V JORNADAS DE HISTORIAS DE VIDA EN EDUCACIÓN VOCES SILENCIADAS

Los incidentes críticos sobre TIC y género para la construcción de la perspectiva investigadora

Autor/a. Lorea Fernández Olaskoaga y José Miguel Correa Gorospe

Institución. Universidad del País Vasco

Introducción    

Durante este curso escolar de 2014-2015 algunos de los investigadores que formamos el grupo Elkarrikertuz (IT 563-13), nos hemos embarcado en la participación del Máster de Educación Digital que se imparte en la Universidad de Extremadura y en la que participamos como docentes impartiendo dos asignaturas.

Este máster, que ha empezado su recorrido durante el curso 2014-2015 tiene la característica específica que es un máster orientado a la investigación, por lo que para nosotros es una experiencia novedosa en la que nos hemos involucrado con mucha ilusión, entusiasmo y pasión. Por otro lado, al ser impartido exclusivamente on-line podemos explicar que la distancia geográfica que separa la Comunidad Autónoma Vasca de Extremadura, no sea un inconveniente para impartir las asignaturas que nos encomendaron los compañeros de la Universidad de Extremadura.

Nuestro recorrido como docentes de tecnología educativa, ya afincado desde las antiguas diplomaturas y en los actuales grados de Educación Infantil y Primaria de la Escuela Universitaria del Profesorado de San Sebastián, ha empezado a abrirse en otras dimensiones; sobre todo, para Lorea (una de las autoras) cuya experiencia en docencia de máster hasta la fecha era ninguna. Aunque nos consideremos expertos en tecnología educativa, esta experiencia a generado muchas incertidumbres, muchas lecturas y mucho tiempo de reflexión. El carácter investigador del máster, nos ha proporcionado la oportunidad de impartir las dos asignaturas más relacionadas con la investigación: una de ellas relacionada con las perspectivas de investigación en tecnología educativa, y la otra sobre metodologías de investigación en tecnología educativa. Ambas asignaturas seguidas en el tiempo han tenido una duración de 3 semanas con el periodo vacacional de las fiestas de navidad entre medio.

   El contexto del máster a nivel macro y el contexto de la asignatura de perspectivas de investigación en tecnología educativa a nivel micro, nos ha aportado el contenido para tratar el segundo tema de las V Jornadas de Historias de Vida en Educación, es decir, aquel en el que se debate sobre las diferencias de género. En nuestro caso concreto, hemos querido tratar este tema desde las experiencia, en formato autobiográfico, que un alumno del máster ha vivido en relación a las tecnologías y al género; por ello contemplamos fragmentos de dicha autobiografía en tres ejes que nos orientan en la labor de tratar las voces silencias a través de terceras personas que han apostado por este máster como complemento a su formación.

El primer eje trata sobre la relación que existe entre tecnología y género.

El segundo eje trata sobre la importancia de los procesos de enseñanza-aprendizaje y la labor de la escuela ante la sociedad.

El tercer eje trata sobre importancia de la construcción de la perspectiva de género en la formación inicial y en las escuelas.

Así  llegamos  al  contexto  autobiográfico  

Se estaba acercando el 1 de Diciembre de 2014, fecha en la que a través de la plataforma del Campus Virtual de la Universidad de Extremadura se haría público el contenido de la asignatura “Perspectivas de Investigación en Tecnología Educativa”. Anteriormente, a primeros del mes de octubre, tras la reunión de coordinación con el equipo docente que integramos el Máster, se acordaron los apartados que deberíamos integrar en el aula virtual para seguir una estética común y para facilitar al alumnado la navegación por las asignaturas.

Decidimos seguir los consejos de los coordinadores del máster y organizar las dos asignaturas a través de la metodología webquest, en la que quedaría muy claro el contexto, la tarea a realizar, así como los recursos que se deberían utilizar el proceso a seguir y la evaluación a través de la rúbrica de evaluación.

