CJ 184: Las minas del rey Leopoldo.

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Empresas, militares, políticos, ONG... y, en el centro, la población sufriente. Estos son los principales actores de un drama cotidiano que se vive en la RDC desde hace décadas, pero que se ha agravado por la demanda de determinados minerales de los cuales el subsuelo africano es especialmente rico. El cuaderno nos acerca a la complejidad de un problema que pone al descubierto las contradicciones de la globalización.

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LAS MINAS DEL REY LEOPOLDO

CONFLICTOS Y OPORTUNIDADES EN LA EXTRACCIÓN DE MINERALES EN LA RD CONGO

Josep F. Mària, sj. Emmanuelle Devuyst

1. INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................2. LA RDC ...........................................................................................................................3. LA MINERÍA EN LA RDC .............................................................................................4. CONCLUSIÓN ...................................................................................................................NOTAS ....................................................................................................................................CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ...................................................................................

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Edita Cristianisme i Justícia, Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona Tel. 93 317 23 38 - [email protected] - www.cristianismeijusticia.netImprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B-12.869-2013ISBN: 978-84-9730-315-6 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574 Dibujo de la portada: Roger Torres - Impreso en papel y cartulina ecológicosJunio 2013

La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos están registrados en un fichero de nombre BDGACIJ, titularidad de laFundación Lluís Espinal. Solo se usan para la gestión del servicio que os ofrecemos, y para mantenerlo informado de nuestrasactividades. Puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiendose por escrito a c/ Roger deLlúria 13, Barcelona.

Josep F. Mària, sj., Doctor en Economía (UB). Licenciado en Teología (FTC). Profesor deResponsabilidad Social Corporativa y de Análisis Social en ESADE. Estudia la contribu-ción de empresas y ONG en el desarrollo, especialmente en América Central y ÁfricaSubsahariana. Colabora puntualmente el diario La Vanguardia. Ha publicado conCristianisme i Justícia: El joven, el gurú y el pájaro (Cuaderno 162) y La Globalización(Cuaderno 103). Es miembro del equipo de Cristianisme i Justícia.

Emmanuelle Devuyst, es Máster en Derechos Humanos y en Derecho InternacionalHumanitario. Actualmente es responsable de incidencia política dentro del JesuitEuropean Social Center (JESC) en Bruselas donde dirige un proyecto sobre la responsa-bilidad social de las empresas mineras en África.

Con la colaboración de:

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1. INTRODUCCIÓN

«Cuando se huye bajo los ataques, se coge a los niños, pero con lasprisas los hay que caen y mueren aplastados o atrapados en el lodo delas marismas. Una madre había huido con sus dos pequeños gemelos;uno cayó y murió aplastado por la gente que huía. Hay que tragarse laslágrimas y seguir corriendo. Y al llegar a un lugar remoto del bosque,nos detenemos.El bosque es oscuro y frío de día y de noche. Comíamos raíces y algu-nas raras frutas salvajes. Era imposible encender fuego y, por tanto,cocinar cualquier cosa, porque el humo habría revelado inmediata-mente nuestra presencia a nuestros perseguidores; del mismo modo,no podíamos guardar ni gallinas ni gallos, ya que su canto habría indi-cado nuestra presencia. Salíamos del bosque caminando a gatas parair a arrancar alguna mandioca en el límite de algunos campos y regre-sar rápidamente a nuestro refugio. Sabiéndolo, los milicianos nos espe-raban en los alrededores de los campos o del río para violarnos.Cuando el peligro se acercaba, nos adentrábamos aún más en el bos-que, donde el enemigo que nos acechaba era el hambre. Para llevaralgo al estómago de nuestros hijos, les dábamos la fina arena del río,mezclada con agua, o lodo, que comíamos nosotros también. La cara,el vientre, las piernas se nos comenzaban a inflar. ¡Cuántos de nues-tros hijos han muerto en el bosque! Hasta ahora mucha gente siguepasando la noche en la maleza por miedo a los ataques.»

Ester MwINJA NSIMI, Teresina CAFFILa guerra vivida por las mujeres1 (2006)

«Adon Kalenga trabaja siete días a la semana extrayendo mineralesdel suelo sin guantes. Tiene 13 años y vive en la provincia de Katanga,en la República Democrática del Congo. No tiene hogar y no puedepagar los 6$ al mes que cuesta ir a la escuela… A veces duerme en lacalle, otras en un orfelinato. La mayoría del tiempo trabaja, ganando 3$al día. Es una de las 67.000 personas en Katanga que se gana la vidaextrayendo piedras que contienen dos minerales preciados en todo elmundo: cobre y cobalto. El cobre, rojo-marrón, se usa para hacercables eléctricos necesarios para iluminar las ciudades de nuestromundo. El cobalto, metal gris plateado, se usa para hacer motores deavión, tinta y pilas de teléfono móvil.

Katanga […] contiene el 4% del cobre mundial y un tercio de las reser-vas de cobalto. Los minerales que Adon y niños como él extraen de latierra roja y dura se encaminan a hornos de fundición en las afueras deciudades empobrecidas cercanas a las minas. La mayoría de estoshornos oxidados y alimentados a mano son propiedad de empresasbasadas en un país lejano, un país que fue fundado en una ideologíaque exalta los derechos de los trabajadores: la República PopularChina. La espinilla izquierda de Adon tiene una cicatriz de una caída su -frida durante un corrimiento de tierras de hace tres años, en que murie-ron algunos trabajadores, incluidos cuatro de sus jóvenes amigos. […] En realidad, Adon y sus compañeros y compañeras practican unaforma caótica de capitalismo, con muy poca supervisión de la empresao del Estado. Los artesanos mineros no son empleados; son trabaja-dores por cuenta propia que venden a intermediarios lo que han extra-ído y limpiado.»

S. CLARK, M. SMITH, F. wILDChina Lets Child Workers Die digging in Congo Mines for Copper 2

23 de julio de 2008

¿Qué tiene en común estos dos relatos? Que se sitúan en zonas ricasen minerales de la República Democrática del Congo (RDC) y que susprotagonistas son gente pobre relacionada con la actividad minera dela región. En el primer caso, localizado en zonas boscosas cercanas allago Kivu (nordeste de la RDC), la relación con la minería no es evi-dente. Sin embargo, los grupos armados que matan, violan y aterrori-zan a la población se financian en buena parte con diversas formas deextorsión a mineros individuales que extraen coltán, oro o estaño deminas de la zona. Estos minerales son transportados a intermediariosde las ciudades fronterizas de Bukavu y Goma, y luego exportados ile-galmente a Ruanda y Burundi, desde donde serán incorporados al mer-cado global. En el segundo caso, la provincia de Katanga (sureste dela RDC) no tiene problemas de grupos armados, pero miles de niños yadultos de la provincia –los llamados artesanos mineros– extraen mi -neral de cobre y cobalto en pésimas condiciones de salud y seguridad.El mineral es transportado y vendido a empresas que lo transforman encobre y cobalto para la exportación: metales para la economía global.A partir de 2002, las empresas transformadoras han adquirido dere-chos legales sobre las minas, de las que están desplazando a la mayo-ría de artesanos mineros de la provincia.Así pues, los actores principales de este drama ya han aparecido enescena: las empresas, los militares, los políticos… y, en el centro denuestros focos, la población congoleña sufriente. El escenario no se

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sitúa en las míticas minas del rey Salomón, escondidas en algún lugarde África según la novela del escritor victoriano H. Rider Haggard(1885), sino en las minas de la RDC, que fue propiedad particular delrey Leopoldo de Bélgica entre 1885 y 1908: las minas del rey Leopoldo.El cuaderno que presentamos es fruto de largas horas de estudio sobrela situación de la RDC en nuestros despachos de Barcelona (Cris tia -nisme i Justícia) y Bruselas (Jesuit European Social Center); de reu-niones en Europa con gente que conoce y ama la RDC; y sobre todo,de diversas visitas sobre el terreno a Kinshasa, a la provincia de Ka -tanga y a la región del lago Kivu entre los años 2007 y 2012. Queremosagradecer principalmente a los congoleños y congoleñas a los quehemos encontrado durante estas visitas el que hayan compartido susilusiones, planes y estrategias encaminadas a reconstruir un paísinmenso, bello y preñado de un futuro esperanzador.

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2.1. Situación de la RDC

Su territorio ha sido calificado como escándalo geológico por sus riquezasmineras (que incluyen cobalto, cobre,cadmio, petróleo, diamantes, oro, plata,coltán, zinc, manganeso, estaño, germa-nio, uranio, radio y bauxita) y de grane -ro de África por su potencial agrícola.Sin embargo, es uno de los países máspobres de la tierra: en la clasificacióndel Programa de Na cio nes Unidas parael Desarrollo (PNUD) del año 2011,ocupa el puesto 187, el último de los países censados.Una causa importante de esta pobre-

za es la débil presencia del Estado en elterritorio: con un presupuesto anual

equivalente al de la ciudad de Amberes(400.000 habitantes), la administraciónno puede cubrir eficazmente serviciospúblicos básicos (seguridad, educación,sanidad, servicios sociales, infraestruc-turas) para sus 68,7 millones de habi-tantes4. A esta situación se suma la com-plejidad étnica: en la RDC existen 280etnias y tribus, muchas de las cualescomparten territorio con otras etnias.Además se hablan en el país 212 len-guas. También los conflictos exteriores(la RDC tiene fronteras con 9 países)han diezmado la riqueza y el desarrollodel país. Con cuatro de sus vecinos(Uganda, Ruanda, Burundi y Tanzania),forma la región llamada los GrandesLagos (lagos Victoria, Albert, Edward,

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2. LA RDC3

La RDC, con 68,7 millones de habitantes en 2011, es el cuarto paísmás poblado de África (tras Nigeria, Egipto y Etiopía). Es además unpaís muy extenso: con 2.345.410 km2, supera a la suma de las super-ficies de todos los países de Europa Occidental.

