Revista AFAM I Trimestre 2012

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1 er Trimestre 2012 Prog. Visual Redator C. Qualidade Dep. Arte 25538 - AFAM 1/12

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3 Editorial

4 Mensaje – Hijos de oración… porque los milagros no se explican 6 Para los niños – Una oración respondida

7 Testi� cando – Un sueño que es real cada día 8 Mi jornada – Transformando lo simple en algo especial

10 El cuidado de su salud – ¡El proyecto de Dios para tu vida, esposa de pastor!

12 Nutrición – Tarta integral de brócoli / Torta integral deliciosa

13 Nuestros días – ¡Almas que claman!

14 Vida familiar – El silbido terapéutico de mi madre

16 Vida espiritual – La mente: un campo de batalla

18 Humor – Escritura mal entendida / Balanza amiga

¡Hola, amiga! Ya terminó otro año más y estamos viviendo los primeros días de 2012.

¿Ya comparaste tus agendas? Es decir: ¿Ya colocaste la agenda de 2011 al lado de la de 2012? Una está gas-

tada, con las páginas repletas de anotaciones, trazos, garabatos, realizaciones y, también, planes que no se concretaron.

Por otro lado, la agenda nueva está con sus páginas en blanco, limpias, sin anotaciones, con líneas que están espe-

rando recibir tus planes y sueños.

¡Qué nueva oportunidad! Qué enorme posibilidad para intentar, de nuevo, realizar aquello que no logramos llevar

a cabo. Qué momento perfecto para trazarnos metas. Esta es la hora exacta para olvidarnos de los errores del pasado

y enfocarnos en los aciertos que tendremos en el futuro.

Deseo que, al leer estas páginas repletas de buenos consejos, informaciones y testimonios, puedas encontrar la

motivación para tus realizaciones en el año 2012.

En especial, quiero recomendarte la sección “Mensaje”. Te vas a emocionar al compartir el relato de las mujeres de

oración que tuvieron respuestas a sus súplicas. Mujeres que, como Ana, la madre del profeta Samuel, experimentaron

el milagro de la vida como fruto de sus oraciones.

¡Te deseo un 2012 bendecido y repleto de mucha oración!

¡Buena lectura!

AFAM: Marcas enInstituto Nacional de Propiedad Industrial.Todos los derechos reservados.No se permite reproducir todos loso parte de esta revista los asuntossin el permiso escrito del editor.

Área Femenina de la Asociación Ministerial

Revista TrimestralAño 12 – Nº 45 – Enero-Marzo de 2012

Periodista ResponsábleMárcia Raposo Ebinger – MTB 21.171

Editoração: Márcia Raposo Ebinger

Tradución en Español: ACE

Coordinación General AFAM-DSAWi lia ne Steiner Mar ro ni

Se cre tá ria DSAErleni Nemes

Lí de res de AFAM – Unio nes His pa nasUnión Argentina: Susy de CayrusUnión Bo li via na: Unión Chi le na: Fátima LiessiUnión Ecua to ria na: Esther A. de LozanoUnión Paraguaya: Cynthia R. de MartínezUnión Pe rua na del Norte: Clara de RamosUnión Pe rua na del Sur: Gloria de ObandoUnión Uruguaya: Solidad Sanchéz

Visite el sitio: http://www.portaladventista.comE-mail da Redação: [email protected]

Diseño, impresióny acabado:

CASA PUBLICADORA BRASILEIRA

Jefe de ArteMarcelo de Souza

Diseño Gráfi coVilma Baldin

TapaIlustración: Vandir Dorta Jr.Arte: Vilma Baldin

Tiragem: 3.459 exemplares

7820/25538

ISSN: 2236-7896

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4 Mensaje – Hijos de oración… porque los milagros no se explican 6 Para los niños – Una oración respondida

7 Testi� cando – Un sueño que es real cada día 8 Mi jornada – Transformando lo simple en algo especial

10 El cuidado de su salud – ¡El proyecto de Dios para tu vida, esposa de pastor!

12 Nutrición – Tarta integral de brócoli / Torta integral deliciosa

13 Nuestros días – ¡Almas que claman!

14 Vida familiar – El silbido terapéutico de mi madre

16 Vida espiritual – La mente: un campo de batalla

18 Humor – Escritura mal entendida / Balanza amiga

Con cariño,

Wiliane Steiner Marroni

¡Hola, amiga! Ya terminó otro año más y estamos viviendo los primeros días de 2012.

¿Ya comparaste tus agendas? Es decir: ¿Ya colocaste la agenda de 2011 al lado de la de 2012? Una está gas-

tada, con las páginas repletas de anotaciones, trazos, garabatos, realizaciones y, también, planes que no se concretaron.

Por otro lado, la agenda nueva está con sus páginas en blanco, limpias, sin anotaciones, con líneas que están espe-

rando recibir tus planes y sueños.

¡Qué nueva oportunidad! Qué enorme posibilidad para intentar, de nuevo, realizar aquello que no logramos llevar

a cabo. Qué momento perfecto para trazarnos metas. Esta es la hora exacta para olvidarnos de los errores del pasado

y enfocarnos en los aciertos que tendremos en el futuro.

Deseo que, al leer estas páginas repletas de buenos consejos, informaciones y testimonios, puedas encontrar la

motivación para tus realizaciones en el año 2012.

En especial, quiero recomendarte la sección “Mensaje”. Te vas a emocionar al compartir el relato de las mujeres de

oración que tuvieron respuestas a sus súplicas. Mujeres que, como Ana, la madre del profeta Samuel, experimentaron

el milagro de la vida como fruto de sus oraciones.

¡Te deseo un 2012 bendecido y repleto de mucha oración!

¡Buena lectura! 1614

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Men

saje por haber oído las oraciones de sus hijas, aunque éramos

débiles, imperfectas y limitadas.Como Ana, quien suplicó por un hijo y recibió a Samuel

nuestras amigas también tuvieron la alegría de ser abra-zadas por sus pequeños y pequeñas. He aquí los nombres de los milagros vivos que Dios nos concedió en respuesta a nuestras oraciones:

Gillian y Gisley, hijas del Pr. Gilson Silva y de Patrícia (APe).Annie Lisley, hija del Pr. Pedro Barros y de Dinalva (APe).Daniel, hijo del Pr. Anicácio Seabra y de Rosy (MCN).Carol, hija del Pr. Enilson Pedreira y de Katherine (APe).Eloise, hija del Pr. Edimir Maciel y de Iolanda (APe).Maria Clara, hija del Pr. Eraldo y de Margarida (MPeC).Alan Matheus, hijo del Pr. Gustavo y de Cíntia (APe).Rebeca y Anami, hijas del Pr. Moisés Sotero y de

Risoneide (APe).Júlia, hija del Pr. Zildo Leite y de Alessandra (APe).André, hijo del Pr. André Luiz Lima y de Rita (MPeC).Nicolas, hijo del Pr. José Luís Pereira (fallecido en octu-

bre de 2010) y de Lucila (MPeC).Ester, hija de João Carlos y de Gisa (Tesorero asistente

de la APe).Paulo, hijo de Marcelo y de Cristina (en aquel momen-

to, empleados de la APe).No existe nada que Dios no pueda resolver. Muchas

veces dejamos de recibir las bendiciones que anhelamos porque no le pedimos al Señor con fe, o porque no perse-veramos en la oración. A veces nos conformamos con el diagnóstico del médico y pensamos que no “merecemos” el milagro que ambicionamos. Sin embargo, Dios está dispuesto a obrar en nuestro favor, no porque lo merezca-mos, sino porque él nos ama y quiere vernos felices.

