La sombra de Job es pequea y negra y se oculta debajo de el como una vbora bajo la roca. Las moscas tropicales zumban sobre sus llagas. Job tiene sobre su cabeza ese espantoso sol rabe, creador de monstruos, incubador de pestes, que transforma al gato en tigre, a los lagartos en cocodrilos, al cerdo en rinoceronte, a la anguila en boa, a la ortiga en salto, al viento en simn, las miasmas en pestes. Job es anterior a Moiss. Lejos en los siglos, al lado de Abraham el patriarca hebreo, est Job, el patriarca rabe. Antes de

    haber

    sido

    puesto

    a

    prueba,

    fue

    feliz:

    el

    hombre

    ms

    elevado

    de

    todo

    el

    Oriente,

    dice

    su

    poema. Era el labrador rey. Ejerca el inmenso sacerdocio de la soledad. Sacrificaba y santificaba. Por la noche, daba a la tierra su bendicin, el barac . Era letrado. Conoca el ritmo. Su poema, cuyo texto rabe se ha perdido, estaba escrito en verso, por lo menos ello es exacto desde el versculo 3 del captulo III hasta el fin. Era bueno. No se encontraba con un nio pobre sin arrojarle la pequea moneda kesitha; era el pie del cojo y el ojo del ciego . Por ello fue arrojado al desierto. Cado, se torn gigantesco. Todo el poema de Job es el desarrollo de esta idea: la grandeza que existe en el fondo del abismo. Job, miserable, es ms majestuoso que Job prspero. Su lepra

    es

    su

    prpura.

    Su

    fatiga

    aterroriza

    a

    quienes

    estn

    cerca

    de

    l.

    Slo

    se

    le

    dirige

    la

    palabra despus de un silencio de siete das y siete noches. Sus lamentaciones estn impregnadas de una desconocida magia, pacfica y serena. Al propio tiempo que aplasta las larvas de sus lceras, interroga a los astros. Se dirige a Orin, a las Hadas, que l llama la Pollera, y a los signos que estn al medioda . Dice:Dios ha puesto un trmino a las tinieblas . Llama al diamante que se oculta: la piedra de la oscuridad . Junta a su angustia el infortunio de los otros y tiene palabras trgicas, que hielan la sangre: la viuda est vaca. Tambin sonre, tornndose ms espantoso an. Tiene a su alrededor a Elifas, Bildad y Tsofar, tres implacables tipos de amigos indagadores, y les dice:Tocis en m como en un tamboril . Su lenguaje, sumiso en lo referente a Dios, es amargo para con los reyes, los reyes de la tierra que se construyen soledades , dejando librado a nuestro entendimiento hallar si se refiere a sus sepulcros o a sus reinos. Tcito dice: solitudinem faciunt. Adora a Jehov y bajo la furiosa flagelacin de sus sufrimientos, toda su resistencia la emplea en pedir a Dios: No me permitirs que trague mi saliva? . Esto data de cuatro mil aos. Es posible que, a la misma hora en que el enigmtico astrnomo Denderah esculpe en el granito su zodaco misterioso, Job graba el suyo en el pensamiento humano, y l no est ya constituido por estrellas, sino por sufrimientos. Este zodaco gira an sobre nuestras cabezas. No tenemos de Job sino la versin hebraica, atribuda a Moiss. Tal poeta

    hace soar, vertido por semejante traductor! El hombre del estercolero traducido por el hombre del Sina! Es que, en efecto, Job es un oficiante y un vidente. Job extrae un

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    dogma de su drama; Job sufre y concluye. Entonces sufrir y concluir es ensear. Job, despus de alcanzar las cimas del drama, remueve el fondo de la filosofa; es el primero en mostrar esa sublime demencia de la humildad que, dos mil aos ms tarde, transformndose de resignacin en sacrificio, ser la locura de la cruz.