No es la primera vez que diseñamos una webquest, pero sí que es la primera vez que lo hacemos para un grupo de alumnos de máster. Al comienzo de curso, y antes de empezar oficialmente con las asignaturas, acordamos durante la primera semana, hacer diariamente una presentación de cada asignatura (en total son 5) para seducir y motivar al alumnado y que se adaptasen al nuevo contexto formativo. La asignatura de perspectivas, que fue la última en presentarse, cayó en viernes y como en las presentaciones de las otras cuatro asignaturas debíamos contemplar una pregunta motriz que acompañamos con imágenes (Imagen 1).

   

Imagen 1: Presentación de la asignatura de perspectivas de investigación en Tecnología Educativa

Pretendíamos poner a prueba la percepción del alumnado, para poder después pensar sobre cómo construimos la mirada investigadora en relación y comparación con los otros. Los alumnos y alumnas mostraban sus reflexiones e ideas sobre cómo construir su mirada como investigadores y llegaron a la conclusión de que todo depende desde dónde y cómo se observa y qué es lo primero que pone en valor; sabiendo que tal vez, los otros vean cosas que en un principio uno no percibe. Contemplamos la importancia de que existen muchas formas de mirar y que otras personas pueden ver una misma realidad de manera diferente; de esta forma pudiendo construir la realidad desde diferentes puntos de vista contemplando el valor de la percepción compartida.

El mundo que percibimos y que vivimos nos muestra muchas verdades; verdades que asumimos desde que nacemos y que se convierten en normas, directrices y pautas de comportamiento. Sin que nadie nos pregunte si compartimos estas verdades, hemos avanzado en materia educativa con las denominadas pedagogías invisibles que generación tras generación se han tratado como una única opción, o si cabe decirlo, como la mejor manera de abordar los “haceres” en los contextos educativos y formativos. Hemos dejado de lado lo que para nosotros puede ser un concepto clave, la parte epistemológica de nuestro área de conocimiento, es decir, la base de cómo se

   construye el conocimiento en materia educativa en las escuelas y sobre todo en la Universidad. Desde hace algunos años, y desde el seno del grupo Elkarrikertuz, hemos venido desarrollando nuestra labor como docentes universitarios teniendo muy presente el diálogo entre lo que es verdad y lo que nosotros, o nuestros alumnos y alumnas creen y creemos. Hemos puesto en valor, y lo seguimos haciendo, que dejar de estar en lo que se denomina la zona de confort es lo que nos ayuda a avanzar y a crear conocimiento, y es desde esa posición de igualdad y de legitimidad,, evitando las relaciones de poder en la medida de lo posible, desde donde decidimos abordar lo que propondríamos hacer en este Máster de Educación Digital.

Nuestra trayectoria en materia y en perspectiva de investigación cualitativa nos ha permitido crecer y observar la realidad desde una concepción mucho más personal en la que nos cuestionamos nuestras formas de enseñar y las formas de aprender. Nos encontramos ante los futuros profesionales de la enseñanza, aquellos y aquellas que van a convivir con las escuelas del siglo XXI. Una escuela que debe cambiar en sus convicciones, pero que debe hacerlo desde una perspectiva diferente. De lo que se trata no es de inventar una escuela nueva sino de reinterpretar el modelo de escuela.

La investigación narrativa en su forma de autobiografía, historias de vida y microetnografías, nos han aportado multitud de satisfacciones personales y profesionales (Correa, Aberasturi-Apraiz & Gutiérrez, 2015; ) y la docencia en el máster no iba a ser una excepción por mucho que fuese puramente virtual. Debatiéndonos en la continuidad de ambas asignaturas (la de perspectivas de investigación y la metodología de investigación en tecnología educativa) teníamos muy clara la idea de que en algún momento tendrían que realizar su propia autobiografía. Aunque el eje central fuese construir la propia mirada investigadora, siguiendo con la idea de las imágenes y de lo que se observa y además poniéndolo en relación; quisimos también proponer nuevos lenguajes para hacerlo, siguiendo la idea de reinventar las formas antes mencionadas para la educación en el siglo XXI. En este sentido, se les pidió una primera actividad en la que deberían realizar varias lecturas de artículos sobre investigaciones que se llevaron a cabo desde diferentes perspectivas de investigación. Pedimos al alumnado que la puesta en común en el foro se hiciese a través de las imágenes, es decir, debían asociar cada investigación con una imagen, fotografía o dibujo que dejase ver cómo habían interpretado los textos planteados, acompañados de un texto explicativo.