Medita en este mensaje inspirado: “La oración es la res-puesta para cada problema de la vida; ella nos coloca en sinto-nía con la sabiduría divina, la cual sabe cómo ajustar cada cosa perfectamente. A veces, dejamos de orar en determinada cir-cunstancia porque, a nuestro modo de ver, la situación no tiene esperanza. Sin embargo, nada es imposible para Dios. Nada está tan enmarañado que él no pueda traerlo a la reconcilia-ción y a la comprensión; ningún hábito está tan profundamen-te enraizado que no pueda ser vencido; nadie es tan débil que él no pueda tornarlo fuerte. Nadie está tan enfermo que él no lo pueda curar. Ninguna mente está tan oscurecida que él no la pueda transformar en brillante. Si alguna cosa nos causa preocupación o ansiedad, dejemos de propagarla, y confi emos en que Dios nos dará la restauración, el amor y el poder” (Elena de White, Review and Herald, 7 de septiembre de 1865).

Cristina Florêncio es profesora de química y está casada con el Pr. Levi de Miranda Florêncio. En la actualidad está en el distrito de Gravatá, en el estado de Pernambuco, Brasil.

Hijos de oración... porque los milagros no se explican

A lo largo de mi caminata con Cristo, he experimentado respuestas increíbles a las oraciones. Pero, nunca había presenciado, en respuesta a la oración intercesora, una sucesión de milagros tan impresionante como cuando

lideraba la AFAM en la Asociación de Pernambuco de la Unión del Estado Brasileño.Durante el año 2003, estábamos en un concilio en la ciudad de Natal, Estado de Río Grande del Norte, Rep. del Brasil,

cuando me enteré de que varias esposas de pastores no podían disfrutar de la bendición de la maternidad. Entonces, acabado el concilio y mientras viajábamos en el ómnibus, regresando a Recife, Pernambuco, nos pusimos de acuerdo para orar en favor de esas amigas que, inicialmente, eran once, y luego catorce (por la llegada de las esposas de aspirantes). A su vez, sumamos a esa lista dos matrimonios de empleados de nuestra Asociación, que también tenían difi cultades para realizar ese sueño.

Oramos diariamente por estas compañeras y, después de pasado algún tiempo, los milagros comenzaron a suceder, uno tras otro, y cada uno de ellos fue celebrado con alegría, lágrimas y gratitud a Dios por su bondad y misericordia,

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por haber oído las oraciones de sus hijas, aunque éramos débiles, imperfectas y limitadas.

Como Ana, quien suplicó por un hijo y recibió a Samuelnuestras amigas también tuvieron la alegría de ser abra-zadas por sus pequeños y pequeñas. He aquí los nombres de los milagros vivos que Dios nos concedió en respuesta a nuestras oraciones:

Gillian y Gisley, hijas del Pr. Gilson Silva y de Patrícia (APe).Annie Lisley, hija del Pr. Pedro Barros y de Dinalva (APe).Daniel, hijo del Pr. Anicácio Seabra y de Rosy (MCN).Carol, hija del Pr. Enilson Pedreira y de Katherine (APe).Eloise, hija del Pr. Edimir Maciel y de Iolanda (APe).Maria Clara, hija del Pr. Eraldo y de Margarida (MPeC).Alan Matheus, hijo del Pr. Gustavo y de Cíntia (APe).Rebeca y Anami, hijas del Pr. Moisés Sotero y de

Risoneide (APe).Júlia, hija del Pr. Zildo Leite y de Alessandra (APe).André, hijo del Pr. André Luiz Lima y de Rita (MPeC).Nicolas, hijo del Pr. José Luís Pereira (fallecido en octu-

bre de 2010) y de Lucila (MPeC).Ester, hija de João Carlos y de Gisa (Tesorero asistente

de la APe).Paulo, hijo de Marcelo y de Cristina (en aquel momen-

to, empleados de la APe).No existe nada que Dios no pueda resolver. Muchas

veces dejamos de recibir las bendiciones que anhelamos porque no le pedimos al Señor con fe, o porque no perse-veramos en la oración. A veces nos conformamos con el diagnóstico del médico y pensamos que no “merecemos” el milagro que ambicionamos. Sin embargo, Dios está dispuesto a obrar en nuestro favor, no porque lo merezca-mos, sino porque él nos ama y quiere vernos felices.

Medita en este mensaje inspirado: “La oración es la res-puesta para cada problema de la vida; ella nos coloca en sinto-nía con la sabiduría divina, la cual sabe cómo ajustar cada cosa perfectamente. A veces, dejamos de orar en determinada cir-cunstancia porque, a nuestro modo de ver, la situación no tiene esperanza. Sin embargo, nada es imposible para Dios. Nada está tan enmarañado que él no pueda traerlo a la reconcilia-ción y a la comprensión; ningún hábito está tan profundamen-te enraizado que no pueda ser vencido; nadie es tan débil que él no pueda tornarlo fuerte. Nadie está tan enfermo que él no lo pueda curar. Ninguna mente está tan oscurecida que él no la pueda transformar en brillante. Si alguna cosa nos causa preocupación o ansiedad, dejemos de propagarla, y confi emos en que Dios nos dará la restauración, el amor y el poder” (Elena de White, Review and Herald, 7 de septiembre de 1865).

Cristina Florêncio es profesora de química y está casada con el Pr. Levi de Miranda Florêncio. En la actualidad está en el distrito de Gravatá, en el estado de Pernambuco, Brasil.

Hijos de oración... porque los milagros no se explican

A lo largo de mi caminata con Cristo, he experimentado respuestas increíbles a las oraciones. Pero, nunca había presenciado, en respuesta a la oración intercesora, una sucesión de milagros tan impresionante como cuando

lideraba la AFAM en la Asociación de Pernambuco de la Unión del Estado Brasileño.Durante el año 2003, estábamos en un concilio en la ciudad de Natal, Estado de Río Grande del Norte, Rep. del Brasil,

cuando me enteré de que varias esposas de pastores no podían disfrutar de la bendición de la maternidad. Entonces, acabado el concilio y mientras viajábamos en el ómnibus, regresando a Recife, Pernambuco, nos pusimos de acuerdo para orar en favor de esas amigas que, inicialmente, eran once, y luego catorce (por la llegada de las esposas de aspirantes). A su vez, sumamos a esa lista dos matrimonios de empleados de nuestra Asociación, que también tenían difi cultades para realizar ese sueño.

Oramos diariamente por estas compañeras y, después de pasado algún tiempo, los milagros comenzaron a suceder, uno tras otro, y cada uno de ellos fue celebrado con alegría, lágrimas y gratitud a Dios por su bondad y misericordia,

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Para los niños

Todos tienen sueños. El mío era ¡predicar el evangelio! Al principio, yo no sabía de qué modo hacerlo. Sin em-

bargo, cuando mi esposo sintió el llamado de Dios para ser un ministro, supe que Dios también tenía un llamado para mí y que podría alcanzar más fácilmente mi sueño de pre-dicar. Entonces, dejamos nuestras actividades y nos dirigi-mos al colegio, a fin de que mi marido estudiara Teología.

Actualmente, ya llevamos cuatro años y medio de mi-nisterio, y estamos en el distrito de Santo Ângelo, que pertenece a la Misión Occidental Riograndense, Rep. del Brasil. Les confieso que, entre los distintos frentes misio-neros que la iglesia desarrolla, con el que más me identi-fico es el evangelismo. Siento una increíble alegría al ver a las personas tomando decisiones al lado de Cristo.

Mi vida es intensa. Durante la semana estoy ocupada con el cuidado de mis dos hijos, Lucas y Samara; con las cosas de la casa, y con las actividades relacionadas con mi profesión. Sin embargo, durante el fin de semana, me dedico al trabajo de Dios. Y es el viernes por la noche cuando todo comienza.