Kivu, Tanganyika y Moero). Desde mi-tad de los años 90 los conflictos arma-dos en esta región han sido excepcio-nalmente sangrientos.

2.2. Historia reciente

Tras la colonización portuguesa de fina -les del s. XV (de índole comercial y conuna débil penetración desde la costaatlántica), la presencia europea se im-pone a fines del siglo XIX. En efecto, en1885 el Rey Leopoldo II de Bélgicaconvierte el territorio de la actual RDC,no en colonia belga, sino en su posesiónpersonal. A partir de aquel año, Leopol -do y ciertas compañías concesionariasexplotan y exportan marfil y caucho, so-metiendo a los nativos a trabajos forza-dos, esclavitud y torturas. Pe ro las cam-pañas internacionales de de nuncia y loscambios en los equilibrios diplomáticosfuerzan a Leopoldo a vender en 1908 suposesión personal al gobierno belga.Bajo la forma de colonia belga, la si-tuación del país mejora un poco; y sinembargo los colonos impiden en mu-chos casos la promoción educativa ycultural de la población autóctona.

El rey Leopoldo II convierte la actual RDC no en colonia belga

sino en su posesión personal.

La independencia llega el 30 de ju-nio de 1960 bajo el liderazgo del presi-dente Kasavubu y su primer ministro

Lumumba. Con todo, el bajo nivel deexperiencia en liderazgo de la nuevaclase dirigente, la falta de cohesión po-lítica de la población y la dependenciaeconómica exterior en un contexto deguerra fría hacen fracasar la economía yla democracia. En 1965 el militar Jo -seph Désiré Mobutu toma el poder conel objetivo de «poner orden, crear unEstado, crear una nación». En 1966 su-prime el parlamento y en 1970 decretael unipartidismo. En 1973 impulsa lazaïriniasation: una nacionalización eco-nómica selectiva para controlar el en-tramado económico y financiero del país. Pero la gestión corrupta lleva alprogresivo desastre económico. Con to-do, a nivel exterior, Mobutu se asegurala amistad con los EEUU y occidente,puesto que garantiza que el centro es-tratégico de África es aliado anticomu-nista. Sin embargo, al final de la GuerraFría, el dictador es abandonado por suspadrinos occidentales, y en 1990 esobli gado a nivel interior a iniciar la de-mocratización del país. En plena crisis económica y políti-

ca, en agosto de 1996, Laurent-DésiréKabila, un ex-guerrillero comunista, sealza en armas contra Mobutu en la zonadel lago Kivu. Cuenta con el apoyo delos presidentes de Uganda (J. Muse ve -ni) y Ruanda (P. Kagame), nuevos peo-nes de los EEUU en la región5. El régi-men de Mobutu está tan debilitado que,el 17 de mayo de 1997, Kabila ya haconquistado todo el país y se proclamapresidente. A cambio del apoyo finan-ciero y militar, Kabila ha firmado, en suavance hacia Kinshasa, importantescontratos de concesiones mineras conempresas extranjeras y ha tenido que

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rodearse de militares ruandeses y ugan-deses. Tras su instalación en Kinshasa,las tensiones con su Estado mayor, quedesea anexionar partes del este del paísa Ruanda, Burundi y Uganda, estallan el3 de agosto de 1998: Uganda y Ruandainvaden militarmente las provincias delKivu. Al mismo tiempo, crean un par -tido político supuestamente congoleño(la Reagrupación Congoleña para laDemocracia, RCD) con base en Goma(Kivu Norte) para dar al conflicto laapariencia de una guerra civil.

Las luchas abiertas por el control de las minas evidencian las fuertes

motivaciones económicas de esta segunda guerra.

Pero las luchas abiertas entre ugan-deses y ruandeses por el control de lasminas de diamantes y de oro del este delpaís evidencian las fuertes motivacioneseco nómicas de esta segunda guerra. Ennoviembre de 1998, en el norte paupé-rrimo del país (Provincias del Ecuador y Oriental) el señor de la guerra JeanPierre Bemba abre otro frente de batalla,apoyado por el ejército ugandés.A principios de 2001 queda en evi-

dencia ante la comunidad internacional

que el conflicto militar a tres bandas de-be desembocar en un acuerdo entre con-tendientes: acuerdo al que Kabila se nie-ga. He aquí pues que el 16 de enero de2001, el presidente sufre un atentado enKinshasa, y muere dos días después. Lesucede su hijo Joseph Kabila, jefe delEstado Mayor del Ejército de tierra. Sinque las causas o los autores del asesina-to se hayan esclarecido, los países ricos(Francia, Bélgica, EEUU) y los orga-nismos internacionales (ONU, FMI,Banco Mundial) legitiman rápidamenteal nuevo presidente, que firma la pazcon sus contendientes y constituye ungobierno de transición con participaciónde los grupos armados y de la SociedadCivil, bajo tutela internacional. Co -mienza una transición a la democraciallena de obstáculos que, sin embargo,culminará en julio de 2006 en la 3ª Re -pública, con las primeras eleccionesmultipartidistas y libres desde 1960. Enellas, Joseph Kabila es elegido presi-dente y Jean Pierre Bemba queda rele-gado a jefe de la oposición. A finales de 2011, unas elecciones

legislativas y presidenciales con sustan-ciales irregularidades resultan en la ree-lección de Kabila como presidente. Contodo, su familia y su partido gestionanel país con poca transparencia y estánperdiendo legitimidad a los ojos de lapoblación y de la comunidad interna-cional.

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3.1. Dos modelos político-industriales

En los Kasais y en Katanga, la explota-ción minera industrial de la época colo-nial da paso a partir de 1960 a empresaspúblicas del Congo/Zaire independiente.Sin embargo, estas empresas se arruinanprogresivamente por la mala gestión yla corrupción mobutistas. A medida quelas minas van parando su producción in-dustrial, una cantidad creciente de con-goleños afluye hacia ellas para explotarmanualmente los minerales. Son los de-nominados artesanos mineros. Durante las guerras de 1996-2002, el

número de artesanos mineros crece aúnmás, dado que la extracción se amplía azonas sin tradición minera (los Kivus,Maniema y Oriental) en las que otras ac-tividades económicas (la agricultura, la

ganadería o el comercio, ya diezmadasen los años 80 y 90 por la mala gestióny la corrupción de Mobutu) decrecen porcausa de la actividad de grupos armados.Además, como ya hemos señalado, elcontrol de zonas mineras constituye unarazón central para las invasiones mili -tares de aquellos años desde Uganda,Ruanda y Burundi. Y en estas invasio-nes, ciertas empresas mineras occiden-tales conectadas con mafias globalesjuegan un papel principal. El pillaje aso-ciado con las guerras de 1996-2002 esbrutal y descarnado: unas y otras partesenfrentadas roban bancos, plantaciones,minas, materiales de fábricas, productosagrícolas y ganaderos, etc. Esta situa-ción, que retrasa la llegada de la paz, origina la creación, en virtud de la Re -solución 1304 del Consejo de Seguridadde la ONU, de un Grupo de Expertos

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3. LA MINERÍA EN LA RDC

Las minas del rey Leopoldo se extienden principalmente por el centroy el este del país. En Kasai Oriental y Kasai Occidental hay principal-mente diamantes; en Katanga cobre, cobalto y uranio; en Maniema,Kivu Sur y Kivu Norte, coltán, oro y estaño; y en la Provincia Oriental, oro.

que se desplaza sobre el terreno para co-nocer la realidad de cerca. En 2001, elGrupo presenta dos informes que expli-can detalladamente la implicación de diversos actores en la explotación ile-gal. Dichos informes señalan que losgobiernos (y algunos de sus miembrosoperando por cuenta propia) más direc-tamente implicados son los de Ruanda,Burundi y Uganda. El presidente Kabilaes señalado por haber recibido sumasprovenientes de empresas mineras parafinanciar sus guerras. Estas acciones depillaje se realizan en connivencia conbancos, compañías aéreas y empresasmineras de capital europeo, norteameri-cano o africano. También aparecen hom -bres de negocios, militares regulares ex-tranjeros, jefes rebeldes no integradosen el nuevo ejército regular congoleñoo traficantes de armas. La principal per-judicada es la población congoleña, quesufre atroces violaciones de sus dere choshumanos, ve cómo se acumula la deudaexterna del país y es privada de recursosfinancieros necesarios para el desarrollo. En 2002, al final de la segunda gue-

rra, las instituciones de transición pro-mulgan un nuevo Código Minero pararegular la actividad del sector. El Có -digo, en cuya redacción ha influido de-cisivamente el Banco Mundial, liberali-za y privatiza las concesiones mineras,con el objetivo teórico de aumentar losrecursos del Estado y así promover eldesarrollo del país. Pero la realidad es muy compleja y

la ley no está consiguiendo tan fácil men -te el desarrollo económico pretendido.En efecto, a fin de profundizar en el fun-cionamiento del sector minero congole-ño, hay que distinguir entre dos modelos

político-económicos territoriales que seestán desarrollando hoy en la RDC:a) Provincias con conflictos de alto

nivel. Se trata de las provincias del nor-deste: Oriental, Kivu Norte, Kivu Sur yManiema. Estas zonas han sido históri-camente menos pobladas, más pobres,más rurales y menos escolarizadas, por-que los reinos pre-coloniales y la colo-nización no penetraron tanto como en elsur y el oeste del país. Además resultanser vecinas de países como Uganda,Ruanda y Burundi, que combinan po-breza y densidad de población en uncóctel productor y exportador de con-flictos. Finalmente, estas provincias nose han dedicado históricamente a la mi-nería, sino a la agricultura y al comer-cio a gran distancia: antes de la inde-pendencia no albergaban empresasmineras coloniales, y la extracción deminerales como el coltán, el estaño o eloro ha comenzado a partir de los años1990 con muy pocas empresas y conuna gran mayoría de artesanos mineros.