El primer texto trata sobre las comunidades de prácticas, más concretamente sobre un modelo de intervención desde el aprendizaje colaborativo en entornos virtuales de (Valverde y Fernández, 2014). En este estudio en el que se trata sobre una cuestión de género y etnia utilizaron, y son sólo algunos ejemplos, las siguientes imágenes (Imagen 2).

   

Imagen 2: Selección de algunas imágenes utilizados por el alumnado para definir el texto de Valverde y Fernández (2014).

Dichas imágenes dejaron ver cómo cada estudiante fijaba su mirada en algunas cuestiones más propias del género o más en cuestiones relacionadas con el trabajo colaborativo o las TIC. Al fin y al cabo el valor que se le da a cada imagen, acompañada de un texto explicativo como se les pedía; recibe el valor que uno mismo le da y lo comparte con el resto de compañeros para fomentar la reflexión y el intercambio de perspectivas.

El segundo texto estaba asociado a los factores que facilitan la innovación educativa con TIC en los centros escolares (Losada, Jiménez de Aberasturi y Karrera, 2012) y nos encontramos con las siguientes imágenes (Imagen 3), en las que además del trabajo en equipo como factor fundamental, también implican un trabajo reflexivo individual así como la valoración de una decisión que se toma eligiendo entre varias opciones.

   

Imagen 3: Selección de algunas imágenes utilizados por el alumnado para definir el texto de Losada, Jiménez de Aberasturi y Karrera (2012).

Las reflexiones del alumnado en cuanto a lo que esta investigación les hacia elegir una imagen u otra, ponen en juego el mecanismo de recorrer la historia para darse cuenta que la innovación es parte del paso de los tiempos; mero elemento que con más o menos conciencia está entre nosotros pero que debemos tenerlo presente. A lo largo de la historia y como pone en consideración esta imagen usada por una alumna (Imagen 4)

   

Imagen 4: Imagen utilizada por una alumna para definir el texto de Losada, Jiménez de Aberasturi y Karrera (2012).

el desarrollo industrial y las nuevas tecnologías afianzan un camino de no retorno. La clave está en ponerse a pensar si existe una reflexión en los momentos en los que la dirección que hemos tomado tiene una bifurcación y si en vez de tirar hacia un lado u otro sin valorar las opciones y las consecuencias, nos paramos a decidir qué se ha recorrido hasta el momento y si la línea recta debe tornar ahora a la derecha o a la izquierda.

Este ejercicio de calentamiento, que obtuvo una reflexión conjunta entre el alumnado puso de manifiesto la importancia de lanzar preguntas y de hacer las primeras conjeturas sobre la importancia de las investigaciones y los procesos de construcción que hay tras ellas. Pero para construir la mirada investigadora y empezar a adquirir experiencia en acciones de investigación, debemos partir de un ejercicio interno para saber a dónde queremos llegar como tales o como nos indica Martínez (2007) de practicar la teoría de la pérdida, es decir, “el querer dotar de sentido a una realidad sin ver qué es aquello que tenemos delante” (p. 1). Y es ahí donde planteamos al alumnado desarrollar su autobiografía con respecto a la confluencia del género y las TIC. Creímos que sería un tema lo suficientemente controvertido como para poder empezar a hablar desde el yo, es decir, dejar de hacerlo en segunda persona para poder hacerlo desde la primera persona.

Todos tenemos una historia de vida relacionada con el género y las TIC; una historia que nos obliga a tratar desde nuestra perspectiva de género la relación con la tecnología. Una historia de vida que va cambiando según vamos madurando y adquiriendo nuevas experiencias. En definitiva, nos nutrimos y/e (des)identificamos con las experiencias que la sociedad, escuela y familia nos han hecho identificarnos con un género u otro y esto afecta a nuestra forma de relacionarnos con las TIC.