En mi casa se reúne un Grupo Pequeño que funciona todos los viernes. ¡Qué bueno que es recibir a estas perso-nas, oírlas hablar de las bendiciones de la semana, orar con ellas y estudiar la Biblia! Como fruto directo de nuestro Grupo Pequeño, y solamente durante el año 2011, ¡25 per-sonas se convirtieron en discípulas de Cristo!

Un sueño que es real cada día

Al volver de la escuela, Fernando encontró a su madre recostada en el sofá. Luego de saludarlo, ella le dijo:

–Fernando, tú tendrás que preparar la cena para Bruno y para Diana. Si yo te explico cómo, ¿crees que podrás hacerla? Estoy engripada, me siento mareada y me duele todo el cuerpo.

–¡Qué feo que estés enferma, mamá! Haré todo lo que pueda para ayudarte.

Fernando, entonces, guardó su abrigo, su mochila y la bol-sa de la merienda. Se sentía triste y solitario porque su madre estaba enferma. ¡Hasta hubiera llorado un poquito! Pero pen-só en su papá, que estaba trabajando y recién volvería muy tarde a la noche; Fernando tomaría su lugar hasta que regre-sara, ¡y estaba seguro de que su papá no lloraría!

–Puedes jugar un rato con Bruno en y Diana, que es-tán en el patio –le dijo la mamá–. Más o menos en treinta minutos deberías entrar para preparar la cena.

Fernando se cambió rápidamente de ropa y fue a reu-nirse con sus hermanos. Pero, no estaba alegre, se afligía cada vez que se acordaba de que su mamá estaba enfer-ma. Jugó con sus hermanos, llevándolos a pasear dentro del carrito pero, al poco tiempo, les avisó que pronto los

llamaría para cenar, y entró.Después de limpiarse, se acercó a su mamá,

que le dio las siguientes instrucciones: –Coloca pan, leche, queso y galletitas en la

mesa. Luego de eso, abre una lata de sopa en conserva, caliéntala y llama a tus hermanos para la cena.

Fernando realizó todo exactamente como su ma-dre se lo había pedido. Después de la

cena, Bruno y Diana ayudaron a Fernando a ordenar la cocina. Para cuando terminaron, ya era la hora de que los niños se pre-pararan para ir a dormir. Fernando también estaba cansado, pero estaba feliz por haber podido contarles a sus hermanitos la historia que estaban acostumbrados a oír a la hora de dormir.

Todos le dieron las buenas noches a su mamita y se fueron a su habitación. Cuando se arrodillaron para orar, Fernando tuvo una idea.

–¿Qué les parece si le pedimos a Jesús que cure a ma-mita? Estoy seguro de que él lo va a hacer.

A todos les pareció una idea maravillosa, y cada uno le pi-dió a Jesús que hiciera mejorar a su madre. Inmediatamente después de orar, ellos se quedaron profundamente dormi-dos. Un poco más tarde, se despertaron al oír que alguien entraba en su habitación. ¡Qué alegría les dio cuando vie-ron que era su mamá! Ella se acercó y les dijo:

–Mis queridos hijos, de repente dejó de dolerme la ca-beza y ya no tengo mareos. ¡Me siento mucho mejor!

La mamá los arropó y le dio el beso de buenas noches a cada uno de ellos.

–Yo sé por qué estás mejor –le explicó Fernando–: no-sotros le pedimos a Jesús que te curara ¡y él respondió nuestra oración!

Después de este momento feliz, los niños se durmieron tranquilos. Estaban muy contentos por ha-ber visto que Dios siempre está pendiente de sus hijos y dispuesto a hacer lo que es mejor para ellos.

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Testificando“Vosotros sois mis testigos…”

(Isaías 43:10)

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Todos tienen sueños. El mío era ¡predicar el evangelio! Al principio, yo no sabía de qué modo hacerlo. Sin em-

bargo, cuando mi esposo sintió el llamado de Dios para ser un ministro, supe que Dios también tenía un llamado para mí y que podría alcanzar más fácilmente mi sueño de pre-dicar. Entonces, dejamos nuestras actividades y nos dirigi-mos al colegio, a fin de que mi marido estudiara Teología.

Actualmente, ya llevamos cuatro años y medio de mi-nisterio, y estamos en el distrito de Santo Ângelo, que pertenece a la Misión Occidental Riograndense, Rep. del Brasil. Les confieso que, entre los distintos frentes misio-neros que la iglesia desarrolla, con el que más me identi-fico es el evangelismo. Siento una increíble alegría al ver a las personas tomando decisiones al lado de Cristo.

Mi vida es intensa. Durante la semana estoy ocupada con el cuidado de mis dos hijos, Lucas y Samara; con las cosas de la casa, y con las actividades relacionadas con mi profesión. Sin embargo, durante el fin de semana, me dedico al trabajo de Dios. Y es el viernes por la noche cuando todo comienza.

En mi casa se reúne un Grupo Pequeño que funciona todos los viernes. ¡Qué bueno que es recibir a estas perso-nas, oírlas hablar de las bendiciones de la semana, orar con ellas y estudiar la Biblia! Como fruto directo de nuestro Grupo Pequeño, y solamente durante el año 2011, ¡25 per-sonas se convirtieron en discípulas de Cristo!

Un sueño que es real cada día

cena, Bruno y Diana ayudaron a Fernando a ordenar la cocina. Para cuando terminaron, ya era la hora de que los niños se pre-pararan para ir a dormir. Fernando también estaba cansado, pero estaba feliz por haber podido contarles a sus hermanitos la historia que estaban acostumbrados a oír a la hora de dormir.

Todos le dieron las buenas noches a su mamita y se fueron a su habitación. Cuando se arrodillaron para orar, Fernando tuvo una idea.

–¿Qué les parece si le pedimos a Jesús que cure a ma-mita? Estoy seguro de que él lo va a hacer.

A todos les pareció una idea maravillosa, y cada uno le pi-dió a Jesús que hiciera mejorar a su madre. Inmediatamente después de orar, ellos se quedaron profundamente dormi-dos. Un poco más tarde, se despertaron al oír que alguien entraba en su habitación. ¡Qué alegría les dio cuando vie-ron que era su mamá! Ella se acercó y les dijo:

–Mis queridos hijos, de repente dejó de dolerme la ca-beza y ya no tengo mareos. ¡Me siento mucho mejor!

La mamá los arropó y le dio el beso de buenas noches a cada uno de ellos.

–Yo sé por qué estás mejor –le explicó Fernando–: no-sotros le pedimos a Jesús que te curara ¡y él respondió nuestra oración!

Después de este momento feliz, los niños se durmieron tranquilos. Estaban muy contentos por ha-ber visto que Dios siempre está pendiente de sus hijos y dispuesto a hacer lo que es mejor para ellos.

Los sábados continúo dando estudios bíblicos y, siempre que resulta posible, hago lo que más me gusta: predicar.

Sin importar en qué iglesia del distrito me encuentre, siem-pre tengo el cuidado de verificar cuáles son las nuevas visitas que llegan. Entonces, me acerco, converso con ellas, e intento interesarlas y dirigirlas hacia algún Grupo Pequeño del barrio donde ellas viven. Fue de esa manera que Elieder y Dense llegaron a mi Grupo Pequeño; y ellos hoy ya están bautizados.