La extracción de mineralescomo el coltán, el estaño o eloro ha comenzado con muypocas empresas y una granmayoría de artesanos mineros.

b) Provincias con conflictos de bajonivel. Principalmente, el Katanga, Ka -sai Oriental y Kasai Occidental. Son zo-nas del sur, históricamente más pobla-das, más ricas, con una red de ciudadesmás densa y más escolarizadas. La acti-

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vidad minera (diamantes en los Kasais,y cobre, cobalto y uranio en Katanga)data de la época colonial, en la que sedesarrollaron grandes empresas indus-triales que, tal como hemos señalado,dieron paso a grandes empresas públi-cas tras la independencia. Tras la apro-bación del Código minero de 2002, en-tre 3 y 4 centenares de empresas estánextrayendo minerales en Katanga, sobretodo cobre y cobalto.Estos dos modelos político-indus-

triales reflejan dos escenarios del dramaque estamos describiendo. En dichos es-cenarios se desarrollan historias comolas que hemos presentado en la intro-ducción: las de las familias pobresdesgarra das por un conflicto sangrientoalimentado por las rentas de la minería;y las de los miles de niños y jóvenes queextraen mineral de cobre y cobalto encondiciones de educación, seguridad y salud altamente precarias. Estos arte-sanos mineros están entrando en con-flicto con los intereses industriales glo-bales, representados por empresasextranjeras que han empezado a operardesde el año 2002. Vamos a ejemplifi-car los dos modelos en los próximosapartados: describimos, por una parte, lasituación en la región del lago Kivu(conflicto de alto ni vel), y por la otra, lasituación de la provincia de Katanga(conflicto de bajo nivel).

3.2. La situación en los Kivus

3.2.1. La región del lago KivuSituada en el nordeste del país, limítro-fe con Uganda, Ruanda, Burundi yTanzania, la región del lago Kivu fue di-

vidida en dos provincias: Kivu Nortecon capital en Goma, y Kivu Sur con ca-pital en Bukavu. Los dos Kivus tienenuna superficie de 125.000 km2 y en 2012tenían cerca de 10.400.000 habitantes.Aunque estas provincias no son tradi-cionalmente mineras, hoy se explota enellas el coltán (mineral del tántalo), lawolframita (mineral del tungsteno) y lacasiterita (mineral del estaño). Tras la independencia (1960), la ren-

tabilidad de la actividad minera dismi-nuyó progresivamente y en 1976 se creóla SOMINKI (Société Minière du Kivu:sociedad belga mixta con un 28% de acciones propiedad del estado congo-lés) que disponía entonces de 47 conce-siones que abarcaban una superficie de10.000 km2. En 1982, el PresidenteMobutu liberaliza el sector minero con-goleño; pero con la crisis económica delos años 80 solo la explotación de oropermanece rentable: las otras concesio-nes cesan sus actividades, dejando es-pacio a los artesanos mineros. Al prin-cipio de la década del 2000, la empresacanadiense BANRO compra las accio-nes privadas de SOMINKI y se con-vierte así en la única empresa extracti-va activa actualmente en el Kivu. Desdeoctubre de 2011, explota el yacimientoaurífero de Twangiza y dispone de tresotros permisos de explotación. AunqueBANRO sea la única empresa que ex-plota minerales, existen centenares depermisos de explotación que son pro-piedad de diversas empresas mineras,principalmente extranjeras.La conjunción de la liberalización

del sector minero, del paro en la explo-tación industrial tras la primera guerra(1996-1997) y del boom del coltán6 de

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los años 1999-2000 explica el actualmodelo de extracción artesanal. Por otraparte, los territorios del Kivu están ais-lados a causa de la falta de carreteras yde tendido eléctrico, lo cual hace parti-cularmente compleja la explotación industrial. Actualmente se estima en200.000 el número de artesanos mine-ros en cada una de las dos provincias delKivu: un total de 400.000.

Se estima en 400.000 el númerode artesanos mineros en Kivu.

Sucesivos informes de la ONU re-saltan el hecho de que, desde la guerrade 1996, diversos grupos armados na-cionales y extranjeros se financian porla explotación ilegal de los recursos ge-ológicos de esta región. La presencia demilitares en los yacimientos degrada lascondiciones de trabajo y de vida de losartesanos y contribuye a mantener unconflicto sufrido por la población local,dada la incapacidad del gobierno deKinshasa para restablecer la paz en lazona. La suerte de las mujeres congole-ñas a las que se refiere el escrito que co-mienza este cuaderno está ligada, pues,a este modelo de explotación minera in-tervenido por grupos armados.

3.2.2. La situación de los artesanosmineros La minería artesanal y en pequeña es-cala (MAPE) está muy extendida en lospaíses en desarrollo. Este sector empleaa casi 13 millones de artesanos y per-

mite vivir a 100 millones de personas entodo el mundo. Cerca del 80% de laMAPE se realiza en condiciones infor-males, que incluyen el trabajo de muje-res y niños y son perjudiciales para lasalud y la seguridad laboral. Sin embar-go, la MAPE es fundamental en la re-ducción de la pobreza, el aumento delcapital comunitario y la diversificaciónde la economía en muchas regiones endesarrollo: porque es viable en zonascon mínimas infraestructuras donde laminería industrial sería imposible. En la RDC, los artesanos mineros

constituyen el segmento mayoritario delsector minero. Se estima que existen en-tre 1 y 2 millones de artesanos; con unamedia de 4 o 5 personas dependientesde cada minero, resulta que entre 4 y 10millones de congoleños dependen de esta actividad para sobrevivir. Los artesanos mineros en la RDC

forman un grupo sociológicamente he-terogéneo compuesto por jóvenes (co-mo Adon Kalenga) que interrumpen susestudios por falta de dinero, agricultoressin tierra debido a conflictos o a la pre-sión demográfica, maestros reconverti-dos por causa de un salario insuficientepara mantener a la familia, ex soldadosdesmovilizados, etc. Normalmente lasmujeres no cavan, pero se mueven entorno a los yacimientos artesanales rea-lizando tareas de limpieza y refinado deminerales o de apoyo a la vida de los ar-tesanos (preparación de comida, etc.).Esta actividad, que se realiza a tiem-

po parcial o a tiempo completo, suponeserios retos para la vida de los artesanos:problemas de salud y seguridad laboral;extensión de enfermedades transmisi-bles; incertidumbre en los derechos

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legales de explotación; acoso y abusoeconómico por parte de funcionariosgubernamentales, grupos armados o in-termediarios; expulsión de las minaspor empresas privadas que adquieren le-galmente la concesión; trabajo infantil otrabajo forzado; comercio ilegal de mi-nerales que resulta en la no generaciónde rentas para el Estado; y prácticas de-ficientes de protección del medio am-biente.

Las ganacias diarias oscilanentre 1 y 2 dólares de media.

Si bien el beneficio monetario obte-nido de esta actividad es inmediato,también es aleatorio y particularmenteprecario. Se estima que en la RDC lasganancias diarias oscilan entre 1 y 2 dó-lares de media, aunque muy a menudoson dilapidadas en vez de ahorradas.Efectivamente, los yacimientos estánnormalmente muy aislados de núcleosurbanos, y por ello el coste de la vida es mayor que en otras partes. Además,los artesanos viven a menudo solos ygastan importantes sumas en alcohol,prostitución o mantenimiento de una se-gunda familia. Se trata pues de una eco-nomía de supervivencia y de una tram-pa de la pobreza con una probabilidadalta de endeudamiento durante la esta-ción de lluvias que dificulta la explo -tación y aumenta los riesgos de saludasociados a las malas condiciones deextracción.Dicho esto, existen pocas alternati-

vas a la minería artesanal, dada la falta

de otras soluciones que produzcan em-pleos con sueldos decentes. Esta acti -vidad constituye el último filón socialpara evitar la caída en la pobreza ab -soluta, y sin embargo no concede una sólida perspectiva de futuro. Además,en la región del Kivu, la presencia mili-tar o paramilitar castiga a los artesanosde diversas maneras: impuestos ilícitossobre los circuitos de producción y co-mercialización, remuneración de la pro-tección forzada de los yacimientos, obien trabajo forzado. Sin embargo, hoyen día se considera que las fuentes de financiación de la guerrilla hutu ruan-desa del FDLR (Fuerzas Democráticasde Liberación de Ruanda, que opera enla región del lago Kivu) no se reduce ala explotación de los artesanos mineros:al contrario, se extiende al comercio detodos los productos básicos, la exacciónde para-impuestos y la venta de pro-ductos agrícolas. En ausencia de un es-tado que garantice la seguridad y sea ca-paz de conectar la región con su entornogeográfico, asistimos a una militariza-ción de la economía del este del Congoque va mucho más allá del sector ex-tractivo.

3.2.3. La formalización del sectorminero artesanal en el Este de la RDCPuesto que la actividad informal de losartesanos mineros no tiene a corto plazoalternativas viables, el camino a seguirpasa principalmente por su formaliza-ción. Existen iniciativas de formaliza-ción, y pueden ser clasificadas en cua-tro categorías principales, distintas perocomplementarias: la organización de losartesanos, la trazabilidad, la certifica-ción y la diligencia debida.