    Stultitiam crucis. El estercolero de Job, transfigurado, ser el calvario de Jess.

    * * *

    El otro, Esquilo, iluminado por la adivinacin inconsciente del genio, sin soar siquiera que detrs de l est, en el Oriente, la respiracin de Job, la complementa, ignorndola, con la sublevacin de Prometeo; de tal suerte que la leccin ser integral y el gnero humano, a quien Job no enseaba sino el cumplimiento del deber, sentir en Prometeo los primeros albores del derecho. Una suerte de espanto llena a Esquilo desde el comienzo al fin; una Medusa se dibuja vagamente detrs de los astros que se

    mueven en la luz. Esquilo es magnfico y formidable; tal como si se viera un fruncimiento del entrecejo del sol. Existen dos Canes, dos Eteocles y dos Polinices, en tanto en el Gnesis slo existe uno de cada uno. Su nube de oce nidas va y viene en medio de un cielo tenebroso, como una bandada de pjaros asustados. Esquilo excede todas las proporciones conocidas. Es rudo, abrupto, excesivo, incapaz de pendientes moderadas, casi feroz, con una gracia que se asemeja a las flores de los lugares Inaccesibles, se siente menos preocupado por las ninfas que por las numnides del partido de los Titanes, y de entre las deidades escoge las ms sombras, al tiempo que sonre siniestramente a las Gorgonas, hijas de la tierra como

    Othrys y Briareo, y presto para recomenzar el ataque contra el advenedizo Jpiter. Esquilo es el misterio antiguo hecho hombre; algo as como un profeta pagano. Su obra, si la conociramos ntegramente, sera una especie de Biblia griega. Poeta hecatonquiro, poseyendo un Orestes ms fatal que Ulises y una Tebas ms grande que Troya, duro como la roca, tumultuoso como la espuma, lleno de escarpas, de torrentes y precipicios, y tan gigante que, por momentos, parece que se transformara en montaa. Posterior a Homero, hace pensar, sin embargo, en un antecesor de Homero.

    * * *

    El otro, Isaias, parece cernirse sobre la humanidad, como el fragor Continuo del trueno. Es como un enorme reproche. Su estilo, suerte de nube nocturna, se ilumina momento tras momento con imgenes que empurpuran sbitamente todo el abismo de esa idea negra y nos hace exclamar: Aclara! Isaias combate cuerpo a cuerpo con el mal quo, dentro de la civilizacin, es anterior al bien. Grita: Silencio! al ruido de los carros, de los festines, de los triunfos. La espuma de su ,profeca se desborda sobre la naturaleza; seala Babilonia a los topos y a los murcilagos, promete Nnive a las zarzas, Tiro a las cenizas, Jerusaln a la noche; fija un plazo a los opresores, anuncia a

    las

    potencias

    su

    prximo

    fin;

    asigna

    un

    da

    contra

    los

    dolos,

    contra

    las

    altas

    torres

    contra los navos de Tarso, contra los cedros del Lbano y contra los robles de Basan. Est de pie sobre el umbral de la civilizacin y se rehusa a entrar. Es una especie de

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    boca del desierto hablando a las multitudes y exigiendo, en nombre de las arenas, de las malezas y de los vientos, el lugar que ocupaban las ciudades; porque es lo justo; porque el tirano y el esclavo, es decir, el orgullo y la vergenza, estn siempre en los lugares donde existen murallas de cintura; porque el mal est all, encarnado en el

    hombre; porque en la soledad no hay ms que la bestia, en tanto que en la ciu dad est el monstruo. Lo que Isaas reprocha a su poca, la idolatra, la orga, la guerra, la prostitucin, la ignorancia, an existen; Isaas es el eterno contemporneo de los vicios que nos transforman en siervos y de los crmenes que se hacen reyes.