También tenía el sueño de hacer evangelismo público y Dios me dio ese privilegio durante el año 2011, en una pequeña iglesia de nuestro distrito. El resultado de este trabajo fueron diez personas alcanzadas para Jesús. También llevo adelante, con mis líderes, el proyecto MEL (Mujeres evangelizadoras lle-vando luz). Ellas ya han realizado actividades en orfanatos, han dado estudios bíblicos y están predicando. Una de ellas, Maria Baptista, instaló un hogar de ancianos; y ahora, su gran objetivo es acercar a estas personas y sus familiares a Cristo. En ese hogar, ellos realizan cultos todos los días, por la mañana y por la tarde. En el comedor, el lugar más grande de la casa, los sába-dos funciona la iglesia. Allí estudian la Palabra, cantan y oran.

Puede ser que estés sintiéndote curiosa por saber cómo re-accionan mis hijos frente a mis actividades misioneras; pues, ellos están involucrados. Los viernes por la noche, mientras yo coordino el Grupo Pequeño de adultos en la sala de nuestra casa, ellos se juntan en el comedor y participan en otro Grupo Pequeño para niños, coordinados por un adulto.

¡Le agradezco tanto a Dios por el privilegio que nos concede de hacer una obra que los pro-pios ángeles santos desearían realizar! Vivo en estado de gracia, pues veo que mi sueño de pre-dicar la Palabra se hace realidad cada nuevo día.

Querida amiga y compañera de ministerio, no pierdas la oportunidad de ser una copa de bendiciones, llena del Espíritu de Dios, ¡para conducir preciosas almas hacia el Reino de Dios! Deja que Dios dirija tus sueños. Con toda seguridad, él incluirá el deseo de la evangeliza-ción y lo cumplirá, capacitándote y brindándote el privilegio de ver los resultados.

Nanakainy Bitencourt Dantas es esposa de pastor distrital y masoterapeuta.

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Dicen que la vida está hecha de decisiones. Elegimos si vamos a ser felices o no, defi nimos cómo trataremos a

los que nos rodean y somos responsables por los sentimientos que cobijamos en nuestro corazón. Judie Byrd, conductora de televisión, es una mujer como todas nosotras, repleta de quehaceres y problemas por resolver; y eligió escribir una his-toria de vida feliz. Nuestra jornada no siempre resulta fácil; sin embargo, con los consejos de Judie, podemos transformar nuestra rutina en una secuencia de momentos especiales para nosotras mismas, y también para las personas que ama-mos. ¡Lee, usa y abusa de estos consejos durante el año 2012!

1 Tanto sea en una comida como en una fi esta, recibamos a los invitados con alegría. “Saludemos siempre a las per-sonas con una gran sonrisa, pues así es como empieza el amor”.

2 Enviémosle fl ores a nuestra madre en su cumpleaños, agradeciéndole por habernos traído al mundo.

3 Tengamos siempre en casa algunos regalitos para pre-miar a nuestros hijos cuando obtengan pequeñas vic-torias en algún aspecto específi co como, por ejemplo, los estudios. También podría ser por haber colabora-do en la casa sin que nadie lo haya pedido, o por actos de bondad para con otras personas.

4 Cada domingo a la noche (o elige el mejor día para tu fa-milia) podría ser ¡“la noche del chef de la familia!” Este sería el momento en el que cada uno de los miembros de la familia podría turnarse para sustituirte en la cocina a fi n de realizar alguno de sus platos preferidos. Vale la pena comprar uno de esos sombreros de cocinero y un delantal especial para que sean usados únicamente ese día.

5 Cuando conmemoremos algo especial en nuestra casa, preparemos un platillo con dulces y salados, y regalémoslo a algún vecino.

6 Organicemos una reunión especial con el lema: “Tú eres especial porque…” En esa ocasión, uno de los miembros de la familia será el centro y los demás hablarán de sus cualidades y le dirán los motivos por los cuales lo apre-cian. También podríamos preparar su comida favorita.

7 Llevemos a la ofi cina, una vez por mes, algún refrige-rio especial para celebrar los cumpleaños de nuestros compañeros de trabajo.

Transforma lo simple en algo especial

8 Celebremos constantemente las bendiciones que Dios nos da. Cuando ocurre algo destacado, pode-mos festejar con un plato exclusivo o sirviendo frutas.

9 Hagamos una lista de las cosas que hacen feliz a nuestra familia. Podemos leer esa lista con fre-cuencia. John Browning escribió “una familia feliz es un gozo anticipado del cielo”.

10 Busquemos en las escuelas cercanas a nuestro hogar estudiantes que toquen en cuartetos, o canten en gru-pos o coros. Esta es una manera económica de contar con buena música en vivo en alguna ocasión especial.

11 Tomémonos de las manos cuando oramos antes de las comidas.

12 Coloquemos globos adornando el cuarto de nues-tros hijos pequeños como una sorpresa para cuan-do lleguen de la escuela.

13 Guardemos los diarios de la ciudad en algunas fechas importantes: el día del nacimiento de un hijo, de su casamiento, de su graduación, etc.

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4 Cada domingo a la noche (o elige el mejor día para tu fa-milia) podría ser ¡“la noche del chef de la familia!” Este sería el momento en el que cada uno de los miembros de la familia podría turnarse para sustituirte en la cocina a fi n de realizar alguno de sus platos preferidos. Vale la pena comprar uno de esos sombreros de cocinero y un delantal especial para que sean usados únicamente ese día.

5 Cuando conmemoremos algo especial en nuestra casa, preparemos un platillo con dulces y salados, y regalémoslo a algún vecino.

6 Organicemos una reunión especial con el lema: “Tú eres especial porque…” En esa ocasión, uno de los miembros de la familia será el centro y los demás hablarán de sus cualidades y le dirán los motivos por los cuales lo apre-cian. También podríamos preparar su comida favorita.

7 Llevemos a la ofi cina, una vez por mes, algún refrige-rio especial para celebrar los cumpleaños de nuestros compañeros de trabajo.

Transforma lo simple en algo especial

8 Celebremos constantemente las bendiciones que Dios nos da. Cuando ocurre algo destacado, pode-mos festejar con un plato exclusivo o sirviendo frutas.

9 Hagamos una lista de las cosas que hacen feliz a nuestra familia. Podemos leer esa lista con fre-cuencia. John Browning escribió “una familia feliz es un gozo anticipado del cielo”.

10 Busquemos en las escuelas cercanas a nuestro hogar estudiantes que toquen en cuartetos, o canten en gru-pos o coros. Esta es una manera económica de contar con buena música en vivo en alguna ocasión especial.

11 Tomémonos de las manos cuando oramos antes de las comidas.

12 Coloquemos globos adornando el cuarto de nues-tros hijos pequeños como una sorpresa para cuan-do lleguen de la escuela.

13 Guardemos los diarios de la ciudad en algunas fechas importantes: el día del nacimiento de un hijo, de su casamiento, de su graduación, etc.

14 Organicemos una “lluvia de regalos” para alguna amiga que va a ser abuela.

15 Preparemos una torta en forma de corazón para regalarle a una pareja que estuviere cumpliendo un aniversario de casamiento.

16 Organicemos un almuerzo especial par aquellos amigos a quienes deseemos demostrarles nues-tro cariño. El objetivo es hacerles saber cuán importante es para nosotros su amistad.

17 En el día del cumpleaños de nues-tros hijos, coloquemos una nota es-pecial dentro de sus mochilas, para que ellos la descubran cuando estén a la escuela.

18 Un consejo divertido: consigamos una grabación de muchos aplausos. Cuando algún miembro de la fami-lia haya tenido una victoria signifi cativa, conectemos esta grabación en el momento en que llegue a casa.

19 Cuando un hijo pequeño aprenda un color o una letra del alfabeto, preparémosle una comida espe-cial, con ingredientes que tengan ese color, o que comiencen con la letra que él acaba de aprender.