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– La organización de los artesanosmineros consiste en el sostén a la semi-mecanización de su trabajo, suestructuración en cooperativas, la reglamentación de los conflictos delsuelo, el desarrollo de las infraes-tructuras y el reforzamiento de la sociedad civil.– La trazabilidad se concreta en el seguimiento de los minerales desdesu lugar de extracción a fin de deter-minar la mina de origen y evitar asíque los compradores se provean enyacimientos controlados, por ejem-plo, por grupos armados. Sin embar-go, esta trazabilidad no permite veri-ficar si durante el transporte de losminerales entre la mina y el lugar de venta ha habido episodios de extorsión.– La certificación pretende evitar elconflicto en el yacimiento mineropor la vía del respeto a ciertas nor-mas sociales y medioambientalesobligatorias. La Conferencia Inter -nacional para la Re gión de losGrandes Lagos (CIRGL) trabaja actualmente en la elaboración de un sistema de certificación regionalque incluya la RDC, Ruanda, Bu -rundi y Uganda.– La diligencia debida (due diligen-ce) se puede definir como el procesopor el que una empresa implicada enuna cadena de aprovisionamientogarantiza que no compra mineralesligados a un conflicto. Este métodoconsiste en el seguimiento de los pro-ductos desde su lugar de extraccióny se basa en cuatro pilares: la iden-tificación de los riesgos de conexión

con un grupo armado; estrategiaspara contrarrestar estos riesgos; au-ditorías independientes; y la publi-cación de las medidas tomadas porla empresa. El estándar de diligenciadebida más común es el del la OC-DE.En estos esfuerzos de formaliza-

ción de la actividad minera informal, elpapel de las empresas mineras indus-triales es ambiguo, aunque dichas em-presas tienen poder para solucionar sa-tisfactoriamente algunos problemas. Enconcreto, la empresa canadiense BAN-RO, que opera en la zona del Kivu, hatenido que gestionar la cohabitación conlos artesanos mineros que explotaban laconcesión antes de la llegada de la em-presa. De los 6.000 artesanos mineroscensados en el yacimiento, la empresaha contratado a 500 para puestos pococualificados y por un período de 6 me-ses, después de los cuales serán progre-sivamente despedidos. Paralelamente,BANRO proyecta financiar la creaciónde pequeñas y medianas empresas loca-les por medio de la concesión de micro-créditos, a condición de que las empre-sas empleen a una parte de los minerosdespedidos. Sobre la presencia de arte-sanos mineros en las partes de la con-cesión de BANRO que todavía no estánen explotación, la empresa parece dis-puesta a tolerar un número limitado deellos, con tal de que respeten ciertas re-glas. Se plantea entonces la cuestión desaber cómo contenerlos en las zonaspreestablecidas o de llegar a un acuerdoque les permita ejercer la minería en otraparte hasta el inicio de la explotación in-dustrial en los yacimientos propiedad dela empresa.

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3.2.4. Un intento global: la ley Dodd-FrankUna de las medidas implementadas pa-ra intentar reducir el nivel de conflictoen los Kivus es la ley «Dodd Frank»,aprobada en julio de 2010 por el Con -greso de los EEUU. En efecto, la USDodd Frank Wall Street Reform andCon sumer Protection Act (section 1502)establece la obligación por parte de lasempresas registradas en la Secu rityExchange Commission (SEC) de losEstados Unidos que usan ciertos mine-rales de establecer el origen de dichosminerales. Si provienen de la RDC o deun país limítrofe, las empresas debenentonces informar de las medidas de di-ligencia debida tomadas para evitar queestos minerales financien el conflicto.Como reacción a esta legislación

transatlántica, el presidente Kabila im-puso una suspensión del comercio deminerales del este del país entre sep-tiembre de 2011 y marzo de 2012, a finde forzar el cese de la implicación mili-tar en la extracción minera. Esta medi-da no tuvo el efecto benéfico pretendi-do, sino un impacto socio-económiconocivo para la población local y parti-cularmente para los artesanos mineros,dado que la actividad comercial en tor-no a los minerales se detuvo casi total-mente durante meses.Como consecuencia imprevisible y

dramática de la ley americana, el sectorelectrónico decretó un embargo de hechosobre los minerales del Este del Congo.Así, debido a la duda ante la aplicaciónde la ley y la falta de medios suficientessobre el terreno para asegurar el origende los minerales, el sector prefirió abas-tecerse en otros países. Por lo tanto, el

comercio legal e ilegal de minerales dis-minuyó drásticamente, en provecho delcontrabando hacia el extranjero y deotras rentas criminales controladas porgrupos armados. La población perdióuna parte importante de sus actividadescomerciales sin por ello ganar en estabi -lidad o seguridad. Además, las iniciati-vas emprendidas para permitir la traza-bilidad y la certificación de los mineralesfueron suspendidas por falta de compra-dores de estos productos. La situación delos artesanos mineros era en 2012 másprecaria que nunca en los Kivus.

La actividad minera es intrínsecamente insostenible

a largo plazo.

En todo caso, es necesario señalarque la actividad minera –formal o in-formal– es intrínsecamente insosteniblea largo plazo: los minerales no se re-nuevan. Por ello, resulta indispensabletrabajar en paralelo en sectores como laagricultura o el turismo, a fin de diver-sificar una economía y abrirle horizon-tes permanentes.

3.3. La situación en Katanga

3.3.1. Tradición empresarial paternalistaKatanga ocupa el rincón sureste del país. Tiene 9 millones de habitantes yuna superficie de 518.000 Km2 (ligera-mente inferior a la superficie de Francia).La provincia, cuya capital es Lubum -

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bashi, contiene importantes reservas decobre y cobalto: de hecho, forma partecon el norte de Zambia del denominadocopper belt, que ha sido descrito comoun “escán dalo geológico” por la altaconcentración del metal en los minera-les. La minería de la zona cuenta conuna larga tradición, que se remonta aépocas pre-coloniales. Durante la épocade la Co lonia Belga (1908-1960) lacompañía Union Minière du Haut Ka -tanga (UMHK) explotaba el cobre y elcobalto, y al mismo tiempo proveía asus trabajadores y al resto de la pobla-ción con bienes públicos y privados bá-sicos prácticamente gratuitos: viviendae infraestructura urbana, hospitales, es-cuelas, electricidad, carreteras y mediosde transporte, economatos, servicio decorreos y comunicaciones radiofónicas.Además, pagaba impuestos al EstadoBel ga y para-impuestos a organismosadministrativos o funcionarios sin reci-bir a cambio ninguna prestación públi-ca útil.En 1967 UMHK se convirtió en

Gecamines (Générale des Carrières etdes Mines), empresa 100% pública quecontinuó jugando el mismo papel en lasociedad de Katanga que su predece -sora. Un proverbio popular katanguésreza en swahili «Gecamines njo baba,Gecamines njo mama», es decir «Geca -mines es mi mamá, Gecamines es mipapá». Sin embargo, la empresa quedóen práctica bancarrota al inicio del nue-vo milenio: había sido expoliada por elgobierno y por grupos armados, habíaabandonado la producción y sus políti-cas paternalistas habían perecido lenta-mente. Pero como el Estado no ha pa-sado a proveer los bienes públicos que

Gécamines proporcionaba a la pobla-ción, ésta ha trasladado sus expectativasa las nuevas empresas mineras que lle-gan al Katanga bajo el amparo del Có -digo Minero de 2002.

Las grandes empresas teníancomportamientos paternalistasy cubrían buena parte de lasnecesidades de sus empleados

y familias.

Es interesante señalar aquí un para-lelo con la historia industrial europea. Ainicios de la industrialización en Euro -pa, también las grandes empresas tení-an comportamientos paternalistas y cu-brían una buena parte de las necesidadesde sus empleados y familias; pero conel tiempo estas funciones pasaron a serrealizadas por el Estado. En cambio, enla RDC –y también en otros países afri-canos– esta transferencia de funcionesno se ha podido realizar, dado que losEstados no han tenido capacidad –hastael momento– para asumirlas. Ello supo-ne un reto a la vez para los gobiernosafricanos y para las empresas extranje-ras que operan en estos países.

3.3.2. La cuestión de los contratosminerosEn 2011 estaban operando en Katangaen torno a 350 empresas mineras priva-das, explotando principalmente cobre ycobalto. El Código de 2002 estableceque cualquier empresa minera debe te-ner un mínimo del 5% de participación

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accionarial del Estado congoleño (a tra-vés de Gécamines, hoy holding públicominero). Con todo, los contratos mine-ros son de una gran complejidad: debenespecificar principalmente, además delas participaciones accionariales, los pa-gos de impuestos a la producción (con-dicionados a los niveles de produccióny a los precios del metal), exencionesimpositivas durante un período inicialde inversión, planes de inversión socialde la empresa en la comunidad local, yplanes de impacto y restauración me-dioambiental. Algunos de estos contratos se habí-

an firmado antes de 2002,7 otros se mo-dificaron con la entrada de nuevos so-cios en las compañías, y unos tercerosse firmaron sujetos solamente al Códigode 2002. Sin embargo, puesto que el pe-ríodo de transición a la democracia(2002-2006) fue políticamente convul-so, en 2007 el gobierno y la sociedad ci-vil congoleños estimaron oportuno abrirun proceso de revisión de la legalidadde dichos contratos mineros. Este pro-ceso implicó la revisión de los contratosde las mayores empresas mineras, y ter-minó en 2009 con un extenso informeque concluía que ningún contrato de losanalizados era 100% legal: la mayoríadebían ser ampliamente renegociados; yuna minoría era claramente ilegal, y portanto la concesión podía ser retirada yofrecida a otras empresas. Aunque enge neral se ha llegado a acuerdos des-pués de las renegociaciones, en algúncaso la empresa ha sido expulsada de laconcesión y los derechos de explotaciónhan sido transferidos a empresas con-troladas por amigos de altos funciona-rios de la Administración.

