Informe misionero adultos 08/12/2012

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[Pídale a un jovencito adolescente que presente este informe en primera persona.] M e llamo Jamyson. Como joven cristiano, dejaba mucho que desear. Ya por cierto tiempo había perdido interés en la iglesia. La vida en casa, con mi padrastro, era muy difícil. A pesar de los esfuerzos de mi madre para mantenerme en la iglesia, pasaba mucho tiempo con mis ami- gos no adventistas y comencé a adoptar el estilo de vida de ellos, que no era el mejor. La vida ya estaba perdiendo significado para mí. Caminando y trabajando con Dios Un día, asistí a un retiro espiritual patrocinado por la iglesia de mi madre. Allí se me desafió a reflexionar sobre mi vida y mi relación con Dios. Antes del final del retiro, le entregué mi vida plenamente al Señor. En el retiro me enteré también de “Misión Ca- BRASIL | 8 de Diciembre Jamyson leb”, un programa patrocinado por la Iglesia Ad- ventista del Brasil. Este programa reúne a estu- diantes de nivel secundario y superior para que se reúnan en una zona específica para trabajar por la iglesia del lugar. Los voluntarios hallan maneras de ayudar a la gente de la comunidad, y también de visitar a las personas y darles es- tudios bíblicos a los se muestren interesados. Así, tomé la gran decisión y me inscribí para dedicar un mes de mis vacaciones de verano a la “Misión Caleb”. Estaba muy entusiasmado, porque tendría que viajar a otra región de un país tan grande, pero también quería sentirme más cerca de Dios. Estaba ansioso de que co- menzara el proyecto. Entonces, cuando faltaba solo una semana para partir, nuestro proyecto tuvo que ser cance- lado. ¡Estaba tan desilusionado! Pero me puse a pensar, y pronto me di cuenta de que tenía que haber otra manera mediante la cual dedicar mis vacaciones a Dios. Le pedí a Dios que me ayu- dara a saber qué hacer ese verano. Esa misma tarde, un amigo me llamó y me preguntó si me gustaría ir a colportar, a vender libros y revistas de puerta en puerta durante un mes. Estaba seguro de que esta era la respuesta de Dios a mi oración, por lo que acepté la oferta. Empa- qué mis cosas, y al día siguiente viajé al pueblo donde pensaba trabajar como colportor. 23 Material adaptado y facilitado por RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © www.escuela-sabatica.com La respuesta divina de último momento La respuesta divina de último momento MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN SUDAMERICANA

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Page 1: Informe misionero adultos 08/12/2012

[Pídale a un jovencito adolescente que presente este informe en primera persona.]

M e llamo Jamyson. Como joven cristiano, dejaba mucho que desear. Ya por cierto

tiempo había perdido interés en la iglesia. La vida en casa, con mi padrastro, era muy difícil. A pesar de los esfuerzos de mi madre para mantenerme en la iglesia, pasaba mucho tiempo con mis ami-gos no adventistas y comencé a adoptar el estilo de vida de ellos, que no era el mejor. La vida ya estaba perdiendo significado para mí.

Caminando y trabajando con DiosUn día, asistí a un retiro espiritual patrocinado

por la iglesia de mi madre. Allí se me desafió a reflexionar sobre mi vida y mi relación con Dios. Antes del final del retiro, le entregué mi vida plenamente al Señor.

En el retiro me enteré también de “Misión Ca-

BraS il | 8 de D ic iemb re

Jamyson

leb”, un programa patrocinado por la Iglesia Ad-ventista del Brasil. Este programa reúne a estu-diantes de nivel secundario y superior para que se reúnan en una zona específica para trabajar por la iglesia del lugar. Los voluntarios hallan maneras de ayudar a la gente de la comunidad, y también de visitar a las personas y darles es-tudios bíblicos a los se muestren interesados.

Así, tomé la gran decisión y me inscribí para dedicar un mes de mis vacaciones de verano a la “Misión Caleb”. Estaba muy entusiasmado, porque tendría que viajar a otra región de un país tan grande, pero también quería sentirme más cerca de Dios. Estaba ansioso de que co-menzara el proyecto.