20 Organicemos una noche bien alegre del “Oscar familiar”, con premios especiales para las dife-rentes categorías, tal como “el más rápido lavador de platos”, “el mejor cortador de pasto”, “el que atiende el teléfono más rápido”, etc.

Judie Byrd es conductora de televisión.

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Una de las grandes crisis que todas las personas enfrentan en algún momento de la vida está relacionada con el propósito de su existencia. Eso no resulta diferente en el caso de la esposa de pastor. Recientemente, estuve

conversando, en uno de nuestros seminarios teológicos, con un grupo de unas cuarenta esposas de graduandos en Teología, y les hice la siguiente pregunta: ¿Por qué estás tú aquí?

Buena parte de ellas, algunas hasta con lágrimas en los ojos, revelaron que estaban allí porque sus maridos lo esta-ban. Otras respondieron que su presencia se debía a que no querían obstaculizar la realización del sueño de su esposo. Aun más, hubo un grupo que manifestó que estaba allí porque él deseaba estar, pero ella no. Gracias a Dios, también había un grupo que afirmaba que, aunque hubiera llegado al colegio con esos pensamientos que otras acababan de expresar, ellas habían aprendido, a lo largo del tiempo transcurrido en la carrera, que se encontraban en aquel lugar porque Dios no solo tenía un propósito para la vida de sus esposos, sino también para la de ellas.

Me gustaría hacerte a ti esta misma pregunta, amiga. Suspende un momento la lectura y piensa seriamente en dónde estás tú; responde desde el fondo de tu corazón: “¿Por qué estoy aquí?” “¿Con cuál de las razones mencionadas más arriba me identifico más?” “¿En que lado de esta balanza estoy?”

Independientemente de cuál sea el grupo en el cual te encuentres incluida, lo importante es comprender lo que Dios piensa de ti y cuáles son los propósitos de él para tu vida. Este conocimiento marcará la diferencia y te dará la real motivación para tener una vida feliz.

En Jeremías 29:11, Dios dice: “Porque yo sé los pensa-mientos que tengo acerca de vosotros […]”.

Cuando leo este texto, me emociono al percibir con segu-ridad que lo que realmente importa no es lo que los miem-bros de la iglesia puedan opinar respecto de mi persona, ni lo que mis colegas o la administración piensen de mí, o lo que, incluso, yo misma crea acerca de mí. Lo que realmente marcará una diferencia en la vida es entender lo que nuestro gran Dios piensa con respecto a cada una de nosotras.

Tú necesitas comprender, urgentemente, con qué pro-pósito él te colocó en ese lugar donde ahora estás; y crée-lo: esto no tiene nada que ver con tu esposo.

Dios tiene planes, metas y sueños exclusivos para tu vida, independientemente de los que tiene para la vida de tu espo-so. Aunque, también se hace evidente que los propósitos di-vinos acaban entrelazándose, pues ustedes dos son una sola carne; sin embargo, Dios no te ve como un apéndice o una extensión de tu esposo, tal como podría decirse: “Ya que Dios tiene planes para el futuro pastor, en consecuencia tiene que preparar alguna cosa para la esposa también”. No, no, no.

Te voy a probar esto. No obstante, no seré yo quien ar-gumente, pues lo que importa no son mis pensamientos, sino los de Dios. Entonces, voy a dejar que él hable contigo.

“El Señor tiene una obra para las mujeres así como para los hombres. Ellas pueden ocupar sus lugares en la obra del Señor en estas crisis, y él puede obrar por su me-dio. Si están imbuidas del sentido de su deber, y trabajan bajo la influencia del Espíritu Santo, tendrán justamente el dominio propio que se necesita para este tiempo. El Salvador reflejará, sobre estas mujeres abnegadas, la luz de su rostro, y les dará un poder que exceda al de los hombres. Ellas pueden hacer en el seno de las familias una obra que los hombres no pueden realizar, una obra que alcanza hasta la vida íntima. Pueden llegar cerca de los corazones de las personas a quienes los hombres no pueden alcanzar. Se necesita su trabajo” (El evangelis-mo, p. 340; el énfasis está añadido).

“Las mujeres no conocen su propio poder” (El ministe-rio de la bondad, p. 151).

“Puede muy bien decirse que los deberes distintivos de la mujer son más sagrados y más santos que los del hombre” (El hogar cristiano, p. 206).

“Muchos ramos de trabajo misionero son descuidados. […] Mucho trabajo que se deja sin hacer, o que se hace imperfectamente, podría realizarse bien con la ayuda de nuestras hermanas […]. Por medio de los diversos ramos del esfuerzo misionero local, ellas pueden alcanzar una clase de personas a las cuales no llegan nuestros pasto-res” (El evangelismo, p. 341; el énfasis está añadido).

“Por vuestras fervientes oraciones de fe, podéis mover el brazo que mueve al mundo” (El hogar adventista, p. 240).

¡El proyecto de Dios para tu vida, esposa de pastor!

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Una de las grandes crisis que todas las personas enfrentan en algún momento de la vida está relacionada con el propósito de su existencia. Eso no resulta diferente en el caso de la esposa de pastor. Recientemente, estuve

conversando, en uno de nuestros seminarios teológicos, con un grupo de unas cuarenta esposas de graduandos en Teología, y les hice la siguiente pregunta: ¿Por qué estás tú aquí?

Buena parte de ellas, algunas hasta con lágrimas en los ojos, revelaron que estaban allí porque sus maridos lo esta-ban. Otras respondieron que su presencia se debía a que no querían obstaculizar la realización del sueño de su esposo. Aun más, hubo un grupo que manifestó que estaba allí porque él deseaba estar, pero ella no. Gracias a Dios, también había un grupo que afi rmaba que, aunque hubiera llegado al colegio con esos pensamientos que otras acababan de expresar, ellas habían aprendido, a lo largo del tiempo transcurrido en la carrera, que se encontraban en aquel lugar porque Dios no solo tenía un propósito para la vida de sus esposos, sino también para la de ellas.

Me gustaría hacerte a ti esta misma pregunta, amiga. Suspende un momento la lectura y piensa seriamente en dónde estás tú; responde desde el fondo de tu corazón: “¿Por qué estoy aquí?” “¿Con cuál de las razones mencionadas más arriba me identifi co más?” “¿En que lado de esta balanza estoy?”

Independientemente de cuál sea el grupo en el cual te encuentres incluida, lo importante es comprender lo que Dios piensa de ti y cuáles son los propósitos de él para tu vida. Este conocimiento marcará la diferencia y te dará la real motivación para tener una vida feliz.

En Jeremías 29:11, Dios dice: “Porque yo sé los pensa-mientos que tengo acerca de vosotros […]”.

Cuando leo este texto, me emociono al percibir con segu-ridad que lo que realmente importa no es lo que los miem-bros de la iglesia puedan opinar respecto de mi persona, ni lo que mis colegas o la administración piensen de mí, o lo que, incluso, yo misma crea acerca de mí. Lo que realmente marcará una diferencia en la vida es entender lo que nuestro gran Dios piensa con respecto a cada una de nosotras.

Tú necesitas comprender, urgentemente, con qué pro-pósito él te colocó en ese lugar donde ahora estás; y crée-lo: esto no tiene nada que ver con tu esposo.

Dios tiene planes, metas y sueños exclusivos para tu vida, independientemente de los que tiene para la vida de tu espo-so. Aunque, también se hace evidente que los propósitos di-vinos acaban entrelazándose, pues ustedes dos son una sola carne; sin embargo, Dios no te ve como un apéndice o una extensión de tu esposo, tal como podría decirse: “Ya que Dios tiene planes para el futuro pastor, en consecuencia tiene que preparar alguna cosa para la esposa también”. No, no, no.