    * * *

    El otro, Ezequiel, es la fiera divina. Genio de caverna. Pensamiento a quien conviene el rugido. Ahora, od. Ese salvaje hace un anuncio al mundo. Cul? El progreso. Nada ms sorprendente. Isaas demola? Y bien! Ezequiel volver a

    construir. Isaas niega la civilizacin, Ezequiel la acepta, pero la transforma. La abrupta naturaleza y el sentimiento humano se entremezclan en el rugido enternecido de Ezequiel. La nocin del deber est en Job, la nocin del derecho est en Esquilo; Ezequiel aporta la resultante de ambas la tercera nocin: el gnero humano mejorado, el porvenir cada vez ms libre. Que el porvenir sea oriente en lugar de poniente, es el consuelo del hombre. El tiempo presente trabaja para el tiempo futuro, entonces, trabajad y aguardad. Tal es el grito de Ezequiel. Ezequiel est en Caldea, y desde Caldea ve claramente a Judea, del mismo modo que desde la opresin se ve la libertad. Declara la paz, del mismo modo que otros declaran la

    guerra.

    Profetiza

    la

    concordia,

    la

    bondad,

    la

    dulzura,

    la

    unin,

    la

    virtud

    de

    las

    razas,

    el amor. Sin embargo es terrible. Es el bienechor feroz. Es el colosal verdugo bienhechor y se le odia. Los hombres, a su alrededor, son espinosos. Vivo entre agavanzos, dice. Se condena a ser smbolo, haciendo de su persona, ya espantosa, una tipificacin del dolor humano y de la abyeccin popular. Es una suerte de Job voluntario. En su ciudad, en su casa, se hace atar con cuerdas y permanece mudo. He aqu al esclavo. En la plaza pblica come excrementos. He aqu el cortesano. Esto determina el estallido de la risa de Voltaire y del sollozo nuestro. Ah! Ezequiel; te das hasta ese extremo. Haces visible la vergenza por medio del horror, obligas a la

    ignominia

    a

    volver

    la

    cabeza

    al

    reconocerte

    entre

    los

    desperdicios,

    pones

    de

    relieve

    a

    los cobardes del squito del prncipe, llevando a tu estmago lo que ellos llevan en sus almas, predicas la liberacin por el vmito. Seas venerado! Ese hombre, ese ser, ese rostro, ese profeta sucio, es sublime. La trans figuracin que anuncia, la demuestra. Cmo? Transfigurndose l mismo. De esa boca horrible y sucia fluye un deslumbramiento de poesa. Jams fue hablada lengua ms alta ni ms extraordinaria.Vivo de visiones de Dios. Un viento de tormenta surga del aquiln y una pesada nube y el fuego se entremezclaban. Vi un carro y algo semejante a cuatro animales. Por encima de ellos y del carro se cerna algo parecido a un cristal terrible. Las ruedas del carro estaban formadas por ojos y eran tan altas que infundan miedo. El ruido de las alas de los cuatro ngeles se asemejaban al ruido del Todopoderoso y cuando se detenan, bajaban sus alas. Y vi algo as como una aparicin de fuego, que

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    adelant la forma de una mano. Y una voz dijo:Los reyes y los jueces tienen en el alma un dios de excremento. Arrancar de sus pechos el corazn de piedra y les dar un corazn de carne... . Yo iba hacia los del ro Kebar y me detuve all, entre ellos, asombrado, durante siete das . Y en otra parte: Haba una llanura y huesos

    disecados. Y dije: Osamentas, levantos . Y mir. Y crecieron nervios sobre esos huesos, y carne sobre esos nervios y una piel sobre aqulla; pero el Espritu no estaba. Entonces grit:Espritu, ven desde los cuatro vientos, insflate y haz que estos muertos revivan . El espritu lleg. El aliento penetr en ellos y se levantaron y fue un ejrcito, y fue un pueblo. Entonces la voz dijo:Seris una sola nacin, no tendris ms juez ni ms rey que yo, y ser el dios que tiene un pueblo. No lo encierra esto todo? Buscad una frmula ms alta; no la hallaris. El hombre libre, bajo la soberana de Dios. Ese visionario, comedor de podredumbres, es un resurrector. Ezequiel tiene suciedad en la boca y el sol en los ojos. Entre los judos, la lectura de Ezequiel era

    temida;

    estaba

    prohibida

    antes

    de

    la

    edad

    de

    30

    aos.