Los  incidentes  críticos  

   Existen muchas investigaciones sobre el uso de los incidentes críticos en los contextos educativos como herramienta para la mejora de la práctica de los docentes tanto a nivel universitario como escolar (Navarro, López y Barroso, 1998; Cohen-Emerique, 1999; Burnad, 2005; Monereo, Badia, Bilbao, Cerrato y Weise, 2009; Contreras, Monereo y Badia, 2010). Partimos de la definición de Everly y Mitchell (1999) sobre el concepto de incidente crítico en un contexto educativo y que afecta al profesor provocando una crisis en su identidad profesional. Estos autores acuñan al incidente crítico como un suceso que ocurre en un espacio y tiempo limitado; por lo tanto podemos decir que los incidentes críticos están presentes en todas las personas y que son momentos que nos hacen tambalearnos. El enriquecimiento de identificar estos momentos para el aprendizaje, los podemos encontrar en Correa, (2011); Gutiérrez, Correa, Jiménez de Aberasturi & Ibañez, (2009) que exponen experiencias universitarias en la formación inicial de maestros a través de los mismos. Correa, Losada & Fernández (2012) también contemplan los incidentes críticos en el contexto escolar y que están asociados a la integración de las TIC. Identificar los incidentes críticos y compartirlos implican una mejora en aspectos como el desarrollo de la actitud indagatorias y que se generan experiencias para compartir y discutir, donde en colaboración aprendemos de las experiencias vividas.

 Roberto  y  el  Planeta  TIC  

Roberto ha sido un alumno que ha entendido muy bien la tarea que tenían que realizar para la autobiografía, y es por ello que se presenta aquí parte de la misma. Aunque el objetivo era después de realizar la misma compartir con los compañeros el incidente crítico más interesante en relación al género y las TIC, nos hemos dado cuenta que a lo largo de la vida de Roberto ha habido muchos incidentes críticos que le han llevado hasta donde está ahora, formándose en un máster de investigación digital. Roberto es informático de carrera y es de esa generación que estudió BUP y COU y que ahora ronda los 40.

Septiembre de 1984, comienza el curso académico. Tengo 16 años recién cumplidos y empiezo 3º de BUP. Me dirijo hacia el despacho del Jefe de Estudios del Instituto. Mi pretensión es clara, no ofrece dudas, llevo tiempo pensando en ello y es lo que quiero hacer. Mi mente no para de dibujar ese nuevo mundo que empieza a asomar y del que muy pocos saben algo. Yo lo quiero descubrir y saber qué puedo obtener. Mis ilusiones, al máximo. No me va hacer falta entrar en el despacho pues me lo encuentro en el pasillo, nos conocemos de sobra, fue mi profesor de biología en 1º de BUP, dos cursos atrás. Nos saludamos y le comento lo que busco: “quiero matricularme en la optativa de Informática”.

Pero Roberto no se pudo matricular en el instituto en la asignatura de

Informática porque el profesor le cerró la puerta a esa posibilidad; el motivo, que había sido el único alumno que había solicitado la matricularse en esa asignatura. Lejos de rendirse Roberto encontró el modo de conseguir un ordenador, con la ayuda de su

   hermano, convencieron a sus padres para tener el primer ordenador un Spectrum 128 K, que a día de hoy aún conserva.

Los pensamientos delante de su Spectrum quedaban lejos de lo que la realidad podría ofrecerle en aquello época, ya que consideraba que el ordenador le podría resolver todas las dudas que se le planteaban, desde cómo montar su propio equipo de música hasta la resolución de cualquier problema de física. Lejos de que los ordenadores pudiesen responder de la manera que él creía a todas sus dudas y tampoco saber lo que se escondía detrás de esa pantalla verde, terminado el instituto se matriculó en la Facultad de Informática para cursar la diplomatura.