Te voy a probar esto. No obstante, no seré yo quien ar-gumente, pues lo que importa no son mis pensamientos, sino los de Dios. Entonces, voy a dejar que él hable contigo.

“El Señor tiene una obra para las mujeres así como para los hombres. Ellas pueden ocupar sus lugares en la obra del Señor en estas crisis, y él puede obrar por su me-dio. Si están imbuidas del sentido de su deber, y trabajan bajo la infl uencia del Espíritu Santo, tendrán justamente el dominio propio que se necesita para este tiempo. El Salvador refl ejará, sobre estas mujeres abnegadas, la luz de su rostro, y les dará un poder que exceda al de los hombres. Ellas pueden hacer en el seno de las familias una obra que los hombres no pueden realizar, una obra que alcanza hasta la vida íntima. Pueden llegar cerca de los corazones de las personas a quienes los hombres no pueden alcanzar. Se necesita su trabajo” (El evangelis-mo, p. 340; el énfasis está añadido).

“Las mujeres no conocen su propio poder” (El ministe-rio de la bondad, p. 151).

“Puede muy bien decirse que los deberes distintivos de la mujer son más sagrados y más santos que los del hombre” (El hogar cristiano, p. 206).

“Muchos ramos de trabajo misionero son descuidados. […] Mucho trabajo que se deja sin hacer, o que se hace imperfectamente, podría realizarse bien con la ayuda de nuestras hermanas […]. Por medio de los diversos ramos del esfuerzo misionero local, ellas pueden alcanzar una clase de personas a las cuales no llegan nuestros pasto-res” (El evangelismo, p. 341; el énfasis está añadido).

“Por vuestras fervientes oraciones de fe, podéis mover el brazo que mueve al mundo” (El hogar adventista, p. 240).

Querida amiga, cuando veo estos textos, pienso: “¿Quién es este ser?” Por favor, respóndeme: ¿Qué ser es este sobre el cual Dios dice que (1) no conoce el poder que posee, (2) puede recibir grandes cantidades de poder, (3) posee una misión de carácter más santo, (4) puede alcanzar a las personas de una manera que ni siquiera los pastores (es de-cir, su propio marido) conseguirían, y más aún, (5) que, al hincarse de rodillas, puede poner en movimiento el brazo generador de bendiciones de Dios.

¿Quién es este ser? Sí, ¡este ser honrado de tal manera por la Majestad del cielo eres tú! Por lo tanto, querida, deja de lamentarte, de llorar, de considerarte un apéndi-ce de tu esposo, de sentirte infeliz por creer que estás en un lugar que tú no quieres, haciendo cosas que piensas que no te gustan, solamente porque tu esposo decidió ser un pastor.

Dios tenía sueños, poderosos planes y un propósito grandioso para ti cuando decidió llevar a tu esposo hacia el seminario. Fue pensando en ti también, y no solamente en tu marido, que él llevó en sus manos a tu familia hacia este lugar en el que, en este momento, están ustedes.

Créelo: tú estás en el lugar en el que te encuentras ahora porque Dios tiene un propósito grandioso para rea-lizar (1) en ti, (2) a través de ti y (3) por ti.

No te enfoques en las difi cultades, en las frustracio-nes, en las cosas desagradables que, lamentablemente, nos alcanzan y, a veces, nos abaten. Dios tiene mucho más para ti. Solamente él sabe adónde podrás llegar y lo que podrás conquistar si permites que él aproveche todo el potencial que él mismo te concedió.

Wélida Dancini es esposa de pastor, psicóloga, consultora organizacional y conferencista.

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Tarta Integral de BrócoliMasa: 1 taza de harina integral1 taza de avena procesadaSal a gusto1/4 taza de aceite de canola1 huevo1 cucharada sopera de levadura en polvoAgua (hasta que la masa tenga consistencia de engrudo)Dejar descansar por lo menos 30 minutos

Relleno:1 atado de brócoli con sus hojas, picado y rehogado3 huevos batidos250 g de queso crema

Preparación: Extiende la masa en un molde de tarta redondo.

Esparce el brócoli rehogado, coloca encima los huevos batidos y luego queso crema. Si lo deseas, puedes fi nali-zar el platillo espolvoreándolo con queso rallado.

Torta Integral DeliciosaIngredientes:1 taza de harina de trigo integral1 taza de harina de trigo común1 taza de aceite1 taza de azúcar mascavo3 cucharadas soperas de avena3 cucharadas soperas de semillas de lino1 pizca de clavo de olor en polvo1 pizca de canela en polvo4 cucharadas de leche de soja50 g de pasasAvena

Preparación: Mezcla todos los ingredientes, menos las pasas y la

avena. Colócalos en la licuadora y bátelos incorporando agua (más o menos dos vasos), hasta que la masa quede bien sueltita. Por último, agrégale 50 g de pasas. Vuelca la masa en un molde enmantecado, espolvoréale avena y llévalo al horno.

Miles y miles de millones rezan, millones oran… Sin embargo, aquellos que claman tal vez no pasen de ser

algunos miles. Esta es la realidad espiritual de este mundo posmoderno, en el que tenemos registrada nuestra dirección postal. En la medida en que las comunicaciones horizontal y digital aumentan, las comunicaciones vertical y real dismi-nuyen. En este monólogo que aún nos resta, el corazón y la mente se quedan en el banco de suplentes, y entra en escena el inconsciente, desparramando palabras frías y vacías, en una tentativa de, únicamente, cumplir con el requisito de conectarse con un Ser superior. Este es el “rezo”, oración aprendida de memoria, vacía y desprovista de poder, mien-tras que la llamada “oración” posee otra identidad.

Según las palabras de Elena de White: “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo” (El camino a Cristo, p. 92); o más aún, “es el aliento del alma” (Mensajes para los jóvenes, p. 247). En esta instancia, la comunicación parte de un cuerpo de carne y hueso, y se dirige en busca del poder de su Creador. En la oración, el penitente abre el corazón de manera creativa, refl exi-va y suplicante. Las palabras se vuelven conscientes, los pedidos son específi cos y la concentración en la comuni-cación resulta total. Y entonces, ya puedes ver el camino despejado en dirección hacia la Fuente de las respuestas.

Pero, el punto culminante de la comunicación entre no-sotros y él está más arriba aún. Se trata del “clamor”. Es ahí donde el lado humano desaparece totalmente, impactado por la majestad de su Señor. Y es en este estadio que la men-te y el corazón se unen de tal manera que el cuerpo prác-ticamente desaparece. El “yo” se esconde dentro de Dios, y el espejo se transforma en vidrio transparente. Durante

¡Almas que claman!

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Torta Integral DeliciosaIngredientes:1 taza de harina de trigo integral1 taza de harina de trigo común1 taza de aceite1 taza de azúcar mascavo3 cucharadas soperas de avena3 cucharadas soperas de semillas de lino1 pizca de clavo de olor en polvo1 pizca de canela en polvo4 cucharadas de leche de soja50 g de pasasAvena

Preparación: Mezcla todos los ingredientes, menos las pasas y la

avena. Colócalos en la licuadora y bátelos incorporando agua (más o menos dos vasos), hasta que la masa quede bien sueltita. Por último, agrégale 50 g de pasas. Vuelca la masa en un molde enmantecado, espolvoréale avena y llévalo al horno.