Entonces, cuando faltaba solo una semana para partir, nuestro proyecto tuvo que ser cance-lado. ¡Estaba tan desilusionado! Pero me puse a pensar, y pronto me di cuenta de que tenía que haber otra manera mediante la cual dedicar mis vacaciones a Dios. Le pedí a Dios que me ayu-dara a saber qué hacer ese verano. Esa misma tarde, un amigo me llamó y me preguntó si me gustaría ir a colportar, a vender libros y revistas de puerta en puerta durante un mes. Estaba seguro de que esta era la respuesta de Dios a mi oración, por lo que acepté la oferta. Empa-qué mis cosas, y al día siguiente viajé al pueblo donde pensaba trabajar como colportor.

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C á p s u l a i n f o r m a t i v a El Instituto Adventista Brasil Central se encuen-

tra a una hora al oeste de Brasilia, la capital del Brasil. En la institución, estudian más de 400 alumnos, muchos de los cuales viven en las residencias estudiantiles.

Un porcentaje considerable de esos alumnos proviene de hogares no adventistas, y la institu-ción bautiza entre 30 y 35 estudiantes por año.

Si desea ver a los estudiantes del Instituto Adventista de Brasil Central en acción, vea el DVD de Misión Adventista de este trimestre.

Hora de ganar y aprenderDurante ese mes que me dediqué a vender libros

y revistas cristianos, mi fe en Dios se vio fortaleci-da. Muchas veces sentí la presencia de Dios en mi vida al momento de tocar a las puertas. Aprendí a depender de la oración y pasé mucho tiempo en comunión con Dios.

¡Me encantó! Sabía que quería colportar duran-te las vacaciones de verano.

Había estado asistiendo a una escuela pública, pero Dios puso otro sueño en mi corazón: asistir a una institución adventista, el Instituto Adventis-ta Brasil Central. Me di cuenta de que si trabajaba como colportor podía ganarme parte de los gastos de estudio.

Trabajé muy duro y logré ganar el dinero suficiente para cubrir los gastos de mi primer se-mestre en el instituto adventista. Me gustó mucho estudiar donde los estudiantes adoraban a Dios y oraban juntos.

Durante las siguientes vacaciones, volví a vender libros y revistas cristianos, para cubrir los costos de mi estudio. Trabajé duro y oré muchísimo, pe-ro cuando terminaron las vacaciones descubrí que no había logrado conseguir todo el dinero que ne-cesitaba. Sabía que mi madre no podía ayudarme a pagar los estudios, de manera que le pedí a Dios que me mostrara cuál era su voluntad.

Regresé al instituto sin la seguridad de que podría pagar los estudios. Seguí estudiando, y comencé a trabajar en el plantel, para pagar parte de los cos-tos de estudio. Pero, pronto me di cuenta de que no podría ganar lo suficiente. Hablé con mi pastor y con los profesores para hallar un patrocinador, y seguí orando. Sin embargo, nada sucedió.

Victoria en la derrotaFinalmente, me di por vencido. Empaqué mis

cosas y decidí que el domingo siguiente tomaría el autobús de regreso a casa. Pensaba ir a colpor-tar y regresar a estudiar al año siguiente.

El sábado de noche estaba visitando a algunos de mis amigos en las habitaciones, para despedir-

me, cuando me encontré con un hombre que había conocido el día anterior.

—¿Quieres irte realmente a tu casa? —me preguntó.Le conté que en realidad quería quedarme, pero

que no tenía dinero para pagar los estudios.—Yo me haré cargo de tus estudios hasta el fin del

año escolar –me dijo.Me quedé sin saber qué decir. Esa noche Dios me

mostró que él estaba en el control de todas las cosas. Él no abrió las aguas del Mar Rojo hasta que Moisés extendió su vara. Dios no se ocupó de satisfacer mi necesidad hasta que llegó el momento en que más lo necesitaba. Pero siempre me fue fiel.

Cuando era niño, escuché muchas historias sobre la fidelidad de Dios. Ahora tengo mi propia historia para contar. Pero, este es solo el comienzo. Dios aún no me ha revelado el resto de mi historia.

LlamadoEl Señor está usando al Instituto Adventista Bra-

sil Central para llevar a muchos jóvenes a Cristo y para prepararnos para su servicio. Necesitamos una iglesia en la cual adorar a Dios como comunidad de la fe. Por el momento, nos reunimos en salones de clase, en salones de cultos de las residencias estu-diantiles e incluso al aire libre. Gracias por ayudar-nos con las ofrendas del decimotercer sábado para construir un templo para honra y gloria de Dios. w

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