Dado que Gecamines no es nuncaaccionista mayoritario (el mínimo del5% no sobrepasa en la práctica el 50%),en la cuestión de los contratos minerosse juegan dos aspectos principales. Enprimer lugar, se dirime la parte de la ri-queza generada por la actividad mineraque va a quedarse en la RDC y la parteque va a expatriarse a los países de ori-gen de los principales accionistas. Dehecho, los contables de las empresasmultinacionales aplican un potente ar-senal de técnicas para eludir el pago delas diversas exacciones (impuestos, ro-yalties, tasas, dividendos, etc.) en lospaíses huéspedes, para derivar la mayo-ría de pagos a paraísos fiscales. En se-gundo lugar, los contratos influyen en laforma de gobernar la empresa a travésde las decisiones de los Consejos deAdministración: Gecamines tiene pocopeso en la toma de decisiones que afec-tarán a la forma de cumplir o eludir lasdisposiciones laborales o medio am bien -tales, o que determinarán la cantidad ycalidad de las inversiones sociales de laempresa.

Las autoridades y las ONG másilustradas son conscientes deque la tecnología y la inversiónextranjeras son necesarias para

explotar la riqueza.

La percepción general de la pobla-ción, los funcionarios públicos y lasONG de Katanga sobre el asunto de loscontratos es que las empresas extranjeras

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están pagando poco. Sin embargo, las au-toridades y las ONG más ilustradas sonconscientes de que la tecnología y la in-versión extranjeras son necesarias paraexplotar la riqueza, y de que no puedenasustar al capital extranjero con cons-tantes renegociaciones que erosionen laseguridad jurídica de dicha inversión.Finalmente, las empresas, presionadaspor sus accionistas8 y sus dirigentes enlos países de origen, intentan al mismotiempo ganar beneficios y evitar proble-mas con la comunidad local.

3.3.3. Problemas de las empresassobre el terrenoA pie de yacimiento, lejos de los debatessobre la legalidad o la legitimidad de loscontratos, se despliegan otras dinámicasy otros problemas. Los principales temasdiscutidos son: la relocalización de laspoblaciones desplazadas por la actividadde las empresas; la relación con los arte -sanos mineros; la gestión de las infraes-tructuras y de las inversiones sociales enlas comunidades locales; los problemasmedioambientales; y la existencia dealianzas perversas que afectan negati-vamente al bienestar de la población.

RelocalizaciónLa habilitación de los yacimientos don-de se extrae el mineral y la construcciónde las plantas de procesamiento/trans-formación del mineral conllevan a me-nudo la relocalización de parte de la población. En estos casos, la normativainternacional exige que las condicionesvitales y económicas de la poblacióndesplazada tras la relocalización seanmejores que antes de la llegada de la

empresa. Aquí las prácticas empresaria-les son muy diversas: alguna empresas(generalmente las mayores) aplican di-cha normativa concienzudamente yconsultando a la población local; otrasoptan por las soluciones más baratas yrápidas para la empresa. Las decisionesresultan en casas, pueblos, colegios odispen sarios/hos pitales de mayor o me-nor calidad; y en nuevas formas (más omenos precarias) de ganarse la vida pa-ra los habitantes afectados. En este últi-mo punto, las empresas mineras recu-rren a diversas opciones: contratar entrela población local a trabajadores de lamina; ofrecer una compensación fija alque ha perdido su modo de vida; u ofre-cer microcréditos y asesoramiento paraque se creen pequeñas empresas localesque eventualmente se conviertan enproveedores de la empresa: por ejem-plo, talleres de costura a los que la em-presa encarga ropa de trabajo de los mi-neros, o explotaciones agrarias paraproducir alimentos a consumir por lostrabajadores. Sin embargo, en conjunto,las empresas mineras no son capaces deocupar a toda la población activa de laszonas donde empiezan a operar, lo cualgenera malestar en las comunidades.

Las operaciones de relocalizacióngeneran altas expectativas en la población, que acaba

desilusionada en el proceso.

Las operaciones de relocalizaciónson conflictivas muy a menudo, en elsentido de que generan altas expectati-

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vas en la población, que acaba desilu-sionada en el proceso. Las empresas ex-tranjeras encuentran también dificulta-des culturales imprevistas. Por ejemplo,el pueblo desplazado en el interior de la concesión de la empresa Tenke Fun -gurume Mining conoció una epidemiade divorcios debida en buena parte alaumento del nivel de vida experimenta-do tras la relocalización.

Relación con los artesanos minerosEn Katanga existen dos tipos de empre-sas mineras de cobre y cobalto: las ma-yores, que son propietarias de los ya -cimientos y que construyen plantasprocesadoras que transforman el mine-ral en cobre y cobalto más o menos re-finados; y las pequeñas, que no tienenyacimiento y sólo son propietarias deplantas procesadoras. Las primeras se relacionan con los artesanos minerospresentes en la concesión por medio delos procesos de relocalización, y ade-más protegiendo sus concesiones de losintentos de pillaje de mineral por partede ciertos grupos de artesanos. Las se-gundas financian la actividad de extrac-ción de los artesanos mineros para lue-go comprarles el mineral de formaexclusiva y a un precio que descuenta elpréstamo inicial. Dos son los principa-les problemas en este caso. El primeroes la capacidad de negociación de los artesanos en relación con el precio deventa del mineral. Aquí existen a vecesinstituciones mediadoras (intermedia-rios/transportistas o sindicatos de mine-ros) que convierten en más compleja (ya menudo más injusta para los artesa-nos) la relación artesano-empresa. Elsegundo es la habilitación por parte del

Estado de concesiones mineras exclusi-vas para los artesanos: aquí el Estadoprefiere vender concesiones a las em-presas antes que arrendarlas a los arte-sanos mineros, a pesar de que la legis-lación minera estipule la necesidad demantener sitios exclusivos para los ar-tesanos. En este sentido, el proceso dereforma del Código minero congoleño(iniciado en 2012) va a generar desafí-os cruciales para el futuro del sector mi-nero artesanal.

Gestión de las infraestructuras e inversiones socialesEn general, los diferentes niveles de laAdministración Pública (central, pro-vincial, local) no garantizan las infraes-tructuras suficientes para que las empre-sas mineras puedan operar de maneraeficiente: las mineras deben apoyar a la compañía de electricidad pública(SNEL) o activar generadores de elec-tricidad propios; encargarse del mante-nimiento de carreteras de acceso a la mina; hacer llegar agua corriente a laconcesión; etc. La percepción de los di-rigentes de las empresas es que están pagando impuestos al Estado, y a cam-bio no reciben servicios públicos.9 Porello, se ven obligados a promover in-versiones en bienes públicos y serviciosbásicos en el entorno de la mina. En lapráctica de dichas inversiones, cada em-presa las planea y ejecuta de manera quepueden resultar más o menos provecho-sas para la población local. Por ejemplo,en Ruashi (barrio de Lubumbashi, capi-tal de Katanga), las dos principales em-presas mineras no están coordinándosesuficientemente con la Administraciónmunicipal para que el agua corriente,

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más allá de alcanzar a las empresas, lle-gue a toda la población. En esta cues-tión se manifiesta el choque cultural entre, por un lado, la mentalidad pa -ternalista de la población y de la admi-nistración local, y por el otro, la men -talidad empresarial liberal según la cualla responsabilidad de la empresa es pagar impuestos para que la Adminis -tración provea bienes y servicios públi-cos.

Problemas medioambientalesLa industria minera realiza actividadesque generan mucha polución. En con-creto, las tecnologías de extracción ytransformación del cobre y el cobalto incluyen procesos mecánicos, quími-cos, eléctricos o térmicos, que generanhumos, residuos sólidos o líquidos con-taminantes. Las mineras más responsa-bles usan filtros de humos y depósitos obalsas estancas para eliminar o reducirel impacto medioambiental. Pero otrasempresas son menos responsables yvierten al aire, al agua o al suelo estosdiversos residuos. Por ejemplo, una mi-nera de un barrio de Lubumbashi ha si-do reiteradamente acusada por las ONGy por el Partido Ecologista Congoleño

de verter productos químicos al suelo yal agua, y así estar contaminando losacuíferos y la producción agrícola de lazona. Sin embargo, ciertas denunciasacaban en saco roto debido a la falta dereacción de funcionarios públicos quereciben dinero por su inhibición.

Alianzas perversasEn la gestión de todos estos problemashemos observado la génesis de alianzastemporales perversas entre actores. Porejemplo, a veces miembros de la Ad -ministración se alían con ciertas ONGlocales para culpabilizar a las empresas(sobre todo si son extranjeras) de malessociales de los que la Administración esdirectamente responsable, o de accionesperjudiciales que en realidad no han si-do cometidas por empresas. Otras ve-ces, la empresa se alía con funcionariosde la Administración para ocultar ac-ciones empresariales siniestras o negarderechos básicos a la población local.En este sentido, el mal funcionamientodel estado de derecho (jueces y funcio-narios) pervierte las dinámicas de rela-ción entre las empresas, la administra-ción y la sociedad civil, que no puedejugar su papel de contrapesos.

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Con la vista fija en estas personas, lapregunta que nos planteamos a la horade iniciar estas conclusiones es: ¿cuálesson los aspectos clave de la situaciónanalizada y qué pueden hacer los diver-sos actores (empresas, militares, políti-cos y población sufriente) implicadosen ella, a fin de que todos los congole-ños, y especialmente los que más su-fren, vivan de una forma más humana?O, dicho de un modo que acentúa unaparadoja central de la RDC: ¿Cómoconseguir que un país tan rico en recur-sos –escándalo geológico– deje de serde los más pobres del mundo por medio

de una explotación eficiente y un repar-to justo de los beneficios de la minería?Acabamos de percibir la compleji-

dad de los retos del sector minero con-goleño: sea el sector industrial en unaprovincia relativamente estable (Katan -ga) o el sector artesanal en una regiónsometida a conflictos armados, inscritaen la encrucijada de la política, la eco-nomía y la sociedad («el Este» o la re-gión del lago Kivu). En esta conclusión,intentaremos ilustrar cómo desde tresámbitos (política, economía, sociedad)se podrían sostener una actividad ex-tractiva que contribuya realmente al

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4. CONCLUSIÓN

Tras el análisis de la compleja realidad política y económica que expli-ca el funcionamiento de las minas del rey Leopoldo, llega el momentode sacar conclusiones. En ellas queremos comenzar volviendo la vistahacia las personas que nos han introducido en esta realidad: las muje-res maltratadas en la zona del lago Kivu y el joven Adon Kalenga, arte-sano minero en Katanga.

desarrollo del Estado congoleño y albienestar de su población, en un hori-zonte de largo plazo que tenga en cuen-ta el inevitable final de la actividad mi-nera.