Como todo estudiante la carrera le ofrece una visión de la informática con la que desarrolla el gusto por algunas cosas y otras no. Pero a parte de lo académico Roberto empieza a despertar un cierto interés por las diferencias entre la cantidad de alumnos y alumnas que se matriculaba en la carrera, “No era ni más ni menos el hecho de que los alumnos matriculados año tras año, era muy superior el número de alumnos que el de alumnas. Conclusión: parece que este tipo de tecnología sigue sin atraer demasiado a las chicas”.

Consciente de que todo aquel que tenía un Spectrum y él conocía era de género masculino, esa diferencia visible se comentaba levemente entre algunos de sus compañeros y compañeras. Por aquel entonces, por cuestiones de edad o lo que fuese, nos comenta que no resultaba ser un asunto propio de él, por lo tanto el porqué del número elevado de chicos no era una pregunta por la que se pararía ha buscar respuestas. No hasta varios años más tarde cuando siendo profesor dentro del Plan de Alfabetización Tecnológica de la Junta de Extremadura una de sus alumnas le contestó a aquella pregunta utilizando como símil el juego o el deporte. Parecía que la informática era más cosas de hombres, como los deportes o el juego, donde la rivalidad y la competitividad son características más masculinas que femeninas. Afortunadamente, Roberto a día de hoy respira más tranquilo diciéndonos que “tanto lo uno como lo otro son tendencias que han cambiado”.

Durante los próximos años Roberto se mueve por diferentes ambientes laborales y vive la informática como un arma de doble filo. Por un lado sabe que es un mundo que le encanta, en el que se siente a gusto, pero también se da cuenta de que ser informático puede conllevar que su herramienta de trabajo, el ordenador, termine siendo su mejor amigo. Su trabajo es individual, ya que trabajo como programador para la Caja de Badajoz, y sus pretensiones se ven mermadas por las pocas posibilidades que lo ofrece la tecnología. Sabe que quiere compartir sus conocimientos con otros semejantes, pero los oportunidades que tiene no resultan del todo satisfactorias hasta que en el año 2000 le ofrecen la oportunidad de trabajar en un proyecto de la Junta de Extremadura a través de la Conserjería de Educación y junto a la Asociación de Universidades Populares de Extremadura.

Pinta bien. Y sobre todo, tiene visos de ser algo con lo que voy a disfrutar de verdad pues a simple vista parece que se trata de enseñar Tecnología de la Información y la Comunicación, en un momento en el que casi nadie conoce este término. Por voy a estar con ordenadores siendo otros “mis amigos”.

   

Con este proyecto le vuelve a resurgir el tema de las TIC y el género,

El proyecto, llamando Nuevos Centros del Conocimiento, trata de acercar las TIC a la población extremeña de 16 años en adelante, en todo los ámbitos y/o estamentos de la sociedad: jóvenes, mayores, mujeres (mujeres! Cuando vi por primera vez pensé: ¿cómo es posible que se separe en un estrato a las mujeres en relación a las TIC? Iría descubriéndolo poco a poco…), discapacitados, empresarios (me encargo personalmente de coordinar este sector), desempleados….

Su primer destino en este proyecto es una zona muy rural y hurdana

Pinofranqueado durante tres meses y después, los cuatro meses siguientes su destino es Plasencia, una zona algo menor rural. Los comienzos en un trabajo donde hoy estás aquí y mañana allá impartiendo formación provocan situaciones inesperadas como la que vivió Roberto, en el que un viernes le comunicaron que el lunes debía desarrollar esa labor en la Casa de la Mujer de Cáceres. Roberta recuerda ese lugar como espacio de aprendizaje y que le ha marcado en relación las TIC y el género. Estuvo trabajando allí durante cuatro años.