    Los

    sacerdotes,

    inquietos,

    marcaban con el sello a ese poeta. Era imposible tratarlo de impostor. Su espanto de poeta era incontestable; evidentemente haba visto aquello que contaba. De ello naca su autoridad. Sus propios enigmas lo transformaban en orculo. Nadie saba qu eran aquellas mujeres sentadas del lado del Aquiln que lloraban a Thammuz . Imposible adivinar qu es el hasmal , ese metal que muestra en fusin en el crisol del sueo. Pero nada es ms exacto que su visin del progreso. Ezequiel ve al hombre cudruple: hombre, buey, len y guila; vale decir, dueo del pensamiento, dueo del campo, dueo del desierto y dueo del aire. No ha olvidado nada; tal es el

    porvenir

    completo,

    desde

    Ariosto

    a

    Cristbal

    Coln,

    de

    Triptolemo

    a

    Montgolfier.

    Ms tarde, tambin el Evangelio se cuadruplicar en los cuatro evangelistas subordinando a Matas, a Lucas, a Marcos y a Juan al hombre, al buey, al len y al guila, y, cosa sorprendente, para simbolizar el progreso, tomar los cuatro aspectos de Ezequiel. Por otra parte, Ezequiel, como Cristo, se llama el hijo del Hombre. Con frecuencia, Jess, en sus parbolas, cita a Ezequiel y esta especie de primer Mesas sienta jurisprudencia para el segundo. Hay en Ezequiel tres construcciones: el hombre, dentro del cual ubica al progreso; el templo, donde pone una luz que llama gloria; la ciudad donde pone a Dios. Grita al templo:Nada de sacerdotes aqu, ni ellos, ni sus reyes, ni los huesos de sus reyes . (Cap. XLIII, vers. 7). Es imposible dejar de pensar que Ezequiel, suerte de demagogo de la Biblia, ayudara al 93 en la espantosa barrida de San Dionisio. En cuanto a la ciudad por l construida, murmura sobre ella este nombre misterioso: Jehov Schmmah, que significa: El Eterno est aqu. Luego calla pensativo entre las tinieblas, sealando con su indice a la humanidad, all, en el fondo del horizonte, un continuo acrecer del azul.

    * * *

    El otro, Lucrecio, es esta grande y oscura cosa: El Todo, Jpiter alienta en

    Homero,

    Jehov

    est

    en

    Job;

    en

    Lucrecio

    asoma

    Pan.

    Tal

    es

    la

    grandeza

    de

    Pan,

    que

    tiene al destino debajo de s, en tanto que Jpiter estaba an ms abajo. Lucrecio ha viajado y. ha soado; lo cual implica otro viaje. Estuvo en Atenas; frecuent a los

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    filsofos; estudi a Grecia y adivin la India. Demcrito le hizo soar con la molcula y Anaximandro con el espacio. Su sueo se hizo doctrina. Nadie conoce sus aventuras. Como Pitgoras, ha frecuentado las misteriosas escuelas del Eufrates, Neharda y Pombeditha, donde pudo vincularse con los doctores judos. Deletre los

    papiros de Sepphoris, que, en esa poca, an no haba sido transformada en Diocesrea; vivi con los pescadores de perlas de la isla de Tilos. Se hallan, en los Apcritos, trazas de un extrao itinerario antiguo, recomendado, segn algunos, a los filsofos por Empdocles, el mago de Agrigento, y, segn otros, a los rabinos por el gran sacerdote Eleazar, que mantena correspondencia con Tolomeo Filadelfo. El mismo itinerario habra servido, ms tarde, como gua al viaje de los apstoles. El viajero que obedeca a este itinerario recorra las cinco satrapas del pas de los Filisteos, visitaba los pueblos de encantadores de serpientes y chupadores de heridas, los Psilos; iba a beber las aguas del torrente de Bosor que marca las fronteras de la