4.1. PolíticaDesde un punto de vista político, las di-ficultades encontradas por el conjuntode la sociedad congoleña, más allá delsector minero, son numerosas y remitentodas a la falta de un funcionamiento co-rrecto del estado congolés. El sector ex-tractivo es presentado a veces como labase de la corrupción o de los conflic-tos en el Este del país. Pero también escierto que su funcionamiento es conse-cuencia del fallo del estado de derecho.Efectivamente, si el aparato del estado(que, como hemos visto en el capítulo2, está hipotecado por un presupuestoirrisorio y vive condicionado por un te-rritorio vastísimo y una densidad de po-blación muy baja) consiguiera asumirsus funciones, entonces la situación de-bería evolucionar positivamente tam-bién para el sector minero. Dichas fun-ciones se concretan en la garantía de laseguridad para el conjunto del territoriomediante la reforma del ejército y la po-licía; la lucha contra la corrupción en to-dos los niveles del poder; la administra-ción de una justicia imparcial y eficazen la lucha contra el mal gobierno; y enla provisión de infraestructuras adecua-das al desarrollo económico. Hace falta,pues, fomentar una aproximación másglobal a los problemas identificados. En efecto, enmarcar mejor la activi-

dad extractiva y estabilizar el Este no se-rán suficientes para resolver el conjun-

to de dificultades que afronta el estadocongoleño: hay que conseguir que unestado democrático de derecho10 desa -rrolle el país de forma permanente y quese ponga la actividad extractiva al ser-vicio de la población.

Es necesario diversificar la economía congoleña que se basa esencialmente en la riqueza del subsuelo: una riqueza no renovable.

Desde este punto de vista, es nece-sario diversificar la economía congole-ña que se basa hoy esencialmente en lariqueza del subsuelo: una riqueza natu-ralmente no renovable. Hay que pro-mover que una parte creciente de estosminerales sea transformada en el país ytambién desarrollar otros sectores comoel turismo, la agricultura o la industriaalimentaria (cervecerías, azucareras).Se estima en menos de 100 años la es-peranza de vida de los yacimientos con-goleños actuales, y por ello urge ampliarla base económica del Congo. Ello su-pone una visión política a medio y lar-go plazo diferente del beneficio máxi-mo inmediato. Hacen falta políticasactivas e incentivos para que la pobla-ción no lo apueste todo al sector mine-ro: para que Adon Kalenga pueda vol-ver a la escuela y labrarse un futuro másallá de la mina; para que los que debenser sus maestros no abandonen las aulasy acompañen a Adon en la mina porqueganan un sueldo superior al del sector

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educativo; o para que haya agricultoresque produzcan los alimentos que hoyKatanga importa porque la mina es másrentable que el huerto. Es, por ello, esencial el apoyo de la

comunidad internacional al estado con-goleño, principalmente por la vía de lareforma del sector de seguridad; y la vi-sión general de la Comunidad Inter -nacional de la Región de los GrandesLagos (CIRGL) es muy importante, dado que permite abordar de forma coherente cuestiones económicas y mi-litares que sobrepasan una perspectivaestrictamente congoleña.

4.2. Economía

4.2.1. En la región del lago KivuDesde un punto de vista económico, esnecesario constatar que el mero boicotinternacional a los minerales de sangreproducidos en la región del Kivu es po-co probable que conduzca a aumentar laseguridad y la estabilidad política: talcomo hemos mostrado más arriba, losgrupos armados de la zona no se debili-tan con dicho boicot porque se financiancon exacciones a todos los sectores pro-ductivos: no solo al sector minero arte-sanal. En cambio, parece más indicadomodificar la contribución del sector mi-nero al desarrollo del país por medio dela formalización de la actividad de losartesanos mineros.Efectivamente, el actual proceso de

revisión del Código minero de 2002 esuna oportunidad para asentar y formali-zar esta actividad económica en el pai-saje congoleño. Hoy en día no existeprácticamente una clase media en esta

región, pero el reconocimiento del pa-pel socio-económico de los artesanosmineros puede restañar dicho déficit. Eldesarrollo de los artesanos mineros esposible si se les dota de un estatus legal,de un régimen jurídico de uso del sue-lo, de estructuras de organización, dematerial y de formación, de infraestruc-turas que acaben con el aislamiento ypermitan el comercio. En paralelo, hayque promover la trazabilidad, la certifi-cación y la diligencia debida. Existennormas nacionales (el Código Minero),regionales (CIRGL) e internacionales(Dodd-Frank y la ONU) en la materia:la dificultad es llevarlas a la práctica ysancionar su transgresión. Aquí las ini-ciativas regionales e internacionales ad-quieren sentido ante una economía glo-balizada, pero plantean la pregunta porla coherencia entre estos diferentes ni-veles de gobierno.Restableciendo la confianza de los

compradores de minerales congoleños ydotando a la administración local demedios que permitan la implementaciónde la diligencia debida, de la cualifica-ción de los yacimientos mineros en fun-ción de las condiciones reales de ex-tracción, de la verificación del origen delos productos y de la ausencia de cone-xiones con los conflictos, tiene que serposible contribuir al desarrollo de unaactividad que permita a la población vi-vir decentemente de su trabajo. El apoyo de la comunidad interna-

cional es crucial en este aspecto, dadoque ella es capaz de influir en el com-portamiento, no sólo de las empresasmultinacionales que explotan los mine-rales congoleses, sino también de lasque se aprovisionan de minerales de la

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RDC. En este sentido, la ley «Dodd-Frank» es un ejemplo reciente de la ne-cesidad de abordar los retos mineros enel marco de una reflexión global a fin deevitar efectos perversos en la poblacióny de prever medidas de acompañamien-to de la implementación de este tipo denormativa. Parece pertinente asociar ala sociedad civil local a la reflexión so-bre estos proyectos para captar mejor lacomplejidad de una realidad ciertamen-te muy compleja y a menudo difícil-mente comprensible a los ojos de los ex-tranjeros.

4.2.2. En la provincia de KatangaEn esta provincia, las cuestiones de se-guridad son menos acuciantes. El pro-blema se centra en las disfunciones quese producen por causa de la reciente lle-gada de las empresas y la falta de un diá-logo inclusivo y abierto entre empresas,administración pública y sociedad civil/ONGs. Más que un diálogo inclusivo yabierto, se están desarrollando, tal comohemos señalado, alianzas perversas.Señalar a uno de estos tres sectores co-mo el único culpable sería erróneo, pordiversas razones: por la cantidad de em-presas y la variedad de sus comporta-mientos éticos; por la diversa capacidadde comprensión y honestidad de lasONGs que operan en el sector de dere-chos humanos e industrias extractivas;y por las disfunciones de la joven demo -cracia congoleña en su sistema de ad-ministración territorial descentralizado(gobierno central en Kinshasa, gobiernoprovincial en Lubumbashi, gobiernoslo cales a pie de mina). Así, cada uno deestos tres sectores sociales debe afron-tar sus retos internos y al mismo tiem-

po promover espacios de diálogo conlos otros dos a fin de ir encontrando so-luciones a los problemas que van sur-giendo.

Entre las empresas se debe promover la responsabilidadsocial, tanto a nivel individualcomo del sector minero en su

conjunto.

En primer lugar, entre las empresasse debe promover la responsabilidad so-cial, tanto a nivel individual como delsector minero en su conjunto. En con-creto, las empresas pueden desarrollarinfraestructuras al servicio de su propionegocio, pero que también sirvan al res-to de la economía y la sociedad (carre-teras, agua, electricidad, etc.). Ademáspueden promover actividades económi-cas vinculadas con la minería que aña-dan localmente valor a los productos dela minería antes de ser exportados (porejemplo, fábricas de transformación delcobre en hilo eléctrico), u otras que so-brevivan una vez las reservas mineralesse agoten. Y finalmente, pueden tomarconciencia de que su papel no es el desustituir al Estado en el territorio (tal co-mo habían hecho las grandes empresascoloniales y post-coloniales) sino apo-yarlo (también pagando impuestos jus-tos) para que dicho Estado pueda ejer-cer sus funciones propias y promover elbien común. En las relaciones entre em-presas y Administración, las dificulta-des son más judiciales que legislativas:

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existe un Código minero más o menosaceptable, pero su aplicación deja mu-cho que desear por causa del funciona-miento de la justicia. Por eso, a títulosubsidiario, los Estados de origen de lasempresas mineras extranjeras activas enla RDC se deben dotar de una legisla-ción obligatoria y de competencias judi -ciales extra-territoriales para garantizarel respeto a los derechos de la poblaciónlocal ante las empresas. En esta direc-ción, un ejemplo claro a apoyar y per-feccionar es la ley americana Dodd-Frank sobre la transparencia del sectorminero y de los minerales extraídos encontexto de conflicto. Dicha ley tiene elmérito de existir e inspirar a otros par-lamentos; pero su defecto es que solodesarrolla medidas represivas, sin pre-ver medidas de acompañamiento al sec-tor, a los artesanos mineros o al Estadocongoleño. La Unión Europea estudiauna iniciativa similar. Pero hay que re-cordar que la mayoría de empresas ac-tualmente presentes en la RDC provie-nen de países emergentes en que noexisten tales leyes. Es necesario puesmantener el apoyo al estado de derechoen territorio congoleño y a las legisla-ciones nacionales, regionales e interna-cionales.En segundo lugar, una reforma de la

administración (a niveles central, pro-vincial y local) y el reforzamiento de susfunciones de garante de la ley ayudaríaa evitar y corregir los abusos que em-presas irresponsables cometen en temasmedioambientales, laborales y de pro-moción del desarrollo económico en elentorno de los yacimientos mineros (in-cluido un mejor trato con los artesanosmineros). Además, el buen uso de los

impuestos por parte de la administra-ción haría más aceptable a las empresasel pago de impuestos y eventualmentela renegociación de los contratos mine-ros en términos más favorables alEstado congoleño. Y en tercer lugar, las ONG deberían

coordinarse más a fin de constituir in-terlocutores inteligentes de la adminis-tración y de las empresas en la soluciónde problemas comunes. Además, hayque urgir la reforma de algunas ONGque se dedican a financiarse en base aempresas en vez de buscar soluciones.Dicha reforma elevaría la credibilidadde las ONG como interlocutoras de em-presas y administración pública. En conjunto, el camino de estas re-

formas en el interior de cada sector escompatible con el diálogo intersectorialcentrado en problemas que afectan aempresas mineras singulares (p. ej. ver-tidos de productos tóxicos en ríos), a de-terminadas poblaciones donde operamás de una empresa (p. ej. coordinaciónentre empresas vecinas de las inversio-nes sociales en el territorio que compar-ten) o a la provincia entera de Katanga(p. ej. coordinación de empresas, ONGy administraciones en la implementa-ción de planes de desarrollo provincia-les en temas como las infraestructurasdel transporte).

4.3. SociedadFinalmente, desde un punto de vista so-cial, es interesante estudiar el papel quela sociedad civil ocupa hoy en el desa -rrollo económico y político de la RDC.Efectivamente, la sociedad civil tienetradicionalmente una función funda-

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mental de contra-poder, similar al de laprensa por ejemplo, cuando analiza ypone en cuestión las decisiones de agen-tes políticos. En el Congo, constituye eleslabón indispensable entre la élite diri-gente y la población a fin de jugar efec-tivamente el juego de la democracia.Además, la sociedad civil refuerza y sos -tiene a las comunidades locales y a losartesanos mineros en su cohabitacióncon las empresas mineras industriales.Después de haberse implicado en la

revisión de los contratos mineros (2007-2009), la sociedad civil congoleña se hamovilizado para influir en la revisióndel Código Minero de 2002 para que tome en cuenta las necesidades de for-malización del sector de los artesanosmineros y defienda mejor sus derechosante las multinacionales y los interesesde ciertos funcionarios y políticos. Esinteresante notar aquí una diversidad depuntos de vista en función de las pro-vincias. Así, por ejemplo, Kinshasa (lacapital que se beneficia más de los im-puestos pagados por empresas que delos pagados por los pobres artesanos mineros) tiende a favorecer al sector minero industrial; mientras que las pro-vincias del Kivu (con mayoría del sec-tor artesanal) promueven el reconoci-miento de la minería artesanal en laeconomía congoleña.11 En todo caso, laconcertación a nivel de sociedad civil yONG comienza a nivel provincial y vatrasladándose a nivel nacional a fin deconseguir una posición común ante elgobierno central, competente en la re-forma legislativa.Ciertamente, la sociedad civil con-

goleña puede ser calificada de dinámi-ca y eficaz a pesar de sus grandes dis-

paridades. Sin embargo, es de destacarla importante presencia de la sociedadcivil internacional (ONG globales), es-pecialmente en las provincias del Kivu.Aquí no podemos evitar sospechar quedicha presencia esté sustituyendo o cas-trando a la sociedad civil congoleña.Ello refleja el hecho de que las actitudesneocolonialistas no sólo anidan en lasempresas multinacionales o en los or -ganismos gubernamentales internacio-nales, sino también en el sector de lasONG.

La sociedad civil internacionaldebe ser cuidadosa en el diálogoentre valores globales y valores

locales.

Por eso la sociedad civil internacio-nal debe ser cuidadosa en el diálogo en-tre valores globales y valores locales.Las ONG internacionales deben esta-blecer diálogos para determinar priori-dades de acción a nivel congoleño ytransferir tecnologías apropiadas quesirvan a la consecución de dichas prio-ridades.

4.4. ¿Y nosotros, ciudadanos depaíses ricos?

Los congoleños son evidentemente losactores principales en el proceso decambio local; pero en el marco de unaeconomía, una sociedad y una políticaen proceso de globalización, no son losúnicos responsables. Por ejemplo, la

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mayoría de minerales extraídos de laRDC sirven en los países ricos para ela-borar cables eléctricos, pilas, joyas deoro o teléfonos móviles, consolas y or-denadores. Por eso consideramos legíti-mo preguntar: ¿qué podemos hacer no -sotros, ciudadanos de los países ricos?La respuesta a esta pregunta pasa por

investigar posibilidades de acción entres direcciones: en tanto que participan -tes en los mercados, en tanto que miem-bros de la sociedad civil, y en tanto quemiembros de la comunidad política.

Para ayudar efectivamente hace falta estar bien informados.

Pero antes de desgranar acciones enestos tres campos, creemos necesarioponer de manifiesto que para ayudarefectivamente a gente como las mujeresdel Kivu o a Adon Kalenga, además debuena intención, hace falta estar bien in-formados. En efecto, la acción a distan-cia es mucho más compleja que la ac-ción local: entre nosotros y ellos existendiversas conexiones que pueden acabargenerando consecuencias contrarias alas pretendidas desde aquí. Por ejemplo,si creemos que podemos reducir el po-der de los grupos armados que operanen el Kivu por medio del boicot a lasempresas que compran minerales extra-ídos por artesanos mineros de la zona,nos equivocamos: estos boicots no es-trangulan la capacidad financiera de dichos grupos, sino que les dan más po-der. A quien estrangulan es a los artesa-nos mineros, que entonces se desespe-

ran y pueden acabar engrosando las fi-las de cualquiera de estas guerrillas. Sinembargo, la complejidad y las accionescon efectos perversos no deberían para-lizarnos, sino activar nuestra inteligen-cia y nuestra participación en organiza-ciones inteligentes que lleven a buen finnuestras buenas intenciones. La igno-rancia es peligrosa.

4.4.1. Participantes en mercadosA partir de los hechos y procesos quehemos expuesto en este cuaderno, cree-mos que un consumidor solidario y responsable no debería exigir a las em-presas que compran minerales prove-nientes de la RDC que abandonen inmediatamente sus conexiones con«minerales de sangre». En cambio, de-bería presionar para que estas empresasse cercioren (mecanismos de diligenciadebida) de que sobre el terreno estáncambiando las condiciones del comer-cio de minerales: a fin de que los arte-sanos mineros y los comerciantes ho-nestos puedan ir quedándose con unamayor proporción de su valor añadido.Aquí queremos subrayar que estos pro-cesos son lentos y complejos: exigenuna acción continuada por parte de lasempresas y coordinada con otros ac -tores (ONG, gobiernos, organismos in -ternacionales). Por eso un consumidor solidario y responsable debe desconfiarde las empresas que ofrecen solucionesaparentemente momentáneas y definiti-vas («Ya no compramos minerales de talzona») y en cambio, apoyar y monitori-zar a empresas que han abierto procesoscolaborativos para ir cambiando las co-sas sobre el terreno («Estamos implica-dos en un diálogo a nivel local con los

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mineros, las ONG y las administracio-nes para implementar procesos de tra-zabilidad y transparencia»).

El consumo responsable tiene la capacidad de cambiar las dinámicas empresariales

irresponsables.

En un plano más general, el consu-mo responsable tiene la capacidad decambiar las dinámicas empresarialesirresponsables: cuando compramos, po-demos ejercer el derecho a preguntar:«¿De dónde viene el coltán de este telé-fono móvil o de este ordenador?» «¿Eldiamante de este anillo, tiene certifica-ción de no estar financiando grupos ar-mados?». Si preguntamos, llegará undía en que las empresas se verán obli-gadas a dar explicaciones y a tomar me-didas: igual que ya existen las etiquetasde «comercio justo» (Fair Trade), lle-garán las etiquetas «Conflict free» o«Producido a partir de reciclaje local».De hecho, ya hay empresas que ofrecenanillos de boda con certificación del ori-gen de sus minerales preciosos. Pero además de preguntar, podemos

informar en nuestro entorno sobre em-presas que siguen buenas prácticas: ellogenera incentivos a estas empresas e im-pulsa a las no responsables a copiar a lasprimeras.También solemos participar en otro

mercado con poder de cambiar las co-sas: el mercado del ahorro. Quizás te-nemos nuestros ahorros en un plan de

pensiones, en un fondo de inversión, oen un banco comercial. Todo este dine-ro lo ponemos en manos de gestores queluego invierten en empresas de diversostipos. De nuevo, la ignorancia es peli-grosa. Y de nuevo, podemos preguntaren qué tipo de empresas invierten los di-versos gestores de nuestros ahorros. Sies pertinente, podemos cambiar de ges-tores, porque existen planes de pensio-nes y fondos de inversión socialmenteresponsables, así como instituciones deahorro que se preocupan por respetarciertos valores (no invertir en empresasde juego, de armamento, etc.) o promo-ver ciertas causas (inversión en empre-sas sociales, en microcréditos, etc.).