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Miles y miles de millones rezan, millones oran… Sin embargo, aquellos que claman tal vez no pasen de ser

algunos miles. Esta es la realidad espiritual de este mundo posmoderno, en el que tenemos registrada nuestra dirección postal. En la medida en que las comunicaciones horizontal y digital aumentan, las comunicaciones vertical y real dismi-nuyen. En este monólogo que aún nos resta, el corazón y la mente se quedan en el banco de suplentes, y entra en escena el inconsciente, desparramando palabras frías y vacías, en una tentativa de, únicamente, cumplir con el requisito de conectarse con un Ser superior. Este es el “rezo”, oración aprendida de memoria, vacía y desprovista de poder, mien-tras que la llamada “oración” posee otra identidad.

Según las palabras de Elena de White: “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo” (El camino a Cristo, p. 92); o más aún, “es el aliento del alma” (Mensajes para los jóvenes, p. 247). En esta instancia, la comunicación parte de un cuerpo de carne y hueso, y se dirige en busca del poder de su Creador. En la oración, el penitente abre el corazón de manera creativa, refl exi-va y suplicante. Las palabras se vuelven conscientes, los pedidos son específi cos y la concentración en la comuni-cación resulta total. Y entonces, ya puedes ver el camino despejado en dirección hacia la Fuente de las respuestas.

Pero, el punto culminante de la comunicación entre no-sotros y él está más arriba aún. Se trata del “clamor”. Es ahí donde el lado humano desaparece totalmente, impactado por la majestad de su Señor. Y es en este estadio que la men-te y el corazón se unen de tal manera que el cuerpo prác-ticamente desaparece. El “yo” se esconde dentro de Dios, y el espejo se transforma en vidrio transparente. Durante

el estadio del clamor, el alma habla y el yo calla; la nada se entrega al todo; no vive más el yo, sino que Cristo vive en él.

Aquí están los que son apasionados por Dios, lo que oran sin cesar, los suplicantes, tal como la estéril Ana. ¡Esta mujer habló, en forma natural, el puro lenguaje del clamor! Clamor precedido por un sueño, el de un hijo (1 Sam. 1:6); por ayuno (vers. 7, 8); y por la amargura del alma (vers. 10). Clamor seguido por una dedicación (vers. 11) y por una incomprensible entrega personal (vers. 12-14). Y, a su debido tiempo, Dios oyó el clamor de Ana (vers. 20). Elí, Elcana y Penina pudieron no haber enten-dido la manifestación de este clamor, pero Dios entendió. Esta comunicación es, exclusivamente, el producto de una relación estrecha, confi dencial e intensa. Esta es la co-municación que arranca las respuestas más poderosas del Cielo. Este es el método que, simplemente, desconoce las imposibilidades humanas. Ana clamó, y Dios la atendió.

David afi rmó que Dios estaba dispuesto a volverse un amigo íntimo para con aquellos que le temen (Sal. 25:14). Y clamar es la actitud característica de aquellos que poseen este tipo de intimidad. Tanto sea en las madrugadas con Dios, o en el culto familiar, o en los cultos colectivos, siempre hay espacio para más hijos e hijas que tengan la osadía de clamar y la esperanza de recibir las promesas de Dios. El propio sal-mista confi esa su secreto espiritual: “En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos” (Sal. 18:6).

¿Qué tal sería sumergirse en este tipo de comunicación?

Pr. Marlinton Souza LopesPresidente de la Unión Sur Brasileña

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Existen muchas situaciones que nos marcan en la re-lación con nuestras madres. Tal vez, para ti sea

el modo en que ella canturreaba mientras realizaba sus quehaceres en el hogar; o quizá su forma de ser, tranquila y relajada; o cómo te abrigaba en sus bra-zos. En fin, con seguridad tenemos, en nuestra vida, diversos momentos que podríamos considerar sobresalientes, todos rela-cionados con ese ser único que Dios nos regaló: nuestra madre.

De todas aquellas maneras en que una madre nos puede im-presionar, quiero destacar aquí una que me marcó, y aún hoy lo hace, de un modo profundo y especial. Se trata de su hábito de silbar continuamente. Pero, tú debes estar preguntándo-te “¿qué es lo que ella silbaba tantas veces?” Pues himnos y loores a Dios. En su diario tra-jinar, y constantemente, ella silbaba… ¡y qué lindo lo hacía! En los tiempos alegres y festi-vos, ¿estaba ella cantando fe-liz? ¡No, silbando! Como así también en los tiempos som-bríos, cuando la melancolía y la incertidumbre parecían querer reinar, allí estaba ella, tanto sea en la co-cina preparando algún alimento, o poniendo en orden la casa, o aun cuando llegaba cansada del trabajo. Más allá de qué fue-ra lo que planeara realizar, sus silbi-dos siempre estaban acompañándola y,

El silbido terapéutico de mi madre

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junto con ellos, la paz y la seguridad celestial parecían invadir nuestra casa. Me sentía más segura y protegida. El confort y el contentamiento del cielo henchían mi corazón.

Es interesante que, cuando intento acordarme del momento en que mi querida madre comenzó a hacer eso, no consigo recordarlo. Puede ser que haya estado relacionado con

algún problema en las cuerdas vocales, que le tornó su canto más dificultoso. Entonces, tomó como opción inconsciente la de silbar.

Hubiera sido bien típico de ella, que no se deja abatir; si no se da de una manera, busca otro modo. Y también fue siempre así con relación

a su manera de alabar a Dios cotidianamen-te. En realidad, solo fue desde hace unos

años que tomé conciencia de este hecho. Un día, al relatarle esta observación,

rápidamente ella me respondió: “¡Es tal cual! ¡Todavía no me había dado cuenta de esto!” Y, entonces, no re-ímos a carcajadas. Sin embargo, lo que ella no había percibido todavía (ni yo tampoco, la verdad sea dicha),

era el poder terapéutico que sus silbi-dos, siempre constantes y presentes, habían producido en mi vida.

Actualmente, sonrío cuando la oigo silbar. Sonrío, pues siento en

mi corazón una profunda alegría y emoción por saber que sus silbidos me

acompañaron a lo largo de mi vida, a lo largo de nuestras vidas. Sonrío y le agradezco

a Dios pues, directa o indirectamente, ella me transmi-tió la seguridad de la protección y el amor divinos, y tam-

bién la certeza de que Dios estaría cuidándonos en todo momento, durante toda nuestra vida.

Ahora bien, detente y piensa un poco: ¿qué poder tera-péutico tiene, en tu vida, tu madre o alguien que la haya

representado? Puede que no sea por silbar, cantar o hablar; pero, con seguridad, de alguna manera Dios tocó y marcó profundamente tu vida a través de ella. ¿Puedes sentir y ver la huella que ella y Dios dejaron en tu vida? Así son las madres: aun sin hablar están comunicándonos algo, y enseñándonos acerca de la vida y el amor de Dios.

Y aquí, en estas pocas líneas, quiero expresarle a Dios mi alabanza y gratitud por mi madre, y por la tuya, y tam-bién por ti, que ya eres madre, y que ciertamente, de una manera u otra, estás dando continuidad a esa “terapia” para tus hijos. Agradezco por este presente sin igual que Dios nos proporcionó, y que nos marcó de tantas maneras, aun cuando haya sido en la forma de un simple silbido.

Elmara Martins Ramos Braun es enfermera, madre de dos hijos y esposa de Sandro Braun, pastor distrital

en Brasilia, Rep. del Brasil.

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Estudiar Historia es una experiencia fascinante. Lamen- tablemente, entre los temas que se ven en clase, están

las guerras y los confl ictos que marcaron la historia de este mundo. Las guerras mundiales; la Revolución Francesa; su-cesos específi cos, como el ataque de los japoneses a Pearl Harbor o las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki; y también otros grandes confl ictos mundiales.