    Arabia

    desierta,

    y

    luego

    tocaba

    y

    mova

    el

    carcj

    de

    bronce

    de

    Andrmeda,

    an

    sujeto a la roca de Jopp. Balbeck, en la Asiria; Apamea, sobre el Oronte, donde Nicanor haca pastar a sus elefantes; el puerto de Asiongaber, donde se detenan los navos de Ofir, cargados de oro, Segher, que produca el incienso blanco, preferido al de Hadramauth; las dos Sirtes, la montaa de esmeralda Smaragdus, los Nasamones que saqueaban los naufragios, la nacin negra Agizimba; Adrida, ciudad de cocodrilos; Cinpoles, ciudad de los perros; las sorprendentes ciudades de la Comagene, Claudias y Barsalia, quiz tambin Tadamora, la ciudad de Salomn; tales eran las etapas de ese peregrinaje casi fabuloso, de los pensadores. Lo hizo

    Lucrecio?

    Nada

    puede

    afirmarse.

    Sus

    numerosos

    viajes

    no

    pueden

    ser

    puestos

    en

    tela

    de juicio. Vio tantos hombres que terminaron por confundirse en sus pupilas y esa multitud se torn en fantasma. Lleg a ese exceso de simplificacin del universo que se parece a un desvanecimiento. Sonde hasta que la sonda toc fondo. Interrog a los vagos espectros de Biblos; convers con el tronco seco del rbol de Citern, que es JunoTespis. Quiz habl en los caaverales a Ganes, el hombre pez de Caldea, que tena dos cabezas, arriba una cabeza de hombre y abajo una cabeza de hidra, y el que, bebiendo el caos por su boca inferior lo volva a vomitar sobre la tierra por su boca superior con terrible ciencia. Lucrecio posee esa ciencia. Isaas confina con los arcngeles. Lucrecio con las larvas. Lucrecio estruja el viejo velo de Isis, empapado en el agua de las tinieblas, y exprimindolo, extrae de l, a veces en oleadas, a veces gota a gota, una poesa sombra. Lo ilimitado est en Lucrecio. Por momentos da nacimiento a un poderoso verso espondeo, casi monstruoso y lleno de oscuridad; Circum se fouis ac frondibus involventas. Aqu y all una amplia imagen del acoplamiento se esboza en el bosque: Tunc Venus in sylvis jungebat corpora amantum; y el bosque es entonces toda la naturaleza. Tales versos son imposibles para Virgilio. Lucrecio vuelve la espalda a la humanidad y contempla directamente al Enigma. Lucrecio, espritu que busca lo profundo, est colocado entre esta realidad, el tomo, y esa imposibilidad, el vaco; frecuentemente atrado por esos dos precipicios, es

    religioso cuando contempla el tomo, escptico cuando mira el vaco; de all sus dos aspectos, igualmente profundos, ya niegue, ya afirme. Un da ese viajero se mata. Es

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    la ltima partida. Se pone en camino hacia la Muerte. Vase a ver. Ha trepado, sucesivamente, sobre todos los esquifes, sobre la galera de Treviria para Sanastrea en Macedonia, sobre el trirreme de Caristos para Metaponto en Grecia, sobre el bajel de Cileno para la isla de Samotracia, sobre el sndalo de Samotracia para Naxos, donde

    est Baco, sobre el cerscafo de Naxos para la Siria Salutaria, sobre el navo de Siria para Egipto y sobre el del Mar Rojo para la India. An le falta un viaje por realizar; siente curiosidad por el reino de las sombras, toma pasaje en el atad y, cortando con sus propias manos las amarras, empuja con el pie hacia las sombras la barca oscura que balancean las aguas de ese mar desconocido.