4.4.2. Miembros de la sociedad civilLas acciones que acabamos de proponerson complejas, y por ello no siempre escómodo o eficaz realizarlas individual-mente. Aquí entran en juego las organi-zaciones de la sociedad civil, a las quepodemos apoyar y de las que podemosrecibir información: organizaciones deconsumidores y usuarios, ONG para eldesarrollo, etc.En este campo, la complejidad invi-

ta también a la cautela y a la inteligen-cia. Seguramente no es positivo fiarsede ONG que prometen soluciones ins-tantáneas o maniqueas («Los malos sonlos gobiernos» o bien «Los malos sonlas empresas»), ya que los procesos decambio en países en desarrollo como laRDC son lentos y exigen compromisosintersectoriales que no pueden progre-sar con actitudes maniqueas. En cam-bio, es positivo apoyar ONG que com-prenden la complejidad de los procesos

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económicos, que eligen dialogar con actores sociales responsables, y que nocaen en el neocolonialismo porque con-fían las agendas de negociación a líde-res locales responsables. Por ejemplo,en nuestras visitas sobre el terreno, he-mos conocido ONG internacionales queoperan en Katanga y cuyos directivosson congoleses bien formados, con unconocimiento muy profundo de la reali-dad del país, y con un sincero deseo demejorar la situación. A ONG de este ti-po hay que dar apoyo desde los paísesricos.

4.4.3. Miembros de la comunidadpolíticaTambién tenemos poder como miem-bros de la comunidad política. Podemosvotar o militar en un partido político deforma que se potencien iniciativas le-gislativas que promuevan la trazabili-dad de materias primas, la certificacióno la diligencia debida. En cuestionesque afectan a países en desarrollo comola RDC, debemos ser especialmente activos y estar particularmente bien in-formados, porque el des conocimientociudadano en estos temas se traduce au-tomáticamente en falta de presión sobrelos políticos y en manos libres para lasempresas multinacionales, que no siem-pre son socialmente responsables.En un plano más general, el campo

de la cooperación internacional requie-re igualmente información y formación.En efecto, si desconocemos las coor -denadas de una auténtica cooperacióninternacional al desarrollo, también aca-baremos dejando este tipo de políticas

en manos de los políticos o de ciertasempresas que venden armas o produc-tos inútiles a países en desarrollo a car-go del presupuesto de cooperación. Eneste sentido, nos parece especialmenteimportante señalar que gran parte de losproblemas de los países pobres viene deunas relaciones internacionales injustas.Por ello, no debemos olvidar que unavance en la reducción de aranceles eu-ropeos a productos agrícolas de paísesemergentes ayuda más al desarrollo quemuchos proyectos de cooperación téc-nica o que acciones (bienintencionadas)de ONG paternalistas.Finalmente, queremos recordar que

problemas como los que hemos expues-to en este cuaderno son dirimidos a nivel del Parlamento Europeo o de laComisión Europea: la regulación deempresas europeas que operan en paísesen desarrollo, por ejemplo. Por eso la di-mensión europea de nuestra militanciapolítica se está convirtiendo cada día enmás importante. En resumen: con nuestras tres gorras

de consumidores/inversores, de miem-bros de la sociedad civil y de miembrosde la comunidad política, tenemos máspoder individual y colectivo del que nosimaginamos. Ejerciéndolo con buenasintenciones y con inteligencia, apoyadosen organizaciones fiables, iremos cam-biando las cosas a la vez que cambia-mos nuestra propia mentalidad. Porqueen el interior de cada uno está la raíz denuestras acciones, de nuestra decisiónbienintencionada y eficaz para cambiarlas vidas de gente como las mujeres delEste de la RDC o como Adon Kalenga,el joven artesano minero de Katanga.

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1. El escrito «La guerre vécue par les femmes» cir-culó por internet en forma de correo electróni-co en junio de 2006.

2. http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601081&sid=aW8xVLQ4Xhr8 (consultado el5 de junio de 2012)

3. El presente apartado tiene como principal fuen-te de inspiración: J. F. MÀRIA, «De la guerra ala democracia. La República Democrática delCongo», Revista de Fomento Social, 238 (2005),vol. 60, Córdoba, pp.283-312.

4. La densidad de población en RDC en 2011 erade 29,3 habitantes por Km2: una cifra muy ba -ja, que impide al ejército y la administraciónpública controlar efectivamente todo el terri-torio y velar por su desarrollo. La alta den si -dad de sus vecinos del este (Ruanda, cerca de200hab/km2; Burundi, cerca de 150 y Uganda,cerca de 60) convierte el territorio del nordes-te de la RDC, rico en minerales, en una zonamuy codiciada. Su bajo desarrollo urbano,económico y educativo son factores adiciona-les que dificultan la paz y el desarrollo.

5. Para una descripción detallada de los hechos yalianzas vinculadas con este período, ver J.CA SÒLIBA y J. CARRERO, África de los Gran desLagos. Diez años de sufrimiento, destruccióny muerte, Barcelona, Cristianisme i Justícia,Cuaderno 95 (2000).

6. Este mineral, usado sobre todo en ordenadores yteléfonos móviles, se vendía en aquel momen-to a 350$/kg. Dado el bajo coste de produc-ción artesanal del coltán congoleño y su altaconcentración en tántalo, es un mineral muydemandado por el mercado.

7. Entre los contratos firmados antes de 2002 unaparte significativa fue firmada durante el con-flicto de 1996-97, y con Laurent Kabila entanto que futuro presidente. Kabila padre teníanecesidad de fondos para financiar a sus tro-pas y derrotar a Mobutu. Por ello, las condicio -nes establecidas en estos contratos eran escan-dalosamente desfavorables para el Estadocongoleño.

8. La referencia a los accionistas conecta a la em -presa con problemas globales, aparentementelejanos a la RDC pero que acaban influyendoen el funcionamiento de las empresas en terri-torio congoleño: problemas como las diversasmodalidades de captación de fondos parainvertir en proyectos mineros, o las fusiones yadquisiciones de las diversas empresas matri-ces de las que operan en territorio congolés.

9. Las empresas mineras en Katanga se quejan de lafalta de fondos para las inversiones de la admi-nistración provincial y de las administracioneslocales: en efecto, los impuestos pagados porellas al gobierno central de Kinshasa deberíanser distribuidos entre los tres niveles administra-tivos según la siguiente proporción: Administra -ción Central 60%; Administración Provincial deKatanga 25%; Administración municipal 15%.Y sin embargo, el gobierno cen tral se queda conel 100% de los impuestos. Es lo que en la RDCse llama «el problema de la retrocesión».

10. No podemos perder de vista el hecho de que laconsolidación de un estado de derecho es unproceso de largo plazo, y que la independenciade la RDC es relativamente reciente. Además,dicha independencia fue mal preparada duran-te los últimos años de la colonia. Hoy la de mo -cracia congoleña es imperfecta, pero muchosestán trabajando para mejorarla.

11. Las tensiones entre minería industrial y mine-ría artesanal reflejan los problemas típicos enprocesos de industrialización o re-conversiónindustrial: procesos caracterizados por la in -corporación de tecnologías productivas en unsector económico que expulsan del sector auna parte de los trabajadores pero que al mis -mo tiempo aumentan la productividad de lasem presas. En el caso de la RDC, diversosauto res defienden la compatibilidad, e inclusocom plementariedad, de la minería artesanalformalizada (tal como la hemos descrito alreferirnos a la región del Kivu) y la mineríaindustrial representada por las grandes empre-sas (mayoría de ellas multinacionales).

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NOTAS

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. Introducción

Ante la situación de las mujeres en la guerra del este de la RDC, ¿qué•acciones crees que deben emprender las ONG y los gobiernos de los paí-ses en desarrollo? ¿Qué podemos hacer como personas o grupos de lasociedad civil?

Ante la situación de niños como Adon Kalenga, ¿qué acciones crees que•deben emprender las ONG y las autoridades locales, a fin de reforzar losincentivos para que los niños vayan a la escuela y reduzcan el tiempo dedi-cado a trabajos insanos y peligrosos? ¿Qué podemos hacer como perso-nas o grupos de la sociedad civil?

Si una ONG de tu país proclama el boicot a una empresa que utiliza como•uno de sus componentes un mineral extraído de una zona de conflicto,¿cuáles crees que deben ser las acciones más adecuadas para conseguirmejorar la situación de la población de aquella zona?

2. La RDC

Si la historia política de la RDC nos dice que se trata de una democracia•reciente, ¿debemos juzgar la calidad de dicha democracia con los mismosestándares con los que juzgamos a las democracias europeas? ¿Quéacciones concretas crees que deben emprender la sociedad civil, las ONG,los grupos religiosos (por ejemplo, las Iglesias cristianas) u otros, paramejorar la calidad de la democracia y el bienestar de la población?

3. La minería en la RDC

¿Cómo se puede mejorar la situación de los artesanos mineros y de sus•familias en una zona de alto nivel de conflicto como la región del lago Kivu?¿Y en una zona de bajo nivel de conflicto como el Katanga? Piensa enacciones concretas que sabes que funcionan para colectivos en situaciónparecida en otros países en desarrollo.

¿Qué problemas –consecuencias perversas– crees que puede tener la•aplicación sobre el terreno en África de una ley como la Dodd-Frank, apro-bada en los EEUU? ¿Con qué medidas de apoyo, y en qué ámbitos geo-gráficos, se pueden evitar dichas consecuencias perversas?

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¿Qué podemos exigir desde los países del norte a nuestros gobiernos y a•nuestras empresas, a fin de que los contratos que firman en países pobresrespeten un reparto justo de la riqueza? ¿Qué podemos exigir desde lospaíses del norte a los gobiernos de los países en desarrollo para que losimpuestos y otros ingresos públicos reviertan en el bienestar de las pobla-ciones locales?

4. Conclusión

Busca razones a favor y razones en contra de las diversas acciones que•proponen los autores del cuaderno a los ciudadanos de los países ricos(apartado 4.4).

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