Además de todo esto, cuando leemos la Biblia –espe-cialmente el Antiguo Testamento–, nos estremecemos al saber la gran cantidad de guerras, batallas y confl ictos que marcaron aquel período. Estas historias están llenas de sangre y horror. Sin embargo, quiero hablar acerca de la peor batalla que se lleva a cabo en este planeta. Y esta no está saturada de sangre y armas. Esta es mucho más sutil.

En el segundo libro de Samuel encontramos diferentes relatos sobre las victorias del rey David en los combates. Sin ninguna duda, fue un gran vencedor. Pero, desgra-ciadamente, hubo un campo de batalla, el principal, el decisivo, en el cual él se descuidó. El pueblo de Israel es-taba en guerra contra los amonitas. El batallón de Israel, sus soldados, sus líderes, sus comandantes, en fi n, toda aquella parafernalia bélica estaba siendo movilizada. El

rey se había quedado en el palacio, pues así estaba de-terminado que fuera. Una violenta batalla se estaba de-sarrollando en aquel momento en el campo. Sin embargo, la peor batalla la enfrentó David solo, en el palacio, y resultó derrotado: la batalla de la mente.

David estaba en el palacio, probablemente ocioso. Salió a la terraza y se quedó mirando de un lado para el otro, sin nada útil en qué pensar en ese momento, y se encontró con aquella escena: una linda mujer bañándose. En aquel momento, él enfrentó una batalla contra el pecado, y salió derrotado.

No solo David tenía sus batallas: todos nosotros nos enfrentamos diariamente con luchas mentales. El univer-so nos está observando, y está interesado en el resultado de estos combates que defi nirán nuestro destino.

Efesios 6:12 dice: “Porque no tenemos lucha contra san-gre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Resulta evidente la importancia de la mente. Basta con que leamos Proverbios 23:7, que nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él...” La mente es el líder, es el comandante de todas nuestras acciones.

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Podríamos resumir nuestra situación de la siguien-te manera:

1. Estamos involucrados en una guerra.2. El enemigo es Satanás.3. Nuestra mente es el campo de batalla.4. El enemigo trabaja diligentemente para construir

en nuestra mente fortalezas basadas en nues-tras debilidades.

5. Nuestro oponente logra esto mediante estrate-gias y engaños.

6. Él tiene milenios de experiencia.Debemos luchar para lograr alcanzar la mente de Cristo.

Zacarías 4:6 dice: “…No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. También po-demos leer en Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

Márcia Ebinger es periodista en la sede de la DSA, Brasilia, Rep. del Brasil.

La Biblia está repleta de maravillosos consejos para que adquiramos una mente en armonía con el corazón de Dios:

1. Piensa positivamente – Salmo 3:3. 2. Identifi ca la naturaleza y la causa de tus proble-

mas – Salmo 143:3. 3. Acuérdate de los buenos tiempos – Salmo 143:5. 4. Alaba al Señor en medio de tus problemas –

Salmo 143:6. 5. Pídele ayuda a Dios – Salmo 143:7. 6. Oye al Señor y mantente en comunión con él –

Salmo 143:8. 7. Busca la sabiduría, el conocimiento y el liderazgo

de Dios – Salmo 143:10. 8. Medita en Dios y en sus obras – Salmo 119:15. 9. Ten grabado en tu mente que Dios te ama –

1 Juan 4:16.10. Usa las armas de Dios – 2 Corintios 10:4, 5.

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rey se había quedado en el palacio, pues así estaba de-terminado que fuera. Una violenta batalla se estaba de-sarrollando en aquel momento en el campo. Sin embargo, la peor batalla la enfrentó David solo, en el palacio, y resultó derrotado: la batalla de la mente.

David estaba en el palacio, probablemente ocioso. Salió a la terraza y se quedó mirando de un lado para el otro, sin nada útil en qué pensar en ese momento, y se encontró con aquella escena: una linda mujer bañándose. En aquel momento, él enfrentó una batalla contra el pecado, y salió derrotado.

No solo David tenía sus batallas: todos nosotros nos enfrentamos diariamente con luchas mentales. El univer-so nos está observando, y está interesado en el resultado de estos combates que definirán nuestro destino.

Efesios 6:12 dice: “Porque no tenemos lucha contra san-gre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Resulta evidente la importancia de la mente. Basta con que leamos Proverbios 23:7, que nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él...” La mente es el líder, es el comandante de todas nuestras acciones.

La mente: un campo de batalla

Márcia Ebinger es periodista en la sede de la DSA, Brasilia, Rep. del Brasil.

La Biblia está repleta de maravillosos consejos para que adquiramos una mente en armonía con el corazón de Dios:

1. Piensa positivamente – Salmo 3:3. 2. Identifica la naturaleza y la causa de tus proble-

mas – Salmo 143:3. 3. Acuérdate de los buenos tiempos – Salmo 143:5. 4. Alaba al Señor en medio de tus problemas –

Salmo 143:6. 5. Pídele ayuda a Dios – Salmo 143:7. 6. Oye al Señor y mantente en comunión con él –

Salmo 143:8. 7. Busca la sabiduría, el conocimiento y el liderazgo

de Dios – Salmo 143:10. 8. Medita en Dios y en sus obras – Salmo 119:15. 9. Ten grabado en tu mente que Dios te ama –

1 Juan 4:16.10. Usa las armas de Dios – 2 Corintios 10:4, 5.

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Medida: 8,5cm x 4.0cm

Cor em PSD

Escritura mal entendidaUna señora mayor llegaba a su casa después de

participar de un servicio religioso, y pescó a un ladrón in fraganti. Sorprendida, le gritó: “¡Alto! ¡Hechos 2:38!” (“…Arrepentíos…”).

El ladrón se paralizó. La mujer, con calma, llamó a la policía y les explicó lo que había ocurrido. Mientras el policía esposaba al hombre, a fi n de llevarlo a la prisión, le preguntó: “¿Por qué te quedaste paralizado? Lo único que hizo esta señora anciana fue citarte las Escrituras”.

“¿Escrituras?”, replicó el ladrón. “Pero si ella dijo que en ese momento tenía dos 38”.

Aclaración: En portugués, el nombre del libro de la Biblia es Atos (acto). El chiste se provoca y explica median-te un juego de palabras: la ancianita tendría en ese mo-mento, para el ladrón, dos armas de calibre 38. (N. del T.)

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carlo

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1. Reavivamiento y Reforma, 10 de marzo

Apoye y promueva el Día de Ayuno y Oración y vigilia diurna.

Sudamérica estará unida en oración buscando reavivamiento,

reforma e intercediendo por amigos.

2. Impacto Esperanza, 24 de marzo

Usted mujer adventista, tendrá la oportunidad de darle un

regalo especial a sus amigos: un libro La Gran Esperanza.

¡Participe!

3. Amigos de Esperanza y Hogares de Esperanza, 31 de marzo

Organice la recepción especial de los Amigos da Esperanza y

Hogares de Esperanza.

4. Evangelismo de Semana Santa, 01 a 08 de abril

En la Semana Santa, reúnanse preferentemente, los primeros días

en los hogares y de viernes a domingo, en la Iglesia.

5. Evangelismo vía satélite, 03 a 10 de noviembre

Presente a su grupo de oración, como prioridad, el evangelismo,

con el Pr. Alejandro Bullón. ¡Motive a la iglesia a participar!

6. Plantación de iglesias

Elabore un proyecto con las mujeres de su iglesia y juntas, sueñen

con plantar una nueva iglesia en 2012.

Materiales e informaciones en portaladventista.org

Balanza amiga¡He aquí la mejor manera de usar la balanza

sin sentir un peso en la conciencia!