La formación del programa
semanal y cotidiano.
Dentro de las tareas del profesor esta la de planear,
evaluar, revisar tareas y una muy importante y que casi
siempre se olvida es la de crear un programa semanal y
cotidiano, donde se establezcan tiempos y espacios
dedicados para cada tema, cada semana o cada mes y que
de está forma tengas éxito en tus clases.
Primero debes elegir los temas que tratarás en la
semana.
Las sesiones que durarán y como los llevarás a cabo, es
decir debes determinar los puntos importantes de los
distintos ámbitos y tratar de encontrar una relación para
que al realizarlos se haga más rápido y preciso, así como
que la información se organice para el mejor aprendizaje
del niño.
La información que vayas a tratar debe tener significación
general, que los niños puedan aplicar y que los conduzca a
ideas básicas y comprensiones esenciales, todo ello debe ir
acorde a la edad de los alumnos, de su nivel evolutivo, su
sexo, el contexto y el tiempo y espacio en que se
encuentra.
Debemos tomar en cuenta los interés de los niños para
que puedan trabajar con autonomía y motivación, también
es necesario comunicarles a los niños la relevancia del
tema que se estudia ya que ello los lleva a la curiosidad.
Para formar el programa se debe tomar en cuenta el
método que se va a utilizar y el tiempo aunque se debe
reconocer que todo es flexible y funcional y que se puede
ajustar de acuerdo a los ritmos de aprendizaje y a lo que se
esta viviendo durante el trabajo, también debe pensarse en
problemas que puedan surgir.
Los temas se debe hacer de lo simple a lo complejo y
tratar de iniciar tema nuevo al inicio de la semana y
concluirlo al final de ésta ya que de otra forma se perderá el
interés y el ordenamiento que se llevaba, se debe
identificar que va antes y que va después para tener ilación
de ideas y poder ajustar y adecuar las planeaciones.
Una sugerencia que se da es que se trabaje en el día con
un tema en común que se relacione con las diversas
asignaturas y exista entre ellas una correlación para un fácil
y claro aprendizaje ya que se asimilarán mejor los
contenidos tratados.
El ritmo diario y semanal se caracteriza por ocho fases
que son: abordar, preparar, elaborar, profundizar,
consolidar, formalizar, desprender y relajar y con ellas se
busca que la enseñanza esté mejor elaborada y por lo tanto
exista mayor aprendizaje.
Seamos capaces de llevar a cabo innovaciones y tratar de
organizarnos para que se cumplan los propósitos y
contenidos de cada tema y establecidos para la semana.
Trabajemos por temas que se relaciones y
principalmente recordemos que el ritmo de
aprendizaje es diferente en todos los niños y
por ello debemos ajustarnos a su tiempo.
Es indispensable para el maestro preparar un programa
donde se tomen en cuenta horarios y sesiones de cada
materia para que se facilite la correlación y el cumplimiento
de los propósitos así como para el avance y progreso de
los niños.