    * * *

    El otro, Juvenal, posee todo aquello de que carece Lucrecio: la pasin, la emocin, la fiebre, la llamarada trgida, la sublevacin ante la honradez, la risa

    vengativa, la personalidad, la humanidad. Habita un punto dado del mundo y se conforma con ello al hallar con qu

    alimentar e inflamar de justicia y clera su corazn. Lucrecio es el universo, Juvenal es el lugar. Pero qu lugar! Roma. De ellos es la doble voz que habla a la tierra y a la ciudad. Urbi et Orbi. Juvenal cierne sobre el imperio romano el mismo batir de alas que el gipaeto sobre el nido de reptiles. Se lanza sobre ese hormiguero y toma, uno tras otro, con su pico terrible, desde la culebra, que es el emperador y se llama. Nern, hasta el gusanillo, que es mal poeta y se llama Codrus. Isaas y Juvenal tienen, cada cual, su prostituta, pero existe algo an ms siniestro que la sombra de Babel: el

    crujir del lecho de los Csares. Babilonia es menos terrible que Mesalina. Juvenal es el representante de la vieja alma libre de las repblicas muertas, hay en l una Roma en cuya atmsfera se funden Atenas y Esparta. De all que su verso trasunte algo de Aistfanes y algo de Licurgo. Guardaos de l; es la severidad. Ni una sola cuerda falta a esa lira y a ese ltigo. Es alto, rgido, austero, centellante, violento, grave, justo, inagotable en imgenes, speramente gracioso, cuando se lo propone. Su cinismo es la indignacin del pudor. Su gracia, totalmente independiente como la figura verdadera de la libertad, tiene garras; ella se presenta de repente, amenazando por medio de giles y orgullosas ondulaciones, la majestad rectilnea de su hexmetro.

    Parece verse al gato de Corinto andar sobre el frontn del Partenn. Hay algo de epopeya en esa stira; lo que Juvenal tiene entre manos es el cetro de oro con que Ulises golpeara a Tersites. Hinchazn, declamacin, exageracin, hiprbole!, exclaman las deformaciones enfermizas, y esos gritos, estpidamente repetidos por los retricos, tienen sonido de gloria. Tan criminal es hacer esas cosas como referirlas, dice Tillemont, Marcos Muret, Garasse, etctera, pigmeos que, como Muret, son, a veces, singulares. La invectiva de Juvenal resplandece desde hace dos mil aos espantoso incendio de poesa que quema a Roma en presencia de los siglos. Esa hoguera esplndida estalla y lejos de disminuir con el tiempo, se acrecienta en un

    torbellino

    de

    humo

    lgubre;

    surgen

    rayos

    para

    la

    libertad,

    para

    la

    probidad,

    para

    el

    herosmo, pareciendo trasmitir a nuestra civilizacin espritus plenos de luz. Qu es Regnier? Qu es Aubign? Qu es Corneille? Chispas de Juvenal.

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    * * *

    El otro, Tcito, es el historiador. La libertad se encarna en l como en Juvenal, y sube, ya muerta, al tribunal, usando por toga su sudario y convoca los tiranos a sus

    estrados.