En ese periodo de tiempo pude comprobar la desigualdad, en ese momento yo lo llamaba así hasta que escuché el término “brecha digital”, existente entre hombres y mujer a la hora de utilizar un equipamiento informático, entendiendo por “equipamiento informático” desde el ordenador hasta cualquiera de las aplicaciones software que con esta máquina se puedan usar, pasando por impresoras, escáneres, wifi (se pusieron de moda por aquel entonces), chats, correo electrónico, cámara de fotos digital (fuimos de los primeros en usarlas), Internet, periódico digital, webs, blog…Un sinfín de herramientas y aplicaciones a mi alcance para poder alfabetizar digitalmente a esa población extremeña que no estaba, bien porque no disponían de medios para ello, bien porque disponiendo de medios no sabían usarlos o simplemente no les atraía. Y en este último aspecto, se llevaba la palma el colectivo de mujeres: mujeres jóvenes y no tan jóvenes, desempleadas, empresarias, amas de casa, trabajadoras…

En aquellos cursos, seguía habiendo una cantidad superior de hombres ante las

mujeres, una estadística de por 10 hombres que acudían a formarse, acudían en cambio solo 2 mujeres. Superar esta desigualdad era algo que Roberto quería alcanzar y parece ser que era el único que se daba cuenta de ello. Además nos cuenta también otra pequeña cuestión administrativa que tenían que solventar: al no ser docentes no podían impartir cursos como tal (recordemos que trabaja para la administración pública) porque incurrían en una competencia desleal y tuvieron, como dice él “inventar su destino”,

Crear proyectos en los que cada usuario, mediante su participación, iba adquiriendo los conocimientos, destrezas y habilidades necesarias en materia TIC. Sirva de ejemplo: en cierta ocasión llegó un grupo de 5 ancianitos de una residencia de la 3ª edad….como decían, llegó este quinteto de nuevos usuarios, sorprendentemente cuatro mujeres y un hombre. La respuesta a la primera pregunta, ¿has usado alguna vez un ordenador?, era implacable: “¡No, nunca!”, “mis nietos, yo no”, “¡uy! Eso es para jóvenes”…Así es que manos a la obra. Menudo reto, la edad media era 85 años… Pues en unos 2 meses, a razón de unas seis horas a la semana, estas personas tenían su cuenta de correo, enviaban y recibían e-mails a/de sus hijos y nietos, adjuntando fotos hechas por ellos mismos o escaneadas y recibiendo otras como adjuntos, realizaban escritos con el

   procesador de textos y los imprimían e incluso realizábamos videoconferencias con sus familiares más lejanos geográficamente…Y era a través de esta participación como aprendían, se entretenían, trabajaban en equipo, se ayudaban y se transmitían el conocimiento que pudieran ir adquiriendo.

Pero el reto seguía siendo el colectivo de mujeres, ¿qué hacer para despertar este

interés?. La experiencia vivida con otros colectivos, le llevó a ponerse en contacto con asociaciones de mujeres del tipo que fueran e invitarlas al centro donde podrían ponerse al día en materia TIC. El esfuerzo en la dinamización de grupos pronto le hizo recoger frutos, ya que sorprendentemente aumentó en número de usuarias con las que durante dos meses, de lunes a viernes, y metiendo tres horas a la mañana y otras tres a la tarde, consiguió que ese colectivo adquiriese las competencias,

para primero saber qué es un equipo informático, luego manejarlo, conocer y usar aplicaciones como el procesador de texto, navegador, imprimir, escanear, chat, correo electrónico, comprar en la red, reservar un vuelo o realizar una gestión administrativa vía telemática.

Roberto se da cuenta que el aprendizaje colaborativo le sirve como estrategia

para el aprendizaje dentro de este colectivo, y lejos de conformarse se anima a pedirles algo, concretamente a “pagar algo”,

Ese “pagar algo” era nada más y nada menos que transmitir ese conocimiento adquirido a otras personas que lo necesitasen, igual que se había hecho con ellas, creando con esto una red de conocimiento en continua progresión, activa y dinámica, en la que todos los participantes eran los beneficiarios.

La satisfacción de Roberto por conseguir el objetivo marcado tanto de que su

trabajo le llene y que además sirva para transmitir el conocimiento adquirido ha otras personas, le ubica en una situación privilegiada: la de sentir que está reduciendo la brecha digital entre el colectivo de mujeres en materia TIC. Pero la realidad en su trabajo le hace vivir un capítulo que le recuerda que aún queda mucho que hacer.