    El

    alma

    de

    un

    pueblo,

    transformada

    en

    alma

    de

    un

    hombre,

    eso

    es

    Juvenal;

    acabamos de decirlo; tambin eso es Tcito. A la vera del poeta que condena, se alza el historiador que castiga. Tcito, sentado en la silla curial del genio, enjuicia, sorprende en flagrante delito a esos culpables,10 Csares. El imperio romano es un largo crimen. Ese crimen comienza con cuatro demonios: Tiberio, Caligula, Claudio y Nern. Tiberio es el espa emperador; el ojo que vigila al mundo; el primer dictador que haya osado usar para s la ley de majestad hecha para el pueblo romano; dominador del griego, espiritual, sagaz, sardnico, elocuente, terrible; amado por los delatores, asesino de los Ciudadanos, dedos caballeros, del Senado, de su esposa, de

    su

    familia;

    con

    ms

    aspecto

    de

    apualador

    que

    de

    masacrador

    de

    pueblos;

    humilde

    frente a Artabn; en posesin de dos tronos: para su ferocidad, Roma, para su torpeza, Capri; inventando vicios y nombres para esos vicios; anciano con un serrallo de nios; flaco, calvo, curvado, patizambo, ftido, rodo por la lepra, cubierto de supuraciones, enmascarado de emplastos, coronado de laureles; ulcerado como Job, pero dueo del cetro; circundado por un silencio lgubre; a la bsqueda de un sucesor, husmeando a Caligula, tomndole buen olor; vbora que escoge a un tigre por amigo. Caligula, el hombre que tuvo miedo; el esclavo que lleg a ser amo, tembloroso bajo Tiberio, terrible despus de Tiberio, transformando su espanto de ayer en atrocidad. Nada iguala a este loco. Un verdugo se puede equivocar y matar a un inocente en lugar de un culpable; Caligula sonre y dice: El culpable no lo mereca ms. Hace despedazar a una mujer por los perros, por el simple gusto de ver el espectculo. Se acuesta, en pblico, sobre sus tres hermanas desnudas. Una de ellas, Drusilla, muere, y l exclama: Que se decapiten a aquellos que no la lloren, pues es mi hermana, y que se crucifique a quienes la lloren, pues es una deidad. Designa pontfice a su caballo, as como ms tarde Nern har dios a un mono. Ofrece al mundo este espectculo siniestro: el menoscabo de la inteligencia ante el poder omnmodo. Prostituido, tramposo en el juego, ladrn, destructor de los bustos de Homero y de Virgilio, coronado con rayos de sol como Apolo, con alas en los pies como Mercurio; frenticamente dueo del mundo, deseando el incesto a su madre, la peste a su imperio, el hambre a su pueblo, la derrota a su ejrcito, su propia semblanza con los dioses y una sola cabeza al gnero humano para poder cortrsela, tal es Cayo Caligula. Obliga al hijo a presenciar el suplicio del padre y al esposo la violacin de la esposa y, a ambos, a rer de ello. Claudio es un embrin que reina. Es un cuasi hombre convertido en tirano. Es una tachuela coronada. Se oculta, lo descubren, lo sacan de su cueva y lo arrojan, atemorizado, sobre el trono. Ya emperador sigue tem blando, en posesin de la corona pero dudando si conservar la cabeza. Por instantes la tantea, como si la buscara. Nace su confianza y decreta tres letras ms al alfabeto.

    Semejante idiota ya es sabio. Estrangulan a un senador, y dice: No lo haba ordenado, pero ya que lo han hecho, est bien. Su mujer se prostituye en su presencia; la mira y dice: Quin es esa mujer? El apenas existe; es una sombra; pero esta sombra aplasta al

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    mundo. Finalmente, llega su hora de marcharse. Su mujer lo envenena; su mdico termina con l. Dice: Estoy salvado, y muere. Despus de su muerte acuden a ver su cadver; mientras vivi slo haba sido visto su fantasma. Nern es al ms formidable prototipo del hasto que jams haya vivido entre los hombres. El

    monstruo bostezante que los antiguos llamaban Livor y que los modernos denominan Spleen nos permite la adivinacin de este enigma: Nern. Nern busca simplemente una diversin. Poeta, comediante, cantor, cochero, agotando la ferocidad para dar campo a la voluptuosidad, intentando la modificacin del sexo, esposo del eunuco Sporus y esposa del esclavo Pitgoras, paseando por las calles de Roma entre su mujer y su ma