Esa mañana, la sala estaba ocupada por un grupo de 6 mujeres desempleadas con edades entre 35 y 50 años. Hacía calor por la fecha del año, y teníamos las ventanas de la sala entreabiertas para que corriera algo el aire. Recuerdo que la sesión de trabajo era básica, es decir, ya habíamos conocido los componentes principales de un equipo informático: monitor, teclado, CPU, ratón… y estábamos aprendiendo a crear carpetas y trabajar con el escritorio. Una usuaria me hizo una pregunta a la que respondí “debía de cerrar esa ventana” y ella, con toda la inocencia del mundo, se levantó y cerró la ventana entreabierta del aula. No sabía que también el término “ventana” se usaba para designar es espacio que ocupa una aplicación en pantalla. Entonces entendí que tenía que estrechar la distancia digital existente entre aquellos usuarios con conocimientos y aquellos que no los tenían, casualmente, mujeres.

Las idas y venidas de los distintos colectivos, han sido para Roberto un reto

constante en acercar a las mujeres al mundo tecnológico y le han servido para querer seguir reduciendo esta brecha digital haya donde vaya. Después de trabajar dentro del Plan de Alfabetización Tecnológica de Extremadura, consigue una interinidad dentro de la Conserjería de Educación de la Junta de Extremadura como administrador

   informático. Su labor sigue estando relacionada con la alfabetización digital, y aunque los usuarios son diferentes (ahora trabaja con profesores), la brecha digital sigue estando presente.

En el tiempo que va de 2004 a 2009, la asistencia de coordinadores TIC al Centro de Profesores y Recursos (CPR) en el que está destinado, es en un gran porcentaje masculina, y vuelve a recaer en él el pensamiento de que la tecnología sigue sin atraer a las profesoras. Decide volcarse y realizar visitas a los centros para buscar una atención del colectivo en algunas nociones en materia TIC y es en ese momento en el que a este diplomado en informática se le enciendo el “gusanillo” de que tal vez deba ser docente, docente en materia TIC.

Empiezo a pensar que necesito una titulación que me meta de lleno en la docencia…Me matriculo en Magisterio, Educación Primaria (septiembre 2007 – septiembre 2009). Combinando ambas titulaciones reúno un perfil altamente interesante, pues aglutina tecnología pura con didáctica y pedagogía. La combinación perfecta, lo que quería y no sabía cómo hacerlo hace unos años…

Su destino hasta el día de hoy es un instituto de educación secundaria, en el que

Roberto se ve perseguido por la brecha digital,

Desde que entré en docencia en el curso 2009-2010 observo que los estudios y materias relacionadas con las TIC siguen sin ser demasiado atractivas para el colectivo femenino de discentes. Y lo mismo para con el profesorado femenino.

Su lucha por seguir acercando las TIC a todo aquel o aquella que le rodea no se

ve mermada, ya que sigue proponiendo acciones en su centro escolar que ayuden a reducir esa distancia. Aunque se haya encontrado con problemas de infraestructura que no han posibilitado llevar algunas acciones en el centro, y sigue viendo en los centros donde imparte docencia una desproporción en cuestión de interés por la TIC en el colectivo de mujeres (alumnas y profesoras), sigue intentando que las TIC sea cada vez sea menos una cuestión de género. Conclusión    

Si hacemos un repaso de nuestras experiencias con las TIC, nos habremos identificado con algún que otro incidente que nos cuenta Roberto. Esta historia de vida nos proporciona por lo tanto algunas cuestiones que consideramos son interesantes para debatir y también desaprender como docentes e investigadores tanto en el Máster de Educación Digital y en materia de TIC en la formación inicial de maestros y maestras de Educación Infantil y Primaria:

-­‐ La hegemonía de lo masculino en materia de TIC. La tecnología, ¿tiene un género asociado?

-­‐ La consagración una vez más que la escuela en vez de promover igualdad, provoca una distinción entre género y materias que la sociedad se encarga de alimentar.

   -­‐ ¿Qué debemos desaprender en cuestión de TIC y género? y por lo tanto ¿cómo

trabajar desde una perspectiva de género para superar las desigualdades?

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Fuentes electrónicas

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